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Vocabulario N°3

Juanito era una persona que era del lumpen, un citadino de Puente Alto, que vivía
misérrimamente. Él pertenecía a la Acción Proletaria, los cuales llamaron a Juan a un conciliábulo a
la tarde en la sede de su población, la cual tenía un color cetrino, para configurar y dilucidar un
plan que tenían. Juan llega a la junta en la sede y atisbó a un militar, y eso le parece raro, y le
pregunta a su amigo que hace allí el hombre, y le contestan que es un venal. Luego cuando
llegaron todos los integrantes llegaron, su líder Manuel Vallejo comienza a dar una diatriba en
contra de los evangélicos, pues los encontraba muy conservadores, también no le gustaba que los
lideres evangélicos diezmaran a los feligreses y encontraban que estos mismos dilapidaban el
dinero que recibían, más tarde dio a conocer el plan, que consistía en el próximo toque de queda
durante la noche el militar los dejará pasar a una iglesia evangélica y que los integrantes de Acción
Proletaria conflagren el templo y si lo logran hacer recibirán un estipendio.

Al día siguiente en el toque de queda realizan su plan y sale como lo planean, pero los vecinos
llaman a Carabineros y estos disuaden a los integrantes de esa organización. Luego Juan se percata
que su rostro está cárdeno, pues lo golpearon cuando se escapaba de la ley. Una semana después
la PDI, descubre que Juan, su organización y el militar son los culpables de la quema del templo
religioso y lo detienen. A la semana tienen un juicio en donde el juez es alguien impertérrito,
además de inexorable, en el juicio una vecina inculpa a los imputados, pues tiene unos videos, en
los cuales se puede ver ilícito hecho, y el juez dice que la palabra de la vecina es fehaciente. Luego
el juez interroga al militar, y este le responde evasivamente, pero este decide decir la verdad y
dilucidó las cosas, y el juez le dice que mancillado el nombre del Ejército, que es un indocto y que
es un zaíno a la patria y ha cometido un dolo a su institución. Luego dice que Juan es culpable de
destrucción a un patrimonio nacional y homicidio frustrado y que no piensa absolverlo y que su
pena será ser confinado de por vida a una pequeña isla en el archipiélago de Chiloé y Juan con
rabia le dice improperios al juez y lo llevan al calabozo.

Al día siguiente llevan a Juan a la isla. Juan habla compungido con un compañero de isla y le
cuenta todo lo ocurrido, el compañero lo trata de lenificar, Juan le dice que se agostan sus ganas
de vivir y le pide a su compañero que lo mate enterrándole un palo de árbol con punta filuda en el
pecho, el otro acepta y Juan muere.

FIN

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