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En los seres humanos, el sistema respiratorio está formado por las vías aéreas, pulmones y
músculos respiratorios que provocan el movimiento del aire tanto hacia adentro como hacia
afuera del cuerpo. En los alveolos pulmonares las moléculas de oxígeno y dióxido de carbono se
intercambian pasivamente, por difusión entre el entorno gaseoso y la sangre. De esta forma el
sistema respiratorio hace posible la oxigenación y la eliminación del dióxido de carbono que es
una sustancia de desecho del metabolismo celular. El sistema también cumple la función de
mantener el balance entre ácidos y bases en el cuerpo a través de la eficiente remoción de
dióxido de carbono de la sangre.
1. Caminar
La primera recomendación, en realidad, son losejercicios aeróbicos. Pueden ir
desde los más exigentes -como el step, el spinning y otros que se realizan sobre
todo en los gimnasios- hasta los más sencillos: correr, bailar, nadar, montar en
bicicleta y dar paseos diarios. Este último es el más accesible, ya que está al
alcance de casi todo el mundo, se puede realizar en casi todas partes, no requiere
de ningún entrenamiento previo, no exige ningún equipamiento especial y, por
supuesto, es gratis.
Al final conviene ejercer un poco de presión con las manos sobre el diafragma,
hacia los pulmones, para ayudar al cuerpo a sacar la mayor cantidad de aire.
También en este estado se debe aguardar unos instantes, y luego volver a
comenzar. La respiración diafragmática lleva una gran cantidad de oxígeno a los
pulmones y ayuda a ventilarlos y limpiarlos.
El desarrollo de los pulmones en los primeros años, clave para evitar la EPOC EFE
3. Respiración con los labios fruncidos
Este ejercicio es parecido al anterior en cuanto a que se procura una inspiración
lenta y una espiración aún más lenta: el proceso de expulsión del aire debe durar
el doble que el de inhalarlo. La característica principal de este procedimiento es
el que le da nombre: el aire se debe exhalar por la boca, a través de los labios
labios fruncidos. Es decir, se deben colocar en posición como para silbar o apagar
una vela.
La resistencia que origina el poco espacio que tiene el aire para salir fortalece los
pulmones, mejora la eficacia de la respiración y ayuda a controlar las disneas -es
decir, los ahogos o dificultades en la respiración-, como explica un estudio
realizado por expertos de Barcelona y Brasil. Por lo general, este ejercicio se
recomienda a los pacientes con EPOC u otros problemas pulmonares, pero sus
beneficios los pueden aprovechar también personas sanas.
4. Estiramientos
Cuando el cuerpo es más elástico, la respiración se amplía. Por el contrario, cuando
los músculos están agarrotados o contracturados, la respiración es más limitada, lo
cual reduce también el trabajo de los pulmones y disminuye su capacidad. Por
ello, el estiramiento muscular acarrea beneficios también para los pulmones, pese a
no ser un ejercicio que trabaje de forma directa sobre ellos.
Otra posibilidad es, también de pie, con las piernas un poco separadas, elevar los
brazos por encima del cuerpo y tomarse las manos sobre la cabeza. Luego, inclinar
el torso hacia uno y otro lado, de manera que se estiren los tejidos de los costados
del cuerpo. El yoga y otras disciplinas trabajan con ejercicios respiratorios y de
estiramiento casi a la par, ya que se benefician unos a otros. Deben efectuarse,
desde luego, con mucho cuidado y poco a poco, para evitar posibles lesiones.
5. Hinchar globos
El de hinchar globos es un ejercicio habitual recomendado por los profesores de
canto, ya que fortalece los pulmones y los músculos que intervienen en el proceso
respiratorio, y además amplía la capacidad pulmonar. Por otra parte, la exigencia
de soplar más fuerte de lo normal puede ayudar a quitar las mucosidades de los
pulmones, que en ocasiones quedan como resultado de bronquitis u otras
infecciones respiratorias.
¿Cómo se hace?
2. Ejercicios aeróbicos
¿Cómo se hace?
¿Cómo se hace?
4. Yoga
¿Cómo se hace?