Para evaluar y desarrollar las capacidades estratégicas es habitual enfocarse en la
aplicación de los comportamientos que se describen en las categorías de mercado, negocio, organización y uno mismo. En la primera categoría se establece cómo se mantiene al día de las tecnologías, normativas y tendencias de mercado, cuáles son los impulsores de mercado y si se tiene una visión realista de las fortalezas y los movimientos competitivos. En la segunda ocasión hay que establecer cómo se realizan intercambios de inversión, cómo, cuándo y dónde se genera el dinero en el flujo de calor o si se entienden las palancas para poder impulsar la rentabilidad y el crecimiento. En cuanto a la organización, es necesario comprender las capacidades que se requieren para el negocio, cómo se desarrollan dichas capacidades o cuánto de involucrado se está con el desarrollo del talento clave. Por último, es necesario reconocer los puntos débiles y los puntos fuertes, cómo se buscan los comentarios de los demás, cómo se pueden sustituir las lagunas o si realmente se desarrollan las habilidades o la experiencia. Que una persona se convierta en un gran líder estratégico es una tarea bastante difícil dada la complejidad e imprevisibilidad de los mercados en los que se opera a nivel local o global. Lo cual supone una gran importancia en cuanto a los comportamientos estratégicos. Por ello es fundamental preparar mejor a los futuros líderes y ayudarles en su ardua tarea. Un líder es exitoso y fuerte cuando piensa a través de preguntas como qué cosas son las más correctas. Un liderazgo efectivo describe y considera la misión de la empresa además de establecerla de forma abierta. El líder establece los objetivos empresariales y define qué estándares son necesarios para alcanzarlos. Establecer los objetivos adecuados es básico para poder desarrollar a un líder exitoso y por eso es fundamental establecer las metas, teniendo en cuenta limitaciones financieras, políticas, cuestiones interpersonales o los recursos de los que se disponga en ese momento. Un gran líder es proactivo y toma la iniciativa para abordar una tarea utilizando los recursos de forma que se pueda extraer el máximo beneficio. Una de las tareas del liderazgo exige saber cuándo se ha obtenido el máximo beneficio de algo que se ha utilizado en su totalidad. Ese momento es el mejor instante para pasar a otra cosa nueva o diferente.