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EL NIÑO DE LOS CLAVADOS

El niño de las alturas salto desde el primer nivel de los clavados, dio una voltereta
en el aire, llego al segundo nivel de los clavados, dio dos giros y medio en el aire,
volvió a saltar hasta llegar al clavado de 10 metros, desde el cual saludo a los
espectadores que allá abajo caminaban en la piscina y que estaban aterrados con
sus anteojos y veían que el nadador era un hombre que peinaba canas, que usaba
dentadura postiza y le temblaban las piernas, pero el nadador tomo la decisión de
lanzarse desde el trampolín de 10 metros hasta el de 1 metro y al llegar a este era
nuevamente un niño con cachetes sonrosados , aplaudían entusiasmados por el
niño de los clavados en su altura decía agogo,agogo, contento de haberse ganado
el gran plato de cereal que su mama, le daría en premio de su hazaña.

MARIO ANGEL PAIBA MORERA 6-3


EL TERCER GOL, de Graciela Iturburu (Río Grande, TF-
Arg)
MINICUENTOS - 28 DE MAYO DE 2013 - 06:31 - GRACIELA ITURBURU

Inicia de repente una desenfrenada corrida, un gesto de urgencia y


exaltación se dibuja en su cara, golpea suavemente el balón hacia
adelante con su mejor pierna: la derecha. Abriéndose paso entre los
contrarios, su antebrazo golpea un defensor y lo empuja, avanza
con la mirada fija en la pelota que pica un poco más allá. Su
desteñida remera naranja se estira con el tironeo de un rival, se
suelta y sigue; gambetea un tercero que venía por la izquierda, sin
percibir los gritos de su pequeña pero enrojecida barra; roza la
redonda con su pie izquierdo provocando un trayecto levemente
curvo; otro, intenta tirarlo, pero ágilmente lo esquiva y sigue la
corrida reteniendo en su poder la esfera grandiosa. Su carrera veloz
deja una estela de polvo tras su paso ligero; un cuarto quiere
golpearlo en las piernas para detener la loca embestida, pero con un
salto ágil lo sortea. Ya divisa al arquero, lo ve moverse, calcula la
distancia, regula su velocidad, domina el manojo de trapos y medias
viejas que hacen de pelota. Amolda el cuerpo, ordena las piernas,
con mirada pícara ojea al portero. Lo percibe asustado y desafiante;
lo sorprende con un golpe lento al palo derecho, un toquecito suave
nomás, y el cómplice balón gira sonriente hacia el tercer gol de la
tardecita. Corre. Corre con los brazos enarbolados al triunfo,
compartiendo con sus amigos esa gran final. La felicidad los
envuelve en un abrazo con eufóricos gritos de alegría. En ese
apretón enmarañado, Carlitos descubre el sudor de su cuerpo y el
desgarro fatal de su vieja remera naranja; seguramente en casa le
darán un par de protestas, pero eso será en otro cuento, éste tiene
tiempo completo de festejo a viva voz.
EL ORO, de Khalil Gibrán
MINICUENTOS - 17 DE ENERO DE 2010 - 09:38 - KHALIL GIBRAN

Cierto día, dos hombres que se encontraron en la ruta caminaban junto hacia
Salamis, la Ciudad de las Columnas. Al mediodía llegaron hasta un ancho río
sin puente para cruzarlo. Debían nadar o buscar alguna otra ruta que
desconocían.

Y se dijeron: "Nademos. Después de todo el río no es tan ancho". Y se


zambulleron y nadaron.

Y uno de los hombres, el que siempre supo de ríos y rutas de ríos, de pronto,
en el medio de la corriente, comenzó a perderse y a ser arrastrado por las
impetuosas aguas; mientras, el otro, que nunca antes había nadado, cruzó el
río en línea recta y se detuvo sobre un banco. Entonces, viendo a su
compañero luchando aún con la corriente, se arrojó otra vez al agua y lo
trajo a salvo hasta la orilla.

Y el hombre que había sido arrastrado por la corriente dijo:

-¿No habías dicho que no podías nadar? ¿Cómo es que cruzaste el río con
tanta seguridad?

-Amigo -explicó el segundo hombre-, ¿ves este cinturón que me ciñe? Está
lleno de monedas de oro que gané para mi esposa y mis hijos, todo un año
de trabajo. Es el peso de este cinturón el que me condujo a través del río,
hacia mi esposa y mis hijos. Y mi esposa y mis hijos estaban sobre mis
hombros mientras yo nadaba.

Y los dos hombres continuaron su camino juntos hacia Salamis.


POEMA: COMO LAS ESTRELLAS EN LA NOCHE

Qué hacer cuando tú ya no estas junto a mí,

Si mis noches te llama a cada momento,

Si mi sentir está cada vez más cerca de ti,

Si mi noche se ha marchado contigo.

Por favor regresa conmigo

Quiero descansar un solo momento,

Si mis estrellas se han marchado contigo

Te hare feliz a cada momento.

Es la única cosa

Que quiero hacer

Solo estar cerca de ti

Como las estrellas a la noche

Solo para estar cerca de ti

Como las estrellas a la noche

Te necesito fuerte

Tan solitaria es la noche

Sin ti para abrazarte fuerte

Como las estrellas a la noche

Nunca te distanciaras

Sin la alegría que me brindas

Como una noche fría que dice que te marchas

Como es la noche sin sus estrellas MARIO ANGEL PAIBA MORERA 6-3

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