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Entre la vertiente
tropical y los valles
Sociedades regionales e interacción
prehispánicas en los Andes centro-sur
Foto de portada: cortesía de Claudia Rivera y Joseph Bastien.
dl: 4-1-3451-15
isbn: 978-99954-1-692-8
Producción:
Plural editores
Av. Ecuador 2337 esq. Calle Rosendo Gutiérrez
Teléfono 2411018 / Casilla 5097 / La Paz, Bolivia
Email: plural@plural.bo / www.plural.bo
Impreso en Bolivia
Lista de participantes del taller “La montaña tropical sur-central y las zonas adyacentes: Desarrollos po-
líticos regionales, intercambio interregional e interacción cultural” (julio del 2013, Sucre-Bolivia). Evento
auspiciado por la Wenner Gren Foundation for Anthropological Research y con el apoyo del Centro de
Investigaciones Arqueológicas de la Universidad Mayor de San Francisco Xavier de Chuquisaca y del
Departamento de Antropología de la Universidad de Texas (COLFA) en San Antonio.
De izquierda a derecha empezando desde abajo: Dennis Rodas, María Esther Albeck, Elfy Alvarado (apoyo
logístico), Sonia Alconini, Orlando Tapia, Matthew Warren, Lynn Kim, Claudia Rivera, Beatriz Ventura,
Carla Jaimes, Sergio Calla y Walter Sánchez. Ausentes: Beatriz Cremonte, Edmundo Salinas Juan Carlos
Chávez, Gabriela Ortiz y Violeta Galván.
Índice
Presentación
Serie investigaciones arqueológicas en Bolivia............................................ 19
Introducción................................................................................................. 21
capítulo 1
La cerámica chimay en la región del Beni: Rememorando
a Nordenskiöld y Lathrap a la luz de las nuevas investigaciones
arqueológicas
Carla Jaimes Betancourt................................................................................. 25
capítulo 2
La tradición alfarera yunga género tosco en el territorio
kallawaya: Trayectorias de desarrollo sociopolítico
Sonia Alconini................................................................................................ 51
capítulo 3
Los yunga-kallawaya: Repensando los procesos de interacción
regional en los Andes orientales septentrionales
Juan Carlos Chávez / Sonia Alconini............................................................... 67
capítulo 4
La ocupación prehispánica del valle de Chungamayu (Sud Yungas)
a través de la arqueología y la etnohistoria
Patrizia Di Cosimo......................................................................................... 87
8 entre la vertiente tropical y los valles
capítulo 5
La región de Cohoni, entre los valles altos y los yungas del río La Paz:
Dinámicas de articulación y fronteras sociales
Juan Villanueva Criales.................................................................................. 113
capítulo 6
La tradición cerámica estampada e incisa de bordes doblados
en el suroriente boliviano: Trayectorias de desarrollo en el territorio
yampara en el sur Andino
Sonia Alconini................................................................................................ 133
capítulo 7
Los yungas nublados: Cerámica, poder agencial e interrelaciones
en los yungas de Cochabamba durante el Horizonte Medio
Walter Sánchez Canedo................................................................................... 155
capítulo 8
Viviendo en los yungas, transformando los yungas: Tecnología
de la piedra y conocimiento local
Walter Sánchez Canedo................................................................................... 177
capítulo 9
Tiwanaku y las dinámicas de ocupación e interacción regional
durante el Horizonte Medio en los valles orientales de Bolivia
Claudia Rivera Casanovas............................................................................... 201
capítulo 10
Interacción y dinámica cultural en Mojocoya
durante tiempos prehispánicos
Orlando Tapia / José M. Capriles.................................................................... 217
capítulo 11
San Francisco, pastas cerámicas de una tradición alfarera
de las yungas jujeñas
María Beatriz Cremonte / Lucas Pereyra Domingorena /
Agustina Scaro................................................................................................ 241
capítulo 12
El consumo como vía para comprender economías mixtas.
Su aplicación al sur del valle de San Francisco,
región pedemontana de Jujuy (Argentina)
Gabriela Ortiz / Violeta A. Killian Galván..................................................... 263
índice 9
capítulo 13
Bolsones de producción agrícola incaica en los valles del oriente
salteño, Argentina
Beatriz N. Ventura / María Ester Albeck........................................................ 283
capítulo 14
Esferas de interacción y circulación de bienes y poblaciones
en un sector de la frontera sur oriental del Tawantinsuyu.
Los valles del norte de Salta, Argentina
Beatriz N. Ventura......................................................................................... 301
capítulo 15
En las márgenes de la frontera incaica de Jujuy:
Agua Hedionda en perspectiva
María Beatriz Cremonte................................................................................. 319
capítulo 16
Conclusiones: hacia una nueva visión de la vertiente
tropical centro-sur andina
Sonia Alconini................................................................................................ 335
Bibliografía................................................................................................... 343
capítulo 1
Resumen
La cerámica del sitio chimay, encontrada por Nordenskiöld hace 100 años, a
pocos kilómetros de Covendo, a orillas del río Beni, es la colección de referen-
cia que tanto Nordenskiöld y posteriormente Lathrap utilizaron para proponer
una ascendencia barrancoide de este estilo. Los nuevos hallazgos arqueológicos y
datos sobre las ocupaciones prehispánicas en los Llanos de Mojos y la Amazonía
Central nos permiten reflexionar sobre las ideas propuestas de distribución de
lenguas, expansión de grupos étnicos y su correlación con la distribución de estilos
cerámicos. Una nueva mirada a la colección chimay nos revela un horizonte con
interacciones simbólicas entre ocupaciones multiétnicas, de las cuales todavía
sabemos muy poco y que necesitan ser estudiadas.
Introducción
El río Beni nace en los Andes de la confluencia de los ríos Alto Beni y Kaka, y recorre
alrededor de 1200 km hasta su desembocadura en el río Madeira. Geográficamente
constituye un corredor de comunicación entre los Andes y la Amazonía, conectando
los bosques amazónicos subandinos con los bosques de llanuras aluviales, habita-
dos actualmente por pueblos originarios como los Mosetenes, Chimanes, Lecos y
Tacanas (Diez Astete 2011). En el sector del curso medio del río Beni, la Reserva
de Biosfera y Tierra Comunitaria de Origen Pilón Lajas (rb-tco Pilón Lajas) se
Figura 1.1. Los ríos Madre de Dios, Beni y Mamoré conforman el río Madeira, principal afluente del río
Amazonas. En el mapa se ubican los sitios arqueológicos 1) Chimay, 2) Motacusal 3) Loma Velarde y los
diferentes complejos cerámicos hasta ahora reconocidos en los Llanos de Mojos: I. Complejo Casarabe
(Montículos Monumentales), II. Complejo San Juan y el Cerro (Grandes plataformas elevadas de cultivo),
III. Complejos Bella Vista y Jasiaquiri (Zanjas) y IV. Complejos Tumichichua, Giese y el Circulo (Zanjas).
28 entre la vertiente tropical y los valles
por la autora, el año 2010 en el Museo de las Culturas del Mundo, en Gotem-
burgo. Finalmente se presentarán las comparaciones locales y regionales que nos
permitirá entrar a la discusión sobre temas de interacción.
“El estrato cultural es muy grande, con algunos decímetros de espesor; se encuentra
aproximadamente a un metro de profundidad y sigue el río unos trescientos metros.
Debajo de éste encontramos tres tumbas. Uno de los muertos fue enterrado tumbado,
yaciendo sobre la espalda; otro también estaba echado sobre la espalda, pero sus
rodillas estaban subidas hacia la barbilla; el tercero estaba en la misma posición que
el anterior pero de costado. Encontramos la misma cerámica en el estrato cultural
y en las tumbas; las vasijas que hallamos tienen una forma peculiar, la mayoría se
soporta sobre cuatro patas” (Nordenskiöld 2001:132).
De este corto pasaje que describe el sitio arqueológico chimay, salen a relucir
datos interesantes. En primer lugar, el estrato aluvial de un metro de espesor que
cubre a la capa de ocupación. Esto nos insta a tener en cuenta la pobre visibili-
dad arqueológica existente en la Amazonía, principalmente para sitios arqueo-
lógicos anteriores a la época cristiana. Este hecho ya fue discutido por Neves
(2007), quien sugiere que los hiatos en las secuencias arqueológicas de la región
Amazónica, ocurren principalmente durante el período del Holoceno Medio y
estarían relacionados a condiciones de cambios climáticos. Por otra parte, el sitio
arqueológico fue cortado por el río Beni, exponiendo el estrato cultural. Es decir,
los constantes cambios en los meandros de los ríos, deben ser considerados al
momento de realizar estudios más detallados sobre los patrones de asentamientos
de las sociedades de tierras bajas.
la cerámica chimay en la región del beni 29
Figura 1.2. Tumba 1 en posición extendida decúbito dorsal, orientado casi de norte a sur. La cabeza
estaba cubierta por un gran fragmento de cerámica. Por encima de la cabeza se encontraron dos cuencos
completos (figs. a-c.) y a la derecha del cráneo estaba un pequeño recipiente globular con cuello (fig. d).
Escala de las vasijas 1:3 (Fotos Ferenc Schwetz).
30 entre la vertiente tropical y los valles
Figura 1.3. Tumba 2, posición flexionada de lateral izquierdo. Por encima del cráneo se encontraba una
vasija tetrápode, adornada con una figura zoomorfa aplicada (fig. 3a). Se distinguen la cabeza (fig. 3b) y
las extremidades, que por su posición se asemejan a un batracio.
la cerámica chimay en la región del beni 31
Figura 1.4. Cerámica Chimay. Vasijas abiertas o cuencos redondos adornados por caras modeladas
que miran hacia el interior de la vasija (figs. a-g). Soportes, en diferentes formas y tamaños (figs. k-m).
Protuberancias aplicadas, posiblemente asas (figs. h-j).
Figura 1.5. Cerámica Chimay. Cuencos carenados (fig. a-b) y con paredes rectas (fig. c-f) provistos de
un asa aplicada en forma horizontal (fig. e) o de una U invertida (fig. f).
Figura 1.6. Cuellos de vasijas con bordes engrosados (fig. a-c), olla globular con cuello y asas verticales
(fig. e-f), olla cerrada con cuerpo ondulado (fig. d) y base con pedestal alto (fig. g).
la cerámica chimay en la región del beni 35
Figura 1.7. Cerámica Motacusal con decoración modelada de rostros zoomorfos y decoración incisa (figs.
a-b). Amuleto con dos agujeros laterales de piedra verde en forma de sapo (fig. c) (Tyuleneva 2010: 48, lám 4).
En los Llanos de Mojos (Figura 1.1), se cuenta con secuencias cronológicas re-
gionales mucho más finas, tanto para el área de montículos monumentales en la
Prov. Cercado (Dougherty 1981-82; Jaimes 2011, 2012a, 2012b), como para el
la cerámica chimay en la región del beni 37
2 Sobre el tema ver Dougherty y Calandra (1981-82, 1984); Erickson (2000, 2006, 2008); Lombardo
y Prümers (2010); Prümers (2003, 2004, 2004b, 2006, 2006b, 2008, 2009, 2009b, 2012, 2013).
38 entre la vertiente tropical y los valles
Figura 1.8. Cerámica Velarde Inferior. Figuras antropomorfas y cuencos con aplicaciones de rostros
modelados, (Nordenskiöld 1913: 221, figs.43).
y apoyados por varios otros (Heckenberger 2002; Hornborg 2005; Neves 2014;
Petersen 2003) quienes argumentaron además que se trataba de un fenómeno
regional de una gran área enlazada política y socialmente, producto de grandes
olas migratorias o “diásporas”. Estos grupos, siguiendo la argumentación de los
autores mencionados, hablaban lenguas del tronco Proto Arawak, practicaban la
agricultura de la mandioca y tenían similares patrones culturales, que además de
la cerámica, incluían las aldeas circulares con una plaza central.
Desde la pasada década se ha estado constantemente refinando la cronología
de la Amazonía Central, especialmente en cuanto a las continuidades y rupturas
estilísticas de las largas tradiciones cerámicas entre el 1000 a. C. y 1000 d. C.
(Almeida 2013; Gomes 2011; Lima 2006, 2011; Lima 2008; Moraes 2007; Neves
2008, 2014). Producto de este continuo trabajo se han definido mejor la tradición
Pocó-Açutuba y la tradición borde incisa. Ambas tienen una amplia distribución en la
Amazonía y fueron en algún momento emparentadas con la tradición barrancoide.
Los autores apuntan que las sociedades portadoras de estas tradiciones, tenían
pueblos sedentarios a lo largo de los ríos, asociados algunas veces a asentamientos
con terras pretas y a las primeras transformaciones del paisaje.
La tradición Pocó-Açutuba, aunque con sus particularidades locales, fue fechada
mayormente entre 500 a. C. y 500 d. C. (Neves 2014, fig. 26), pero presenta en
algunos sitios fechados más tempranos y más tardíos. Esta tradición cerámica
se caracteriza por la presencia de antiplástico de cauxi y cariapé frecuentemente
combinados, formas complejas de vasijas abiertas y cerradas, con cuellos estrechos
y cuerpos esféricos y elípticos. Los tipos de borde son muy variados y los labios se
encuentran exuberantemente decorados con incisiones y apéndices modelados. La
decoración pintada es polícroma y combina colores negro, amarillo, naranja, rojo,
rosa y vino. Los mencionados autores (Neves 2014) sugieren que la cerámica de
la tradición Pocó-Açutuba es la que presenta mayores semejanzas con la tradición
barrancoide y saladoide del bajo Orinoco.
En cambio, la tradición borde incisa, que incluye a las Fases cerámicas Ma-
nacupuru y Paredão, es más tardía (600 d. C. y 1000 d. C.) y ya no presenta
policromía ni abundante decoración plástica. Aunque existe una continuidad
temporal entre ambas tradiciones, son remarcables las diferencias morfológicas
y estilísticas (Lima 2008).
Al parecer, algunos atributos que perduran en el tiempo y tienen una amplia
dispersión geográfica, son los apéndices zoomorfos y antropomorfos modelados
(Figura 1.9). Estos se encuentran diseminados en diferentes tradiciones, fases
o estilos amazónicos y son interpretados por Lima (2008) y Neves (et al. 2014)
como el producto de una influencia simbólica, religiosa e ideológica de grupos
que hablaban lenguas genéticamente cercanas entre sí, la cual posiblemente fue
el Arawak.
la cerámica chimay en la región del beni 41
Figura 1.9. Dispersión geográfica de los apéndices zoomorfos y antropomorfos modelados en las tradi-
ciones barrancoide de Venezuela y Guyana (Lathrap 1970: 115), Pocó - Açutuba (Lima 2008: 267) y de la
tradición Borde Incisa (Lima 2008: 277). Nótese que cuencas ribereñas están geográficamente integradas.
1) Sitio Barrancas, 2) Sitio Motacusal, 3) Loma Velarde y 4) Sitio Chimay.
42 entre la vertiente tropical y los valles
“If the Indians were right in asserting that the Chimay cup was found in the stratum
of cultivation there, it may be possible to date this in relation to the various periods
of the hill culture. It may indicate that the cultivation stratum at Chimay is from
the Tiahuanaco period or from the time when the Tiahuanaco influence still made
itself felt”.
Figura 1.10. Colección Chimay: Keru pintado (fig. a) y tres bordes parecidos a la forma de un keru, con
atributos tecnológicos y decorativos locales. (fig. b-d).
44 entre la vertiente tropical y los valles
Una lectura entre líneas del párrafo citado, sugiere que el mismo Nordens-
kiöld desconfiaba del dato de la procedencia del keru. Es posible que él no hubiera
estado presente cuando se produjo este hallazgo y que habitantes de Covendo
le hubieran entregado el keru posteriormente. Recordemos que los Mosetenes
realizaban viajes a la ciudad de La Paz, embarcándose en balsas por el río Boo-
pi hasta Miguillas y llegaban a La Paz por un camino de herradura. Es posible
que el keru hubiera sido recolectado en alguno de los viajes de los Mosetenes,
ya que como se ha comprobado en varios estudios arqueológicos (Avilés 1998;
Calla 2007; Gutierrez 2005; Michel 2001; Michel, Gutierrez y Jaimes 2000) las
rutas precolombinas tuvieron un uso continuo desde el horizonte medio hasta la
época colonial e incluso republicana y algunos de estos caminos están asociados
a asentamientos tiwanaku o del Intermedio Tardío.
Obviamente, bajo la misma lógica de tránsito podríamos pensar que el keru
hubiera llegado en épocas prehispánicas a Covendo, la presencia del asa vertical
apoya esta posibilidad, ya que asas de este tipo también se encuentra en vasijas
tiwanaku (Alconini 1995; Rivera 2003). Nordenskiöld (1924) también hace alusión
a un fragmento de borde en la colección chimay (Figura 1.10b-d), que tendría la
misma forma de un keru, pero con atributos tecnológicos y decorativos locales
mediante la técnica incisa. Imitaciones de kerus o mejor dicho producciones lo-
cales de estos vasos han sido reportados en otros sitios de la periferia tiwanaku,
como en el sitio Piñami en Cochabamba (Anderson 2009), donde se puede ver
una innovación tanto en la morfología como en la decoración. Es decir, aunque
el fragmento del borde de keru de la colección chimay, tenga una decoración
aplicada e incisa muy propia de tierras bajas y sea una expresión netamente local,
la función y el valor simbólico podría seguir ligado a las prácticas de consumo
ritualizado, que de alguna manera transmitían una ideología política-religiosa
particular de los andes.
Es extraño que en toda la colección cerámica chimay no exista ningún otro
fragmento pintado además del keru, pero si aceptamos que los bordes ante-
riormente mencionados son kerus producidos localmente, entonces podríamos
relacionar el estrato cultural chimay con el Horizonte Medio o el Intermedio
Tardío entre 600-1300 d.C. El keru de la colección chimay, al igual que los
publicados por Tyuleneva (2010: lám. 6) de la colección Abelardo Tudela del
río Beni, presentan una decoración y asa mango que parece corresponder a es-
tilos de la periferia, cuyo origen es difícil de precisar, pero que en todo caso no
provienen del Altiplano boliviano. Incluso podría ser una expresión más tardía
de sociedades que mantuvieron sus relaciones con tierras bajas después de la
desintegración política tiwanaku.
La expansión o presencia de la cultura tiwanaku en tierras amazónicas no ha
sido todavía estudiada. El río Beni parece ser una barrera física marcada para las
relaciones Andes-Amazonía, ya que si bien se encontraron a lo largo del río Beni
la cerámica chimay en la región del beni 45
piezas cerámicas con fuertes influencias andinas (Portugal 1978; Tyuleneva 2010),
estas últimas son completamente inexistentes en el registro arqueológico de los
Llanos de Mojos, donde se han excavado numerosos sitios correspondientes a
varios períodos de tiempo. Se tiene evidencias de que las élites de los montículos
de Casarabe en los Llanos de Mojos tenían acceso a bienes suntuarios prove-
nientes de los Andes como cuentas de sodalita y placas de metal (Prümers 2009,
2013). Sin embargo, estos podrían haber llegado a Mojos mediante una cadena de
intermediarios, considerando que no existen pruebas de una interacción directa.
Las analogías realizadas por Lathrap (1970), Nordenskiöld (1917), Bennett
(1936) y Willey (1958), de los estilos cerámicos de Mojos con Tiwanaku, fueron el
producto del conocimiento arqueológico de ese tiempo. En el siglo pasado, Mojos
era considerada una isla arqueológica de la Amazonía boliviana, representada por
las colecciones publicadas por Nordenskiöld (1913). Para entonces, las únicas
colecciones de referencia correspondían a la cultura tiwanaku. Sin embargo, las
últimas secuencias culturales de los Llanos de Mojos (Jaimes 2012a, 2013; Walker
2011) han demostrado que las influencias culturales más notables proceden de la
región amazónica, y no así de la andina.
Conclusiones
Uno de los posibles centros de origen de esta tradición está en el río Negro,
(Lathrap 1970), donde se la conoce como la tradición Poco-Açutuba. Esta alfare-
ría se encuentra además distribuida a lo largo de otros tributarios del Amazonas:
Caquetá/Japura, Solimões, Branco, Trompetas y Tapajos, datando desde el 1000
a. C. La cerámica Poco-Açutuba es la que más se asemeja a la tradición barrancoide
por su exuberante decoración incisa, aplicada y modelada. Sin embargo, todavía
no están claras las conexiones, ni tampoco la relación cronológica entre ambas
tradiciones (Neves 2014).
A partir del 600 d. C. se da un cambio paulatino, estableciéndose la tradición
borde incisa con sus fases Manacapuru y Paredão. La cerámica ya no es policroma y
la decoración incisa es más sencilla y menos exuberante. En los más de 2000 años
de historia de la tradición Poco-Açutuba y borde incisa, prevalecen los apéndices
con rostros modelados y los asadores y cazuelas (Lima 2008). La única semejan-
za que presenta la cerámica chimay y Velarde inferior con estas tradiciones son
los apéndices zoomorfos o antropomorfos que aparecen únicamente en vasijas
abiertas, recipientes dedicados al consumo de alimentos o bebidas. En realidad,
la descripción literal es más parecida que la percepción visual (Figura 1.9).
El resto de las formas presentes en la colección chimay son ajenas a las
tradiciones mencionadas. Sobre todo, se debe destacar la ausencia de utensilios
domésticos relacionados al procesamiento de yuca como los asadores o cazuelas,
los cuales tienen una larga y amplia dispersión en toda la Amazonía. En vez de
estos, se encuentran en el sitio chimay, batanes de piedra asociados mayormente
al procesamiento de granos de maíz. Es decir, la población de la cerámica chimay
tenía otros hábitos alimenticios para los que requerían de otros instrumentos.
La preparación de alimentos y su consumo, al igual que los mitos y rituales,
constituyen aspectos importantes de una cultura. Las prácticas de comer y beber
están en general expuestos a influencias exteriores, ya sea en los ingredientes, el
procesamiento, o en el protocolo practicado para su consumo. Si bien la población
chimay tenía diferentes costumbres culinarias, parece que compartían algunos
rasgos rituales y simbólicos con las poblaciones de la Amazonía Central. Así lo
atestiguan los cuencos con apliqués de rostros modelados de figuras antropomorfas
o zoomorfas. Con un sello bastante local, –considerando las bases con soportes
tetrápodes documentadas hasta ahora solo en el territorio boliviano–, los cuencos
chimay forman parte del uso de dichos recipientes en gran parte de la cuenca
amazónica. Esto puede ser interpretado como la manifestación de procesos de
interacción social, ideológica, política y hasta económica de numerosos pueblos
multiétnicos.
Entonces, debemos tener en cuenta que al igual que en la Amazonía Central
(Lima 2008; Neves 2008), es posible que la tradición barrancoide fuera una ex-
presión multiétnica en la Amazonía Boliviana, situación que debe ser estudiada a
detalle. Esto sin duda develará los desarrollos históricos de dichas poblaciones. Sin
la cerámica chimay en la región del beni 47
Agradecimientos
Sin lugar a dudas, este trabajo no hubiera sido posible sin la ayuda financiera
otorgada por la kaak del Instituto Alemán de Arqueología. Agradezco especial-
mente a Heiko Prümers y Fernando Ozorio de Alemeida por la lectura crítica del
Manuscrito y a Sonia Alconini por las sugerencias e ideas compartidas durante el
taller “La montaña tropical sur-central y las zonas adyacentes: Desarrollos políticos
regionales, intercambio interregional e interacción cultural”.