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MATERIA

DERECHO ADMINISTRATIVO II

DOCENTE
MTRA. ROSA NELLY ARIAS JULIAN

ALUMNA:
NAYLEDY URIBE VELÁZQUEZ

CARRERA
LIC. EN DERECHO Y LITIGACIÓN ESTRATÉGICA

7mo CUATRIMESTRE GRUPO ÚNICO

Teapa, Tabasco a 22 de Julio de 2021


DESCENTRALIZACIÓN TÉCNICA O POR SERVICIO

INTRODUCCIÓN

La descentralización administrativa por servicio se propone agilizar el quehacer de


una parte de la administración pública, por lo cual las instituciones creadas para
encargarse de actividades específicas del sector público, cuyo desempeño se les
transfiere bajo el esquema de este tipo de descentralización.
La descentralización consiste en confiar la realización de algunas actividades
administrativas a órganos que guardan con la administración central una relación
que no es de jerarquía.

De igual forma, si vemos el Diccionario de la lengua española, observamos que la


palabra «descentralización» significa acción y efecto de descentralizar, y esta
última significa transferir a diversas corporaciones u oficios parte de la autoridad
que antes ejercía el gobierno supremo del Estado.

De este modo, la descentralización para el derecho administrativo califica como


una de las formas jurídicas a través de la cual se organiza la administración
pública y que se manifiesta en la creación de determinados entes públicos por el
legislador. 

Estos se encuentran dotados de personalidad jurídica y, a la vez, de patrimonios


propios, sin dejar de mencionar que son responsables de una actividad específica
de interés público.

Entre sus características están:

-La autonomía técnica es la verdadera justificación de la desconcentración.

-La competencia exclusiva de los órganos desconcentrados es limitada, ya que


está sometida al poder central.

-La administración pública descentralizada tiene un carácter subjetivo, debido a


que los organismos descentralizados no tienen en muchas ocasiones una
autonomía económica propia, correspondiendo a otro organismo del Ejecutivo
ejercer control sobre los mismos.
DIFERENCIA CON LA DESCENTRALIZACIÓN POLÍTICA

En cuanto a la descentralización por servicio, hallamos que en el Derecho


Administrativo francés, se le conoce con el nombre de "Establecimiento público" y
creo encontrar similitud, basado en lo que al respecto dice Alfonso Nava Negrete:
"Es ésta la función exclusiva de aquellos organismos que cobran vida
institucionalmente en una persona moral de Derecho Público, cuyos recursos
están afectados a un servicio o grupo de servicios públicos determinados, que
gozan de una personalidad jurídica propia, que les da autonomía frente al Estado
administrador; poseen, un régimen financiero independiente del que habita en el
presupuesto del gobierno, pero quedan vinculados a la vida de la Administración
de la que forman parte, por la idea de servicio público".

A su vez, Serra Hojas establece que "La descentralización por servicio es una
forma de organización administrativa mediante la cual el Poder Legislativo crea el
régimen jurídico de una persona de Derecho Público, con una competencia
limitada y especializada, para atender determinadas actividades de interés
general, por medio de procedimientos técnicos". Los elementos de la
descentralización por servicio son desde luego la existencia de un servicio de
orden técnico, un estatuto legal para los funcionarios encargados de dicho
servicio, participación de funcionarios técnicos en la dirección del servicio, Control
del gobierno ejercitado por medio de la revisión de la legalidad de los actos
realizados por el servicio descentralizado y responsabilidad personal y efectiva de
los funcionarios".

La descentralización por servicio es un sistema que permite al Estado realizar


servicios públicos de carácter técnico, por medio de organismos apolíticos, que
funcionen fuera del sistema de jerarquización propio del régimen centralizado,
debiendo tener personalidad jurídica y patrimonio propio, con autonomía ante la
administración pública, pudiendo el Estado ejercer sólo una tutela para conservar
la unidad de poder.
De manera que resumiendo hallamos loa siguientes elementos inherentes a la
descentralización por servicio. La descentralización técnica o de servicio mención
a los servicios públicos que tienen aspectos técnicos desprendidos de la
administración central y constituyen el medio para satisfacer una necesidad
colectiva de interés social, mediante prestaciones dirigidas directamente a les
integrantes de la colectividad y que deben prestarse en forma permanente.

Los servicios públicos deben prestarse con regularidad en condiciones razonables


de buen funcionamiento constituyendo esto, a la vea, un derecho y una obligación
de quienes dirigen el servicio. El servicio público está dirigido directamente al
público, pudiendo utilizarlo todas las personas en igualdad de condiciones. La
prestación del servicio público es una obligación del Estado, debiendo efectuarse
sin distinción de personas. Su dirección es técnica y apolítica.

Desde el punto de vista técnico y apolítico, estos servicios deben estar dirigidos
por elementos especializados en el servicio, para obtener mayor
perfeccionamiento técnico completamente independiente de la acción arbitraria de
los gobernantes y de las influencias políticas. Esta es la condición indispensable
para la realización del mejor aprovechamiento en beneficio de la comunidad.

Los empleados de la administración pública, en general, carecen de preparación


técnica adecuada para dirigir los servicios públicos que lea son encomendados, ya
que, en algunos casos, son personas improvisadas para los puestos que van a
desempeñar, en virtud de que se encuentran bajo la influencia política y muchas
veces su nombramiento depende de la recomendación del gobernante. En caso
contrario, sus directores deberán buscar nuevas fuentes de ingresos para
satisfacer la totalidad de sus necesidades y en esa forma, conseguir una plena
autonomía orgánica y técnica.
En cuanto al Control estatal en relación con la unidad de poder, el Estado
conserva el poder disciplinario y de vigilancia sobre los organismos
descentralizados, aun cuando gocen de mayor autonomía.

En efecto la descentralización de competencias administrativas hacia gobiernos


locales no implica que todo lo que hacen sus respectivas administraciones sea
decidido localmente. Según ya lo señalaran Palma y Rufián (1989) para que exista
descentralización política tiene que haber autonomía en las decisiones y esta
autonomía sólo se ejerce cuando se decide qué, cuánto y con qué recursos
proveer. En realidad, tal como también lo señalaran estos autores y, desde el
enfoque económico, Campbell, Peterson y Brakarz (1991) las administraciones de
los gobiernos locales tienen a su cargo tanto tareas decididas autónomamente
como aquellas otras en las que dichos gobiernos son agentes de gobierno(s)
central(es).

Entonces, para que para que exista descentralización política no basta que se
haya transferido competencias administrativas a gobiernos electos, sino que
dichas competencias sean ejercidas autónomamente. En consecuencia, entre las
actividades que realizan las administraciones locales, será útil distinguir entre
aquellas que son resultado de decisiones locales autónomas y por tanto expresión
de descentralización política y aquellas otras en las que sólo están operando
decisiones centrales sobre “qué, cuánto y con qué recursos proveer”, caso al que
denominamos de descentralización operativa o meramente administrativa.

En este caso también hay decisiones, pero no sobre provisión en su sentido


estricto - sino sobre operación de la provisión. Es más, en lo esencial, la
descentralización operativa hacia gobiernos locales sería similar a la que ocurre
cuando un gobierno central transfiere competencias administrativas a agencias
semiautónomas (en esto coincidimos con la conceptualización del PNUD, 1993),
ya que en este caso tanto unos como otras deben responder en última instancia a
un gobierno central y no a una comunidad subnacional.
Descentralización Política: Transferencia de competencias de decisión para la
provisión de bienes públicos desde gobiernos centrales a procesos políticos
subnacionales. La transferencia de competencias podría dirigirse tanto a
organizaciones del Estado como a organizaciones sociales que también realizan
funciones de provisión.

Descentralización Operativa: Transferencia de competencias de operación de


decisiones sobre provisión a administraciones territoriales, o a administraciones
funcionales del mismo nivel. La delegación sería una forma de descentralización
operativa territorial.

En el proceso de producir los bienes que serán provistos públicamente participan


tanto administraciones públicas como organizaciones económicas. Incluso en los
casos cuya producción final está a cargo de organizaciones estatales éstas
adquieren insumos que son producidos por organizaciones económicas.

La decisión sobre qué bienes producir a través de procesos político


administrativos y qué bienes o insumos comprar es relevante desde el punto de
vista de la eficiencia, ya que en un caso el proceso de producción se da a través
del mercado y en el segundo a través de procesos político-administrativos.

La descentralización de los procesos de asignación se plantea como una manera


más eficiente de proveer bienes públicos que la provisión centralizada. La
descentralización política contribuiría a reducir la ineficiencia asignativa y la
económica, la productiva. La descentralización política y económica de la provisión
de servicios públicos es un aspecto de gran preponderancia en los procesos
actuales, empezando por el tema de la propiedad de la infraestructura, incluidas
las respectivas redes, y de las concesiones para el uso de los recursos naturales,
tanto los energéticos y como el agua y el aire, y hasta el espacio electromagnético
para telecomunicaciones.
ORIGEN DE LA DESCENTRALIZACIÓN ADMINISTRATIVA

Según la visión de Tocqueville, si la soberanía reside en el pueblo, cada individuo


constituye una parte igual de esa soberanía y tiene igual derecho a participar en el
gobierno del Estado. Y aunque cada individuo sea igualmente capaz de
autogobernarse “obedece a la sociedad no porque sea inferior a los que la dirigen,
o menos capaz que otro hombre para gobernarse a sí mismo, sino porque le
parece útil y sabe que dicha unión no puede existir sin un poder regulador”.

A lo largo de la historia ha habido sucesivos procesos de centralización y de


descentralización políticas: al centralismo romano sucedió la descentralización
feudal, pero luego la conformación de las naciones exigió el centralismo nacional
(según lo advirtiera Tocqueville). En los Andes, a su vez, al centralismo tiwanacota
siguió una descentralización, pero la centralización fue reasumida por los Incas, de
manera similar a lo que ocurrió con el Imperio Azteca.

Esta doble tendencia centralista, en Europa y en América, facilitó la colonización


de la actual América Latina, pero luego, en la medida en que se consolidaba la
colonización, el centralismo inicial se fue debilitando, hasta el surgimiento de las
intendencias, en el siglo XVIII. La Guerra de la Independencia de España en el
primer cuarto del siglo XIX y la instauración de la República en Brasil hacia finales
de ese mismo siglo, pueden ser consideradas como movimientos
descentralizadores, respecto del centro colonial o imperial, según los casos; pero
lograda la emancipación, la conformación de las nuevas naciones exigió en cada
una de ellas una fuerza centralizadora, a partir de la dominación, la hegemonía o
el consenso entre oligarquías locales (Palma 1983).

Con altibajos, el impulso centralista nacional prevaleció en América Latina durante


más de un siglo, tendiendo a aumentar a lo largo del siglo XX, hasta llegar, hacia
fines de la década de 1950, al paradigma de la planificación central, cuya vigencia
concluyó con la crisis de la deuda (1982).
La postcrisis se caracteriza por el ajuste económico, pero también por la
recuperación de la democracia. En esta postcrisis, tal vez por primera vez en
América Latina, se plantea efectivamente reducir el protagonismo de los gobiernos
nacionales y descentralizar decisiones hacia las iniciativas locales y personales
como estrategia de desarrollo. Este objetivo resulta plenamente funcional respecto
a la transformación productiva que los nuevos tiempos exigen (CEPAL, 1990) y
que requiere de la articulación de esfuerzos públicos, privados y colectivos en
escenarios locales a fin de lograr sinergias que propicien la innovación. Para que
ello sea posible la descentralización política del Estado resulta imprescindible
(Boisier, 1992).

La reducción del protagonismo nacional, sin embargo, no se da solamente en


dirección a las colectividades subnacionales y a las personas sino también hacia
colectividades supranacionales: regionales y aun mundial. Simultáneamente con la
descentralización internacional, en el escenario mundial también se puede
observar una tendencia hacia la centralización supranacional, que se manifiesta
en el surgimiento de bienes públicos mundiales, para el resguardo de los derechos
humanos, y en los procesos de integración regional que se están dando en todo el
mundo, con Europa a la cabeza. Mucho de la teoría de la descentralización,
particularmente del federalismo fiscal tiene plena aplicación a los procesos de
integración.

La descentralización parece particularmente apropiada para facilitar la


competitividad: sólo a través de ella sería posible la adecuación del aparato estatal
a las tendencias descentralizadoras y desconcentradoras propias de una nueva
forma de producir. Y tan importante como esto: la descentralización sería el medio
por excelencia para que el Estado desempeñara las nuevas funciones que le
corresponden en forma eficiente, pues ella permitiría, además de una mayor
eficiencia fiscal: Una mejor adecuación de la provisión de servicios públicos a las
diferencias territoriales.
La descongestión de la administración pública. Una mayor participación ciudadana
en los procesos de asignación y control del gasto. En segundo lugar, en lo que se
refiere a objetivos sociales, nuevos sistemas de redistribución territorial deberían
generar una mejor redistribución social y a la vez facilitar la operación de políticas
para enfrentar la pobreza. En tercer lugar, la descentralización política debería
contribuir sustancialmente al logro de dos objetivos adicionales que también son
esenciales para la gobernabilidad democrática: la participación ciudadana en la
gestión pública y la reducción de la corrupción.

CONSTITUCIONALIDAD DE LOS ORGANISMOS DESCENTRALIZADOS

Las atribuciones del Estado Mexicano se han incrementado con el curso del
tiempo, y de un Estado de derecho pasamos a un Estado social de derecho con
una creciente intervención de los entes públicos en diversas actividades, lo que ha
motivado cambios constitucionales, que posibilitan materialmente la rectoría del
Estado en materia económica, y que modifican la estructura estadual,
fortaleciendo la administración pública centralizada y paraestatal, formada por los
organismos independientes, desconcentrados, descentralizados y las empresas
productivas, que indudablemente escapan al concepto tradicional de autoridad.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha establecido que la orientación


planificadora o reguladora de Estado: ha marcado el tránsito de un modelo de
Estado de derecho, en donde el Estado tenía una función subsidiaria y secundaria
para intervenir en caso de una ruptura del orden público, al Estado Social de
derecho, en donde el Estado tiene una función central de rectoría económica, cuyo
fundamento se encuentra conjunta y principalmente en los artículos 25 y 28 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.”

Asimismo, la evolución de la teoría clásica de la división de poderes en la que se


concibe a la organización del Estado, en los tres poderes tradicionales: legislativo,
ejecutivo y judicial, ha permitido que, en la actualidad, se considere como una
distribución de funciones o competencias para hacer más eficaz el desarrollo de
sus actividades; asimismo, se ha permitido la existencia de órganos
constitucionales autónomos en el sistema jurídico mexicano, a través de diversas
reformas constitucionales. La actuación de estos órganos no está sujeta, ni
atribuida a los depositarios tradicionales del poder público (legislativo, ejecutivo y
judicial), a los que se les han encargado funciones estatales específicas, con el fin
de obtener una mayor especialización, agilización, control y transparencia para
atender eficazmente las demandas sociales; sin que con ello se altere o destruya
la tradicional doctrina de la división de poderes, pues la circunstancia de que los
referidos organismos guarden autonomía e independencia, no significa que no
formen parte del Estado. Son órganos indispensables en la evolución
contemporánea del Estado Constitucional de Derecho.

Los órganos constitucionales autónomos son aquéllos creados inmediata y


fundamentalmente en la Constitución, y que no se adscriben a los poderes
tradicionales del Estado. También, pueden ser los que actúan con independencia
en sus decisiones y estructura orgánica, depositarios de funciones estatales que
se busca desmonopolizar, especializar, agilizar, independizar, controlar y/o
transparentar ante la sociedad, con la misma igualdad constitucional.

Podemos destacar entre estos organismos, al Instituto Nacional Electoral (INE), el


Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de
datos Personales (INAI), la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH),
el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) la Comisión Federal de
Competencia Económica (COFETEL), el Instituto Federal de Telecomunicaciones
(IFETEL) y a las instituciones de educación superior a las que la ley otorgue
autonomía.

Del análisis de las características que según diversos autores deben tener los
organismos públicos autónomos, se puede concluir que gozan de las siguientes:

-Deben estar establecidos y configurados directamente en la Constitución, con lo


cual tienen independencia jurídica de los poderes clásicos del Estado, lo que se
traduce en autonomía orgánica y funcional.
-Surgen bajo una idea de equilibrio constitucional basada en los controles de
poder, evolucionando así la teoría tradicional de la división de poderes, dejándose
de concebir la organización del Estado derivada de los tres tradicionales
(ejecutivo, legislativo y judicial); debe considerarse como una distribución de
funciones, haciendo eficaz el desarrollo de las actividades encomendadas al
Estado.

-Atribución de una o varias funciones primordiales del Estado, lo cual implica


autonomía técnica, es decir, deben atender eficazmente asuntos primordiales del
Estado en beneficio de la sociedad. En el texto constitucional se les dotó de
actuación e independencia en su estructura orgánica para que alcancen sus fines,
que ejerzan una función del Estado que por su especialización e importancia
social requería autonomía.

-Facultad para expedir las normas que los rigen (autonomía normativa).

-Capacidad para definir sus necesidades presupuestales y para administrar y


emplear los recursos económicos que les sean asignados (autonomía financiera-
presupuestal y administrativa), y

- Deben mantener con los otros órganos del Estado relaciones de coordinación.
ORGANISMOS PÚBLICOS DESCENTRALIZADOS.

El Presidente de la República para auxiliarse en el desarrollo de la actividad


administrativa del Estado, cuenta con una serie de entidades administrativas que
le prestan auxilio y que, por razón de jerarquía, dependen de él, bien sea de
manera directa o indirecta. El artículo 90 de la Carta Magna dispone que la
Administración Pública Federal será Centralizada y Paraestatal, conforme a la Ley
Orgánica que expida el Congreso. En esa Ley Orgánica se distribuyen los
negocios del orden administrativo de la Federación que están a cargo de las
Secretarías de Estado y Departamentos administrativos y define las bases
generales de la creación de las entidades Paraestatales y la intervención del
Ejecutivo Federal en su operación.

Los organismos descentralizados tienen un régimen jurídico especial, es decir, el


Congreso de la Unión crea una norma o serie de normas aplicables de manera
exclusiva a dichos entes, estas leyes le otorgan personalidad jurídica y en
consecuencia se vuelve responsable de las decisiones que asuma para la
realización de su objeto. No obstante, su autonomía, las entidades
descentralizadas se encuentran sometidas a las actividades de control y vigilancia
de la Administración Pública Central.

En la extinción de los organismos deberán observarse las mismas formalidades


establecidas para su creación, debiendo la Ley o Decreto respectivo fijar la forma
y términos de su extinción y liquidación.
CARACTERÍSTICAS: RÉGIMEN JURÍDICO PROPIO, PERSONALIDAD
JURÍDICA, DENOMINACIÓN, PATRIMONIO PROPIO, GOBIERNO PROPIO Y
ORGANIZACIÓN PROPIA.

Todos los entes estatales descentralizados de servicio (entes autárquicos,


empresas del Estado o empresas nacionalizadas, etc.) tienen algunas
características básicas comunes: Tienen personalidad jurídica propia, esto es,
pueden actuar por sí mismos, en nombre propio, estando en juicio como actores o
demandados, celebrando contratos en su nombre, etc. Cuentan o han contado con
una asignación legal de recursos, o sea, que tienen por ley la percepción de algún
impuesto o tasa, o reciben sus fondos regularmente del presupuesto general, o
por fin, los han recibido en el momento de su creación, aunque después se
manejan exclusivamente con los ingresos obtenidos de su actividad.

Su patrimonio es estatal, o, dicho de otra manera, estas entidades son de


“propiedad” del Estado, en el sentido de que el Estado central puede
eventualmente suprimir el ente y establecer el destino de sus fondos como desee,
disponiendo de ellos como si fueran propios. Si bien, pues, el ente aparece
formalmente como el “propietario” de sus propios bienes, en rigor de verdad, por la
razón preindicada, resulta serlo el Estado genera. Esta es, al mismo tiempo, la
nota distintiva entre las entidades estatales y no estatales; en las últimas, como es
obvio, el Estado no puede disponer de los fondos como le plazca en caso de
disolución, sino que ellos deben reintegrarse a sus respectivos propietarios.

Tienen capacidad de administrarse a sí mismos: Es una consecuencia lógica de


las características anteriores, y constituye uno de los datos administrativos típicos
de la descentralización; es la asignación de competencia específica para resolver
todos los problemas que plantee la actuación del ente, sin tener que recurrir a la
administración central más que en los casos expresamente previstos por sus
estatutos.
Son creados por el Estado, aunque se discute si el medio idóneo para la creación
de los mismos es una ley formal o un Decreto del Poder Ejecutivo. De acuerdo a la
ley de contabilidad, la regla es que deben ser creados por ley, excepto las
empresas del Estado que pueden ser creadas por Decreto.

Están sometidos al control de la administración central: Esto supone al mismo


tiempo que no puede admitirse la total independencia del ente (ya que su actividad
debe necesariamente coordinarse con el resto de la actividad estatal), ni tampoco
un control demasiado rígido, que frustre en la práctica la finalidad perseguida al
crearlo. El ámbito y la extensión del control es sumamente variable según el país y
el tipo de ente descentralizado de que se trate,” pero pueden señalarse algunos
trazos usualmente comunes:

Control del presupuesto (autorización o aprobación). Control de la inversión, a


través de los organismos específicos (Tribunal de Cuentas, Contaduría, etc.).
Designación del personal directivo del ente (o sea, su presidente y directorio; el
resto del personal lo nombra este presidente, el directorio o el gerente general,
etc.).

Control de los actos, cuando los terceros afectados por ellos interponen los
recursos que autoriza el ordenamiento jurídico, y eventualmente revocación o
reforma de los mismos.

En sus relaciones con la administración central y otros entes estatales, se rigen


invariablemente por el derecho público; en sus relaciones con los particulares
pueden regirse a veces parcialmente por el derecho privado, particularmente en el
caso de realizar ciertas actividades comerciales o industriales.
CONTROL Y VIGILANCIA DEL ESTADO SOBRE ORGANISMOS
DESCENTRALIZADOS Y EMPRESAS DE PARTICIPACIÓN ESTATAL.

Se hace a través de LEY FEDERAL DE LAS ENTIDADES PARAESTATALES,


esta ley reglamentaria en lo conducente del artículo 90 de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, tiene por objeto regular la organización,
funcionamiento y control de las entidades paraestatales de la Administración
Pública Federal. Donde las relaciones del Ejecutivo Federal, o de sus
dependencias, con las entidades paraestatales, en cuanto unidades auxiliares de
la Administración Pública Federal, se sujetarán, en primer término, a lo establecido
en esta Ley y sus disposiciones reglamentarias y, sólo en lo no previsto, a otras
disposiciones según la materia que corresponda.

ARTICULO 3o.- Las universidades y demás instituciones de educación superior a


las que la Ley otorgue autonomía, se regirán por sus leyes específicas. Las
entidades de la Administración Pública Federal que sean reconocidas como
Centros Públicos de Investigación en los términos de la Ley de Ciencia y
Tecnología, se regirán por esa Ley y por sus respectivos instrumentos de
creación. Sólo en lo no previsto se aplicará la presente Ley. La Comisión Nacional
de los Derechos Humanos, la Procuraduría Agraria, la Procuraduría Federal del
Consumidor y la Agencia de Noticias del Estado Mexicano, atendiendo a sus
objetivos y a la naturaleza de sus funciones, quedan excluidas de la observancia
del presente ordenamiento.

Petróleos Mexicanos y los organismos subsidiarios, creados por ley o decreto


expedido por el Ejecutivo Federal, cualquiera que sea la estructura jurídica que
adopten, se regularan por sus propias leyes o decretos de creación. Esta Ley se
aplicará sólo en lo que no se oponga o en lo no previsto por aquéllas.

ARTICULO 4o.- El Banco de México, las sociedades nacionales de crédito, las


organizaciones auxiliares nacionales de crédito, las instituciones nacionales de
seguros y fianzas, los fondos y fideicomisos públicos de fomento, así como las
entidades paraestatales que formen parte del sistema financiero, quedan sujetas
por cuanto a su constitución, organización, funcionamiento, control, evaluación y
regulación a su legislación específica. Les será aplicable esta Ley en las materias
y asuntos que sus leyes específicas no regulen.

ARTICULO 5o. El Instituto Mexicano del Seguro Social, el Instituto de Seguridad y


Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, el Instituto del Fondo Nacional
de Vivienda para los Trabajadores, el Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas
Armadas, el Instituto Nacional de las Mujeres, la Comisión Nacional para el
Desarrollo de los Pueblos Indígenas y los demás organismos de estructura
análoga que hubiere, se regirán por sus leyes específicas en cuanto a las
estructuras de sus órganos de gobierno y vigilancia, pero en cuanto a su
funcionamiento, operación, desarrollo y control, en lo que no se oponga a aquellas
leyes específicas, se sujetarán a las disposiciones de la presente Ley.

ARTICULO 7o.- Las entidades paraestatales correspondientes al Distrito Federal


quedarán sujetas a las disposiciones de esta Ley.

ARTICULO 8o.- Corresponderá a los titulares de las Secretarías de Estado


encargados de la coordinación de los sectores, establecer políticas de desarrollo
para las entidades del sector correspondiente, coordinar la programación y
presupuestación de conformidad, en su caso, con las asignaciones sectoriales de
gasto y financiamiento previamente establecidas y autorizadas, conocer la
operación y evaluar los resultados de las entidades paraestatales y las demás
atribuciones que les conceda la Ley.

ARTICULO 9o.- La Secretaría de Hacienda y Crédito Público tendrá miembros en


los órganos de Gobierno y en su caso en los comités técnicos de las entidades
paraestatales. También participarán otras dependencias y entidades, en la medida
en que tenga relación con el objeto de la entidad paraestatal de que se trate; todas
ellas de conformidad a su esfera de competencia y disposiciones relativas en la
materia.
ARTICULO 11.- Las entidades paraestatales gozarán de autonomía de gestión
para el cabal cumplimiento de su objeto, y de los objetivos y metas señalados en
sus programas. Al efecto, contarán con una administración ágil y eficiente y se
sujetarán a los sistemas de control establecidos en la presente Ley y en lo que no
se oponga a ésta a los demás que se relacionen con la Administración Pública.

ARTICULO 12.- La Secretaría de Hacienda y Crédito Público publicará


anualmente en el Diario Oficial de la Federación, la relación de las entidades
paraestatales que formen parte de la Administración Pública Federal.

En cuanto a los Organismos Descentralizados esta ley menciona que los


organismos descentralizados son las personas jurídicas creadas conforme a lo
dispuesto por la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal y cuyo objeto
sea:

I. La realización de actividades correspondientes a las áreas estratégicas o


prioritarias.

II. La prestación de un servicio público o social.

III. La obtención o aplicación de recursos para fines de asistencia o seguridad


social.

En las leyes o decretos relativos que se expidan por el Congreso de la Unión o


por el Ejecutivo Federal para la creación de un organismo descentralizado se
establecerán, entre otros elementos:

I. La denominación del organismo;

II. El domicilio legal;

III. El objeto del organismo conforme a lo señalado en el artículo 14 de esta Ley.


IV. Las aportaciones y fuentes de recursos para integrar su patrimonio, así como
aquellas que se determinen para su incremento.
IV. La manera de integrar el Órgano de Gobierno y de designar al Director
General, así como a los servidores públicos en las dos jerarquías inferiores
a éste.

V. Las facultades y obligaciones del Órgano de Gobierno señalando cuáles de


dichas facultades son indelegables;

VI. Las facultades y obligaciones del Director General, quien tendrá la


representación legal del Organismo.

VII. Sus Órganos de Vigilancia, así como sus facultades

VIII. El régimen laboral a que se sujetarán las relaciones de trabajo. El órgano


de Gobierno deberá expedir el Estatuto Orgánico en el que se establezcan
las bases de organización, así como las facultades y funciones que
correspondan a las distintas áreas que integren el organismo.

El estatuto Orgánico deberá inscribirse en el Registro Público de organismos


descentralizados. En la extinción de los organismos deberán observarse las
mismas formalidades establecidas para su creación, debiendo la Ley o Decreto
respectivo fijar la forma y términos de su extinción y liquidación.

ARTICULO 16.- Cuando algún organismo descentralizado creado por el Ejecutivo


deje de cumplir sus fines u objeto o su funcionamiento no resulte ya conveniente
desde el punto de vista de la economía nacional o del interés público, la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público, atendiendo la opinión de la
Dependencia Coordinadora del Sector que corresponda, propondrá al Ejecutivo
Federal la disolución, liquidación o extinción de aquél. Asimismo, podrá proponer
su fusión, cuando su actividad combinada redunde en un incremento de eficiencia
y productividad.

ARTICULO 17.- La administración de los organismos descentralizados estará a


cargo de un Órgano de Gobierno que podrá ser una Junta de Gobierno o su
equivalente y un Director General.
ARTICULO 18.- El Órgano de Gobierno estará integrado por no menos de cinco
ni más de quince miembros propietarios y de sus respectivos suplentes. Será
presidido por el Titular de la Coordinadora de Sector o por la persona que éste
designe.

ARTICULO 24.- Los organismos descentralizados deberán inscribirse en el


Registro Público respectivo que llevará la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público. Para las Empresas de Participación Estatal Mayoritaria:

ARTICULO 28.- Son empresas de participación estatal mayoritaria las que


determina como tales la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal.
ARTICULO 29.- No tienen el carácter de entidades paraestatales de la
Administración Pública Federal las sociedades mercantiles en las que participen
temporalmente y en forma mayoritaria en su capital, en operaciones de fomento,
las sociedades nacionales de crédito, salvo que conforme a la legislación.

ARTICULO 30.- Las empresas en que participe de manera mayoritaria el


Gobierno Federal o una o más entidades paraestatales, deberán tener por objeto
las áreas prioritarias en los términos del Artículo 6o. de este ordenamiento.

ARTICULO 31.- La organización, administración y vigilancia de las empresas de


participación estatal mayoritaria, sin perjuicio de lo dispuesto en la legislación
aplicable, deberán sujetarse a los términos que se consignan en este
ordenamiento.

Para los Fideicomisos Públicos:

ARTICULO 40.- Los fideicomisos públicos que se establezcan por la


Administración Pública Federal, que se organicen de manera análoga a los
organismos descentralizados o empresas de participación estatal mayoritaria, que
tengan como propósito auxiliar al Ejecutivo mediante la realización de actividades
prioritarias, serán los que se consideren entidades paraestatales conforme a lo
dispuesto en la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal y quedarán
sujetos a las disposiciones de esta Ley. Para su desarrollo y control de Las
entidades paraestatales.

ARTICULO 47.- Las entidades paraestatales, para su desarrollo y operación,


deberán sujetarse a la Ley de Planeación, al Plan Nacional de Desarrollo, a los
programas sectoriales que se deriven del mismo y a las asignaciones de gasto y
financiamiento autorizadas. Dentro de tales directrices las entidades formularán
sus programas institucionales a corto, mediano y largo plazos. El Reglamento de
la presente Ley establecerá los criterios para definir la duración de los plazos.

Para su evaluación:

ARTICULO 60.- El órgano de Vigilancia de los organismos descentralizados


estará integrado por un Comisario Público Propietario y un Suplente, designados
por la Secretaría de la Función Pública. Los Comisarios Públicos evaluarán el
desempeño general y por funciones del organismo, realizarán estudios sobre la
eficiencia con la que se ejerzan los desembolsos en los rubros de gasto corriente
y de inversión, así como en lo referente a los ingresos y, en general, solicitarán la
información y efectuarán los actos que requiera el adecuado cumplimiento de sus
funciones, sin perjuicio de las tareas que la Secretaría de la Función Pública les
asigne específicamente conforme a la Ley.

Para el cumplimiento de las funciones citadas el Órgano de Gobierno y el Director


General deberán proporcionar la información que soliciten los Comisarios
Públicos.
CONCLUSIÓN

La descentralización constituye la oportunidad para que las administraciones


locales diseñen políticas públicas acordes a las necesidades reales de sus
regiones, y para que establezcan relaciones coordinadas entre los diversos
ámbitos de gobierno.

La descentralización es un proceso multidimensional que tiene dinámicas políticas,


fiscales y administrativas. En términos generales, y como lo explica Finot (2001),
se define como un proceso de trasferencia organizada y ordenada del gobierno
nacional o central a otra autoridad o institución subnacional o local, con
atribuciones gerenciales y capacidades para administrar recursos humanos,
económicos y financieros regionales, departamentales o municipales, con el fin de
mejorar la eficiencia del Estado en cuanto a la redistribución social, con programas
que enfrenten la pobreza, aumenten la participación ciudadana y reduzcan la
corrupción; en definitiva, tiene el propósito de lograr mayor gobernabilidad
democrática.

Desde esta mirada, emprender una descentralización obliga a los gobiernos


locales a establecer alianzas entre los demás ámbitos gubernamentales
enfocados a satisfacer las demandas políticas localizadas. En este sentido, como
lo propone (Parsons 2007, 37), las "políticas" se ocupan de las esferas
consideradas como "públicas", lo que hace que la idea de las políticas públicas
presuponga la existencia de una parte de la vida que no es privada o puramente
individual, sino colectiva, aspecto que contribuye a disminuir la brecha de
inequidad territorial y social prevaleciente.

En este sentido, la descentralización se orienta a mejorar la planeación local, para


solucionar las necesidades reales de las poblaciones, buscando la
corresponsabilidad de la sociedad civil con una participación dirigida tanto a
apoyar las decisiones de los gobiernos en programas y proyectos encaminados a
mejorar la calidad de vida, como a la elaboración de propuestas para
perfeccionarlos. Por ende, es necesario que los gobiernos estatales, municipales y
centrales le den a la descentralización el peso que tiene en la planeación y diseño
de políticas públicas con la colaboración social, lo que sólo se logra manejando
relaciones intergubernamentales que permitan una acción coordinada.
BIBLIOGRAFÍA

 https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/7261/1/S01030319_es.pdf

 https://www.senado.gob.mx/64/gaceta_comision_permanente/documento/98251

 http://dgsa.uaeh.edu.mx:8080/bibliotecadigital/bitstream/handle/231104/1026/LA
% 20DESCENTRALIZACION%

 http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/110_010319.pdf
ANEXOS

A) Descentralización Política

B) Descentralización Administrativa
C) Constitucionalidad de Los Organismos Descentralizados

D) Características: Régimen Jurídico propio, Personalidad Jurídica,


Denominación, Patrimonio Propio, Gobierno Propio y Organización Propia.
E) Control y Vigilancia del Estado sobre Organismos Descentralizados y
Empresas de Participación Estatal.

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