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TRANSITO DE SAN FRANCISCO DE ASÍS


La imagen de san Francisco en la mesa al lado de la entrada del templo.
El candelabro en el soporte de Francisco o frente al ambón
Luces apagadas … Reflector

GUÍA: Estamos aquí reunidos para conmemorar con espíritu conmovido y gozoso, el
tránsito dulcísimo de San Francisco de la tierra al cielo. Es decir, la muerte de aquel que
llamó a la muerte: "hermana".
Pidamos a Dios que, a imitación de San Francisco, veamos en todos los acontecimientos
de la vida un signo de la presencia de Dios para nuestro bien.

CANTO: “Quién eres Tú y quién soy yo”

OREMOS: (el sacerdote)

¡Oh Dios!, Padre nuestro amoroso, que nos concedes la alegría de recordar el devoto
tránsito de nuestro hermano y Padre San Francisco, concédenos la gracia de vivir como él,
la plena conformidad con Cristo nuestro Señor, que vive y reina por los siglos de los
siglos. Amén.

GUÍA: San Francisco podía ir serenamente al encuentro de la muerte porque ya la había


vivido en sí por su total adhesión a Cristo.
Del mismo modo será para nosotros si nuestras obras responden a nuestra fe: la muerte
entonces no significará una separación dolorosa, sino una transformación en algo mejor,
como aquí nos enseña el apóstol San Pablo como palabra de Dios.

Lectura de la Carta del apóstol San Pablo a los Corintios (2Cor. 4,14-5,1)
Nosotros sabemos que aquel que resucitó al Señor Jesús nos resucitará con él y nos reunirá
a su lado junto con ustedes.
Todo esto es por ustedes: para que al abundar la gracia, abunde también el número de los
que participan en la acción de gracias para gloria de Dios.
Por eso, no nos desanimamos: aunque nuestro hombre exterior se vaya destruyendo,
nuestro hombre interior se va renovando día a día.
Nuestra angustia, que es leve y pasajera, nos prepara una gloria eterna, que supera toda
medida.
Porque no tenemos puesta la mirada en las cosas visibles, sino en las invisibles: lo que se
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ve es transitorio, lo que no se ve es eterno.


GUÍA: A manera de Salmo vamos a rezar la oración que recitaba Francisco pidiendo a
Dios lo iluminara para comprender y vivir el misterio de la vida y de la muerte.

CANTO: Oh Alto y Glorioso Dios

GUÍA: Siguiendo las huellas de Jesús, Francisco abrazaba la cruz en su vida y su dolor lo
llenaba de gozo porque se sentía configurado con Cristo en la misión redentora desde la
cruz.
Así, recibió las llagas del Señor crucificado ya que podía sentir lo que Jesús sintió, amar
como Jesús amó, sufrir como Jesús sufrió. Francisco gozaba y cantaba en su dolor
sintiéndose configurado con Cristo sufriente.

CANTO: “Alabanzas al Dios Altísimo”

GUÍA: Haciendo nuestros los sentimientos del Hermano Francisco, que anhelaba unirse
con su Señor, recitemos el siguiente Salmo que él pidió le recitaran sus hermanos.

Antífona: Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿Cuándo entraré a ver el rostro de
Dios?
Como busca la sierva corriente de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío.
Desahogo mi alma contigo.

Envía tu luz y tu verdad: que ellas me guíen


y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada.

GUÍA: Francisco, fiel al Evangelio en su vida, quiso que también en el instante de su


muerte le fuese repetida la palabra del Evangelio que narra el sublime y humilde gesto de
Jesús de promover el amor fraterno del servicio. Escuchemos.

SACERDOTE:
Lectura del santo Evangelio según san Juan: (13,1-5.12-15)
Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este
mundo al Padre, él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta
el fin.
Durante la Cena, cuando el demonio ya había inspirado a Judas Iscariote, hijo de Simón, el
propósito de entregarlo, sabiendo Jesús que el Padre había puesto todo en sus manos y que
él había venido de Dios y volvía a Dios, se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando
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una toalla se la ató a la cintura.

Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos
con la toalla que tenía en la cintura.
Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo:
«¿comprenden lo que acabo de hacer con ustedes?
Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón, porque lo soy.
Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse
los pies unos a otros.
Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes.

GUÍA: San Francisco, poco antes de morir, quiso cantar juntamente con sus hermanos.

Y por los que perdonan y aguantan por tu amor


los males corporales y la tribulación,
¡Felices los que sufren en paz con el dolor
porque les llega el tiempo de la coronación!

Y por la hermana muerte loado mi Señor,


ningún viviente escapa de su persecución.
¡Ay si en pecado grave sorprende al pecador
dichosos los que cumplen la voluntad de Dios!
No probarán la muerte de la condenación,
servidle con ternura y humilde corazón
Agradeced sus dones cantad su creación
las criaturas todas. ¡Load a mi Señor!
CANTO: Absorbeat
GUÍA: El Señor fue iluminando las tinieblas del corazón de Francisco y revelándole la
forma de vivir el Evangelio. Cada vela que encenderemos, marca la esencia de la forma de
vida que nos dejó Francisco.
El Señor me llevó a los leprosos y practiqué con ellos la misericordia.
El Señor me dio fe en Cristo y la Iglesia.
El Altísimo me reveló que debía vivir según el Evangelio.
El Señor me dio hermanos.
El Señor me envió a anunciar la paz y el bien.
Vengo a ti dama Pobreza, te suplico que vivas en mi compañía.
Ustedes también sean menores para ser elevados por Dios.
La obediencia caritativa cumple con Dios y con el prójimo.
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Orar es amar con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente.

GUÍA: Reunidos allí todos los religiosos cuyo fundador y padre era, mientras
presenciaban con religiosa ansiedad el fin dichoso y bienaventurado, sintiéndose aquella
santísima alma ya libre de la carne y absorbida en el abismo de la eterna claridad, el
cuerpo durmióse en el Señor y el alma del Hermano Francisco transitó a la eternidad.
Va al encuentro de Dios que lo amó, lo creó y lo santificó.

Todos: (por párrafos para que repita la asamblea)


¡Oh santísima alma!
En cuyo tránsito se alegran los moradores del cielo,
exulta el coro de los ángeles y santos aclamándote
y Dios trinidad invita diciendo
quédate con nosotros para siempre!

HACEMOS UN MINUTO DE SILENCIO

RECIBIMOS LA IMAGEN DEL HERMANO FRANCISCO


CANTANDO EL HIJO DEL MERCADER

ORACIÓN DE LOS FIELES: Por Francisco, te lo pedimos Señor.

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