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É rase una vez un hombre que no creía en los ángeles.

No obstante, recibió un día la visita de un ángel, mientras estaba trabajando en el bosque.


Caminaron juntos un trecho. Al final, el hombre se volvió hacia el ángel y dijo:

- “Bueno, he de admitir que los ángeles existen. Pero no existís de verdad como
nosotros.”

- “¿Qué quieres decir con eso?”, preguntó el ángel.

Y el hombre contestó:

- “Al llegar a una piedra grande yo he tenido que rodearla, pero me he dado cuenta de
que tú simplemente la has atravesado. Y cuando nos encontramos con un gran tronco de
árbol caído sobre el sendero, yo tuve que ponerme a gatas para pasarlo, pero tú lo
atravesaste sin más.”

El ángel se quedó muy sorprendido al oír esto y dijo:

- “¿No te diste cuenta de que también pasamos por un pequeño pantano, y de que los dos
nos deslizamos entonces a través de la niebla? Eso es porque los dos tenemos una
consistencia más sólida que la niebla”.

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