Está en la página 1de 137

MANUAL DE ETICA, DEONTOLOGÍA y EJERCICIO PROFESIONAL

INDICE:

CAPITULO I
1.- Concepto de Ética y de Deontología Profesional.
Normas de la moral.
2.- Persona Humana: actos del hombre y actos humanos.
3.- Salud y enfermedad.

CAPITULO II
1.- Nociones básicas de obligación y responsabilidad civil. Responsabilidad profe-
sional
2.- Códigos de éticas internacionales y nacionales. Dilemas bioéticos vinculados a
las creencias
3.- Comités de bioética intrahospitalarios: estructura y funciones
Nociones básicas de obligación y responsabilidad civil. Responsabilidad profesio-
nal

CAPITULO III
1. – Comienzo de la vida, final de la vida: consideración reflexiva y crítica
2.- La muerte como problemática de la relación profesional – paciente
3.- Ética en medicina. La perspectiva bioética.

CAPITULO IV
1.- Ejercicio legal de la profesión. Responsabilidad y sanciones.
2.- Obligaciones médico – paciente y técnico paciente: situaciones, roles, comuni-
cación.
3.- El paciente que acude al servicio; expectativas, temores
4.- Deberes del técnico. Asistencia del paciente. Secreto profesional. Secreto mé-
dico.

CAPITULO V
1.- Cooperación y asunción de responsabilidades en su tarea diaria
2.- Valoración del buen clima de funcionamiento grupal centrado en la tarea.
3.- Valoración del trabajo cooperativo y solidario.

CAPITULO VI
1.- La investigación científico-tecnológica en la construcción de conocimiento. Dis-
posición y apertura hacia la investigación científico-tecnológica.
2.- Valoración de la Educación Permanente. Responsabilidad respecto de la apli-
cación de las normas de seguridad.
3.- Nuevas Tecnologías y repercusiones bioéticas

1
CAPITULO I
1.- Concepto de Ética y de Deontología Profesional.
Normas de la moral.
2.- Persona Humana: actos del hombre y actos humanos.
3.- Salud y enfermedad.

LA ÉTICA

La ética puede definirse como la rama de la filosofía que estudia la conducta mo-
ral debido a que realiza un minucioso análisis de la sociedad y se establece como debe-
rían actuar o comportarse los individuos que la conforman. Esta disciplina filosófica está
unida a las normas y sirve de base para marcar una diferencia entre el bien y el mal. El
campo de la ética, junto con la estética, se refiere a cuestiones de valor, y por lo tanto
comprenden la rama de la filosofía llamada axiología

La ética, también conocida como filosofía moral, es una rama de la filosofía que
implica sistematizar, defender y recomendar conceptos de conducta correcta. Busca re-
solver cuestiones de moralidad humana definiendo conceptos como el bien y el mal, la
virtud, el vicio, la justicia y el delito.

La capacidad que tiene un individuo para decidir si algo está moralmente co-
rrecto o no, recibe por nombre criterio ético. Existen diferentes tipos de criterios que
pueden ser utilizados en la toma de una decisión, entre ellos se encuentran el criterio
utilitario, centrarse en la justicia y centrarse en los derechos.

Cada individuo está en la capacidad de forjarse una imagen de lo que es y desea


ser en una sociedad, la cual está cada vez más sumergida en situaciones de riesgo en
cuanto a la identidad individual de las personas. A partir de ese momento la familia juega
un papel de suma importancia, ya que, infunde valores éticos y morales.

Adicional a esto, la ética guía al individuo en la evaluación de sus acciones, permi-


tiéndole una mejor comprensión de las personas que le rodea, logrando que el sujeto
tenga su propio criterio.

El término ética proviene de la palabra griega ethos, que originariamente signifi-


caba «morada», «lugar donde se vive» y que terminó por señalar el «carácter» o el
«modo de ser» peculiar y adquirido de alguien; la costumbre (mos-moris: la moral)

En cuanto al objeto de estudio de la Ética:

El objeto material es el acto racional y libre, como amar, adquirir un objeto y de-
fender lo propio.

El objeto formal es determinar la rectitud del acto humano, como amar lícita-
mente, adquirir algo de manera justa y defender lo nuestro sin ofender a terceros.

2
Así la Ética se justifica ampliamente porque las acciones del ser humano dependen
del conocimiento racional y de intervención libre de la voluntad; de tal manera que se
encuentra en constante riesgo de desviarse del fin para el que fue creado.

El primer acercamiento al fenómeno de la moralidad ocurre en la vida práctica,


que se refiere a la vida moral misma. Nuestra propia experiencia nos muestra que sole-
mos expresar valoraciones morales ante determinadas circunstancias.

Así hablamos de actos nobles, buenos y desinteresados, o de actos malos y egoís-


tas. A este ámbito se le denomina conocimiento moral como opuesto a la ciencia moral
que, situada en un plano de reflexión distinto, intenta estudiar los fenómenos más im-
portantes dentro del ámbito correspondiente a la evaluación moral y a la moralidad de
las acciones. Así la ciencia moral tiene por objeto el ámbito de la moralidad, incluido el
del conocimiento moral

Por recta razón entendemos como el medio a través del cual se descubre la mora-
lidad.

Pero cómo conocemos si una acción es o no conforme al verdadero bien de la


naturaleza humana. La respuesta es la inteligencia que advierte lo adecuado de una ac-
ción en orden al verdadero bien de la naturaleza humana. Si la inteligencia alcanza esa
comprensión sin error, se le denomina recta razón.

Así, la Ética estudia la moralidad en cuanto cualidad del acto humano que le per-
tenece de manera exclusiva por proceder de la libertad en orden a un fin último.

La Ética entonces se refiere al acto perfecto en cuanto conviene al hombre y en


cuanto lo conduce o no a realizar su último fin. Lo éticamente bueno depende de la
relación con el fin último del hombre. El fin último del hombre es el deseo natural de ser
feliz, es el bien perfecto.

En este sentido, se entiende por felicidad la obtención estable y perpetua del bien
totalmente perfecto, amable por sí mismo, que sacia todas las exigencias de la natura-
leza humana y calma todos sus deseos. Dicho de otro modo, es la inteligencia quien
advierte de modo natural la bondad o maldad de los actos libres. Todos tenemos expe-
riencias de satisfacción o remordimiento frente a determinadas acciones realizadas. A
partir de ellas surge la pregunta acerca de la calificación de la conducta. ¿Qué es el bien
y qué es el mal? ¿Por qué esto es bueno y aquello malo?

PROFESIÓN. CONCEPTO

Profesión, es la acción y efecto de profesar (ejercer un oficio, una ciencia o


un arte). La profesión, por lo tanto, es el empleo o trabajo que alguien ejerce y por el
que recibe una retribución económica.

3
Por lo general, las profesiones requieren de un conocimiento especializado y for-
mal, que suele adquirirse tras una formación terciaria o universitaria. Los oficios, en
cambio, suelen consistir en actividades informales o cuyo aprendizaje consiste en la
práctica. En algunos casos, de todas formas, el límite entre profesión y oficio es difuso.

Un profesional es quien ejerce una profesión (un empleo o trabajo que requiere
de conocimientos formales y especializados). Para convertirse en profesional, una per-
sona debe cursar estudios (por lo general, terciarios o universitarios) y contar con un
diploma o título que avale los conocimientos adquiridos y la idoneidad para el ejercicio
de la profesión.

Características:

Las características o rasgos que deberían estar presentes en una determinada ocu-
pación laboral para ser llamada profesión:

1.- Prestar un servicio específico a la sociedad,


2.- un conjunto de personas que se dedican a ello de forma estable, obteniendo
así su sustento,
3.- formando con los otros profesionales un colectivo que tiene el control del ejer-
cicio de la profesión;
4.- y acceden a ella tras un proceso de capacitación teórico-práctica, de la cual
depende la acreditación o licencia para ejercer dicha profesión.

No todas las profesiones lo son en la misma medida ni todas alcanzan a la vez el


mismo grado de profesionalización. Es decir, que las profesiones van logrando poco a
poco esta sistematización y especialización de su actividad.

Se han establecido varias definiciones de profesión que se pueden unificar y sin-


tetizar en las siguientes ideas:

a. La profesión como la realización humana de cada persona.


b. La profesión como búsqueda del bien común y de la responsabilidad social.
c. La vocación y el compromiso es fundamental en la vida de cada profesional.

Otro aspecto a tener en cuenta para definir las profesiones es la posesión de valo-
res y principios éticos definidos, expresados en los códigos de Ética profesional.

En este contexto, una profesión es una especial manera de ser, una manera moral
de ser profesional. Así pues: la Ética profesional es la manera moral de ser profesional
en un determinado oficio, el carácter y la personalidad con la que se debe ejercer una
profesión.

La manera moral de ser un profesional entiende a la profesión como un modo de


servir al bien común. En este sentido es acertado lo que expresar que “la dignidad de
toda profesión radica en la mayor conciencia que se posee de servicio a la sociedad”.

4
La mayoría de códigos deontológicos empiezan con la contribución de la profesión
a la sociedad, así la profesión ha de entenderse como:

1.- Una ocupación laboral especializada con un fuerte sentido moral: el espíritu de
servicio a la sociedad, la ayuda a los demás sin esperar recompensa.

2.- Hay en el profesional un sentido de vocación o llamada a ejercer dicha profe-


sión.

3.- El espíritu de servicio a la sociedad será el rasgo distintivo de las profesiones


futuras más reconocidas socialmente.

Es aquella ocupación laboral especializada que dispone de un código moral propio


que la respalda y presenta como digna socialmente. Es el cumplimiento del código el
que otorga un verdadero estatus profesional a una ocupación así como la estimación
social.

En síntesis, Concepto: una profesión es una organización laboral humana capaz de


autorregularse a través de un código, como signo de madurez de un trabajo y de la con-
ciencia de su función humanitaria y social.

Ética Profesional

Definición: La Ética profesional es la manera moral de ser profesional en un deter-


minado oficio, el carácter y la personalidad con la que se debe ejercer una profesión.

La Ética profesional pretende regular las actividades que se realizan en el marco


de una profesión. En este sentido, se trata de una disciplina que está incluida en la Ética
aplicada ya que hace referencia a una parte específica de la realidad.

Por otro lado, la Ética profesional está constituida por el conjunto orgánico de de-
rechos y obligaciones morales, deriva sus finalidades y normas específicas de la condi-
ción básica de persona en armonía con los anexos que implican exigencias del bien co-
mún.

La Ética es importante porque trata acerca del fin último, donde el hombre en-
cuentra la felicidad, ya que todo hombre sabe de algún modo que ha de hacer para ser
feliz y tiene cierta idea del bien, del mal. Sin embargo, el estudio científico de estas cues-
tiones añade profundidad y solidez a los principios morales, y es de gran utilidad a la
hora de dirigir la conducta humana.

La Ética profesional quiere que cada profesional sea guía y ejemplo de vigor moral,
económico y político en todos los contextos de la vida.

Principios de la Ética profesional

5
Dado que los principios son la razón fundamental por la que se procede en toda
actividad, en la Ética podemos destacar tres tipos de principios: de beneficencia, auto-
nomía y justicia.

1.- Principio de beneficencia


El profesional está obligado a buscar el bien del cliente, paciente, usuario o estu-
diante, utilizando todos sus cocimientos, tiempo y energía para satisfacer sus necesida-
des. ¿Hasta dónde está obligado? ¿Hasta dónde puede llegar?:
· Su integridad física o emocional.
· El respeto a los derechos humanos.
· El respeto a las leyes vigentes.

2.- Principio de autonomía


El cliente, paciente, usuario o estudiante no tiene derecho a ejercer coerción sobre
el profesional ni este sobre aquel. Implica respeto mutuo.

3.- Principio de justicia


· La justicia distributiva consiste en dar a cada cliente, paciente usuario o estu-
diante lo que le corresponde.
· La justicia conmutativa consiste en cumplir lo acordado o restituir el daño.

Normas morales de la Ética profesional


Podemos destacar la: confidencialidad, veracidad y fidelidad a las promesas he-
chas.

1.- Confidencialidad
Consiste en guardar el secreto de todo de lo que haya escuchado del cliente que
tenga que ver con la relación profesional.

2.- Veracidad
Se trata de no mentir al cliente. La veracidad es la congruencia entre lo que se dice
y lo que se piensa. Es el acto de dar a conocer la verdad a otra persona que tiene derecho
de saberla.

3.- Fidelidad a las promesas hechas


La promesa es un compromiso que se asume de realizar u omitir algún acto en
relación a otra persona. Mientras que la fidelidad es la obligación de cumplir con una
promesa o acuerdo explícito. Este principio se subordina al de beneficencia (no perjudi-
car a otro) y al de autonomía.

Los principales contenidos de la asignatura son: la Ética, los actos morales y, la


Ética profesional y la Deontología.

La Deontología profesional podría conceptualizarse como una teoría de los debe-


res profesionales, si bien la deontología profesional puede contemplarse desde tres
puntos de vista diferentes:
 Deontología profesional como Ética aplicada que investiga los deberes morales.

6
 Deontología como moral corporativa: moral positiva de los grupos profesionales.
 Deontología como Derecho: exigible jurídicamente.
La Deontología como ética aplicada es común para cada profesión. Sin embargo
sus normas pueden explicitarse en Códigos diferentes en función de las culturas, los paí-
ses o los Colegios Profesionales en los que se ejerza la profesión.

La deontología profesional es necesaria y es útil que sus normas se plasmen en


códigos deontológicos porque permiten a los profesionales la reflexión, conocimiento y
autorregulación de sus deberes éticos, por cuyo incumplimiento podrán ser sanciona-
dos.

Existen una serie de principios deontológicos comunes a todas las profesiones:


Los principios de beneficencia (y de no maleficencia), de autonomía, de justicia,
de probidad, desinterés y decoro.

Los Códigos Deontológicos son útiles porque permite a los profesionales autorre-
gular sus propias conductas, controlarlas y exigirlas al propio colectivo profesional, con-
tribuyendo al prestigio y honorabilidad de los propios profesionales y porque, en mu-
chas ocasiones, son la única garantía (más que el propio Derecho) de defensa de los
ciudadanos afectados por los comportamientos de un profesional.

Las normas deontológicas recogidas en Códigos, Estatutos o Reglamentos, no sólo


obligan éticamente sino que el Derecho las ha hecho suyas y obligan jurídicamente. Por
todo ello sería absolutamente necesario que en la educación, especialmente en la ense-
ñanza universitaria, se explicara una disciplina de Deontología Profesional.

Código de ética
Contempla una serie normas que buscan un mejor desenvolvimiento de las rela-
ciones profesionales. Su aplicación tiene como objetivo generar protección al profesio-
nal y a sus clientes dentro del ejercicio de la carrera. Por ejemplo: llevando un manejo
responsable de la información, manteniendo un nivel de respeto y tolerancia entre co-
legas, llevando una conducta honesta, etc.

Es un compromiso que se hace a nivel personal y de manera voluntaria, donde se


muestran acciones enfocadas a mejorar la convivencia con el prójimo y con la sociedad.
Los códigos de ética establecen directrices que regulan la conducta humana dentro de
los diversos contextos de la vida.

Toda profesión posee su código de ética que es un conjunto de normas, casi siem-
pre acumuladas con el tiempo en que van surgiendo, de acuerdo a las circunstancias
especiales de cada época con el grado de evolución socio cultural que se haya alcanzado
con los cuales, previa reflexión y acuerdo grupal o internacional, según la profesión se
rigen no solo las relaciones de los profesionales de cada área o nominación entre sí, sino
las relaciones de estos con los individuos y núcleos sociales que están a su servicio.

7
Todo código de ética profesional es pues, una resultante de la aplicación de las
leyes de moral vigente, adaptadas a nuevas situaciones para la plena realización del pro-
fesional y de los miembros cobijados por la actividad profesional y por tanto para bene-
ficio de toda la sociedad. En efecto, el profesional es ya el hombre puesto al servicio de
los demás, dentro del engranaje social, actuando con carácter público y comprometién-
dose en cuanto es responsable de sus actos no solo ante su conciencia sino también ante
la sociedad y ante aquellos a quienes sirve y de quienes se beneficia por la ley de reci-
procidad.

La Ética de las profesiones se plantea en términos de principios, mientras que la


Deontología en términos de normas y deberes. Así la Ética hace referencia a la concien-
cia personal, mientras que la Deontología adopta una función de modelo de actuación
en un área específica. La asignatura de Ética profesional y Deontología es teórico-prác-
tica y de naturaleza obligatoria que pretende desarrollar en el estudiante la capacidad
crítica y autocrítica para valorar el compromiso ético en las funciones y responsabilida-
des inherentes al ejercicio de su desarrollo personal y profesional.

En base a lo anterior, estos códigos pueden ser aplicados en cualquier contexto:


empresarial, social, ambiental o jurídico. Sirven para fomentar la tolerancia, de tal ma-
nera que las personas puedan conducirse en función al bien común sin perjudicar a los
demás.

Sus principales características son:


 No se permite divulgar información privada.
 No permite la discriminación por motivos de raza, religión o nacionalidad.
 Se deben tratar a todos con respeto, justicia y equidad.
 No se debe aprovechar de los demás.
 Decir siempre la verdad.
 Cumplir con los compromisos y responsabilidades.

El compromiso por realizar acciones que busquen mejorar la coexistencia entre las
personas en los diferentes aspectos de la sociedad, ha hecho que surjan diversos regla-
mentos que le brindan un marco legal al comportamiento humano.

Valores éticos
Son patrones de conducta que ajustan el comportamiento del individuo. Los valo-
res éticos son adquiridos a través del desarrollo individual de las personas, con sus ex-
periencias dentro del entorno que le rodea, como por ejemplo el familiar, escolar, social
y los medios de comunicación.

El objetivo de los valores éticos es mantener las reglas de juego claras en una so-
ciedad, en lo referente a la ejecución de funciones específicas dentro de la misma. Los
más importantes son: la libertad, justicia, responsabilidad, honestidad y el respeto.

La palabra “ética” es comúnmente utilizada indistintamente con moralidad… y a


veces se usa más estrictamente para referirse a los principios morales de una tradición,
grupo o individuo en particular.

8
La mayoría de las personas la confunde con el comportamiento de acuerdo con las
convenciones sociales, las creencias religiosas y la ley y no tratan la ética como un con-
cepto independiente.

Además, puede referirse a la capacidad humana común, de pensar sobre proble-


mas éticos que no son particulares de la filosofía. La ética también puede usarse para
describir los propios principios o hábitos idiosincrásicos. Por ejemplo: “Juan tiene una
ética extraña”.

Normas de la Moral

Las normas morales son definidas por modelos de conducta aceptados por la so-
ciedad en que se vive.
Se entiende por normas un conjunto de reglas, por lo tanto, las normas mora-
les son regulaciones sobre la conducta del hombre en una determinada sociedad. Las
normas morales son las concepciones que los individuos tienen para distinguir el bien
del mal con respecto a los valores éticos. Los valores éticos engloban las normas mora-
les, ya que constituyen el marco teórico de la forma de actuar de los individuos.
Las normas morales pueden ser referidas como normas sociales, ya que ambas
rigen los comportamientos individuales en pro de una mejor convivencia en sociedad.

Características de las normas morales


Las normas morales son definidas por aquellos pertenecientes a una determinada
sociedad y se caracterizan por:

 No estar escritas.
 Derivar de los valores éticos como la justicia, la libertad y el respeto.
 Regular la conducta del individuo en sociedad al crear remordimientos de cons-
ciencia.
 Ser autónomas, al no tener una sanción formal o efectiva.
 Nacer de costumbres y hábitos de una sociedad.
 Constituir parte del derecho natural de todo individuo.
Algunos ejemplos de valores morales considerados universales son:
 No mentir
 No engañar
 Respetar al prójimo
 Ser amable
 Dar prioridad a niños, embarazadas y adultos mayores en situaciones de emer-
gencia.

Deberes morales
Los deberes o mandatos morales señalan las buenas acciones que debemos prac-
ticar para construir una sociedad armoniosa. Los deberes o mandatos siempre se inician
con un verbo. Por ejemplo, «cumplir las promesas» o «debo cumplir las promesas».

1. Tratar a los demás como queremos ser tratados.

9
2. Ser misericordiosos y compasivos con los demás.
3. Respetar a los padres, ancianos y personas de autoridad.
4. Cuidar de los hijos.
5. Cuidar de los padres en su vejez.
6. Asistir a los ancianos, enfermos y heridos.
7. Ayudar al necesitado.
8. Compartir nuestros bienes con los demás.
9. Reparar el daño causado a otros.
10. Disculparse cuando es necesario.
11. Tener una ocupación honorable (trabajar, estudiar, atender el hogar).
12. Cumplir las promesas.
13. Ser responsables.
14. Ser justos.
15. Ser leales.
16. Ser agradecidos.
17. Ser humildes.
18. Ser cortés y amable en el trato con los demás.
19. Ser tolerante con las personas diferentes y sus opiniones.
20. Dar prioridad a niños, mujeres embarazadas y ancianos durante las emergencias.
21. Ser buen vecino.
22. Vestir con pulcritud y decoro.
23. Respetar la ley y las normas de convivencia ciudadana.
24. Esperar nuestro turno.
25. Cuidar los bienes públicos.
26. Evitar conflictos de intereses, es decir, no exponerse a situaciones que nos inciten
a la corrupción.
27. Denunciar la injusticia.
28. Pagar las deudas y los impuestos.
29. Respetar los símbolos patrios.
30. Votar.

Prohibiciones morales
Las prohibiciones morales indican las cosas que no debemos hacer. Son normas
que prohíben comportamientos dañinos, es decir, las malas acciones o acciones inco-
rrectas. Siempre se expresan con una negación (un «no») seguida de un verbo. Por ejem-
plo, «no engañar» o «no debo engañar».
1. No hacer a los demás lo que no quieres que te hagan a ti.
2. No robar.
3. No matar.
4. No engañar.
5. No calumniar a las personas.
6. No murmurar sobre los demás.
7. No tener relaciones extra-matrimoniales.
8. No tomar la justicia en nuestras manos.
9. No golpear a las mujeres.
10. No maltratar a los niños.
11. No maltratar a los animales.

10
12. No corromper a los menores de edad.
13. No realizar actos íntimos en público.
14. No utilizar a las personas.
15. No tocar a nadie sin su consentimiento.
16. No incitar al vicio o al delito.
17. No ser cómplice de la explotación humana (prostitución, esclavitud, trata de per-
sonas, etc.).
18. No dañar o destruir el medio ambiente.
19. No usar vocabulario grosero.
20. No ofender o insultar a las personas.

Diferencias entre ética y moral


 La moral se enfoca en lo práctico.
 La ética es teórica y reflexiva.
 La moral se rige por leyes internas, propias del individuo.
 La ética se ajusta a una normativa jurídica.
Estos son algunos ejemplos de la disparidad entre un término y otro:
 Un grupo de amigos guarda silencio y no dicen quién daño la puerta del salón de
clases, porque ellos siguen el código ético del grupo, sin embargo esta acción es moral-
mente indebida.
 Un abogado que defiende a su cliente sabiendo que este es culpable, está ac-
tuando acorde a su ética profesional, sin embargo moralmente es mal visto.
 No es ético hacer trampas en un examen, sin embargo depende de la persona si
lo hace o no.

PERSONA HUMANA:
Actos del Hombre y Actos Humanos
Salud y Enfermedad

En el lenguaje cotidiano, la palabra persona hace referencia a un ser con poder de


raciocinio que posee conciencia sobre sí mismo y que cuenta con su propia identidad. El
ejemplo excluyente suele ser el hombre.

Una persona es un ser capaz de vivir en sociedad y que tiene sensibilidad, además
de contar con inteligencia y voluntad, aspectos típicos de la humanidad.

Para la psicología, una persona es alguien específico (el concepto abarca los as-
pectos físicos y psíquicos del sujeto que lo definen en función de su condición de singular
y único).
En el ámbito del derecho, una persona es todo ente que, por sus características,
está habilitado para tener derechos y asumir obligaciones. Por eso se habla de distintos
tipos de personas:
Personas físicas (como se define a los seres humanos) y
Personas de existencia ideal o jurídica (grupo donde se agrupan las corporacio-
nes, las sociedades, el Estado, las organizaciones sociales, etc.).

11
Las personas físicas o naturales están contempladas desde un concepto de natu-
raleza jurídica que fue elaborado por juristas romanos. En la actualidad, las personas
físicas cuentan, por el solo hecho de existir, con diversos atributos reconocidos por el
derecho.
Las personas jurídicas o morales son aquellos entes que, para llevar a cabo ciertos
propósitos de alcance colectivo, están respaldados por normas jurídicas que les reco-
nocen capacidad para ser titulares de derechos y contraer obligaciones.

Actos del Hombre y Actos Humanos

Se ha de distinguir los actos humanos y los actos del hombre. Tanto unos como
otros son ejecutados por el hombre.

Los actos humanos son ejecutados conscientes y libremente, es decir en un nivel


racional.
Los actos del hombre carecen de conciencia o de libertad o de ambas cosas.

Los actos humanos son originados en la parte más humana del hombre, es decir,
en sus facultades específicas, como la inteligencia y la voluntad. Los actos humanos son
leer, escribir, trabajar y se ejecutan de un modo consciente y voluntario.

Los actos del hombre solo pertenecen a él porque los ha ejecutado, pero no son
propiamente humanos. Su origen por tanto es irracional o animal. Son los actos como el
sueño o distraídamente, los actos mecánicos o automáticos, como caminar son actos
del hombre.

Un mismo acto puede ser humano en una circunstancia y del hombre en otra. Por
ejemplo la respiración es un acto del hombre, pero un atleta que realiza ejercicios cons-
cientes y voluntarios se convierte en humano.

Los actos humanos son los únicos que pueden juzgarse como buenos o malos
mientras que los actos del hombre son amorales en sí mismos, ni buenos ni malos.

La Ética estudia los actos humanos y deja a un lado los actos del hombre. Así la
libertad es la principal condición para que se dé un acto propiamente humano. Cuando
no se da está condición, los actos que ejecuta una persona se llaman actos del hombre,
los que carecen de valor moral.

Así la Ética es una guía para la conducta humana que nos proporciona un criterio
para orientar nuestros actos en una línea valiosa y propone un paradigma o modelo de
los actos humanos.

12
SALUD Y ENFERMEDAD

La salud. El concepto de salud según la Organización Mundial de la Salud (OMS):


La salud es el estado de completo bienestar…
 físico
 mental y
 social - de las personas o las sociedades.

El estado de salud es el resultado de una serie de factores que podemos clasificar


en 4 tipos:
 Factores biológicos y genéticos
 Factores medioambientales o del entorno
 Factores de comportamiento o personales
 Factores de acceso a los sistemas de salud

Los factores biológicos y genéticos Los factores medioambientales


Madurez y envejecimiento Entorno social
Sistema interno Entorno psicológico
Constitución Entorno físico
Herencia Contaminación física, química o biológica

Los factores de comportamiento: (estilo de vida y conductas)


Tabaco
Alcohol
Drogas
Ejercicio físico adaptado a las características propias
Hábitos alimentarios

Los factores de acceso a los sistemas de salud


Prevención
Rehabilitación
Tratamiento farmacológico
Atención hospitalaria
Curación sin secuelas

Factores de riesgo de la salud

Un factor de riesgo es cualquier circunstancia o característica de una persona o


grupo de personas que aumenta la probabilidad de padecer una enfermedad.
Un factor de riesgo no es necesariamente la causa - o motivo- de la enfermedad
Un factor de riesgo está relacionado con el hecho de padecer la enfermedad

Existen distintos factores de riesgo cuya acción conjunta potencia sus efectos au-
mentando más la probabilidad de padecer la enfermedad

13
Tipos de factores de riesgo:

a- Los que pueden modificarse con el cambio de comportamiento tales como el


alcoholismo, el tabaquismo, los hábitos alimentarios, etc.

b.- Los que no se pueden modificar tales como la edad, el sexo y la genética.

c.- Hay factores de riesgo específicos de un tipo de enfermedad: Ejemplo: la expo-


sición al sol es un factor de riesgo del cáncer de piel;

d.- Hay factores de riesgo que afectan a varios tipos de enfermedad: Ejemplo: el
alcoholismo es un factor de riesgo en los accidentes de tránsito y en la desestructuración
familiar que provoca enfermedades psicológicas;

e.- Hay distintos factores de riesgo que afectan a un mismo daño: Ejemplo: La hi-
pertensión, la colesterolemia y el tabaquismo son factores de riesgo de la cardiopatía;

En la medicina preventiva se distinguen 3 niveles de prevención:

1.- La prevención primaria: Es la asistencia dirigida a minimizar los factores de


riesgo y la aparición de las enfermedades. Ejemplo.: vacunaciones, fluoración de las
aguas, higiene dental, campañas de salud y estilo de vida, promoción de condiciones de
trabajo adecuado.

2.- La prevención secundaria: pretende evitar las manifestaciones clínicas de una


enfermedad mediante su detección temprana (diagnóstico precoz), es decir, se pre-
tende retardar el progreso de la enfermedad. Ejemplo: La prueba del talón En todos los
recién nacidos se realiza un análisis de sangre a partir de una gota que se obtiene por
una pequeña punción del talón. Se pueden detectar una serie de enfermedades meta-
bólicas que, si son tratadas desde los primeros días de vida, no dejan secuelas o evolu-
cionan de manera más favorable. Las enfermedades que se estudian son el hipotiroi-
dismo, la fenilcetonuria y la fibrosis quística del páncreas.

3.- La prevención terciaria: es la asistencia dirigida a mejorar el curso evolutivo de


una enfermedad y a evitar sus complicaciones, es decir, mejorar la calidad de vida de las
personas enfermas. Ejemplo. Tratamiento y control del diabético, rehabilitación.

Concepto de Enfermedad

La enfermedad es un trastorno físico o mental que provoca alteraciones en el fun-


cionamiento normal del organismo.
La patología es el conjunto de cambios que ocurren en el organismo a causa de la
enfermedad.
Las enfermedades se pueden clasificar atendiendo a dos criterios:

1.- Según el impacto en la población:

14
a.- Enfermedades esporádicas: Sólo se producen algunos casos puntuales y aisla-
dos en la población
b.- Enfermedades endémicas: Son las que aparecen en una zona geográfica con-
creta con una frecuencia mayor que en la población general. No presentan un número
elevado de casos. Ejemplo: bocio, lepra, enfermedad del sueño, chagas.
c.- Enfermedades epidémicas: Son enfermedades infecciosas que se propagan rá-
pidamente, afectando a un gran número de personas. Ejemplo: peste, gripe, fiebre ama-
rilla, dengue, cólera y el VIH

2.- Según el origen:

a.- Enfermedades no infecciosas: Son enfermedades no contagiosas al no ser pro-


vocadas por seres vivos como microorganismos bacterias, virus, hongos o protozoos.
Ejemplo: traumatismos, enfermedades degenerativas, enfermedades genéticas.

b.- Enfermedades infecciosas: Son aquellas cuya causa son microorganismos pa-
tógenos parásitos (bacterias, hongos o protozoos) y algunas estructuras acelulares (virus
y priones). El crecimiento del patógeno en las células y tejidos del hospedador se deno-
mina infección. Ejemplo: SIDA, gripe, sarampión.

Las enfermedades no infecciosas:


Las enfermedades no infecciosas afectan al normal funcionamiento de aparatos y
sistemas del organismo.

Se distinguen varios grupos:

a.- Enfermedades genéticas: se heredan de los progenitores. Muchas son crónicas.


Ejemplo:
Diabetes: concentración alta de glucosa en el plasma sanguíneo
Hemofilia: enfermedad genética ligada al cromosoma X que consiste en la dificul-
tad de la sangre para coagularse adecuadamente.

b.- Enfermedades mentales: provocan alteraciones de la personalidad.


Ejemplo:
Psicosis: estado mental descrito como una pérdida de contacto con la realidad.
Neurosis: trastorno mental que distorsiona el pensamiento racional y el funciona-
miento a nivel social, familiar y laboral adecuado.
Esquizofrenia: trastorno mental crónico que altera la percepción (alucinaciones y
delirios), la organización del pensamiento y las conductas normales.
Paranoia: estado mental caracterizado por la presencia de delirios autorreferentes
(manía persecutoria, delirios de grandeza, etc.)

c.- Enfermedades específicas de órganos, sistemas y aparatos.


Del aparato digestivo
Del aparato respiratorio
Del aparato circulatorio
Del sistema musculoesquelético

15
Del Sistema nervioso
Del sistema endocrino
Enfermedades autoinmunes

d.- Enfermedades causadas por accidentes: incluyen las patologías producidas en


los accidentes de tránsito, domésticos, laborales, deportivos y del ocio.

Las enfermedades infecciosas


Hay muchos seres vivos con capacidad para producir infecciones en el ser humano.
- Microorganismos parásitos
- Bacterias
- Hongos
- Protozoos
- Animales parásitos
- Gusanos nematodos y platelmintos

Hay algunas formas acelulares (no son seres vivos) que pueden producir infeccio-
nes en el ser humano.
- Virus
- Priones

Historia natural de la enfermedad y niveles de prevención

La historia natural de la enfermedad es la evolución que sigue ésta en ausencia


de intervención, desde que interaccionan los factores causales hasta que finaliza.
A lo largo del proceso se pueden diferenciar las siguientes fases:

1. Un período pre patogénico


Transcurre desde que comienza la interacción de los factores causales hasta que
se inicia la enfermedad.

2. Un periodo patogénico
Se pueden diferenciar dos fases:
a.- La etapa subclínica o de latencia, en la que la enfermedad no se puede detectar.
b.- La etapa de evidencia clínica, en la que los signos y síntomas sobrepasan el
umbral de detección y la enfermedad se hace aparente.

Finalmente la historia concluye, bien con la curación, -la clínica desciende por de-
bajo del horizonte clínico-, bien con la cronificación, o bien con el fallecimiento del pa-
ciente.
El conjunto de intervenciones sociales, médicas, de cuidados,… dirigidas a erradi-
car, reducir la probabilidad de aparición o bien interrumpir la progresión y el impacto de
la enfermedad, constituye la prevención.

En función de la etapa de la historia natural de la enfermedad en que se aplican,


las intervenciones preventivas se agrupan clásicamente en tres categorías: prevención
primaria, secundaria y terciaria:

16
La prevención primaria, precede al inicio de la enfermedad y tiene por objetivo
evitar la aparición de nuevos casos de la misma. Incluye todas aquellas actividades que
incrementan la salud y aquellas dirigidas a reducir potenciales factores de riesgo: medi-
das legislativas, de promoción de la salud, medioambientales, etc.

La prevención secundaria, actúa en las fases iniciales del desarrollo de la enfer-


medad con la finalidad de mejorar el pronóstico, retardar el desarrollo de la misma y sus
consecuencias. El diagnóstico y el abordaje terapéutico precoces son sus instrumentos
más conocidos.

La prevención terciaria, más tardía, actúa cuando la enfermedad ya está bien es-
tablecida y su finalidad, al igual que la secundaria, es retardar su evolución, reducir las
consecuencias de la enfermedad (incapacidad, dolor, complicaciones, recurrencias y se-
cuelas).

17
CAPITULO II

1.- Nociones básicas de obligación y responsabilidad civil. Responsabi-


lidad profesional

2.- Códigos de éticas internacionales y nacionales. Dilemas bioéticos


vinculados a las creencias

3.- Comités de bioética intrahospitalarios: estructura y funciones

Nociones básicas de obligación y responsabilidad civil. Responsabilidad profesio-


nal

OBLIGACION. CONCEPTO

Es un vínculo de derecho que nos sujeta respeto a otro a darle alguna cosa o hacer
o no hacer alguna cosa. – Pothier -

RESPONSABILIDAD. CONCEPTO

La responsabilidad es el cumplimiento de las obligaciones o cuidado al hacer o de-


cidir algo, o bien una forma de responder, que implica el claro conocimiento de que los
resultados de cumplir o no las obligaciones, recaen sobre uno mismo. Es considerada un
valor y una cualidad del ser humano. Se refiere a una característica positiva de las per-
sonas, a través de la cual son capaces de comprometerse y actuar de una manera co-
rrecta.

Actuar responsablemente
En la vida, la responsabilidad personal proviene de muchas fuentes previsibles e
imprevisibles, e implica asociarse y participar, comprometerse y cooperar. La responsa-
bilidad social y global requiere de la justicia, la humanidad y el respeto por los derechos
de todos los seres humanos. Ello conlleva prestar atención especial para asegurar el be-
neficio de todos sin discriminación.

Algunos interpretan la responsabilidad como una carga y no logran verla como


algo personalmente relevante. Creen conveniente proyectarla como si fuera el pro-
blema de otros. Estas personas no asumen sus responsabilidades, sin embargo, cuando
se trata de sus derechos, ¡son los primeros en reivindicarlos!

Una persona responsable persevera, no con terquedad, sino con la motivación de


cumplir con el deber que se le asignó y permanece fiel al objetivo. Cuando hay la con-
ciencia de ser un instrumento, o un facilitador, la persona permanece neutral y flexible
en su papel. Permanece desapegada, pero con un claro entendimiento de lo que se ne-
cesita hacer. Cuando se interpreta un papel con precisión y efectividad uno se siente
satisfecho y alegre por haber realizado una contribución significativa.

18
La responsabilidad a menudo requiere de la humildad para ayudar a superar los
obstáculos creados por el ego. Por ejemplo, el que actúa con responsabilidad no se apo-
dera ni controla los resultados. El que actúa con responsabilidad también tiene la ma-
durez de saber cuándo debe delegarse una responsabilidad a otro. Una de las principales
barreras es estar demasiado apegado a la responsabilidad.

PROFESIÓN. CONCEPTO
– REPASO –
Profesión, del latín professĭo, es la acción y efecto de profesar (ejercer un oficio,
una ciencia o un arte). La profesión, por lo tanto, es el empleo o trabajo que alguien
ejerce y por el que recibe una retribución económica.

Por lo general, las profesiones requieren de un conocimiento especializado y for-


mal, que suele adquirirse tras una formación terciaria o universitaria. Los oficios, en
cambio, suelen consistir en actividades informales o cuyo aprendizaje consiste en la
práctica. En algunos casos, de todas formas, el límite entre profesión y oficio es difuso.

Un profesional es quien ejerce una profesión (un empleo o trabajo que requiere
de conocimientos formales y especializados). Para convertirse en profesional, una per-
sona debe cursar estudios (por lo general, terciarios o universitarios) y contar con un
diploma o título que avale los conocimientos adquiridos y la idoneidad para el ejercicio
de la profesión.

Clasificación de profesiones

Aquel que ejerce una profesión se conoce como profesional. Esta persona ha cur-
sado estudios y cuenta con algún certificado o diploma que avala su competencia para
desempeñar el trabajo.

Hay que subrayar que se establece una clasificación de ocupaciones y profesiones.


De esta manera, se ordenan aquellas en categorías tales como Fuerzas Armadas, Admi-
nistraciones Públicas, Gerencia de Empresas, profesiones asociadas a un ciclo universi-
tario, profesiones ciclos terciarios de técnicos, trabajadores de servicios, dependientes
de comercios, trabajadores de agricultura, etc.-

LA CULPA. CONCEPTO Interesa a la materia bajo estudio especialmente la idea de


culpa, que el Código unificado define así (art. 1.724): “…La culpa consiste en la omisión
de la diligencia debida según la naturaleza de la obligación y las circunstancias de las
personas, el tiempo y el lugar. Comprende la imprudencia, la negligencia y la impericia
en el arte o profesión….

Imprudencia: Este término alude a la ausencia de prudencia, cautela, mesura, cui-


dado. Quien actúa con imprudencia, por lo tanto, lo hace sin un buen juicio. La impru-
dencia suele reflejarse en conductas que ponen en peligro a uno mismo o a otras perso-
nas. P.ej. Una persona que conduce a alta velocidad en una ciudad y sin detenerse en
los cruces está actuando con imprudencia ya que podría provocar un accidente de gra-
vedad.

19
Prudencia: es un término que se emplea como sinónimo de sensatez, mesura,
templanza, cautela o moderación. Se trata de la virtud que lleva a alguien a desenvol-
verse de modo justo y adecuado.

Negligencia: es la falta de cuidado o el descuido. Una conducta negligente, por lo


general, implica un riesgo para uno mismo o para terceros y se produce por la omisión
del cálculo de las consecuencias previsibles y posibles de la propia acción. P. ej.: una per-
sona que habla por teléfono mientras conduce un vehículo está cometiendo una negli-
gencia. Se ha comprobado que hablar y conducir son dos actividades que no pueden
realizarse a la vez ya que el sujeto se desconcentra y puede provocar un accidente de
tránsito.

Diligencia Cuidado, celo, esmero, actividad puntual, desvelo en la ejecución de al-


guna cosa, en el desempeño de una función, en la relación con otra persona.

Diferencia entre imprudencia y negligencia: Cuando se habla de los errores que ha po-
dido cometer un sanitario en el ejercicio de su labor y que pueden traer consigo conse-
cuencias para sus pacientes se habla de imprudencia y de negligencia. En ocasiones, hay
quienes los usen como sinónimos, pero son diferentes.

Así, una negligencia médica, por ejemplo, se produce cuando el profesional no actúa de
acuerdo a las normas de su profesión y tampoco acorde a las habilidades y destrezas
que como tal tiene o debe tener.

Por el contrario, la imprudencia tiene lugar cuando dicho profesional realiza una acción
de forma temeraria poniendo en serio peligro la recuperación o la propia vida del pa-
ciente en cuestión.

Impericia: La impericia es la falta de pericia en la práctica de un arte, profesión u


oficio, esto es, la deficiencia técnica originante de resultados dañosos por parte de quien
carece de la preparación debida. Se manifiesta cuando el profesional, técnico o auxiliar,
prestador de servicios de atención médica, o el perito médico, carecen de los conoci-
mientos científicos o técnicos o de la destreza necesaria para realizar un procedi-
miento determinado o para emitir una opinión, respectivamente. En otras palabras, la
falta de conocimiento o práctica para efectuar una tarea.

Pericia: es la habilidad, sabiduría y experiencia que una persona tiene en una de-
terminada materia.

Repasando, acerca de la culpa,

La culpa puede asumir distintas formas:

a) La imprudencia: tiene lugar cuando se obra precipitadamente, sin prever cabal-


mente las consecuencias que pueden derivar de ese obrar irreflexivo.
b) La negligencia: consiste en la omisión de cierta actividad que habría evitado el
resultado dañoso. Es decir, no se hace o se hace menos de lo debido.

20
c) La impericia: comprende las infracciones profesionales típicas, ya que supone el
desconocimiento de las reglas y los métodos propios de la profesión de que se trate,
pues todos los profesionales deben poseer los conocimientos teóricos y prácticos perti-
nentes y obrar con previsión y ajuste a éstos.

Y si bien no se aplica una gradación de culpas, sí se brindan algunas pautas que


hacen a la valoración de la conducta de las personas, de tal modo de poder considerar
la medida de su responsabilidad. En este sentido, de acuerdo al art. 1.725 del Código
Civil y Comercial de la Nación:

a. Deber de prudencia y conocimiento: cuanto mayor sea el deber de obrar con


prudencia y pleno conocimiento de las cosas, mayor será la diligencia y la valoración de
la previsibilidad de las consecuencias (o en realidad, la previsibilidad de las consecuen-
cias exigible) y,
b. Casos de confianza especial: Cuando existe una confianza especial, se debe te-
ner en cuenta la naturaleza del acto y las condiciones particulares de las partes.

Aclara la norma que no debe considerarse la condición especial o facultad intelec-


tual de una persona determinada para valorar la conducta de los sujetos. Es decir, la
referencia bien podrá ser la del buen padre de familia o la de un individuo medio para
la categoría de que se trate (ej.: médico clínico promedio); a no ser en los contratos que
suponen una confianza especial entre las partes, supuesto en el cual la condición espe-
cial del agente determinará su grado de responsabilidad.

Ahora bien, algunas cuestiones resultan recurrentes toda vez que se imputa res-
ponsabilidad a los profesionales de la salud y han llevado a pronunciamientos judiciales
que permiten fijar ciertas pautas para valorar la culpa. Entre ellas, cabe citar:

a) El fracaso del tratamiento no importa necesariamente un obrar culposo por


parte del profesional. Dado que el ejercicio de toda profesión concerniente a la salud
supone riesgos, limitaciones científicas y otras circunstancias imposibles de controlar, el
profesional no puede comprometerse a salvar la vida del paciente o curar su enferme-
dad sino a poner al servicio del paciente toda su ciencia y diligencia en la atención brin-
dada.

b) La culpa profesional comienza cuando terminan las discusiones científicas. Ello,


ya que resulta habitual y propio del ejercicio de las ciencias vinculadas a la salud, la co-
existencia de diversos criterios científicos y alternativas de tratamiento, postuladas por
distintas escuelas profesionales.

c) La conducta profesional debe ser valorada sobre la base de las circunstancias


existentes al momento de la práctica cuestionada. No resulta adecuado juzgar tal con-
ducta ex post facto y a la luz de los resultados adversos, que son justamente los que
motivan el reclamo. Por el contrario, debe colocarse el juez en la situación del paciente
y del profesional en el momento en que los hechos ocurrían y valorar si el profesional
actuó a través de uno de los caminos posibles y científicamente válidos, de acuerdo con
los elementos y las circunstancias del caso.

21
d) El correcto tratamiento no supone un proceso lineal y puede significar avances
y retrocesos. Por ello, los cambios de diagnóstico y/o terapia durante el curso del trata-
miento no necesariamente suponen un obrar negligente por parte del profesional.

Sin embargo, se impone a los profesinales un factor de atribución objetivo, si com-


prometen un resultado concreto (art. 1.768 CCyCN), compromiso que además, segura-
mente significará una transgresión a deberes profesionales específicos. En este sentido,
por ejemplo, la Ley 17.132 del año 1.967, de Ejercicio de la medicina, odontología y ac-
tividades de colaboración, prohíbe a los profesionales que ejerzan la medicina: (art. 20)
1º) anunciar o prometer la curación fijando plazos;
2º) anunciar o prometer la conservación de la salud.
En cuanto a la responsabilidad civil por daños causados con cosas, (ej.: bisturíes,
equipamiento diagnóstico, etc.), ésta sólo será objetiva si dichas cosas fueren viciosas,
aclarándose además que ―la actividad del profesional liberal no está comprendida en
la responsabilidad por actividades riesgosas previstas en el artículo 1.757 (conf.
art.1.768 CCyCN).

El incumplimiento o antijuridicidad

En el nuevo régimen jurídico, cualquier acción u omisión que causa un daño a otro
es antijurídica, si no está justificada (conf. art. 1.717 CCyCN). Es ese el concepto de anti-
juridicidad contemplado al regularse la función resarcitoria de la responsabilidad civil.

En el ámbito contractual persista un tipo de antijuridicidad típica, en la cual el daño


es consecuencia de la infracción a una obligación específica, sea que ésta derive de un
contrato propiamente dicho, o bien de la infracción a un deber también específico que
recae sobre el obligado, aun no existiendo un contrato en sentido estricto (ej.: cuando
el médico atiende a un paciente en la vía pública, hallándose éste en estado de incons-
ciencia y no habiendo contratado sus servicios).

En particular, el profesional de la salud actúa en forma antijurídica cuando trans-


grede lo pactado, pero también lo hace si infringe lo dispuesto en una norma que esta-
blece un deber profesional específico, sea que ésta provenga del ámbito legislativo (por.
ej.: Ley 26.529 - Derechos del paciente- o médico, por ej.: Normas técnicas y adminis-
trativas para los bancos de sangre y servicios de transfusiones, una disposición de al-
cance general, o ante la violación del deber genérico de no dañar, que se evidencia con
la producción de un daño injusto a un paciente.

Sin embargo, existe una serie de supuestos en los cuales, si bien se observa un
incumplimiento u obrar antijurídico por parte de la persona, éste le resulta inimputable,
pudiendo no deber la persona una reparación o bien adeudarla en forma limitada. El
estado de necesidad y el consentimiento del damnificado son causas de justificación
previstas en el nuevo cuerpo legal, que interesan especialmente a los profesionales de
la salud.

22
En este sentido, el nuevo Código introduce una regulación expresa para el estado
de necesidad (art. 1.718), justificando el hecho que causa un daño: “…c) para evitar un
mal, actual o inminente, de otro modo inevitable, que amenaza al agente o a un ter-
cero…”. Así por ejemplo –pensamos-, las selecciones que deben efectuar los equipos de
salud en circunstancias de catástrofe, bajo el método de triage, encuadran típicamente
dentro de esta figura. (Triage es un término francés que se emplea en el ámbito de la medi-
cina para clasificar a los pacientes de acuerdo a la urgencia de la atención. También denominado triaje,
se trata de un método que permite organizar la atención de las personas según los recursos existentes y
las necesidades de los individuos).

También se hace referencia al consentimiento del damnificado, como una causa


de justificación de la ilicitud del acto. El ―consentimiento informado es un instituto ya
clásico en la práctica médica, presente en la mayor parte de la legislación sanitaria de
las últimas décadas y que ha sido explícitamente regulado para ese ámbito en el art. 58
del Código Unificado. Pero cabe reflexionar sobre sus alcances en su función de causa
de justificación de la ilicitud del acto, en el ámbito de la salud: en este sentido, ¿qué
efectos tendrá la prestación del consentimiento informado ante una propuesta profe-
sional si, luego de su práctica, el interesado sufre un daño? Se ha dicho que el médico
no se eximirá de responsabilidad por haber consentido el paciente un acto culposo de
su parte.

La prestación adecuada y oportuna de información al enfermo y su consenti-


miento previo al evento dañoso, podrán impedir que se responsabilice al profesional
por la materialización de riesgos conocidos y asumidos por el interesado directo. Así,
podrá liberarse el médico de la obligación de reparar los perjuicios derivados de una
complicación previsible de una intervención quirúrgica necesaria, cuando fue debida-
mente advertida, habiéndose tomado todos los recaudos para evitar dicha complica-
ción.

Lo expuesto cuenta ahora con respaldo legal, pues según el art. 1.720 del nuevo
Código Civil ―Sin perjuicio de disposiciones especiales, el consentimiento libre e infor-
mado del damnificado, en la medida en que no constituya una cláusula abusiva, libera
de la responsabilidad por los daños derivados de la lesión de bienes disponibles”.

RELACION CAUSAL: Cualquiera sea el fundamento de la responsabilidad —subje-


tivo u objetivo—, para que se pueda adjudicar a una persona un determinado resultado
y deba entonces ella reparar el daño causado, es imprescindible la existencia de un nexo
causal entre su accionar y la consecuencia; o bien entre la acción riesgosa propia, la
acción del otro, o de la cosa de la cual es dueño o guardián y dicha consecuencia. Y como
veremos, tal relación debe ser ―adecuada.

En este sentido, la propia Corte Suprema de Justicia de la Nación sostuvo que, tra-
tándose de responsabilidad médica, para que proceda el resarcimiento de los perjuicios
sufridos, debe probar, demostrar la relación de causalidad entre el obrar culposo del
profesional y el daño causado (Fallos 315:2397; 325:2183).

El nuevo Código reconoce los siguientes factores interruptivos entre el obrar y el


daño causado:

23
a) El hecho del damnificado la víctima (art. 1.729 CCyCN): por ejemplo, si el daño
al paciente es producto de su propio incumplimiento de las indicaciones prescriptas por
el facultativo o del abandono liso y llano del tratamiento.

b) El hecho de un tercero por quien no se debe responder –que reúna los requisitos
del caso fortuito- (art. 1.731CCyCN): por ejemplo, si se reclama a un nosocomio por con-
siderarse que allí contrajo el paciente una infección, acreditándose sin embargo, que su
contagio tuvo lugar en una institución diferente.

c) El caso fortuito o la fuerza mayor (art. 1.730 CCyCN): se discute en doctrina si


las limitaciones de la ciencia constituyen supuestos de fuerza mayor. El tema resulta
trascendente, por ejemplo, en casos de contagio de enfermedades por medio de trans-
fusiones sanguíneas, cuando un virus resulta indetectable por limitaciones de los méto-
dos científicos disponibles, a pesar de realizarse todos los procedimientos apropiados
(es decir, si la contaminación se produce a pesar de haberse realizado los correspondien-
tes interrogatorios a los donantes y los tests serológicos sobre su sangre), no habiendo
sido pacíficas las soluciones al respecto.

El factor de atribución de responsabilidad

Finalmente, es sabido que para que exista responsabilidad civil debe concurrir al-
gún factor subjetivo u objetivo que la ley repute apto para señalar quién habrá de ser
responsable. Recordamos aquí, que de acuerdo al art. 1.768 CCyCN, la responsabilidad
de los profesionales será por lo general subjetiva, por su obrar culposo o doloso (art.
1.724 CCyCN). Se trata, en ambos casos, de una atribución de responsabilidad basada
en un reproche sobre la conducta del agente dañador.

Nos interesa especialmente la idea de culpa, que el Código unificado define así
(art. 1.724): “…La culpa consiste en la omisión de la diligencia debida según la naturaleza
de la obligación y las circunstancias de las personas, el tiempo y el lugar. Comprende la
imprudencia, la negligencia y la impericia en el arte o profesión….
Este tema fue desarrollado en un punto anterior.

DAÑO. CONCEPTO:
El artículo 1.737 del CCyCN lo define en los siguientes términos: “Hay daño cuando
se lesiona un derecho o un interés no reprobado por el ordenamiento jurídico, que tenga
por objeto la persona, el patrimonio, o un derecho de incidencia colectiva”.

Artículo 1.740 del CCyCN, consagra la reparación integral del daño como principio
general, que incluye:
El capital resarcitorio, y
Otros conceptos:
El lucro cesante,
Gastos médicos, farmacéuticos, etc.,
Los intereses correspondientes –calculados desde que se produce cada perjuicio (art.
1.748) y

24
Las costas del proceso del juicio.
Como excepción, el Artículo 1.742 admite la atenuación del resarcimiento por razones
de equidad.

Ahora bien, los usuarios de servicios de salud son habitualmente personas enfer-
mas, cuyos procesos patológicos son justamente los que los llevan a la consulta profe-
sional. Por ello, el ―daño característico en este tipo de casos es la pérdida de una
chance –conf. Art. 1.739 CCyCN- de curar o bien de no enfermar más. Es así que la exigida
―integralidad de la reparación no puede soslayar tal circunstancia, debiendo siempre
distinguirse el perjuicio causado por la actuación profesional, de aquel derivado del pro-
ceso morboso en sí.

Por su parte, el daño extrapatrimonial –antes denominado ―moral-, se vincula


con la lesión a intereses espirituales de un sujeto, que produce en la persona consecuen-
cias disvaliosas, que se traducen en ese modo de estar diferente al que se encontraba
con anterioridad al hecho lesivo, afectándole las capacidades enunciadas, lo cual signi-
fica una amplia concepción no limitada al pretium doloris.

1) Sobre la responsabilidad profesional. La culpa profesional.


Concepto de la responsabilidad profesional: “Todo individuo que ejerce una profe-
sión está obligado a poseer los conocimientos teóricos y prácticos propios de ella, de-
biendo poner en su conducta la previsión y la diligencia necesarias”. (Planiol y Ripert)

Lo concerniente a si existe una responsabilidad civil profesional “distinta” o con


criterios diferentes de los relativos pertenecientes a la teoría general del deber de res-
ponder, se debe contestar en forma negativa. En efecto, unánime resulta hoy admitir
que “la responsabilidad civil de los profesionales no constituye más que un capítulo den-
tro del amplio espectro de la responsabilidad civil en general”.

Este tipo particular de responsabilidad se puede gestar cuando los practicantes de


una profesión faltan “a los deberes específicos que ella les impone; o sea que tal res-
ponsabilidad deriva de una infracción típica de ciertos deberes propios de esa actividad,
ya que es obvio que todo individuo que practique debe poseer conocimientos teóricos
y prácticos propios de la misma y obrar con la diligencia y previsión necesarias con ajus-
tes a las reglas y métodos que correspondan”.

La culpa profesional
Si la culpa profesional es diversa a la culpa común, parece estar casi resuelto. En
efecto, si no existe una responsabilidad profesional con criterios o fundamentos distin-
tos de los principios genéricos, es justamente porque no es válido predicar que la lla-
mada culpa profesional sea una especie particular de culpa, harto distante de la común
aplicable al “profano”. Entonces: la culpa profesional no se distancia en absoluto de la
general. En puridad esta dicotomía ha pasado por diversas etapas (de hecho existió una
importante corriente doctrinaria que intentó distinguir la culpa profesional de la culpa
común; e incluso otra que pregonaba hacer responsables a los profesionales solamente
si incurriesen en culpa grave - o dolo-).

25
La única “diferencia” radicaría en que la culpa profesional -o culpa del profesional-
es siempre impericia. Es decir que la función que cumple la diligencia respecto del mo-
delo padre de familia, es similar a la que corresponde a la pericia relacionado con el
modelo profesional. (La pericia indica un modo de conducta, un esquema de actuación
que debe ser llenado por un modelo profesional… la expresión pericia, su simple uso ya
indica que el modelo de conducta al que se reclama es un profesional. Pericia es el es-
quema de conducta que sólo puede ser integrado por un modelo que presupone una
determinada habilidad técnica. Es la diligencia del experto”. “Hay una segunda caracte-
rística de la pericia: el que el modelo de conducta profesional que ha de integrarla viene
determinado siempre por la naturaleza intrínseca de la actividad a la que debe de apli-
carse”).

Otra peculiaridad es que el hecho de que quien deba realizar la prestación sea un
profesional incita a la severidad en el trato, mientras que la dificultad y el alea de la
actividad ejercida abogan con frecuencia en sentido inverso. No obstante, la culpa pro-
fesional es una simple manifestación de la culpa común. Y claro que hoy tampoco se
exige, al menos en nuestro Derecho, que el profesional incurra en una culpa grave para
hacerlo responsable.

En efecto, no hay principios justificativos que permitan hablar de una culpa profe-
sional distinta de la culpa común. El profesional ha de responder civilmente cuando in-
curra en un defecto en el cumplimiento de la prestación que se obligó, teniendo siempre
presente las condiciones de personas, tiempo y lugar, además de la naturaleza misma
de la obligación. Y responde por culpa leve, amén de la grave y del dolo, al igual que
cualquier indocto (conf. arts. 1.724 y 1.725 del nuevo Código Civil y Comercial).

2) El Código Civil y Comercial y sus nuevas reglas

El Código Civil y Comercial consagra unas cuantas reglas que deben ser analizadas.
En este sentido parece que lo más relevante a tener en consideración es el acogimiento
de la discutida teoría que divide a las obligaciones en de medios y resultado.

Las obligaciones de medios y resultado

Esta teoría, para comenzar, es harto discutida incluso en los países en los cuales
tuvo su mayor desarrollo (Francia, Italia y Alemania). Se recepcionó en el nuevo Código
en diversas normas, tales como los arts. 774, 1.723 y 1.768.

El artículo 774 hace alusión a las obligaciones de hacer, en especial cuando se trata
de la prestación de un servicio. Pues dice que la prestación de un servicio puede consistir
en realizar cierta actividad con la diligencia apropiada, independientemente de su éxito;
o en procurar cierto resultado concreto, con independencia de su eficacia; o, final-
mente, en procurar el resultado eficaz prometido.

Además hay que tener en consideración que el Código Civil y Comercial establece
en el art. 1.723 que cuando de las circunstancias de la obligación, o de lo convenido por

26
las partes, surge que quien se comprometió debe obtener un resultado determinado,
“su responsabilidad es objetiva”.

A su turno, la norma más importante para aplicar a los casos de responsabilidad


derivada de malas prácticas es el art. 1.768 que se refiere concretamente a los profesio-
nales liberales, determinando que “La actividad del profesional liberal está sujeta a las
reglas de las obligaciones de hacer.

Reglas probatorias “generales”.

Como regla debe entenderse que el actor -ex paciente, cliente o requirente de
servicios profesionales, debe demostrar los denominados presupuestos de la responsa-
bilidad civil. En ese aspecto los arts. 1.734, 1.736 y 1.744 establecen que en principio el
actor debe acreditar el factor de atribución de responsabilidad (culpa profesional, por
regla), la relación de causalidad y el daño alegado. Ello salvo disposición legal en contra-
rio -referido a los factores de atribución- o que se impute o presuma la relación de cau-
salidad o el daño (o que tales perjuicios surjan notorios). Obviamente quien invoque una
circunstancia eximente, causa ajena o imposibilidad de cumplimiento, también corre
con su prueba, según lo indican claramente esas mismas normas.

3) Responsabilidad civil profesional de los médicos

Es un tema muy sensible que también abunda en los anaqueles jurisprudenciales.


Además ha sido la “vedette” de la responsabilidad civil en las últimas décadas. Es la res-
ponsabilidad derivada de la mala praxis médica.

Numerosas construcciones doctrinarias “modernas” fueron desarrolladas merced


al supuesto mal actuar galeno.

También la famosa clasificación de las obligaciones que las divide en de medios y


resultado tuvo gran impacto en esta cuestión de la responsabilidad del profesional de
la Salud. Se señalan las más evidentes y en forma muy simplificada.

Así, existen autores que creen que pregonar que los médicos están sujetos a obli-
gaciones de medios, implica favorecerlos sobremanera. Otros opinan que hacer pesar
sobre ellos obligaciones de fines, conlleva un despropósito sin justificativo alguno que
no sólo perjudica a los galenos, sino a los propios pacientes (p.ej. debido al encareci-
miento del seguro de responsabilidad civil, o por el hecho que los médicos no ejercitarán
su profesión en situaciones riesgosas, etc.). Por supuesto que si alguien sostiene que el
médico está obligado sólo a actuar diligentemente -medios- no es lo mismo que decir
que éste debe cumplir resultados concretos.

En general se entiende por obligación de medios a aquella en la cual una persona


se compromete frente a otra a realizar alguna prestación, sin garantizar el resultado de
la misma. En este tipo de obligación quien se obliga sólo compromete una actividad
diligente (opera), que tiende al logro de cierto resultado esperado, pero sin asegurar
que éste se produzca.

27
Por el contrario, por obligación de resultado, ha de entenderse a aquella en la cual
el obligado debe cumplir ante el otro solicitante la prestación misma que prometió. En
este tipo de obligación una persona se compromete al cumplimiento de un determinado
objetivo, consecuencia, o resultado, asegurando su conquista. Es decir que en esta úl-
tima categoría el obligado es garante del resultado de la prestación.

Como puede apreciarse a primera vista, la diferencia de estos dos tipos de obliga-
ciones radicaría en que para cumplir con la obligación de medios, el galeno, debe haber
realizado un comportamiento diligente o prudente, siendo que se tiene por cumplida la
misma por más que no haya conseguido el fin último esperado por el paciente. Mientras
que en las obligaciones de resultado esta finalidad última de quien contrata el servicio
–o “interés definitivo”, “interés final”, “resultado propiamente dicho”, o “efecto”-, se
“causaliza” formando parte del objeto o contenido de la obligación; por consiguiente, el
obligado no se exime si demuestra un actuar diligente, pues lo que garantizó es el cum-
plimiento concreto de la prestación, teniéndose a éste por responsable a no ser que
demuestre una causa ajena no imputable a él.

Numerosos doctrinarios sostienen que la razón fundamental de este resistido dis-


tingo estriba que en las obligaciones de medios el obligado no se hace responsable por
no conseguir el fin esperado por la otra persona, si es que no se le prueba culpa o negli-
gencia en su proceder.

Mientras que en las obligaciones de resultado es indiferente el actuar correcto del


obligado -en nuestro caso el médico- si es que no alcanzó la finalidad esperada por el
paciente. Es decir que al primero se lo tiene por incumplidor si es que se constata culpa
en su comportamiento, mientras que en las obligaciones de resultado, el sólo hecho de
no conseguir el mismo equivale a tenerlo por configurado al incumplimiento, a no ser
que demuestre el galeno alguna causa ajena por la que no deba responder.

Existe cierta doctrina que pregona dejar de lado esa artificiosa clasificación obliga-
cional, porque en definitiva todas las obligaciones son de medios y resultado a la vez,
como se señaló recién. De medios puesto que todas necesariamente deben contar con
la diligencia del obligado. De resultado en tanto todas buscan la consecución de la pres-
tación, ya se trate de un dar, hacer o no hacer. Esta última es otra doctrina. En el ámbito
judicial -y en este marco exclusivo de la mala praxis galena- es mayoritaria su recepción
o acogimiento. Algunas veces para condenar al facultativo, otras para eximirle de res-
ponsabilidad. Es que aún no queda muy en claro si el médico está obligado a medios o
a resultados, ello merced a lo difuso y artificioso de esta clasificación.

En general se sostiene que los profesionales de la salud, están sujetos a obligacio-


nes de medios. De hecho esa es la postura que consagra el propio Código Civil y Comer-
cial (conf. art. 1.768 que específicamente determina que los “profesionales liberales”
están sujetos a obligaciones de hacer y que su responsabilidad es subjetiva, salvo que se
haya comprometido un resultado concreto).

28
Esto no es tan simple como pareciera ser a primera vista. Por ello se hace un nuevo
distingo en la propia rama médica. Y se dice así, que ciertas especialidades de la medi-
cina están sujetas a obligaciones de medios y, lógicamente, otras a resultados concretos.
Ahora bien, como esta subdivisión se quedó corta para captar toda la realidad, se
realiza otro distingo en el mentado distingo (excepción de la excepción que vuelve a
validar la regla). Así, se dice que en ciertas especialidades si bien están sujetas a obliga-
ciones de fines, a veces serán éstas de medios… y así sucesivamente: distingos y más
distingos hasta la eternidad.

Queda claro que la obligación principal del galeno -esto es el deber de asistencia
y cuidado del enfermo- constituía una típica obligación de medios, según la doctrina del
Código Civil y Comercial. Ahora bien, siendo que la obligación del médico es, según se
apuntó, por regla, de medios, ha de ser el paciente demandante quien debe demostrar
que el daño sufrido se debe a la culpa galena.

4) Conclusiones

1) Debe quedar en claro que la responsabilidad profesional tiene los mismos prin-
cipios que rigen en la responsabilidad civil en general, aunque con algunas peculiarida-
des propias. De hecho la culpa profesional es una manifestación de la culpa común pero
aplicable a un sujeto capacitado en alguna rama del saber.

2) En razón de ello es que el profesional ha de responder siempre que cause un


daño a su co-contratante (paciente), perjuicio que debe encontrarse vinculado causal-
mente con su comportamiento, y se constate un defecto en la conducta obrada respecto
de lo que debería haber realizado un profesional diligente (perito) en esas mismas cir-
cunstancias (conducta debida). Para ello se deberá formar un modelo profesional con la
finalidad de acreditar, con su comparación, una probable mala praxis. No contribuye a
este aspecto la discutida clasificación obligacional que las divide en medios y resultado.

3) El Código Civil y Comercial de la Nación proclama que la obligación de resultado


es de naturaleza objetiva (conf. art. 1.723); y que los profesionales liberales están suje-
tos a obligaciones de hacer, siendo en principio su responsabilidad subjetiva, salvo que
se hubiese prometido un resultado concreto (conf. art. 1.768). O la propia disquisición
que hace en el art. 774 referido a la prestación de un servicio.

4) El Código en otros aspectos, tiene presente que finalidad de la responsabilidad


civil no se circunscribe sólo a reparar daños, sino también a prevenirlos. Además unifica
la responsabilidad contractual con el extracontractual, con las diferencias naturales que
aún subsisten, p.ej. art. 1.728.

5) Todas las obligaciones son de medios y resultado a la vez. Medios puesto que
comprometen el actuar diligente del sujeto en cuestión –se trate de un deudor profe-
sional, o de un deudor profano-; y de resultado en tanto tienden a la consecución de la
prestación, que forma el contenido de la obligación, sea ésta de dar, sea de hacer o no
hacer. De esta forma se brinda satisfacción al interés de quien requiere el servicio, que

29
constituye el objeto de la obligación. Lo que sucede es que existen contratos que gene-
ran distintas obligaciones según el tipo contractual de que se trate.

6) Además si no se consigue dar satisfacción al interés del acreedor habrá que


analizar si lo fue por culpa del deudor, o si pesa sobre el mismo algún factor atributivo
de color objetivo. Ello según si su responsabilidad es subjetiva u objetiva, sirviendo para
eximir de responsabilidad al agente demostrar, en el primer caso, la prueba de su actuar
diligente (no culpa) y en los dos acreditar el casus -que rompe la cadena causal-.

DEL EJERCICIO PROFESIONAL. Considera los siguientes puntos:

Derechos y Deberes del Equipo de Salud


Derechos y Deberes de los Pacientes
Relación Equipo de Salud-Paciente (Familia)
Secreto Profesional
Calidad de la Atención en Salud
La Medicina en Equipo
Segunda Opinión
Historia Clínica
La Relación de los Miembros del Equipo de Salud entre sí
La Relación entre los Miembros del Equipo de Salud e Institución
Las Nuevas tecnologías en Informática y Ciencias de la Salud
Las Organizaciones Profesionales Científicas
Las Organizaciones Profesionales Gremiales
Los honorarios
Las Propagandas de los Profesionales
La Función Pública y el Equipo de Salud
Los Miembros del Equipo de Salud como Peritos y Expertos Testigos
La Industria y Comercio en Salud
El Equipo de Salud y el Periodismo no Especializado

DE LA INVESTIGACIÓN Y EXPERIMENTACIÓN HUMANA

Los tipos y agentes intervinientes en las distintas categorías de experimentación e


investigación científica en humanos.
Obligaciones especiales de quienes realizan investigaciones clínicas.
Regulaciones nacionales e internacionales de las investigaciones con humanos.

SITUACIONES ESPECIALES

La investigación y terapia genética. Medicina regenerativa y terapias celulares.


La fertilización asistida
La criopreservación y conservación de embriones
La anticoncepción
El aborto
La ablación de órganos y tejidos para trasplantes
El cuidado del paciente adicto

30
El cuidado del paciente psiquiátrico
El cuidado del paciente con SIDA
El cuidado del paciente incurable
La eutanasia y del suicidio asistido

NORMAS ÉTICAS GENERALES – DEBERES PARA CON LA SOCIEDAD

NORMAS ÉTICAS GENERALES

Conducta Ética Profesional. Establézcanse como reglas éticas del ejercicio profe-
sional de los técnicos al conjunto de los mejores criterios, conceptos y actitudes que
deben guiar la conducta de un profesional por razón de los más elevados fines que pue-
dan atribuirse a la profesión que se ejerce.

Reglas de Ética Profesional. Las siguientes reglas de ética profesional obligatoria


para todos los Técnicos:

a) cualquiera sea su especialidad, están obligados desde el punto de vista ético, a


ajustar su actuación profesional a los conceptos básicos y disposiciones de la Ley;

b) Es obligación primordial de los profesionales respetar y hacer respetar todas las


disposiciones legales y reglamentaciones que inciden en los actos del ejercicio profesio-
nal;

DEBERES PARA CON LA SOCIEDAD

La profesión del Técnico tiene como objetivo principal:

a.- La realización de todas las acciones tendientes al manipuleo de pacientes u ob-


jetos y
b.- el uso de la tecnología adecuada para la obtención de estudios sobre el cuerpo
humano.

Los Técnicos profesionales deberán:


a.- Actuar con la máxima corrección en el desempeño de su tarea,
b.- realizar todo lo que resulte propio del ejercicio normal y regular de su actividad
y
c.- evitar todo lo que resulte indigno del ejercicio de cualquier profesión.
Deberá, en el ejercicio de las acciones particulares, tener siempre presente que su
accionar debe estar conteste con el bienestar de la sociedad, adecuando su conducta a
la que prescriban las normas legales, reglamentarias y estatutarias.

Es un deber moral del Técnico para con la sociedad,


a.- perfeccionar sus conocimientos.
b.- Tener especial cuidado de que su tarea profesional se desarrolle en ambientes
físicos adecuados a las exigencias legales;

31
c.- Es una obligación del Técnico poner en conocimiento de los titulares o propie-
tarios, sobre las anomalías, fallas o inobservancias que pudieran existir respecto de la
instalación en si como del equipamiento en general;
d.- buscar y obtener la excelencia de su acto profesional, con total prescindencia
del o los profesionales que requieran sus servicios.

DEBERES PARA CON LOS PACIENTES

a.- cuando realiza su actividad en el campo de la salud debe extremar su cuidado;


b.- Ser especialmente prudente en sus apreciaciones o consejos y
c.- recomendar siempre la consulta al facultativo que corresponda para obtener
una opinión definitiva;
d.- Deberá tener especial cuidado de los pacientes, debiendo actuar siempre de
acuerdo a las prescripciones que terceros profesionales realicen para cada caso;
e.- Deberá requerir del paciente y/o sus titulares los antecedentes para evaluar la
incompatibilidad o no de la aplicación de las sustancias o radiaciones prescriptas con la
salud personal de aquel;
f.- Responder con prudencia las preguntas que le efectúen los pacientes o sus fa-
miliares para conocer la afección tratada;
g.- Evitar, frente a sus pacientes, todo juicio o expresión inadecuada sobre los
métodos, actos o aplicaciones requeridas;
h.- Usar elementos, sustancias y técnicas que hubiesen sido aprobadas previa-
mente por las autoridades competentes;
h.- Mantener secreto y reserva respecto de la tarea que efectúa, salvo obligación
legal de revelarlo;
i.- Advertir al paciente de los errores en que éste pudiere incurrir relacionados con
los trabajos que el profesional realice o dirija;
j- Dedicar toda la aptitud y actitud profesional, atendiendo con la mayor diligencia
y probidad los asuntos del paciente.

DEBERES PARA CON LOS COLEGAS

a.- promover la solidaridad, cohesión, prestigio profesional, desarrollo y progreso


de los profesionales;
b.- contribuir con su conducta profesional para que se forme y mantenga en la
sociedad un exacto concepto de la profesión, de las especialidades e incumbencias;
c.- No ejecutar actos reñidos con la ética, aun cuando pudiere ser en cumplimiento
de órdenes de autoridades, mandantes o comitentes;
d.- No competir deslealmente con los demás Técnicos profesionales;
e.- No conceder su firma a título oneroso o gratuito o toda documentación profe-
sional que no haya sido estudiada, ejecutada o controlada personalmente;
f.- No figurar con su nombre en anuncios, propagandas y membretes, junto a otras
personas que sin ser profesionales, aparezcan o se preste a confusión;
g.- Informar como profesional al mandante cuando incurriera en desviaciones res-
pecto a los parámetros legales que rigen en la materia. Es potestad del profesional re-
nunciar a su responsabilidad técnica en caso de reiteradas divergencias;

32
h.- No emitir públicamente juicios adversos sobre la actuación profesional de co-
legas, menoscabando su personalidad y su buen nombre;
i.- No sustituir al colega en labores iniciados por éste sin su previo conocimiento,
salvo que hubiere renunciado, abandonado las labores o mediare sanción disciplinaria;
j.- Cultivar para con sus colegas las reglas que permitan una sana convivencia pro-
fesional;
k.- Cultivar la solidaridad profesional para con los otros colegas y con los distintos
profesionales, debiendo conducirse con respeto y cortesía. Deberá colaborar para el
mejor y mayor desarrollo de la profesión;
l.- Abstenerse de toda competencia desleal, a efectuar actos reñidos con la moral
y las buenas costumbres o que desacrediten el ejercicio de la profesión;
m.- Abstenerse de hacer uso de las funciones oficiales de las que pueda estar in-
vestido para la obtención de ventajas personales.

DEBERES CON LOS PROFESIONALES DEL ARTE DE CURAR

El Técnico debe:
a.- considerarse un integrante más de los profesionales que conforman el equipo
de salud, con iguales deberes y responsabilidades que ellos, tanto en el ámbito privado
como en el público;
b.- abstenerse de todo ejercicio ilegal, en especial aquello que pudiera importar
usurpación de las facultades de otros profesionales;
c.- abstenerse de modificar las prescripciones que terceros profesionales realicen
y en mérito a los cuales se requieren sus servicios.

BIOETICA

La palabra bioética aparece por primera vez de la mano del bioquímico estadounidense
Van Rensselaer Potter en el año 1971 que, destacando como elementos esenciales el
mundo de los valores éticos y el mundo de la biología, designa con ese término a la
disciplina que promueve el diálogo entre la ciencia y las humanidades, entre la vida y el
comportamiento. Se ha dicho que el término aspira a conjugar en síntesis paradigmá-
tica, ciencia y conciencia, hechos y valores, ser y deber ser.

La Asociación Internacional de Bioética ha definido esta disciplina como: “el estudio de


los problemas éticos, sociales, legales, filosóficos y otros relacionados, que emergen en
la atención de la salud y las ciencias biológicas”.

Podríamos conceptuarla como un diálogo ético y pluridisciplinario (médico, filosófico,


antropológico, psicológico, social, jurídico, religioso) sobre dilemas que presenta la vida
desde su inicio, pasando por todas sus etapas y vicisitudes hasta la muerte.

Principios de la bioética

Las mayores dificultades y disidencias que ha tenido y tiene que enfrentar esta disciplina
es la determinación de los principios y valores morales a tener en cuenta a la hora de

33
examinar una conducta humana que interesa una zona de encuentro en el área de las
ciencias de la vida y la atención de la salud.

Se establecieron ciertos principios éticos rectores de la disciplina:


- el respeto por las personas, que luego se ha traducido como el de “autonomía”,
- la beneficencia y,
- la justicia.

a.- El de respeto por las personas - luego autonomía - incorpora al menos dos convic-
ciones:
a.1.- que los individuos deben ser tratados como entes autónomos y
a.2.- que las personas cuya autonomía está disminuida deben ser objeto de protección.
La autonomía se entiende en el sentido concreto de la capacidad de actuar sin coacción
externa. Respetar la autonomía significa dar valor a las consideraciones y opciones de
las personas autónomas, y abstenerse a la vez de poner obstáculos a sus acciones a no
ser que estas sean claramente perjudiciales para los demás.

b.- El de beneficencia es entendido no como un concepto de caridad, sino más bien en


un sentido más radical, como una obligación. Son aquellos actos que deben tener como
reglas esenciales no hacer daño y extremar los posibles beneficios minimizando los po-
sibles daños.

c.- Por último, se entiende el principio de justicia como la imparcialidad en la distribución


de los riesgos y los beneficios, es decir, aquel que obliga a tratar a los iguales de forma
igualitaria. Directamente vinculada con este principio se encuentra la cuestión atinente
a los criterios éticos en la asignación y distribución de recursos en la salud.

Escuelas y espacios de bioética confesionales en Argentina

Hemos encontrado un desarrollo de escuelas de formación de bioética con pers-


pectiva religiosa a nivel de posgrado, principalmente en universidades y centros católi-
cos.

Las escuelas de bioética personalista (o con influencia personalista) en la Argen-


tina se pueden dividir, de modo esquemático, en dos categorías:
a) con directores miembros de la Academia Pontificia para la Vida o la FIBIP y
b) derivadas de las anteriores.

La primera incluye a los institutos inaugurados por académicos que cuentan con
la membresía a la Academia Pontificia para la Vida con sede en el Vaticano y/o institu-
ciones afiliadas a la Federación Internacional de Institutos de Inspiración Personalista
(FIBIP). Estos académicos, que cuentan con las mayores credenciales científicas (docto-
rados y posdoctorados) recibieron formación en el exterior del país, principalmente en
Roma y también en la Universidad de Georgetown, Estados Unidos de orientación Je-
suita. La mayoría de las escuelas agrupadas en esta categoría se inauguraron entre me-
diados de 1990 hasta mediados de los años 2000.

34
La segunda categoría incorpora a aquellos centros de formación que se despren-
den de los primeros y surgen a mediados de la década del 2.000. No están fundados
directamente por académicos del Vaticano o por profesores que se formaron en Roma,
sino que más bien responden a iniciativas de individuos que han recibido su formación
y acreditación en las escuelas de la primera categoría. Aquí incluimos a dos universida-
des nacionales. En la Argentina la educación pública es laica con lo cual cabe el interro-
gante de hasta qué punto deben ser incorporadas en una clasificación que recoge a los
centros de formación en bioética personalista (católica). Al analizar tanto la curricula
como los docentes y, principalmente, los directivos a cargo de estas escuelas, se observa
que han recibido formación católica o que están vinculados a universidades católicas,
formando parte del staff directivo de las mismas.

Los mayores desarrollos en materia de formación en bioética provienen, de cen-


tros, institutos y universidades adscritas al catolicismo. Entre estos se encuentran:
La Universidad Católica Argentina,
La Universidad Austral,
La Universidad Católica de Cuyo,
La Comisión de Bioética P. José Kentenich,
La Universidad Católica de La Plata y
La Universidad FASTA.

Luego, encontramos escuelas derivadas o con influencia de las anteriores:


La Universidad Católica de Santa Fe,
La Universidad Católica Argentina sede Rosario,
La Universidad Nacional de Cuyo (recibe influencia también de la Universidad de
Chile – OPS / OMS),
El Instituto Superior María Inmaculada (Pcia. De Córdoba),
La Universidad Nacional Patagonia San Juan Bosco (en relación con la Universidad
Católica de Valencia).

Aparecen también escuelas y espacios de bioética en los que se imparten cursos o


seminarios - con o sin reconocimiento del Ministerio de Educación - de otras tradiciones
religiosas. Así, mencionamos a:
La Universidad Adventista del Plata, Área de bioética;
Los seminarios en la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina), Área de bio-
ética;
La Federación Confraternidad Evangélica Pentecostal (FECEP),
El Foro de salud y bioética de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la Re-
pública Argentina (ACIERA),
El Comité de Enlace con Hospitales Testigos de Jehová,
Las Conferencias de bioética en el Centro Cultural Islámico Custodio de las Dos
Sagradas Mezquitas Rey Fahd sobre “Bioética y la Sharía Islámica”,
El Centro Islámico de la República Argentina (CIRA) y
La Comisión de Bioética Interreligiosa de la Argentina en la que participan espe-
cialistas de diversas religiones (evangélicos, islámicos, católicos, mormones, africanistas,
sikh, entre otros).

35
En la Argentina, el surgimiento de carreras de posgrado en bioética junto con la
creación de comités hospitalarios y un impulso normativo de las autoridades guberna-
mentales a partir de 1996 ayudaron a consolidar un campo disciplinar y de experticia.

Aquellas personas que cuentan con formación o certificación en bioética son con-
vocadas en calidad de expertos para aconsejar sobre las decisiones a tomar en conflictos
éticos en el campo de salud. La experticia se ejerce ya sea como consejeros en comités
hospitalarios, de legislación y políticas públicas o en casos judiciales. Los expertos parti-
cipan y aconsejan en la toma de decisiones desde la legitimidad que les provee su per-
tenencia/acreditación al campo académico/científico de la bioética.

Existen al menos 40 centros a nivel mundial que desarrollan investigaciones aca-


démicas e imparten cursos de formación en posgrado desde esta perspectiva. También
se difunde desde la Academia Pontificia para la Vida del Vaticano y las universidades
católicas. Argentina es uno de los países donde la bioética personalista ha logrado mayor
desarrollo, destacándose diversas carreras a nivel de posgrado y congresos internacio-
nales llevados a cabo desde fines de la década de 1.990.

Comités de bioética intrahospitalarios: estructura y funciones

Comités de bioética

1. Introducción. Uno de los pilares que aseguran la sustentabilidad moral, tanto


de la práctica asistencial como de la investigación clínica, es la activa participación de los
Comités de Bioética y de Ética en investigación, respectivamente. Los distintos tipos de
comités de Ética son herramientas esenciales para realizar reflexiones y recomendacio-
nes ancladas en la prudencia frente a los dilemas éticos que plantea la cada vez más
compleja actividad asistencial y experimental. A pesar de la importancia y utilidad de los
distintos tipos de comités, no resulta frecuente la consulta hacia los mismos; habitual-
mente se confunden los roles de los comités con la asunción de funciones de tipo de
ontológicas o disciplinarias; por ello resulta oportuno recordar los antecedentes, objeti-
vos y funciones de los comités de Bioética y de Ética en investigación.

2. Antecedentes. Los Comités de Bioética (COBs) han tenido una marcada influen-
cia y un desarrollo progresivo durante las últimas tres décadas en la experiencia sanitaria
internacional, regional y local; el constante influjo obedece a la necesidad de disponer
de mecanismos de discusión racionales, democráticos y plurales sobre los dilemas de
orden moral que se presentan en la práctica, vinculados a las ciencias de la vida y la
salud. Uno de los primeros antecedentes de constitución del COB data de 1976, cuando
el juez Hughes de la Corte Suprema de New Jersey utilizó para los fundamentos de su
sentencia las sugerencias de un comité hospitalario en el paradigmático caso "Quinlan".
Otra forma del influjo de la Bioética se corporizó con la creación de comités o comisiones
nacionales de Bioética y/o ética médica, tal el caso de Estados Unidos, España, Francia,
Italia, Canadá y en gran parte de Latinoamérica.

36
3. Comités de Bioética. Definición. Es una comisión consultiva e interdisciplinar,
al servicio de los profesionales y usuarios de una institución sanitaria, creada para ana-
lizar y asesorar en la resolución de los posibles conflictos éticos que se puedan producir
a consecuencia de la labor asistencial, y cuyo objetivo es mejorar la calidad de dicha
asistencia sanitaria. El Comité de Ética Asistencial trataría de facilitar el proceso de de-
cisión en los casos más conflictivos asesorando, tras su análisis, sobre la corrección de
las decisiones morales que se toman en la actividad sanitaria.

Objetivos.
Nacieron como consecuencia de las necesidades de los profesionales sanitarios de
compartir las decisiones que afectan a la calidad de vida de los pacientes y que conllevan
el riesgo de la incertidumbre, tanto por los resultados de determinadas terapias o inter-
venciones, como en la valoración de riesgos y beneficios. Tienen entre sus objetivos res-
petar al máximo la legítima autonomía del paciente, así como proporcionar pautas de
actuación coherentes en casos difíciles o que se presentan con frecuencia, mediante
protocolos. También cuando se necesitan respuestas rápidas y entran en conflicto valo-
res del paciente o de su familia, con los valores que los profesionales de la salud y de la
institución sanitaria desean proteger. O cuando suceden conflictos de valores entre los
miembros de la familia o entre los propios miembros del equipo profesional.

Antecedentes
A.- En nuestro país la promoción de los COBs ha tenido una amplia y persistente
difusión, tanto en el ámbito público como privado; las primeras iniciativas datan de la
década de 1980, en el Hospital de Clínicas de Buenos Aires (1984), el Servicio de Neona-
tología del Hospital Italiano de Buenos Aires (1984) y el Centro Oncológico de Excelencia
de la Fundación Mainetti (1987). A partir de estas experiencias se han creado COBs en
el Hospital Penna de Bahía Blanca, Hospital de Niños de la Plata, Hospital Evita de Lanús,
Hospital del Niño de San Justo, Hospital F. J. Muñiz, entre otros.

B.- Las primeras referencias normativas nacionales se encuentran en la ley 24.742.


En la provincia de Buenos Aires se sancionó el primer antecedente normativo provincial
que establecía la necesidad de aprobación de las investigaciones por parte del COBs, a
través de la ley 11.044. En el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) se
dictaron dos leyes locales que regulan tanto a los comités de Bioética Clínica, como los
comités de Ética en Investigación. La inmensa mayoría de las provincias tienen regula-
ciones propias en la materia.

C.- En el ámbito internacional existe gran cantidad de normas y recomendaciones


sobre los COBs, el punto culmine se alcanzó en 2005 a través de la Declaración Universal
de Bioética y Derechos Humanos de la UNESCO que estableció la necesidad de “crear,
promover y apoyar, al nivel que corresponda, comités de Ética independientes, pluridis-
ciplinarios y pluralistas”. Dentro de las funciones que la Declaración les asigna a los COBs
se destacan: a) evaluar los problemas éticos, jurídicos, científicos y sociales pertinentes
suscitados por los proyectos de investigación relativos a los seres humanos; b) prestar
asesoramiento sobre problemas éticos en contextos clínicos; c) evaluar los adelantos de
la ciencia y la tecnología, formular recomendaciones y contribuir a la preparación de

37
orientaciones de la Declaración; d) fomentar el debate, la educación y la sensibilización
del público sobre la Bioética, así como su participación al respecto.

Las comisiones nacionales de Bioética se han definido como órganos designados


por algún poder del Estado, colegiados, interdisciplinares, independientes, representa-
tivos de diferentes sensibilidades morales, con fines altruistas; cuya función consiste en
emitir opiniones éticas no vinculantes acerca de problemas morales, jurídicos y sociales
producidos por la investigación, experimentación y aplicación de nuevas tecnologías en
el campo de las ciencias de la vida y la salud.

En Latinoamérica y el Caribe se han constituido comisiones nacionales de Bioética


(Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, El Salvador, Haití, Jamaica, México, Re-
pública Dominicana, Venezuela). En la Argentina, luego de varios intentos, en 2016 se
constituyó el Comité Nacional Asesor de Ética en Investigación. (Resolución MS 1002/2016.
Ministerio de Salud. Buenos Aires, 14/07/2016. B.O., 21/07/2016. Creación del Comité Nacional Asesor
en Ética de la Investigación.)

En ese sentido, el COBs se instala como una alternativa eficaz para fomentar víncu-
los terapéuticos saludables a partir de la defensa del paciente como sujeto moral autó-
nomo y portador de derechos, y al mismo tiempo apuntalar y acompañar las decisiones
de los agentes de Salud, al brindarles un ámbito de reflexión plural, interdisciplinario y
democrático. En los inicios, los COBs realizaban funciones, tanto en ética clínica como
en investigación; a través del tiempo y a partir del incremento de requerimientos regu-
latorios y el aumento de demanda de evaluación de estudios, comenzó un proceso de
desdoblamiento de roles, en algunos casos se establecían subcomisiones para la revisión
de estudios biomédicos hasta la actualidad, en donde se encuentran claramente delimi-
tados los roles y funciones tanto sea como Comités de Bioética (COBs), propiamente
dichos, y Comités de Ética en Investigación – CEIs -.

Las diferencias más significativas entre los COBs y los CEIs, pueden sintetizarse en:

a) Objeto: Los COBs deliberan y emiten recomendaciones en dilemas bioéticos; los


CEIs deliberan y toman decisiones mandatarias en estudios biomédicos.

b) Actividad: Los COBs están mínimamente regulados, no precisan autorización esta-


tal para funcionar; los CEIs están fuertemente regulados y en algunas jurisdicciones pre-
cisan autorización para funcionar. La composición de los COBs, de acuerdo a la ley 3.302
(CABA), estará conformada “por un grupo de profesionales y no profesionales relacio-
nados al ámbito de la salud, del derecho, de las ciencias sociales u otros ámbitos vincu-
lados a la bioética, no perteneciendo ningún integrante a la estructura jerárquica del
hospital. Debe asegurarse la representación de la población de acuerdo a las caracterís-
ticas de género y rango etario equitativamente”, además la ley precisa que la cantidad
de miembros puede oscilar entre diez y quince. Más allá de las distintas estipulaciones
normativas, durante los años en que los COBs han realizado un trabajo sostenido, se han
hecho notar distintos avances y aportes en las instituciones asistenciales donde han sido
creados y los mismos pueden sintetizarse en:

38
a) Disminución del índice de litigiosidad en las instituciones sanitarias, generando un
ámbito adecuado de prevención y gestión de reclamos, al coadyuvar a la generación de
una ética colectiva dirigida a consolidar la seguridad del paciente.

b) Generación de estrategias de distribución equitativa de los recursos, optimizando


la aplicación de los mismos al incluir en la lógica financiera consideraciones y criterios
de justicia hospitalaria.

c) Reforzamiento de la confianza en el vínculo con el paciente y su entorno, como así


también en la relación equipo de Salud-Institución.

d) Establecimiento de criterios uniformes y guías de buena práctica ético-legal en di-


lemas ético clínicos y en ensayos de investigación.

e) Desarrollo de tareas educativas y de formación en todos los niveles de la institu-


ción.

f) Promoción de la Bioética en la construcción de la documentación médica sanitaria:


historias clínicas, procesos de consentimiento informado, fichas de atención ambulato-
ria, entre otras.

Estructura, funciones y procedimientos.

El COB se conforma con la participación de profesionales y personas vinculadas


y ajenas al ámbito de la Salud; la composición está dada por la presencia de médicos,
enfermeros, trabajadores sociales, agentes administrativos, personal de servicios com-
plementarios, abogados internos y externos, filósofos, antropólogos, sociólogos y repre-
sentantes de culto, entre otros; también resulta insoslayable la participación de repre-
sentantes de la comunidad y de los pacientes.

El Comité es un foro constituido por médicos, enfermeras, psicólogos, filósofos y


ciudadanos que no tienen relación con las profesiones sanitarias, donde se delibera, so-
pesa y pondera sobre los diferentes valores inmersos en la práctica asistencial, tratando
de asesorar sobre las distintas decisiones que se pueden tomar.

Existen distintos comités acreditados. Cualquier ciudadano o profesional sanitario


puede acudir y consultar acerca de los problemas éticos que acontecen en la práctica
sanitaria. La forma de contacto puede realizarse a través de los Servicios de Atención al
Usuario o de cualquiera de los miembros de los Comités de Ética Asistencial.

No son funciones del Comité ni promover ni amparar actuaciones jurídicas para


las personas o para la institución. Tampoco peritan ni se manifiestan sobre las denuncias
o reclamaciones que afecten a los procesos técnicos de la actividad sanitaria. No realizan
juicios sobre la práctica profesional o la conducta de los profesionales sanitarios, ni so-
bre las conductas de los pacientes o usuarios. Tampoco toman decisiones. Son órganos
consultivos y tienen carácter asesor.

39
La participación de representantes religiosos genera discusiones alrededor de la
identidad secular o confesional de los COBs, en realidad si la institución asistencial es
una organización civil, pública o privada, no perteneciente a un culto en particular, de-
bería constituir un COB de génesis secular, o ecuménico, donde participen, como miem-
bros, representantes de distintas religiones. En cuanto a la participación de bioeticistas,
desde los inicios se constataba la dificultad de una participación efectiva, ya que la can-
tidad de expertos disponibles era, y lo sigue siendo, sensiblemente inferior al número
de COBs; para paliar ese déficit se dio comienzo a un incesante proceso de formación en
Bioética de aquellas personas interesadas en profundizar esa área del conocimiento y
utilizarla para enriquecer la actividad de los COBs. Un dilema poco discutido se relaciona
con la participación del abogado, no en cuanto a la indiscutible necesidad de su presen-
cia, ya que la cuestión legal precede a la ética, sino su pertenencia a la institución, ya
que para algunos la presencia del abogado podría traer aparejado un conflicto irresolu-
ble, en cuanto su interés primario consiste en la defensa de los intereses institucionales.
La participación de un abogado independiente, experto en derecho sanitario, allanaría
cualquier hipótesis de conflicto. En donde no hay debate es sobre la imposibilidad que
los directivos o la más alta jerarquía institucional, participen como miembros de los
COBs, ya que ello afectaría la independencia y la libertad de acción y opinión del resto
de los miembros. Una discusión especial merece la consideración sobre la participación
del representante de la comunidad como miembro del COB; la primera cuestión gira
alrededor de considerar quiénes revisten esa condición. En principio es oportuno dife-
renciar la representación comunitaria de la comunidad afectada; esta última está vincu-
lada con la necesaria e imprescindible participación de los pacientes; la debida conside-
ración de su opinión y juicio es irremplazable porque representa la mirada del sufriente
y padeciente. El COB debe mantener independencia funcional con los distintos estamen-
tos institucionales, debe asegurarse un accionar independiente, autónomo e inmune a
presiones de cualquier orden (político, gremial, religioso, etc.). Los criterios de acepta-
ción de miembros del COB, deberían sostenerse sobre la base de antecedentes profe-
sionales y laborales, preocupación demostrada en el tema, niveles de aceptación entre
pares y pacientes y entrenamiento en Bioética. Además resulta decisivo para el buen
desarrollo del trabajo del COB que sus miembros participen de una sensibilidad común
basada en convicciones éticas que contribuya a la mejora de la atención e investigación
biomédica, tutelando los mejores intereses del paciente y del equipo de Salud.

4. Responsabilidad de los Comités de Bioética. Un aspecto poco discutido en el


orden local está referido a la responsabilidad de los COBs; los interrogantes giran alre-
dedor de determinar si tanto los miembros, como los comités, cuando constituyan per-
sonas jurídicas, podrían ser demandados por daños padecidos y relacionados con reco-
mendaciones o estudios aprobados y supervisados por los comités. Al no existir prece-
dentes judiciales, en un plano meramente conjetural, podrían plantearse distintas cir-
cunstancias; en primer lugar se diferencian hipótesis de daños por acción y por omisión,
en el primer caso, por ejemplo un COB aprueba un estudio que conlleva una balanza
manifiestamente negativa en términos de riesgos y beneficios, en donde un sujeto ex-
perimenta lesiones graves e irreversibles; la posibilidad de ocurrencia de daños por omi-
sión podría acontecer cuando el COB frente al reporte frecuente e insistente de eventos
serios y relacionados con el estudio, no toma ninguna resolución inmediata, ni solicita
la suspensión del estudio, y varios sujetos sufren daños.

40
Uno de los primeros y escasos trabajos publicados ha establecido que nadie puede
afirmar cabalmente si los comités pueden ser demandados; se indica que no se posee
experiencia en una Corte sobre este tema. Sin embargo una revisión negligente que re-
sulte un perjuicio para el paciente, puede conducir a la responsabilidad legal. En el tra-
bajo referido, resulta interesante observar que luego de consultados tres referentes del
derecho norteamericano, se arriban a tres respuestas distintas:

a) Irresponsabilidad e inmunidad de los comités: Se cita un caso de Los Ángeles,


en donde la defensa esgrimida por el médico, en cuanto a que su actuación fue realizada
por la influencia del Comité, fue desestimada. Uno de los argumentos gira alrededor de
la intransferibilidad de la responsabilidad profesional; es decir cuánto un médico o in-
vestigador produce un daño por el despliegue de su actividad, las consecuencias deben
recaer sobre el mismo y no deberían trasladarse al Comité que generó una recomenda-
ción. Por otro lado, si sobre los comités sobrevolara el riesgo de la demanda judicial, ello
podría coartar la libertad de actuación y opinión, generando el desarrollo de una Bio-
ética a la defensiva (Hartz).

b) Responsabilidad por culpa grave, gran negligencia o total inhabilidad: En este


caso la postura es intermedia entre la inmunidad y la responsabilidad total de los comi-
tés, aquí se argumenta que solo responden cuando sus acciones y/o omisiones se han
producido de modo gravemente negligente, con total desconocimiento y despreocupa-
ción del caso o por la comisión de errores inexcusables (Shapiro).

c) Responsabilidad por confianza y dependencia en la decisión clínica: En este


caso se determina que los comités siempre responderán, tanto en ética clínica como en
ética de investigación, ya que la fuerza moral de sus recomendaciones son práctica-
mente vinculantes de hecho en todos los casos. Médicos e investigadores aceptan, casi
en la totalidad de los casos, las recomendaciones de los comités, entonces, dado el tre-
mendo peso de los comités para orientar las acciones, siempre responderán en aquellos
casos en que los daños se encuentren causalmente relacionados con la actuación con-
dicionada por sus recomendaciones (Cohen).

En el ámbito local, la responsabilidad requiere la presencia concomitante de los


presupuestos de responsabilidad:
a.- la acción,
b.- antijuridicidad de la acción;
c.- factor de atribución y,
d.- relación de causalidad.

41
CAPITULO III
1. – Comienzo de la vida, final de la vida: consideración reflexiva y crí-
tica
2.- La muerte como problemática de la relación profesional – paciente
3.- Ética en medicina. La perspectiva bioética.

COMIENZO DE LA VIDA HUMANA

La Bioética, disciplina que ha irrumpido con fuerza en los últimos años, desde que
Potter acuñó el término en 1971, estudia los problemas éticos que plantea el desarrollo
de la
Ciencia y la Tecnología aplicadas a la vida humana. Actualmente, el hombre es ca-
paz de actuar, de manipular sobre el comienzo y el fin de la vida humana. Se trata de
dos momentos de la vida del ser humano, esencial, muy importante. En su tratamiento
adecuado queda implicada la dignidad del hombre.

Hoy día se habla y se discute mucho sobre los derechos humanos. Pero en el am-
biente laten preguntas que necesitan respuesta:
A.- ¿Es el hombre, un mero animal?
B.- ¿Puede ser considerado como una máquina, cuyas piezas pueden ser manipu-
ladas? C.- ¿Son seres humanos los embriones, los fetos, un demente, un individuo en
coma, un anciano, un disminuido físico o psíquico?
D.- ¿Lo es una persona cuyo sufrimiento moral o físico se hace intolerable?
E.- En el ambiente opulento de la sociedad occidental, ¿podemos decir que tienen
la misma dignidad la vida o la muerte de una persona que sufre?

Definir la vida es difícil, y, por eso, en gran medida la dificultad de definir lo que es
la muerte, estriba en la dificultad de definir aquélla, ya que ambos conceptos están en-
trelazados. Bajo el punto de vista biológico, podemos decir que lo más fácilmente ob-
servable y definible son las cualidades propias de todo ser vivo: la absorción, la asimila-
ción, la excreción, la excitabilidad, la reproducción y otras, como es la renovación de los
materiales fisicoquímicos que constituyen ese ser vivo: renovación continua, ininte-
rrumpida, que hace que al cabo del tiempo, sus materiales componentes sean ya otros,
y a pesar de ello ese ser vivo concreto sigue siendo el mismo. Se habla de un nivel mo-
lecular, y en este sentido, el descubrimiento más importante ha sido el de los ácidos
nucleicos, en los que está impresa la información para la reproducción y el manteni-
miento de las características de todo ser vivo durante toda la vida. Los ácidos nucleicos
son como su documento de identidad, que se adquiere en el momento de la fecunda-
ción, y estará activo hasta el final, hasta la muerte.

Se distingue además en todo ser vivo un nivel celular, es decir, que sus células
pueden seguir viviendo por su cuenta, separadas, en un medio adecuado; un nivel orgá-
nico, referente a los órganos, que también, en condiciones adecuadas, pueden vivir se-
parados del individuo; y el nivel del individuo como un todo, con una vida individual, en
la que todos esos niveles quedan integrados, armonizados en un todo único. En todo ser
vivo, sea animal o vegetal, el todo es más importante que las partes, es decir, la unidad

42
organizativa es lo esencial. En este sentido, hoy día se habla de una función muy impor-
tante, la autorregulación, que no es más que la capacidad de coordinar todas las funcio-
nes vitales para que ese ser vivo concreto permanezca como un todo.

Bajo el punto de vista filosófico, se dice que los seres vivos son los capaces de
moverse por sí mismos; tienen una fuerza interior, un algo que permite el cambio vital,
la adaptación al medio, el poder tomar lo que necesitan del medio en que se encuentran,
el poder incluso modificar el medio ambiente. Esa capacidad de moverse a sí mismo, esa
automoción es la vida. En la teoría de Aristóteles el alma seria el acto primero del cuerpo
organizado, su forma sustancial.

Se distinguen varios tipos de seres vivos, correspondientes a tres tipos de vida:


Vegetativa,
Sensitiva e
Intelectiva.
En el hombre se dan los tres tipos de vida, pero, como es natural, dentro de una
misma y única vida.
La vida humana tiene otra característica:

El hombre llega a la existencia sin haberla pedido. Se encuentra inmerso en la vida


sin saber por qué. Luego la vida humana es un don, y en consecuencia el hombre no
puede disponer de ella. Radicalmente es un deudor, y esa vida humana es una vida per-
sonal, de un ser irrepetible, en cuyo poder está su propio destino, con capacidad para
comunicarse con los demás y con capacidad para entregarse; es un ser abierto a la reali-
dad propia o íntima y a la realidad externa; es un animal de realidades, con capacidades
que se irán desarrollando y manifestando poco a poco, progresivamente; y aunque, por
el motivo que sea, no se puedan manifestar, siempre se tratará de un ser humano.

La vida de cada persona comienza con la fecundación.


El dinamismo biológico de todo ser vivo, comienza con la unión del espermato-
zoide y el óvulo. Antes de la fusión de estas células transcurre un tiempo de maduración
de las mismas en el interior del aparato genital correspondiente.

Posiblemente, la fusión de las membranas de las dos células progenitoras sea el


momento más importante en el comienzo de la vida humana. Es el "big bang" biológico,
el comienzo de la vida de una persona.

Ulteriores etapas en el desarrollo.

Los procesos y cambios que se dan en el curso del desarrollo son característicos y
peculiares de cada individuo. No es igual el desarrollo de un individuo que de otro.

En cuanto a datos cronológicos, podemos reseñar, entre muchos, los siguientes:

Consideraciones bioéticas.

43
1) Debido a que cada proceso biológico es causado en base a procesos inmediata-
mente anteriores, salta a la vista la existencia de un continuum vital que hace imposible
establecer barreras biológicas y por tanto conceptuales. Todo comienza en la fecunda-
ción. Desde ese momento se instaura una cascada de acontecimientos suave e ininte-
rrumpidamente concatenados. Nunca se ha detectado una discontinuidad a lo largo del
tiempo. La fecundación es como la cabecera de la cascada, que va perdiendo intensidad
con el tiempo, hasta el momento de la muerte.

La ontogenia, el desarrollo, es un conjunto de fenómenos que, desde que se dis-


paran en el momento de la fecundación no se interrumpirán hasta el momento de la
muerte; se pasa de unos a otros periodos, suavemente, insensiblemente. Se trata pues,
de una biografía una e indisoluble que comienza con la fecundación y termina en el ins-
tante de la muerte.

El cigoto, el embrión, no es pues una "cosa viva", pues las cosas no viven.

2) Se trata de una vida autónoma porque ese ser toma del medio ambiente en que
se encuentra todo lo necesario para subsistir independientemente en muchos casos de
que la madre esté enferma o desnutrida. Autonomía relativa, no esencialmente dife-
rente de la del adulto, que también depende del medio en que se encuentra: del aire,
del agua, del alimento, de las relaciones sociales, etc. Y el nuevo ser además rige y con-
trola autónomamente sus propios procesos, gracias a la carga genética que dirige toda
su actividad.

3) Ese ser, vivo y autónomo, tiene la condición humana. Se demuestra que el ser
que nos ocupa es de la especie humana porque tiene una organización físico-química
exclusivamente humana, distinta estructuralmente de las restantes especie animales.

4) Contiene además una carga genética, aportada por los gametos en fecundación,
responsable de las diferencias del mismo con respecto a otros individuos de su misma
especie, no sólo por lo que se refiere al sexo o a los aspectos externos color de los ojos,
forma de la nariz, modo de andar, de hablar, de escribir, etc., sino también por lo que
respecta a los órganos internos; incluso están ya marcadas determinadas disposiciones
para enfermar, que en muchos casos no se pondrán manifiesto hasta transcurridos años
después del nacimiento.

Digno es lo que debe ser tratado con respeto y veneración. Y esa dignidad hay que
aplicarla al hombre en toda su realidad biográfica, desde el comienzo de su vida. Por lo
tanto, desde el primer momento de la existencia el nuevo ser es digno de respeto por-
que se trata de un ser humano.

ASPECTOS ÉTICOS EN EL FINAL DE LA VIDA

La ética trata de responder a la corrección de nuestros actos, a su bondad, a si


obramos justamente o no. En el final de la vida se producen diversas situaciones, algunas
de gran complejidad, en las que tanto los profesionales como los familiares y el propio
enfermo dudan acerca de qué es lo mejor para el paciente. Parecería lógico pensar que

44
lo que desea el paciente fuera verdaderamente lo mejor para él, sin embargo, algunos
deseos del enfermo nacen de una deficiente información y, por lo tanto, no pueden
considerarse realmente autónomos, o son capaces de generar conflictos al enfrentarse
a los valores del resto de los actores de la relación clínica: los profesionales sanitarios,
los familiares o las instituciones. Asimismo, algunas actuaciones de los profesionales o
deseos de los familiares pueden ser contrarios a las aspiraciones del enfermo a pesar de
que se realicen con la mejor de las intenciones.
Analizaremos algunos aspectos que son fundamentales para contemplar ciertos
conflictos éticos que se pueden producir en el final de la vida.

1.- ENFERMEDAD Y SUFRIMIENTO

La enfermedad, al igual que el sufrimiento y la muerte, es consustancial a la vida.


El enfermo cuando pierde la salud decide ir al médico, y cuando acude a él lo hace con
la voluntad de curarse. El enfermo confía en los conocimientos del profesional y solicita
su ayuda técnica para conseguir ese objetivo. Sin embargo, a pesar de todos los avances
científicos y tecnológicos y de la voluntad del profesional o de lograrlo, la curación no
siempre es factible. Cuando la curación no es posible el paciente tiene que convivir con
la enfermedad y debe enfrentarse a una situación condicionada por el sentimiento de
pérdida derivado del deterioro físico y psicológico que persistirá el resto de sus días.

La experiencia del sufrimiento es universal y suele alcanzar una mayor intensidad


en las fases finales de la vida afectando tanto al enfermo como a sus familiares y amigos.
En nuestra sociedad se ha alcanzado un notable grado de consenso en cuanto a la acti-
tud a tomar cuando la muerte está próxima y resulta inevitable. Suele resumirse en una
frase que la pronuncian muchas personas, ya sean enfermos, familiares o profesionales
de la salud: “Que no sufra”. Y es que una parte importante de las personas que viven en
nuestra sociedad consideran que el sufrimiento no tiene ni sentido ni utilidad cuando el
enfermo se ve abocado de manera irremisible a la muerte. Esto no sólo es así sino que
muchos de nuestros conciudadanos no dudan en calificar de “indigna” a la muerte del
paciente que va precedida de intensos dolores o de postración severa, que ocasionan la
indefensión y la dependencia más absoluta. De hecho, la presencia de un sufrimiento
insoportable para el enfermo y refractario a los tratamientos y recursos de que disponen
los profesionales sanitarios, suele ser una de las razones que se argumentan para llevar
a cabo una sedación en el paciente, o de que el enfermo solicite una eutanasia o un
suicidio asistido.

Pero, cuando se trata de profundizar en el sufrimiento del enfermo, se tropieza


con algunas dificultades derivadas de la personalidad del propio paciente y de su estado
emocional así como del conocimiento e implicancia de los profesionales en su atención.
Por ello, resulta cuando menos inquietante que éstos utilicen como uno de los síntoma-
guía a la hora de tomar decisiones al “sufrimiento” cuando del sufrimiento no resulta
extraño que se desconozcan algunos de los factores que contribuyen a dicha experien-
cia, así como las posibles terapias o intervenciones que pudieran aliviarlo. Incluso, puede
desconocerse –puesto que habitualmente no se le pregunta- el significado que el sufri-
miento puede representar para un individuo determinado.

45
Muchos de los profesionales que se enfrentan a diario con la muerte, se sienten
prisioneros de sus propios temores o poco preparados para afrontar de una forma se-
rena y rigurosa la comunicación y la relación con el enfermo en la fase final de la vida,
¿de qué manera podrán informar verazmente al paciente para que, en uso de su auto-
nomía, pueda tomar una decisión acorde a sus valores y a sus creencias?

Parecería necesario en consecuencia que para ayudar al enfermo y a su familia en


la toma decisiones en el final de la vida, además de mejorar en la forma de comunicarse
con los pacientes y sus familias, se trate de homogeneizar entre los profesionales, y si
fuera posible también en nuestra sociedad, qué se entiende por dolor o sufrimiento y
cuándo puede éste recibir el calificativo de “refractario” o irresistible o insoportable.

¿Qué es el sufrimiento?

Aunque los animales también padecen dolor, tener conciencia del dolor, darse
cuenta de la propia soledad ante el dolor, es decir, la conversión del dolor en “desgra-
cia”, hace que esta experiencia se transforme en una vivencia específicamente humana.

Para alivio del ser humano la soledad del dolor, del sufrimiento, es una “soledad
compartida” puesto que los demás también sufren o padecen su propio dolor. Y una de
las consecuencias que se desprenden de este conocimiento es que desde el propio su-
frimiento se puede comprender el dolor del prójimo y, por tanto, ser solidario con su
dolor.

Aunque existen diversas formas de padecer subsiste una semejanza común, una
raíz común en el sufrir. Es distinto un dolor de muelas, de una frustración profesional o
de un desencanto afectivo. Pero en el seno de dichas experiencias palpita una vivencia
común: el sufrimiento. El desamor, la infidelidad del cónyuge o de un amigo, no lograr
nuestros deseos o aspiraciones personales, el maltrato, son experiencias que nos hacen
sufrir, que nos muestran esa raíz común. Y, a pesar de que todos experimentamos el
sufrimiento, a la hora de definirlo entre los profesionales no se alcanza un consenso
satisfactorio. De hecho, el contacto con quienes sufren pone de manifiesto el inmenso
vacío que separa el discurso sobre el dolor de los profesionales y el de los enfermos que
lo padecen en propia carne.

Además de la dificultad en definir el sufrimiento y, por lo tanto en ser reconocido


por parte de los profesionales, éstos se sitúan en una época en la que se idealiza el dato
concreto, objetivo, aquel dato que les permita diagnosticar y curar las enfermedades. Es
probable que la pobre comprensión por parte de los profesionales de la salud así como
por las instituciones sanitarias, de la compleja naturaleza del sufrimiento, pueda dar
como resultado que un acto médico pueda convertirse en una fuente de sufrimiento en
sí misma aunque técnicamente sea irreprochable. Nos referimos, entre otras interven-
ciones por ejemplo, a la prolongación de determinados tratamientos o al uso de ciertos
recursos como cuidados intensivos, diálisis o intervenciones quirúrgicas que resultan
desproporcionadas en determinadas situaciones y que sólo logran prolongar la vida bio-
lógica sin mejorar la calidad de vida del paciente. Dicho en otras palabras, intervenciones
que sólo prolongan el proceso de morir. Existe la sospecha de que en la actualidad, en

46
las consultas, en las residencias asistidas o en los hospitales, mucho sufrimiento conti-
núa sin ser ni siquiera detectado ni, por lo tanto, aliviado.

El sufrimiento es como un estado cognitivo y afectivo, complejo y negativo, carac-


terizado por la sensación que experimenta la persona de encontrarse amenazada en su
integridad, por el sentimiento de impotencia para hacer frente a esta amenaza y por el
agotamiento de los recursos personales y psicosociales que le permitirían afrontarla. En
otras palabras, se define el sufrimiento como el resultado de un balance negativo entre
amenazas y recursos.

El sufrimiento surge no sólo ante los síntomas, sino también ante el significado
que tienen para el propio enfermo como puede ser el temor a la pérdida de su indepen-
dencia o el temor a la pérdida de su vida.

El alivio del sufrimiento

El sufrimiento es una experiencia universal profundamente subjetiva y todos he-


mos padecido o padeceremos algún día. Si se quiere atender la experiencia del sufri-
miento es importante que se sepa explorar en todo enfermo tanto sus preocupaciones
como los recursos de que dispone. Esta exploración sólo es posible mediante el diálogo.
Tanto el cuidado del enfermo como el alivio de su sufrimiento precisan de una relación
profesional paciente basada en un proceso de comunicación y de confianza entre dos
personas que se respetan mutuamente. Comunicarse, hablar, preguntar, mostrar em-
patía con el enfermo se convierte, por lo tanto, en una tarea fundamental del profesio-
nal de la salud.

Proceso de comunicación

El proceso de comunicación en la relación del profesional, con el enfermo es bá-


sico ya que no puede existir una relación de confianza entre dos seres que no se comu-
nican entre ellos. El proceso de comunicación debe tener en cuenta las necesidades de
información del paciente sabiendo que debe proveerles de la capacidad necesaria para
tomar las decisiones que afectan a la evolución de su enfermedad (es decir, de la elec-
ción de la alternativa terapéutica, incluyendo el rechazo al tratamiento, más acorde a
sus creencias y valores).

Para que el proceso de comunicación sea adecuado se precisa de interés y capaci-


dad de escucha por parte del profesional - la llamada escucha activa - así como que su
discurso sea sincero, sensible y, dadas las condiciones de incertidumbre en que se mue-
ven los componentes de la relación clínica en estas circunstancias, con un margen a la
esperanza.

Una comunicación deficitaria puede generar múltiples problemas. Algunos aspec-


tos de la información, como la revelación del diagnóstico y del pronóstico de una enfer-
medad, pueden convertirse en una nueva fuente de sufrimiento cuando se realiza por
profesionales con pocas habilidades en el manejo de la información.

47
A la hora de analizar el sufrimiento, mediante la comunicación y el diálogo, se debe
interrogar a la persona que lo padece, tanto sobre los estímulos biológicos (dolor, náu-
seas, etc.) como sobre los estímulos psico-sociales que le están afectando y, de esta
manera, conocer sobre qué variable se puede intervenir para disminuirla o erradicarla.
Además, de valorar las anteriores amenazas o déficit, en el diálogo con el paciente se
pueden evaluar los recursos y las capacidades que poseen para hacer frente a esas difi-
cultades. Algunos de estos factores son evitables y mediante la intervención de distintos
profesionales se podrán modificar.

En muchas ocasiones el profesional será incapaz de conocer con certeza por qué
alguien está sufriendo, qué factores están influyendo, incluso el mismo sufriente puede
desconocerlo. Es debido a que existen aspectos del sufrimiento que son inevitables y
sobre los que resulta difícil intervenir. Cuando esto ocurra, los profesionales deberán
saber que el alivio del sufrimiento a menudo se consigue acompañando a la experiencia
de soledad del enfermo.

El ser humano teme a la muerte, pero también teme al sufrimiento, a la soledad,


al dolor, al desamparo, a la humillación. Concebir una vida sin sufrimiento es imposible.
La realidad nos dice que la mayoría de las personas sufren padecimientos físicos, psíqui-
cos y espirituales durante el proceso de morir que le conducen a distintas experiencias
de sufrimiento. Todos los que están implicados en el cuidado de estos enfermos y de sus
familias, deberían comprender que el alivio y el consuelo de los pacientes se logran prac-
ticando una medicina humana que tenga en cuenta a la persona en todas sus dimensio-
nes (biológica, psíquica, social y espiritual)

2.- ¿SE ENCUENTRA EL ENFERMO EN EL FINAL DE LA VIDA?

Reconocer si un paciente se halla en el final de su vida no es una cuestión superfi-


cial. Si el enfermo sufre una dolencia que se puede curar y se considera que está en el
final de su vida se cometerá un error del que se derivarán graves consecuencias como
puede ser una muerte prematura o la aparición de graves secuelas que pueden empeo-
rar de manera importante el resto de su vida. Por el contrario, someter al paciente in-
curable en una fase irreversible y final a terapias que no están indicadas en su situación
clínica también tiene graves consecuencias como es el sufrimiento que se deriva de una
obstinación terapéutica. Con el objetivo de disminuir la incertidumbre que se genera en
algunas situaciones se establecen algunos criterios que pueden ser de utilidad para los
profesionales de la salud y de los que el enfermo tiene derecho a ser informado.

3.- ¿SE DEBE INFORMAR A TODOS LOS ENFERMOS?

La Ley 26.529 de noviembre 2009 sobre los Derechos del Paciente en su Relación
con los Profesionales e Instituciones de la Salud, que fuera reformada por las leyes N°
26.742 del 24-05- 2012 y N° 26.812 del 21-01-2013 se refieren a ello.

En su Capítulo II se refiere a LA INFORMACION SANITARIA:

48
ARTÍCULO 3º — Definición. A los efectos de la presente ley, entiéndase por infor-
mación sanitaria aquella que, de manera clara, suficiente y adecuada a la capacidad de
comprensión del paciente, informe sobre su estado de salud, los estudios y tratamientos
que fueren menester realizarle y la previsible evolución, riesgos, complicaciones o se-
cuelas de los mismos.

ARTÍCULO 4º — Autorización. La información sanitaria sólo podrá ser brindada a


terceras personas, con autorización del paciente.
En el supuesto de incapacidad del paciente o imposibilidad de comprender la in-
formación a causa de su estado físico o psíquico, la misma será brindada a su represen-
tante legal o, en su defecto, al cónyuge que conviva con el paciente, o la persona que,
sin ser su cónyuge, conviva o esté a cargo de la asistencia o cuidado del mismo y los
familiares hasta el cuarto grado de consanguinidad.

La necesidad de conocer la verdad no es la misma en todos los individuos ni para


todos los temas en cualquier momento. Comunicarse con el enfermo tratando de des-
cubrir sus necesidades, sus temores y sus recursos emocionales para afrontar malas no-
ticias se convierte en un requisito imprescindible. Este proceso de comunicación servirá
de ayuda para intervenir sobre aquellos aspectos biológicos o psicosociales que pueden
aliviar su sufrimiento. No se debe olvidar que el enfermo necesita integrar la informa-
ción que se le proporciona en su mundo personal.

Excepciones:
Existen algunos casos en los que existe una gran certeza de que la información
puede generar males mayores de los que se pretenden evitar como puede suceder en
algunos enfermos con patología psiquiátrica previa o con trastornos de la personalidad.
En esos casos estará justificada la abstención informativa aunque será necesario proce-
der a una rigurosa información a sus representantes ya sean familiares o tutores. En
algunos casos en los que no existan representantes y el paciente no sea competente, las
intervenciones que se deban aplicar se deberán de poner en conocimiento del Juez.

En el resto de las situaciones se procederá a informar a los pacientes de una forma


veraz, evitando generar mayores daños, sabiendo que el objetivo final es que pueda
disponer del conocimiento suficiente de su situación para tomar aquellas decisiones que
son acordes a su forma de ver e interpretar la vida. Es decir, deberá conocer el diagnós-
tico y el pronóstico, así como la existencia, o no, de intervenciones médicas, diagnósticas
o terapéuticas, con una ponderación de riesgos y beneficios.

4.- ¿PUEDEN LIMITARSE LOS TRATAMIENTOS?

Poner un límite a los tratamientos constituye uno de los problemas éticos más
comunes en la práctica diaria de la medicina actual. Añadir y/ o mantener los tratamien-
tos que el desarrollo científico-técnico de la medicina pone hoy día en manos de los
profesionales puede salvar la vida de un enfermo o representar una agresión continuada
que le impida morir en paz.

Limitar los tratamientos obliga al profesional sanitario a realizar:

49
1.- En primer lugar un riguroso ejercicio diagnóstico y pronóstico. Debe saber si el
enfermo realmente se halla en el final de su vida y, en consecuencia, establecer un pro-
nóstico acerca de las consecuencias que se derivan de la continuación, o no, de los tra-
tamientos.

2.- En segundo lugar, debe conocer los deseos del enfermo tras haber establecido
un proceso de comunicación que le haya permitido tomar conciencia de su situación.

¿Cómo se procede?

Una vez establecido que el enfermo se encuentra en el final de la vida, los profe-
sionales disponen de algunos criterios que pueden ayudarles a valorar las consecuencias
que se derivan de la continuación o no de los tratamientos. En primer lugar se pueden
diferenciar distintos “niveles de tratamiento”, de menor a mayor complejidad, con el
objetivo, entre otros, de poder concretar las distintas medidas terapéuticas y ponderar,
teniendo en cuenta la situación clínica del enfermo y las consecuencias que se prevén
de su utilización, si son adecuadas o no.

Dentro de los distintos niveles de tratamiento siempre debe tenerse en cuenta


que, los cuidados generales de enfermería que tienen que ver con la higiene y conforta-
bilidad del paciente, y los tratamientos paliativos, son una exigencia ética en cualquier
situación. Aunque el enfermo esté desahuciado y carezca de toda posibilidad de cura-
ción el cuidado del paciente y el alivio de su sufrimiento son una obligación de los pro-
fesionales responsables.

Otros niveles de tratamientos que pueden suponer una mayor complejidad téc-
nica, como los que se administran en una unidad de cuidados intensivos, los que se apli-
can en una planta de hospitalización u otros, como la alimentación y la hidratación, de-
ben ser ponderados en base a ciertos criterios como la proporcionalidad, la futilidad o
la calidad de vida.

Mediante el criterio de proporcionalidad se trata de evaluar los efectos positivos


del tratamiento y las consecuencias negativas que pueden derivarse como son la falta
de confort o el dolor

El criterio de futilidad guarda cierta relación con la utilidad o no de ciertos trata-


mientos generalmente complejos y que pueden generar consecuencias o secuelas seve-
ras como son la reanimación cardiopulmonar o algunos tratamientos anticancerosos
muy agresivos. Por ejemplo, suele decirse de un tratamiento que es fútil cuando los be-
neficios que se obtienen ocurren en un porcentaje inferior al 5% de los enfermos trata-
dos. Por último, es importante conocer cómo quedarán los enfermos tras la aplicación
de los recursos tecnológicos que hoy día se disponen.

Es decir, es básico interrogarse acerca de qué calidad de vida tendrán, qué grado
de autonomía, qué minusvalía, tras la aplicación de determinadas terapéuticas.

50
Estos criterios (proporcionalidad, futilidad, calidad de vida) involucran juicios de
valor. El componente subjetivo dificulta el proceso de cómo se deben de tomar decisio-
nes en el final de la vida y, por dicho motivo, resultará primordial conocer los “deseos
del enfermo”, pues sólo a él le corresponde decidir cuándo y cómo decir “basta ya” a los
tratamientos.

5.- ¿A QUIÉN LE CORRESPONDE TOMAR LAS DECISIONES?

Durante toda la vida el individuo toma decisiones, acertadas o no, que afectan a
su presente y a su futuro. Sólo al enfermo le corresponde tomar las decisiones que le
afectan a su propia vida y a su muerte.

A través del proceso de información y comunicación que se establece entre el pro-


fesional con el enfermo dentro de la relación clínica, éste último, cuando esté debida-
mente informado del diagnóstico, del pronóstico y de las diferentes alternativas tera-
péuticas, podrá valorar si un tratamiento es proporcionado o no y si los niveles de cali-
dad de vida resultantes le resultan aceptables o no reúnen los requisitos de humanidad
o de dignidad que él precisa para continuar viviendo. La participación y la co-decisión
del enfermo por consiguiente constituyen una ayuda inestimable para tomar decisiones
en las situaciones de incertidumbre.

El paciente también tiene derecho a negarse a cualquier tratamiento. El rechazo


al tratamiento o la denegación de un consentimiento previo del paciente forman parte
de la teoría general del Consentimiento Informado.

Se establece con claridad en documentos como:


La Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos de la UNESCO (2005)
El Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y
El Convenio de Oviedo llamada: La dignidad del ser humano con respecto a las
aplicaciones de la biología y la medicina del Consejo de Europa.
También lo consideran así los códigos deontológicos de medicina y enfermería.

En todos ellos se establece el derecho del paciente a rechazar total o parcialmente


una prueba diagnóstica o un tratamiento. En dichos documentos se deja claro que el
enfermo debe ser informado de manera comprensible de las consecuencias que puedan
derivarse de su negativa a dichas pruebas o tratamientos.

Dentro de las obligaciones de los profesionales se encuentra la determinación


acerca de la capacidad o competencia del enfermo para saber si éste puede tomar o no
una decisión. La incompetencia del enfermo supone la invalidación, tanto de su consen-
timiento al tratamiento como de su rechazo. La evaluación de la competencia se centra
normalmente en la capacidad mental del paciente, sobre todo en las habilidades psico-
lógicas necesarias para tomar una decisión médica concreta. Se deberá saber si el en-
fermo comprende lo que se le está explicando y si puede tomar una decisión sobre el
tratamiento basándose en la información que se le ha suministrado.

51
Cuando el enfermo sea incompetente se deberá identificar a un sustituto en la
toma de decisiones. En la práctica habitual la sustitución suele corresponder a un miem-
bro de la familia. El representante o tutor sustituye las decisiones del enfermo basán-
dose en el mejor conocimiento de sus valores y de lo que considera que se ajusta mejor
a sus intereses.

6.- ¿QUÉ SON LAS VOLUNTADES ANTICIPADAS?

En un contexto de respeto a los valores y a las decisiones que toma el enfermo,


éste puede participar en sus cuidados y planificar su futuro mediante la expresión de
sus deseos a través de la elaboración de un documento de voluntades anticipadas. En
este documento una persona mayor de edad, con capacidad suficiente y de manera li-
bre, puede decidir, cuando todavía es capaz, cómo debe tratársele en el momento en
que no pueda tomar decisiones por sí mismo y otros deban hacerlo en su lugar. Para su
confección el paciente debería conocer los problemas clínicos o situaciones que se pue-
den plantear al final de la vida, las alternativas terapéuticas que se podrían aplicar en
diferentes escenarios y, sobre todo, apreciar las consecuencias que podrían derivarse
de la aplicación de cada alternativa. Un aspecto muy importante es que la persona que
lo suscribe puede designar un representante que será el interlocutor válido y necesario,
y que le sustituirá en el caso de que no pueda expresar su voluntad por sí misma.

La Ley 26.529 en su ARTÍCULO 11 prevé las Directivas anticipadas. Toda persona


capaz mayor de edad puede disponer directivas anticipadas sobre su salud, pudiendo
consentir o rechazar determinados tratamientos médicos, preventivos o paliativos, y de-
cisiones relativas a su salud. Las directivas deberán ser aceptadas por el médico a cargo,
salvo las que impliquen desarrollar prácticas eutanásicas, las que se tendrán como
inexistentes. La declaración de voluntad deberá formalizarse por escrito ante escribano
público o juzgados de primera instancia, para lo cual se requerirá de la presencia de dos
(2) testigos. Dicha declaración podrá ser revocada en todo momento por quien la mani-
festó. (Artículo sustituido por art. 6° de la Ley N° 26.742 publicada el 24/5/2012)

El Artículo 11 bis: por su parte dice que ningún profesional interviniente que haya
obrado de acuerdo con las disposiciones de la presente ley está sujeto a responsabilidad
civil, penal, ni administrativa, derivadas del cumplimiento de la misma. (Artículo incor-
porado por art. 7° de la Ley N° 26.742 publicada el 24/5/2012)

7.- CONSENTIMIENTO INFORMADO

En el Capítulo III: “Del consentimiento informado”, lo define en su ARTÍCULO 5º y


dice: — Definición. Entiéndese por consentimiento informado la declaración de volun-
tad suficiente efectuada por el paciente, o por sus representantes legales, en su caso,
emitida luego de recibir, por parte del profesional interviniente, información clara, pre-
cisa y adecuada con respecto a:
a) Su estado de salud;
b) El procedimiento propuesto, con especificación de los objetivos perseguidos;
c) Los beneficios esperados del procedimiento;
d) Los riesgos, molestias y efectos adversos previsibles;

52
e) La especificación de los procedimientos alternativos y sus riesgos, beneficios y
perjuicios en relación con el procedimiento propuesto;
f) Las consecuencias previsibles de la no realización del procedimiento propuesto
o de los alternativos especificados;
g) El derecho que le asiste en caso de padecer una enfermedad irreversible, incu-
rable, o cuando se encuentre en estado terminal, o haya sufrido lesiones que lo colo-
quen en igual situación, en cuanto al rechazo de procedimientos quirúrgicos, de hidra-
tación, alimentación, de reanimación artificial o al retiro de medidas de soporte vital,
cuando sean extraordinarios o desproporcionados en relación con las perspectivas de
mejoría, o que produzcan sufrimiento desmesurado, también del derecho de rechazar
procedimientos de hidratación y alimentación cuando los mismos produzcan como
único efecto la prolongación en el tiempo de ese estadio terminal irreversible e incura-
ble;
h) El derecho a recibir cuidados paliativos integrales en el proceso de atención de
su enfermedad o padecimiento. (Artículo sustituido por art. 2° de la Ley N° 26.742 B.O.
24/5/2012)

Consentimiento informado. (…) “informado en forma fehaciente, tiene el derecho


a manifestar su voluntad en cuanto al rechazo de procedimientos quirúrgicos, de reani-
mación artificial o al retiro de medidas de soporte vital cuando sean extraordinarias o
desproporcionadas en relación con la perspectiva de mejoría, o produzcan un sufrimiento
desmesurado.” (…)
A través del llamado Consentimiento Informado, se le permite al paciente debida-
mente informado, decidir aceptar o rechazar determinados tratamientos médicos. Es
esta una decisión tan importante y personalísima, que la ley considera un derecho, afir-
mado en la posibilidad de manifestar la voluntad de rechazar procedimientos médicos
extraordinarios o desproporcionados a las perspectivas de mejoría, que produzcan o
prolonguen inútilmente el dolor y el sufrimiento desmesurado, como también el retiro
de las medidas de soporte vital.

El ARTÍCULO 6º da la Obligatoriedad del consentimiento informado: Toda actua-


ción profesional en el ámbito médico-sanitario, sea público o privado, requiere, con ca-
rácter general y dentro de los límites que se fijen por vía reglamentaria, el previo con-
sentimiento informado del paciente. En el supuesto de incapacidad del paciente, o im-
posibilidad de brindar el consentimiento informado a causa de su estado físico o psí-
quico, el mismo podrá ser dado por las personas mencionadas en el artículo 21 de la Ley
24.193, con los requisitos y con el orden de prelación allí establecido. Sin perjuicio de la
aplicación del párrafo anterior, deberá garantizarse que el paciente en la medida de sus
posibilidades, participe en la toma de decisiones a lo largo del proceso sanitario. (Ar-
tículo sustituido por art. 3° de la Ley N° 26.742 B.O. 24/5/2012)

El ARTÍCULO 7º indica la manera de Instrumentación diciendo: El consentimiento


será verbal con las siguientes excepciones, en los que será por escrito y debidamente
suscrito:
a) Internación;
b) Intervención quirúrgica;
c) Procedimientos diagnósticos y terapéuticos invasivos;

53
d) Procedimientos que implican riesgos según lo determine la reglamentación de
la presente ley;
e) Revocación;
f) En el supuesto previsto en el inciso g) del artículo 5° deberá dejarse constancia
de la información por escrito en un acta que deberá ser firmada por todos los intervi-
nientes en el acto. (Inciso incorporado por art. 4° de la Ley N° 26.742 B.O. 24/5/2012)

El ARTÍCULO 8º Exposición con fines académicos. Se requiere el consentimiento


del paciente o en su defecto, el de sus representantes legales, y del profesional de la
salud interviniente ante exposiciones con fines académicos, con carácter previo a la rea-
lización de dicha exposición.

El ARTÍCULO 9º da las Excepciones al consentimiento informado diciendo que: El


profesional de la salud quedará eximido de requerir el consentimiento informado en los
siguientes casos:
a) Cuando mediare grave peligro para la salud pública;
b) Cuando mediare una situación de emergencia, con grave peligro para la salud o
vida del paciente, y no pudiera dar el consentimiento por sí o a través de sus represen-
tantes legales.
Las excepciones establecidas en el presente artículo se acreditarán de conformi-
dad a lo que establezca la reglamentación, las que deberán ser interpretadas con carác-
ter restrictivo.

El ARTÍCULO 10 autoriza la Revocabilidad. La decisión del paciente, en cuanto a


consentir o rechazar los tratamientos indicados, puede ser revocada. El profesional ac-
tuante debe acatar tal decisión, y dejar expresa constancia de ello en la historia clínica,
adoptando para el caso todas las formalidades que resulten menester a los fines de acre-
ditar fehacientemente tal manifestación de voluntad, y que la misma fue adoptada en
conocimiento de los riesgos previsibles que la decisión implica. Las personas menciona-
das en el artículo 21 de la Ley 24.193 podrán revocar su anterior decisión con los requi-
sitos y en el orden de prelación allí establecido. Sin perjuicio de la aplicación del párrafo
anterior, deberá garantizarse que el paciente, en la medida de sus posibilidades, parti-
cipe en la toma de decisiones a lo largo del proceso sanitario. (Artículo sustituido por
art. 5° de la Ley N° 26.742 B.O. 24/5/2012)

PACIENTE TERMINAL:

El Código de Ética Para el Equipo de Salud de la Asociación Médica Argentina [AMA


– 2001/2011]) “Art. 546.- El paciente terminal tiene derecho a una muerte digna con la
asistencia terapéutica convencional o no convencional y dentro de las normas aceptadas
para evitar el sufrimiento tanto psíquico como físico, utilizando para ello todo tipo de
soporte que configure el respeto al derecho inherente a su dignidad de persona.”

1.- De la muerte digna. La muerte digna es la muerte que, ante el deterioro en su


calidad de vida, por el sufrimiento que padece, a raíz de la enfermedad que lo aqueja,
es peticionada y deseada por una persona, a efectos que en el final de su vida sea asis-
tida de todos los alivios y cuidados paliativos médicos adecuados, así como con todos

54
los consuelos humanos posibles. En otras palabras, una muerte digna es el hecho y el
derecho a finalizar la vida voluntariamente sin sufrimiento, cuando la ciencia médica
nada puede hacer para la curación de una enfermedad mortal. (Ramón Maciá Gómez, “El
concepto legal de muerte digna, en dmd, Derecho a morir Dignamente”)

El derecho a la muerte digna se sustenta bioética y jurídicamente, en los principios


y derechos:
a) dignidad humana;
b) autonomía de la voluntad y
c) en el derecho al consentimiento informado.

Hoy en día, la muerte se produce habitualmente en contextos hospitalarios, fuer-


temente tecnológicos y despersonalizados. En ellos, el uso de tecnologías punteras per-
mite alargar el proceso de morir hasta situaciones que muchos consideran indignas y no
deseables.
Esta posibilidad de prolongar la vida, meramente biológica, suscita conflictos so-
bre cómo proceder en estos casos, ya que en las decisiones que necesariamente hay que
ir tomando intervienen:
a.- la opinión del propio sujeto afectado, otros factores de carácter diverso:
b.- el criterio médico,
c.- el entorno del paciente,
d.- los planteamientos de tipo religioso,
e.- la distribución de recursos,
f.- la salvaguarda de intereses de terceras partes… Cuestiones varias que se entre-
mezclan y que dificultan en muchos casos la determinación de cuáles son los “mejores
intereses” del paciente y el respeto a su voluntad. (Casado, María, Eutanasia: cuando la política está
por encima de la libertad individual, en dmd, Derecho a morir dignamente)

Para la ley y la bioética, los mejores intereses del paciente se conjugan con la con-
cepción de los derechos humanos, y el respeto de la soberana decisión autorreferente
de la persona, en ejercicio pleno de su autonomía, que requiere para sí, la dignidad de
un buen morir.

2.- La muerte digna y el enfoque de los principios bioéticos. La consideración de


la muerte digna desde la perspectiva de los principios bioéticos (están en la esencia de
la corriente bioética conocida como principialista), coadyuva al equipo de salud a en-
frentar la problemática de la persona que padece una enfermedad irreversible, conjun-
tamente con los valores de los derechos humanos y la bioética.

A través del principio de beneficencia el equipo de salud debe procurar beneficiar


al paciente, esto es, curarlo de su enfermedad. Para ello, debe recurrir a “todos” los
medios que la terapéutica y la tecnología médica le brinda.

El principio de NO-Maleficencia (primun non nocere) le señala al médico que con


el fin de curar al enfermo, no debe utilizar indiscriminadamente todos los medios que la
ciencia le provee; el límite está impuesto por:
a.- la razonabilidad médica,
b.- la prudencia y
55
c.- los principios de humanismo y de respeto de la dignidad del paciente.
Esto es, cuando la enfermedad presenta la nota de irreversibilidad (no dan resul-
tados los tratamientos aplicados), no se debe hacer daño al enfermo a través de la insis-
tencia en él o los tratamientos médicos, es decir, el encarnizamiento terapéutico (im-
plica seguir un tratamiento en el cual los medios empleados resultan claramente des-
proporcionados para los objetivos que plantea la situación específica del paciente); y,

El principio de autonomía es el faro por medio del cual el paciente decide aceptar
o rechazar el tratamiento o prácticas médicas propuestas. El facultativo debe consultar
—cuando ello fuera posible— (y respetar) la voluntad del paciente en cuanto hasta
adonde avanzar en el tratamiento médico. Entonces, si una de las notas distintivas del
paciente terminal es que presenta un “daño irreversible” y como consecuencia “la
muerte está próxima”, cabe preguntarse: ¿es razonable que se le aplique “tecnología de
alta complejidad”? o, ¿qué se lo interne en una Unidad de Cuidados Intensivos? o, ¿si es
razonable prolongar el proceso de morir a través de procedimientos que profundicen el
sufrimiento y el dolor humano? (Blanco, Luis Guillermo, Muerte Digna. Consideraciones
bioético-jurídicas, Ad-Hoc, Buenos Aires, 1997, p. 31.).

La muerte digna tiene el sentido de “muerte a su tiempo” (ortotanasia), sin abre-


viaciones tajantes (eutanasia) ni prolongaciones irrazonables (distanasia) del proceso de
morir, concretándose esa muerte “correcta” mediante la abstención, supresión o limi-
tación de todo tratamiento fútil, extraordinario o desproporcionado ante la inminencia
de la muerte del paciente —muerte a la que no se la busca (pues lo que se pretende es
humanizar el proceso de morir, sin prolongarlo abusivamente) ni se la provoca (ya que
resultará de la propia enfermedad que el sujeto padece)— aún de los tratamientos re-
lativos a eventuales complicaciones agudas, temperamento que se justifica cuando el
pronóstico sea de irreversibilidad y siempre que el paciente muriente no haya de sufrir
dolor, otros síntomas, ni sobre todo, hambre ni sed.

La situación ideal a que hoy tiende la medicina es la de integrar el doble valor de


vida humana y el derecho a morir dignamente. Así, se acude a todas las medidas razo-
nables —respiración asistida, alimentación por las vías aconsejables, posición lo más có-
moda posible en la cama, uso de antibióticos, etc. —, pero no al encarnizamiento tera-
péutico que en ese momento sólo darían una remota esperanza de sobrevida apenas de
calidad mínima. (Blanco, Luis Guillermo, ídem.).

La Declaración de Lisboa de la AMM sobre los Derechos del Paciente (1981 –


1995 – 2005 – 2015), en el apartado “10. Derecho a la dignidad” establece como man-
datos bioéticos:
b. “El paciente tiene derecho a aliviar su sufrimiento, según los conocimientos ac-
tuales.”
c. “El paciente tiene derecho a una atención terminal humana y a recibir toda la
ayuda disponible para que muera lo más digna y aliviadamente posible.”

El Código de Ética Para el Equipo de Salud de la AMA trata “Del Cuidado del Pa-
ciente Incurable” (Capítulo 33) y “De la Eutanasia y del Suicidio Asistido” (Capítulo 34).

56
3.- El reconocimiento legislativo del derecho al buen morir. El instituto “muerte
digna” fue receptado legislativamente por medio de la reforma que la Ley 26.742 (lla-
mada de muerte digna), introdujo a la ley 26.529 de derechos de los pacientes.

La ley 26.529, por medio del Art. Art. 2º Inc. e), establece lo siguiente:
A.- Autonomía. “El paciente tiene derecho a aceptar o rechazar determinadas te-
rapias o procedimientos médicos o biológicos, con o sin expresión de causa (…)”.

Todo paciente, mayor de edad, civilmente capaz y bioéticamente competente, y


que cuente con la información sanitaria suficiente, tiene el derecho personalísimo de
disentir o de rechazar cualquier tipo, de tratamiento, ejercitando su autonomía personal
mediante una conducta autorreferente (exclusiva del sujeto que la adopta, librada a su
criterio y referida sólo a él) de disposición del propio cuerpo (arts. 17, 51, 56 y 59,
CCyCN). El Art. 6º Ley 26.529 trata de la obligatoriedad del consentimiento informado
de toda actuación profesional en el ámbito médico-sanitario, previa información sufi-
ciente y adecuada; y, que en el supuesto de incapacidad del paciente, o imposibilidad
de brindar el consentimiento informado a causa de su estado físico o psíquico, el mismo
podrá ser dado por su representante legal (Consentimiento Informado por Representa-
ción - CIR), sin perjuicio de lo cual, deberá garantizarse que el/la paciente en la medida
de sus posibilidades, participe en la toma de decisiones a lo largo del proceso sanitario.

B.- Calidad de vida no digna. “En el marco de esta potestad, el paciente que pre-
sente una enfermedad irreversible, incurable o se encuentre en estadio terminal, o haya
sufrido lesiones que lo coloquen en igual situación” (…).
El presupuesto de la norma es que ante el padecimiento de enfermedades irrever-
sibles o incurables que padezca una persona, disminuye el estándar de calidad de vida
básico que esta requiere para ser considerada digna.

EL TRATAMIENTO PALIATIVO DE ALGUNOS SÍNTOMAS Y SUS PROBLEMAS

Dolor

El dolor es uno de los sistemas de alarma de que disponen los seres humanos que
tiene como objeto la defensa de las agresiones que ponen en peligro sus vidas. Es una
experiencia desagradable que lleva a buscar su alivio. Sin embargo, una vez realizada su
función de prevención, la permanencia del dolor no parece servir para nada positivo.

A veces, la utilización de fármacos que pueden disminuir el dolor puede derivar en


un acortamiento de la vida. El uso de estos fármacos se considera indicado, tanto desde
la buena praxis médica como desde el punto de vista ético, en el final de la vida. Este
hecho se conoce como “doble efecto”. En la utilización de estos fármacos queda implí-
cita la intencionalidad paliativa y no eutanásica de la indicación médica.

57
Sedación

La sedación del paciente en el final de la vida es otra cuestión controvertida. El


objetivo de la sedación es el alivio del sufrimiento del enfermo mediante una reducción
proporcionada del nivel de consciencia.

Se define la sedación paliativa como la administración deliberada de fármacos, en


las dosis y combinaciones requeridas, para reducir la consciencia de un paciente con
enfermedad avanzada o terminal, tanto como sea preciso para aliviar adecuadamente
uno o más síntomas refractarios y con su consentimiento explícito. La sedación en la
agonía es un caso particular de la sedación paliativa, y se define como la administración
deliberada de fármacos para lograr el alivio, inalcanzable con otras medidas, de un su-
frimiento físico y/o psicológico, mediante la disminución suficientemente profunda y
previsiblemente irreversible de la conciencia en un paciente cuya muerte se prevé muy
próxima.

El proceso de sedación paliativa o en la agonía correcta requiere:

1- Una indicación terapéutica adecuada efectuada por un médico (existencia de


un síntoma o sufrimiento físico/psíquico refractario a los tratamientos en el final de la
vida del enfermo);

2- Los profesionales implicados en la sedación deben tener una información clara


y completa del proceso y efectuar el registro en la historia clínica con las personas que
han intervenido en la misma.

3- Se deben administrar los fármacos en las dosis y combinaciones necesarias


hasta lograr el nivel de sedación adecuado.

4- El enfermo debe dar su consentimiento explícito o, en el caso de que éste fuera


incompetente, su familia. (Art. 21 ley 24.193)

Los profesionales sanitarios que atienden al enfermo terminal deben sopesar in-
dividualmente los beneficios y los posibles daños que puede generar la revelación de su
incurabilidad y de la supervivencia que se espera, de las causas de su sufrimiento así
como de los tratamientos que ya se han probado y del razonamiento por el que se es-
tima que la sedación es la única alternativa para controlar dicho sufrimiento.

SE DEBE EXPLICAR:

1.- cuál es el objetivo de la sedación;


2.- qué tipo de medicación se va a emplear;
3.- la supervivencia estimada y las posibles complicaciones;
4.- los efectos que se esperan en el nivel de conciencia del enfermo así como la
pérdida de su capacidad de comunicarse, de ingerir líquidos o alimentos.

58
SE DEBE INFORMAR:

Acerca de los cuidados que se proporcionarán tras la sedación así como qué es lo
que se espera en el caso de no realizarla.

En todos los casos es conveniente informar a los familiares del enfermo y así se le
debe comunicar al paciente. Se debe tener cuidado y ser consciente de las dificultades
que pueden generarse en el proceso informativo cuando la muerte está muy próxima,
se suma al consejo de los profesionales que consideran que el proceso de información y
de comunicación con el enfermo debe estar presente a lo largo del proceso de la enfer-
medad incluyendo, además de los tratamientos curativos, todas las intervenciones mé-
dicas o de otros profesionales cuyo fin primordial sea el alivio del sufrimiento sin relegar
a la sedación como una de las alternativas de la medicina ante el sufrimiento refractario
e insoportable.

La decisión acerca de la sedación paliativa o en la agonía debe ser compartida por


el enfermo y por los profesionales sanitarios. La familia debe estimar los deseos de su
familiar moribundo y saber que no es totalmente responsable de las decisiones que
toma el paciente.

En el caso de que el enfermo no fuera competente para poder tomar las decisio-
nes, la familia debe ser informada en los mismos términos que se han descrito y debe
tener en cuenta los deseos y los valores de su familiar a la hora de dar su consentimiento.
En este sentido, la expresión anticipada de sus deseos trasmitidas en conversaciones a
lo largo de su vida con los familiares o con el médico, o la suscripción de un documento
de Voluntades Anticipadas, permitirán conocer qué es lo que el enfermo desearía y
cómo le gustaría que se actúe en el caso de encontrarse con síntomas o sufrimiento
refractario en la fase final de su vida.

Mediante la sedación se trata de aliviar el sufrimiento del enfermo disminuyendo


su nivel de conciencia. Una vez sedado el paciente pierde su capacidad de tomar deci-
siones, su autonomía.

La decisión de sedar a un paciente con carácter definitivo obliga a responder a una


serie de interrogantes:

1.- ¿Se han utilizado todos los tratamientos disponibles alternativos a la sedación?
2.- ¿de quién es el sufrimiento que se pretende aliviar, del enfermo, de la familia o
del equipo profesional?
3.- ¿quién toma la decisión?
4.- ¿al sedar de manera definitiva a un paciente terminal se le ha arrebatado su con-
dición de persona?

Los complejos problemas que se derivan de su puesta en práctica deben obligar a


los profesionales que se enfrentan a estas situaciones a utilizar un protocolo que ase-
gure la buena práctica y el respeto a los derechos y a la dignidad del enfermo terminal.

59
Alimentación e hidratación en el enfermo en el final de la vida

En la alimentación y la hidratación del enfermo terminal y de los pacientes con


daño neurológico irreversible no se ha alcanzado un consenso ético universal. El pro-
blema surge en los enfermos terminales o con enfermedades neurodegenerativas muy
evolucionadas que no pueden alimentarse al perder la facultad de deglutir. En dichas
circunstancias, el soporte nutricional puede efectuarse mediante diversas técnicas como
las sondas nasogástricas, gastrostomías o alimentación parenteral. Para algunos la ali-
mentación y la hidratación son unos cuidados básicos que no pueden ser omitidos.
Otros, en cambio, consideran que dichos procedimientos forman parte de los tratamien-
tos médicos que pueden resultar molestos, dolorosos e, incluso, indignos y, por lo tanto,
sujetos a los límites de cualquier otro tratamiento, es decir, la situación clínica del pa-
ciente y la expresión de sus deseos en dicho momento o mediante las voluntades anti-
cipadas orales o escritas.

Otros tratamientos

La administración de antibióticos, las trasfusiones sanguíneas, la utilización de di-


versos mecanismos de ventilación y el uso de otras herramientas o tratamientos en las
etapas finales de la vida dependerán de la proporcionalidad de dichas medidas que re-
sulten de cotejar los beneficios que se desean obtener con los efectos secundarios y
riesgos hacia un enfermo particular y concreto.

Rechazo de procedimientos fútiles. “También podrá rechazar procedimientos de


hidratación o alimentación cuando los mismos produzcan como único efecto la prolon-
gación en el tiempo de ese estadio terminal irreversible o incurable”. (…) La norma tam-
bién faculta al paciente a esperar que la muerte se concrete en el momento propio y de
acuerdo a la propia patología que la persona padece y de su grado de evolución), peti-
cionando la abstención, limitación o supresión de todo acto médico fútil, ello ante la
inminencia de la muerte, aún de los tratamientos relativos a eventuales complicaciones
agudas.

Cuidados Paliativos. “En todos los casos la negativa o el rechazo de los procedi-
mientos mencionados no significará la interrupción de aquellas medidas y acciones para
el adecuado control y alivio del sufrimiento del paciente. (Art. 2º Inc. e] Ley 26.529).
La Organización Mundial de la Salud (OMS), reiteramos, señala que “los cuidados
paliativos mejoran la calidad de vida de los pacientes y las familias que se enfrentan con
enfermedades amenazantes para la vida, mitigando el dolor y otros síntomas, y propor-
cionando apoyo espiritual y psicológico desde el momento del diagnóstico hasta el final
de la vida y durante el duelo. Los cuidados paliativos: alivian el dolor y otros síntomas
angustiantes; afirman la vida y consideran la muerte como un proceso normal; no inten-
tan ni acelerar ni retrasar la muerte; integran los aspectos psicológicos y espirituales del
cuidado del paciente; ofrecen un sistema de apoyo para ayudar a los pacientes a vivir
tan activamente como sea posible hasta la muerte…”

60
LAS PETICIONES DE EUTANASIA Y SUICIDIO ASISTIDO

EUTANASIA:

El término eutanasia debería reservarse exclusivamente para designar aquellos


actos que tienen por objeto terminar deliberadamente con la vida de un paciente con
enfermedad terminal o irreversible, que padece sufrimientos que él vive como intolera-
bles, y a petición expresa de éste.

Por otro lado, la existencia de distintas denominaciones como eutanasia activa y


pasiva, directa e indirecta, voluntaria o involuntaria, no hace más que aumentar la con-
fusión. En esta definición aparece lo que los juristas denominan el triple juicio: de moti-
vos -razones humanitarias o piadosas-, de irreversibilidad del estado y de calidad de vida
personal.

En muchas ocasiones, los deseos de morir son peticiones de auxilio de un ser hu-
mano que sufre física, psíquica, social y espiritualmente. Una asistencia paliativa integral
puede aliviar este sufrimiento y reconducir el deseo de morir hacia una muerte serena
y digna. Los profesionales de los cuidados paliativos tienen la obligación de aliviar, tratar
los síntomas molestos y dolorosos, y revisar el plan terapéutico tantas veces como sea
necesario. Lo que nunca debería suceder es que un enfermo solicite la eutanasia porque
no se sabe o no se pueden utilizar los recursos que nuestra sociedad dispone para el
alivio de sus síntomas y de su sufrimiento. A pesar de todo lo que anterior, existen pa-
cientes cuya petición de eutanasia no se deben a razones de mala asistencia, sino por-
que su valoración de la situación puede ser totalmente distinta a la de los profesionales
de la salud. El debate de la eutanasia por lo tanto sigue abierto.

SUICIDIO ASITIDO:

El suicidio asistido consiste en proporcionar a un paciente los medios adecuados,


para que él mismo, en el momento que lo desee, ponga fin a su vida. La propuesta del
suicidio asistido no puede ser nunca el sustitutivo de los cuidados paliativos.

¿Tiene derecho una persona a disponer de su vida? La discusión se establece a


este nivel. Si el individuo es autónomo en todas las decisiones que afectan a su vida
incluyendo la negativa a los tratamientos, en pura lógica se debería considerar que la
respuesta es afirmativa. El sujeto debería poder determinar el cuándo y, en cierta me-
dida, el cómo de su muerte. La discusión se establecería cuando el sujeto que ha deci-
dido poner fin a su vida solicita que otras personas se involucren en esa decisión. La duda
que se plantea en estos casos es si el resto de los ciudadanos estamos legitimados para
quitar la vida a otro ser humano o para colaborar en que él mismo se la quite.

LAS CUESTIONES ESPIRITUALES

El ser humano comparte con el resto de los seres vivos la dimensión biológica y
algunos aspectos de las dimensiones psíquicas y sociales. Sin embargo, la dimensión es-
piritual es propia y exclusiva del ser humano. La dimensión espiritual se fundamenta en

61
la búsqueda de su realización como ser humano. Los creyentes incluimos la búsqueda
del fundamento y sentido de su vida desde una óptica religiosa. En las fases finales de la
vida se necesita una atención respetuosa, activa y personalizada de las creencias o con-
vicciones del enfermo. En este sentido, los enfermos no religiosos también sufren pro-
blemas espirituales y no suelen disponer, a diferencia de los creyentes, de personas ex-
pertas en este campo. Para una atención adecuada de la espiritualidad se precisa sensi-
bilidad para detectar las necesidades, amor a los seres humanos, predisposición a la es-
cucha, carácter no impositivo y un nivel cultural suficiente acerca de las diferentes con-
fesiones religiosas.

Derecho al respeto de las creencias religiosas.

Derecho a la Asistencia Religiosa. El paciente tiene derecho a recibir o rechazar


asistencia espiritual y moral, inclusive la de un representante de su religión. (Declaración
de Lisboa de la AMM sobre los Derechos del Paciente [1981 – 1995 – 2005 – 2015]).

La sociedad de nuestros días está protagonizando un fenomenal cambio supera-


dor; se muestra como diversa y pluricultural. En este contexto, el equipo de salud debe
ser comprensivo y tolerante con los valores morales y las creencias religiosas del pa-
ciente y de los familiares o acompañantes; esto es, debe “Respetar los principios morales
y/o religiosos de cada paciente en el momento de la muerte.” (Código de Ética Para el
Equipo de la Salud de la AMA [Art. 544]). Valores y creencias a los que se aferra el ser
humano en los momentos póstumos de su existencia. Es un derecho del paciente recibir
o no aceptar la asistencia espiritual o moral.

Muerte digna. Reconocimiento jurídico en las jurisdicciones provinciales.

Las leyes provinciales que reglamentaron los derechos del paciente se pronuncia-
ron en favor del derecho a la muerte digna del paciente en el final de la vida. Lo mismo
se observa en normas éticas internacionales y nacionales.

—Río Negro. - L. 4264 (B. O. 03/01/2008). Respeto a la calidad de vida y a la digni-


dad de los enfermos terminales. Rechazo de procedimientos quirúrgicos, de hidratación
y alimentación y de reanimación artificial, cuando sean extraordinarios o desproporcio-
nados a las perspectivas de mejoría y produzcan dolor y sufrimiento desmesurado. De-
recho a manifestar su voluntad. Requisitos de la manifestación. Profesionales intervi-
nientes.

—Río Negro— L. 3076 (B. O. 21/04/1997) Derechos del paciente. Art. 2º inc. “o)
Morir con dignidad”.

—Tucumán – L. 6952 (B. O. 04/05/1999). Art. 1º “16. A morir con dignidad, con el
derecho de ser asistido hasta el último momento de su vida”.

—Formosa – Ley 1255 (B. O. 23/12/1997). Art. 2º inc. “o) Morir con dignidad, con
el derecho a ser asistido hasta el último momento de su vida”.

62
—Neuquén – L. 2611. Art. 4º “n) En toda circunstancia, y más aún en la situación
terminal, ha de recibir alivio a su sufrimiento dentro de las posibilidades de los actuales
conocimientos médicos y una atención humana, digna y solidaria procurando en ésta el
menor padecimiento posible”.

—CABA – L. 153 – Ley Básica de salud de la Ciudad de Buenos Aires. (B. O.


28/05/1999). Art. 4º - “l) En el caso de enfermedades terminales, atención que preserve
la mejor calidad de vida hasta su fallecimiento”.

— CORTE SUPREMA DE JUSTICIA D ELA NACIÓN SOBRE LA MUERTE DIGNA


CAUSA D.M.A. S/declaración de incapacidad - fallo 338: 556 - del 7-7-2015

1.- AUTODETERMINACION - CONSTITUCION NACIONAL: Corresponde resaltar el valor


de la autodeterminación de la persona humana con fundamento en el artículo 19 de la
Constitución Nacional no sólo como límite a la injerencia del Estado en las decisiones del
individuo concernientes a su plan de vida, sino también como ámbito soberano de este
para la toma de decisiones libres vinculadas a sí mismo. La Constitución Nacional otorga
al individuo un ámbito de libertad en el cual puede adoptar libremente las decisiones
fundamentales acerca de su persona, sin interferencia alguna por parte del Estado o de
los particulares, en tanto dichas decisiones no violen derechos de terceros.

2.- PERSONAS AUTORIZADAS: En supuestos en que el paciente se encuentre imposibi-


litado de expresar su consentimiento a causa de su estado físico o psíquico, el art. 6° de
la ley 26.529 - que remite al art. 21 de la ley 24.193 - determina qué personas vinculadas
a él - y en qué orden de prelación- pueden hacer operativa la voluntad de aquél y resultar
sus interlocutores ante los médicos a la hora de decidir la continuidad del tratamiento o
el cese del soporte vital, sin que pueda considerarse una transferencia a aquellas de un
poder incondicionado para disponer la suerte del paciente mayor de edad que se en-
cuentra en un estado total y permanente de inconsciencia.

3.- AUTODETERMINACION: El ser humano goza del derecho a la autodeterminación de


decidir cesar un tratamiento médico como también, en sentido opuesto, a recibir las
necesarias prestaciones de salud y a que se respete su vida, siendo éste el primer dere-
cho de la persona humana que resulta reconocido y garantizado por la Constitución Na-
cional.

4.- PROCEDIMIENTO: No cabe exigir autorización judicial para convalidar las decisiones
tomadas por los pacientes respecto de la abstención o continuidad de los tratamientos
médicos.
A los fines de garantizar la efectiva vigencia de los derechos del paciente al que alude la
ley y al artículo 2, inciso e, in fine, de la ley 26.529 en cuanto precisa que en los casos
en que corresponde proceder al retiro de las medidas de soporte vital, es menester
adoptar las providencias y acciones para el adecuado control y alivio de un eventual
sufrimiento del paciente.

63
5.- LIBERTAD DE CONCIENCIA – PERSONAL SANITARIO: En el marco de las situaciones
de pacientes contempladas en los arts. 2°, inciso e) y 5°, inciso g), de la ley 26.529, de-
berá contemplarse -mediante un protocolo- las vías por las que el personal sanitario
pueda ejercer su derecho de objeción de conciencia, sin que ello se traduzca en deriva-
ciones o demoras que comprometan la atención del paciente y, a tal fin, deberá exigirse
que aquélla se manifieste en el momento de la implementación del protocolo o al inicio
de las actividades en el establecimiento de salud correspondiente de modo tal que cada
institución contemple recursos humanos suficientes para garantizar en forma perma-
nente, el ejercicio del derecho que la ley confiere a los pacientes en la citada ley.

6.- PROCEDIMIENTO - PERSONAS AUTORIZADAS - DECLARACION JURADA: En supues-


tos en que el paciente se encuentre imposibilitado de expresar su consentimiento a
causa de su estado físico o psíquico, el art. 21 de la ley 24.193- determina qué personas
vinculadas a él -y en qué orden de prelación- pueden hacer operativa la voluntad de
aquél y resultar sus interlocutores ante los médicos a la hora de decidir la continuidad
del tratamiento o el cese del soporte vital, sin que pueda considerarse una transferencia
a aquellas de un poder incondicionado para disponer la suerte del paciente mayor de
edad que se encuentra en un estado total y permanente de inconsciencia.

64
CAPITULO IV

1.- Ejercicio legal de la profesión. Responsabilidad y sanciones.

2.- Obligaciones médico – paciente y técnico paciente: situaciones, ro-


les, comunicación.

3.- El paciente que acude al servicio; expectativas, temores

4.- Deberes del técnico. Asistencia del paciente. Secreto profesional.


Secreto médico.

Ejercicio legal de la profesión. Responsabilidad y sanciones

ANTECEDENTES:
Ley 13.970 y los decretos 6.216/1944 (ley 12.912); Decreto 40.185/1947; decreto
8.453/1963 y Decreto Ley 3.309/1963

LEY 17.132 dictada el 24 de enero de 1967 reglamentada por Decreto Nº 6216/67.-


(Reglas para el ejercicio de la medicina, odontología y actividad de colaboración de las
mismas).

Gobierno de la matrícula: La realiza la Secretaría de Estado de Salud Pública

REFORMAS:

Ley 19.740 B.O. 27-07-1972


Ley 22.127 B.O. 08-01-1980
Ley 22.650 B. O. 11-10-1982
Ley 23.277 B.O. 15-11- 1985
Ley 23.752 B.O. 13-10-1989
Ley 23.873 B.O. 30-10-1990
Ley 24.004 B.O. 28-10-1991
Ley 24.301 B.O. 10-01- 1994
Ley 26.130 B.O. 29-08-2006
Ley 26.743 B.O. 24-05-2012
Ley 27.553 B.O. 11-08-2020

TITULO VII — DE LOS COLABORADORES

Capítulo I — Generalidades

Artículo 42. — A los fines de esta ley se consideran actividades de colaboración de


la medicina y odontología, la que ejercen:

65
Obstétrica
Kinesiólogos y Terapistas Físicos
Enfermeras: Capitulo IV derogado por Ley 24.004 B.O. 28-10-1991
Terapistas Ocupacionales
Ópticos Técnicos
Mecánicos para Dentistas: Capitulo derogado ley 23.752 B.O. 13-10-1989
Dietistas: Capitulo Derogado ley 24.301 B.O. 10-01-1994
Auxiliares de Radiología
Auxiliares de Psiquiatría
Auxiliares de Anestesia
Fonoaudiólogos
Ortópticos
Visitadoras de Higiene
Técnicos en Ortesis y Prótesis
Técnicos en Calzado Ortopédico

Por el Artículo 43. De la ley 17.132 que dice:— “El Poder Ejecutivo Nacional podrá
reconocer e incorporar nuevas actividades de colaboración cuando lo propicie la Secre-
taría de Estado de Salud Pública, previo informe favorable de las Universidades”., fueron
incorporadas las siguientes profesiones colaboradores de médicos y odontólogos:

Pedicuros (Actividad incorporada por art. 1º del Decreto Nº 1424/73 B.O.


01/03/1973)
Agentes de propaganda médica (Actividad incorporada por art. 1º del Decreto Nº
74/74 B.O. 07/02/1974, abrogado por Decreto Nº 2915/76 B.O. 26/11/76)
Instrumentadores de Cirugía (Actividad incorporada por art. 1º del Decreto Nº
1226/74 B.O. 04/11/1974)
Técnicos Industriales en Alimentos (Actividad incorporada por art. 1º del Decreto
Nº 1423/80 B.O. 16/07/1980)
Citotécnicos (Actividad incorporada por art. 1º del Decreto Nº 760/82 B.O.
21/04/1982)
Técnicos en Prácticas Cardiológicas (Actividad incorporada por el art. 1° del De-
creto 15/95 B.O. 4-01- 1995)
Técnicos en Esterilización (Actividad incorporada por art. 1º del Decreto Nº
794/03 B.O. 04/04/2003)
Licenciados en Producción de Bioimágenes (Actividad incorporada por art. 1º
del Decreto Nº 1003/03 B.O. 31/10/2003)

El Artículo 44. — dice que: “Podrán ejercer las actividades a que se refiere el ar-
tículo 42:

a) los que tengan título otorgado por Universidad Nacional o Universidad Privada
y habilitado por el Estado Nacional;

b) los que tengan título otorgado por universidad extranjera y hayan revalidado
en una universidad nacional;

66
c) los argentinos nativos, diplomados en universidades extranjeras que hayan
cumplido los requisitos exigidos por las universidades nacionales para dar validez a sus
títulos;

d) Los que posean título otorgado por escuelas reconocidas por la Secretaría de
Estado de Salud Pública, en las condiciones que se reglamenten.

El Artículo 45. — limita la actividad de los mencionados en el Artículo 42 y dice


“Las personas referidas en el artículo 42, limitarán su actividad a la colaboración con el
profesional responsable, sea en la asistencia o recuperación de enfermos, sea en la pre-
servación de la salud de los sanos, y deberán ejercer su actividad dentro de los límites
que en cada caso fije la presente ley y su reglamentación.

Para la autorización del ejercicio de cualquiera de las actividades mencionadas en


el artículo 42, es indispensable la inscripción del título habilitante y la obtención de la
matrícula de los organismos competentes de la Secretaría de Estado de Salud Pública,
en las condiciones que se reglamenten.”

El Artículo 46. — se refiere al lugar a ejercer la profesión: “Las personas a que hace
referencia el artículo 42 podrán desempeñarse en las condiciones que se reglamenten,
en las siguientes formas:
a) Ejercicio privado autorizado;
b) Ejercicio privado bajo control y dirección de un profesional;
c) Ejercicio exclusivo en establecimientos asistenciales bajo dirección y control
profesional.
d) Ejercicio autorizado en establecimientos comerciales afines a su actividad auxi-
liar.”

El Artículo 47. — habla de las obligaciones de estos profesionales colaboradores:


“Los que ejerzan actividades de colaboración, estarán obligados a:
a) Ejercer dentro de los límites estrictos de su autorización;
b) Limitar su actuación a la prescripción y/o indicación recibida;
c) Solicitar la inmediata colaboración del profesional cuando en el ejercicio de su
actividad surjan o amenacen surgir complicaciones, cuyo tratamiento exceda los límites
señalados para la actividad que ejerzan;
d) En el caso de tener el ejercicio privado autorizado deberán llevar un libro regis-
tro de asistidos, en las condiciones que se reglamenten.

El Artículo 48. — regula las prohibiciones y dice “Queda prohibido a los que ejercen
actividades de colaboración de la medicina u odontología:

a) Realizar tratamientos fuera de los límites de su autorización;


b) Modificar las indicaciones médicas u odontológicas recibidas, según el caso, o
asistir de manera distinta a la indicada por el profesional;
c) Anunciar o prometer la curación fijando plazos;
d) Anunciar o prometer la conservación de la salud;

67
e) Anunciar o aplicar procedimientos técnicos o terapéuticos ajenos a la ense-
ñanza que se imparte en las universidades o escuelas reconocidas del país;
f) Prometer el alivio o la curación por medio de procedimientos secretos o miste-
riosos;
g) Anunciar agentes terapéuticos de efectos infalibles;
h) Anunciar o aplicar agentes terapéuticos inocuos atribuyéndoles acción efectiva;
i) Practicar tratamientos personales utilizando productos especiales de prepara-
ción exclusiva y/o secreta, y/o no autorizados por la Secretaría de Estado de Salud Pú-
blica;
j) Anunciar características técnicas de sus equipos o instrumental, de los aparatos
o elementos que confeccionen, que induzcan a error o engaño;
k) Publicar falsos éxitos terapéuticos, estadísticas ficticias, datos inexactos o cual-
quier otro engaño;
l) Publicar cartas de agradecimiento de pacientes;
m) Ejercer su actividad mientras padezcan enfermedades infectocontagiosas.
n) Participar honorarios;
o) Ejercer su actividad en locales no habilitados, salvo casos de fuerza mayor.

En el Capítulo IX — se refiere concretamente a los Auxiliares de Radiología – Hoy


Técnico Superior en Radiología.
El Artículo 83. — dice que entiende como el ejercicio del radiólogo: “Se entiende
como ejercicio auxiliar de radiología la obtención de radiografías y las labores corres-
pondientes de cámara oscura”.
El Artículo 84. — refiere a las condiciones de títulos: “Podrán ejercer como auxi-
liares de radiología los que tengan título de técnicos en radiología, ayudantes de radio-
logía y/o radiógrafos, acordes con lo dispuesto en el artículo 44º, en las condiciones que
se reglamenten.”
El Artículo 85. — los límites de su actuación: “Los que ejerzan como auxiliares de
radiología podrán actuar únicamente por indicación y bajo control médico u odontoló-
gico directo y en los límites de su autorización.”
El Artículo 86. — lugar de actuación y actividad “Los auxiliares de radiología podrán
realizar el ejercicio de su actividad exclusivamente en establecimientos asistenciales,
oficiales o privados, y como personal auxiliar de profesionales habilitados. Deberán so-
licitar de la Secretaría de Estado de Salud Pública la correspondiente autorización. Po-
drán anunciar u ofrecer sus servicios únicamente a instituciones asistenciales y a profe-
sionales.”

68
Deberes del técnico. Asistencia del paciente. Secreto profesional.
Secreto médico.
PARA EL TECNICO SUPERIOR EN RADIOLOGÍA

Recién en la década del 60, en lo que podemos entender como la segunda etapa
del proceso educativo, se llevó a cabo el importante esfuerzo de organizar la enseñanza
de la Radiología, con el objetivo de revertir el empirismo a partir de la aplicación de
programas de estudios para la educación formal de los Técnicos Radiólogos. Los mismos
han sido reestructurados en varias ocasiones, dando como resultado múltiples progra-
mas con distintos contenidos, duración y también titulación. Así se registran a lo largo
del país las siguientes denominaciones: Técnicos Radiólogos, Técnico en Radiología y
Terapia radiante, Técnico en Rayos X, Técnico en Radiodiagnóstico. En algunos planes
de formación el término Radiología fue reemplazado por “Diagnóstico por Imágenes“,
con lo cual se intentó integrar nuevas técnicas y procedimientos que también reprodu-
cen en imágenes buena parte de la anatomía y de las patologías orgánicas, tales como
la Tomografía Computada, Resonancia Nuclear Magnética, Ecografía y Densitometría,
entre otros.

A partir de lo establecido por la Ley Federal de Educación algunas jurisdicciones


realizaron transformaciones curriculares que basaron su conformación en los procesos
tecnológicos propios del sector, reconociendo su importante desarrollo y las relaciones
interdisciplinarias de los profesionales dentro de la familia profesional.

Por lo antes expuesto, la historia de la profesión parte, como otras carreras técni-
cas desde la experiencia empírica, y que a través de las normativas institucionales de los
sectores de salud y de educación, y de los vertiginosos avances de la tecnología se fueron
adaptando a las necesidades de cada época. Los rasgos profesionales distintivos del Téc-
nico Superior en Radiología lo caracterizan como un miembro del equipo de salud con
formación técnico-profesional.

Sus actividades profesionales, reconocidas tanto por los demás profesionales de


la salud, como por la sociedad en su conjunto, dan cuenta de su participación en el pro-
ceso de atención de la salud de las personas, de la familia y de la comunidad.

La complejidad de su accionar como las responsabilidades que afronta en el


desempeño de sus prácticas exigen una formación integral y amplia, que vinculan ínti-
mamente teoría y práctica, y establecen un equilibrio apropiado al relacionar el saber
hacer con el saber pensar y el saber ser, integrados en la formación, como así también,
una sólida formación ética y una reflexión sobre su propia práctica.

Asimismo, los constantes cambios tecnológicos requieren la concientización


acerca de la necesidad de la educación permanente. Esta actitud debe trabajarse desde
la formación del futuro Técnico Superior en Radiología.

Perfil del Técnico Superior en Radiología - Profesional:


El Técnico Superior en Radiología está capacitado de acuerdo a las actividades que
se desarrollan en el perfil profesional, para:

69
1.- Atender a la persona para producir imágenes,
2.- Atender a las personas necesitadas de tratamientos radiantes,
3.- Fabricar insumos para terapia radiante,
4.- Gestionar su ámbito de trabajo,
5.- Promocionar buenas prácticas Radiosanitarias y
6.- Controlar las medidas de Radioseguridad.

Esta figura profesional está formada para desempeñarse en el ámbito de la salud


y en empresas relacionadas con la especialidad.

Su formación le permite actuar de manera interdisciplinaria con profesionales de


diferente nivel de calificación en otras áreas, eventualmente involucrados en su activi-
dad: médicos de distintas especialidades, enfermeros y otros técnicos.

Como Técnico Superior en Radiología es capaz de interpretar las definiciones es-


tratégicas surgidas de los estamentos profesionales y jerárquicos correspondientes en
el marco de un equipo de trabajo en el cual participa, gestionar sus actividades especí-
ficas y recursos de los cuales es responsable, realizar y controlar la totalidad de las acti-
vidades requeridas hasta su efectiva concreción, teniendo en cuenta los criterios de se-
guridad, impacto ambiental, relaciones humanas, calidad, productividad y costos. Asi-
mismo, es responsable y ejerce autonomía respecto de su propio trabajo. Toma decisio-
nes sobre aspectos problemáticos y no rutinarios en todas las funciones y actividades de
su trabajo.

El Técnico Superior en Radiología manifiesta competencias transversales a todos


los profesionales del sector de la Salud que le permiten asumir una responsabilidad in-
tegral del proceso en el que interviene -desde su actividad específica y en función de la
experiencia acumulada- e interactuar con otros trabajadores y profesionales. Estas com-
petencias y el dominio de fundamentos científicos de la tecnología que utiliza, y los co-
nocimientos de metodologías y técnicas de diagnóstico y tratamiento, le otorgan una
base de polivalencia dentro de su ámbito de desempeño que le permiten ingresar a pro-
cesos de formación para adaptarse flexiblemente a distintos roles profesionales, para
trabajar de manera interdisciplinaria y en equipo y para continuar aprendiendo a lo largo
de toda su vida.

Desarrolla el dominio de un "saber hacer" complejo en el que se movilizan cono-


cimientos, valores, actitudes y habilidades de carácter tecnológico, social y personal que
definen su identidad profesional. Estos valores y actitudes están en la base de los códi-
gos de ética propios de su campo profesional.

Alcances del título


El Técnico Superior en Radiología está habilitado para desarrollar las actividades
que se describen en el perfil profesional, relacionadas con la práctica radiológica, siem-
pre que las mismas no infrinjan las normativas vigentes a nivel nacional, provincial y/o
municipal.

70
A continuación se presentan funciones y subfunciones del perfil profesional del
técnico de las cuales se pueden identificar las actividades profesionales:

Las áreas de competencia del Técnico Superior en Radiología se han definido por
actividades profesionales que se agrupan según subprocesos tecnológicos y son las si-
guientes:

Atender a la persona para producir imágenes:


Implica valorar la indicación médica en función de la viabilidad técnica y el estado
de la persona, recibiendo a la persona y sus acompañantes, evaluando analíticamente
la indicación médica y el proceso tecnológico que se deriva de la indicación, coordinando
las posibles acciones derivadas de las actividades de evaluación, analizando la viabilidad
del estudio e Informando a la persona y/o a los acompañantes acerca del proceso que
se llevará a cabo. A su vez, implica producir imágenes, realizando las acciones prepara-
torias de la persona y el equipo, identificando las imágenes a obtener, tomando las imá-
genes, procesando las señales capturadas y evaluando la calidad de la toma.

Atender a las personas necesitadas de tratamiento radiante:


Implica irradiar a la persona en las sucesivas sesiones de radioterapia, aportar ele-
mentos técnicos para la planificación del tratamiento, ejecutar los aspectos técnicos del
proceso de marcación de la zona a irradiar en la persona a tratar, operar el equipo de
radioterapia y orientar a la persona en su autocuidado.

Fabricar insumos para terapia radiante: esto implica realizar los conformadores o
protectores y elaborar la plantilla o bandeja.

Gestionar su ámbito de trabajo:


Esto implica participar en la organización de la atención de las personas, compagi-
nar el estudio realizado, participar en la organización del trabajo del Servicio, participar
en las pruebas de estado y constancias de las tecnologías utilizadas, participar en la eva-
luación de la incorporación de tecnología en el servicio, participar en procesos de inno-
vación, desarrollo de tecnologías y en acciones de educación permanente.

Promocionar buenas prácticas Radio sanitarias y controlar las medidas de segu-


ridad: Implica analizar los perfiles de irradiación ocupacional según las prácticas; medir,
registrar y evaluar las dosis promedios para cada práctica y equipamiento emisor de ra-
diaciones ionizantes; registrar la dosis absorbida para cada persona atendida en situa-
ciones críticas; indicar al resto del equipo de salud las medidas de seguridad radiológica;
cumplir y controlar que se cumpla con las normativas de radio protección y planificar y
ejecutar acciones de información, difusión y educación.

DESEMPEÑO DE SU ACTIVIDAD:
El Técnico Superior en Radiología desempeña sus actividades profesionales en las
siguientes áreas:

71
Área Ocupacional
Su área ocupacional es primordialmente la de Salud. Esta figura profesional está
formada para desempeñarse tanto en el ámbito hospitalario como extra-hospitalario.
Desarrolla el dominio de un "saber hacer" complejo en el que se movilizan cono-
cimientos, valores, actitudes y habilidades de carácter tecnológico, social y personal que
definen su identidad profesional. Estos valores y actitudes están en la base de los códi-
gos de ética propios de su campo profesional.

En este contexto, el auge de las técnicas de diagnóstico complementarias incre-


mentó la necesidad de incorporar al sistema de salud profesionales técnicos capacitados
para el manejo del equipamiento, que como integrantes del equipo de salud, obtengan
la información requerida de las prácticas de la especialidad, con el objeto de lograr una
mejor atención del paciente, y contribuir así a la optimización de los servicios médicos
responsables de dichas prácticas.

• Hospitales, clínicas, sanatorios.


• Comités de ética profesional.
• Empresas relacionadas con la especialidad
• Programas comunitarios relacionados con la especialidad
• Instituciones educativas

Área Asistencial:
Promociona la salud comunitaria y ejecuta acciones profesionales para la preven-
ción referida a la exposición del agente de riesgo que son las radiaciones ionizantes,
cuando atiende al paciente dentro del Servicio de Radiología.
Favorece la prevención primaria de la salud desde el ejercicio responsable de su
profesión en la atención del paciente.

Área Administrativa:
Entrega las placas radiográficas al paciente y registra la entrega de las mismas.
Controla y supervisa la existencia de las placas radiográficas y demás materiales
de trabajo necesarios para el Servicio. Verifica el correcto estado de los equipos. Verifica
que la cantidad y calidad de insumos sea la necesaria y la correcta para el funciona-
miento óptimo del Servicio. Verifica la congruencia del pedido médico según el diagnós-
tico presuntivo a fin de optimizar la calidad del estudio, que luego será evaluado para su
diagnóstico por el profesional médico especializado. Elabora informes en el Libro de
Guardia del Servicio, registrando las novedades y cualquier otro imprevisto.

Área Docente:
Participa en la formación profesional en los ámbitos educativos de nivel superior.
Colabora con la prevención primaria y la educación de la población en el auto-
cuidado de la salud.
Participa en la elaboración y actualización de programas de formación y capacita-
ción de recursos humanos de la especialidad.

Área de la Investigación:
Integra equipos de Investigación y comités intrahospitalarios.

72
Capacita y asesora técnicamente en ámbitos hospitalarios y extra hospitalarios
Diseña y ejecuta trabajos de investigación para la incorporación de nuevas tecno-
logías y realiza investigaciones y actividades de orden científico.

Deberes del técnico. Asistencia del paciente. Secreto profesional. Se-


creto médico

PARA EL TECNICO SUPERIOR EN PRÁCTICAS CARDIOLÓGICAS


Se lo incorporó mediante Decreto 15/95 dictado el 4 de enero de 1.995. El Art. 2º
– lo conceptualiza y dice “Se entiende como Técnico en Prácticas Cardiológicas al auxi-
liar que colabora en la realización de las distintas técnicas diagnósticas y terapéuticas de
la especialidad.”

CONSIDERACIONES acerca del Técnico en Prácticas cardiológicas:

Tener conocimientos generales de fisiopatología, y específicamente en la semio-


logía del paciente cardíaco dentro del ámbito de su misión específica.

Colaborar en el mejor desarrollo de nuevas técnicas y la eficiencia en la aplicación


de los recursos disponibles. Que las prestaciones en las distintas técnicas diagnósticas
cardiológicas, como ser la ecocardiografía, la ergometría, los estudios de medicina nu-
clear cardiológicos, el monitoreo ambulatorio, entre otros, se verán perfeccionadas por
personal correctamente formado contribuyendo a jerarquizar cada vez más el nivel cien-
tífico deseado.

Reconócese como actividad de colaboración de la Medicina y la Odontología, la


que desarrollan los técnicos en Prácticas Cardiológicas y consecuentemente, incorpo-
rase dicha actividad al listado contenido en el artículo 42, Título VII —De los Colabora-
dores—, Capítulo I, Generalidades de la Ley Nº 17.132, reglamentada por el Decreto Nº
6216/67.

Requisitos: - Art. 3° – Podrán ejercer la actividad a que se refiere el artículo pre-


cedente las personas que posean el certificado de Técnico en Prácticas Cardiológicas,
acorde con lo dispuesto por el artículo 44 de la Ley Nº 17.132 y en las condiciones que
se reglamenten.

Limitaciones: Art. 4º – Los que ejerzan como Técnicos en Prácticas Cardiológicas


podrá actuar únicamente por indicaciones del médico habilitado y en los límites estric-
tos de su autorización.

Art. 5º – Los Técnicos en Prácticas Cardiológicas podrán realizar el ejercicio de su


actividad exclusivamente en establecimientos asistenciales oficiales o privados y como
personal auxiliar del médico habilitado.

Perfil del Técnico Superior en Prácticas Cardiológicas:

73
El Técnico Superior en Prácticas Cardiológicas está capacitado para manifestar co-
nocimientos, habilidades, destrezas, valores y actitudes en situaciones reales de trabajo,
conforme a criterios de profesionalidad propios de su área y responsabilidad social, al:

1.- Gestionar administrativamente su ámbito de trabajo,


2.- Preparar materiales y equipos a ser utilizados en las prácticas cardiológicas,
3.- Obtener información relevante y pertinente mediante técnicas,
4.- Métodos y equipos de cardiología;
5.- Atender al paciente participando en el diagnóstico,
6.- Rehabilitación, prevención y promoción de la salud; Utilizando criterios de bio-
seguridad así como realizar procedimientos o estudios cardiológicos bajo la responsabi-
lidad del cardiólogo.

Su formación le permite actuar de manera interdisciplinaria con profesionales de


diferente nivel de calificación en otras áreas, eventualmente involucrados en su activi-
dad: médicos especialistas y enfermeros entre otros.
Como Técnico Superior en Prácticas Cardiológicas su principal actividad es la rea-
lización de los estudios solicitados por el médico especialista, siendo capaz de realizar
los mismos con eficiencia bajo la supervisión del médico especialista.

El Técnico Superior en Prácticas Cardiológicas manifiesta competencias transver-


sales a todos los profesionales del sector de la Salud que le permiten asumir una res-
ponsabilidad integral del proceso en el que interviene -desde su actividad específica y
en función de la experiencia acumulada- e interactuar con otros trabajadores y profe-
sionales. Estas competencias y el dominio de fundamentos científicos de la tecnología
que utiliza, y los conocimientos de metodologías y técnicas de diagnóstico y tratamiento,
le otorgan una base de polivalencia dentro del ámbito de desempeño que le permiten
ingresar a procesos de formación para adaptarse flexiblemente a distintos roles profe-
sionales, para trabajar de manera interdisciplinaria y en equipo y para continuar apren-
diendo a lo largo de toda su vida.

Desarrolla el dominio de un "saber hacer" complejo en el que se movilizan cono-


cimientos, valores, actitudes y habilidades de carácter tecnológico, social y personal que
definen su identidad profesional. Estos valores y actitudes están en la base de los códi-
gos de ética propios de su campo profesional.

Alcances del título o incumbencias profesionales

A continuación se presentan funciones y subfunciones del perfil profesional del


técnico de las cuales se pueden identificar las actividades profesionales:

Las áreas de competencia del Técnico Superior en Prácticas Cardiológicas se han


definido por actividades profesionales que se agrupan según subprocesos tecnológicos
y son las siguientes:

Gestionar administrativamente su ámbito de trabajo

74
a.- Implica intervenir en lo relativo a la gestión de la información recibida, archivo
de documentos, diseño de nuevos documentos, así como el codificar variables clínicas y
no clínicas de los mismos y organizar las tareas de su ámbito específico de trabajo.

b.- Preparar materiales y equipos para la práctica cardiológica y realizar el mante-


nimiento funcional operativo de los equipos. Implica mantener el equipamiento exis-
tente en el área, en condiciones de higiene, comprobar su correcto funcionamiento, re-
poner e inventariar el material y los elementos necesarios en el área y para la atención
de la emergencia cardiovascular.

c.- Obtener información relevante y pertinente mediante técnicas, métodos y


equipos de cardiología. Implica realizar los estudios complementarios no invasivos en
las áreas que correspondan. Intervenir con el profesional médico autorizado en la reali-
zación de los estudios invasivos, diagnósticos y/o terapéuticos.

d.- Participar en las tareas de investigación cardiológica y clínica experimental.


e.- Previa indicación por escrito del profesional médico autorizado y bajo su super-
visión: participa y/o colabora en la colocación de vías de solución parenteral, adminis-
tración del fármaco al paciente, aplicaciones de inyección intramuscular e intravenosa
inherente al estudio a realizarse o en caso de emergencia, extracción de sangre, etc.

f.- Participa y/o colabora en la introducción de catéteres, sondas esofágicas, caté-


teres intracavitarios, marcapasos transitorios, dispositivos de apoyo circulatorio, com-
presiones del seno carotídeo u ocular.

g.- Aplica técnicas y maniobras especiales para la obtención del estudio.

Atender al paciente participando en el diagnóstico, rehabilitación, prevención y


promoción de la salud.
En esta fase las actividades del técnico son:

a.- la instrucción al paciente sobre la preparación requerida para la obtención del


estudio,

b.- la correcta preparación del paciente previa a los estudios y

c.- la asistencia en los diferentes estadios del mismo.

d.- Realiza el registro de las presiones intracavitarias durante la colocación de los


catéteres y es el encargado del cuidado posterior, evaluando la posición del catéter por
la Rx. de Tórax, efectuando el seguimiento hasta ser retirado.

e.- Observa y controla los signos y síntomas de los pacientes y los consigna en los
respectivos registros.

75
f.- Durante la colocación de los marcapasos transitorios realiza el monitoreo del
paciente, obtención de parámetros y el control por electrocardiograma o radioscopia.

g.- Cuida y vigila al paciente en los quirófanos y/o salas de recuperación, donde se
llevan a cabo estudios invasivos, en lo referido a su tarea técnica específica.

Realiza tareas en áreas de emergencia, de acuerdo con la capacitación y forma-


ción recibidas.

a.- Durante la colocación de dispositivos de apoyo circulatorio, controla y sincro-


niza la consola de contrapulsación.

b.- Está facultado para emprender maniobras de resucitación ante la eventualidad


de una emergencia cardíaca que ponga en riesgo la vida del paciente.

c.- Colabora con el médico especialista en la rehabilitación de los pacientes cardió-


patas.

En todas las actividades de las áreas de competencia del técnico los desempeños
se rigen por los establecidos en la normativa legal, y del Servicio de Cardiología.

El Técnico Superior en Prácticas Cardiológicas desempeña sus actividades profe-


sionales en las siguientes áreas:

Área Asistencial:
• Promociona la salud comunitaria y ejecuta acciones profesionales para la pre-
vención referida al agente de riesgo.

• Favorece la prevención primaria de la salud desde el ejercicio responsable de su


profesión en la atención del paciente.

Área Administrativa:
a.- Entrega los resultados de los estudios al paciente y registra la entrega de los
mismos.

b.- Controla y supervisa la existencia de materiales de trabajo necesarios para el


Servicio.

c.- Verifica el correcto estado de los equipos.

d.- Verifica que la cantidad y calidad de insumos sea la necesaria y la correcta para
el funcionamiento óptimo del Servicio.

e.- Verifica la congruencia del pedido médico según el diagnóstico presuntivo a fin
de optimizar la calidad del estudio, que luego será evaluado para su diagnóstico por el
profesional médico especializado.

76
f.- Elabora informes en el Libro de Guardia del Servicio, registrando las novedades
y cualquier otro imprevisto.

Área Docente:
• Participa en la formación profesional en los ámbitos educativos de nivel superior.

• Colabora con la prevención primaria y la educación de la población en el autocui-


dado de la salud.

• Participa en la elaboración y actualización de programas de formación y capacitación


de recursos humanos de la especialidad.

Área de la Investigación:
• Integra equipos de Investigación y comités intrahospitalarios.

• Capacita y asesora técnicamente en ámbitos hospitalarios y extra hospitalarios

• Diseña y ejecuta trabajos de investigación para la incorporación de nuevas tec-


nologías y realiza investigaciones y actividades de orden científico

Área ocupacional:
Su área ocupacional es primordialmente la de Salud, esta figura profesional está
destinada para desempeñarse tanto en el ámbito hospitalario en los servicios de cardio-
logía u otros ámbitos extra-hospitalarios tal como: asesoramiento técnico de empresas
relacionadas con la especialidad, docencia e investigación y promoción comunitaria. Su
formación le permite actuar de manera interdisciplinaria con profesionales de diferente
nivel de calificación en otras áreas, eventualmente involucrados en su actividad (médi-
cos cardiólogos, hemodinamistas, de distintas especialidades, enfermeros, técnicos de
laboratorio, radiología, medicina nuclear, hemodiálisis, técnicos en gestión, técnicos en
salud y medio ambiente, etc.).

El Técnico Superior en Prácticas Cardiológicas manifiesta competencias transver-


sales a todos los profesionales del sector Salud que le permiten asumir una responsabi-
lidad integral del proceso en el que interviene - desde su actividad específica y en fun-
ción de la experiencia acumulada – e interactuar con otros trabajadores y profesionales.
Estas competencias y el dominio de fundamentos científicos de la tecnología que utiliza,
y los conocimientos de metodologías y técnicas cardiológicas, le otorgan una base de
polivalencia dentro de su ámbito de desempeño que le permiten ingresar a procesos de
formación para adaptarse flexiblemente a distintos roles profesionales, para trabajar de
manera interdisciplinaria y en equipo y para continuar aprendiendo a lo largo de toda
su vida.

Desarrolla el dominio de un "saber hacer" complejo en el que se movilizan cono-


cimientos, valores, actitudes y habilidades de carácter tecnológico, social y personal que
definen su identidad profesional. Estos valores y actitudes están en la base de los códi-
gos de ética propios de su campo profesional.

77
En la actualidad los servicios de cardiología de los establecimientos de salud cuen-
tan con algunas de las siguientes áreas:
Electrocardiografía,
Ergometría,
Ecocardiografía y
Doppler cardíaco y vascular,
Gabinete de eco-estrés,
Presurometría,
Electrocardiografía dinámica ambulatoria – Holter -,
Gimnasio de Rehabilitación cardíaca,
Unidades de Cuidados Intensivos Cardíacos (UCO),
Hospitales de día de insuficiencia cardíaca,
Unidades de dolor precordial,
Unidades de stroke,
Unidades de prevención cardiovascular,
Electrofisiología clínica no invasiva e invasiva (quirófano),
Hemodinamia-Cardiología Intervencionista,
Cardiorresonancia magnética,
Cardiología nuclear con cámaras planares y SPECT,
Cardiología pediátrica,
Cirugía cardíaca,
Unidades de recuperación cardiovascular,
Unidades de trasplante cardíaco,
Unidades de investigación básica o experimental,
Unidades de investigación clínica.

Todas las actividades de las diversas áreas de competencia del Técnico Superior
en Prácticas Cardiológicas, se rigen por las normativas legales de los Servicios de Cardio-
logía.

Los ámbitos de desempeño del Técnico Superior en Prácticas Cardiológicas son:

• Hospitales, Clínicas, Sanatorios.


• Comités de ética profesional
• Empresas relacionadas con la especialidad.
• Programas comunitarios relacionados con la especialidad
• Instituciones Educativas.

Obligaciones médico – paciente y técnico paciente: situaciones, roles, comunica-


ción

Deberes del técnico. Asistencia del paciente. Secreto profesional. Secreto mé-
dico

El paciente que acude al servicio: expectativas, temores

Principios éticos

78
Los principios éticos no son leyes, son estándares de conducta a ser usados como
guías éticas por el Técnico.

Principio 1: Brindará atención con compasión y respeto por la dignidad del indivi-
duo con la intención de proveer la máxima calidad en el cuidado del paciente.

Principio 2: Proveerá cuidado sin discriminación con respecto a la naturaleza de la


enfermedad, sexo, raza, religión, preferencias sexuales o status socioeconómico del pa-
ciente.

Principio 3: Mantendrá estricta confidencialidad del paciente de acuerdo con las


leyes vigentes.

Principio 4: Cumplirá con las leyes, regulaciones y políticas del servicio en relación
a la práctica que debe realizar.

Principio 5: Se esforzará continuamente para mejorar su nivel de conocimiento y


destrezas prácticas.

Principio 6: No se comprometerá en actividades fraudulentas o criminales.

Principio 7: Se abocará a su profesión.

La ética es la ciencia de la moralidad; los principios de la conducta profesional


apropiada

Interacción con el paciente.

El cuidado del paciente involucra el uso de varias destrezas. El componente básico


de nuestra responsabilidad como profesionales de la salud es la seguridad del paciente.
Para lograr esta finalidad, el profesional técnico debe emplear determinadas técnicas
cuyo desarrollo resultará en un más efectivo y seguro cuidado del paciente. Es necesario
comprender que la aplicación de una comunicación eficaz con los pacientes y sus fami-
liares es esencial a fin de lograr una óptima interacción.

1.- Seguridad del paciente. Consideraciones prácticas


Mantener las condiciones de higiene.
Conocer y aplicar procedimientos de emergencia en caso necesario.

2.- Técnicas básicas de interacción con el paciente y obligaciones del técnico


Identificar correctamente al paciente.
Asegurar su privacidad.
Respetar sus necesidades esenciales.
Asegurarse de que el paciente comprende y acepta el procedimiento.
Crear una atmósfera de confianza para lograr la cooperación del paciente.

3.- ¿Cómo lograr una comunicación efectiva?

79
Aspectos de la comunicación verbal: modo de presentar la información, compren-
sión de la intercomunicación, tono y volumen de la voz, saber escuchar.
Aspectos de la comunicación no verbal.
Obstáculos para una efectiva comunicación.

Comunicación interpersonal
Es importante comprender cómo se logra una efectiva comunicación interperso-
nal. Esto implica conocer que nuestra comunicación puede ser tanto verbal como no
verbal y también que en toda comunicación entre dos personas, ambas están enviando
y recibiendo mensajes simultáneamente.

1.- Comunicación verbal.


Se requiere que se comunique verbalmente con el paciente a fin de:
Establecer un "rapport" a través de una conversación trivial.
Obtener información concerniente a su estado de salud y condiciones emociona-
les.
Transmitir información relevante del paciente a otros miembros del equipo de sa-
lud.
Proporcionar instrucciones al paciente y a sus familiares.

Se espera que transmita ánimo y apoyo al paciente, aliente su cooperación, le in-


forme sobre el procedimiento técnico, sea capaz de interpretar la información que re-
cibe, desarrolle tareas educativas con el paciente y actúe a veces como consejero. Na-
turalmente, se sentirá más cómodo con algunas de estas tareas que con otras, de
acuerdo a su habilidad, vocación y experiencia específica. Sin embargo, debe estar pre-
parado para desarrollar toda la gama de actividades.

La comunicación verbal es fundamental para lograr una mutua comprensión entre


el paciente y el técnico, pero esto no sucede automáticamente. De hecho, un estudio ha
demostrado que el factor más significativo que conduce a la insatisfacción del paciente
es el fracaso del profesional de la salud para explicar adecuadamente el procedimiento
o de proporcionar las instrucciones correspondientes.

El profesional de la salud es capaz, generalmente, de identificar retrospectiva-


mente la causa de un mal entendido acerca de algo que dijo; probablemente se trató de
la frase equivocada, o expresada de la manera errónea, o en el momento inadecuado.
La comunicación verbal exitosa depende de:
La forma de presentar la información: vocabulario, claridad de la voz, organiza-
ción de la frase.
Actitud del comunicador.
Tono y volumen de su voz.
Grado en el cual ambos interlocutores pueden escucharse efectivamente.

1.1.- Presentación de la información a ser transmitida.

a) Vocabulario.
Las deficiencias de vocabulario conducen a diversos problemas:

80
Utilización de palabras equivocadas.
Omisión de datos importantes.
Descripciones demasiado largas o complicadas que confunden al paciente.

El técnico debe aprender a proporcionar descripciones exactas y precisas y debe


ser capaz de comunicarse con otros profesionales de la misma manera. Sin embargo, la
jerga profesional altamente tecnificada nunca debe ser utilizada en una conversación
directa con el paciente. Es imperioso que traduzca los términos técnicos a un vocabula-
rio comprensible para la persona común. Cuando se es incapaz de comunicarse con el
paciente en términos comprensibles para éste, pueden surgir tres problemas fundamen-
tales:

a.- El primer problema es que no se obtienen los resultados deseados de coopera-


ción.
b.- El segundo, es que el paciente no está convencido de que realmente se interese
por él. En una encuesta que incluyó 86 pacientes hospitalizados, se concluyó lo si-
guiente: "la sensación expresada por casi todos los encuestados es de que tanto los mé-
dicos como las enfermeras estaban muy ocupados, apurados o sobrecargados de tra-
bajo, y de que realmente no tenían tiempo suficiente para la adecuada atención de to-
dos los pacientes. Además, todos tenían la percepción de que la organización hospitala-
ria es burocrática, compleja e impersonal". Si el profesional de la salud carece de la vo-
luntad para expresarse cuidadosamente y en términos simples, entonces el mensaje que
transmitirá al paciente será de falta de interés en su atención.
c.- El tercer problema concierne a las preguntas expresadas y las respuestas que
obtendrá consecuentemente. Si la pregunta se formula en términos demasiado comple-
jos para el paciente, éste no responderá con exactitud. Reaccionando a la dificultad del
lenguaje planteado, puede percibir tal brecha de comprensión entre él y su interlocutor
que le lleve a sentirse en inferioridad de condiciones y por tanto una de las principales
motivaciones de la comunicación se habrá perdido. La simplificación excesiva también
constituye un problema serio, ya que un paciente bien informado puede percibir una
subestimación insultante de su capacidad intelectual.

La clave del lenguaje apropiado, por tanto, significa conocer cuándo y cómo utili-
zar términos profesionales o traducirlos a términos sencillos. Cuando esto se logra, el
paciente será capaz de hacer lo que se le indique, responderá gustoso a las preguntas y
estará convencido de que es objeto de una atención adecuada.

b) Claridad.
Una frase altamente organizada, técnicamente correcta y de contenido impor-
tante pierde su impacto cuando está mal articulada, dicha muy suavemente o a las apu-
radas. Es un hecho común que muchos pacientes no se atrevan a solicitar que se les
repita una instrucción y por tanto tratarán de interpretar lo que creyeron haber escu-
chado. El paciente puede dudar porque está intimidado, asustado o se siente inseguro.
Por esta razón, debe expresarse muy claramente a fin de transmitir su intención sin ha-
cer que el paciente se sienta a su merced.

c) Organización.

81
Cuando debe explicar un procedimiento a un paciente, puede causar confusión al
saltar de un tema a otro, dando instrucciones fuera de secuencia o con escasa claridad.
La falta de organización representa un problema grave cuando la secuencia de instruc-
ciones no conduce a una conclusión lógica. Esto puede acontecer cuando:
1.- Existe insuficiente conocimiento por parte del técnico respecto al procedi-
miento en cuestión, lo que origina la consiguiente falta de comprensión por parte del
paciente,
2.- Existe un conocimiento tan acabado del procedimiento, constituyendo una ru-
tina tan mecánica para el técnico, que omite explicaciones por considerarlas obvias aun-
que en realidad no lo sean para el paciente.

En cualquier caso, es aconsejable practicar intentando describir el procedimiento


a alguien que no esté familiarizado con él, quien a su vez indicará los aspectos no com-
prendidos o los puntos que considera omitidos.

1.2.- Actitudes.
La actitud o sentimiento hacia el paciente ayudará a determinar la efectividad de
su interacción verbal. La mayor parte de los profesionales mantienen una actitud atenta
hacia el paciente, y su modo de hablarle ayuda a transmitirle esta genuina preocupación.
Sin embargo, en ocasiones puede sentir cierta agresividad o desdén hacia el paciente,
expresando una actitud negativa y por tanto la comunicación entre ellos sufrirá un que-
branto. Algunas de las características de los pacientes que pueden causar desagrado son
la falta de higiene, comportamiento inadecuado o diferencias culturales. A veces tam-
bién existe rechazo por los ancianos o los niños. Estas actitudes interfieren con la comu-
nicación y deben ser evitadas.
Otra actitud que involucra directamente la comunicación hablada es el temor. Las
situaciones específicas en las que el temor surge en el profesional son numerosas, a
menudo referidas a la condición de salud del paciente o al resultado del estudio. Por
ejemplo, el profesional conoce el diagnóstico pero teme que el paciente lo interrogue o
intente conocer la gravedad de su enfermedad. Esto provoca el deseo del profesional
de no enfrentarse al paciente para responder a sus interrogantes.

Tiene distintas formas de enfrentar las situaciones difíciles respecto a un diagnós-


tico grave. Una de ellas consiste en evitar referirse al problema como si desconociera
totalmente el diagnóstico; otra es hablar del problema aunque minimizando su impor-
tancia al insertarlo en medio de una conversación irrelevante o usando un tono de voz
optimista.

En realidad, no es responsabilidad del técnico transmitir el resultado de un estudio


al paciente, debiendo trasladar al médico dicha tarea. Sin embargo, a veces es inevitable
alguna referencia, en especial cuando se trata de pacientes con los que se ha establecido
una buena relación, esto es particularmente cierto con los pacientes que concurren va-
rias veces.

Un modo sutil y a veces efectivo de disfrazar un problema es utilizando el humor.


En las instituciones de salud abundan el jolgorio, las risas y las bromas, algunas de las
cuales sirven propósitos útiles aunque otras en ocasiones resultan destructivas. A veces

82
se ve sorprendido por las bromas que realizan los pacientes acerca de sí mismos o de
sus enfermedades, aunque debe comprender que esto permite a la persona expresar de
esa manera su hostilidad o ansiedad o bien reducir la tensión que experimenta. El uso
del humor debe ser cuidadoso, ya que si bien a veces contribuye a una interacción efec-
tiva también puede interpretarse por parte del paciente como falta de respeto o de se-
riedad.
1.3.- Tono y volumen de la voz.
A veces las acciones de una persona contradicen lo que expresan sus palabras. Del
mismo modo, las dos cualidades de la voz que influencian más el significado de la pala-
bra hablada son el tono y el volumen.

a) Tono de la voz.
El tono es una cualidad de la voz que puede modificar el significado de la palabra
hablada. Por tal motivo, se debe tener cuidado al hablar de que el tono de voz reafirme
la intención de la persona que envía el mensaje. Del mismo modo, si el paciente comu-
nica algo que desconcierta al técnico profesional de la salud, éste debe poner atención
al tono de su voz a fin de interpretar correctamente lo que el paciente desea transmitir.

b) Volumen.
El tono y el volumen son cualidades de la voz relacionados entre sí; por ejemplo,
una persona enojada no sólo expresa sus palabras en un tono indignado, sino que tam-
bién modifica el volumen de su voz. El volumen de la voz también influye en la interac-
ción personal de modo sutil. Por ejemplo, si una persona ubicada cerca de otra habla en
voz alta, el que escucha invariablemente toma distancia; por tanto el volumen de la voz
controla la separación física entre las personas. Por otra parte, un suave susurro inme-
diatamente provoca un acercamiento del que escucha. Un volumen demasiado elevado
de voz constituye un procedimiento irritante para conseguir la atención del interlocutor
y debe ser evitado tanto por el técnico profesional de la salud como por el paciente. No
sólo es importante lo que se dice sino también cómo se dice.

1.4.- Escuchar efectivamente.


Una considerable proporción del tiempo diario es consagrado a escuchar a los pa-
cientes y a sus colegas. La siguiente es una lista de los diferentes niveles de escucha y se
sugiere que el profesional de la salud se involucre más a menudo con los niveles más
complejos que ocupan los primeros lugares de la lista:
a.- Analítico: escuchar ciertos tipos específicos de información y agruparlos en ca-
tegorías.
b.- Dirigido: escuchar con el fin de responder a interrogantes específicas.
c.- Atento: escuchar la información general a fin de obtener una noción global.
d.- Exploratorio: escuchar por el interés personal en el tema en discusión.
e.- Apreciativo: escuchar por placer estético, como se escucha la música.
f.- Cortés: escuchar por sentirse obligado a hacerlo.
g.- Pasivo: oír sin escuchar; sin prestar atención al tema en cuestión.

En general, carecemos de la habilidad necesaria para escuchar con eficiencia. Las


palabras golpean el tímpano, pero el mensaje llega distorsionado. El profesional de la
salud debe tener dos objetivos a este respecto:

83
a.- Mejorar su habilidad para escuchar con exactitud al paciente.
b.- Aprender a saber qué tan bien ha sido escuchado por el paciente.

Algunas veces, es el profesional quien no sabe escuchar mientras que otras veces
es el paciente. Cuando uno o ambos están luchando por entender el mensaje, es muy
probable que éste llegue distorsionado. El profesional no puede controlar qué tan efec-
tivamente el paciente es capaz de escuchar, pero sin embargo puede transformarse él
mismo en alguien que escucha eficientemente. Con este propósito puede utilizar una
técnica de retroalimentación, simplemente repitiendo lo que cree que el paciente ha
dicho para asegurarse de que lo ha escuchado correctamente. La habilidad para escu-
char debe ser adquirida tan cuidadosamente como otras destrezas profesionales si se
pretende una interacción exitosa. Es necesario demostrar un interés genuino en el pa-
ciente y ante todo respetar su dignidad. Sin embargo, la comunicación verbal es sólo
una parte de los aspectos destinados a una comunicación efectiva.

2.- Comunicación no verbal.


Existen dos tipos de comunicación no verbal utilizados por el profesional para fa-
cilitar una interacción efectiva. El primero es la demostración actuada o pantomima,
utilizada para reforzar o sustituir la comunicación verbal. El segundo es un tipo de co-
municación que altera o sustituye la comunicación hablada, llamada meta comunica-
ción, e incluye gestos, expresiones faciales, apariencia física, etc. Ambos tipos de comu-
nicación no verbal pueden servir tanto para confirmar y aclarar como para contradecir
la comunicación verbal. Un objetivo del profesional debe ser aprender a utilizar efecti-
vamente la comunicación no verbal.

2.1.- Pantomima y demostración.


La pantomima consiste en la representación actuada formal de una situación en
particular. Este tipo de actuación puede constituir un sustituto eficaz de la palabra ha-
blada o escrita con los siguientes tipos de pacientes: a) que no hablen el mismo idioma,
b) afásicos, c) sordos.

a) El paciente que habla otro idioma.


Estos pacientes generalmente provienen de un medio cultural distinto y la dife-
rencia de idioma es solamente una de varias causas de frustración que pueden encon-
trar en su comunicación. Los factores culturales determinan a veces también el modo
en que el paciente interpreta el significado de una enfermedad, o pueden contribuir a
interacciones inesperadas entre el profesional y el paciente.

b) El paciente afásico.
En este caso, el problema en la comprensión es resultado de un daño cerebral que
provoca dificultad para interpretar las señales verbales, expresar palabras o ambos (afa-
sia de comprensión, afasia de expresión y afasia mixta). En esta situación es recomen-
dable comenzar con una simple pregunta verbal. Si el paciente reacciona de manera que
indica su comprensión, puede proceder a una comunicación verbal más compleja. Si el
paciente no demuestra comprensión, entonces debe recurrirse a la actuación pantomí-
mica.

84
c) El paciente sordo.
Las personas sordas pueden por supuesto leer la palabra escrita y algunas hasta
leer los labios, pero para muchas de ellas es más efectivo o práctico transmitir las ins-
trucciones en forma actuada que escribirlas. Estos pacientes enfrentan un problema co-
mún a muchas limitaciones físicas: con frecuencia son tratados como si fueran intelec-
tualmente inferiores. Por tanto, al utilizar cualquier método de comunicación no verbal
con una persona sorda debe tener cuidado de no insultar su inteligencia. En la comuni-
cación pantomímica con estos pacientes es recomendable mostrar directamente el ros-
tro a la persona de manera que ésta también reciba las expresiones faciales y el movi-
miento de los labios.
La demostración generalmente se usa para complementar una instrucción verbal
y se refiere a una actividad que debe ser repetida por el paciente. Debe efectuar la de-
mostración colocado a un lado del paciente ya que si lo hace de frente, el efecto es como
si mirara un espejo y por tanto la derecha y la izquierda estarán invertidas.
La pantomima y la demostración serán a veces la única o la más efectiva manera
de comunicación con ciertos pacientes. Con otros, serán complementos útiles de la in-
teracción verbal.

2.2.- Metacomunicación.
El objetivo de la pantomima es presentar posturas, expresiones faciales y gestos
que poseen un significado comprensible específico, por lo general sustituyendo comple-
tamente los mensajes verbales. En cambio, la metacomunicación los complementa y
puede definirse como el conjunto de acciones que acompañan a las palabras, con capa-
cidad para modular su significado. La metacomunicación es utilizada normalmente du-
rante cualquier interacción humana en la cual dos personas se encuentran en presencia
mutua, por tanto debe estar advertido de los efectos de esta comunicación no verbal.
Algunos ejemplos de metacomunicación.

a) Expresiones faciales.
En la sección de comunicación verbal consideramos cómo la alteración del tono y
el volumen de una palabra pueden representar una variedad de mensajes distintos. Es
posible omitir totalmente la palabra y solamente con una expresión facial expresar una
gran variedad de sentimientos. Se han identificado 32 unidades de movimientos en el
rostro, cada una de las cuales puede representar un significado por separado. La sutileza
con que puede utilizar la expresión facial en la comunicación se ilustra con un gesto tan
simple como una sonrisa. Sin embargo, si bien la sonrisa usualmente es interpretada
como un gesto amistoso, a veces puede transmitir un sentido de superioridad o un in-
tento de esconder lástima o temor. El profesional debe conferir ánimo y confianza al
paciente mediante una sonrisa espontánea y amable que acompañe sus palabras.

b) Posiciones, posturas y gestos.


La manera en que una persona se coloca en relación a otra y el modo en que se
mueve comunican mensajes que pueden confirmar o contradecir lo expresado verbal-
mente.
La utilización de los gestos es muy variable entre los diferentes grupos culturales.
Por ejemplo, en la cultura occidental el contacto visual generalmente comunica un sen-

85
timiento positivo. Si dos personas simpatizan realmente, se colocarán de modo que pue-
dan mirarse a los ojos. Aún sin contacto ocular, el cuerpo puede revelar muchas actitu-
des. Por ejemplo, la interacción con una persona desde una altura superior puede trans-
mitir un sentimiento de autoridad. Inadvertidamente, el profesional asigna un papel su-
miso a un paciente que está confinado a una camilla o a una silla de ruedas, por lo cual
a veces es recomendable moverse hasta el nivel del paciente para dirigirle la palabra. En
otras circunstancias la altura puede ser utilizada constructivamente para establecer la
autoridad, como con un niño rebelde.

El grado de relajación del cuerpo durante la interacción también transmite un


mensaje. El profesional que está realizando un procedimiento por primera vez a menudo
revela su inexperiencia a través de una posición tensa. Una posición muy tensa o dema-
siado relajada indica falta de simpatía por el interlocutor, mientras que una buena co-
municación suele reforzarse con un grado moderado de relajación corporal.
Los gestos también agregan significado a un mensaje, como por ejemplo los brazos
o piernas cruzadas, los puños cerrados, encogerse de hombros o mover los pies nervio-
samente.

c) Apariencia física.
A través de la apariencia exterior suelen formarse ciertos estereotipos. En algunas
circunstancias, una persona intenta adoptar una forma estereotipada de vestir o hablar
con la esperanza de ser identificada con un grupo en particular. Los profesionales de la
salud se visten de una manera estereotipada (el uniforme), para ser identificados en el
ambiente sanitario. Sin embargo, no es el uniforme sino la manera de actuar que deter-
mina cómo el paciente interpreta el desempeño profesional.

Aparte de la vestimenta que usa, hay otros factores que contribuyen a la aparien-
cia física de la persona. El fundamento para adoptar un tipo en particular de apariencia
recae en el grado de importancia que el paciente reviste para el profesional de la salud.
Esto implica el uso moderado de productos cosméticos, conservar las reglas de higiene
personal y evitar elementos de posible daño para el paciente (uñas demasiado largas,
accesorios, etc.). Un profesional de la salud debe tratar de anticipar y evitar las situacio-
nes en las cuales un tipo particular de apariencia pueda interferir en su desempeño la-
boral. En general, una apariencia sobria e higiénica es bien recibida por cualquier pa-
ciente y favorece la intercomunicación.

d) Contacto físico.
El grado y tipo de contacto entre los individuos varía según las culturas. En algunas
culturas, el contacto está limitado a miembros de la familia o a situaciones bien definidas
de tipo amoroso o rituales de celebración o saludo. Sin embargo, aún un miembro de
ese tipo de cultura admitirá cualquier tipo de contacto físico al ingresar a un centro de
salud. Naturalmente, esos contactos se limitan a la relación entre el paciente y el profe-
sional de la salud y siempre deben ser reconocidos como parte del procedimiento diag-
nóstico o terapéutico. A pesar de ello, el contacto reconfortante también es considerado
legítimo y el profesional de la salud tiene en él una poderosa herramienta para comuni-
car su intención de cuidado y preocupación. Una mano descansando sobre el hombro
del paciente es a veces más elocuente que las palabras más amables.

86
El profesional de la salud probablemente esté tan habituado al contacto con los
pacientes que en general nunca se cuestione si ello puede representar un acto inapro-
piado de familiaridad; sin embargo debe tomar en cuenta que podría considerarse ne-
gativamente porque involucra la invasión de un espacio privado. En general, la mayoría
de los pacientes responden de manera favorable a las expresiones de cuidado que invo-
lucra un contacto físico.

En resumen, la comunicación no verbal es un acompañamiento natural e inevita-


ble de la comunicación verbal. Por tanto, debe entender que es tan importante una
como la otra y que ambas deben dirigirse en el mismo sentido para conseguir el resul-
tado esperado.

El paciente pediátrico

Los pacientes pediátricos son un caso particular de pacientes que requieren espe-
cial atención.

1.- Comunicación.
La comunicación es una parte vital del estudio pediátrico. En primer lugar, se debe
conocer a los padres y al paciente y en un corto período ganar su confianza y coopera-
ción. El técnico debe presentarse a sí mismo y demostrar competencia en el procedi-
miento que está a punto de realizar. Debe disponer siempre de todo el material necesa-
rio listo para ser usado y al alcance de la mano. Debe demostrar compasión y compren-
sión hacia las necesidades del paciente y de sus padres, y anticipar sus posibles temores,
especialmente si se trata de un niño internado o recientemente dado de alta. Recordar
que pueden haber sufrido experiencias negativas con otros procedimientos.
Si se trata de un niño con una enfermedad prolongada, puede ocurrir que sea
cooperativo por estar agotado o en estado letárgico, o no cooperativo por estar cansado
de la situación y ansioso.

1.1.- Padres.
Es importante que los padres conozcan con anticipación los preparativos necesa-
rios para el procedimiento, que pueden incluir alimentos, biberones, pañales, etc. De-
ben saber la duración del estudio y eventualmente el horario.

El procedimiento debe ser explicado en forma clara y honesta y debe incluir infor-
mación sobre las etapas del estudio o tratamiento, procurando eliminar la aprensión.

Asegurar a los padres que el procedimiento no implica riesgos, ocasiona molestias


mínimas y es importante para solucionar el problema del niño.

Explicar a los padres que pueden permanecer en la sala de estudios a requeri-


miento del niño.

No es aconsejable que permanezcan en la sala los hermanos del paciente u otros


niños, por varias razones entre ellas que adquieran temor al procedimiento.

87
1.2.- Pacientes.
Recordar que el niño que está bien preparado suele ser más cooperativo. Conviene
sugerir a los padres que expliquen al niño a qué tipo de procedimiento se lo va a someter
antes de concurrir a realizarlo.

Determinar el nivel de comprensión del niño y proporcionarle una explicación sim-


ple y clara de lo que se le va a realizar. No mentirle tratando de ganar tiempo, ya que se
terminará perdiendo su confianza.

Proporcionar seguridad y apoyo al niño para mantenerlo relajado y solicitar la


ayuda de los padres para lograr dicha finalidad.

Los niños hasta la adolescencia se sienten mejor y cooperan más si sus padres les
acompañan durante el examen. Si los padres resultan muy ansiosos puede ser mejor
para el paciente la presencia de otro familiar que le transmita tranquilidad.

Los niños pequeños pueden sentirse más cómodos si llevan consigo un juguete u
objeto familiar, siempre y cuando no interfieran técnicamente con el procedimiento.

2.- Antes del procedimiento


Conocer de antemano si el paciente requerirá sedación.
No indicar ayunos prolongados innecesarios; una o dos horas es por lo general
suficiente.
Conocer otros estudios que hayan sido coordinados para el paciente, a fin de que
no exista interferencia entre ellos (especialmente los estudios nefrourológicos).
Chequear la existencia de contaminación urinaria, especialmente pañales.
Es conveniente en el caso de los bebés cambiar los pañales antes del procedi-
miento, no sólo por la posible contaminación urinaria sino porque al estar higienizado
se sentirá más confortable y tranquilo.

En ningún momento el paciente pediátrico debe dejarse solo en la sala de estu-


dios.

El paciente geriátrico.

Los ancianos, como ningún otro grupo presentan un amplio espectro de caracte-
rísticas. El cuidado de cualquier grupo de pacientes incluye ser receptivo a sus necesida-
des físicas y emocionales. El grupo de pacientes geriátricos comprende un diverso grupo
de individuos con necesidades especiales que incluyen las relacionadas con proceso de
envejecimiento normal como también a las enfermedades relacionadas a la edad. Con-
secuentemente requerirán un abanico continuo de cuidados que van desde los mínimos
hasta los mayores dependiendo del estado de salud individual. Por lo tanto el técnico
debe estar preparado para evaluar y responder a esta amplia gama de posibilidades.

88
El técnico debe tener una actitud positiva con la población a la que está aten-
diendo, así como las destrezas apropiadas para determinar las necesidades especiales
de este grupo.

Las destrezas incluyen:


a.- Evaluación del paciente y adaptación del procedimiento a realizarle.
b.- Evaluación de la medicación usada.
c.- Evaluación de la movilidad, función cognitiva y cambios sensoriales.

Esta es información relevante sobre aspectos que afectarán directamente la posi-


bilidad de cooperación del paciente y el estudio a realizar.

En general, las actitudes e impresiones tanto positivas como negativas acerca de


los ancianos, está basada en la experiencia personal con este grupo. El conocimiento
acerca de los cambios normales producidos por la edad puede brindar información que
contrarreste sentimientos negativos cuando la base para ciertos comportamientos es
explicada. Por ejemplo, el déficit de audición puede ser una fuente de frustración para
ambos (técnico y paciente) en el intento de comunicarse. La pérdida de audición tanto
a bajas como a altas frecuencias ocurre como parte normal del envejecimiento.

Los cambios anatómicos y fisiológicos ocurren como parte del envejecimiento. Es-
tos cambios son considerados normales y no necesariamente llevan a enfermedades tí-
picamente asociadas con la edad. Sin embargo, al aumentar la expectativa de la vida, es
más probable que desarrollen enfermedades crónicas que requerirán acceso a sistemas
de salud. Dado que la población geriátrica aumenta, más frecuentemente nos encontra-
remos con estos pacientes en nuestros servicios. Aprendiendo a ver el envejecimiento
como un proceso normal y desarrollando estrategias prácticas que nos permitan aten-
der mejor las necesidades de este grupo de paciente, seremos capaces de brindarles un
cuidado más efectivo y humano.

El paciente terminal.

La interacción efectiva con el paciente terminal constituye un desafío para el pro-


fesional de la salud. Para enfrentar este desafío satisfactoriamente, debe comprenderse
el dolor crónico asociado al proceso de muerte.

Es importante poseer:

a.- Un entendimiento de las reacciones físicas y emocionales asociadas a la enfer-


medad terminal.
b.- Un entendimiento del impacto físico y emocional del dolor crónico.
c.- Estrategias para interactuar eficazmente con el paciente portador de una en-
fermedad terminal.
d.- Estrategias para contrarrestar el impacto emocional experimentado por los que
trabajan con esta población de pacientes.

89
El objetivo del técnico debe ser proporcionar un cuidado de buena calidad al pa-
ciente, proveer al médico un estudio adecuado para el diagnóstico y mantenerse emo-
cionalmente intacto. Un entendimiento del dolor crónico y del proceso de muerte es
esencial para superar este desafío satisfactoriamente.

1.- La etiqueta: enfermedad terminal.

La etiqueta "enfermedad terminal" puede evocar una variedad de emociones in-


cluyendo miedo, cólera y depresión. La emoción universal compartida por todos los pa-
cientes con enfermedad terminal es el miedo: a lo desconocido, al proceso de muerte,
a la invalidez que provoca la enfermedad. El técnico verá que el paciente y su familia
muestran signos de miedo, especialmente cuando el momento de la muerte se va acer-
cando. El profesional técnico puede encontrarse con preguntas del paciente o de los
miembros de la familia que son difíciles o imposibles de responder: "¿Qué tan grave es
la enfermedad?", "¿Qué podemos esperar?", "¿Cree Ud. en la vida después de la
muerte?". Estas preguntas son difíciles, pero en general el paciente no espera que real-
mente las responda. En la mayoría de los casos los pacientes no están buscando el sig-
nificado de la vida, sino el calor y la comprensión de otro ser humano. Una actitud
atenta, brindando una cálida sonrisa o un pequeño abrazo terapéutico pueden ser el
único apoyo necesario.

En muchos casos, al sentimiento de miedo le sigue rápidamente la cólera: por lo


injusto de la situación, por aquello que continúa reforzando la sentencia terminal, por
los que disfrutan de los beneficios de la buena salud. Si las emociones de cólera y miedo
continuaran sin intervención, el paciente puede sumergirse en una desesperación y de-
presión profunda. Trabajar con un paciente que está enojado en la mañana, triste en la
tarde y miedoso al día siguiente, puede ser tanto frustrante como desafiante. Lo más
importante a recordar y compartir con el paciente es que esos sentimientos de miedo,
tristeza y cólera están bien. Está bien estar asustado de estar muriendo. Está bien estar
triste. Está bien estar frustrado y deprimido. Reconocer que estas emociones erráticas
son normales es un pequeño paso hacia la resignación, la aceptación y la paz.

Con el tiempo, el profesional técnico podrá ver el paciente físicamente deterio-


rado. Este deterioro puede manifestarse como pérdida de peso, pérdida de la destreza
motora o cognitiva y durante todo el proceso aumento del dolor. Mientras el técnico
puede encontrar temporariamente alivio emocional con recursos de humor, en algunos
casos es difícil encontrar cualquier humor frente a un paciente que previamente cami-
naba y ahora debe limitarse a una silla de ruedas o a una camilla. Observar este deterioro
físico puede afectar dramáticamente las emociones de todos aquellos cercanos al pa-
ciente, incluyendo el personal de salud.

Además del deterioro físico, el profesional técnico puede percibir signos de estrés
crónico experimentados por la familia y amigos del paciente. Al intentar hacer frente al
estrés asociado al proceso de muerte, pueden apelar al apoyo de comida, drogas, al-
cohol o la ausencia de todo, incluyendo el alimento. Este comportamiento confirma que
el paciente o su familia están sufriendo un proceso de ansiedad crónica. En muchos ca-

90
sos solamente la calidez y una actitud caritativa, matizadas con la calidad de la experien-
cia, serán las herramientas necesarias para proporcionar al paciente o a la familia en
estas situaciones. Sin embargo, en casos extremos puede ser necesario sugerir algún
tipo de apoyo profesional.

2.- Dolor crónico

El dolor crónico es un atributo común en las enfermedades terminales. Un enten-


dimiento del impacto físico y emocional del dolor crónico ayudará al profesional técnico
a tratar más efectivamente con estos pacientes. El dolor crónico causa algunas emocio-
nes negativas incluyendo ansiedad, cólera y depresión. La persona que está dolorida no
exhibe generalmente su mejor comportamiento, pudiendo ser brusca, grosera y difícil
de tratar.

El período en que es capaz de mantener atención puede ser escaso y su habilidad


para entender y recordar instrucciones simples, puede no existir. Se debe recordar que
el dolor es la sensación más intensa experimentada por el paciente, y todo lo demás es
secundario. Cuando intenta transmitir la información pertinente al estudio, puede sen-
tirse frustrado cuando el paciente continúa sin entender esa información dada o persiste
con preguntas que ya han sido respondidas. Si su frustración se hace evidente, o si el
paciente empieza a sentirse frustrado con su propia falta de comprensión, el técnico
puede convertirse en blanco para desplazar su cólera. Muy frecuentemente, esta cólera
es descargada en forma de abuso verbal. Si bien el profesional técnico no se merece ese
abuso, y no está obligado a soportar ese comportamiento, un entendimiento de la causa
que lo originó puede ayudar a hacer esta experiencia más tolerable.

El dolor crónico, y su compañía de depresión, se asocian con una disminución de


la calidad de vida. La depresión es una emoción difícil de tratar y que puede surgir
cuando uno menos lo espera. Con el tiempo, el paciente terminal es forzado a aceptar
una calidad de vida disminuida. En el pasado, este paciente probablemente disfrutaba
de un estilo de vida activa; sin embargo, el debilitamiento por un dolor crónico limitó
sus posibilidades de participar en algunas actividades que antes disfrutaba. Es muy im-
portante recordar que muchas actividades o deportes de los que se habla naturalmente
con otros compañeros de trabajo, pueden ser las mismas actividades que los pacientes
fueron forzados a abandonar. Estos se vuelven muy sensibles por sus pérdidas y pueden
volverse irritables, tristes y no cooperativos cuando oyen discutir a otros actividades que
ellos ya no pueden disfrutar.

Las tendencias suicidas, como resultado del severo dolor crónico o la depresión,
no son cosas tan frecuentes que enfrentemos a diario. Sin embargo, el técnico puede
escuchar discusiones del paciente con la familia o amigos con respecto a no desear con-
tinuar, no poder más con el dolor, qué sentido tiene vivir así. Quizás la medicación anal-
gésica no es lo suficientemente efectiva o el paciente no puede encontrar la calidad
dentro de la cantidad de vida que le resta. Alertando al médico que lo atiende u otro
profesional de la salud apropiado, podemos ayudar a mejorar su calidad de vida y hacer
que otro día parezca valer la pena.

91
Afortunadamente, no siempre nos encontramos con pacientes groseros o des-
atentos o que griten, lloren o nos dificulten significativamente el trabajo. Pero, enten-
diendo las variadas razones por las que pueden reaccionar como lo hacen, podemos
ayudarlos a prepararse para trabajar con ellos más eficazmente en el futuro.

3.- Estrategias para sobrevivir emocionalmente.

Construir estrategias específicas pueden ayudarnos a hacer frente al stress emo-


cional a los que trabajamos con esta población de pacientes que provoca sentimientos
de ansiedad, stress, cólera, miedo o tristeza. Recordar que los objetivos son la calidad
en el cuidado del paciente, el resultado del estudio diagnóstico y la sobrevida emocional
para el profesional técnico.

a) Entendiendo la angustia.

Entendiendo el dolor desde la perspectiva del paciente, así como también desde
la perspectiva personal, es la primera pieza esencial para la construcción de estrategias
satisfactorias. La angustia es una respuesta natural a cualquier cambio o pérdida impor-
tante. No es necesario perder a alguien a través de la muerte para experimentar angus-
tia. Experiencias como el divorcio, la pérdida de un trabajo, el último hijo abandonando
la casa o el mejor amigo mudándose a otra ciudad pueden provocar una respuesta de
angustia. Muchos de nosotros en algún momento de nuestra vida hemos experimentado
este dolor.

La primera reacción de negación es decir, "Yo no lo puedo creer, no es justo". Esta


pausa realmente permite a la mente recordar este evento terrible, sin la aceptación del
impacto de esta pérdida. Una vez que el shock desaparece, puede seguirlo rápidamente
un sentimiento de angustia. La angustia puede ser dirigida hacia alguien o hacia algo.
Preguntas como "¿Por qué a mí?" son habituales. Un intento de control de la inminente
pérdida puede adoptar la forma de una negociación: negociar algo si la tragedia o pér-
dida fuera a pasar. Por ejemplo, si el paciente siente que le ha fallado a su familia en
algún sentido, puede prometer a Dios o a sí mismo que será un mejor padre y esposo, si
sólo se curara de su enfermedad terminal. El proceso de negociación es un intento de
controlar la situación y está dado por una esperanza individual de que la pérdida pueda
no ser permanente.

Sin embargo, cuando el tiempo pasa y se cumplen todas las promesas individuales,
pero aun así la tragedia o pérdida no se resuelve, puede sobrevenir la depresión a veces
fuera de control y un sentimiento de desesperanza. En estos casos la depresión puede
estar asociada con sentimientos de culpabilidad por la carga que provoca en otros. Si
hay tiempo, y si el individuo es capaz de trabajar a través de la negación, la angustia, la
negociación y la depresión, el estado final en el proceso de la pena es la aceptación. El
paciente entiende que la vida continuará sin él. El aspecto más importante de la acep-
tación es el sentimiento de paz que conlleva.

Desafortunadamente, el estado de angustia no es sistemáticamente experimen-


tado desde la negación a la aceptación. El paciente puede estar aceptativo en la mañana,

92
enojado en la tarde y depresivo a la conclusión de su examen. Trabajar con estos pa-
cientes puede ser psicológicamente dañino para el profesional de la salud si no entiende
las emociones asociadas a este proceso.

b) Anticipándose a la angustia.

Otro aspecto de la angustia es, una vez entendido su proceso, anticiparse a ella.
Cuando la familia y amigos se dan cuenta que la persona que aman no será capaz por
mucho tiempo de cumplir su rol en la familia, se acongojan antes de que la persona
muera. Parte de esta anticipación puede ser un distanciamiento de los miembros de la
familia como una preparación para la muerte. Sin embargo, si el tratamiento es eficaz y
el paciente vive más de lo esperado, esto puede representar un problema. Los miembros
de la familia están preparados, pero el paciente no murió. Lo que a veces puede obser-
varse en esta situación es que la familia que ha sido atenta y amorosa en el inicio, con
el transcurso de los meses comienza a ser más distante y práctica y en consecuencia el
paciente se siente abandonado en el momento en que más necesita de su cariño y cui-
dado. La muerte es anticipada. Tanto el paciente como la familia se prepararan para
aceptar esto inevitablemente. Desafortunadamente, el tiempo de aceptación no es uni-
forme, uno lo alcanza más tempranamente, y el otro más tardíamente.

El punto crítico en esta discusión es que todas esas reacciones son normales y for-
man parte del angustioso proceso relacionado con la inminencia de muerte. Existe una
tendencia a sentir hostilidad hacia los miembros de la familia que parecen no brindar
más apoyo emocional. Entendiendo el proceso desde la perspectiva familiar, podemos
ayudarnos a evitar la antipatía hacia los miembros de la familia.

c) Hostilidad del paciente.

Se necesita experiencia para evitar la personalización de la eventual hostilidad del


paciente. Esta recomendación es más fácil de verbalizar que llevarla a la práctica. Existen
días en que uno percibe a todos los pacientes como si estuvieran enojados, abusivos o
no cooperativos. El punto clave es recordar que estos pacientes tienen muchas razones
para estar perturbados. El profesional de la salud se constituye justo en el blanco. Disipar
la amenazante situación puede ser tan fácil como decirle a otro técnico que continúe
con el paciente, o bien pedir ayuda al médico, la enfermera u otro profesional de la
salud. Es particularmente importante evitar responder cólera con cólera. El triunfo es
desviar o prevenir la cólera y crear una experiencia positiva para todos los involucrados.

d) Comunicación clara.

Es esencial mantener una comunicación clara todo el tiempo. Estos pacientes pue-
den estar distraídos por el dolor, angustia o pérdida de control. Sin embargo, una comu-
nicación clara es vital para un resultado satisfactorio y puede ser realizada de diversas
formas:
a.- Siempre hablar lenta y claramente.
b.- Evitar explicaciones complicadas.
c.- Usar palabras simples y evitar la jerga médica.

93
d.- Estar dispuesto a repetir lo mismo tantas veces como sea necesario.
e.- Conseguir la ayuda de la familia cuando se explica el procedimiento. La mayoría
de las personas escuchan las instrucciones. La mejor posibilidad que tenemos es lograr
algún grado de entendimiento.

Otra posibilidad es poner las instrucciones por escrito. Las instrucciones


deben ser breves y precisas.

Tomarse tiempo para explicar el examen detalladamente. Esta explicación


debe incluir cualquier requerimiento físico, como por ejemplo mantenerse acostado
boca arriba sin moverse durante 30 minutos. Esta explicación permite al paciente pre-
pararse mentalmente para el examen. Si el dolor es un factor prohibitivo, discuta con el
médico la posibilidad de administrarle un calmante para que el paciente sea capaz de
tolerar el estudio. Este procedimiento puede consumir algún tiempo adicional, pero será
un tiempo bien invertido si el paciente está mejor preparado física y mentalmente para
el examen.

Dirigirse al paciente de forma cálida pero enfática, no compasiva. El pa-


ciente necesita que lo tratemos de igual a igual, no nuestra compasión.

e) Aliviar el stress

Trabajar con pacientes terminales puede ser extremadamente estresante. Desa-


rrollar mecanismos de defensa es una importante estrategia para aliviar el stress. Los
mecanismos de defensa a corto plazo son actividades que podemos disfrutar dentro del
lugar de trabajo que ayudan a recargar nuestras baterías de emociones.

Cuando el paciente ha sido particularmente difícil, puede no ser posible darle al


siguiente paciente una buena atención a menos que logremos un corte en la tensión
emocional. Esta interrupción puede involucrar simplemente un distanciamiento de la
situación por algunos momentos. A veces un pequeño viaje a tomar un café puede brin-
darnos el alivio necesario. Cuando la depresión o el llanto de un paciente han cobrado
un pesado peaje en nuestras reservas emocionales, puede ser necesario abandonar el
servicio, caminar al aire libre y restaurar el equilibrio emocional. Otra técnica satisfacto-
ria es la terapia del chocolate, especialmente necesaria en esos días en que nada va bien.
La coordinación está sobrepasada por 2 horas, los pacientes son difíciles y no hay posi-
bilidad de que nada mejore hasta tarde en la noche. Un técnico debe ir y comprar cho-
colates para todos, y el staff debe tomarse 5 minutos para saborearlos. Es increíble como
unos pocos bocados de chocolate hacen que todo se vea mejor. La coordinación sigue
estando llena, los pacientes no están mejor, pero los tecnólogos sí lo están.

Los mecanismos de defensa a largo plazo son las actividades que desarrollamos
fuera de los lugares de trabajo para recargar nuestras baterías emocionales. Podemos
disfrutar de leer, realizar ejercicio o cualquier otro hobby que nos haga sentir bien y nos
permita despertar cada mañana anticipándonos a un gran día. Estas actividades tienen
resultados positivos, así como lo opuesto, las actividades perjudiciales como comer en

94
exceso, fumar, el abuso de drogas y alcohol producen resultados negativos. Desarrollar
mecanismos de defensa positivos es esencial para recargar las baterías emocionales.

f) Red de apoyo

Es importante construir una red de apoyo que incluya nuestra familia, amigos y
compañeros de trabajo. El profesional técnico necesita poder expresar sus sentimientos
con alguien capaz de brindarle apoyo y desahogarse cuando sea necesario. Una fuerte
red de apoyo ayuda a nutrirse a sí mismo y reponer las reservas emocionales.

Si las técnicas de defensa fallan, y el profesional técnico no puede hacer frente por
mucho tiempo al stress de cada día, es importante que esta red de apoyo se ensanche
para incluir aquellos individuos que puedan ayudar a superar la crisis. Nunca desaten-
derse a sí mismo o sus emociones.

g) Competencia profesional

Es importante ser lo mejor que se pueda profesionalmente. Cualquier persona se


siente más a gusto con un profesional que conoce su trabajo y demuestra solvencia y
aplomo. Mucha gente no se siente confiada con alguien que está obviamente en período
de entrenamiento o se muestra inseguro. La suerte del paciente está parcialmente en
nuestras manos cuando las estrategias de tratamiento dependen del resultado del estu-
dio a realizar, y él lo sabe. El profesional técnico necesita brindarle al paciente seguridad
y bienestar a través de la competencia de sus acciones. Esto puede alcanzarse esforzán-
dose de modo continuo para solidificar su competencia profesional.

h) Crear un ambiente vital

Cuando se trabaja con enfermos terminales, es importante rodearse de vida. Esto


puede sonar como algo imposible cuando consideramos que muchos de los servicios de
medicina nuclear están en subsuelos, sin luz natural o ventanas. Sin embargo, pueden
usarse pequeñas cosas para hacer más alegre el departamento, incluyendo plantas arti-
ficiales, posters brillantes, papeles o pinturas de colores en las paredes. Cualquier cosa
que le transmita al paciente, "Aquí cuidamos de la vida. Yo cuido el ambiente que le voy
a brindar mientras está a mi cargo". Los pacientes responderán de forma muy positiva
a este tipo de ambiente.

i) Tolerancia al dolor

Puede ser necesario para el profesional técnico aumentar su tolerancia a los pa-
cientes con dolor. Esta es una cuestión difícil para muchos. Todos intentamos que el
procedimiento sea lo menos doloroso posible para el paciente. Para el enfermo termi-
nal, sin embargo, puede no ser posible un procedimiento no doloroso. Proveer al clínico
el procedimiento diagnóstico indicado implica que realicemos el estudio adecuada-
mente. Unos estudios e imágenes de buena calidad pueden servir para diagnosticar
correctamente e identificar nuevos sitios de enfermedad y no demorar su tratamiento.

95
Resistir el dolor que provoca la posición de estudio requiere bastante paciencia y
fortaleza. Distraer al paciente con conversación puede ser la principal diferencia de una
buena calidad diagnóstica.

j) Conocimiento de la mente / Aceptación del corazón

Para entender y aplicar la información aprendida, es importante entender los sen-


timientos y valores desde la perspectiva del paciente. Esto puede parecer una cuestión
imposible, si no hemos experimentado de cerca la muerte. Intelectualmente entende-
mos que no viviremos para siempre. Sin embargo, ¿cuántos de nosotros aceptamos este
hecho emocional y conductualmente?, ¿cuántos de nosotros hemos escrito nuestro tes-
tamento?, ¿cuántos hemos dejado directivas?, ¿cuántos hemos hecho los arreglos para
nuestro funeral?, en fin, ¿cuántos de nosotros hemos muerto? Transferir los conoci-
mientos de nuestra mente a la aceptación del corazón requiere caminar, al menos al-
guna distancia, en los zapatos de nuestros pacientes. Entonces y sólo entonces, podre-
mos realmente conocer cuán difícil es la experiencia de morir para nuestros pacientes.

k) Identificación con el paciente

El profesional técnico necesita ser consciente de que se identificará muy estrecha-


mente con algún paciente, que puede recordarnos a alguien que amamos. Cuando uno
pierde ese paciente, esto puede presionar un botón emocional que puede desencadenar
sentimientos derivados de alguna pérdida no resuelta en nuestra propia vida. Repa-
sando nuestras propias pérdidas, es importante que miremos nuestras enseñanzas de
la infancia y nuestras propias creencias y miedos. Necesitamos construir una plataforma
emocional fuerte que pueda servirnos en nuestra rutina cotidiana. Para muchos de no-
sotros, esto puede ser recurrir a creencias viejas o valores que ya no considerábamos
útiles o que son inaceptables para nuestro actual estilo de vida. Autoalimentarse es im-
perativo; el profesional técnico necesita poner energía en el proceso de dirigir sus pro-
pias creencias y miedos antes de poder manejar satisfactoriamente sus miedos emocio-
nales asociados con la muerte.

l) Ver la vida de modo distinto

Sobrellevando el concepto de enfermedad terminal, puede ser necesario para el técnico


ver la vida de modo diferente. En el cuidado de la salud y medio ambiente, muy a menudo la
muerte es vista como una falla. Es importante darse cuenta que la muerte puede ser una libera-
ción. Morir puede ser el fin del dolor y el sufrimiento. Es importante que el profesional técnico
esté abierto a esta posibilidad, porque esto puede ayudar a priorizar nuestra propia vida, a en-
tender que el paciente con una enfermedad terminal puede enseñarnos a cada uno de una muy
valiosa lección: vive cada día como si realmente importara. Como observadores del proceso de
muerte en nuestra práctica profesional, disponemos de un incentivo especial para priorizar
nuestra vida personal y podemos ser alentados a vivirla de modo que, al final, no nos encontre-
mos de cara a nuestra propia muerte con remordimientos.

La lección final que debe ser aprendida del paciente con enfermedad terminal es: no te-
mas a la muerte, porque el miedo limita la vida.

96
CAPITULO V

1.- Cooperación y asunción de responsabilidades en su tarea diaria

2.- Valoración del buen clima de funcionamiento grupal centrado en la


tarea.

3.- Valoración del trabajo cooperativo y solidario.

QUÉ ES UN EQUIPO DE TRABAJO

GRUPO DE TRABAJO: conjunto de personas que trabajan juntas de forma amis-


tosa, pero sin coordinación ni objetivos en común. Conjunto de personas unidas con una
finalidad común. Se caracteriza por:

1. Las interacciones: cada miembro se relaciona con los demás componentes del
grupo de forma directa, sin intermediarios.

2. El surgimiento de normas: el grupo crea unas normas de conducta muchas ve-


ces implícitas que regulan los comportamientos de los grupos.

3. La existencia de objetivos colectivos comunes: cada grupo existe y se da a sí


mismo una razón de ser, una meta, unos objetivos que justifiquen su existencia, y
orienta su energía a alcanzarlos.

4. La existencia de emociones y de sentimientos colectivos: los miembros se sien-


ten identificados con una especie de “espíritu o alma de grupo”.

5. La emergencia de una estructura informal: los miembros del grupo tienden a


estar especializados en determinadas funciones grupales.

Un equipo es un grupo de personas que cooperan activamente para conseguir el


mismo objetivo o propósito. Los integrantes del equipo trabajan los unos CON los otros
para alcanzar unas metas: no se limitan a dedicarse a su propio trabajo mientras los
demás se dedican a sus respectivas tareas.

EQUIPO DE TRABAJO: Grupo de personas que persiguen un objetivo, que trabajan


coordinadas y que contribuyen con su talento, sus aptitudes y su energía al trabajo.

El equipo es un determinado tipo de grupo en el que se desarrollan unas conductas


razonablemente eficientes. Así, un equipo de trabajo consta de un pequeño número de
personas con habilidades complementarias que están comprometidas con un propósito
común, utilizando parámetros de desempeño y métodos estructurados y son mutua-
mente responsables de su realización.

97
El equipo deportivo es una imagen muy poderosa, pero muchas veces está muy
alejada de la realidad del trabajo de equipo en las organizaciones. Lo que normalmente
se denomina EQUIPO consiste en realidad en un GRUPO.

Para conformar un equipo de trabajo, el grupo inicial debe evolucionar desde su


constitución hasta llegar a las siguientes características:

1. Objetivos comunes y acordados


2. Tareas definidas y negociadas
3. Procedimientos explícitos
4. Buenas relaciones interpersonales
5. Alto grado de interdependencia

1.2. FASES EN LA CREACIÓN DE UN EQUIPO DE TRABAJO

1. Formación. Durante esta primera fase, los componentes del equipo evalúan las
normas del equipo e intentan definir los límites de sus tareas. En lo emocional se sienten
ilusionados con el proyecto encomendado. Aunque se conocen poco, las relaciones son
cordiales y todos ponen de su parte para evitar conflictos.

2. Agitación. En esta segunda etapa aparecen fricciones y maniobras para situar la


posición que cada uno tendrá en el equipo. Surgen las primeras dificultades, lo que ori-
gina respuestas emocionales. Aparecen las primeras diferencias de carácter entre sus
miembros, tensiones y roces entre ellos.

3. Normalización. El tercer momento representa un momento para el cambio en


el que se desarrolla la interdependencia dentro del grupo, mostrando los miembros
buena voluntad para expresar sus opiniones e ideas constructivamente. Los participan-
tes son conscientes de que están obligados a entenderse si quieren sacar el proyecto
adelante, lo que obliga a superar los enfrentamientos personales. El proyecto va avan-
zando, lo que permite recuperar el optimismo.

4. Realización. Es la etapa de madurez, en la que el equipo está acoplado, controla


su trabajo y sus miembros han aprendido a trabajar juntos. El equipo entra en una fase
muy productiva en la que comienza a aplicar su sentido de unidad en la ejecución de las
tareas, desarrollando soluciones y efectuando progresos reales.

5. Agotamiento. Buena parte del proyecto está acabado, aunque quedan pendien-
tes cuestiones menores: los miembros empiezan a perder ilusión en el mismo y el ren-
dimiento puede volver a caer. Es el momento de cerrar el proyecto, dejando solo a las
personas necesarias para acabar el trabajo.

1.3. CARACTERÍSTICAS DE UN EQUIPO EFICAZ

Para que un equipo sea eficaz, es necesario que cumpla con las siguientes carac-
terísticas:

98
a.- Tener objetivos de equipo: deben existir metas e intereses en común que sean
cuantificables y claros, de modo que todos sus componentes conozcan y comprendan
sus propósitos y sus metas.

b.- Funciones bien definidas: facilitan el uso de los talentos de cada persona y así
cada una conoce y entiende sus deberes y responsabilidades sobre los objetivos y tareas.

c.- La interdependencia: es decir, que cada miembro del equipo necesite de la


experiencia, la habilidad y entrega de los demás para lograr objetivos mutuos.

d.- Comunicación eficaz: muy relacionado con el anterior, ya que el líder y los
miembros del equipo deben intercambiar información y retroalimentación para saber
cómo lo están haciendo y cómo lo pueden mejorar, además de tener claro qué necesitan
sus compañeros de él para mejorar el trabajo.

e.- Eficiencia en el desempeño: todos los participantes deben estar convencidos


de la idea de que el equipo de trabajo, si es realmente eficiente, consigue siempre me-
jores resultados que los individuos que trabajan aislados.

f.- Responsabilidad: el equipo debe tener responsabilidad sobre sus actuaciones


y sobre los logros obtenidos.

Liderazgo: el buen liderazgo hace posible que el equipo de trabajo alcance sus ob-
jetivos. Para ello, el líder ha de tener la visión de hacia dónde va la organización, debe
ser capaz de comunicar a su equipo las metas para que los esfuerzos se dirijan hacia la
dirección correcta, y reconocer los esfuerzos realizados, alabar cuando se está traba-
jando bien y redirigir cuando no es así.

Pensamiento positivo: permitiendo que surjan ideas nuevas e innovadoras. Los


errores se consideran como oportunidades de aprendizaje y crecimiento. Se estimula la
asunción de riesgos en pos de la creatividad y se estimulan las nuevas ideas.

Reglas fundamentales bien definidas: creadas muchas veces por el mismo equipo
para regular aquello que es permitido y lo que no se debe tolerar. Deben formalizarse
para que no se interpreten subjetivamente.

VALORACION DEL TRABAJO COOPERATIVO Y SOLIDARIO

1.4. VENTAJAS DEL TRABAJO EN EQUIPO

La actividad del grupo produce un resultado que excede a la contribución de cual-


quier miembro tomado individualmente y a la suma de todos ellos. Este hecho se conoce
como SINERGIA, un término muy utilizado en medicina donde representa el efecto adi-
cional que dos órganos producen al trabajar asociados. Por tanto, la sinergia es la suma
de energías individuales que se multiplica progresivamente, reflejándose sobre la tota-
lidad del grupo. Por eso se dice que en un equipo de trabajo dos más dos no son cuatro,
sino que puede ser cinco, nueve o quince.

99
2 + 2 = 5 o más

Otras ventajas del trabajo en equipo son:

1. Aumenta la motivación de los participantes que tienen la oportunidad de apli-


car sus conocimientos y competencias y ser reconocidos por ello, desarrollando un sen-
timiento de autoeficacia y pertenencia al grupo.

2. Mayor compromiso. Participar en el análisis y toma de decisiones compromete


con las metas del equipo y los objetivos organizacionales. Si se fomenta la participación
en la toma de decisiones, los miembros se implican y aceptan en mayor grado las solu-
ciones o decisiones adoptadas.

3. Mayor número de ideas. Los equipos permiten manejar un mayor número de


información, conocimientos y habilidades.

4. Más creatividad. La creatividad se estimula con la combinación de los esfuerzos


de los individuos, lo que ayuda a generar nuevos caminos para el pensamiento y la re-
flexión sobre los problemas, procesos y sistemas, y con la diversidad de puntos de vista,
lo que posibilita una perspectiva más amplia.

5. Mejora la comunicación. Compartir ideas y puntos de vista con otros en un en-


torno que estimula la comunicación abierta y positiva, contribuye a mejorar el funcio-
namiento de la organización.

6. Mejores resultados. Cuando las personas trabajan en equipo se proporciona


mayor seguridad y confianza en las decisiones tomadas frente al carácter autocrático y
arbitrario que se percibe en las decisiones individuales.

7. Desarrollo de la identidad grupal. El trabajo en equipo proporciona medios para


desarrollar una “identidad grupal” que potencia el compromiso y la implicación de los
miembros entre sí, en relación con la tarea y otros objetivos.

Sin embargo, trabajar en equipo no está exento de dificultades. Al intentar clasifi-


car los problemas se observa que hay tres grandes clases problemas:

1.- Problemas con la gente, generados por aspectos tales como una mala relación
entre los miembros del equipo, un liderazgo deficiente o falta de cooperación.

2.- Problemas de estructura, resultado de la falta de habilidades, dirección, roles


u objetivos bien definidos.

3.- Problemas de apoyo, que pueden ir desde la falta de formación y de herramien-


tas básicas para los equipos, hasta la falta de interés por parte de los niveles superiores.

100
HOLGAZANERÍA SOCIAL

Es un término psicológico que describe cómo hay gente que, cuando trabaja en
grupo, se esfuerza menos que si trabajara solo. Tiene que ver con el tamaño del equipo
y con la forma de reconocer los esfuerzos de cada miembro. La holgazanería social des-
aparece por completo cuando los miembros del grupo creen que se observan y evalúan
correctamente sus esfuerzos y contribuciones.

Uno de los principales factores que la causan es hasta qué punto, y en qué grado,
los miembros del grupo se sienten personalmente responsables de lo que se produce.
En el grupo en que los miembros sean relativamente anónimos, y en el que cada contri-
bución sea muy similar a las demás, aparecerá la holgazanería social. En el grupo en el
que cada aportación sea diferente (o al menos eso le parece a los demás), aparece la
coacción y la gente trabaja más.

EL VUELO DE LOS GANSOS

La ciencia ha descubierto que los gansos vuelan formando una V porque cada pá-
jaro bate sus alas produciendo un movimiento en el aire que ayuda al ganso que va de-
trás de él. Volando en V la bandada completa aumenta por lo menos un 71% más su
poder de vuelo, a diferencia de que si cada pájaro volara solo.
Cada vez que el ganso se sale de la formación, siente la resistencia del aire y se da
cuenta de la dificultad de volar solo. Por lo anterior, de inmediato se incorpora a la fila
para beneficiarse del poder del compañero que va delante. Cuando el ganso que va en
cabeza se cansa, se pasa a uno de los puestos de atrás y otro ganso o gansa toma su
lugar. Los gansos que van detrás producen un sonido propio de ellos para estimular a
los que van delante para mantener la velocidad.
Cuando una gansa o ganso enferma o queda herida, dos de sus compañeros se
salen de la formación y le siguen para ayudarla o protegerla. Se quedan con ella hasta
que esté nuevamente en condiciones de volar o hasta que muera. Sólo entonces los dos
compañeros vuelven a la banda o se unen a otro grupo.

¿Qué es un líder?

¿Un equipo necesita un líder?

¿En qué medida el líder es el responsable de lo que pasa en el equipo?

En un equipo operativo cada miembro contribuye al conjunto, por lo que señalar


al líder como la persona responsable del éxito del equipo sería distorsionar la imagen,
pues estaríamos ignorando la importancia de todos los miembros del equipo. Por otra
parte, un equipo sin líder puede perder fácilmente el rumbo y olvidar sus objetivos prin-
cipales.
El líder que cree una atmósfera de trabajo donde todos puedan contribuir (por lo
que el equipo se beneficia de las habilidades y de los conocimientos de sus miembros),
aunque suponga cederle responsabilidades a los demás de vez en cuando, contribuirá al
éxito del equipo.

101
2.1. LIDERAZGO Y USO DEL PODER

TIPOS DE PODER

Poder de recompensa Deriva de la habilidad para controlar los recursos y las re-
compensas dentro de la organización, como los sueldos y las pagas extras.

Poder coercitivo Deriva del control de las sanciones o castigos, como las reprimen-
das o la suspensión.

Poder de legitimación Deriva del cargo de esa persona en la organización, que le


permite ostentar un puesto de autoridad.

Poder del referente Deriva de que los subordinados aprecien, o respeten, a la per-
sona en cuestión.

Poder de la experiencia Surge cuando a esa persona se le reconoce por su expe-


riencia o por sus habilidades.

Poder de la información Deriva del control de fuentes de información y de la trans-


misión de información dentro de la organización.

Poder de persuasión Deriva de la habilidad para convencer a los demás a la hora


de actuar o de tomar una decisión.

Carisma: Deriva de la atracción que ejerza esa persona y del sentido de dinamismo
que transmita, lo que hace que los demás disfruten cooperando y ayudando a esas per-
sonas para alcanzar sus objetivos.

2.2. LAS CARACTERÍSTICAS DEL LÍDER

Cuando se comenzó el estudio sobre el tema se creyó que había personalidades


que hacían que unos individuos fueran líderes frente a otros que no poseían esa perso-
nalidad y que por lo tanto, no podrían acceder al liderazgo.

Entonces se supuso que si se hacía un análisis de los grandes líderes de la historia


se podría conocer cómo se comportan los grandes líderes. Así surge la “teoría de los
grandes hombres”, que considera que el liderazgo es una capacidad innata y que unos
la poseen y otros no.

TEORÍA DE RASGOS

La teoría sobre la personalidad especial de los grandes hombres, dio paso a la teo-
ría de los rasgos. Considera que sí se puede formar a los líderes, incluso mejorar y mo-
dificar su personalidad, sobre todo respecto a determinados rasgos que son caracterís-
ticos del liderazgo.

102
Para ello decidieron que se debía definir aquellas características intelectuales y
aspectos de personalidad que poseían aquellas personas que eran consideradas líderes.
Surgió tal lista de características que no se pudo escoger un mínimo de rasgos exclusivos
que se pudieran identificar como los necesarios e idóneos para ser líder. Es decir, no
existe ninguna cualidad determinante que haga que una persona sea líder. Sin embargo,
lo que sí se puede confirmar es que cuantas más cualidades positivas tenga una persona,
más posibilidades tiene de ser líder, pero no se encontró ningún rasgo identificativo de
los líderes respecto a los que no lo eran

TEORÍAS SOBRE EL COMPORTAMIENTO DEL LÍDER


Los líderes orientados a la tarea suelen tener una gran preocupación:

a) por la productividad y
b) la realización de la actividad correcta de sus colaboradores. Les interesa que el
trabajo se realice con un alto nivel de eficacia.

Los líderes orientados a las personas son individuos a los que les importa:

a) que exista un alto nivel de satisfacción en las relaciones personales con sus co-
laboradores y
b) una buena cohesión entre su equipo humano.

De todo esto se derivan cinco estilos de liderazgo diferentes:

• El estilo administración empobrecida (baja preocupación por la producción y


baja orientación a las personas). Están poco identificados con los objetivos de la organi-
zación y suelen mantener medianamente informados a sus colaboradores.

• El estilo administración de club campestre o club de vacaciones (baja orienta-


ción a la tarea y alta preocupación por las personas). Se preocupan poco por la produc-
ción y se interesan sobre todo porque las personas se sientan a gusto, que nada per-
turbe el clima laboral. Sin embargo muestran poco interés por la consecución de metas.

• El estilo autócratas de la tarea (alta orientación a la tarea y baja orientación


hacia las personas).

• El estilo “en suficiencia” (orientación media por tareas y personas). Este estilo
sería lo que llamamos un aprobado por los pelos”.

• El estilo coordinador de equipo (alta preocupación por las tareas y por las per-
sonas).

EL LIDERAZGO SITUACIONAL
¿Un líder se comporta siempre del mismo modo? El liderazgo situacional se apoya
en la idea de que un líder puede actuar y adoptar diferentes estilos de dirección según

103
la persona a la que está dirigiendo. Así el estilo de liderazgo se asociará a la madurez
profesional de las personas a las que se va a liderar.

LA ESENCIA DE LOS LÍDERES


Ingredientes básicos del líder

1. VISIÓN. Idea concreta y clara sobre lo que el líder quiere realizar. El líder debe
trasladar esa idea a sus colaboradores sobre lo que desea hacer mediante su proyecto
de empresa. La idea ilusionante orienta a sus seguidores hacia el lugar anhelado, de
modo que forma parte de la visión de todo el grupo humano al que lidera.

2. PASIÓN. El líder ama lo que hace, tiene que estar apasionado con su proyecto
de empresa y con su día a día.

3. INTEGRIDAD. Persona que actúa según unos principios elevados y coherentes,


es decir, ser honesto, pues no se puede seguir a un líder si su intención cuando hace las
cosas no es clara y sincera. La honestidad está muy relacionada con la intención con la
que hacemos las cosas, ya que la acción refleja la intención.

4. CONFIANZA. El líder debe tener la confianza de los demás, pero para eso se la
debe de haber ganado. Nos ganamos la confianza de los demás, a partir de la propia
confianza que nosotros hemos depositado en los otros. Es casi imposible que se genere
confianza mutua si el líder no ha sido el primero en poner la fe en sus colaboradores.

5. CURIOSIDAD. Se cuestionan continuamente la realidad y les gusta aprender lo


máximo posible. Intentan descubrir cada instante aspectos novedosos, les gusta sor-
prenderse.

6. OSADÍA. Suelen ser osados ante los ojos de los demás. Necesitan probar cosas
nuevas y experimentar, les gusta vivir la vida en función de los retos sin plantearse si los
deben hacer o no, simplemente los viven.

UN BUEN LÍDER DE EQUIPO

1. Destaca y explica el objetivo y el enfoque del equipo


2. Refuerza el compromiso y la confianza de los miembros del equipo
3. Refuerza la combinación y el nivel de aptitudes del equipo

El equipo se percibe como un conjunto de individuos autónomos, que tal vez ha-
yan elegido cooperar y que no lo harán si no están convencidos de que hay una buena
razón para trabajar juntos.

Seis principios para liderar correctamente un equipo:

1. El líder del equipo siempre destacará y explicará el objetivo y el enfoque del


equipo: ayuda al equipo a tener claros los objetivos y los valores. Pero también es im-
portante la actitud del líder a la hora de aplicar este principio. Hay que distinguir entre

104
el líder jerárquico que quiere controlar su grupo de trabajo y el líder de equipo. Aunque
el líder de equipo encamina a su equipo hacia la meta, no lo empuja. Por otro lado, el
líder que especifica demasiado el objetivo y el enfoque del equipo, amenaza el compro-
miso de los miembros del equipo, devaluando su capacidad de tomar decisiones y asu-
mir su responsabilidad.

2. Un buen líder de equipo refuerza el compromiso y la confianza de cada miem-


bro del equipo y del equipo en general. Aprovecha cualquier oportunidad para demos-
trar al equipo lo que ha hecho bien: anima a los miembros del equipo a comprometerse,
o mantener su compromiso con su equipo y fomenta el desarrollo de la responsabilidad
y la autonomía.

3. Otra tarea muy importante es controlar constantemente las cualidades de los


integrantes del equipo. Es importante que el líder evalúe constantemente qué pueden
hacer los miembros del equipo y busque oportunidades de desarrollo. Identifica cuáles
serán las habilidades necesarias en el futuro e intenta preparar a su equipo para el fu-
turo para que esté preparado cuando se enfrente a nuevos retos.

4. El cuarto principio se refiere a las relaciones con personas no pertenecientes al


equipo. A veces el líder debe actuar de escudo ante cualquier crítica gratuita. Otras,
tiene que interceder por su equipo ante sus superiores o comunicar de forma clara y
precisa cuáles son los valores, los objetivos y el enfoque del equipo para que los demás
miembros de la organización comprendan qué hace y por qué lo hace.

5. Un buen líder se preocupará de crear oportunidades para los demás. Pone a su


equipo por delante de su ego, por lo que no acapara las mejores oportunidades. Al apar-
tarse y dejar que sea el equipo el que se encargue de sus responsabilidades, al permitir
que el equipo aprenda a desempeñar otras funciones, el líder del equipo crea las opor-
tunidades necesarias para que cada miembro del equipo progrese.

6. El líder del equipo desempeña un trabajo real. Debe asegurarse de que todos
en el equipo, incluido él, están contribuyendo con su trabajo. Es más, no delega directa-
mente las tareas más difíciles y complicadas a los demás, sino que se encarga él mismo
para demostrar su compromiso con el equipo. Esta actitud dificulta que otros miembros
trabajen menos.

Dos cosas que nunca haría un líder de equipo:

1. Echar la culpa a los demás: reconoce que todos pueden cometer fallos. El buen
líder de equipo utiliza los errores para observar la situación y sacar conclusiones. Busca
formas constructivas de superar las crisis. También puede dar soluciones centradas en
todo el equipo: intentar que todo el equipo pueda superar el vacío de habilidades des-
cubierto con este error o ver si hay que establecer nuevas pautas de trabajo o de comu-
nicación para solucionar el punto débil del sistema (no de la persona)

105
2. Ignorar diferencias en el rendimiento del equipo. Lo que debe hacer es comu-
nicarle al equipo que no ha conseguido los objetivos fijados y buscar alternativas cons-
tructivas para solucionar el problema. Asimismo, propicia un enfoque constructivo a la
hora de solucionar problemas en vez de ignorarlos.

LOS EQUIPOS Y EL ESTATUS ORGANIZATIVO

En un equipo, las diferencias de estatus no importan porque se respeta la aporta-


ción de cada individuo ya que ayuda a realizar el trabajo. Por lo general, los directores
de organizaciones basadas en equipos de alto rendimiento no pierden el tiempo con
cuestiones de estatus como sucede en organizaciones más convencionales: se visten
como los demás, comen en la misma cafetería y se les trata como a los demás trabaja-
dores de la empresa. Esto fomenta sutilmente la idea de que están trabajando con los
demás empleados para conseguir los mismos objetivos, la idea de que forman parte del
mismo equipo a gran escala. De esta forma, la comunicación fluye libremente en la em-
presa y se minimizan todos esos resentimientos que la gente alberga con respecto al
estatus.

DELEGACIÓN DE COMPETENCIAS Y TRABAJO EN EQUIPO

La delegación de competencias supone un cambio de poder y autoridad dentro de


la organización, de tal forma que quienes trabajen puedan ser responsables de su tra-
bajo y tomar las decisiones necesarias. No es lo mismo que delegar tareas. Se trata de
una filosofía de gestión que consiste en pensar que los empleados de la organización
tienen las aptitudes, conocimientos y motivación suficiente para desempeñar su trabajo;
o que pueden desarrollar sus aptitudes, conocimientos y motivación si se les propor-
ciona un ambiente que lo fomente y lo haga posible. Así que la delegación de compe-
tencias consiste en tener áreas de responsabilidad reales y en poder tomar decisiones
reales.

Un equipo eficaz es aquel capaz de encargarse de lo que se espera que haga, capaz
de tomar sus propias decisiones y capaz de actuar para desarrollar los recursos o las
aptitudes necesarias para desempeñar su tarea.

DOTES DE LIDERAZGO NECESARIAS PARA LA DELEGACIÓN DE COMPETENCIAS

RESPETO: los encargados de equipo han de creer en el potencial de su equipo e


identificar y analizar los puntos fuertes y débiles de sus miembros.

CONFIANZA: para implementar un sistema de delegación, los jefes deben creer


que sus trabajadores con capaces de realizar su trabajo con eficacia.

FORMACIÓN: el líder ha de tener en cuenta el equilibrio entre respetar las aptitu-


des ya existentes entre sus empleados y establecer oportunidades de formación para
que puedan desarrollar su potencial.

106
ESTABLECIMIENTO DE LÍMITES: deben ser claros para que todos sepan qué com-
petencias se les han cedido y qué aspectos del trabajo siguen siendo competencia de
niveles más altos de su organización.

INFORMACIÓN: la tarea del encargado es facilitar la transmisión de información y


asegurarse de que el equipo cuenta con todo lo que necesita.

CONFIANZA EN EL PROGRESO: se debe garantizar que el equipo cuenta con obje-


tivos prácticos que permitan que los miembros sepan si están cumpliendo los plazos
previstos o no.
La delegación de competencias presenta un modelo de liderazgo que consiste en
escuchar a los trabajadores, animarlos, asesorarlos cuando así lo necesiten y reforzar su
estima señalando y fijando pequeños logros. El encargado se convierte en el “facilitador”
que ayuda al equipo a realizar su trabajo, en vez de ser el “jefe” que dice qué deben
hacer y cuándo.

ESTILOS DE DIRECCIÓN

CONSULTIVO
Se basa en discutir los diferentes temas con los trabajadores antes de tomar una
decisión y no la toma sin saber cuál es su opinión. Se comunica con los trabajadores,
conoce su opinión y luego decide.

AUTOCRÁTICO
El jefe impone las normas y sus criterios, estableciendo la estrategia que se va a
seguir, planificando y diseñando el trabajo, y diciendo quién debe hacerlo. No clasifica
los procedimientos posteriores, pero decide las fases de actividad a corto plazo

DEMOCRÁTICO
Las tareas se discuten y determinan en grupo, el jefe sólo orienta y apoya. Plantea
propuestas que pueden ser evaluadas en grupo.
Juzga objetivamente los trabajos y crea un clima laboral agradable y de confianza,
lo que no quiere decir que sea siempre eficaz.

LAISSER-FAIRE O DEJAR HACER


El grupo toma decisiones libremente sin la participación del jefe, con lo que hay
una ausencia de liderazgo.
Es el caso del jefe que no ejerce de directivo en ningún plano. En realidad no dirige.
El propio grupo toma las decisiones y el control de los resultados

PATERNALISTA
Se da prioridad a los intereses personales frente a las necesidades de la organiza-
ción. El jefe es quien toma las decisiones sin tener los demás posibilidades de participa-
ción.
Establece una actitud protectora con los subordinados. Se interesa por sus proble-
mas personales y profesionales como un padre a sus hijos. Aunque les consulta, es él
quien toma las decisiones

107
BUROCRÁTICO
La organización establece una estructura jerárquica y con normas, bloqueándose
la comunicación y estableciéndose unas relaciones donde dichas normas prevalecen a
la persona

ROL DENTRO DEL EQUIPO

ROLES ORIENTADOS A LA ACCIÓN

IMPULSOR

Fortalezas o contribuciones:

a) Trae dinamismo, desafío,


b) prospera bajo presión.

La dirección y valor para superar obstáculos. Es un líder enfocado al objetivo que


está lleno de energía, que tiene una alta motivación para alcanzar las metas. Les gustan
los desafíos, conducir y empujar a otros a la acción y ganar. Se crecen con los problemas.
No les importa tomar decisiones impopulares. Son probablemente los miembros del
equipo más eficaces al garantizar realizaciones concretas.

Debilidades: Son propensos a la provocación e impaciencia. Tienen tendencia a


descalificar a los otros. Varios impulsores en un grupo pueden generar conflicto, provo-
cación y clima de lucha.

IMPLEMENTADOR

Fortalezas o contribuciones:

a) Aporta disciplina, tradición y eficiencia.


b) Convierte ideas en acciones prácticas.

Los implementadores están enterados de las obligaciones externas y son discipli-


nados, concienzudos y tienen una buena autoimagen. Se caracterizan por tener poca
ansiedad y tienden a trabajar para el equipo de una manera práctica y realista. Suelen
ocupar puestos de responsabilidad. Tienden a hacer los trabajos que otros no desean y
pueden realizar esa tarea muy bien.

Debilidades: Algo inflexible y conservador. Es lento para responder a nuevas posi-


bilidades, conservador.

FINALIZADOR

Fortalezas o contribuciones:

a) Aporta meticulosidad, cuidado y ansiedad.

108
b) Busca corregir errores y omisiones.

Entrega a tiempo. Da importancia a los detalles, a terminar de la mejor forma po-


sible. No están muy interesados en el encanto del éxito espectacular. Tienen capacidad
para cumplir sus promesas y trabajan con altos niveles de exigencia.

Debilidades: Inclinado a preocuparse indebidamente. Son intransigentes para pa-


sar por alto detalles

ROLES ORIENTADOS A LAS PERSONAS

PRESIDENTE O COORDINADOR

Fortalezas:

a) Aporta cooperación, seguridad,


b) es perceptivo y diplomático.

Les distingue su habilidad para hacer que otros trabajen en dirección hacia metas
compartidas. Maduros, confiados, delegan fácilmente. En las relaciones interpersonales
son rápidos para descubrir talentos individuales y utilizarlos para lograr los objetivos del
grupo. Agradecen a todos sus posibles contribuciones, sin perder de vista su objetivo.

Debilidades: Frecuentemente puede ser visto como manipulador. Promueve la


propia descarga de trabajo personal. No tiene pretensiones intelectuales

TRABAJADOR DE EQUIPO (COHESIONADOR)

Fortalezas:

a) Orientados socialmente,
b) sensibles.

Son los miembros que más apoyan a los compañeros de equipo. Son sociables y
se preocupan por los otros. Tienen una gran capacidad para adaptarse a diferentes si-
tuaciones y personas. Son muy diplomáticos. Buenos oyentes y generalmente muy acep-
tados por el grupo. Funcionan peor bajo presión y en situaciones que implican confron-
tación.

Debilidades: Son indecisos en situaciones de crisis y se niegan a hacer aquello que


pueda lastimar a otros.

INVESTIGADOR DE RECURSOS

Fortalezas:

a.- Aporta entusiasmo, extrovertido, comunicativo.

109
b.- Explora oportunidades: Desarrolla contactos.

Son buenos comunicadores dentro y fuera de la organización. Son negociadores


naturales, dados a explorar nuevas oportunidades y desarrollar contactos. Son rápidos
para captar las ideas de otros y adaptarlas. Tienen una personalidad relajada con un
fuerte sentido de la observación y una predisposición a ver las posibilidades de lo nuevo.
Sin embargo, a menos que se les estimule, su entusiasmo rápidamente se desvanece.

Debilidades: Excesivamente optimista. Pierde interés una vez que el entusiasmo


inicial ha pasado.

ROLES CEREBRALES (PENSAMIENTO Y RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS)

CEREBRO

Fortalezas:

a) Trae la creatividad, imaginativo, poco ortodoxo.


b) Soluciona problemas difíciles.

Generalmente prefieren actuar por sí mismos, a distancia de los otros miembros


del Equipo, usando su imaginación y a menudo trabajan de un modo poco convencional.
Tienden a ser introvertidos y reaccionan fuertemente a las críticas y a la alabanza. De-
masiados en una organización, pueden ser contraproducentes porque tienden a pasar
el tiempo defendiendo sus propias ideas y entrando en conflicto con otros.

Debilidades: Están en las nubes, inclinados a despreciar los aspectos concretos.

SUPERVISOR/ EVALUADOR

Fortalezas:

a) Aporta juicio objetivo, sobriedad y estrategia.


b) Ve todas las opciones.

Juzga meticulosamente. Según el modelo, esta es una persona juiciosa, prudente,


inteligente con una baja necesidad de logro. Son lentos para decidir. Suelen dar muy
buenos consejos. Para los de fuera parecen secos, aburridos e incluso excesivamente
críticos. Algunas personas se extrañan que se conviertan en directivos. Sin embargo,
muchos son clave en puestos de planificación y estrategia y obtienen buenos resultados
en puestos de alto nivel donde un número relativamente pequeño de decisiones general
grandes resultados.

Debilidades: Carece de iniciativa y de la capacidad de inspirar a otros. Puede pa-


recer seco y aburrido e incluso demasiado crítico.

110
ESPECIALISTA

Fortalezas:

Aporta esmero, enfoque, iniciativa.

Mientras que muestran gran orgullo en su propio trabajo, generalmente, mues-


tran falta de interés por el trabajo de otros e incluso por las personas mismas.

Eventualmente, el especialista se convierte en el experto por su compromiso, de-


cisión y aptitudes.

Debilidades: Contribuye solamente en su entorno cercano. Excesivos tecnicismos.


Contribuyen solo en un espacio limitado.

EXPECTATIVAS:

Concepto: se conoce como expectativa a la esperanza, sueño o ilusión de realizar


o cumplir un determinado propósito. Por ejemplo: “Tengo la expectativa de lograr algo
grande con mi carrera terciaria”

VARIABLES QUE AFECTAN A LA EFICACIA DE LOS GRUPOS

Las expectativas se han dividido en dos tipos:

a.- Las de eficacia y


b.- de resultado.

Expectativas de eficacia: representan la creencia o el juicio que las personas ha-


cemos sobre la seguridad que tenemos de realizar una conducta en particular. Una ex-
pectativa de eficacia sería, por ejemplo, el juicio que haces sobre tu competencia para
realizar bien un trabajo.

Expectativas de resultado: representan la creencia o el juicio que las personas ha-


cemos sobre la probabilidad de que una conducta tenga unos resultados concretos. Por
ejemplo, una expectativa de resultado sería el juicio que haces sobre la probabilidad de
que este curso te aporte recursos para mejorar tu trabajo diario.
Está claro que si las personas pretenden conseguir una meta determinada y es
poco probable que una conducta concreta vaya a facilitarnos esa meta, es probable que
desistamos. Si, por el contrario, crees que realizando esa conducta conseguirás el resul-
tado esperado, lo más probable es que te esfuerces y te compliques.

FOCO: HACIA DÓNDE SE DIRIGE EL EQUIPO Y CÓMO

Hacia dónde va y cómo planea llegar allí. Algunas estrategias clave para desarrollar
un foco sólido son:

111
1.- Determinar los objetivos de rendimiento del equipo.

Son los grandes resultados finales que el equipo debe alcanzar en un periodo de-
terminado de tiempo.

Los objetivos y los roles van juntos, se ajustan como el anillo al dedo. Empieza con
los objetivos y después elabora tus planes. Recuerda hacer esto con el equipo, no para
el equipo. Es muy importante no confundir OBJETIVO con ACTIVIDADES.

El primer paso para el trabajo en equipo es clarificar las metas que se han de al-
canzar. Estos objetivos deben ser motivadores, que impliquen un desafío, a la vez que
alcanzables. Además el equipo debe disponer de los medios necesarios, tanto técnicos
como humanos.

Cuando el proyecto es a largo plazo, es conveniente fijar metas intermedias de


modo que el equipo deba alcanzar objetivos a corto plazo. El poder alcanzar unas metas,
aunque sean menores, contribuye a aumentar la motivación, al ver cómo se avanza en
la dirección correcta.

Los objetivos son los siguientes:

a.- Ser específicos y claros. Que incluso la gente de fuera de tu equipo pueda leerlo
y entenderlo
b.- Ser susceptible de medida
c.- Estar orientado a la acción. Suelen empezar con verbos de acción: crear, dise-
ñar, desarrollar, lograr, producir...
d.- Estar centrados en los resultados ¿cuál es el resultado importante que se ne-
cesita lograr? No explica tanto el cómo sino más bien el qué, lo cual le da un propósito
con sentido al objetivo
e.- Estar enmarcados en el tiempo. El objetivo tiene una fecha límite, un tiempo
para cumplirlo. Esto ayuda a que los equipos se centren en conseguir los resultados.

2. Planear los proyectos y las asignaciones

Definir los pasos clave que el equipo debe seguir con el fin de cumplir sus objeti-
vos.
La idea es: planear el trabajo y después trabajar en el plan.

3. Aclarar roles y responsabilidades

Determinar quién va a hacer qué. No se debe dar por sentado que los miembros
del equipo saben lo que tienen que hacer. Sencillamente los roles deben estar bien
definidos. Poner por escrito estas asignaciones permite a todos saberes quién está ha-
ciendo qué en cada parte del trabajo.

4. Definir las medidas de rendimiento Un estándar de rendimiento es una práctica


de trabajo que se debe mantener para producir resultados consistentes de alto nivel.

112
5. Definir los valores fundamentales Los valores fundamentales son los principios
que gobiernan el comportamiento y refuerzan la cultura organizativa o el clima que quie-
res mantener en el grupo.

MANEJO DE INFORMACIÓN

El intercambio de información en el lugar de trabajo es simplemente el proceso de


comunicación entre personas que comparten objetivos comunes. Es importante tam-
bién determinar qué información no es necesaria.

Siempre que compartimos información con alguien creamos un acuerdo implícito


de confianza. Confiamos en que la persona utilizará la información de forma responsa-
ble. Además, cuando compartimos información – particularmente información de natu-
raleza sensible- enviamos un poderoso mensaje a quien la recibe. Este mensaje no ex-
plícito se basa en valorar a la persona y confiar en que actuará con responsabilidad.

A la inversa, cuando no queremos intercambiar información sensible con alguien,


estamos enviando el mensaje opuesto: que no confiamos en la persona. Esto dificulta
gravemente la relación de trabajo y, en última instancia, las oportunidades para mejorar
el trabajo.

Un equipo es poderoso cuando la información se comparte abiertamente en una


atmósfera de confianza y respeto. Los miembros se sienten seguros y libres al compartir
información que puede ser sensible pero importante para el éxito del grupo.

NORMAS DE GRUPO – EQUIPO

Cuando los grupos de trabajo trabajan juntos durante un largo periodo de tiempo,
tienden a desarrollar sus propias NORMAS Y VALORES. Estas se desarrollan inconscien-
temente y a fuerza de hábito, por lo que por lo general, también son muy resistentes al
cambio.

FUNCIONES DE LAS NORMAS DE GRUPO

• Expresan los valores del grupo y establecen qué es lo que No debe hacer el grupo
• Ayudan a que el grupo funcione sin problemas
• Definen un comportamiento social adecuado
• Ayudan a que el grupo sobreviva

Hay dos tipos de normas: las normas centrales y las normas periféricas.

Las normas centrales reflejan las ideas principales de la naturaleza del trabajo, por
ejemplo en un equipo de ventas sería no ofender a un cliente potencial.

Las normas periféricas, por el contrario, no son tan cruciales y tienen que ver con
temas menos importantes, como el comportamiento a la hora del almuerzo.

113
Los grupos normalmente toleran la infracción de normas periféricas, mientras que
es mucho más grave incumplir las normas centrales.

LOS LÍMITES

Cuando un límite no está claramente definido, la gente puede intentar establecer


por sí sola dónde establecer el límite, y la historia está llena de ejemplos de cómo la
gente se pelea por ello.

La intención de los límites en un equipo no es restringir la acción, sino más bien


crear la responsabilidad y la libertad para actuar.

LÍMITES CLAROS = OBJETIVOS DEFINIDOS Y RECURSOS

Los límites deben decirle a la gente lo que puede hacer, no lo que no puede hacer.

COHESIÓN EN EL EQUIPO

No es lo mismo estar en un grupo que sentir que pertenecemos a un grupo. La


cohesión en el grupo es un lazo invisible que une a los miembros, por lo que se ven como
“parte de él” y distintos de “los demás”. Está demostrado que los grupos en los que hay
cohesión son más productivos.

La gente divide automáticamente el mundo en “ellos-y-nosotros” y les gusta per-


tenecer a grupos que potencien su autoestima. Sin embargo, cohesión no quiere decir
similitud. Es importante que el equipo se vea distinto y especial, pero eso no implica que
los miembros se vean idénticos entre sí. De hecho, cuando nos identificamos con un
grupo o un equipo, son “los otros” los que nos ven iguales, no “nosotros”. Un grupo en
el que hay cohesión tolera las diferencias entre sus miembros.

De hecho, un equipo consiste en unir y coordinar gente con aptitudes distintas


para llevar a cabo una tarea con eficacia. Lo importante es que cada miembro com-
prenda perfectamente cómo contribuye cada uno a los esfuerzos del equipo en conjunto
y, para ello, es necesario que haya una buena comunicación.

HABILIDADES DEL EQUIPO


Podemos dividir estas aptitudes en tres grupos:

1. Experiencias técnicas o funcionales. Cualquier tarea que necesite la creación


de un equipo para desempeñarla necesitará una serie de conocimientos especializados.

2. Solución de problemas y toma de decisiones. Una cosa es saber que hay que
resolver un problema y otra que el equipo identifique la naturaleza del problema, evalúe
opiniones e intervenciones, decida cuál es la mejor manera de actuar y lo resuelva.

114
3. Interacción interpersonal en el grupo. Un equipo no funcionará bien a menos
que sus miembros puedan comunicarse entre sí eficazmente y puedan sobreponerse a
los problemas y a los conflictos interpersonales que surjan.

TOMA DE DECISIONES LOS CINCO MÉTODOS

Las decisiones se toman en grupo mediante uno de estos cinco métodos principa-
les:

• Unilateralmente: las toma el jefe. Una persona asume la responsabilidad de todo


el grupo.

• Unilateralmente con algunas aportaciones de otros miembros del equipo. Toma


la decisión, pero sólo después de haber hablado individualmente con otros miembros
del equipo, proponiéndoles ideas y teniendo en cuenta sus opiniones.

• Por voto mayoritario simple. Significa que la mitad del grupo más uno está de
acuerdo con una opción, y esa se convierte en la decisión del grupo.

• Por consenso (todos apoyan la decisión). No significa que todos estés de acuerdo
(eso sería unanimidad). Se toma una decisión por consenso cuando todos están de
acuerdo en apoyarla.

• Por proceso consultivo (una persona principal toma las decisiones pero con la
ayuda de los miembros del grupo).

EVALUACIÓN DEL TRABAJO Y RETROALIMENTACIÓN

Para asegurar un buen funcionamiento del equipo, la organización debe evaluar


con regularidad su rendimiento. Los objetivos de la evaluación son, por una parte, de-
tectar posibles deficiencias y tomar a tiempo las medidas oportunas, y por otra, conocer
cómo percibe la organización su desempeño. Los miembros del equipo deben conocer
qué criterios van a utilizar para evaluarlos.

MOTIVACIÓN

Al hablar de motivar al equipo nos referimos a las actuaciones de la organización


dirigidas a ilusionar a las personas con vistas a conseguir un fuerte compromiso con el
trabajo. Debe aplicarse un doble esquema de motivaciones uno dirigido al equipo y otro
al individuo.

Algunas estrategias para motivar al equipo son:

1.- Plantear proyectos exigentes, que supongan un desafío para el grupo;

2.- Potenciar la autonomía del equipo, dándole la oportunidad de planificarse y de


tomar sus decisiones;

115
3.- Ofrecer una gratificación en función del resultado alcanzado;

4.- Plantear metas parciales, a corto plazo, que se puedan lograr con facilidad,
además de la meta final del grupo.

Además de las motivaciones del equipo, no se pueden descuidar las motivaciones


individuales puesto que es imposible motivar a un equipo si individualmente sus miem-
bros no lo están.

Motivar a la persona individualmente: Entre las motivaciones que busca un em-


pleado en su trabajo están:

1.- Tener un buen sueldo;

2.- formarse para su desarrollo profesional;

3.- un buen ambiente de trabajo;

4.- el reconocimiento del jefe...

Por tanto, la empresa debe buscar que la participación en un equipo de trabajo


ofrezca al trabajador la oportunidad de alcanzar alguna de sus metas individuales.
Un factor clave para la motivación, tanto individual como grupal, es el reconoci-
miento del equipo por sus esfuerzos y por sus resultados. En todo caso, es un aspecto
que no se debe descuidar.

116
CAPITULO VI

1.- La investigación científico-tecnológica en la construcción de cono-


cimiento. Disposición y apertura hacia la investigación científico-tecnoló-
gica.

2.- Valoración de la Educación Permanente. Responsabilidad respecto


de la aplicación de las normas de seguridad.

3.- Nuevas Tecnologías y repercusiones bioéticas

La investigación científico-tecnológica en la construcción de conocimiento. Dis-


posición y apertura hacia la investigación científico-tecnológica.
La teoría del conocimiento

El conocimiento, tal como se le concibe hoy, es el proceso progresivo y gradual


desarrollado por el hombre para aprehender su mundo y realizarse como individuo, y
especie. Científicamente, es estudiado por la epistemología, que se la define como la
'teoría del conocimiento'; etimológicamente, su raíz madre deriva del griego episteme,
ciencia, pues por extensión se acepta que ella es la base de todo conocimiento.

Su definición formal es “Estudio crítico del desarrollo, métodos y resultados de las


ciencias”. Se la define también como “El campo del saber que trata del estudio del co-
nocimiento humano desde el punto de vista científico”. En cambio, gnoseología deriva
del griego gnosis, conocimiento al que también estudia, pero desde un punto de vista
general, sin limitarse a lo científico. En la práctica, la gnoseología es considerada como
una forma de entender el conocimiento desde la cual el hombre -partiendo de su ámbito
individual, personal y cotidiano- establece relación con las cosas, fenómenos, otros
hombres y aún con lo trascendente.

La teoría del conocimiento plantea tres grandes cuestiones:

1. La 'posibilidad' de conocer. ¿Qué posibilidad tiene el hombre para conocer? La


epistemología propone soluciones opuestas:

a) Escepticismo: los escépticos dudan de la capacidad del hombre para conocer y


por tanto para alcanzar alguna verdad o certeza. Sus maximalistas ponen en duda toda,
desconfían de la razón y aún de sus propias impresiones sensibles; viven en completa
indiferencia, ignorando todo lo aceptado, en cuanta especulación o práctica. Esta posi-
ción extrema tiene en el probabilismo seguidores que tratan de 'atenuar' tal radicalismo
y cuyo principio lo enuncian así: “nunca estaremos seguros de poseer la verdad, pero
podemos fiarnos de algunas probables representaciones de ella, lo que nos bastará en
la práctica”.

117
b) Dogmatismo: el dogmático sostiene que sí es posible conocer y que para lo-
grarlo solo existen verdades primitivas o evidentes, que tienen ese carácter porque al
pretender refutarlas implícita e involuntariamente se les afirma y porque fuera de ellas
no puede haber conocimiento.

Las verdades evidentes del dogmatismo son:


- La existencia del mundo material.
- La existencia del yo cognoscente.
- El principio de la no contradicción.
- La amplitud de la mente para conocer.

2. La 'naturaleza del conocimiento', es decir, cuál es la esencia del conocimiento.


Se acepta al conocer como un acto consciente e intencional del sujeto para aprehender
mentalmente las cualidades del objeto, por tanto, primariamente la relación sujeto-co-
nocimiento se establece como un ser-en pero también con un ser-hacia que le da inten-
cionalidad, característica que lo hace frágil y cambiante; por eso, en investigación se
tiene la certeza que, Popper dixit, “La verdad en ciencia siempre es provisional”.

Para interpretar la naturaleza del conocimiento, su teoría propone dos grandes


vertientes:

a) Idealismo: como doctrina reduce el conocer al mundo a una actividad del espí-
ritu e identifica lo real con lo racional, al objeto con el sujeto del conocimiento y afirma
que aun lo que no se puede ver puede ser conocido.

b) Realismo: al contrario, sostiene que el hombre solo puede conocer al 'ser en sí


mismo' o al 'ser real' únicamente cuando su juicio es o está acorde con 'su' realidad,
deviniendo en la corriente epistemológica opuesta al Idealismo.

3. Los 'medios para obtener conocimiento': Tema controvertido, que implica con-
ceptuar de qué se vale el hombre para iniciar y desarrollar el conocimiento. Las primeras
experiencias del protosapiens se habrían manifestado concomitantes a cambios anató-
micos; así, el tiempo consolida la oposición del pulgar, éxito que potencia y es poten-
ciado por el desarrollo del cerebro, que por acierto y fracaso comienza a catalogar y
valorar e instintivamente a desechar lo superfluo y solo guardar hechos esenciales y vi-
tales. Alcanza su apogeo al desarrollar el lenguaje, hecho que mejora sustancialmente
el avance al facilitar la transmisión a cada nueva generación lo aprendido de la anterior,
para mantener la vida y que finalmente le va a hacer la especie dominante. Estos logros
se perpetúan con el desarrollo de la escritura y más aún con la reciente invención de la
imprenta.

Consecuente con este avance y tal como hoy se acepta, el inicio y desarrollo del
conocimiento es un proceso gradual: el hombre al comienzo tiene en la experiencia cap-
tada por los sentidos la base para aprehender la realidad, luego aprende a razonar, es
decir a derivar juicios que le lleven a representaciones abstractas, un campo diferen-
ciado ya de la inicial captura de la realidad en su experiencia diaria.

118
Caracterización del conocimiento

Basados en este desarrollo, al conocimiento se le caracteriza siguiendo el medio


con que se le aprehende; así, al conocer obtenido por la experiencia se le llama conoci-
miento empírico y al que procede de la razón, conocimiento racional. Ambas son etapas
o formas válidas para conocer.

Conocimiento empírico o conocimiento vulgar. En sus inicios, el hombre por ob-


servación natural comienza a ubicarse en la realidad, apoyado en el conocer que le da
la experiencia de sus sentidos y guiado únicamente por su curiosidad. Este conocer ini-
cial aprendido en la vida diaria se llama empírico, por derivar de la experiencia, y es
común a cualquier ser humano que cohabite una misma circunstancia.

Conocimiento filosófico. Conforme el hombre avanza, busca conocer la natura-


leza de las cosas y para entender mejor su entorno, y a él mismo, se cuestiona cada
hecho aprehendido en la etapa del conocimiento empírico. Este cambio propicia una
nueva forma de alcanzar el conocimiento, a la que denomina filosofía, otro tipo de co-
nocer que se caracteriza por ser:

• Crítico: no acepta métodos ni reglas preestablecidas, aunque ya hayan sido vali-


dadas y aceptadas. Somete todo al análisis, sin ninguna influencia ni la de sus propios
principios.

• Metafísico: va más allá de lo observable y entendible, al afirmar que el campo


científico, físico, es finito y que por tanto donde acaba la ciencia comienza la filosofía,
pero no la priva de tener su propia filosofía.

• Cuestionador: recusa todo lo conocido, incluyendo la realidad, y se interroga por


la vida y su sentido y por el hombre mismo en cuanto hombre.

• Incondicionado: es autónomo, no acepta límites ni restricciones y, es más, incor-


pora el concepto de libre albedrío, para el acto de pensar para conocer.

• Universal: su meta es la comprensión total e integral del mundo, para encontrar


una sola verdad, la verdad universal (3,6-7).

Conocimiento científico. El hombre sigue su avance y para mejor comprender su


circunstancia explora una manera nueva de conocer. A esta perspectiva la llama inves-
tigación; su objetivo: explicar cada cosa o hecho que sucede en su alrededor para deter-
minar los principios o leyes que gobiernan su mundo y acciones.

La principal diferencia entre conocimiento científico y filosófico es el carácter ve-


rificable de la ciencia, para lo que ella misma configura numerosas ramas especializadas.
Otra es el hecho que en ciencia cualquier 'verdad' es susceptible de cambiar con cada
nueva investigación. Se resume esta característica del conocimiento científico así: "la

119
verdad en ciencia, puede definirse como la hipótesis de trabajo que más le sirve para
abrir el camino a una nueva hipótesis”.

Con relación a la caracterización del conocimiento científico, éste se estructura en


base a la relación interdependiente de sus elementos:

• Teoría, característica que implica la posesión de un conocer ya adquirido y vali-


dado en base a explicaciones hipotéticas de situaciones aisladas, explicadas total o insu-
ficientemente, pero con las que se puede establecer construcciones hipotéticas para
resolver un nuevo problema.

• Método, procedimiento sistemático que orienta y ordena la razón para, por de-
ducción o inducción, obtener conclusiones que validen o descarten una hipótesis o un
enunciado.

• Investigación, proceso propio del conocimiento científico creado para resolver


problemas probando una teoría en la realidad sustantiva, dejando a salvo ir en sentido
inverso, de la realidad a la teoría.

De acuerdo a estos elementos constitutivos, el conocimiento científico, entendido


como pensamiento de características propias, conlleva las siguientes 'naturalezas':

• Selectiva, cada porción de conocimiento tiene un objeto de estudio propio, ex-


cluyente y diferente.

• Metódica, usa procedimientos sistemáticos, organizados y rigurosamente elabo-


rados para comprobar su veracidad.
• Objetiva, se aleja de interpretaciones subjetivas y busca reflejar la realidad tal
como es.

• Verificable, cada proposición científica debe necesariamente ser probada, cuali-


dad que ha de ser realizada por observación y experimentación tan rigurosas que no
dejen duda sobre la objetividad de la verdad.

Nexo entre pensamiento y conocimiento. Para establecer el nexo entre pensa-


miento y conocimiento y tener una visión cierta de los cambios que el conocer ha tenido
en el tiempo, es preciso revisar su transcurrir histórico, sin pretensión de prolijidad ni
exhaustividad y sin caer en el maniqueísmo de sostener que la evolución del conoci-
miento sigue un proceso lineal ascendente, sino por el contrario tomar conciencia que
este proceso de cambio algunas veces se presenta a velocidad vertiginosa y otras con
desaceleraciones pasmosas e incluso retrocesos.

Una visión sucinta y rápida de la cronología de la evolución del pensamiento hu-


mano resalta la presencia de grandes hitos históricos significativos que condicionan sus
periodos de cambio y son repasados aquí muy someramente.

Epítome sobre metodología de la investigación científica

120
Toda investigación científica tiene su punto de inicio en la abstracción de un tópico
que puede ser nuevo, poco conocido, insuficientemente explicado o que necesite con-
firmación científica, para con capacidad racional captar sus características, las que luego
de ordenadas minuciosamente han de ser consideradas como 'observaciones sobre tal
hecho' y valoradas, según corresponda, con enfoque deductivo o inductivo, a fin de teo-
rizar y proponer postulados en una o varias hipótesis de solución.

El acto científico no queda allí; estas hipótesis de trabajo habrán de ser cuestiona-
das aplicando las preguntas clásicas: ¿Por qué este hecho es así? ¿Guarda alguna rela-
ción con tal otro hecho o acontecimiento presentado previa o concomitantemente? ¿Es
éste un hecho aislado y único? ¿Cuál es el agente causal o cuál es el aparente agente
causal? ¿De estos hechos, cuál es condicionante y cuál determinante? Los hechos en
cuestión, ¿requieren una explicación científica o bastará con una empírica?, interrogan-
tes que conllevan implícito establecer postulados de solución, los que en adición deben
ser consolidados por la experiencia del investigador.

Si la metodología y el razonamiento se han encaminado correctamente, el resul-


tado ha de ser la elucidación de las propiedades cuestionadas en el objeto estudiado. El
siguiente paso será conocer 'por qué el hecho cuestionado es así' y averiguar si 'man-
tiene alguna relación con otros hechos u objetos', lo que finalmente conduce a un nece-
sario dilucidar racional que solo concluye al hallar la causa de tal o cuál efecto del fenó-
meno en estudio, es decir, permite su explicación racional y científica.

Mas, al hallar esa nueva realidad, seguro también se identificará otros campos
inexplorados que hacen manifiesta la limitación del conocer recién explicado o compro-
bado y, antes bien, es posible se evidencie una nueva teoría que naturalmente necesi-
tará ser demostrada y, en un círculo virtuoso, la solución hallada invitará a un nuevo
proceso de investigación.

Valoración de la Educación Permanente

Qué es la educación Permanente

Las características centrales de esta revolución conceptual afectan al qué de la


educación, el cual está íntimamente relacionado con el para qué; que, a su vez, se re-
fiere a tiempo, espacio, agentes, enfoque, proceso y, en general, a todos los elementos
que revisten relación.

Por tratarse de una realidad histórica, el concepto educación debe situarse en el


tiempo y en el espacio. No se puede, por lo tanto, retomar sin más, visiones de siglos
que nos precedieron, donde las circunstancias que sitúan el concepto eran diferentes.
La educación se percibe así como un movimiento, personal y social, permanente;
como una evolución de la humanidad. Evolución que compromete justamente las rela-
ciones, individuales y grupales, consigo mismo, con el resto de la sociedad y con el en-

121
torno. Esta transformación consciente de las relaciones --transformación deseada e in-
tencionada--, nos humaniza y por ello tiene la potencialidad de hacer realizable el desa-
rrollo, el crecimiento armónico individual y social.

En este sentido, la educación moderna exige un pacto social en el que las escuelas,
los maestros, pero además y sobre todo el resto de la sociedad - incluyendo, por su-
puesto, niños, jóvenes y adultos, ancianos, hombres y mujeres; las familias, los clubes,
las asociaciones, las iglesias, los equipos, los partidos, - en participación conjunta con el
Estado, hagamos de nuestras acciones concretas de cada día, situaciones de aprendi-
zaje, generadoras de una nueva manera de ser, de hacer, de vivir, que concrete esos
fines de la educación en general.

En síntesis:

La educación puede ser concebida hoy día como: Proceso histórico permanente y
vitalicio; proceso encaminado al mejoramiento constante de la convivencia humana,
que:
• Se manifiesta en el respeto a la dignidad de la persona, la integridad de la familia,
la convicción del interés general, el sentido de fraternidad e igualdad, la solidaridad in-
ternacional,
• Se sustenta en la identidad, la justicia, la democracia, la soberanía,
• Se apoya en los avances de la ciencia y el combate a la ignorancia y,
• Se compromete con el logro del bienestar económico, social y cultural del pue-
blo.

Transformación de las relaciones individuales, y de todos y cada uno de los grupos


humanos intencionalmente constituidos, relaciones consideradas con respecto a sí
mismo, a la sociedad y al universo entendido como el entorno.

La educación moderna es una educación vital y total. Su propósito es formar a la


persona por medio de la educación.

Esto la constituye como una "educación adulta". Una Educación Permanente.

La Educación Permanente es un concepto derivado de la nueva concepción edu-


cativa entendiéndola como una "construcción continua de la persona humana, de su
saber y de sus aptitudes, pero también de su capacidad de juicio y de decisión"

Este concepto corresponde a una "experiencia única e intransferible y en la cual la


persona se apropia de conocimientos, construye saberes, adquiere nuevas competen-
cias, mejora sus desempeños sociales, enriquece sus relaciones con los demás, con su
entorno y consigo misma".

Por lo tanto, la Educación permanente es también una práctica. Esta práctica


reiterada sistemática e intencionalmente por los sujetos constituye por ende un proceso
que se orienta en cuatro grandes direcciones:

122
Aprender a aprender
Aprender a hacer
Aprender a ser
Aprender a convivir

La educación permanente es una política, "pero una política social, porque


orienta las decisiones y las acciones educativas hacia modelos no excluyentes, en bene-
ficio permanente de toda la sociedad, y porque pretende incluir en los procesos educa-
tivos todas las instancias y organismos sociales".

Educación Permanente

La educación permanente se ha convertido en un concepto clave en los razona-


mientos sobre educación y capacitación a escala mundial. Toda persona tiene derecho
a la educación integral y permanente. Tiene derecho de aprender y la igualdad de opor-
tunidades de acceso a los beneficios de la cultura. Asimismo la educación es responsa-
bilidad de la sociedad.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos en su Artículo 26 estipula que


toda persona tiene derecho a la educación y que la educación técnica y profesional ha-
brá de ser generalizada.

La educación permanente es una parte natural de las vidas de las personas en todo
el mundo y se da a través de muchos tipos de instituciones como el lugar de trabajo,
organizaciones vecinales, bibliotecas, sindicatos y otros grupos sociales. Comienza con
la existencia de un problema o situación real que conduce a la identificación de necesi-
dades de aprendizaje a fin de dar las respuestas correspondientes. Como estrategia, esta
educación posee un carácter permanente, transformador, contextualizado, participa-
tivo, interdisciplinario, responsable y accesible a todos.

Cada servicio debe decidir en gran medida, los métodos que adoptará según sus
necesidades y recursos. Todo profesional sanitario, está implícitamente comprometido
a la capacitación permanente. Sin duda alguna, los servicios de Salud deben transfor-
mase en verdaderos centros de Educación Permanente, modificando, de ser necesario,
su organización y métodos de trabajo, con el objetivo de mejorar la calidad de la aten-
ción y fortalecer la salud integral, individual y colectiva.

La Educación Permanente es un proceso continuo, dinámico y ordenador del pen-


samiento. Todo grupo social es educativo y que el espacio educativo es universal, de
carácter integral e integrador y emplea métodos activos y participativos. Parte del indi-
viduo hacia la sociedad. La educación permanente es un proceso permanente, de natu-
raleza participativa, en el cual el aprendizaje se produce alrededor de un eje central
constituido por el trabajo habitual de los servicios.

Otra definición de la educación permanente dice que: es toda la actividad de


aprendizaje útil realizada de manera continua con objeto de mejorar las cualificaciones,
los conocimientos y las aptitudes. La educación permanente se ve como un proceso que

123
el ser humano desarrolla, completa y actualiza a lo largo de toda su vida en diferentes
ámbitos y etapas.

Refiriéndonos al servicio de salud diremos que es: un “proceso de enseñanza-


aprendizaje en los servicios de salud, que está presente durante toda la vida laboral del
trabajador”. Es decir, en el trabajo, para el trabajo; con la gente y para la gente. Sus
pilares fundamentales están dados por la participación activa y consciente de los traba-
jadores, un alto grado de motivación y compromiso en la elevación de la calidad (efi-
ciencia y trato humanizado) de las actividades profesionales que el trabajador brinda a
la población.

El objetivo que se persigue es lograr la transformación cualitativa del trabajo en


salud a través de las actividades educativas que se desarrollan en los propios servicios
con un eje metodológico central: la educación en el trabajo, lo cual constituye un factor
de transformación a partir de los problemas de los servicios y de los recursos humanos
insertados en los mismos.

Los nuevos paradigmas educacionales enfocan la educación permanente como


una herramienta de intervención estratégica, inserta en una propuesta de cambio. Con-
siste fundamentalmente en un proceso de aprendizaje que rescata y valora el saber ha-
cer y el aprender a aprender. Debe desarrollarse de manera continuada en el trabajo a
fin de identificar sus problemas o limitaciones, para lograr mejorar las condiciones de
salud de la gente y la calidad de los servicios prestados para su atención.

Los problemas de salud y sus condicionantes así como el tipo de servicio ofrecido,
son los ejes del proceso educativo, la fuente del conocimiento y el objeto de transfor-
mación. Por tanto, el aprendizaje se centra en la formulación de problemas y en la bús-
queda de alternativas de solución.

Pero la educación permanente no sólo considera los problemas de la realidad sino


que entiende que el trabajo es una fuente de creación e investigación. Se trata de un
proceso que genera pensamiento crítico ante problemas que existen y que merecen
otras alternativas de solución compartidas. Por este motivo, la educación permanente
rescata la participación colectiva y el intercambio multidisciplinario.

¿Por qué y Para qué Educación Permanente?

1. La Educación Permanente ubica la salud en el contexto socio-económico, polí-


tico y cultural dentro de las comunidades, estimulando la producción del conocimiento
que permite la transformación de los servicios de salud.

2. Basa su desarrollo en la necesidad de repensar los procesos educativos dentro


de las instituciones para aproximarnos a los objetivos propuestos con un enfoque hu-
mano.

3. Desarrolla, consolida, genera, y sistematiza los métodos que permiten cualificar


la fuerza de trabajo en los servicios de salud que se mediatiza con formas y contenidos

124
flexibles, participativos y horizontales destinados a lograr la transformación de los ser-
vicios.

4. Se basa en la relación coherente entre la comunidad y el trabajador de salud,


generando así, una mayor implementación no solo de acciones puntuales sino, de pla-
nificación y evaluación de los servicios.

Responsabilidad respecto de la aplicación de las normas de seguridad

¿Qué es la Seguridad y Salud en el Trabajo?

La seguridad y salud laboral constituye una disciplina muy amplia que abarca múl-
tiples temáticas especializadas. En su sentido más general deben tender a:

• La prevención de los accidentes de trabajo

• El fomento y el mantenimiento del grado más elevado posible de bienestar físico,


mental y social de los trabajadores, sea cual fuere su ocupación;

• La protección de los trabajadores en su lugar de trabajo frente a los factores


negativos para la salud;

• El mantenimiento de un entorno laboral adaptado a sus necesidades físicas o


mentales;

• La adaptación de la actividad laboral a los trabajadores.

En otras palabras, la salud y la seguridad laborales buscan el bienestar social, men-


tal y físico de los trabajadores, es decir, "toda la persona" (visión integral). Las activida-
des en materia de salud y seguridad laboral deben tener por objeto evitar los accidentes
y las enfermedades laborales, reconociendo al mismo tiempo la relación que existe en-
tre la salud y la seguridad de los trabajadores, el lugar de trabajo y el entorno fuera del
lugar de trabajo.

¿Qué es la prevención de riesgos laborales?


Prevenir es anticiparse, es decir, actuar antes de que ocurran sucesos indeseados.
En el ámbito que nos ocupa sería intervenir en el proceso de trabajo mejorándolo para
evitar que las personas que laboran vean afectada su salud como consecuencia del desa-
rrollo de sus tareas.

¿Qué es un riesgo o peligro?


Es cualquier circunstancia o situación que aumenta la probabilidad de que suceda
un hecho que consideramos negativo. Así hablamos de riesgo químico, cuando el ma-
nejo de sustancias químicas es susceptible de causar un daño a la salud.

¿Qué es la Seguridad y Salud en el Trabajo?

125
La seguridad y salud en el Trabajo constituye una disciplina muy amplia que abarca
múltiples temáticas especializadas. En su sentido más general deben tender a:
• La prevención de los accidentes de trabajo
• El fomento y el mantenimiento del grado más elevado posible de bienestar fí-
sico, mental y social de los trabajadores, sea cual fuere su ocupación;
• La protección de los trabajadores en su lugar de trabajo frente a los factores
negativos para la salud;
• El mantenimiento de un entorno laboral adaptado a sus necesidades físicas o
mentales;
• La adaptación de la actividad laboral a los trabajadores.

Accidentes de trabajo: ocurridos en la ejecución del trabajo o en relación con el


trabajo, pueden causar lesiones leves o mortales; son los daños a la salud más visibles y
de los que mayor información disponemos.

Enfermedad Profesional: toda enfermedad contraída por la exposición a factores


de riesgos; son las menos visibles y de los que menos información disponemos, por la
dificultad de relacionar a veces el daño con la exposición laboral.

¿Quién es el responsable de la Salud y Seguridad en el lugar de trabajo?


El empleador, que tiene el poder de dirección y fija las condiciones en las que se
realiza el trabajo y cómo se organiza el proceso de prestación de los servicios dentro de
la empresa, por lo que será el responsable de esta obligación.

¿Por qué los Trabajadores debemos defender la seguridad y salud en el trabajo?


El derecho a seguridad y la salud está consagrado en numerosos tratados interna-
cionales y regionales de derechos humanos y en las constituciones de todos los países
del mundo.

Concepto de Trabajo

El trabajo desempeña una función esencial en las vidas de las personas, entre otras
cosas, ya que nuestra actividad nos permite prestar servicios y así obtener los bienes
necesarios para la subsistencia. Otras definiciones hablan de que es una característica
del hombre como ser social que implica una serie de derechos; como por ejemplo el
derecho a contar con un salario que le permita tener una vida digna para sí y su familia
así como recibir y valorar los elementos que la sociedad pone a su alcance para conse-
guir una vida plena. En el marco del concepto de trabajo decente de la OIT, los ambien-
tes laborales deben ser seguros y sanos. Todos los días del año hay trabajadores en todo
el mundo sometidos a múltiples riesgos para su salud en el trabajo.

Concepto de Salud

El término salud, en relación con el trabajo, abarca no solamente la ausencia de


afecciones o de enfermedad, sino también los elementos físicos y mentales que afectan
a la salud y están directamente relacionados con la Seguridad e higiene en el trabajo.

126
El trabajo puede causar daño a la salud

Las condiciones en que se desarrolla el trabajo influyen sobre el estado de salud


de las personas. Cuando las condiciones y medio ambiente de trabajo no son las ade-
cuadas, se convierten en factores negativos constantes, aumenta la probabilidad de en-
fermarse y de accidentarse, es decir, que ese trabajo “sin condiciones y sin calidad” con-
cluye por dañar la salud de los trabajadores. Las malas condiciones de trabajo también
pueden afectar al entorno en que viven los trabajadores, pues muchos trabajadores tra-
bajan y viven en un mismo entorno. Es decir, que los riesgos laborales pueden tener
consecuencias nocivas en los trabajadores, sus familias y otras personas de la comuni-
dad, además de en el entorno físico que rodea al lugar de trabajo. Un ejemplo clásico es
el empleo de plaguicidas en el trabajo agrícola. En general, las actividades en materia de
salud y seguridad laborales deben tener por objeto evitar los accidentes y las enferme-
dades laborales, reconociendo al mismo tiempo la relación que existe entre la salud y la
seguridad de los trabajadores, el lugar de trabajo y el entorno fuera del lugar de trabajo.

Cultura de prevención de los riesgos laborales

El Convenio 187 de la OIT hace referencia a la Cultura de la prevención señalando


que esta expresión se refiere al derecho a gozar de un medio ambiente de trabajo seguro
y saludable se respeta en todos los niveles, en la que el gobierno, los empleadores y los
trabajadores participan activamente en iniciativas destinadas a asegurar un medio am-
biente de trabajo seguro y saludable mediante un sistema de derechos, responsabilida-
des y derechos bien definidos, y en la que se concede máxima prioridad al principio de
prevención.

La cultura preventiva puede entenderse como “el producto de los valores, actitu-
des, competencias y patrones de comportamiento, grupales e individuales, que deter-
minan el compromiso y el estilo y la competencia de los programas de salud y seguridad
de la organización y la sociedad. Esta conceptualización lleva implícita una lógica de pro-
ceso según la cual se dispone de buenos canales de información, se tiene capacidad de
entender los riesgos que se enfrenta, priorizarlos, identificar caminos prácticos para po-
nerlos bajo control, se cuenta con mecanismos de discusión para lograr el mejor trata-
miento.

Se caracteriza entre otros por:

• Un alto nivel de comunicación entre los niveles organizacionales. Los intercam-


bios son menos formales y más frecuentes.

• Condiciones de trabajo confortables, buen mantenimiento del lugar.

• Alta satisfacción en el trabajo con percepciones favorables de los trabajadores


con respecto a la promoción, beneficios y las formas de realización de tareas.

• La capacitación sistemática de los trabajadores.

127
• Compromisos de las Gerencias y de la Dirección

Cuadro de los factores de riesgo

1) Riesgos derivados por la falta de seguridad y el uso de la tecnología


Cortes y proyecciones, Contusiones, Pinchazos, Choques, Resbalones, Caídas de
personas y objetos, Riesgos eléctricos.

2) Riesgos ergonómicos y psicosociales


Fatiga física, Sobreesfuerzos, Posiciones Forzadas, Fatiga mental.

3) Riesgos físicos del ambiente de trabajo


Carga térmica, Ruido, iluminación deficiente

4) Riesgos químicos y biológicos


Sustancias químicas, virus, bacterias u hongos

5) Riesgos derivados del lugar de trabajo


Estructuras, tabiques, suelos, vías de evacuación

6) Riesgo de Interferencia
Combinación de riesgos

Nuevas Tecnologías y repercusiones bioéticas

INTRODUCCIÓN

La Bioética, surge como una solución a los diversos problemas que se suscitan al-
rededor del desarrollo e investigación de las ciencias, la tecnología y su convergencia en
el mundo de hoy. Históricamente se sitúa el origen del vocablo en Fritz Jahr (1927), y
luego es usado por Van R Potter (Potter, 1970), reforzado por André Hellegers (1971) y
Warren Reich (1995) le dio en gran parte el sentido filosófico que le hacía falta y permitió
ser usado hoy en las diversas discusiones alrededor de la bioética.

Con base en los avances tecnológicos, en la concepción de vida actual y los cam-
bios sociales y ambientales que se viene manifestando, nos preguntamos ¿si la bioética
está llamada a intervenir en favor del planeta y todas sus manifestaciones de vida?

ORIGEN, EVOLUCIÓN Y ÁMBITOS DE LA BIOÉTICA.

128
Para abordar la bioética es necesario situarnos en el origen, evolución y cambios
sufridos a través de la historia de este término que designa uno de los procesos necesa-
rios para la humanidad “la bioética”.

ORIGEN Y EVOLUCIÓN

El Neologismo Bioética fue usado por primera vez por Fritz Jahr en 1927, conside-
rado por algunos como “el padre de la bioética” por ser el primero en usar o acuñar el
término bioética, sus escritos no tuvieron trascendencia y cuando Van Rensselaer Potter
en 1970 uso el término dentro de sus escritos, no solo se le atribuye a él, sino que es
Potter quien le dio el impulso y la trascendencia al término, colocándolo de nuevo en
escena, acuñándolo como una disciplina de uso biomédico y en salud.

Si vemos los avances en Estados Unidos, tendremos que hablar de los principios
de la bioética que son: autonomía, beneficencia, no maleficencia y justicia.

El principio de autonomía representa, “… la base de la gramática mínima de todo


lenguaje moral” y que el individualismo posesivo explica como “…lo que hace humano a
un hombre es ser libre de la dependencia de las voluntades ajenas”.

El principio de beneficencia (bene facere), podemos decir que es el principio por


excelencia clínico, donde los médicos han crecido y han sido educados en este principio,
tal como “hecho el bien al enfermo,…aun sin contar con la concepción de bien del en-
fermo”, pero incluso fuera del ámbito médico, se debe aplicar este principio tan valioso
para la humanidad y sus relaciones sociales, tal como reza el dicho popular “haz el bien
y no mires a quien”.

El principio de no maleficencia, no es el opuesto al de beneficencia, sino que tiene


prioridad sobre este significa “abstenerse de hacer daño, específicamente a los daños
físicos, el dolor, la discapacidad, la muerte, los daños mentales y otros…”.

Finalmente, el principio de Justicia, es quizá el menos arraigado en las culturas


actuales (dar a cada quien lo que corresponda), desde el punto de vista médico significa
repartir de forma justa los beneficios y los riesgos, con base en la medida de lo que es
justo lo que es injusto.

ÁMBITOS DE LA BIOÉTICA

Aunque es muy ambicioso pretender encasillar la bioética, sin embargo, se pueden


mencionar unos campos, o delimitaciones que la relacionan con los diversos saberes,
disciplinas o conocimientos. Con base en eso podemos mencionar que la bioética se re-
laciona con los demás saberes así: a) Con las ciencias de la vida, b) la bioética clínica, c)
las ciencias sociales aplicadas, d) con el medio ambiente, y e) las humanidades y la jurí-
dica.

En cuanto a la bioética de la vida, es quizá el campo más conocido de aplicación y


tal vez el más extenso, cubriendo temáticas como el inicio u origen de la vida, el fin de

129
la vida, la procreación, la bioética animal y vegetal, la manipulación de la vida, el aborto,
la eutanasia y claro está la genética (gen-ética).

En la bioética clínica, con su participación como micro y meso bioética, estable-


ciendo políticas sanitarias en la relación sanitaria- usuarios y las formas de regulación y
protección.
En cuanto a su relación con las ciencias sociales aplicadas, vemos las políticas ten-
dientes al control poblacional y demográfico pasando por el aborto, sin olvidar los avan-
ces tecnológicos para prolongar, mejorar o extender la vida y la selección poblacional,
incluyendo su relación con la evolución cultural.

La bioética medioambiental, tiene en cuenta el avance de la tecnología y las lla-


madas “tecno ciencias” en relación con la vida del planeta y la supervivencia de la espe-
cie humana, la investigación y experimentación humana, los daños a la ecología y los
usos y procesos energéticos, pasando por el uso, mejora, control y manejo del suelo y
subsuelo.

En cuanto a las ciencias humanas y la jurídica, se observa su relación con los valo-
res éticos, con la filosofía, etc., sin olvidar que la sociedad requiere para su progreso
normas y regulación que permite mantener la sana convivencia entre las personas, con
diversidad de creencias religiosas y concepciones culturales.

Todos estos ámbitos de aplicación permiten esclarecer un poco el panorama de la


bioética como ciencia aplicada al control y gestión de proceso de investigación y desa-
rrollo, intrínsecamente ligada a ellos e imprescindible para que el llamado “progreso” se
realice de una forma responsable con la vida y el planeta. Esto sin desestimar que a la
luz de la ciencia y la técnica puede considerarse una forma de intervención social en el
desarrollo de la ciencia y la técnica en sí mismas.

Mientras algunos defienden la libertad de la investigación (libertad de investiga-


ción) con base en que “es fundamental para el progreso del saber y se justifica por el
derecho de la humanidad de conocer y por los beneficios que sus resultados puedan
traer para las personas y su salud o bienestar”. La oposición a este tipo de libertad no se
ha dejado esperar, los reparos a investigaciones potencialmente riesgosas es cada día
más evidente, las llamadas “sociedades del riesgo” presentando diversos argumentos
también válidos, entre los cuales destaca el de “estaríamos jugando a ser Dios”, más aun
cuando la clonación es un hecho y se puede llegar a producir réplicas de diversos seres
vivos idénticas o mejoradas.

No se debe olvidar que la bioética es pluridisciplinar y por ende suscita muchos


problemas de comunicación y lenguaje, más aún cuando las disciplinas confrontadas
provienen de dominios diferentes (las ciencias naturales y las humanas), y de sociedades
con diferentes creencias y concepciones éticas y de valores.

LA BIOÉTICA FRENTE A LAS TECNOLOGÍAS DEL NUEVO MILENIO

130
La bioética debe contribuir a que las sociedades propendan por la autonomía, la
responsabilidad y la capacidad deliberativa de todos los sujetos que conforman estas
sociedades, buscando formas de hacer que se rijan por el deber y/o el deber ser de las
cosas y los deberes propios para con la sociedad y no por el interés, el uso y la costumbre
como actualmente se está presentando en este mundo globalizado.

La bioética debe contribuir a la educación en la autonomía, la responsabilidad y la


deliberación de todos los sujetos, este ideal resalta el deber ser de las cosas, en donde
cada uno de estos aspectos, no centra en el sujeto, sino en su relación con los otros, con
su entorno.

LAS TECNOLOGÍAS Y SU CONNOTACIÓN BIOÉTICA

El desarrollo y avance tecnológico no solo en electrónica y sistemas o sistemas de


información, sino en aparatos e instrumentos está avanzando a pasos agigantados, y
que decir de sus aplicaciones, las cuales son aún más rápidas y en algunos casos efectiva.
Este es el caso de las tecnologías para diagnosticar, tratar e incluso cambiar partes en
organismos humanos, y también lo es el uso que se dé a esas tecnologías en cada con-
texto especifico acorde a los principios morales y de responsabilidad.

Se está presentando una fuerte separación entre la realidad y la teoría, que no


solo es visible, sino que se está haciendo permisible, el proceso de desarrollo tecnoló-
gico no se está llevando con responsabilidad, prima incluso el hacer primero y luego el
ver que se hace con lo realizado, ver las consecuencias posteriormente, no se analiza
antes de proceder a construir o hacer.

En base al imperativo tecnológico, en la posmoderna ciudad secular, dice que de-


bemos hacer todo aquello que técnicamente podemos hacer, porque la ciencia no se
puede parar y porque detener los avances que puede reportar felicidad a muchas per-
sonas sería un signo de oscurantismo. Este imperativo descansa sobre una concepción
instrumental que sostiene la neutralidad de la técnica y, a la vez, su poder civilizador
tiende hacia el aumento de la libertad y la racionalidad de los seres humanos, cuando
no se le ponen trabas a su avance.

Las llamadas tecnologías emergentes o del nuevo milenio, entre las que se desta-
can la biotecnología, la nanotecnología, la inteligencia artificial, entre otras; son aquellos
avances en el desarrollo tecnológico y de investigación que han acelerado los desarrollos
que generan controversia en cuanto a investigar por investigar o tener plenamente de-
finidos los fines, es decir, a qué grado de manejo y manipulación está permitido llegar
para conservar y/o mejorar la vida del hombre.

La responsabilidad, no se está relacionado con la libertad, sino que la libertad solo


se relaciona con la autonomía para hacer, se olvidan de que “la responsabilidad es la
carga de la libertad y la autonomía, es decir, hacer lo que se quiere, pero haciendo lo
que se debe”.

131
La tecnología debe permitir generar cambios en la sociedad, cambios para mejorar
las condiciones de vida de los humanos, pero sin atropellar el resto de las formas vivas
y sus características, cambios que son necesarios, pero que se deben realizar con res-
ponsabilidad.

El humano se ve transformado por la tecnología y su ambiente tecnológico, ha-


ciendo que se vean a ellos mismos como otro elemento o componente de un sistema
tecnológico y que debe adaptarse y someterse a las exigencias de este sistema, sin em-
bargo esta el ser sobrepasar estos límites y mostrar que el conocimiento no lo es todo y
que ese conocimiento debe tener algunos limites o futuras consecuencias, que la técnica
por sí sola no contempla, y acorde a ello ver las futuras consecuencias de la transforma-
ción que se está sufriendo.

Adicional a estos procesos, debemos tener en cuenta la escalada evolucionista de


las máquinas y las implicaciones futuras que tiene la industria de máquinas complejas
que usan software autónomo como agentes y robots, haciendo más plausible que se les
enseña ética a las maquinas, adicional a las tres leyes de la robótica, es allí donde la
importancia de la bioética cobra aún más valor, para mostrarle a los ingenieros las di-
mensiones éticas envueltas en su trabajo y cómo actuar con responsabilidad frente a
ellas.

Hoy día vemos que la tecnología no es un medio para lograr un fin en la humani-
dad, sino por el contrario parece haberse convertido en el fin; hoy la tecnología se ha
transformado en un impulso infinito hacia adelante, en pro supuestamente de la huma-
nidad, en cuyo éxito está el lograr el dominio sobre las cosas y los propios hombres es
el destino esperado, de esta forma el triunfo del hombre sobre su mundo externo, re-
presenta su triunfo dentro de la construcción del hombre pensante, convirtiéndose en
amo y no como antes un servidor, en otras palabras, la tecnología cobra significación
ética por el lugar central que ocupa ahora en la vida de los fines subjetivos del hombre.

La diferencia entre lo natural y artificial ha desapareciendo, lo natural es absorbido


por lo artificial y viceversa, buscando garantizar la presencia del hombre en el mundo
futuro, pero a la vez colocando en riesgo toda la existencia de la vida y el hombre mismo,
buscando un mundo con una moral un poco inexistente, es justamente la existencia de
candidatos para un universo moral del mundo físico, protegiéndose de toda vulnerabili-
dad contra toda amenaza, en donde la felicidad de las generaciones presentes y futuras
se obtenga a costa incluso de la inexistencia de las generaciones posteriores, obtenidas
a costa de la infelicidad de las actuales generaciones y aun a costa del exterminio parcial
de las generaciones actuales.

Hoy tenemos muchas amenazas al futuro, sin embargo aún estamos en el siglo de
la esperanza, con una doble revolución; por un lado las relaciones del hombre con la
naturaleza, y por el otro las relaciones del hombre con el hombre, donde el tiempo es
construcción y no basta con descubrirlo, sino asumir la responsabilidad ética para evitar
una carga inexorable en estas relaciones, sin que lleguemos a convertirlas en una simple
utopía.

132
Se requiere un despertar del humanismo del hombre, un humanismo que ni re-
nuncie a los avances de la tecnología, pero que tampoco se hunda espiritualmente en
ella; aunque estemos rodeados de un mundo secular, plagado de problemas, tal vez
desechable, funcional o algo que esta para que lo explotemos, usemos desgastemos e
incluso de ser necesario desechemos. Ese despertar de lo humano debe venir de aban-
donar el antropocentrismo en el que estamos inmersos, y promulgar la vida en su tota-
lidad, y acorde a ello revalorar la poesía, la filosofía, y la ética; donde la bioética haga
frente a este desafío o necesidad de los humanos por despertar nuestro humanismo, en
pro de otorgar un sentido a la vida humana e incluso a la ciencia para que se conviva con
ella, pero que siempre este guiada por la filosofía y las ciencias humanas.

CONCLUSIONES

Las tecnologías siguen su vertiginoso avance de la técnica en pro de una mejora


continua en la técnica y la automatización, pasando por encima de las generaciones, sin
importar que con ello acaben con lo poco descartable de la vida de hoy, en busca de un
mundo futuro dominado por la técnica y la tecnología con un supuesto mejor estilo de
vida “ tal vez no estatus de vida”, pero restringiendo cada vez el acceso a este estilo,
convirtiéndolo en selectivo acorde a la tenencia de los humanos y olvidando casi por
completo su aspecto más importante “lo humano”.

La tecnología nos brinda comodidades, pero se deben poner límites a la capacidad


de desarrollo (no a la capacidad en sí, sino a la forma), en pro de no maltratar las con-
cepciones naturales, llegando a producir todo en forma artificial, incluso la vida y de-
jando de lado la moral y los valores que nos hacen humanos, en esta carrera por lo cien-
tífico y tecnológico.

Es el deber de la bioética, hacerle ver a los humanos la importancia de cultivar el


ser y el respeto por la vida en conjunto (todas sus formas y manifestaciones), no solo los
hombres, para que se logre encausar a la humanidad por la senda de una supervivencia
en concordancia con el mundo actual globalizado o no, importando los valores, la ética
y en si el respeto por la diversidad de las vida en el planeta.

133
CAPITULO I

1.- Concepto de Ética y de Deontología Profesional. Normas


de la moral
2.- Persona Humana: actos del hombre y actos humanos.
3.-. Salud y enfermedad.

134
CAPITULO II

1.- Nociones básicas de obligación y responsabilidad civil. Responsabilidad profe-


sional

2.- Códigos de éticas internacionales y nacionales. Dilemas bioéticos vinculados a


las creencias

3.- Comités de bioética intrahospitalarios: estructura y funciones

CAPITULO III

1. – Comienzo de la vida, final de la vida: consideración reflexiva y crítica


2.- La muerte como problemática de la relación profesional – paciente
3.- Ética en medicina. La perspectiva bioética.

CAPITULO IV

Ejercicio legal de la profesión. Responsabilidad y sanciones.

Obligaciones médico – paciente y técnico paciente: situaciones, roles, comunica-


ción.

El paciente que acude al servicio; expectativas, temores

Deberes del técnico. Asistencia del paciente. Secreto profesional. Secreto médico.

135
CAPITULO V

1.- Cooperación y asunción de responsabilidades en su tarea diaria

2.- Valoración del buen clima de funcionamiento grupal centrado en la tarea.

3.- Valoración del trabajo cooperativo y solidario.

CAPITULO VI

La investigación científico-tecnológica en la construcción de conocimiento. Dispo-


sición y apertura hacia la investigación científico-tecnológica.

Valoración de la Educación Permanente. Responsabilidad respecto de la aplicación


de las normas de seguridad.

Nuevas Tecnologías y repercusiones bioéticas

136
137

También podría gustarte