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LAS SUPLENCIAS

DEL NOMBRE-DEL-PADRE

volumen a cargo de
HELÍ MORALES y DANIEL GERBER

por
ELSA HERNANZ • DANIEL GERBER
MARGARITA CASQUE · NÉSTOR A. BRAUNSTEIN
EDWIN SÁNCHEZ AUSUCUA • ADALBERTO LEVI HAMBRA
MARCELA MARTINELLI HERRERA • HELÍ MORALES ASCEN CIO
MARÍA TERESA ORVAÑANOS • VÍCTOR NOVOA
FRIDA SAAL • OLGA GARCÍA TABARES

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siglo
veintiu'lo
editores
MEX ICO
ESPANA
)l(J ÍNDICE

siglo veintiuno editores, s.a. de c.v.


CERRO DEL AGUA 248. DELEGACIÓN COYOACÁN. 04310 MÉXICO. D F

siglo veintiuno de españa editores, s.a.


CALLE PLAZA 5. 28043 MADR ID . ESPAÑA
INTRODUCCIÓN, por HELÍ MORALES y DANIEL GERBER 9
EL ARTIFICIO DE LAS SUPLENCIAS Y LA LÓGICA DEL INCONS-
CIENTE, por ELSA HERNANZ 15
SUPLENCIA SIN TITULARIDAD, por DANIEL GERBER 24
DE SUPLENCIAS Y AUSENCIAS O LA PREGUNTA SIN RESPUESTA,
por MARGARITA CASQUE 48
EL EGO LACANIANO, por NÉSTOR A. BRAUNSTEIN 53
AUSENCIA DEL NOMBRE DEL PADRE Y PASAJE AL ACTO EN LAS
PSICOSIS, por EDWIN SÁNCHEZ 75
CONTAR HASTA Cl!ATRO, por ADALBERTO LEVI HAMBRA 85
CALEIDOSCOPIO DE LA EBRIEDAD. FREUD, LA COCAÍNA Y EL
NACIMIENTO DEL PSICOANÁLISIS, jJor MARCELA MARTI-
NELLI HERRERA y HELÍ MORALES ASCENCIO 95
EL AUTORRETRATO EN EGON SCHIELE. UN SINTHOME - UNA
CREACIÓN, por MARÍA TERESA ORVAÑANOS 126
A PRECISAR, por VÍCTOR NOVOA 154
HAMLET NO ES EDIPO, por SUSANA BERCOVICH 166
EL NOMBRE DEL PADRE COMO SUPLENCIA, por FRIDA SAAL 188
MARGUERITE: UNA METÁFORA, por OLGA GARCÍA TABARES 210

portada de maría luisa martínez passargue


ilustración de friedenreich hundertwasser, la nostalgia
de las .v entanas, 1964
edición al cuidado de josefina anaya

primera edicíón, 1998


© siglo xxi editores, s.a. de c.v.
isbn 968-23-2119-0

derechos reservados conforme a la ley


iinpréso y hecho en méxico/printed and made in mexico
[7]
INTRODUCCIÓN

l
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El padre, la cuestión del padre, recorre la obra de Freud y los


seminarios de Lacan.
El padre en los textos freudianos aparece a simple vista como
un personaje central en el teatro de lo psíquico, pero se trata de
algo más estructural: una función en la constitución del sujeto. El
actor, que en cada uno de los casos paradigmáticos ocupa un papel
en el libreto clínico, se evidencia como engranaje fundamental en
el devenir de las historias. En Juanito, su lugar de portavoz debi-
litado del maestro muestra la necesidad de una función convocada
por el síntoma del caballo. En Dora, la propuesta de intercambio
señala la falla por donde la pregunta por el deseo apura la miopía
paterna. El padre feroz, en Schreber, aparece ante el hijo bajo la
máscara de un Dios que propicia su mutación en mujer. En el
hombre de las ratas, nunca es más evidente que el padre no es
sólo un personaje de carne y hueso sino una presencia simbólica
con sus mensajes y sus enigmas; en fin, en e l hombre de los lobos
la aparición paterna no se reduce a un lugar en la cama de la
madre sino a un fantasma en las danzas de la historia.
Pero el padre no es nada más esa pieza fundamental para pensar
la constitución psíquica del sujeto, sea como función edípica en la
interdicción o como voz que irrumpe cuando adopta el tono del
mandamiento y la severidad del castigo superyoico; también es el
punto nodal de la mitología freudiana del origen: el Padre de la
horda primitiva y después Moisés y su asesinato muestran, para
Freud, la verdad histórica del padre como fundador de lo social y
""'"' -· sus constelaciones. Padre como personaje, función, voz, origen;
como fundamento.
En Lacan, no es menos rica y variada la elaboración sobre el
padre; desde su ausencia en sus primeros casos de psicosis feme-
ninas hasta su construcción como función simbólica en la propuesta
de un tratamiento posible de las mismas. En 1953, la función del
padre se escribe todavía con minúsculas pero su intervención, en
[11 ]
12 HELÍ MORALES/DANIEL GERBER INTRODUCCIÓN 13

tanto que nombre, sostiene operativamente, desde entonces, el tres, a la vez que algo que puede llamarse goce se encuentra cer-
campo de lo simbólico. A finales de los cincuenta, el Nombre-del- cado, acuñado, por ese anudamiento.
Padre adopta, en el discurso de Lacan, la función de gestar la Para dar cuenta de esto, Lacan se sirve del nudo borromeo cuya
metáfora y, por ende, los movimientos de la cinética significante. puesta en juego tiene la finalidad de elaborar, situar la medida
Después, a partir de 1973, los nudos permiten pensar dicha función común necesaria para anudar esos tres registros heterogéneos.
0

del la do de la escritura topológica y abren las puertas a diversas Precisamente con el fin de formular lo que puede definirse como
posibilidades de suplencia. Sea como Padre Ideal que promueve esa medida común Lacan introduce un cuarto término en el nudo
un lugar de dignidad especial con su máscara de perfección, sea borromeo.
como función simbólica que acciona los mecanismos de la metáfora Ninguno de los redondeles que sostienen R, S e 1 está enlazado
e intenta instaurar la prohibición del incesto o como Padre Real con alguno de los otros; están libres tomados de dos en dos, pero
que encarna el enigma del goce del hombre cuando convoca al en el nudo se sostienen de manera conjunta. Quiere decir que lo
goce de la mujer y señala la cicatriz de la imposibilidad de saber que permite una medida común de los tres es justamente ser anu-
la verdad de la misma, el padre y sus registros constituyen una dables en forma borromea, de tal modo que éste anudamiento - el
dimensión fundamental en el devenir del pensamiento psicoana- nudo borromeo- es una cuarta entidad, la medida común mínima,
lítico. la solución "perfecta" y por esto mismo ideal e incluso mítica.
Pero su importancia atañe también a la historia: el Dios pastor, ¿Tuvo en algún momento Freud la idea de esta medida común?
el Padre Primordial, el Moisés egipcio y el último rey de Francia Según Lacan, simbólico, imaginario y real - aun sin que sean ex-
evidencian que el padre puede perder la cabeza. Hoy, el lugar que plícitamente mencionados- son registros cuya existencia fue sos-
él sostenía en las sociedades griegas y romanas, aquel de fundador pechada por el fundador del psicoanálisis; pero fueron dejados
de la patria (Pater patria) o de eminencia jurídica (Patricio ) e incluso por él independientes, a la deriva. Por esto, para que su construc-
quien proponía a la mujer devenir madre por el matrimonium, ha ción teórica se sostuviera, le hizo falta algo que llamó "realidad
sido reducido a un actor en el núcleo privado de la familia. Pero psíquica", que no es sino el complejo de Edipo, el cuarto término
aun ahí sus funciones se ven trastocadas por el poder de la iglesia que anuda a los otros tres libres: R, S e l.
y el estado, por los derechos civiles de los hijos, por el lugar de la Así, el complejo de Edipo cumple, en esta figuración del nudo
madre y su amor irremplazable y, en fin, por la maquinaria cien- a cuatro, lo que el anudamiento borromeo realiza implícitamente
tífica que propone la posibilidad de sustituirlo por un espermato- en el nudo a tres. Pero como en el complejo de Edipo está en
zoide en sus experimentos de inseminación artificial. juego la función del padre, el cuarto redondel es allí un Nombre-
Ante todas estas dimensiones, ¿cuál es el lugar del padre? ¿puede del-Padre y el anudamiento borromeo en tanto que tal, como cuar-
sustituirse su función? Frente a la ciencia y sus propuestas, ¿puede )/
to, es un Nombre-del-Padre.
reducirse la paternidad a una sustancia, o tendremos que seguir Esto significa que ya en Freud puede leerse la noción de suplen-
defendiendo otra materialidad del Nombre-del-Padre? Las suplen- cia. Como dice Lacan: "En Freud hay elisión de mi reducción a lo
cias ¿qué sentido y qué consecuencias tienen? imaginario, a lo simbólico y a lo real como anudados los tres, y es
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lo que Freud instaura con su Nombre-del-Padre idéntico a la reali-
HELÍ MORALES A. dad psíquica, que no es otra cosa que la realidad religiosa, es por
esta función de sueño por la que Freud instaura el lazo de lo
simbólico, lo imaginario y lo real", 1 para agregar, en referencia al
11 seminario "Los nombres del padre", que finalmente nunca llevó a
cabo: "Si he titulado ese seminario 'Los nombres del padre' -y no
Real, simbólico e imaginario son tres registros heterogéneos. Sin
embargo, el ser hablante es sostenido por el anudamiento de los 1
J. Lacan, R.S. I., seminario inédito, clase del 11 de febrero de 1975.
14 HELÍ MORALES/DANIEL GERBER

el Nombre-del-Padre - es porque ya tenía algunas ideas de la su- EL ARTIFICIO DE LAS SUPLENCIAS Y LA LÓGICA
plencia del Nombre-del-Padre. Pero no porque sea indispensable DEL INCONSCIENTE
tendrá lugar esta suplencia." 2 Se puede decir entonces que hay
Nombres-del-Padre que pueden venir a suplir el funcionamiento ELSA HERNANZ
ideal del Nombre-del-Padre que sería el de anudamiento borromeo
a tres .
Se puede afirmar entonces qu e un significante desechado de la
estructura del discurso que es Ja d el inconsciente y que por ello
se va a ubicar en lo real como síntoma podrá sostener juntos a R,
S e 1, es decir, hacer oficio de medida común. Pero en la medida En el seminario Joyce le sinthome Lacan hace referencia a las suplen-
en que el Otro está siempre descompletado de un significante -lo cias del Nombre-del-Padre con la finalidad de articular algunos de
que lo hace inconsistente- y en que el síntoma - que se sostiene los planteamientos relacionados con los registros de lo Simbólico,
en Ja letra, es decir, el trazo, el uno del significante- viene a darle lo Imaginario y lo Real, apuntando hacia la homología que puede
esa consistencia que le falta, hay una solidaridad total entre éste encontrarse entre aquello que se produce en la obra de arte y lo
y el Nombre-del-Padre. que surge en la experiencia analítica; así, incursiona en el campo
Todo síntoma, por lo tanto, es susceptible de funcionar como de la escritura, contorneando ese lugar vacío desde donde el sujeto
suplencia del Nombre-del-Padre porque el Nombre-del-Padre mis- es interrogado en su relación con el significante. Sin embargo, no
mo es el que viene a suplir la incompletitud del Otro, el hecho de dejó de enfatizar que él apenas había rozado lo que se ilustra en
que el Otro en tanto que tal no existe. En este sentido, el síntoma la obra joyciana, advirtiendo su reserva " ... en lo que respecta al
no hace sino generalizar esta función del padre. arte, en el que Freud se sumergía no sin tropiezos" .1
En varios momentos de su enseñanza Lacan utiliza los artificios
DANIEL GERBER que le brindan el arte, el mito, la religión o la topología, para
intentar responder a las preguntas que surgen desde la teoría y la
clínica. El planteamiento sobre las suplencias constituye un recurso
lógico del que se sirve para replantear la problemática sobre la
función del Nombre-del-Padre como lugar fundante para el sujeto,
en su función de anudamiento. Tema que trabaja desde diferentes
abordajes y es retomado en el seminario anterior al del Sinthome,
conjugado con la interrogación de si hay o no saber en lo Real.
Desde esa perspectiva trabaja sobre la dificultad de situar el saber
inconsciente, en tanto que es un saber definido por la conexión
de significantes, observando que en virtud de que el inconsciente
no descubre nada, porque en lo Real no hay nada que descubrir,
ya que hay allí un agujero, al saber, entonces, se le inventa. Esta
temática es enlazada con el problema de la lógi ca de Aristóteles,
al señalar que en ese bordear sobre lo Real hay un lugar donde
éste patina en el Peri Hermeneias, por lo que Aristóteles se ve forzado

1
Jacques Lacan, lnternenciones )' textos 2, Buenos Aires, Manantial, 1988, p. 62.

(15)
ELSA HERNANZ
16 EL ARTIFICIO DE LAS SUPLENCIAS 17

a recurrir al principio de contradicción, como artificio de suplencia, el inconsciente es lo que responde al síntoma. A partir de ahí, como
para tratar de articular lo relativo a la lógica proposicional y a la veremos, puede ser responsable de su reducción. 4
lógica modal, que según Lacan tendría que ver con lo imposible
y con la presencia de lo Real. 2 Por otro lado, también hay que recordar que la forma de operar
Así también, las consideraciones que Lacan desarrolla en el texto en el síntoma es a través del equívoco, de la reducción del sentido,
de Joyce respecto a un cierto orden de saber que se le imputa al como efecto fundamental de lo Simbólico sobre lo Real. Por lo
artesano, que como artífice introduce un vacío a partir de su crea- que puede decirse que una de las puntas del juego lógico que
ción, se vinculan con un tema al que ya había apuntado en sus Lacan introduce en lo que resuena del significante en el título de
trabajos sobre Ja ética pero que, ahora, después de un viraje lógico, su semi nario puede ser leído como creación, como producción del
tienen que ver con la cuestión de la escritura y la función del nudo inconsciente. No sin dejar de reconocer que es una forma de darle
en relación con los tres registros y lo que constituye la cadena un sentido a un trabajo que aparece como ilegible, pero que al ser
borromea. De allí se desprende la pregunta sobre la posibilidad retomado pudiera permitir una aproximación, aunque sea tangen-
de sostener un Real que, aun suponiendo la existencia de un cierto cial, al problema de la nominación y las suplencias en el psicoaná-
error relacionado con el anudamiento del sujeto y la metáfora lisis.
paterna, pudiera operar de alguna forma para posibilitar la función En el seminario sobre J oyce, Lacan se refiere constantemente a
de agujero. Esto cierne la problemática sobre la estructura y deja Santo Tomás de Aquino, quien, a su vez, remite al discurso de
como sedimento el cuestionamiento acerca de la posibilidad de Aristóteles sobre el problema de Ja creación; pareciera insistir, a
que, retroactivamente, pueda producirse una marca sobre el lugar fin de cuentas, sobre el aforismo de que un significante es lo que
de la falta. Lo anterior nos remite directamente a la pregunta que representa al sujeto para otro significante, y que, como una forma
Lacan se plantea en su seminario R.S.l.: "¿Lo real puede pues de encadenamiento a lo simbólico, adquiere su valor al ser consi-
sostenerse por una escritura? Claro que sí, y diré más aún -de lo derado como un saber referido al Otro. En este mismo sentido,
Real no hay otra idea sensible que la que da la escritura, el rasgo como parangón, conduce a marcar ese momento mítico de inscrip-
escrito".~ ción, afirmado por Lacan desde el planteamiento del retorno a
Es obvio .que en el título del seminario sobre Joyce Lacan alude Freud, para señalar el acto mismo de introducir el concepto de
directamente al síntoma, pero habría que preguntarnos cuál sería inconsciente. Momento fundante en el que está presente ya para
entonces la intención de escribirlo de esa manera, por lo que se el psicoanálisis el problema de la nominación, que habrá de ser
tendría que recordar, en primer lugar, el señalamiento de que es ligado con el lugar de la metáfora paterna, constituyendo uno de
precisamente como síntoma como puede identificarse aquello que los puntos neurálgicos que se articulan con la función del signifi-
se produce en el campo de lo Real. En el intento de saber cómo cante y su relación con lo reprimido y, a partir de allí, con lo que
es que el sinthome puede llegar a ser algo que responde a la realidad ocurre en la dimensión del síntoma, del sueño, del chiste o del
del inconsciente, resulta importante tener en cuenta que: acto fallido. Pues en la época en que Lacan hablaba de lo que
acontece en e l chiste y la función metafórica creadora de sentido,
En la medida en que ese nudo, aunque tan sólo reflejado en lo imaginario, plantea ya la problemática del sitio desde donde el sujeto se ha de
es efectivamente real, y se encuentra con un cierto número de inscripcio- instaurar frente al Otro. Señala lo que sucede en el olvido del
nes mediante las cuales unas superficies responden, puedo adelantar que nombre propio, fenómeno subrayado como lo propiamente meta-
fórico, para relacionarlo con aquello que Freud llamaba la evoca-
ción de las cosas últimas, realidad imposible de afrontar. De donde
2 Jacques Lacan, Le sérninaire. Livre XXI. Les non dupes errent. Inédito. Clase del
se desprende que la estructura metafórica misma habla de la im-
19 de febrero de 1974.
~ Jacques Lacan, "El seminario R.S.l.", en Ornicar?, núm. 3, Barcelona, Petrel,
1981 , p . 26. 4
!bid., p. 23.
18 ELSA HERNANZ EL ARTIFICIO DE LAS SUPLENCIAS
19

posibilidad de acceder a un lugar marcado por la falta. Al respecto, suerte de sustitución en la que la función de los nombres del padre,
Lacan señalaba: de una particular manera, hacen las veces de falso agujero y suplen
un error en el anudamiento con la función paterna.
Pero limitémonos por ahora a lo esencial: no es un olvido absoluto, un Las conceptualizaciones anteriores se ven reflejadas en la escri-
vacío; en lugar de Signorelli se presentan otros nombres, nombres de tura topológica, con la que Lacan ilustra también la suplencia del
sustitución, Botticelli, Boltrafio. Remitámonos al notable análisis de anudamiento borromeico introduciendo una problemática que no
Freud, que pone de manifiesto únicamente una combinación de signifi-
cantes; Bosnia Herzegovina, Trafoi, son las ruinas metonímicas del objeto deja de tener repercusiones teóricas y clínicas fundamentales . Sur-
presente detrás de fos elementos particulares en juego: la muerte, el Herr ge, así, un trastocamiento conceptual respecto a las condiciones
absoluto que es aquí rechazado (unterdrückt, que se podría traducir por indispensables para que pueda darse una clase de retroactividad
caído en el fondo). La aproximación metonímica -como lo que se deno- que permita, en un momento dado, establecer un cierto orden; en
mina asociación libre- permite rastrear el fenómeno inconsciente. 5 este sentido, creando las condiciones estructurales para que las
suplencias puedan operar.
Buscar los restos metonímicos, alrededor de un cierto "fuera En el texto joyciano Lacan retoma la pregunta por el problema
de sentido" en la producción misma de la formación inconsciente de laforclusión del Nombre-del-Padre, noción que, como él mismo
apunta hacia el lugar donde parece engancharse el deslizamiento ha señalado, toma de la terminología jurídica y que en castellano
del significante, en su relación con la nominación, con el lugar de se traduce como preclusión, del latín praecludo, praeclusi, praeclu-
la metáfora fundamental que posibilita la sustitución tomada como sum, cerrar, obstruir, impedir, caducar, extinguirse.1i Esto remite
un punto de detención que tiene que ver con el modo de anuda- al principio del orden procesal que impone la existencia de mo-
miento entre lo Simbólico, lo Imaginario y lo Real. Así, Lacan mentos apropiados para que se efectúen los actos del procedimien-
aborda el texto de Joyce a la manera de esas producciones del to judicial ligados con la seguridad y la irreversibilidad del desa-
sujeto que remiten al lugar freudiano de .la represión originaria, rrollo del proceso. En relación con los planteamientos psicoana-
y que tienen que ver directamente con el tema de la identificación líticos, incide sobre la dimensión desde lo que pueda ser planteado
y, por lo tanto, con la inscripción de ese significante mítico pri- como estructura dentro del campo de la neurosis o de la psicosis.
mordial que inicia toda sustitución posible, por medio de la que Al producirse un error o accidente en el establecimiento de la
el sujeto es introducido al orden Simbólico y que señala el orden metáfora paterna se produce la forclusión del Nombre-del-Padre,
lógico de la función de la falta, desde donde el inconsciente pro- en el lugar mismo desde donde aparece el lugar del Otro como
d u ce sus efectos. representante de una falta que puede permitir la apertura de toda
En Le sinthome Lacan despliega, por el lado de la ficción literaria, sustitución posible. Al proponer las suplencias, se abre la pregunta
la problemática del sujeto y la dimensión estructurante de la fun- por el sujeto y la lógica del inconsciente y se sitúa en un primer
ción paterna, en cuanto que marca la relación con el orden parti- plano la cuestión de la escritura. A partir de ahí habría que pre-
cular y paradójico de la articulación entre el deseo y el orden de guntarse si para que algo del orden de la sustitución sea posible,
la ley, ilustrando los tropiezos que dan cuenta de esa hiancia central tiene que aparecer, cuando menos, algún rasgo de inscripción en
que se resiste al saber y la necesidad del sujeto de bordear lo Real. el lugar de la falta; o si, por el contrario, en ese lugar no hay ningún
Lacan va todavía más allá al proponer que el sujeto, con su arte, rastro y lo que ahí se produce es algo de la dimensión exclusiva
produ~e algo que hace las veces de agujero, a través del desplaza- de la creación. Cuestión irresoluble que lleva nuevamente hacia el
miento del juego retórico, como un artificio de suplencia en el que artificio de la producción joyciana y hacia el artificio topológico
aparece el movimiento a partir del significante; en éste se da una del anudamiento, que parece conducir a un lugar de corte que
posibilite la creación, escritura de un falso agujero en el lugar
5
Jacques Lacan, Las formaciones del inconsciente, Buenos Aires, Nueva Vis ión,
1979, p. 74. li Diccionario jurídico mexicano, México, Porrúa/UNAM, 1989, p . 2479.
ELSA HERNANZ 21
20 EL ARTIFICIO DE LAS SUPLENCIAS

donde se produjo el error que impidió la juntura entre lo Simbólico la suplencia y la nominación, es lo que aparece en el Ulises cuando
y lo Imaginario para situar lo Real, que no invalida la problemática Joyce en su laberíntico relato se refiere, con marcada irreverencia,
de la inscripción del rasgo unario, rastro mítico que opera retro- a los primeros apologistas o padres apostólicos como la "venerable
activamente al ser puesto en juego a partir de la vertiente que comitiva", relato en el que intercala los nombres de algunos santos
ofrece el arte. como san Luis Gonzaga y santo Tomás de Aquino, con nombres
Continuando con el modelo que Lacan plantea sobre aquello tales como san Anónimo, san Epónimo, san Seudónimo, san Ho-
que ilustra el artificio de la escritura joyciana, habría que hacer mónimo, san Parónimo, san Sinónimo y san Senano, entre otrosY
referencia nuevamente a aquello que concierne al proceso judicial, A este respecto habría que agregar, tal vez forzando un poco la
donde, para que una suplencia se dé, es necesario el ejercicio de lectura, que es precisamente en la introducción de las Categorías
la acción, esto es, la puesta de la cuestión en manos de la autoridad, donde en la obra aristotélica se hace referencia a los términos
para que sea ella quien la resuelva. Se podría decir aquí, acto de homónimos, sinónimos y parónimos. 10 De manera similar, es ne-
escritura, como cuando Lacan señala aquella acción de ese extraño cesario señalar que en su juego retórico Lacan habla del sinthome,
personaje, Mr. Dedalus, que ocupa el lugar de un padre y que pone como uno de los nombres del padre donde hace alusión a la na-
la educación de Stephen en manos de la compañía jesuítica, recinto turaleza del síntoma, ante el cual sólo se puede operar por el lado
donde se abreva de las enseñanzas de santo Tomás de Aquino que, del equívoco, ya que no está llamado a la interpretación dada su
como ya ha sido dicho, es un nombre al que Lacan hace referencia vinculación con el goce. Así, en el juego homofónico, entre múl-
constante. Recordemos que su pensamiento remite a los princi- tiples posibilidades que Lacan introduce aparece la referencia eti-
pios aristotélicos, entre otras cosas, para fundamentar la existencia mológica de thome como corte y la significación de Sinn como
de Dios y para señalar que solamente la razón posibilita acceder sentido, como falta, en relación con la Bedeutung freudiana. En lo
hasta un cierto límite del conocimiento, de donde queda estable- que aparece como el sintoma-daquín, Lacan con su escritura enlaza
cido que hay un creador del mundo como paso de la nada al ser, al síntoma con el nombre de Saint Thomas d' Aquin, como el "Saint-
en tanto que creación ex-nihilo. 1 Podría apuntarse aquí que, en Home'', que nuevamente parece reenviar al "todohombrismo" que
muchos momentos de la escritura, la obra misma dejoyce aparece Lacan maneja en otras partes de su enseñanza, juego fonemático
como una suerte de impugnación al orden de la estructura de en el que se perciben ecos aristotélicos con los que se liga el orden
aquella Summa tomista que tan profunda huella parece haberle de la lógica del significante y el lugar del sujeto. En otro seminario
causado al artista y que parece abrir el cuestionamiento por su Lacan había señalado que: "Es lo propio de una manera de escritura
lugar en el mundo. Joyce propone su obra escrita como algo de que proviene del primer trazado lógico, cuyo responsable es Aris-
lo que deberán ocuparse los universitarios durante los próximos tóteles, lo que le ha dado ese prestigio que viene del hecho de que
trescientos años, colocándose como objeto causa del deseo, situa- es formidablemente gozoso, la lógica, justamente por eso apunta
ción que remite a lo que dice Samuel Beckett respecto a Finnegans a ese campo de la castración." 11
Wake: "Aquí, forma es contenido; contenido es forma. Se lamentan En la obra de Joyce puede percibirse, hasta el exceso, el peso
ustedes que el libro en cuestión no esté escrito en inglés. Es que de las palabras que en cada texto marcan el lugar de un nombre;
no está escrito. No es para ser leído; o si se quiere, no sólo para así, en primer plano aparece la nominación de los personajes como
ser leído. Es para ser mirado o escuchado. No trata de cosa alguna; un deslizamiento que intentara atrapar algo del orden metonímico
es la cosa misma." 8 que siempre se escapa. De manera paradójica, surge también, en
Si líay algo en la obra joyciana que conduzca a la cuestión de
9
James Joyce, Ulises , Barcelona, Lumen/Tusquets. 1994, p . 414.
7 Ángel González Álvarez, Manual de historia de la filosofía, Madrid, Credos, 10
Aristóteles, Tratados de lógica, México, Porrúa, 1987, p 23.
11
1971, p. 270. Jacques Lacan, Le séminaire ... ou pire, Livre XIX. Inédito. Clase del 15 de
8 James Joyce, Finnegans Wake, Barcelona, Lumen, 1993, p. 279. diciembre de 197 l.
22 ELSA HERNANZ EL ARTIFICIO DE LAS SUPLENCIAS 23

otros momentos, una cierta forma de ausencia del nombre propio lacanianas, como momento de corte que tiene estrechas implica-
para identificar a otros personajes, como una imposibilidad de ciones con lo que desarrolla respecto a la experiencia analítica
marcar lo que vendría en el lugar del nombre propio. Como cuando misma y que permite una vuelta más para relanzar la pregunta
utiliza el apelativo de "ciudadano", o bien, cuando juega con la respecto al saber sobre lo Real, en tanto que al saber se le inventa,
transposición de nombres que se entrecruzan para representar a puesto que no hay respuesta posible. Como un intento de lectura
otro. Al bordear insistentemente sobre ese lugar se abre la pregunta de Lacan sobre la producción del artista, desde una perspectiva
sobre el nombre que, en la repetición del movimiento, construye que abre múltiples niveles, por el lado del equívoco, del lapsus,
un espacio, un agujero. Eso que se sustrae a la significación se del síntoma o el chiste, que se mueven mediante la lógica del
hace patente en la frase: "iNombres! ¿Qué hay en un nombre?" inconsciente y que finalmente, por la ambigüedad del significante,
Rastros de una búsqueda desesperada por hallar algo oculto en el sólo puede pertenecer, también, al orden de la creación, al orden
nombre propio; igual que, en otro momento, refiriéndose a Sha- de lo que se produce en el lugar de la falta y que, como bien lo
kespeare, Joyce dice: " ... ha escondido en su propio nombre, un sabe decir el poeta, viene a sustituir "un error en la grafía", puesto
hermoso nombre, William, en los dramas, aquí un comparsa, allí que "los artificios y el candor del hombre no tienen fin" . 1"
un bufón, como un pintor de la antigua Italia escondiendo su cara
en un rincón oscuro de su lienzo. Lo ha revelado en los sonetos
donde hay Will de sobra" . 12
Joyce por doquier refleja la posibilidad mediatizadora del arti-
ficio de la escritura como una forma de tomar distancia de la cosa,
en el intento de inscribirse en la cartografía imposible del campo
del Otro que deja en suspenso la respuesta y lo anuda en una
lógica del significante, lógica de la falta. Stephen Dedalus, se pre-
gunta ante el Otro que no responde: "¿Qué había después del
universo? Nada. Pero ¿es que había algo alrededor del universo
para señalar dónde se terminaba antes de que la nada comenzase?
[ ... ] Era algo inmenso pensar en todas esas cosas y todos los sitios,
sólo Dios podía hacer eso. [ ... ) Dios era el nombre de Dios, lo
mismo que su nombre era Stephen."B Lacan apunta a que esjoyce
el que se oculta tras un nombre intentando descifrar su propio
enigma. El velo poético no se sustenta más que a partir de la
eficacia del lenguaje en función de lo que bordea la carencia cen-
tral, puesto que en lo Real no falta nada: "Lo real, diré, es el
misterio del cuerpo que habla, es el misterio del inconsciente." 14
Al volver sobre la pregunta inicial relativa a el lugar del plan-
teamiento de las suplencias del Nombre-del-Padre en la teoría psi-
coanalítica, puede decirse que éste aparece como un momento
lógico 'en el que se ordenan las anteriores conceptualizaciones

12
James Joyce, Ulises, op. cit., p. 283.
13
James Joyce, El retrato del artista adolescente, México, Premiá, 1989, pp. 15-16. 1
14 " Jorge Luis Borges, Antología poética, 1923-1977, Madrid, Alianza, 1983. p. 59.
Jacques Lacan, El seminario XX. Aún, Buenos Aires, Paidós, 1981, p. 157.

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SUPLENCIA SIN TITULARIDAD 25

SUPLENCIA SIN TITULARIDAD el solo hecho de la copulación del lenguaje con nuestro propio
cuerpo. La orientación de lo real forcluye el sentido. Forclusión más
DANIEL GERBER radical que la del Nombre-del-Padre." 2
Surge de este modo otra dimensión del concepto de forclusión,
opuesta a la más conocida, la del Nombre-del-Padre; es la forclusión
del sentido, correlativa de la institución de ese significante. Se trata
de otra vertiente del concepto que para Lacan explica la estructura
psicótica, por medio de la cual se viene a indicar que la forclusión
"Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: del Nombre-del-Padre es la causa de una no forclusión del sentido
Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra por lo real. Esta no f~rclusión traerá como consecuencia una pro-
de Egipto, de casa de siervos . liferación absoluta del sentido, desprovisto de anclaje en alguna
No tendrás dioses ajenos delante de mí. referencia.
No te harás imagen, ni ninguna semejanza de
Es necesario, a manera de aclaración, recordar que la significa-
cosa que esté arriba en el cielo, ni abajo en la
tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
ción no depende solamente deljuego significante. Hace falta ade-
[... ] más cierta "convicción" subjetiva: la de que más allá del encade-
No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en namiento significante existe la referencia. El significado no sola-
vano; porque no dará por inocente Jehová al que mente es efecto del significante: tiene relación también con un
tomare su nombre en vano." objeto real, un objeto que no está presente en el significante más
que por su misma ausencia. De no ser así, la significación que
Éxodo 20:1-7
resulta del movimiento significante no podría ftjarse verdadera-
mente y así interesar al sujeto, implicarlo en el ser y no limitarse
l. LO REAL Y LA FORCLUSIÓN DEL SENTIDO solame nte a consistir en un puro despliegue en el plano retórico.
Sólo en la medida en que la significación puede anclarse en ese
En 1973 Lacan define lo real como un abierto ( ouvert) que se inscribe real de la referencia será posible que quede ligada con la corpo-
entre semblante y realidad, entre simbólico e imaginario. Así lo reidad del sujeto de tal manera que éste ultimo sea realmente abar-
afirma: "lo real: un abierto entre el semblante, resultante de lo cado por ella.
simbólico, y la realidad tal como se sostiene en lo concreto de la El señalamiento de esta nueva dimensión inherente a la forclu-
vida humana". 1 sión es una conclusión importante de la extensa elaboración laca-
Lo simbólico es el semblante, lo que hace que haya orden, fina- niana en torno a la función del padre, aunque puede afirmarse
lidad, sentido; lo imaginario es la "realidad", lo vivido . Anudándo- -como se señalará más adelante- que está de algún modo presente
los para que no queden sobre el vacío, lo real es ese abierto que se ya desde las primeras formulaciones de este concepto.
caracteriza por ser orientable . Es en 1957, en el escrito titulado "De una cuestión preliminar
En este contexto, orientación no significa sentido; es más bi en a todo tratamiento posible de la psicosis", cuando Lacan expone
condición de posibilidad para este último, que no puede existir su definición canónica del Nombre-del-Padre: "significante que en el
sino a partir de una forclusión: en la sesión del 16 de marzo de Otro, en tanto que lugar del significante, es el significante del Otro
1976 del seminario Joyce le sinthome, Lacan formula una nueva en tanto que lugar de la ley".:l No se trata de que existan dos Otros
reflexión sobre lo real, al señalar que éste es "algo orientable".
Luego agrega: "Pero esta orientación no es un sentido pues excluye
2 j.Lacan,]oyce le sinthome. Seminario inédito. Clase del 16 de marzo d e 19 76.
~J. Lacan, "D'une question préliminaire a tout traitement possible de la psycho-
1 J. Lacan, Le séminaire. Livre XX. Encore, París, Seuil, 1975, p . 87. se", en Écrits, París, Seuil, 1966, p. 58::1 [ed. Siglo XXI, p. 564].

[24)
26 DANIEL GERBER SUPLENCIA SIN TITULARIDAD 27

diferentes, el del significante y el de la ley; es preciso más bien vez, Lacan rebasa la dimensión imaginaria de la paternidad y pos-
distinguir en el Otro - entendido como tesoro del significante- el tula que ante todo el padre debe ser colocado en lo simbólico
lugar del significante y el lugar de la ley. Distinción esencial porque como Nombre-del-Padre.
de ella - que marca una división, una hendidura en el Otro- de- Lacan apunta en ese momento que el Nombre-del-Padre existe
penderá la presencia de ese significante singular que es el Nom- como significante que sostiene el orden simbólico, pero que esto
bre-del-Padre. no basta para la constitución de la subjetividad_ Hace falta un padre
Lacan plantea que el significante del padre debe agregarse al que encarne esa función y la haga existir como real, real entendido
de la madre, considerada ésta como el lugar de la simbolización todavía como sinónimo de realidad. Entonces, simbólico y real del
primordial, delfort-da, de la presencia-ausencia o del+/-, es decir, padre deben confundirse: "La asunción de la función del padre
del significante en cuanto tal, no idéntico a sí mismo. De este supone una relación simbólica simple donde lo simbólico recubri-
modo, el Nombre-del-Padre se inscribe como el significante tercero ría plenamente lo real." 1; Sin embargo, este recubrimiento resulta
con relación a la simbolización primordial que permite establecer imposible y es así como la imposibilidad queda asociada con la
en esa pura oposición significante la ley que la rige. La introduc- función paterna: "Sería preciso que el padre no sea solamente el
ción del Nombre-del-Padre producirá entonces el desdoblamiento, Nombre-del-Padre sino que represente en toda su plenitud el valor
la división del Otro; división que posteriormente Lacan escribirá simbólico cristalizado en su función. Ahora bien, es cierto que este
S(~), materna que indica que el Otro es el lugar de la carencia, de recubrimiento de lo simbólico y lo real es absolutamente imposi-
la incompletitud. ble."7 Precisamente este imposible será la definición que años des-
Significante que viene a suplir esa carencia para así sancionarla, pués se adjudicará ·al término real_
el Nombre-del-Padre es también el nombre que la designa; es de El concepto de lo real surge de esta constatación de lo que
por sí una suplencia. De modo que el concepto de suplencias del ocurre con la paternidad:
Nombre-del-Padre no se refiere exclusivamente a lo que puede "El padre es siempre, por algún lado, un padre discordante con
suplirlo sino que evoca, ante todo, aquello de lo que es suplencia. respecto a su función, un padre carente [... ] hay siempre una dis-
De hecho, desde un primer momento, la reflexión lacaniana cordancia extremadamente neta entre lo que es percibido por el
acerca de la paternidad asocia a ésta con la carencia, al punto que sujeto sobre el plano de lo real y la función simbólica."R El padre
el gran esfuerzo de Lacan (invertido en muchos años de enseñanza) "real" no puede estar a la altura de su función simbólica; de allí
es el de ligar de manera cada vez más férrea la carencia propia de que la única identidad posible entre real y simbólico sea mítica,
la estructura con la función paterna. identidad expuesta por el mito de la horda primordial que Freud
Ya en su texto de 1938, elaborado para la Enciclopedia francesa inventó, mito de un padre real que se confunde totalmente con el
y titulado "La familia'', 4 se puede encontrar el señalamiento de padre simbólico.
una falta inherente a la paternidad que es designada allí como falla Hay que agregar que esa distancia que hace inconciliables sim-
de la imago paterna. Es el primer intento de vincular la dimensión bólico y real es causa del surgimiento de una tercera dimensión
de la carencia con la paternidad, intento que se inscribe en la de la paternidad, el padre imaginario que aparece como ese que
perspectiva de lo que años después se designará imaginario. llena la grieta que se abre entre simbólico y real. De una manera
Esta perspectiva de la paternidad sufre un cambio radical en siempre singular, cada sujeto resuelve esa distancia inevitable con
1953. El viraje puede ubicarse en una conferencia: "El mito indi- la producción del padre imaginario o padre ideal, padre esencial
vidual del neurótico"." Es en esta conferencia cuando, por primera para la constitución de la imago paterna que es soporte del ideal
4 Cf. J. La can, La familia, Barcelona, Argonauta, 1984.

"Cf. J. Lacan, "Le mythe individue! du névrnsé'', en Ornicar?, núm. 17/18, ¡;!bid .• p. 305 [p. 56).
París, 1979 [ed. esp ., "El mito individual del neurótico", en J. Lacan, Intervenciones 7
ldem.
y textos, Buenos Aires, Manantial, 1985, p. 37) . 8 Idem.

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28 DANIEL GERBER SUPLENCIA SIN TITULARIDAD 29

del yo . El padre imaginario es así un apoyo básico para el narci- de articulación del incesto con la muerte, del padre simbólico
sismo, en tanto que sostiene el amor idealizante y la rivalidad - desde siempre muerto- con la imaginarización del incesto como
agresiva. goce del padre. El tabú encarna una amenaza terrorífica que jamás
A comienzos de los años cincuenta, en un seminario dedicado desaparece pues el padre muerto -simbólico- retorna bajo la fa-
al Hombre de los lobos, Lacan afirma: "Nunca hay padre que chada - imaginaria- del goce incestuoso.
encarne el Padre", 9 refiriéndose con este segundo padre al padre La anterioridad lógica de este padre muerto a toda ley es la
simbólico. Esto explica que, en ese punto donde el padre simbólico razón por la que Tótem y tabú otorga prioridad al tabú de la muerte
falla, la imago del padre lo suple; una imago que puede llegar a -tabú de los muertos - con relación al del incesto. El padre muerto
tomar las características del padre terrible, omnipotente, con su . es encarnación de un imposible que no se localiza fuera de la
efecto paralizante. estructura simbólica; es el lugar de lo segregado, de lo sagrado
Esto último lo ilustra precisamente el caso del Hombre de los como núcleo real del orden simbólico, la condición de posibilidad
lobos, paciente sobre el que Freud advertía que su vida estaba de esta estructura.
dominada por la angustia ante el padre que tomaba la forma de Para Freud el tabú posee una doble significación; lo santo, lo
fobia al lobo. Ahora bien, en el seminario citado, Lacan dirá que bendito, se conjuga en él con lo impuro, lo abyecto:
esa angustia ante el padre no depende de la relación de este sujeto
con el padre simbólico -de hecho no deja de buscarlo- sino con El significado del tabú se nos explicita siguiendo dos direcciones contra-
el padre imaginario: "Toda la historia del sujeto está escandida puestas. Por una parte nos dice "sagrado", "santificado", y, por otra,
por la búsqueda de un padre simbólico y castigador, pero sin éxito. "ominoso", " p e ligro~o", "prohibido", "impuro". Lo opuesto al tabú se
llama en lengua polinesia "noa":· lo acostumbrado, lo asequible a todos.
El padre real es muy atento y además disminuido. Lo más claro
Así, adhiere al tabú algo así como el concepto de una reserva; el tabú se
que Freud ha visto en la transferencia es el temor·de ser devorado." 10 expresa también esencialmente e n prohibiciones y limitaciones. Nuestra
Ser devorado por el padre, ser objeto del goce de un Otro no expresión compuesta "horror sagrado" equivaldría en muchos casos al
limitado - dividido- por ese significante que es precisamente el de sentido de l tabú. 11
la paternidad, el significante que debe mantener el sitio vacío de
la hendidura que separa al padre simb,ólico del padre real: tal .es El tabú no es una simple prohibición, está más acá de cualquier
el peligro que acecha al sujeto. Se prefigura en la reflexión de interdicción:
Lacan la dimensión del goce del Otro expuesto aquí como aquello
que rebasa la prohibición paterna y retorna bajo la forma totémica Las restricciones de tabú son algo diverso de las prohibiciones religiosas
del padre imaginario, devorador, forma que para Freud encarna o morales. No se las reconduce al mandato de un dios, sino que en verdad
el tabú. prohíben desde ellas mismas. Y de las prohibiciones morales las separa su
no inserción en un sistema que declarase n ecesarias en términos univer-
sales unas abstenciones, y además proporcionara Jos fundamentos de esa
necesidad. Las prohibiciones de tabú carecen de toda fundamentación;
II. EL TABÚ son de origen desconocido; incomprensibles para nosotros, parecen cosa
natural a todos aquellos que están bajo su imperio. 12
Claro exponente de la estrecha relación que existe entre la figura
del padre imaginario y ese goce del Otro que excede la prohibición, "Horror sagrado": horror ante un goce extraño e íntimamente
el tabú es una figura mayor del goce. Su presencia indica el punto adherido al sujeto que lo desconoce como tal; expresión muy pró-

!I J. Lacan, "Notes sur l'Homme aux loups'', en Pétits écrits et coriférences (1945- 11 S. Freud, Tótem y tabú, en Obras completas, t. XIII, Buenos Aires, Amorrortu,
1981), p. 383. 1980, p. 27.
lO [bid., p. 382. 12
ldem.

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30 DANIEL GERBER SUPLENCIA SIN TITULARIDAD 31

xima en su sentido a la que el mismo Freud emplea para caracterizar la venganza silenciosa que sucede a la transgresión. Se sabe que
la actitud del Hombre de las ratas ante un goce que experimenta hubo violación del tabú cuando éste se ha vengado, es decir, siem-
sin saberlo: "En todos los momentos más importantes del relato pre a posteriori, a partir de esta venganza que es por lo general la
se nota en él una expresión del rostro de muy rara composición, muerte. El tabú es una presencia que no remite a ninguna otra
y que sólo puedo resolver como horror ante su placer, ignorado por cosa, sólo a ella misma: no es presencia que evoque, re-presente,
él mismo" . 13 El tabú es "lo que se prohíbe desde él mismo", un tipo no es representación psíquica, no forma parte del pensamiento
de prohibición que no se ·establece como mandato de un dios ni inconsciente. Presencia que - en oposición al discurso articulado
se articula en un conjunto de enunciados que justifican su necesi- del inconsciente- no ex-siste, el tabú es. No se transmite entonces
dad, se impone por el horror sagrado de un goce desconocido; es por medio de la palabra sino de lo que excede a ésta.
ley que carece de fundamento: ley pura de lo sagrado, ella es el Excesivo, el tabú es inaccesible al olvido. Éste es un efecto propio
fundamento. de lo simbólico por medio del cual lo que ya no existe se puede
Al tabú, añade Freud, se agrega algo: "el concepto de una re- transformar en un significante que ex-siste; pero el tabú no forma
serva", algo no dicho, un silencio en el que se sostiene todo aquello parte de lo simbólico pues está en el lugar de ese defecto funda-
que se puede decir. Tal es la fuente de toda prohibición, la raíz mental del inconsciente que hace de toda simbolización una sim-
desconocida de todo mandato establecido. El tabú no es ley que bolización incompleta.
enuncie sanciones específicas para castigar la transgresión pues su
existencia implica una sanción que es el efecto automático de la
transgresión, su otra cara. Quien viola un tabú se convierte él III. EL TABÚ Y LA FALTA DEL PADRE
mismo en tabú:
Existe el tabú porque toda simbolización es incompleta, lo que
Sin duda, originariamente el castigo por la violación de un tabú se dejaba significa que hay real, falta; falta original, pecado original, pecado
librado a un dispositivo interno, de efecto automático. El tabú violado se del padre. La función paterna va ligada a un fracaso inevitable
vengaba a sí mismo[ ... ] "Quien ha violado un tabú, por ese mismo hecho cuyas razones y consecuencias Lacan intenta precisar. Si lo que
se vuelve tabú" Ciertos peligros que nacen de la violación de un tabú define a esta función es decir no al goce que amenaza la sobrevi-
pueden ser conjurados mediante acciones expiatorias y ceremonias de vencia del sujeto en el orden simbólico y la del lazo social, su
purificación. 14
fracaso resulta del desdoblamiento del padre entre su faz signifi-
cante y la dimensión gozosa que lo habita y no se deja reducir por
Actos de penitencia y ceremonias de purificación indican la
el orden simbólico.
dimensión gozosa del tabú. Goce que prohíbe por sí mismo y
El Nombre-del-Padre fracasa porque no asegura el pleno domi-
convoca a la vez a la transgresión cuyos efectos de contagio - "quien
nio de la simbolización. Este fracaso es otro nombre de lo real. Es
viola un tabú se convierte él mismo en tabú" - exigen la expiación:
por ello el nombre de una (alta cuya existencia remite a un goce
"El carácter contagioso de un tabú es sin duda el que ha dado
nunca evacuado del mundo.
ocasión a que se procurase eliminarlo mediante ceremonias expia-
Una falta, una falla de origen, causa de la transmisión fallida de
torias. "1"
la ley. Tal el pecado original, pecado del padre, como lo dirá Lacan
El tabú no habla; polo opuesto de la ley simbólica -que precede
en 1964: "El padre, el Nombre-del-Padre, sostiene la estructura del
a la ti;-ansgresión y que por ello la induce-, sólo se manifiesta en
deseo con la de la ley. Pero la herencia del padre es lo que nos
designa Kierkegaard, es su pecado." 11 ;
J:i S. Freud, "A propósito de un caso de neurosis obsesiva", en Obras completas,
t. x, Buenos Aires, Amorrortu, 1980, p. 133.
; J. Lacan, Le séminaire. Livre XI. Les quatre concepts fondam entaux de la psycha·
14 11
S. Freud, Tótem y tabú, op. cit., pp. 28-29.
l!i !bid., p. 29. nalyse, París, Seuil, 1973, p. 35.
32 DANIEL GERBER SUPLENCIA SIN TITULARIDAD 33

Parte del padre no accede a la simbolización, por lo que éste la culpa que recaer sobre "yo" Ue ], es decir, sobre el sujeto en su
queda en estado de "muerto viviente", presencia de lo que no existencia tanto de ser viviente como de ser sexuado: sólo "yo"
puede morir que se figura imaginariamente en lo monstruoso y lo puede llevar la car ga -tanto en el sentido de peso como de respon-
desmesurado. Esta falta del padre, falta de elaboración significante sabilidad- del goce que a la vez que falta está en exceso.
del goce que lo habita, es causa de una culpabilidad inevitable, Es por esto por lo que la conciencia es, en primer lugar, mala
corrosiva. conciencia; efecto de la percepción inconsciente de la "mala" sim-
A la pregunta acerca de lo que somos culpables puede respon- bolización del padre que, reconstruido en la dimensión imaginaria,
derse que -en primer término- lo somos de la existencia de lo es el testigo de esa falla, el espectro condenado a errar indefini-
real: "El psicoanálisis corrobora[ ... ] lo que suelen decir las personas damente por no poder acceder a la muerte simbólica que pueda
piadosas : tomos somos pecadores." 17 Hay culpa, en primer lugar, otorgarle la paz eterna. Para nada saber de la carga de este muerto
porque el goce falta; pero esta falta de goce implica también su viviente, el sujeto toma sobre sí la culpabilidad y goza de su afán
carácter inapropiado: el goce que es posible no es el apropiado por depurar el orden simbólico de la mancha de lo real imposible
para que exista relación sexual. Doble defecto - falta por un lado, de borrar allí. ,¡· :~,

carácter inapropiado por el otro- que fundamenta el imperativo La neurosis obsesiva es para Freud el paradigma del modo en
del superyó que ordena de manera feroz lo imposible: gozar. Doble que el tabú -portador del goce - produce la conciencia culpable y
mandamiento imposible de satisfacer porque puede entenderse la moral. En su explicación del modo en que esta conciencia se
como exigencia de gozar un goce total o de gozar plenamente del constituye, va a indicar la existencia de un tiempo originario, tiem-
Otro sexo cuando el goce llamado fálico es causa de que nunca se po de una primera inscripción del goce:
goce de este Otro. Pero esta falta de goce tiene un tercer motivo :
también falta goce , paradójicamente, por su exceso; exceso que va Al comienzo, en la primerísima infancia, se exteriorizó un intenso placer
a alojarse e n el síntoma para dejar también así al sujeto en falta. de contacto cuya meta estaba mucho más especializada d<; lo que uno se
inclinaría a esperar. Pronto una prohibición contrarió desde afuera ese
¿Quién tiene la culpa de esta falta? Al abordar esta pregunta
placer; la prohibición, justamente, de realizar ese contacto. Ella fue acep-
Lacan va a enumerar en serie tres posibles culpables, para indicar
tada [... ] Pero a consecuencia de la constitución psíquica primitiva del
finalmente que sólo se pu ede señalar a uno de ellos: n iño, la prohibición no consiguió cancelar a la pulsión. El resultado fue
sólo reprimir a la pulsión - al placer en el contacto- y desterrarla a lo
Ese goce cuya falta hace inconsistente al Otro, ¿es pues el mío? La expe- inconsciente [ ... ] Era una situación no tramitada, se había creado una
riencia prueba que ordinariamente me está prohibido, y esto no única- ftjación psíquica, y del continuado conflicto entre prohibición y pulsión
mente, como lo creerían los imbéciles, por un mal arreglo de la sociedad , derivaba todo lo demás" . 19
sino , diría yo, por la culpa de l Otro si existiese: como el Otro no existe ,
no m e qu eda más remedio que tornar la culpa sobre Yo Ue] , es decir creer
El goce -placer en el contacto-;- es cortado en acto, cortado como
en aquello a lo que la experiencia nos arrastra a todos, y a Freud el
primero: al pecado original. 18 acto por el enunciado de prohibición. Ésta deviene consciente,
pero el sujeto nada sabe del goce que, en términos de Freud,
La culpa no está pues ni en la "mala organización" de la sociedad permanece en el inconsciente: "La prohibición es expresa y cons-
ni tampoco en el Otro, que, en la medida en que no existe, no ciente; en cambio, el placer de contacto, que perdura, es incons-
puede responder por el "mal" qu e introduce en el mundo gober- ciente: la persona no sabe nada de él. " 2º Hay dos corrientes que
nado por el símbolo . No qu eda de este modo otra alternativa para no se encuentran, ninguna de ellas cae totalmente bajo el peso de
la otra; dos corrientes que no confluyen sino que delimitan un
17
S. Freud, Tótem y tabú, op. cit. , p . 76.
18 J.
Lacan, "Subversion du sujet et dialectique du dés ir dans l'inconscient l !I
20
S. Freud, Tótem y tabú. op. cit. , p. 37 (las cursivas son mías).
freudien", en Écrits, op. cit., p. 819 [ed . Siglo XXI, p. 800]. Idem .
34 DANIEL GERBER . SUPLENCIA SIN TITULARIDAD
35

espacio ante cuya proximidad se suscita.la abominación o el horror y se aproximen de continuo a la acción originariamente prohibi-
sagrado; el sujeto "quiere realizar una y otra vez esa acción -el da. "23
contacto- [ve en ella el máximo goce, mas no tiene permitido reali- Existe entonces una relación estrecha entre fijación del goce,
zarla], pero al mismo tiempo aborrece de ella". 21 prohibición y consumación desplazada del acto prohibido. Es la
Se cumple así la primera fijación o primera inscripción del goce configuración que conforma el trasfondo de la angustia, efecto de
que lo sitúa como lo éxtimo del orden significante. Goce descono- la m ezcla entre lo real de la pulsión y lo simbólico de la defensa.
cido que suscita el horror sagrado. Como lo formula Freud, es La angustia no es sin objeto, su objeto es goce no elaborado en lo
necesario que la prohibición exterior sea proferida en un primer simbólico del cual ella es señal, indicación de que algo se ha de-
momento para que se efectúe la fijación de la pulsión, es decir, la senca denado: un excedente que adopta en lo imaginario la fachada
primera inscripción del goce, consecuencia de la constitución del del monstruo. En última instancia, se trata del desencadenamiento
sujeto en el lenguaje. Esta ftjación es correlativa de la represión de las tres dimensiones que, encadenadas, aseguran la discontinui-
-el rechazo al inconsciente y la amnesia acerca de este rechazo- dad sujeto-Otro y el cercamiento del goce.
que deja a la pulsión en reserva. Así perdura el goce que, desde La angustia surge de la confusión entre el mundo de la forma
esta posición, da su fuerza a la prohibición: "La prohibición debe humana y lo que hay de inmundo por la invasión de lo informe. El
su intensidad - su carácter obsesivo- justamente al nexo con su horror causado por la mixtura monstruosa está ligado al hecho de
contraparte inconsciente, el placer no ahogado que persiste en lo que el caos es puesta en continuidad de lo que debe permanecer
escondido." 22 discontinuo por la acción de lo simbólico, de la palabra en su
A la voz alta de la represión responde el silencio ensordecedor intermitencia que <?pera como el interruptor que enciende y apaga
del goce no integrado a la red de representaciones inconscientes. el flujo continuo de goce. El monstruo de la ficción es fuera-de-la-
La prohibición no sofoca el goce, lo deja en reserva y, ftjándolo, palabra, silencio absoluto de donde sólo puede llegar el aullido.
extrae su fuerza de él mismo. Cabe destacar que Freud no dice La angustia es también angustia de contaminación. El Otro que
que sea el deseo el. que perdura en el inconsciente sino el goce: goza es una amenaza; amenaza de borrar la necesaria discontinui-
ese placer que "persiste en lo escondido'', cuyo acto está suspendido dad, la distancia entre el sujeto y el mundo. Es aquí donde el
y su cumplimiento prohibido, no puede ser sino goce de la ftjación pensamiento racista aparece como el intento de disolver, "solucio-
misma; goce del tabú, en los dos sentidos del genitivo: goce del nar" esta angustia; de ahí que su manifestación extrema reciba el
sujeto provocado por un objeto puesto a distancia, prohibido, in- ominoso nombre de "solución final", que no es sino la tentativa
tocable, sagrado, peligroso, y goce localizado en el tabú mismo en de forcluir, de hacer desaparecer lo que es señalado como "agente
tanto que objeto al cual el sujeto permanece "fijado". contaminante". Paradójicamente, el goce cuya presencia en el lazo
Precisamente por este valor de goce "inconsciente" el objeto social se trata de eliminar reaparece como goce de la aniquilación
tabú toma su sacralidad, su doble dimensión de santidad y abyec- del Otro; es así como las comunidades humanas gozan con un goce
ción. Es un goce "secreto" del cual el inconsciente nada dice, un que la prohibición perpetúa, sea que quede ftjado en acciones
goce silencioso que redobla en lo real el mandato simbólico de sustitutivas, sea que encarne en acciones aniquiladoras: "el placer
toda prohibición, goce que se liga a un objeto convertido en tabú, originario de hacer aquello prohibido sobrevive en los pueblos
mancha que lo simbólico no puede borrar. La prohibición, final- donde el tabú impera".2 4
mente, no se opóne al goce; es subtendida por éste y su insistencia Las llamadas ceremonias expiatorias, destinadas a depurar el
es goce en acto: "Es una ley de la contracción de neurosis el que mundo simbólico del goce que retorna para "contaminarlo", for-
estas acciones obsesivas entren cada vez más al servicio de la pulsión man parte de ese goce que pretenden eliminar. De este modo, el

21 Idem (las cursiva,s son mías). 23


ldem (las cursivas ~on mías).
22 [bid., 24
p. 38. \ [bid., p. 39.
36 DANIEL GERBER
SUPLENCIA SIN TITULARIDAD 37
grupo social se funda sobre un saber, el saber del goce prohibido,
excluido por efecto de una pérdida constitutiva. El sacrificio tiene senta una distinción entre las superst1c10nes primitivas y las for-
una doble función: en lo simbólico, anular su pérdida; en lo real, mas superiores de adoración de lo sagrado o de la moralidad en
reactualizar su presencia. Repetición del goce originario y expia- general. De ella proviene la identificación del "primitivo" con el
ción de la culpa son dimensiones indisociables del acto sacrificial. neurótico; pero en realidad esta identificación cuestiona tal con-
cepción porque viene a mostrar una presencia del tabú "primitivo"
en el hombre "civilizado" que impide pensar en la existencia de
IV. TABÚ, SUPERYÓ·E IMPERATIVO CATEGÓRICO
algún tipo de "progreso" entre uno y otro. Y esta presencia del
tabú es el sustento del imp erativo categórico kantiano, fuente de
toda moral.
El tabú no tiene un fundamento que le sea exterior, se prohíbe
por sí mismo sin otra razón que por el peligro que constituye; no Lo que finalmente se encuentra en Freud, a partir de una equi-
remite a ninguna causa externa: organiza el mundo de modo que paración que no se limita a una simple curiosidad arqueológica,
sin su presencia éste devendría el caos absoluto. Es un mensaje es el hallazgo de que la conciencia moral sólo puede explicarse
desde el tabú:
proferido por nadie, una amenaza proveniente de ninguna parte,
un "centro" que está en todos lados para organizar el universo en
¿Por qué habría de interesarnos el enigma del tabú? Todo problema psi-
torno de su mandato. Por el tabú, todo sujeto será portador de
cológico merece un intento de solución. Opino, sin embargo, que no es
un miedo sin causa que no es solamente mi edo d e lo prohibido ésa la única razón. En efecto, vislumbramos que el tabú de los salvajes de
sino, fundamentalmente, miedo de encontrar la ocasión de realizar Polinesia podría no ser algo tan remoto para nosotros como supondríamos
la transgresión. a primera vista, que las prohibiciones a que nosotros mismos obedecemos,
Hará falta entonces una localización sobre un objeto, sujeto o es tatuidas por la moral y las costumbres, posiblemente tengan un paren-
grupo social, de esa prohibición tabú para que hacia ese lugar se tes co esencial con este tabú primitivo, y que si esclareciéramos el tabú
dirija el miedo y la repulsa. De otra manera, sin e l tabú y su acaso arrojaríamos luz sobre el oscuro origen de nuestro propio "impe-
memoria, la muerte -el goce- circula errante y puede atraer en rativo categórico ". 2"
cualquier parte y en cualquier instante. Los espacios sagrados son
una necesidad que la estructura del sujeto engendra; la existencia Es importante señalar que aquí aparece por primera vez en un
de ellos, como la de los tabúes, los sacrificios, las ceremonias ex- texto de Freud la referencia al imperativo categórico kantiano,
piatorias, son el testimonio de esta necesidad de templos donde referencia que será esencial tiempo después para la definición del
el goce y el temor se localizan, donde la magia se cierne. superyó como un mandamiento "insensato" que carece -como el
Las instituciones sagradas son instituciones sin causa, ellas mis- tabú- de justificación fuera de él, mandamiento que se impone
mas están en el lugar de la causa indecible para mostrar también por sí mismo y no en nombre de algo que lo trascienda. Se puede
que toda institución -y ante todo la sociedad humana misma- se sos tener entonces, de manera categórica, que el tabú no es un
constituye a partir de la ausencia de un término que responda por simple resabio de "primitivismo" sino el fundamento inobjetable
la causa del sujeto. Por su carácter fundan te, el goce "inconsciente" de toda conciencia (moral).
tiene como consecuencia la imposibilidad de que exista institución De hecho, a partir de Tótem y tabú Freud no cejará en su plan-
sin tabú; tampoco sin elaboración -o tentativa de elaboración- del teamiento de que la conciencia de sí -la vieja conciencia de la que
tabú en ley. la psicología clásica hizo su objeto de estudio- y la conciencia moral
Por esta razón , la conciencia es en primer lugar conciencia mo- son una y la misma cosa: "¿Qué es la conciencia moral? Según el
ral, conciencia culpable, que se funda en el tabú. La concepción propio lenguaje lo atestigua, pertenece a aquello que se sabe con
freudiana de la historia -influida por la idea tan cara al siglo XIX
del progreso lineal hacia estados cada vez más "civilizados" - pre- 2
" !bid., p. 31.
38 DANIEL GERBER SUPLENCIA SIN TITULARIDAD 39

la máxima certeza: en muchas lenguas, su designación apenas se mación, es decir, que el tabú que designa lo que se prohíbe por
diferencia de la 'conciencia' (Bewusstsein)." 2G Conciencia y concien- sí mismo. Dicho de otro modo, la conciencia (moral) no es sino la
cia moral no se distinguen, indistinción de la que también la lengua elaboración del tabú, la transformación en imperativo moral de la
española da fe: un mismo significante alude tanto a la conciencia angustia ligada a él:
como ese "conocimiento inmediato de nosotros mismos y de lo
...tiene que llamarnos la atención que la conciencia de culpa posea en
que nos rodea" como a la conciencia moral, certeza del goce que
buena parte la naturaleza de la angustia; sin reparos podemos describirla
nos habita, de ese "núcleo oscuro de nuestro ser", único real al como "angustia de la conciencia moral". Ahora bien, la angustia apunta
que estamos anclados. a fuentes inconscientes; y la psicología de las neurosis nos ha enseñado
La conciencia es saber del gozar inconsciente: fundada en la que, si unas mociones de deseo caen bajo la represión, su libido es mudada
percepción "interna " del fantasma de goce que induce -al igual que en angustia. Además, recordemos que también en la conciencia de culpa
la alucinación- una imposibilidad de olvido, de inconsciencia, ella hay algo desconocido e inconsciente, a saber, la motivación de la deses-
es conciencia de lo no simbolizado, certeza de lo real. timación (Verwerfung). A esto desconocido, no consabido, corresponde el carácter
Esta percepción "interna" es para Freud percepción de algo que angustioso de la conciencia de culpa. 28
no es simplemente objeto de un rechazo o de una represión sino
de una Verwerfung. Etcheverry, su traductor, vierte este término Eso desconocido no es sino un anhelo (Begehren) de muerte, motivo
como desestimación, aunque -desde Lacan- no puede dudarse en inconsciente de la culpa:
designarlo Jorclusión. En este caso es una forclusión que podría
Si el tabú se exterioriza sobre todo en prohibiciones, la reflexión nos dice
considerarse análoga a la del sentido, anteriormente mencionada: que entonces es por entero natural, y no requiere una prolija prueba
ella no afecta a un significante en particular sino, en términos de tomada de la analogía con la neurosis, que en su base hay una corriente
Freud, a la existencia de ciertas mociones pulsionales. positiva anhelante. En efecto, no es preciso prohibir lo que nadie anhela
Si la represión puede entenderse siempre como sustitución sig- hacer, y es evidente que aquello que se prohíbe de la manera más expresa
nificante, esto es, como metáfora que inscribe, la forclusión tiene tiene que ser objeto de un anhelo.2!1
más bien que ver con esa absoluta imposibilidad indicada por
Freud de que la pulsión pueda inscribirse como tal en el sistema Anhelo de muerte que da consistencia al sistema tabú y a la ley
inconsciente de representaciones. Se contrapone entonces a la moral, ya que anhelar el asesinato es lo siempre presente en el
metáfora en la medida en que no se funda más que sobre sí misma, fundamento del inconsciente: "'Tras cada prohibición, por fuerza
o, dicho de otra manera, no se autoriza más que sobre sí misma, hay un anhelo.' Supondremos que ese anhelo de matar está pre-
por su propia certeza: "Conciencia moral es la percepción interior sente de hecho en lo inconsciente, y que ni el tabú ni la prohibición
de que desestimamos ('forcluimos') determinadas mociones de de- moral son superfluos psicológicamente, sino que se explican y están
seo existentes en nosotros; ahora bien, el acento recae sobre el justificados por la actitud ambivalente hacia el impulso asesino." 30
hecho de que esa desestimación (Verwerfung) no necesita invocar La representación de ese impulso, que es una certeza real, sufre
ninguna otra cosa, pues está cierta de sí misma." 27 algo más que represión; es afectado por la desestimación (Verwer-
fung), la forclusión. Nada se quiere saber, en un sentido más radical
que el de la represión, de un asesinato que en realidad ya fue
V. HACIA UNA GENEALOGÍA DE LA MORAL cometido al comienzo. Sin embargo, nadie escapa a la culpa pQr
su consumaCÍón. Todo sujeto tiene la certeza forcluida de haber
No hay otro fundamento de la conciencia moral que esta desesti-
28
]bid., p. 74 (las cursivas son mías).
26
29 ldem.
]bid., p. 73. 30
27 ldem. lbid., p. 75.
40 DANIEL GERBER SUPLENCIA SIN TITULARIDAD 41

cometido el crimen original, el crimen de Edipo del cual Freud se tendía a enterrar a los muertos en islas, se los llevaba a la otra orilla
hace el fundamento de la moral y la cultura. Pero este asesinato del río; de ahí las expresiones "más acá" y "más allá" . Un posterior atem-
no se inscribe -como suele pensarse- en el contexto de la rivalidad peramiento ha limitado la malignidad de los muertos a aquellas categorías
sexual con el padre porque es, según el señalamiento de Lacan, el a las que no podía menos que atribuirse un particular derecho al rencor
- como los asesinados que persiguen a su asesino en forma de espíritus
crimen del significante mismo. La raíz del complejo de Edipo se
malignos - y los que fallecieron en estado de no saciada añoranza, como
sitúa más acá de la rivalidad sexual. En este aspecto Lacan da un las novias. Pero originariamente, opina Kleinpaul 1 todos los muertos eran
paso adelante con relación a Freud y es así como, apoyándose en vampiros, todos tenían rencor a los vivos y procuraban hacerles daño,
el planteamiento de Tótem y tabú, donde el asesinato primordial arrebatarles la vida. Fue el cadáver el que por primera vez proporcionó
es caracterizado como un acontecimiento de la pre-historia, va a el concepto de espíritu maligno. 31
sostener que el Padre solamente es en tanto nombre, es decir, se
reduce a la dimensión significante, reducción que le da el carácter Un padre muerto que se resiste a morir y puede tomar la forma
de padre muerto. Es precisamente porque el significante se ha de un vampiro que retorna para vengarse, tal es el fundamento
encargado de asesinarlo desde siempre - "antes" de toda historia- del inconsciente. El vampiro surge como otro nombre posible para
por lo que nadie tiene que "matar al padre", consigna de cierto el goce que amenaza desde lo real. Existe una rica mitología en
freudismo psicologizante en la medida en que sustenta la posibi- torno al tema del vampiro cuyo análisis arrojaría luz sobre la rela-
lidad de un sujeto "autónomo", "liberado" de toda deuda simbólica ción padre~goce. Según lo recuerda Gentili, 32 en 1771 aparece la
con el padre. primera definición de este ser fantástico en el Diccionario de Trévoux
El asesinato del padre tiene un solo responsable, el significante; donde se afirma que ·
pero el sajeto -hombre o mujer- toma sobre sí la culpa. La toma
para reparar la insuficiencia del padre real con relación al padre los vampiros son una clase de revenants, esto es, gente que ha muerto y
simbólico y al tomarla contrae una deuda que trasciende el plano que después de muchos años o al menos de muchos meses reaparecen,
simbólico, una deuda real que no es suya sino de la estructura se hacen ver, caminan, chupan la sangre de los vivos de tal modo que
éstos se extenúan a ojos vistas, mientras que los cadáveres, como las
misma, deuda real porque se materializa como exigencia d e dar
sanguijuelas, se llenan de sangre tan abundantemente que se la ve salir
cuerpo y vida -de dar la vida- al padre ideal que puede suplir esa por los colmillos y por los poros; para liberarse de ellos se los exhuma
falla, la obligación de reparar un defecto estructural del orden emparedándolos o quemándolos". 3 :1
simbólico.
La exigencia de llevar a cabo semejante mandato es indisociable El r etorno de los muertos es el peligro por excelencia, peligro
de la angustia. Angustia de ser absorbido, anulado, devorado por del que los hombres han tratado de protegerse desde siempre; es
ese padre ideal que ocupa el lugar de la ausencia del padre sim- el paradigma de esa posibilidad horrorosa de convertirse en objeto
bólico y que el sujeto mismo ha edificado. Se ha visto ya como el del goce de un Otro que en tanto que muerto no está sometido a
Hombre de los lobos expresa claramente esa angustia. Es la angus- ninguna ley.
tia ante la posibilidad del retorno del padre muerto/asesinado: El vampiro es el muerto que se resiste a morir, ignorante de la
mortalidad. Es un trozo de real que el orden simbólico no puede
Rudolf Kleinpaul, en su atrayente libro (1898), ha recurrido a los restos
apresar; la figuración del retorno de lo real por la falla inherente
de la antigua creencia en las almas entre los pueblos civilizados para
figurar el vínculo entre los vivos y los muertos . También a juicio de este a lo simbólico, el despojo del padre que no puede desaparecer
autor, ella culmina en el convencimiento de que los muertos atraen hacia
sí a los vivos con un placer asesino. Los muertos matan: el esqueleto que 31 .
Ibzd., pp. 64-65.
hoy usamos cc;>mo figura de la muerte demuestra que la muerte misma es 32
M. Gentili, "El horla, antesala del suicidio", en Conjetural, núm. 8, Buenos
alguien que mata. El vivo no se sentía seguro frente al asedio del muerto Aires, Sitio, 1985, p. 78.
33
hasta que no interponían entre ambos unas aguas separadoras. Por eso !bid.
42 DANIEL GERBER SUPLENCIA SIN TITULARIDAD 43

bajo el dominio .del orden simbólico y retorna alucinatoriamente hacer accesible a la conciencia (moral) el saber sobre el motivo de
desde lo real como poder de devoración, poder de la pulsión que la desestimación que la funda.
no se inscribe enteramente en lo simbólico. Retorna para atacar Se trata de un pasaje, pasaje del tabú a la conciencia (moral)
y devorar el cuerpo, es decir, lo nunca absorbido completamente que, a diferencia del sacrificio, saca a la luz--el motivo del "nada
por el orden significante. El vampiro es el padre que no cesa de querer saber"; pasaje por el cual el sujeto puede hacerse respon-
no morir, la vida eterna de la pulsión que tienta y amenaza con sable del goce inconsciente que funda su conciencia (moral). Pa-
un goce que exige la entrega del cuerpo: "el holocausto de la pro- rafraseado a Nietzsche, lo que Freud propone puede llamarse tam-
pia existencia indica que lo que se redime es una deuda de san- bién genealogía de la moral.
gre". 34
La sociedad y sus instituciones están construidas alrededor de
ese goce inconsciente desestimado (forcluido ), alrededor de una VI. LAS DIMENSIONES DE LA FORCLUSIÓN
exclusión. No hay funcionamiento social que no tenga en su base
el goce y su exclusión El lazo social supone la existencia de un real Tótem y tabú alerta sobre la existencia de una falla estructural del
1
forcluido; la ley que hace lazo se constituye a partir de una exclu- padre, un fracaso: falta de elaboración significante del goce que
sión, un real imposible de reconocer, de modo que el motivo último será lo real, un radical sin-sentido del Otro. Este real va a consti-
de la ley moral es este real desestimado que retorna siempre bajo tuirse como el exterior que marca los límites del campo simbólico.
la forma del mandato de goce, el imperativo categórico superyoico. Otros dos momentos posteriores de la elaboración freudiana
El imposible reconocimiento de este real es causa de la necesidad -plasmados en Pulsiones y destinos de pulsión (1915) y La denegación
de efectuarlo como sacrificio, inmolación, holocausto: intentos to- ( 1925 )- reafirman la existencia de una forclusión que no afecta al
dos de darle cuerpo y a la vez conjurar ese real. significante sino a ciertas mociones pulsionales, en la medida en
El sacrificio es el retorno en lo real, de manera más o menos que hay la imposibilidad de que la pulsión se represente en el
desplazada y bajo formas institucionales, del acto forcluido. Su sistema inconsciente. Esto da origen, a diferencia de la represión
constante reiteración a lo largo de la historia es el testimonio del que requiere la articulación significante, a una operación que sólo
fracaso de los grupos sociales y de su explosión recurrente . "El se funda en sí misma, a partir de su propia certeza.
retorno de lo insoportable lleva finalmente al estallido del grupo No es sin embargo de forclusión del goce de lo que habla Freud
social; por esto, cuando el acto originariamente desestimado ame- sino de una "desestimación de la muerte", concebida como lo no
naza efectuarse, el horror generado por esta posibilidad sólo puede representable por excelencia. Así lo escribe al final de El yo y el
conjurarse por medio del sacrificio de aquel, aquella o aquellos ello: "La muerte es un concepto abstracto de contenido negativo
que el grupo coloca en el lugar de lo indecible o lo inmundo. para el cual no se descubre ningún correlato inconsciente." 35
La conciencia (moral) que sostiene las instituciones está fundada Nada del orden del concepto responde en el inconsciente por
en la desestimación del saber inconsciente del que ellas mismas la muerte. Nada puede representarla pues es el sin-sentido abso-
son portadoras. Por esto, es también la causa de sus inevitables luto. De todos modos, aun cuando no hay representación posible,
conflictos y rupturas. La desestimación del goce hace a los sujetos ella se inscribe: no en el plano de lo representado sin.o como real.
culpables y simultáneamente anhelantes de eliminar violentamente Pulsión de muerte será el nombre freudiano de esta inscripción
la causa de esa culpa por medio del acto sacrificial. En este sentido, que no crea sentido alguno pero cuya existencia es esencial porque
si la · empresa freudiana puede calificarse de esencialmente ética permite el encuentro de lo simbólico con lo imaginario y la con-
es porque pretende hacer accesible a la conciencia sus fundamentos secuente generación de sentidos.
inconscientes, permitiéndole el contacto con sus raíces de goce:
35 S. Freud, El yo y el ello, en Obras completas, t. XIX, Buenos Aires, Amorrortu,
:H /bid., p. 70. 1980, p. 58.
44 DANIEL GERBER SUPLENCIA SIN TITULARIDAD 45

El sujeto freudiano no puede constituirse entonces sin que una todo tratamiento posible de la psicosis donde tal idea aparece ligada
exclusión le sea correlativa: exclusión, forclusión de lo real, del a una redefinición del sujeto que allí introduce: "La condición del
goce, ese Otro radical que el padre mítico encarna en primer lugar. sujeto (neurosis o psicosis) depende de lo que se desarrolla en el
Se trata de un planteamiento que ya se encuentra presente en Otro (A). Lo que se desarrolla aquí es un discurso (el inconsciente
el Proyecto de 1895 pero que alcanza su precisión conceptual en es el discurso del Otro)." 311 Como se advierte, el sujeto es despojado
Pulsiones y destinos de pulsión donde se pretende dar cuenta de la de todo atributo o sustancia para ser reducido a "su inefable y
génesis del yo en su relación con la realidad. En este último texto estúpida existencia" .~ 7 Para Lacan, ésta es la posición original del
Freud va a formular la ficción de un tiempo originario en el que sujeto, todavía fuera del significante que pueda hacerlo significar,
aparece un yo para quien la realidad no está aun constituida ni del "sujeto en su realidad, como tal forcluido". 38 En su estatuto
tampoco es posible distinguir entre el adentro y el afuera. Un primordial el sujeto se define, pues, fuera de lo simbólico, equi-
primer exterior va a constituirse en tales condiciones por la expul- parable al Otro radical, Otro del goce evocado por los dos adjetivos
sión de lo que en el yo es fuente de displacer: el yo se separa de que Lacan define la existencia: inefable, que alude a lo fuera del
lo que experimenta como "malo" para convertirse en yo-placer lenguaje, y estúpida, que evoca el estupor que se puede asociar
purificado mientras que el mundo exterior -identificado con lo con la falta de significante.
rechazado- se confunde con lo odiable. Así, el núcleo de la realidad Este sujeto originalmente excluido de lo simbólico podrá devenir
-que se funda como exterioridad, como alteri.dad absoluta- no es "el sujeto verdadero a medida que el juego de los significantes va
otra cosa que lo íntimo del yo que se vive como malo y es expulsado. a hacerlo significar". 3 !} Quiere decir que el Nombre-del-Padre, ope-
Este planteamiento es retomado en el texto de 1925 cuando rador de la represión primordial, produce la significación fálica
Freud reflexiona sobre el origen de la función del juicio: los juicios en e l lugar de lo real primordialmente forcluido. Esta significación
de existencia y atribución surgen del juego primitivo de las pulsio- fálica es esa "pregunta articulada'', 40 pregunta que interroga ¿qué
nes y la exterioridad es consecuencia de una primera expulsión soy ahí?, en el lugar del sin-sentido radical de la existencia.
(AU5stossung), primer rechazo a partir del cual se constituye la rea- La constitución del sujeto no supone solamente la represión
lidad. Ahora bien, la consolidación de esta última exige un segundo primordial; requiere también esa forclusión radical que es la del
momento determinado por la concreción de una operación con- sentido. Así se instaura algo más que el inconsciente: lo real del
traria de la expulsión, la Bejahung (afirmación) o aceptación por goce, inasimilable a una elaboración de saber. A diferencia de lo
el sujeto de lo primariamente rechazado, su integración simbólica, inconsciente este real no es dialectizable, no puede por lo tanto
aun cuando esta integración sea no toda. ser elaborado como saber. No dialectizable del síntoma en tanto
Lo simbólico se funda en lo que excluye a partir de una Verwer- real que es la dimensión de lo sintomático que "no responde" al
fung primordial, forclusión del sentido que es el correlato de la significante, escollo qu e Freud encuentra en la reacción terapéutica
existencia de lo real. No-todo tiene sentido: hay un sinsentido negativa.
básico porque la referencia que sostiene los sentidos es inapresable. Algo r ebasa al inconsci ente . Éste puede definirse como lo que
Esta forclusión hace contrapunto a la represión primordial que respond e por el síntoma del lado del sentido, es decir, en el campo
es consecuencia de la operación del lenguaje, operación que puede del discurso. Pero no solamente la represión puede sostener el
considerarse también forclusiva en la medida en que no es posible discurso que también requiere la ex-sistencia de un fuera-de-sentido
hablar más que en función de ese agujero central que es la ausencia
de metalenguaje: "No hay metalenguaje": es lo que Lacan escribe % J. Lacan, "D'u ne question préliminaire a tout traitemente possible de la

S(f\'.), forclusión constitutiva del sujeto, esencia del hablar. psychose", en Écrits, op. cit., p. 549 [ed. Siglo XXI, p. 530].
:n Idem [p. 531].
Se puede decir que esta dimensión de la forclusión es introdu- :rn !bid., p. 551 [p. 533].
39
cida por Lacan al mismo tiempo que aborda la del Nombre-del- Idem.
40
Padre. Es precisamente en su texto De una cuestión preliminar a !bid., p. 549 (p. 531].
46 DANIEL GERBER SUPLENCIA SIN TITULARIDAD 47

del cual el síntoma no es sino el correlato significante. Se com- forcluido; lo forcluido en este caso será su función en lo simbólico.
prende así la caracterización lacaniana del síntoma como suplencia Para decirlo con Lacan: "nada peor que un padre que profiera la
del Nombre-del-Padre; suplencia de suplencia en la medida en que ley sobre todo" .41
este último es ya una metáfora, el significante que suple lo indecible
del Otro.
El síntoma es el soporte del Otro que no existe, inexistencia
que puede llamarse forclusión del sentido. Efecto de esta forclusión
es la pregunta por el sentido, pregunta del sujeto, demanda dirigida
al Otro que hace lazo social, discurso. El sentido falta: tal es la
condición para que llegue a producirse. La forclusión del Nom-
bre-del-Padre, por el contrario, hace proliferar el sentido, a con-
secuencia de lo cual el discurso no se sostiene. En este caso falta
lo real, lo fuera-de-sentido que ancle el significante en la referencia.
Cuando no hay forclusión de lo real, lo forcluido es el inconsciente.
Se comprueba de este modo la conocida afirmación freudiana:
el psicótico trata a las palabras como cosas. El psicótico no está
fuera del lenguaje, pero en su mundo simbólico el significante ha
perdido toda capacidad dialéctica para reducirse a su pura mate-
rialidad de letra en la que todo el goce se deposita; habita un
mundo sin fuera-de-sentido, razón por la cual este último es pleno,
absoluto. Así, el síntoma psicótico no convoca el sentido, lo es.
La psicosis testimonia que la función del padre es una función
de excepción, función de instituir la excepción que sostiene la
regla, lo fuera de sentido, lo imposible. Por esto señala Lacan que
el agente de la castración es el padre real, es decir, lo real del
padre, eso que en él encarna como imposibilidad de saber. El
significante paterno no puede responder por todo el goce; es por
lo tanto imposible saber la verdad sobre el goce del padre, un goce
que queda entonces como el exterior del discurso que permite
fundarlo. El goce debe quedar como enigma para el sujeto; por
ello es preciso el no saber del padre, no saber que funda el sentido
forcluido que será causa del encadenamiento significante, de la
serie de suplencias.,
No hay otra verdad que este no saber del padre sobre la verdad
del goce. Es la verdad que cada generación transmite a la siguiente.
Pero si el padre se coloca como el que pu~de decir esa verdad, la
consecuencia será la imposibilidad de inscripción de lo real, del
indispensable fuera-de-sentido entre simbólico e imaginario. Un
padre que pretende saber la verdad sobre lo real del goce es un
padre que hace existir su función en el plano de un real ya no '
11
J. Lacan, R.S.I., seminario in édito, clase del 21 de enero de 1975.
DE SUPLENCIAS Y AUSENCIAS 49

DE SUPLENCIAS Y AUSENCIAS nadie. El yelmo estaba vacío. El caballero era sólo su nombre y de
O LA PREGUNTA SIN RESPUESTA este modo prestaba servicio.
¿y cuál es el servicio que presta el nombre?
MARGARITA CASQUE ¿El servicio? Su función. Función que básicamente significa ac-
ción, pero también denota acto o representación.
Función del nombre.
Función del nombre propio.
Función del padre.
Función del Nombre-del-Padre .
... no hay estructura sin casilla vacía que hace que Función de metáfora.
todo funcione. Función de suplencia ... y de ausencia; porque para que algo
funcione hace falta que algo falte (dicho de otra manera, para que
La cita que aquí propongo como exergo es de Gilles Deleuze en algo sea representado hace falta que no esté).
Lógica del sentido (Logique du sens, 1969) recordando su trágica
muerte tras arrojarse al vacío, que muestra tal vez la proximidad
entre la verdad, el abismo y la muerte. El caballero inexistente foo existía?
En la nota periodística que anunciaba su deceso como "elección Su armadura le permitía el movimiento; y por ello había podido
por el suicidio'', el 6 de noviembre de 1995, se presentaba una vivir historias de amor y de guerra. Llevaba adornos de plumas en
fotografía de Deleuze tomada entre dos espejos, produciendo así la cimera, y en el escudo de armas el emblema de su linaje.
lo que se llama imagen en abismo: la foto, de la foto, de la foto, La sucesión de blasones hasta el infinito, en una imagen sin
de la foto ... Repetición hasta el infinito. fondo, sugiere la insistencia de una pregunta en torno a algo im-
El abismo. La profundidad insondable, lo incomprensible del posible de alcanzar. La pregunta por el origen.
ser, la pregunta por la existencia, la cuestión del sujeto. ¿Pregunta sin respuesta?
"¿Quién sois vos?'', era la pregunta que Carlomagno formulaba The unanswered question (la pregunta sin contestar) es una com-
a cada uno de sus paladines, en la novela alegórica que Italo Calvino posición del músico norteamericano Charles Ives ( 1906). Se trata
escribe en 1959 y que lleva por título El caballero inexistente. de una meditación filosófica sobre la eterna pregunta por la exis-
Los jinetes contestaban levantando la celada del yelmo para así tencia.
descubrir su rostro y responder con su nombre. Hasta que llegó Comienza con una introducción en la que la música de cuerdas
donde estaba un caballero de enigmático escudo, pues había dibu- representa los silencios de los Druidas, que saben, ven y oyen nada.
jado en él un blasón entre dos extremos de un manto y dentro d~l La trompeta se impone ante los silencios entonando la pregunta.
blasón se abrían de nuevo otros dos extremos de un manto con Las flautas, el oboe y el clarinete intentan la respuesta.
un blasón más pequeño en medio, que contenía a su vez otro Pero la trompeta insiste, pregunta otra vez, y otra, y otra, y en
blasón, y así se representaba con esa sucesión de mantos y blasones cada ocasión el intento de contestar falla. Las flautas, el oboe y el
una imagen de abismo, en cuya profundidad debía de haber quién clarinete prueban cada vez una respuesta de manera más activa,
sabe qué, pero no se alcanzaba a ver. Quizás el emblema del blasón más rápida, con mayor intensidad; hasta que, sin haber logrado
figuraba la verdad del vacío ... responder, abandonan su empeño.
A la pregunta de Carlomagno "¿quién sois vos?", el caballero La trompeta formula su pregunta por última vez y lo que se
respondió con su nombre pero sin mostrar la cara. El rey preguntó escucha son de nuevo los silencios, que conducen hacia una im-
por qué, a lo que el caballero respondió: "Porque yo no existo'', y perturbable soledad ...
levantando la celada mostró que dentro de la armadura no había "Debo entrar en un cierto silencio a partir de hoy", decía Lacan,
[48)

So.'\\..,\'~·.· .._
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50 DE SUPLENCIAS Y AUSENCIAS
MARGARITA GASQUE 51

refiriéndose a la interrupción del seminario "Los Nombres del Lacan se va de Sainte-Anne y suspende el seminario que apenas
Padre", que consiste en una única clase pronunciada el 20 de comienza. Luego es invitado por Althusser a la Sexta Sección de
noviembre de 1963, y que Lacan comienza diciendo que será la la Escuela Normal Superior (L'École Pratique des Hautes Études),
última que dé. Este seminario también es conocido como "el se- donde continuará con su enseñanza; pero para hablar ya no de los
minario inexistente". nombres, sino de los Fundamentos. Los cuatro conceptos funda-
Pero inexistencia no significa la no existencia, sino "existencia mentales en el lugar de los Nombres.
en ... ", esto es, existencia de una cosa en otra cosa. Quizás esto nos Podríamos aventurar aquí la hipótesis de que la voz que provenía
pueda dar una idea de la función de las suplencias. d e la Institución del Padre, al borrar el nombre de Lacan, le for-
Suplir, dice el diccionario , es remediar la carencia de algo, po- mulaba la pregunta "¿quién sois vos?". No nos sorprende que una
nerse en el lugar de alguien para hacer sus veces. Viene del latín de las primeras frases con las que Lacan comienza el seminario de
supplere, que significa remplazar, agregar, llenar. los fundamentos sea: "tengo que presentarme ante ustedes" (" ... il
¿Llenar qué si no el vacío? mefaut d'abord me présenterdevant vous ... "). Y que con su enseñanza
Ante la imposibilidad de colmar el vacío, quizá la vida sea un a partir de ese momento haya intentado la respuesta ... una vez
intento de nombrarlo; y de ese modo el nombre sea ya una su- más ...
plencia; y los nombres del padre sean también suplencias suplencia Vacío perfecto, es el título de un libro de Stanislaw Lem, antología
de suplencia de suplencia ... otra vez el abismo .. . y de nuevo la de críticas a libros inexistentes. Pero el autor incluye en el co njunto
pregunta por el fundamento. de libros inexistentes la crítica del libro Vacío perfecto, haciendo
con ello la crítica d el libro de la crítica de libros inexistentes ... otro
abismo; pero además hace de Vacío perfecto un libro inexistente.
En Los fundamentos del psicoanálisis, seminario publicado con el La escritora mexicanaJosefina Vicens, en Ellibro vacío, escribe
título de "Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis", la imposibilidad d e escribir; donde, a diferencia de no tener nada
Lacan dice: que escribir, escribe acerca de nada, que es ya escribir acerca de
algo; y no es cualquier cosa lo que allí escribe. El libro termina
Lo que tenía que decir sobre los Nombres-del-Padre, en efecto, no inten- con la conclusión de que el verdadero problema está en el punto
taba otra cosa que el cuestionamiento del origen.
de partida; y en el imperativo de tener que encontrar la primera
...es decir [continúa], averiguar mediante qué privilegio pudo encontrar frase.
el deseo de Freud, en el campo de la experiencia que designa como el
inconsciente, la puerta de entrada (p. 20]. Añadimos: la frase originaria, frase fundamental, que pudiera
engendrar la frase siguiente y todas las demás ... ¿No es esto de
Habría qu e recordar aquí las coordenadas históricas en las que nuevo la pregunta por el padre?; ¿¡a pregunta por el origen?
se ubica el seminario de "Los Nombres del Padre"; porque algo
en relación con los orígenes, vinculado a la cuestión del padre y
en conexión con el nombre, está en juego en el momento de la Es posible que para una pregunta sin respuesta haya una respuesta
excomunión y de la interrupción del seminario, que entraría en inexistente; lo que no quiere decir que la respuesta no existe, sino
un cierto silencio a partir de ese día. que exista ... en otro lugar; o mejor aún ... en otro tiempo ...
Lacan venía trabajando el tema de la angustia y había anunciado Respuesta que, puesta en gerundio, se transforma en respondien-
que el año siguiente proseguiría su seminario acerca " ... no sólo do y que, si bien no sirve para llenar lo incolmable, uno puede
del nombre, sino de los nombres del padre", ya en plural, cuando su servirse de ella y continuar preguntando, fallando, nombrando,
nombre fue tachado de la nómina de los analistas didactas de la sustituyendo, metaforizando, supliendo ... creando ...
Asociación Psicoa.nalítica Internacional. ¿por haber ido más allá
del padre?, ¿del padre Freud?, se preguntan algunos.

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52 MARGARITA GASQUE

BIBLIOGRAFÍA EL EGO LACANIANO*


Calvino, !talo, E l caballero inexistente, Madrid, Siruela, 1990.
NÉSTOR A. BRAUNSTEIN
Deleuze, Gilles, Lógica del sentido, Barcelona, Paidós, 1989.
Lacan, Jacques, seminario "Los nombres del padre", versión m imeogra-
fiada.
Lacan, Jacques, Le seminaire. Livre XI. Les quatre concepts fondamentaux de
la psychanalyse, París, Seuil, 1973.
Lem, Stanislaw, Vacío perfecto, Barcelona, Bruguera, 1981.
Vicens, Josefina, El libro vacío, México, Lecturas Mexicanas, 1986. Y habrá que decirlo. Habrá que discutir y que remover la hojarasca
creada en torno al seminario de Lacan sobre Joyce 1 para hacer un
balance, para balancear las opiniones casi nunca divergentes, casi
siempre convergentes de los lacanianos hablando a coro de lo que
el maestro dijo sobre Joyce, sobre el Joyce de Lacan, hecho a
imagen y semejanza de él mismo, según consta, según constatan
todos los que se inclinan sin prejuicios y sin obsecuencia sobre ese
seminario de 1975-1976.
Pero no he de hablar aquí sobre el seminario entero y sobre el
Joyce producido por Lacan mediante "la carta forzada de la clíni-
ca", 2 sino sobre un momento, el decisivo, culminante, definitivo,
del año dedicado al difícil irlandés. He de hablar de la sesión del
11 de mayo de 1976 (pp. 153-167), la última, en la que Lacan
sorprendió a su público tanto como quizás se sorprendió a sí mismo
al enunciar una tesis que topológica y clínicamente transformaba
de raíz lo que había sido su consideración del caso de Joyce en los
meses previos. Se percibe a las claras que la interpretación con la

* El texto que sigue -eso es un hecho- y que va a leerse -lo que es una posi-
bilidad- puede considerarse como independiente y separado de su precedente,
pero su argumentación retoma y continúa la iniciada en el texto del coloquio
anterior, El laberinto de las estructuras, México, Siglo XXI, 1997, artículo "La clínica
en el nombre propio ", pp. 70-96.
1
Jacques Lacan, Le séminaire. Livre XXIII. Le sinthome. Años 1975-1976. Publi-
cación fuera d e comercio. Documento interno de la Association Freudienne ln-
ternationale, París, 1991. Esta versión puede considerarse como la mejor de las
varias existentes. Las traducciones son mías. En las referencias a este seminario
se indicará entre paréntesis en el texto el número de página de esta edición.
2
Jacques Lacan, "Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente
freudiano", EscriÍos 2, México, Siglo XXI, 1984, p. 780 [Écrits , París, Seuil, 1966,
p. 800). La expresión referida de Lacan fue ampliamente discutida en el artículo
que lleva precisamente por nombre "La carta forzada de la clínica", de Frida Saal,
en Helí Morales Asencio (comp.), El laberinto de las estructuras, México, Siglo XXI,
1997, pp. 47-69, y aplicada a la lectura lacaniana del "casoJoyce" en mi artículo
"La clínica en el nombre propio".

(53)
EL EGO LACANIANO 55
54 NÉSTOR A. BRAUNSTEIN

biografía de su hermano centrada en la relación con el artista, My


que concluyó el seminario tuvo el efecto de un torpedo siderante:
brother's keeper [El guardián de mi hermano].5
que valga como prueba de mi afirmación tajante -la reconozco co-
Hasta ese día de la despedida del curso, bien avanzada ya la
mo tal- la lectura de la cuantiosa, siempre aprobatoria, fatigante
primavera de 1976, la comprensión del famoso caso había girado
y reiterativa literatura que siguió al seminario.
en derredor del nombre propio de Joyce (trabajado por Lacan de
Habrá que decirlo, habrá que admitir que el ojo crítico no es
modo que no podemos considerar menos que negligente, según
lo que abunda cuando los lacanianos comentamos a Lacan. Rara
creo haber demostrado en "La clínica en el nombre propio", ya
vez acudimos a corroborar las referencias que en él se hacen. Lee-
referido), en derredor de una presunta forclusión de hecho (?) del
mos el seminario en forma acumulativa y no atendemos a las señales
padre (p. 97), nótese, no del significante del Nombre del Padre,
de las contradicciones que lo atraviesan y que obligan a elegir.
sino del padre real como consecuencia de las carencias efectivas
Nuestra mirada es poco propensa a la discriminación. Veamos.
de la persona y de los humanos defectos del señor John Stanislaus
Ese año del seminario fue excepcional desde muchos puntos de
Joyce, papá del escritor, y en derredor de la voluntad dejim Qames
vista. El más sorprendente es que Lacan se dedicó a un caso, así
Augusta Murray Joyce) de hacerse un nombre para sí a través de
decía él, "el caso de Joyce" (p. 95), que tenía la particularidad de
su arte, a través de una escritura memorable e incomparable, que
que nunca estuvo en análisis, un caso considerado paradigmático
Lacan definió como el sinthome de)oyce.
de alguien que no estaba bajo transferencia. Por cierto que el
Hasta ese día Lacan había sostenido ante su público la idea de
antecedente ilustre no faltaba y era nada menos que el tratamiento
un defecto o de un trastorno fundamental en el registro simbólico
dado por Freud al caso de Schreber, otro paciente analizado e
del escritor que lo hacía "un desabonado del inconsciente".G Nunca
interpretado a partir de su escritura. Con la diferencia de que
dijo Lacan que Joyce fuese un psicótico o un prepsicótico o un
Schreber nunca consideró ni tuvo la posiblidad de un análisis mien-
psicótico latente, aunque sí se preguntó, sin responder de modo
tras que Joyce, conocedor e interesado como pocos en las conse-
categórico, hasta qué punto Joyce estaba loco (p. 95). 7 Pero la idea
cuencias del inconsciente, prefirió abstenerse de la experiencia
circulaba y así queda plasmada en la escritura de muchos de los
psicoanalítica por razones que el propio Lacan comprendía si no
comentaristas y exégetas de Lacan: Joyce habría sido un psicótico
es que aprobaba. 3
estructural, dadas las carencias, dada la dimisión, dada la Verwerfung
Para colmo de males, este escritor, a diferencia del autor de las
de hecho (?, otra vez) del padre, que, gracias a su escritura como
Memorias de un neurópata, no escribió nunca una autobiografía en
sinthome, consiguió hacer una reparación que lo sostuvo a lo largo
forma, en forma de tal. Había que basarse entonces en los datos
de su vida entera sin caer en la psicosis clínica o, por lo menos,
de las biografías (había y sigue habiendo una excepcional), 4 en las
salvándose él de esa caída pero no pudiendo evitar que la esqui-
tres o cuatro novelas que James Joyce escribió y en las que se
zofrenia cobrase una víctima en su hija, Lucía. No sobra decir aquí
representaba a sí mismo como un héroe de nombre emblemático,
que ese diagnóstico de psicótico latente fue el que hizo Jung cuando
Stephen Dedalus o Daedalus, y en las cartas que se recopilaron
vio juntos al padre y a la hija. Joyce buceaba en el lenguaje donde
después de su muerte. Lacan no parece haber recurrido a la auto-
su hija se ahogaba, así opinó el herético discípulo, el fallido here-
3 dero de Freud.
Jacques Lacan, ''.Joyce le symptóme 11" (enviado en 1979 como correspondiente
a la conferencia -totalmente distinta- pronunciada en 1975 y conocida como
''.Joyce le symptóme I"), enjoyce avec Lacan, París, Navarin, 1987, p. 36, en la que 5
Stanislaus Joyce, My brother's keeper, Nueva York, The Viking Press, 1958.
Lacan concluye diciendo: "Lo extraordinario es que Joyce haya llegado [a lograr h Jacques Lacan, ''.Joyce le symptóme", en Lacan avec Joyce, op. cit., p. 24.
ligar el goce al síntoma] no sin Freud [aunque no baste el que lo haya leído] sino 7
"Y lo que yo planteo como pregunta, porque de eso es de lo que se trata, es
sin recurrrir a la experiencia del análisis [que quizás lo hubiese engañado con saber si sí o no era loco Joyce, ¿por qué después de todo no lo habría sido? Y esto
algún final romo]." tanto más cuanto que no es un privilegio, si es verdad que en la mayoría lo
4 Richard Ellmann,james Joyce, Barcelona, Anagrama, 1991, traducción al espa-
Simbólico, lo Imagina1·io y lo Real están em·edados al punto de continuarse el uno
ñol de Enrique Castro y Beatriz Blanco. Jacques Lacan conoció y valoró este libro en el otro[ ... ] en la cadena borromea."
cuando dictó su seminario, refiriéndose a su autor con el adjetivo de impagable.
~.
56 NÉSTOR A. BRAUNSTEIN EL EGO LACANIANO 57

El defecto de Joyce, hasta mayo de 1976, para Lacan, radicaba recurriendo a recuerdos de infancia de Joyce y con los cordeles
en lo simbólico. La expresión más clara puede leerse en la clase de sus nudos podía atreverse a "comprender de qué modo Joyce
del 17 de febrero de 1976: había funcionado como escritor. .. " "Il m'est venu, comme r,;a, dans la
boule, que Joyce c'est quelque chose qui tui est arrivé ... , dont moi, je crois
Si lo simbólico se libera, como ya lo he señalado claramente antes, nosotros
tenemos un medio de reparar y es hacer eso que por primera vez he
pouvoir rendre compte" ("Y me cayó, así como así, de golpe y porrazo,
definido yo como el sinthome. A saber, ese algo que permite a lo simbólico, que a Joyce le pasó algo de lo que yo creo poder dar cuenta") (p.
a lo imaginario y a lo real continuar sosteniéndose en conjunto [... ) He 157). Y dar cuenta del caso, de los enigmas, del arte, de la escritura
pensado que ésa era la clave de lo que le pasó a Joyce. Que Joyce tiene joyceana. Ni más ni menos.
un síntoma [symptome] que parte del hecho de que su padre era carente, Y fue entonces cuando el seminario tomó un giro sorprendente:
radicalmente carente, y que él no habla de otra cosa. Yo centré la cosa lo decisivo no era ya el desprendimiento de lo simbólico, la libe-
alrededor del nombre, del nombre propio. Y he pensado que -hagan ración del registro de la palabra que no podía anudarse a lo ima-
ustedes lo que quieran con este pensamiento- que, al querer [hacer)se ginario y a lo real. El descubrimiento que sobrevino comme r,;a, dans
un nombre, Joyce ha hecho la compensación de la carencia paterna [ ...]
la boule, fue que el caso estaba centrado en una falla en lo imagi-
Es claro que el arte de ]oyce es algo tan particular que el nombre de
sinthome es ciertamente el que le conviene [p. 103).
nario. El anillo que se desprendía de la cadena borromea no es el
S "liberado" según el anuncio del 17 de febrero (p. 103), sino el
Y era así, en torno a esa concepción que subrayaba el desgarrón l. Y por eso enJoyce el ego, "lo que corrientemente se conoce como
fundamental en lo simbólico, heredera de la anterior idea de Lacan ego" (p. 157), lo que la psicología y lo que los ingleses llaman así
sobre las psicosis, como se llegaba al final del seminario. La con- (p. 132), la idea de i;í mismo como cuerpo (p. 161), ha jugado una
cepción lacaniana clásica ligaba esa estructura clínica a la forclusión función totalmente diferente del papel que nos imaginamos sen-
del significante del nombre del padre y a la falla de la metáfora cillo que cumple en los demás (p. 162), en el común de los normales.
paterna. Tal postulación había nacido en la época del seminario Joyce tiene, tenía, un ego anómalo, un ego compensador (p. 165)
III y se había condensado en el texto, hoy canónico, de 1957 acerca de una falla ubicada en otro lugar y Lacan quiere dar cuenta de
de todo tratamiento posible de la psicosis. 8 El sinthome de Joyce, ello por medio de su escritura, la de Lacan (p. 157). Pues enJoyce
su escritura, podía verse como el remiendo que prevenía los re- la escritura, la de J oyce, es completamente esencial para su ego, el
acomodos del registro imaginario característicos de la psicosis clí- de Joyce (idem).
nica, a la vez que le daba la posibilidad, también supletoria del Aparece pues el yo. Reaparece. Y con su vestidura latina, aquella
defecto paterno, de adquirir un nombre por su cuenta, hecho por a la que la traducción de Strachey dio carta de ciudadanía inglesa
él y no recibido del viejo John, de ese otro genealógico depreciado y freudiana, como ego. Esa instancia, ese true, que es, de todos
y despreciable según la opinión de Stanislaus Joyce y de Lacan, modos y en alemán, el !ch, según dijo Lacan en la clase del seminario
juicio al que se oponía totalmente el propio James Joyce, el "[so- del 16 de marzo de 1976 (p. 132). (Pero ... , iqué curioso es ver a
bre]cargado de padre" (según opinión, otra vez, de Lacan, p. 15). Lacan asimilando el !ch de Freud al ego de la psicología! El !ch,
En el momento de iniciar esa clase del 11 de mayo (p. 153) sustantivo y no pronombre personal de la primera persona, es la
Lacan confesó que en la exposición anterior, la de fecha 13 de palabra de Freud para nombrar la instancia del yo y sie~pre los
abril (p. 141), había estado enredado entre sus nudos y Joyce, pero lacanianos hemos considerado abominable la traducción de !ch
que para ese día de clausura, ahora sí, "había creído encontrar como ego.) ¿cómo podríamos ahora evitar las confusiones y las
unas .cosas [trues], trucos, transmisibles" (p. 153), inventos con los constantes aclaraciones?
que se rompía la cabeza cuando las cosas no le salían. Por fin, Una comentarista autorizada y avezada como Diana Rabinovich,!1

8 Jacques Lacan, "De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la 9 Diana Rabinovich, La angustia y el deseo del Otro, Buenos Aires, Manantial,
psicosis", en Escritos 2, pp . 513-564 [Écrits, pp. 531-584]. 1993, pp. 145-189.

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58 NÉSTOR A. BRAUNSTEIN EL EGO LACANIANO 59

sumándose a un nutrido grupo de exégetas que incluye a lacanianos de un imaginario, el de la idea de sí mismo como cuerpo, que
tan respetados y tan distintos como Eric Laurent, 10 Philippe Ju- abandonó al sujeto dejándolo sin sus galas narcisísticas, un a sin i
lien, 11 Serge André, 12 Mayette Viltard 13 y Erik Porge, 14 por nombrar que indicaría el desbaratamiento de i (a) . Imaginemos así la falta
sólo algunos, se sorprende de la inesperada' reaparición del vitu- de lo imaginario: el cuerpo como cosa desvinculado de toda repre-
perado ego (nadie podría olvidar las referencias desdeñosas a la sentación. De esa experiencia en el límite de lo insoportable, de
ego psychology) y, descuidando quizá que Lacan dice que es lo que esa vivencia unheimliche de desvanecimiento el sujeto podría recu-
corrientemente se llama el ego, pasa a distinguir entre el ego propuesto perarse a sí mismo enganchando al imaginario en fuga por medio
ese día por Lacan y el moi especular, distinción que se agregaría d e otra cosa, el ego, "corrector de esta relación faltan te ... en el caso
a la ya clásica entre el moi y el je que tantos insomnios costara a de Joyce" (pp. 162-163) Una reparación en el abrochamiento del
los traductores de Lacan. En su libro sostiene que "el ego de Joyce nudo borromeo para enganchar un aro que pretende deslizarse
no es un moi sino aquello que viene a suplir la ausencia del moi ... por su cuenta; eso sería ego.
y que Jo yce suple mediante ese ego particular que escapa como tal
a la dimensión imaginaria" (D. Rabinovich, op. cit., p. 159). Que- Interpolación: El nombre de ego revela ser, dentro de las intenciones ex-
darían así establecidas dos entidades casi opuestas o, 1por lo menos, positivas que aquí gobiernan el discurso de Lacan, particularmente infor-
tunado. Si la idea es la de que existe un trastorno fundamental que hace
excluyentes: que lo imaginario no pueda quedar anudado a lo real y a lo simbóÍico
a] el moi, espejismo narcisístico, asiento de la alienación imagi- mientras que estos otros dos sí están soldados, enganchados incorrecta-
naria, i (a) que sostiene al cuerpo como imagen, del que Lacan mente uno al otro; si la idea es que un nuevo parche tiene que agregarse
criticó siempre que se le confundiera, ora con el sujeto, ora con entre lo real y lo simbólico, para que el imaginario que, de todos modos,
el je, tanto de la enunciación como del enunciado, y está desligado de los otros dos registros, no se vaya, quién sabe dónde ,
b] el ego, cuyo paradigma sería el dejamesjoyce, donde la idea ¿por qué usar el nombre de ego para esta suplencia dibujada en el nudo?
de sí mismo como cuerpo es algo que no está vinculado sino que La inconveniencia es múltiple: primero, interlingüística: este ego es el !ch
más bien se desprende, cae, de la imagen del cuerpo en el espejo, de los alemanes (por lo tanto, el de Freud), lo que significa meterlo en
y actúa compensando el defecto en el moi. una serie con el Überich y con el Es, proponerlo como sirviendo a tres
severos amos, hacerlo fuente de la señal de angustia, destinarlo a llegar
Decimos dos entidades para simplificar, por no agregar:
a estar allí donde Es war, etc. Significa instaurar un equívoco infinito con
c] el je, el shifter, el deíctico, con sus dos caras, según sea el del el cuerpo doctrinal de la ego psychology y con la, troika que la promovió.
enunciado y el de la enunciación, que es la forma en que aparece Implica tener que deslindarse permanentemente de la filosofía de la mente
concretamente en el discurso hablado y que no ha de confundirse y del lenguaje desarrollada por los ingleses. Etcétera. Lacan está propo-
con el moi ni con el ego (ni con el self, pero ésa es otra historia, fo niendo algo totalmente distinto de lo que se ha conocido como ego, !ch,
no? fo el ego que aparece en el seminario de 1975 será un nombre moi, je. Su idea es la de un lazo para reatrapar lo imaginario y corregir
lacaniano para el selj?). así el mal anudamiento de lo real y el inconsciente. Esta idea, cuya po-
Enjoyce, y quién sabe en cuántos más, el ego tendría una función tencialidad heurística aún no evaluada existe y merece desarrollos clínicos
particular. En ellos sería un artefacto, un agregado, que viene en con los que hay que comprometerse, nace con la desventaja de un nombre
auxilio del sujeto para suplir la falla de un moi que se fue de paseo, inadecuado, cargada de las resonancias semánticas de una paleonimia que
estorba. Habría que pensar en un neologismo o en alguna expresión
10 Erik Laurent, ''Jouissance le symptóme", L'Áne, núm. 6, París, 1982, p . 8. gráfica. "Parche" (digado etimológicamente a pergamino? , en inglés patch
11 Philippejulien, "Lacan et la psychose" , Littoral, núm. 21 , París , 1986, pp. o patchwork). "Fijador" (resonancias semánticas: Fixierung de Freud, to fix ,
5-26, en particular, p . 20 . reparar, arreglar, en inglés, asentador en español). "Reanudante", dada su
12 Serge André, ''Joyce le symptóme, Hugo le fantasme", La part de l'ail, núm.
función. "Remachador" si se llega a la conclusión de que hay algo de la
4, Bruselas, 1988, pp. 103-126. prestancia fálica, macho, que se escapa cuando lo imaginario se desprende
13 Mayette Viltard, "Sur la 'liquidation' du transfert - De Hans im Glück a la
y que se podría apuntalar con el sentido de la invocación final del Portrait
'raclée' de Joyce", Littoral, núm. 15-16, París, 1985, pp. 83-99 .
14 Erik Porge, "Endorser son corps", Littoral, núm. 21, París, 1986, pp. 65-88. de Joyce: "Old father, old artificer, stand me now and for ever in good stead."
60 NÉSTOR A. BRAUNSTEIN EL EGO LACANIANO 61

El concepto que manejó ese día Lacan es de enorme interés que, no menos temerariamente, Lacan califica de "ilegible" e m-
clínico más allá de su argumentación con el caso de Joyce y más capaz de "evocar en nosotros ninguna simpatía" (p. 162).
allá de que sea aplicable al inmenso escritor. Seguramente Lacan Esta comunicación forma parte de un trabajo de mayor exten-
tenía más fundamentos para su propuesta que la de una línea sión en el que se analizarán críticamente las fuentes de la tesis
tomada de modo más o menos arbitrario del texto de una novela. lacaniana respecto del caso Joyce. La tesis que aquí se desarrolla
La propuesta lacaniana es la de un divorcio entre el sujeto y su tiene un doble aspecto: por un lado se argumenta que en Lacan
propia imagen especular que determinaría en él una vulnerabili- hay una manifiesta endeblez de las afirmaciones sobre Joyce y, por
dad, una potencial y permanente hendidura disociativa de la que, otro lado, se rescata el valor de su propuesta en el plano de la
quizás, podría escaparse mediante algún artificio artístico ( enJoyce, clínica psicoanalítica. En síntesis, lo que se critica es el ejemplo
la escritura) o, por ejemplo, mediante algún otro tipo de sinthome, aportado (tanto el de Joyce como paradigma de un defecto del
que resolviese la falla en lo imaginario del moi, en la relación del anudamiento borromeo como el uso del episodio novelesco de la
sujeto consigo mismo como cuerpo. Esto sin olvidar que el sinthome paliza para derivar de él la propuesta de alguna especie nueva de
es proteiforme, polifacético, pudiendo revestir mil y un rostros, ego, concepto justamente enterrado desde tiempo atrás), pero no
por ejemplo, "para todo hombre, una mujer es un sinthome". El se rechazan a partir de esta lectura crítica ni la noción de psicosis
concepto lacaniano es defendible más allá también de que se pue- estructural ni la propuesta de comprender el desorden de las iden-
dan considerar inapropiadas las denominaciones propuestas de ego tificaciones imaginarias en pacientes potencial o clínicamente psi-
y de sinthome para estos "dispositivos de protección" que sostienen cóticos. Tampoco se pone en duda la existencia posible de meca-
a sujetos con defectos estructurales fuera de los cuadros clínicos nismos estabilizadores que funcionen como dispositivos de pro-
de las psicosis manifiestas, dentro de los 1narcos de una cierta y tección ante el riesgo del desbaratamiento psicótico de una estruc-
precaria "normalidad". La riqueza heurística de los descubrimien- tura subjetiva (sinthomes). Considero también del mayor interés
tos lacanianos anunciados ese día de mayo de 1976 va más allá y que se aproximen esos artificios de los que el sujeto se prende
debe ser discutida en contextos más amplios que los de la funda- como relacionados y hasta como equivalentes en su función a los
mentación que él aportó entonces. síntomas tal como ellos surgen de la conceptualidad freudiana. Ésa
Pues el relato de la experiencia subjetiva de Stephen Dedalus, es, creo, una de las razones que llevó a Lacan a bautizar con el
protagonista de la novela autobiográfica que es el Portrait of the homofónico "sinthome" a su invento de 1976.
artist as a young man, no basta para sustentar una tesis de tan grande El problema con el que nos enfrentamos es el de encontrar una
envergadura y de tantas repercusiones sobre la clínica psicoanalí- tesis extraordinariamente fecunda sustentada en una base docu-
tica. Tampoco permitiría afirmación tan temeraria como la de que mental precaria. Lacan no recurre más que a una línea del texto
en ese pasaje dqnde Joyce cuenta cómo, después de recibir una de una novela de Joyce y da de esa línea una interpretación que
golpiza propinada por tres compañeros, el personaje "sintió que consideramos excesiva e infundada por el texto mismo que se
había una fuerza oculta que le iba quitando la capa de odio acu- aduce como prueba. De la descripción subjetiva de ese episodio
mulado en un momento con la misma facilidad con la que se de la golpiza que le propinan sus compañeros al artista adolescente
desprende la suave piel de un fruto maduro", 1" estaría la clave para Lacan derivó su nueva y definitiva comprensión del caso de Joyce;
entender la escritura joyceana que es, quizás, la manifestación cul- nunca más volvería ya sobre el tema. Es importante y revelador
minante de la literatura de todos los tiempos, de una escritura destacar el alud de comentaristas lacanianos que se han volcado
sobre este análisis de Lacan y lo han defendido de toda crítica
¡:,James Joyce, Portrait of the artistas a young man. La paginación de la edición posible. La aportación del maestro ha sido evaluada por sus discí-
original respeta la mayoría de las hechas posteriormente, como The Viking Press,
pulos como "genial" y como muestra de la extraordinaria sutileza
Nueva York, 1966. Aquí se citará siguiendo esa edición y la traducción de Dámaso
Alonso, Barcelona, Lumen, 1977. El episodio de la paliza aparece en la página 87 clínica demostrada por él al desprender el episodio en cuestión
de la edición en inglés y en la 91 de la traducción al espafiol. del resto del libro y hacer con él un paradigma apto para entender
62 NÉSTOR A. BRAUNSTEIN EL EGO LACANIANO 63

tanto el caso como esa escritura tan particular que hace de Joyce preta que el afecto, el sentimiento de odio; "metaforiza algo que no
un inventor único en la historia de la literatura. es nada menos que su relación con su cuerpo" (p. 159). Y, con esta
Para argumentar esta posición es necesario leer con detenimien- concepción, armado del saber psiquiátrico y psicoanalítico sobre
to el relato de Joyce y la interpretación de Lacan, sin olvidar las los sentimientos de despersonalización, haciendo notar que para
otras dos aportaciones confiables hechas alrededor del episodio, un psicoanalista es muy sospechosa la situación de alguien que deja
la de Stanislaus Joyce y la de Richard Ellmann, ya citadas. Habrá caer el cuerpo como algo extraño (p. 161) (¿pero, es eso lo que dijo
que decir, muy sucintamente, aunque el resultado sea extenso, lo Joyce?; no es abusivo pasar de la descripción de cómo se le iba
siguiente: quitando la capa de odio a la idea de que deja caer el cuerpo como
a] podemos aceptar que el acontecimiento es "rigurosamente si fuese extraño?) concluye que el ego de Joyce no cumple con su
autobiográfico": el chico de 12 años, alumno de los jesuitas, fue función narcisista de sostener al cuerpo, que hay un defecto en el
duramente golpeado por compañeros crueles e injustos debido a anudamiento borromeo y que para suplir a ese defecto es para lo
que sostuvo sin abdicar su convicción de que Byron era el mejor que Joyce produce, décadas después, una literatura sin parangón
de los poetas. Son importantes las diferencias en el relato de los en las letras universales.
tres que hablan de él: i]James Joyce, quien lo atribuye al personaje c] Lacan agrega al relato que hacejoyce de sus sentimientos una
Stephen Dedalus, protagonista idealizado de su novela, ii] Stanis- descripción de vivencias que infructuosamente he buscado en el
laus J oyce, quien escribe muchas cosas acerca de su ilustre hermano libro. Dice Lacan que en ese momento él tal vez no sólo no tuvo
pero que insiste siempre que puede en que lo relatado en el Portrait afectos ante la violencia sufrida corporalmente (Ellmann dice que
of the artist as a young man es una historia imaginada, idealizada, "llegó a la casa sollozando y la madre tuvo que consolarlo y coserle
en la queJamesJoyce debe ser clarame,nte diferenciado de Stephen los pantalones para que pudiera regresar a clase el día siguiente"
Dedalus, y iii] Richard Ellmann, que toma el partido de la objeti- -op. cit., p. 58- pero, en fin, .. ), sino que "tal vez le dio placer", pues
vidad biográfica y que hace el relato de la paliza en términos que el masoquismo no está del todo excluido entre las posibilidades
difieren en aspectos importantes de la interpretación que después de estimulación de Joyce (aa fuente?, ciertas características del
habría de hacer Lacan. personaje de Bloom en Ulises, en fin ... ); pero, con el episodio de
b] Lacan no toma la literalidad del relato sino que se permite la paliza "esta vez él no ha gozado. Él se ha, él tuvo, es algo que
una interpretación psicoanalítica que en general fue recibida con psicológicamente vale, él tuvo una reacción de asco. Y este asco
admiración por sus discípulos, quienes la calificaron de genial, concierne, en resumidas cuentas, a su propio cuerpo" (p. 160).
delicada, original, etc. Allí donde J oyce cu en ta la vivencia subjetiva Esto sí que es excesivo. Del asco o de algo parecido no hay la
de Dedalus (punto de la máxima incertidumbre pues aquí ni Sta- menor indicación en el capítulo entero en que se habla de la paliza.
nislaus ni Ellmann ni nadie podría aportar una palabra, y la palabra Pero los comentaristas, los ya citados, se lanzan alegremente a
de Joyce es la de un novelista que relata a un público lector una elaborar comentarios acerca de la función del asco en Jo yce como
historia con la que pretende transmitir emociones estéticas y una prueba de las características tan peculiares de su ego. Casi todos
imagen del protagonista marcada por la idealización. Cabe pues hablan del asco de Joyce después de los golpes. Por supuesto que
preguntarse: ¿será eso lo que sintió el chico de 12 años o es eso ni Lacan ni ellos citan el texto deJoyce en el que se basan ... porque
lo que el escritor adulto y ya exiliado para seguir su carrera literaria no existe.
hubiera sentido o habría querido que el chico sintiese cuando d]Con la excepción de Philippejulien (1986, ya citado), que lo
escríbe la novela tantos años después?) .. .; volviendo, allí donde hace de modo parcial, nadie tiene en cuenta que en el Portrait
Joyce cuenta las sensaciones de Stephen y dice, según ya citamos, (Retrato del artista adolescente) de Joyce no se relata una paliza sino
que "sintió que había una fuerza oculta que le iba quitando la capa dos, y que en esa otra paliza, aplicada cruelmente por un prefecto
de odio acumulado en un momento con la misma facilidad con de nombre Dolan, Joyce relata en términos extremadamente vívi-
que se desprende la suave piel de un fruto maduro", Lacan inter- dos sus sensaciones corporales (mejor dicho, las de S. Dedalus) y
64 NÉSTOR A. BRAUNSTEIN EL EGO LACANIANO 65

los afectos de odio que las acompañaban; en esa otra paliza, lejos rabia, sintió que el grito abrasador se le escapaba de. la garganta y que
de desprenderse de la capa de odio, la conservó y la exaltó a tal las lágrimas ardientes se le caían de los ojos y resbalaban por las arrebo-
ladas mejillas.
punto que, contrariando la opinión prudente de sus compañeros,
decidió incluso enfrentar la posibilidad de la venganza del prefecto Y es en el párrafo siguiente, que he citado primero, donde se
Dolan, denunció la injusticia de que fue objeto y consiguió del d ice que Dedalus imaginó que se apiadaba de las manos como si
rector del colegio la promesa de que apercibiría a su verdugo. Tras no fueran las de él mismo sino las de otro.
esta muestra de valentía fue recibido como un héroe por sus ca- Razón le asiste a Lacan para sostener que un psicoanalista es
maradas.16 En ese relato, no considerado por Lacan, Joyce dice (y alguien que sospecha fuertemente cuando oye de alguien que no
es lo que Julien evoca): siente el dolor, que no reacciona al mismo y que no le importan
Stephen se arrodilló prestamente, oprimiéndose las manos laceradas con- los tormentos de la carne. Pero si las vivencias de Dedalus, el
tra los costados. Y de pensar en aquellas manos, en un instante .golpeadas personaje, ante el prefecto Dolan correspondiesen a las de Joyce,
y entumecidas de dolor, le dio pena de ellas mismas, como si no fueran el escritor, frente a un sádico torturador difícilmente se podría
las suyas propias [so sorry for them as if they were not of his own] sino las de considerar que el suyo fuese un caso de tal anestesia o insensibi-
otra persona, de alguien por quien él sintiera lástima. lidad. Más bien se trata de lo contrario. No es la sensibilidad ni lo
imaginario lo que falta o se escapa del artista adolescente; no es
Estas líneas finales del relato del castigo podrían avalar (como lo imaginario desabrochado del inconsciente; es, por el contrario,
lo postula Julien) la interpretación lacaniana respecto de alguien u na fantasmatizaci~n desbordante que invade con procesos poéti-
que se desprende de su imaginario especular (las manos aparecen cos la experiencia del mundo sensible. La metáfora está claramente
enajenadas) y de sus afectos (la lástima no es autocompasión sino m arcada en las dos palizas del Retrato: "as easily as a fruit is divested
piedad por el otro). Pero si así lo entendiésemos estaríamos desa- of its soft ripe peel" y "so sorry far them as if they were not of his own ".
tendiendo a lo esencial del relato indicado por ese as if, el como si, e] Vale la pena comparar los dos relatos joyceanos de las palizas
la dimensión fantasmática, imaginaria, que opera como protección . con lo que sucede en otro momento célebre de la literatura, en
El lector puede palpar, puede captar en carne propia (¿ escritura u n escrito que procede de alguien de quien no puede dudarse que
"ilegible"?) la hiperestesia del chico que no soporta ya tanto dolor fu ese un psicótico tanto por su estructura como por su clínica.
y tanto odio frente a la barbarie y la injusticia y que, precisamente J ean:J acques Rousseau 17 relata cómo fue atropellado un día de
para no enloquecer, hace semblante de desaparecer de la escena, n oviembre de 1776 por un perro gran danés que lo derribó y le
fantasea con el otro, el semejante, que padecería su dolor y puede hizo perder el conocimiento, pues su cabeza golpeó duramente
pasar a un sentimiento distinto, el de lástima. Pues hay que escuchar contra el pavimento escabroso y una carroza le pasó por encima
las palabras del autor cuando relata lo que pasó después de los d el cuerpo. Acompañémoslo brevemente en su descripción:
golpes en su mano derecha y ante la demanda de extender la otra:
El estado en que me encontraba en aquel instante es demasiado singular
Stephen retiró el herido y tembloroso brazo derecho y extendió la mano para no hacer aquí la descripción. La noche avanzaba. Vi el cielo, algunas
izquierda. La manga de la sotana silbó otra vez y un estallido punzante, estrellas y un poco de verdor. Aquella primera sensación fue un momento
ardiente , bárbaro, enloquecedor [madden-ing] obligó a la mano a contraer- delicioso. No me sentía a mí mismo más que por ella. Nacía en ese instante
se, palma y dedos confundidos en una masa cárdena y palpitante . Las a la vida, y me parecía que con mi ligera existencia llenaba todos los
esca1dantes lágrimas le brotaron de los ojos y abrasado de vergüenza, de objetos que percibía. Entero en el momento presente, no me acordaba
angustia y de terror, retiró el brazo y prorrumpió en un quejido. Su cuerpo de nada; no tenía clara noción alguna de mi individualidad, ni la menor
se estremecía paralizado de espanto y, en medio de su confusión y de su idea de lo que acababa de ocurrirme; no sabía ni quién era ni dónde
17
Jean:Jacques Rousseau , Las ensoñaciones del paseante solitario, traducción de
u; !bid. , Viking, pp. 50-61 , Lumen, pp. 55-65. Mau ro Annifi.o, Madrid, Alianza, 1979, pp. 39-41.
66 NÉSTOR A. BRAUNSTEIN EL EGO LACANIANO
67

estaba; no sentía ni mal, ni temor, ni inquietud. Veía correr mi sangre labramiento lacaniano: como Joyce había roto la relación fantas-
como habría visto correr un riachuelo, sin pensar siquiera que aquella mática con su cuerpo, éste, carente de puntos imaginarios de refe-
sangre me pertenecía. Sentía en todo mi ser una calma arrebatadora a la rencia, se hacía asiento de fenómenos psicosomáticos no suscepti-
que nada comparable encuentro en toda la actividad de los placeres co- bles de análisis e interpretación en lo simbólico, y
nocidos.
g] queda el misterio de la escritura de Joyce. Una buena y pru-
Era su sangre y no lo era; estaba desprendido de ella. No hay dente actitud del psicoanalista ante el enigma (el mismo que a
nada de como si aunque esté la comparación con el riachuelo .. Lo veces desvelaba a Freud frente a las verdades alcanzadas por los
que vive el filósofo tumbado es indiferencia y gozo por no ser ya poetas) es la de confesar su incompetencia (como lo hacía Freud).
él, con su temor y con su angustia. El mundo y el yo habían desa- Plantear también que los razonamientos clínicos no pueden dar
parecido o, mejor, el yo tomaba posesión del mundo, lo llenaba cuenta de la creación poética y que relacionar, sea el defecto en
por completo. El ejemplo de Rousseau es la contrapartida del de lo simbólico (como sostuvo Lacan hasta febrero de 1975 ), sea el
Joyce y permite establecer la diferencia entre un soltarse de lo defecto en lo imaginario (en mayo de 1975 ), sea la sucesión de
imaginario para habitar tan sólo en lo real en el primero y una fenómenos psicosomáticos, con la escritura dejoyce, es condenarse
conciencia exacerbada del cuerpo como propio en el otro que, en a no encontrar nunca una buena respuesta dado que la pregunta
lo imaginario, en su fantasma, le lleva a la proyección de esa parte es mala. De todos modos hay que decir de modo incondicional
del cuerpo que es la sede de un sufrimiento no gozoso sino into- que una literatura como la joyceana no ha de analizarse al margen
lerable. de la historia de la literatura y de lo que sucedió con las distintas
He de insistir: Lacan indica un camino precioso a recorrer en artes en las primeras décadas del siglo XX. El proyecto joyceano
la clínica de las desestabilizaciones de lo imaginario pero ha esco- es el de hacer funcionar deliberadamente una máquina textual que
gido mal el ejemplo. se contraponga a la literatura sobrecargada de imaginario propia
j] Es de lamentar que Lacan utilizase a Joyce alrededor de un¡l de la novelística tradicional, por no decir decimonónica. Joyce se
necesidad de teorizar el defecto en lo simbólico primero (seminario propuso, y lo consiguió dentro de lo posible, una desimaginariza-
del 10 de febrero) y de lo imaginario después (seminario del 11 ción de la literatura. No fue el único, pero sí quizás el más riguroso.
de mayo) sin tomar en cuenta algo que está bien documentado en Kafka, Musil, Broch, en la misma época, Brecht y Beckett poco
la vida del genial irlandés aunque no sepamos a ciencia cierta cómo después y ya marcados por su empresa, participaban, cada uno a
ello se relacionaría con su escritura. Me refiero a los procesos su modo, en ese esfuerzo que signa la literatura vigésima. La pintura
psicosomáticos que Joyce padeció durante su vida entera, padeci- y la música de la época dan cuenta de la pregnancia de la misma
mientos que se manifestaban principalmente en el campo de la "intención'', si es que vale usar tan sospechosa palabra. Creo que
visión (glaucoma, complicado por numerosas operaciones) que, cualquier intento de hacer funcionar una interpretación clínica
entre remedios y enfermedad, lo llevaron al borde de la ceguera. y/ o psicoanalítica de ese fenómeno, por singular que fuese, por
Muchas de estas crisis, las más graves, seguían a la edición de sus "nudista" (borromea) que sea la explicación, bordea y hasta se
libros. Y, finalmente, el hecho, un hecho que nunca fue objeto de hunde en los pantanos del psicoanálisis aplicado. O, para mostrar
comentarios psicoanalíticos, de que Joyce acabó muriendo antes mejor la relación posible entre la escritura joyceana y el psicoaná-
de cumplir 60 años por las complicaciones de una úlcera péptica. lisis: frente a una literatura del yo y para el yo, psicologista, que
Es .seguro que si Lacan hubiese tomado en consideración esos alcanza su apogeo en las grandes novelas del siglo XIX y que no
aspectos de la historia médica los numerosos y oficiosos comenta- desaparece en el siglo XX aunque manifieste en él su fatiga, la
ristas lo habrían acompañado también en ese camino. No es raro escritura joyceana muestra una continua y progresiva ruptura con
ver que gente que conoce de memoria el seminario Le sinthome no el imaginario de los precarios y deformantes reconocimientos es-
recuerda o nunca supo de qué ínurió James Joyce. Podemos ima- peculares. No es del inconsciente de lo que Joyce se desabona sino
ginar las hipótesis que se podían haber manejado dentro del apa- de una expresión literaria que lo desconoce. Para decirlo en tér-
68 NÉSTOR A. BRAUNSTEIN EL EGO LACANIANO 69

minos aún más radicales: la nueva escritura que se abre paso en ECCE PUER
Ulysses y Finnegans Wake escenifica un más allá y no un más acá del
fantasma, y es ahí donde reside su ligazón con el discurso del Of the dark past
psicoanálisis, ese donde el agente no es un yo o un sujeto sino un A boy is bom
semblante del objeto a. Joyce no era un "desabonado del incons- With joy and grief
My heart is tom
ciente". Cualquiera puede leer en la biografía de Ellmann la pro-
fundidad freudiana con que trabajaba sus propios sueños y los de Calm in his cradle
Nora, su mujer (Ellmann, op. cit., pp. 484-487). Y era capaz de The living lies
producir en sus lectores las más profundas emociones. Decir que May love and merey
la escritura joyceana no conlleva "simpatía" es como afirmar lo Unclose his eyes!
mismo de las Composiciones de Kandinsky o del Concierto para violín
de Alban Berg. Coincidiremos con Vargas Llosa IR en su comentario Young lije is breathed
en torno a la "objetividad" joyceana que aflora en J?uhlineses: Upon the glass,
The world that was not
Son episodios que, en cualquier relato romántico, estimularían la efusión Comes to pass.
retórica, la sobrecarga emocional y plañidera. Aquí, la prosa los ha en-
friado, infundiéndoles una categoría plástica y privándolos de cualquier A child is sleeping
indicio de chantaje emocional al lector. Lo que entrañan esas escenas de An old man gone.
confusión y desvarío ha desaparecido y, por obra de la prosa, se ha vuelto O, father forsaken,
claro, limpio y exacto. Y es precisamente esa frigidez lo que excita la sensibilidad Forgive your son!
del lector. Éste, desafiado por la indiferencia divina del narrador, reacciona,
entra emotiva-mente en la anécdota, y se conmueve (cursivas mías]. Que puede traducirse así, prescindiendo de Enrique Castro y
Beatriz Blanco: "Del oscuro pasado/nace .un niño./Con júbilo y
Que se contraponga este comentario crítico al de Lacan: "Hay d olor/ se desgarra mi corazón//Quieto en su cuna/ descansa el
que tratar de imaginarse por qué Joyce es tan ilegible. Si es ilegi- vivo./iQue sus ojos abran/la gracia y el amor!jSobre el cristal
ble es porque no evoca en nosotros ninguna simpatía", frases que r espira/la vida joven/llega y pasa/el mundo que no fue .//Un niño
Lacan enunció ese día sorprendente del final de su seminario (p. d uerme/un viejo se fue./iüh, padre abandonado,/perdona a tu
162). Conviene dar el ejemplo más convincente: Joyce estaba des- hijo!"
consolado después de la muerte de su padre, seguramente para él ¿será ésta una escritura ilegible incapaz de provocar la menor
también el acontecimiento más doloroso en la vida de un hombre. simpatía en el lector? ¿o será, más bien, la escritura de los nudos,
De su insondable tristeza se recuperó cuando, un mes y medio esa con la que Lacan pretende dar cuenta del caso Joyce, la que
después, nació su nieto Stephen James. Ese día, el 15 de febrero es ilegible y apática?
de 1932, es decir, cuando el Finnegans Wake, la obra más innova- h] También es verdad que Joyce, escribiendo a los 30 años, en
dora en toda la historia de la literatura, estaba ya muy avanzada y el Retrato, lo que fueron sus experiencias infantiles para publicar
cuando las elaboraciones "ilegibles" estaban en su plenitud, escri- con ese material una novela, no es un testigo imparcial. La "inten-
bió Joyce lo que Ellmann (p. 720 de su biografía) llama "el poema ción" no es confesional, es estética. Los géneros tienen sus propias
más emotivo", Ecce puer, que vale la pena reproducir para constatar leyes, falibles y mal delimitadas, por supuesto, 19 y las de la novela
si es una escritura que no despierta "en nosotros" (¿quiénes ?) nin- son distintas de las de la autobiografía. Joyce nos cuenta sus viven-
guna simpatía.
19
Jacques Derrida, "La loi du genre", en Parages, París, Galilée, 1986, pp.
18
Mario Vargas Llosa, La verdad de las mentiras, México, Seix Barral, 1990, p . 40. 249-287.
70 NÉSTOR A. BRAUNSTEIN
EL EGO LACANIANO 71

cias transfiguradas por las necesidades del arte. Y si leemos con la lengüeta, la parte vibratoria de los instrumentos de madera.
atención sus textos nos encontramos con que el proyecto de Ulysses Joyce es, pues, el que pasa del látigo a la poesía, del garrote a la
es el de escribir "la épica del cuerpo humano [donde] un órgano pluma. Joyce escoge la literatura para escapar a los azotes de la
domina cada capítulo" (Ellmann, op. cit., p. 484). No se puede leer Ley inclemente. Se hace cómplice de su padre, un pecador impe-
el episodio de la paliza pasando por encima del género al que nitente, y lucha contra el enemigo que es la sociedad patriarcal de
pertenece el relato de la misma. Mucho es lo que cabe escribir Dublín, representada de modo característico por los "Padres" de
sobre la relación entre Joyce, la persona, Joyce, el autor, Dedalus la Iglesia. Podemos decir que en el episodio subrayado por Lacan
y Bloom, los personajes, y el cuerpo vivido por "ellos". Habría que el joven Dedalus se hace pegar en nombre del arte, provoca a
hablar de los influjos de la formación católica, del modelo de quienes por medio del poder violento pretenden imponer sus po-
renuncia corporal instaurado por las Confesiones de san Agustín, siciones estéticas. Los golpes que recibe vienen a sancionar su
de la infructuosa lucha del artista adolescente por mortificar su opción . ¿No podríamos sostener que el castigo infligido en ese y
sexualidad, de su repugnancia frente a los apetitos fálicos, de los otros momentos es la puesta en escena del fantasma freudiano de
rasgos perversos manifestados en su relación con Nora y literaria- flagelación ("Pegan a un niño"), y que la vida entera de Joyce con
mente en las cartas que le escribió en 1909, hay que revisar todo la casi ceguera (en parte autoinfligida ), la esquizofrenia de l¡i hija,
ese inmenso material para llegar a la conclusión de que Joyce no la muerte prematura por una úlcera perforada al no atenderse a
es quien quiere desprenderse de sus vivencias corporales sino, muy tiempo como hubiera sido posible, el deslomarse por décadas es-
por el contrario,· quien corre tras las experiencias físicas que le cribiendo un libro maravilloso pero "ilegible" (?), son todas mani-
puedan aportar la mayor intensidad emocional. No abrumaré al festaciones del fan~asma joyceano y que el "tener un cuerpo" es
lector con citas de textos que leerá con placer (o espanto ). Pero, lo que da soporte a ese fantasma?
que nadie dude, ese "dejar caer el cuerpo" de la multicitada línea j] Unas últimas palabras sobre las epifanías joyceanas. En el des-
del Retrato -que nunca es tal sino un "desprenderse de la capa de lizamiento expresamente escogido por el escritor de la sensualidad
odio" - no quedará formando parte de la imagen que como lectores del cuerpo a la sensualidad de las palabras se arriba a una trans-
podemos hacernos d~ la relación de James Joyce con su cuerpo. mutación de la experiencia que equivale a la revelación. Estas vi-
i] Dedalus (¿Joyce?) es el joven sensible que duda entre dedicarse vencias de lo real hecho literatura, de la literatura que dice lo real,
al sacerdocio, mortificando el cuerpo, los sentidos y repudiando son bautizadas por Joyce con el nombre de epifanías. Las "epifanías"
el falo, o dedicarse al arte y para ello vivir, seguir la estrategia de aparecen explicadas y definidas una única vez en el conjunto de
la astucia, el silencio y el exilio, exacerbar y explorar los extremos la obra joyceana mencionadas como tales, y eso en una obra que
del goce. Ser golpeado entonces, por defender a Byron contra él no dio a la imprenta sino en un manuscrito inconcluso (de
Tennyson o por cualquier razón semejante, es hacerse un santo 1904-1905) que se publicó póstumamente. 21 Tras oír un fragmento
mártir de la literatura y de sus opciones estéticas. Claro, el maso- de una conversación trivial, Stephen Daedalus piensa "en coleccio-
quismo no está excluido de las. posibilidades eróticas de Joyce y nar diversos momentos así en un libro de epifanías. Por epifanías
quizá no haya que sorprenderse de que no sintiese odio hacia entendía una súbita manifestación espiritual, bien sea en la vulga-
quienes le pegaron. F.L. Restuccia, 20 en un exhaustivo estudio de ridad del lenguaje y gesto o en una fase memorable de la propia
todas las referencias en el texto joyceano a palizas y azotainas, mente. Creía que le tocaba al hombre de letras registrar esas epi-
escribe un capítulo que titula sugestivamente "From whip to reed'', fanías con extremo cuidado, visto que ellas mismas son los mo-
esta es, del látigo a la caña, pero caña (reed) significa también la mentos más delicados y evanescentes". Hay que decir que cuando
poesía pastoral, el instrumento musical que antecede a la flauta y Lacan escucha la palabra "epifanía" dicha por el especialista en el

21
2
°Fi:ances L. Restuccia, ]ayee and the Law of the Father, capítulo 1, "Frnm whip James Joyce, Stephen el héroe, traducción al español de José Ma. Valverde,
to i:eed", New Haven, Yale Univei:sity Pi:ess, 1989, pp. 1-1 9. Barcelona, Lumen, 1978, pp. 216-217.
72 NÉSTOR A. BRAUNSTEIN NÉSTOR A. BRAUNSTEIN 73
tema, Jacques Aubert, en el seno de su seminario, el 20 de enero tus epifanías escritas en verdes hojas ovaladas, profundamente profundas,
de 1976, se muestra muy extrañado y pregunta si la palabra es de cuyas copias se enviarían si tú morías a todas las grandes bibliotecas del
Joyce (p. 71). Llama la atención por cuanto suponemos a Lacan mundo, incluyendo la de Alejandría? Allí alguien las leería algunos mile-
muy informado en cuanto a Joyce pero esa palabra lo sorprende. nios después, un mahamanvantara. Pico de la Mirandola, alguien así. iAy!,
No obstante, en el seminario final del 11 de mayo, acaba diciendo muy parecido a una ballena. Cuando uno lee esas páginas extrañas de
unas palabras sobre "la epifanía, esa famosa epifanía de Joyce" (p. uno que hubo hace mucho, uno siente que uno es uno con uno que una
vez..... ]22
166) de la que dice que es un efecto de un error del anudamiento
"gracias al cual lo inconsciente y lo real se anudan" (idem), por lo
cual lo imaginario se libera y es reatrapado gracias a la función Y deja el párrafo inconcluso, suspendido de esos cinco puntos.
compensatoria del ego, del ego lacaniano, que subsana el error Joyce, el escritor adulto, se ha desidentificado de esas fantasías de
del nudo. "El inconsciente está ligado a lo real. Cosa fantástica, adolescente, de uno que hubo alguna vez. Si se acuerda de las
Joyce mismo no habla de eso de otra manera" (ídem). ¿Quién podría epifanías es tan sólo para burlarse de sí mismo en una burla que
decir, a partir de la definición de Joyce mencionada, la única que sólo él podía comprender puesto que no había publicado ni pen-
dio, intrínsecamente contradictoria puesto que liga los dos extre- saba que alguna vez se publicaría Stephen Hero, en donde había
mos de "la vulgaridad hablada o gestual" con las "fases memorables expuesto su teoría y su definición de las epifanías.
de la mente", que una epifanía resulta de un anudamiento del Es casi un lugar común decir que Joyce vivió para forjar un
inconsciente y lo real? Las epifanías tienen límites imprecisos y es nombre que le daría la eternidad por medio de una escritura pla-
posible afirmar que las dos palizas que se relatan en el Retrato del gada de enigmas, de chistes privados e incomprensibles, de pro-
artista son epifanías. O no. Pero el error, el gran error que podría ducción metódica ·y calculada de la sorpresa. ¿Acaso no dijo él
cometerse con respecto a las epifanías sería el de creer que ellas mismo que con el Ulises tendría ocupados a los profesores por
constituyen un método literario o un objetivo para el escritor que trescientos años? Es un hecho también que su sueño parece haberse
fue James Joyce. hecho realidad y que la bibliografía joyceana crece con aspiraciones
Las epifanías, como se ha dicho, sólo aparecen mencionadas en de infinito. Los joyceruditos pululan; los ensayos y exégesis tam-
ese borrador que dejó inédito. ¿Por qué no quiso darlo a la im- bién. No faltan tampoco los que se sienten sus continuadores, los
prenta? Porque lo remplazó por otra obra que, ésa sí, le satisfizo que se identifican con él, lo imitan, lo emulan. Quizás Lacan deba
y en la que conservó lo que le pareció pertinente, no lo de las contarse en tre e llos y podemos decir que es humano, demasiado
epifanías. Esa obra es, precisamente, el Retrato del artista adolescente. humano , su interés cuando fue convocado por Jacques Aubert: pa-
Pero nos equivocamos al afirmar que Joyce nunca dio a publicar ra inaugurar un simposio dedicado a James Joyce. Nueve años
la palabra o la idea de epifanía como ya hemos dicho dos veces. despu és de Lacan, en 1984, Jacques Derrida fu e invitado para
Pues Joyce sí imprimió un texto, Ulises, donde habla de las epifanías. ocupar el mismo lugar en un simposio a desarrollarse en Francfort.
Sólo que lo hace para burlarse de las fantasías megalomaniacas del Se escucha a Derrida muy consciente del antecedente de Lacan
joven Daedalus, protagonista de Stephen el héroe, que ahora se llama cuando toma la palabra ante lo que él llama, más que la institución
Dedalus, protagonista de Ulises. Citaremos el pasaje en inglés y o la fundación joyceana, la familia joyceana, de la que él tendría
arriesgaremos una traducción. En un monólogo interior Stephen que esperar, sin pertenecer a ella, desde el exterior, un reconoci-
se dice: miento que lo habilite con un diploma en estudios joyceanos mien-
1ras qu e él, intimidado como está por la asamblea de los eruditos,
Remember your epiphanies written in green oval leaves, deeply deep, copies to be les reconoce una autoridad de padres y abuelos. La ironía de su
sent if you died to all the great libraries of the world, including Alexandria? alocución, la "sardironía'', como dice por ahí, es muy evidente. Y
Someone was to read them a/ter a few thousand years, a mahamanvantara. Pico
de la Mirandola like. Ay, very like a whale. When one reads these strange pages
n James Joyce, Ulysses. Tite corrected text, cap. 3, líneas 136-146 (p . 34), Vintage,
of one long gone one feels that one is at one with one who once ... .. [¿Recuerdas Nue va York, 1986.
74 NÉSTOR A. BRAUNSTEIN

una ironía que tiene por blanco no sólo a la familia joyceana ("en
realldad, ustedes no existen'', les espeta) sino a Joyce mismo, en AUSENCIA DEL NOMBRE-DEL-PADRE Y PASAJE AL ACTO
EN LAS PSICOSIS
tanto que ése, el de la inmortalidad a través del juego de los
eruditos, es un proyecto del que el propio Joyce tenía que burlarse
con una carcajada triunfal que no deja de traicionar una especie EDWIN SÁNCHEZ AUSUCUA
de duelo, pues no es otra cosa que la risa de la lucidez resignada.
Pues, y Derrida se complace al señalarlo, la omnipotencia es y será
fantasmática, cosa que Joyce no podía no saber. (ijá!, manda tus
epifanías a la biblioteca de Alejandría, milenios después; ijá!) Él
no podía ignorar que un libro, todo libro, el libro de los libros,
Ulysses o Finnegan 's wake, por ejemplo, no es más que un mero El Nombre-del-Padre es donde tenemos que reco-
nocer el sostén de la función simbólica que, desde
opúsculo entre los millones y millones de obras en la Biblioteca
los albores de los tiempos históricos, identifica su
del Congreso (por no decir Internet) perdido, irremisiblemente persona con la figura de la ley. Esta concepción
perdido. Y que nos permite distinguir claramente, en el análisis
de un caso, los efectos inconscientes de esa fun-
ese astuto librito sería considerado por algunos como demasiado ingenio- ción respecto de las relaciones narcisistas, incluso
so, industrioso, manipulatorio, sobrecargado con un saber impaciente por respecto de las reales que el sujeto sostiene con
revelarse a sí mismo a través de la ocultación, agregándose él mismo a la imagen y la acción de la persona que la encarna ...
cualquier cosa: en resumen, literatura pobre, vulgar por cuanto nunca libra
su suerte a la incalculable sencillez de un poema, gesticulando desde una JACQUES LACAN (1955-1956)
tecnología sofisticada e hiperescolástica, una literatura de doctores, con
una sombra en otras palabras de sutileza excesiva, la literatura de un Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía
Doctor Pangloss con sus ojos recién abiertos (facaso no era ésa la opinión mi padre, un tal Pedro Páramo.
de Nora?) que habría tenido la suerte calculada de ser censurada y ásí
JUAN RULFO
promovida por las autoridades postales norteamericanas. 23
¿yo de quién soy hijo?
Ése es Joyce, el que apuesta a la inmortalidad ... para mejor
burlarse de ella. El que se hace golpear en nombre de un deseo S(>FOCLES, Edipo rey
que no habría jamás de ceder. El que con astucia, silencio y exilio
l. PEDRO PÁRAMO SIN DON
enfrenta al poder del Padre para reivindicar a su padre humano.
El que lleva sin cansancio y hasta agotar las posibilidades de la
lengua inglesa, la lengua del invasor, para devolvérsela, exhausta, Iniciaré este artículc valiéndome de lo que se podría denominar,
a quienes la usurpan y la usan como instrumento colonizador, de una manera aproximativa, una literatura "nacional" que en
como órgano del poder. Son sus continuadores y comentaristas, apariencia nada tiene que ver con el título, sino que define el
psicoanalistas incluso, los que se fascinan con la idea de un autor interés fundamental sobre un recorrido y una problemática en la
que entra al libro de las marcas universales como el más leído o cual abordaremos la cuestión del padre y, por su vertiente psicoa-
el más citado o el más incomprendido o el más más. nalítica, el Nombre-del-Padre. Por lo demás, no me refiero a la
Joyce, descansa en paz. literatura "nacional" en tanto que institución cultural, sino en tanto
que discurso de una creación que da sentido y significado a lo que
23
las ciencias sociales, atoradas en la simulación del método, fracasan
Jacques Derrida, "Ulysses gramophone: Hear say yes in Joyce", en Acts of en plantear siquiera.
literature, Nueva York, Routledge, 1992, p. 293 (fragmento traducido por mí).
Me valdré entonces del personaje creado por Rulfo: Pedro Pá-
[75)
76 EDWIN SÁNCHEZ AUSUCUA AUSENCIA DEL NOMBRE DEL PADRE 77

ramo. Es un texto sin duda de gran potencialidad interpretativa. cimiento de una articulación inédita, y no porque se trate de
El protagonista que da su nombre al relato es un personaje que una extensión de los mecanismos de la singularidad subjetiva
tiene la virtud de hacer coincidir la figura de un Amo decadente exportados alo social, que poseen como veremos sus propias coor-
con la del cacique y la del padre. Es una figura a la que pueden denadas .
atribuírsele semejanzas con otra gran ficción: la del orangután de A diferencia del Amo hegeliano, aquí Rulfo hace coincidir en
la proverbial horda primitiva de Tótem y tabú. No puede sino evocar Don Pedro no sólo al cacique sino la incertidumbre y el enigma
el escenario de un goce, trenzado además en el escenario de la de la paternidad. Los dispositivos del poder implicados determi-
ficción sobre el tema del poder. La ficción de Rulfo, es claro, nan, en el plano social, una singular voluntad de dominio. De esta
contiene elementos de la verdad familiar de "lo nacional", si acep- manera la existencia de un presunto padre inclinado a la degrada-
tamos que la verdad se estructura como una ficción. Pero lo familiar ción del goce no puede sino generar cuestionamientos a los hijos
es también consustancial a lo unheimlich. Lo íntimo resulta ser lo en orfandad suspendida, pues un tal Pedro no es en realidad padre
más ominoso, y lo familiar lo más siniestro, lo extraño, lo extran- para nadie. No obstante, Rulfo nos remite a la escena del crimen
jero, lo ajeno, lo exterior que nos habita. Si pensamos en lo que de Pedro Páramo, que adquiere sin ningún forzamiento estatuto
diversos autores han llamado "la identidad nacional" (núcleo de de parricidio. En esa perspectiva de la ficción cuyos contenidos
lo familiar y de lo unheimlich), es fácil dar pie a una creencia: la competen a la verdad excluida del discurso del Amo encuentro
de que existe un conjunto que conforma un universo más o menos similitudes entre Abundio Martínez y el sirviente Smerdiakov (Ka-
homologable con respecto a la característica compartida del ideal. ramazov), que recrea Dostoievski. Si de Rulfo nos remitimos a
Pronto vemos que esa gran familia es tan heteróclita como impo- Sófocles, encontra·mos que la ética contenida en la tragedia de
sible de homogeneizar, y que la característica compartida se refiere Edipo es paradigmática, pues no conduce al hijo de Layo (iy de
a un Amo ideal que hace posible esta cohesión de lo imaginario. Pólibo!) a la confrontación política, si es que se puede leer en esa
En todo caso se podría plantear una hipótesis tomando como tragedia, como lo hace con rigor Pierre Legendre, algo del orden
sustento la ficción literaria, hipótesis como despliegue subjetivo político. En este momento deseo señalar la confrontación con la
de una verdad en falta. Esta hipótesis de ser posible consistiría en propia verdad y la responsabilidad ante el destino, ante la descen-
hacer a Comala extensiva para el conjunto de "lo nacional", aunqúe dencia, ante el propio acto, que Edipo vive hasta el fin. Las leyes
este conjunto sea también una ficción que se presenta, a diferencia de la polis forman parte de la trama, y desde ese plano de la ley
de la autenticidad de la ficción literaria, como no ficticia. "Entre la verdad subjetiva y la posición del sujeto ante el Otro surge ante
ficciones te veas", podría titularse el relato del padre de la patria. nosotros.
Pero hacer a Comala extensiva al conjunto de "lo nacional" ¿con Por esa vía ética de Edipo rey, inscrita en las eternas letras de
respecto a qué? Con respecto al cercenamiento del Nombre-del- Sófocles, el psicoanálisis nos permite abordar el tema del poder
Padre. Este cercenamiento social de la función del padre como tomando en cuenta al sujeto desde la dialéctica en la que participa
soporte del referente que da: sustento a la ley constituye una pro- con respecto a ese Amo que existe en nuestrá civilización. No es
blemática especialmente importante en nuestra era del indus- el Amo-padre, pater familias y monarca familiar de la antigüedad
trialismo mundial, pero por motivos de espacio y de tiempo no romana, sino un Amo en tanto que discurso. Se trata entre otras
1
me explayaré en esa dirección. La obra de Pierre Legendre cosas de evidenciar que la infausta disposición al enfrentamiento
proporciona referencias analíticas de este tema en su relación con contra el Amo (precipitación al acto que remite al origen hegeliano
el derecho y su función en nuestras sociedades ultramodernas. ele la confrontación a muerte iniciática) no hace sino confirmarlo
Analíticas en la medida en que el psicoanálisis permite el estable- en su función de dominio, pues ¿cómo arremeter contra un dis-
curso? No es otra cosa la que propone Lacan en el seminario El
1 Los dos libros hasta ahora publicados por Siglo XXI, El crimen del cabo Lortie
anverso del psicoanálisis (La psychanalyse a l'envers), ni sometimiento
( 1995) y El sublime objeto de la transmisión ( 1996), son ampliamente recomendables. ni confrontación. El planteamiento es claro, después del 68 francés
78 EDWIN SÁNCHEZ AUSUCUA AUSENCIA DEL NOMBRE DEL PADRE 79

el discurso del Amo se reanuda sin cambio alguno en su operati- proporciona la "totalidad" del semejante, la amenaza con su pre-
vidad como un Amo modernizado. En México la situación fue más sencia. Esta "totalidad de la exclusión" ilustra plenamente la lucha
brutal, y en esencia las cosas no sólo no cambiaron sino que ahora narcisista de la rivalidad y la agresión, presentes en el proceso de
el Amo en tanto que discurso se moderniza. Otra de las diferencias la formación del yo, en la fase del espejo, y en el acto criminal que
de lo ocurrido en el 68 fue que en Francia el psicoanálisis entró se precipita sin la mediación de lo simbólico.
a la universidad, y pasó con Lacan y los lacanianos a formar parte El planteamiento del Hegel (sin apartarnos de Kojeve) consiste
de los proyectos académicos en los planes de estudio y la investi- en que esa lucha a muerte que se da entre estos dos hombres que
gación, abriendo vías inéditas de reflexión teórica. buscan el reconocimiento que los humaniza, y los aleja de su so-
porte animal, es la que engendra, si se evita, la relación de dominio,
universal e histórica, entre el Amo y el siervo: "El reconocimiento
11
verdadero no puede efectuarse sino en y por la muerte que destruye
al que reconoce, por tanto, al reconocimiento mismo, y por con-
Dejaremos ahora el escenario de las formas de dominio y someti- siguiente al reconocido en tanto que reconocido, vale decir en
miento que reviste la enajenación social para acercarnos a la ena- tanto que ser verdaderamente humano."~
jenación como predisposició n psíquica. En este abordaje de la Esta dinámica de espejos foos hace pensar en la enajenación de
clínica la interpretación d e Lacan se vale del componente hegelia- la imagen sobre la que el suje~o se precipita sin la mediación
no, por lo que conviene situar algunos elementos afines al plan- simbólica?
teami ento clínico del psicoanálisis, leídos de una manera no filo-
sófica, r estringidos a un momento de la fase del siervo y el Amo
lII
trabajados a su vez por Kojeve. 2
Esa confrontación hegeliana ante el semejante imaginarizado al
que se atribuye la enajenación posee la virtud de remitirnos al Lacan construye su interpretación clínica desde el contexto inte-
primer momento de la interpretación del pasaje al acto psicótico. lectual que es el de su época, en el que se encuentra Kojeve. Re-
La dialéctica hegeliana del reconocimiento plantea una confron- curriendo al notable hegeliano Lacan introduce una versión clínica
tación que debe culminar con la aniquilación. Esta lucha se genera del sentimiento de sí, que surge precisamente a partir de la imagen
debido a que la "totalidad de lo particular" es vista en la "totalidad del otro, más allá de toda determinación biológica, lo que permite
en sí" del otro. Es decir, se percibe en el otro una "totalidad en alcanzar al infans, la más elemental de las experiencias humanizan-
sí", a partir de la cual existe la propia "totalidad". Si el par de tes. T al imagen previa y determinante de todo acceso a la "realidad"
hombres hegelianos en lucha se evitan o ponen de por medio el primera (totalidad en sí ) es introducida por el Otro que hace po-
lenguaje, la promesa, el compromiso, el reconocimiento, la con- sible que el sujeto adquiera también el dominio anticipado de su
frontación no podría tener lugar, de manera que, al menos en este imagen corporal. Se introduce además por la vía de una demanda
primer momento, es no sólo inevitable sino una condición nece- de amor a través de la cual el niño intenta encarnar la totalidad
saria, en la que cada participante tiene como finalidad la muerte imaginada.
del otro. Vale la pena destacar esta parte de la "dialéctica", ya qu e El caso Aimée permitió a Lacan demostrar en su tesis doctoral 4
es ~ espejo hegeliano pone en juego una totalidad que exige la la dinámica de la enajenación psicótica. Según la construcción
completitud donde nada falta , donde el otro, al mismo tiempo que íundante de Lacan, el intento homicida que realiza Aimeé le per-

2 Alexandre Kojeve, La idea de la muerte en Hegel, Buenos Aires, Leviatá n, 1990. ~!bid., p. 116.
4
Se recomienda además, del mismo autor, La dialéctica del amo y del esclavo en Hege l, J a cqu es Lacan, De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad,
Bu enos Aires , Pléyade, 1987. México, Siglo XXI, 1985.
EDWIN SÁNCHEZ AUSUCUA
AUSENCIA DEL NOMBRE DEL PADRE 81
80
con la investigación historiográfica y presente un posfacio en el
mitió atravesar, no sin pagar las consecuencias, el umbral de la
libro, sino porque fue analizante de quien antes fue el psiquiatra
consistencia imaginaria que constituía el pegosteo ante la hermana
de su madre. El trabajo de Allouch revela líneas de importancia
y su correspondiente delirio de persecución, proyectado en el ex-
decisiva que relacionan la enseñanza y la autoridad del analista
terior. De esta manera nos revela los elementos constitutivos del
~ on la resolución subjetiva y la posición intelectual adoptada ante
sujeto en su enajenación y los mecanismos a través de los cuales
la intervención del analista. Marguerite es, pues, presentada por
respondió ante los d e terminantes de su biografia. Allouch a la vez que presenta los equívocos de Lacan con respecto
El delirio que cesa con el pasaje al acto es el resultado de esa
a ella y a su analizante Anzieu. Al mismo tiempo Allouch reafirma
ausencia del significante que impide al sujeto se pararse de la rea-
su pasión crítica ante Lacan y ante los herederos institucionales
lidad interior que lo atormenta, identificada en la presencia ame-
<le Lacan. Los equívocos en cuanto a la manera de interpretar la
nazante del otro especular. El pasaje al acto logra libe rarla de la
paranoia de Aimée son reconocidos por el mismo Lacan cuando
amenaza que su delirio ha construido como respuesta a los signi-
se publica su tesis doctoral. Es probable que Lacan no imaginara
ficantes del Otro. ¿Tendríamos entonces el valor restitutivo de un
que alguien dedicaría tal empeño en buscar los hilos sueltos de
pasaje al acto? En ese caso, ¿qué sustituye o restituye el acto para
aquel caso. Lo no simbolizado de entonces retorna a través de la
determinar el cese del delirio?, ¿el simbólico faltante? ¿Estaríamos
escritura de Allouch.
ante el problema de pensar el pasaje al acto con un valor d e su-
Se puede iniciar una presentación esquemática y por tanto in-.
plencia? ¿EJ delirio perse cutorio de Aimée sustituye una b arrera
completa mencionando un hecho inicial, reconstruido a partir de
fantasmática que el Otro no p ermite estructurar?
la negativa de Lacan de devolver a su apreciada Aimée los textos
Uno de los elementos que contribuyen al esclarecimie nto de
que ella había escrito y se proponía publicar. Este hecho se presenta
este problema podría sustentars e en la existencia del ele m ento
en un lugar singular: la casa de Alfred Lacan, el padre de Jacques
fantasmático que en la neurosis apa r ece como r espu esta a la falta
Lacan. Para una información más precisa d el pormenorizado tra-
del Otro. Por ahora sólo puedo hace rm e estas preguntas.
bajo de Allouch remito al prudente lector al texto original. Por mi
parte me valdré solamente de algunos puntos señalados en él a
partir de los cuales es posible presentar la actualización del caso.
Marguerite En su estudio monográfico Allouch considera que Didier Anzieu
f'o rmaba parte del caso Marguerite y realiza una interpretación con
Con el libro de Allouch titulado Marguerite Lacan la llamaba Airnée''
implicaciones de estructura sobre dos afirmaciones básicas:
asistimos a la lectura crítica de otra construcción d e l caso. Otro
1] Padre e hijo no tenían nada que decirse.
tiempo y otra lectura. No se trata ya de Aimée sino d e Margu erite
2] Una transferencia paterna positiva e intensa.
Anzieu. Con este trabajo Allouch devuelve al caso su polémica
La primera afirmación es de Marguerite, la segunda una reve-
actualidad. Allouch profundiza en el terreno delicado de la filia-
lación autobiográfica de Didier Anzieu. Marguerite comunica la
ción, la herencia, los orígenes de Lacan y sus errores fecundos.
primei:-a oración a su hijo en momentos en que él se analiza con
Entre los participantes de la polémica se halla Didier Anzi eu, el
Lacan, sobre el fondo transferencia! que la segunda oración indica:
renombrado psicoanalista francés miembro de la antilacaniana Aso-
pa dre e hijo no tienen nada que decirse, refiriéndose a Alfred
ciación Psicoanalítica de Francia, hijo vivo de Marguerite Anzieu,
1.acan y su hijo Jacques, que hace "payasadas para amueblar el
la paciente que atiende el joven Lacan y a partir de cuyo caso
sil encio". A partir de esta secuencia lógica Allouch reconstruye la
elabora su tesis doctoral. El primero forma parte de la construc-
interrupción del análisis de Didier Anzieu con Lacan. Veremos de
ción del caso que realiza Allouch. No solamente porque contribuyó
qu é manera. La afirmación que Marguerite comunica a Didier
Anzieu (llega hasta Lacan que la colocó en algún momento como
'' Jean A!louch, Marguerite Lacan la llamaba Aimée, México, Editorial Psicoana- M11jeto supuesto saber) equivale según Allouch a: "algo como: no
lítica de la Letra, 1995.
82 EDWIN SÁNCHEZ AUSUCUA A.USENCIA DEL NOMBRE DEL PADRE
83

tienes nada que ver con Lacan cuestionado como padre". 6 Coincide un reconocimiento. Le dice a Allouch, con quien ha mantenido
en este vértice de la reconstrucción el hecho de que Anzieu había sólo un contacto epistolar, que gracias a su texto "pude superar
comunicado a Lacan que escribiría las reflexiones sobre su análisis mi aversión original a que se debatiera en público la psicopatología
y se las entregaría para que éste las publicara. Pero Didier Anzieu de un ser que para míjamás fue un caso sino una persona". 8
se entera de la no devolución que hace Lacan de los papeles de La publicación de aspectos que pertenecen a la esfera de la
su madre que el segundo retuvo, o se negó a devolver haciendo privacidad y lo íntimo tienen una implicación sobre la cura y un
caso omiso de lo que le pedía Marguerite en la casa de su padre efecto en el proceso dialéctico de la subjetivación.
Alfred Lacan, para quien trabajó durante diez años. Entonces An- Es importante además no desconocer el marco de la polémica
zieu decide no entregarle nada. Se ríe de Lacan, dice Allouch, pues en torno a la cual se consideran estas reflexiones. 9
sabe que no le entregará esas reflexiones aun cuando las ha pro-
metido. Es "la risa de la falsa promesa" que hace el analizante a
su analista con el que asiste durante cuatro años. IV
Este pasaje se halla precedido por una pregunta crucial que hace
Didier Anzieu a Lacan en el transcurso de su análisis: "¿Cómo La formación de la "realidad" es hondamente cuestionada por
pudo no reconocerme como el hijo de la que estuvo internada en Lacan para situarla como un objeto de estudio que carece de toda
Sainte Anne?" 7 naturalidad. Sin embargo, muchas de las prácticas clínicas se ma-
La recop.strucción de Allouch se sustenta en este punto sobre nifiestan solidarias con esa noción de sentido común al que se
la información que proporcionan Roudinesco y el mismo Anzieu. denomina "realidad", o más específicamente el 'juicio de realidad"
Existen dos respuestas restituidas a la historiografía del suceso y que las distintas tergiversaciones del psicoanálisis ubican como una
a esa pregunta crucial de la identidad: potencialidad ausente en el yo del hombre enfermo, o presente
l] Lacan confiesa a Anzieu que él mismo reconstruyó la respues- en el hombre "sano" o normal.
ta durante la cura. El complemento psicologista de estos desarrollos es conocido;
2] Ignoraba (dijo Lacan segun el testimonio de Anzieu) el ape- d fortalecimiento de los mecanismos de defensa por la vía de la
llido de casada de Aimée, la cual había sido registrada en el hospital adaptación del sujeto a su medio social y la identificación sana del
de Sainte Anne con su apellido de soltera. · Yo forman parte de los criterios de la orientación que permite
En esta urdimbre apta para novelistas, descifradores y psicoa- dirigir la "cura" y establecer la "normalidad" adaptativa de un
nalistas, Allouch sostiene que Anzieu no solamente es la continui- sujeto funcional. ¿cuál es la realidad sobre la que se trabaja en
dad del caso de Aimée sino "la mayor objeción a la versión del psicoanálisis?
caso". A diferencia de esta escuela solidaria con la "yocracia" (neonar-
Después de la separación, propiciada en gran medida por el cisismo apolítico del sujeto mercantil), la función especular de la
tipo de respuesta que da Lacan a la pregunta crucial de Didier identidad y la formación del yo presentado en el estadio del espejo
Anzieu, éste se hace psicoanalista e intenta seguir al principio la nos pe'rmite no sólo entender el proceso de constitución del sujeto,
enseñanza de Lacan sobre el RSI en el trabajo con grupos. Después sino también la formación de ese "nudo" del narcisismo y la iden-
lo deja porque considera que no era de suficiente utilidad y termina 1idad siempre especular del yo, que expresa claramente su tenden-
no. siendo lacaniano, aunque sí un reconocido psicoanalista por la cia enajenante en el sufrimiento neurótico.
APF. Es importante señalar que en el posfacio del libro Anzieu deja
8
a Allouch la responsabilidad de su interpretación. Hace también lbid., p. 776.
Uno de los lectores de Allouch es Néstor Braunstein, Freudiano y lacaniano,
!I
lluenos Aii·es, Manantial, 1994. En dicho texto el lector encontrará una crítica
ti lbid., p. 657. documentada de Allouch sobre los planteamientos de la noción de "paradigma"
7
lbid., p. 664. ' .1plicada al psicoanálisis por un Lacan político sobre un Freud "desplazado".
EDWIN SÁNCHEZ AUSUCUA
84

Al final del análisis, al menos desde la perspectiva lacaniana, CONTAR HASTA CUATRO
lejos de promover la identificación proponemos un cuestionamien-
to tajante con respecto a la identidad. Ésta no habrá de buscarse ADALBERTO LEVI HAMBRA
en el analista, sino más allá, que el analista promueve con relación
al objeto del que hace semblante, motor primero d e las enajena-
ciones de la identidad.

V INTRODUCC IÓN

Para concluir señalemos que es desde la clínica de las psicosis Las suplencias del Nombre-del-Padre se han abordado desde dis-
desde donde Lacan realiza una nueva pregunta sobre el sujeto, lintos puntos de vista. Yo trataré algunos aspectos topológicos de
para abrir de nueva cuenta la lectura del discurso freudiano, e esta cuestión. Si se trata del Nombre-del-Padre, se tratará entonces
incidir en el campo de la práctica analítica de las neurosis, insti- del cuarto lazo . En otras palabras, contar hasta cuatro ahí donde
tucionalizada bajo prescripciones que aseguraban la subsistencia primero se había contado h asta tres.
de la Asociación Psicoanalítica Internacional. Reabrir la interpre- Es necesario, pues, ocuparse del nudo borromeo, y en particular
tación de la escritura que bajo el nombre de Freud se instauró del cuarto lazo (cuarto nudo, suele decirse también, y en cierto
como fundamento del psicoanálisis puso a prueba el análisis mismo modo es un nombre más apropiado; en realidad más que de un
de Lacan (su pase) y su posición ante un discurso que constituye nudo borromeo se trata de una cadena borromea, puesto que un
la autor/idad fundante de la práctica psicoanalítica, depurando la nudo consta de un solo hilo; en contrapartida, los lazos, ta nto los
contaminación de la normatividad que se ocultaba bajo la autoridad tres primeros como el último, no ajustan nada y por eso no son
del padre "totemizado". nudos; si dije que en cierto modo es apropiado es porque los tres
desanudados son, en realidad, anudados por el cuarto). Este cuarto
lazo recibe varios nombres: Nombre-del-Padre, sinthome, realidad
psíquica. De todas maneras, las tres consistencias originales remi-
ten también a tres nombres del padre: Padre Real, Padre Simbólico,
Padre Imaginario. En un cierto momento de su desarrollo teórico,
a Lacan no le bastan tre"s consistencias, y requiere de una cuarta
(una cuarta que, por otra parte, también le era necesaria a Freud).
El nombre principal de este cuarto lazo es el de sinthome (forma
arcaica de escritura, en francés, de una palabra que se constituyó
en centro de la práctica psicoanalítica -norte de ella, para Freud).
Para abordar la cadena de cuatro lazos es necesario partir de la
cadena de tres.
Cuando decimos nudo estamos haciendo referencia a un objeto
conformado, como dije hace un momento, a partir de un solo hilo.
Si hablamos de cadena nos referimos a, como mínimo, dos hilos
enlazados entre sí. Estas cadenas pueden tener la condición borro-
mea o no. Tal condición se refiere a una particularidad de ciertas
cadenas: si se suelta un eslabón, todos quedan sueltos. Lacan dice
[85]
86 ADALBERTO LEVI HAMBRA O NTAR HASTA CUATRO 87

que el mínimo de ·eslabones para constituir una cadena borromea Pero también se los puede encadenar de manera borromea. El
es tres. Esto no es exactamente así. Puede haber cadenas borromeas punto de partida, en este caso, es el conjunto de dos lazos super-
de dos eslabones. Lo que sucede es que la cadena de dos eslabones puestos:
,es lo que se llama "trivial". Esto es, una cadena de dos eslabones
es trivialmente borromea, porque siempre se cumplirá la condición
de que si uno se suelta todos (en este caso el otro) se sueltan.
Podemos dibujar así una cadena trivialmente borromea de dos
eslabones:

Para que queden encadenados y, simultáneamente, cumplan la


condición borromea es necesario agregar un tercer eslabón que,
al igual que los ant~riores, no penetre en ninguno de ellos. Este
lazo tendrá que pasar por arriba del que está arriba y por debajo
d el que está debajo. De esta manera:
La condición borromea no puede dejar de cumplirse. Esto no
es cierto para una cadena de tres lazos. Tres lazos pueden enca-
denarse de manera no borromea:

Esto nos da una configuración especial. Los eslabones no están


encadenados de dos pero sí de tres. Esto es, cada uno reúne a los
88 ADALBERTO LEVI HAMBRA CONTAR HASTA CUATRO 89

otros dos. Pero, por otra parte, no se interpenetran de ninguna versión hacia el padre. Freud hace partir el masoquismo primario
manera. Y, desde luego, si uno se suelta todos quedan sueltos. del fantasma de la flagelación, también vinculado al padre.
Par convertir esta construcción topológica en escritura es nece- Al respecto Lacan afirma en el seminario 23 (Le sinthome): "Sa-
sario recurrir a ciertos artificios, que dan cuenta de lo que se llama domasoquismo, único punto en e l cual hay una relación supuesta
en topología "resistencia al aplanamiento". entre el sadismo y el masoquismo: el sadismo es para el padre, el
masoquismo es para el hijo."
Pero si la perversión es una versión hacia el padre (según pro-
TOPOLOGÍA Y LOCURA (PERVERSIÓN Y PSICOSIS) puesta de Lacan a partir de la nomenclatura francesa: pere version)
resulta apropiado un pasaje por el campo de la perversión, si de
Pero, ¿tendrá todo esto alguna relación con la clínica? lo que se trata es de la psicosis. De hecho, ya desde Freud psicosis
Hoy, a propósito de las suplencias del Nombre-del-Padre, esta- y perversión aparecían vinculadas, en términos de un cierto paren-
mos interrogándonos acerca de la locura. ¿Habrá alguna relación tesco entre la Verleugnung, mecanismo básico de la perversión, y
entre topología y locura? la Verwerfung, mecanismo básico de la psicosis. Psicosis y perversión
Interrogarse acerca de la locura implica interrogarse acerca del se constituyen, asimismo, en límites del psicoanálisis.
goce. Aquí cabe distinguir entre lo Verdadero (recordemos la afir- La función paterna se encuentra en la base de la posible cons-
mación de Lacan: "yo digo siempre la verdad") y lo Real. Lo pri- titución de una psicosis. Pero, desde luego, también opera en la
mero conduce al placer, lo segundo al goce. constitución de una perversión o una neurosis. De hecho, a la
Citemos, al respecto, algunas palabras de Lacan: "me ocupo de función paterna es a la que se vincula el planteo de las tres gene-
personas a las que dirijo a que les produzca placer decir lo verda- raciones necesarias para la constitución de una psicosis, ligada,
dero. [... ] si lo consigo es porque me aman; y me aman gracias a efectivamente, a lo que Freud denominó Edipo ampliado.
[ ... ] que me suponen saber" (10 de febrero de 1976).
Después del decir se ocupa del escribir. Pasa así de la escucha
a la lectura: "él no nos lo ha dicho, él lo ha escrito[ ... ] ahí[ ... ] está TOPOLOGÍA Y LOCURA. DEL TRES AL CUATRO
toda la diferencia: [ ... ] cuando se escribe uno bien puede tocar lo
real, pero no lo verdadero" (10 de febrero de 1976). (Esto lo dice en Lacan recurre a la topología para mostrar mecanismos que él en-
el curso de un diálogo con J acques Aubert, a propósito de J oyce.) cuentra en la base de la psicosis. El objeto topológico que utiliza
Hay, entonces, dos dimensiones en juego, la dimensión de lo es el llamado nudo borromeo, cadena de tres eslabones que reúne,
verdadero, ligada al decir, y la dimensión de lo real, ligada a la según la condición borromea, los tres registros que se reconocen
escritura. Lacan parece ubicarse en la dimensión del decir y, en en la estructuración del sujeto: Real, Simbólico, Imaginario.
consecuencia, del escuchar. Dirige a otros a que digan y, justamen- Estos tres registros, escritos en el nudo borromeo mediante tres
te, a que digan la verdad. Y esto sobre la base de una suposición cons istencias, tres lazos o círculos, se encuentran sueltos en la
de saber. Pero en otro seminario, el que lleva el número 25 y que locura, y se requiere de algún procedimiento para que mantengan
se desarrolló en los años 1977-1978, "El momento de concluir", una apariencia de cadena cuando ya no están encadenados. Ese
liga el supuesto saber con la lectura. A partir de allí cabe situar el procedimiento implica la inclusión de un cuarto elemento.
trabajo del analista en el terreno de la lectura. Más precisamente, Hay una le ctura del nudo borromeo que no logra trascender la
"leer de otra manera". cadena de tres eslabon es: es la lectura de Alain Juranville. Pero la
Si hablamos del goce es inevitable abordar el tema de la perver- permanencia en el tres tiene su precio, y el precio se paga mediante
sión. Y, en particular, la perversión masoquista, quintaesencia del la duplicación de las consistencias. Aquello que Lacan resuelve con
goce. un desanudamiento y una corrección del lapsus centrado en un
Lacan,jugando con los términos, convierte la perversión en una cuarto lazo requiere, para Juranville, de una doble duplicación
90 ADALBERTO LEVI HAMBRA CONTAR HASTA CUATRO 91

(valga la expresión) de dos consistencias: lo simbólico (lo cual dará Y les agrega aquello que hará su condición borromea: un cuarto
cuenta del delirio) y lo real (lo cual dará cuenta de la alucinación). lazo, que pasará por encima y por debajo de lo que está debajo.

Este cuarto lazo recibe varios nombres, de los cuales nos interesa
conservar dos: sinthome y Nombre-del-Padre.
Del nudo borromeo se puede extraer el nudo en trébol. Este
nudo, en realidad, se constituye a partir de las intersecciones del
Lacan presenta un .conjunto no encadenado de tres lazos, tres borromeo.
lazos superpuestos: Esto vale para la representación en el plano, es decir, para el
pasaje de la mostración topológica a la escritura topológica. Sólo
en el campo de la escritura se manifiestan las intersecciones.

NUDO EN TRÉBOL-NUDO DE LACAN

Lacan dice, a propósito del nudo en trébol, que se desprende de


algo que no es nudo: la cadena borromea. Se forma a partir de las
intersecciones del nudo borromeo.
Si se produce un error en su construcción, se desanuda.

~
e
92 ADALBERTO LEVI HAMBRA CONTAR HASTA CUATRO 93

Lacan propone otro nudo, el nudo de cinco que él llama nudo Este lapsus hace que el nudo de Lacan se convierta en nudo en
de Lacan. El nudo de Lacan tiene cinco puntos d'e entrecruzamien- trébol.
to. De ellos hay dos en los cuales si se produce un error el nudo
se deshace y se convierte en círculo. Pero hay otros tres en los
cuales si se produce un error el nudo de cinco se transforma en
nudo de tres (nudo en trébol).

En el nudo en t_rébol basta un lapsus para que el nudo quede


abolido. Basta que en un lugar aquello que debía pasar por debajo
pase por arriba para que el nudo pierda su condición de tal.
Y, precisamente, el nudo desanudado remite a la locura.
¿cómo compensar, cómo suplir la falta de anudamiento?
Esto significa que cuando pasa de tres zonas el nudo se deshará Antes de introducir el cuarto lazo como solución, Lacan pro-
o no según cuál sea el sitio del lapsus. No en cualquier caso ·se pondrá un pequeño remiendo, un bucle que evita el desflecamiento
deshace el nudo: no en cualquier caso hace eclosión la locura. del nudo fallido.

Lapsus
94 ADALBERTO LEVI HAMBRA

En principio, la diferencia con el cuarto lazo consiste en que CALEIDOSCOPIO DE LA EBRIEDAD. FREUD, LA COCAÍNA
no compromete sino a dos consistencias. Y EL NACIMIENTO DEL PSICOANÁLISIS
Lacan llama sinthome a aquello que permite que si mediante dos
errores la cadena borromea se suelta (es decir, ya no hace cadena) MARCELA MARTINELLI HERRERA
lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario se mantengan de todas ma- HELÍ MORALES ASCENCIO
neras unidos y con apariencia de una cadena de tres.
Esto es lo que sucede a Joyce con su obra, que puede denomi-
narse sintomática. Esto es lo que sucede, en general, en la estabic
lización.
En palabras de Lacan, el sinthome "está en el lugar mismo en el
que el nudo falla, donde hay una especie de lapsus del nudo mismo" Hay parajes que sólo podemos contemplar por las
(17 de febrero de 1976). ventanas de la nariz.

CARLOS ISLA, 1979


PROBLEMAS DEL CUARTO LAZO
Según la leyenda, Manco Capac, el hijo del sol,
descendió en tiempos remotos de las cumbres del
Allouch considera que el nudo de cuatro implica un fracaso del lago Titicaca para llevar la luz de su padre a los
nudo de tres. Un fracaso que, según él, no logra resolverse satis- desgraciados habitantes del país; consigo llevaba
factoriamente. De hecho cita a Lacan afirmando que no es nudo, también muchas enseñanzas y así explicó a los hom-
e inmediatamente hace aparecer en su auxilio a Soury y Thomé, bres la vida de los dioses, les enseñó la práctica
quienes demuestran que sí lo es. Lo cierto es que la cadena de tres de artes útiles, y les dio además la hoja de la coca
se presenta como solución para Lacan en un momento en el cual que sacia al hambriento, hace fuerte al débil y
permite al desgraciado olvidar su tristeza.
él ya estaba construyendo la tétrada (esto es, la cadena de cuatro
dimensiones). Sin embargo, el nudo de tres consistencias, no je- SIGMUND FREUD, 1884
rarquizadas, esto es, homogéneas, se le presenta a Lacan como la
solución para múltiples problemas.
Pero, apenas borromeizadas, las tres dimensiones que constitu- l. INTRODUCCIÓN
yen la triada se revelan insostenibles. Lo que constituía solución
ahora constituye problema. Y Lacan se ve conducido a preguntarse El texto que aquí presentamos es un intento de gestar una genea-
si el número mínimo para la construcción de una cadena borromea logía de la práxis psicoanalítica construyendo un mapa donde se
no será de cuatro en lugar de tres. inscriban las rutas que recorrió Freud en los albores del psicoaná-
De todas maneras, y según Allouch, Lacan usa el nudo a falta lisis.
de otros recursos. Mucho se ha escrito sobre el nacimiento del psicoanálisis, aquí
Así como en R .S.I. aconseja acercarse tontamente al nudo, esto sólo . intentaremos aportar algunas vías para volver a pensar su
es, a pesar de que parecía haberse constituido en nuevo paradigma, surgimiento, a partir de problematizar un campo poco trabajado
Lacán lo desmitifica y, literalmente, desautoriza cualquier uso fe- en la epistemología freudiana: los textos y los pasajes sobre la
tichista que pudiera hacerse de él; terminará afirmando en Le cocaína en la obra y la práctica de Freud.
sinthome que el nudo no sirve (sert) pero estrecha (serre). Se trata, a decir verdad, más un trabajo de cartografía que de
·pistemología, sin embargo, lo primero desemboca en lo segundo.
Para situar la relación entre la clínica de Freud y su relación
[95]
96 MARCELA MARTINELLI/HELÍ MORALES CALEIDOSCOPIO DE LA El,lRIEDAD 97

con la cocaína es menester primero ubicar algunas dimensiones A las drogas se les ha condenado y a quienes las usan·perséguido,
históricas. pero éstas no han sido utilizadas sólo por los adictos hechos mu-
ñecos, sino por poetas, científicos y pensadores radicales.
En los siglos XIX y XX surge un movimiento -sólo a partir de
II. PSICONAUTAS ALUCINADOS ahora podría nombrarse así, ya que se da de manera totalmente
desarticulada- que se aboca a desentrañar los brillos y las heridas
A lo largo de la historia humana el uso de las drogas ha servido de los límites de la conciencia cuando ésta se llena con los flujos
para distintos fines. Muchas culturas las emplearon en la comuni- y los reflujos de las drogas y los licores mágicos. A quienes intentan
cación exaltada con los dioses, como encuentro radical con el desentrañar esta dimensión les llamamos aquí filósofos de la con-
cosmos, como trampolín alucinado para tocar los cielos ocultos; ciencia ebria. Son pensadores, filósofos y escritores que navegan
como imán para la comunión con la naturaleza. También las lla- por los cauces de la ebriedad para plantearse el problema del
madas drogas encarnaban dioses vegetales o fuerzas cósmicas, o objeto de la filosofía, el campo de la literatura, las fronteras de la
fungían como camino luminoso en el mar del conocimiento. Los razón, los parajes insomnes de lo lúdico y el sentido de la vida.
chinos, los griegos, los tarahumaras y muchos otros pueblos no Algunos de los pensadores que navegando por los ríos de la
temían el encuentro con las sustancias alucinógenas; al contrario, conciencia ebria han convertido sus viajes en textos son: Aldous
las incluían y las convocaban en sus ceremonias, sus fiestas y sus Huxley, el famoso escritor de Un mundo feliz, Ernest Jünger el
fuentes de sabiduría. polémico filósofo alemán, Gottfried Ben, el estela dionisiaco; Wal-
La cultura occidental, con sus crisis en los campos de la religión, ter Benjamín, más cercano al psicoanálisis, y Carlos Castaneda,
la ciencia y la sociedad, ha vivido una curiosa relación con las chamán de la letra, autor de Las enseñanzas de Don Juan.
drogas: se han utilizado como gasolina cara, como aceite para el Otros navegantes, otros psiconautas de la embriaguez de todos
gastado engranaje de la cultura dolorosa del trabajo impuesto y los tiempos fueron: Nerval, De Quincey, Balzac, Delacroix, entre
mal remunerado, y también como papalote intergaláctico en la muchos nombrables.
huida de la miseria. Los filósofos escritores de los siglos XIX y XX que podríamos
Pero las drogas no sólo han servido como sustancias impulsoras invitar a esta escritura de la conciencia ebria tienen dos grandes
en medio de la decadencia, tambi~n fueron experimentadas en precursores, en este intento de arrojar luz más allá del humo de
viajes que llevaban más allá de las fronteras de la conciencia des- la racionalidad occidental y las bardas de la mirada hogareña.
pierta y la razón instrumental: más allá de la visión casera o el Evidentemente los dos precursores son un poeta, que es además
pensamiento filosófico provinciano. filósofo, y un filósofo que escribe como poeta. Nos referimos a
Octavio Paz escribe ubicando históricamente al poeta moderno: Charles Baudelaire y Friedrich Nietzsche.
Adelantemos lo encontrado: para los pensadores antes mencio-
No deja de ser turbador que la desaparición de las potencias divinas nados, tanto para el filósofo que escribe en alemán como para el
coincida con la aparición de las drogas como donadoras de la visión poeta que lo hace en francés, la experiencia de la conciencia ebria
poética. El demonio fam iliar, la musa o el espíritu divino, ceden e l sitio implica dos dimensiones. La primera tendría que ver con los pa-
al láudano, al opio, al hachís y, más recientemente, al peyote y a los hongos raísos artificiales, con la caricia a lo infinito, con el derroche en el
alucinógenos. La droga provoca la visión de la correspondencia, pone en
carnaval, con la música de Dios, con parir flores.
movi~iento a los objetos, hace del mundo un basto poema hecho de
Pero la otra qimensión no toca lo cele~ial, por el conti:a,rio ·
ritmos y rimas. 1
desemboca en lo infernal. Esta otra vertiente de la ebriedad apunta
al desconsuelo, a los ciclones donde no se vuelve sin cicatrices, a
1 Octavio Paz, "Conocimiento, drogas, mspuaoón" en Obras completas, t. 2:
los naufragios nocturnos, en una palabra a los infiernos terrestres
Excursiones/Inwrsiones, México, FCE, 1996, p. 240. e internos.
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MARCELA MARTINELLI/HELÍ MORALES
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trolable, cae más bajo que su naturaleza real. Es un alma que se
III. DE LAS FLORES DEL MAL A LOS PARAÍSOS ARTIFICIALES vende en fragmentos."~
Usar las sustancias voladoras para rebasar los límites de lo na-
Baudelaire se interesó por la experiencia poética de la ebriedad, vegable hace caer, según Baudelaire, al hombre en lo más sombrío
no sólo en distintps versos y cantos como son El vino del asesino o de la existencia. Lo convierten en Dios por un instante y en ángel
El vino del solitario, sino en una traducción de Thomas de Quincey caído por una eternidad. Ambas puertas tocan a lo insondable de
llamada Un mangeur d'opium y en un ensayo sobre una joya vegetal lo h umano. Como diría Enrique Ocaña: "El ansia desaforada de
venida de Oriente que llamó: El poema del hachís. Todos estos textos infinitud no sólo es causa de vicio, sino fuente de tragedia e ilu-
los reunió en un solo volumen que intituló: Les paradis artificiels. siones metafísicas, de dolor, de engaño y decepción." 4
Allí Baudelaire explora las dos vertientes antes señaladas. Para Baudelaire también señala lo ilusorio de la ebriedad. El uso de
él la ebriedad abre a la experiencia de lo infinito y a la pasión por la droga convoca al hombre a la sombra de una soledad especial:
la belleza exaltada. La práctica de la embriaguez se convierte en aquella que cobija la esperanza de que con unas cuantas monedas
una peligrosa y deliciosa gimnasia de la sensibilidad humana; una se puede evitar el dolor de vivir y el riesgo de la libertad. Es la
exalt~.dón que nos convierte en ángeles terrestres llamados a la soledad de quien quiere vivirse como amo de las virtudes sucum-
excitación de los sentidos divinos. biendo a la opresión de la sustancia. Esta soledad lleva al lago de
En su poema al hachís dice: " ... los vicios del hombre, tan plenos los espejos, pues quien toca el cielo, el infinito y la luz de sus
de horror que se les suponga, contienen la prueba de su gusto de pasiones inflamadas no puede compartir con los humanos que
lo infinito ... ", agregando además: trabajan sus jornadas cotidianas. Su imagen se agranda bajo el
lente pulido de la droga y no solamente pernocta en el paraíso
Ustedes saben que el hachís invoca siempre las magnificiencias de la luz,
los resplandores gloriosos, las cascadas de oro líquido; toda luz le es sino que se experimenta como el dios que lo habita. Quien así
buena. El olor, la vista, el oído, el tacto participan de este progreso. Los mira no puede trabajar ni convivir con los otros, se llena de vanidad
ojos vislumbran lo infinito. El oído percibe los sonidos casi imperceptibles divina, pero se empobrece de voluntad humana. Es la soledad de
en medio de un vasto tumulto.2 lo inmortal y la hoguera de lo divino; allí se paga con aislamiento,
el fuego fatuo de la virtud embriagada.
La experiencia de la ebriedad empuja al hombre común al es-
pacio de Dios y allí lo envuelve con los humores de lo absoluto,
pero este instante celestial, ese viaje cósmico no dura demasiado; lV. LA FIESTA DIONISIACA Y LA NÁUSEA HUMANA
a la noche de excesos divinos le espera el despertar desolador y el
desasosiego inflamado . En El mundo como voluntad y representación, Schopenhauer imagina
Así como el poeta reconoce la luz de la ebriedad, también señala 11 na escena metafórica: un marino en su embarcación se enfrenta
su oscuridad sin fondo. A la exaltación gloriosa le sigue el vacío, :1 la fuerza de un poderoso y embravecido océano. La frágil em-
el horror. Mientras el hombre ebrio de placer vive un goce mór- barcación está a punto de romperse y el tripulante ante el naufragio
bido, también muere en una alegría abominable; está poseído de 1·xperirnenta el abismo. El marino es el ser frente a los límites del
una alegría lacerante. El exceso es paraíso e infierno, vuelo y caída; 1·ntendimiento. Nietzsche retoma el pasaje señalando que el abismo
derroche y diseminación en el desasosiego. El ser humano que 1·s la experiencia que se impone cuando el ser se ve confrontado
trastoca su caminar terrestre vende su alma ... "El hombre que ha ,111te los límites que la razón le da para organizar el mundo bajo
querido ser Dios, muy pronto, en virtud de una ley moral incoo-
ii /bid., p. 69 .
4 Enrique Ocaña, El Dionisia moderno y la farmacia utópica, Barcelona, Anagrama,
2 Charles Baudelaite, Les paradis artificiels, París, Flamarion, 1966, pp. 28-29, 1qq :1, p. 16.
46-47.
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categorías sistematizadas y estables. Frente a la frustración del invocaban su regreso mientras caminaban y, una vez llegados a
entendimento el ser se vive a la merced de un furibundo mar que Eleusis, ya cuando caía la noche, bailaban en honor de las dos
amenaza con destruir su frágil navío. Ante el fracaso de la razón diosas, mientras las estrellas, la luna y las hijas del océano partici-
surge el espanto. Este espanto hace vislumbrar al hombre tanto el paban emocionadas en la evocación. Después los viajeros atrave-
desasosiego radical como la esencia trágica que lo constituye. La saban las puertas de la muralla donde se celebraban los misterios.
experiencia trágica es para Nietzsche una de las vías fundamentales Hasta allí se permitía conocer.
de saber humano y allí se reconoce mucho de lo que lo constituye. El secreto de lo que sucedía dentro de la fortaleza era infran-
Pero ¿cómo se puede transitar por esa dimensión? Precisamente queable, pues había pena de muerte para quien osase revelar el
por los senderos de la ebriedad. secreto del santuario. Sin embargo, algo pudo saberse. Se decía
La filosofía ha querido pensar la realidad a partir de sistemas que en el templo después de ciertos rituales se escenificaban apa-
fundados en la conciencia y la razón, pero la experiencia le ha riciones donde Perséfone regresaba del mundo de los muertos con
mostrado que existe un espacio fundamental donde éstas fraca- un hijo recién nacido. Todos lo que participaban en la ceremonia
san. Nietzsche señala que ni el conocimiento ni la razón permiten se transformaban y lo experimentado no les permitía volver a ser
revelar lo humano, en cambio la dimensión trágica de lo dionisia- los mismos. Una cascada de emociones los colocaba en otro lugar
co lleva más lejos en el camino de la sabiduría. Quienes explora- fren te al mundo y lo allí conocido les cambiaba la mirada. No sólo
ron lo dionisiaco de manera radical fueron los griegos. Para los debían guardar silencio ante lo mirado, sino que la mirada misma
griegos la experiencia de lo trágico llevaba a los mares de la sabi- jamás volvería a ser igual. Hasta aquí lo que se sabía. Pero no hace
duría y ésta se enlazaba con la ebriedad. La ebriedad es el espacio m uchos años un grupo de investigadores comandados por Carl
donde lo trágico es un modo de sabiduría; un modo divino de A.P. Ruck" intentaron dar cuenta de lo que allí sucedía.
saber. En la ebriedad los límites de la realidad se ensanchan y el Lo que se escenificaba tras la muralla no era una representación
despliege de las líneas se abre a la actividad onírica; la imaginación teatral sino una phasmata, es decir apariciones fantasmales. Es evi-
se exacerba, se transfigura lo gris de la existencia en belleza y se dente que algo permitía que tantas personas pudieran experimen-
trastoca con el estallido de una carcajada lo absurdo de la legalidad tarlas; había un cierto brevaje que tomaban los peregrinos en un
sobria. momento de la fiesta. Según estos investigadores éste es el núcleo
En la cultura griega el conocimiento pasa también por lo trágico , enigmático y sagrado de la ceremonia. Un sacerdote preparaba un
en tanto fiesta y exceso. La ebriedad no es sólo un mal, también brevaje con levadura de cornezuelo. Mientras lo hacía, entonaba
es un viaje iniciático. El uso de enervantes entre los griegos tenía can tos antiguos; una vez terminada la preparación entregaba el
el rostro de ceremonias sagradas y de viajes al conocimiento más líquido a unas sacerdotisas. Éstas bailaban y servían una porción
profundo. Para dar cuenta de ellos se tomará, como ejemplo pa- en copas especiales que era bebida por los invitados, quienes, como
radigmático, el famoso misterio de Eleusis. m uestra de agradecimiento ante el licor mágico, se entregaban a
En una vecina ciudad, muy cerca de Atenas, tenía lugar, muchos danzas para después aguardar los misterios en la noche. La música
años antes de la era cristiana, una experiencia que solía conside- sonaba, los perfumes llenaban el ambiente y los espíritus hacían
rarse como culminante de la vida. Esto ocurría en una región entonces su asombrosa aparición. La ceremonia se fundamentaba
sagrada relacionada con en el reino de los muertos, llamada Eleusis. precisamente en la injerencia de este brevaje mágico surgido de
En. ella se llevaba a cabo una ceremonia donde gentes de todos los la sabiduría , de los dioses para la sabiduría de los hombres y las
oficios y clases participaban de un secreto y una iniciación. Cami- mujeres.
nando por la Vía Sacra y cruzando un puente se llegaba al lugar Muchos elementos pueden extraerse de esta extraña y maravi-
donde, según la religión, la diosa Demeter, la Madre Tierra, había
perdido a Perséfone, su única hija, que fue robada por Hades o 5
Gordon Wasson, Albert Hofmann, Carl A.P. Ruck, El camino a Eleusis, México,
señor de la muerte, cuando ella recogía flores. Los peregrinos FCE, 1985.
102 MARCELA MARTINELLI/HELÍ MORALES CALEIDOSCOPIO DE LA EBRIEDAD 103

llosa fiesta griega. A diferencia de Occidente, la sabiduría no temía, con los límites de la sobriedad y las fronteras de la razón, por lo
al contrario, convocaba el uso de sustancias embriagantes para tanto el juego que inaugura no está exento de riesgos. Implica una
tocar los puntos culminantes de la historia de los dioses. Y aquí apuesta en un juego lúdico y cósmico, esta apuesta incluye no sólo
vale la pena hacer una anotación. Para poder deducir los misterios el baile hedonista sino la posibilidad del abismo y el dolor. Como
de Eleusis es menester ligarlos precisamente a la mitología que en Baudelaire, la ebriedad incluye lo celeste, pero también lo te-
prevalecía en ese momento histórico. La ceremonia entera tenía rrible; implic'a el placer pero también el espanto y el dolor. Escri-
que ver con la ebriedad. La diosa Perséfone fue raptada mientras be Nietzsche: "La ebriedad del sufrimiento [ ... ] con la omnipoten-
cortaba un narkisso, que llevaba ese nombre debido a sus cualidades cia de su ser, penetra en los pensamientos más íntimos de la na-
narcóticas. Además Perséfone era la gran Madre y el mundo era turaleza, conoce el terrible impulso hacia la existencia y a la vez
su hijo. Cada tanto, ésta tomaba como consorte a un espíritu de la incesante muerte de todo lo que comienza a existir." 7
la vegetación. Este consorte, que además aparece como Hades o El espacio donde el juego lúdico puede tomar e incluir la expe-
señor de la muerte, es el mismísimo Zeus, Dios padre que en esta riencia dolorosa y transformadora es precisamente la fiesta. Si la
unión aparece asimilado a Dionisio, dios de los embriagantes. Él fiesta celebra o busca rememorar algo, toma el carácter de lo
era el consorte vegetativo y sus emblemas iban desde un toro que sagrado. Es aquí donde Nietzsche retoma la experiencia de Dioni-
fecundaba la tierra hasta un phallos en forma de hongo. Dionisio sio, el dios de la embriaguez. La ebriedad remite a la experiencia
es considerado el dios de la fiesta pero fundamentalmente de la dionisiaca donde el exceso de la fiesta alberga el goce extremo
ebriedad y, según los estudios aquí consultados, el rapto de la diosa pero también la desgarradura. La celebración invita al caos y sacude
es una metáfora de su trance por medio de drogas. Eso es preci- lo cotidiano con l~ risa y el desorden, pero no está exenta, por la
samente lo que se celebraba y conmemoraba en Eleusis: la expe- liberación de las fuerzas, de la violencia y el furor. La fiesta es
riencia dionisiaca de la fecundidad, la fiesta y la exuberancia de color y dolor. El exceso toca los cables por los extremos y a la
los enervantes sagrados. Por la experiencia no sólo se presenciaba alegría desbordada la acompaña la explosión de la violencia con-
el momento de la muerte y la fecundidad divina, sino que se vivía tenida. La fiesta es explosión de vida pero también eclosión de
en carne propia estas experiencias. De ahí que estas sustancias em- muerte. Los griegos lo conocían muy bien, los mexicanos lo sabe-
briagantes recibieran el nombre de entógenos que significa "Dios mos también. Otra vez, la ebriedad es cielo e infierno ... pero tam-
dentro de nosotros". bién conocimiento.
Nietzsche retoma muchas de estas dimensiones en su famoso La fiesta dionisiaca se llena de música y cantos pero al mismo
texto El nacimiento de la tragedia, donde reflexiona sobre el fenó~ tiempo de sabiduría. Ahora, este conocimiento, como en la fiesta
meno de la ebriedad ligado a la experiencia dionisiaca y a la di- de Eleusis, implica el desgarramiento. ¿Por qué la ebriedad conlleva
mensión trágica. en sus entrañas un conocimiento que podemos llamar trágico?
Para Nietzsche la ebriedad participa de una pluralidad de fuerzas Porque una vez experimentados sus matices vitales y mortales, una
que se conjugan en un proceso cósmico y cuya base es el regocijo vez encarnados en la saliva de los sentidos los efectos de los parajes
lúdico. La ebriedad lleva a las costas del arte, pues allí se pone en divinos, se hace evidente que los valores que nos constituían, que
acto la creación y la experiencia del juego erótico. Textualmente la fortaleza de la vida cotidiana, que la solidez de los espacios de
dice: "La ebriedad es el juego de la naturaleza con el hombre."6 la sobriedad, se pueden derrumbar en un santiamén y su validez
Precisamente, la ebriedad participa de la coloración y sustenta- aparece profundamente cuestionada. Ésta es la experiencia trágica
cióñ del juego. El juego es la puesta en escena de una operación de la existencia.
cósmica que se combina con lo lúdico. La ebriedad es el territorio No sólo se vislumbra en la espesura de lo cotidiano su fatua
de esta dimensión. Pero hay algo importante, la ebriedad rompe consistencia, sino que aparece, con toda su fuerza, que no existe

7
ti Friedrich Nietzsche, El nacim.iento de la tragedia, Madrid, Alianza, 1997, p. 233. [bid., p. 239.
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refugio posible para los matices del dolor humano. Una vez tocada al mundo de lo regulado por los valores y los simulacros sociales,
la luz incandescente de la ebriedad y los fuegos de luces del exceso así como la evidencia de haber vivido un viaje donde las pasiones
en tanto experiencia dionisiaca, aparece la evidencia terrible de hicieron gemir y cantar a los ángeles y a los demonios, exige el
su enseñanza: estamos desamparados. La morada ya no es un res- reconocimiento de la existencia librada al desamparo y aparece,
guardo al dolor, la conciencia no es una garantía de nada y la nada de golpe, un mundo sin seguridades. La verdad de lo que el ser
aparece como espectro explosivo a la vuelta de la esquina. es no deja de golpear la existencia del viajero; lo familiar resulta
Nietzsche va a subrayar esta experiencia dolorosa en la náusea extraño y lo extraño un nuevo elemento de lo cotidiano. Lo que
que acontece una vez terminada la ebriedad. Una vez experimen- aparece es la experiencia de lo siniestro, de lo unheimlich. Por un
tada la aventura de los sentidos, una vez acontecido el viaje a los lado, en el sentido freudiano, lo que debiese aparecer como familiar
parajes de lo infinito, una vez emprendido el vuelo a las cumbres adquiere el rostro de lo desconcertante y nos sorprende en una
del mundo, viene la caída, el regreso al mundo; el retorno a lo mis- ola de angustia y, por el otro, como lo pensaría Shelling, lo omi-
mo pero trastocado. Como dice Ocaña comentando este regreso: noso es el reconocimiento de que algo que debiese haber quedado
oculto se ha manifestado. Así, el retorno del éxtasis, del exceso,
El ser vivente experimenta entonces la soledad del retorno' a la individua- tensa el mundo familiar y lo empuja a un territorio donde la ex-
ción, porque el prójimo se muestra distante y encerrado en su mismidad. trañeza ocupa una posición singular: de arlequín peligroso.
Regresa de su aventura con el conocimiento de una terrible verdad: el La frase de Nietzsche señala además otro punto fundamental:
fondo trágico de la existencia, rebosante de eternas contradicciones, que el olvido de 10 acontecido en la fiesta dionisiaca. Con su exube-
no conoce ninguna razón, ningún por qué.8 rancia y sus cascadas de signos y colores, lo sucedido se instaura
en un lugar que la memoria sobria no puede recuperar. El despertar
La travesía dionisiaca incluye el retorno. Una vez que el éxtasis
es siniestro porque lo que provocamos, dijimos, realizamos, pinta-
ha tenido lugar, volver a las costas de lo mundano no se hace sin
mos de colores pasionales, no aparece en el registro de lo apro-
el pago de un precio escalofriante: la náusea existencial. Lo terrible
piable. Es como si alguien más, y no nosostros, lo hubiera realizado.
es retornar al mundo donde su mismidad es lacerante, lo cotidiano
El yo se acongoja an te la intromisión de una realidad que desco-
se muestra bajo un rostro lleno de cicatrices y máscaras ridículas.
nocía y que, sin embargo, no puede negar como verdadera. La
Las legalidades aparecen desenmascaradas en sus falsas morales;
verdad aparece como un fantasma y ante lo acontecido no hay
la soledad del regreso se enfrenta a la comedia de la ciudad y sus
embrujo que lo conjure. Surge un espejo que muestra rostros des-
conglomerados. Aparece el vacío y junto a él la violencia de lo
conocidos y sorprendentes, la droga y los brevajes no trajeron los
absurdo de la vida. Nietzsche otra vez:
monstruos de otros países ni las hadas de otros cuentos. Esos
El éxtasis del estado dionisiaco, con su aniquilación de las barreras y personajes pertenecen a ese que despierta atónito; son él. El olvido
límites habituales de la existencia, contiene, mientras dura, un elemento no es sólo una anécdota de esa noche, es la muestra de que el yo
letárgico en el cual se sumergen todas las vivencias del pasado. Quedan pierde su poder de control y regulación. Se trata de una evidencia
de este modo separados entre sí, por este abismo del olvido, el mundo con consecuencias. Sin la memoria de los haceres, el ser queda
de la realidad cotidiana y el mundo de la realidad dionisiaca. Pero tan desamparado. La memoria es la pmeba de la ciudadanía y la per-
pronto la primera vuelve a penetrar en la conciencia, es sentida en cuanto tenencia; es el acta de individuación, de identidad. El yo que se
tal con náusea. En la conciencia del despertar de la ebriedad ve por todas creía el rey de todo el mundo se enfrenta a un derrocamiento. Ya
parte.s lo espantoso o absurdo del ser hombre: esto le produce náusea.9
no puede pensarse como el centro de la acción, pues se demostró
que algo, la verdad de lo que es, actuó sin su consentimiento y,
Esta náusea es la antesala de una aparición singular. El regreso
peor aún, sin que quede memoria de ello, sólo del ello. Esta situa-
8 Enrique Ocafi.a, op. cit., p. 40.
ción pone en duda todo el sistema de referencias del yo y lo arroja
9 Friedrich Nietzsche, op. cit., p. 244. a un cuestionamiento de su misma legalidad. El yo se vacía en la
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experiencia de la ebriedad y, ahí, desconcertado, tiembla. trata de otra legalidad, y no sólo de otro estado afectivo, sólo lo
No sólo los filósofos han dado cuenta de este vaciamiento, tam- podría hacer un psicoanalista, específicamente Freud. Pero, ¿qué
bién los poetas, los artistas. Antonin Artaud viajó con los tarahll- tendría que ver el psicoanálisis y, particularmente su fundador,
maras y el peyote, Bataille probó de todo buscando la experiencia con la experiencia del exceso, las drogas y la disolución del yo
erótica, Edgar Allan Poe experimentó con el opio y, quizás el que consciente? Por curioso que parezca, en el origen del descubri-
más ha escrito sobre ello, Henri Michaux publicó tres libros sobre miento freudiano la cocaína tiene un lugar fundamental. Es hora
sus experiencias con la mezcalina. Octavio Paz, el poeta, le dedica de entrar en esta dimensión.
en 1967, dos ensayos. Allí relata precisamente esto que nos interesa
señalar: la disolución del yo. Paz dice en su primer texto sobre lo
que escribió Michaux: "el yo desaparece pero en el hueco que ha V. FREUD Y LA COCAÍNA
dejado no se instala otro Yo. [ ... ] Ningún rostro sino el ser sin
rostro", 10 y continúa en su segundo ensayo: "el yo que nos presenta Freud no puede pertenecer al movimiento que llamamos de los
la droga -como la poesía y el erotismo- es un desconocido y su filósofos de la conciencia ebria, porque ni es filósofo ni se interesó
aparición es semejante al de la resurrección. El enterrado está vivo en la experiencia de la ebriedad en tanto tal. Él se introduce en
y su regreso nos aterra. La droga nos introduce en un afuera que el mundo de lo que hoy llamamos droga cuando la cocaína no era
es un adentro" . 11 sentenciada como tal (en 1906 es cuando se prohíbe en Estados
Precisamente a esto queríamos llegar. Después de este largo Unidos) y, además, lo hace desde un punto de vista totalmente
recorrido por las veredas de la ebriedad es posible vislumbrar lo distinto: como científico y como clínico. Sin embargo, conforme
que ésta produce: un trastocamiento de lo que aparecería como avance nuestra exposición se verá la relación con lo que desarro-
la realidad. Produce signos y develamientos en el interior mismo llamos en estos cuatro primeros puntos.
de la vigilia sin negar sus implicaciones oníricas. Produce un juego Freud a sus 28 años tenía varios anhelos en su vida, pero sobre
donde el riesgo y la desmesura peligrosa no están ausentes. Este todo tener logros en sus investigaciones científicas que lo colocasen
juego sorprende y convoca: la apuesta es radical, no queda sin en un lugar destacado en el ambiente médico con el cual estaba
efectos. La ebriedad implica gozo y ruptura, paraíso y horror. Pero vinculado; esto le permitiría darse a conocer y por otro lado tener
además pone en cuestión la soberanía del yo y sus facultades. El una solvencia económica que le posibilitaría llevar a cabo su deseo
olvido como evidencia y su vaciamiento como verdad revelan la de casarse. Sí, el joven investigador estaba interesado en varios
existencia de algo que parece exterior y ajeno. Esta otra territo- temas de estudio, todos ellos tenían en común conocer el funcio-
rialdad no pertenece al terreno de la conciencia. Los filósofos y namiento del cerebro y las repercusiones en la vida de los indivi-
pensadores de lo que llamamos conciencia ebria vislumbran esta duos. Algunas de sus investigaciones eran: elaborar un método
otra dimensión, pero mientras se refieran a ella como otro estado para el tratamiento químico del cerebro y estudiar los trastornos
de la conciencia, aunque ésta sea alterada, no se podrá franquear nerviosos. Es en este momento cuando surge el interés por estudiar
el paso. Los pensadores de la conciencia ebria descubrieron que la cocaína, la cual aparecía como una sustancia que por sus efectos
hay otro país, otro territorio, pero lo subsumieron al reino de la fisiológicos podría servir terapéuticamente en enfermedades car-
conciencia; a la territorialidad de su legislación. El problema es diacas, en agotamiento nervioso y en estados de debilidad y de-
que lo desde ahí vislumbrado no pertenece a ese reino. No será presión del sistema nervioso, así como en la supresión de la adic-
un filósofo ni siquiera un poeta quien penetrará epistemológica- ción a la morfina.
mente ese otro territorio. Pensar que existe otra escena y que se Freud participó desde el primer momento en el estudio de la
coca como sujeto e investigador. Es decir, él se suministraba dosis
10 de cocaína para ver qué sucedía; leía toda la bibliografía existente
Paz Octavio, op. cit., p. 246.
11 !bid., p. 248. acerca del alcaloide y suministraba y recomendaba el consumo de
MARCELA MARTINELLI/HELÍ MORALES 109
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cocaína a colegas y amigos. Es difícil saber qué fue lo que lo inició estudiosos de los indios del Perú y Bolivia, como Mantegazza, Mar-
en el estudio de la coca, o más bien qué fue más fuerte, si una tius y Demarle, escritores extranjeros que en la mayoría de los
atracción personal por lo que había leído de ella o un interés casos vivieron temporadas en América y estudiaron la vida cotidia-
científico y terapéutico. na de los indio!;. Freud cuenta algunas anécdotas de cómo la hoja
La bibliografía que se tiene con referencia a lo que Freud escribió de coca aumentaba la potencia física de los mineros o, por ejemplo,
de la cocaína tiene estas dos vertientes, lo científico y lo personal. el relato de Unanué que dice que en 1781, en una región de Bolivia
En el primer tipo se encuentran varios artículos escritos entre julio en donde no se podía encontrar alimentos, sólo sobrevivieron los
de 1884 y julio de 1887. El más importante es "Über Coca", los que mascaban coca.
otros artículos son agregados de éste o correcciones y complemen- Luego habla acerca de los efectos de la coca, de los que afirma
tos como: "Contribución al conocimiento de los efectos de la co- que no son imaginarios, como algunos lo quieren ver, puesto que
caína" y "Addenda a Über Coca", entre otros. Freud en estos ar- su utilización posibilita en los indios grandes "hazañas".12
tículos da cuen.ta de lo que se había estudiado hasta ese momento Cuando Freud escribe este artículo hacía más de cien años que
con respecto a la cocaína. la coca se utilizaba en Europa, pero menos de treinta que se había
El otro tipo de bibiliografía que hay con referentia a la coca aislado el alcaloide o cocaína de las hojas de la planta (fue un
son las cartas que Freud escribe a su novia Martha Bernays y con investigador llamado Niemann quien lo hizo en 1859). En este
posterioridad a su amigo Fliess. Toda carta es un escrito personal apartado, al igual que en el primero, Freud describe con detalle
para otra persona, es decir, hay algo íntimo que se expone en la qué es la cocaína, por ejemplo: " ... cristaliza en prismas grandes
correspondencia, y más aún si como en este caso es de un enamo- incoloros de cuatro a seis lados, de tipo monoclínico. Tiene un
rado a su amada. sabor amargo y produce un efecto anestésico en las menbranas
Como ya se mencionó, el texto fundamental de Freud sobre la mucosas ... ". 13 También menciona que ese mismo año Paolo ·Man-
cocaína es "Über Coca", publicado en julio de 1884 en la revista tegazza habló de los efectos fisiológicos y terapéuticos del uso de
Centralblatt Jür Therapie, de Viena. Su título original es "Coca", las hojas de coca. A partir del descubrimiento de la cocaína varios
como el artículo traducido al inglés en diciembre de ese mismo autores de diferentes países (Inglaterra, Francia, Rusia) se intere-
año. En febrero de 1885 es cuando lo titula "Über Coca" (Sobre saron en los efectos del alcaloide en animales, hombres sanos y
la cocaína) y le anexa los Addenda, cuando se realiza una reimpre- enfermos; que son justamente los temas de los últimos apartados
sión del artículo de 1884 en forma de folleto. de "Über Coca".
El ensayo consta de seis partes; las tres primeras se refieren a Hasta aquí vemos cómo Freud estaba interesado en presentar
los orígenes de la utilización de la coca en América y la llegada de en este artículo una investigación científica minuciosa de la planta
las hojas de coca a Europa, es decir, es la parte en donde Freud de la coca, de sus usos y beneficios. Si bien plantea algunas críticas
realiza una exhaustiva investigación de lo que se había escrito hasta hechas por diversos autores al uso de la coca, sobre todo de Poep-
ese momento. Las otras tres partes se refieren al estudio y la ex- ping, después las refuta y muestra cómo la coca sí tiene el efecto
posición de los efectos encontrados al suministrar cocaína en ani- eficaz planteado en un principio.
males y en cuerpos humanos sanos y por último la utilización En el quinto apartado es cuando Freud empieza a hablar en
terapéutica de la coca. primera persona, es decir, se presenta el Freud investigador y
En el primer apartado, "La planta de la coca'', es interesante sujeto que experimenta en su propio cuerpo su objeto de investi-
leer fa descripción minuciosa que hace Freud de la planta: color, gación.
textura, tamaño, etc., como si no quisiera omitir ningún detalle Habla del efecto psíquico que provoca ingerir de 0.05 a 0.1 O g
en su análisis.
Cuando aborda "La historia y aplicación de la coca en su país 12 Sigmund Freud, Escritos sobre la cocaína, Barcelona, Anagrama, 1980, p. 95.
de origen", se basa en la lectura de diversos autores, la gran mayoría 13
/bid., p. 97.
110 MARCELA MARTINELLI/HELÍ MORALES CALEIDOSCOP IO DE LA EBRIEDAD 111

de cloruro de cocaína, esto es, optimismo y euforia como los de La segunda utilización importante es en la caquexia, en enfer-
cualquier persona sana; no produce la excitación que se siente con medades de degeneración de los tejidos, en donde la coca limita
el alcohol. De ello deduce que los efectos de la coca "no se deben esta degeneración y aumenta la fuerza. Aquí Freud se opone a
tanto al estímulo directo como a la desaparición de los elementos pensar en la coca como una fuente de ahorro y la propone como
que causan depresión". 14 Freud llama a esto el maravilloso poder esti- generadora de estimulación en un cuerpo desgastado. Aunque no
mulante de la coca; es decir, permite superar el cansancio del cuerpo y profundiza en este aspecto, es enérgico al decir que para él la coca
la cabeza, suprime el hambre, el sueño y la fatiga y es capaz de dar una no es una fuente de ahorro, y esto lo sostiene a lo largo de todo
fortaleza similar a la que da comer, beber o dormir. el artículo.
Intercala en este apartado opiniones de otros autores, quienes Cuando aborda el tema de la coca en el tratamiento de la mor-
confirman sus observaciones y que lo llevan a plantear, entre otras finomanía y el alcoholismo -como veremos más adelante, tiene la
cosas, que el efecto de la cocaína en los europeos es el mismo que experiencia de su amigo Fleischl, a quien induce a tomar cocaína
el de las hojas de coca en los sudamericanos; que la euforia a la ya que era adicto a la morfina, a causa de los terribles dolores
que induce la coca no va seguida de estados depresivos ni produce ocasionados por una enfermedad- , Freud estaba convencido de
adicción. Dice: "no produce un deseo incontenible ' de volver a, que la cocaína no causaba dependencia. Todos sabemos lo equi-
utilizar el estimulante; por el contrario, lo que se siente es cierta vocado que estaba, pues pocos años después se demostraría que
aversión inmotivada contra la sustancia". 1" Freud aquí se presenta la cocaína producía adicción. Pero en ese momento Freud propone
como un entusiasta promotor de la cocaína, sustancia sin falta que y comenta experiencias en donde, de manera paulatina, se bajan
no intoxica y que le produce al sujeto un estado de excitación las dosis de morfina y se aplican dosis de cocaína, hasta que llega
productiva y p()sitiva. el momento en que se eliminan las dosis de morfina y se aumentan
La última parte, titulada "Utilización terapéutica de la coca", es las de coca:" ... no supone simplemente cambiar un tipo de adicción
lo medular del artículo y Freud quiere demostrar lo benéfico que por otra: el adicto a la morfina no se convierte en coquero. El uso
resulta recetar cocaína en el tratamiento de varios padecimientos. de la coca se interrumpe al cabo de un tiempo". 11 ¡ Con respecto al
Hace la aclaración de que terapéuticamente se puede hablar de alcoholismo dice que los efectos de supresión no han sido exitosos
enfermedades que han llegado a ser curadas por la coca y de como en el caso de la morfina.
padecimientos que reportan efectos psicológicos producidos por Otros usos de la cocaína son en los trastornos digestivos del
el alcaloide. estómago, en el asma, como afrodisiaco y por último en aplicacio-
La coca como estimulante se plantea como la principal utiliza- nes locales; Freud fue el precursor de la cocaína como anestésico
ción del alcaloide; Freud recomienda dosis pequeñas pero eficaces local, aunque Koller (oftalmólogo) es quien se hizo famoso con la
0.05 a 0.10 g, repitiendo la dosis cada vez que sea necesario. Con propuesta de usarla como anestésico local.
ello se obtendrá aumento en la capacidad física en periodos cortos. Éste es el artículo más importante de Freud relativo a la cocaína,
Aquí aclara que parece que no es posible almacenar la coca en el de un total de seis, que analizaremos brevemente.
cuerpo y asegura, como lo había hecho con anterioridad, que cuan- En diciembre de 1884 aparece "Coca", que es un resumen de
do terminan los efectos no se presentan síntomas de tipo depresivo. "Über Coca", traducido al inglés. En este trabajo cabe destacar la
Menciona que los psiquiatras la utilizan para aumentar el funcio- afirmación, no escrita en el artículo original, de los efectos nocivos
namiento menguado de algunos nervios, por eso se recomienda del uso inmoderado de la cocaína, que son: caquexia, indigestión,
en enfermedades de debilidad psíquica: histeria, hipocondria, in- adelgazamiento y pérdida de fuerzas, depravación mental de tipo
hibición melancólica y estupor. antiético y apatía por todo. En esos seis meses (entre la aparición
del primero y el segundo) algo cambió en la percepción de Freud
14 /bid., p. 106.
lli /bid., p. 120.
J!í /bid., p. 108.
112 MARCELA MARTINELLI/HELÍ MORALES CALEID OSCOPIO DE LA EBRIEDAD 113

con referencia a los consecuencias nocivas de la coca, las cuales que el alcaloide puede ser utilizado como anestésico local, dándole
en un principio no tenían un lugar importante. Su propuesta de el crédito de descubridor a Koller en lo referente a usar la coca
usar la coca en cantidades moderadas como estimulante sigue en como anestésico local en operaciones de la córnea. También men-
pie como al inicio. ciona los trabajos . de otros investigadores (Konigstein, Jelinck y
Durante los primeros meses de 1885 publicó tres artículos sobre otros ) al respecto.
la cocaína. En el primero, "Contribución al conocimiento de los En marzo de 1885 lee un artículo ante la Sociedad Psiquiátrica
efectos de la cocaína" (enero de 1885 ), aborda el tema de la cocaína de Viena, donde resume todo lo que había escrito acerca de la
de una manera objetiva y medible; su objetivo es cuantificar los coca y donde trata del efecto general de la cocaína (ése es el nombre
efectos que tiene la coca en la energía muscular y si afecta en el del artículo ); sólo al final de la conferencia hace hincapié en el uso
tiempo de reacción. Utilizó el dinamómetro para calcular la presión de la cocaína en enfermedades de debilidad y depresión del sistema
de una y otra mano, y el neuroamebímetro para los experimentos nervioso sin presencia de lesiones orgánicas, ya que estimula y
del tiempo de reacción, y confirmó que la fuerza del brazo aumen- activa al sistema nervioso. Asimismo, menciona la utilidad de dosis
taba al administrar una dosis moderada d e cocaína. de cocaína para la desensibilización sistemática a la adicción a la
Los experimentos que expone en este artículo son muy detalla- morfina. Lo único nuevo es que reconoce que e n algunos casos
dos, presenta la hora en que realiza los estudios, la presión que se de morfinómanos el tratamiento con coca no funciona, pero no
ejerce antes de ingerir coca y después. Fueron realizados durante menciona por qué.
varias semanas. Los sujetos experimentales fueron él y otros cole- El último artículo que encontramos con referencia a este tema
gas que le ayudaron. Sus conclusiones son que la cocaína genera es el titulado "Anhelo y temor de la cocaína", de julio de 1887. En
un efecto general de bienestar, y eso es lo que hace variar la efica- él refuta lo planteado por otros investigadores, sobre todo por
cia motora, es decir que la coca no interfiere directamente en el Erlenmeyer, quien dice que la cocaína se había convertido en el
músculo. Apoya esta conclusión con dos hechos; primero, la ener- tercer azote de la humanidad, ya que creaba hábito y adicción ,
gía muscular aumenta notablemente cuando aparece la euforia producía efectos tóxicos en la garganta y vista cuando se la usaba
característica provocada por la coca; segundo, cuando el estado como anestésico, y envenenamientos agudos. Freud afirmaba que ,
general del sujeto es malo e ingiere cocaína, su eficacia aumenta la coca no era adictiva y tóxica por sí misma, sino que dependía
más allá de la que normalmente posee. Es decir, este artículo re-· de las personas que la consumían; nos dice: si un morfinómano la
fuerza lo escrito en "Über coca" con respecto a los efectos subjeti- considera como droga sustituta allí sí puede crear adicción. Y que
vos de los sujetos, en los que la coca sirve como estímulo en caso de cuando produce envenenamiento es porque tiene efectos en las
debilidad nerviosa y provoca euforia y un bienestar general, como inervaciones musculares, por lo cual sus daños tóxicos van a de-
el de los mejores días de cualquier sujeto sano. En cuanto al tiempo pender de la sensibilidad de los individuos hacia ella: "Sospecho
de reacción, sólo dice que los resultados obtenidos aún son vagos. que el motivo de la irregularidad del efecto de la cocaína es la
En febrero de 1885 se reimprimió el artículo "Über Coca" en serie de variaciones individuales existentes de la excitabilidad y en
forma de folleto, con un tiraje de 500 ejemplares. En él realiza la variación del estado de los nervios vasomotores sobre los que
· correcciones (fe de erratas), e incluye "Addenda a Über Coca", actúa la cocaína." 17 Propone que no se utilice en inyecciones sub-
tres cuartillas en las que reitera que la reacción ante la cocaína cután eas para el tratamiento de afecciones i~ternas y nerviosas ya
varía según los individuos. Lo único novedoso es que cuenta el que no se ha estudiado mucho la predisposición individual. Para
exper-imento del artículo "Contribuciones al conocimiento de los concluir el artículo y, de alguna manera contrarrestar las críticas,
efectos de la cocaína", con lo cual afirma que la cocaína aumenta presenta los resultados de diversas investigaciones exitosas en el
la capacidad de trabajo en los individuos. En este tiempo Freud uso de la cocaína.
todavía apostaba y demostraba que la coca servía en los casos de
desintoxicación de morfina. Por último incluye la confirmación de 17
!bid., p. 220.
114 MARCELA MARTINELLI/HELÍ MORALES CALEIDOSCOPIO DE LA EBRIEDAD 115
Hasta aquí este recorrido por los textos de Freud. Se puede importancia de la sustancia en su estado de ánimo, en su vivir en
notar que en esos años no varió mucho su pensamiento con re- el mundo. El 19 de junio comenta la fuerza que parece proporcio-
ferencia al valor terapéutico de la coca y a su utilidad en la vida narte: "estoy tan fuerte como un león"; dos meses después, el 3
diaria. Pero se hace necesario indagar más de cerca la importancia de agosto, narra su importancia para el trabajo: "No paro de tra-
que este paso por los parajes de la cocaína implican para su vida, bajar. Yo mismo estoy sorprendido de mi capacidad. Pero yo sé a
tanto en su trayectoria científica como en su espacio íntimo. qué se debe: el corazón late bien de nuevo ... "2°
Este entusiasmo por los efectos de la cocaína sobre su ánimo
no se reducen al momento romántico de su encuentro, ya que en
VI. PASIÓN CIENTÍFICA Y TIEMPO DE AMORES 1886, es decir, dos años después de la primera vez que la ingirió,
todavía celebra sus consecuencias, esta vez más del lado de la
Freud estudia arduamente la cocaína en su aspecto cientifico, pero diversión y la vida social. Así, en la carta del 18 de enero de 1886
también la incluye en su vida personal. Algo que se debe destacar relata cómo la palabra necesitó de polvo para fluir como agua:
es que no sólo revisa los textos que tratan sobre la sustancia sino "tomé un poco de cocaína para desatarme la lengua", en la del 20
que también la ensaya en su propio cuerpo. Se abre así la vía narra su efecto en la lucidez de la tranquilidad. "yo mantenía la
experimental incluyendo su propia experiencia. Freud se coloca calma gracias a una pequeña dosis de cocaína"; y en su misiva del
de este modo en un espacio de investigación que hace confluir dos 2 de febrero comparte juguetón: "era tan aburrido, que estuve a
vertientes del trabajo científico, por un lado el estudio exhaustivo punto de estallar; sólo pude evitarlo gracias a la cocaína". 2 1
y por el otro la experimentación personal. Este camino llevará al No es exageradó afirmar que para Freud se trataba de una
médico vienés a encontrar dimensiones teóricas pero también le sustancia mágica y maravillosa la que estaba investigando, de hecho,
abrirá ventanas de su patio interior. suafán científico de reunir la mayor cantidad de información sobre
Puntuemos algunas dimensiones de orden personal. el tema obedecía a un entusiasmo poético: "Actualmente me ocupo
El 21 de abril de 1884, escribe a su amada Martha: en reunir todo lo que se ha escrito sobre esta sustancia ... a fin de
escribir un poema a su gloria." 22
Acaricio en este momento un proyecto y una esperanza de la cual te voy a
Sus estudios y textos sobre la cocaína también implicaban otras
hacer partícipe[ ... ] Se trata de un ensayo terapéutico. Estoy leyendo sobre
la cocaína, del elemento activo de las hojas de coca que utilizan ciertas dimensiones personales. Freud tenía la esperanza de que con sus
tribus indígenas para su resistencia a las privaciones y a la fatiga[ ... ] Voy investigaciones cambiaría su situación, tanto la económica como
a procurarme este producto y, por razones fáciles de concebir, lo voy a la profesional. En enero de 1885 le comparte a Martha: "Hoy, con
ensayar en afecciones cardiacas y también en la depresión nerviosa. 18 el trabajo que tengo acumulado y con la preocupación constante
de conseguir dinero, posición y reputación, apenas me dejan tiem-
No había pasado mucho tiempo (30 de abril) cuando Freud po para escribirte unas líneas cariñosas." 23 Unos días después le
prueba la cocaína y vuelve a escribirle a su novia en diversas oca- escribe, lleno de energía: "iüh, qué maravilloso va a ser todo!: ir
siones, contándole de su encuentro con la sustancia. Lo que llama allá con dinero. Estaremos juntos durante mucho tiempo. Después
la atención es la insistencia en el valor que la coca tiene en sus seguiré mi viaje a París y seré un gran erudito, y más tarde, al
padeceres personales; así el 25 de mayo del mismo año escribe: regresar a Viena, lo haré con un enorme halo y enseguida nos
"la co~aína hace nacer en mí otras esperanzas y otros proyectos. casaremos. Curaré todos los casos nerviosos incurables y tu serás
La tomo regularmente en pequeñas cantidades. para combatir la
depresión y la mala digestión"Y1 Pero sobre todo, Freud relata la 20
Sigmund Freud, Cartas de amor, México, Coyoacán, 1995, p. 95.
21
18
Sigmund Freud, Escritos sobre la cocaína ... , op. cit., pp. 205, 207, 211.
Pierre Eyguesier, Comment Freud devint drogman, París, Navarin, 1983, p. 23. 22
Pierre Eyguesier, op. cit., p. 24.
19 23
!bid., p. 24 . Sigmund Freud, Cartas ... , op. cit., p. 107.
118 MARCELA MARTINELLI/HELÍ MORALES CALEIDOSCOPIO DE LA EBRIEDAD 119

VII. EL NACIMIENTO DE LA CLÍNICA y espero poder curar a otros." Este enfermo al que cura es él
mismo, y a partir de ese momento es cuando puede colocarse en
El llamado "episodio de la cocaína" no es un desvío ni un pasa- posición de médico. Esto no carece de importancia para la clínica,
tiempo, es un momento fundamental. La intención de este apar- ya que es a partir de experimentar en él mismo los beneficios
tado es mostrar cómo este periodo será de suma importancia para terapéuticos de la coca cuando Freud apuesta por la acción tera-
la configuración del psicoanálisis, así como para la vida de Freud. péutica médica. Ésta será la primera aproximación que nos permi-
Antes de 1884, el joven médico vienés dedicaba todo su esfuerzo tirá señalar que la cocaína está en el origen del nacimiento clínico
a la investigación dentro del campo de la neurología experimental. del psicoanálisis. Primera pero no definitiva. Desarrollemos otros
Sus trabajos se enmarcaban dentro de una metodología fisicalista aspectos más precisos.
comandada por lo jerarcas en este campo, a saber, Brücke y Mey- Freud se enfrenta a un momento especial del desarrollo médico
nert, para quienes, además, trabajaba en su laboratorio. Freud en lo que concierne a las llamadas enfermedades nerviosas. Hasta
comienza sus trabajos sobre la cocaína imbuido en este campo. antes de 1785 en el campo de la clínica médica no existía una
Para nada se podría decir que se trata de un desvío, ya que tanto claridad ni una definición formal acerca del término neurosis.
la metodología como la lectura teórica se ajustan a su trayectoria Hasta ese año no surge la acepción: neurosis es toda lesión que
de trabajo. El investigador concienzudo que era sigue los pasos de no presenta inflamación localizada. Grasset, en 1889, ahonda en
la observación y el análisis de una sustancia a partir de lo que la comprensión de las neurosis al definir la histeria: neurosis cuya
Assoun llama una racionalidad específica del procedimiento. La lesión característica se desconoce. 29 Como es evidente, ambas de-
tecnología de investigación y la observación experimental lo llevan finiciones señalan un campo ambiguo para la medicina. Acostum-
a incursionar en el estudio de la coca a partir de su preparación brados a la localización exacta de la inflamación y la lesión en el
en laboratorio con cloruro de oro. No es un atajo, ni un mero cuerpo, la histeria aparece como un enigma que hay que resolver.
hobby lo que emprende aquí, es un estudio serio y científico. Sin Aquí es donde Freud hace su entrada. Si se trata de curar una
embargo, algo acontece. Sus estudios sobre la cocaína se configuran lesión no determinada, el uso de una sustancia que equilibre los
a partir de una apuesta personal, ya que no solamente no es pa- sistemas y anule el mal sería la solución ideal. Como señalamos
trocinado por ninguna institución, sino que se realizan con absoluta antes, el uso de la coca es recomendado por Freud para los casos
independencia de sus jefes y tutores. Estos trabajos presentan a de asma, angustia, neurosis vagas, ansiedades y debilidades nervio-
un joven investigador que, a partir del método de la observación, sas. Pero no sólo eso, la cocaína parece ser un medicamento que
avanza de manera independiente en un estudio monográfico sobre también funciona para personas sin afecciones nerviosas, permi-
una sustancia que aparecía llena de promesas para la ciencia en tiéndoles un entusiasmo placentero y una gran disposición para el
general y para la medicina en particular. Y aquí aparece otra di- trabajo. De este modo la entrada de Freud en el campo médico
mensión fundamental, ya en el aspecto más personal de Freud. Su acontece con la proposición de una sustancia capaz de curar el
estudio sobre la coca incluye por primera vez la dimensión clínica mal del ser. De algún modo, la propuesta implica que, ya que no
de una manera radical. Incluso Freud asegura que a partir de él existe ni lesión ni inflamación localizada, el mal acontece dentro
se siente por primera vez médico. En su carta a Martha del 21 de del espacio del ser. La cocaína sería la sustancia científicamente
abril de 1884, después de narrar la importancia de la cocaína para experimentada y estudiada que curaría el mal del entusiasmo. La
curar sus males estomacales y sus depresiones lastimosas, le con- apuesta freudiana es, entonces, una sustancia como remedio para
fiesa:28 !'Espero llegar a suprimir los vómitos más tenaces aunque la lesión no localizada ni en el cuerpo ni en el cerebro. Freud
sean debidos a algún grave padecimiento; solamente ahora es cuan- propone con la cocaína un medicamento capaz de curar lo invisible
do siento que soy médico, ya que he podido ayudar a un enfermo para la medicina. En este sentido se puede decir que la primera
28 Pierre Eyguesier, op. cit., p. 23. 29 Véase Jean Allouch, Lettre pour lettre, París, Eres, 1985.
121
120 MARCELA MARTJNELLI/HELÍ MORALES <:ALEIDOSCOPIO DE LA EBRIEDAD

propuesta clínica de Freud es elevar una sustancia a la categoría d oloroso de intentar alcanzar un estado perfecto donde el dolor
de medicina absoluta. Conocemos el resultado: la cocaína no es la y la falta no tuvieran lugar. Lo terrible es que eso no sólo no se
sustancia mágica que Freud creyó descubrir. De aquí surge la pro- alcanza, sino que se ubica cada vez más lejos; mientras más se busca
puesta de este trabajo. esta completitud a partir del uso de la sustancia, más se aleja ese
Mucho se ha dicho del nacimiento del psicoanálisis en el mo- horizonte absoluto. De allí el recorrido que hiciéramos de los fi-
mento del viraje de la teoría del trauma a la llamada del fantasma, lósofos de la conciencia ebria, con el que intentamos mostrar cómo
pero nos preguntamos aquí si el origen no se ubicará en el mo- todos habían experimentado el cielo pero también el infierno. Aquí
mento en que Freud, a partir de un riguroso método científico y nos preguntamos si Freud, como todos, no tocó también las costas
experimental, abandona la clínica fundada en un sustancia mágica de la desesperación y los picos de la angustia que se experimenta
y maravillosa, es decir, acaso el nacimiento de la clínica analítica con el uso de la cocaína. Es menester señalar que esto no es sólo
no resultaría del momento en que Freud desestima cualquier sus- una inferencia teórica. Si se afila la mirada histórica, se verá que
tancia como capaz de curar el dolor del sujeto. En este acto se precisamente el llamado autoanálisis de Freud ( 1887-1904) comien-
abandona la clínica de la magia médica y se inaugura aquella fun- za en el periodo en que deja de escribir acerca de la coca pero no
damentada en la evidencia de que ningún objeto podrá suturar la deja de ingerirla. Además, vale la pena señalar que dos de los
fisura dolorosa que la histeria muestra en el sujeto. sueños que más trabaja en su famoso libro, La interpretación de los
La primera vez que Freud se siente médico es porque experi- sueños, versan sobre la cocaína e implican una gran dosis de an-
menta el alivio de su neurosis y porque científicamente encuentra gustia, zozobra y desasosiego, nos referimos al sueño de la "Mo-
razones para proponer un medicamento que actuaría como objeto nografía botánica" · y aquel que ha sido llamado "El sueño de la
colmador de la falta. Se trataba de una clínica de lo absoluto por- garganta de Irma". La pregunta es, concretamente, si Freud no
que, al proponer una sustancia como capaz de curar el dolor ner- empieza un intento de cura con el polvo blanco y ·acaba descu-
vioso, el sujeto, a partir de ingerirla, aparecía como un Otro sin briendo el lado negro de la coca. Es evidente que el uso que hizo
tachadura. Precisamente el psicoanálisis se fundamenta en la po- de la cocaína tiene un aspecto personal, que incluso nos permite
sición clínica y epistémica de que ninguna sustancia, ningun objeto adelantar que este episodio de su vida es el umbral del mal llamado
llegará a suturar la falta. Freud, entonces, inauguraría la clínica autoanálisis, es decir, la antesala de depositar en un Otro la posi-
que devendrá psicoanálisis al abandonar una intervención basada bilidad transferencia! de la palabra y el supuesto saber, pero tam-
en la causa eficiente de la sustancia. bién habría que señalar que su uso implicó, en algún lugar, una
Esta reflexión nos lleva a preguntarnos precisamente por el posición ética. Freud intenta llevar la experiencia al concepto y la
estatuto de la droga y su uso en la vida cotidiana y en la práctica individualidad a la generalidad terapéutica. Hay en ello una di-
médica. La droga, específicamente la cocaína, apunta al sueño mensión de viajero en carne propia que lo lleva también a la ne-
útopico de creer que una sustancia puede curar el dolor de existir. cesidad de una relación transferencia! con su amigo Fliess en lo
Su uso se debe a una posición mágica frente a la vida y una deses- que él llamo su autoanálisis. Hasta aquí nuestras hipótesis del lugar
peración mayor frente a la existencia. Los adictos apuestan con de la cocaína como soporte del nacimiento del psicoanálisis. Res-
una fe digna de la mejor religión que ese polvo de ángeles les hará pecto al uso que la medicina hace de las sustancias en la vida
alcanzar las estrellas. La cocaína aparece como el objeto colmador, moderna, es menester dedicarle un breve apartado.
ese que llamamos objeto a. Esta sustancia elevada a la categoría
de objeto causa del deseo empuja a los sujetos a una carrera en el
tobogá~ del goce. Las primeras dosis permiten un bienestar nunca VIII. LA BOTICA UTÓPICA
experimentado, se quita el hambre, el sueño y las ganas de morir,
pero este idílico estado pasa rápido, y se necesita otra dosis, y otra Llegamos al punto de señalar cómo Freud abandona la utopía de
dosis, eso sí, cada vez más fuerte. El goce se instala en el espejismo una sustancia capaz de curar la fisura del ser, como el psicoanálisis
122 MARCELA MARTINELLI/HELÍ MORALES CALEIDOSCOPIO DE LA EBRIEDAD 123

quizá comienza cuando su fundador abandona una clínica susten- Farmacia, iglesia
tada sobre un Otro absoluto materializado en una droga. de los desesperados,
Sin embargo, parece que el mundo actual retorna aquellas uto- con un pequeño
pías del inicio del freudismo. Hoy en día, sobre todo en las grandes dios
urbes de Occidente, ante el vacío de proyectos que apuesten a un en cada píldora.
futuro mejor, ante la dificultad lacerante de sobrellevar para mu-
chas personas un presente ya no digno, sino más o menos sopor- Pero no se necesita acudir a la zona "marginal" de los d esespe-
table, ante el derrumbe de las ideologías de progreso o fraternidad rados para ver el lugar que la droga tiene en nuestras sociedades.
fructífera, han resurgido propuestas religiosas de redención y con- En la nueva actitud empresarial de competencia y excelencia la
suelo. Lo singular es que los dioses a los que se apuesta en estas cocaína se ha convertido en una mercancia más, junto a las corbatas
nuevas religiones se han transformado de guías místicos y supra- de seda y los zapatos a la medida. Las clases poderosas han utilizado
humanos en sustancias químicas de una farmacia industrial. Los las drogas como estimulante para el fin de semana y como aceite
viejos dioses con sus oraciones y sus templos no pueden ofrecer para la maquinaria económica. Nueva fuerza de propulsión para
lo que la religión de la droga propone. Demasiado lejos para es- los cuerpos cansados, nuevo motivador de largas jornadas en la
cuchar o demasiado cerca para castigar, los dioses de antaño, con bolsa o la empresa. La droga como gasolina para la yelo~idad de
sus milagros y sus promesas, han perdido terreno; este terreno . la fábrica y la efectividad de la acción. Quizá se trate d t:: una dro-
En la actualidad aparece mucho más eficaz la religión de los ga-di-acción. Aquí se juntan los dos dioses de la soc'iedad industrial:
estupefacientes que la de los rabinos y los cardenales. Ante la el Dios dinero y el Dios químico, la fe en el dinero como redentor
desaparición de la esperanza surge una nueva fe, esta vez puesta con sus cultos, su curia ideológica y sus grandes templos en Wall
en las sustancias y no en los rezos. Los jóvenes de todas las urbes Street, la avenida de la Reforma o Pont de Neuilly, se une a la
recurren cada vez más a las drogas para intentar tocar, aunque no próspera industria de las drogas y su distribución clandestina p e ro
sea más que por unas horas, el brillo incandescente de la felicidad. segura. Frente a ambos dioses la fe en sus poderes estremece a los
No importa que sea ficticia y pasajera, al menos es. Las drogas yuppies tant0 como a los hambrientos de amor, vino, ceme nto y
convocan a quienes ante el silencio de la risa cósmica o el ruido monedas; sí, pero no los toca en las mismas zonas de la ciudad.
de la ciudad ingrata acuden a la necesidad de creer que sí hay algo Lo convocado, de nuevo, es un Otro proveedor.
que los salve, que los eleve, que los cure. ¿Que los cure de qué? De muchos modos el nihilismo y el desasosiego empujan a la
Del desempleo, · del maltrato, de la sumisión ante el estado o la experiencia de la droga. No todas las sustancias son efervescentes,
empresa, la familia o la globalización económica. No es tanto una hay algunas que, por el contrario, proporcionan paz ante el ajetreo
claridad terapéutica como una sed de fe. La droga aparece como intenso de la vida o los problemas estresantes del trabajo y las
algo tangible, visible, incluso obtenible, no sin problemas, no sin relaciones sociales. Ante la dificultad de la vida y la muerte muchas
dolor, pero recompensable al final del esfuerzo. Un nuevo Dios veces se recurre a las drogas blandas de la farmacia médica. L~s
surgido de las farmacias clandestinas se enfrenta al viejo Dios sur- tranquilizantes, los somníferos, los antidepresivos fungen como
gido de los templos bíblicos. Se perfila una necesidad de creer en drogas light, pero con los mismos efectos de evasión. A diferencia
un Dios, absoluto y generoso. Como ya dijimos, el adicto en el del teatro en la antigua Grecia, donde los asistentes iban a buscarse,
fondo es un hombre de fe; sea por desesperación o por necesidad, en la feria de las vanidades nocturnas de la ciudad, los consumi-
el sujeto se ve entregado. a la pasión de la creencia en un Otro que dores de espectáculos buscan más bien olvidarse; olvidarse de los
lo salve, lo divierta y lo eleve. Ya lo decía hace algunos años el problemas y de ellos mismos. Se busca mucho más una "distracción
poeta chileno Pablo Neruda en un texto llamado Oda a la farmacia: hipnótica" que una experiencia excitante o conmovedora. La quí-
mica de la tranquilidad funge como una terapéutica eficaz y so-
cialmente aceptada. Otra vez un retorno a la primera utopía freu-
124 MARCELA MARTINELLI/HELÍ MORALES CALEIDOSCOPIO DE LA EBRIEDAD
125

diana, encontrar en una sustancia el sosiego a los dolores del ser, lo planteado aquí: frente a una terapéutica de la felicidad ficticia
suturar ficticiamente con una pastilla la herida del desamor o la y automática ¿el psicoanálisis podrá resistir la embestida de la
soledad histórica. Sí, taponar la historia con un fármaco. clínica de la botica psiquiátrica? Ante la propuesta de la somnífera
En las sociedades contemporáneas, las drogas no son más una del deseo ¿el psicoanálisis tiene algo que proponer frente a la
experiencia de transformación o mutación frente a la tragedia de narcosis moderna? ¿cuál sería desde el dispositivo analítico la es-
la vida, no son ya un modo iniciático de la sabiduría de los dioses trategia frente a la adicción y sus laberintos? Ante la dificultad de
y las verdades humanas; no participan más de la fiesta dionisiaca la intervención en el campo de la psicosis, cuando el sujeto galopa
de derroche y fulgor; no hay asombro divino y festiva apuesta, sino en el vértigo del delirio o la autodestrucción, ¿cuál será la posición
nihilismo gris. Se han convertido en líquido de combustión, lubri- del psicoanalista frente al medicamento? En el horizonte narcoti-
cación de los engranajes sociales o en narcóticos ante el deseo y zado ¿¡a clínica analítica tiene algún modo de responder a las
los ruidos de la vida. nuevas modalidades del dolor humano? ¿Puede el psicoanálisis
Y aquí el psicoanálisis no puede quedarse en silencio. El psicoa- juzgar a la ebriedad cuando ésta es un estado propicio a la creación?
nálisis nace con la experiencia del abandono de esa vía "fácil" y ¿Es la creación la que eleva a la ebriedad del éxtasis, o es el éxtasis
engañosa. Sobre todo inútil. Surge del descrédito de la sustancia lo único que en la ebriedad permitiría crear?
como terapéutica absoluta de la fisura del sujeto. Pero hoy en día, Ante esto, para terminar, Baudelaire escribe en ~u poema lla-
la nueva botica urbana y la misma psiquiatría científica proponen mado:
ese camino ante el dolor humano. Cuantas personas no prefieren
recurrir a una pastilla eficaz, rápida y barata que entregarse a un iEmbriáguese usted!
viaje hacia ellos mismos. Evidentemente se entiende, dolorosamen-
te no se acepta. En una sociedad de consumo donde la eficacia y Hay que estar siempre ebrio. Todo está allí: es la única cuestión . Para no
la acción performance guían la legalidad de la vida, el psicoanálisis sentir el horrible peso del Tiempo que rompe las espaldas y las arroja
hacia la tierra, hay que embrigarse sin tregua.
puede llegar a un impasse: volverse anacrónico.
Pero ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, a vuestro gusto . Pero
Pero no sólo la ideología de la facilidad y la rapidez inunda l~s
embriáguese usted.
mercados y las venas con pastillas para sanarse "artificialmente'', Y si alguna vez, sobre los escalones de un palacio, sobre la hierba verde
sino que la misma ciencia médica ha optado por esa vía. La psi- de un jardín, en la soledad de su cuarto, usted se despierta, la ebriedad
quiatría apuesta cada vez más por una técnica de la narcosis, por ya disminuida o casi desaparecida, pida al viento, a la ola, a la estrella, al
una instrumentalización de la medicación: allí esta el Taffil, el ruiseñor, al reloj, a todo aquello que se fuga, a todo aquello que gime, a
Roipnol, el Prozac. En el fondo el pionero de la psicofarmacología todo aquello que rueda, a todo aquello que canta, a todo aquello que
es Freud, pero debían también retomarlo en su continuación clí- habla, pregúntele qué hora es; y el viento, la ola, la estrella, el ruiseñor,
nica. Pero no, ya que eso terminaría con un actuar clínico perfec- el reloj os responderá: iEs hora de embriagarse! Para no ser el esclavo
martirizado del Tiempo, embriáguese usted sin cesar! De vino, de poesía
tamente acorde con nuestros tiempos y las necesidades sociales.
o de virtud, a vuestro gusto.~ 0
No es en el psicoanálisis donde habría que proponer hoy un retorno
a Freud, sino en la psiquiatría. La ciencia apuesta cada vez más
por una clínica del silencio del sujeto, allí donde lo importante sea
el adormecimiento del ser, vía la narcotización del cuerpo; se pre-
tende abolir las historias y amordazar a la palabra. Nos pregunta-
mos ante esta situación social y clínica si los psicoanalistas debemos
quedarnos callados. Este texto con todo el trabajo y el placer que
nos dio realizarlo es un modo de decir no. .
Quizás valdría la pena acotar algunas preguntas que surgen de ~o Charles Baudelaire, "Eniv1·ez-vous", en Figaro, 7 de febr e ro de 1864.
L
EL AUTORRETRATO EN EGON SCHIELE 127

EL AUTORRETRATO EN EGON SCHIELE. I. LAS SUPLENCIAS DEL NOMBRE-DEL-PADRE


UN SINTHOME - UNA CREACIÓN
Algunos años después de que Lacan postulara, en "De una cuestión
MARÍA TERESA ORVAÑANOS preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis",:1 el Nombre-
del-Padre como significante de la ley de prohibición del incesto y
A jorge encargado de metaforizar el Deseo de la Madre, propuso, a partir
de la teorización del nudo borromeo, que el Nombre-del~Padre
fungiera como cuarto elemento responsable de producir el anuda-
miento de la cadena borromea entre lo real, lo simbólico y lo
imaginario. La función del cuarto elemento posibilitaría la consis-
tencia entre lo real del cuerpo, el cuerpo imaginario y el cuerpo
Sólo en un ámbito, e l del arte, se ha conservado del lenguaje.
la "omnipotencia de los pensamientos" también Más adelante afirmó que podía haber una suplencia de la función
en nuestra cultura. Únicamente en él sucede toda- significante del Nombre-del-Padre y por ello pasó del Nombre-del-
vía que un hombre devorado por sus deseos pro- Padre a los nombres del padre, o a las suplencias del Nombre-del-
ceda a crear algo semejante a la satisfacción de Padre, y al mismo tiempo señaló los tres elementos que posibilita-
esos deseos, y que ese jugar provoque -merced a
rían esta suplencia: el sinthome, el hacerse un nombre y el ego. Para
la ilusión artística- unos afectos como si fuera algo
real y objetivo. Con derecho se habla del ensalmo demostrar con mayor claridad lo anterior, Lacan tomó como pa-
del arte y se compara al artista con un ensalmador. 1 radigma la escritura de James Joyce, la cual -aseguraba- ocupa el
lugar de un sinthome para el autor de Ulises; es decir, la escritura
Todo es una muerte viviente. 2 es para él un artificio que se encarga de corregir el error de anu-
damiento entre lo real y lo simbólico, debido a una falla en la
función paterna, por lo que también, a su vez, el tercer redondel,
INTRODUCCIÓN el imaginario, en caso de fallar esta función, queda suelto. Por
medio de la escritura y de hacerse un nombre es como Joyce
En este escrito nos proponemos hacer una reflexión sobre las remienda el error en el nudo. De ahí que Lacan hablará de una
dificultades y los cuestionamientos que los conceptos "suplencias pere-version, es decir, de otra versión del padre.
del Nombre-del-Padre" y "sinthome" presentan en la clínica psicoa- Para Lacan, desde 1957, la psicosis se desencadena cuando se
nalítica, para lo cual realizaremos en la primera parte un breve hace un llamado al Nombre-del-Padre y no hay un significante que
recorrido teórico de estos conceptos en la obra de Lacan y en la responda, ya que "si este nombre tiene alguna eficacia es justa-
segunda abordaremos algunas nociones generales en torno al au- mente porque alguien se levanta para contestar". 4
torretrato; concluiremos a modo de ejemplo refiriéndonos a Egon El Nombre-del-Padre, en tanto significante fundamental, es so-
Schiele. porte de la función simbólica, y en el seminario de Las psicosis
Lacan comenta que según todas las apariencias el presidente Schre-
ber carece de este significante fundamental que se llama ser padre. 5

1
.
Sigmund Freud, Tótem y tabú (1913), en Obras completas, t. 13, Buenos Aires,
~ Jacques Lacan, "De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la
psicosis", Escritos 2, México, Siglo XXI, 1984, p. 513.
Amorrortu, 1976, pp. 93-94 . 4 Citado por Néstor Braunstein, Goce, México, Siglo XXI, 1990, p. 93 .
2 5 J. Lacan, El seminario. Las psicosis, Barcelona, Paidós, 1984, p. 418.
. Máxima de Egon Schiele.

[126)
128 MARÍA TERESA ORVAÑANOS EL AUTORRETRATO EN EGON SCHIELE 129

Las suplencias del Nombre-del-Padre no pertenecen al registro II. EL AUTORRETRATO


de lo simbólico sino que funcionan como SI; son el fundamento
de lo nombrable y hacen posible el anudamiento entre los registros ... es muy lamentable que no tengáis espejos que
y el acceso a la realidad. Por ello, estas suplencias no son metafó- reflejen vuestro oculto valer ante vuestras miradas,
ricas ni metonímicas. Tampoco producen una significación. a fin de que pudierais contemplar vuestra imagen. 7
Son varias las preguntas que surgen a partir de este sucinto
recor~ido sobre la función del Nombre-del-Padre: ¿pueden estas ¿Qué es un autorretrato? 8
suplencias, valga la redundancia, suplir al Nombre-del-Padre, este Tanto en el género de la autobiografía como en el del autorre-
último en tanto que fundamento y estructura? ¿cuáles son las trato asistimos a una creación que toma com~ punto de partida
diferencias entre una psicosis y una neurosis? ¿Acaso falta el Nom- los hechos históricos, la memoria y la imagen frente al espejo; es
bre-del-Padre en la psicosis, mientras que falla el Nombre-del-Padre decir, en cierto sentido el autor intenta transformar al sí mismo
en la neurosis? Según Lacan, estas suplencias, que notamos en la en un texto novelado o en una pintura, mismos que terminarán
escritura de Joyce, son precisamente las que lo salvan ,d e ser clíni- siendo ficciones o semblantes de la imagen de sí con la que el
camente un psicótico. sujeto se identifica. Ahora bien, mu~hos críticos afirman que no
Otra serie de interrogantes que se abren con este planteamiento hay pintura o novela que no contenga al menos un fragmento
serían: si el sinthome, si el hacerse un nombre y si el ego son su- autobiográfico, sin importar cuán deformado o ficticio resulte,
plencias del Nombre-del-Padre, o, como dice Diana Rabinovich,li puesto que en la obra de arte se presentan con frecuencia los
se trata de compensaciones de la falla del nudo, del nudo malo- mismos procesos y transformaciones que se dan en el trabajo del
grado, propio de la psicosis. Y, ¿puede un psicótico en cualquier sueño. Toda obra puede ser vista como un autorretrato implícito
momento realizar esta suplencia y por lo tanto corregir la falla o y a su vez el autorretrato hace explícita la relación de la obra con
la falta de la función significante del Nombre-del-Padre? Si así su hacedor.!'
fuera, ¿dejaría de ser estructuralmente psicótico, o sólo dejaría de Por medio de la obra de arte, el artista le pide al otro que lo
serlo clínicamente? A partir de esta propuesta lacaniana en relación vea y que lo lea, esto es, demanda una respuesta del espectador o
con las suplencias del Nombre-del-Padre es necesario interrogar del lector y por lo tanto establece un lazo social con ellos. Entre
qué sucede con las estructuras clínicas. ambos géneros artísticos existen diferencias; la más importante de
Cualquiera que sea la respuesta, nos lleva a preguntar: ¿cuáles ellas es el lugar capital que ocupa el espejo en el autorretrato.
son las consecuencias teóricas de esta interrogación y cómo debería Anteriormente señalamos que en cierto sentido todo cuadro es
orientarse la dirección de la cura en un psicótico? ¿Podríamos un autorretrato, pero ¿existe éste? ¿o más bien el autorretrato es
pensar que en cualquier sujeto, estructuralmente neurótico, ante una tarea irrealizable, un deseo imposible, resultado de la transi-
alguna situación traumática insoportable, por ejemplo frente a un ción entre el objeto (que es el sujeto mismo) que se mira en el
duelo o una enfermedad incurable, el cuarto nudo fallaría y por espejo y el sajeto (el pintor) que se vuelve para pintar al objeto
lo tanto habría de producir un sinthome para no enloquecer? reflejaC:lo (es decir, al propio sujeto).
¿Es el sinthome una prótesis o una muleta para no enloquecer? "'Sujeto', 'objeto', 'predicado': estas separaciones se hacen, y
Ésta es la tesis que voy a desarrollar valiéndome de un ejemplo
destacado, tomado de la historia del arte: el autorretrato en Egon 7 William Shakespeare, Julio César, en Obras completas, Madrid, Aguilar, 1978,
Schiel~. t.ll,p.174.
8 Es preciso reflexionar sobre las redes significantes del autorretrato y ponerlo

en relación con semblante, ficción, imagen, etc. Remitimos al lector al anexo ,


donde se desarrollan estas consideraciones semánticas y filológicas que hemos
¡; Diana Rabinovich, La angustia y el deseo del Otro, Buenos Aires, Manantial, agrupado y que resultan esenciales para la comprensión de este escrito.
199~. p. 16~. !I Apuntes del seminario de Néstor Braunstein, UNAM, 1995-1996.
130 MARÍA TERESA ORVAÑANOS EL AUTORRETRATO EN EGON SCHIELE 131

pasan luego a ser esquemas sobre todos los hechos aparentes. La y ser al mismo tiempo el objeto (mirado, su propio modelo); va
falsa observación fundamental es que yo creo que soy el que hace de la imagen a la representación y en esta acrobacia salta de un
algo, el que sufre algo, el que tiene algo, el que tiene una cuali- lugar a otro, del sujeto a:l objeto, y por lo tanto presentifica su
dad." 10 propia escisión subjetiva.
El autorretrato es un proceso creador, puesto que hay que pasar El pintor, al dibujar su propia imagen especular, debe ex-sistir
de lo que se ve a lo que se recuerda haber visto. Entre la imagen para exponerse a sí mismo a la mirada del Otro: "ahí donde (me)
que se cree ver y lo que aparece representado hay una difer encia, pinto no soy". La esencia de un retrato es el punto ciego y el ojo
un vacío abismal. Por una parte existe no sólo la ilusión óptica y del otro es el punto ciego de nuestra mirada, por lo que nuestra
el engaño del ojo, sino que técnicamente el arte del autorretrato mirada se delimita, en el sentido de que por regla general, según
es imposible, puesto que el pintor debe re-presentar en ausencia Derrida, somos tanto más ciegos a la mirada del otro cuanto más
su propia imagen, y para ello deberá desfigurar la imagen (su tenemos que ocultar. 12 Encontramos un ejemplo de este punto
propia imagen) y entonces figurar de memoria a un otro. Baude- cie go en la novela de Luigi Pirandello Uno, ninguno y cien mil:
laire decía que en el origen del dibujo tenemos la memori a y no
la percepción. El piontor, en este recorrido, al mirarse ante el Mientras tengo los ojos cerrados, somos dos: yo aquí, y él en el espejo.
Debo impedir que, al abrir los ojos, él se convierta en mí y yo en él. Yo
espejo y al volverse para trazar lo que ha visto, pasando d el pare-
debo verlo y no ser visto. ms imposible? En seguida que lo vea, él me
cer(se) al ideal del querer ser, recibe desde ambos reflejos las verá y nos reconoceremos. Yo no quiero reconocerme; yo quiero cono-
preguntas ¿quién soy?, ¿cómo soy?, ¿cómo me veo?, ¿cómo m e cerle a él fuera de m_í. ¿Es posible? Mi esfuerzo supremo debe consistir
verán?, ¿soy quien creo ser? En una palabra, qué me quiere el en esto: no verme en mí, sino ser visto por mí, con mis ojos, pero como
Otro? (che vuoi?) Se trata, pues, del movimiento que va del deseo si fuera otro, ese otro que todos ven y yo no ...
al reflejo y del reflejo al deseo. 11 Me mantuve firme con la mirada, intenté impedir que aquellos ojos
El pintor por medio del autorretrato se convierte en autor de que estaban enfrente de mí me sostuvieran, es decir, que aquellos ojos
su propia imagen: pinta, traza, dibuja, representa en un lienzo entraran en los míos. No lo conseguí. Yo me sentía aquellos ojos. Los
vacío su imagen ante el espejo tal como él recuerda haberse visto, veía enfrente de mí; pero también los sentía aquí, en mí; los sentía míos;
no ya fijos en mí, sino en sí mismos. Y si conseguía no sentirlos, ya no
o tal como desea que lo miren, por eso es preciso que nos pregun-
los veía. iAy de mí!, era realmente así: yo podía vérmelos, no verlos. 13
temos: ¿es él quien se mira o es el otro quien lo mira? ¿Es el ojo
del Otro quien maneja la mano del pintor, y entonces, quién pinta? ¿Qué es, pues, lo que se pinta ante el espejo? La mirada engaña,
¿Busca que pintor, a través del autorretrato, atrapar la mirada del se pinta a ciegas, y el trazo del artista no pertenece a la objetividad
Otro y ser visto conforme a su deseo? ¿Cómo desea el pintor especular, puesto "que los ojos no pueden verse a sí mismos sino
representarse ante el Otro? ¿A quién pertenece el espacio que hay por refracción, o sea, mediante otros objetos". 14
del otro lado del espejo, al pintor, al Otro o al fantasma? ¿Quién La mirada tiene un punto de vista y al sustituir éste por otro
escribe el trazo en el lienzo? ¿A quién se re-trata, ante qué se diferente, es decir, al cambiar un ángulo de visión por otro distinto,
retracta o ante qué se refracta? ¿Responde el autorretrato al che los objetos sufren deformaciones. Estamos entonces ante el juego
vuoi -¿qué quieres?- o al ¿quién soy yo? Por último, ¿de quién es?, de la anamorfosis, 15 que Baltrusaitis califica de jeroglífico, mons-
o fa quién pertenece el autorretrato?
Par.a la realización del autorretrato, el artista es semejante a un 12
Jacques Derrida, Memoirs of the blind, Chicago, The Chicago University Press,
malabarista que juega entre ser el sujeto (el que mira, el que pinta) 1991, p. 106.
13
Luigi Pirandello, Uno, . ninguno y cien mil, en Obras escogidas, Madrid, Aguilar,
1956, p. 522.
14
JO Friedrich Nietzsche, La voluntad de poder, aforismo 542, Madrid, EDAF, 1981, W. Shakespeare, op. cit., p. 174.
15
p. '.-104 . Cf. J. Lacan, "El amor cortés en anamorfosis", en El seminario VII. La ética
11
Sahine Melchior-Bonnet, Historia del espejo , Barcelona, Herder, 1996, p. 172. del psicoanálisis, cap. XI, Buenos Aires, Paidós, 1988.
132 MARÍA TERESA ORVAÑANOS EL AUTORRETRATO EN EGON SCHIELE 133

truo y prodigio, fenómeno en el que hay una subversión y una ficciones y de representaciones marcadas por el objeto del fantas-
distorsión de las imágenes. Dichas imágenes sirven para descifrar, ma, por imágenes de a [i(a)]. ·
y este juego equivale al juego del significante. El autorretrato está hecho de trazos, de rasgos, de líneas y .de
El pintor ante el espejo ve la imagen de un ojo que mira y esta colores; todos ellos atraviesan la imagen del pintor, marcan su
imagen se transforma en objeto causa de su deseo: la pinta, la cuerpo, lo penetran, lo mutilan y lo desfiguran; lo embellecen, lo
enmascara, la viste, la encuadra, la encierra, la inmortaliza, pero envejecen e infantilizan, lo deforman. Para autorretratarse hay que
también la modifica y la deforma, la vacía. Ojos ciegos, ojos que des-trazarse, y en cada trazo de un autorretrato el pintor debe
no miran. El carácter invisible de la mirada se hace visible y lo destrozar la imagen que tiene de sí rnisrno ante el espejo. El auto-
visible se convierte en fantasma, y de esa manera las sombras y los rretrato es, pues, un trabajo de desconstrucción de la imagen es-
espectros se proyectan en un lienzo vacío. pecular.
El espejo es pura superficie que separa al pintor de su propia Para autorretratarse hay que des-figurarse y violentar la imagen
imagen especular y, al tiempo que intenta re-tratarla, la transforma de sí rnisrno; sólo entonces será posible construir a través de la
en otra imagen, en una cosa diferente. Entre el momento en que interpretación la causa de esta imagen.
el sujeto se reconoce delante del espejo y el momento en que el Para autorretratarse hay que despedazarse. Por exacta y perfec-
pintor se vuelve para escribir el trazo en el cuadro, entre el instante tamente que pueda ser reproducida, esta imagen se tadaveriza, se
que corre desde la especulación hasta el acto de dibujarse, irrerne- a-rruina, ya que termina despojando al pintor de sí inisrno y en su
diablernente hay una pérdida, hay una diferencia, un resto no lugar aparece otra cosa, una obra de arte; es decir, un objeto que
especularizable, y esto es precisamente lo que constituye el verda- puede ser exhibido, vendido, coleccionado, subastado, robado y
dero objeto del cuadro. No es lo que se pinta, sino lo que falta. El aun quemado. En una palabra, en nuestras sociedades la obra de
punto de partida de la reflexión lacaniana es la relación imaginaria arte termina siendo una rnercanda (un plus de goce, un rninus de
que se da entre el yo y su objeto de deseo, que es precisamente lo goce). De esta manera en cada cuadro se juega la castración del
que no se encuentra. El deseo sieºrnpre aparece en el campo del Otro. pintor rnisrno. Es decir, el pintor ya no es rnás uno con su cuadro.
El objeto pintado es el objeto de la pérdida ya que en el auto- Hay una separación entre la obra (corno objeto a) y el artista -(SOa).
rretrato hay una imposibilidad de pintarse a sí mismo: no se trata Derrida dice que el autorretrato es el retrato de la ruina.
de fabricar un doble. El autorretrato está marcado por la escisión, Hay un autorretrato de James Ensor firmado y fechado en 1888
la esquizia entre el objeto que se mira en el e.spejo, el sujeto que que se titula Mi retrato en 1960 (lámina 1). Él representa la figura
lo pinta y el objeto representado. . de un esqueleto recostado, que es la manera en que Ensor se
En esta operación de autorretratarse no sólo se juega el deseo representa setenta y ocho años después de que pintara "su retrato".
del pintor, sino que la superficie del espejo separa al pintor de su Hizo otro autorretrato el mismo pintor que tituló Autorretrato ca-
propia imagen especular y por lo tanto también lo separa de la daverizado. Resultan de especial interés los dos, puesto que en ellos,
locura, ya que la imagen ante el espejo realiza las veces de una especialmente en el primero, Ensor se dibuja en un punto de no
escisión subjetiva. En este punto no hay posibilidad de aprehender retorno en el que reflexiona anticipadamente sobre su muerte y
el objeto ante el espejo, puesto que el vidrio separa al sujeto de se apropia de ella; de esta forma se eterniza en vida, borrando en
su imagen especular. El espejo opera al mismo tiempo los procesos él los límites del tiempo y del espacio; marca al mismo tiempo lo
de enajenación y de separación. inalcanzable de la cámara fotográfica y de la imagen especular.
En -el autorretrato, el pintor sabe que nunca podrá conciliar lo Maurice Blanchot escribe que "a primera vista la imagen no se
que pinta con aquello que está del otro lado del espejo, puesto asemeja a un cadáver, sin embargo, la extrañeza del cadáver es la
que entre el sujeto (el pintor) y su objeto (el modelo, la imagen extrañeza de la imagen". u;
de a) existe una división ineludible: lo que se dibuja es lo que falta
y el lienzo vacío se convierte entonces en un espacio lleno de lli Maurice Blanchot, "Two versions of the imaginary"', publicado en L 'Espace
134 MARÍA TERESA ORVAÑANOS EL AUTORRETRATO EN EGON SCHIELE 135

Al momento de firmar su autorretrato, el pintor se inscribe en Anteriormente, los pintores se representaban a sí mismos entre
el Otro, se escribe y al misnio tiempo se a-firma como un otro, se alguno de los personajes de sus cuadros, o aparecía al pie de la
separa del Otro. pintura un pequeño autorretrato, en ocasiones en el lugar de la
El autorretrato se apodera de la imagen y el pintor lo afirma, y firma (ejemplo de ello es el inolvidable medallón de Lorenzo Ghi-
esta firma, único rasgo que lo identifica, autentifica el autorretrato berti que aparece en las Puertas del Paraíso del Bautisterio de
y al mismo tiempo lo eterniza. Cientos de años más tarde podremos Flor encia), pero jamás como figura central.
leer, por ejemplo en el más famoso de los autorretratos de Dure ro, Pero volvamos a Durero. A través del autorretrato, el pintor
que se encuentra en la Antigua Pinacoteca de Múnich, además de propone un nuevo modelo de la imagen: su valor, su función y su
su monograma y la fecha, "1500", impreso en letras romanas en relación con el espectador.
latín: "Albertis Durerus Noricus/ipsum me propijs sic ejfin/gebam colo- El pasaje que hay entre sus tres autorretratos más conocidos
ribus aetatis/anno XXVIII. " 17 Con esta inscripción, no sólo asistimos resulta muy interesante. En el que se encuentra en el Museo del
al anudamiento entre lo real, lo simbólico y lo imaginario, sino Louvre (1493), el pintor se representa a sí mismo como un burgués,
que en ella se encuentran también presentes el sujeto y el objeto, mientras que en el del Museo del Prado aparece como un personaje
el Yo (el Je) y el mí (el moi). Tal parece que la inscripción, que nos perteneciente a una clase social más alta que la propia, en donde
ocupa es casi un epitafio. Durero quería asegurarse de que su refleja el orgullo que el artista siente de sí mismo, cómo se ve,
autorretrato nunca se borraría y con ello se eternizara. Siguiendo quién es y lo mucho que vale, mientras que en el autorretrato de
la cita de Freud que hemos utilizado como epígrafe, el artista no Múnich (1500), Durero se pinta ataviado de la imagen de Cristo y
solamente es un ensalmador, 18 sino que en el autorretrato el pintor, salvador del mundo, se representa a manera de una imagen divina.
en este caso Durero, es también un embalsamador que llena de Aquí dramatiza su füerza y acentúa el pasaje del artesano al artista
sustancias balsámicas (de colores indelebles) las cavidades de los que se produce durante el Renacimiento, 21 idealizando y elevando
cadáveres (su espectro, su imagen especular) para preservarlos de a este último al rango de filósofo e intelectual. El artista ya no es
la corrupció'n o de la putrefacción. más un trabajador manual, sino que por el contrario (se) consagra
Sin que este trabajo aspire a convertirse en una crítica de arte, al pintor, lo inmortaliza y lo deifica. El culto del autorretrato es
resulta importante detenernos en algunos de los más famosos au- un culto al yo.
torretratos de Durero, no sólo por la importancia que tienen dentro U no de los más famosos autorretratos contemporáneos de los
de la historia de la pintura, sino también porque se dice que a de Durero es el Autorretrato en espejo convexo del Parmigianino (lá-
partir de él se inicia formalmente este género como tal. mina 2) que se encuentra en el Museo de Historia del Arte de
Erwin Panofsky llama al autorretrato de Durero en el Padro Viena. Vasari comenta que lo pintó justo antes de su salida para
( 1498) "el primer autorretrato independiente'', 19 que no solamente Roma en 1524, a la edad de veintiún años, para mostrar su destreza
firmo y fechó, sino que agregó una inscripción que reza: "Este "en las sutilezas del arte".
autorretrato lo pinté siguiendo mi propia imagen. Tenía 26 años." 2º
Francesco decidió un día hacer su propio retrato, mirándose a sí mismo
Littéraire (1955), citado por Joseph Leo Koerner, Tite moment of selfportraiture in con ese propósito en un espejo convexo, como Jos que utilizaban los
German Renaissance art, Chicago, The University of Chicago Press, 1993, p. 309. barberos [ ... ] Para ello mandó hacer a un tornero una esfera de madera
. "De este modo yo, Alberto Durero de Nuremburgo, me pinté con ~olores
17
y Ja división en dos, dándole el tamaño de un espejo, se puso a pintar
indelebles
18
a la edad de veintiocho año.s" (citado en J.L. Koerner, op. cit., p. 37). con gran arte también lo que vio en el espejo. 22
'"Ensalmador (de ensalmar): Persona que tenía por oficio componer los huesos
dislocado·s o rotos; persona de quien se creía que curaba con ensalmos. 'Ensalmo'
(de ensalmar): Modo supersticioso de curar con oraciones y aplicación empírica
de varias medicinas" (Diccionario de la lengua española) . 21
[bid., p. 37.
1
l! J.L. Koerner, op. cit., p. 37. 22Citado en Frederick Hartt, History of ltalian Renaissance art, Nueva York,
20
/bid. Han-y N. Abrams, 1994, p. 563.
136 MARÍA TERESA ORVAÑANOS EL AUTORRETRATO EN EGON SCHIELE 137

Sobre esta superficie el Parmigianino se pintó con un aire de cual desarrolla éste de una manera humorística y excepcionalmente
absoluta indiferencia, "tan bello -dice Vasari- que parecía más precisa la esencia de lo que años más tarde serán los conceptos
bien un ángel que un hombre". Su cara está lo suficientemente desarrollados por Lacan en el "Estadio del espejo''.
retirada de la superficie para no sufrir distorsiones, pero su mano
y la manga del saco están acentuadamente agrandadas y el tragaluz
del estudio y la pared de enfrente aparaecen redondeados. 23 · III. EGON SCHIELE
El Parmigianino pinta su imagen en una superficie curva que
da al espectador el efecto de un movimiento oscilante, como si la El único medio de comunicación que poseemos,
cara y la mano avanzaran y retrocedieran alternativamente, con lo el lenguaje, es inservible, no logra pintar el alma,
que logra un efecto óptico aparentemente imposible: introduce en y lo que nos entrega son sólo fragmentos desga-
el autorretrato un cierto movimiento temporal, pero a su vez con- rrados. 25
gela el instante en el cuadro.
Por medio de esta paradoja óptica del espejo convexo, el Par- Por último, para dar cuenta del género pictórico del autorretrato
migianino sustituye lo que era una exacerbada fidelidad a la re- como sinthome hemos elegido como ejemplo una serie de autorre-
presentación de la realidad por lo inaudito y fantástico que resul- tratos de Egon Schiele, contemporáueo de Sigmund Freud. Debido
ta de este experimento. El pintor, comenta Vasari, deseaba sor- al material, tanto pictórico como escrito, que poseemos de Schiele,
prender al espectador a través del arte con la novedad y el vemos que por medio de sus autorretratos se presentifica de ma-
asombro; juega con el espejo para crear una sensación de defor- nera clara la función suplementaria del Nombre-del-Padre, re- pre-
midad y extrañeza por medio de la cual la imagen se forma y se sentando a través de su propio cuerpo, dibujado en movimiento,
deforma. lo indecible de la sexualidad y la muerte, temas centrales en su
Leonardo, por su parte, consideraba el espejo como el maestro arte, cuestiones que fueron también para Freud capitales a partir
de los pintores y comparaba el espejo curvo con los reflejos de las del descubrimiento del inconsciente.
imágenes distorsionadas que se ven cuando el agua está en movi- La otra razón por la que hemos elegido a Egon Schiele es porque
miento en el curso de un riachuelo. se trata del pintor (hasta donde sabemos) que mayores distorsiones
El autorretrato termina por despojar al artista de sí mismo. En ejecuta en el autorretrato de su imagen frente al espejo); no es así
su calidad de espejo sustituye su reflejo por el de un otro y por el caso de Francis Bacon (lámina 3 ), por recordar a otro, cuyos
tanto es una representación de lo que ya no es. autorretratos surgen a partir de la creación, de la imaginación, de
El autorretrato es un objeto de especulación, speculare, speculum, la memoria y de otras técnicas.
ver, mirar; se especula sobre la imagen y la imagen nos refleja una Antes de seguir adelante es necesario aclarar que de ninguna
ilusión que desde la mirada de otro puede resultar extraña. Reco- manera estamos afirmando que el género pictórico del autorretrato
miendo al lector que lea la novela de Luigi Pirandello, Uno, ninguno cumpla siempre con la función de sinthome, tal como afirmamos
y cien mil, 24 a la que ya hicimos referencia unas líneas antes, en la que sucede con Egon Schiele. Sabemos, desde el psicoanálisis, que
no solamente no podemos hacer generalizaciones, sino que habrá
23 veces, en el caso de otros pintores, en el que el autorretrato cumpla
!bid.' p. 563. •
24
"La idea de que los demás veían en mí a uno que no era yo tal como yo me otra función: la de una sustitución metafórica, la de un síntoma o
conocía; a uno que solamente ellos podían conocer mirándome desde fuera con la de una sublimación.
ojos que ho eran Jos míos y que me proporcionaban un aspecto destinado a ser
siempre extraño a mí, aun estando en mí, aun siendo el mío para ellos (un mío,
¿cómo quedar para siempre condenado a llevarlo conmigo, en mí, a la vista de
pues, que no era para mí); una vida en la que, aun siendo la mía para ellos, yo no Jos demás y, en cambio, fuera de Ja mía?" (Luigi Pirandello, 0/1. cit., p. 521).
podía penetrar, esta idea no me dejó en paz. ¿Cómo soportar en mí a este extraño? 25
Fragmento de una carta de Heinrich von Kleist a su hermana Ulrike, citado
¿Este extraño que era yo mismo para mí? ¿Cómo verlo? ¿cómo no conocerlo?
en Sobre el teatro de la.s marionetas, Madrid, Hiperión, 1988, p . 10.
138 MARÍA TERESA ORVAÑANOS EL AUTORRETRATO EN EGON SCHIELE 139

La pintura de Schiele se halla en ocasiones más cercana a la de esconderla ante la sociedad y padecerla al lado de su padre.
actuación que a las palabras. 21 ; Los autorretratos de Egon recuerdan Durante estos años, Adolf era ya un fantasma agonizante, deshecho
las fotografías de las histéricas en la Salpetriere en sus contorsiones y consumido por la enfermedad. Entonces Egon presenció el fallido
corporales y el interés que éste siempre tuvo por el lenguaje del intendo de suicidio la noche de Navidad y permaneció la noche
cuerpo de los enfermos mentales, además de su fascinación por de Año Nuevo inmóvil velando el cadáver de su padre. A partir
los dibujos que su amigo Erwin Osen realizaba de los enfermos de entonces, convirtió las visitas a la tumbra de su padre en su
internados en el hospital de Steinhof (láminas 4, 5, 6 y 7) . Muchos lugar preferido para dibujar y pensar.
de los desnudos de Osen son similares a sus autorretratos, en "Busco únicamente los lugares en donde mi padre estaba, para
donde "ambos comparten una estremecedora e inquietante exage- deliberadamente experimentar mi dolor en horas de melancolía.
ración en la representación del cuerpo"Y ~e preguntó por qué pintaba tumbas y otros cuadros similares.
Si eligiéramos el camino fácil y engañoso de analizar la biografía porque la memoria de mi padre continúa viviendo intensamente
de Schiele, construiríamos sin dificultad alguna un caso clínico en mí." 28
fascinante, pero pasaríamos al terreno de la especulación en el que Si bien la muerte es nuestra sombra desde que nacemos, y Freud
nos veríamos obligados a discutir si el significante del N,ombre-del- afirma que no hay representación de ella en el inconsciente, a
Padre falló, y por lo tanto hubo un error de anudamiento entre Schiele la muerte lo amenazaba por. todos lados; todo a su alrededor
lo real y lo simbólico, debido a la muerte prematura del padre de la representaba. Su madre, también contagiada y mutilada por la
Schiele cuando éste apenas contaba catorce años y de la que, según sífilis, paría hijos muertos cada año; únicamente le sobrevivieron
se sabe, el pintor nunca se repuso. dos hermanas.
¿se emparentan las leyendas de las novelas familiares, de las Al nacer Schiele, leemos en el diario de su madre: "El 12 de
vidas y muertes de padres o hermanos y de la búsqueda de suplen- junio de 1890, nuestro querido Dios finalmente me dio un hijo,
cias de nom?res del padre de Egon Schiele, de James Joyce y de Egon, ése es su nombre, es un niño sano y fuerte. Que Dios nos
otros genios contemporáneos como pueden ser las de Wittgenstein lo conserve eternamente. Que pueda crecer y prosperar." 29
o Nietzsche? La historia del pintor nos remite a dos citas; la primera es de
La respuesta puede ser el tema para un trabajo posterior, por Freud: "Como estructuras agrietadas y rotos en pedazos son los
ahora remito al lector al trabajo de Néstor Braunstein, "La clínica enfermos del espíritu'',3° y la segunda de Lacan: "El ser del hombre
en el nombre propio", en el volumen de los Coloquios de la Fun- no sólo puede comprenderse sin la locura, sino que no sería el ser
dación: El laberinto de las estructuras. del hombre si no llevara en sí la locura como el límite de su li-
A pesar del riesgo de deslizarnos en el terreno del psicoanálisis bertad. "31
aplicado y ante la falta de material clínico que nos permitiera Según algunos críticos, después de Rembrandt, Egon Schiele es
ilustrar este trabajo, hemos seleccionado algunos datos biográficos el pintor que más autorretratos ha realizado. Esto sin tomar en
de la vida de Schiele para dar cuenta de la problemática clírlica cuenta que Schiele murió a los veintiocho años y sin incluir los
que plantea el sinthome y las suplencias del Nombre-del-Padre. cuadros en que él es su propio modelo, aun cuando no los llama
El padre de Schiele, Adolf, murió paralítico a causa de la sífilis, autorretratos. Escribió varios poemas a los que también titula "Au-
en la locura, y sufrió durante sus últimos años constantes delirios.
Egon no sólo tuvo que ser testigo de esta locura, sino que h\.tbo
28
21
' Alessandra Comini, Egon Schiele's portraits, Berkeley, University of California,
Mic.hael Hunter, "Body as metaphor", en Egon Schiele, art, sexuality, and Vien-
; 1974, citado en Jane Kallir, Egon Schiele. The complete works, Nueva York, Harry N.
nese modernism, Palo Alto, The Society for the Promotion of Science and Scholars- Adams, 1990, p. 37.
hip, 1994, p. 119. 29
A. Comini, op. cit.
27
Patrick Werkner, "The child-woman and hysteria", en J.L. Koerner, ojJ. cit., 30
S. Freud, Obras completas, op. cit., t. 22, pp. 54-55.
p. 51. 31
J. Lacan, "De una cuestión preliminar. .. ", op. cit ., p. 556.
140 MARÍA TERESA ORVAÑANOS
EL AUTORRETRATO EN EGON SCHIELE 141
torretratos" o "Niño eterno", en un intento por verbalizar lo que
sus pinturas retrataban: "Yo eterno niño,/me he sacrificado por ver en su imagen y entre las imágenes que lo atormentan y lo que
otros .. ./ que me miraron y no me vieron." 32 pinta, Schiele crea su propia imagen, distorsionada y mutilada,
"No muy lejos, algunos reconocieron en el autorretrato el len- fragmentada, entumecida y engarrorada. El mejor ejemplo de ello
guaje silencioso de quien mira hacia adentro y ya no pregunta lo encontramos en el autorretrato Hombre hincado y desnudo de
más." 33 1910. Es decir, que ante la disimetría que le produce su propia
"La pintura que forma las imágenes es el retrato del discurso." 34 imagen especular y lo que proyecta en el lienzo vacío, el autorre-
Schiele compulsiva y repetidamente se pintó temeroso, atormen- trato opera en él c'o mo un elemento estructural que le da consis-
tado, desagarrado, enojado y victimizado (lámina 8). Sus cuadros tencia a lo imaginario, ahí donde hay riesgo de abolición subjetiva
retratan el permanente tormento en el que vivía. Ante la pregunta -riesgo de la locura. La carne toma cuerpo en el autorretrato -y
de por qué había dibujado tan desagradables representaciones de la imagen se encarna en el cuadro, para aparecer contaminada por
sí mismo, respondió: "Ciertamente he realizado pinturas que son la enfermedad y la muerte, tal como la representa a través de las
'horribles'; no lo niego. Se piensa que me gusta hacerlas para deformaciones en el Autorretrato con el hombro desnudo (1912) (lá-
'horrorizar a la burguesía'. iNo! Jamás fue el caso. Sin embargo, mina 9).
el añorar y el desear también tienen sus fantasmas. De ningún Entre los autorretratos favoritos de Schiele se encuentran: La
modo he pÍntado tales fantasmas por placer. Era mi obligación." 35 madre muerta I ( 191 O) y La madre muerta //o El nacimie~to del genio
¿cuál podría haber sido esta obligación de Schiele? (1910).
¿El autorretrato como Ersatz, un sustituto de qué? ¿Del padre? Para Schiele, y por lo que sabemos de su familia, el nacimiento
En el autorretrato se realiza un anudamiento entre el pintor, su estaba relacionado ton la muerte, la enfermedad, el castigo y even-
imagen ante el espejo, el espejo, lo que pinta y su firma; anuda- tualmente la locura, temática presente en su arte.
miento entre lo real, lo simbólico y lo imaginario, quedando como La madre muerta I (lámina 10) representa a una mujer embara-
objeto caus.a (a) aquello que no vemos en el cuadro, es decir, el zada, a su propia madre, cuyo cuerpo transparente alberga a su
objeto del fantasma, el cual no es un objeto especular, pero puede todavía no nacido feto. Aunque el título implica muerte, la madre
estar en función de las imágenes del objeto (i(a)]; a menudo, ·el y el niño parecen estar compartiendo un estado simbiótico. En el
pintor intenta trazar en el autorretrato un estrechamiento del es- segundo, la madre semeja estar muerta, sus manos están tiesas y
pacio entre el sujeto y el objeto (perdido) causa del deseo. el niño, por la mirada y las manos abiertas, simula haber despertado
En sus autorretratos Schiele remplaza por una ficción el saber a la vida, aunque permanece prisionero en esta madre muerta.
sobre lo real de la sexualidad y lo real de la muerte. A través de Schiele no solamente sobrevivió a través de sus autorretratos
sus pinturas mediatiza el vacío de la imagen que no puede soportar, sino que se creó a sí mismo: "De la nada hice todo, nadie me
ya que el espacio imaginario constituido por el Otro no le devuelve ayudó. Debo agradecerme mi existencia." 31;
más que tumbas y enfermedades. En lo real, la sexualidad mata y Lo que caracteriza al sinthome es la sustitución de una realidad
enloquece, es necesario que ésta sea limitada y conformada por el perdida, es decir que a travé~ del sinthome se produce otra realidad
yo narcisista especular y por el fantasma. Entre lo que no puede como alternativa; Schiele intenta por medio del autorretrato crear-
se a sí mismo como un otro. Su pintura produce un artificio que
32 F. Whitford, Egon Schiele, Nueva York, Oxford University Press, 1981, citado
le da otra identidad, le da un nombre y por lo tanto se crea a sí
mismo.
en Danielle Knafo, Egon Scltiele. A self in creation, Nueva York, Associated University
Presses, 1993, p. 101. Su biógrafa, Alessandra Comini, señala que Schiele siempre tuv.o
33 Egon Schiele, "Eternal child", en Paintings and poems, Nueva York, Grove en su estudio un espejo de tamaño natural que perteneció a su
Press, 1985, p. 6. madre, ante el cual pintaba sus autorretratos (lámina 11), y además
34 J. Derrida, La diseminación, Madrid, Esperial Ensayos, 1975, p. 248.
3
" A. Comini, Egon Schiele's portraits, op. cit., p . 92.
% Carta de Egon Schiele a su madre citada en J. Kallir, op. cit.
142 MARÍA TERESA ORVAÑANOS EL AUTORRETRATO EN EGON SCHIELE 143

invariablemente se detenía a mirarse ante cualquier espejo o vidrio característico, casi como una firma o una identificación, la V38 que
que encontrara a su paso. ¿Qué buscaba? ¿Qué no encontraba? ¿El dibuja con ambas manos, que generalmente aparecen sin pulgares.
vacío de la estructura? ¿El lugar en donde la vida y la muerte se Esta seña en que los dedos aparecen separados puede haber t~ido
conjugan? ¿La Cosa? múltiples significados en él.
Melancolía y Delirium insinúan respectivamente su relación con
Mi mente me obligaba a ver todas las cosas de que se hablaba en una una madre permanentemente depresiva y la locura del padre. Los
especie de inquietante cercanía: así como bajo la lente de aumento vi en dos aparecen reunidos por La ciudad muerta.
una ocasión un pedazo de piel de mi meñique que parecía una tierra en
Schiele siempre estuvo muy influido tanto por Nietzsche como
barbecho, llena de surcos y cavidades, así veía a los hombres y sus actos.
Ya no lograba abarcarlos con la mirada simplificadora de la costumbre. por Rimbaud, y se dice que Delirium fue titulado en honor al pasaje
Todo se me disgregaba en fragmentos, que a su vez se disgregaban en del poema "Una noche en el infierno", de Rimbaud: "Delirios 1 -
otros más pequeños, y nada se dejaba encasillar con un criterio definido. La virgen loca - El esposo infernal", temas todos que aluden a su
Palabras sueltas flotaban a mi alrededor, se volvían ojos que me miraban, tormentosa existencia.
obligándome a mirarlos: remolinos que me atraían hasta causar mareo, Schiele oscilaba entre la melancolía y el delirio, entre "llevar las
que giraban sin cesar y más allá de los cuales no había más que el vacío. 37 semillas de la descomposición dentro de él":19 o invertir sus senti-
mientos con exagerado egotismo:
Los autorretratos dobles con la madre muerta se cuentan entre
los cuadros más importantes y frecuentes en la obra de Schiele; Sin duda alguna seré el más grande, el más maravilloso, el más valorado,
obsesionado con el tema de la maternidad y su relación con el el más puro, y el fruto más precioso.
nacimiento y la vida, con la enfermedad y la muerte, el pintor Los efectos más bellos, los más nobles están unidos en mí. Seré el fruto
pidió permiso en una clínica para dibujar a pacientes embarazadas que aun después de su descomposición dejará vida eterna; por Jo tanto,
iqué tan grande será tu gozo en haberme parido! 4 º
y en mesas · ginecológicas o en posiciones de parto (lámina 12).
Asimismo realizó dibujos de niños recién nacidos y de niños muer-
Los únicos autorretratos que el pintor realizó sin la ayuda del
tos (lámina · 13).
espejo fueron los que pintó durante el breve periodo en que per-
Mientras al padre muerto había que darle vida, a la madre viva
maneció en la cárcel ( 1912), sobre el cual haré algunas otras con-
había que darle muerte.
sideraciones más adelante. En ellos lo vemos ataviado con una
Krumau, una ciudad medieval al sur de Praga, donde nació su
suerte de camisa de fuerza o túnica y distorsionado, prueba de la
madre y murió su padre, se convirtió .en su lugar favorito para
desesperación de sentirse preso y atrapado (lámina 15 ). Los vein-
vacacionar. La pintó innumerables veces, y sus cuadros llevan por
ticuatro días que pasó en la cárcel tuvieron efectos devastadores
título La ciudad muerta (1915-1916). La obsesión por la muerte en
en él y representan un punto nocla! en su vida, entre otras razones
el pintor se hace patente en el conjunto de su obra plástica.
porque era la segunda vez que su arte era censurado y quemado.
Además de los ya mencionados: La madre muerta y El naci-
La primera sucedió cuando niño: su madre rompió y quemó sus
miento del genio, Schiele realizó en Krumau dos de sus más im-
dibujos. Años más tarde serían condenados y confiscados por su-
portantes autorretratos: Melancolía y Delirium; según Rudolf Leo-
pold, el pintor dibujó escenas de esta ciudad encima del autorre-
trato (lámina 14). 38 Alessandra Comini dice que esta sefi.a puede haber tenido múltiples signifi-
En Melancolía vemos a un Schiele consumido en medio de las cados para Schiele, y especula sobre la posible representación de una vulva. Danielle
construcciones de Krumau al tiempo que hace lo que será su gesto Knafo comenta que esta sefi.a, V, se realizaba entre los sacerdotes judíos durante
el medievo (llamados cohenim) para bendecir; y también que era una representación
del "ojo de Dios" (op. cit., p. 174, n. 22).
:n Hugo von Hofmannstahl, "Carta de Lord Chandos" (fragmento}, en Cuader- 3 !' Nebehay, Egon Schiele, p. B4, citado en D. Knafo, op. cit., p . 88.
nos del Fondo de Cultura Económica, México, 1990, p. 15. 40 A. Comini, citado en D. Knafo, op. cit., p. 101.
144 MARÍA TERESA ORVAÑANOS

cios y perversos, principalmente los dibujos de niños y niñas des-


nudos.
Err su diario de la prisión repetidamente leemos el miedo que
tenía a la castración (lámina 16): "Ciertamente que no me van a
castrar y tampoco lo harán con mi arte [ ... ] Castración [ ... ] iHipo-
cresía! [ ... ]Aquel que niega el sexo es un puerco que embarra de
la manera más baja a sus padres que lo han engendrado." 41
1. JAM ES ENSOR, Mi
Escribió también sobre el tormento que experimentaba en el autorretralo en 1960,
vacío de su celda y la angustia ante el color blanco de las paredes 1888.
en donde nada se reflejaba. "Alrededor de mí todos los colores se Aguafuerte,
han extinguido. Es espantoso. Un infierno enrojecido sería mara- 64 x 144 mm.
villoso [ ... ] un infierno encendido no sería castigo [ ... ] únicamente
el gris, gris, gris que forma parte de la monotonía sin fin es el
verdadero y terrible castigo satánico. "42
Y llegó a afirmar durante su encarcelamiento: "No me siento
castigado, sino que estoy purgando mis pecados." Podemos pre-
guntarnos: ¿cuál sería su pecado? ¿No aceptar la demanda del otro? 2. PARM IGIANINO, Autorrelralo en esp ejo 3. FRA NC'S BACON, Autorrelrato. 1969.
dmpugnar otra ley? Schiele fue acusado de corrupción, violación u mvexo, 1524. Óleo, 35. 5 x 30.5 cm .
y secuestro de menores, a lo que respondió en su diario: "¿Qué Viena, Museo de Historia del Arte. Colección privada.
significa que un niño haya sido corrompido? Los adultos nos hemos
olvidado de ·cuando éramos niños y lo terrorífico de la sexualidad
que tanto n·os torturaba pero que a la vez nos apasionaba. Todavía OPT!C..\ L C O~CE l' TS

no he olvidado los sufrimientos de aquellos tiempos."


El juicio terminó cuando el juez quemó uno de los dibujos de
Schiele por considerarlo "pornográfico".
Es necesario que haya una imagen, un reflejo, para poder trazar
el autorretrato: la falta de imágenes lo angustian, aunque sea de
memoria habrá de trazarse para verse representado y no 'desapa-
recer. El autorretrato es una ficción de la imagen ante el espejo,
"donde nuestra ignorancia empieza, donde ya no llegamos con la
vista, ponemos una palabra: por ejemplo, la palabra 'yo', la palabra
'acción', la palabra 'pasión"'.4 ~
Los autorretratos de la cárcel llevan una inscripción que mues-
tran su terrible desesperación: "Por el arte y por mis seres qut'lridos,
con agrado soportaré hasta el finaL"
El autorretrato en Schiele es el artificio que sostiene al padre

41
!bid., p. 110.
42
!bid., p. 11 L
4
~ F. Nietzsche, aforismo 477, op. cit., p. 276.
6. Actitudes pasionales.
Fotografía de Augustine
por P. Régnard.
En lnvention ... , op. cit.
p. 139.

~~
~~~-

~
~- ~....
· '~~-""l:/
4. La ''Jase de inmovilidad tónica o !enanismo"
(placa grabada conforme a la fotografía precedente).
Es tudios clínicos sob re la histeria de P. Richer, 1881 . '~ ........
· •'

C itado en lnvention de l'hystérie (Charco! et l 'iconog raphie


photographique de la Sa lpetrii:re ), de Georges Didi - Hube rman,
Francia, Éditions Macula, 1982, p. 121.
-. l
' '( '.

7. EGON SCH IELE,


Autorretrato con mano
en la mejilla, 191 O.
5. EGON SCH IELE, Autorretrato Gouache, acuarela y
haciendo muecas de dolor o asco carbón , 44.3 x. 30.5 cm.
desnudo, 19 1O. Colección gráfica de la
Go uac he , 55 .8 x 35.5 cm. Albertina, Viena.
Co lección gráfica de la
A lbertina, Viena.
10. EGON SCH IELE,
Madre muerta 1, 1910.
Óleo y láp iz en madera,
32.4 x 25.8 cm.
Colección Rudolf Leopold.

8. EGON SCHIELE ,
Autorretrato desnudo, 191 O.
Gouache, acuarela y crayón
negro, 43.2 x 30.5 cm.
Colección Rudolf Leopold.

9. EGO N SCHIELE, Autorretrato


con hombro desnudo.
Madera, 42 x 34 cm.
Colección Rudo lf Leopold.

11. Egon Schiele frente


al espej o, 1916 .
Fotografía tomada por
Johannes Fischer.
Cortesía de
Alessanclra Comi ni.
12. EGON SCHIELE, Mujer 15. E\.ON SCHIELE, Por td arte
embarazada. y fiOr aquellos a quienes mno,
Acuarela y carbón, 45.1 x 3 1.1 cm. j1erduraré hasta el final.
Colección privada. Acuarela y lápiz, 48.2 x 31.8 cm.
Colección gráfica d e la
13. EGON SCH JELE, Niíio recién Albertina, Viena.
nacido.
Gouache, acuarela y crayón, 1(). El ;ON SCHIELE, Autorretrato
42.2 x 38.3 cm. wn brazos en nlto.
Colección privada. Go uache y lápiz, 48.4 x 32.1 cm.
Co lección Viktor Fogarassy.
14. EGON SC HIELE, Melancolía ,
autorretrato. 17 . EGON SCH IEL E. Seen· (profe las).
150x IOOcm. Go uac hc , acu;u-e la y h1piz,
Colección Rudolf Leopold. 47.9 x 31.7 cm.
Gale ría Wunhle, Viena.
EL AUTORRETRATO EN EGON SCHIELE 145

muer to, le da una palabra y al mismo tiempo lo separa de la


impo tencia y castración de éste; realiza su fantasma de creación y
se apo dera, en el plano fantasmático, de su sexualidad; el goce se
faliciza, se metaforiza, se hace ficción, y así vemos los diversos
cuadros en donde se representa a sí mismo con la mirada perdida
en el vacío, masturbándose, mutilado y castrado; son autorretratos
de cuerpos destrozados mediante los cuales desenmascara lo ima-
ginario de la completitud y nos muestra el terror de su mundo
interno; las imágenes son desbordadas y dañadas. Plasma sobre el
lienzo la huella de una sexualidad mortífera, cede la palabra a los
objetos muertos.
Al nombrar el cuadro, al titularlo, al registrarlo ante el otro
como un autorretrato y firmarlo, Egon Schiele no sólo se identifica
con su nombre propio, sino que formaliza, en aquello que era un
lienzo vacío, un retrato, que dice ahora ser él, y ello le confiere
un carácter de inmortalidad. " ... que Dios nos lo conserve eterna-
mente" -imploró la madre al nacer Schiele.
Y al mismo tiempo, al momento de la firma del autorretrato,
Schiele se auto-retira, firma su propia muerte. Firma su ex-sistencia.
18. EGON SCH IELE, Los ermitaños,
Schiele conoció a Gustav Klimt, con el que estableció una trans-
firmado y fechado tres veces . ferencia inmediata y tan intensa que nos hace pensar en una cierta
181 x 181 cm . similitud con la transferencia que el presidente Schreber estableció
Colección Rudolf Leopo lcl. con el doctor Flechsig.
Toda la obra de Schiele está marcada por su relación con Klimt,
19. EGON S C HIELE , Autorretrato a quien considera su padre artístico y "espiritual" y de quien ne-
con paleta, ante rior a 1905. cesitaba la constante autorización, aprobación y sobre todo la bendi-
Go uache, lápiz y cra yón ción como artista.
so bre cartulin a.
Klimt no sólo lo invitó en repetidas ocasiones a participar junto
Colecció n Rudolf Leopolcl.
con él en varios trabajos, por los que Schiele se sentía reconocido
por el maestro, sino que también se encargó de recomendarlo para
20. EGON SC HIELE, Autorretrafo
con ropa de calle, gesticulando, 191 O. trabaj~s y con mecenas.
Acuarela y láp iz sobre papel. Egon no tardo en coleccionar los mismos objetos que Klimt y
40.6 x 25 .4 cm. copiarlo en todo lo que podía. Parafraseó varios de los cuadros
Galería Sl. Etie nne, Nu eva York. del maestro, tales como: El beso, Las serpientes de agua y Dánae. Se
identificó a tal punto con él que algunos de sus primeros autorre-
tratos son no sólo "malas imitaciones" de éste, en los que adopta
su estilo y utiliza túnicas semejantes a las que Klimt solía usar, sino
que llega al extremo de modificar su firma y adoptar los mismos
trazos del maestro; está además el autorretrato que lleva por título:
Autorretrato como Klimt (lámina 17) y el hecho de que se apodó El
146 MARÍA TERESA ORVAÑANOS EL AUTORRETRATO EN EGON SCHIELE 147

Klimt de plata . La firma no le basta a Schiele para a-firmarse, sino Cerca el mundo corre hacia arriba y hacia abajo, enloquecido.
que en la búsqueda de una identidad ha debido adoptar los rasgos Extiéndeme, ahora, tus huesos nobles
de su maestro como una suplencia del Nombre-del-Padre. La firma dame una escucha dulce,
será para Schiele otra manera de inscribirse en el cuadro, puesto bellos ojos azules pálidos.
iEso, padre, estaba ahí -
que no solamente hay cuadros que firmó dos o tres veces sino que
delante tuyo (ante ti), Yo soy! 4!i
a lo largo de su obra cambió de estilo en múltiples ocasiones. Por
ejemplo en el autorretrato doble Los ermitaños (lámina 18), firmado Ahora bien, en este punto del escrito nos encontramos ante una
tres veces, no solamente se dibuja fusionado con una figura pater- disyuntiva: por una parte si estamos considerando el autorretrato
na, sino que esta última es un hombre con barba similar a la que en Schiele como una suplencia del Nombre-del-Padre, mal haría-
solían llevar Adolf Schiele y Gustav Klimt. A través de este tema mos en describirlo o interpretarlo, puesto que éste perdería su
de carácter religioso, que por otra parte se vuelve muy común en función como tal y pasaríamos al campo del sentido y de la crítica
Schiele, se congrega en una sola figura lo que simbolizaría a Dios de arte; la tesis misma se desmoronaría. Por otro lado, ¿de qué
padre, el padre de Schiele y Klimt, es decir, su padre artístico. manera sostenerla sin hablar de los propios autorretratos y, al
!IJ Schiele enfatiza la importancia de su padre en esta pintura: "Ésta mismo tiempo, sin hacer ciertas reflexiones y ordenamientos que
e~ una pintura que no podría haber hecho en una noche. Refleja
por "muy agudas o exactas" que pudieran resultar no dejarían de
las experiencias de muchos años, empezando por la muerte de mi ser sino meras especulaciones, en dirección opuesta a la conside-
padre; he pintado una visión." 44 ración formulada?
Más adelante agrega con relación a este mismo autorretrato: Tratando de seguir cierta analogía con los desarrollos realizados
Éste no es un cielo gris, sino un mundo en duelo en el que las dos figuras por Lacan principalmente a partir del caso Joyce, pensemos el
están en moyimiento. Han nacido por sí solas. Este mundo, junto con las sinthome como un acto creador en sí mismo y no como el efecto
dos figuras , se supone que representa la transitoriedad de todo lo esencial sino como la causa; es decir, el autorretrato (en Schiele) no es la
[... ] Veo a las dos figuras como si fueran una nube de polvo, que como copia de su imagen especular, sino la causa para poder hacer me-
el mundo que se eleva existen únicamente para desplomarse en el agota- táfora, para poder pintat" ("era mi obligación"). Los autorrretratos
miento, en la impotencia. 4 " en Schiele son producciones inimaginables e impredecibles, des-
montajes críticos jugados por la lógica del inconsciente.
En Schiele hay un fantasma de redención del padre: por medio Si observamos el primer autorretrato en Schiele realizado en
de sus autorretratos no sólo se crea a sí mismo, se hace padre, 1906, hasta el último que conocemos, podremos entonces distin-
sino que va más allá del padre, pero a la vez es también una manera guir diferentes periodos.
de completarlo y de sostenerlo. Los primeros (1906-1909) son aquellos que realizó durante sus
El pintor trabajó su primer autorretrato (lámina 19) pocas se- años de estudiante en la Academia. Si bien éstos realzan el orgullo
manas después de la muerte de su padre; desde ese día hasta el y la e\egancia dandinesca que mostraban los estudiantes de arte
final el autorretrato fue ininterrumpidamente su tema central, co- en Viena, también son testigos del estado de duelo melancólico
mo si su vida dependiera de ello. por el que el pintor atravesaba y del que quizá nunca pudo escapar.
En 1911 escribía: "quiero despedazarme para poder crear de nuevo
Sol
iPaqre, tú que estás ahí a pesar de todo, mírame, otra cosa, que a pesar de mí he percibido". Derrida plantea que
arrópame el pintor en el autorretrato se despedaza tratando de reconocer
dame! entre los restos y las ruinas la imagen que se le escapa.
44
A. Comini, citado en D. Knafo, op. cit., p. 107.
45
J.Kallir, op. cit., p. 122. 4 !i En Die Aktion, 4, núm. 15, 11 de abril de 1914, p. 24.
148 MARÍA TERESA ORVAÑANOS EL AUTORRETRATO EN EGON SCHIELE
149

Los autorretratos de los años 1910-1911 son en su mayoría los Según Roessler, su amigo y marchand, cada vez que Schiele ha-
que dibujó masturbándose o en estado de deterioro, con la mirada blaba de visiones o fantasmas las identificaba con su padre, figura
vacía y perdida en la nada, bocas huecas, penes gigantes y erectos a la que jamás dejó de alabar e idealizar. En una ocasión, tal como
o penes escondidos e inadvertidos; su cuerpo mutilado y fragmen- le sucediera a Hamlet, aseguró haber visto el fantasma de su padre
tado, a menudo castrado y en posiciones dislocadas, con expresio- en Krumau, y escribió a su hermana Gerti: "Hoy experimenté un
nes de angustia y terror, manos grotescas, torsos descarnados y caso maravilloso de espiritualismo. Estaba ya despierto pero toda-
extremidades amputadas. Contorsiones corporales, muecas y cuer- vía bajo el encantamiento de un espíritu que se me había anunciado
pos quebradizos: estamos frente a un Schiele despedazado. durante mi sueño. Mientras me hablaba, quedé rígido y sin habla.
Mediante sus diarios y por sus biógrafos sabemos que durante Egon." 49
estos años Schiele experimentó las mayores crisis. Su mundo estaba El último de esta serie de autorretratos dobles es Encuentros -
roto y destruido. Los autorretratos de esta etapa son como los Autorretrato con santo del que solamente se conserva una fotografía,
intermediarios entre su imagen y los demonios internos que en ya que el original fue quemado por los nazis en 1930, año en que
todo momento lo acosaban: la soledad, la muerte y la angustia se Schiele fue declarado "culturalmente degenerado". En el cuadro
lt! reflejaban en su cuerpo. 1
Egon "se encuentra" con su padre, que aparece a modo de un
:i Sin embargo, a pesar de las alteraciones corporales que plasma santo; en la fotografía se repite el encuentro; es decir, es el en-
en sus autorretratos, son precisamente éstos la prueba cie su ex- cuentro del encuentro. La figura que está detrás aparece con un
sistencia, por lo que lo salvan de la locura, lo pacifican. Los auto- halo. Schiele se coloca frente a él, mientras que ambos personajes
rretratos lo mantienen a distancia de su imagen de a [i(a )], al se fusionan a tal punto que no se distingue a quién pertenecen las
mismo tiempo que le dan consistencia. piernas.
En el Autorretrato vestido de calle (lámina 20) Schiele parece adop- Se trata de lo que Freud en "Lo ominoso" describe como la
tar una postura claramente femenina en la que orgullosamente presencia de dobles y su relación con "la identificación con otra
exhibe sus . pechos imaginarios. "El pintor, como es sabido, no persona hasta el punto de equivocarse sobre el propio yo o situar
produce el ser verdadero, sino la apariencia, el fantasma." 47 al yo ajeno en el lugar del propio -o sea, duplicación, división,
De este periodo quizá los cuadros más interesantes resulten ser permutación del yo-, y por último, el permanente retorno de lo
los autorretratos dobles, en los que Schiele no se conformaba con igual..."."º
una representación sino que debía repetirse, estar con un doble. 48 En los autorretratos dobles encontramos una proyección de
En Espectador de sí mismo I, por ejemplo, la figura del frente está Egon mismo en el Otro (el padre-Klimt-la muerte) y del otro en
castrada, mientras que su doble aparece arrodillado detrás de él. él mismo. Se trata de la imagen de sí que a la vez se torna en el
En el segundo autorretrato doble, El profeta o Doble Autorretrato, doble como familiar y diferente.
las figuras aparecen esfumadas, como fantasmas, una al lado de la · Por medio de los Espectadores de sí mismo y de los demás auto-
otfa, y en el terc~ro, Espectador de sí mismo - Muerte y hombre, hay rretratos dobles o triples que realiza Schiele durante este periodo,
una multiplicación de las imágenes fantasmales y la figura cadavé- y que repetirá meses antes de su muerte, logra representar la
rica del fondo parece poseer o envolver a la imagen principal. inquietante extrañeza (das Unheimlich) de la sexualidad y la muerte
que su propia imagen ante el espejo y ante el autorretrato mismo
47 J. Derrida, op. cit., p. 210. Paráfrisis de Platón en La república, Madrid, Gredos, le produce. Se ve a sí mismo como visto por otro.
1992, p. '462; y añade Platón: "En tal caso el arte mimético está sin duda lejos de Al final de su obra, Schiele experimentó con otras técnicas ar-
la verdad, según parece; y por eso produce todas las cosas pero toca apenas un
poco de cada una, y este poco es una imagen."
48
J. Derrida, op. cit. p. 256: "Aparece, en su esencia, como la posibilidad de su
propia duplicación. Es decir, en términos platónicos, de su no-verdad más propia, 49 D. Knafo, op. cit., p. 88.
de su seudo verdad reflejada en el icono, el fantasma o el simulacro." "º S. Freud, Obras completas, op. cit., t. 17, p. 234.
150
MARÍA TERESA ORVAÑANOS EL AUTORRETRATO EN EGON SCHIELE 151

tísticas. En colaboración con su amigo el fotógrafo Anton Josef sostener que el autorretrato en Schiele cumple la función de un
Trcha, realizó una serie de fotografías de él mismo que pueden sinthome, y en ese sentido seguimos arriesgando la tesis del inicio
ser consideradas también como autorretratos, ya que posaba ha- en que la pintura fue para él un artificio que hizo las veces de una
ciendo las mismas gesticulaciones que en sus pinturas. De igual prótesis o de una muleta para no enloquecer y por lo tanto Egon
manera, utilizaba estas fotografías como modelos para pintar en- n o es un psicótico, hay relatos y episodios importantes en la vida
cima de ellos y firmaba los negativos para no dejar duda alguna del pintor dignos de ser mencionados con la finalidad de destacar
de la identidad del autor.
las variables clínicas con las que a menudo nos confrontamos, por
ejemplo cuando afirma haber visto el fantasma de su padre en
CONCLUSIÓN
Krumau; tampoco sabemos en qué consistían las visiones reiteradas
que menciona, así también como el asumirse su propio creador
desconociendo el lugar de la madre. Además, sabiendo el interés
Ante tantas incógnitas acerca de Schiele es difícil concluir, pero qu e guardaba Schiele por los temas del embarazo y del nacimiento
más difícil aún es responder a las preguntas que nos ~icimos en y d e las numerosas veces que pintó mujeres embarazadas, nos llama
!1 la primera parte del trabajo. Tal como advertíamos al principio, la atención que no se conozca ningún dibujo de Edith Schiele, su
no se trata de un caso en análisis, sino únicamente de pensar una esposa, embarazada, como tampoco conocemos nada acerca de la
problemática teórica y clínica sobre las suplencias del Nombre-del- reacción de Egon respecto a ese embarazo. Únicamente existe una
Padre y sobre el sinthome, que Lacan sugiere casi al final de su carta a su madre, un día antes de que Edith muriera, en donde
obra, probablemente forzado por las dificultades y contradicciones por primera vez le habla del embarazo: "Hace ocho días que Edith
con las que se iba confrontando al tratar a sus pacientes, mismas padece neumonía y también cumple seis meses de embarazo. Me
con las que nos encontramos como psicoanalistas. preparo para lo peor. Egon."
Este trabajo indica que los autorretratos en Schiele muestran ¿podría haber accedido Schiele al lugar del padre? Pero, como
claramente la función de anudamiento en lo real, a través del cual decía Freud en una oportunidad, ya nos es bastante difícil entender
Schiele incorpora el cadáver del padre, al tiempo que enmarca al clínicamente por qué algo sucedió como sucedió para preguntarnos
fantasma de ese padre muerto. En lo imaginario se identifica con además como hubiera sido si ...
su propia imagen, al mismo tiempo que se convierte en el semblante Otro dato importante es que durante los meses previos a su
del otro especular; se trata de la relación con un otro que ya no . encarcelamiento, y a partir del rechazo que padeció de los habi-
es. Es lo simbólico se afirma y se autofirma ante el Otro. tantes de Krumau, sus biógrafos coinciden en afirmar que lo en-
El autorretrato es en Schiele, pues, como un montaje, un collage contraban no sólo deprimido sino aislado y agresivo. Escribe Schie-
donde se anudan la cosa, la imagen y la palabra: su padre, su le: "Todos conspiran en mi· contra. Hasta mis colegas me miran
imagen y su creador.
con ojos malévolos. Si supieran de qué manera veo ahora el mundo
El autorretrato en Schiele es un ego (Egon) de suplencia, un y como me han tratado mis amigos. iCuántas traiciones! Debo
ego de artificio que soporta la imagen de sí, limita, encuadra y retirarme a mi mundo y pintar esos cuadros que únicamente tienen
anuda lo real y a la vez lo nombra. Como dice Belinsky, "nunca valor para mí."
tuvo lo real más consistencia que la que lo simbólico le otorga al ¿Apunta su arte a realizar un intercambio con el otro, o por el
realizarlo, precisamente como campo de la realidad cuyo recubri- contrario se trata de una realización para él mismo?
miento efectuará el fantasma". 51
Por último, los autorretratos en Schiele, particularmente aque-
A pesar de que nuestra conclusión apunta a todo momento a Ilos en que aparece masturbándose, ¿son una forma de exhibición
de su sexualidad porque la castración le parece intolerable? ¿se
51 trata de una desmentida de la castración?, o ¿se trata de una manera
J. Belinsky, El retorno del padre, Barcelona, Lumen, 1991, p. 165. de afirmar su sexualidad frente al otro, ostentando su dominio?
152 MARÍA TERESA ORVAÑANOS 153
EL AUTORRETRATO EN EGON SCHIELE

¿son sus autorretratos una demanda de participación-partición del Retrato - (del it. ritratto, de ritrarre, del latín trahere - retrahere - volver a
espectador?" 2 traer, reproducir con una imagen o una cosa o un retrato)
Podríamos también preguntarnos si son los autorretratos en retracto - retractus
Schiele la construcción especular de un yo que se presenta a sí representación - pintura o efigie o figura que representa alguna persona
mismo como sujeto supuesto sabergozar,"3 puesto que se le acusó o cosa. Representación de la imagen
de perversión y corrupción de menores: ¿cuál fue su posición ante re-trato
estos cargos? Sabemos que tuvo relaciones con otros adolescentes re-tratar - trato-ac¡:ción y efecto de tratar o tratarse. Trazar. Fraude o
simulación con que obra uno para tratar a otro
y que tuvo una relación cercana con su hermana Gerti, con la que
re-trahere - volver a traer; reproducir una cosa en imagen o en retrato;
viajaba frecuentemente y a la que varias veces pintó desnuda. apartar o disuadir de un intento; echar en cara - reprochar; ejercitar
Por otra parte, Schiele no sólo escandalizaba, sino que tan).bién el derecho de retracto; acogerse, refugiarse, guarecerse; retirarse -
impugnó con su arte los modos convencionales de la Viena de retroceder, retraído
1900. Mostró con su arte la vigencia de otra ley y a través de este
arte provocó en el espectador una división subjetiva, que muestre Trazar - (del lat. tracturs) hacer trazos. Describir, delinear, dibujar, diseñar,
if¡ su goce: "no lo hago para escandalizar, era mi obligación". designio
]!I ¿Encontramos en Schiele un deseo, o por el contrario hay en él atraer
;¡ una angustia ante lo insondable del Otro? abstraer
Estas reflexiones muestran las dificultades ante las que nos en- contraer
retraer
contramos frente a la clínica y la problemática que el tema de las
retrete
l estructuras clínicas nos plantea.
Pata terminar, se trata de un caso paradigmático. Siguiendo la EsjJejo - (del lat. speculum) de mirar - (miroir, admirar, modelo) (voir - ver
manera en que Lacan ilustra el caso de Joyce, podemos afirmar - vestir - desvestir - investir) - (del lat. arcaico specere, mirar); spectrum -
que el autorretrato es un sinthome que cumple la función del Nom- imagen, fantasma, por lo común horrible, que se presenta a los ojos
bre-del-Padre. de la fantasía, aparición, visión, aparecido difunto que se ap¡irece a los
Dice Nietzsche en Así habló Zaratustra: "Lo más recóndito del vivos; espectro - simulacro - témino creado para traducir del grigo eidolon
secreto de un hombre se manifiesta en el hijo." (ídolo), eidos - forma, aparición
espéculo
especulación
ANEXO especulador
especular
Autorretrato - el acto de retratarse (dibujar~e) la imagen de sí mismo (ante espejismo
el espejo) espectáculo (spectaculum) de spectare - contemplar, reflexionar, ofrecer,
auto - raíz del griego autós, mismo (tautología), que significa a sí mismo representar
o por sí mismo espectador
autobiografía espécimen - especioso - aparente - engañoso - semblante falso
autor - (del lat. auctor, autor, creador, derivado de augere, aumentar, hacer
más numeroso) Figura - (del lat. figura) (La misma raíz que fingere: amasar, dar forma,
autoridad modelar; fictor, efigie: figurar, fingido, fingimiento; ficción: ficticio -
autorizaéión aparentar - inventar
autoritario
Semblante - (del lat. similans, -antis) Parecido, semejante, semblar, repre-
" 2 N . Braunstem,
. op. czt.,
. p. 4".,.
~. sentación, cara o rostro. Semejar, semejante, similar, asimilar, disimu-
.>.I /dem.
lar, parecer
A PRECISAR 155

A PRECISAR etiológico d e terminado por lo que hay de irreductible tanto en el


síntoma co mo en el sueño. Y así, trauma y ombligo del sueño serán
VÍCTOR NOVOA los conceptos fundamentales por lo que toca a las fuentes y los
alcances del nuevo método lenguajero que afecta lo inasimilable
sin dilu irlo.
El psicoanálisis nació, entonces, al quedar establecidas las bases
de una teoría del inconsciente que explica, con un soporte estruc-
tural, las distintas maneras en que los síntomas se generan.
El sujeto, como singularidad, desentona en el cua- De estos mecanismos, condensación y desplazamiento destacan co-
dro de la clínica. Por ciertos lados, es siempre mo sus maestros artesanos; desde el comienzo muestran en su
imposible ponerle nombre. El sujeto nunca está función la prevalencia del significante sobre la significación. Im-
sino representado por lo que nos dice, y que puede
presionante adelanto en el campo de la lingüística el de Freud,
ser . situado en la estructura. Pero en cuanto al
sujeto mismo, él conserva su libre alpedrío. Es in- para quien interpretar un sueño es rastrear la forma en q~e operan
clus9 libre como el aire, con la salvedad de que esos mecanismos, y no la búsqueda de un sentido en tanto que
lleva una cruz a cuestas, su ser: (a). Esta cruz, evi- absoluto. El proceso de deformación onírica revela la particular
dentemente, atenúa su libertad, hasta el punto que manera en que operan, lo que directamente nos lleva a plantear
puede ir a ver a un psicoanalista para pedirle que la cuestión del sueño y su sentido, en la dimensión de una estruc-
lo alivie de ella. tura que previamente determina el fenómeno.
Como consecuencia del descubrimiento del inconsciente, los
MICHEL SILVESTRE
síntomas deben ser ubicados según su relación con las deforma-
ciones producidas por estos mecanismos en el aparato psíquico.
Hace un siglo, Freud estaba sorprendido de los resultados obteni-
Irán surgiendo nuevas precisiones sobre las diversas entidades clí-
dos con el método catártico en pacientes histéricos. Y no obstante
nicas, que se pondrán a prueba en cada experiencia; la delimitación
su éxito terapéutico, reconocía los huecos en su clín ica. Uno de estructu ral de la clasificación psicopatológica realizada por Freud
los qu e más llam ó su atención fue el contr aste en tre lo efectivo
sufrirá ajustes, en la medida en que el saber freudiano se n utre
d el méto d o , por un lado, y la pobreza de las explicaciones sob re
n o tan to del e n cu en tro con, sino de la búsqueda de la verdad.
las distintas formas d e manife stación sinto m á tica, por el otro . To-
En todo caso, por la fo r ma en que intervienen los m ecanismos
davía en esa época el p rofesor d e Vien a era un detective del sín-
par a producir ca da síntoma se establece su condición de estructura.
toma, se limitaba a r econocerlo, describirlo e investigarlo; m ien tras
Esto significa qu e fe n o m én icamente podemos obs erva r sínto mas
los factores que lo producían per m an ecían en la oscurid ad. Él
muy similares, sin que ello implique qu e surjan del m ismo suelo.
mismo manifiesta su inconformida d en Estudios sobre la histeria,
Desde los inicios Freud h abló de neu rosis mixtas, d e las múltiples
cuando al final del capítulo tercero afirma que está m uy lejos la
formas en que podían combinarse los sín tomas en una entidad
posibilidad de un entendimien to cabal de esta enferme dad. 1
clínica. Hay en sus páginas menciones de la psicosis histérica, o la
Le faltaba develar los procesos que intervienen en la formación
histeria y la paranoia, la histeria y la melancolía, o d e las formas
de síntomas, tarea que logró con su teoría de los sueños, en la que
delirantes en la neurosis obsesiva, del mismo modo que a síntomas
formula la operación de los cuatro mecanismos que intervienen
neuróticos en las psicosis. Es cierto que se pueden establecer al-
en su formación. Estos mecanismos introducen un nuevo horizonte
gunos criterios de diferenciación como son la historia, la evolución
de la enfermedad, la transferencia, la demanda; es decir, con base
1
Sigmund Freud, Estudios sobre la histeria , en Obras completas, Buenos Aires, en el modo en que el sujeto responde a aquello que lo interroga.
Amorrortu, 1978, t. 11, p . 260. Sin embargo, princip almente a partir d e las fo rmaciones d el
[154]
156 VÍCTOR NOVOA A PRECISAR
157

inconsciente, y los efectos que éstas producen en el terreno de la Miss Lucy R. sufría de alucinaciones olfativas, a Katherina le
subjetividad, es desde donde quedará clínicamente determinada atemorizaba una espantosa cabeza. Es decir, que d e los casos pre-
la estructura. senta dos por Freud, únicamente uno , el de Elisabe th (quien sufría
Los síntomas son ya efecto de un encuentro con lo real, y en el d e astasia), corresponde estr ictamente a lo que entenderíamos hoy
momento en que se comunican a un analista éste, desde su estra- por histeria. 3
tégica posición, debe transmitir eso real que es fuente de malestar Es claro que desde un p rin cipio Freud aceptó la presencia d e
para el sujeto. El mero hecho de relacionar el síntoma con la fenó m e nos delirantes y alucinatorio s en las neurois. De ahí qu e ,
historia por sus puntos oscuros es ya suficiente para producir nue- en sus primeros trabajos, sea fre cu ente h allar el término d e psi cosis
vos intentos de simbolización que revelan aspectos originarios. histérica como una forma de histeria, en la que la alucinación es
Hablar de estructura y darle su lugar en la clínica es ofrecer un producto de una falla en la defensa. Y, al igual que en La interpre-
espacio para que los encuentros con eso indecible adquieran una tación de los sueños, nos encontramos con la expresión "alucinacio-
dinámica y una dirección calculadas. nes histéricas".
Si, por el contrario, se dejan fuera estos elementos determinan- En 1907 Freud escribía aJung que toda histeria puede conver-
11
·¡ tes de las manifestaciones que aparecen en la clínic~, será muy tirse en psicosis aguda alucinatoria; no en demencia precoz, sino
111 difícil distinguir y delimitar los fenómenos que inundan el campo en "mencia" (confusión mental). Es decir que Freud claramente
~ reconocía la existencia de manifestaciones delirantes y alucinato-
!1 imaginario, fenómenos que siempre encuentran respuestas tan lle-
nas de sentido. En Freud mismo hallamos ejemplos de lo que rias agudas de naturaleza histérica. Mientras que si el d elirio se
!I ocurre si ignoramos los factores esenciales que intervienen en la volvía crónico, entonces ya se trataba de una estructura distinta,
4
producción de los fenómenos propios de la práctica psicoanalítica; de tal suerte que el diagnóstico de demencia precoz era el apropiado.
pensemos en los historiales clínicos que aparecen en sus Estudios En este sentido, es necesario considerar el fenómeno como efec-
sobre la histeria. to de un proceso psíquico que lo antecede, y de una estructura
Cuando· los revisan hay autores que resuelven algunos de estos que lo determina.
historiales como esquizofrénicos. Delirio histérico y delirio psicótico responden a procesos muy
Los casos presentados en Estudios sobre la histeria nos ofrect;:n distintos; su posibilidad de análisis es mayor si se contemplan dos
varios ejemplos de alucinación y delirio. Anna O . tenía alucinacio- dimensiones del síntoma: en relación con la estructura y como
nes de verdadero terror en las que aparecían serpientes negras, metáfora. En cuanto a la primera, el síntoma aparece ligado a ese
cabezas de muertos y esqueletos, además de padecer disgregació n momento mítico que Freud llamó "represión originaria", donde
verbal. Emmy von N. veía animales y cadáveres acompañados de la imposibilidad de relación sexual es marca inaugural para el
una rica producción delirante, así descrita por el mismo Freud: sujeto, en cuanto que queda instituida una falta fundante desde
el universo simbólico.
Si hasta ahora uno acostumbra diagnosticar "histeria" en el sentido es- En términos de Lacan, podemos referirnos a este nivel como
tricto , siguiendo la semejanza con los notorios casos típicos, en el de la s(j\): la falta en la estructura estaría precisamente en el anudamien-
señora Emmy von N. difícilmente se puede poner en entredicho esa de- to primordial entre el registro de lo real y el registro de lo simbó-
signación. La prontitud para los delirios y alucinaciones, pese a una acti- lico. Lacan describe esta forma estructural del síntoma como sin-
vidad espiritual en lo demás intacta, la alteración de la personalidad y de
la memoria en el sonambulismo artificial, la anestes ia en la extermidad thome.
dolorosa, ciertos datos de anamnesis, su neuralgia ovárica, etc., no dejan Y en cuanto a la segunda - la metáfora-, desde el origen la
duda alguna sobre la naturaleza histérica de la enfermedad contraída, o
al menos de la enferma.2 3 J.C. Maleval, "El escamoteo de la locura histérica", en Locuras histéricas y psicosis
disociativas, Buenos Air es, Paidós, 1987, pp. 232-233.
2 !bid., 4 !bid., pág. 233 .
pp. 104-105.
158 VÍCTO R NOVOA A PRECISAR 159

experiencia psicoanalítica muestra al síntoma íntimamente ligado Uno de los usos más frecuentes del mecanismo de la desestima-
a la palabra, a esa palabra no dicha en la que, en el juego del decir, ción lo planteó Freud, hace más de un siglo, en su trabajo "Las
se hace presente lo no dicho como insistencia que cubre de impo- neuropsicosis de defensa". Ahí afirma que existe una modalidad
sibilidad al síntoma mismo de llegar a significarlo todo. El trauma defensiva mucho más enérgica y exitosa, consistente en que el yo
111 descubierto por Freud permanece, aunque afectado por los entre- desestima la representación insoportable junto con su afecto, y se
cruzamientos que se producen con el lenguaje. comporta como si la representación jamás hubiese comparecido.
La existencia de lo real en !alengua se muestra por la anticipación Sólo que~ en el momento en que lo consigue, la persona se en-
del significante sobre la significación, lo que se aprecia en virtud cuentra en una psicosis que no admite otra clasificación que con-
de las rupturas de sentido. Se trata de un tipo de insistencia que fusión alucinatoria. El yo se ha defendido de la representación
se efectúa, del lado de lo imaginario, en los equívocos y juegos de insoportable mediante el refugio en la psicosis.
palabras. Se observa también que la gramática se encuentra ligada Posteriormente, cuando presenta el caso del "Hombre de los
a la estructura en "Pegan a un niño'', donde los cambios gramati- lobos", Freud utiliza el término desestimación al explicar cómo,
cales son en sí mismos soporte de la pulsión y sus transformaciones. frente a la diferencia de los sexos, el sujeto desestima lo nuevo
i¡¡ Lo real insiste por el lado simbólico. que ve. Punto privilegiado del texto freudiano, que habrá de ser-
!!
La ex-sistencia de lo real se genera por la instauración de la falta virle a Lacan como apoyo fundamental cuando desarrolla este
original y de un no-todo. El analista se enfrenta a lo indestructible concepto.
del deseo por un lado, y a lo invariable de lo real, por otro. Desde Después del Hombre de los lobos, sin embargo, la mayoría de
su lugar, exterior e inasimilable, y apuntando a la pulsión, la fun- las veces Freud no va a utilizar la desestimación sino la desmentida
ción analítica promueve modificaciones con respecto al estatuto como el mecanismo que da origen a las alucinaciones. Lo más
que tiene el sujeto frente a lo real. sorprendente es que también le sirve para explicar los fenómenos
Es común en psicoanálisis hablar de las tres grandes estructuras alucinatorios que ocurren en neuróticos; al menos es así como
clínicas, asociándolas con los mecanismos que intervienen de ma- aparece en Construcciones en el análisis, uno de sus últimos trabajos.
nera específica en la determinación de cada una de ellas. Así, Freud aquí destaca la oposición entre Verleugnung/ desmentida (se-
neurosis, psicosis y perversión constituyen entidades clínicas que gún el diccionario: negación, mentís, desconocimiento) y Verdriin-
son resultado de la lectura que Laean hace de la obra freudiana. gung/represión (según el diccionario: supresión, eliminación, expul-
Y sin embargo la clínica, siempre más vasta de lo que de ella sión, desalojo), pero no habla de Verwerfung/desestimación (según
podemos decir, nos rebasa; y nos enfrenta con fenómenos que el diccionario: rechazo, repudio, condenación, reprobación . Y para
cuestionan, plantean serios interrogantes a una clasificación psico- Lacan: forclusión).
patológica que se pretenda perfectamente clara y delimitada. Al respecto, en su trabajo sobre el ateísmo de Freud, Octave
De hecho, si rastreamos el uso que Freud diera a los mecanismos Mannoni reúne deses timación y desmentida en un solo concepto:
- represión, desestimación y desmentida-, advertimos que en nin- forclusión. Al final de su desarrollo puede concluirse que el tér-
guno de ellos hay un desarrollo lineal y sí, en cambio, muchos mino "repudio", tal y como él lo traduce, nos ofrece dos caras en
saltos de un espacio clínico a otro. Y también los aplica a fenómenos el concepto freudiano de Verleugnung: desmentida y desestimación.
muy diversos, lo que da por resultado un horizonte bastante confuso. Claude Raban piensa que el mecanismo de la Verleugnung fue,
Me propongo demostrar cómo Freud utiliza desestimación y a su vez, no tanto forcluido del corpus lacaniano sino propiamente
desmentida para explicar el fenómeno psicótico. El mecanismo de renegado en beneficio de la forclusión y la referencia a la Verwer-
desestimación le sirve cuando se refiere tanto a exigencias pulsio- fung." En este sentido, el texto lacaniano conserva la huella del
nales como a retoños del inconsciente o a construcciones del ana-
lista. Mientras que el mecanismo de desmentida lo aplica a recuer- " Cf. C. Raban, "Desestimación y forclusión, tema conceptual", en Inventar lo
dos, la castración, la realidad, lo reprimido, la muerte. real. Buenos Aires, Nueva Visión; 1993, p . 228.
160 VÍCTOR NOVOA A PRECISAR 161

momento en que Lacan eligió el concepto que utilizaría para abor- a la castración, y con ello no puede decirse que fuese propiamente
dar la cuestión de las psicosis. Gesto de rechazo o renegación, formulado juicio alguno sobre su existencia, pero fue exactamente
según Raban, de la Verleugnung. como si nunca hubiese existido." 7
En el Seminario sobre Las psicosis, el 15 de febrero de 1956, La diferencia va a ubicarse en el nódulo del concepto de Ver-
Lacan menciona la objeción que le hacen por emplear el concepto neinung, negación. Se trata, dice Lacan, de un proceso ubicado en
de Verwerfung, ¿por qué no Verleugnung? -lo interrogan sus discí- uno de los tiempos de la dialéctica ,de la negación bajo el nombre
pulos. Lacan responde: de Verwerfung, y se opone a la Bejahung (afirmación) primaria.
Constituye lo que es expulsado, es decir que la Verwerfung se en-
Si hay cosas de las que el paciente nada quiere saber [refiriéndose al
"hombre de los lobos"], incluso en el sentido de la represión, esto supone
cuentra en lo que ha quedado fuera del campo simbólico, de la
otro mecanismo, y como la palabra Verwerfung aparece en conexión directa Bejahung primordial en la que tiene su raíz el juicio de atribución,
con esta frase[ ... ) echo mano de ella. El término no me importa especial- y en donde se encuentran las condiciones para esos primeros en-
mente, me importa lo que quiere decir, y creo que Freud quiso decir eso. cuentros con la introyección simbólica, cuando la afirmación inau-
lr Los que más objeciones me hacen proponen ir a buscar en tal o cual otro gural queda ligada al discurso del inconsciente. El sujeto no podrá
texto de Freud algo que no sería Verwerjung, sino por ejemplo la Verleug- encontrar en su historia, aquello que ha cercenado, ni tampoco
nung [... ]. Ténganme un poco de confianza en lo tocante a este trabajo podrá historizarlo: "Lo que no ha llegado a la luz de lo simbólico
de los sentidos, si elijo Verwerfung para hacer comprender, es el fruto de aparece en lo real."
una maduración. Mi trabajo me condujo a ello. Reciban al menos por un
El otro tiempo, la Ausstossung, expulsión fuera del sujeto, cons-
tiempo mi miel tal y como se las ofrezco, e intentemos hacer algo con
ella Y
tituye lo real en cuanto que se trata del dominio de aquello que
subsiste fuera de la simbolización; de ahí que la castración cerce-
Es una imposición lógica de Lacan delimitar el campo, a partir nada quede sustraída de toda posibilidad de la palabra.
de proponer como operación fundante de la psicosis el rechazo Es decir que en un primer momento se produce la expulsión
de un significante primordial: la forclusión del Nombre-del-Padre. primaria, cuyo efecto es la delimitación de lo real como exterior
Desde esta propuesta, la lectura freudiana se ordena por los al sujeto. La representación se constituye después, por la repro-
ejes trazados en el seminario de Las psicosis, y se opta por frag- ducción de aquella primera percepción; además de que recibe
mentos que definitivamente dirigen el llamado "retorno a Freud". derecho de existencia, el objeto puede reencontrarse.
La desestimación será "una modalidad defensiva más enérgica El sentimiento de extrañeza se produce, para el "hombre de los
y exitosa" que la represión, según la definió Freud en 1894. Este lobos", cuando se encuentra con el símbolo que cercenó en el
mecanismo supone cierto trámite de energía que erosiona aquello origen de su Bejahung. De esta experiencia no queda relación al-
sobre lo cual recae, a diferencia de la represión, en la que lo guna con lo imaginario, se presenta por eso como congelada en
"desalojado" conserva toda su virulencia. un tiempo indefinido, del que Lacan dice que es un "estado" no
En 1964, en su respuesta al comentario deJean Hyppolite, Lacan sólo d<(_ inmovilidad, en la que se hunde, "sino [ ... ] una especie de
menciona que para designar ese "no querer saber nada" en el embudo temporal, de donde regresa sin haber podido contar las
sentido de la represión Freud emplea el término Verwerfung. En- vueltas de su descenso y de su ascenso, y sin que su retorno a la
tonces no se trata de una represión, pues la represión no puede superficie del tiempo común hubiese respondido de su esfuerzo" .8
distinguirse del retorno de lo reprimido, aquello de lo que no Según Lacan, la forclusión del Nombre-del-Padre era el meca-
puede hablar el sujeto pero que grita por todos los poros de su nismo determinante en la alucinación del "hombre de los lobos".
ser. Cito a Lacan: "Su efecto es una abolición simbólica, cercena
7 J. Lacan, Respuesta al comentario de Jean Hyppolite, en Escritos 2, México, Siglo
fi J.
Lacan, "Del rechazo de un significante primordial", en el seminario sobre XXI, 1975, p. 147.
La psicosis, Barcelona, Paidós, 1985, pp. 216-217 . 8
!bid., p. 151.
A PRECISAR 163
162 VÍCTOR NOVOA

nada de eso, siguiendo el camino de la represión. 10


Pero, no obstante el voto de confianza que les pidió, al menos dos
No obstante, la relación entre desmentida y represión es muy
de sus discípulos manifestaron sus reservas.
estrecha, tanto, que parecieran confundirse -el mecanismo de la
Safouan señaló que la forclusión que se advierte en este caso
desmentida se ejerce sobre elementos de lo reprimido, excluyendo
no es del mismo orden que la del presidente Schreber. Distingue
cualquier forma de retorno que tienda a la simbolización.
la forclusión como mecanismo de defensa, tal y como se presenta
En este sentido, el "no ha lugar" de la desestimación no parece
en el "hombre de los lobos", de la forclusión en cuanto defecto
ser tan definitivo como lo trabaja Lacan. En la Interpretación de los
primordial de lo simbólico.
sueños encontramos diferentes usos y dimensiones del concepto.
Mannoni, por ¿u parte, estima que la forclusión del Nombre-
Un deseo pudo haberse excitado durante el día, sin que se realizara
del-Padre sería un caso particular, el más grave, pero reconoce que
a causa de las condiciones objetivas, y entonces, admitido pero no
habría también otras formas de forclusión.
tramitado, se queda pendiente para la noche, en este caso el deseo
En la presentación de las obras completas de Freud para la
se halla en el preconsciente. Otro caso es el de un deseo que
Editorial Amorrortu, al trabajar el concepto de desmentida, Etche-
emerge de día y se topa con una desestimación, tampoco se tramita
verry anota que werfen significa arrojar, de ahí que verwerfen en su
pero queda sofocado, es decir, fue forzado hacia atrás del precons-
primera acepción quiere decir "desechar". Desestimar entonces,
ciente hasta el inconsciente. Y un tercer caso lo constituyen aque-
de acuerdo con el uso que da Freud a este concepto, equivale a
llos deseos que no tienen relación alguna con la vida diurna, y que
un "no, no e:> así, eso no tiene la importancia que pretende".
sólo se ponen en movimiento durante la noche desde lo ya sofo-
Y sobre el caso Jel Hombre de los lobos en particular, Etcheverry
cado. Estos deseos no pueden salir rl.el inconsciente. Lo desestima-
aclara que desestimación es una de las categorías nucleares de este
do puede entonces quedar en el precon.;ciente y ser St1Sceptible
análisis.
de volverse r.onsciente, o bien quedar ~ofocado eh el inconsciente;
Cuando el paciente, en su infancia, tuvo la evidencia visual de la diferencia ese "no ha lugar" derivado de un juicio parece tocar más a lo
entre los sexos, se comportó como lo hacen todos los niños frente a un reprimido por el lado de lo simbólico. Con el ejemplo que nos
esclarecimiento indeseado. Movido por la angustia de castración (tenía 4 ofrece en el caso del "hombre de los lobos", Lacan aclara el con-
años), er verwarf das Neue, desestimó (o mejor aún: rechazó, según la cepto de forclusión del Nombre-del-Padre. Y a su vez va más allá
traducción literal) eso nuevo que veía y se atuvo a su vieja creencia. Er de lo elaborado por la teoría freudiana sobre la desestimación,
entschied sich, se decidió en favor de la teoría de la cloaca y en contra de delimitando retroactivamente el terreno de la clínica. La pregunta
la existencia de la vagina.!1 es: ¿no hay muchos fenómenos clínicos que, forzosamente, queda-
rían incluidos o excluidos si se respeta rígidamente esta postura?
Es importante ver la relación que existe entre desestimar en un Hay un deslizamiento, del primer al último Freud, entre deses-
primer momento y decidirse en un segundo momento . Lo nuevo, timación y desmentida. La desmentida tiene que ver con el examen
la diferencia sexual, es rechazadoa por el niño, es decir, se produce o prueba de realidad; algo objetivo se desmiente, y entonces se
un "no ha lugar"; y aunque conserva la vieja teoría de la cloaca, abre una brecha por la cual la alucinación irrumpe. En "La pérdida
lo nuevo desestimado produce efectos sobre las formaciones del de la realidad en la neurosis y la psicosis" (1924), Freud afirma
inconsciente. El esfuerzo de desalojo que ejerce sobre el sueño de que la neurosis intenta tramitar el conflicto, o bien se reprime; la
los lobos es constante. Cumplida esta función, la desestimación ya exigencia pulsional en cuestión desavaloriza la alteración objetiva
no influye en la decisión del problema sexual del paciente, y es y se desvaloriza así la alteración objetiva, o bien se tramita la re-
aquí donde Freud aclara que la represión es algo distinto. El sig- acción psicótica desmintiendo la realidad objetiva. 11
nificado más inmediato de desestimación es que no quiso saber
]()!bid., pp. 69-71.
11 Sigmund Freu<l, "La pérdida de la realidad en la neurosis y en !a psicosis",
Sigmund Freud, Obras completas, Buenos Aires, Amorrortu, 1978, volumen
!I
en Obras completas, Buenos Aires, Amorrortu, 1970, l. ;.;.;;:,p. 195.
sobre la versión castellana, p. 69.
164 VÍCTOR NOVOA A PRECISAR 165

Un a ño después, en "Algunas consecuencias psíquicas de la di- También e n el seminario de la Lógica del fantasma - el 15 de
111
ferencia anatómica entre los sexos", Freud señala que la desmen- febrero de 1967-, cuando habla sobre la repetición y el acto, Lacan
tida, que no es ni rara ni peligrosa en la infancia, en el adulto trata de manera más directa la relación entre la desmentida y lo
podría llevar a una psicosis. real. Y se refiere a este mecanismo en tanto interviene en aquello
Y en "El fetichismo" ( 1927) afirma que el mecanismo de la que de la estructura, es decir, que del sujeto frente a lo real, se
desmentida puede dar origen a una neurosis obsesiva, o bien a modifica en la incidencia del acto. Cito a Lacan:
una psicosis; la diferencia sería que en esta última "el yo se deja
Es preciso considerar que la Verleugnung, término al cual, apoyándose en
arratrar por el elló a desprenderse de una parte de la r ealidad".
Freud, querían referirse los efectos que he reservado a la Verwerfung, se
Y establece la diferencia entre represión y desmentida. La primera, distingue de esto: lo que es del orden de la Verleugnung es siempre lo que
dice, se aplica como defensa contra las demandas pulsionales in- tiene que ver con la ambigüedad que resulta de los efectos del acto como
ternas, mientras que la d esmentida es defensa contra los reclamos tal.
de la realidad.
Aun cuando la desmentida se refiere a algún fragmento de la Se trata de un encuentro directo y de una transformación sub-
realidad que tiene que ver con la diferencia anatómica entre los jetiva, en donde Lacan enfatiza la función que la desmentida de-
sexos, es decir que remite directamente a la castración, es cierto sempeña, para designar el reconocimiento de los efectos del acto
que puede ampliar sus efectos sobre otros elementos de la realidad. sobre el sujeto. Hacia el final de este mismo seminario afirma que
Y es aquí donde es preciso d elimitar el campo de la desestimación. es imposible decidir si un acto puede ser imitado
Porque en este mismo texto afirma Freud que el yo del fetichista
desmiente un fragmento sustancial de la realidad: el d esagradable en tanto que no se sabe, en cada uno de los niveles en que se le podía
hecho de la castración en la mujer. Y esto quiere decir que coexisten distinguir, cuál es el efecto del acto. Ahora bien, es este laberinto -propio
en él las dos corrientes: la acorde con el d eseo y la corriente acorde al reconocimiento para un sujeto de efectos que no puede reconocer,
con la realidad. Esta última, la acorde con la realidad, faltaría en puesto que, como sujeto, está totalmente transformado por su acto- que
designa, en cualquier parte donde el término es justamente empleado, la
el caso de la psicosis.
rúbrica de la Verleugnung.
Encontramos pues que el mecanismo de la desmentida intervie-
ne de manera determinante en la perversión, en la neurosis y en
El vínculo con lo real y la afectación de lo real por surcos tan
la psicosis.
cercanos no conduce sino a confundirnos; o al menos a pregun-
También hay algunos pasajes en la obra de Lacan, en los que
tarnos, como lo hace Raban, si el concepto de Verleugnung hace
de modo rotundo vincula el mecanismo de la desm entida con lo
borde con la forclusión, o si llega a interactuar con ella. Incluso
real. En noviembre de 1975, en las conclusiones de las jornadas
podría pensarse que la Verleugnung es un elemento regulador, que
de la escuela freudiana dice, por ejemplo, que la relación de la
interviene en los procesos originales mediante los cuales el sujeto
desme ntida con lo real es indudable, pero que no obstante también
construye su realidad.
mantiene su relación con lo imaginario, como algo persistente bajo
la forma de espejismo en el caso de la perversión para el neurótico.
Y Maleval distigue así al delirio psicótico del neurótico . El pri-
mero, dice, aparecería como un retorno de lo real que se muestra
disociado y explotado del lenguaje, en la imposibilidad del sujeto
de hacer uso de la palabra, de metáfora. Mientras que en el caso
de la neurosis la formación delirante se encontraría ubicada en un
desarrollo eminentemente imaginario, cargado de significación y
con posibilidad de hacer metáfora.
HAMLET NO ES EDIPO
167

En 1959, en el seminario "El deseo y su interpretación" Lacan


HAMLET NO ES EDIPO cuestiona la interpretación freudiana por tantos años admitida al
señalar que si Hamlet fuera Edipo no habría motivo para no matar
SUSANA BERCOVICH HARTMAN a Claudio. Por el contrario, matar a quien mató a su padre impli-
caría una resolución impecable: sustituir al rival, ocupar su lugar
11
junto a la madre y cumplir la consigna del padre, quedando, ade-
más, libre de culpa.:1 Hamlet no es Edipo.
Lacan establece una diferencia entre Hamlet y Edipo en la que
se inscribe a su vez una diferencia entre Lacan y Freud. 4 Así, Lacan
Pretendéis sondearme, haciendo que emita desde se distingue de Freud desde el inicio de su lectura: "Hamlet no es
la nota más grave hasta la más aguda de mi diapa-
són; y habiendo tanta abundancia de música y tan Edipo, es algo con relación al Edipo.""
excelente voz en este pequeño órgano, vos, sin Un modo de indagar la relación de Freud-Lacan es seguir la
embargo, no podéis hacerle hablar. iVive Dios! correlación que opera este último entre Hamlet y Edipo. Los pun-
¿Pensáis que soy más fácil de pulsar que un cara- tos de divergencia hacen de Hamlet algo diferente de Edipo. Aque-
millo? Tomadme por el instrumento que mejor os llo que de Hamlet no es Edipo separa a Lacan de Freud. Aquello
plazca, y por mucho que me trasteéis, os aseguro que de Hamlet no es Edipo no es freudiano.
que no conseguiréis sacar de mí sonido alguno. En su análisis del drama Lacan demuestra <JUe Hamlet comparte
el estatuto de Edipo en tanto que ambos constituyen un particular
Hamlet, acto tercero, escena m
que hace universal. Atravesado por categorías tales que hacen es-
tructura, Hamlet nos es presentado como otra estructura. Otra de
l. HAMLET-EDIPO Y LACAN-FREUD la edípica.

El 15 de octubre de 1897 Freud escribe a Fliess:


11. ESPECIFICIDAD DE HAMLET
Un solo pensamiento de validez universal me ha sido dado. También en
mí he hallado el enamoramiento de la madre y los celos hacia el padre, Como Edipo, Hamlet nos convoca en un movimiento inverso al
y ahora lo considero un ~uceso universal de la niñez temprana [... ] Cada del teatro. El espectador se ve mirado desde la escena que soporta
uno de Jos oyentes fue una vez en germen y en la fantasía un Edipo así la función de pequeño "a". Todos nos reconocemos en el drama.
[.. .]Fugazmente se me ha pasado por la cabeza que lo mismo podría estar
Hamlet nos devuelve en espejo el punto de fractura que es con-
también en el fundamento de Hamlet. 1
dición del sujeto. Hamlet adquiere estatuto de objeto "a", mirada
Convocado por Freud en terreno edípico, el drama de Hamlet que escinde.
Ocurre, advierte Lacan, que el mensaje que el "ghost" del
será para Lacan el operador de una estructura tal que sin abando-
padre muerto libra a Hamlet en verdad nos lo viene a decir a
nar las categorías edípicas, introducirá otras.
En una especie de consenso del que Lacan hace advertencia,
Hamlet queda fijado para el posfreudismo como una versión de ~ Hoy más que nunca es vigente la advertencia de Lacan acerca del peligro del
consenso. No podemos dejar de constatar que se repite hoy, con la enseñanza de
Edipo hasta 1959. 2 Lacan, el mismo peligro que lleva a velar lo sustancial de una obra. Consensar es
ceder con otro para sellar eso mismo que lleva al consenso.
1
S. Freud, "Carta 71 a Fliess" (1897), Obras completas, t. 1, Buenos Aires, Amo- 4 Un sesgo privilegiado para indagar en la pregunta siempre abierta por la
rrortu, 1976, p. 307. relación Freud-Lacan.
2
J. Lacan, "Le désir et son interprétation", inédito, versión de L'Association :, J. Lacan, "Le désir...", ibid., clase del 11 de marzo de 1959.
Freudienne Internationale, clase del 4 de marzo de 1959.

(166)
168 SUSANA BERCOVICH HARTMAN H AMLET NO ES EDIPO
169

todos, por ello desde el inicio, nos vemos capturados en la trama. somos Hamlet, puesto que su particular produce las coo rdenadas
El padre de Hamlet nos hace saber que ha sido víctima de un del sujeto.
asesinato perpetrado por su esposa y su hermano. Pero, además, El carácter universal de Hamlet hace de él un clásico. Un par-
que "fui segado en la flor de mis pecados". 6 He aquí el punto inicial ticular que despeja categorías relativas a la condición subjetiva.
de desenlace por el cual Hamlet se ve enlazado a la trama, y no- No se trata de que Hamlet refleje lo que el sujeto es (allí esta-
sotros con él, capturados a partir de aquí en la fantástica escena. ríamos en el terrno del psicoanálisis aplicado). Más bien, por el
Aquello que el anuncio del "ghost" trae como un saber fatídico contrario, Hamlet nos es aplicado a todos. Hamlet no refleja sino
nos concierne a todos sin saberlo. El sujeto transportado a la es- que engendra un orden subjetivo. De allí proviene la fuente ina-
cena, arrebatado como tal. gotable de su vigencia.
Al respecto, Lacan reconoce a Jones como el primero en per- Todo se puede afirmar de Hamlet y todo le cabe porque Hamlet
catarse de un punto estructural. El posfreudismo creía hallar la no es un personaje sino una estructura que pone en escena las
clave del enigma-Hamlet en una suerte de psicoanálisis aplicado, consecuencias del encuentro del sujeto con el significante y, más
ya sea sobre el personaje (Hamlet es un obsesivo indeciso o un específicamente, con la falta de uno: S(~).
histérico insatisfecho), ya sea sobre el autor (Shakespeare tiene Todo le cabe a Hamlet porque Hamlet es inacabable. Todo se
problemas de identidad sexual). Será Jones quien ponga orden al puede escribir de él y nada que no haya escrito Shakespeare. En
recordar que aquello que hace de Hamlet un enigma es inscons- última instancia, aquello que nos toca del drama, por articular el
ciente. 7 in consciente, no cesa de sustraerse incluso al drama.
Hamlet no constituye un mensaje de Shakespeare. El autor no En "El deseo y su interpretación" encontré en la expresión de
sabe lo que escribió. Su obra lo trasciende incluyéndolo. Shake- Lacan la expresión misma de mi "experiencia-Hamlet":
speare es, también él, efecto-Hamlet. 8 Tampoco se trata de una
psicología del personaje puesto que Hamlet es agente y efecto de Es un texto como para caerse de espaldas, revolcarse por e l piso, es
su propio drama. No hay sujeto del drama, el recorrido del drama inimaginable. No hay verso, no hay una réplica que no sea de una potencia
de percusión, de una violencia tal que nos deja, en todo momento, estu-
es el sujeto Hamlet.
pefactos . Nos parece que fue escrito ayer y que no se podía escribir así
Aquello que llamaríamos "efecto-Hamlet" constituye un efecto de
hace trescientos años. 1 1
estructura. En su introducción Lacan pone énfasis en el hecho de
que el drama constituye una trama cuyo hilado es de una fineza tal
que puede reconocerse la gama de relaciones posibles entre el su-
Ill. HAMLET Y EL GRAFO DEL DESEO
jeto y lo que resulta de él a partir del encuentro con el significante Y
Hamlet no es un caso clínico, Hamlet es todos los casos. 10 Todos Convocado por Freud en terreno edípico, el drama de Shakespeare
convoca a Lacan como estructura privilegiada de la que se sirve
¡¡ W. Shakespeare, Hamlel, acto primero, escena v. para formular, por escrito - el grafo es ante todo escritura", la
7
J.Lacan, "Le désir. .. ", op.cit., clase del 18 de marzo de 1959.
pregunta por el sujeto. Más específicamente, por el lugar del deseo.
8 En su última obra Escribir, M. Duras relata su encuentro con Lacan: "Nunca
olvidaré sus palabras: 'Usted no sabe lo que escribió cuando escribió El arrebato Lacan construye su "aparato" para leer a Hamlet. El grafo del
de Lol V: Stein, de saberlo, no lo soportaría, sería la catástrofe."' Shakespeare, como d eseo se en marca en las coordenadas freudianas de Edipo y cas-
Duras, no sabe lo que escribió. tración, pero introduce otras que nos conducen más allá de la
!l J. La¡:an, "Le désir. .. ", op. cit., clase del 11 de marzo de 1959. ¿Radica allí el
arte de escribir?
lectura de Freud. .
10
Llama la atención la recopilación y traducción al español de las clases del En una clase que constituye una presentación de método, Lacan
seminario "El deseo y su interpretación" sobre Hamlet. Recopiladas con el título
de "Hamlet: un caso clínico", por Xavier Bóveda en Lacan oral, Buenos Aires,
1983. iPero si Lacan no hace más que demostrar que Hamlet no es un caso clínico! 11 J. Lacan, "Le désir...", op. cit., clase del 11 de marzo de 1959.
170 SUSANA BERCOVICH HARTMAN HAMLET NO ES EDIPO 171

distingue a Hamlet de Edipo. Contra todo sentido común que supo- dejar abierto un imposible (el objeto del psicoanálisis) y al mismo
ne el consenso como garantía de no errar, Lacan no asemeja sino tiempo reducir la proliferación metafórica de significaciones ima-
que pone en contraste ambas trayectorias. De la diferencia que allí ginarias cuya función consiste en un desconocimiento de tal im-
surge cobra forma y consistencia la construcción de su grafo. posible. Todo le cabe a la escritura en prosa. La letra, el algoritmo,
La diferencia no se hace esperar: la escritura lógica y topológica en su imposibilidad aseguran en
Edipo es la tragedia que resulta de la realización del deseo. cambio lo intransmisible del psicoanálisis. Desde esta perspectiva
"Pero el hombre no está simplemente poseído por el deseo sino la formalización del psicoanálisis operada por Lacan constituye
que tiene que encontrarlo, encontrarlo a costa suya y con el mayor una respuesta al riesgo del psicoanálisis en prosa. La escritura
esfuerzo." Antes de realizarlo, es necesario que ese deseo sea con- lógica de la que se sirve Lacan detiene el deslizamiento de signifi-
quistado. "Hamlet es el lugar del deseo." 12 cación en significación que opera en la hermenéutica, proponien-
Edipo muestra la realización del deseo, Hamlet muestra la con- do, de lo imposible, su transmisión.
quista de un lugar para el deseo. "Hamlet es la tragedia de la En "Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el incons-
conquista del deseo." 1:1 Tanto el grafo como el drama constituyen ciente freudiano'', a propósito de la sigla del '$O a, Lacan nos pro-
la escritura de tal conquista. El grafo inscribe el sitio del deseo, el porciona indicaciones factibles de extenderse a toda la escritura
drama de Hamlet, también. lógica en psicoanálisis:
Nada desdeñable se nos presenta el ejercicio de pensar la rela-
ción entre el grafo del deseo y el drama de Hamlet. No es una Es lo que simboliza la sigla ($O a) que hemos introducido, a título de
obviedad la idea de que Lacan construye el grafo para hacer pasar algoritmo, Ja cual no. por azar rompe con el elemento fonético que cons-
a Hamlet por esa red. El grafo no constituye una metáfora del tituye la unidad significante hasta su átomo literal. Puesto que está hecho
drama ni un concepto. para permitir veinte y cien lecturas diferentes, multiplicidad admisible
Justamente, en el mismo seminario de 1959 Lacan anuncia: "El tan lejos como lo hablado que queda tomado de su álgebra.
Este algoritmo y sus análogos utilizados en el grafo no desmienten en
gran secreto del psicoanálisis es que no hay Otro del Otro. No hay
efecto de ninguna manera lo que hemos dicho de la imposibilidad de un
metalenguaje." 14 El grafo del deseo tampoco constituye una her- metalenguaje, Éstos no son significantes trascendentes; son Jos indicios
menéutica de Hamlet ni un lenguaje trascendental. El grafo es en de una significación absoluta. 11 ;
principio escritura lógica, en sentido estricto, topológica. En su
desarrollo de Hamlet (fanálisis o composición?) Lacan insiste con Respecto de la relación entre el grafo del deseo y Hamlet, Jean
palabras tales como "trama", "tejido'', "cañamazo"., "nudo", esbo- Allouch propone una relación que invita a pensar en las escrituras
zando una lógica topológica que escribe en sentido estricto la SI- de las que Lacan se sirve para leer:
TUACIÓN del deseo tanto en el grafo como en el drama.
La pregunta que cabe es: ¿cuál es la relación entre la escritura Hamlet es una realización del grama[ ... ) Muchas otras veces antes, Lacan
del grafo y la del drama de Hamlet? ¿Acaso se trata de una relación había hecho intervenir lo escrito de esta misma manera que no sería
de transliteración como el pasaje de una escritura a otra escritura? 1" metafórica. Más bien sería "matephorique", la escritura matemática hacién-
La transmisibilidad del psicoanálisis y su método constituye una dose, en su franqueamiento mismo, como portadora de un agujero [... )
pregunta abierta. La experiencia muestra que cabe situar como La composición del grama tiene el mismo logos que la tragedia de Hamlet,
dicho de otro modo, que el levantamiento de la procrastinación. 17
agente de la respuesta la aseveración de Lacan que indica la inexis-
tencia: del metalenguaje. Lo transmisible del psicoanálisis requiere
El autor plantea una articulación homóloga entre el drama y el
12 !bid., clase del 18 de marzo de 1959. grafo del deseo.
B !bid., clase del 15 de abril de 1959.
14 !bid., clase del 8 de abril de 1959. lfiJ. Lacan, Écrits, París, Seuil, 1966, p. 816 [ed. Siglo XXI, p. 796].
i:, J. AJlouch, Lettre pour lettre, transcrire, traduire, translittérer, París, Eres, 1984. 17 J. AJlouch, L 'érotique du deuil, op. cit., pp. 202, 205.
172 SUSANA BERCOVICH HARTMAN
HAMLET NO ES EDIPO 173
Ya en el drama estan presentes las categorías del grafo, pero
por la que el hombre como todo toma su inscripción, es allí (a ceci
sólo leyendo el drama con la escritura del grafo, en una lectura
pres) donde esta función encuentra su límite, en la existencia de
con lo escrito, tiene lugar (puesto que se trata de topos) la com-
un x para el cual la función <I>x es negada, 3 x <I>x. Allí está eso
posición de las categorías del drama. 18
que se llama la función del padre". 20
En sus diferencias, Hamlet, como Edipo, constituye un unive rsal.
La excepción funda la inscripción del falo. La condición de
Las categorías que allí se juegan atañen a la estructura del sujeto .
posibilidad del universal es dada por la negatividad que lo funda .
El padre totémico viene al lugar de la particular excepción que
funda la ley (entrada a la lógica fálica). Notemos qu e en la misma
IV. CORRELACIONES
dirección vislumbra Freud la entrada del sujeto a la dialéctica edí-
pica por la vía de una versión perversa del padre (" Pegan a un
En "El deseo y su interpretación" 19 Lacan nos da la clave para
niño"). 21
distinguir tres estructuras fundantes:
La fórmula de la metáfora paterna constituye la escritura de
1) Mito freudiano del asesinato del Padre
Edipo. 22
2) Edipo
3) Hamlet
Lacan afirma que el primero muestra la es tructura de la instau- Nombre-del-Padre
Deseo d e la Madre
Deseo de la Madre
Significado al sujeto -+
Nombre-del-Padre ( ~
Falo
)
ración de la ley. El segundo concierne a la estructura de lo que
resulta de la realización del deseo, es decir, la transgresión a la ley
cuyo resultado será su reinstauración. El tercero muestra la estruc- Constituye la metáfora llamada primordial porque la sustitución
tura de la conquista del deseo, que no se producirá sin situar antes del Deseo de la Madre por el Nombre-del-Padre funda la metáfora
un pequeño "a", el objeto. En correlación con la conquista del como función en el sujeto.
deseo, Hamlet inscribe el o_bjeto EN el deseo. Como el deseo, tam- El complejo de Edipo se formula como un giro de la madre
bién en lo que atañe al objeto se trata en Hamlet de su lugar. El hacia el padre. Allí se lee la operación metafórica por la cual un
objeto EN el deseo contrasta con el objeto DEL deseo concerniente significante viene a desplazar a otro significante, produciendo un
a la estructura edípica. plus y un resto. La significación del falo constituye la producción
El mito del asesinato del Padre, la tragedia de Edipo y el drama metafórica como resultado de tal sustitución.
de Hamlet constituyen tres órdenes de relaciones para las cuales La escritura del drama de Hamlet se efectúa en el grafo del
proponemos tres escrituras formuladas por Lacan en diferentes deseo. Donde se tratará, para Hamlet, de situar su deseo (d) en el
momentos de su en se ña nza. mensaje que viene del Otro S(f).
Para el mito del asesinato del padre proponemos la escritura
de las fórmulas de la sexuación:

:3 x <l>x
Vx <l>x
2 ºJ.Lacan, Livre XX, Encare, París, Seuil, 1975, p. 74.
"La· línea inferior, Vx <I>x, indica que es por la función fálica 21
S. Freud, "Pegan a un nifi.o" (1 919 ), en Obras completas, op. cit., t. XV II, Buenos
Aires, Amorrortu; S. Glasman, "Superyó, nombre perverso del padre'', Conjetural,
18 núm. 2, Buenos Aires, noviembre de 1983. La autora articula la entrada a la lógica
Jbid. "Esta manera de 'leer con lo escrito' era en él [Lacan] sistemática", p.
fálica por la vía del padre perverso de "Pegan a un Nifi.o".
201. 22 J. Lacan, "D'une question préliminaire a tout traitement possible de la psy-
I \l J. Lacan, "Le désir.. .", op. cit., clase del 15 de abril de 1959.
chose", en Écrits, París, Seuil, p. 557 [ed. Siglo XXI, p. 539].
174 SUSANA BERCOVJCH HARTMAN
HAMLET NO ES EDIPO 175

producidas por la escritura con que se leen. (Sólo por el registro


de lo simbólico es abordable aquello que hace a su incompletitud.)
En la clase del 18 de marzo de 1959 24 Lacan enseña método al
correlacionar las tres estructuras contrastando diferencias.
En principio, indica el referente de un crimen presente en las
tres estructuras pero que instaura otro orden cada vez. La muerte
del padre, Sl, trazo unario en tanto instauración de un nuevo
orden; y también S(f\.) en tanto el padre es muerto.
En las tres composiciones, el padre se presenta como S($). Sin
Voz embargo la lectura de S(f\.) no será igual para las tres. Lacan hace
Significante
consistir la diferencia (nos referimos a Edipo y a Hamlet), en prin-
cipio, al no-saber/saber, del Padre. El padre de Edipo no sabía. El
padre de Harrilet era uno que sabía que estaba muerto.

V. LA TRAGEDIA NO ES DRAMA
g
S(f'I.): el mensaje del Otro: la falta de un significante en lo simbólico, o iDichosos aquellos cuyo tamperamento y juicio se
el deseo del Otro, o la castración del Otro, en Hamlet será el lugar de l hallan tan bien equilibrados, que no son entre los
mensaje del "ghost". dedos de la tortuna cuí110 un caramillo que suena
$O a: el fantasma por el hueco que a ella se le antoja! iDadme un
d: deseo hombre que no sea esclavo de sus pasiones, y yo
$O D: sujeto de la demanda le colocaré en el centro de mi corazón; sí, en el
m: yo corazón de mi corazón, como te guardo a ti! Pero
i(a): imagen del otro no hablemos más de esto.
$: sujeto
A: Otro (tesoro de significantes) Harnlet, acto tercero, escena 11

s(A): significado del Otro.


El género dramático va de la mano con la comedia, y en ambos el
Remitimos al lector al libro de Jean Allouch Érotique du deuil au absurdo tiene un lugar central.
temps de la mort seche, 2 ~ donde el autor articula el trayecto de Hamlet Hamlet produce una suerte de efecto cómico que contrasta con el
con el del grafo del deseo para demostrar que tal trayecto consti- impacto dramático cuando sorprende una risa que parece no concor-
tuye la versión lacaniana del duelo. dar con el carácter de la obra. En su sem inario Lacan toma nota de
· Las fórmulas de la sexuación, la metáfora paterna y el grafo del ciertos rasgos grotescos que habitan en el príncipe Hamlet: "Uno que
deseo constituyen tres escrituras que inscriben órdenes de relacio- se hacía el loco, capaz de hacer una masacre como si nada pero
nes diferentes. incapaz de matar al que debe matar por derecho y por deber." 2"
Aparatos tales que iluminan las categorías ya presentes en el En cuanto a los géneros, es notorio el hecho de que Lacan no
mito/tragedia/drama, engendradas ahí, pero ausentes en tanto que hace diferencia en tre tragedia y drama.
2
~j. Allouch, "Étude b : Le deuil selon Lacan interprete d'Hamlet", en L'érotique 24
]. Lacan, "Le désir... ", op. cit., clase del 18 de marzo de 1959.
du deuil ... , op. cit. 2
" !bid., clase del 8 de abril de 1959.
176 SUSANA BERCOVICH HARTMAN
HAMLET NO ES EDIPO 177

En principio la distinción que opera Lacan entre Edipo y Hamlet la espada que lo hiere de muerte con la que Hamlet pone fin a la
toma como referente el saber-no saber. Referente que resulta ope- procrastinación. La condición del to-be se constituye sobre un fondo
rable también para diferenciar tragedia de drama. de not-to-be que deja fuera el suicidio como opción.
A diferencia del drama, en la tragedia se realiza un destino sin El sin-destino constituye el destino trágico del drama. Los dioses
saber. El destino antecede en el oráculo, hay un saber oracular confinaron a los héroes a las tierras azarosas de lo dramático o a
conocido por el público pero no sabido por el héroe. Edipo no los equívocos propios de la comedia. Olvidado en el oleaje de las
sabe, su padre tampoco. Juguete de los dioses que se divierten en circunstancias, el sujeto del drama es uno sin dioses y sin destinos.
fabricar destinos humanos, el sujeto trágico se presenta en posición
de no saber. El final del héroe trágico consiste en la correlación
que se produce entre el saber y el castigo. Cuando sabe su tragedia, VI. DE UNO QUE NO SABÍA QUE ESTABA MUERTO
la ley castiga, acto por el cual se r einstaura.
El drama de Hamlet consiste justamente en que no hay dioses A propósito del referente saber/no saber Lacan traerá a colación
juguetones que fabrican el destino humano. El destino está sólo, el caso del padre que, a diferencia del de Hamlet, no sabía que
a la merced del azar y la fortuna. Saberlo constituye lo fatídico de estaba muerto. Se trata de un caso de Freud que enmarca (es
todo drama. inmediatamente anterior) la introducción de Hamlet en La inter-
En el drama rige el orden de la fatalidad . No hay en el drama pretación de los sueños.
un destino trágico. La tragedia de Hamlet consiste en la fatalidad Por la articulación entre el drama y lo absurdo, no resulta in-
de saber que justamente no hay destino que precede. trascendente el hecho de que Freud introduce a Hamlet a propósito
Edipo no tenía elección posible, cumplía con su destino trágico del tema del absurdo en los sueños. Freud analiza un sueño para
sin saber. La no elección de Hamlet es radicalmente diferente: lo dar cuenta de tal absurdo. El sueño que propone Freud como
suyo, como una fatalidad inevitable, es un saber sin remedio, el paradigma del absurdo constituye otra versión del nódulo del drama
saber que la verdad carece de verdad. Lacan sitúa el mensaje del de Hamlet: el encuentro del sujeto en duelo con el padre muerto.
ghost arriba a la izquierda del grafo, S(f\), mensaje que porta un Se trata del sueño cuyo sujeto, como Hamlet, se halla en estado
saber fatal , comparable al mensaje de su propia sentencia de muer- de duelo por la muerte del padre. El texto del sueño es: "Él [el
te que lleva el esclavo ignorante grabado en su frente. padre] no sabía que estaba muerto." 27
El padre de Hamlet sabe que está muerto y que, llamado a Freud aborda el tema del absurdo (nótese que Freud asocia el
garantizar el orden, ha sido atravesado por el desorden. El saber absurdo con la muerte del padre) con genial sencillez al indicar
está al inicio y desencadena el drama porque el padre de Hamlet que lo absurdo de la idea del muerto que no sabe que lo está viene
regresa de la muerte para hacer sabe r a este saber. Hamlet sabe a encubrir algo horroroso: que esa muerte fue deseada por el
lo que debe hacer con ese saber, pero "no es que no pueda hacerlo, sujeto, y de tal deseo edípico el soñante nada sabía. Es así como
tampoco es que no quiera, es que no puede querer". 2ü No hay sitio articul(l Freud en este caso la rivalidad edípica con el padre.
para el deseo de llevar al padre una respuesta. El hacer ese sitio El trabajo del sueño hace del deseo edípico de muerte algo
será el nódulo del drama. También del grafo. risible. Lo absurdo vela lo horroroso de un padre que no sabe que
Al presentarse marcado por una sin-respuesta última el padre está muerto, más el horror suplementario que implica el hecho de
lega a Hamlet este saber fatal. que esa muerte constituye un deseo .
Por estar advertido, Hamlet no podrá rehuir del acto de vengar Lacan lee a Freud leyendo el sueño. Funda su lectura en escri-
la muerte del padre. Su drama consiste en postergar el acto que tura -nótese que Lacan comienza el grafo a propósito de este
sabe que no puede cometer sin quedar atravesado por él. Es con
27
S. Freud, La interpretación de los sueños (1900), en Obras completas, t. v, Buenos
2i; Lo cual muestra que no estamos en el terreno de una psicopatología. Aires, Amonortu, pp. 426, 430.
HAMLET NO ES EDIPO 179
178 SUSANA BERCOVICH HARTMAN

La línea de la intención que va de $ a l(A) cruza por un lado


sueño- franqueando los límites edípicos en el mismo sentido (vec-
con el Otro (tesoro de significantes), y retroactivámente recibe su
torial) en que dichos límites son franqueados en su interpreación
mensaje del Otro s(A). Lacan especifica en este punto las coorde-
de Hamlet.
nadas espaciotemporales: el primero (A) tiene que ver con el es-
Una diferencia entre Freud y Lacan se vislumbra en el análisis
pacio concebido como lugar. (Nótese que el sitio del deseo (d)
del sueño, diferencia que reencontramos en todo su esplendor en
tendrá lugar también del lado derecho del grafo.) El segundo tér-
el abordaje lacaniano de Hamlet.
mino (s(A)) refiere a la temporalidad, entendida ésta como el ins-
Siguiendo la asociación de Freud, Lacan aborda el sueño del
tante de la escansión cuando por retroacción el sujeto recibe el
padre muerto para, al igual que Freud, también desde allí intro-
mensaje del Otro.
ducir su Hamlet. 28 Lacan es freudiano. Su diferencia con Freud lo
En este primer circuito, el sujeto se constituye como puro efecto
demuestra, puesto que ésta no consiste en una diferencia de mé-
del significante. Hablado por Otro, no asume aún el acto de la palabra.
todo sino en la composición de categorías que producen un desfase
Para que ocurra será necesario completar el trayecto del grafo.
al fundar lo que llamaríamos (a falta de una expresión más rigurosa)
A propósito del sueño del padre que no sabía que estaba muerto
un más allá de lo edípico freudiano o un franqueamiento de los
opera Lacan la continuación del trayecto en el grafo. Su trazado
límites de Freud.
conduce lo que él llama "línea de intención" desde A (lugar del
Se desprende de su lectura: "Su este sujeto está en análisis puede
Otro donde el sujeto es hablado) hacia "el piso de arriba'', donde
saber que ese deseo de muerte alguna vez fue suyo. (Hasta aquí,
tendrá lugar el deseo, no sin antes hab er efectuado el trayecto.:12
Freud. ) Lo que el sujeto no puede saber es que su existencia como
En el trayecto de sus vicisitudes por el encuentro con el signi-
sujeto se sostiene de ese padre, otro rival. "2!1
ficante hay un punto en que el sujeto se ve interpelado por el
Y luego: "El deseo de castrar al padre con su retorno en el su-
deseo del Otro que no puede presentarse sino bajo el referente
jeto no es un deseo justificable, es una necesidad estructurante.":1o
subjetivo que Lacan formula como Che vuoi?" El sujeto realiza su
Lacan comienza la construcción del grafo con lo que él llama
primer encuentro con el deseo como deseo del Otro de algo que
la "célula elemental''::11
sería el sujeto mismo. "Es en el interior del deseo del Otro donde
el sujeto debe hallar el sitio de su propio deseo." 33
En una homografía cuya escritura configura el significado de
eso mismo que escribe, Lacan eleva el grafo hacia el segundo nivel
y, con él, al sujeto de la intención al estatuto de una interrogación
Voz
(el "?" del "Che vuoi? ¿qué quieres?"r (véase siguiente página).
Significante
El grafo se erige como signo de pregunta que sitúa al sujeto
como efecto de la interrogación autorreferencial de lo que el Otro
querría de él. El sujeto como aquello de lo cual el Otro quiere algo
\
viene al lugar de la letra "a" del fantasma. Pasando por este sitio

:l 2 En su estudio sobre Hamlet (op. cit .) Allouch muestra el/los trayectos de la


g
postergación del acto como homólogos al trayecto del grafo.
31
: ]. Lacan, "Subversion ... ", op. cit., pp . 81'.l, 814 [ed. Siglo XXI, pp. 794-795].
:14 J. Lacan: "Es este p is o sobreimpuesto de la estmctura el que hará crecer
28 J.Lacan, "Le desir. .. ", op. cit., clase del 10 de diciembre de 1958. nuestro grafo hacia su forma completa, por introducir allí en principio como el
21
! !bid., clase del 7 de enero de 1959.
30
dibuj o de un punto de interrogación que parte del círculo del gran A del Otro,
!bid. simboli zando en una homografía sorprendente la pregunta que él significa" (ibid .,
3 1 J. Lacan, "Subversion du sujet et dialéctique du désir", en Écrits, París, Seuil,
p . 815).
p. 805 [ed. Siglo XXI, p. 784].
180 SUSANA BERCOVICH HARTMAN HAMLET NO ES EDIPO 181

Lo que hasta ahora parece articularse es:


A la pregunta "¿Qué me quiere?" el sujeto recibe como respuesta
S(.q\.). El mensaje que recibe del Otro es la castración.
El sujeto no accede al mensaje del Otro S(.q\.) sin obviar un cierto
recorrido en la cadena inconsciente (piso de arriba).
El mensaje S(4\.) no es fácilmente digerible. En términos freu-
dianos, se trata de la castración del Otro correlativa a la castración
del sujeto. En términos lacanianos, la falta de un significante en
el Otro, el deseo del Otro, "que no hay Otro del Otro [.. .] Trazo
de Sin-Fe de la verdad". 37 Por ser un algoritmo, le caben muchas
lecturas; pero, y por lo mismo, no cualquiera. (A diferencia de la
prosa, a la que le cabe cualquier lectura. )
Sólo por la vía del fantasma el sujeto podrá inscribirse en el
mensaje que le llega del Otro, esto es, en S(f\). Afirmado en "a"
es como el mensaje es suceptible de tener lugar. Es como "a" (otro)
como el sujeto torna abordable la tachadura del Otro . Y también
es como "a" objeto que la causa donde el sujeto se sitúa para
g abordarla. 38
En el casos del sueño, el padre se presenta en las dos posiciones,
en S(f\) y en "a" (otro rival).
es como el sujeto se produce en la pregunta por el deseo del Otro.
Lacan hace notar que el fantasma se sitúa en posición homóloga
El deseo emerge del campo del Otro y se introduce en principio
al moi del piso de abajo. El abordaje de la castración por la vía de
bajo la forma de la pregunta "¿qué me quiere?".
ser otro lleva la marca del desconocimiento del yo. El correlativo
La respuesta, el lugar donde desemboca la interrogación, está
inconsciente (piso de arriba en el grafo) de la función de desco-
constituida por el fantasma ($O a). El deseo tiene lugar por la vía
nocimiento que constituye al yo (piso de abajo) funge como uno
del fantasma. Reencontramos la fórmula de Lacan por la cual "el
de los soportes de la formulación del fantasma en 1959. El pequeño
fantasma es el cursor del deseo".%
"a" de la fórmula S Oa, como otro -( a)utre- realza la dimensión
Lacan está en un momento de su pensamiento en el cual el
imaginaria del fantasma. Siguiendo la formulación de Lacan por la
deseo proviene del Otro, pero no sin que la línea de intención
cual "el sujeto se defiende del Otro con su moi" ,3 \1 desde esta pers-
atraviese antes por el pequeño "a" del fantasma.%
pectiva podemos afirmar que el sujeto se defiende de la castración
Lacan sitúa el fantasma a propósito del punto en que "El padre
del Otro por la misma vía por la que accede, con su fantasma .
no sabía que estaba muerto", es decir, a propósito de la inscripción
En el grafo del deseo el fantasma constituye el articulador entre
de S(,A).
el piso de arriba y el de abajo.40
" J. Lacan, "El fantasma es el cursor del deseo" ("Le désir. .. ", op. cit., clase del
3

8 de abril de 1959) . Formulación ampliame nte desarrollada enJ. Allouch, L 'érotique 37


J.
Lacan, "S.ubvers ion ... ", op. cit., p. 818 [ed. Siglo XXI, p. 798).
de deuil .. :, op. cit. 38 A propósito de la invención, según]. Allouch, del objeto "a" como causa en
3ü En el sem inari o "El análisis co mo una erotología" (San Miguel de Allende,
1963, constatamos que en 1959 se sitúa claramente la no resolu ción de la ambi-
julio de 1997) Allouch plantea qu e en 1963, en el seminario "La angustia", Lacan güedad del "a" en el SO a, y que el vaivén del otro al objeto se resuelve en e l
inventa/produ ce el objeto p e queüo "a" como causa del d eseo. Por lo cual la seminario "La angustia".
formulación del deseo como d eseo del Otro se desliza hacia "a". La causa del
deseo está en "a" y ya no en A (Otro).
39
J. Lacan, "Subversion ... ", op. cit.
40
Véase J. Lacan, El deseo y su interpretación, seminario inédito.
HAMLET NO ES EDIPO
183
182 SUSANA BERCOVICH HARTMAN

"a" como otro. En el sueño el "a" del .fantasma es el padre rival.


Ahora bien, no hay otro modo de acceder a S($), puesto que Ya tocado por el estilo Hamlet (Hamlet hace estilo), Lacan indica
como respuesta al "¿qué me quiere?", el mensaje de la falta en el lo siguiente: "Asumiendo el dolor por la muerte del padre sin
Otro S(f\) tacha al sujeto, que en fading no tiene más soporte que saberlo, el sujeto sostiene ante él, en el objeto esta ignorancia que
"a". le es absolutamente necesaria de saber que para afirmarse de allí
'habría sido mejor no haber nacido' (palabras estas últimas de
Hamlet). "El dolor culpable por la muerte del padre encubre el
VII. SITUACIÓN DEL $0 a EN 1959 dolor de la existencia. El crimen es el de haber existido en ese
deseo de muerte." 43
En 1959 Lacan opera con una concepción del fantasma que luego Hay una gama de escrituras que caben en este padre que no
varía. La variación recae sobre el estatuto del pequeño "a". En "El sabía que estaba muerto.
deseo y su interpretación" el "a" es ambiguo. Bien puede ser leído Por un lado, el padre se presenta como "a", otro rival, soporte
como el otro imaginario d e donde toma consistencia el sujeto del imaginario del sujeto tachado por el significante. Tachado preci-
inconsciente, o bien como objeto-causa del deseo. samente por esta otra escritura del padre en el sueño: ~(A).
En otro orden, Lacan es muy preciso al nombrar la relación El padre también viene al lugar de A, Otro cuya existencia, aun
entre el fantasma y el deseo. "El fantasma nos da el cursor del en la ignorancia, garantiza la existencia del sujeto. En la ignorancia
deseo", 41 no constituye sino la lectura d e lo que el grafo inscribe de su propia muerte el Otro cobra vida en el sujeto. El padre como
en el piso de arriba: ($O a) --------d, escritura indicativa de que efec- S($), en tanto la muerte redoblada por la ignorancia lo marca
tivamente el fantasma posiciona el deseo. como castrado. Constatamos la ambigüedad del término "a" de la
Respecto del padre que no sabía que estaba muerto, Lacan fórmula ($ Oa) en la interpretación lacaniana del sueño.
sostiene que aquello que el sueño cifra no responde sólo al orden Una ambigüedad del mismo orden se presenta en el estatuto
44
de la rivalidad, sino qu e además de la rivalidad e dípica el sujeto, de la letra "a" en la "interpretación lacaniana de Hamlet".
en fading, se sostiene en "a". Recordemos que Hamlet presenta la estructura d e la conquista
"El fantasma es la tela del sujeto." 42 Tachado mediante el que del deseo, operación cuya condición es situar el objeto. "El objeto
introduce la castración del Otro, el sujeto se afirma en "a" . en el deseo es el fantasma. "4 '' Cabe problematizar el estatuto de la
¿constituye la formulación de $O a un franqueamiento de lo letra "a" de la fórmula $O a en el análisis de Hamlet. La letra "a"
edípico freudiano? toma consistencia tanto de lo imaginario (otro rival/ otro del amor)
La fórmula del fantasma($ Oa), por tratarse de una forma lógica, como de lo real (en tanto objeto imposible causa del deseo). En
admite múltiples lecturas, pero no cualquiera. Debe tratarse igual- ambas lecturas de "a" se sostiene la formulación por la cual "el
mente de una lectura lógica. En este caso así lo leeremos: es como fantasma es el cursor del deseo". Siendo el soporte del sujeto ya
otro como el sujeto recibe el mensaje del Otro. sea el otro, ya sea el objeto "a".
En un ardid propio del sueño, el sujeto mantiene vivo al padre Lacan da lugar a la ambigüedad en la lectura de Hamlet y el
al hacerle ignorar su muerte. Pero además, y éste es el orden de término "a" del fantasma será soportado o bien por un otro del
lo fatídico que retorna en Hamlet, el sujeto necesita del padre en
tanto que es de esa rivalidad que se requiere viviente de donde el 4 :{ J. Lacan, "Le désir. .. ", op. cit., clase del 10 de diciembre de 1958. Osear
sujeto toma tela. En el fantasma, el sujeto toma consistencia de Massota solía forinular en términos regionales un Hamlet estilo porteño cuando
aseveraba: "No te hagas el vivo ... que estamos todos muertos."
44 J. Allouch en L 'érotique du deuil ... , op. cit., abre la ambigüedad objeto "a"
41
J.
Lacan, 0/1. cit., clase del 8 de abril de 1959. como causa del deseo y "a" como otro imaginario, al formular "a" como "el objeto
42
fantasma es propiamente la 'tela' de ese je que se encuentra primor-
" ... El pequeño otro'', p. 234.
dialmente reprimido, por no ser indicable más que en elfading de la enunciación" 4 '' J. Lacan, "Le désir .. .'', op. cit., clases del 8 y del 15 de abril de 1959.
("Subversion ... ", op. cit., p. 816 [ed. Siglo XXI, p. 796]).
184 SUSANA BERCOVICH HARTMAN HAMLET NO ES EDIPO 185

lado de la rivalidad o bien por un otro del lado del amo, o bien los oídos del público con horribles imprecaciones; volvería loco al culpable
por el objeto "a". y aterraría al inocente [...] Y sin embargo, yo, torpe y vacilante pícaro,
me quedo hecho un Juan de los Sueños, indiferente a mi propia causa ... 4 !1
En más de una ocasión en el drama, Hamlet se ve mirado por
los otros. Se ve mirado, es decir que es el otro el que soporta la Allouch señala con Lacan que, al final de "la escena dentro de
mirada sobre Hamlet en el punto de su fisura subjetiva, esto es, la escena", más que Claudio es Hamlet quien se muestra desequi-
haciendo titilar el lugar del deseo cuyo cursor es el sujeto en su librado . Los actores (i(a)) hacen oscilar el sitio del deseo.
articulación precisamente con el "a" del fantasma. Ya aquí se pre- En el caso de Laertes se trata de un rival-ideal. En una identifi-
senta la ambigüedad del otro en el lugar de objeto (que luego será cación con Laertes, soporte de "a" en el fantasma de Hamlet, como
la mirada como objeto). Hamlet se ve mirado por otro que cons- éste podrá cometer el acto de matar a Claudio poniendo fin a la
tituye entonces la mirada como objeto que divide. postergación, a su vida y al drama.
Situamos entre posibles otros a los soldados, a los actores, a En el marco especular de una lucha de rivales por el prestigio,
Laertes, y a Ofelia en un primer momento. 4 1> en la confusión de ser otro, Hamlet hace lo que debió hacer desde
Hamlet se ve interpelado por los soldados: un inicio. Pero lo que hace saltar a Hamlet a escena es el ver llorar
a Laertes la muerte de Ofelia."º
¿Qué papel estoy, pues, haciendo yo, que tengo un padre asesinado y una Hamlet como "la conquista del deseo" atañe al lugar del objeto
madre mancillada, fuertes acicates para mi razón y mi sangre, y dejo que en el deseo, esto es, el "a" del fantasma soporte del objeto imposible
todo duerma en paz? Mientras que, para vergüenza mía, estoy viendo la
que causa.
muerte inminente de estos veinte mil hombres, que por un capricho y
una ilusión de gloria corren a sus tumbas como si fueran lechos, y pelean Hamlet pone fin a la postergación bajo dos condiciones: la pri-
por un trozo de tierra tan reducido, que no ofrece espacio a los comba- mera es la presencia de Laertes llorando la pérdida de Ofelia; la
tientes para sostener la lucha, ni siquiera es un osario bastante capaz para segunda es la mu erte de Ofelia, objeto ahora imposible, también
enterrar a los muertos. iüh! iA partir de este instante, sean de sangre mis "a".
pensamientos, o no merezcan sino baldón!" 47 El pasaje de a (autre) a "a" (objeto) en la fórmula del fantasma
estará dado, en la interpretación que hace Lacan de Hamlet, por
También los actores en la interpretación de su dolor en escena el lugar de Ofelia, que desde un ini cio Lacan articula como phallus
interpelan/interpretan a Hamlet. Viniendo al lugar de "a", hacen ( Ophélie-phallus)
titilar el sitio del deseo (y con él la postergación del Acto). 48 Ofelia como falo ocupa posiciones diferenciables en el drama." 1
Ofelia constituye en principio el otro amado. Ahora bien, el
iüh, qué miserable soy! ¿Qué parecido a un siervo de la gleba! No es otro del amor no es cualquier otro. El "a" del otro amoroso (amado)
tremendo que ese acto, no más que en ficción pura, en sueño de pasión, se superpone al "a" como objeto. Se ama al otro porque el otro
pueda subyugar así su alma a su propio antojo, hasta el punto de que por es supuesto portador de un objeto, a.
la acción de ella palidezca su rostro, salten lágrimas de sus ojos [.. .] iY
El objeto es supuesto en el otro,, por lo mismo, amado. El amor
todo por nada! iPor Hécuba! ¿ Y qué es Hécuba para él o él para Hécuba,
que así tenga que llorar sus infortunios? ¿Qué haría él si tuviera los motivos
4 ! 1 W.
Shakespeai-e, Hamlet, acto dos, escena u.
o impulsos que yo tengo? Inundaría de lágrimas el teatro, desgarrando
!iO J.
Allouch: "Leemos con los dos pisos del grama: del mismo modo que se
inscribe una relación narcisista entre el moi y la imagen del otro, una relación
4
1> Remito al libro de J. Allouch, L 'érotique du deuil ... , op. cit. , donde el autor constituyente del moi, esto en el piso inferi or (imaginario ) del grama, del mismo
formula el trayecto de Hamlet respecto de Ofelia ("Étude b: Lacan inte1·prete modo podemos inscribir, en el piso su perior (simbólico), un duelo asumido, esto
d'Hamlet"). es constituido tomando apoyo sobre otro duelo" (L 'érotique du deuil ... , op. cit., p.
47
W. Shakespeare, Hamlet, acto cuarto, escena IV. 2%.
48
J. Allouch, L 'érotique du deuil ... , op. cit . En el estudio b el autor amplía pers- !íl J. Allouch, ibid. Remitimos al estudio "b" donde el autor puntúa el trayecto
pectivas respecto de la composición-descomposición del fantasma. de Ofelia.
186 SUSANA BERCOVICH HARTMAN
HAMLET NO ES EDIPO 187

funciona como velo del deseo en tanto que, al suponer que otro designan aquí una sola y misma operación, aquella que hace gracioso el
tiene lo que al sujeto le falta, propicia mantener en el desconoci- objeto del deseo, aquella que permite que funcione la estructura imagi-
miento el hecho de que el objeto, justamente, es uno que falta. naria del fantasma.
Por el sesgo de la estrctura amorosa es como Lacan opera el Lacan radicaliza la función del duelo: no hay relación de objeto sin
pasaje de a (autre) al objeto "a". El amor propicia la operación duelo no sólo del objeto sino también de ese suplemento, de esta libra
puesto que aquello que anuda su estructura es justamente que se de carne fálica que el sujeto no puede sino sacrificar para tener acceso
ama a otro por lo que el otro tiene/no tiene. Esto es, por lo que al objeto.:i:i
el otro conlleva de objeto, causa del deseo.
En el análisis de Hamlet, Ofelia como otro y objeto constituye Hamlet indica el punto de la declinación edípica freudiana.
el agente de dicho pasaje. 52 Renunciar a ser para, desde la ilusión de tener, perder.
El objeto en el deseo requiere de un lugar. La operación de
sacrificio es condición para ese sitio. El sacrificio del falo da lugar
VIII. CONCLUSIÓN al objeto causa fundando el sitio de su imposibilidad. El deseo
como deseo del Otro pasa a ser causado por "a"." 4
Edipo no es igual a su declinación. Ya para Freud la declinación En la lógica fálica del Edipo, Lacan introduce el fantásma como
del Edipo implica la renuncia al falo. Hamlet en un contexto edípico articulador de la causa perdida. La diferencia entre Hamlet y Edipo
presenta el drama por el cual tal renuncia constituye un duelo y es la introducción del objeto "a" en el deseo.
un sacrificio. A modo de conclusión abriremos ciertas problemáticas en torno
Lacan lleva la renuncia hacia el duelo al tiempo que el falo oscila a la experiencia de análisis que, como experiencia trágica, sitúa el
de su estatuto simbólico para indicar el objeto. El duelo por el falo destino en una anterioridad; y como experiencia dramática el des-
entraña un sacrificio suplementario: la pérdida del objeto, esto es, tino se produce como efecto de estructura.
su instauración como objeto imposible que desde el fantasma hace La experiencia analítica es pensable también como la r ealización
lugar al deseo. Hamlet constituye la lógica por la cual el sujeto del trayecto del grafo. El analista como agente del recorrido cons-
sacrifica el objeto para que en el deseo el objeto tenga lugar (vacío). tituye el soporte de sus elementos. En un análisis también se trata
de hacer sitio al deseo, para lo cual es necesario completar el
Hay, según Lacan, un duelo parapsicótico, constituyendo como tal la trayecto con una renuncia y un sacrificio.
relación de objeto. No hay sujeto deseante fuera de la vía de esta parap- Es pensable la experiencia analítica como la realización de un
sicosis. La razón esencial es que el objeto del deseo es un objeto funda- duelo? En un análisis se transmite el objeto imposible, causa del
mentalmente perdido, un objeto imposible, que en ello consiste su real. deseo. Su final, estará articulado con la caída del objeto "a" cuyo
Ahora bien, esta imposibilidad no es algo dado. Acceder allí equivale a soporte es la presencia del analista. La transmisión en un análisis
constituir el objeto en el deseo . Freud había nombrado castración a la vía del objeto imposible anuda y reinaugura la relación del objeto con
de acceso al objeto del deseo; prolongando a Freud, gracias a esta dimen- j(A) y la causación del deseo.
sión imaginaria que ha sabido distinguir, Lacan agrega que el objeto del
deseo no se constituye, en el fantasma, más que sobre la base de un iVaya experiencia la de un análisis! En ella, y por lo que allí se
sacrificio, de un duelo, de una privación del falo. Estos tres términos juega, el que pierde gana.

!i~ !bid., p. 257. Culmina su formulación: "La pérdida de 1 no se realizará sin


"
2
J. Allouch: "Hay dos sacrificios del falo distintos puesto que, con el primero, aquella del pequeüo a" (ibid ., p. 258).
Ofelia es sacrificada en tanto que siendo el falo, mientras que el segundo tiene 4
:. En su seminario "El análisis como una erotología", Allouch cuestiona la
por obj eto sauificial al falo en el acto mismo de posicionar a Ofelia en su lu ga1-,
vigencia de la formulación del deseo como deseo del Otro, puesto que a partir
dicho de otro modo, en tanto que ella no lo es (o no lo es más)" (L'érotique du
del seminario "La angustia" y con la precisión que allí opera Lacan d el "a" como
deuil ... , op. cit., p. 275).
objeto causa, el deseo no proviene del Otro sino del objeto "a" como imposible.
EL NOMBRE DEL PADRE COMO SUPLENCIA 189

EL NOMBRE-DEL-PADRE COMO SUPLENCIA pqra el psicoanálisis. Pero las diferencias no dejan de hacerse pre-
sentes a poco de andar y, luego de subvertir el concepto del signo
FRIDA SAAL saussuriano, vendrá la significancia a modificar el estatuto del sig-
nificado. La significancia es efecto del significante y no paralelismo
entre los elementos constituyen tes del signo, tal como lo pensaba
de Saussure. Más tarde llega a la concepción de lalangue que coloca
a ambas disciplinas, psicoanálisis y lingüística, en regiones diferen-
tes. Mientras que el psicoanálisis se ocupa del sujeto de la ciencia,
El título de este trabajo parafrasea el título del presente coloquio: es precisamente a ese sujeto al que la lingüística, como ciencia,
"Las suplencias del Nombre-del-Padre'', que surgió a su vez de la pretende forcluir. 1
discusión teórica que cerró el coloquio anterior. Esto abre numerosos interrogantes porque, a lo largo de todas
El tema, así formulado en plural, "Las suplencias", se relaciona esas reelaboraciones de su relación con la lingüística, Lacan sigue
con algunas propuestas de Lacan, explicitadas en los seminarios refiriéndose a la metáfora del Nombre-del-Padre como si esos cam-
XXII y XXIII R.S.I. y Le sinthome, respectivamente. Se trata de un bios no se hubieran producido, como si no afectaran a la concep-
punto coyuntural donde se dan cita diversos aspectos de la teoría tualización aquí en juego.
lacaniana, un nudo de problemáticas que hace que tanto la suplen- En segundo lugar, no debemos olvidar que este tema ocupa un
cia, como su plural se transformen en puntos de interrogación lugar central en la clínica lacaniana; la instauración o no de la
inquietante acerca de los conceptos aquí relacionados: ¿cómo son metáfora del Nombre-del-Padre pone en juego dos destinos cuya
afectados por esta propuesta la teoría del significante, la concep- diferencia no es trivial: de un lado se organizan todas las modali-
tualización de la psicosis, la dirección de la cura, sólo por mencio- dades de la neurosis, del otro, en el caso de la forclusión de ésta,
nar algunos de los problemas? nos encontramos con la condición específica de la psicosis. En el
Parece conveniente, pues, aprovechar la oportunidad del colo- seminario de 1963-1964, aquel que Lacan suspendiera después de
quio para realizar un recorrido por la obra de Lacan, ubicando el su sesión inaugural, Lacan introduce una modificación y el Nom-
tema del Nombre-del-Padre y correlacionándolo con las divers·as bre-del-Padre se transforma en los nombres del padre. Veremos el
problemáticas en juego. El proyecto en sí es de largo alcance. Lo efecto de esta pluralización en sus consecuencias clínicas y teóricas
que aquí presento es el enunciado de un recorrido y la puntuali- para el abordaje psicoanalítico de las psicosis.
zación de ciertos problemas que encuentro inquietantes. En tercer lugar, al mencionado plural se agrega la posibilidad de
En primer lugar, constatamos que el tema de "Las suplencias del las suplencias. Esa propuesta que, como señalamos, aparece en los
Nombre-del-Padre" remite a la conceptualización del Nombre-del- seminarios XXII y XXIII, abre infinitos interrogantes más: a partir
Padre como metáfora, que es como aparece en la obra de Lacan. de entonces, si bien es posible suplir un error de anudamiento de
Al hablar de metáfora estamos inmediatamente inmersos en las los tres registros de lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario, ¿sigue
relaciones entre la lingüística, la lengua y el psicoanálisis. Sabemos siendo posible afirmar que existe una diferencia estructural entre
que éstas no han sido simples y conocen en la obra de Lacan la neurosis y la psicosis, o nos encontramos en una situación im-
diferentes momentos, algunos de los cuales recordaremos aquí. posible de definir, para efectos prácticos, y donde la forclusión es
Lacan comienza reuniendo ambos campos, encantado con lo tan sólo un supuesto identificable a posteriori, en el caso de que la
que la lingüística le enseña, pues ha encontrado una disciplina más psicosis llegara a desencadenarse?
próxima al psicoanálisis que la biología. Vislumbra así un camino
donde, tomados de la mano, podrían abordar problemas cruciales 1 Para un recorrido más completo de esta relación entre lingüística y psicoaná-
de la cultura y del psicoanálisis . El e ncuentro con de Saussure es lisis remitimos al lector al trabajo de Néstor A. Braunstein, "Lingüistería", en El
el fe liz momen to que permi te soñar con una nueva orientación lenguaje y el inconsciente freudiano, México, Siglo XXI, 1982, p . 161.
(188]
190 FRIDA SAAL EL NOMBRE DEL PADRE COMO SUPLENCIA 191

Éste nos parece el punto de mayor gravedad en los avatares .Q.e particular de los sujetos. En este momento la diferencia entre Freud
este concepto. La propuesta de Lacan de la forclusión de la metá- y Lacan es clara: Helí Morales escribe:
fora paterna abre una clínica diferencial entre las neurosis y las
psicosis. La propuesta del sinthome como la posibilidad de corregir La diferencia es clara: en estos momentos en Lacan no hay espacio para
un error de anudamiento, ¿borra lo que antes él había abierto? el complejo de Edipo, porque no hay lugar para el padre. La exclusión
Comencemos, pues, nuestro camino, en donde estas problemá- del padre y del Edipo exigen a Lacan permanecer en las tierras de la
dimensión imaginaria, en las tierras de la imagen como fundamento. Y
ticas se entretejen, y justamente porque se entretejen nos vemos
es precisamente sobre esas tierras sobre las que florece su tesis de doc-
obligados a abordar puntos aquí enunciados, sin un orden exclu-
torado . La inclusión del padre y del Edipo en la obra de Lacan, así como
yente, interrelacionándolos las veces que su desarrollo lo exija. el lugar del Otro, tendrán que esperar algunos años, tendrán que esperar
¿cuándo, dónde y cómo plantea Lacan el tema de la metáfora que otro registro se haga patente. 4
del Nombre-del-Padre? La respuesta no es difícil para un lacaniano
por poco informado que estuviese: hacia el final del seminario III, Lacan elige el complejo fraterno como nudo dramático en el caso
consagrado a las estructuras freudianas de las psicosis que Lacan Aimée y ubica a la hermana (esta cuya intrusión en la vida de la
dictó en los años 1955-1956. 2 paciente no despierta en ella la indignación o la ira que Lacan
Sin embargo, el tema de las psicosis ya tenía recorrido en la esperaba)' en el lugar de ideal del yo que, desplazándose a través
historia intelectual de Lacan, que por esta vía entró y pasó de la de la serie de figuras sustitutivas: amigas, escritores, etc., termina
psiquiatría al psicoanálisis. Su tesis de doctorado (1932) fue, como personificando en .una actriz (la que será víctima del atentado) el
bien sabemos, La psicosis paranoica y su relación con la personalidad, objeto persecutorio al que ataca. Al atacar a esta parte de sí misma
caso que ha entrado en la historia, en nuestra historia, como el en el perseguidor construido el delirio se disuelve; habiendo pa-
caso Aimée. Paralelamente, y en estrecho contacto con los surrea- gado su pena, Aimée concede al superyó, ávido de castigo, la cuota
listas, publicó en la revista Minotauro ( 1933) "Motivos del crimen necesaria de sufrimiento que le permite estabilizar su existencia.
paranoico: el crimen de las hermanas Papin". Pero al privilegiar el complejo fraterno, al no poner al complejo
Hay así un "antes"de la metáfora del Nombre-del-Padre en el de Edipo en el centro de la resolución, al no incluir al padre,
abordaje de la psicosis y en ese antes conviene interrogar por los decimos, algo a la ligera tal vez, que Lacan se queda en las tierras
medios de explicación de los que, en ese primer tiempo, se valió de la dimensión imaginaria. Tal vez sería más apropiado afirmar
Lacan. que, para explorar estas tierras y dar inteligibilidad al drama, Lacan
Al comenzar su formación, Lacan~ está influido aún por el pen- se vio obligado a descubrir y describir el registro de lo imaginario,
samiento de Jaspers y se centra en el problema de la comprensi- punto de partida de la distinción ulterior de los tres registros.
bilidad del ~lirio. Aborda la psiquiatría valiéndose de recursos Acompañado por Aimée y por las hermanas Papin es como puede
psicológicos y psicoanalíticos para impugnar el organicismo y as- plantear las preguntas que lo impulsan a proponer el estadio del
pira a ubicar el sentido del delirio en relación con la historia espejo, en su simplicidad explicativa, en su complejidad constitutiva,
2 En el proceso de elaboración de este trabajo apareció el libro de Erik Porge
en su función trascendental.
Sabemos bien que el trabajo pionero de "El estadio del espejo.
Les noms du jJere chezjacques Lacan, París, Erés, 1997. En este texto, al que remitimos
al lector, su autor hace remontar a 1951 la primera aparición del término Nom du Teoría de un momento estructurante y genético de la constitución
Pére en Laca n. Nuestra pregunta es diferente y re mite a la aparición de la m etáfora de la realidad, concebida en relación con la experiencia de la
paterna. El interesante reco rrido de Porge tiene otro enfoque y trata de resolver doctrina psicoanalítica". "The looking glass-phase"" es una teoriza-
la articulación, no la identificación, entre el Nombre-del-Padre y los registros, Real
Imaginario y Simbólico, así como la articu lación entre el Nombre-del-Padre y el
concepto muy posterior de Sujeto Supuesto Saber. 4 Helí Morales Ascencio, Sujeto del inconsciente, UNAM/ENEP-Aragón, 199:1, p. 49.
~ Frano;ois Leguil, "Lacan avec et contrejaspers", en Ornicar, núm. 48, Navarin, :; Tal es el nombre completo con que fue presentado este trabajo en el congres o
1989, p. 5. de la IPA.
192 FRIDA SAAL EL NOMBRE DEL PADRE COMO SUPLENCIA 193

ción que se desprende de la clínica y que reconoce en las célebres y eso nos impedía ver todos los aspectos de búsqueda presentes
paranoicas a sus predecesoras y en cierto modo coautoras. en aquel primer trayecto. Aquí "la matriz simbólica" es la del espejo,
En el año 1949 Lacan publica la versión escrita, la que todos es símbolo en tanto representación, pero no tiene las características
conocemos, que lleva por título "El estadio del espejo como for- del registro de lo simbólico que Lacan hará después coincidir con
mador de la función del yo tal como se nos revela en la experiencia el lenguaje, con el tesoro del significante, que es, en un momento
psicoanalítica".li Contemporáneo de éste es el trabajo que se titula posterior pero todavía no definitivo de su obra, precondición de
"La agresividad en psicoanálisis". Poner estos dos textos en relación toda imaginarización. Esta forma primordial de la imagen es an-
no responde a ninguna manía cronológica sino que señala que terior en este texto a la. restitución universal, por el lenguaje, de
ambos forman una unidad complementaria: si el estadio d el espejo la función del sujeto. Así, la primera apertura del registro de lo
nos coloca frente al papel constitutivo de la imagen en la función imaginario es todavía pura especularidad, todavía le faltará anu-
del yo, esta enajenación primera es consustancial con la agresividad darse con lo simbólico para poder generar el campo del sentido.
que despierta el otro que es yo mismo, en la dialéctica excluyente Éste es, pues, el modo en que Lacan aborda las psicosis antes
del Yo o el Tú. Es buscando el destino de la agresividad que Aimée de la metáfora del Nombre-del-Padre: el complejo fraterno es cen-
no pone en juego contra su hermana con lo que Lacan pergeña tral y está ligado a la agresividad correlativa del narcisismo. Sirve
su idea de la agresividad como la tendencia correlativa de un modo esta etapa a Lacan para desarrollar los alcances y consecuencias
de identificación que llamamos narcisista. 7 del modo de identificación imaginario. Falta aún , en el análisis del
Si el "Estadio del espejo" indica cuál es el espejo que se rompe registro simbólico, producir la inversión del signo saussuriano para
en el acto agresivo de Aimée o de las hermanas Papin, con él Lacan poder pensar el lugar de la metáfora.
sienta las bases de lo que bautizó y teorizó como el registro de lo Podemos decir que hacia 1953 la mayoría de los personajes del
imaginario; para nosotros esta elaboración primera no da cuenta teatro lacaniano han sido ya presentados, sin embargo no es lo
del imaginario en toda su complejidad tal como fue planteada por mismo presentar un personaje que desarrollar su carácter. Muchas
Lacan más adelante. cosas van a cambiar y otras más adquirirán un peso o una densidad
Nuestro ingreso a la realidad y a la representación de nosotros diferentes. Tenemos así los registros de lo real, lo simbólico y lo
mismos requiere de la acción enaje nante de la imagen especular. imaginario; Lacan nos enseñó a reconocer el carácter irredimible-
En este momento del pensamiento iacaniano tal identificación es- mente imaginario del yo, y establecía por aquel entonces la prima-
pecular es anterior a la simbólica. Escuchemos: cía de lo simbólico. Por esos años la teoría del signo de De Saussure
con su doble vertiente del significante y del significado era reto-
El hecho de que su imagen especular sea asumida jubilosamente por el mada por Lacan sin reservas ni modificaciones y aplicada al campo
ser sumido todavía en la impotencia motriz y la dependencia de la lactancia del psicoanálisis. Las expectativas cargadas de esperanza lo llevaban
que es el hombrecito en ese estadio infan.i~ nos parecerá por lo tanto que
a hablar de palabra plena y a formular la existencia del punto de
manifiesta en una situación ejemplar la matriz simbólica en la que el yo
se precipita en una forma primordial, antes de que el lenguaj e le restituya
capitón, punto ideal de unificación entre el significado y el signi-
en lo universal su función de sujeto. 8 ficante. Ideas de un Lacan primero que han sido objeto de innu-
merables críticas por parte de Derrida, como si éste desconociera
El párrafo que acabamos de citar no deja de sorprendernos a todas las modificaciones que Lacan formulara respecto de este
pesar d~ ser tan conocido. Siempre lo hemos leído a partir de lo periodo de su enseñanza en .sus elaboraciones posteriores.
que ya conocíamos del Lacan posterior, presuponiendo un ya allí, Nos hemos detenido sobre estos aspectos porque plantean pun-
tos de interés en la relación del psicoanálisis con la lingüística,
¡¡J. Lacan, Escritos , México, Siglo XXI, 1984, p. 86.
puntos de comienzo de una investigación que justamente serán
7
!bid.' p. 102. subvertidos cuando Lacan se acerque, con estos instrumentos saus-
8
!bid., p. 87 (las cursivas son mías). - sureanos, a pensar el problema de la psicosis.
194 FRIDA SAAL
EL NOMBRE DEL PADRE COMO SUPLENCIA 195
La perspectiva de este trabajo me condujo a acercarme nueva-
mente a ciertos textos de Lacan. Releer es redescubrir, reelaborar. la relación del significante y el significado está lejos de ser, bi-unívoca,
Eso me pasó con el seminario III Les psychosesY Tal vez este texto como se dice en la teoría de conjuntos[ ... ] M. de·Saussure, en su célebre
curso de lingüística, representa un esquema con un flujo que es la signi-
es una primera "Subversión del sujeto". Comencemos por un en-
ficación, y otro que es el discurso, lo que escuchamos
cuadre textual temporal. El seminario se desarrolló en el curso de
Este esquema es discutible. En efecto, se ve bien que, en el sentido
los años 1955-1956, y ya hemos dicho que fue hacia el final de este diacrónico, con el tiempo se producen deslizamientos, y que en todo
seminario cuando _Lacan formuló la idea del lugar decisivo que momento el sistema en evolución de las significaciones humanas se des-
tiene la metáfora del Nombre-del-Padre en la instauración del sujeto plaza y modifica el contenido de los significantes que toman empleos
del inconsciente. diferentes. 12
Además del seminario, hubo en ese tiempo dos vástagos muy
importantes, que eran consecuencia y continuación de tal elabo- En esta cita encontramos el comienzo de una crítica que llevará
ración y que tienen un lugar preponderante en los Escritos. Se trata a la subversión de la idea lingüística del signo.
de "La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde El fenómeno delirante, al magnificar la distorsión de la relación
Freud'', 10 texto del año 1957, y "De una cuestión preliminar a todo con la realidad, enseña a Lacan que es la relación misma del sujeto
tratamiento posible de la psicosis", 11 fechado en diciembre de 1957, con el orden simbólico la que está en juego en esa su lengua
enero de 1958. fundamental: "Es a través de los fenómenos de lenguaje que vamos
Siguiendo el ejemplo de Freud, Lacan se acerca al texto auto- a esclarecer una dimensión nueva en la fenomenología de las psi-
biográfico de Schreber como fuente inagotable para pensar el pro- cosis", dice Lacan. n
blema de la psicosis. Freud encuentra en la gramática el modo de Analizando puntualmente estos fenómenos Lacan encuentra, en
dar cuenta de los distintos tipos de delirio, a partir de las trans- las frases inconclusas que el presidente Schreber se consagra a
formaciones en el sujeto, verbo y predicado de la frase "yo lo amo", completar, con absoluta convicción del sentido de su significación,
que organizarían los temas del delirio de persecución, del delirio un modelo presente en el lenguaje en general, el de que el signifi-
celotípico y del delirio erotomaniaco, con una cuarta modalidad cante anticipa su significación. El sentido va siempre hacia otra sig-
negativa, que sería la negación de todo otro objeto en la frase "yo nificación. De ninguna manera podemos considerar que sea la cosa
no amo a nadie, sólo me amo a mí" (delirio megalomaniaco). Lacan de la que se habla el punto de su detención fundamental. El refe-
presta especial atención a la estructura de la lengua fundamental rente, externo y ajeno al sistema que lo simboliza, está desde siem-
de Schreber y, si antes dijimos que eran las paranoicas las coautoras pre y para siempre fuera del orden significante.
de la idea de especularidad, es ahora Schreber quien le muestra El fenómeno psicótico se caracteriza por un estallido de la sig-
la estructura oculta del lenguaje. Y así como con las paranoicas nificación, y pone en evidencia que la idea espontánea de que la
Lacan elabora su concepción original del estadio del espejo, es con significación estaba corno adherida al significante no puede ya
Schreber con quien pone al descubierto la particular estructura sostenerse. La metáfora freudiana del vaso, que al romperse pone
del lenguaje iniciando una distanciamiento respecto de la lingüís- en evidencia las líneas de fractura que se mantenían ocultas, vale
tica de Ferdinand de Saussure: para la develación que hace Lacan del funcionamiento de la lengua.
Aquí encontramos los fundamentos de la inversión que Lacan
El inconsciente está, en su fundamento, estructurado, tramado, encade- promovió sobre el signo saussuriano en la producción de lo que
nado, tejido de lenguaje. Y no solamente el significante juega allí un papel él llamó el algoritmo:
tan impórtante como el del significado, él juega el papel fundamental [ ... ]

9
J. Lacan, Le sérninaire. Livre !JI. Les psychoses, París, Seuil, 1981.
10
J. Lacan, Escritos, op. cit., p. 4 7:1.
11
!bid.' p. 5 J:I. 12
J. Lacan, Le séminaire. Livre III, op. cit., p. 135 (las cursivas son mías).
13
!bid., p. 116.
196 FRIDA SAAL EL NOMBRE DEL PADRE COMO SUPLENCIA 197

~ (Significante) la relación del sujeto con el sistema simbólico dependen los modos
s (significado) diferentes en que esa realidad llega a constituirse y, con ello, la
que se hace problemática es la realidad misma. Si la realidad de-
Se ha instaurado la primada del significante y se ha eliminado pende del modo de inscripción y de articulación de los registros,
la elipsis. El signo saussureano pierde su unidad y se abre a todas deja de ser rectora soberana e inmutable y se muestra en su insos-
las posibilidades de los deslizamientos y juegos de malentendido, layable carácter de semblante.
que es el uso general del lenguaje. Vemos así que la lingüística es el Los modos de constitución de la realidad son diferentes para
instrumento privilegiado que Lacan utiliza para abordar las psicosis el neurótico y para el psicótico. Para definir esa diferencia en lo
y, al mismo tiempo, este estudio de las psicosis le abre el camino simbólico, que produce efectos devastadores en lo imaginario, es
para separarse de la lingüística, generando un espacio psicoanalí- para lo que Lacan formula su propuesta de la Verwerfung (forclu-
tico que permite pensar de otro modo la relación del sujeto con sión) de un significante primordial como mecanismo de la psicosis.
el lenguaje.
Al subvertir el signo saussureano, Lacan libera posibilidades ¿De qué se trata cuando hablo de Verwerfung? Se trata del rechazo de un
para su propia elaboración teórica. De hecho, las definiciones de significante primordial en las tinieblas exteriores, significante que desde
la metáfora como la sustitución de un significante por otro signifi- entonces faltará a ese nivel. He aquí el mecanismo fundamental que su-
pongo en la base de la paranoia. Se trata de un proceso primordial de
cante y de la metonimia como el efecto de un deslizamiento signi-
exclusión de un adentro primitivo, que no es el adentro del cuerpo, sino
ficante, requerían de ésta subversión previa. Es también el requisito el de un primer cuerpo del significante.rn
en que se funda su definición de que "el significante representa
al sujeto ante otro significante". Lacan señala que nos adentramos en la dimensión del mito
Este movimiento da a la dimensión de lo imaginario una den- cuando planteamos la cuestión de un significante primordial.
sidad que no tenía hasta ahora. Ha quedado atrás la identificación En el caso de Schreber se nos aparece una perturbación, una
de lo imaginario con lo especular. Todo el campo del sentido queda fisura en la relación con el otro, que él llama el asesinato del alma,
ahora incluido en la dimensión imaginaria. Ésta puede ser explo- su modo de sufrir en su conjunto los fenómenos del discurso
rada por el delirio pero no da cuenta del delirio. Las distorsiones revelan una falla constitutiva que está en relación con la imago
imaginarias desplegadas en él no nos dicen nada de aquello que
paterna.
lo causa: Llegamos a la explicación lacaniana del mecanismo desencade-
nante de la psicosis: es la falta de un significante primordial, que
La enajenación es el imaginario en tanto tal. No hay nada que esperar
del modo de abordaje de la psicosis sobre el plano imaginario, porque el implica la no instauración o la pérdida del Otro, la que produce
mecanismo imaginario es lo que da su forma a la enajenación psicótica, como efecto todas las deformaciones en lo imaginario de las que
pero no su dinámica... [Y poco más adelante:] Tenemos la idea que, más nos habla el delirio. 17 A este significante primordial que puede
allá del pequeño otro del imaginario, debemos admitir la existencia de faltar Lacan lo llama significante del Nombre-del-Padre.
otro Otro. No nos satiface solamente porque le damos una mayúscula, sino Huelga aclarar que no se trata del padre que siempre es insufi-
porque lo situamos como el correlato necesario de la palabra. 14 ciente en cuanto a esta función . Se trata de un lugar, como dijimos
antes, de una metáfora, en donde el Nombre-del-Padre deberá
La tesis que Lacan formula es que "la realidad está marcada de
entrada pior la aniquilación simbólica" .15 u; !bid., p. 171 (las cursivas son mías)
17 En un trabajo anterior ("La carta forzada de la clínica", en El laberinto de las
Permítasenos, pues, plantear esta expresión en su reverso: de
estructuras, México, Siglo XXI, 1997, p. 47) hemos trabajado la diferencia entre las
expli caciones de Lacan y las de Freud en cuanto al mecanismo productor d e la
14
!bid., pp. 166-167. psicosis. El concepto de Venverfung, utilizado ya por Freud, es desplazado y reela-
15
!bid., p. 168. borado por Lacan.
198 FRIDA SAAL
EL NOMBRE DEL PADRE COMO SUPLENCIA 199

sustituir al Deseo de la Madre para darle una significación al sujeto. Ambos planteas remiten a una misma pregunta, la pregunta por
Su fórmula es :18 el origen de la vida psíquica y la existencia de la Ley como su
condición necesaria. La respuesta freudiana nos remite a la signi-
ficación de la idea de padre, por ser el padre una realidad sagrada,
Nombr e-del-Padre • Deseo de la Madre -+ Nombre-del-Padre (~) m ás espiritual que ninguna otra. El padre y la Ley son los requisitos
Deseo d e la Madre Significado del sujeto Falo
para la instauración de la vida psíquica, en requisitos de subjetiva-
ción.
La psicosis estallaría entonces cuando el Nombre-del-Padre for- Para dar cuenta del ya allí de la Ley, Freud propone el mito
cluido abre un agujero en el significado. Por ese agujero se produce sanguinario de la horda primitiva que es Tótem y tabú. Lacan esta-
un deslizamiento, comparable a un derrumbe, por donde toda la blecía, con la metáfora del Nombre-del-Padre, una conceptualidad
realidad se trastoca en un desastre creciente en lo imaginario, hasta menos novelada o imaginarizada, también menos teatral que el
que consiga estabilizarse de un cierto modo en la metáfora delirante. complejo de Edipo.
Al final del trabajo "De una cuestión preliminar a todo trata- ¿cómo dar cuenta de la constitución de la realidad psíquica, de
miento posible de la psicosis" Lacan da su mejor definición de la esta represión originaria que es la puesta en escena de la otra escena,
metáfora paterna: "[es] el significante que en el Otro, e n cuanto donde el deseo, el sueño y la vida toman sus lugares?
lugar del significante, es el significante del Otro en cuanto lugar Ése es el puesto del Nombre-del-Padre en la teoría lacaniana, y
de la Ley". 1!1 • es paradójico porque es la marca de un origen que, como todos
El Otro es el lugar de la Ley. Vemos así el aspecto paradójico sabemos después <;le Derrida, no es originario. Todos estamos,
de la misma, ya que la Ley (con mayúsculas) es el supuesto necesario como en el cuento de Kafka, "Ante la ley", porque la ley es tá desde
para que existan los sujetos hablantes. La Ley está ya allí, desde antes. Lacan dirá: "Antes que haya Nombre-del-Padre, no había
siempre, increada. padre, había toda clase de cosas. Si Freud escribió Tótem y tabú es
Para adentrarnos en es ta relación entre el Nombre-del-Padre y que pensaba entrever lo que allí había, pero seguramente antes
la psicosis tal como la trabaja Lacan, debemos volvernos hacia la que el término padre se hubiera instituido en un cierto registro,
preocupación freudiana por el lugar del ·padre en la introducción históricamente no había padre." 21
del sujeto a la vida psíquica. Vemos que es la institución del término en un cierto registro
Hay una constante que atraviesa la obra de Freud, desde el final - el registro Simbólico- lo que hace padre al padre, y no a la inversa:
de La interpretación de los sueños h asta el Moisés y la religión mono- ningún padre, en su insuficiente realidad, podría dar origen a ese
teísta: en la primera encontramos a Freud debatiéndose, para dar lugar, y sin embargo, desde allí y en nombre de esa metáfora, es
un estatuto a la realidad psíquica (¿qué tipo de realidad es esta que desde donde todo padre podrá autorizarse.
sin ser material es tan real en la producción de sueños y síntomas? ), El No mbre-del-Padre es así el responsable d e instaurar la signi-
en el segundo la pregunta a la que Freud trata de dar re&puesta, ficación fálica, siendo el falo el significante responsable de todos
y que es correlativa de la anterior, es: ¿cómo se introduce la espi- los efectos de significación, 22 incluido el de dar significado fálico
ritualidad en la vida del hombre? La realidad psíquica y la espiri- al sujeto tal como lo vimos en la propuesta de la metáfora ya
tualidad son entonces una y la misma cosa. Lacan reformula esta presentada.
idea diciendo que es"el modo en que la verdad entra en la vida del Estos conceptos que se anudan sin recubrirse totalmente, ni
hombre". 2 () sustituirse, forman un nudo importantísimo en la teoría: el Nom-
bre-del-Padre, el Falo y la represión originaria son todas formas
18
J.
Lacan, Escritos, op, cit., p. 5:19. 21
19
!bid.' p. 564. lbid., p. '.-\44 .
20
J. Lacan, Le sém inaire. Livre IIJ, op. cit., p . 24:1.
22
J. Lacan, "La significación del falo" , en Escritos, p. 665.
200 FRIDA SAAL
EL NOMBRE DEL PADRE. COMO SUPLENCIA 201
de bordar alrededor de esta difícil conceptualización. 23
Así, dependiendo del hecho que se instaure o se forcluya el
Nombre-del-Padre, metaforizando el Deseo de la Madre, tendremos ] goce transexualista
·········· ............. ......
~

modos de acceso diferenciados a la realidad. Los esquemas R (aba-


jo) e 1 (página siguiente), que aparecen en el artículo de La can,
"De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psi-
cosis'', 24 son intentos para dar cuenta de la constitución diferen-
ciada de la realidad en el caso de las neurosis y de las psicosis:
.7'
<p - - - - - - - M
is ,,,,,,, .,.,.,.f
'Cf
'CJ' Palabra
y
1
y
,, En el esquema 1, en el caso de la psicosis, la falta de este anclaje
:• ••:•

I!! )
en lo simbólico produce un agujero que tiene su contrapartida en
la distorsión que se produce en lo Imaginario.
..,.
Es allí donde alcanzamos a ver delinearse un más allá que lo
simbólico no llega a cernir y que será lo Real lacaniano. El psicótico
m ,,,, que forcluye la castración la reencuentra en una realidad agujerea-
:r da, a la que él debe sostener con toda clase de remiendos.
El paso para una constitución lacaniana de la realidad aún no
ha sido franqueado y el Nombre-del-Padre funciona todavía como
p> un punto de capitón, punto ideal de unión entre el significante y el
. A significado; nos encontramos aún en la tierra de la palabra plena,
p aunque no sea más que como posibilidad.
Si bien el Nombre-del-Padre es un punto de capitonado, no es
Aunqu~ Lacan ya habla de Real, Simbólico e Imaginario, no es el único, en el seminario III ya decía: "Yo no llevo la cuenta, pe-
difícil percibir en este esquema que a esta altura de su elaboración ro no es imposible que se llegue a determinar el número mínimo
el registro de lo Real se confunde con la Realidad y que tanto lo de puntos de ligadura fundamentales entre el significante y el
real como la realidad dependen de lo que acontezca en el registro signifieado necesarios para que un ser humano sea llamado normal,
de lo simbólico. En el esquema R, donde se expresa la constitución y que, cuando éstos no se establecen, o se aflojan, hacen al psicó-
de la realidad para el neurótico, el funcionamiento de P como la tico. " 25
posición en A del Nombre-del-Padre, hace de sostén de la realidad Comentar este párrafo es señalar que, así como una mesa ne-
delimita~a por el cuadrángulo Miml. El sujeto encuentra allí el cesita cierto número de patas para conservarse en pie, así también
soporte para moverse en una realidad compartida. el ser humano necesita cierto número de puntos de amarre para
23 Para un desarrollo de esta articulación remitimos al libro de N . Braunstein, que su realidad no zozobre. Esos puntos son, en este momento
Goce, México, Siglo XXI, 1990.
24 J. Lacan, Escritos, op. cit., pp. 534 y 553, respectivamente.
2" J. Lacan, Le séminaire. Livre III, op. cit., p. 304.
202 FRIDA SAAL EL NOMBRE DEL PADRE COMO SUPLENCIA 203

del pensamiento de Lacan, plurales. Si lo señalamos es porque la API lo ubica emblemáticamente en el lugar central de la falta.
encontramos aquí un antecedente de lo que después Lacan llamará Punto crucial de encuentro de lo simbólico de la teoría, de lo real
los nombres del padre, en ese plural que nos lleva a preguntar hoy del trauma y de los efectos imaginarios que genera, Lacan empieza
por sus consecuencias teóricas y clínicas. esta única clase con la siguiente frase: "Hoy no tengo la intención
La concepción de la forclusión del Nombre-del-Padre como me- de entregarme a ningún juego que se asemeje a un golpe de efecto,
canismo causal de las psicosis se apoya en Freud para ir más allá no esperaré la finalización de este seminario para decirles que éste
de él: es posible sobrepasar al padre, a condición de servirse de es el último que haré." 27
él. En Freud encuentra Lacan los puntos de apoyo para dar este La denegación con la que comienza desplaza el golpe de efecto
lugar a la Verwerfung. Sin embargo, en la lectura del caso Schreber, del final al comienzo. Crónica de una suspensión anunciada, el
Freud plantea a la represión como mecanismo causal, y a la pulsión seminario mismo se constituye en objeto de promesa y castigo:
homosexual como factor desencadenante, 26 Lacan hará de la for- ¿qué es lo que Lacan no habría dicho? ¿Qué es lo que no hubiera
clusión el mecanismo causal diferencial, y desplazará la problemá- podido decir? 28 Lo que queda abierto así es el espectro de posibi-
tica de la pulsión homosexual reprimida a la falla en la función lidades infinitas. Como promesa incumplida, cuando Lacan en los
paterna para instaurar la metáfora. seminarios posteriores hace mención a este seminario suspendido
Desde su formulación, el concepto de forclusión ha sido un rasgo dice: "lo que hubiera podido decirles'', o en términos de amenaza:
diferencial de la clínica psicoanalítica lacaniana; las estructuras que "lo que no les diré, porque no se lo merecen" .
generan la neurosis, la psicosis o la perversión no están en conti- JA. Miller, en su comentario del seminario inexistente, 2!1 lo con-
nuidad. Frente al problema de la castración, hay tres respuestas sidera una referencia vacía. Recurriendo a la diferencia lógica entre
posibles: 1) la represión, que implica inscripción inconsciente del intensión y extensión de un concepto, considera que carece de ex-
significante del Nombre-del-Padre, posibilitando el retorno de lo tensión ya que bajo el título que lo alberga no hay ningún referente.
reprimido en forma de síntoma que es ya una elaboración simbó- Permítasenos discrepar ya que, aun tomándolo en la lectura que
lica, 2) la forclusión, donde falta la inscripción del Nombre-del-Pa- efectúa, hay por lo menos uno (hommoinzun, como diría Lacan), que
dre, eso que falta en lo simbólico, aparece en lo real bajo la forma es justamente la sesión del 20 de noviembre de 1963, que es la
de alucinación y, finalmente, 3) la renegación o desmentida con su que estamos comentando.
escenografía de ficción en la célebre frase con que la condensara Lo que más nos inquieta del comentario de JA. Miller es algo
O. Manonni: "ya lo sé, pero aun así". que se relaciona con nuestra exposición. Dice él: 30
Resumiendo: en este momento nos encontramos con que el
estudio de la psicosis modifica la relación del psicoanálisis con la El Nombre-del-Padre como metaforizador del Deseo de Ja Madre Jo escri-
lingüística. Además promueve Lacan al lugar decisivo un mecanis- bimos así:
mo específico en la causación de la psicosis, rompiendo así con la NP
DM
idea de una continuidad entre las estructuras clínicas.
Daremos ahora un salto de algunos años, para llegar con Lacan Pero lo que se debe recordar es que ese Nombre-del-Padre es ya antes la
al año 1963. metáfora de Ja presencia del padre.
El 20 de noviembre de 1963 dio la lección inaugural y única del
seminario que había anunciado: Los nombres del padre. Este semi- 27
J. Lacan, seminario Los nombres del padre, inédito.
28
nario ha estimulado diversos comentarios: su suspensión prema- Parafraseamos aquí a Derrida en el comienzo de su trabajo "Pour l'amour
tura en función de la situación institucional de su excomunión de de Lacan", en Lacan avec les philosohes, París, Albin Michel, 1991, p. 397 [Lacan y
los filósofos, México, Siglo XXI, 1997]. ·
29
J.A. Miller, Comentario del seminario inexistente, Buenos Aires, Manantial, 1992,
21 ; Hemos abordado esta cuestión en un trabajo anterior ya citado: "La carta p. 11.
forzada de Ja clínica". ~o Ibirl., pp. 21 -22 .
204 FRIDA SAAL EL NOMBRE DEL PADRE COMO SUPLENCIA 205

-NP NP
-
como el que soy, poniendo en evidencia la función nominativa de
DM PP la paternidad. El Padre no sólo es el del Nombre, sino también el
que nombra siendo él mismo innombrable. El que nombra otorga
La lectura logicista del concepto vacío para abordar el seminario el ser, por lo que Dios es el ser y nadie podría aportárselo.
inexistente es una lectura posible (Miller alude a Italo Calvino en
su comentario, sin embargo podríamos recordar afortunadamente "Cuando vayas hacia ellos, les dirás que yo me llamo Yo soy. Ehye, Yo
que El caballero inexistente goza de buena salud, en el campo exis- soy el que soy."
tente de la literatura), pero este fragmento que hemos sustraído La propiedad de estos términos: designar las letras que componen el
nombre, siempre ciertas letras elegidas entre las consonantes. Yo soy, yo
y subrayado nos parece un deslizamiento conceptual. Antes del
soy el cortejo, no puede darse ningún otro sentido a este Yo Soy-que el
Nombre-del-Padre no había padre, dice Lacan en el seminario Las ser el nombre: Yo soy. 3 2
psicosis. No es la presencia del padre la que da consistencia a la
metáfora sino a la inversa, es por la vigencia de la metáfora ' por El otro episodio bíblico al que recurre Lacan es el del sacrificio
la que un padre cualquiera, siempre insuficiente, puede asumir, del hijo de Abraham. Luego de la orden más absurda que la fe
en tanto representante, su voz. puede aceptar, la orden de sacrificar a su hijo preferido, 33 caminan
Nos detenemos en este punto, porque constituye la base de en silencio hasta llegar al lugar elegido donde la intervención del
nuestra exposición y de nuestra posición. Si sostenemos que el ángel detiene la mano obediente y le señala el cordero para sacri-
Nombre-del-Padre es desde siempre una suplencia, lo es como ficarlo en lugar de Isaac. Se trata de una sustitución y lo que se
suplencia sin titular. 3 1 Suple, sí, al deseo de la madre, suple, sí, a sacrifica es el antepasado, el dios de su raza. Del mito al rito, que
otro significante, pero no a una presencia del padre. La presencia representa alegóricamente el asesinato primitivo.
del padre sólo puede ser tal en tanto que inscrito en el deseo de Si el padre primordial, anterior a la prohibición del incesto no
la madre. puede ser más que un animal, acorde con el mito del animal su
Sólo nos detendremos en algunos aspectos de este seminario satisfacción no tiene límite. Para ir más allá del mito están el
que se entrela'zan con nuestro tema. sacrificio y el resto.
En primer lugar, es intención explícita de Lacan ir más allá de Éstos son los elementos con los que Lacan parece indicar la
Freud, poner en práctica el aforismo de que es posible ir más allá dirección que se ha de seguir a pesar de la necesaria interrupción
del padre, a condición de servirse de él -lo que puede entenderse, del seminario: "El mito [ ... ] nos hace procesar sobre estos tres
tal vez sin forzar demasiado, en una líne a institucional, en el mo- términos: el goce, el deseo y el objeto." 34
mento en qu e se lo excomulga él mismo se asume, junto e incluso El asesinato del padre es el mito necesario para hacer aparecer
más allá de Freud, sirviéndose de él como padre del psicoanálisis. la ley que hará posible el deseo. Tal la primera formulación laca-
En segundo lugar, el plural del título apunta a no hacer del niana. Sólo que esta perspectiva dejaba abierta la puerta para una
Nombre-del-Padre un significante trascendental, lo que equivale a posible armonía entre la ley y el deseo. La imposibilidad de tal
sacar la problemática del ámbito religioso . El Nombre-del-Padre, co- armonía justifica el énfasis que Lacan pone en el papel del objeto,
mo único y absoluto, pronunciable o no, es un tema de la religión. como causa del deseo, refuerza el carácter imposible, incolmable
En esta única clase del seminario de Los nombres del padre, Lacan de ese reencuentro.
hace referencia a dos episodios bíblicos; ellos nos pueden dar la
pauta del sendero que recorremos. 32
J.
Lacan, seminario Los nombres del padre, inédito.
El episodio d e la zarza ardiente y la presentación de Dios a 33
No el único, porque Abraham ya era padre de Ismael, aunque él y su madre
Moisés bajo la forma de la voz. El Dios sin nombre se presenta Agar hayan sido expulsados al desierto una vez que Sara accede a la maternidad.
También es la intervención de un ángel la que salva a Agar e Ismael de morir en
el desierto.
31 34
Véase, Daniel Gerber, "Suplencias sin titularidad", supra. Lacan, seminario Los nombres del padre, inédito (las cursivas son mías).
206 FRIDA SAAL EL NOMBRE DEL PADRE COMO SUPLENCIA 207

Los nombres del padre aparecerían así, como los mitos sobre la Hemos elegido este largo y complejo párrafo como tesis del
pérdida del goce. Tal es la función paterna: designar y diseñar la seminario R.S.I. Para glosarlo conviene resaltar algunos aspectos:
ausencia de la madre. Dicho de otra manera, circunscribir el vacío Lacan insiste y subraya el plural de Los nombres del padre atribu-
instaurado por la pérdida del goce y que actúa como causa del yéndoles una función de suplencia, son ellos los que dan consis-
deseo. tencia a los registros, cuando algo en su anudamiento falla, y per-
Siguiendo en la línea que nos habíamos propuesto al principio, miten así que haya nudo. La importancia de hacer nudo es nada
y sin proponernos hacer una lectura exhaustiva de él, llegamos al más y nada menos que la de conservar una estructura que permita
seminario XXII, R.S.I. eludir la psicosis.
Es sabido que este seminario corresponde a la época de lo que Ésa es la función del nudo, que depende del posible elemento
Elisabeth Roudinesco~" llama el planeta borromeo. En el campo ins- de suplencia. Aquí nos encontramos con esa forma tan peculiar
titucional este seminario constituye un verdadero parteaguas que de Lacan de matizar sus enunciados, permitiéndoles quedar abier-
ubica a los partidarios del materna de un lado y a los defensores tos a múltiples interpretaciones: la suplencia no es indispensable,
del nudo borromeo del otro. No es nuestra intención aquí navegar y sin embargo tiene lugar; además tal vez para cada uno de nosotros
por esta temática, ella queda abierta a la relectura esencial d~ Lacan los registros están en un estado de suficiente disociación como
versus Lacan. Tal lectura deberá dar cuenta de esta progresión con para que sólo el Nombre-del-Padre haga nudo borromeo.
rupturas que es su enseñanza y responder a la pregunta de si hay Aquí es donde cabe preguntar por todos los deslizamientos que
oposición o si hay continuidad entre maternas y nudos. se han producido: en el seminario III, la forclusión del Nombre-
En la sesión del 11 de febrero 1975, Lacan plantea la pregunta del-Padre era una ·falla en lo simbólico responsable del estallido
que es central desde nuestra perspectiva y que por eso voy a trans- psicótico. Aquí los nombres del padre ocupan un lugar adicional de
cribir de modo integral: suplencia que permite sostener y dar consistencia a los registros
cuando el anudamiento falla, llegando incluso a plantear que tal
Yo plantearé este año la pregunta de si, cuando falla el anudamiento de vez falla siempre. De ser así, ¿debemos suponer que la potenciali-
lo Imaginario, de lo Simbólico y de lo Real, operaría esta función suple- dad psicótica está siempre presente?, ¿debemos renunciar a las
mentaria de un toro de más cuya consistencia habría que referir a la diferencias estructurales entre las diversas estructuras clínicas?
función llamada del padre. Es porque estas cosas me interesaban desde No nos apresuremos a contestar sin antes revisar lo que nos
hace tiempo - aunque yo no había encontrado aún en esa época el modo depara el seminario siguiente, Le sinthome, pero tampoco dejemos
de figurarlo- que he comenzado L os nombres del padre. Hay en efecto varias
maneras de ilustrar la manera en que Freud, como es patente en su texto, pasar el final del seminario R.S.I: "El ¡iño próximo me interrogaré
sólo hace sostener la conjunción de lo Simbólico, de lo Imaginario y de sobre lo que conviene dar como sustancia al Nombre-del-Padre"
lo Real por los nombres del padre. [Y pocas líneas más adelante:] No es (las cursivas son mías).
porque sí que yo lo he llamado Los nombres del padre y no el Nombre-del-Padre Los nombres del padre como suplencias que permiten hacer
-yo tenía ya ciertas ideas en el dominio del discurso analítico sobre la nudo y dar consistencia a los registros y la función de nominación
suplencia a partir de la propuesta de Freud de los nombres del padre. son los materiales que pavimentan la entrada al seminario siguien-
No porque esta suplencia no sea indispensable no tiene lugar. Nuestro te. Los seminarios de Lacan no se pueden simplificar, por eso todo
Imaginario, nuestro Simbólico y nuestro Real están tal vez, para cada uno abordaje de alguno de ellos es necesariamente incompleto, insufi-
de nosotros, en un estado de suficiente disociación para que sólo el Nom-
ciente. No nos queda pues, más que aplicar la función de corte,
bre-del-Padre haga nudo borromeo, y haga sostener todo esto junto, haga
nudo de lo "simbólico, de lo Imaginario y de lo ReaP 1; que es también recorte y por lo tanto parcialización.
Comenzaremos por enunciar lo que no habremos de abordar,
es decir, la orfebrería topológica en ese diálogo que Lacan sostiene
~:; E. Roudinesco, Histoire de la psychanalyse en France, 2, París, Seuil, 1986.
con Soury y Thomé. Tampoco nos explayaremos sobre la lectura
% J. Lacan, seminario R.S.I., 1974-1975, inédito. de lo que Lacan expone acerca de Joyce, que es a nuestro modo
208 FRIDA SAAL EL NOMBRE DEL PADRE COMO SUPLENCIA 209

de ver un maravilloso ejemplo de la carta forzada de la clínica. 37 Poco más adelante en esta misma lección Lacan habla de Jorclu-
Lo que sí abordaremos es el concepto mismo que da nombre sión de hecho del Nombre-del-Padre para el caso Joyce: elegante modo
al seminario Le sinthome, y sus consecuencias para la conceptuali- de eludir la respuesta o, en todo caso, una respuesta que como la
zación y la clínica de las psicosis. verdad en Lacan sólo puede ser dicha a medias. De este modo es
En primer lugar vemos a Lacan oficiar la función paterna si se el sinthome de J oyce, la escritura, lo que le habría permitido eludir
admite que el padre es el que nombra. Él es quien le da nombre la psicosis a pesar de existir para él una forclusión de hecho.
y lo designa: Joyce, le sinthome. Podríamos intentar un resumen uniendo las puntas que hemos
La elaboración de este seminario discurre sobre el destino de dejado sueltas en nuestra exposición. Después de formular en el
los registros. Después de haber planteado que los tres registros seminario III, Les psychoses, la forclusión de la metáfora paterna
son equivalentes, surge el problema de que los mismos en conti- como mecanismo específico de las psicosis, en el seminario Los
nuidad forman cadena pero no nudo, lo que justifica la pregunta nombres del padre ( 1963) Lacan vuelve a trabajar el tema de la psi-
de la lección del 16 de diciembre de 1975: foo parecería que para cosis pero quita de su centro el carácter trascendental del Nom-
que la cadena borromea haga nudo el mínimo es siempre de cuatro? bre-del-Padre al pluralizarlo, secularizándolo si podemos hablar
El sinthome es este cuarto elemento que permite hacer nudo así. Años después (1974), ocupado aún en el problema no resuelto
cuando los registros no están bien amarrados. La pregunta que de la psicosis, se pregunta por la posibilidad de la suplencia. Es
incluye un siempre hace pensar que el sinthome o cuarto nudo no decir, que en el caso de un desanudamiento de los registros de lo
1
es contingente sino necesario. Ahora b~en, si el sujeto, por medio Real, lo Simbólico y lo imaginario es posible eludir el estallido
de cierto sinthome, puede, eludir el desencadenamiento de una psi-
1
psicótico por medio del sinthome. Los, registros mal anudados,
cosis cuando existe una falla estructural, debemos interrogarnos: hacen cadena y no nudo, se ubican en continuidad de manera
¿es ésta, la de la psicosis, una posibilidad siempre virtual, siempre indiferenciada, el sinthome funcionando como cuarto nudo vuelve
abierta? a diferenciar a los registros. Ahora bien, si esto es válido y siempre
Aplicado al caso Joyce, surge repetidamente la pregunta sin posible para la mayoría, nos encontramos con que la psicosis no
respuesta: es un destino estructural.
Nuestra hipótesis elaborada a partir d e esta lectura es la siguien-
Y lo que yo planteo como pregunta, pues es de eso de lo que se trata, es te: siempre que nos enfrentamos con un estallido psicótico vamos
de saber si Jo yce era o no loco, después de todo, ¿por qué no lo habría a encontrarnos con ese punto de falla que es la Jorclusión del Nom-
sido? Y esto tanto más cuanto que no es un privilegio, si es verdad que
bre-del-Padre, pero no siempre que exista tal forclusión la psicosis
en la mayoría lo Simbólico, lo Imaginario y lo Real están embrollados, al
punto de continuarse uno en otro, si no hay operación que los distinga hará su aparición. Queda para el sujeto la posibilidad de elaborar
en la cadena, para hablar con propiedad, la cadena del nudo borromeo, su sinthome, su suplencia, que le permita hacer nudo y mantener
del pretendido nudo borromeo porque el nudo borromeo no es un nudo, la consistencia con la cual circular por la vida. Sabemos de los
es una cadena. Por qué no captar que cada uno de estos bucles se continúa problemas lógicos que plantea esta conclusión, y sin embargo así
en el otro de un modo estrictamente indiferenciado, y que, al mismo es como la plantea Lacan y como, por otro lado, aparece en la
tiempo, ser loco no es un privilegio. clínica.
Lo que yo propongo, aquí, es considerar el caso Joyce respondiendo Lejos estamos de haber despejado el e nigma que plantean las
a algo que sería un modo de suplir, de suplir ese desanudamiento, ese
psicosis, en su desencadenamiento, en su posible evitación, en su
desanudamiento que como ustedes ven yo supongo. 38
evolución. A pesar de todo lo avanzado en los intentos analíticos
de exploración y acción en este campo, es necesario reconocer que
37Remitimos para ello al lector al trabajo de N. Braunstein, "La clínica en el no se ha resuelto su desafío y todavía nos encontramos en las
nombre propio'', en El laberinto de las estructuras, op. cit., p. 70. cuestiones preliminares a todo tratamiento posible de las psicosis.
38
Lacan, seminario Le sinthome, inédito, clase del 20 de enero de 1976.
MARGUERITE: UNA METÁFORA 211

MARGUERITE: UNA METÁFORA años para que madame Yourcenar encontrara una foto de su madre
y cincuenta y tres hasta que fuera a visitar su tumba. La sensación
OLGA GARCÍA TABARES que experimentó ante la tumba fue de desconocimiento, no con-
siguió establecer una relación entre los seres allí tendidos y ella
Tampoco supo qué hacer: "en tiempos galorromanos habría de-
rramado leche y miel junto a sus cenizas, en los siglos del cristia-
nismo habría rezado para que participasen de la beatitud celes-
tial pero en ese momento sólo podía desearles buena suerte en
Marguerite Yourcenar solía contar cómo se relacionaba con sus el camino inextricable de la vida" ... También es otra forma de
personajes, cómo los "inventaba" y los amaba. A beneficio de inven- rezar.
tario seguí sus consejos, durante algún tiempo fui Extranjera y pe- Ingenuamente creyó haberse librado de la sombras de las mu-
regrina en su vida, le tendí mi mano en las noches cuando me jeres del padre, de los lutos de Michel -su padre-, para quien había
acostaba, como ella se le tendía a Zenón, su personaje de Opus palidecido ya la vida de dos hermanas, dos esposas y tiempo des-
Nigrum. pués la de Noemí -su madre-, a quien Marguerite retrata con una
Marguerite hizo de su vida un objeto literario, reconstruyó con anécdota lamentable. Noemí, su abuela, murió del corazón; a lo
cuidado de arqueólogo los fósiles de su pasado y lo abrazó como que replicó un vecino: "¿Del corazón? Pero si lo utilizaba muy
a un antiguo amante. Hizo de su oficio -la Escritura- una pasión poco." Ninguna de las mujeres de Michel es tratada amablemente
sensual; llevaba dentro de sí cierto número de seres muertos; se por Marguerite, excepto una, Jeanne.
perdía, según ella misma anotaba recordando a su tío Octave: "Me Madame Yourcenar registraba con cuidado las leyendas que
extraviaba como una traducción, la lengua que habla· de mi ser Michel le contaba y también sus silencios. Entre los dos eligieron
íntimo está por encontrarse." el nombre: Yourcenar, anagrama de Crayencour, apellido de Michel,
Buscándose en El laberinto del mundo -así se llama la trilogía de gracias al cual se sentía unida a un pasado como un débil tallo a
su última novela autobiográfica-, no cesa de escribirla hasta que sus ramas. En las noches, resistía al sueño y trataba de dormirse
la pluma se le cae de las manos la noche que es sorprendida por lo más tarde posible para esperar el regreso del padre. Todas las
la muerte. esperas infantiles son esperas amorosas, como la que se revuelve
¿cuál era vuestro rostro antes de que vuestro padre y vuestra en la memoria de Proust, cuando evoca en Por el camino de Swann,
madre se hubieran encontrado? Es el epígrafe de Recordatorios, las noches en que aguardaba escuchar en la escalera los pasos de
donde hace un retrato familiar y recoge papeles, registros, pedazos su madre, el rumor del vestido de muselina azul del que colgaban
de su rostro por doquier y empieza a dibujarse en. el agujero del unos cordoncitos de paja trenzada.
tiempo. Michel deseaba que su hija fuera escritora, él por su parte ya lo
Fernande, su madre, ha muerto tres días después del parto. La había intentado. Tradujo por sugerencia de su amiga Jeanne un
recién nacida es una niña robusta, con la cabeza llena de pelusilla libro de Comenio (escritor Moravio) titulado El laberinto del mundo.
negra, la leche que le calma el llanto y fluye en su interior es su Había escrito el primer capítulo de una flaca novela, que entregó
primera experiencia de placer procurada por un pezón de goma. a su hija para que la transformara en un relato corto y la firmara
Fernande murmura un deseo antes de morir: "Si la niña quiere con su nombre. Se publicó después como La primera noche y con
hacerse religiosa algún día que nadie se lo impida." La pequeña un nombre bajo el nombre aparecía como autora Marguerite Your-
creció estableciendo un lazo con la muerte entre lo perenne y lo cenar. A Michel y a Marguerite los unía un lazo de intimidad que
finito. "Padeció" tratando de desconocer la causa de su dolor 'ja- iba de corazón a corazón. La escritura de Michel era débil pero
más eché en falta a mi madre" -decía. su hija hizo de las grietas que habían dejado sus antepasados una
Hablaba de Fernande con voz distante. Pasaron treinta y cinco obra limpia, sabia y llena de nostalgias. Ella supo medir y sopesar
[210]
212 OLGA GARCÍA T ABARES
213
MARGUERITE: UNA METÁFORA

cada palabra, desmaquillarla, sabía que explorar su sentido era sería muy distinta de lo que soy." Toda coincidencia tiene algo de
otra manera de hacer el amor. Siempre escribía con un pie en la milagro y al final de la vida de la Yourcenar hubo una historia de
erudición y otro en la magia, como señala su biógrafa.
amor que recordaba la de Jeanne y Egon.
Marguerite evoca con especial devoción a Octave Pirmez, su tío Desdoblar las páginas donde está escrita la historia de Margue-
abuelo materno, muerto un día de mayo de 1883 en Bruselas. rite Yourcenar, cuidando lo peligroso de explicar la vida de un ser
Escritor ensayista de reconocimiento pobre, a lo que Madame Your- a partir de algunos episodios, es una de las intenciones de este
cenar anotaba: "Consiga yo o no conjurar al tío Octave fuera de trabajo; pero tambien lo es señalar el hilo de Ariadna que va desde
los volúmenes, de las hojas amarillentas, espero al menos sacarlo El laberinto del mundo de Comenio hasta El laberinto del mundo de
de la indiferencia que rodea y hasta cierto punto protege, en los Yourcenar, laberinto que termina en ¿Qué? La eternidad. Margue-
cementerios de las bibliotecas, a los escritores distinguidos que rite, como buena tejedora, encontró el hilo de Ariadna pero se lo
nunca fueron leídos." enredó en el corazón, en el corazón hablante del sujeto que llama-
Desempolvando notas le conmueve cómo su tío descubre ciertos mos inconsciente, diría Lacan, y tal vez terminaría la frase diciendo:
lazos poéticos entre las relaciones de un amo y un criaqo, cómo a Yourcenar el lenguaje le corre por las carnes y se salva por él
ve llorar la luna en .medio del bosque sagrado y cómo se 'd uele de Marguerite Yourcenar no hizo de la escritura un Sinthome; con
la hierba delgada y frágil que se dobla bajo sus pasos. "No es tanto la escritura suplió, hizo metá-fora, llevó más allá el Nombre-del-Pa-
el espectro de Octave el que evoco -decía-, sino a un tío poeta que dre, remendó los agujeros y las rasgaduras viejas del pasado.
una mañana de octubre de 1875 va y viene acompañado de una Alguna vez encontró una composición literaria de Fernande,
sobrinita que no nacerá hasta veinte años después de su muerte." que consideró lamentable porque atestiguaba la necesidad de no-
Tras una larga lista de ascendientes de los que generalmente no velar su vida. No creo necesario abrir más la intimidad de la Your-
se va más allá de la fecha de nacimiento y de la entrada en la cenar para seguir las pistas del laberinto, sobre todo recordando
muerte, Marguerite se detiene con cierto orgullo y regocijo a re- su enojo cuando se intentaba explicar una obra por la vida del
crearse con los recuerdos del suave poeta y lo reivindica como se escritor. Siempre sintió la tentación de apartarse para dejar pasar
lo ha prometido, ella sabe que toda promesa de amor hay que las sombras, trató de estorbar lo menos posible a sus personajes.
cumplirla porque en la espera siempre se es niño. · Cuando escribió las Memorias de Adriano recuerda cómo tuvieron
La vida es Una vuelta por mi cárcel, pero ya es algo poder cambiar que pasar cuarenta años para tomar distancia de él; sin embargo
de calabozo. En su primera novela publicada cuando tenía veinti- su pregunta por la historia -por personajes tan lejanos como el
cinco años, Alexis o el tratado del inútil combate, nos habla de la emperador- sugiere su inquietud por el tiempo que la remite al
misma historia de amor que está escribiendo en ¿Qué? La eternidad, pasado que no cesa de escribir, que no sabe cuándo empezó.
sólo que esta última queda inacabada porque su mano es entume- Desentierra a Safo, a María Magdalena, venciendo el silencio de
cida por la muerte. ¿Destino o azar? Ella decía que los seres hu- la tumba de Fernande. Alguna vez dijo que el escritor era el secre-
manos tenemos miedo a saber cuánto de azar hay en la vida. tario de sí mismo, y ¿cuál es la función del secretario si no tomar
En ambas novelas cuenta la historia de amor entre Jeanne -la nota, en su caso, de lo que refleja su interior?
mejor amiga de Fernande que envejeció en el recuerdo de Mar- En su último viaje Marguerite se entrevistó con Borges; conoció
guerite vestida con el traje y el sombrero rosa con que llegó al su apartamento, en donde los espejos se levantaban irreverentes
matrimonio de sus padres- y Egon, músico ruso que en realidad en medio de la decoración, dijo, parecía sacado de un libro, y le
se llamaba Conrad de Vietinhoff. Jeanne fue amante de Michel y preguntó: "¿Cuándo saldrá del laberinto?" A lo que Borges respon-
tambien se murmuraba del especial afecto que había existido entre dió: "Cuando haya salido de él todo el mundo." El laberinto del
Fernande y su amiga cuando las dos asistían al mismo convento. mundo fa quién dirigía la pregunta?
Marguerite le prodigaba gratitud. Alguna vez dijo: "Si Jeanne no Hubo otra que no se atrevió a formular, le obsesionaba de él la
hubiera contribuido desde lejos a mi formación, sin duda ahora frase: "Un escritor cree hablar de muchas cosas, pero lo que deja
214 OLGA GARCÍA T ABARES

de sí, si tiene suerte, es una imagen suya." ¿Por qué calló? Si al


final, parafraseando a Borges, un escritor cree hablar de muchas
cosas, pero lo que deja de sí, si tiene suerte son Recordatorios de
Fuegos, de amores perdidos desde siempre, amores perdidos desde
¿Qué? La eternidad.

ti pografía y fo rmación : josefina an aya


impres o en mar-co
pro!. atrio de san franci sco 67
cp. 04320 - méx ico, d.f.
dos mil ej empl ares y sobrantes
3 1 de mayo de 1998
El 'padre, la cuestión del padre, atraviesa la obra de Freud y los seminarios de La-
can.
El padre en Freud, aparece, a simple vista, como un· personaje central en el teatro
de lo psíquico, pero se trata de algo más estructural: una función en la constitución
del sujeto. El actor que en cada uno de los procesos ocupa un papel en el libreto
clínico se evidencia como engranaje fundamental en el devenir de las historias.
Pero el padre no es nada más esa pieza fundamental para pensar la constitu-
ción psíquica del sujeto, sea como función edípica en la interdicción o como voz que
irrumpe cuando adopta el tono del mandamiento y la severidad del castigo super-
yoico; también es el punto nodal de la mitología freudiana del origen: el Padre de la
horda primitiva y después Moisés y su asesinato muestran, para Freud, la verdad
histórica del padre como fundador de lo social y sus constelaciones. Padre como
personaje, función, voz, origen; como fundamento.
En Lacan, no es menos rica y variada la elaboración sobre el padre; desde su
ausencia en sus primeros casos de psicosis femeninas hasta su construcción co-
mo función simbólica en la propuesta de un tratamiento posible de las mismas. En
1953, la función del padre se escribe todavía con minúsculas pero su intervención,
en tanto nombre, sostiene operativamente, desde entonces, el campo de lo simbó-
lico. A finales de la década de los cincuenta, el Nombre del Padre adopta, en el
discurso de Lacan, la función de gestar la metáfora y, por ende, los movimientos
de la cinética significante. Después, a partir de 1973, los nudos permiten pensar di-
cha función, del lado de la escritura topológica y abre las puertas a diversas posibi-
lidades de suplencia.
Pero la importancia del padre atañe también a la historia: el Dios pastor, el Pa-
dre Primordial, el Moisés egipcio y el último rey de Francia, evidencian que el padre
puede perder la cabeza. Hoy en día, el lugar que el padre sostenía en las socieda-
.des griegas y romanas, aquel de fundador de la patria (Pater patria) o de eminencia
jurídica (Patricio) e incluso quien proponía a la mujer devenir madre por el matric
monium, ha sido reducido a un actor en el núcleo privado de la. familia. Pero aun
ahí, sus funciones se ven trastocadas por el poder de la iglesia y el estado, por los
derechos civiles de los hijos, por el lugar de la madre y su amor irremplazable y, en
fin, por la maquinaria científica que propone la posibilidad de sustituirlo por un es-
permatozoide en sus experimentos de inseminación artificial.
Ante todas estas dimensiones, ¿cuál es el lugar del padre? ¿Puede sustituirse
su función? Las suplencias, ¿qué sentido y qué consecuencias tienen? Frente a'la
ciencia y sus propuestas, ¿puede reducirse la paternidad a una sustancia o ten-
dremos que seguir defendiendo otra materialidad del Nombre del Padre? A todas
estas dimensiones se abre el presente texto.

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