Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Peru 30 Cata1 Iconog
Peru 30 Cata1 Iconog
Las imágenes religiosas desempeñaron un papel de gran relevancia en el las trinidades trifaciales o isomórficas. Las primeras muestran a un dios cris-
proceso evangelizador americano, sirviendo a los frailes que cristianizaron a tiano con tres cabezas idénticas; las segundas a las tres personas de la Trini-
los indios como un elemento auxiliar de su predicación. Franciscanos y jesui- dad como tres figuras humanas semejantes. Unas y otras tenían una inten-
tas adoctrinaron a los indígenas peruanos repartiéndoles estampas, pinturas ción profundamente didáctica: poner de relieve la equivalencia del Padre, del
y esculturas. Sin embargo, la devoción que promovían dichas imágenes no Hijo y del Espíritu. Su pervivencia en América pese a las prohibiciones roma-
estaba exenta de peligros, como la idolatría y la superstición. Las primeras nas puede explicarse como una estrategia para explicar pedagógicamente a
imágenes de culto fueron, por supuesto, representaciones veneradas de Cris- los indios uno de los misterios más complejos de la fe cristiana, a la vez que
to y María, encontrándose por doquier. La devoción mariana fue especial- evitar recaer en los cultos politeístas prehispánicos. Otro ejemplo interesante
mente importante en el virreinato del Perú. La Virgen María —que engloba de heterodoxia andina son los ángeles arcabuceros. La devoción a los siete
los cultos andinos a la Pachamama y al Apu— es titular de numerosas parro- arcángeles, censurada en Europa, se materializó en la región andina a través
quias, templos, conventos y capillas, algunos levantados sobre antiguos san- de su representación como oficiales de las milicias celestiales armados de
tuarios prehispánicos. En muchas de las imágenes cristológicas y marianas mosquetes. Pudieron ser una representación del poder militar español, pero
apreciamos elementos sincréticos. Así por ejemplo, los Niños Jesús cusque- también un producto del sincretismo cultural impulsado por los misioneros
ños fueron adornados hasta 1675 con símbolos propios del Inca, las vírgenes que reemplazó los cultos cosmológicos andinos por el de los arcángeles.
niña hilanderas son representadas quizá como ñustas imperiales incaicas, y Además y como es lógico, fue especialmente importante en Perú el cul-
la Virgen de Pomata representa a la Candelaria con tocado de plumas nativo. to a los santos propios del Nuevo Mundo. Hacia ellos se volcó la devoción
En Perú, como en México, se propagan leyendas sobre evangelizacio- criolla, una vez eran beatificados o canonizados en Roma. Destacaron Tori-
nes remotas, previas a 1492. Felipe Guamán Poma de Ayala afirma en 1613 bio de Mogrovejo, Luis Beltrán y Francisco Solano, y sobre todos, dos san-
que San Bartolomé había viajado a Perú durante el reinado del segundo tos limeños y dominicos: Rosa de Lima y Martín de Porres. Santa Rosa de
Inca Cinchi Roca para bautizar algunos indios. También son tempranas las Lima —primera americana canonizada— fue retratada post mortem por
supuestas apariciones celestiales en tierras peruanas: en 1535-1536, y Angelino Medoro, cuyo boceto se convirtió en el modelo iconográfico. Cle-
durante el asedio que sufrieron los españoles de Cuzco por parte de incas mente X la canonizó en 1671, proclamándola patrona de toda la América
rebeldes, se aparecieron sucesivamente la Virgen y el apóstol Santiago faci- hispana y por lo tanto baluarte de la fe en el Nuevo Mundo. Su represen-
litando la victoria de los primeros. Se trató en este caso de un culto pro- tación junto al monarca Carlos II defendiendo conjuntamente el dogma
movido indudablemente por las autoridades españolas para frenar las fre- eucarístico ha de interpretarse en este sentido. San Martín de Porres no fue
cuentes rebeliones y los brotes de idolatría en la antigua capital inca. canonizado hasta el siglo XX. Tal vez por eso su imagen fue menos repre-
Las imágenes de culto peruanas no se limitaron por tanto a ser una répli- sentada que la de santa Rosa.
ca de los modelos europeos. Algunas de ellas se adaptaron incluso a las pro- Pero el sincretismo religioso y los cultos locales no supusieron que el
blemáticas específicas del continente americano. Es el caso de la estatua del virreinato del Perú fuera ajeno a los lenguajes simbólicos que triunfaban en
Crucificado realizada en madera y maguey, venerada en la catedral de Cuzco Europa como la emblemática o la alegoría. Su alto contenido intelectual los
desde finales del siglo XVI, y conocida a partir de 1650 como «El señor de los hizo propicios para el arte festivo y también como decoración de los grandes
Temblores», pues el gran terremoto de ese año concluyó según la tradición conjuntos monásticos. Es el caso por ejemplo de las pinturas emblemáticas
cuando la imagen fue paseada en procesión. Pinturas y estampas divulgarán que decoran el claustro de los Naranjos del impresionante monasterio de
su iconografía y su culto por todo el virreinato. Con algunas variaciones se monjas dominicas de Arequipa, basadas en los grabados del Pia Desideria
representa en ellas el Cristo sobre fondo negro entre cirios y ramos de flores del jesuita belga Hermann Hugo (1624), uno de los libros más importantes
locales, tal como preside su altar la imagen original. de la Contrarreforma, centrado en las vías de la perfección mística. O tam-
Otra peculiaridad iconográfica virreinal es la presencia de imágenes prohi- bién de las pinturas murales de la celda del padre Francisco de Salamanca
bidas en Europa a partir del Concilio de Trento —decreto sobre el culto y vene- en el convento de la Merced de Cuzco, inspiradas en los emblemas cristia-
ración debidos a las imágenes sagradas del 4 de diciembre de 1563—, como nos editados por Diego Suárez de Figueroa en Camino del Cielo (1738).
208
209 210
212
215
219 220
221
224 225
234 235
234 Basilio Pacheco (atribuido), Nacimiento de Santa Rosa de Lima, 235 Escuela cusqueña, Sagrada Familia con la familia de la Virgen
siglo XVIII y Santa Rosa de Lima, siglo XVIII
Óleo sobre lienzo, 127 x 170 cm Óleo sobre lienzo, 130 x 181 cm
Colección Manuel Mujica Gallo, Casa Lorca, Lima Pinacoteca del Banco de Crédito del Perú, Lima [012290]
240
241
243 244