El concepto de fuerza surge de la experiencia diaria. Desde primeros pasos en su
vida el hombre adquiere la sensación del esfuerzo muscular necesario para trasladar cualquier cuerpo de un lugar a otro, para levantarlo, variar su velocidad, etc. Análogamente a esta sensación llamamos fuerza a la medida de la acción de un cuerpo sobre otro, como resultado de la cual el cuerpo cambia su estado mecánico.
En la realidad que nos rodea tropezamos con diferentes fuerzas: fuerza de la
gravedad, fuerza de atracción y repulsión de los cuerpos electrizados e imantados, fuerza de rozamiento, fuerza de presión de un cuerpo sobre otro, etc. El problema de por qué surgen unas u otras es el objetivo de estudio de las diferentes ramas de la física, mientras que la mecánica teórica considera solo su efecto mecánico, o sea la modificación del estado mecánico del cuerpo dado producida por la fuerza.
Si la variación del estado mecánico de un cuerpo se expresa en la modificación de su
velocidad, entonces tenemos, como se dice a veces, la manifestación dinámica de la fuerza.
En física, la fuerza es una magnitud vectorial que razón de cambio de momento
lineal entre dos partículas o sistemas de partículas. Según una definición clásica, fuerza es todo agente capaz de modificar la cantidad de movimiento o la forma de los materiales. No deben confundirse con los conceptos de esfuerzo o de energía.
En el Sistema Internacional de Unidades, la unidad de medida de la fuerza es
el newton que se representa con el símbolo N, nombrada así en reconocimiento a Isaac Newton por su aportación a la física, especialmente a la mecánica clásica. El newton es una unidad derivada del Sistema Internacional de Unidades que se define como la fuerza necesaria para proporcionar una aceleración de 1 m/s² a un objeto de 1 kg de masa.
Los conceptos relacionados con la fuerza incluyen: empuje, que aumenta la
velocidad de un objeto; arrastrar, que disminuye la velocidad de un objeto; y par motor, que produce cambios en la velocidad de rotación de un objeto. En un cuerpo extendido, cada parte suele aplicar fuerzas sobre las partes adyacentes; la distribución de dichas fuerzas a través del cuerpo es la tensión mecánica interna. Tales tensiones mecánicas internas no causan ninguna aceleración de ese cuerpo, ya que las fuerzas se equilibran entre sí. La presión, la distribución de muchas fuerzas pequeñas aplicadas sobre un área de un cuerpo, es un tipo de tensión simple que, si se desequilibra, puede hacer que el cuerpo se acelere. El estrés suele provocar la deformación de los materiales sólidos, o el flujo en los fluidos.