Está en la página 1de 20

Seguridad Integral en las Escuelas - Aspectos Edilicios

Por Ing. Sergio G. Vidama


Publicada en la Revista "Red de Seguridad" Abril/Mayo 2001

Rompiendo con una tradición de varios años el ciclo escolar se inició en casi todos los
establecimientos del país, no se interpusieron en el calendario ni protestas sindicales,
paros, movilizaciones, jornadas de reflexión, perfeccionamiento, etcétera.

Sin embargo cientos de alumnos no pudieron ingresar a sus escuelas. El motivo "algunas
deficiencias edilicias" tal como lo anunciaran las autoridades educativas oficiales en
términos imprecisos a la vez que elegante. Por parte de los sindicatos adujeron que los
establecimientos permanecieron cerrados por considerarse "escuelas en riesgo".

Por demás esta decir que muchas instituciones abrieron sus puertas y efectuaron
actividades informales en patios, y otros ambientes no destinados a la enseñanza debido a
"deficiencias" y "riesgos".

La precariedad en los colegios no es una novedad, tiene un largo historial que se repite año
tras año. Sí es sorprendente que a pesar de las campañas de difusión sobre restauraciones y
mejoras, las mismas no se llevaran a cabo durante el período estival que permite no
someter a riesgos a la comunidad educativa.

Claro está que nada sucede porque sí; las autoridades bonaerenses, por ejemplo, expresan
que en el corriente año aumentaron significativamente las matrículas a la par que reclaman
los fondos que la Nación les debe para encarar obras de infraestructura.

Pero estos argumentos suenan poco sólidos, acaso no se prevé, teniendo en manos la
evolución escolar cuantas matrículas se agregarán. En cuanto a los fondos reclamados,
durante el receso escolar (tiempo en que las obras debieran de ejecutarse) no se
escucharon reclamos urgentes. Esto último puede explicarse, tal vez, por que nuestros
legisladores también estaban de receso.

Ante la realidad llana y concreta aparecen diferentes cifras. En el ámbito de la Pcia. De


Bs. As. se afirmó que el 99,8% de los colegios las clases se desarrollaron normalmente
sobre un total de 16.000 establecimientos.

El Sindicato Unificado de la Educación (Suteba) expresó que varias escuelas no abrieron


sus puertas, otras suspendieron las clases y algunas empezaron en condiciones precarias,

La Federación de Educadores Bonaerenses (FEB) dijo que entre el 5% y el 10% de los


colegios tienen problemas en su infraestructura.

La Comisión de Educación de Diputados Bonaerenses efectuó un relevamiento en treinta


distritos del interior y Gran Buenos Aires concluyendo que en más de 100 escuelas las
clases comenzaron en medio de refacciones y que al menos en 20 establecimientos no era
posible iniciar el ciclo lectivo.

Como contrapartida la Subsecretaría del Gobierno de la Pcia. de Bs. As. reafirmó que los
problemas edilicios no afectaban a más de 30 escuelas, cuyos problemas se solucionarían
en dos semanas aproximadamente.

Las diferencias numéricas o de porcentajes de escuelas aptas o no pueden deberse a tres


causas:

1. Se niega la realidad en función de beneficios políticos.


2. No se conoce con profundidad el tema y por lo tanto las opiniones o conclusiones
son dispares.
3. No se emplea una metodología apta, coherente e igual por los distintos grupos que
evalúan.

No debe sorprendernos una cuarta causa no enumerada que es la combinación de las tres.

Como resumen de las "deficiencias edilicias" o "escuelas en riesgo" pueden enumerarse


las más comunes (citadas por los evaluadores):

• Paredes electrificadas.
• Filtraciones tanto pluviales como de aguas servidas.
• Caída del cielo raso.
• Baños clausurados. Pozos ciegos saturados.
• Aulas clausuradas.
• Falta de pupitres y bancos.

La gran mayoría de estas "deficiencias" no son novedosas, han sido denunciadas en la


mayoría de los establecimientos en años pasados sin obtener respuestas contundentes.

Lo provisorio reemplaza lo adecuado, es así que en muchos establecimientos escolares (en


especial Pcia. de Bs. As. y Capital Federal) al estar los baños clausurados se emplean
baños químicos, los que requieren una atención y cuidado especial en materia de higiene.

Estos problemas no son el patrimonio de una provincia, lo es del país entero. Mil alumnos
de Bariloche no pudieron comenzar las clases por falta de mobiliario. En la Provincia de
Córdoba, por ejemplo, las clases no comenzaron debido a que la Empresa que construyó
100 edificios no llegó a tiempo para efectuar la entrega llave en mano, es decir con la
seguridad que todo funcionaba (electricidad, sanitarios, gas, etcétera).

Ahora bien, me pregunto si no es una "deficiencia edilicia" o "escuela en riesgo" que las
escaleras de las escuelas no dispongan de protecciones adecuadas para evitar hechos
trágicos como el ocurrido el 2 de septiembre de 1999, donde una niña que concurría a la
Escuela "José Manuel Estrada", Reconquista 461, Capital Federal, cayó por el hueco de
una escalera desde un segundo piso falleciendo a causa de los traumatismos causados. O
que los establecimientos no dispongan de vías de escape tal cual está legislado, o no el
ancho de pasillos, y salidas generales no corresponda con la población que pueda
evacuarse, o no dispongan de un sistema de alarma general, etcétera.

Debemos comprender que la Seguridad en un establecimiento de Educación no solo pasa


por "algunos aspectos" edilicios groseros. Si en verdad se evaluara en forma sistemática la
SEGURIDAD INTEGRAL DE LOS ESTABLECIMIENTOS DE EDUCACIÓN
grande sería la sorpresa al darnos cuenta que son muy pocas las excepciones que cumplen
con las más elementales reglas de seguridad. Es triste admitirlo pero casi la totalidad de
nuestras escuelas están muy por debajo del estándar mínimo permisible para que la
comunidad escolar se encuentre segura. La realidad es la siguiente mientras, a cualquier
costo, puedan llenarse las aulas, tengan baños, calefacción, la escuela es considerada apta.
De lo demás nadie toma recaudos

El desconocimiento, la improvisación y la falta de formación es tan grande, que de no


mediar una política uniforme al respecto los establecimientos de educación seguirán
constituyendo un lugar de peligro.

Cualquier tipo de remodelacíon, refacción, ampliación debe ejecutarse con un mínimo de


criterio. Es inaceptable que tales tareas se lleven a cabo fuera de la época estival forzando
así a la pérdidas de clases o lo que aún es peor, exponiendo a la comunidad educativa a
riesgos propios de la actividad la industria de la construcción.

Tan escasos somos de memoria que ya nos olvidamos de la profesora de educación física
Silvia Rogetti, de 29 años de edad, que por la negligencia de las autoridades sufrió una
lesión grave un su ojo derecho al clavarse un alambre de ocho centímetros (el alambrado
separaba la escuela en actividades de las construcciones que se llevaban a cabo en horario
escolar) un fatídico día 2 de junio del año pasado. Tras una semana de agonía falleció. Ese
evento pudo haberse evitado.

Otro hecho que no debemos olvidar es la calidad con que se realizan las refacciones o
construcciones. Las empresas encargadas de efectuar el trabajo deben ser auditadas en
todos sus aspectos, especialmente los técnicos y de seguridad, planificando un
seguimiento desde el inicio hasta el final de obra con las garantías de los trabajos
realizados.

En el colegio de enseñanza media y técnica Mariano Moreno, ubicado en Rivadavia Nº


3577, en el mes de noviembre de 2000, posteriormente a las reparaciones del patio, tres
jóvenes estudiantes cayeron a tres metros bajo tierra al ceder el suelo y abrirse un boquete
evento que milagrosamente no costó ninguna vida. Lógicamente las clases se
suspendieron, los alumnos fueron derivados a otro establecimiento y la "reparación de la
reparación" culminó con éxito. La empresa que reparó el patio desempeñó los trabajos
bajo un intenso seguimiento y control de una comisión formada a tal efecto. Nuestro sino
parece ser siempre "llorar sobre la leche derramada".

El olvido nos gana de manos. Hasta ahora algunos medios expresan "NO SE OLVIDEN
DEL DR. RENÉ FAVALORO".

No solamente nos olvidamos de él, también enterramos sus raíces, la escuela primaria
donde cursó tan notable hombre de ciencias, Escuela Nº 45 situada en el barrio
Mondongo, La Plata, Pcia. de Bs. As., no pudo iniciar normalmente el ciclo lectivo por
problemas edilicios que no fueron solucionados durante el receso escolar.

Por último, cuando en un lugar tan especial como la escuela donde se concurre para
formarse, se halla huérfana de toda consideración en materia de seguridad integral se
convierte en un agente agresor para los que allí concurren.
SE COSECHA LO QUE SE SIEMBRA

Ing. Sergio Germán VIDAMA


aminadab@arnet.com.ar

Seguridad en las Escuelas


- Parte I
Por Ing. Sergio G. Vidama
Publicada en la Revista "Security" 01/10/2000

No hay ámbitos exentos de riesgos, sin embargo sí existen diferencias


en cuanto a la percepción de la magnitud de los peligros por parte de
las personas. Por generaciones se nos ha inculcado que la escuela es
tan segura como nuestro propio hogar, que es nuestra segunda casa.
Deberíamos saber que el 54% de los accidentes mortales que afectan a
criaturas de 1 a 14 años ocurren en el hogar. Como paradoja el 32%
de los padres y madres consideran que es nada probable que sus hijos
tengan un accidente en su casa. En el mismo rango de edades el 46%
de los accidentes se distribuyen en espacios públicos y escuelas; el
61% de los padres no consideran seriamente como "muy probable" la
posibilidad que sus hijos sufran un accidente en dichos lugares.

El lugar común es que casi siempre se subestiman las condiciones


potencialmente peligrosas, con lo que se desarrollan comportamientos
poco activos y comprometidos con la problemática de la seguridad. Ello
ocurre, sistemáticamente con los establecimientos educativos,
entendiendo por tales a institutos de enseñanza, colegios,
conservatorios, guarderías infantiles y genéricamente las escuelas.

Son pocos los padres que al respecto tienen inquietudes debido a que
están prácticamente persuadidos que en las escuelas sólo ocurren
eventos menores que asumen como resultados inevitables y hasta
naturales debido a juegos o travesuras propias de la edad de sus hijos.

En la generalidad de los casos, los padres no analizan la situación en el


contexto de la escuela como un edificio que alberga diariamente a
cientos de alumnos; no detectan falencias edilicias, ni están al tanto de
otras problemáticas que iremos desarrollando a lo largo de este
trabajo.

La escuela, en el imaginario colectivo, presenta la imagen de la pureza,


del lugar dónde se enseña a nuestros hijos a socializarse, a adquirir los
conocimientos básicos que supuestamente le serán útiles cuando
crezcan. Conocimientos brindados generosamente por docentes y
profesores cuya actividad es vista como un sacerdocio.

Esta postura ajena a la realidad concreta en parte es uno de tantos


temas sociales que bien podríamos adjudicarles el título "de ello no se
habla" como sí nos refiriésemos a un tabú cuya violación sabe Dios que
desgracia nos traería. Para muchos, en un país poco predecible, lleno
de verborragia y discursos grandielocuentes es preferible la ilusión a la
realidad como postura de supervivencia. Les permite dormir
relativamente tranquilos pues todo se reduce al fin y al cabo a que se
cumpla con el horario de ingreso, egreso de la escuela y un
rendimiento escolar aceptable; del resto la escuela y su personal son
los únicos responsables en cuanto a la disciplina, nivel académico, ya
que la posibilidad de un accidente queda descartada.

Esta situación, la falta de curiosidad, la pregunta oportuna, las


objeciones directas, facilitan y alimentan una enorme burocracia dónde
los pocos que reclaman ven sus pedidos trabados o envueltos en
futuras respuestas que casi nunca llegan a tiempo. De esta forma la
sociedad cae en una especie de anemia, sus integrantes mutan en
entes silenciosos actuando como espectadores de una realidad que
aunque les desagrade la siguen soportando.

A los lectores me permito hacerles unas pocas preguntas para que en


la soledad de sus conciencias las contesten:

• ¿Conocen la escuela de sus hijos? Con esto quiero decir si


conocen no solo el aula, ni el salón de actos ni la sala de
reunión de padres. El conocer la escuela va más allá.
• ¿Cuántas salidas de emergencia hay en la escuela?
¿Preguntaron y constataron si son suficientes?
• ¿Existen elementos manuales de extinción de incendios
(matafuegos)? ¿Preguntaron y constataron si están en
condiciones de uso, bien distribuidos y si existe personal
estrenado para emplearlos correctamente?
• En caso que tengan que evacuar el establecimiento educativo
¿Preguntaron y verificaron como se procederá para dar el
aviso a toda la población de la escuela? ¿Quién tomará la
decisión si la máxima autoridad del lugar está ausente? ¿Hay
roles predeterminados para retirar a los alumnos y ponerlos
fuera del peligro conforme a su naturaleza?
• ¿Se interesaron en saber cuál es el punto de reunión en caso
de una evacuación parcial o total del establecimiento? ¿Qué
ventajas tiene ese lugar respecto de otros? ¿Hay otro punto
alternativo de reunión?
• En las reuniones de padres, además de informarse por la
evolución o rendimiento académico de sus hijos ¿pidieron que
algún profesional de la educación les explicara cuales son los
comportamientos precoces que pueden estar alertando sobre
una potencial conducta violenta por parte de sus hijos o sus
compañeros?
• ¿Cuántos simulacros relativos a distintas emergencias se
llevan a cabo en la escuela con la participación de la
comunidad docente estable en el presente año lectivo?
• Mantiene con sus hijos, de acuerdo a la edad, conversaciones
francas sobre la seguridad en la escuela, la calle y sus riesgos,
la violencia en general, la sexualidad, el uso de drogas y
alcohol, etcétera.

Estas son algunas preguntas que los papás y mamás debieran hacerse,
tomar al respecto una posición en concreto y comprometerse. Nadie
está obligado a ser idóneo o especialista en seguridad, pero por
derecho natural sí tenemos la obligación de ejercer la paternidad y
maternidad como es debido.

En una sociedad con sus conflictos acuestas es indispensable


comprender que la comunidad educativa la conformamos entre todos y
que si bien hay roles y responsabilidades definidas en lo funcional,
todos tenemos que aportar nuestra cuota de compromiso y solidaridad.
Y con más razón cuando la desocupación y la crisis económica golpea a
vastos sectores de la población con las lógicas consecuencias en el
sistema educativo.

Un sistema educativo cuya crisis se evidencia en cifras contundentes, si


bien en las dos últimas décadas se incrementó el ingreso de los
estudiantes en la enseñanza media ingresando sectores antes
excluidos, la capacidad de retención fue pobre. Por cada 1.000
alumnos que ingresaron en 1er año en 1987, egresaron 247 en la edad
esperada y si se cuentan a los que repitieron hasta tres veces, la cifra
de egresados aumenta a 416.

La situación se complica con el tiempo, cuando se analiza en el ámbito


bonaerense, por ejemplo, la capacidad de retención de los alumnos
que concurren a la EGB (Educación General Básica) se descubre que es
bastante amplia ya que la deserción escolar es del "solo" 1,8%. Claro
que no es el sistema educativo en sí que retiene a los alumnos sino la
posibilidad de poder comer un día más gracias a los comedores
escolares. Así aún en el verano concurren a dichos comedores más de
300.000 alumnos. En pocas palabras y según la Dirección General de
Escuelas de la Provincia de Buenos Aires, el 60% de la comunidad
escolar de la EGB se encuentra en una situación de riesgo social.

Por estas razones de estratificación socioeconómica, cuando se


pretende abordar la temática de la seguridad en las escuelas los
planteos son generales, cada jurisdicción, cada escuela, cada alumno y
hogar presentan desafíos particulares que, seguramente, requieren
ajustes específicos.

Sin embargo es necesario afrontar estos retos, pues la parálisis, la


indiferencia tanto de los organismos oficiales como los de la comunidad
sólo agravarán una situación de por sí difícil, en la que el precio más
caro lo pagan los más vulnerables: los niños.

Existen instrumentos para mejorar el nivel de seguridad en las


escuelas; claro está que la metodología debe adecuarse a lo que nos
referíamos párrafos antes. Son metodologías flexibles que
razonablemente empleadas brindan en el peor de los casos la
alternativa de mejoras relativas y en condiciones favorables
incrementar la seguridad a niveles óptimos.

De haberse aplicado éstos métodos que podemos denominar de


manera genérica como Planes de Prevención en Seguridad para
Escuelas muchos "accidentes" y desgracias pudieron haberse evitado.

De aquí en más para poder comprender la necesidad de implementar


dichos Planes, llevarlos a cabo con seriedad y principalmente con
continuidad vamos a describir algunos sucesos.

Caso Nº 1:

Una de las impresiones más generalizadas es considerar, desde el


punto de vista de la prevención de incendios, a las escuelas como un
riesgo ordinario, tan ordinario que muchos piensan que salvo por actos
de vandalismo "las escuelas no se incendian".

El día miércoles 30 de septiembre de 1992 en la Escuela Nº 85


"Ricardo Güiraldes" ubicada en el barrio de Villa Fiorito, Lanús,
Provincia de Buenos Aires, durante la mañana a las 09:20 horas
aproximadamente se produjo una explosión de gas natural que
destrozó tres aulas y generó un incendio en el establecimiento. Desde
temprano en la escuela se dictaban clases al tiempo que un grupo de
obreros trabajaba en la construcción de dos aulas. El "accidente" se
produjo cuando el gasista había tendido la cañería de gas. El olor a gas
pasó desapercibido para el trabajador no así para dos docentes que
desarrollaban sus clases en aulas próximas a la siniestrada. Cabe
señalar que las aulas ocupadas por los alumnos afectados (5to y 7mo
grado) y los pasillos tenían a modo de cielo raso paneles de telgopor.
Una de las maestras al percibir el olor a gas decidió retirar a sus
alumnos del aula y dar aviso a la Directora, en tanto advertía de la
situación a su compañera. Cuando los dos grados se estaban
trasladando se produjo la explosión y el posterior incendio. El telgopor
(material combustible) al arder y por su posición cayó como una lluvia
de fuego sobre parte del alumnado de 7mo grado. Las dos maestras
junto con la directora y la asistente social del establecimiento
sofocaron las ropas y el pelo encendido de los niños y organizaron la
atención médica. Once chicos resultaron con quemaduras en cabeza,
rostro y manos principalmente. Tres alumnos y el gasista (con
quemaduras que afectaron el 30% de su cuerpo) fueron los más
afectados y si bien sus vidas no presentaban peligro debieron quedar
internados en el Instituto del Quemado.

Este caso nos demuestra que las escuelas sí se incendian. Y que estos
hechos no presentan mayor frecuencia porque quizá sea verdad que
Dios es argentino. En primer lugar podemos indicar lo que un Plan de
Prevención de Seguridad en Escuelas hubiera evitado:

• La escuela tenía deficiencias edilicias importantes. No se puede


tolerar que como falso techo se emplee planchas de tergopol
debido a su combustibilidad y a la generación de gases tóxicos
como productos de combustión.
• Ante la buena intención de ampliar y remodelar un
establecimiento escolar, deben adjudicarse prioridades. No es
muy lógico invertir en ampliación de espacios si no se reducen
los riesgos derivados de las deficiencias señaladas en el punto
anterior.
• Nunca deben desarrollarse tareas de construcción,
remodelación o refacción en forma simultánea al horario de
actividades de una escuela.
• Menos aún cuando dichas tareas implican trabajos de
instalaciones peligrosas como el tendido de cañerías de gas
natural. Téngase presente que los trabajos se realizaron a
fines del mes de septiembre, es decir finalizado el invierno.

Caso Nº 2:

Cuando en anteriores párrafos hacíamos referencia a la situación de


riesgo social de los alumnos que concurren a escuelas con comedores
escolares y a la baja deserción escolar debido no a la capacidad de
retención del Sistema Educativo en sí, si no a la posibilidad de poder
acceder al menos a una comida diaria, es casi inevitable preguntarse
sobre los controles bromatológicos (hablar de la calidad nutricional
sería demasiado) que deben tener las Empresas de "cattering"
contratadas para suministrar los alimentos, así como las condiciones
mínimas de higiene en su elaboración, transporte y distribución.

El día jueves 11 de marzo de 1999 cien chicos y cinco docentes de la


Escuela Nº 10 de Pompeya, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se
intoxicaron por la ingestión de alimentos en mal estado. La población
fue derivada a distintos centros asistenciales habiéndose recuperado en
su totalidad dos días más tarde. En dicho establecimiento comen
diariamente alrededor de 350 alumnos y 15 docentes.

Demás está decir los riesgos evidentes que se presentan en los


comedores escolares. Son muchos los factores que pueden dar lugar a
la intoxicación, en ocasiones muy graves, debido al consumo de
alimentos en mal estado. Las condiciones de salubridad no solo atañen
a las empresas que elaboran, transportan y distribuyen los alimentos
sino también a la higiene del comedor en sí. Todos estos factores de
riesgo deben ser motivo de un permanente seguimiento, mediante
controles periódicos y auditorias especializadas.
Caso Nº 3:

Cuando hablamos de los riesgos en las escuelas no solo nos referimos


al establecimiento en sí, ni a las actividades que allí se desarrollan. Un
factor muy importante a tener en cuenta para determinar que tan
vulnerable es un establecimiento escolar es su relación con el entorno.

La falta de garantías en cuanto el planeamiento urbano genera un


desarrollo heterogéneo que con el tiempo, tarde o temprano, produce
serios conflictos. Los establecimientos escolares deben tener un
entorno seguro, caso contrario se dan situaciones de
incompatibilidades.

El sábado 22 de mayo de 1999 se originó un incendio en un depósito


industrial en la localidad de Pablo Podestá, Provincia de Buenos Aires.
El predio de varias manzanas linda con una Estación de Servicios y con
la Escuela Nº 30. Cerca de las 12:30 hs se desató un voraz incendio en
el interior del depósito donde se almacenaban diversos productos
químicos (desodorantes, insecticidas, ceras, etcétera). Durante el
siniestro se registraron varias explosiones, dos tambores con productos
químicos cayeron al patio de la Escuela Nº 30 en la que no se
registraban actividades por ser día sábado.

El siniestro fue controlado luego de horas de labor por parte de


bomberos de Tres de Febrero, San Martín, Hurlingham, General
Sarmiento, Villa Ballester, Morón y San Isidro.

No se registraron víctimas fatales, resultando con principio de asfixia


un bombero, otro con traumatismos por el golpe de un tambor y un
custodio del depósito con quemaduras debido al contacto con
Amoníaco.

Según consignan los registros periodísticos, los vecinos habían


denunciado la situación de peligro en reiteradas oportunidades,
manifestando alguno de ellos que siete años atrás se habría producido
un incendio de menor gravedad.

Como producto de la combustión de los elementos almacenados se


generó una densa nube de humo (que pudo ser visualizada desde el
centro porteño), lo que obligó a la evacuación de las viviendas
próximas al lugar y al cierre de la Estación de Servicio.

Uno de los riesgos que deben analizarse en cualquier Plan de


Seguridad Escolar es la vulnerabilidad que el establecimiento puede
presentar ante un siniestro (incendio, explosión, escape de sustancias
tóxicas y/o agresivas, etc.) en edificios, industrias, depósitos
relativamente cercanos.

En el caso que se ha mencionado la vulnerabilidad es tan grave que


casi no podría cuantificarse. ¿Qué les hubiera ocurrido a la población
escolar si el siniestro se producía en un día hábil? ¿Cómo hubieran
evacuado los alumnos, por qué salidas de emergencias? ¿En qué grado
los afectaría los gases tóxicos y el humo?.

Lo más importante ¿quiénes son las autoridades responsables para


permitir la habilitación de un depósito lindante a un Establecimiento
Escolar? ¿Bajo que criterio se permite dicha incompatibilidad que
expone la vida de inocentes?

Caso Nº 4:

La Escuela Municipal "José Manuel Estrada", ubicada en la calle


Reconquista 461, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, es la más antigua
de la Ciudad, fundada por Domingo Faustino Sarmiento en mayo de
1859. En el año 1927 por problemas edilicios fue demolida y luego
reconstruida respetando a grandes rasgos su estilo original. Desde el
mes de Julio de 1999 se realizaban remodelaciones que consistían en
refacción de baños, las cornisas de los dos patios donde se habrían
producido desprendimiento de mampostería, cambio de pisos en las
aulas de la planta baja y la construcción de un aula taller en el segundo
piso dónde funcionaban los baños de varones.

El jueves 2 de septiembre de 1999, Graciela, una niña de seis años


salió del comedor ubicado en el segundo piso para, con otras
compañeras, dirigirse a los sanitarios ubicados en Planta Baja.

Desde ese segundo piso cayó por el hueco de la amplia escalinata para
estrellarse en la Planta Baja; aparentemente pretendió deslizarse por
el pasamanos.

La pequeña que vivía con su abuelo materno y su abuela, le habría


comentado al primero que los chicos de la escuela solían deslizarse por
la baranda.

Gracielita fue internada en el Hospital Garrahan, luchó por su vida


durante cinco días. Falleció el lunes 6 de septiembre, la noticia
trascendió en los medios periodísticos recién el día miércoles 8.

Hay vidas signadas por el dolor, cuando nació Gracielita su madre


falleció, por dicha razón convivía con su abuelo materno, si bien tenía
contactos con su padre y sus tres hermanas mayores. Hay muertes
que son difíciles de explicar. Pero resulta más difícil entender las
explicaciones de los funcionarios responsables. Por ejemplo la
Subsecretaria de Educación del Gobierno de la Ciudad, en aquellas
circunstancias, atinó a expresar "que las escaleras son anchísimas y las
barandas tienen 90 cm de alto. Es muy difícil que los chicos se
trepen.....,y si fuera cierto que los chicos suelen deslizarse por las
barandas, todos los días habría un accidente". Además agregó que el
Edificio al ser un monumento histórico nacional "creo que no podríamos
sacar esas barandas para poner unas rejas". En pocas palabras la
víctima de tan sólo 6 años pasa a ser su propia victimaria, quizá
porque los muertos no declaran.

En cuanto al Director del Establecimiento expresó "hace 15 años,


cuando fui nombrado director, hice una consulta verbal para poner
protección. Pero en ese momento me dijeron que era muy difícil
autorizarlo porque el edificio es monumento histórico nacional y no se
puede modificar su estructura". Durante quince años no reiteró el
pedido, su razón: "no, porque no ofrecía peligro. Tuvo que pasar esta
desgracia para darnos cuenta de que era importante".

Es verdad, el sistema educativo esta en crisis y nosotros estamos


enfermos cuando priorizamos el estatus de monumento histórico
nacional por sobre la vida de una criatura de 6 años, con argumentos
que más que ridículos son agraviantes.

Gracielita, a vos como a muchos otros chicos la cordura de los mayores


les llegan tarde, demasiado tarde. Una simple protección (rejas o tacos
sobre la baranda) no te hubiera arrebatado la vida. Cuando los
hipócritas pretenden escudarse en falaces argumentos como el del
estatus de monumento histórico nacional, olvidan que por esa Escuela
pasaron verdaderos hombres de nuestra patria como el perito
Francisco Moreno, José Ingenieros, Roque Sáenz Peña (quien fuera
presidente de nuestro país) y el poeta de los desamparados Pedro
Bonifacio Palacios (alias Almafuerte). Vivieron otra época pero
seguramente no te hubieran negado, porque cada criatura que habita
nuestro suelo es en sí mismo un monumento a la nación, por sus
potenciales, por todo lo que tiene para entregar a sus semejantes, lo
demás son excusas para tapar propias negligencias.

Caso Nº 5:

El viernes 10 de septiembre de 1999, en el Colegio Nuestra Señora del


Carmen, Adrogue, Provincia de Buenos Aires, Sebastián de 11 años de
edad cayó por el hueco de una escalera desde el primer piso. El suceso
ocurrió a las 09:40 hs al inicio del recreo. Ocurrido el accidente el
menor fue trasladado al Hospital Lució Menéndez, para luego ser
trasladado al Hospital Garraham, lugar dónde fue intervenido
quirúrgicamente debido a las lesiones que presentaba.

Según contaron sus compañeros a los medios periodísticos, Sebastián


solía deslizarse por la baranda imitando a "Bart Simpson" uno de los
protagonistas de los dibujos animados "Los Simpson" el cual
acostumbra a realizar tales actos. Los padres de Sebastián una vez que
el parte médico aseguraba su buena evolución, admitieron que su hijo
tenía tendencias a cometer travesuras.

En los dos últimos casos, todo Plan de Prevención de Seguridad en


Escuelas consideraría los trayectos peligrosos como las escaleras, su
estado, el registro de incidentes (eventos en que no hay lesionados),
antecedentes en otras instituciones de educación, y sobre todo
comportamientos habituales de las criaturas que por naturaleza, según
la edad y personalidad, pueden ser más o menos traviesas. Los actos
repetitivos en cuanto a conductas inseguras deben registrarse son un
aviso de la posibilidad de un accidente fatal.

En estos casos los culpables no son las criaturas si por medio de


alternativas se evitan conductas como deslizarse por barandas.
Tomados todos los recaudos necesarios hay que diferenciar una
conducta eventualmente traviesa de aquella que por su frecuencia
pone en peligro la vida propia y la de terceros. El control de los
docentes y una política de disciplina coherente deben imponerse. Ello
implica que cuando un comportamiento no es el adecuado aunque se
halla convertido en hábito no deja de ser malo y por lo tanto es
susceptible de una acción disciplinaria. Sin crear un ámbito represivo la
disciplina debe tener su lugar. Las prohibiciones deben ser racionales y
comprendidas por el conjunto de la comunidad escolar, en este punto
debe contarse con el apoyo e interés de los padres.

Caso Nº 6:

Silvia Roggetti de 29 años de edad, profesora de gimnasia en la


escuela primaria Nº 197 del barrio San Lorenzo, Provincia del Neuquén,
en momentos en que transitaba por la escuela tropezó con una malla
de alambre y se incrustó un trozo de hierro en su ojo derecho al que
atravesó dañando su cerebro. Fue internada en estado de coma en el
Hospital Castro Rendón. El suceso ocurrió el viernes 2 de junio del
2000. A la semana, luego de padecer altibajos en su salud falleció el
viernes 9.

La malla de alambre tenía como fin separar las obras que se realizaban
dentro de la escuela. El día del accidente se suspendió la obra en
cuestión y otras dos obras que se ejecutaban en tantos colegios de la
Provincia.

Este caso tomó gran trascendencia pública debido a que el día del
deceso de la profesora, la Asociación de Trabajadores de la Educación
de Neuquén realizaba una marcha adhiriendo al paro nacional
convocado por la CGT. Dicha marcha cambió el cronograma y se
registraron violentos incidentes.

La fatalidad le ocurrió a Silvia Roggetti, pero podría haber sido un


alumno o cualquier persona de la escuela.

El Gobierno Provincial tomó la medida del cese de los trabajos de obra


cuando el accidente se había producido.

Conforme lo comunicaron a la prensa las compañeras de Silvia, ella y


otras docentes habían firmado un documento donde advertían de los
serios riesgos que se correrían si se llevaban a cabo obras de
construcción al tiempo que se dictaban clases.

Este desgraciado suceso tiene puntos en común con el primer caso


presentado, en cuanto no es admisible, a priori, la ejecución de obras
en establecimientos donde al mismo tiempo se dictan clases. Por
demás toda obra en construcción, refacción, remodelación debe contar
por parte de la contratista de un Programa de Seguridad con el fin de
evitar accidentes que pudieran afectar tanto a los trabajadores como a
terceros. El comitente, es decir quien encarga la obra es solidariamente
responsable al respecto. También cabe destacar que con la actual
legislación vigente este tipo de trabajo debe ser sujeto a inspecciones y
auditorías por parte de la ART (Aseguradora de Riesgos del Trabajo) de
las contratistas y subcontratistas si los hubiere, y amén de ello debe
implementarse en caso de obras de carácter público un seguimiento
por parte de quién ejerce el poder de policía en la materia.

Nuevamente la negligencia y el descuido, cobran una vida en su


plenitud.

LAS EXCUSAS NO ALCANZAN, NI REMEDIAN LO IRREMEDIABLE

Ing. Sergio Germán VIDAMA


aminadab@arnet.com.ar

Seguridad
en las
Escuelas -
Parte II
Por Ing. Sergio G. Vidama
Publicada en la Revista "Security" 01/11/2000

En nuestra nota anterior nos referimos a los


accidentes en las escuelas tomando casos a
modo de paradigmas que indican la urgente
necesidad de desarrollar Planes de Prevención
en Seguridad para Escuelas.

Esta necesidad se incrementa cada día si


consideramos sucesos que pueden reunirse bajo
el título de "violencia escolar". Por violencia
dentro del contexto escolar entendemos los
comportamientos antisociales tales como
agresiones físicas, psicológicas, verbales, actos
de vandalismo, abusos y cualquier otro
comportamiento de signo negativo que afecte
directamente a la comunidad escolar.
La diversidad de tales hechos nos obliga a
considerar los más graves y preocupantes ya
sea por su frecuencia y consecuencias, dejando
en segundo término los sucesos aislados o
eventuales.

Alumnos con problemas de conducta existieron


siempre, pero ahora enfrentamos un nuevo
fenómeno que por sus características resulta
más que alarmante.

En los dos últimos años los conflictos entre


alumnos no solo aumentó en cantidad sino que
cambió su modalidad, los códigos de antaño
quedaron aun lado para dar lugar al empleo de
armas blancas y de fuego.

La violencia que diariamente se despliega en las


calles de manera impune ha ingresado a los
establecimientos de educación. Esta situación
era de esperar porque las escuelas no son un
ambiente aislado de la realidad social.

Lo que ocurre en la sociedad repercute


inevitablemente en los chicos generando
comportamientos hasta hace un tiempo
impensable en nuestro país.

La violencia escolar tiene múltiples causas,


algunas de ellas pueden sintetizarse de la
siguiente manera:

• Clima de inseguridad social.


• Falta de estabilidad laboral.
• Desocupación.
• Ausencia de diálogo entre padres e
hijos.
• Consumo exagerado de programas
televisivos y juegos electrónicos con
alto contenido de violencia.
• Consumo de alcohol y drogas.
• Falta de valores morales y modelos de
vida socialmente valiosos.

Este perfil social modela la forma en que los


alumnos se relacionan entre sí. Las relaciones
interpersonales de los alumnos son violenta
porque en cierta forma reflejan el entorno que
los rodea.

La Dirección General de Escuelas de la Provincia


de Buenos Aires manifiesta que un 80% de los
golpes, cortes o fracturas sufridos dentro de las
escuelas tienen origen en juegos violentos o
accidentes, en tanto entre un 4 a un 5% se
deben a agresiones que suelen incluir elementos
punzocortantes (navajas, trinchetas) hasta
armas de fuego.

Esta nueva realidad se presenta en diversas


escuelas de todo el país y cada acto de violencia
se manifiesta en un contexto único en cada
establecimiento de educación y cada situación.

Si no se toman medidas urgentes al respecto es


posible afirmar que la frecuencia de hechos
violentos aumentará en número y gravedad.

Algunos de los casos más resonantes por haber


tomado estado público a través de los medios de
difusión masiva son los siguientes:

AGRESIONES CON ARMAS DE FUEGO.

Caso Nº 1

Fecha: 04/07/1999.
Lugar: Melchor Romero, Provincia de Buenos
Aires.
Establecimiento: Escuela Nº 39.

Un ex alumno de 14 años de la escuela ingresa


a la misma armado con una pistola calibre 9 mm
que poco antes le había robado a un policía.
Dirigiéndose a un antiguo compañero de clases
con quien había mantenido una discusión,
amagó con fusilarlo repetidas veces colocando el
caño del arma en la cabeza de su víctima.

Caso Nº 2

Fecha: 08/05/2000.
Lugar: Los Hornos, La Plata, Provincia de
Buenos Aires.
Establecimiento: San Pío X.

Un adolescente de 13 años baleó en el estómago


a un compañero de clase a la salida del colegio.
La víctima fue internada en terapia intensiva y a
pesar de la gravedad de la herida quedó fuera
de peligro.

El agresor manifestó a las autoridades que "me


cargaba todo el tiempo y yo sólo lo quise
austar". El acto de violencia ya tenía
antecedentes, el victimario era un alumno
introvertido y estudioso con problemas para
relacionarse con sus compañeros quienes lo
cargaban debido a los aparatos de ortodoncia
que empleaba. Dos día antes de la agresión con
el arma de fuego tubo una pelea en una fiesta,
sin mayores consecuencias. El lunes 8 de mayo
tomó un revolver calibre 32 que su padre
guardaba en la casa y se dirigió a la escuela. A
la salida las bromas y amenazas de pelea se
repitieron, pero esta vez su bronca y angustia
cobró la forma de un disparo.

Es importante destacar que el agresor en


repetidas oportunidades había solicitado a sus
padres que lo cambiaran de colegio, lo que le
fue denegado porque los progenitores entendían
que el pedido se debía al grado de exigencia
escolar.

ACCIDENTES CON ARMAS DE FUEGO.

Caso Nº 1

Fecha: 11/05/2000.
Lugar: Wilde, Provincia de Buenos Aires.
Establecimiento: Escuela Nº 20 "Gabriela
Mistral".

Un alumno de 15 años que cursaba el 8º grado


del EGB mientras se encontraba en la clase de
matemática se puso a manipular un revólver
calibre 22 dentro de su mochila. En ese instante
se produjo el disparo accidental que hirió la
pierna derecha de un compañero.

Si bien la Directora del establecimiento expresó


que en su escuela no había antecedentes de
violencia y que el alumno que portaba el arma
tenía muy buen concepto otros compañeros
manifestaron que no era la primera vez que el
adolescente traía el arma al colegio y que era
común que la mostrara para asustar a los demás
amenazándolos de muerte si le contaban a la
Directora.

Caso Nº 2

Fecha: 11/05/2000.
Lugar: Departamento de Las Heras, Provincia de
Mendoza.
Establecimiento: Escuela "Mariano Necochea".

Un alumno de 12 años resultó herido por un


proyectil en su mano derecha y en la pierna a la
altura del muslo como consecuencia del disparo
accidental de un viejo revólver que un
compañero de la misma edad manipulaba en el
aula en la clase de manualidades.

Al arma le faltaba el gatillo (cola del disparador)


pero tenía en su interior una munición. El
revólver se lo había regalado el abuelo del
adolescente y para éste era como un juguete
más al que llevó a la escuela para describirlo en
la clase de manualidades.

Las autoridades del colegio calificaron al autor


del hecho como un chico tranquilo y sin
problemas familiares; minimizaron lo ocurrido
calificándolo como un "hecho aislado sin
consecuencias graves" a pesar que el alumno
herido quedó internado en observación en el
hospital de Niños Humberto Notti.

AGRESIONES CON ARMAS BLANCAS.

Caso Nº 1
Fecha: 12/04/2000.
Lugar: Villa Adela, Provincia de Córdoba.
Establecimiento involucrado: IPEM, Brigadier
San Martín.

Dos alumnas adolescentes fueron atacadas, en


horas de la noche, a veinte metros del IPEM por
cuatro estudiantes del mismo establecimiento.
Las agresoras golpearon y atacaron con
trinchetas a sus víctimas, una de ellas resultó
con heridas cortantes en el rostro, brazo
izquierdo y tórax, en tanto su compañera resultó
con golpes múltiples.

Según la información periodística las víctimas


eran alumnas recientes en el instituto de
enseñanza nocturno por lo que recibieron su
"bautismo de fuego" mediante las agresiones
mencionadas.

Lo paradójico del caso es que dos de las


agresoras fueron identificadas y conforme a
expresiones de la Directora del establecimiento
de educación serían expulsadas junto con
Vanesa quién llevó la peor parte de la agresión,
con lo cual víctima y victimarios serían
merecedoras de la misma sanción.

Es notable que el Centro de Estudiantes del


IPEM se quejara de la mala imagen que se crea
del establecimiento de educación considerando
que ello los perjudicará en el momento de
buscar trabajo. Esta disconformidad es
compartida por las autoridades del instituto y
docentes debido a las declaraciones realizadas a
la prensa por Vanesa, la adolescente víctima de
la agresión.

Caso Nº 2

Fecha: 26/06/2000.
Lugar: Elena, Provincia de Córdoba.
Establecimiento: Instituto Privado Secundario
Asunción de María.

Según fuentes policiales un alumno de 12 años


cuando estaba en su aula de primer año fue
atacado por un compañero del mismo curso
quién lo apuñaló con un cortaplumas en el
antebrazo izquierdo; el puntazo le llegó casi
hasta el hueso.

La madre de la víctima expresó que su hijo fue


primeramente agredido en el patio del colegio
con una trincheta, pero el agresor de 15 años
sólo logró romperle el guardapolvo. Una vez en
el aula el mismo alumno volvió agredir a su hijo
con un cortaplumas con lo que consiguió herirlo
en el antebrazo izquierdo.

La Directora del colegio se negó a realizar


declaraciones "porque es un caso sin
importancia. La gente, una vez que se conoció,
lo magnificó".

OTROS ANTECEDENTES DE VIOLENCIA


ESCOLAR:

• Ingreso de arma de fuego (descargada)


- Escuela Nº 730 - Trelew - Provincia
del Chubut.
• Un alumno apuñaló a un compañero de
la misma edad - Escuela Nº 7 - Adrogue
- Provincia de Buenos Aires.
• Una menor de 12 años fue agredida por
tres compañeras - Escuela de Educación
Especial Nº 535 - Los Hornos, Provincia
de Buenos Aires.
• Agresión a una alumna de 16 años por
tres compañeras - Escuela Media Nº 28
- Villa Elisa - Provincia de Buenos Aires.
• Explosión de bomba casera en baño de
varones durante horario de clase.
Rotura de vidrios y sanitarios - Escuela
Nº 12 - Gonnet - Provincia de Buenos
Aires.

La violencia escolar también cuenta como


victimarios eventualmente a docentes. No son
pocos los casos de denuncias en jardines de
infantes por abuso sexual, empleo de drogas no
autorizadas a criaturas para "calmarlas",
maltrato físico, etcétera.

También constituye un acto de violencia cuando


la autoridad formal como lo es una maestra
amordaza a 70 criaturas de entre 6 y 9 años con
cinta adhesiva de seis centímetros de ancho, con
el fin de mantener el silencio durante el ensayo
del acto del 9 de julio. Hecho que ocurrió el
30/06/00 en la Escuela Cristiana de Formación
Integral Emanuel, La Plata, Provincia de Buenos
Aires.

La violencia escolar abarca cuadros


impensables, amén de los relatados, pasando
por la agresión física de alumnos y/o sus padres
a docentes y directivos de escuelas, y como
actos "leves" amenazas u otras formas de
intimidación. En ocasiones pareciera una guerra
de todos contra todos.

En este marco social para enfrentar la violencia


escolar hace falta programas y acciones
tendientes a prevenir y detectar tempranamente
cualquier conato de violencia. Y ante un hecho
consumado, al menos poder contar con los
mecanismos de contención necesarios para
amortiguar las consecuencias.

Si bien nadie puede garantizar que un


establecimiento escolar por mejor organizado
que se encuentre este exento de actos de
violencia escolar, también es verdad que
acciones de prevención e intervención
tremprana reducen la violencia y los
comportamientos problemáticos.

Una de las cuestiones fundamentales refiere a


las señales de advertencia tempranas
relacionadas con la violencia. Las señales de
advertencia temprana son sólo indicadores que
un alumno puede necesitar ayuda. En la mayoría
de los casos de violencia escolar se presentan
estas señales que son de carácter emocional y
de conducta, que observadas en el contexto
apropiado indican una tendencia a algún
conflicto.

Estas señales, deben ser conocidas por la


comunidad escolar, pero su interpretación
requiere de profesionales en el tema de la salud
mental. Así como pueden ser de gran utilidad
para detectar precozmente un problema en
ciernes también pueden causar daños
irreparables. Es sumamente importante
manejarse con prudencia pues puede ocurrir que
si las señales de advertencia temprana son mal
interpretadas se llegue a estigmatizar a un
alumno o etiquetarlo inapropiadamente. Si bien
es correcto preocuparse cuando se avizoran
tales señales no lo es el actuar exageradamente
y arribar a conclusiones prematuras. Nunca
deben ser empleadas para excluir, aislar o
castigar a un niño ni ser empleadas para
identificar determinado perfil, etiquetar o
estereotipar formalmente a quien emite tales
señales.

Otro principio es comprender que la violencia es


contextual. Un comportamiento violento y
agresivo puede tener, como una expresión
emotiva, varios factores antecedentes, que
pueden estar presentes en la escuela, el hogar y
en el ambiente social general. También las
señales de advertencia deben "leerse" dentro de
un contexto de desarrollo, es decir que pueden y
de hecho expresan sus necesidades conforme a
sus edades. El punto crítico es saber cual es el
comportamiento típico en cada fase de
desarrollo a fin de evitar malas interpretaciones.

Las señales de advertencia tempranas


incluyen:

• Retraimiento social. El retraimiento


gradual y eventualmente completo de
los contactos sociales pueden ser un
importante indicador. Generalmente, el
retraimiento proviene de sentimientos
de depresión, rechazo, persecución,
desmerecimiento y falta de confianza.
• Sentimientos excesivos de aislamiento y
soledad. Las investigaciones al respecto
concluyen que si bien en la mayoría de
los casos los niños aislados y que
parecen no tener amigos no son
violentos. Pero existe una minoría
donde tal regla no se cumple, es decir
niños con sentimiento de aislamiento y
falta de amigos están asociados a
comportamiento agresivo.
• Sentimientos excesivos de rechazo. La
respuesta de niños y jóvenes a
sentimientos de rechazo dependen de
factores de trasfondo. Pero es notorio
que en muchos casos manifiesten sus
tensiones emocionales en formas
negativas, incluyendo la violencia.
Algunos sujetos agresivos que son
rechazados por grupos no agresivos
buscan amigos violentos como forma de
reforzar sus tendencias.
• Ser una víctima de la violencia. Los
niños que son víctimas de la violencia,
incluso del abuso físico o sexual, corren
el riesgo de volverse violentos hacia sí
mismos o hacia otros.
• Sentimientos de ser molestado o
perseguido. Los niños y jóvenes que son
humillados, ridiculizados en forma
sistemática tienden a retraerse
socialmente. Si no se les brinda la
ayuda necesaria las tensiones
emocionales corren el riesgo de
canalizarse por medio de la violencia.
• Poco interés en al escuela y bajo
rendimiento académico. Esta señal
requiere discernir si prevalecen razones
emocionales o cognoscitivas que
expliquen un bajo rendimiento
académico. También es importante
determinar si el bajo rendimiento se
expresa en forma brusca o bien se
convierte en una situación crónica. En
determinadas situaciones la frustración
puede derivar en comportamientos
agresivos.
• Expresiones de violencia por escrito o
en dibujos. Los niños y jóvenes suelen
expresar sus sentimientos y emociones
a través de dibujos y escritos. Aunque
el contenido sea violento en la mayoría
de los casos en un contexto
determinado no tienen mayor
relevancia. Pero cuando dicha
producción (dibujos y/o escritos)
abunda en detalles o están dirigidos a
individuos específicos en forma
consistente puede constituir una seña
importante. Para un diagnóstico efectivo
se debe recurrir a un profesional de
salud mental, psicólogo escolar, etc.
• Ira incontrolada. Si bien la ira es una
emoción natural, la ira que se expresa
frecuentemente e intensamente como
respuesta a incidentes insignificantes
puede señalar un comportamiento
potencialmente violento hacia sí mismo
o hacia otros.
• Patrones de comportamiento impulsivo
y crónico de bromas pesadas,
intimidación y maltrato.
• Historial de problemas disciplinarios. Los
problemas crónicos de comportamiento
y disciplina tanto en la escuela como en
el hogar pueden sugerir que ciertas
necesidades emocionales internas no
están satisfechas. Estos problemas
pueden preparar el escenario para que
el niño viole normas y reglas, desafíe a
la autoridad, abandone la escuela y se
involucre en comportamientos agresivos
con otras personas.
• Historial de comportamiento violento y
agresivo. Existe la posibilidad de repetir
tales comportamientos cuando no han
recibido la ayuda necesaria.
• Intolerancia por diferencias. Un perjuicio
intenso hacia otros basados en factores
tales como la religión, sexo, etnicidad,
apariencia física, puede conducir a
asaltos violentos en contra de aquellos
que se perciben como diferentes. Otra
señal importante es la afiliación a
grupos discriminatorios.
• Uso de alcohol y drogas. Reduce la
capacidad de autocontrol y expone a
niños y jóvenes a la violencia, ya sea
como victimarios, víctimas o ambos.
• Afiliación a bandas o grupos violentos.
Refuerzan una tendencia a la agresión.
• Acceso inapropiado, posesión y uso de
armas de fuego. Los niños y jóvenes
que inapropiadamente tienen acceso a
armas de fuego tienen un riesgo mayor
de involucrarse en la violencia. Las
estadísticas indican que tales jóvenes
tienen una probabilidad más alta de
convertirse en víctimas. Los niños y
jóvenes que tienen un historial de
agresión, impulsividad u otros disturbios
emocionales no deben tener acceso a
ningún tipo de arma.
• Amenazas de violencia serias. Uno de
los indicadores de que alguien está
propenso a cometer un acto violento es
una amenaza detallada y específica.
Este tipo de amenazas deben tomarse
muy enserio y se deben tomar medidas
para entender la naturaleza de las
mismas y prevenir que se lleven a cabo.

Toda la comunidad escolar debe ser entrenada


en la detección de las señales de advertencia
tempranas, ello implica comprender su sentido y
estar asistido por profesionales en materia de
educación y salud mental.

Para ello la comunidad escolar debe asumir que


se encuentra ante un problema, la negación sólo
sirve para brindar una oportunidad más a la
repetición de actos de violencia con el riesgo de
una mayor frecuencia y gravedad. Al respecto es
como mínimo llamativo que en muchos de los
casos relatados las máximas autoridades de los
establecimientos involucrados tratan de
minimizar lo ocurrido. Emplean palabras como
"es la primera vez", "no tenemos antecedentes",
"en realidad se trató de un hecho menor", "las
consecuencias no fueron graves", "sólo fue un
hecho aislado", les faltaría decir "aquí no ocurrió
nada, es un invento de la prensa".

Poco interesa si es la primera vez que ocurre, sí


es importante que no vuelva a ocurrir o bien
preguntarse qué no se hizo para que ocurriese,
o bien por qué no nos dimos cuenta que podía
pasar. Claro que estas preguntas suelen ser
incómodas y pocos se atreven a formularlas en
voz alta. En un país desmemoriado como el
nuestro más vale el silencio, total al poco tiempo
nadie recuerda nada, nadie es responsable y
todo cae en el olvido. Tan frágiles de memoria
somos que tuvieron que pasar 184 años para
darnos cuenta que aquella escuela que el
General Belgrano soñó en Jujuy en 1813 y para
lo cual donó dinero y bienes recibidos como
recompensa en la lucha por la Independencia y
la defensa de la frontera norte del país, aún no
se había construido.

Recién en 1997 se comenzó la construcción de


la escuela en Campo Verde y a tres años del
inicio de la obra, a principios del corriente año
aún no se había terminado.

Ojalá que la problemática de la violencia


escolar, los accidentes en las escuelas y la
activación de Programas de Prevención en
Seguridad para Escuelas no deba esperar
casi dos siglos.-

Ing. Sergio Germán VIDAMA


aminadab@arnet.com.ar

También podría gustarte