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INDICE:
CAPITULO I
1.- Concepto de Ética y de Deontología Profesional.
Normas de la moral.
2.- Persona Humana: actos del hombre y actos humanos.
3.- Salud y enfermedad.
CAPITULO II
1.- Nociones básicas de obligación y responsabilidad civil. Responsabilidad profe-
sional
2.- Códigos de éticas internacionales y nacionales. Dilemas bioéticos vinculados a
las creencias
3.- Comités de bioética intrahospitalarios: estructura y funciones
Nociones básicas de obligación y responsabilidad civil. Responsabilidad profesio-
nal
CAPITULO III
1. – Comienzo de la vida, final de la vida: consideración reflexiva y crítica
2.- La muerte como problemática de la relación profesional – paciente
3.- Ética en medicina. La perspectiva bioética.
CAPITULO IV
1.- Ejercicio legal de la profesión. Responsabilidad y sanciones.
2.- Obligaciones médico – paciente y técnico paciente: situaciones, roles, comuni-
cación.
3.- El paciente que acude al servicio; expectativas, temores
4.- Deberes del técnico. Asistencia del paciente. Secreto profesional. Secreto mé-
dico.
CAPITULO V
1.- Cooperación y asunción de responsabilidades en su tarea diaria
2.- Valoración del buen clima de funcionamiento grupal centrado en la tarea.
3.- Valoración del trabajo cooperativo y solidario.
CAPITULO VI
1.- La investigación científico-tecnológica en la construcción de conocimiento. Dis-
posición y apertura hacia la investigación científico-tecnológica.
2.- Valoración de la Educación Permanente. Responsabilidad respecto de la apli-
cación de las normas de seguridad.
3.- Nuevas Tecnologías y repercusiones bioéticas
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CAPITULO I
1.- Concepto de Ética y de Deontología Profesional.
Normas de la moral.
2.- Persona Humana: actos del hombre y actos humanos.
3.- Salud y enfermedad.
LA ÉTICA
La ética puede definirse como la rama de la filosofía que estudia la conducta mo-
ral debido a que realiza un minucioso análisis de la sociedad y se establece como debe-
rían actuar o comportarse los individuos que la conforman. Esta disciplina filosófica está
unida a las normas y sirve de base para marcar una diferencia entre el bien y el mal. El
campo de la ética, junto con la estética, se refiere a cuestiones de valor, y por lo tanto
comprenden la rama de la filosofía llamada axiología
La ética, también conocida como filosofía moral, es una rama de la filosofía que
implica sistematizar, defender y recomendar conceptos de conducta correcta. Busca re-
solver cuestiones de moralidad humana definiendo conceptos como el bien y el mal, la
virtud, el vicio, la justicia y el delito.
La capacidad que tiene un individuo para decidir si algo está moralmente co-
rrecto o no, recibe por nombre criterio ético. Existen diferentes tipos de criterios que
pueden ser utilizados en la toma de una decisión, entre ellos se encuentran el criterio
utilitario, centrarse en la justicia y centrarse en los derechos.
El objeto material es el acto racional y libre, como amar, adquirir un objeto y de-
fender lo propio.
El objeto formal es determinar la rectitud del acto humano, como amar lícita-
mente, adquirir algo de manera justa y defender lo nuestro sin ofender a terceros.
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Así la Ética se justifica ampliamente porque las acciones del ser humano dependen
del conocimiento racional y de intervención libre de la voluntad; de tal manera que se
encuentra en constante riesgo de desviarse del fin para el que fue creado.
Por recta razón entendemos como el medio a través del cual se descubre la mora-
lidad.
Así, la Ética estudia la moralidad en cuanto cualidad del acto humano que le per-
tenece de manera exclusiva por proceder de la libertad en orden a un fin último.
En este sentido, se entiende por felicidad la obtención estable y perpetua del bien
totalmente perfecto, amable por sí mismo, que sacia todas las exigencias de la natura-
leza humana y calma todos sus deseos. Dicho de otro modo, es la inteligencia quien
advierte de modo natural la bondad o maldad de los actos libres. Todos tenemos expe-
riencias de satisfacción o remordimiento frente a determinadas acciones realizadas. A
partir de ellas surge la pregunta acerca de la calificación de la conducta. ¿Qué es el bien
y qué es el mal? ¿Por qué esto es bueno y aquello malo?
PROFESIÓN. CONCEPTO
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Por lo general, las profesiones requieren de un conocimiento especializado y for-
mal, que suele adquirirse tras una formación terciaria o universitaria. Los oficios, en
cambio, suelen consistir en actividades informales o cuyo aprendizaje consiste en la
práctica. En algunos casos, de todas formas, el límite entre profesión y oficio es difuso.
Un profesional es quien ejerce una profesión (un empleo o trabajo que requiere
de conocimientos formales y especializados). Para convertirse en profesional, una per-
sona debe cursar estudios (por lo general, terciarios o universitarios) y contar con un
diploma o título que avale los conocimientos adquiridos y la idoneidad para el ejercicio
de la profesión.
Características:
Las características o rasgos que deberían estar presentes en una determinada ocu-
pación laboral para ser llamada profesión:
Otro aspecto a tener en cuenta para definir las profesiones es la posesión de valo-
res y principios éticos definidos, expresados en los códigos de Ética profesional.
En este contexto, una profesión es una especial manera de ser, una manera moral
de ser profesional. Así pues: la Ética profesional es la manera moral de ser profesional
en un determinado oficio, el carácter y la personalidad con la que se debe ejercer una
profesión.
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La mayoría de códigos deontológicos empiezan con la contribución de la profesión
a la sociedad, así la profesión ha de entenderse como:
1.- Una ocupación laboral especializada con un fuerte sentido moral: el espíritu de
servicio a la sociedad, la ayuda a los demás sin esperar recompensa.
Ética Profesional
Por otro lado, la Ética profesional está constituida por el conjunto orgánico de de-
rechos y obligaciones morales, deriva sus finalidades y normas específicas de la condi-
ción básica de persona en armonía con los anexos que implican exigencias del bien co-
mún.
La Ética es importante porque trata acerca del fin último, donde el hombre en-
cuentra la felicidad, ya que todo hombre sabe de algún modo que ha de hacer para ser
feliz y tiene cierta idea del bien, del mal. Sin embargo, el estudio científico de estas cues-
tiones añade profundidad y solidez a los principios morales, y es de gran utilidad a la
hora de dirigir la conducta humana.
La Ética profesional quiere que cada profesional sea guía y ejemplo de vigor moral,
económico y político en todos los contextos de la vida.
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Dado que los principios son la razón fundamental por la que se procede en toda
actividad, en la Ética podemos destacar tres tipos de principios: de beneficencia, auto-
nomía y justicia.
1.- Confidencialidad
Consiste en guardar el secreto de todo de lo que haya escuchado del cliente que
tenga que ver con la relación profesional.
2.- Veracidad
Se trata de no mentir al cliente. La veracidad es la congruencia entre lo que se dice
y lo que se piensa. Es el acto de dar a conocer la verdad a otra persona que tiene derecho
de saberla.
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Deontología como moral corporativa: moral positiva de los grupos profesionales.
Deontología como Derecho: exigible jurídicamente.
La Deontología como ética aplicada es común para cada profesión. Sin embargo
sus normas pueden explicitarse en Códigos diferentes en función de las culturas, los paí-
ses o los Colegios Profesionales en los que se ejerza la profesión.
Los Códigos Deontológicos son útiles porque permite a los profesionales autorre-
gular sus propias conductas, controlarlas y exigirlas al propio colectivo profesional, con-
tribuyendo al prestigio y honorabilidad de los propios profesionales y porque, en mu-
chas ocasiones, son la única garantía (más que el propio Derecho) de defensa de los
ciudadanos afectados por los comportamientos de un profesional.
Código de ética
Contempla una serie normas que buscan un mejor desenvolvimiento de las rela-
ciones profesionales. Su aplicación tiene como objetivo generar protección al profesio-
nal y a sus clientes dentro del ejercicio de la carrera. Por ejemplo: llevando un manejo
responsable de la información, manteniendo un nivel de respeto y tolerancia entre co-
legas, llevando una conducta honesta, etc.
Toda profesión posee su código de ética que es un conjunto de normas, casi siem-
pre acumuladas con el tiempo en que van surgiendo, de acuerdo a las circunstancias
especiales de cada época con el grado de evolución socio cultural que se haya alcanzado
con los cuales, previa reflexión y acuerdo grupal o internacional, según la profesión se
rigen no solo las relaciones de los profesionales de cada área o nominación entre sí, sino
las relaciones de estos con los individuos y núcleos sociales que están a su servicio.
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Todo código de ética profesional es pues, una resultante de la aplicación de las
leyes de moral vigente, adaptadas a nuevas situaciones para la plena realización del pro-
fesional y de los miembros cobijados por la actividad profesional y por tanto para bene-
ficio de toda la sociedad. En efecto, el profesional es ya el hombre puesto al servicio de
los demás, dentro del engranaje social, actuando con carácter público y comprometién-
dose en cuanto es responsable de sus actos no solo ante su conciencia sino también ante
la sociedad y ante aquellos a quienes sirve y de quienes se beneficia por la ley de reci-
procidad.
El compromiso por realizar acciones que busquen mejorar la coexistencia entre las
personas en los diferentes aspectos de la sociedad, ha hecho que surjan diversos regla-
mentos que le brindan un marco legal al comportamiento humano.
Valores éticos
Son patrones de conducta que ajustan el comportamiento del individuo. Los valo-
res éticos son adquiridos a través del desarrollo individual de las personas, con sus ex-
periencias dentro del entorno que le rodea, como por ejemplo el familiar, escolar, social
y los medios de comunicación.
El objetivo de los valores éticos es mantener las reglas de juego claras en una so-
ciedad, en lo referente a la ejecución de funciones específicas dentro de la misma. Los
más importantes son: la libertad, justicia, responsabilidad, honestidad y el respeto.
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La mayoría de las personas la confunde con el comportamiento de acuerdo con las
convenciones sociales, las creencias religiosas y la ley y no tratan la ética como un con-
cepto independiente.
Normas de la Moral
Las normas morales son definidas por modelos de conducta aceptados por la so-
ciedad en que se vive.
Se entiende por normas un conjunto de reglas, por lo tanto, las normas mora-
les son regulaciones sobre la conducta del hombre en una determinada sociedad. Las
normas morales son las concepciones que los individuos tienen para distinguir el bien
del mal con respecto a los valores éticos. Los valores éticos engloban las normas mora-
les, ya que constituyen el marco teórico de la forma de actuar de los individuos.
Las normas morales pueden ser referidas como normas sociales, ya que ambas
rigen los comportamientos individuales en pro de una mejor convivencia en sociedad.
No estar escritas.
Derivar de los valores éticos como la justicia, la libertad y el respeto.
Regular la conducta del individuo en sociedad al crear remordimientos de cons-
ciencia.
Ser autónomas, al no tener una sanción formal o efectiva.
Nacer de costumbres y hábitos de una sociedad.
Constituir parte del derecho natural de todo individuo.
Algunos ejemplos de valores morales considerados universales son:
No mentir
No engañar
Respetar al prójimo
Ser amable
Dar prioridad a niños, embarazadas y adultos mayores en situaciones de emer-
gencia.
Deberes morales
Los deberes o mandatos morales señalan las buenas acciones que debemos prac-
ticar para construir una sociedad armoniosa. Los deberes o mandatos siempre se inician
con un verbo. Por ejemplo, «cumplir las promesas» o «debo cumplir las promesas».
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2. Ser misericordiosos y compasivos con los demás.
3. Respetar a los padres, ancianos y personas de autoridad.
4. Cuidar de los hijos.
5. Cuidar de los padres en su vejez.
6. Asistir a los ancianos, enfermos y heridos.
7. Ayudar al necesitado.
8. Compartir nuestros bienes con los demás.
9. Reparar el daño causado a otros.
10. Disculparse cuando es necesario.
11. Tener una ocupación honorable (trabajar, estudiar, atender el hogar).
12. Cumplir las promesas.
13. Ser responsables.
14. Ser justos.
15. Ser leales.
16. Ser agradecidos.
17. Ser humildes.
18. Ser cortés y amable en el trato con los demás.
19. Ser tolerante con las personas diferentes y sus opiniones.
20. Dar prioridad a niños, mujeres embarazadas y ancianos durante las emergencias.
21. Ser buen vecino.
22. Vestir con pulcritud y decoro.
23. Respetar la ley y las normas de convivencia ciudadana.
24. Esperar nuestro turno.
25. Cuidar los bienes públicos.
26. Evitar conflictos de intereses, es decir, no exponerse a situaciones que nos inciten
a la corrupción.
27. Denunciar la injusticia.
28. Pagar las deudas y los impuestos.
29. Respetar los símbolos patrios.
30. Votar.
Prohibiciones morales
Las prohibiciones morales indican las cosas que no debemos hacer. Son normas
que prohíben comportamientos dañinos, es decir, las malas acciones o acciones inco-
rrectas. Siempre se expresan con una negación (un «no») seguida de un verbo. Por ejem-
plo, «no engañar» o «no debo engañar».
1. No hacer a los demás lo que no quieres que te hagan a ti.
2. No robar.
3. No matar.
4. No engañar.
5. No calumniar a las personas.
6. No murmurar sobre los demás.
7. No tener relaciones extra-matrimoniales.
8. No tomar la justicia en nuestras manos.
9. No golpear a las mujeres.
10. No maltratar a los niños.
11. No maltratar a los animales.
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12. No corromper a los menores de edad.
13. No realizar actos íntimos en público.
14. No utilizar a las personas.
15. No tocar a nadie sin su consentimiento.
16. No incitar al vicio o al delito.
17. No ser cómplice de la explotación humana (prostitución, esclavitud, trata de per-
sonas, etc.).
18. No dañar o destruir el medio ambiente.
19. No usar vocabulario grosero.
20. No ofender o insultar a las personas.
PERSONA HUMANA:
Actos del Hombre y Actos Humanos
Salud y Enfermedad
Una persona es un ser capaz de vivir en sociedad y que tiene sensibilidad, además
de contar con inteligencia y voluntad, aspectos típicos de la humanidad.
Para la psicología, una persona es alguien específico (el concepto abarca los as-
pectos físicos y psíquicos del sujeto que lo definen en función de su condición de singular
y único).
En el ámbito del derecho, una persona es todo ente que, por sus características,
está habilitado para tener derechos y asumir obligaciones. Por eso se habla de distintos
tipos de personas:
Personas físicas (como se define a los seres humanos) y
Personas de existencia ideal o jurídica (grupo donde se agrupan las corporacio-
nes, las sociedades, el Estado, las organizaciones sociales, etc.).
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Las personas físicas o naturales están contempladas desde un concepto de natu-
raleza jurídica que fue elaborado por juristas romanos. En la actualidad, las personas
físicas cuentan, por el solo hecho de existir, con diversos atributos reconocidos por el
derecho.
Las personas jurídicas o morales son aquellos entes que, para llevar a cabo ciertos
propósitos de alcance colectivo, están respaldados por normas jurídicas que les reco-
nocen capacidad para ser titulares de derechos y contraer obligaciones.
Se ha de distinguir los actos humanos y los actos del hombre. Tanto unos como
otros son ejecutados por el hombre.
Los actos humanos son originados en la parte más humana del hombre, es decir,
en sus facultades específicas, como la inteligencia y la voluntad. Los actos humanos son
leer, escribir, trabajar y se ejecutan de un modo consciente y voluntario.
Los actos del hombre solo pertenecen a él porque los ha ejecutado, pero no son
propiamente humanos. Su origen por tanto es irracional o animal. Son los actos como el
sueño o distraídamente, los actos mecánicos o automáticos, como caminar son actos
del hombre.
Un mismo acto puede ser humano en una circunstancia y del hombre en otra. Por
ejemplo la respiración es un acto del hombre, pero un atleta que realiza ejercicios cons-
cientes y voluntarios se convierte en humano.
Los actos humanos son los únicos que pueden juzgarse como buenos o malos
mientras que los actos del hombre son amorales en sí mismos, ni buenos ni malos.
La Ética estudia los actos humanos y deja a un lado los actos del hombre. Así la
libertad es la principal condición para que se dé un acto propiamente humano. Cuando
no se da está condición, los actos que ejecuta una persona se llaman actos del hombre,
los que carecen de valor moral.
Así la Ética es una guía para la conducta humana que nos proporciona un criterio
para orientar nuestros actos en una línea valiosa y propone un paradigma o modelo de
los actos humanos.
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SALUD Y ENFERMEDAD
Existen distintos factores de riesgo cuya acción conjunta potencia sus efectos au-
mentando más la probabilidad de padecer la enfermedad
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Tipos de factores de riesgo:
b.- Los que no se pueden modificar tales como la edad, el sexo y la genética.
d.- Hay factores de riesgo que afectan a varios tipos de enfermedad: Ejemplo: el
alcoholismo es un factor de riesgo en los accidentes de tránsito y en la desestructuración
familiar que provoca enfermedades psicológicas;
e.- Hay distintos factores de riesgo que afectan a un mismo daño: Ejemplo: La hi-
pertensión, la colesterolemia y el tabaquismo son factores de riesgo de la cardiopatía;
Concepto de Enfermedad
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a.- Enfermedades esporádicas: Sólo se producen algunos casos puntuales y aisla-
dos en la población
b.- Enfermedades endémicas: Son las que aparecen en una zona geográfica con-
creta con una frecuencia mayor que en la población general. No presentan un número
elevado de casos. Ejemplo: bocio, lepra, enfermedad del sueño, chagas.
c.- Enfermedades epidémicas: Son enfermedades infecciosas que se propagan rá-
pidamente, afectando a un gran número de personas. Ejemplo: peste, gripe, fiebre ama-
rilla, dengue, cólera y el VIH
b.- Enfermedades infecciosas: Son aquellas cuya causa son microorganismos pa-
tógenos parásitos (bacterias, hongos o protozoos) y algunas estructuras acelulares (virus
y priones). El crecimiento del patógeno en las células y tejidos del hospedador se deno-
mina infección. Ejemplo: SIDA, gripe, sarampión.
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Del Sistema nervioso
Del sistema endocrino
Enfermedades autoinmunes
Hay algunas formas acelulares (no son seres vivos) que pueden producir infeccio-
nes en el ser humano.
- Virus
- Priones
2. Un periodo patogénico
Se pueden diferenciar dos fases:
a.- La etapa subclínica o de latencia, en la que la enfermedad no se puede detectar.
b.- La etapa de evidencia clínica, en la que los signos y síntomas sobrepasan el
umbral de detección y la enfermedad se hace aparente.
Finalmente la historia concluye, bien con la curación, -la clínica desciende por de-
bajo del horizonte clínico-, bien con la cronificación, o bien con el fallecimiento del pa-
ciente.
El conjunto de intervenciones sociales, médicas, de cuidados,… dirigidas a erradi-
car, reducir la probabilidad de aparición o bien interrumpir la progresión y el impacto de
la enfermedad, constituye la prevención.
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La prevención primaria, precede al inicio de la enfermedad y tiene por objetivo
evitar la aparición de nuevos casos de la misma. Incluye todas aquellas actividades que
incrementan la salud y aquellas dirigidas a reducir potenciales factores de riesgo: medi-
das legislativas, de promoción de la salud, medioambientales, etc.
La prevención terciaria, más tardía, actúa cuando la enfermedad ya está bien es-
tablecida y su finalidad, al igual que la secundaria, es retardar su evolución, reducir las
consecuencias de la enfermedad (incapacidad, dolor, complicaciones, recurrencias y se-
cuelas).
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CAPITULO II
OBLIGACION. CONCEPTO
Es un vínculo de derecho que nos sujeta respeto a otro a darle alguna cosa o hacer
o no hacer alguna cosa. – Pothier -
RESPONSABILIDAD. CONCEPTO
Actuar responsablemente
En la vida, la responsabilidad personal proviene de muchas fuentes previsibles e
imprevisibles, e implica asociarse y participar, comprometerse y cooperar. La responsa-
bilidad social y global requiere de la justicia, la humanidad y el respeto por los derechos
de todos los seres humanos. Ello conlleva prestar atención especial para asegurar el be-
neficio de todos sin discriminación.
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La responsabilidad a menudo requiere de la humildad para ayudar a superar los
obstáculos creados por el ego. Por ejemplo, el que actúa con responsabilidad no se apo-
dera ni controla los resultados. El que actúa con responsabilidad también tiene la ma-
durez de saber cuándo debe delegarse una responsabilidad a otro. Una de las principales
barreras es estar demasiado apegado a la responsabilidad.
PROFESIÓN. CONCEPTO
– REPASO –
Profesión, del latín professĭo, es la acción y efecto de profesar (ejercer un oficio,
una ciencia o un arte). La profesión, por lo tanto, es el empleo o trabajo que alguien
ejerce y por el que recibe una retribución económica.
Un profesional es quien ejerce una profesión (un empleo o trabajo que requiere
de conocimientos formales y especializados). Para convertirse en profesional, una per-
sona debe cursar estudios (por lo general, terciarios o universitarios) y contar con un
diploma o título que avale los conocimientos adquiridos y la idoneidad para el ejercicio
de la profesión.
Clasificación de profesiones
Aquel que ejerce una profesión se conoce como profesional. Esta persona ha cur-
sado estudios y cuenta con algún certificado o diploma que avala su competencia para
desempeñar el trabajo.
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Prudencia: es un término que se emplea como sinónimo de sensatez, mesura,
templanza, cautela o moderación. Se trata de la virtud que lleva a alguien a desenvol-
verse de modo justo y adecuado.
Diferencia entre imprudencia y negligencia: Cuando se habla de los errores que ha po-
dido cometer un sanitario en el ejercicio de su labor y que pueden traer consigo conse-
cuencias para sus pacientes se habla de imprudencia y de negligencia. En ocasiones, hay
quienes los usen como sinónimos, pero son diferentes.
Así, una negligencia médica, por ejemplo, se produce cuando el profesional no actúa de
acuerdo a las normas de su profesión y tampoco acorde a las habilidades y destrezas
que como tal tiene o debe tener.
Por el contrario, la imprudencia tiene lugar cuando dicho profesional realiza una acción
de forma temeraria poniendo en serio peligro la recuperación o la propia vida del pa-
ciente en cuestión.
Pericia: es la habilidad, sabiduría y experiencia que una persona tiene en una de-
terminada materia.
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c) La impericia: comprende las infracciones profesionales típicas, ya que supone el
desconocimiento de las reglas y los métodos propios de la profesión de que se trate,
pues todos los profesionales deben poseer los conocimientos teóricos y prácticos perti-
nentes y obrar con previsión y ajuste a éstos.
Ahora bien, algunas cuestiones resultan recurrentes toda vez que se imputa res-
ponsabilidad a los profesionales de la salud y han llevado a pronunciamientos judiciales
que permiten fijar ciertas pautas para valorar la culpa. Entre ellas, cabe citar:
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d) El correcto tratamiento no supone un proceso lineal y puede significar avances
y retrocesos. Por ello, los cambios de diagnóstico y/o terapia durante el curso del trata-
miento no necesariamente suponen un obrar negligente por parte del profesional.
El incumplimiento o antijuridicidad
En el nuevo régimen jurídico, cualquier acción u omisión que causa un daño a otro
es antijurídica, si no está justificada (conf. art. 1.717 CCyCN). Es ese el concepto de anti-
juridicidad contemplado al regularse la función resarcitoria de la responsabilidad civil.
Sin embargo, existe una serie de supuestos en los cuales, si bien se observa un
incumplimiento u obrar antijurídico por parte de la persona, éste le resulta inimputable,
pudiendo no deber la persona una reparación o bien adeudarla en forma limitada. El
estado de necesidad y el consentimiento del damnificado son causas de justificación
previstas en el nuevo cuerpo legal, que interesan especialmente a los profesionales de
la salud.
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En este sentido, el nuevo Código introduce una regulación expresa para el estado
de necesidad (art. 1.718), justificando el hecho que causa un daño: “…c) para evitar un
mal, actual o inminente, de otro modo inevitable, que amenaza al agente o a un ter-
cero…”. Así por ejemplo –pensamos-, las selecciones que deben efectuar los equipos de
salud en circunstancias de catástrofe, bajo el método de triage, encuadran típicamente
dentro de esta figura. (Triage es un término francés que se emplea en el ámbito de la medi-
cina para clasificar a los pacientes de acuerdo a la urgencia de la atención. También denominado triaje,
se trata de un método que permite organizar la atención de las personas según los recursos existentes y
las necesidades de los individuos).
Lo expuesto cuenta ahora con respaldo legal, pues según el art. 1.720 del nuevo
Código Civil ―Sin perjuicio de disposiciones especiales, el consentimiento libre e infor-
mado del damnificado, en la medida en que no constituya una cláusula abusiva, libera
de la responsabilidad por los daños derivados de la lesión de bienes disponibles”.
En este sentido, la propia Corte Suprema de Justicia de la Nación sostuvo que, tra-
tándose de responsabilidad médica, para que proceda el resarcimiento de los perjuicios
sufridos, debe probar, demostrar la relación de causalidad entre el obrar culposo del
profesional y el daño causado (Fallos 315:2397; 325:2183).
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a) El hecho del damnificado la víctima (art. 1.729 CCyCN): por ejemplo, si el daño
al paciente es producto de su propio incumplimiento de las indicaciones prescriptas por
el facultativo o del abandono liso y llano del tratamiento.
b) El hecho de un tercero por quien no se debe responder –que reúna los requisitos
del caso fortuito- (art. 1.731CCyCN): por ejemplo, si se reclama a un nosocomio por con-
siderarse que allí contrajo el paciente una infección, acreditándose sin embargo, que su
contagio tuvo lugar en una institución diferente.
Finalmente, es sabido que para que exista responsabilidad civil debe concurrir al-
gún factor subjetivo u objetivo que la ley repute apto para señalar quién habrá de ser
responsable. Recordamos aquí, que de acuerdo al art. 1.768 CCyCN, la responsabilidad
de los profesionales será por lo general subjetiva, por su obrar culposo o doloso (art.
1.724 CCyCN). Se trata, en ambos casos, de una atribución de responsabilidad basada
en un reproche sobre la conducta del agente dañador.
Nos interesa especialmente la idea de culpa, que el Código unificado define así
(art. 1.724): “…La culpa consiste en la omisión de la diligencia debida según la naturaleza
de la obligación y las circunstancias de las personas, el tiempo y el lugar. Comprende la
imprudencia, la negligencia y la impericia en el arte o profesión….
Este tema fue desarrollado en un punto anterior.
DAÑO. CONCEPTO:
El artículo 1.737 del CCyCN lo define en los siguientes términos: “Hay daño cuando
se lesiona un derecho o un interés no reprobado por el ordenamiento jurídico, que tenga
por objeto la persona, el patrimonio, o un derecho de incidencia colectiva”.
Artículo 1.740 del CCyCN, consagra la reparación integral del daño como principio
general, que incluye:
El capital resarcitorio, y
Otros conceptos:
El lucro cesante,
Gastos médicos, farmacéuticos, etc.,
Los intereses correspondientes –calculados desde que se produce cada perjuicio (art.
1.748) y
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Las costas del proceso del juicio.
Como excepción, el Artículo 1.742 admite la atenuación del resarcimiento por razones
de equidad.
Ahora bien, los usuarios de servicios de salud son habitualmente personas enfer-
mas, cuyos procesos patológicos son justamente los que los llevan a la consulta profe-
sional. Por ello, el ―daño característico en este tipo de casos es la pérdida de una
chance –conf. Art. 1.739 CCyCN- de curar o bien de no enfermar más. Es así que la exigida
―integralidad de la reparación no puede soslayar tal circunstancia, debiendo siempre
distinguirse el perjuicio causado por la actuación profesional, de aquel derivado del pro-
ceso morboso en sí.
La culpa profesional
Si la culpa profesional es diversa a la culpa común, parece estar casi resuelto. En
efecto, si no existe una responsabilidad profesional con criterios o fundamentos distin-
tos de los principios genéricos, es justamente porque no es válido predicar que la lla-
mada culpa profesional sea una especie particular de culpa, harto distante de la común
aplicable al “profano”. Entonces: la culpa profesional no se distancia en absoluto de la
general. En puridad esta dicotomía ha pasado por diversas etapas (de hecho existió una
importante corriente doctrinaria que intentó distinguir la culpa profesional de la culpa
común; e incluso otra que pregonaba hacer responsables a los profesionales solamente
si incurriesen en culpa grave - o dolo-).
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La única “diferencia” radicaría en que la culpa profesional -o culpa del profesional-
es siempre impericia. Es decir que la función que cumple la diligencia respecto del mo-
delo padre de familia, es similar a la que corresponde a la pericia relacionado con el
modelo profesional. (La pericia indica un modo de conducta, un esquema de actuación
que debe ser llenado por un modelo profesional… la expresión pericia, su simple uso ya
indica que el modelo de conducta al que se reclama es un profesional. Pericia es el es-
quema de conducta que sólo puede ser integrado por un modelo que presupone una
determinada habilidad técnica. Es la diligencia del experto”. “Hay una segunda caracte-
rística de la pericia: el que el modelo de conducta profesional que ha de integrarla viene
determinado siempre por la naturaleza intrínseca de la actividad a la que debe de apli-
carse”).
Otra peculiaridad es que el hecho de que quien deba realizar la prestación sea un
profesional incita a la severidad en el trato, mientras que la dificultad y el alea de la
actividad ejercida abogan con frecuencia en sentido inverso. No obstante, la culpa pro-
fesional es una simple manifestación de la culpa común. Y claro que hoy tampoco se
exige, al menos en nuestro Derecho, que el profesional incurra en una culpa grave para
hacerlo responsable.
En efecto, no hay principios justificativos que permitan hablar de una culpa profe-
sional distinta de la culpa común. El profesional ha de responder civilmente cuando in-
curra en un defecto en el cumplimiento de la prestación que se obligó, teniendo siempre
presente las condiciones de personas, tiempo y lugar, además de la naturaleza misma
de la obligación. Y responde por culpa leve, amén de la grave y del dolo, al igual que
cualquier indocto (conf. arts. 1.724 y 1.725 del nuevo Código Civil y Comercial).
El Código Civil y Comercial consagra unas cuantas reglas que deben ser analizadas.
En este sentido parece que lo más relevante a tener en consideración es el acogimiento
de la discutida teoría que divide a las obligaciones en de medios y resultado.
Esta teoría, para comenzar, es harto discutida incluso en los países en los cuales
tuvo su mayor desarrollo (Francia, Italia y Alemania). Se recepcionó en el nuevo Código
en diversas normas, tales como los arts. 774, 1.723 y 1.768.
El artículo 774 hace alusión a las obligaciones de hacer, en especial cuando se trata
de la prestación de un servicio. Pues dice que la prestación de un servicio puede consistir
en realizar cierta actividad con la diligencia apropiada, independientemente de su éxito;
o en procurar cierto resultado concreto, con independencia de su eficacia; o, final-
mente, en procurar el resultado eficaz prometido.
Además hay que tener en consideración que el Código Civil y Comercial establece
en el art. 1.723 que cuando de las circunstancias de la obligación, o de lo convenido por
26
las partes, surge que quien se comprometió debe obtener un resultado determinado,
“su responsabilidad es objetiva”.
Como regla debe entenderse que el actor -ex paciente, cliente o requirente de
servicios profesionales, debe demostrar los denominados presupuestos de la responsa-
bilidad civil. En ese aspecto los arts. 1.734, 1.736 y 1.744 establecen que en principio el
actor debe acreditar el factor de atribución de responsabilidad (culpa profesional, por
regla), la relación de causalidad y el daño alegado. Ello salvo disposición legal en contra-
rio -referido a los factores de atribución- o que se impute o presuma la relación de cau-
salidad o el daño (o que tales perjuicios surjan notorios). Obviamente quien invoque una
circunstancia eximente, causa ajena o imposibilidad de cumplimiento, también corre
con su prueba, según lo indican claramente esas mismas normas.
Así, existen autores que creen que pregonar que los médicos están sujetos a obli-
gaciones de medios, implica favorecerlos sobremanera. Otros opinan que hacer pesar
sobre ellos obligaciones de fines, conlleva un despropósito sin justificativo alguno que
no sólo perjudica a los galenos, sino a los propios pacientes (p.ej. debido al encareci-
miento del seguro de responsabilidad civil, o por el hecho que los médicos no ejercitarán
su profesión en situaciones riesgosas, etc.). Por supuesto que si alguien sostiene que el
médico está obligado sólo a actuar diligentemente -medios- no es lo mismo que decir
que éste debe cumplir resultados concretos.
27
Por el contrario, por obligación de resultado, ha de entenderse a aquella en la cual
el obligado debe cumplir ante el otro solicitante la prestación misma que prometió. En
este tipo de obligación una persona se compromete al cumplimiento de un determinado
objetivo, consecuencia, o resultado, asegurando su conquista. Es decir que en esta úl-
tima categoría el obligado es garante del resultado de la prestación.
Como puede apreciarse a primera vista, la diferencia de estos dos tipos de obliga-
ciones radicaría en que para cumplir con la obligación de medios, el galeno, debe haber
realizado un comportamiento diligente o prudente, siendo que se tiene por cumplida la
misma por más que no haya conseguido el fin último esperado por el paciente. Mientras
que en las obligaciones de resultado esta finalidad última de quien contrata el servicio
–o “interés definitivo”, “interés final”, “resultado propiamente dicho”, o “efecto”-, se
“causaliza” formando parte del objeto o contenido de la obligación; por consiguiente, el
obligado no se exime si demuestra un actuar diligente, pues lo que garantizó es el cum-
plimiento concreto de la prestación, teniéndose a éste por responsable a no ser que
demuestre una causa ajena no imputable a él.
Existe cierta doctrina que pregona dejar de lado esa artificiosa clasificación obliga-
cional, porque en definitiva todas las obligaciones son de medios y resultado a la vez,
como se señaló recién. De medios puesto que todas necesariamente deben contar con
la diligencia del obligado. De resultado en tanto todas buscan la consecución de la pres-
tación, ya se trate de un dar, hacer o no hacer. Esta última es otra doctrina. En el ámbito
judicial -y en este marco exclusivo de la mala praxis galena- es mayoritaria su recepción
o acogimiento. Algunas veces para condenar al facultativo, otras para eximirle de res-
ponsabilidad. Es que aún no queda muy en claro si el médico está obligado a medios o
a resultados, ello merced a lo difuso y artificioso de esta clasificación.
28
Esto no es tan simple como pareciera ser a primera vista. Por ello se hace un nuevo
distingo en la propia rama médica. Y se dice así, que ciertas especialidades de la medi-
cina están sujetas a obligaciones de medios y, lógicamente, otras a resultados concretos.
Ahora bien, como esta subdivisión se quedó corta para captar toda la realidad, se
realiza otro distingo en el mentado distingo (excepción de la excepción que vuelve a
validar la regla). Así, se dice que en ciertas especialidades si bien están sujetas a obliga-
ciones de fines, a veces serán éstas de medios… y así sucesivamente: distingos y más
distingos hasta la eternidad.
Queda claro que la obligación principal del galeno -esto es el deber de asistencia
y cuidado del enfermo- constituía una típica obligación de medios, según la doctrina del
Código Civil y Comercial. Ahora bien, siendo que la obligación del médico es, según se
apuntó, por regla, de medios, ha de ser el paciente demandante quien debe demostrar
que el daño sufrido se debe a la culpa galena.
4) Conclusiones
1) Debe quedar en claro que la responsabilidad profesional tiene los mismos prin-
cipios que rigen en la responsabilidad civil en general, aunque con algunas peculiarida-
des propias. De hecho la culpa profesional es una manifestación de la culpa común pero
aplicable a un sujeto capacitado en alguna rama del saber.
5) Todas las obligaciones son de medios y resultado a la vez. Medios puesto que
comprometen el actuar diligente del sujeto en cuestión –se trate de un deudor profe-
sional, o de un deudor profano-; y de resultado en tanto tienden a la consecución de la
prestación, que forma el contenido de la obligación, sea ésta de dar, sea de hacer o no
hacer. De esta forma se brinda satisfacción al interés de quien requiere el servicio, que
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constituye el objeto de la obligación. Lo que sucede es que existen contratos que gene-
ran distintas obligaciones según el tipo contractual de que se trate.
SITUACIONES ESPECIALES
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El cuidado del paciente psiquiátrico
El cuidado del paciente con SIDA
El cuidado del paciente incurable
La eutanasia y del suicidio asistido
Conducta Ética Profesional. Establézcanse como reglas éticas del ejercicio profe-
sional de los técnicos al conjunto de los mejores criterios, conceptos y actitudes que
deben guiar la conducta de un profesional por razón de los más elevados fines que pue-
dan atribuirse a la profesión que se ejerce.
31
c.- Es una obligación del Técnico poner en conocimiento de los titulares o propie-
tarios, sobre las anomalías, fallas o inobservancias que pudieran existir respecto de la
instalación en si como del equipamiento en general;
d.- buscar y obtener la excelencia de su acto profesional, con total prescindencia
del o los profesionales que requieran sus servicios.
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h.- No emitir públicamente juicios adversos sobre la actuación profesional de co-
legas, menoscabando su personalidad y su buen nombre;
i.- No sustituir al colega en labores iniciados por éste sin su previo conocimiento,
salvo que hubiere renunciado, abandonado las labores o mediare sanción disciplinaria;
j.- Cultivar para con sus colegas las reglas que permitan una sana convivencia pro-
fesional;
k.- Cultivar la solidaridad profesional para con los otros colegas y con los distintos
profesionales, debiendo conducirse con respeto y cortesía. Deberá colaborar para el
mejor y mayor desarrollo de la profesión;
l.- Abstenerse de toda competencia desleal, a efectuar actos reñidos con la moral
y las buenas costumbres o que desacrediten el ejercicio de la profesión;
m.- Abstenerse de hacer uso de las funciones oficiales de las que pueda estar in-
vestido para la obtención de ventajas personales.
El Técnico debe:
a.- considerarse un integrante más de los profesionales que conforman el equipo
de salud, con iguales deberes y responsabilidades que ellos, tanto en el ámbito privado
como en el público;
b.- abstenerse de todo ejercicio ilegal, en especial aquello que pudiera importar
usurpación de las facultades de otros profesionales;
c.- abstenerse de modificar las prescripciones que terceros profesionales realicen
y en mérito a los cuales se requieren sus servicios.
BIOETICA
La palabra bioética aparece por primera vez de la mano del bioquímico estadounidense
Van Rensselaer Potter en el año 1971 que, destacando como elementos esenciales el
mundo de los valores éticos y el mundo de la biología, designa con ese término a la
disciplina que promueve el diálogo entre la ciencia y las humanidades, entre la vida y el
comportamiento. Se ha dicho que el término aspira a conjugar en síntesis paradigmá-
tica, ciencia y conciencia, hechos y valores, ser y deber ser.
Principios de la bioética
Las mayores dificultades y disidencias que ha tenido y tiene que enfrentar esta disciplina
es la determinación de los principios y valores morales a tener en cuenta a la hora de
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examinar una conducta humana que interesa una zona de encuentro en el área de las
ciencias de la vida y la atención de la salud.
a.- El de respeto por las personas - luego autonomía - incorpora al menos dos convic-
ciones:
a.1.- que los individuos deben ser tratados como entes autónomos y
a.2.- que las personas cuya autonomía está disminuida deben ser objeto de protección.
La autonomía se entiende en el sentido concreto de la capacidad de actuar sin coacción
externa. Respetar la autonomía significa dar valor a las consideraciones y opciones de
las personas autónomas, y abstenerse a la vez de poner obstáculos a sus acciones a no
ser que estas sean claramente perjudiciales para los demás.
La primera incluye a los institutos inaugurados por académicos que cuentan con
la membresía a la Academia Pontificia para la Vida con sede en el Vaticano y/o institu-
ciones afiliadas a la Federación Internacional de Institutos de Inspiración Personalista
(FIBIP). Estos académicos, que cuentan con las mayores credenciales científicas (docto-
rados y posdoctorados) recibieron formación en el exterior del país, principalmente en
Roma y también en la Universidad de Georgetown, Estados Unidos de orientación Je-
suita. La mayoría de las escuelas agrupadas en esta categoría se inauguraron entre me-
diados de 1990 hasta mediados de los años 2000.
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La segunda categoría incorpora a aquellos centros de formación que se despren-
den de los primeros y surgen a mediados de la década del 2.000. No están fundados
directamente por académicos del Vaticano o por profesores que se formaron en Roma,
sino que más bien responden a iniciativas de individuos que han recibido su formación
y acreditación en las escuelas de la primera categoría. Aquí incluimos a dos universida-
des nacionales. En la Argentina la educación pública es laica con lo cual cabe el interro-
gante de hasta qué punto deben ser incorporadas en una clasificación que recoge a los
centros de formación en bioética personalista (católica). Al analizar tanto la curricula
como los docentes y, principalmente, los directivos a cargo de estas escuelas, se observa
que han recibido formación católica o que están vinculados a universidades católicas,
formando parte del staff directivo de las mismas.
35
En la Argentina, el surgimiento de carreras de posgrado en bioética junto con la
creación de comités hospitalarios y un impulso normativo de las autoridades guberna-
mentales a partir de 1996 ayudaron a consolidar un campo disciplinar y de experticia.
Aquellas personas que cuentan con formación o certificación en bioética son con-
vocadas en calidad de expertos para aconsejar sobre las decisiones a tomar en conflictos
éticos en el campo de salud. La experticia se ejerce ya sea como consejeros en comités
hospitalarios, de legislación y políticas públicas o en casos judiciales. Los expertos parti-
cipan y aconsejan en la toma de decisiones desde la legitimidad que les provee su per-
tenencia/acreditación al campo académico/científico de la bioética.
Comités de bioética
2. Antecedentes. Los Comités de Bioética (COBs) han tenido una marcada influen-
cia y un desarrollo progresivo durante las últimas tres décadas en la experiencia sanitaria
internacional, regional y local; el constante influjo obedece a la necesidad de disponer
de mecanismos de discusión racionales, democráticos y plurales sobre los dilemas de
orden moral que se presentan en la práctica, vinculados a las ciencias de la vida y la
salud. Uno de los primeros antecedentes de constitución del COB data de 1976, cuando
el juez Hughes de la Corte Suprema de New Jersey utilizó para los fundamentos de su
sentencia las sugerencias de un comité hospitalario en el paradigmático caso "Quinlan".
Otra forma del influjo de la Bioética se corporizó con la creación de comités o comisiones
nacionales de Bioética y/o ética médica, tal el caso de Estados Unidos, España, Francia,
Italia, Canadá y en gran parte de Latinoamérica.
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3. Comités de Bioética. Definición. Es una comisión consultiva e interdisciplinar,
al servicio de los profesionales y usuarios de una institución sanitaria, creada para ana-
lizar y asesorar en la resolución de los posibles conflictos éticos que se puedan producir
a consecuencia de la labor asistencial, y cuyo objetivo es mejorar la calidad de dicha
asistencia sanitaria. El Comité de Ética Asistencial trataría de facilitar el proceso de de-
cisión en los casos más conflictivos asesorando, tras su análisis, sobre la corrección de
las decisiones morales que se toman en la actividad sanitaria.
Objetivos.
Nacieron como consecuencia de las necesidades de los profesionales sanitarios de
compartir las decisiones que afectan a la calidad de vida de los pacientes y que conllevan
el riesgo de la incertidumbre, tanto por los resultados de determinadas terapias o inter-
venciones, como en la valoración de riesgos y beneficios. Tienen entre sus objetivos res-
petar al máximo la legítima autonomía del paciente, así como proporcionar pautas de
actuación coherentes en casos difíciles o que se presentan con frecuencia, mediante
protocolos. También cuando se necesitan respuestas rápidas y entran en conflicto valo-
res del paciente o de su familia, con los valores que los profesionales de la salud y de la
institución sanitaria desean proteger. O cuando suceden conflictos de valores entre los
miembros de la familia o entre los propios miembros del equipo profesional.
Antecedentes
A.- En nuestro país la promoción de los COBs ha tenido una amplia y persistente
difusión, tanto en el ámbito público como privado; las primeras iniciativas datan de la
década de 1980, en el Hospital de Clínicas de Buenos Aires (1984), el Servicio de Neona-
tología del Hospital Italiano de Buenos Aires (1984) y el Centro Oncológico de Excelencia
de la Fundación Mainetti (1987). A partir de estas experiencias se han creado COBs en
el Hospital Penna de Bahía Blanca, Hospital de Niños de la Plata, Hospital Evita de Lanús,
Hospital del Niño de San Justo, Hospital F. J. Muñiz, entre otros.
37
orientaciones de la Declaración; d) fomentar el debate, la educación y la sensibilización
del público sobre la Bioética, así como su participación al respecto.
En ese sentido, el COBs se instala como una alternativa eficaz para fomentar víncu-
los terapéuticos saludables a partir de la defensa del paciente como sujeto moral autó-
nomo y portador de derechos, y al mismo tiempo apuntalar y acompañar las decisiones
de los agentes de Salud, al brindarles un ámbito de reflexión plural, interdisciplinario y
democrático. En los inicios, los COBs realizaban funciones, tanto en ética clínica como
en investigación; a través del tiempo y a partir del incremento de requerimientos regu-
latorios y el aumento de demanda de evaluación de estudios, comenzó un proceso de
desdoblamiento de roles, en algunos casos se establecían subcomisiones para la revisión
de estudios biomédicos hasta la actualidad, en donde se encuentran claramente delimi-
tados los roles y funciones tanto sea como Comités de Bioética (COBs), propiamente
dichos, y Comités de Ética en Investigación – CEIs -.
Las diferencias más significativas entre los COBs y los CEIs, pueden sintetizarse en:
38
a) Disminución del índice de litigiosidad en las instituciones sanitarias, generando un
ámbito adecuado de prevención y gestión de reclamos, al coadyuvar a la generación de
una ética colectiva dirigida a consolidar la seguridad del paciente.
39
La participación de representantes religiosos genera discusiones alrededor de la
identidad secular o confesional de los COBs, en realidad si la institución asistencial es
una organización civil, pública o privada, no perteneciente a un culto en particular, de-
bería constituir un COB de génesis secular, o ecuménico, donde participen, como miem-
bros, representantes de distintas religiones. En cuanto a la participación de bioeticistas,
desde los inicios se constataba la dificultad de una participación efectiva, ya que la can-
tidad de expertos disponibles era, y lo sigue siendo, sensiblemente inferior al número
de COBs; para paliar ese déficit se dio comienzo a un incesante proceso de formación en
Bioética de aquellas personas interesadas en profundizar esa área del conocimiento y
utilizarla para enriquecer la actividad de los COBs. Un dilema poco discutido se relaciona
con la participación del abogado, no en cuanto a la indiscutible necesidad de su presen-
cia, ya que la cuestión legal precede a la ética, sino su pertenencia a la institución, ya
que para algunos la presencia del abogado podría traer aparejado un conflicto irresolu-
ble, en cuanto su interés primario consiste en la defensa de los intereses institucionales.
La participación de un abogado independiente, experto en derecho sanitario, allanaría
cualquier hipótesis de conflicto. En donde no hay debate es sobre la imposibilidad que
los directivos o la más alta jerarquía institucional, participen como miembros de los
COBs, ya que ello afectaría la independencia y la libertad de acción y opinión del resto
de los miembros. Una discusión especial merece la consideración sobre la participación
del representante de la comunidad como miembro del COB; la primera cuestión gira
alrededor de considerar quiénes revisten esa condición. En principio es oportuno dife-
renciar la representación comunitaria de la comunidad afectada; esta última está vincu-
lada con la necesaria e imprescindible participación de los pacientes; la debida conside-
ración de su opinión y juicio es irremplazable porque representa la mirada del sufriente
y padeciente. El COB debe mantener independencia funcional con los distintos estamen-
tos institucionales, debe asegurarse un accionar independiente, autónomo e inmune a
presiones de cualquier orden (político, gremial, religioso, etc.). Los criterios de acepta-
ción de miembros del COB, deberían sostenerse sobre la base de antecedentes profe-
sionales y laborales, preocupación demostrada en el tema, niveles de aceptación entre
pares y pacientes y entrenamiento en Bioética. Además resulta decisivo para el buen
desarrollo del trabajo del COB que sus miembros participen de una sensibilidad común
basada en convicciones éticas que contribuya a la mejora de la atención e investigación
biomédica, tutelando los mejores intereses del paciente y del equipo de Salud.
40
Uno de los primeros y escasos trabajos publicados ha establecido que nadie puede
afirmar cabalmente si los comités pueden ser demandados; se indica que no se posee
experiencia en una Corte sobre este tema. Sin embargo una revisión negligente que re-
sulte un perjuicio para el paciente, puede conducir a la responsabilidad legal. En el tra-
bajo referido, resulta interesante observar que luego de consultados tres referentes del
derecho norteamericano, se arriban a tres respuestas distintas:
41
CAPITULO III
1. – Comienzo de la vida, final de la vida: consideración reflexiva y crí-
tica
2.- La muerte como problemática de la relación profesional – paciente
3.- Ética en medicina. La perspectiva bioética.
La Bioética, disciplina que ha irrumpido con fuerza en los últimos años, desde que
Potter acuñó el término en 1971, estudia los problemas éticos que plantea el desarrollo
de la
Ciencia y la Tecnología aplicadas a la vida humana. Actualmente, el hombre es ca-
paz de actuar, de manipular sobre el comienzo y el fin de la vida humana. Se trata de
dos momentos de la vida del ser humano, esencial, muy importante. En su tratamiento
adecuado queda implicada la dignidad del hombre.
Hoy día se habla y se discute mucho sobre los derechos humanos. Pero en el am-
biente laten preguntas que necesitan respuesta:
A.- ¿Es el hombre, un mero animal?
B.- ¿Puede ser considerado como una máquina, cuyas piezas pueden ser manipu-
ladas? C.- ¿Son seres humanos los embriones, los fetos, un demente, un individuo en
coma, un anciano, un disminuido físico o psíquico?
D.- ¿Lo es una persona cuyo sufrimiento moral o físico se hace intolerable?
E.- En el ambiente opulento de la sociedad occidental, ¿podemos decir que tienen
la misma dignidad la vida o la muerte de una persona que sufre?
Definir la vida es difícil, y, por eso, en gran medida la dificultad de definir lo que es
la muerte, estriba en la dificultad de definir aquélla, ya que ambos conceptos están en-
trelazados. Bajo el punto de vista biológico, podemos decir que lo más fácilmente ob-
servable y definible son las cualidades propias de todo ser vivo: la absorción, la asimila-
ción, la excreción, la excitabilidad, la reproducción y otras, como es la renovación de los
materiales fisicoquímicos que constituyen ese ser vivo: renovación continua, ininte-
rrumpida, que hace que al cabo del tiempo, sus materiales componentes sean ya otros,
y a pesar de ello ese ser vivo concreto sigue siendo el mismo. Se habla de un nivel mo-
lecular, y en este sentido, el descubrimiento más importante ha sido el de los ácidos
nucleicos, en los que está impresa la información para la reproducción y el manteni-
miento de las características de todo ser vivo durante toda la vida. Los ácidos nucleicos
son como su documento de identidad, que se adquiere en el momento de la fecunda-
ción, y estará activo hasta el final, hasta la muerte.
Se distingue además en todo ser vivo un nivel celular, es decir, que sus células
pueden seguir viviendo por su cuenta, separadas, en un medio adecuado; un nivel orgá-
nico, referente a los órganos, que también, en condiciones adecuadas, pueden vivir se-
parados del individuo; y el nivel del individuo como un todo, con una vida individual, en
la que todos esos niveles quedan integrados, armonizados en un todo único. En todo ser
vivo, sea animal o vegetal, el todo es más importante que las partes, es decir, la unidad
42
organizativa es lo esencial. En este sentido, hoy día se habla de una función muy impor-
tante, la autorregulación, que no es más que la capacidad de coordinar todas las funcio-
nes vitales para que ese ser vivo concreto permanezca como un todo.
Bajo el punto de vista filosófico, se dice que los seres vivos son los capaces de
moverse por sí mismos; tienen una fuerza interior, un algo que permite el cambio vital,
la adaptación al medio, el poder tomar lo que necesitan del medio en que se encuentran,
el poder incluso modificar el medio ambiente. Esa capacidad de moverse a sí mismo, esa
automoción es la vida. En la teoría de Aristóteles el alma seria el acto primero del cuerpo
organizado, su forma sustancial.
Los procesos y cambios que se dan en el curso del desarrollo son característicos y
peculiares de cada individuo. No es igual el desarrollo de un individuo que de otro.
Consideraciones bioéticas.
43
1) Debido a que cada proceso biológico es causado en base a procesos inmediata-
mente anteriores, salta a la vista la existencia de un continuum vital que hace imposible
establecer barreras biológicas y por tanto conceptuales. Todo comienza en la fecunda-
ción. Desde ese momento se instaura una cascada de acontecimientos suave e ininte-
rrumpidamente concatenados. Nunca se ha detectado una discontinuidad a lo largo del
tiempo. La fecundación es como la cabecera de la cascada, que va perdiendo intensidad
con el tiempo, hasta el momento de la muerte.
El cigoto, el embrión, no es pues una "cosa viva", pues las cosas no viven.
2) Se trata de una vida autónoma porque ese ser toma del medio ambiente en que
se encuentra todo lo necesario para subsistir independientemente en muchos casos de
que la madre esté enferma o desnutrida. Autonomía relativa, no esencialmente dife-
rente de la del adulto, que también depende del medio en que se encuentra: del aire,
del agua, del alimento, de las relaciones sociales, etc. Y el nuevo ser además rige y con-
trola autónomamente sus propios procesos, gracias a la carga genética que dirige toda
su actividad.
3) Ese ser, vivo y autónomo, tiene la condición humana. Se demuestra que el ser
que nos ocupa es de la especie humana porque tiene una organización físico-química
exclusivamente humana, distinta estructuralmente de las restantes especie animales.
4) Contiene además una carga genética, aportada por los gametos en fecundación,
responsable de las diferencias del mismo con respecto a otros individuos de su misma
especie, no sólo por lo que se refiere al sexo o a los aspectos externos color de los ojos,
forma de la nariz, modo de andar, de hablar, de escribir, etc., sino también por lo que
respecta a los órganos internos; incluso están ya marcadas determinadas disposiciones
para enfermar, que en muchos casos no se pondrán manifiesto hasta transcurridos años
después del nacimiento.
Digno es lo que debe ser tratado con respeto y veneración. Y esa dignidad hay que
aplicarla al hombre en toda su realidad biográfica, desde el comienzo de su vida. Por lo
tanto, desde el primer momento de la existencia el nuevo ser es digno de respeto por-
que se trata de un ser humano.
44
lo que desea el paciente fuera verdaderamente lo mejor para él, sin embargo, algunos
deseos del enfermo nacen de una deficiente información y, por lo tanto, no pueden
considerarse realmente autónomos, o son capaces de generar conflictos al enfrentarse
a los valores del resto de los actores de la relación clínica: los profesionales sanitarios,
los familiares o las instituciones. Asimismo, algunas actuaciones de los profesionales o
deseos de los familiares pueden ser contrarios a las aspiraciones del enfermo a pesar de
que se realicen con la mejor de las intenciones.
Analizaremos algunos aspectos que son fundamentales para contemplar ciertos
conflictos éticos que se pueden producir en el final de la vida.
45
Muchos de los profesionales que se enfrentan a diario con la muerte, se sienten
prisioneros de sus propios temores o poco preparados para afrontar de una forma se-
rena y rigurosa la comunicación y la relación con el enfermo en la fase final de la vida,
¿de qué manera podrán informar verazmente al paciente para que, en uso de su auto-
nomía, pueda tomar una decisión acorde a sus valores y a sus creencias?
¿Qué es el sufrimiento?
Aunque los animales también padecen dolor, tener conciencia del dolor, darse
cuenta de la propia soledad ante el dolor, es decir, la conversión del dolor en “desgra-
cia”, hace que esta experiencia se transforme en una vivencia específicamente humana.
Para alivio del ser humano la soledad del dolor, del sufrimiento, es una “soledad
compartida” puesto que los demás también sufren o padecen su propio dolor. Y una de
las consecuencias que se desprenden de este conocimiento es que desde el propio su-
frimiento se puede comprender el dolor del prójimo y, por tanto, ser solidario con su
dolor.
Aunque existen diversas formas de padecer subsiste una semejanza común, una
raíz común en el sufrir. Es distinto un dolor de muelas, de una frustración profesional o
de un desencanto afectivo. Pero en el seno de dichas experiencias palpita una vivencia
común: el sufrimiento. El desamor, la infidelidad del cónyuge o de un amigo, no lograr
nuestros deseos o aspiraciones personales, el maltrato, son experiencias que nos hacen
sufrir, que nos muestran esa raíz común. Y, a pesar de que todos experimentamos el
sufrimiento, a la hora de definirlo entre los profesionales no se alcanza un consenso
satisfactorio. De hecho, el contacto con quienes sufren pone de manifiesto el inmenso
vacío que separa el discurso sobre el dolor de los profesionales y el de los enfermos que
lo padecen en propia carne.
46
las consultas, en las residencias asistidas o en los hospitales, mucho sufrimiento conti-
núa sin ser ni siquiera detectado ni, por lo tanto, aliviado.
El sufrimiento surge no sólo ante los síntomas, sino también ante el significado
que tienen para el propio enfermo como puede ser el temor a la pérdida de su indepen-
dencia o el temor a la pérdida de su vida.
Proceso de comunicación
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A la hora de analizar el sufrimiento, mediante la comunicación y el diálogo, se debe
interrogar a la persona que lo padece, tanto sobre los estímulos biológicos (dolor, náu-
seas, etc.) como sobre los estímulos psico-sociales que le están afectando y, de esta
manera, conocer sobre qué variable se puede intervenir para disminuirla o erradicarla.
Además, de valorar las anteriores amenazas o déficit, en el diálogo con el paciente se
pueden evaluar los recursos y las capacidades que poseen para hacer frente a esas difi-
cultades. Algunos de estos factores son evitables y mediante la intervención de distintos
profesionales se podrán modificar.
En muchas ocasiones el profesional será incapaz de conocer con certeza por qué
alguien está sufriendo, qué factores están influyendo, incluso el mismo sufriente puede
desconocerlo. Es debido a que existen aspectos del sufrimiento que son inevitables y
sobre los que resulta difícil intervenir. Cuando esto ocurra, los profesionales deberán
saber que el alivio del sufrimiento a menudo se consigue acompañando a la experiencia
de soledad del enfermo.
La Ley 26.529 de noviembre 2009 sobre los Derechos del Paciente en su Relación
con los Profesionales e Instituciones de la Salud, que fuera reformada por las leyes N°
26.742 del 24-05- 2012 y N° 26.812 del 21-01-2013 se refieren a ello.
48
ARTÍCULO 3º — Definición. A los efectos de la presente ley, entiéndase por infor-
mación sanitaria aquella que, de manera clara, suficiente y adecuada a la capacidad de
comprensión del paciente, informe sobre su estado de salud, los estudios y tratamientos
que fueren menester realizarle y la previsible evolución, riesgos, complicaciones o se-
cuelas de los mismos.
Excepciones:
Existen algunos casos en los que existe una gran certeza de que la información
puede generar males mayores de los que se pretenden evitar como puede suceder en
algunos enfermos con patología psiquiátrica previa o con trastornos de la personalidad.
En esos casos estará justificada la abstención informativa aunque será necesario proce-
der a una rigurosa información a sus representantes ya sean familiares o tutores. En
algunos casos en los que no existan representantes y el paciente no sea competente, las
intervenciones que se deban aplicar se deberán de poner en conocimiento del Juez.
Poner un límite a los tratamientos constituye uno de los problemas éticos más
comunes en la práctica diaria de la medicina actual. Añadir y/ o mantener los tratamien-
tos que el desarrollo científico-técnico de la medicina pone hoy día en manos de los
profesionales puede salvar la vida de un enfermo o representar una agresión continuada
que le impida morir en paz.
49
1.- En primer lugar un riguroso ejercicio diagnóstico y pronóstico. Debe saber si el
enfermo realmente se halla en el final de su vida y, en consecuencia, establecer un pro-
nóstico acerca de las consecuencias que se derivan de la continuación, o no, de los tra-
tamientos.
2.- En segundo lugar, debe conocer los deseos del enfermo tras haber establecido
un proceso de comunicación que le haya permitido tomar conciencia de su situación.
¿Cómo se procede?
Una vez establecido que el enfermo se encuentra en el final de la vida, los profe-
sionales disponen de algunos criterios que pueden ayudarles a valorar las consecuencias
que se derivan de la continuación o no de los tratamientos. En primer lugar se pueden
diferenciar distintos “niveles de tratamiento”, de menor a mayor complejidad, con el
objetivo, entre otros, de poder concretar las distintas medidas terapéuticas y ponderar,
teniendo en cuenta la situación clínica del enfermo y las consecuencias que se prevén
de su utilización, si son adecuadas o no.
Otros niveles de tratamientos que pueden suponer una mayor complejidad téc-
nica, como los que se administran en una unidad de cuidados intensivos, los que se apli-
can en una planta de hospitalización u otros, como la alimentación y la hidratación, de-
ben ser ponderados en base a ciertos criterios como la proporcionalidad, la futilidad o
la calidad de vida.
Es decir, es básico interrogarse acerca de qué calidad de vida tendrán, qué grado
de autonomía, qué minusvalía, tras la aplicación de determinadas terapéuticas.
50
Estos criterios (proporcionalidad, futilidad, calidad de vida) involucran juicios de
valor. El componente subjetivo dificulta el proceso de cómo se deben de tomar decisio-
nes en el final de la vida y, por dicho motivo, resultará primordial conocer los “deseos
del enfermo”, pues sólo a él le corresponde decidir cuándo y cómo decir “basta ya” a los
tratamientos.
Durante toda la vida el individuo toma decisiones, acertadas o no, que afectan a
su presente y a su futuro. Sólo al enfermo le corresponde tomar las decisiones que le
afectan a su propia vida y a su muerte.
51
Cuando el enfermo sea incompetente se deberá identificar a un sustituto en la
toma de decisiones. En la práctica habitual la sustitución suele corresponder a un miem-
bro de la familia. El representante o tutor sustituye las decisiones del enfermo basán-
dose en el mejor conocimiento de sus valores y de lo que considera que se ajusta mejor
a sus intereses.
El Artículo 11 bis: por su parte dice que ningún profesional interviniente que haya
obrado de acuerdo con las disposiciones de la presente ley está sujeto a responsabilidad
civil, penal, ni administrativa, derivadas del cumplimiento de la misma. (Artículo incor-
porado por art. 7° de la Ley N° 26.742 publicada el 24/5/2012)
52
e) La especificación de los procedimientos alternativos y sus riesgos, beneficios y
perjuicios en relación con el procedimiento propuesto;
f) Las consecuencias previsibles de la no realización del procedimiento propuesto
o de los alternativos especificados;
g) El derecho que le asiste en caso de padecer una enfermedad irreversible, incu-
rable, o cuando se encuentre en estado terminal, o haya sufrido lesiones que lo colo-
quen en igual situación, en cuanto al rechazo de procedimientos quirúrgicos, de hidra-
tación, alimentación, de reanimación artificial o al retiro de medidas de soporte vital,
cuando sean extraordinarios o desproporcionados en relación con las perspectivas de
mejoría, o que produzcan sufrimiento desmesurado, también del derecho de rechazar
procedimientos de hidratación y alimentación cuando los mismos produzcan como
único efecto la prolongación en el tiempo de ese estadio terminal irreversible e incura-
ble;
h) El derecho a recibir cuidados paliativos integrales en el proceso de atención de
su enfermedad o padecimiento. (Artículo sustituido por art. 2° de la Ley N° 26.742 B.O.
24/5/2012)
53
d) Procedimientos que implican riesgos según lo determine la reglamentación de
la presente ley;
e) Revocación;
f) En el supuesto previsto en el inciso g) del artículo 5° deberá dejarse constancia
de la información por escrito en un acta que deberá ser firmada por todos los intervi-
nientes en el acto. (Inciso incorporado por art. 4° de la Ley N° 26.742 B.O. 24/5/2012)
PACIENTE TERMINAL:
54
los consuelos humanos posibles. En otras palabras, una muerte digna es el hecho y el
derecho a finalizar la vida voluntariamente sin sufrimiento, cuando la ciencia médica
nada puede hacer para la curación de una enfermedad mortal. (Ramón Maciá Gómez, “El
concepto legal de muerte digna, en dmd, Derecho a morir Dignamente”)
Para la ley y la bioética, los mejores intereses del paciente se conjugan con la con-
cepción de los derechos humanos, y el respeto de la soberana decisión autorreferente
de la persona, en ejercicio pleno de su autonomía, que requiere para sí, la dignidad de
un buen morir.
El principio de autonomía es el faro por medio del cual el paciente decide aceptar
o rechazar el tratamiento o prácticas médicas propuestas. El facultativo debe consultar
—cuando ello fuera posible— (y respetar) la voluntad del paciente en cuanto hasta
adonde avanzar en el tratamiento médico. Entonces, si una de las notas distintivas del
paciente terminal es que presenta un “daño irreversible” y como consecuencia “la
muerte está próxima”, cabe preguntarse: ¿es razonable que se le aplique “tecnología de
alta complejidad”? o, ¿qué se lo interne en una Unidad de Cuidados Intensivos? o, ¿si es
razonable prolongar el proceso de morir a través de procedimientos que profundicen el
sufrimiento y el dolor humano? (Blanco, Luis Guillermo, Muerte Digna. Consideraciones
bioético-jurídicas, Ad-Hoc, Buenos Aires, 1997, p. 31.).
El Código de Ética Para el Equipo de Salud de la AMA trata “Del Cuidado del Pa-
ciente Incurable” (Capítulo 33) y “De la Eutanasia y del Suicidio Asistido” (Capítulo 34).
56
3.- El reconocimiento legislativo del derecho al buen morir. El instituto “muerte
digna” fue receptado legislativamente por medio de la reforma que la Ley 26.742 (lla-
mada de muerte digna), introdujo a la ley 26.529 de derechos de los pacientes.
La ley 26.529, por medio del Art. Art. 2º Inc. e), establece lo siguiente:
A.- Autonomía. “El paciente tiene derecho a aceptar o rechazar determinadas te-
rapias o procedimientos médicos o biológicos, con o sin expresión de causa (…)”.
B.- Calidad de vida no digna. “En el marco de esta potestad, el paciente que pre-
sente una enfermedad irreversible, incurable o se encuentre en estadio terminal, o haya
sufrido lesiones que lo coloquen en igual situación” (…).
El presupuesto de la norma es que ante el padecimiento de enfermedades irrever-
sibles o incurables que padezca una persona, disminuye el estándar de calidad de vida
básico que esta requiere para ser considerada digna.
Dolor
El dolor es uno de los sistemas de alarma de que disponen los seres humanos que
tiene como objeto la defensa de las agresiones que ponen en peligro sus vidas. Es una
experiencia desagradable que lleva a buscar su alivio. Sin embargo, una vez realizada su
función de prevención, la permanencia del dolor no parece servir para nada positivo.
57
Sedación
Los profesionales sanitarios que atienden al enfermo terminal deben sopesar in-
dividualmente los beneficios y los posibles daños que puede generar la revelación de su
incurabilidad y de la supervivencia que se espera, de las causas de su sufrimiento así
como de los tratamientos que ya se han probado y del razonamiento por el que se es-
tima que la sedación es la única alternativa para controlar dicho sufrimiento.
SE DEBE EXPLICAR:
58
SE DEBE INFORMAR:
Acerca de los cuidados que se proporcionarán tras la sedación así como qué es lo
que se espera en el caso de no realizarla.
En todos los casos es conveniente informar a los familiares del enfermo y así se le
debe comunicar al paciente. Se debe tener cuidado y ser consciente de las dificultades
que pueden generarse en el proceso informativo cuando la muerte está muy próxima,
se suma al consejo de los profesionales que consideran que el proceso de información y
de comunicación con el enfermo debe estar presente a lo largo del proceso de la enfer-
medad incluyendo, además de los tratamientos curativos, todas las intervenciones mé-
dicas o de otros profesionales cuyo fin primordial sea el alivio del sufrimiento sin relegar
a la sedación como una de las alternativas de la medicina ante el sufrimiento refractario
e insoportable.
En el caso de que el enfermo no fuera competente para poder tomar las decisio-
nes, la familia debe ser informada en los mismos términos que se han descrito y debe
tener en cuenta los deseos y los valores de su familiar a la hora de dar su consentimiento.
En este sentido, la expresión anticipada de sus deseos trasmitidas en conversaciones a
lo largo de su vida con los familiares o con el médico, o la suscripción de un documento
de Voluntades Anticipadas, permitirán conocer qué es lo que el enfermo desearía y
cómo le gustaría que se actúe en el caso de encontrarse con síntomas o sufrimiento
refractario en la fase final de su vida.
1.- ¿Se han utilizado todos los tratamientos disponibles alternativos a la sedación?
2.- ¿de quién es el sufrimiento que se pretende aliviar, del enfermo, de la familia o
del equipo profesional?
3.- ¿quién toma la decisión?
4.- ¿al sedar de manera definitiva a un paciente terminal se le ha arrebatado su con-
dición de persona?
59
Alimentación e hidratación en el enfermo en el final de la vida
Otros tratamientos
Cuidados Paliativos. “En todos los casos la negativa o el rechazo de los procedi-
mientos mencionados no significará la interrupción de aquellas medidas y acciones para
el adecuado control y alivio del sufrimiento del paciente. (Art. 2º Inc. e] Ley 26.529).
La Organización Mundial de la Salud (OMS), reiteramos, señala que “los cuidados
paliativos mejoran la calidad de vida de los pacientes y las familias que se enfrentan con
enfermedades amenazantes para la vida, mitigando el dolor y otros síntomas, y propor-
cionando apoyo espiritual y psicológico desde el momento del diagnóstico hasta el final
de la vida y durante el duelo. Los cuidados paliativos: alivian el dolor y otros síntomas
angustiantes; afirman la vida y consideran la muerte como un proceso normal; no inten-
tan ni acelerar ni retrasar la muerte; integran los aspectos psicológicos y espirituales del
cuidado del paciente; ofrecen un sistema de apoyo para ayudar a los pacientes a vivir
tan activamente como sea posible hasta la muerte…”
60
LAS PETICIONES DE EUTANASIA Y SUICIDIO ASISTIDO
EUTANASIA:
En muchas ocasiones, los deseos de morir son peticiones de auxilio de un ser hu-
mano que sufre física, psíquica, social y espiritualmente. Una asistencia paliativa integral
puede aliviar este sufrimiento y reconducir el deseo de morir hacia una muerte serena
y digna. Los profesionales de los cuidados paliativos tienen la obligación de aliviar, tratar
los síntomas molestos y dolorosos, y revisar el plan terapéutico tantas veces como sea
necesario. Lo que nunca debería suceder es que un enfermo solicite la eutanasia porque
no se sabe o no se pueden utilizar los recursos que nuestra sociedad dispone para el
alivio de sus síntomas y de su sufrimiento. A pesar de todo lo que anterior, existen pa-
cientes cuya petición de eutanasia no se deben a razones de mala asistencia, sino por-
que su valoración de la situación puede ser totalmente distinta a la de los profesionales
de la salud. El debate de la eutanasia por lo tanto sigue abierto.
SUICIDIO ASITIDO:
El ser humano comparte con el resto de los seres vivos la dimensión biológica y
algunos aspectos de las dimensiones psíquicas y sociales. Sin embargo, la dimensión es-
piritual es propia y exclusiva del ser humano. La dimensión espiritual se fundamenta en
61
la búsqueda de su realización como ser humano. Los creyentes incluimos la búsqueda
del fundamento y sentido de su vida desde una óptica religiosa. En las fases finales de la
vida se necesita una atención respetuosa, activa y personalizada de las creencias o con-
vicciones del enfermo. En este sentido, los enfermos no religiosos también sufren pro-
blemas espirituales y no suelen disponer, a diferencia de los creyentes, de personas ex-
pertas en este campo. Para una atención adecuada de la espiritualidad se precisa sensi-
bilidad para detectar las necesidades, amor a los seres humanos, predisposición a la es-
cucha, carácter no impositivo y un nivel cultural suficiente acerca de las diferentes con-
fesiones religiosas.
Las leyes provinciales que reglamentaron los derechos del paciente se pronuncia-
ron en favor del derecho a la muerte digna del paciente en el final de la vida. Lo mismo
se observa en normas éticas internacionales y nacionales.
—Río Negro— L. 3076 (B. O. 21/04/1997) Derechos del paciente. Art. 2º inc. “o)
Morir con dignidad”.
—Tucumán – L. 6952 (B. O. 04/05/1999). Art. 1º “16. A morir con dignidad, con el
derecho de ser asistido hasta el último momento de su vida”.
—Formosa – Ley 1255 (B. O. 23/12/1997). Art. 2º inc. “o) Morir con dignidad, con
el derecho a ser asistido hasta el último momento de su vida”.
62
—Neuquén – L. 2611. Art. 4º “n) En toda circunstancia, y más aún en la situación
terminal, ha de recibir alivio a su sufrimiento dentro de las posibilidades de los actuales
conocimientos médicos y una atención humana, digna y solidaria procurando en ésta el
menor padecimiento posible”.
4.- PROCEDIMIENTO: No cabe exigir autorización judicial para convalidar las decisiones
tomadas por los pacientes respecto de la abstención o continuidad de los tratamientos
médicos.
A los fines de garantizar la efectiva vigencia de los derechos del paciente al que alude la
ley y al artículo 2, inciso e, in fine, de la ley 26.529 en cuanto precisa que en los casos
en que corresponde proceder al retiro de las medidas de soporte vital, es menester
adoptar las providencias y acciones para el adecuado control y alivio de un eventual
sufrimiento del paciente.
63
5.- LIBERTAD DE CONCIENCIA – PERSONAL SANITARIO: En el marco de las situaciones
de pacientes contempladas en los arts. 2°, inciso e) y 5°, inciso g), de la ley 26.529, de-
berá contemplarse -mediante un protocolo- las vías por las que el personal sanitario
pueda ejercer su derecho de objeción de conciencia, sin que ello se traduzca en deriva-
ciones o demoras que comprometan la atención del paciente y, a tal fin, deberá exigirse
que aquélla se manifieste en el momento de la implementación del protocolo o al inicio
de las actividades en el establecimiento de salud correspondiente de modo tal que cada
institución contemple recursos humanos suficientes para garantizar en forma perma-
nente, el ejercicio del derecho que la ley confiere a los pacientes en la citada ley.
64
CAPITULO IV
ANTECEDENTES:
Ley 13.970 y los decretos 6.216/1944 (ley 12.912); Decreto 40.185/1947; decreto
8.453/1963 y Decreto Ley 3.309/1963
REFORMAS:
Capítulo I — Generalidades
65
Obstétrica
Kinesiólogos y Terapistas Físicos
Enfermeras: Capitulo IV derogado por Ley 24.004 B.O. 28-10-1991
Terapistas Ocupacionales
Ópticos Técnicos
Mecánicos para Dentistas: Capitulo derogado ley 23.752 B.O. 13-10-1989
Dietistas: Capitulo Derogado ley 24.301 B.O. 10-01-1994
Auxiliares de Radiología
Auxiliares de Psiquiatría
Auxiliares de Anestesia
Fonoaudiólogos
Ortópticos
Visitadoras de Higiene
Técnicos en Ortesis y Prótesis
Técnicos en Calzado Ortopédico
Por el Artículo 43. De la ley 17.132 que dice:— “El Poder Ejecutivo Nacional podrá
reconocer e incorporar nuevas actividades de colaboración cuando lo propicie la Secre-
taría de Estado de Salud Pública, previo informe favorable de las Universidades”., fueron
incorporadas las siguientes profesiones colaboradores de médicos y odontólogos:
El Artículo 44. — dice que: “Podrán ejercer las actividades a que se refiere el ar-
tículo 42:
a) los que tengan título otorgado por Universidad Nacional o Universidad Privada
y habilitado por el Estado Nacional;
b) los que tengan título otorgado por universidad extranjera y hayan revalidado
en una universidad nacional;
66
c) los argentinos nativos, diplomados en universidades extranjeras que hayan
cumplido los requisitos exigidos por las universidades nacionales para dar validez a sus
títulos;
d) Los que posean título otorgado por escuelas reconocidas por la Secretaría de
Estado de Salud Pública, en las condiciones que se reglamenten.
El Artículo 46. — se refiere al lugar a ejercer la profesión: “Las personas a que hace
referencia el artículo 42 podrán desempeñarse en las condiciones que se reglamenten,
en las siguientes formas:
a) Ejercicio privado autorizado;
b) Ejercicio privado bajo control y dirección de un profesional;
c) Ejercicio exclusivo en establecimientos asistenciales bajo dirección y control
profesional.
d) Ejercicio autorizado en establecimientos comerciales afines a su actividad auxi-
liar.”
El Artículo 48. — regula las prohibiciones y dice “Queda prohibido a los que ejercen
actividades de colaboración de la medicina u odontología:
67
e) Anunciar o aplicar procedimientos técnicos o terapéuticos ajenos a la ense-
ñanza que se imparte en las universidades o escuelas reconocidas del país;
f) Prometer el alivio o la curación por medio de procedimientos secretos o miste-
riosos;
g) Anunciar agentes terapéuticos de efectos infalibles;
h) Anunciar o aplicar agentes terapéuticos inocuos atribuyéndoles acción efectiva;
i) Practicar tratamientos personales utilizando productos especiales de prepara-
ción exclusiva y/o secreta, y/o no autorizados por la Secretaría de Estado de Salud Pú-
blica;
j) Anunciar características técnicas de sus equipos o instrumental, de los aparatos
o elementos que confeccionen, que induzcan a error o engaño;
k) Publicar falsos éxitos terapéuticos, estadísticas ficticias, datos inexactos o cual-
quier otro engaño;
l) Publicar cartas de agradecimiento de pacientes;
m) Ejercer su actividad mientras padezcan enfermedades infectocontagiosas.
n) Participar honorarios;
o) Ejercer su actividad en locales no habilitados, salvo casos de fuerza mayor.
68
Deberes del técnico. Asistencia del paciente. Secreto profesional.
Secreto médico.
PARA EL TECNICO SUPERIOR EN RADIOLOGÍA
Recién en la década del 60, en lo que podemos entender como la segunda etapa
del proceso educativo, se llevó a cabo el importante esfuerzo de organizar la enseñanza
de la Radiología, con el objetivo de revertir el empirismo a partir de la aplicación de
programas de estudios para la educación formal de los Técnicos Radiólogos. Los mismos
han sido reestructurados en varias ocasiones, dando como resultado múltiples progra-
mas con distintos contenidos, duración y también titulación. Así se registran a lo largo
del país las siguientes denominaciones: Técnicos Radiólogos, Técnico en Radiología y
Terapia radiante, Técnico en Rayos X, Técnico en Radiodiagnóstico. En algunos planes
de formación el término Radiología fue reemplazado por “Diagnóstico por Imágenes“,
con lo cual se intentó integrar nuevas técnicas y procedimientos que también reprodu-
cen en imágenes buena parte de la anatomía y de las patologías orgánicas, tales como
la Tomografía Computada, Resonancia Nuclear Magnética, Ecografía y Densitometría,
entre otros.
Por lo antes expuesto, la historia de la profesión parte, como otras carreras técni-
cas desde la experiencia empírica, y que a través de las normativas institucionales de los
sectores de salud y de educación, y de los vertiginosos avances de la tecnología se fueron
adaptando a las necesidades de cada época. Los rasgos profesionales distintivos del Téc-
nico Superior en Radiología lo caracterizan como un miembro del equipo de salud con
formación técnico-profesional.
69
1.- Atender a la persona para producir imágenes,
2.- Atender a las personas necesitadas de tratamientos radiantes,
3.- Fabricar insumos para terapia radiante,
4.- Gestionar su ámbito de trabajo,
5.- Promocionar buenas prácticas Radiosanitarias y
6.- Controlar las medidas de Radioseguridad.
70
A continuación se presentan funciones y subfunciones del perfil profesional del
técnico de las cuales se pueden identificar las actividades profesionales:
Las áreas de competencia del Técnico Superior en Radiología se han definido por
actividades profesionales que se agrupan según subprocesos tecnológicos y son las si-
guientes:
Fabricar insumos para terapia radiante: esto implica realizar los conformadores o
protectores y elaborar la plantilla o bandeja.
DESEMPEÑO DE SU ACTIVIDAD:
El Técnico Superior en Radiología desempeña sus actividades profesionales en las
siguientes áreas:
71
Área Ocupacional
Su área ocupacional es primordialmente la de Salud. Esta figura profesional está
formada para desempeñarse tanto en el ámbito hospitalario como extra-hospitalario.
Desarrolla el dominio de un "saber hacer" complejo en el que se movilizan cono-
cimientos, valores, actitudes y habilidades de carácter tecnológico, social y personal que
definen su identidad profesional. Estos valores y actitudes están en la base de los códi-
gos de ética propios de su campo profesional.
Área Asistencial:
Promociona la salud comunitaria y ejecuta acciones profesionales para la preven-
ción referida a la exposición del agente de riesgo que son las radiaciones ionizantes,
cuando atiende al paciente dentro del Servicio de Radiología.
Favorece la prevención primaria de la salud desde el ejercicio responsable de su
profesión en la atención del paciente.
Área Administrativa:
Entrega las placas radiográficas al paciente y registra la entrega de las mismas.
Controla y supervisa la existencia de las placas radiográficas y demás materiales
de trabajo necesarios para el Servicio. Verifica el correcto estado de los equipos. Verifica
que la cantidad y calidad de insumos sea la necesaria y la correcta para el funciona-
miento óptimo del Servicio. Verifica la congruencia del pedido médico según el diagnós-
tico presuntivo a fin de optimizar la calidad del estudio, que luego será evaluado para su
diagnóstico por el profesional médico especializado. Elabora informes en el Libro de
Guardia del Servicio, registrando las novedades y cualquier otro imprevisto.
Área Docente:
Participa en la formación profesional en los ámbitos educativos de nivel superior.
Colabora con la prevención primaria y la educación de la población en el auto-
cuidado de la salud.
Participa en la elaboración y actualización de programas de formación y capacita-
ción de recursos humanos de la especialidad.
Área de la Investigación:
Integra equipos de Investigación y comités intrahospitalarios.
72
Capacita y asesora técnicamente en ámbitos hospitalarios y extra hospitalarios
Diseña y ejecuta trabajos de investigación para la incorporación de nuevas tecno-
logías y realiza investigaciones y actividades de orden científico.
73
El Técnico Superior en Prácticas Cardiológicas está capacitado para manifestar co-
nocimientos, habilidades, destrezas, valores y actitudes en situaciones reales de trabajo,
conforme a criterios de profesionalidad propios de su área y responsabilidad social, al:
74
a.- Implica intervenir en lo relativo a la gestión de la información recibida, archivo
de documentos, diseño de nuevos documentos, así como el codificar variables clínicas y
no clínicas de los mismos y organizar las tareas de su ámbito específico de trabajo.
e.- Observa y controla los signos y síntomas de los pacientes y los consigna en los
respectivos registros.
75
f.- Durante la colocación de los marcapasos transitorios realiza el monitoreo del
paciente, obtención de parámetros y el control por electrocardiograma o radioscopia.
g.- Cuida y vigila al paciente en los quirófanos y/o salas de recuperación, donde se
llevan a cabo estudios invasivos, en lo referido a su tarea técnica específica.
En todas las actividades de las áreas de competencia del técnico los desempeños
se rigen por los establecidos en la normativa legal, y del Servicio de Cardiología.
Área Asistencial:
• Promociona la salud comunitaria y ejecuta acciones profesionales para la pre-
vención referida al agente de riesgo.
Área Administrativa:
a.- Entrega los resultados de los estudios al paciente y registra la entrega de los
mismos.
d.- Verifica que la cantidad y calidad de insumos sea la necesaria y la correcta para
el funcionamiento óptimo del Servicio.
e.- Verifica la congruencia del pedido médico según el diagnóstico presuntivo a fin
de optimizar la calidad del estudio, que luego será evaluado para su diagnóstico por el
profesional médico especializado.
76
f.- Elabora informes en el Libro de Guardia del Servicio, registrando las novedades
y cualquier otro imprevisto.
Área Docente:
• Participa en la formación profesional en los ámbitos educativos de nivel superior.
Área de la Investigación:
• Integra equipos de Investigación y comités intrahospitalarios.
Área ocupacional:
Su área ocupacional es primordialmente la de Salud, esta figura profesional está
destinada para desempeñarse tanto en el ámbito hospitalario en los servicios de cardio-
logía u otros ámbitos extra-hospitalarios tal como: asesoramiento técnico de empresas
relacionadas con la especialidad, docencia e investigación y promoción comunitaria. Su
formación le permite actuar de manera interdisciplinaria con profesionales de diferente
nivel de calificación en otras áreas, eventualmente involucrados en su actividad (médi-
cos cardiólogos, hemodinamistas, de distintas especialidades, enfermeros, técnicos de
laboratorio, radiología, medicina nuclear, hemodiálisis, técnicos en gestión, técnicos en
salud y medio ambiente, etc.).
77
En la actualidad los servicios de cardiología de los establecimientos de salud cuen-
tan con algunas de las siguientes áreas:
Electrocardiografía,
Ergometría,
Ecocardiografía y
Doppler cardíaco y vascular,
Gabinete de eco-estrés,
Presurometría,
Electrocardiografía dinámica ambulatoria – Holter -,
Gimnasio de Rehabilitación cardíaca,
Unidades de Cuidados Intensivos Cardíacos (UCO),
Hospitales de día de insuficiencia cardíaca,
Unidades de dolor precordial,
Unidades de stroke,
Unidades de prevención cardiovascular,
Electrofisiología clínica no invasiva e invasiva (quirófano),
Hemodinamia-Cardiología Intervencionista,
Cardiorresonancia magnética,
Cardiología nuclear con cámaras planares y SPECT,
Cardiología pediátrica,
Cirugía cardíaca,
Unidades de recuperación cardiovascular,
Unidades de trasplante cardíaco,
Unidades de investigación básica o experimental,
Unidades de investigación clínica.
Todas las actividades de las diversas áreas de competencia del Técnico Superior
en Prácticas Cardiológicas, se rigen por las normativas legales de los Servicios de Cardio-
logía.
Deberes del técnico. Asistencia del paciente. Secreto profesional. Secreto mé-
dico
Principios éticos
78
Los principios éticos no son leyes, son estándares de conducta a ser usados como
guías éticas por el Técnico.
Principio 1: Brindará atención con compasión y respeto por la dignidad del indivi-
duo con la intención de proveer la máxima calidad en el cuidado del paciente.
Principio 4: Cumplirá con las leyes, regulaciones y políticas del servicio en relación
a la práctica que debe realizar.
79
Aspectos de la comunicación verbal: modo de presentar la información, compren-
sión de la intercomunicación, tono y volumen de la voz, saber escuchar.
Aspectos de la comunicación no verbal.
Obstáculos para una efectiva comunicación.
Comunicación interpersonal
Es importante comprender cómo se logra una efectiva comunicación interperso-
nal. Esto implica conocer que nuestra comunicación puede ser tanto verbal como no
verbal y también que en toda comunicación entre dos personas, ambas están enviando
y recibiendo mensajes simultáneamente.
a) Vocabulario.
Las deficiencias de vocabulario conducen a diversos problemas:
80
Utilización de palabras equivocadas.
Omisión de datos importantes.
Descripciones demasiado largas o complicadas que confunden al paciente.
La clave del lenguaje apropiado, por tanto, significa conocer cuándo y cómo utili-
zar términos profesionales o traducirlos a términos sencillos. Cuando esto se logra, el
paciente será capaz de hacer lo que se le indique, responderá gustoso a las preguntas y
estará convencido de que es objeto de una atención adecuada.
b) Claridad.
Una frase altamente organizada, técnicamente correcta y de contenido impor-
tante pierde su impacto cuando está mal articulada, dicha muy suavemente o a las apu-
radas. Es un hecho común que muchos pacientes no se atrevan a solicitar que se les
repita una instrucción y por tanto tratarán de interpretar lo que creyeron haber escu-
chado. El paciente puede dudar porque está intimidado, asustado o se siente inseguro.
Por esta razón, debe expresarse muy claramente a fin de transmitir su intención sin ha-
cer que el paciente se sienta a su merced.
c) Organización.
81
Cuando debe explicar un procedimiento a un paciente, puede causar confusión al
saltar de un tema a otro, dando instrucciones fuera de secuencia o con escasa claridad.
La falta de organización representa un problema grave cuando la secuencia de instruc-
ciones no conduce a una conclusión lógica. Esto puede acontecer cuando:
1.- Existe insuficiente conocimiento por parte del técnico respecto al procedi-
miento en cuestión, lo que origina la consiguiente falta de comprensión por parte del
paciente,
2.- Existe un conocimiento tan acabado del procedimiento, constituyendo una ru-
tina tan mecánica para el técnico, que omite explicaciones por considerarlas obvias aun-
que en realidad no lo sean para el paciente.
1.2.- Actitudes.
La actitud o sentimiento hacia el paciente ayudará a determinar la efectividad de
su interacción verbal. La mayor parte de los profesionales mantienen una actitud atenta
hacia el paciente, y su modo de hablarle ayuda a transmitirle esta genuina preocupación.
Sin embargo, en ocasiones puede sentir cierta agresividad o desdén hacia el paciente,
expresando una actitud negativa y por tanto la comunicación entre ellos sufrirá un que-
branto. Algunas de las características de los pacientes que pueden causar desagrado son
la falta de higiene, comportamiento inadecuado o diferencias culturales. A veces tam-
bién existe rechazo por los ancianos o los niños. Estas actitudes interfieren con la comu-
nicación y deben ser evitadas.
Otra actitud que involucra directamente la comunicación hablada es el temor. Las
situaciones específicas en las que el temor surge en el profesional son numerosas, a
menudo referidas a la condición de salud del paciente o al resultado del estudio. Por
ejemplo, el profesional conoce el diagnóstico pero teme que el paciente lo interrogue o
intente conocer la gravedad de su enfermedad. Esto provoca el deseo del profesional
de no enfrentarse al paciente para responder a sus interrogantes.
82
se ve sorprendido por las bromas que realizan los pacientes acerca de sí mismos o de
sus enfermedades, aunque debe comprender que esto permite a la persona expresar de
esa manera su hostilidad o ansiedad o bien reducir la tensión que experimenta. El uso
del humor debe ser cuidadoso, ya que si bien a veces contribuye a una interacción efec-
tiva también puede interpretarse por parte del paciente como falta de respeto o de se-
riedad.
1.3.- Tono y volumen de la voz.
A veces las acciones de una persona contradicen lo que expresan sus palabras. Del
mismo modo, las dos cualidades de la voz que influencian más el significado de la pala-
bra hablada son el tono y el volumen.
a) Tono de la voz.
El tono es una cualidad de la voz que puede modificar el significado de la palabra
hablada. Por tal motivo, se debe tener cuidado al hablar de que el tono de voz reafirme
la intención de la persona que envía el mensaje. Del mismo modo, si el paciente comu-
nica algo que desconcierta al técnico profesional de la salud, éste debe poner atención
al tono de su voz a fin de interpretar correctamente lo que el paciente desea transmitir.
b) Volumen.
El tono y el volumen son cualidades de la voz relacionados entre sí; por ejemplo,
una persona enojada no sólo expresa sus palabras en un tono indignado, sino que tam-
bién modifica el volumen de su voz. El volumen de la voz también influye en la interac-
ción personal de modo sutil. Por ejemplo, si una persona ubicada cerca de otra habla en
voz alta, el que escucha invariablemente toma distancia; por tanto el volumen de la voz
controla la separación física entre las personas. Por otra parte, un suave susurro inme-
diatamente provoca un acercamiento del que escucha. Un volumen demasiado elevado
de voz constituye un procedimiento irritante para conseguir la atención del interlocutor
y debe ser evitado tanto por el técnico profesional de la salud como por el paciente. No
sólo es importante lo que se dice sino también cómo se dice.
83
a.- Mejorar su habilidad para escuchar con exactitud al paciente.
b.- Aprender a saber qué tan bien ha sido escuchado por el paciente.
Algunas veces, es el profesional quien no sabe escuchar mientras que otras veces
es el paciente. Cuando uno o ambos están luchando por entender el mensaje, es muy
probable que éste llegue distorsionado. El profesional no puede controlar qué tan efec-
tivamente el paciente es capaz de escuchar, pero sin embargo puede transformarse él
mismo en alguien que escucha eficientemente. Con este propósito puede utilizar una
técnica de retroalimentación, simplemente repitiendo lo que cree que el paciente ha
dicho para asegurarse de que lo ha escuchado correctamente. La habilidad para escu-
char debe ser adquirida tan cuidadosamente como otras destrezas profesionales si se
pretende una interacción exitosa. Es necesario demostrar un interés genuino en el pa-
ciente y ante todo respetar su dignidad. Sin embargo, la comunicación verbal es sólo
una parte de los aspectos destinados a una comunicación efectiva.
b) El paciente afásico.
En este caso, el problema en la comprensión es resultado de un daño cerebral que
provoca dificultad para interpretar las señales verbales, expresar palabras o ambos (afa-
sia de comprensión, afasia de expresión y afasia mixta). En esta situación es recomen-
dable comenzar con una simple pregunta verbal. Si el paciente reacciona de manera que
indica su comprensión, puede proceder a una comunicación verbal más compleja. Si el
paciente no demuestra comprensión, entonces debe recurrirse a la actuación pantomí-
mica.
84
c) El paciente sordo.
Las personas sordas pueden por supuesto leer la palabra escrita y algunas hasta
leer los labios, pero para muchas de ellas es más efectivo o práctico transmitir las ins-
trucciones en forma actuada que escribirlas. Estos pacientes enfrentan un problema co-
mún a muchas limitaciones físicas: con frecuencia son tratados como si fueran intelec-
tualmente inferiores. Por tanto, al utilizar cualquier método de comunicación no verbal
con una persona sorda debe tener cuidado de no insultar su inteligencia. En la comuni-
cación pantomímica con estos pacientes es recomendable mostrar directamente el ros-
tro a la persona de manera que ésta también reciba las expresiones faciales y el movi-
miento de los labios.
La demostración generalmente se usa para complementar una instrucción verbal
y se refiere a una actividad que debe ser repetida por el paciente. Debe efectuar la de-
mostración colocado a un lado del paciente ya que si lo hace de frente, el efecto es como
si mirara un espejo y por tanto la derecha y la izquierda estarán invertidas.
La pantomima y la demostración serán a veces la única o la más efectiva manera
de comunicación con ciertos pacientes. Con otros, serán complementos útiles de la in-
teracción verbal.
2.2.- Metacomunicación.
El objetivo de la pantomima es presentar posturas, expresiones faciales y gestos
que poseen un significado comprensible específico, por lo general sustituyendo comple-
tamente los mensajes verbales. En cambio, la metacomunicación los complementa y
puede definirse como el conjunto de acciones que acompañan a las palabras, con capa-
cidad para modular su significado. La metacomunicación es utilizada normalmente du-
rante cualquier interacción humana en la cual dos personas se encuentran en presencia
mutua, por tanto debe estar advertido de los efectos de esta comunicación no verbal.
Algunos ejemplos de metacomunicación.
a) Expresiones faciales.
En la sección de comunicación verbal consideramos cómo la alteración del tono y
el volumen de una palabra pueden representar una variedad de mensajes distintos. Es
posible omitir totalmente la palabra y solamente con una expresión facial expresar una
gran variedad de sentimientos. Se han identificado 32 unidades de movimientos en el
rostro, cada una de las cuales puede representar un significado por separado. La sutileza
con que puede utilizar la expresión facial en la comunicación se ilustra con un gesto tan
simple como una sonrisa. Sin embargo, si bien la sonrisa usualmente es interpretada
como un gesto amistoso, a veces puede transmitir un sentido de superioridad o un in-
tento de esconder lástima o temor. El profesional debe conferir ánimo y confianza al
paciente mediante una sonrisa espontánea y amable que acompañe sus palabras.
85
timiento positivo. Si dos personas simpatizan realmente, se colocarán de modo que pue-
dan mirarse a los ojos. Aún sin contacto ocular, el cuerpo puede revelar muchas actitu-
des. Por ejemplo, la interacción con una persona desde una altura superior puede trans-
mitir un sentimiento de autoridad. Inadvertidamente, el profesional asigna un papel su-
miso a un paciente que está confinado a una camilla o a una silla de ruedas, por lo cual
a veces es recomendable moverse hasta el nivel del paciente para dirigirle la palabra. En
otras circunstancias la altura puede ser utilizada constructivamente para establecer la
autoridad, como con un niño rebelde.
c) Apariencia física.
A través de la apariencia exterior suelen formarse ciertos estereotipos. En algunas
circunstancias, una persona intenta adoptar una forma estereotipada de vestir o hablar
con la esperanza de ser identificada con un grupo en particular. Los profesionales de la
salud se visten de una manera estereotipada (el uniforme), para ser identificados en el
ambiente sanitario. Sin embargo, no es el uniforme sino la manera de actuar que deter-
mina cómo el paciente interpreta el desempeño profesional.
Aparte de la vestimenta que usa, hay otros factores que contribuyen a la aparien-
cia física de la persona. El fundamento para adoptar un tipo en particular de apariencia
recae en el grado de importancia que el paciente reviste para el profesional de la salud.
Esto implica el uso moderado de productos cosméticos, conservar las reglas de higiene
personal y evitar elementos de posible daño para el paciente (uñas demasiado largas,
accesorios, etc.). Un profesional de la salud debe tratar de anticipar y evitar las situacio-
nes en las cuales un tipo particular de apariencia pueda interferir en su desempeño la-
boral. En general, una apariencia sobria e higiénica es bien recibida por cualquier pa-
ciente y favorece la intercomunicación.
d) Contacto físico.
El grado y tipo de contacto entre los individuos varía según las culturas. En algunas
culturas, el contacto está limitado a miembros de la familia o a situaciones bien definidas
de tipo amoroso o rituales de celebración o saludo. Sin embargo, aún un miembro de
ese tipo de cultura admitirá cualquier tipo de contacto físico al ingresar a un centro de
salud. Naturalmente, esos contactos se limitan a la relación entre el paciente y el profe-
sional de la salud y siempre deben ser reconocidos como parte del procedimiento diag-
nóstico o terapéutico. A pesar de ello, el contacto reconfortante también es considerado
legítimo y el profesional de la salud tiene en él una poderosa herramienta para comuni-
car su intención de cuidado y preocupación. Una mano descansando sobre el hombro
del paciente es a veces más elocuente que las palabras más amables.
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El profesional de la salud probablemente esté tan habituado al contacto con los
pacientes que en general nunca se cuestione si ello puede representar un acto inapro-
piado de familiaridad; sin embargo debe tomar en cuenta que podría considerarse ne-
gativamente porque involucra la invasión de un espacio privado. En general, la mayoría
de los pacientes responden de manera favorable a las expresiones de cuidado que invo-
lucra un contacto físico.
El paciente pediátrico
Los pacientes pediátricos son un caso particular de pacientes que requieren espe-
cial atención.
1.- Comunicación.
La comunicación es una parte vital del estudio pediátrico. En primer lugar, se debe
conocer a los padres y al paciente y en un corto período ganar su confianza y coopera-
ción. El técnico debe presentarse a sí mismo y demostrar competencia en el procedi-
miento que está a punto de realizar. Debe disponer siempre de todo el material necesa-
rio listo para ser usado y al alcance de la mano. Debe demostrar compasión y compren-
sión hacia las necesidades del paciente y de sus padres, y anticipar sus posibles temores,
especialmente si se trata de un niño internado o recientemente dado de alta. Recordar
que pueden haber sufrido experiencias negativas con otros procedimientos.
Si se trata de un niño con una enfermedad prolongada, puede ocurrir que sea
cooperativo por estar agotado o en estado letárgico, o no cooperativo por estar cansado
de la situación y ansioso.
1.1.- Padres.
Es importante que los padres conozcan con anticipación los preparativos necesa-
rios para el procedimiento, que pueden incluir alimentos, biberones, pañales, etc. De-
ben saber la duración del estudio y eventualmente el horario.
El procedimiento debe ser explicado en forma clara y honesta y debe incluir infor-
mación sobre las etapas del estudio o tratamiento, procurando eliminar la aprensión.
87
1.2.- Pacientes.
Recordar que el niño que está bien preparado suele ser más cooperativo. Conviene
sugerir a los padres que expliquen al niño a qué tipo de procedimiento se lo va a someter
antes de concurrir a realizarlo.
Los niños hasta la adolescencia se sienten mejor y cooperan más si sus padres les
acompañan durante el examen. Si los padres resultan muy ansiosos puede ser mejor
para el paciente la presencia de otro familiar que le transmita tranquilidad.
Los niños pequeños pueden sentirse más cómodos si llevan consigo un juguete u
objeto familiar, siempre y cuando no interfieran técnicamente con el procedimiento.
El paciente geriátrico.
Los ancianos, como ningún otro grupo presentan un amplio espectro de caracte-
rísticas. El cuidado de cualquier grupo de pacientes incluye ser receptivo a sus necesida-
des físicas y emocionales. El grupo de pacientes geriátricos comprende un diverso grupo
de individuos con necesidades especiales que incluyen las relacionadas con proceso de
envejecimiento normal como también a las enfermedades relacionadas a la edad. Con-
secuentemente requerirán un abanico continuo de cuidados que van desde los mínimos
hasta los mayores dependiendo del estado de salud individual. Por lo tanto el técnico
debe estar preparado para evaluar y responder a esta amplia gama de posibilidades.
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El técnico debe tener una actitud positiva con la población a la que está aten-
diendo, así como las destrezas apropiadas para determinar las necesidades especiales
de este grupo.
Los cambios anatómicos y fisiológicos ocurren como parte del envejecimiento. Es-
tos cambios son considerados normales y no necesariamente llevan a enfermedades tí-
picamente asociadas con la edad. Sin embargo, al aumentar la expectativa de la vida, es
más probable que desarrollen enfermedades crónicas que requerirán acceso a sistemas
de salud. Dado que la población geriátrica aumenta, más frecuentemente nos encontra-
remos con estos pacientes en nuestros servicios. Aprendiendo a ver el envejecimiento
como un proceso normal y desarrollando estrategias prácticas que nos permitan aten-
der mejor las necesidades de este grupo de paciente, seremos capaces de brindarles un
cuidado más efectivo y humano.
El paciente terminal.
Es importante poseer:
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El objetivo del técnico debe ser proporcionar un cuidado de buena calidad al pa-
ciente, proveer al médico un estudio adecuado para el diagnóstico y mantenerse emo-
cionalmente intacto. Un entendimiento del dolor crónico y del proceso de muerte es
esencial para superar este desafío satisfactoriamente.
Además del deterioro físico, el profesional técnico puede percibir signos de estrés
crónico experimentados por la familia y amigos del paciente. Al intentar hacer frente al
estrés asociado al proceso de muerte, pueden apelar al apoyo de comida, drogas, al-
cohol o la ausencia de todo, incluyendo el alimento. Este comportamiento confirma que
el paciente o su familia están sufriendo un proceso de ansiedad crónica. En muchos ca-
90
sos solamente la calidez y una actitud caritativa, matizadas con la calidad de la experien-
cia, serán las herramientas necesarias para proporcionar al paciente o a la familia en
estas situaciones. Sin embargo, en casos extremos puede ser necesario sugerir algún
tipo de apoyo profesional.
Las tendencias suicidas, como resultado del severo dolor crónico o la depresión,
no son cosas tan frecuentes que enfrentemos a diario. Sin embargo, el técnico puede
escuchar discusiones del paciente con la familia o amigos con respecto a no desear con-
tinuar, no poder más con el dolor, qué sentido tiene vivir así. Quizás la medicación anal-
gésica no es lo suficientemente efectiva o el paciente no puede encontrar la calidad
dentro de la cantidad de vida que le resta. Alertando al médico que lo atiende u otro
profesional de la salud apropiado, podemos ayudar a mejorar su calidad de vida y hacer
que otro día parezca valer la pena.
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Afortunadamente, no siempre nos encontramos con pacientes groseros o des-
atentos o que griten, lloren o nos dificulten significativamente el trabajo. Pero, enten-
diendo las variadas razones por las que pueden reaccionar como lo hacen, podemos
ayudarlos a prepararse para trabajar con ellos más eficazmente en el futuro.
a) Entendiendo la angustia.
Entendiendo el dolor desde la perspectiva del paciente, así como también desde
la perspectiva personal, es la primera pieza esencial para la construcción de estrategias
satisfactorias. La angustia es una respuesta natural a cualquier cambio o pérdida impor-
tante. No es necesario perder a alguien a través de la muerte para experimentar angus-
tia. Experiencias como el divorcio, la pérdida de un trabajo, el último hijo abandonando
la casa o el mejor amigo mudándose a otra ciudad pueden provocar una respuesta de
angustia. Muchos de nosotros en algún momento de nuestra vida hemos experimentado
este dolor.
Sin embargo, cuando el tiempo pasa y se cumplen todas las promesas individuales,
pero aun así la tragedia o pérdida no se resuelve, puede sobrevenir la depresión a veces
fuera de control y un sentimiento de desesperanza. En estos casos la depresión puede
estar asociada con sentimientos de culpabilidad por la carga que provoca en otros. Si
hay tiempo, y si el individuo es capaz de trabajar a través de la negación, la angustia, la
negociación y la depresión, el estado final en el proceso de la pena es la aceptación. El
paciente entiende que la vida continuará sin él. El aspecto más importante de la acep-
tación es el sentimiento de paz que conlleva.
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enojado en la tarde y depresivo a la conclusión de su examen. Trabajar con estos pa-
cientes puede ser psicológicamente dañino para el profesional de la salud si no entiende
las emociones asociadas a este proceso.
b) Anticipándose a la angustia.
Otro aspecto de la angustia es, una vez entendido su proceso, anticiparse a ella.
Cuando la familia y amigos se dan cuenta que la persona que aman no será capaz por
mucho tiempo de cumplir su rol en la familia, se acongojan antes de que la persona
muera. Parte de esta anticipación puede ser un distanciamiento de los miembros de la
familia como una preparación para la muerte. Sin embargo, si el tratamiento es eficaz y
el paciente vive más de lo esperado, esto puede representar un problema. Los miembros
de la familia están preparados, pero el paciente no murió. Lo que a veces puede obser-
varse en esta situación es que la familia que ha sido atenta y amorosa en el inicio, con
el transcurso de los meses comienza a ser más distante y práctica y en consecuencia el
paciente se siente abandonado en el momento en que más necesita de su cariño y cui-
dado. La muerte es anticipada. Tanto el paciente como la familia se prepararan para
aceptar esto inevitablemente. Desafortunadamente, el tiempo de aceptación no es uni-
forme, uno lo alcanza más tempranamente, y el otro más tardíamente.
El punto crítico en esta discusión es que todas esas reacciones son normales y for-
man parte del angustioso proceso relacionado con la inminencia de muerte. Existe una
tendencia a sentir hostilidad hacia los miembros de la familia que parecen no brindar
más apoyo emocional. Entendiendo el proceso desde la perspectiva familiar, podemos
ayudarnos a evitar la antipatía hacia los miembros de la familia.
d) Comunicación clara.
Es esencial mantener una comunicación clara todo el tiempo. Estos pacientes pue-
den estar distraídos por el dolor, angustia o pérdida de control. Sin embargo, una comu-
nicación clara es vital para un resultado satisfactorio y puede ser realizada de diversas
formas:
a.- Siempre hablar lenta y claramente.
b.- Evitar explicaciones complicadas.
c.- Usar palabras simples y evitar la jerga médica.
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d.- Estar dispuesto a repetir lo mismo tantas veces como sea necesario.
e.- Conseguir la ayuda de la familia cuando se explica el procedimiento. La mayoría
de las personas escuchan las instrucciones. La mejor posibilidad que tenemos es lograr
algún grado de entendimiento.
e) Aliviar el stress
Los mecanismos de defensa a largo plazo son las actividades que desarrollamos
fuera de los lugares de trabajo para recargar nuestras baterías emocionales. Podemos
disfrutar de leer, realizar ejercicio o cualquier otro hobby que nos haga sentir bien y nos
permita despertar cada mañana anticipándonos a un gran día. Estas actividades tienen
resultados positivos, así como lo opuesto, las actividades perjudiciales como comer en
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exceso, fumar, el abuso de drogas y alcohol producen resultados negativos. Desarrollar
mecanismos de defensa positivos es esencial para recargar las baterías emocionales.
f) Red de apoyo
Es importante construir una red de apoyo que incluya nuestra familia, amigos y
compañeros de trabajo. El profesional técnico necesita poder expresar sus sentimientos
con alguien capaz de brindarle apoyo y desahogarse cuando sea necesario. Una fuerte
red de apoyo ayuda a nutrirse a sí mismo y reponer las reservas emocionales.
Si las técnicas de defensa fallan, y el profesional técnico no puede hacer frente por
mucho tiempo al stress de cada día, es importante que esta red de apoyo se ensanche
para incluir aquellos individuos que puedan ayudar a superar la crisis. Nunca desaten-
derse a sí mismo o sus emociones.
g) Competencia profesional
i) Tolerancia al dolor
Puede ser necesario para el profesional técnico aumentar su tolerancia a los pa-
cientes con dolor. Esta es una cuestión difícil para muchos. Todos intentamos que el
procedimiento sea lo menos doloroso posible para el paciente. Para el enfermo termi-
nal, sin embargo, puede no ser posible un procedimiento no doloroso. Proveer al clínico
el procedimiento diagnóstico indicado implica que realicemos el estudio adecuada-
mente. Unos estudios e imágenes de buena calidad pueden servir para diagnosticar
correctamente e identificar nuevos sitios de enfermedad y no demorar su tratamiento.
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Resistir el dolor que provoca la posición de estudio requiere bastante paciencia y
fortaleza. Distraer al paciente con conversación puede ser la principal diferencia de una
buena calidad diagnóstica.
La lección final que debe ser aprendida del paciente con enfermedad terminal es: no te-
mas a la muerte, porque el miedo limita la vida.
96
CAPITULO V
1. Las interacciones: cada miembro se relaciona con los demás componentes del
grupo de forma directa, sin intermediarios.
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El equipo deportivo es una imagen muy poderosa, pero muchas veces está muy
alejada de la realidad del trabajo de equipo en las organizaciones. Lo que normalmente
se denomina EQUIPO consiste en realidad en un GRUPO.
1. Formación. Durante esta primera fase, los componentes del equipo evalúan las
normas del equipo e intentan definir los límites de sus tareas. En lo emocional se sienten
ilusionados con el proyecto encomendado. Aunque se conocen poco, las relaciones son
cordiales y todos ponen de su parte para evitar conflictos.
5. Agotamiento. Buena parte del proyecto está acabado, aunque quedan pendien-
tes cuestiones menores: los miembros empiezan a perder ilusión en el mismo y el ren-
dimiento puede volver a caer. Es el momento de cerrar el proyecto, dejando solo a las
personas necesarias para acabar el trabajo.
Para que un equipo sea eficaz, es necesario que cumpla con las siguientes carac-
terísticas:
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a.- Tener objetivos de equipo: deben existir metas e intereses en común que sean
cuantificables y claros, de modo que todos sus componentes conozcan y comprendan
sus propósitos y sus metas.
b.- Funciones bien definidas: facilitan el uso de los talentos de cada persona y así
cada una conoce y entiende sus deberes y responsabilidades sobre los objetivos y tareas.
d.- Comunicación eficaz: muy relacionado con el anterior, ya que el líder y los
miembros del equipo deben intercambiar información y retroalimentación para saber
cómo lo están haciendo y cómo lo pueden mejorar, además de tener claro qué necesitan
sus compañeros de él para mejorar el trabajo.
Liderazgo: el buen liderazgo hace posible que el equipo de trabajo alcance sus ob-
jetivos. Para ello, el líder ha de tener la visión de hacia dónde va la organización, debe
ser capaz de comunicar a su equipo las metas para que los esfuerzos se dirijan hacia la
dirección correcta, y reconocer los esfuerzos realizados, alabar cuando se está traba-
jando bien y redirigir cuando no es así.
Reglas fundamentales bien definidas: creadas muchas veces por el mismo equipo
para regular aquello que es permitido y lo que no se debe tolerar. Deben formalizarse
para que no se interpreten subjetivamente.
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2 + 2 = 5 o más
1.- Problemas con la gente, generados por aspectos tales como una mala relación
entre los miembros del equipo, un liderazgo deficiente o falta de cooperación.
100
HOLGAZANERÍA SOCIAL
Es un término psicológico que describe cómo hay gente que, cuando trabaja en
grupo, se esfuerza menos que si trabajara solo. Tiene que ver con el tamaño del equipo
y con la forma de reconocer los esfuerzos de cada miembro. La holgazanería social des-
aparece por completo cuando los miembros del grupo creen que se observan y evalúan
correctamente sus esfuerzos y contribuciones.
Uno de los principales factores que la causan es hasta qué punto, y en qué grado,
los miembros del grupo se sienten personalmente responsables de lo que se produce.
En el grupo en que los miembros sean relativamente anónimos, y en el que cada contri-
bución sea muy similar a las demás, aparecerá la holgazanería social. En el grupo en el
que cada aportación sea diferente (o al menos eso le parece a los demás), aparece la
coacción y la gente trabaja más.
La ciencia ha descubierto que los gansos vuelan formando una V porque cada pá-
jaro bate sus alas produciendo un movimiento en el aire que ayuda al ganso que va de-
trás de él. Volando en V la bandada completa aumenta por lo menos un 71% más su
poder de vuelo, a diferencia de que si cada pájaro volara solo.
Cada vez que el ganso se sale de la formación, siente la resistencia del aire y se da
cuenta de la dificultad de volar solo. Por lo anterior, de inmediato se incorpora a la fila
para beneficiarse del poder del compañero que va delante. Cuando el ganso que va en
cabeza se cansa, se pasa a uno de los puestos de atrás y otro ganso o gansa toma su
lugar. Los gansos que van detrás producen un sonido propio de ellos para estimular a
los que van delante para mantener la velocidad.
Cuando una gansa o ganso enferma o queda herida, dos de sus compañeros se
salen de la formación y le siguen para ayudarla o protegerla. Se quedan con ella hasta
que esté nuevamente en condiciones de volar o hasta que muera. Sólo entonces los dos
compañeros vuelven a la banda o se unen a otro grupo.
¿Qué es un líder?
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2.1. LIDERAZGO Y USO DEL PODER
TIPOS DE PODER
Poder de recompensa Deriva de la habilidad para controlar los recursos y las re-
compensas dentro de la organización, como los sueldos y las pagas extras.
Poder coercitivo Deriva del control de las sanciones o castigos, como las reprimen-
das o la suspensión.
Poder del referente Deriva de que los subordinados aprecien, o respeten, a la per-
sona en cuestión.
Carisma: Deriva de la atracción que ejerza esa persona y del sentido de dinamismo
que transmita, lo que hace que los demás disfruten cooperando y ayudando a esas per-
sonas para alcanzar sus objetivos.
TEORÍA DE RASGOS
La teoría sobre la personalidad especial de los grandes hombres, dio paso a la teo-
ría de los rasgos. Considera que sí se puede formar a los líderes, incluso mejorar y mo-
dificar su personalidad, sobre todo respecto a determinados rasgos que son caracterís-
ticos del liderazgo.
102
Para ello decidieron que se debía definir aquellas características intelectuales y
aspectos de personalidad que poseían aquellas personas que eran consideradas líderes.
Surgió tal lista de características que no se pudo escoger un mínimo de rasgos exclusivos
que se pudieran identificar como los necesarios e idóneos para ser líder. Es decir, no
existe ninguna cualidad determinante que haga que una persona sea líder. Sin embargo,
lo que sí se puede confirmar es que cuantas más cualidades positivas tenga una persona,
más posibilidades tiene de ser líder, pero no se encontró ningún rasgo identificativo de
los líderes respecto a los que no lo eran
a) por la productividad y
b) la realización de la actividad correcta de sus colaboradores. Les interesa que el
trabajo se realice con un alto nivel de eficacia.
Los líderes orientados a las personas son individuos a los que les importa:
a) que exista un alto nivel de satisfacción en las relaciones personales con sus co-
laboradores y
b) una buena cohesión entre su equipo humano.
• El estilo “en suficiencia” (orientación media por tareas y personas). Este estilo
sería lo que llamamos un aprobado por los pelos”.
• El estilo coordinador de equipo (alta preocupación por las tareas y por las per-
sonas).
EL LIDERAZGO SITUACIONAL
¿Un líder se comporta siempre del mismo modo? El liderazgo situacional se apoya
en la idea de que un líder puede actuar y adoptar diferentes estilos de dirección según
103
la persona a la que está dirigiendo. Así el estilo de liderazgo se asociará a la madurez
profesional de las personas a las que se va a liderar.
1. VISIÓN. Idea concreta y clara sobre lo que el líder quiere realizar. El líder debe
trasladar esa idea a sus colaboradores sobre lo que desea hacer mediante su proyecto
de empresa. La idea ilusionante orienta a sus seguidores hacia el lugar anhelado, de
modo que forma parte de la visión de todo el grupo humano al que lidera.
2. PASIÓN. El líder ama lo que hace, tiene que estar apasionado con su proyecto
de empresa y con su día a día.
4. CONFIANZA. El líder debe tener la confianza de los demás, pero para eso se la
debe de haber ganado. Nos ganamos la confianza de los demás, a partir de la propia
confianza que nosotros hemos depositado en los otros. Es casi imposible que se genere
confianza mutua si el líder no ha sido el primero en poner la fe en sus colaboradores.
6. OSADÍA. Suelen ser osados ante los ojos de los demás. Necesitan probar cosas
nuevas y experimentar, les gusta vivir la vida en función de los retos sin plantearse si los
deben hacer o no, simplemente los viven.
El equipo se percibe como un conjunto de individuos autónomos, que tal vez ha-
yan elegido cooperar y que no lo harán si no están convencidos de que hay una buena
razón para trabajar juntos.
104
el líder jerárquico que quiere controlar su grupo de trabajo y el líder de equipo. Aunque
el líder de equipo encamina a su equipo hacia la meta, no lo empuja. Por otro lado, el
líder que especifica demasiado el objetivo y el enfoque del equipo, amenaza el compro-
miso de los miembros del equipo, devaluando su capacidad de tomar decisiones y asu-
mir su responsabilidad.
6. El líder del equipo desempeña un trabajo real. Debe asegurarse de que todos
en el equipo, incluido él, están contribuyendo con su trabajo. Es más, no delega directa-
mente las tareas más difíciles y complicadas a los demás, sino que se encarga él mismo
para demostrar su compromiso con el equipo. Esta actitud dificulta que otros miembros
trabajen menos.
1. Echar la culpa a los demás: reconoce que todos pueden cometer fallos. El buen
líder de equipo utiliza los errores para observar la situación y sacar conclusiones. Busca
formas constructivas de superar las crisis. También puede dar soluciones centradas en
todo el equipo: intentar que todo el equipo pueda superar el vacío de habilidades des-
cubierto con este error o ver si hay que establecer nuevas pautas de trabajo o de comu-
nicación para solucionar el punto débil del sistema (no de la persona)
105
2. Ignorar diferencias en el rendimiento del equipo. Lo que debe hacer es comu-
nicarle al equipo que no ha conseguido los objetivos fijados y buscar alternativas cons-
tructivas para solucionar el problema. Asimismo, propicia un enfoque constructivo a la
hora de solucionar problemas en vez de ignorarlos.
Un equipo eficaz es aquel capaz de encargarse de lo que se espera que haga, capaz
de tomar sus propias decisiones y capaz de actuar para desarrollar los recursos o las
aptitudes necesarias para desempeñar su tarea.
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ESTABLECIMIENTO DE LÍMITES: deben ser claros para que todos sepan qué com-
petencias se les han cedido y qué aspectos del trabajo siguen siendo competencia de
niveles más altos de su organización.
ESTILOS DE DIRECCIÓN
CONSULTIVO
Se basa en discutir los diferentes temas con los trabajadores antes de tomar una
decisión y no la toma sin saber cuál es su opinión. Se comunica con los trabajadores,
conoce su opinión y luego decide.
AUTOCRÁTICO
El jefe impone las normas y sus criterios, estableciendo la estrategia que se va a
seguir, planificando y diseñando el trabajo, y diciendo quién debe hacerlo. No clasifica
los procedimientos posteriores, pero decide las fases de actividad a corto plazo
DEMOCRÁTICO
Las tareas se discuten y determinan en grupo, el jefe sólo orienta y apoya. Plantea
propuestas que pueden ser evaluadas en grupo.
Juzga objetivamente los trabajos y crea un clima laboral agradable y de confianza,
lo que no quiere decir que sea siempre eficaz.
PATERNALISTA
Se da prioridad a los intereses personales frente a las necesidades de la organiza-
ción. El jefe es quien toma las decisiones sin tener los demás posibilidades de participa-
ción.
Establece una actitud protectora con los subordinados. Se interesa por sus proble-
mas personales y profesionales como un padre a sus hijos. Aunque les consulta, es él
quien toma las decisiones
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BUROCRÁTICO
La organización establece una estructura jerárquica y con normas, bloqueándose
la comunicación y estableciéndose unas relaciones donde dichas normas prevalecen a
la persona
IMPULSOR
Fortalezas o contribuciones:
IMPLEMENTADOR
Fortalezas o contribuciones:
FINALIZADOR
Fortalezas o contribuciones:
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b) Busca corregir errores y omisiones.
PRESIDENTE O COORDINADOR
Fortalezas:
Les distingue su habilidad para hacer que otros trabajen en dirección hacia metas
compartidas. Maduros, confiados, delegan fácilmente. En las relaciones interpersonales
son rápidos para descubrir talentos individuales y utilizarlos para lograr los objetivos del
grupo. Agradecen a todos sus posibles contribuciones, sin perder de vista su objetivo.
Fortalezas:
a) Orientados socialmente,
b) sensibles.
Son los miembros que más apoyan a los compañeros de equipo. Son sociables y
se preocupan por los otros. Tienen una gran capacidad para adaptarse a diferentes si-
tuaciones y personas. Son muy diplomáticos. Buenos oyentes y generalmente muy acep-
tados por el grupo. Funcionan peor bajo presión y en situaciones que implican confron-
tación.
INVESTIGADOR DE RECURSOS
Fortalezas:
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b.- Explora oportunidades: Desarrolla contactos.
CEREBRO
Fortalezas:
SUPERVISOR/ EVALUADOR
Fortalezas:
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ESPECIALISTA
Fortalezas:
EXPECTATIVAS:
Hacia dónde va y cómo planea llegar allí. Algunas estrategias clave para desarrollar
un foco sólido son:
111
1.- Determinar los objetivos de rendimiento del equipo.
Son los grandes resultados finales que el equipo debe alcanzar en un periodo de-
terminado de tiempo.
Los objetivos y los roles van juntos, se ajustan como el anillo al dedo. Empieza con
los objetivos y después elabora tus planes. Recuerda hacer esto con el equipo, no para
el equipo. Es muy importante no confundir OBJETIVO con ACTIVIDADES.
El primer paso para el trabajo en equipo es clarificar las metas que se han de al-
canzar. Estos objetivos deben ser motivadores, que impliquen un desafío, a la vez que
alcanzables. Además el equipo debe disponer de los medios necesarios, tanto técnicos
como humanos.
a.- Ser específicos y claros. Que incluso la gente de fuera de tu equipo pueda leerlo
y entenderlo
b.- Ser susceptible de medida
c.- Estar orientado a la acción. Suelen empezar con verbos de acción: crear, dise-
ñar, desarrollar, lograr, producir...
d.- Estar centrados en los resultados ¿cuál es el resultado importante que se ne-
cesita lograr? No explica tanto el cómo sino más bien el qué, lo cual le da un propósito
con sentido al objetivo
e.- Estar enmarcados en el tiempo. El objetivo tiene una fecha límite, un tiempo
para cumplirlo. Esto ayuda a que los equipos se centren en conseguir los resultados.
Definir los pasos clave que el equipo debe seguir con el fin de cumplir sus objeti-
vos.
La idea es: planear el trabajo y después trabajar en el plan.
Determinar quién va a hacer qué. No se debe dar por sentado que los miembros
del equipo saben lo que tienen que hacer. Sencillamente los roles deben estar bien
definidos. Poner por escrito estas asignaciones permite a todos saberes quién está ha-
ciendo qué en cada parte del trabajo.
112
5. Definir los valores fundamentales Los valores fundamentales son los principios
que gobiernan el comportamiento y refuerzan la cultura organizativa o el clima que quie-
res mantener en el grupo.
MANEJO DE INFORMACIÓN
Cuando los grupos de trabajo trabajan juntos durante un largo periodo de tiempo,
tienden a desarrollar sus propias NORMAS Y VALORES. Estas se desarrollan inconscien-
temente y a fuerza de hábito, por lo que por lo general, también son muy resistentes al
cambio.
• Expresan los valores del grupo y establecen qué es lo que No debe hacer el grupo
• Ayudan a que el grupo funcione sin problemas
• Definen un comportamiento social adecuado
• Ayudan a que el grupo sobreviva
Hay dos tipos de normas: las normas centrales y las normas periféricas.
Las normas centrales reflejan las ideas principales de la naturaleza del trabajo, por
ejemplo en un equipo de ventas sería no ofender a un cliente potencial.
Las normas periféricas, por el contrario, no son tan cruciales y tienen que ver con
temas menos importantes, como el comportamiento a la hora del almuerzo.
113
Los grupos normalmente toleran la infracción de normas periféricas, mientras que
es mucho más grave incumplir las normas centrales.
LOS LÍMITES
Los límites deben decirle a la gente lo que puede hacer, no lo que no puede hacer.
COHESIÓN EN EL EQUIPO
2. Solución de problemas y toma de decisiones. Una cosa es saber que hay que
resolver un problema y otra que el equipo identifique la naturaleza del problema, evalúe
opiniones e intervenciones, decida cuál es la mejor manera de actuar y lo resuelva.
114
3. Interacción interpersonal en el grupo. Un equipo no funcionará bien a menos
que sus miembros puedan comunicarse entre sí eficazmente y puedan sobreponerse a
los problemas y a los conflictos interpersonales que surjan.
Las decisiones se toman en grupo mediante uno de estos cinco métodos principa-
les:
• Por voto mayoritario simple. Significa que la mitad del grupo más uno está de
acuerdo con una opción, y esa se convierte en la decisión del grupo.
• Por consenso (todos apoyan la decisión). No significa que todos estés de acuerdo
(eso sería unanimidad). Se toma una decisión por consenso cuando todos están de
acuerdo en apoyarla.
• Por proceso consultivo (una persona principal toma las decisiones pero con la
ayuda de los miembros del grupo).
MOTIVACIÓN
115
3.- Ofrecer una gratificación en función del resultado alcanzado;
4.- Plantear metas parciales, a corto plazo, que se puedan lograr con facilidad,
además de la meta final del grupo.
116
CAPITULO VI
117
b) Dogmatismo: el dogmático sostiene que sí es posible conocer y que para lo-
grarlo solo existen verdades primitivas o evidentes, que tienen ese carácter porque al
pretender refutarlas implícita e involuntariamente se les afirma y porque fuera de ellas
no puede haber conocimiento.
a) Idealismo: como doctrina reduce el conocer al mundo a una actividad del espí-
ritu e identifica lo real con lo racional, al objeto con el sujeto del conocimiento y afirma
que aun lo que no se puede ver puede ser conocido.
3. Los 'medios para obtener conocimiento': Tema controvertido, que implica con-
ceptuar de qué se vale el hombre para iniciar y desarrollar el conocimiento. Las primeras
experiencias del protosapiens se habrían manifestado concomitantes a cambios anató-
micos; así, el tiempo consolida la oposición del pulgar, éxito que potencia y es poten-
ciado por el desarrollo del cerebro, que por acierto y fracaso comienza a catalogar y
valorar e instintivamente a desechar lo superfluo y solo guardar hechos esenciales y vi-
tales. Alcanza su apogeo al desarrollar el lenguaje, hecho que mejora sustancialmente
el avance al facilitar la transmisión a cada nueva generación lo aprendido de la anterior,
para mantener la vida y que finalmente le va a hacer la especie dominante. Estos logros
se perpetúan con el desarrollo de la escritura y más aún con la reciente invención de la
imprenta.
Consecuente con este avance y tal como hoy se acepta, el inicio y desarrollo del
conocimiento es un proceso gradual: el hombre al comienzo tiene en la experiencia cap-
tada por los sentidos la base para aprehender la realidad, luego aprende a razonar, es
decir a derivar juicios que le lleven a representaciones abstractas, un campo diferen-
ciado ya de la inicial captura de la realidad en su experiencia diaria.
118
Caracterización del conocimiento
119
verdad en ciencia, puede definirse como la hipótesis de trabajo que más le sirve para
abrir el camino a una nueva hipótesis”.
• Método, procedimiento sistemático que orienta y ordena la razón para, por de-
ducción o inducción, obtener conclusiones que validen o descarten una hipótesis o un
enunciado.
120
Toda investigación científica tiene su punto de inicio en la abstracción de un tópico
que puede ser nuevo, poco conocido, insuficientemente explicado o que necesite con-
firmación científica, para con capacidad racional captar sus características, las que luego
de ordenadas minuciosamente han de ser consideradas como 'observaciones sobre tal
hecho' y valoradas, según corresponda, con enfoque deductivo o inductivo, a fin de teo-
rizar y proponer postulados en una o varias hipótesis de solución.
El acto científico no queda allí; estas hipótesis de trabajo habrán de ser cuestiona-
das aplicando las preguntas clásicas: ¿Por qué este hecho es así? ¿Guarda alguna rela-
ción con tal otro hecho o acontecimiento presentado previa o concomitantemente? ¿Es
éste un hecho aislado y único? ¿Cuál es el agente causal o cuál es el aparente agente
causal? ¿De estos hechos, cuál es condicionante y cuál determinante? Los hechos en
cuestión, ¿requieren una explicación científica o bastará con una empírica?, interrogan-
tes que conllevan implícito establecer postulados de solución, los que en adición deben
ser consolidados por la experiencia del investigador.
Mas, al hallar esa nueva realidad, seguro también se identificará otros campos
inexplorados que hacen manifiesta la limitación del conocer recién explicado o compro-
bado y, antes bien, es posible se evidencie una nueva teoría que naturalmente necesi-
tará ser demostrada y, en un círculo virtuoso, la solución hallada invitará a un nuevo
proceso de investigación.
121
torno. Esta transformación consciente de las relaciones --transformación deseada e in-
tencionada--, nos humaniza y por ello tiene la potencialidad de hacer realizable el desa-
rrollo, el crecimiento armónico individual y social.
En este sentido, la educación moderna exige un pacto social en el que las escuelas,
los maestros, pero además y sobre todo el resto de la sociedad - incluyendo, por su-
puesto, niños, jóvenes y adultos, ancianos, hombres y mujeres; las familias, los clubes,
las asociaciones, las iglesias, los equipos, los partidos, - en participación conjunta con el
Estado, hagamos de nuestras acciones concretas de cada día, situaciones de aprendi-
zaje, generadoras de una nueva manera de ser, de hacer, de vivir, que concrete esos
fines de la educación en general.
En síntesis:
La educación puede ser concebida hoy día como: Proceso histórico permanente y
vitalicio; proceso encaminado al mejoramiento constante de la convivencia humana,
que:
• Se manifiesta en el respeto a la dignidad de la persona, la integridad de la familia,
la convicción del interés general, el sentido de fraternidad e igualdad, la solidaridad in-
ternacional,
• Se sustenta en la identidad, la justicia, la democracia, la soberanía,
• Se apoya en los avances de la ciencia y el combate a la ignorancia y,
• Se compromete con el logro del bienestar económico, social y cultural del pue-
blo.
122
Aprender a aprender
Aprender a hacer
Aprender a ser
Aprender a convivir
Educación Permanente
La educación permanente es una parte natural de las vidas de las personas en todo
el mundo y se da a través de muchos tipos de instituciones como el lugar de trabajo,
organizaciones vecinales, bibliotecas, sindicatos y otros grupos sociales. Comienza con
la existencia de un problema o situación real que conduce a la identificación de necesi-
dades de aprendizaje a fin de dar las respuestas correspondientes. Como estrategia, esta
educación posee un carácter permanente, transformador, contextualizado, participa-
tivo, interdisciplinario, responsable y accesible a todos.
Cada servicio debe decidir en gran medida, los métodos que adoptará según sus
necesidades y recursos. Todo profesional sanitario, está implícitamente comprometido
a la capacitación permanente. Sin duda alguna, los servicios de Salud deben transfor-
mase en verdaderos centros de Educación Permanente, modificando, de ser necesario,
su organización y métodos de trabajo, con el objetivo de mejorar la calidad de la aten-
ción y fortalecer la salud integral, individual y colectiva.
123
el ser humano desarrolla, completa y actualiza a lo largo de toda su vida en diferentes
ámbitos y etapas.
Los problemas de salud y sus condicionantes así como el tipo de servicio ofrecido,
son los ejes del proceso educativo, la fuente del conocimiento y el objeto de transfor-
mación. Por tanto, el aprendizaje se centra en la formulación de problemas y en la bús-
queda de alternativas de solución.
124
flexibles, participativos y horizontales destinados a lograr la transformación de los ser-
vicios.
La seguridad y salud laboral constituye una disciplina muy amplia que abarca múl-
tiples temáticas especializadas. En su sentido más general deben tender a:
125
La seguridad y salud en el Trabajo constituye una disciplina muy amplia que abarca
múltiples temáticas especializadas. En su sentido más general deben tender a:
• La prevención de los accidentes de trabajo
• El fomento y el mantenimiento del grado más elevado posible de bienestar fí-
sico, mental y social de los trabajadores, sea cual fuere su ocupación;
• La protección de los trabajadores en su lugar de trabajo frente a los factores
negativos para la salud;
• El mantenimiento de un entorno laboral adaptado a sus necesidades físicas o
mentales;
• La adaptación de la actividad laboral a los trabajadores.
Concepto de Trabajo
El trabajo desempeña una función esencial en las vidas de las personas, entre otras
cosas, ya que nuestra actividad nos permite prestar servicios y así obtener los bienes
necesarios para la subsistencia. Otras definiciones hablan de que es una característica
del hombre como ser social que implica una serie de derechos; como por ejemplo el
derecho a contar con un salario que le permita tener una vida digna para sí y su familia
así como recibir y valorar los elementos que la sociedad pone a su alcance para conse-
guir una vida plena. En el marco del concepto de trabajo decente de la OIT, los ambien-
tes laborales deben ser seguros y sanos. Todos los días del año hay trabajadores en todo
el mundo sometidos a múltiples riesgos para su salud en el trabajo.
Concepto de Salud
126
El trabajo puede causar daño a la salud
La cultura preventiva puede entenderse como “el producto de los valores, actitu-
des, competencias y patrones de comportamiento, grupales e individuales, que deter-
minan el compromiso y el estilo y la competencia de los programas de salud y seguridad
de la organización y la sociedad. Esta conceptualización lleva implícita una lógica de pro-
ceso según la cual se dispone de buenos canales de información, se tiene capacidad de
entender los riesgos que se enfrenta, priorizarlos, identificar caminos prácticos para po-
nerlos bajo control, se cuenta con mecanismos de discusión para lograr el mejor trata-
miento.
127
• Compromisos de las Gerencias y de la Dirección
6) Riesgo de Interferencia
Combinación de riesgos
INTRODUCCIÓN
La Bioética, surge como una solución a los diversos problemas que se suscitan al-
rededor del desarrollo e investigación de las ciencias, la tecnología y su convergencia en
el mundo de hoy. Históricamente se sitúa el origen del vocablo en Fritz Jahr (1927), y
luego es usado por Van R Potter (Potter, 1970), reforzado por André Hellegers (1971) y
Warren Reich (1995) le dio en gran parte el sentido filosófico que le hacía falta y permitió
ser usado hoy en las diversas discusiones alrededor de la bioética.
Con base en los avances tecnológicos, en la concepción de vida actual y los cam-
bios sociales y ambientales que se viene manifestando, nos preguntamos ¿si la bioética
está llamada a intervenir en favor del planeta y todas sus manifestaciones de vida?
128
Para abordar la bioética es necesario situarnos en el origen, evolución y cambios
sufridos a través de la historia de este término que designa uno de los procesos necesa-
rios para la humanidad “la bioética”.
ORIGEN Y EVOLUCIÓN
El Neologismo Bioética fue usado por primera vez por Fritz Jahr en 1927, conside-
rado por algunos como “el padre de la bioética” por ser el primero en usar o acuñar el
término bioética, sus escritos no tuvieron trascendencia y cuando Van Rensselaer Potter
en 1970 uso el término dentro de sus escritos, no solo se le atribuye a él, sino que es
Potter quien le dio el impulso y la trascendencia al término, colocándolo de nuevo en
escena, acuñándolo como una disciplina de uso biomédico y en salud.
Si vemos los avances en Estados Unidos, tendremos que hablar de los principios
de la bioética que son: autonomía, beneficencia, no maleficencia y justicia.
ÁMBITOS DE LA BIOÉTICA
129
la vida, la procreación, la bioética animal y vegetal, la manipulación de la vida, el aborto,
la eutanasia y claro está la genética (gen-ética).
En cuanto a las ciencias humanas y la jurídica, se observa su relación con los valo-
res éticos, con la filosofía, etc., sin olvidar que la sociedad requiere para su progreso
normas y regulación que permite mantener la sana convivencia entre las personas, con
diversidad de creencias religiosas y concepciones culturales.
130
La bioética debe contribuir a que las sociedades propendan por la autonomía, la
responsabilidad y la capacidad deliberativa de todos los sujetos que conforman estas
sociedades, buscando formas de hacer que se rijan por el deber y/o el deber ser de las
cosas y los deberes propios para con la sociedad y no por el interés, el uso y la costumbre
como actualmente se está presentando en este mundo globalizado.
Las llamadas tecnologías emergentes o del nuevo milenio, entre las que se desta-
can la biotecnología, la nanotecnología, la inteligencia artificial, entre otras; son aquellos
avances en el desarrollo tecnológico y de investigación que han acelerado los desarrollos
que generan controversia en cuanto a investigar por investigar o tener plenamente de-
finidos los fines, es decir, a qué grado de manejo y manipulación está permitido llegar
para conservar y/o mejorar la vida del hombre.
131
La tecnología debe permitir generar cambios en la sociedad, cambios para mejorar
las condiciones de vida de los humanos, pero sin atropellar el resto de las formas vivas
y sus características, cambios que son necesarios, pero que se deben realizar con res-
ponsabilidad.
Hoy día vemos que la tecnología no es un medio para lograr un fin en la humani-
dad, sino por el contrario parece haberse convertido en el fin; hoy la tecnología se ha
transformado en un impulso infinito hacia adelante, en pro supuestamente de la huma-
nidad, en cuyo éxito está el lograr el dominio sobre las cosas y los propios hombres es
el destino esperado, de esta forma el triunfo del hombre sobre su mundo externo, re-
presenta su triunfo dentro de la construcción del hombre pensante, convirtiéndose en
amo y no como antes un servidor, en otras palabras, la tecnología cobra significación
ética por el lugar central que ocupa ahora en la vida de los fines subjetivos del hombre.
Hoy tenemos muchas amenazas al futuro, sin embargo aún estamos en el siglo de
la esperanza, con una doble revolución; por un lado las relaciones del hombre con la
naturaleza, y por el otro las relaciones del hombre con el hombre, donde el tiempo es
construcción y no basta con descubrirlo, sino asumir la responsabilidad ética para evitar
una carga inexorable en estas relaciones, sin que lleguemos a convertirlas en una simple
utopía.
132
Se requiere un despertar del humanismo del hombre, un humanismo que ni re-
nuncie a los avances de la tecnología, pero que tampoco se hunda espiritualmente en
ella; aunque estemos rodeados de un mundo secular, plagado de problemas, tal vez
desechable, funcional o algo que esta para que lo explotemos, usemos desgastemos e
incluso de ser necesario desechemos. Ese despertar de lo humano debe venir de aban-
donar el antropocentrismo en el que estamos inmersos, y promulgar la vida en su tota-
lidad, y acorde a ello revalorar la poesía, la filosofía, y la ética; donde la bioética haga
frente a este desafío o necesidad de los humanos por despertar nuestro humanismo, en
pro de otorgar un sentido a la vida humana e incluso a la ciencia para que se conviva con
ella, pero que siempre este guiada por la filosofía y las ciencias humanas.
CONCLUSIONES
133
CAPITULO I
134
CAPITULO II
CAPITULO III
CAPITULO IV
Deberes del técnico. Asistencia del paciente. Secreto profesional. Secreto médico.
135
CAPITULO V
CAPITULO VI
136
137