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La cualidades y competencias de un auditor interno son aquellas que deben adecuarse a los estándares,

las regulaciones y la economía de las compañías, además estas deben estar abiertas a escuchar a nuevas
formas de mejoramiento ya que necesitan auditores internos calificados para evaluar la eficiencia y la
efectividad de sus procesos críticos, y así cumplir con los objetivos estratégicos.
Un auditor interno debe obtener los resultados que espera las organizaciones utilizando habilidades
técnicas para alcanzar los objetivos, de las cuales encontramos las siguientes:
1. Integridad: Los auditores internos deben ser capaces de cultivar la confianza y el respeto con los
colaboradores de la empresa, y también deben poder confiar en sus compañeros. Solo cuando los
empleados confían en ellos les permiten indagar a fondo en el funcionamiento del sistema y poder
hallar las oportunidades de mejora.

2. Competencia y cuidado profesional: Se debe asignar el trabajo de auditoría a personal


competente, que tenga los conocimientos, habilidades y experiencia suficiente en la realización de
una auditoría. Esto también se aplica a quienes lo supervisan cuando los socios no son
directamente los encargados de realizar este proceso.

3. Objetividad e independencia: La actividad de auditoría interna debe ser independiente, y los


auditores internos deben ser objetivos en el cumplimiento de su trabajo. La independencia permite
a los auditores internos emitir juicios imparciales y equilibrados, lo cual es esencial para realizar
adecuadamente los trabajos.

4. Capacidad de alinearse con las estrategias, los objetivos y los riesgos de la organización: Todo
auditor interno debe adaptarse a las necesidades y políticas de la organización a la que audita
para que pueda tener una idea del trabajo a realizar y así poder determinar un diagnóstico
verídico.

5. Cuenta con los recursos adecuados: El auditor debe de contar con los recursos para poder
desarrollar su labor de manera óptima, por eso tiene acceso a toda la información indispensable
de la organización.

6. Calidad y mejora continua: Los auditores internos responden ante la dirección y se comunican con
el Comité de Auditoría y la alta dirección. Debido a su calificación y amplio conocimiento sobre las
operaciones, por esto los auditores frecuentemente actúan como consejeros para la dirección.

7. Comunicación efectiva: Un auditor interno efectivo debe poder comunicarse de forma clara y
directa con todos los miembros de la organización, esta competencia es de mucha relevancia al
momento en que el auditor, o el grupo de auditores, deben comunicar los resultados de su trabajo
a la alta dirección.

8. Proporciona aseguramiento basado en riesgos: La necesidad de gestionar los riesgos ha sido


reconocida como parte esencial de las prácticas de las organizaciones, esto ha sometido a las
empresas a una tensión para identificar los riesgos asociados a su negocio y explicar cómo
solucionarlos.

9. Hace análisis profundos, es proactivo y está orientado al futuro: Las compañías buscan auditores
que hagan algo más que su trabajo, quieren auditores que puedan analizar datos y ofrecer una
visión estratégica. En ocasiones las compañías identifican el pensamiento crítico en sus
colaboradores y muchos de ellos son formados por sus empresas para ser auditores internos.

10. Promueve la mejora organizacional: los auditores deben estar comprometidos con la
organización, esto implica mucho más que asistir puntualmente a la auditoría y desarrollar sus
funciones, Las competencias de un auditor interno efectivo deben incluir la capacidad del
profesional para sumergirse en el negocio y la industria de la organización y aprender las
complejidades de la misma con interés para promover una mejora continua.

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