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Señor de la cercanía Abre tu puerta

Acercarte,  Señor:
salvando el abismo Tú llegas a nuestro mundo
entre el infinito y lo limitado. y nos invitas a abrir la puerta
Salir de la eternidad  de nuestro corazón
para adentrarte en el tiempo. a todos los hombres.
Hacerte uno de los nuestros  
para hacernos uno contigo. Tú ya nos dijiste
Y así, de carne y hueso, que eres Tú quien viene
empezar a mostrarnos  cuando alguien llama
en qué consiste la humanidad. a nuestra puerta.
Eres el Dios de la cercanía,  
de los incluidos, Tu palabra es ésta:
de los encontrados,  “He aquí que estoy a la puerta y llamo.
pues para ti nadie se pierde Si alguno oye mi voz
de los reconciliados, y abre la puerta,
de los equivocados, Yo entrará y cenaré con él
de los avergonzados, y él conmigo”.
de los heridos,  
de los sanados. Señor:
Eres el Señor de los desahuciados, que sepamos escuchar tu voz,
de los agobiados,  esa voz que nos llega
de los visitados, por nuestros hermanos.
de los intimidados, Que abramos la puerta
de los amenazados, para acogerte a Ti,
de los desconsolados, y en Ti a todos los hombres
de los recordados,
  pues para ti nadie se olvida.
Tan cerca ya, tan con nosotros, Dios

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