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BOXEO El dictador cubano manejó maquiavélicamente el frustrado duelo con


Stevenson
El mayor triunfo de Fidel Castro: vencer a Alí... sin
pelear

Actualizado 29/11/2016 18:38 CET

Fernando M. Carreño
@fmcarreno

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E n 1985, en uno de los 'picos' de la Guerra Fría, con el 'halcón' Ronald Reagan como presidente de los
Estados Unidos y el viejo estalinista Konstantin Chernenko al frente de la Unión Soviética la película
'Rocky IV' escenificó el enfrentamiento entre dos boxeadores, campeón uno del bloque occidental
(Rocky Balboa) y otro del mundo comunista (Iván Drago). La película, de gran éxito de público, concluía
evidentemente con el triunfo del 'bueno' (Rocky) prefigurando quizá el derrumbe de la URSS apenas cinco
años más tarde.

Aquel enfrentamiento fue cosa de ficción, pero hubo uno de cariz muy similar que estuvo bastante
próximo a hacerse realidad: Mohamed Alí, para muchos el mejor peso pesado de la historia, estuvo
cerca de medirse a Teófilo Stevenson, el único púgil que se decía que pudo hacerle sombra en el mejor
momento de su carrera en un combate que, además, se podía vestir con los ropajes cósmicos de la lucha
entre el bien y el mal o, al menos, de los extremos opuestos: Alí sería el campeón de los Estados Unidos.
Del Mundo Libre. Stevenson, del paraíso o infierno comunista.
En 1974, Alí se había enfrentado a George Foreman en Kinsasha. En 1975, a Frazier en Manila. El mundo
se había detenido, pero esto podía ser superior: lo nunca visto desde los combates entre el alemán Max
Schmelling y el negro americano Joe Louis, mantenidos a la sombra de Hitler.

Dos años duró la utopía: 1977 y 1978. Alí era campeón del mundo WBC y WBO (aunque en el último
año lo perdió y recuperó ante León Spinks). En Kinshasha y Manila había demolido a Foreman y Frazier.
Stevenson había ganado el oro olímpico de los pesados en Munich 72, lo revalidó en Montreal 76 y en
cuanto a Mundiales, había ganado los de La Habana 74 y Belgrado 78. En 1978, Stevenson tenía 26 años.
Alí, 36. Bajo sus puños habían caído los mejores de sus respectivos campos, amateur y profesional, y la
idea de que Teófilo se contaría entre los más grandes de la era dorada de los grandes pesos surgió en el
mismo instante en que se colgó el oro de Munich: ya recibió una oferta de un millón de dólares por
enfrentarse a Joe Frazier con el Mundial de los pesos pesados en juego en su primer combate profesional.

Mejores trompadas de Teofilo Stevenson

Pero Teófilo declinó. Si la tímida apertura cubana ha llegado ya entrado el siglo XXI, en 1972 la Guerra
Fría parecía en un equilibrio muy, muy indeciso: Los Estados Unidos iban perdiendo en Vietnam aunque
se desquitaban en parte alejando a China de la órbita soviética. Cuba, puesto avanzado de la URSS ante
las costas de Estados Unidos, no pasaba grandes penurias -en relación a años posteriores- pues era
generosamente abastecida por el gran patrón de su bloque. Diez años solamente habían pasado desde la
Crisis de los Misiles y Fidel Castro, envalentonado, no perdía ocasión de restregarle a los que habían
intentado desalojarle del poder en Bahía Cochinos/Playa Girón que con él no podían. Los países árabes,
provistos por la URSS, no podían con el 'portaaviones' israelí, pero le armaban guerra una y otra vez. Y en
otros frentes de la Guerra Fría, equilibrio similar mientras la propaganda de uno y otro signo intentaban
introducir la duda entre los habitantes del 'otro lado' (siempre es más atractivo lo que no se conoce).

Así, aunque miles de exiliados habían huído ya de la Cuba revolucionaria, no se había producido aún el
éxodo masivo de Puerto Mariel (1980) que mostró al mundo que no toda Cuba bebía los vientos por
Fidel. Teófilo sí. Rechazó el millón de dólares, declaró que prefería centrarse en sus estudios de ingeniería
y en trabajar por su país y que prefería el cariño de ocho millones de cubanos. En Estados Unidos hubo
cierta decepción pero se estaba seguro de que sólo era cuestión de tiempo. Al fin y al cabo, había ofertas
que no se podían rechazar (El Padrino, 1973). El duelo entre Fischer y Spassky había convertido el
ajedrez en un espectáculo de masas y, evidentemente, el boxeo 'sonaba' más que el ajedrez.
Clay noquea a Liston (Archivo MARCA)

Así que volvieron a la carga. El señuelo era un duelo ante Mohamed Alí, cuyo carisma evidentemente
superaba en mucho al de Foreman y Frazier unidos. La 'cosa' de enfrentar a los campeones de la 'libertad'
y del 'comunismo' podría no estar demasiado clara si se repara en todas las dificultades que tuvo que
afrontar en su propio país el antiguo Cassius Clay, que en seguramente en tiempos de la 'caza de brujas'
hubiera sido acusado de antiamericano o comunista. Stevenson, en cambio, sí era inequívocamente
fidelista, como Alberto Juantorena y, al cabo de los años, otros deportistas como Ana Fidelia Quirot o
Javier Sotomayor.

Una cosa era evidente: para montar el combate había que tener presente a Cuba, es decir, a Fidel Castro.
Los intentos estadounidenses, en los que participaban Bob Arum y Don King utilizaban la coartada
ideológica para ganar dinero, claro. Pero Stevenson no podía pelear por dinero si no lo autorizaba el
Estado, dado que el deporte profesional estaba prohibido en Cuba desde los primeros años 60. Había
otro detalle, como que estaba en vigor el embargo económico estadounidense a Cuba. Curiosamente, ese
no fue nunca tenido como demasiado relevante.
En otros países socialistas la cosa era similar, y sólo algunos como Rumanía o Yugoslavia concedían
permisos especiales para que sus deportistas emigrasen. Normalmente cuando ya se consideraba que su
carrera iba a iniciar la cuesta abajo. También había 'casos especiales' como los de tenistas como Tiriac,
Nastase, Ruzici o Kodes o, precisamente, el boxeador Laszlo Papp, que tuvo permiso para ser campeón del
mundo profesional. En cambio, Lendl y Navratilova acabaron emigrando. Así, ni Yashin ni Blokhin ni
Deyna, ni Panenka ni Nehoda -sólo Boniek- pudieron jugar nunca en el fútbol europeo en sus mejores
años.

Las primeras ofertas, con Don King detrás, implicaban saltarse el tema vía deserción de Stevenson y un
combate profesional. En 1978 la bolsa llegó a los cinco millones, ya que Teófilo había rechazado dos -"es
un tonto", dijo Alí- pero finalmente la insistencia dio fruto en un punto importante: Fidel aceptó el
combate. Con condiciones: que Teófilo no dejara de ser boxeador amateur (el papel todo lo aguanta), que
el dinero se pagase por supuesto a la Federación Cubana, y que hubiera acuerdo sobre las condiciones del
combate. En 1978, después de Alí hubiera reconquistado su título, hubo una reunión en La Habana sobre
el asunto. Por entonces el promotor del combate era Ben Thompson.

TEOFILO STEVENSON VS MUHAMMAD ALI COMPARISON

Y ese fue el escollo definitivo: las condiciones. La parte estadounidense quería que se disputara un único
combate con reglas profesionales. La cubana, cinco combates a tres asaltos, con reglas amateurs y
jueces neutrales. Un KO detenía la serie. En ambos casos, la fecha sería 1979. Pero las negociaciones se
rompieron cuando Alí no aceptó pelear. El razonamiento era claro: Stevenson era amateur, él, titular: si
ganaba, habría ganado a un amateur. Pero si perdía, habría perdido con un amateur. No tenía nada que
ganar, salvo dinero, y sí mucho que perder.

Porque ¿Podría haber ganado Stevenson a Alí? Todos los expertos de la época, la gran época de los pesos
pesados, coinciden en que sí. Que aunque su experiencia y capacidad de encajar golpes hubieran estado a
su favor, todo lo demás estaba de parte de un Teófilo que acabó ganando a 17 campeones del mundo y
que en aquel momento estaba en su mejor momento cuando Alí tenía ya, recordemos 36 años y ya sólo
disputaría, y perdería, dos combates profesionales más, ante Larry Holmes y Trevor Berwick. En cambio,
Teófilo aún ganaría un tercer oro y otro Mundial, ya en 1986. Visitó en múltiples ocasiones los Estados
Unidos, y nunca desertó. Teófilo y Clay se hicieron amigos hasta su muerte, en 2002 uno, en 2016 otro.
Y así, sólo Iván Drago y Rocky Balboa acabaron disputando aquel combate entre los dos bloques de la
Guerra Fría. En realidad, si la peripecia de Alí y Stevenson se juzga con distancia, sólo hubo un vencedor:
el hombre que entre bastidores moviendo sus fichas consiguió que quien era uno de los grandes iconos de
los Estados Unidos acabara manifestando de forma poco velada su temor a enfrentarse al campeón de su
régimen. Ese hombre, claro, fue Fidel Castro. Cuando Alí visitó Cuba en 1996 en visita oficial y
humanitaria su anfitrión fue Stevenson... y Fidel, que entre los dos quizá se riera íntimamente.

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23 comentarios

#26 30.nov.2016 | 01:50



Jose C Gonzalez Baez
jc7_glez
@ratones_paranoicos #12 espero q tu comentario sea una ironía, al menos nunca digas eso al frente
de un cubano, te lo digo porque yo lo soy y se pueden reir en tu cara


Responder

#27 30.nov.2016 | 02:06



SLQH

Cuba tiene buenos deportistas y boxeadores, te podrá gusta más o menos el modelo, pero tienen un
gran éxito deportivamente para el pequeño país que es.


Responder

#29 30.nov.2016 | 03:31



zombie0069944

Cuba de miserable no tenía nada en los 50s ni antes. Quien la compare con la miseria de Guatemala,
Haití o Somalia en los 50s, es porque no conoce nada de la historia de este grandioso país. Cuba tuvo
electricidad, estaciones de radio, rayos X y voto para la mujer antes que cualquier país de América
Latina.


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