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Impacto de la pandemia causada por el SARS-CoV-2, en la economía

Osvaldo W. Gutiérrez Andrade1


Jorge A. Delgadillo Sánchez2

La pandemia ocasionada por el SARS-CoV-2, es una pandemia derivada de la enfermedad por


coronavirus iniciada en 2019. Se identificó por primera vez en diciembre de 2019 en la ciudad de
Wuhan, capital de la provincia de Hubei, en la República Popular China. Hasta fines de junio de
2020, se ha informado de alrededor de 9 millones de casos de la enfermedad en más de 215 países y
territorios en el mundo (los cinco países con mayor número de infectados son Estados Unidos,
Brasil, Rusia, India y Reino Unido), con más de 466.000 muertes.

En el transcurso del año 2020, esta pandemia ha provocado, un impacto socioeconómico global.
Una de las medidas de restricción aplicadas fue el de la cuarentena obligatoria, que afecta a más de
la mitad de la población mundial, y que ha provocado que muchas industrias, fábricas y empresas
reduzcan su actividad habitual, trabajen en condiciones restringidas o cesen temporalmente su
actividad. Esto ha ocurrido en restaurantes, bares, centros educativos y comerciales, cines, negocios
minoristas y toda actividad que implique aglomeraciones, debido a las estrictas medidas aplicadas
por los gobiernos para evitar la expansión de la enfermedad y el consiguiente colapso sanitario.

Impacto a nivel mundial. Los mercados bursátiles mundiales empezaron a caer fuertemente
debido al aumento significativo en el número de casos de COVID-19 fuera de China continental. La
caída de la demanda de materias primas por paro de actividades en China ha llevado a fuertes caídas
de precios, en particular del petróleo, lo cual perjudica a los países y empresas productores y
beneficia a los consumidores. La crisis obligó a intervenir a los gobiernos y a los Bancos Centrales
de muchos países, a través de la política monetaria y la fiscal para evitar el colapso definitivo de la
economía. Según la ONU, la pandemia del covid-19 podría ocasionar que la economía mundial se
reduzca a un 1% durante el 2020, en vez de crecer hasta el 2,5% como se preveía. El FMI prevé una
recesión mundial del 3% en 2020. La crisis financiera asociada con la pandemia tiene un impacto
amplio y severo en los mercados financieros, incluidos los mercados de acciones, bonos y materias
primas (incluidos el petróleo crudo y el oro). El efecto sobre la economía mundial será básicamente
de tres maneras: sobre la producción, creando trastornos en la cadena de suministro y en el
mercado, y por su impacto financiero en las empresas y los mercados financieros.

La manufactura global declina, ya que los negocios con cadenas de suministro internacional pueden
operar sólo de manera intermitente. El turismo y las empresas conexas disminuyen drásticamente, y
las empresas y regiones basadas en el turismo se ven afectadas. En general se ha estimado que la
población no dispone de suficientes ahorros como para no trabajar durante más de tres meses. El
efecto mundial sobre el empleo va a ser devastador. La OIT estima que la pandemia hará
desaparecer globalmente, solo entre abril y junio de este año, el 6,7% de las horas de empleos, lo
que equivale a la pérdida 195 millones de puestos a tiempo completo. A inicios del 2020 se
esperaba que más de 160 países tuvieran un crecimiento positivo del ingreso per cápita pero ese
número a cambiado para mal ya que más de 170 países experimentarán un crecimiento negativo. Se
considera que los paquetes de medidas de estímulo fiscal pueden ayudar a minimizar la
probabilidad de experimentar una profunda recesión económica. Los gobiernos deben apoyar el
consumo y la inversión.

1
Doctor en Ciencias Económicas y docente universitario, Universidad Católica Boliviana “San Pablo” y
Universidad Mayor de San Simón. P5 - Proyecto VLIRUOS.
2
Magister en Administración de Empresas y docente universitario, Universidad Católica Boliviana “San
Pablo”. P5 - Proyecto VLIRUOS.

1
Impacto a nivel de América Latina. La situación descrita, para América Latina (AL), resulta muy
grave. Proyecciones efectuadas por los principales organismos internacionales, señalan que el PIB
de AL caerá alrededor del -5%. Se estima que en algunas economías locales de AL, esta caída será
hasta de un -8%. El desempleo subirá entre un 10% a 15%. El complejo entorno externo, al que se
suman las muy necesarias medidas de contención de la pandemia, ha provocado un desplome de la
actividad económica en toda América Latina, cuyo crecimiento se enfila hacia una contracción de
5,2 % en 2020. Según el Banco Mundial (BM), las dos mayores economías de la región, Brasil y
México, se hundirán un 8% y un 7,5% respectivamente, mientras el Perú sufrirá una contracción de
hasta el 12% en plena crisis sanitaria. La región apunta a un desplome del 7,2% este año, muy por
encima de la media mundial. Varios países de la región no podrán acceder a suficientes recursos
para cubrir las ingentes necesidades financiamiento externo. Hasta ahora, de aproximadamente 100
países que han solicitado financiamiento de emergencia del FMI, 16 son de AL y el Caribe.

La pandemia amenaza con dejar entre 14 y 22 millones de personas más en pobreza extrema en AL.
Según la CEPAL, indica que si el avance de la pandemia provocase una caída del 5% en el ingreso
medio de la población activa, el número de latinoamericanos en pobreza extrema pasaría de los 67,5
millones actuales a 82 millones. Si la merma de ingresos para la población económicamente activa
fuese del 10%, esa cifra se dispararía hasta los 90 millones de personas. Cinco grandes economías
del área cerrarán el año en negativo: Argentina caerá un 3,1% frente al 1,6% pronosticado hasta
ahora; Chile pasa de crecer un 3,2% a caer un 2,3%; Colombia va del 3,3% al -0,4%; México, del
1,2% al -2,8%; y Brasil, del 2% al -1,8%. La crisis económica por la pandemia, se ha transmitido a
AL a través de cinco canales: una reducción del comercio internacional, la caída de los precios de
los productos primarios, la intensificación de la aversión al riesgo y el empeoramiento de las
condiciones financieras mundiales, una menor demanda de servicios turísticos y una reducción de
las remesas.

Los planes económicos de los diferentes países de AL, se basan en cuatro puntos: primero,
continuar con las medidas de contención imprescindibles y respaldar los sistemas sanitarios;
segundo, proteger a las personas y empresas afectadas con medidas fiscales y para el sector
financiero que sean amplias, oportunas y focalizadas; tercero, reducir la tensión del sistema
financiero y evitar el contagio; cuarto, mientras se avanza en esta fase de contención, se planifica a
detalle la recuperación a corto y mediano plazo.

Impacto a nivel de Bolivia. El Banco Mundial (BM) pronosticó una recesión de -3,4% para
Bolivia, debido a la pandemia, la CEPAL ubica este porcentaje en -3%. Según el BID, un millón de
empleos formales y 4,2 millones de trabajos informales están en riesgo. Bolivia es una economía
muy dependiente a la exportación de materias primas, los precios de los productos a nivel mundial
se modificarán y se perjudicará a la economía nacional. Seis sectores de la economía boliviana,
sufrirán especialmente: la industria cárnica, las automotrices, la construcción, las importadoras de
insumos agrícolas, el turismo y el transporte de ultramar, que están relacionados con el mercado
chino. El FMI prevé que este año el desempleo alcanzará a un 12% de la población, un incremento
respecto a la tasa de 4% registrada en 2019. En Bolivia sólo el 20% de las empresas han continuado
trabajando parcialmente. Se estima una pérdida de cerca de 17 millones de bolivianos/día en las
recaudaciones del Estado Plurinacional. Se prevé una disminución en las exportaciones de alrededor
de un 15%.

La tasa de cambio no se deberá afectar, ya que si existe un cambio esto puede provocar una
inflación mediana que a la larga será una hiperinflación. El turismo también se verá afectado
negativamente -según el INE, en 2019 se registraron 2,23 millones de visitantes internacionales,
cifra que se reducirá drásticamente-. Se prevé un déficit fiscal por séptimo año consecutivo; para la
gestión 2020 que llegará a un 8% en relación al PIB. Las personas cualificadas que tienen algún

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trabajo se verán afectadas por la pausa de la actividad económica. Las empresas de todo tamaño se
verán obligadas a reducir su personal y también los salarios. Algunos tendrán que cerrar las
empresas. Se requieren medidas excepcionales para enfrentar una crisis sin precedentes. Para incidir
en la nueva economía nacional, el país debe avanzar hacia una mayor integración regional tanto en
lo productivo, comercial y tecnológico. Es necesaria una concertación nacional para afrontar una
crisis. La coordinación de países en materia macroeconómica y productiva es crucial para negociar
las condiciones de la nueva normalidad.

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