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Contratos.- Bolilla 1.- Punto 1.

La potestad es la relación entre una persona y la comunidad, u otra persona, o un objeto, en virtud del cual
éstos últimos quedan sometidos en forma total o parcial a la acción de la voluntad de la primera.

Del derecho romano provenían 3 potestades del pater familia: potestad marital (manus) – potestad elite
(esclavos)- patria potestad.

Existen dos tipos de potestades: la potestad real, y la potestad personal.

-La potestad real es la que se tiene en forma total o parcial sobre los bienes corporales o incorporales y que es objeto
de distintas reglamentaciones que originan los DR y los derechos intelectuales. La potestad real se manifiesta en tres
subtipos:

-la potestad sobre bien totalmente propio.

-la potestad sobre bien parcialmente propio.

-la potestad sobre bien ajeno

-La personal comporta dos subtipos:

-la patria potestad (familiar).

-la potestad cuasi familiar, (tutela y la curatela), no siempre quien la ejerce está unido por vínculos de
consanguinidad o de afinidad con la persona sometida y beneficiaria de esa potestad.

Con el paso del tiempo a partir de la ley Poetelia Papiria, desaparece la noción de sometimiento, y aparece la
igualdad entre las partes, es decir, nace la relación jurídica. Pero la nocion de potestad subsiste en los derechos reales
(atenuado por la función social de la propiedad, usar y gozar de la cosa de acuerdo a su destino).

Potestad y publicidad: Son dos conceptos que se encuentran unidos. Si algo o alguien va a quedar sometido a la
voluntad de una persona, es necesario que esa potestad sea conocida o pueda serlo, por toda la comunidad. Donde
hay potestad tiene que existir publicidad.

Relación jurídica: es un vínculo social protegido por el Derecho, es un vínculo entre 2 partes, el derecho le concede a
una de las partes poder, una facultad para exigir una conducta a la otra parte quien tiene un deber. Puede ser
Patrimonial, por ejemplo obligaciones y contratos o Extrapatrimonial, ejemplo relaciones de familia.

Es decir que, un sujeto activo tiene una prerrogativa frente al sujeto pasivo tutelado por el derecho. La relación
jurídica está compuesta por los siguientes elementos: Sujeto, objeto, causa y forma.

-Sujeto: Ente susceptible de adquirir derechos y contraer obligaciones. (Entes físicos o ideales- públicos o privados). El
cual tiene determinados atributos inherentes a la personalidad: Nombre, estado, patrimonio, capacidad y domicilio,
los cuales son necesarios, imprescriptibles, inalienables, únicos.

-Capacidad:- Capacidad de derecho: Toda persona humana goza de la aptitud para ser titular de derechos y
deberes jurídicos. La incapacidad de derecho es insubsanable, no hay incapacidad de derecho absoluta.

-Capacidad de ejercicio (de hecho): Toda persona humana puede ejercer por sí misma sus derechos, excepto
las limitaciones en este Código y en una sentencia judicial.

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- Personas incapaces de ejercicio. Son incapaces de ejercicio: la persona por nacer; la persona que no cuenta
con la edad y grado de madurez suficiente; la persona declarada incapaz por sentencia judicial, en la extensión
dispuesta en esa decisión.

-Los incapaces absolutos es hasta los 13 años, y los incapaces relativos mayores de 13 y - 18.

-Objeto: ARTICULO 279.- El objeto del acto jurídico no debe ser un hecho imposible o prohibido por la ley, contrario a
la moral, a las buenas costumbres, al orden público o lesivo de los derechos ajenos o de la dignidad humana. Tampoco
puede ser un bien que por un motivo especial se haya prohibido que lo sea.

Es cierto, licito, determinado o determinable, posible, susceptible de valoración económica y corresponde a


un interés de la partes aunque no sea patrimonial.

-Causa: Hecho generador de las relaciones jurídicas. Causa fuente es un hecho generador de las relaciones jurídicas,
de las obligaciones.

-Forma exteriorización de la voluntad, formas determinadas que hacen a la validez del acto.

Teoría de los hechos jurídicos: El hecho jurídico es el acontecimiento que, conforme al ordenamiento jurídico, produce
el nacimiento, modificación o extinción de relaciones o situaciones jurídicas. Puede clasificarse: Hechos naturales o
hechos humanos.

Hechos naturales son aquellos que se producen por causas extrañas al hombre. Estos hechos, ocurridos sin la
intervención del hombre, pueden dar lugar a efectos jurídicos (Como por ejemplo la muerte de una persona). Los
hechos humanos (son los realizados por el hombre) que pueden ser voluntarios o involuntarios. Los voluntarios
comprenden el discernimiento, intención y voluntad, libertad (como faz interna) y como faz externa la manifestación
de la voluntad (oral, escrito, signos inequívocos, ejecución de un hecho material, a veces el silencio).

-Cuando se habla de consentimiento, se habla de la voluntad interna de los contratantes, de la declaración de


esa voluntad y de la coincidencia entre las voluntades declaradas.

ART 260.- Acto voluntario. El acto voluntario es el ejecutado con discernimiento, intención y libertad, que se
manifiesta por un hecho exterior.

a) Faz interna:

-Hay discernimiento cuando una persona aprecia y sabe lo que está haciendo, comprende el significado y alcance de
sus actos. Se obtiene a partir de los 10 años para los actos lícitos, responsabilidad. Y a partir de los 13, responsabilidad
para los ilícitos. Las causas obstativas son la insanidad e inmadurez.

-Intención, es un acto intencional. Es el discernimiento aplicado al caso concreto. Su causa obstativas son el error
(consiste en tener una falsa noción sobre un determinado punto, cree que sabe algo, pero en realidad sabe
equivocado), dolo (existe cuando una persona, por medio de astucia, artificio o maquinación, induce a otra persona a
la realización de algún acto) e ignorancia (Ausencia completa del conocimiento, la persona no esta errada, sino que
directamente no sabe).

-Libertad, espontaneidad del acto. Consiste en la posibilidad del individuo de decidir o elegir por si mismo la realización
de sus actos. La libertad se ve afectada por la fuerza (Violencia física) y la intimidación (Violencia moral)

b) Faz externa:

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-Manifestación de la voluntad (libertad de formas): Para que sea considerado voluntario es necesario que la voluntad
sea manifestada por hechos exteriores que demuestren su existencia. Los actos pueden exteriorizarse oralmente, por
escrito, por signos inequívocos o por la ejecución de un hecho material (Art 262).

Forma, elemento esencial del acto voluntario que se manifiesta, es un hecho exterior. El consentimiento requiere la
capacidad de las partes, presupuesto de validez.

A su vez, el hecho humano voluntario se puede clasificar en licito o ilícito (está prohibido por la ley).

Cuando el hecho voluntario lícito tiene como fin inmediato producir efectos jurídicos (adquisición,
modificación o extinción de relaciones o situaciones jurídicas) se denomina acto jurídico. Cuando no tengan ese fin
inmediato de producir efectos jurídicos, pero pueda producirlos se denomina simple acto licito.

Art 259: El acto jurídico es el acto humano voluntario lícito que tiene por fin inmediato la adquisición, modificación o
extinción de relaciones o situaciones jurídicas producir relaciones jurídicas.

Este acto debe reunir una siere de elementos esenciales para que el acto jurídico exista:

-Sujeto: Son las personas otorgantes del acto, o sea, aquellas de las cuales emana el acto. El sujeto debe ser capaaz de
ejercicio y capaz de derecho.

-Objeto: Es el hecho o el bien (Cosa material o inmaterial) sobre la cual recae el acto jurídico. El objeto del acto jurídico
no debe ser un hecho imposible o prohibido por la ley, contrario a la moral, a las buenas costumbres, al orden público
o lesivo de los derechos ajenos o de la dignidad humana. Tampoco puede ser un bien que por un motivo especial se
haya prohibido que lo sea.

-Causa: Cuando se habla de la causa del acto jurídico se hace referencia a la causa fin.

Forma: Para realizar el acto jurídico, se requiere no solo la voluntad interna del sujeto de realizar el acto, sino también
que dicha voluntad se manifieste exteriormente de alguna forma. El nuevo CCC consagra la libertad de formas cuando
la ley no designa una forma determinada para la exteriorización de la voluntad y que las partes pueden exigir una
forma mas exigente que la impuesta por la ley.

Pero cuando la ley exije una forma, no queda concluido como tal mientras no se haya otorgado el instrumento
previsto, pero vale como acto en el que las partes se han obligado a cumplir con la expresada formalidad (Actos
formales relativos), excepto que ella se exija bajo sanción de nulidad (Actos formales absolutos). Es decir que:

• Si la ley exige la forma bajo sanción de nulidad, el acto no será válido y carecerá de efectos si no se lleva a cabo
en la forma exigida. Actos formales absolutos, por ejemplo, la donación de inmuebles debe hacerse en
escritura pública bajo sanción de nulidad.
• Si la forma no está exigida bajo sanción de nulidad, el acto no queda concluido hasta que se cumpla con la
forma exigida, pero vale como acto en el que las partes se han obligado a cumplir con la formalidad exigida.
Son los llamados actos formales relativos, ejemplo: La compra de un inmueble debe hacerse por escritura
pública, pero si se hace por instrumento privado, la compra no queda concluida como tal hasta que se cumpla
esta forma, pero vale como acto en el que las partes se han obligado a cumplir con la formalidad exigida.

Los actos jurídicos pueden ser clasificados:

-Unilateral: Según la cantidad de partes, en este caso una sola parte.

-Bilateral: Intervienen dos partes, como en el contrato, donde hay un acuerdo de voluntades entre dos o mas
partes (Aunque el contrato puede ser unilateral o bilateral de acuerdo a su clasificación sobre si genera
obligaciones para una o para ambas partes).
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Entre vivos: Queda perfeccionado entre vivos. Los contratos siempre son entre vivos.

Mortis causa: Se perfecciona al momento de la muerte, por ejemplo el testamento.

Punto 2.- Contrato

Contrato: es un acuerdo de voluntades entre dos o más partes, cuya finalidad es satisfacer una necesidad (fin
inmediato). De esta manera, se trata de un medio instrumental para satisfacer necesidades. Un contrato es ley para
las partes.

El nuevo CCC lo define en el art. 957: Es el acto jurídico mediante el cual dos o más partes manifiestan su
consentimiento para crear, modificar, extinguir o transferir relaciones jurídicas patrimoniales.

Se trata de un acto jurídico, pues tiene el fin inmediato de establecer entre las personas, relaciones jurídicas.
Es un acto bilateral, porque requiere el consentimiento unánime de dos o más partes. Finalmente, el restante
elemento tipificante de la definición, está relacionado con la patrimonialidad del objeto

Por su parte, el Código de Vélez lo definía en el Art. 1137: hay contrato cuando varias personas se ponen de
acuerdo sobre una declaración de voluntad común destinada a reglar sus derechos. La doctrina critica a Vélez por su
expresión “varias personas”. La definición ha sido criticada pues debió referirse a partes, y no a personas, ya que es
necesario que haya: pluralidad de partes como centro jurídico de interés a los que se les va a importar a los efectos
jurídicos del contrato. El Acuerdo de varias partes destinadas a regular sus derechos pero sin contrato, hay varias
personas pero una única parte. Por ejemplo el condominio.

También se lo criticaba porque omite destacar que los contratos están limitados dentro del ámbito de las
relaciones con contenido patrimonial. Por ello se ha pretendido definirlo como el acto jurídico bilateral y patrimonial.
Otra critica que se le hace es que acuerdo de voluntades es muy vaho, impreciso. Por eso el nuevo CCC dice que se
requiere el consentimiento (Que haya una parte que oferte y otra que acepte).

1138: contrato unilateral: una parte se obliga hacia la otra sin que ésta quede obligada. Contrato bilateral: las partes
se obligan recíprocamente

Concepto de convención y diferencias con el contrato. Autocontrato. Teoría de las relaciones contractuales de hecho.

Convención: es un acuerdo de voluntades para crear, transmitir, modificar o extinguir derechos y obligaciones, el
convenio en un sentido amplio tiene dos funciones una Positiva, que es crear o trasmitir derechos y obligaciones y
otra Negativa que es modificarlos u extinguir derechos y obligaciones.

En el derecho romano el convenio era el género y el contrato era una especie de convenio (Ya que solo creaba
obligaciones).

Contrato: Crea y trasmite derechos y obligaciones. (Positiva)

Convenio: modifica o extingue derechos y obligaciones. (Negativa).

En el Cdv se los utilizaba como sinónimos, ya que actualmente el contrato puede crear, modificar, extinguir o
transmitir relaciones o situaciones jurídicas patrimoniales.

Sobre la diferencia del contrato con los pactos, estos últimos son clausulas que se incorporan en un contrato
para modificar los efectos propios. Por ejemplo, en una compraventa, transmitir la propiedad de una cosa a cambio
de un inmueble, es el pacto de contraventa.

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Con respecto al autocontrato, el art 368.- “Acto consigo mismo. Nadie puede, en representación de otro,
efectuar consigo mismo un acto jurídico, sea por cuenta propia o de un tercero, sin la autorización del representado.
Tampoco puede el representante, sin la conformidad del representado, aplicar fondos o rentas obtenidos en ejercicio
de la representación a sus propios negocios, o a los ajenos confiados a su gestión.”

Un ejemplo de esto es: representado encarga al representante que compre una silla. El representante a su vez
era representante de otra persona que le encarga que venda esa misma silla que quería comprar el primero. En este
caso, aparentemente el representante contrata consigo mismo, pero esto no es así, ya que actúa en nombre de sus
representados.

Noción de la teoría de las relaciones contractuales de hecho.

Haupt llama relaciones contractuales fácticas; contractuales porque tienen los mismos efectos que tendría un
contrato celebrado con ese objeto y fácticas porque se originan no en un contrato sino en una conducta de hecho. Por
ejemplo, un aviador deportivo que utiliza una pista publica de aterrizaje, por la cual tiene que pagar una tarifa. Sostiene
que no hay contrato, no hay oferta, ni aceptación ni mutuo consentimiento; el aviador se limita a aterrizar y por ese
solo hecho está obligado a pagar el servicio.

Punto 3.- La importancia del contrato: su significación ética y económica.

El contrato impulsa el desarrollo económico, sirve como instrumento idóneo para posibilitar el crecimiento
de la actividad comercial y para promover la radicación de capitales extranjeros.

El contrato como principal fuente de obligaciones y su importancia económica: el hombre vive contratando o
cumpliendo contratos, desde operaciones de gran envergadura (compraventa de inmuebles), hasta contratos
cotidianos que el hombre realiza muchas veces sin advertir que está contratando, así ocurre cuando trabaja en relación
de dependencia (contrato de trabajo), cuando sube a un colectivo, (contrato de transporte), o cuando compa golosinas
en un quiosco.

Desde el punto de vista ético, por una parte hay una cuestión moral envuelta en el deber de hacer honor a la
palabra empeñada; por la otra, los contratos deben ser un instrumento de la realización del bien común. Esto justifica
la intervención del estado moderno.

Contrato (especie) es una acto jurídico bilateral (genero), que requiere el consentimiento de dos o más partes.
Acto entre vivos, y tiene naturaleza patrimonial.

Para precisar la naturaleza del contrato, distinciones con:

La ley y el contrato: ambos constituyen una regla jurídica a la cual deben someterse las partes.

-Ley, son normas aplicables a la comunidad, normas de grada general, se tiene en mira un interés general o colectivo.

-El contrato es aplicable a las partes y sucesores que lo celebran, obligatoria para ellas, son normas de grada individual.
Y tiene en mira un interés particular. De ahí que los contratos estén subordinados a la ley; las normas imperativas no
pueden ser dejadas de lado por los contratantes, quienes están sometidos a ella mas allá de lo que hayan convenido
en el contrato.

Acto administrativo y contrato: los primeros emanan de un órgano administrativo en el cumplimiento de sus funciones,
son de variada procedencia, y en principio no exigen el acuerdo de voluntades propia del contrato. Pero hay actos
administrativos de naturaleza contractual, de esta forma contratos en los cuales el estado actúa como poder público,
o concedente, donde el estado y el concesionario no se encuentran en plano de igualdad; el primero mantiene sus
prerrogativas inalienables y en cualquier momento puede ejercitar su derecho de intervención, exigir mejora del

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servicio, modificación, etc. Y aquellos casos que actúa como persona de derecho privado, al no tener diferencia con
contrato de derecho común, por ejemplo cuando el estado toma en alquiler de un particular con destino a sus oficinas,
escuela, etc.

Contrato y Sentencia, ambas definen y precisan los derechos de las partes. Pero hay diferencias, el contrato es un
acuerdo de 2 o más partes; la sentencia es una norma individual aplicada a las partes en litigio; dictada por un poder
del estado impuesto a los particulares aun en contra de su voluntad, por lo tanto es un acto unilateral y de contenido
extrapatrimonial. Por otro lado, el contrato señala el comienzo de una relación jurídica, en cambio la sentencia da
solución a las divergencias nacidas de ese contrato. Por último, la sentencia tiene ejecutoriedad, puede pedir su
cumplimiento por medio de la fuerza pública, en cambio el contrato carece de ello; para que la tenga es preciso que
previamente los derechos que surgen de él hayan sido reconocidos por una sentencia.

Convenio colectivo de trabajo. Se juntan gremios y empresarios de una actividad, con la dirección del ministro llegan
a un acuerdo. Es de carácter general para todos los trabajadores y empresarios comprendidos en la actividad que
desempeñan, destinada a personas que no están y pueden incorporarse.

En cambio el contrato tiene efecto vinculante solo para las partes que lo celebran, para ese caso en particular.

Punto 4.- Libertad contractual: previsión constitucional, la libertad de contratar y la de elegir con quien contratar.

Tiene respaldo constitucional en el art. 14 CN donde indica que todos los habitantes podrán usar y disponer
de su propiedad.

Libertad de Contratación Art. 958: las partes son libres para celebrar un contrato y determinar su contenido,
dentro de los límites impuestos por la ley, el orden público, la moral y las buenas costumbres.

Efecto Vinculante Art. 959: todo contrato válidamente celebrado es obligatorio para las partes. Su contenido
sólo puede ser modificado o extinguido por las partes, o en los supuestos que la ley prevé.

El Código Civil y Comercial de la Nación (“CCC”) actualmente en vigencia, en su artículo 958 dispone que las
partes son libres para celebrar y configurar el contenido del contrato dentro de los límites impuestos por la ley, el
orden público, la moral y las buenas costumbres.

Bajo el presupuesto de la importancia que posee como principio general del derecho la autonomía de la
voluntad, se le da mayor claridad a la regla de la autorregulación (libertad contractual) al mencionarse el derecho de
las partes de acordar el contenido del contrato. Asimismo, se ha introducido de forma concreta el otro aspecto del
principio general indicado, que es la autodecisión (libertad de contratar), lo que implica que la parte puede o no querer
celebrar un contrato.

Lo destacable es que se reconoce que dichos principios no resultan absolutos. El codificador del Código Civil
remarcaba que dado el consentimiento en forma libre el contrato resultaba irrevocable, lo que luego no podía
sostenerse por la propia normativa de la ley o revisión judicial. Ahora con la consagración de ambos pilares del
contrato, se indica de forma precisa que los mismos deberán ejercerse dentro de los parámetros y restricciones allí
previstos. Del mismo modo, el artículo 959 ratifica la fuerza obligatoria de los contratos y agrega que su contenido
“…solo puede ser modificado o extinguido por acuerdo de partes o en los supuestos que la ley prevé”.

Su fundamento constitucional reposa en el art 19 de la CN, “Las acciones privadas de los hombres que de
ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas
de la autoridad de los magistrados. Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni
privado de lo que ella no prohíbe”.

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Y su protección en el 17, “La propiedad es inviolable, y ningún habitante de la Nación puede ser privado de
ella, sino en virtud de sentencia fundada en ley”.

Nadie está obligado a contratar sino cuando lo desee, y cada uno goza de la libre elección de la persona con
quien se contrata y la libertad de determinar el contenido del contrato teniendo en cuenta los limites.

La libertad contractual reconoce ciertos límites, la moral, la ley, las buenas costumbres y orden público.

-La ley: Los ciudadanos singulares pueden verse obligados a contratar, la ley puede imponer ciertas
contrataciones. Para las empresas prestadoras de servicios públicos es obligatorio dar el servicio, pero también los
ciudadanos pueden verse obligados a contratar, por ejemplo, el seguro de responsabilidad civil de automotor, seguro
de vida de empleados públicos.

Por otro lado, la libertad contractual funciona adecuadamente en la medida en que las partes tengan un poder
de negociación semejante. Gran porcentaje de contratos se celebra sin una negociación previa ya que una de las partes
no tiene capacidad de negociar el contenido del mismo, por ejemplo los contratos por adhesión a condiciones
generales y los contratos celebrados por consumidores.

Fuente de los límites de la libertad contractual:

-Las leyes de las que pueden surgir límites a la libertad de contratar son las imperativas. Esta suprime la voluntad
privada, se impone a los interesados ya que no la pueden modificar ni dejar de lado. Por ejemplo la que establece el
plazo mínimo de locación de inmuebles sustituye a la norma convencional que establezca plazo menor.

- Las leyes que regulan los contratos son supletorias de la voluntad de las partes. Respetan la iniciativa y la voluntad
de los particulares y suplen la voluntad de las partes cuando no hubieran manifestado su voluntad.

-En cuanto al orden público como limite son disposiciones del estado con carácter vinculante, puede ser económico,
el estado puede regular ciertos aspectos de la economía; y en el orden social con trascendencia en el derecho laboral,
donde el estado impone la regulación del contrato de trabajo.

No toda norma imperativa es de orden público pero si toda ley de orden público es imperativa. Este no puede
ser dejado de lado por voluntad de las partes.

-Y la moral y las buenas costumbres, regla con la que se trata de impedir que la libertad contractual sea puesta al
servicio de lo inmoral.

Crisis del contrato: La voluntad ya no impera soberanamente como otra, el estado interviene en los contratos
modificando sus clausulas forzando a veces a celebrarlos a pesar de la voluntad contraria de los interesados, o
dispensándolos de cumplir sus promesas.

El contractualismo parte del supuesto de la libertad y la igualdad de las partes. Para que el contrato sea justo
debe ser el resultado de una negociación libre. Pero la evolución del capitalismo ha concentrado cada vez mayores
fuerzas en manos de pocos; la igualdad y la libertad de consentimiento subsisten en el plano jurídico. Pero tienden a
desaparecer en el plano económico. No hay igualdad entre propietario de una gran industria y el obrero que suscribe
con él un contrato de trabajo; la plena libertad para que ambos concluyan las condiciones que les venga en gana, no
puede sino tener como resultado el sometimiento del obrero al arbitrio del patrón.

La llamada crisis del contrato se manifiesta principalmente a través de tres fenómenos: el dirigismo
contractual, la nuevas formas de contrato, y la intervención judicial en las relaciones contractuales para dejar a salvo
la equidad de las contraprestaciones.

Punto 5.- Límites a las facultades de los jueces en el litigio contractual.


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Facultades de los Jueces (Art. 960 CCC): los jueces no tienen la facultad de modificar los contratos, excepto que sea a
pedido de una de las partes cuando lo autoriza la ley, o de oficio cuando se afecta el orden público.

El art. refuerza el principio de la autonomía de la voluntad de las partes y establece el principio de no


intervención por parte de un 3°, aunque este sea un juez. Los jueces y tribunales deben hacer respetar y cumplir las
convenciones de los contratos.

Modificaciones de los contratos: los jueces no tienen la atribución de modificar el contenido de los contratos. Una
obligación impuesta por el juez no reconoce como causa un contrato sino un acto de autoridad que como tal seria
ilegitimo.

Primera excepción: consiste en la autorización dada al juez para modificar el contenido del contrato cuando lo pida
alguna de las partes en situaciones autorizadas por la ley. Se remite a la hipótesis del vicio de lesión e imprevisión,
consiste en el desequilibrio o en la supresión de la excesiva onerosidad. También el código les atribuye a los jueces la
facultad de reducir los intereses cuando la tasa fijada excede sin justificación y desproporcionadamente la tasa fijada
y el costo medio.

Donde el juez debe ordenar lo necesario para evitar los efectos del ejercicio abusivo o de la situación jurídica
abusiva y procurar la reposición al estado de hecho anterior y fijar una indemnización.

Segunda excepción: se habilita al juez a modificar el contenido del contrato cuando se afecta de modo manifiesto el
orden público, sea de oficio o a pedido de las partes.

La sanción a un contrato es la nulidad, pero la doctrina propicia que en función del principio de conservación
del negocio se rectifique el contrato de modo de ajustarlo a la regla de orden público que aparecía afectada.

Diversas acepciones de la expresión buena fe. Buena fe contractual.

Se sostiene que la buena fe es un principio general. La buena fe es la confianza, acuerdo con lo que las partes
entendieron o pudieron entender, es obrar con cuidado y previsión. La Doctrina se refiere a la buena fe en 2
acepciones:

-objetiva: se refiere a criterios de lealtad, honestidad, probidad.

-subjetiva: es un estado de conciencia.

ARTÍCULO 9º.- Principio de buena fe. Los derechos deben ser ejercidos de buena fe

ARTÍCULO 961.- Buena fe. Los contratos deben celebrarse, interpretarse y ejecutarse de buena fe. Obligan no sólo a
lo que está formalmente expresado, sino a todas las consecuencias que puedan considerarse comprendidas en ellos,
con los alcances en que razonablemente se habría obligado un contratante cuidadoso y previsor

ARTÍCULO 991.- Deber de buena fe. Durante las tratativas preliminares, y aunque no se haya formulado una oferta,
las partes deben obrar de buena fe para no frustrarlas injustificadamente. El incumplimiento de este deber genera la
responsabilidad de resarcir el daño que sufra el afectado por haber confiado, sin su culpa, en la celebración del
contrato.

ARTÍCULO 1061.- Intención común. El contrato debe interpretarse conforme a la intención común de las partes y al
principio de la buena fe.

Punto 6.- Contratos civiles y comerciales: su unificación pedagógica y legislativa. Situación durante la vigencia de
los CC y de comercio. El tema en el derecho extranjero-Proyectos nacionales de reforma del CC. Importancia del

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derecho comunitario europeo: anteproyecto de Harvey Mc. Gregor, Proy. de Ole Lando, anteproyecto de la
Academia de jusprivatistas europeos. Principio del derecho europeo de los contratos. Principios de UNIDROIT.

Los principios de UNIDROIT establecen que las partes tienen libertad para celebrar un contrato y determinar
su contenido dejándose a salvo las leyes imperativas, el mismo criterio resulta de los principios de derecho europeo.

Punto 7.- 7. El contrato como título del derecho real. Breve noción de la teoría del título y el modo. (Se vincula con
la causa de los derechos reales)

El contrato como titulo de derecho real es aquel que tiene por fin transmitir o constituir el DR.

Contratos tienen como efecto crear, modificar, extinguir, relaciones jurídicas patrimoniales. Y pueden tener
como finalidad constituir derechos reales. La compraventa no transmite la propiedad sino la obligación de transmitir
la propiedad y recibir el precio de la cosa.

La teoría del título y el modo es un sistema de transmisión de la propiedad de las cosas que requiere la
celebración de un contrato y la posterior entrega de la cosa que se quiere transmitir, sin que sea suficiente cualquiera
de las dos por separado.

-Derecho Romano: Para adquirir derechos reales se requiere de titulo suficiente, que es su razón o causa, (El Titulo de
compraventa). Y tiene que ser de un modo suficiente, que apunta a dar a conocer el derecho, publicidad a la
comunidad; era la tradición, entrega de la cosa.

-Código francés. Para esta teoría, en orden de adquisición de un derecho real, es suficiente el título. Los efectos de los
contratos eran las obligaciones y derechos reales; con el acuerdo, o consentimiento se producía el contrato y no hacía
falta la entrega de la cosa.

-Vélez, deja de lado eso y estableció el sistema romano de titulo y modo. Debían ser otorgantes capaces. Se requiere:

-Titulo suficiente, acto jurídico al cual el orden jurídico le reconoce la aptitud para constituir, transmitir, un derecho
real que se encuentra revestido de las condiciones de fondo y de forma.

Fondo, quien transmite es dueño de la cosa que va a transmitir y es persona capaz.

Forma, hace falta que este revestido de formalidad para la validez del acto jurídico.

-El modo es la adquisición derivada de la propiedad, por lo que también hace falta para constituir o transmitir un
derecho real.

-El contrato funciona como titulo suficiente acompañado del modo suficiente, tradición.

El Titulo suficiente (boleto de compraventa) por sí solo no constituye la adquisición del derecho real (locación;
Si venta y si donación), es decir por la sola celebración del contrato. Debe estar acompañado para constituirlo del
modo suficiente.

En titulo suficiente es necesario que este revestido de las condiciones de forma y fondo.

Tampoco son titulares del derecho quien tenga la tradición de la cosa.

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Bolilla 2.- Punto 1.-

En el Código todos los contratos son consensuales, por lo que quedan perfeccionados con el acuerdo de partes;
ha sido eliminada la categoría de los contratos reales. Con ello, el sistema normativo ha ganado en simplicidad, en
claridad y en adecuación del tratamiento jurídico a la inteligencia de las prácticas sociales.

La importancia de la clasificación de los contratos, especie del género acto jurídico (art. 259), está dada porque
la inclusión de una relación jurídica en una u otra de las categorías que el Código prevé permite establecer cuáles son
los efectos que podrían verificarse en el cumplimiento de las obligaciones establecidas por las partes, lo que resulta
de especial importancia cuando ellas, en ejercicio de la libertad de contratar que emana del bloque de
constitucionalidad federal y del artículo 958, desarrollan vínculos contractuales innominados que no se ajustan a los
tipos normativamente previstos en el título de los Contratos en particular (Libro Tercero, Título IV), y que es necesario
caracterizar a fin de establecer cuáles habrán de ser las consecuencias derivadas de sus previsiones.

Los contratos pueden ser unilaterales, bilaterales o plurilaterales, según la cantidad de partes que queden
obligadas a cumplir prestaciones a partir de su celebración. Esta clasificación es habitual en el Derecho Comparado.

Con el perfeccionamiento del consentimiento, puede que un contrato genere obligaciones a cargo de sólo una
de las partes, en cuyo caso será unilateral, o de todas ellas, supuesto en el que podrá ser bilateral, si son dos las partes
recíprocamente obligadas, o plurilateral, si son más.

ARTICULO 966.- Contratos unilaterales y bilaterales. Los contratos son unilaterales cuando una de las partes
se obliga hacia la otra sin que ésta quede obligada. Son bilaterales cuando las partes se obligan recíprocamente la una
hacia la otra. Las normas de los contratos bilaterales se aplican supletoriamente a los contratos plurilaterales.

Es decir que, la determinación acerca de si un contrato es unilateral o bilateral se hace según los términos de
la relación jurídica al momento de su celebración; si da nacimiento a obligaciones recíprocas, será bilateral, y si una
sola de las partes queda obligada hacia la otra, unilateral.

Contratos unilaterales: Son contratos unilaterales los que en el momento de su celebración sólo hacen nacer
obligaciones para una de las partes intervinientes, de allí en adelante existe un solo deudor y un único acreedor. Al
formarse en ellos el consentimiento, una de las partes se obliga hacia la otra sin que ésta quede obligada. Aun cuando
ambas partes vayan a ejecutar obligaciones antes de la extinción del contrato, ellas no nacen en el mismo momento
ni son recíprocas.

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Son unilaterales, por ejemplo, la donación (art. 1542), el mandato gratuito (arts. 1319, 1322), la fianza (art.
1574), el depósito gratuito (art. 1356), el mutuo gratuito (art. 1525) y el comodato (art. 1533).

Contratos bilaterales: Se denominan bilaterales, sinalagmáticos o con prestaciones recíprocas los contratos que a
partir de su perfeccionamiento engendran obligaciones recíprocas para todas las partes intervinientes. Las
obligaciones son recíprocas cuando existe correspondencia entre una y otra, interdependencia entre ellas.

Típico de estos contratos es que ambas obligaciones surjan en el mismo momento y estén interrelacionadas
de tal modo que la causa de la obligación de cada una de las partes sea la consideración de una contraprestación a
cargo de la otra, de modo que si una dejara de existir, no podría concebirse la existencia de la otra, cada parte no está
obligada a la prestación a su cargo sin que sea debida la prestación de la otra. No es necesaria la existencia de
equivalencia objetiva entre las prestaciones.

Son contratos bilaterales, entre otros, la compraventa (art. 1123), la permuta (art. 1172), el suministro (art.
1176), la locación (art. 1187), el leasing (art. 1227), el contrato de obra o de servicios (art. 1251), el transporte (art.
1280), el de consignación (art. 1335) y el de corretaje (art. 1345).

La caracterización de un contrato como bilateral permite establecer que le podrán ser aplicados los siguientes
institutos:

-Lesión: Uno de los requisitos básicos para la configuración de un supuesto de lesión es el de desproporción de las
prestaciones a cargo de cada una de las partes (art. 332), lo que determina que sea uno de los vicios que puedan
verificarse en los actos jurídicos que son contratos bilaterales.

-Suspensión del cumplimiento: En los contratos bilaterales, cuando las partes deben cumplir simultáneamente, una
de ellas puede suspender el cumplimiento de la prestación, hasta que la otra cumpla u ofrezca cumplir, planteo que
puede deducirse judicialmente, tanto por acción como por excepción (art. 1031).

Contratos plurilaterales: Son contratos plurilaterales aquellos que nacen por la concurrencia de la manifestación
negocial de tres o más partes y en los que las prestaciones de cada una de ellas van dirigidas a la consecución de un
fin común.

El Código establece que las normas de los contratos bilaterales se aplican supletoriamente a los contratos
plurilaterales (art. 966) y además, en materia de formación del consentimiento, dispone el artículo 977 que si el
contrato ha de ser celebrado por varias partes, y la oferta emana de distintas personas, o es dirigida a varios
destinatarios, no hay contrato sin el consentimiento de todos los interesados, excepto que la convención o la ley
autoricen a la mayoría de ellos para celebrarlo en nombre de todos o permitan su conclusión sólo entre quienes lo
han consentido.

En esta categoría de contratos, la nulidad del vínculo respecto de una de las partes no produce la nulidad entre
las demás y el incumplimiento de una no excusa el de las otras, excepto que la prestación incumplida o el vínculo nulo
sean necesarios para la realización del objeto del contrato (arts. 1443 y 389, segundo párrafo).

ARTICULO 967.- Contratos a título oneroso y a título gratuito. Los contratos son a título oneroso cuando las
ventajas que procuran a una de las partes les son concedidas por una prestación que ella ha hecho o se obliga a hacer
a la otra. Son a título gratuito cuando aseguran a uno o a otro de los contratantes alguna ventaja, independiente de
toda prestación a su cargo.

La clasificación enunciada en esta norma no debe confundirse con la del artículo anterior, pues en este caso
no se tiene en cuenta el número y reciprocidad de las obligaciones, sino exclusivamente las ventajas comparadas con
los sacrificios.

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Todo contrato bilateral es oneroso, porque cada una de las partes se obliga para que el otro dé o haga algo,
en ello radica la onerosidad, criterio adoptado para la diferenciación. El contrato es oneroso si impone sacrificios y
ventajas recíprocas, y gratuito cuando hay sacrificio para uno y ventaja para el otro. El mayor volumen de contratos
celebrados a diario por las personas corresponde a actos otorgados a título oneroso.

El régimen jurídico de los contratos a título gratuito: De acuerdo a lo establecido en el artículo 1543 del Código, los
actos jurídicos a título gratuito son gobernados por vía de aplicación subsidiaria de la regulación del contrato de
donación.

La gratuidad es, por definición, una liberalidad o beneficio; se da algo sin tener en consideración una
contraprestación.

Efectos de la distinción entre contratos onerosos y gratuitos: Calificar a un contrato como otorgado a título gratuito u
oneroso tiene importancia ante diversas situaciones como, por ejemplo:

a) La persona emancipada no puede, ni con autorización judicial, hacer donación de bienes que hubiese recibido a
título gratuito (art. 28, inc. b) y requiere autorización judicial para disponer de ellos (art. 29).

b) El transmitente a título oneroso está obligado al saneamiento (art. 1033), que garantiza por evicción y por vicios
ocultos (art. 1034). El adquirente a título gratuito puede, empero, ejercer en su provecho las acciones de
responsabilidad por saneamiento correspondientes a sus antecesores (art. 1035).

c) Suele haber mayores recaudos formales para el otorgamiento de actos a título gratuito; así, por ejemplo, deben ser
hechas en escritura pública, bajo pena de nulidad, las donaciones de cosas inmuebles y las de cosas muebles
registrables (art. 1552).

Dentro de la categoría de los contratos a título oneroso se diferencian los contratos conmutativos —
identificándolos como aquellos en los que las obligaciones a cargo de cada una de las partes pueden ser determinadas
con cierto grado de certeza cualitativa y cuantitativa al tiempo del perfeccionamiento del consentimiento— de los
aleatorios, caracterizados como aquellos en los que las pérdidas o las ventajas para una o para todas las partes
involucradas dependen de un acontecimiento incierto.

ARTICULO 968.- Contratos conmutativos y aleatorios. Los contratos a título oneroso son conmutativos cuando
las ventajas para todos los contratantes son ciertas. Son aleatorios, cuando las ventajas o las pérdidas, para uno de
ellos o para todos, dependen de un acontecimiento incierto.

El contrato será conmutativo cuando el cumplimiento de las obligaciones a cargo de cada una de las partes se
encuentre determinado desde el momento de la celebración y aleatorio cuando la existencia de una contraprestación,
o la extensión de ella, queda sujeta a un acontecimiento futuro en cuya determinación no interviene la voluntad de
las partes (ej., tiempo de vida del sujeto tomado en consideración en el contrato oneroso de renta vitalicia,
acaecimiento de un siniestro previsto como riesgo contractual en el contrato de seguro, etc.).

La aleatoriedad puede ser definida, por contraposición con el concepto de conmutatividad, como aquella
cualidad del vínculo que se verifica cuando, al tiempo de la celebración, no es posible establecer con certeza cuál habrá
de ser el contenido prestacional a cargo de todos los contratantes.

En el contrato aleatorio, los contratantes dejan que sea determinado hecho el que defina la adjudicación
definitiva del riesgo, así, en el contrato de seguro, el que la aseguradora deba responder dependerá de la verificación
de un siniestro encuadrable en las previsiones del contrato y de la ajenidad del asegurado en su ocurrencia —
intervención que alteraría, precisamente, la aleatoriedad considerada y la naturaleza misma del contrato (conf. arts.
70, 105, 114, 152 de la ley 17.418)—; en el contrato oneroso de renta vitalicia, el tiempo por el que el obligado deberá

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pagar la renta dependerá del lapso de vida de la persona tomada en consideración para la determinación de la
duración del contrato (art. 1606); en el contrato de juego o apuesta, quién sea el que gane (art. 1609); etcétera.

Los contratos aleatorios no deben ser confundidos con los contratos bajo condición. En el contrato condicional
hay un acontecimiento futuro e incierto del cual depende el nacimiento o la resolución de las obligaciones pactadas;
mientras que en el contrato aleatorio, la prestación, el contenido mismo de la obligación de una o ambas partes, pasa
a depender de un acontecimiento incierto, o sea, de un hecho que determinará el resultado del contrato. Mientras
que la condición es una modalidad del acto, en el contrato aleatorio el alza es un elemento intrínseco del negocio. El
contrato es condicional cuando su existencia misma depende de un acontecimiento incierto y es aleatorio cuando el
hecho condicionante no supedita al contrato, sino únicamente a las ventajas que resultarán del contrato.

ARTICULO 969.- Contratos formales. Los contratos para los cuales la ley exige una forma para su validez, son
nulos si la solemnidad no ha sido satisfecha. Cuando la forma requerida para los contratos, lo es sólo para que éstos
produzcan sus efectos propios, sin sanción de nulidad, no quedan concluidos como tales mientras no se ha otorgado el
instrumento previsto, pero valen como contratos en los que las partes se obligaron a cumplir con la expresada
formalidad. Cuando la ley o las partes no imponen una forma determinada, ésta debe constituir sólo un medio de
prueba de la celebración del contrato.

La norma delimita la categoría de los contratos formales, que son aquellos para los que la ley exige algún tipo
de recaudo formal específico, dentro de un régimen general de libertad, establecido en el artículo 1015 del Código.

Tal como surge de los Fundamentos que acompañaron el Proyecto, el Código enuncia la categoría de los
contratos formales estableciendo una división tripartita entre contratos sujetos a formas absolutas, cuya
inobservancia priva de efectos al acto, formas relativas y formalidades para la prueba, cuya inobservancia no acarrea
la nulidad del acto, que puede ser llevado al soporte formal requerido por la ley, y las establecidas sólo a los fines
probatorios.

El código derogado no enunciaba entre las categorías de clasificación la que distingue a los contratos en
formales y no formales, aunque ella surgía de su entramado normativo y tenía plena aceptación doctrinaria.

Toda declaración de voluntad requiere de un medio para su exteriorización, al que se denomina


genéricamente "forma". El Código establece la categoría de los contratos formales, como excepción al régimen general
de libertad de formas enunciado en el artículo 1015. Los contratos son formales cuando la ley exige una determinada
forma, ya sea para la validez del acto, para que produzca sus efectos propios o para su comprobación.

La regla general en la materia es la de la libertad de formas (art. 284), por lo que, si la ley no designa una forma
determinada para la exteriorización de la voluntad de las partes, éstas pueden utilizar la que estimen conveniente,
aun cuando ella sea más exigente que la impuesta por la ley.

Según la finalidad perseguida por la exigencia formal, los contratos pueden ser clasificados como sujetos a:

-Formas absolutas: Son tales aquellas en las que el cumplimiento de la formalidad solemne es exigido bajo sanción de
nulidad, por lo que el contrato no queda concluido como tal hasta que sea cumplida la formalidad prevista (art. 285,
última parte). En caso de inobservancia de la forma impuesta, el acto se ve privado de todo efecto, resultando
absolutamente ineficaz. En el Código son contratos sujetos a formas absolutas las donaciones de inmuebles, de
muebles registrables y de prestaciones periódicas o vitalicias (art. 1552).

Formas relativas: Cuando el cumplimiento de la formalidad solemne no es exigido bajo sanción de nulidad, los
contratos están sujetos a una formalidad relativa y, si bien tampoco quedan concluidos como tales hasta que no sea
cumplida la solemnidad prevista, valen como contratos en los que las partes se obligan a cumplir la formalidad
pendiente (art. 285).

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Formalidades para la prueba: Los contratos en los cuales la formalidad es requerida a los fines probatorios pueden ser
probados por otros medios, inclusive por testigos, si hay imposibilidad de obtener la prueba de haber sido cumplida
la formalidad o si existe principio de prueba instrumental —considerándose tal cualquier instrumento que emane de
la otra parte, de su causante o de parte interesada en el asunto, que haga verosímil la existencia del contrato, o
comienzo de ejecución (art. 1020).

También la forma puede ser requerida para la prueba. La inobservancia del recaudo formal así estipulado no
afecta al contrato ni su existencia, pero dificulta su demostración en juicio. La norma que exige una determinada forma
a los efectos probatorios constituye un mandato que impone una carga que trae aparejada la pérdida del beneficio
probatorio que deriva de la forma.

Son contratos en los que se impone la forma escrita a los efectos probatorios: el de locación de cosa inmueble
o mueble registrable; los contratos bancarios (art. 1380)

Otra clasificación:

Los contratos pueden ser de ejecución instantánea, inmediata, diferida y de tracto sucesivo.

-El contrato de ejecución instantánea es como su nombre lo indica, aquél que se agota en el mismo acto en que se
ejecuta. Por ejemplo, un sobregiro otorgado en el mismo momento en que fue solicitado.

-El contrato de ejecución inmediata es aquél que tiene eficacia desde que se celebra, y a partir de ese instante los
derechos y obligaciones que le son inherentes se ejercitan sin más trámite. Es necesario la celebración del contrato
que puede realizarse en actos sucesivos, pero no en forma instantánea como el caso anterior.

-El contrato de ejecución diferida tiene por característica que su eficacia queda en suspenso hasta el momento en que
resulten exigibles tanto los derechos como las obligaciones contenidas. El contrato nace desde su celebración, pero
sus efectos están postergados. Por ejemplo un contrato de apertura de crédito, por el cual el Banco se obliga a prestar
una suma de dinero a su cliente, de ganar una subasta pública a realizarse en el futuro.

-Finalmente el contrato de tracto sucesivo, es el más frecuente dentro de esta clasificación, y tiene por característica
que su ejecución es continuada o periódica, domo los contratos de mutuo que son pagados mediante cuotas
mensuales o trimestrales.

Por su autonomía Se divide en contratos Principales, accesorios y derivados:

a. El contrato Principal es aquel que no depende de otro que le precede y por lo tanto tiene vida propia, como los
Contratos de mundo, Crédito documentario, descuento, factoring, etc.

b. El contrato accesorio es aquél que depende lógica y jurídicamente de otro contrato No tiene vida propia, como los
contratos de prenda, hipoteca, fianza entre otros, que dependen de un Contrato principal

c. El contrato derivado es cuando se desprende de otro contrato, como sucede con el contrato de subarrendamiento
y en la subcontrata de obras, para citar dos ejemplos

Existen contratos de negociación previa y otros de adhesión. Ordinariamente los contratos tiene una fase preliminar
denominada de negociación en la que los interesados intercambian punto de vista y planteamiento hasta lograr el
acuerdo de voluntades celebrando el contrato respectivo.

Existen otros contratos que no admite la etapa de negociación, pues las cláusulas o estipulaciones están
previamente determinadas e impresas en un contrato elaborado por una de las partes, quedando la otra parte en la
facultad de aceptar el contrato o rechazarlo. A estos contratos se les conoce como “contratos de adhesión”.

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Los contratos de adhesión son los más utilizados por las instituciones bancarias, debido principalmente a que
los créditos y servicios bancarios son prestados en forma masiva, que obliga a la redacción de contratos en forma
anticipada con las condiciones generales establecidas por la entidad bancaria, de acuerdo con lo previsto por la ley o
al impulso de su propia iniciativa. Por consiguiente, los clientes que contratan con un banco se limitan a expresar su
aceptación o rechazo.

No cabe duda que los contratos de adhesión son verdaderas formas contractuales en cuanto el consentimiento
se exprese en debida forma y sin vicios. Lo que significa que la existencia de condiciones generales a los cuales deben
adherir los clientes permita a los bancos establecer normas y condiciones que faciliten a una determinada operación
bancaria.

Por su riesgo Pueden ser contratos conmutativos y aleatorios.

Son contratos conmutativos cuando cada una de las partes, son conscientes de un hecho cierto y concreto,
pues estiman anticipadamente el beneficio que obtendrán al celebrar el contrato.

Los contratos aleatorios son llamados también de “suerte”; se parte de un hecho incierto, existiendo para
ambos un factor de riesgo no predeterminado y cuyo esclarecimiento se producirá sólo con posterioridad, por ejemplo
la compra de un billete de lotería, donde se ignora el resultado del sorteo.

Otra clasificación es de acuerdo de si tienen una causa establecida (Contratos causales) o no, pero su causa se presume
(Contratos abstractos, como el titulo de crédito).

Comparación de las categorías de actos jurídicos bilaterales y contratos bilaterales:

Los actos jurídicos pueden ser unilaterales (testamento) o bilaterales, pero hay que tener en cuenta que el
contrato es siempre un acto jurídico bilateral porque requiere un acuerdo entre dos o más partes para su nacimiento.

Supresión de la categoría de contratos reales:

Fue propulsada por la doctrina, desaparece la clasificación de contratos consensuales y reales, el CCC ignora
la categoría del contrato real por lo que todos los contratos pasan a ser consensuales.

Cláusulas contractuales aleatorias (seña, cláusula penal):

Es un pacto o cláusula que puede preceder al contrato o estar inserto en él, es para asegurar el contrato.

1059, La entrega de seña o arras se interpreta como confirmatoria del acto, excepto que las partes convengan
la facultad de arrepentirse.

790, La cláusula penal es aquella por la cual una persona, para asegurar el cumplimiento de una obligación, se
sujeta a una pena o multa en caso de retardar o de no ejecutar la obligación.

Contratos conexos

ARTICULO 1073.- Definición. Hay conexidad cuando dos o más contratos autónomos se hallan vinculados entre
sí por una finalidad económica común previamente establecida, de modo que uno de ellos ha sido determinante del
otro para el logro del resultado perseguido. Esta finalidad puede ser establecida por la ley, expresamente pactada, o
derivada de la interpretación, conforme con lo que se dispone en el artículo 1074.

La cuestión no es nueva, y en nuestro país quedó reflejada en el despacho de la Comisión N' 3 de las XVII
Jornadas Nacionales de Derecho Civil, en donde se dijo que "Habrá contratos conexos cuando para la realización de
un negocio único se celebran, entre las mismas partes o partes diferentes, una pluralidad de contratos vinculados

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entre sí...", añadiéndose que la vinculación debía medirse "...a través de una finalidad económica supracontractual,
verificada jurídicamente en la causa subjetiva u objetiva, en el consentimiento, en el objeto o en las bases del negocio".

ARTICULO 1074.- Interpretación. Los contratos conexos deben ser interpretados los unos por medio de los
otros, atribuyéndoles el sentido apropiado que surge del grupo de contratos, su función económica y el resultado
perseguido.

ARTICULO 1075.- Efectos. Según las circunstancias, probada la conexidad, un contratante puede oponer las
excepciones de incumplimiento total, parcial o defectuoso, aún frente a la inejecución de obligaciones ajenas a su
contrato. Atendiendo al principio de la conservación, la misma regla se aplica cuando la extinción de uno de los
contratos produce la frustración de la finalidad económica común.

Punto 2.-

La norma distingue a los contratos entre los que cuentan con regulación legal, a los que califica de nominados,
y los que no se ajustan a regulación vigente alguna y resultan creación de las partes, en ejercicio de la autonomía de
la voluntad, a los que califica como innominados, estableciendo que su regulación se ajustará en primer término a lo
establecido por las partes, en segundo término a las normas generales sobre contratos y obligaciones, a los usos y
prácticas del lugar de celebración, y, en último término, a las disposiciones correspondientes a los contratos
nominados afines que son compatibles y se adecuan a su finalidad.

ARTICULO 970.- Contratos nominados e innominados. Los contratos son nominados e innominados según
que la ley los regule especialmente o no. Los contratos innominados están regidos, en el siguiente orden, por:

a)la voluntad de las partes;

b) las normas generales sobre contratos y obligaciones;

c) los usos y prácticas del lugar de celebración;

d) las disposiciones correspondientes a los contratos nominados afines que son compatibles y se adecuan a su
finalidad.

La calificación empleada para formular la distinción puede inducir a engaño, pues lo nominado es lo que recibe
nombre y hay contratos —como el de garaje, el de hospedaje, el de publicidad, etcétera--que pueden ser claramente
conceptualizados a través de una denominación de aceptación social, aun cuando carecen de regulación legal
específica. Por ello parte de nuestra doctrina empleaba el criterio de regulación normativa para distinguir entre
contratos típicos y atípicos, según su régimen se encontrara o no disciplinado por ley. Pero los autores del Código
decidieron respetar nuestra tradición jurídica y emplear la distinción entre contratos nominados e innominados, ya
contenida en el artículo 1143 del código derogado, derivada conceptualmente del Derecho Romano justiniano.

Contrato por adhesión.

La definición de contrato de adhesión en el artículo 984 es "aquel mediante el cual uno de los contratantes
adhiere a cláusulas generales predispuestas unilateralmente, por la otra parte o por un tercero sin que el adherente
haya participado en su redacción".

La unilateralidad el rasgo característico para este tipo de contratos, ya que la parte adherente no participa de
su elaboración y por lo tanto carece de poder de negociación, teniendo como única alternativa la de no contratar

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En lo que respecta a la redacción de las cláusulas generales del contrato, el Código pone énfasis en la claridad
de las mismas, exigiendo su comprensión y autosuficiencia, y en el caso de existir cláusulas que hagan un reenvío a
otros textos o documentos y éstos no hayan sido facilitados a la parte adherente al momento de la firma, el Código
las considera como no convenidas.

Garantía del art. 42 de la CN. (Es una garantía a los consumidores y usuarios)

El derecho de consumo es una rama del derecho que tiene como objeto la protección del consumidor en la
relación de consumo, considerándolo la parte más débil y por lo tanto merecedora de más resguardo por parte de la
ley. Dado que la relación de consumo no es equilibrada, el derecho debe venir a regular un equilibrio entre las partes
estableciendo derechos y deberes para ambas. La Constitución le asigna al Estado la obligación de resguardar el
derecho a la salud de los consumidores, a través la legislación y asociaciones que tengan como finalidad la defensa del
consumidor.

Punto 3.- Utilidad de las clasificaciones. Consecuencias propias de cada categoría.

La clasificación de los contratos es estructural, la cual sirve para saber qué instituto le corresponde a cada
contrato. Para ello, un contrato debe ser mirado desde su perfeccionamiento, es decir, desde que ha quedado
conformado el acto jurídico por las partes.

Punto 4.- Elementos de los contratos. Diferenciación con los presupuestos de validez. Elementos esenciales,
naturales y accidentales. Incidencia en la formación del contrato.

Los elementos de los contratos se pueden clasificar en:

A) Esenciales: Son aquellos que tienen que estar sí o sí para que haya un contrato. Ellos son:

-Consentimiento: Es la declaración de voluntad de sujetos capaces que forman parte del contrato, los cuales se ponen
de acuerdo en contratar. El consentimiento cuenta con elementos internos (discernimiento, intención y libertad), los
cuales no deben estar viciados (vicio redhibitorio=afecta la voluntad de las partes) por error, dolo, violencia o
intimidación.

Además, cuenta con elementos externos (el consentimiento de las partes debe ser exteriorizado de forma
expresa o tácita). Cuando las partes celebran el contrato, este se perfecciona y produce sus efectos.

- Objeto: Es el deber de comportamiento, es el derecho de crédito a exigir un comportamiento. Los objetos de los
contratos deben ser cosas que estén en el comercio o hechos que no sean imposibles, ilícitos, contrarios a las buenas
costumbres o prohibidos por las leyes.

- Causa: Es la finalidad que persigue el acuerdo de las partes, es el fin inmediato determinante de la voluntad. Causa
fuente y causa fin. La causa fin debe ser lícita y debe ser exteriorizada de forma expresa o tácita para constituir un
elemento esencial del contrato. Sin embargo, la causa fin puede verse frustrada, por lo que tiene que estar presente
y tiene que subsistir. La causa en torno a la atribución patrimonial responde a un pago, a una donación, a una
prestación o a un enriquecimiento sin causa.

-Forma: La forma de los contratos, puede ser verbal, cuando las partes en forma oral expresan su consentimiento.
Aunque es legítimo este modo de celebrar la mayoría de los contratos, en general no es recomendable, pues es
dificultosa la prueba de lo acordado. La forma escrita que es la más usual, puede realizarse por instrumento privado
(entre particulares) o por instrumento público (requerimiento de escritura pública ante escribano, que hace fe del
acto). Esta última forma es exigible en caso de compra-venta de inmuebles.

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B) Naturales: Son aquellos elementos integrales de la ley, son los efectos queridos por la ley, los cuales pueden ser
modificados o dejados sin efecto por las partes. La ley suple el silencio de las partes, por lo que si las partes nada dicen,
la ley lo completa. Ej.: si dos partes no estipulan el lugar de cumplimiento del contrato, será donde lo establece la ley.

C) Accidentales: Son aquellos elementos que completan el contrato, que no deben ser contrarios a la ley, el orden
público, la moral y las buenas costumbres. Ej.: plazos, cargo, condición, etc.

Presupuestos de validez: Debe existir para que el contrato cuyo nacimiento se ha producido no pueda ser atacado y
decretarse su nulidad. El contrato es un acto jurídico por lo tanto debe seguir sus reglas.

Los presupuestos de validez son:

-Capacidad: Es la facultad que tiene una persona para ser titular de derechos y obligaciones.

El acto voluntario es el ejecutado con discernimiento, intención y libertad, que se manifiesta por un hecho
exterior.

-Falta de vicios de la voluntad: ausencia de error, dolo y violencia.

La forma es un requisito del acto jurídico.

--Vicios de los actos: lesión, simulación, fraude.

Bolilla 3.- Punto 1.- El consentimiento

El consentimiento es un elemento esencial y natural del contrato. Es un acuerdo de voluntades entre las
partes, tendientes a la celebración de un contrato.

El consentimiento como expresión de la voluntad. Para que la voluntad sea jurídicamente valida, es necesario que:

-No presente ningún vicio: es decir, que quien manifiesta la voluntad lo haga con intención, libertad y discernimiento.

-Que sea exteriorizada: puede ocurrir que no coincidan la voluntad real/interna con la declarada. En estos casos,
surgen distintas teorías para solucionar este problema.

Sistema de solución de los conflictos entre la voluntad real y la declarada

1) Teoría clásica de la voluntad: Savigny sostiene que prevalece la voluntad real sobre la voluntad declarada.

2) Teoría moderna de la declaración: Sostiene que prevalece la voluntad declarada sobre la real.

3) Teoría mixta: Como regla general prevalece la voluntad real, pero en algunos casos la declarada. Ej.: cuando haya
procedido de buena fe y lo exija la seguridad del comercio.

Nuestro código adopta una solución intermedia. Si bien en algunos casos establece que prevalece la real, como
regla general ninguna prevalece sobre la otra. Supuestos en los que prevalece la declarada:

-Dolo reciproco

- Simulación
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- Cuando la discrepancia se debe a la negligencia o imprudencia del sujeto.

- Cuando la discrepancia se hace intencionalmente por el sujeto, manifestando algo distinto a lo que realmente quiere.

Punto 2.- Términos del consentimiento.

El Código establece que el consentimiento debe manifestarse por ofertas o propuestas de una de las partes y
aceptarse por la otra.

ARTICULO 971: “Los contratos se concluyen con la recepción de la aceptación de una oferta o por una conducta de las
partes que sea suficiente para demostrar la existencia de un acuerdo.”

El consentimiento es un elemento esencial del contrato, fundante de su existencia, por lo que la determinación
del momento en el que queda perfeccionado reviste gran importancia. De ello depende que pueda considerarse
efectivamente establecido un vínculo generador de obligaciones para las partes.

El proceso de formación del consentimiento requiere del envío de una oferta, que debe reunir los requisitos
establecidos en el artículo 972 y cuya aceptación puede ser expresada por el destinatario en forma expresa, por un
comportamiento conclusivo que dé cuenta de la conformidad del aceptante o aun en determinadas circunstancias,
por medio del silencio (art. 979); si se trata de un contrato celebrado entre presentes, queda perfeccionado por la
manifestación de la aceptación, y si es celebrado entre ausentes, cuando ella es recibida por el proponente durante el
plazo de vigencia de la oferta (arts. 974 y 980).

El consentimiento es un elemento esencial del contrato que puede ser definido como la declaración de
voluntad común, que surge del entrelazamiento de una oferta y de una aceptación, con aptitud para producir
obligaciones.

Es producto del encuentro de voluntades coincidentes de las partes, expresado por la reunión de una oferta y
una aceptación que guardan relación de correspondencia, pues si ésta no expresa plena conformidad con la oferta, el
contrato no queda concluido (art. 978).

En la mayoría de los casos esa concurrencia de voluntades produce el nacimiento de un acto jurídico que es
resultante de la integración entre ellas, y que produce efectos para las partes que concurrieron a su formación, pero
en otros el sistema jurídico priva de efectos al mero consentimiento y exige, como recaudo para dotarlo de eficacia,
el cumplimiento de alguna forma solemne (ej., art. 1552), ello por las razones expuestas en el comentario al artículo
969.

Claro está que las voluntades que concurren a configurar el consentimiento tienen que ser jurídicamente
válidas y haber sido exteriorizadas por alguna de las vías previstas en los artículos 262 a 264.

La oferta:

ARTICULO 972.- Oferta. La oferta es la manifestación dirigida a persona determinada o determinable, con la intención
de obligarse y con las precisiones necesarias para establecer los efectos que debe producir de ser aceptada.

La norma establece el concepto de oferta, que es la manifestación de voluntad unilateral que da inicio al
proceso de formación de un contrato, para lo que debe ir dirigida a persona determinada o determinable y contener
las precisiones básicas necesarias para establecer los efectos que se producirán en caso de ser aceptada por el
destinatario.

La oferta es un acto jurídico prenegocial unilateral y recepticio —pues tiene destino subjetivo— que da cuenta
de la exteriorización de la voluntad de quien la formula, orientada a la concreción de un contrato.

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Caracteres de la oferta

-Debe ser formulada con la intención de obligarse: La oferta debe contener una manifestación de voluntad seria,
destinada a crear, modificar o extinguir un contrato. Por ello no constituyen ofertas las declaraciones formuladas en
broma, con fines docentes, las comunicaciones enviadas solicitando información sobre un determinado producto o
servicio, las propuestas enunciadas "sin compromiso".

-Debe estar destinada a persona determinada o determinable: Su carácter recepticio impone que sea transmitida a
terceros; esa difusión puede estar orientada a persona determinada o determinable (un sujeto identificado por su
nombre o bien que pueda ser ulteriormente identificado por la referencia a parámetros que permiten su
individualización, por ejemplo, con expresiones tales como: "titular dominial del inmueble localizado en..." o del
"vehículo dominio...", que impiden considerar a la propuesta como dirigida a persona indeterminada).

-Debe ser suficiente: Debe estar referida a un contrato especial y contener las precisiones necesarias para establecer
los efectos que se derivarán de su aceptación, no es necesario que prevea todos y cada uno de los aspectos jurídicos
inherentes al vínculo obligacional que se procura establecer, pues para integrar los términos del contrato se cuenta
con la previsión normativa contenida en el artículo 964, pero sí debe satisfacer los recaudos mínimos imprescindibles
para que el contrato pueda considerarse concluido a partir de una eventual aceptación de los términos de la propuesta
enviada al destinatario; es desde tal punto de vista que la oferta debe ser completa o autosuficiente.

El Código define la oferta por medio del empleo de tal expresión abandonando la de "promesa" utilizada en el
código derogado, la que había merecido objeciones porque daba lugar a confusión con la "promesa al público" y el
"contrato de promesa".

ARTICULO 973.- Invitación a ofertar. La oferta dirigida a personas indeterminadas es considerada como
invitación para que hagan ofertas, excepto que de sus términos o de las circunstancias de su emisión resulte la intención
de contratar del oferente. En este caso, se la entiende emitida por el tiempo y en las condiciones admitidas por los usos.

La norma regula la invitación a formular ofertas, que se tiene por efectuada cuando se realiza una oferta
dirigida a personas indeterminadas, al público en general, como la que se expresa cuando se publica un aviso
clasificado haciendo saber de la intención de vender alguna cosa. No obstante, prevé que el emisor dé cuenta de una
intención clara de contratar, en cuyo caso valdrá directamente como oferta, sujeta a los usos del lugar en el que se
formula.

La invitación a ofertar es una declaración unilateral de voluntad del agente, dirigida a un número de personas
o al público en general, invitando a los destinatarios a iniciar tratativas o a formular una oferta de concreción de un
contrato, dirigida al emisor.

La norma regula el régimen de oferta a persona indeterminada en el ámbito de los contratos paritarios, no de
consumo, pues en el régimen de éstos —como se dijo— la oferta a consumidores potenciales indeterminados obliga
a quien la emite durante el tiempo en que se realice (art. 7°, ley 24.240).

Si bien en la práctica de mercado se entiende que la propuesta negocial dirigida a persona indeterminada
constituye una verdadera oferta, por la apuntada necesidad jurídica se la considera una invitación a ofertar, de modo
tal que es el receptor de la propuesta quien en términos técnicos formula la oferta y el aceptante quien puso en
consideración la posibilidad negocial inicial, quien acepta.

Se diferencia de la oferta por faltarle alguno de los requisitos que se exigen para la misma. Tal es, el de la
persona determinada o determinable.

Invitación a ofertar formulada por medio de publicaciones: Fuera del ámbito de las relaciones de consumo, la
invitación a ofertar formulada por medios publicitarios —como la que surge de la publicación dé un aviso clasificado
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comunicando la intención de vender un bien— no obliga contractualmente a quien la emite, entendiéndose como una
invitación a ofertar.

ARTÍCULO 974.- Fuerza obligatoria de la oferta. La oferta obliga al proponente, a no ser que lo contrario resulte
de sus términos, de la naturaleza del negocio o de las circunstancias del caso.

La oferta hecha a una persona presente o la formulada por un medio de comunicación instantáneo, sin fijación
de plazo, sólo puede ser aceptada inmediatamente.

Cuando se hace a una persona que no está presente, sin fijación de plazo para la aceptación, el proponente
queda obligado hasta el momento en que puede razonablemente esperarse la recepción de la respuesta, expedida por
los medios usuales de comunicación.

Los plazos de vigencia de la oferta comienzan a correr desde la fecha de su recepción, excepto que contenga
una previsión diferente.

La norma establece el principio de obligatoriedad de la oferta y el deber de quien la formula de mantenerla


durante el tiempo de su vigencia; deber que cede si de los términos en los que fue formulada, de la naturaleza del
negocio o de las circunstancias del caso, surge que no fue intención del proponente conferirle fuerza obligatoria o
mantenerla por un plazo determinado.

Prevé asimismo que la aceptación de la oferta formulada entre presentes debe producirse en forma inmediata
y que en la realizada a persona no presente el oferente queda obligado hasta el momento en que puede
razonablemente esperarse la recepción de la respuesta, computándose el lapso desde la recepción de la oferta por el
destinatario.

La norma se refiere a la oferta a persona determinada, categoría dentro de la que es posible distinguir tres
tipos básicos de formulación:

Oferta simple. La oferta simple no está sujeta a modalidad alguna, por lo que puede ser revocada en cualquier
momento. Si no hay ninguna precisión del oferente, se entiende que pierde vigencia cuando transcurre el tiempo
razonable necesario para recibir la aceptación, de acuerdo a las circunstancias del caso y del medio de comunicación
empleado. Es susceptible de retractación en los términos del artículo 975.

Oferta a plazo. Por ella el emisor se compromete a mantener los términos de la oferta por un lapso determinado, cuyo
cómputo se formula desde la recepción de la propuesta por el destinatario

Oferta irrevocable. La determinación de la irrevocabilidad de la oferta es una facultad del oferente, quien renuncia
unilateralmente a la prerrogativa de retractación que le acuerda el artículo 975. En este caso no se fija un plazo por el
que el emisor se obliga a mantener la propuesta, sin embargo, no puede pensarse que tal compromiso vaya a
prolongarse eternamente, por lo que si un límite temporal razonable no surge de la naturaleza del negocio del que se
trate, el-oferente- o sus herederos pueden solicitar su fijación (art. 887)

ARTÍCULO 975.- Retractación de la oferta. La oferta dirigida a una persona determinada puede ser retractada si la
comunicación de su retiro es recibida por el destinatario antes o al mismo tiempo que la oferta.

La retractación es una manifestación de voluntad unilateral destinada a privar de efectos a una oferta
anteriormente formulada por quien la emite. Se encuentran legitimados para formular la retractación el emisor de la
oferta o sus sucesores.

Requisito temporal de eficacia Para resultar jurídicamente eficaz, la retractación debe ser recibida por el
destinatario en tiempo anterior o contemporáneo a la recepción de la oferta, lo que es materialmente posible,

21
especialmente si se emplea para enviarla un medio de comunicación de mayor celeridad que el empleado para
comunicar la oferta.

ARTICULO 976.- Muerte o incapacidad de las partes. La oferta caduca cuando el proponente o el destinatario de ella
fallecen o se incapacitan, antes de la recepción de su aceptación.

El que aceptó la oferta ignorando la muerte o incapacidad del oferente, y que a consecuencia de su
aceptación ha hecho gastos o sufrido pérdidas, tiene derecho a reclamar su reparación.

El artículo prevé los efectos sobre el proceso de formación del consentimiento de la muerte o incapacidad del
oferente o del destinatario de la oferta, estableciendo que ésta caduca de producirse ellas antes de la recepción de la
aceptación por el oferente.

Prevé también el reembolso de los gastos y pérdidas que pudo haber sufrido quien aceptó la oferta ignorando
su caducidad.

Lo planteado en la norma sólo puede presentarse en la contratación entre ausentes, pues cuando ella tiene
lugar entre presentes, el contrato queda concluido en forma instantánea. Es claro que si la persona de la parte que
muere o se torna incapaz resultaba esencial en la consideración de las partes sobre el cumplimiento de las obligaciones
establecidas por el contrato, se enfrentará, una situación de imposibilidad de cumplimiento.

La caducidad se diferencia de la retractación en que opera de pleno derecho, mientras que ésta exige una
declaración de voluntad expresa del retractante. Ambas pueden generar efectos jurídicos hasta que el oferente recibe
la aceptación, a partir de entonces el contrato queda concluido como tal, sin perjuicio de la eventual incidencia que la
muerte o incapacidad de alguna de las partes pueda tener sobre las posibilidades de cumplimiento de las obligaciones
contraídas, de ser la persona del sujeto afectado esencial en los términos de la operación jurídica considerada.

El Código omite toda referencia a la caducidad de la oferta por el mero transcurso del tiempo; si la oferta lleva
un plazo convencional de duración, vencido éste queda sin efecto, caduca. La caducidad opera de pleno derecho.

ARTICULO 977.-Contrato plurilateral: Si el contrato ha de ser celebrado por varias partes, y la oferta emana de
distintas personas, o es dirigida a varios destinatarios, no hay contrato sin el consentimiento de todos los
interesados, excepto que la convención o la ley autoricen a la mayoría de ellos para celebrarlo en nombre de todos
o permitan su conclusión sólo entre quienes lo han consentido.

El artículo regula el proceso de formación de los contratos plurilaterales, estableciendo como requisito básico
el consentimiento de todos los interesados, el que puede ser dejado de lado cuando la ley autoriza a tener por
concluido el contrato por decisión de una mayoría o limitando su integración sólo a quienes integraron su
consentimiento.
El contrato plurilateral puede considerarse celebrado si todas las partes intervinientes, con la formalidad que en cada
caso corresponda, expresan su consentimiento sobre todos los elementos esenciales particulares.

Se trata de vínculos complejos por los que puede darse lugar al nacimiento de una persona jurídica.
Dos pueden ser las alternativas básicas de constitución de este tipo de contratos. En principio en ambos supuestos se
requiere el consentimiento de todos los interesados, salvo que la convención o la ley autoricen a la mayoría a
celebrarlo en nombre de todos o permitan su conclusión entre quienes lo consintieron.

a) Concurrencia de ofertas emanadas de distintas personas: Tal es la forma en la que se constituyen, por
ejemplo, las asociaciones civiles, las simples asociaciones o las sociedades anónimas cuando se constituyen por acto
único.

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b) Oferta emanada de un único centro de interés, pero dirigida a varios destinatarios: Tal la forma prevista,
por ejemplo, para la constitución de las sociedades anónimas por suscripción pública de acciones, las que se
constituyen a partir de la acción de los promotores, quienes, con intervención de la autoridad de control, emiten una
propuesta dirigida al público en general, la que da lugar a la posterior firma de contratos de suscripción.

Aceptación:

ARTICULO 978.- Aceptación. Para que el contrato se concluya, la aceptación debe expresar la plena
conformidad con la oferta. Cualquier modificación a la oferta que su destinatario hace al manifestar su aceptación, no
vale como tal, sino que importa la propuesta de un nuevo contrato, pero las modificaciones pueden ser admitidas por
el oferente si lo comunica de inmediato al aceptante.

El artículo regula el régimen de la aceptación de la oferta contractual, estableciendo como principio básico
que, para que ella tenga eficacia conclusiva del consentimiento, debe expresar plena conformidad con los términos
de la oferta, ello en grado tal que cualquier modificación introducida a la propuesta original por el destinatario importa
la formulación de la oferta de un nuevo contrato, el que quedará concluido si el oferente inicial comunica de forma
inmediata su aceptación de la contrapropuesta a su emisor.

La aceptación es una declaración unilateral de voluntad, emitida por el destinatario de una oferta, recepticia,
dirigida al proponente con la finalidad de perfeccionar el contrato. Los modos en los que puede producirse la
aceptación se encuentran regulados en el artículo 979.

Requisitos que debe reunir la aceptación para ser considerada tal

a) Debe ser lisa y llana, para concluir el contrato debe limitarse a admitir los términos de la oferta recibida, expresando
plena conformidad con ella.

b) Debe ser oportuna, pues debe producirse durante el lapso de vigencia de la oferta; ello sin perjuicio de la posibilidad
de considerar a la aceptación tardía como una oferta formulada por el destinatario de la propuesta anterior.

Contraoferta: De acuerdo a lo estipulado en la norma, la aceptación, para ser tal, debe limitarse a expresar la plena
admisión de la oferta, pues de introducir su emisor alguna variación en ella —corno, por ejemplo, establecer una
condición, proponer un cambio en los medios de pago o un mayor plazo de financiación—, la aceptación se tiene por
no formulada, considerándose la manifestación formulada por el destinatario de la oferta original como una
contraoferta de conclusión de un nuevo contrato, que puede ser admitida en forma inmediata por su destinatario,
quedando así perfeccionado el consentimiento.

ARTICULO 979.- Modos de aceptación. Toda declaración o acto del destinatario que revela conformidad con la oferta
constituye aceptación. El silencio importa aceptación sólo cuando existe el deber de expedirse, el que puede resultar
de la voluntad de las partes, de los usos o de las prácticas que las partes hayan establecido entre ellas, o de una relación
entre el silencio actual y las declaraciones precedentes.

La aceptación puede producirse por diversos modos:

-Aceptación expresa. Ella se produce por manifestación verbal, por escrito o por signos inequívocos que dan cuenta
de una declaración afirmativa.

-Aceptación tácita. La aceptación tácita se da cuando el destinatario lleva adelante una conducta compatible con la
aceptación de la oferta e incompatible con su rechazo. Se trata de actos que permiten conocer con certidumbre la
existencia de la admisión de la propuesta negocial contenida en la oferta; como ocurre si el destinatario ejecuta una
prestación que no habría satisfecho de no haber aceptado la propuesta contractual.

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-Aceptación por el silencio. De acuerdo a lo establecido en este artículo, y en el artículo 263 del Código, el silencio
guardado por el destinatario de la oferta no puede ser en principio considerado como aceptación, salvo que, por la
relación existente entre las partes o de la vinculación entre el silencio actual y las declaraciones precedentes, tuviera
el receptor de la oferta el deber de expedirse.

ARTICULO 981.- Retractación de la aceptación. La aceptación puede ser retractada si la comunicación de su retiro es
recibida por el destinatario antes o al mismo tiempo que ella.

La retractación de la aceptación es una manifestación unilateral que tiene por finalidad privar de efectos a
otra, anterior, por la que se comunicó la aceptación de una oferta, y que es formulada por el emisor de aquélla o sus
herederos.

Para que la retractación de la aceptación sea jurídicamente eficaz, debe llegar a conocimiento del oferente
antes o al mismo tiempo que la aceptación que procura dejar sin efecto; para lo que el emisor puede emplear un
medio tecnológico de mayor celeridad de comunicación que el empleado para la transmisión de la aceptación

Requisitos de validez de la aceptación:

-Debe ser hecha por persona que actué con discernimiento, intención y libertad

-Debe ser recipticia (dirigida al oferente).

-Debe ser lisa y llana, y congruente con la oferta, es decir se deben aceptar todos los puntos que integran la oferta,
sin hacer modificaciones.

-Debe recaer sobre una oferta vigente (que no esté retractada ni caducada.)

Caducidad: La muerte o incapacidad del aceptante, ocurridas con posterioridad al envío de la aceptación, no
extinguen dicha declaración de voluntad.

Acuerdo parcial.- Teoría de la “Punktation”.

ARTICULO 982.- Acuerdo parcial. Los acuerdos parciales de las partes concluyen el contrato si todas ellas, con la
formalidad que en su caso corresponda, expresan su consentimiento sobre los elementos esenciales particulares. En
tal situación, el contrato queda integrado conforme a las reglas del Capítulo 1. En la duda, el contrato se tiene por no
concluido. No se considera acuerdo parcial la extensión de una minuta o de un borrador respecto de alguno de los
elementos o de todos ellos.

El Código establece la fuerza vinculante de los acuerdos parciales, que son aquellos establecidos con relación
a los elementos esenciales de un contrato en particular, en la inteligencia de haber alcanzado las partes un
compromiso de cumplimiento obligatorio para ellas, sin perjuicio de su integración por vía del orden de prelación
normativo establecido en las reglas generales.

En el régimen del código derogado se requería un acuerdo total sobre todos y cada uno de los puntos en
discusión, sin distinguir entre los esenciales y los secundarios (art. 1152).

La teoría de la punktation —de origen germánico, receptada por el Código suizo de las Obligaciones y por el
Código Civil polaco determina que, de alcanzar las partes un acuerdo sobre las cláusulas esenciales del contrato, se lo
entiende perfeccionado aun cuando no hayan convenido sobre contenidos accesorios o secundarios, que serán fijados
por el juez teniendo en cuenta la naturaleza del contrato.

La norma prevé que el contrato quede concluido al expresar las partes su consentimiento sobre sus elementos
esenciales particulares; al tiempo que establece que la integración se ajustará, básicamente, a las reglas establecidas

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en el artículo 964 del Código, que dispone que el contenido del contrato se integra con: a) las normas indisponibles,
que desplazan a las normas de autonomía incompatibles con ellas; b) las normas supletorias, y c) los usos y prácticas
del lugar de celebración, en cuanto sean aplicables porque hayan sido declarados obligatorios por las partes o porque
sean ampliamente conocidos.

La norma deja en claro que para dar cuenta de la existencia de un acuerdo parcial no resultan suficientes los
borradores y las minutas referidos a alguno de los elementos o a todos ellos, lo que da cuenta de la importancia de la
incidencia de la valoración hecha por las propias partes, quienes, para que pueda considerarse que se está ante un
acuerdo parcial, deben considerar que alcanzaron tal estadio y que ha quedado establecido entre ellas un vínculo
obligatorio.

Dado que en el supuesto de acuerdo parcial no se opera con la certeza que proporciona la plena
correspondencia entre oferta y aceptación (arts. 971, 978 y concs.), sino con la hipótesis de conclusión básica de un
proceso de elaboración progresiva del consentimiento, teniendo en cuenta que la asunción de todo vínculo
obligacional conlleva una restricción a la libertad del sujeto —la libertad de emplear los recursos que habrán de ser
destinados al contrato en cualquier otra actividad—, el Código, en caso de duda, se pronuncia por considerar que el
vínculo no se concretó, solución menos gravosa entre las posibles, que no impide la posterior conclusión del contrato,
en caso de desearlo las partes.

La previsión contenida en esta norma difiere de las tenidas en consideración en los artículos 994, 995 y 996,
pues mientras en los contratos preliminares lo que se acuerda es el procedimiento a observar para la concreción de
un contrato futuro, en el caso del acuerdo parcial lo que se verifica es la conclusión actual de un contrato, labor en la
cual los contratantes alcanzan un acuerdo que comprende los elementos esenciales particulares, con conciencia de
quedar así obligados, produciéndose la integración en la forma dispuesta en el artículo.

Sistema del derogado artículo 1148 del código civil. Art.1148: “Para que haya promesa, ésta debe ser a persona o
personas determinadas sobre un contrato especial, con todos los antecedentes constitutivos de los contratos.

Ese artículo planteaba los requisitos de la oferta. El artículo pedía muchos requisitos, y nunca se llegaban a
realizar contratos, todo quedaba en la tratativa y nunca se llegaba a la oferta. Lo diferencia de la teoría de la Punkatión,
en la cual todo era más libre.

El inconveniente de esta postura es que exige demasiados requisitos y obstaculiza la creación de los contratos.
Si no cumplen con todos los requisitos, podrían ser “tratativas previas” pero no oferta.

La teoría de la punktation establece que no hay que ser tan exigentes, basta con los esenciales. Esta postura
favorece a la contratación.

Oferta a persona indeterminada: La oferta dirigida a consumidores indeterminados obliga a quien la emite durante
el tiempo en que se realice, debiendo contener la fecha precisa de comienzo y finalización, como sus modalidades,
condiciones o limitaciones. La revocación se debe hacer por medios similares a los utilizados para hacerla conocer.

Invitación a ofertar: Es la solicitación que se efectúa por medio de una declaración unilateral de voluntad, que no
vincula ni engendra responsabilidad, a un número de personas o al público en general por medio de circulares,
catálogos o listas de precios. Se diferencia de la oferta por faltarle alguno de los requisitos que se exige para ésta. Se
invita a entrar en tratativas o, más concretamente, a formular una verdadera y propia oferta, o sea una declaración
que sumada a la aceptación posea aptitud para originar el consentimiento.

ARTICULO 973: “Invitación a ofertar. La oferta dirigida a personas indeterminadas es considerada como
invitación para que hagan ofertas, excepto que de sus términos o de las circunstancias de su emisión resulte la intención

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de contratar del oferente. En este caso, se la entiende emitida por el tiempo y en las condiciones admitidas por los
usos.”

Punto 3.- Tratativas contractuales

ARTICULO 990.- Libertad de negociación. Las partes son libres para promover tratativas dirigidas a la formación del
contrato, y para abandonarlas en cualquier momento.

Una tratativa es todo acto voluntario lícito realizado por una de las partes dirigido a la celebración de un
contrato futuro. Preceden la formación de un contrato, y se realizan con esa finalidad. Existen desde antes de la
formulación de la oferta.

Constituyen diálogos preliminares que, en el iter negocial, se ubican en una etapa que precede al
perfeccionamiento del contrato, lo que significa que el período precontractual se extiende a partir de las meras
tratativas, hasta el cierre de las negociaciones. Predominan en los contratos discrecionales, con menor alcance en los
contratos de consumo que no se forman por adhesión a cláusulas predispuestas y no existen en la contratación
predispuesta.

Intentan alcanzar una regulación que satisfaga las exigencias de ambas, lo que es factible en virtud de
renuncias recíprocas.

En suma, se intenta alcanzar el equilibrio deseado. Si se lo logra, el contrato se perfecciona porque las partes
habrían alcanzado una declaración de voluntad común. Caso contrario, si las tratativas fracasan, se frustra la
posibilidad de alcanzar un acuerdo vinculante".

Lo que significa que las tratativas preliminares no son vinculantes, pudiendo las partes retirarse sin incurrir en
responsabilidad, siempre que no se vulnere el principio de buena fe". Como dice este artículo 990, "las partes son
libres para promover tratativas dirigidas a la formación del contrato, y para abandonarlas en cualquier momento". Las
tratativas preliminares permiten, al cabo, un juicio de valor en tomo a la conveniencia o no del perfeccionamiento del
contrato.

Responsabilidad precontractual.

La vida del contrato se integra con la adición de tres momentos: el de la generación, que tiene como contenido
las conversaciones preliminares; el del perfeccionamiento, que da nacimiento al contrato y el de su consumación o
cumplimiento; con lo cual concluye su vida. Para el caso interesa fundamentalmente la primera de las etapas. En este
primer paso se realizan tratos previos, conversaciones preliminares; o bien una de las partes exterioriza su voluntad
de contratar, lo que configura una policitatio, u oferta. Algunos autores distinguen ambas etapas, y consideran que
hasta la emisión de la oferta puede nacer la responsabilidad calificada corno "precontractual; en cambio, la que puede
emerger con posterioridad a ese acto la denominan in contrahendo.

Esta responsabilidad surge siempre por violentar el principio de la buena fe contractual, ya sea cuando se
rompen abruptamente y sin causa los tratos preliminares; a pesar de que la otra parte había ya realizado erogaciones
o gastos en vista de la futura contratación, o se revocarla oferta sin justificación suficiente.

Por sí solo, el desistir no puede generar responsabilidad, porque en principio no causará perjuicio al
destinatario de la oferta. Pero si éste realiza gastos en función considerando el futuro, y preparándose para ello, como
confeccionar planos, alquilar inmuebles, erogaciones en viajes y traslados, desiste de otras contrataciones, etc., y
además se dan todos los elementos de la responsabilidad civil adicionales, nace el derecho a ser reparado.
Diferentes criterios se han brindado para justificar la obligación de resarcir. Estas tesis se pueden clasificar como:
contractuales, extracontractuales y autónomas. Además de justificar la obligación de resarcir, deciden una cuestión
que es objeto de dubitaciones: si se trata de una responsabilidad contractual o extracontractual.
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No es posible afirmar que en todos los casos existe responsabilidad por parte del agente a quien es atribuible
haberse apartado de las conversaciones, pues ello aparece como contradictorio con la idea de que hasta ese instante
el contrato no sólo se halla en gestación, sino que las partes conservan la libertad de decidir si con tratan o no, por lo
cual estimar que siempre las tratativas son vinculantes afectaría el principio de autonomía de la voluntad,
específicamente la libertad contractual (decidirse por el perfeccionamiento o no del contrato).

De allí que la responsabilidad precontractual no deriva de la obligación de celebrar un contrato futuro, sino de
la injusta frustración de tratativas contractuales avanzadas.

Corresponde calificar como ilícita y generadora de responsabilidad civil, la conducta de quien vulnera el deber
de obrar de buena fe durante las tratativas precontractuales, frustrando injustamente la celebración del contrato en
etapa previa a su perfeccionamiento.

No basta con la mera ruptura injusta de las tratativas (antijuridicidad) para configurar la responsabilidad
precontractual: es necesario que la violación de los deberes de corrección y buena fe le sea atribuible al agente en
función de algún factor legal. Esto es, que el sujeto sea imputable, y que su obrar sea voluntario, puesto que sólo los
hechos voluntarios son lícitos o ilícitos. Así, os deberes de corrección deben haber sido contrariado delibera o
maliciosamente, o que no fueran observados por falta de la normal diligencia: vale decir, un factor legal de atribución,
doloso o culposo.

La culpa consiste en la omisión de las diligencias exigibles al agente. Se trata de la conducta contraria al deber
de prevenir las consecuencias previsibles del hecho propio. ”: El segundo supuesto en el campo de los factores
subjetivos de atribución de responsabilidad está dado por la figura del dolo. Resulta la deliberada intención de lograr
el incumplimiento contractual o de producir el daño extracontractual objetivo al cual, a sabiendas, es dirigida la
voluntad.

El daño que se configura como resarcible ante este supuesto es el DAÑO AL INTERES NEGATIVO, es decir, aquel
daño que se da por la falta de cumplimiento. El "daño al interés negativo" supone la invalidez o ineficacia del acto
jurídico que había originado la obligación, la cual queda consiguientemente sin causa y por ello carente de la
virtualidad que le era propia. El interés negativo del acreedor consiste, en esta hipótesis, en el resarcimiento de los
daños y perjuicios que no habría sufrido, si no se hubiera constituido la obligación.

La extensión del resarcimiento del daño al interés negativo consiste en dejar a la otra parte (víctima) en la
situación que tendría si no hubiera iniciado tratativas.

“Pourparler” significa “Conversaciones, negociaciones o diálogos”.

Una gran mayoría de los autores tratan el tema de la responsabilidad precontractual, la cual ha sido objeto de
estudio de la doctrina jurídica desde mediados del SXIX.

Uno de los primeros antecedentes de lo que hoy se conoce como Responsabilidad Precontractual es aquella
doctrina formulada por Von Ihering al hablar de la “culpa in contrahendo” , que se refiere al resarcimiento que
corresponde a una de las partes (la que actuó confiada en la legitimidad del acto jurídico) en caso de que el contrato
resultare nulo; otro, es Faggella quien se refirió el estudio de la responsabilidad precontractual como la vuelta atrás
o receso injustificado de aquellos tratos preliminares (a la celebración) que las partes hubieren llevado a cabo, noción
que ha tenido gran eco en las posteriores concepciones del tema, e incluso se mantiene hasta hoy.

El francés Saleilles, construyó sobre lo expresado por Faggella, resaltando la importancia que tuvo el análisis
de las pourparlers en el marco jurídico. Un notorio aporte de Saleilles corresponde a su tesis con respecto a la
extensión del resarcimiento en este período, que el autor limita a aquellos gastos que efectivamente se produjeron
en razón de los tratos preliminares o negociaciones, y dejando de lado al lucro cesante.

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La ruptura de las tratativas genera responsabilidad, sólo cuando es injustificada y arbitraria, de modo
contrario, cuando se halle sujeta a una justa causa que legitime el ejercicio de la libertad de no contratar como, por
ejemplo, lo sería buscar una mejor ocasión, o mejores condiciones en cuanto al precio, o cuando en pleno período de
negociaciones sobrevienen circunstancias ajenas a las partes y que alteran sustancialmente la relación de equilibrio
existente al tiempo del comienzo de las conversaciones. En estos supuestos no se advierte incorrección, deslealtad ni
mala fe, por lo que, debidamente anoticiada la otra parte de las razones por las cuales se dan por finalizadas las
tratativas, no hay causa alguna que justifique una pretensión resarcitoria.

1) Deber de buena fe:

ARTICULO 991: “Deber de buena fe. Durante las tratativas preliminares, y aunque no se haya formulado una
oferta, las partes deben obrar de buena fe para no frustrarlas injustificadamente. El incumplimiento de este deber
genera la responsabilidad de resarcir el daño que sufra el afectado por haber confiado, sin su culpa, en la celebración
del contrato.”

Se pueden diferenciar dos tipos de “buena fe”:


1) La buena fe SUBJETIVA: creencia sin duda alguna de que está obrando conforme a derecho.
2) La buena fe OBJETIVA: se trata de la que es impuesta por la ley.

La buena fe como tal se compone de ambas. Pero, la enunciada buena fe debe ser entendida en sentido objetivo,
como directiva de conducta que debe presidir el comportamiento de quienes participan de las tratativas.

2) Deber de confidencialidad:

ARTICULO 992: “Deber de confidencialidad. Si durante las negociaciones, una de las partes facilita a la otra
una información con carácter confidencial, el que la recibió tiene el deber de no revelarla y de no usarla
inapropiadamente en su propio interés. La parte que incumple este deber queda obligada a reparar el daño sufrido por
la otra y, si ha obtenido una ventaja indebida de la información confidencial, queda obligada a indemnizar a la otra
parte en la medida de su propio enriquecimiento.”

ARTICULO 3° LEY 24766: “Toda persona que con motivo de su trabajo, empleo, cargo, puesto, desempeño de
su profesión o relación de negocios, tenga acceso a una información que reúna las condiciones enumeradas en el
artículo 1° y sobre cuya confidencialidad se los haya prevenido, deberá abstenerse de usarla y de revelarla sin causa
justificada o sin consentimiento de la persona que guarda dicha información o de su usuario autorizado.”

3) Deber de cooperación: consiste en colaborar con la otra parte en la celebración del contrato, asumiendo
conductas activas, una de las más frecuentes es la de brindar información.

4) Deber de información: el negociante debe informarle a la otra parte todo lo que conozca sobre el objeto
del futuro contrato. implica colaborar activamente en el intercambio de información sobre los aspectos conducentes
a la celebración del contrato y su posterior eficacia. Ya que no sólo deben tenerse en cuenta aquellos aspectos que
conduzcan a celebrar el contrato, la información debe abarcar tanto circunstancias de hecho como de derecho. Un
ejemplo de los primeros podría ser cualquier tipo de vicio de la cosa objeto de un futuro contrato.

Durante las negociaciones precontractuales, también corresponde cumplir con el:

5) deber de custodia, cuando (como sucede habitualmente) una de las partes entrega a la otra la cosa para
que la examine o pruebe. En estas circunstancias, la parte que recibe los bienes deberá preservarlos de cualquier daño,
y sus obligaciones se juzgarán por las reglas del contrato de depósito.

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ARTICULO 993.- Cartas de intención: Los instrumentos mediante los cuales una parte, o todas ellas, expresan
un consentimiento para negociar sobre ciertas bases, limitado a cuestiones relativas a un futuro contrato, son de
interpretación restrictiva. Sólo tienen la fuerza obligatoria de la oferta si cumplen sus requisitos.

A través de la carta de intención, una o todas las partes consienten en iniciar negociaciones contractuales
sobre una serie de cuestiones básicas que son enunciadas y que refieren a un futuro contrato. Se trata de un supuesto
que debe ser interpretado restrictivamente y que su eficacia se halla condicionada a la observancia de los requisitos
de la oferta.

El Código acota el alcance de las cartas de intención pues alude a un consentimiento sobre "ciertas bases" (no
todas) para un futuro contrato. Los documentos que las instrumentan deben ser interpretados de modo restrictivo y
carecen de fuerza obligatoria, salvo que cumplan los requisitos de la oferta.

Teorías sobre la responsabilidad precontractual.

1) TEORÍA DE ORDEN CONTRACTUAL: sostienen que la responsabilidad que se origina es de tipo contractual.

• Ihering: Cuando una de las partes obrando con culpa en el periodo previo a la concreción contractual causa daños a
otra, no encajan dentro de la responsabilidad extracontractual.

• Fagella: El fundamento de la responsabilidad está dada por la violación de un acuerdo que las partes habían
concebido para terminar en el contrato. Distingue dos momentos anteriores al contrato: La primera etapa se integra
con las tratativas hasta llegar a la emisión de la oferta. La segunda se inicia con la oferta y concluye con la concreción
del contrato o el cese de la relación por desacuerdo.

2) TEORÍA DE ORDEN EXTRACONTRACTUAL: sostienen que la responsabilidad que se originan es extracontractual, ya


que todavía no se ha celebrado ningún contrato. La responsabilidad se basa en el deber de actuar diligentemente y no
dañar al otro.

Diversos supuestos de responsabilidad precontractual:

1) Responsabilidad por ruptura inoportuna de las negociaciones. Esta ruptura debe ser injustificada o arbitraria. No
existe responsabilidad si la ruptura tiene una causa, esa causa es justa, es comunicada a la otra parte.

Ejemplo:

Pedro se entera de la intención de Carlos de vender su restaurante. Pedro no tiene la intención de comprarlo, pero
entabla largas negociaciones con el fin de evitar que Carlos venda el restaurante a Jaime, un competidor de Pedro.
Pedro se retira de las negociaciones en el momento que Jaime compra otro restaurante. Carlos termina vendiendo su
restaurante a un precio menor que el que le ofrecía Jaime.

2) Responsabilidad por ruptura de las negociaciones originadas por no respetar los acuerdos parciales ya pactados: los
temas tratados y acordados no pueden volverse a tratar unilateralmente.

Ejemplo: acuerdan un precio y una de las partes decide luego cambiarla.

3) Dolo: una parte cambia la realidad, para evitar la celebración del contrato. Genera responsabilidad cuando la otra
parte conociendo la realidad hubiese celebrado el contrato.

Responsabilidad precontractual objetiva

Gastos efectuados ignorando la muerte o incapacidad sobreviniente del oferente.

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ARTÍCULO 976: “La oferta caduca cuando el proponente o el destinatario de ella fallecen o se incapacitan, antes de la
recepción de su aceptación.

El que aceptó la oferta ignorando la muerte o incapacidad del oferente, y que a consecuencia de su aceptación ha
hecho gastos o sufrido pérdidas, tiene derecho a reclamar su reparación.”

Responsabilidad postcontractual: Es la responsabilidad que surge luego del contrato. Se inicia una vez que se
satisfacen las obligaciones principales del contrato.

Leiva Fernández considera postcontractual a la responsabilidad en la que se incurre por alguno de los ex co-
contratantes con posterioridad a la satisfacción de las prestaciones principales de un contrato, sea que se origine en
un hecho posterior o anterior a dicha satisfacción.

El concepto de responsabilidad postcontractual debe ser referido a los casos de responsabilidad en los que se incurre
en el período temporal postcontractual. El período postcontractual se inicia una vez satisfechas las prestaciones principales
del contrato.

El período postcontractual concluye al vencer el plazo de prescripción de la obligación legal específica o la genérica
de toda obligación exigible.

Punto 4.-

ARTICULO 994.- Disposiciones generales. Los contratos preliminares deben contener el acuerdo sobre los elementos
esenciales particulares que identifiquen el contrato futuro definitivo.

El plazo de vigencia de las promesas previstas en esta Sección es de un año, o el menor que convengan las
partes, quienes pueden renovarlo a su vencimiento.

Los contratos preliminares son aquellos que tienen por objeto la celebración de un contrato definitivo. El
Código conceptúa a los contratos preliminares como categoría general, distinguiendo como especies a la promesa de
contrato (art. 995) y al contrato de opción (art. 996). La naturaleza de los preliminares es la de verdaderos contratos,
razón por la cual su estructura requiere la concurrencia de todos los elementos esenciales.

La exigencia de acuerdo sobre los elementos esenciales particulares se asienta en la idea de que el preliminar
debe responder a necesidades prácticas de los celebrantes, mereciendo reconocimiento del ordenamiento jurídico en
tanto resulte posible llevar adelante una operación económica de contornos definidos cuyas bases hayan sido
establecidas por los celebrantes. No se requiere una determinación detallada de la totalidad del contenido del futuro
contrato, sino de sus elementos esenciales particulares. Elementos esenciales particulares son las obligaciones
nucleares que permiten reconocer como tal a un contrato típico. La disposición legal requiere que el contenido del
preliminar permita identificar el futuro contrato definitivo, lo que resulta una exigencia mínima a fin de tomar eficaz
la-figura: no tendría razón de ser obligarse a celebrar un futuro contrato si no se puede establecer desde el origen cuál
es. En caso de que el acuerdo preliminar no identifique los elementos esenciales particulares del futuro contrato no
será apto para exigir el otorgamiento del contrato definitivo. Sin embargo, no se exige que el preliminar establezca de
manera completa la totalidad del contenido del futuro contrato. Aquellos elementos no precisados serán integrados
a partir de las normas dispositivas que regulen la relación de que se trate (art. 964).

La posibilidad de obligarse a futuro para la celebración de un contrato definitivo y la de optar por la celebración
de uno nuevo se encuentra condicionada legalmente por el límite temporal de un año. Tal eficacia del preliminar, con
un plazo de vigencia 686 de un año, apunta a establecer una pauta de certeza que impida la indefinición en el tiempo.

30
Las partes pueden acortar este plazo que rige ante la falta de previsión expresa. Transcurrido el término convencional
—si es menor a un año— o el legal, también pueden prorrogar su vigencia.

ARTICULO 995.- Promesa de celebrar un contrato. Las partes pueden pactar la obligación de celebrar un
contrato futuro. El futuro contrato no puede ser de aquellos para los cuales se exige una forma bajo sanción de nulidad.
Es aplicable el régimen de las obligaciones de hacer.

El Código recepta bajo la denominación de "promesa de contrato" una figura que ha merecido múltiples
denominaciones en la doctrina nacional y comparada (antecontrato, precontrato, contrato preliminar). En la doctrina
nacional la figura de la promesa de contrato era admitida en forma pacífica, considerándosela como una manifestación
de la autonomía de la voluntad.

La disposición legal sienta en primer término la regla general conforme a la cual las partes pueden pactar la
celebración de un contrato futuro. Acorde con la concepción amplia de contrato adoptada en el artículo 957, el objeto
de esta figura es la realización de un contrato futuro, es decir, forma parte del concepto legal de contrato también
aquel acuerdo en el que los celebrantes no se obligan a la realización de un intercambio actual, sino que se obligan a
hacerlo en el futuro.

La promesa de contrato puede celebrarse respecto de cualquier contrato, excepto los que contengan la
imposición de una formalidad bajo pena de nulidad. No puede, pues, celebrarse una promesa de contrato respecto de
los contratos ad solemnitatem absolutos. Son contratos que tienen exigida la forma bajo pena de nulidad, las
donaciones de inmuebles y de cosas registrables y las donaciones de prestaciones periódicas o vitalicias (art. 1552).
Respecto de los demás contratos nominados e innominados puede contraerse una promesa de contrato.

Se estima que el incumplimiento del preliminar confiere a las partes el derecho a demandar judicialmente su
otorgamiento. La condena mediante sentencia a otorgar el contrato definitivo, al tratarse de una obligación de hacer,
permitirá la posibilidad de que sea cumplida por un tercero que otorgue el contrato definitivo en el nombre del deudor
renuente. Tal como se ha sostenido, la sentencia que se dicta no es una sentencia constitutiva, sino que supone la
condena a un hacer que en la vía de ejecución admite la pósibilidad de cumplimiento específico a través del juez que
suple la inactividad del obligado'''. Se comparte esta posición de acuerdo a la regulación establecida por el Código.

El caso de los boletos de compraventa inmobiliaria. Al considerarse el tema de las promesas de contrato ha
sido habitual por la doctrina analizar la posible ubicación de los boletos de compraventa inmobiliaria dentro de esta
categoría. La tipificación legal de las promesas de contrato a través de los artículos 994 y 995 puede dar lugar a
reconsideraciones o replanteos sobre las posiciones que se sostuvieron en el régimen del código de Vélez. La doctrina
mayoritaria ha sostenido que los boletos de compraventa inmobiliaria no son promesas de venta, siendo su condición
la de verdaderos contratos definitivos. No obstante, con argumentaciones plausibles prestigiosos autores han seguido
manteniendo la calificación del boleto de compraventa como promesa de venta

ARTICULO 996.- Contrato de opción. El contrato que contiene una opción de concluir un contrato definitivo,
otorga al beneficiario el derecho irrevocable de aceptarlo. Puede ser gratuito u oneroso, y debe observar la forma
exigida para el contrato definitivo. No es transmisible a un tercero, excepto que así se lo estipule.

Una persona ofrece a otra un contrato y se compromete a mantener latente el ofrecimiento durante cierto
tiempo estipulado y sin pronunciarse todavía si acepta o no la proposición de fondo. Las consecuencias son: el
ofertante no puede retractar su oferta durante el plazo fijado, la otra parte puede aceptarlo durante todo ese tiempo
y el contrato quedara concluido con el solo consentimiento.

ARTICULO 997.- Pacto de preferencia. El pacto de preferencia genera una obligación de hacer a cargo de una
de las partes, quien si decide celebrar un futuro contrato, debe hacerlo con la otra o las otras partes. Si se trata de
participaciones sociales de cualquier naturaleza, de condominio, de partes en contratos asociativos o similares, el pacto
31
puede ser recíproco. Los derechos y obligaciones derivados de este pacto son transmisibles a terceros con las
modalidades que se estipulen.

ARTICULO 998.- Efectos. El otorgante de la preferencia debe dirigir a su o sus beneficiarios una declaración,
con los requisitos de la oferta, comunicándole su decisión de celebrar el nuevo contrato, en su caso de conformidad
con las estipulaciones del pacto. El contrato queda concluido con la aceptación del o de los beneficiarios.

El pacto de preferencia es aquel que permite al titular de derecho ser elegido para la celebración de un
contrato futuro en caso de que el titular del bien o de los derechos decida disponer de ellos. En el pacto de preferencia,
al igual que en la opción, existe una obligación de hacer, sin embargo son diferentes en su contenido: en este caso la
obligación consiste en la elección del contratante titular del derecho para el caso de que se decida enajenar el bien.
Quien otorga a la otra parte un -derecho de-preferencia no está obligado-a-la-celebración del contrato ulterior,
contando con absoluta libertad para decidir si efectúa o no algún acto de disposición sobre los bienes en cuestión.
Únicamente en caso de decidir la realización de este acto de disposición cobra eficacia el pacto de preferencia puesto
que allí surge la obligación de seleccionar al titular de la preferencia siempre que se igualen y respeten las condiciones
de la oferta con que el titular del bien se dispone a enajenarlo.

Si bien en la generalidad de sus aplicaciones la preferencia consiste en un derecho que una de las partes
reconoce a la otra, la disposición legal considera la posibilidad de que el derecho de prelación pueda ser reconocido
por varias partes recíprocamente entre sí. En efecto, en los casos de participaciones societarias de cualquier
naturaleza, en el supuesto de bienes sujetos a condominios o cuando -se trata de partes de contratos asociativos, la
preferencia puede tener lugar a favor de varios titulares y ante los demás integrantes de esa pluralidad.

ARTICULO 999.- Contrato sujeto a conformidad. El contrato cuyo perfeccionamiento depende de una
conformidad o de una autorización queda sujeto a las reglas de la condición suspensiva.

Se ha sostenido que el contrato sujeto a conformidad surge dependiendo de un hecho externo que lo haga
eficaz: la conformidad de ese tercero que puede ser un órgano societario o la autorización que pueda emitir una
autoridad pública. El efecto principal del contrato sujeto a conformidad consiste en que queda sometido a las
disposiciones de la condición suspensiva, es decir, hasta tanto la conformidad no sea otorgada por las partes no puede
exigir el cumplimiento de lo acordado habilitándose la posibilidad de solicitar medidas conservatorias (art. 347).

Punto 5 y 6-.

Lo primero que se necesita es la voluntad de las partes. Debe estar exteriorizada y no contener ningun vicio.
Por lo tanto debe ser hecha con discernimiento (aptitud para juzgar nuestras acciones), intención (querer del sujeto)
y libertad (falta de presión externa).

Con respecto al lugar, es el lugar donde se realiza la oferta. (en caso de presente o ausente)

Con respecto al momento, hay que diferenciar si las partes se encuentran presentes o ausentes:

ARTICULO 980.- Perfeccionamiento. La aceptación perfecciona el contrato:

a) entre presentes, cuando es manifestada.

b) entre ausentes, si es recibida por el proponente durante el plazo de vigencia de la oferta.

Ya se señaló en el comentario al artículo 974 que la noción de presencia o de ausencia es técnico-jurídica y no


responde a un criterio de proximidad física, sino de existencia de un lapso, convenido o impuesto por las circunstancias
en las que se produce la comunicación, entre la recepción de la oferta y la posibilidad de formulación y recepción de
la aceptación. No se trata de distancia física, sino jurídica. Se consideran celebrados entre presentes los contratos en

32
los que no hay solución de continuidad entre la oferta y la respuesta a ella y entre ausentes aquellos en los que media
un plazo entre una y otra manifestación, sin importar, en razón de las posibilidades que ofrecen las TIC (tecnologías
de la informática y las comunicaciones), la localización física de los sujetos involucrados en el intercambio.

Sistemas para establecer cuándo queda perfeccionado el contrato: En los casos en los que media un lapso entre la
oferta y la aceptación se presenta el problema técnico de determinar cuándo debe considerarse concluido el contrato,
el que puede ser resuelto por cuatro sistemas distintos:

a) Sistema de la declaración: considera concluido el contrato con el solo hecho de la aceptación de la oferta, sin que
sea necesaria ninguna exteriorización de la voluntad;

b) Sistema de la expedición: Requiere que la declaración de aceptación de la oferta sea enviada al oferente y considera
concluido el contrato en el momento en el que se remite tal aceptación;

c) Sistema de la recepción: considera concluido el contrato cuaiiii15- la comunicación que da cuenta de la aceptación
es recibida por el oferente, sin que sea necesario que éste haya efectivamente tomado conocimiento de su contenido,
y

d) Sistema de la información: considera formado el consentimiento cuando el oferente toma conocimiento del
contenido de la aceptación.

El código derogado resolvía el tema con base en el sistema de la expedición, pero presentaba también
elementos del sistema de la información. En efecto, en el artículo 1154 establecía que la aceptación hacía perfecto el
contrato desde que se hubiera enviado al proponente.

En el código actual, La norma establece dos regímenes distintos, según que la transmisión de la propuesta
contractual hubiera sido formulada entre presentes o entre ausentes.

a) Comunicación de la oferta entre presentes. Si bien el Código, al igual que ocurría con el derogado, exige plena
correspondencia entre la oferta y la aceptación, en el sistema normativo actual se introdujo una variante que flexibiliza
tal requerimiento y posibilita que el contrato quede de todos modos concluido si el oferente acepta en forma
inmediata, y lo comunica, su aceptación de las propuestas de modificación hechas por el aceptante, lo que presupone
un estado de comunicación abierta entre las partes.

b) Comunicación de la oferta entre ausentes. En este caso la norma prevé que el contrato quedará concluido si la
comunicación de aceptación de la oferta, tal como fue formulada, es recibida por el emisor de la oferta durante el
plazo de vigencia de ésta.

Formación del contrato por medios electrónicos

Los contratos realizados por medios electrónicos entran dentro de los llamados “contratos celebrados a
distancia”. Cuando el Código exige que el contrato se realice por escrito, se considera que se cumple con el requisito
si utilizamos los medios electrónicos. (art. 1106)

En estos tipos de contratos el proveedor le debe informar al consumidor: contenido mínimo del contrato,
facultad de revocar, los datos necesarios para utilizar correctamente el medio electrónico, para poder comprender
los riesgos que ocasiona la utilización de este medio, y para tener claro quien asume esos riesgos.(art.1107)

Las ofertas realizadas por medios electrónicos deben tener vigencia durante el período fijado. El oferente debe
confirmar por el medio electrónico la llegada de la aceptación de la oferta. (art.1108)

El lugar de cumplimiento es aquél en el que el consumidor recibió o debió recibir la prestación. Es importante
porque fija la jurisdicción aplicable en caso de conflictos.(art. 1109)
33
Punto 7. Vicios del consentimiento. Son vicios de la voluntad contractual. La persona que puede invocar una defensa
contra el vicio es la parte que lo sufrió y no la que lo provocó.

1) IGNORANCIA O ERROR: para el derecho ambos concepto entran dentro del vicio “error”. El primero es el
desconocimiento, y el segundo es un falso conocimiento.

ARTICULO 265: Error de hecho. El error de hecho esencial vicia la voluntad y causa la nulidad del acto. Si el acto es
bilateral o unilateral recepticio, el error debe, además, ser reconocible por el destinatario para causar la nulidad.

ARTICULO 267: Supuestos de error esencial. El error de hecho es esencial cuando recae sobre: a) la naturaleza del acto;
b) un bien o un hecho diverso o de distinta especie que el que se pretendió designar, o una calidad, extensión o suma
diversa a la querida; c) la cualidad sustancial del bien que haya sido determinante de la voluntad jurídica según la
apreciación común o las circunstancias del caso; d) los motivos personales relevantes que hayan sido incorporados
expresa o tácitamente; e) la persona con la cual se celebró o a la cual se refiere el acto si ella fue determinante para
su celebración.

2) DOLO: ARTICULO 271: Acción y omisión dolosa. Acción dolosa es toda aserción de lo falso o disimulación de lo
verdadero, cualquier artificio, astucia o maquinación que se emplee para la celebración del acto. La omisión dolosa
causa los mismos efectos que la acción dolosa, cuando el acto no se habría realizado sin la reticencia u ocultación.

ARTICULO 272: Dolo esencial. El dolo es esencial y causa la nulidad del acto si es grave, es determinante de la voluntad,
causa un dañoimportante y no ha habido dolo por ambas partes.

3) VIOLENCIA: ARTICULO 276: Fuerza e intimidación. La fuerza irresistible y las amenazas que generan el temor de
sufrir un mal grave e inminente que no se puedan contrarrestar o evitar en la persona o bienes de la parte o de un
tercero, causan la nulidad del acto. La relevancia de las amenazas debe ser juzgada teniendo en cuenta la situación del
amenazado y las demás circunstancias del caso.

Caso especial de la disminución de la libertad en los contratos de consumo, celebrados fuera de los establecimientos
comerciales o a distancia.

Son contratos celebrados fuera de los establecimientos comerciales aquellos que resultan de una oferta
concluida en: el domicilio o el trabajo del consumidor, en la vía pública, por correspondencia. (1104 CCC)

Son contratos celebrados a distancia aquellos que se realizan con el uso de medios de comunicación a
distancia. (1105 CCC)

La venta domiciliaria, la cual se efectúa en la residencia del consumidor, debe ser celebrada por escrito,
describiendo y especificando la cosa, nombre y domicilio del vendedor, nombre y domicilio del fabricante, la garantía,
plazos y condiciones de entrega, precio y condiciones del pago (32 ley consumidor).

El consumidor tiene derecho a revocar la aceptación durante el plazo de 10 días corridos, a partir de la entrega
de la cosa o celebración del contrato (lo último que ocurra). El vendedor debe informar por escrito al consumidor que
tiene esa facultad, la cual no puede ser dispensada ni renunciada. (34 ley consumidor).

Está prohibido que se hagan propuestas al consumidor sobre una cosa/servicio que no haya sido requerida y
que le genere un cargo automático en cualquier sistema de debito, obligándolo a negar esa propuesta para evitar el
cargo. (art. 35)

Punto 8.- El consentimiento en el derecho del consumidor. Para que el consumidor preste un verdadero
consentimiento, la ley le exige al proveedor que cumpla con determinadas obligaciones, entre las que encontramos:

-Brindar la información suficiente sobre las características del servicio u objeto.


34
-Asegurar que el servicio u objeto no signifiquen un peligro para su vida o salud.

-En caso de objetos riesgosos, se les debe entregar un manual informando sobre su correcto uso. Idioma nacional.

Revocación de los contratos de consumo celebrados fuera de los establecimientos comerciales o a distancia . El
consumidor tiene el derecho irrenunciable de revocar la aceptación dentro de los 10 días computados a partir de la
celebración del contrato(1110), y el proveedor tiene el deber de informarle al consumidor sobre su facultad de
revocación, en caso de no informársela, su derecho a revocar no se extingue. (1111)

La revocación debe ser comunicada al proveedor por escrito o medios electrónicos, o mediante la devolución
de la cosa dentro de los 10 días (1112), y de esta manera las partes quedan liberadas de sus obligaciones,
restituyéndose las prestaciones (1113).

Excepciones al derecho de revocación (1116):

-Cuando se trate de productos confeccionados a pedido del consumidor, o que por su naturaleza no puedan ser
devueltos, o puedan deteriorarse rápidamente.

-Programas informáticos, discos o videos, susceptibles de ser descargados para su uso permanente.

-Los de suministro de prensa diaria (diario)

Disminución transitoria de la libertad contractual

La libertad de discutir los términos del contrato se disminuye en los contratos de adhesión. Por eso surge la
acción de la ley de defensa del consumidor, la cual regula esa limitación. La ley anula las cláusulas que resultan abusivas
e inequivalentes, ya que la parte más fuerte siempre tiende a imponerse frente a la más débil.

POSIBILIDAD DE EXTENDER EL VICIO A OTROS CONTRATOS AJENOS AL DERECHO DE CONSUMO.

LA SITUACION EN EL CC Y EL DEROGADO ART. 775. Imputación del pago.

Bolilla 4.- Punto 1.-

35
La capacidad no es elemento del contrato, sino que es un presupuesto de validez del consentimiento. Para
formar el consentimiento no es suficiente que las voluntades hayan cumplido el proceso interno (discernimiento,
intención y libertad), sino que se necesita también que los sujetos tengan la aptitud que se denomina capacidad.

La capacidad jurídica o de derecho, es la aptitud para ser titular de poderes y deberes jurídicos. El artículo la
define como la aptitud para adquirir derechos o contraer obligaciones. La ley puede privar o limitar esta capacidad
respecto de hechos, simples actos, o actos jurídicos determinados.

La capacidad de ejercicio, es la aptitud de la persona humana para ejercer por si misma sus derechos, excepto
las limitaciones expresamente previstas en este Código y en una sentencia judicial. Se reconoce la aptitud de la persona
humana para ejercer por si misma los derecho de los que fuera titular. Es una aptitud que la persona adquiere durante
su desarrollo para ejercer el derecho que le es propio de acuerdo con su capacidad jurídica. En este terreno hay que
tener en cuenta a los menores de edad que no han cumplido 18 años, y demás supuestos, donde su incapacidad va a
ser suplida por su representante legal.

En el régimen del CdV, dentro de los atributos, la capacidad era la que determinaba la personalidad. Para ello,
se veía como nacía la persona, se determinaba su capacidad, la cual luego era determinante de su personalidad.

Hoy, en el CCC es la persona humana la que determina los atributos, inclusive la capacidad. La sola
personalidad determina los atributos. Por la tanto toda persona cuenta con el atributo de la capacidad por el solo
hecho de ser persona.

La regla es la capacidad de las personas, toda persona es capaz, hasta que se produce alguna excepción a esta
regla la restricción de capacidad o incapacidad (como excepción – ultima ratio)

La capacidad de derecho es un atributo que solo reconoce limitaciones impuestas o derivadas de la ley, y que
también admite gradaciones en determinados supuestos también provenientes de la propia ley. Estas limitaciones,
impuestas por razones graves, no son dispuestas en función de las personas, sino de los hechos, simples actos o actos
jurídicos determinados por razones de orden público o de interés general. No hay personas incapaces de derecho, sino
incapacidades de derecho en relación a ciertos hechos o actos. Ej, las inhabilidades para contratar del art 1001.

ARTICULO 24.- Personas incapaces de ejercicio:

Son incapaces de ejercicio:

a) la persona por nacer;

b) la persona que no cuenta con la edad y grado de madurez suficiente, con el alcance dispuesto en la Sección 2ª de
este Capítulo;

c) la persona declarada incapaz por sentencia judicial, en la extensión dispuesta en esa decisión.

ARTICULO 25.- Menor de edad y adolescente:

Menor de edad es la persona que no ha cumplido dieciocho años. Este Código denomina adolescente a la persona
menor de edad que cumplió trece años.

ARTICULO 100.- Regla general: Las personas incapaces ejercen por medio de sus representantes los derechos que no
pueden ejercer por sí.

ARTICULO 101.- Enumeración. Son representantes:

a) de las personas por nacer, sus padres;

36
b) de las personas menores de edad no emancipadas, sus padres. Si faltan los padres, o ambos son incapaces, o están
privados de la responsabilidad parental, o suspendidos en su ejercicio, el tutor que se les designe;

c) de las personas con capacidad restringida, el o los apoyos designados cuando, conforme a la sentencia, éstos tengan
representación para determinados actos; de las personas incapaces en los términos del último párrafo del artículo 32,
el curador que se les nombre.

ARTICULO 102.- Asistencia: Las personas con capacidad restringida y las inhabilitadas son asistidas por los apoyos
designados en la sentencia respectiva y en otras leyes especiales.

ARTICULO 26.- Ejercicio de los derechos por la persona menor de edad:

La persona menor de edad ejerce sus derechos a través de sus representantes legales.

No obstante, la que cuenta con edad y grado de madurez suficiente puede ejercer por sí los actos que le son
permitidos por el ordenamiento jurídico. En situaciones de conflicto de intereses con sus representantes legales,
puede intervenir con asistencia letrada.

La persona menor de edad tiene derecho a ser oída en todo proceso judicial que le concierne así como a
participar en las decisiones sobre su persona.

Se presume que el adolescente entre trece y dieciséis años tiene aptitud para decidir por sí respecto de
aquellos tratamientos que no resultan invasivos, ni comprometen su estado de salud o provocan un riesgo grave en
su vida o integridad física.

Si se trata de tratamientos invasivos que comprometen su estado de salud o está en riesgo la integridad o la
vida, el adolescente debe prestar su consentimiento con la asistencia de sus progenitores; el conflicto entre ambos se
resuelve teniendo en cuenta su interés superior, sobre la base de la opinión médica respecto a las consecuencias de
la realización o no del acto médico.

A partir de los dieciséis años el adolescente es considerado como un adulto para las decisiones atinentes al
cuidado de su propio cuerpo.

Restricciones a la capacidad:

La capacidad jurídica se presume en toda circunstancia, aun cuando la persona se encuentre internada en un
establecimiento asistencial. Excepcionalmente, el ejercicio de la capacidad jurídica puede ser limitado. Esta limitación
procede solo con el fin de beneficiar a la persona y a través de una sentencia judicial.

La capacidad restringida supone que la persona conserva su capacidad, la cual se restringe para determinado
acto o actos. Excepcionalmente y cuando la posibilidad de comunicación o interacción sea absolutamente imposible,
el juez procede a declarar la incapacidad como ultima ratio, y designa un curador que va a representar a la persona.

ARTICULO 31.- Reglas generales:

La restricción al ejercicio de la capacidad jurídica se rige por las siguientes reglas generales:

a) la capacidad general de ejercicio de la persona humana se presume, aun cuando se encuentre internada en un
establecimiento asistencial;

b) las limitaciones a la capacidad son de carácter excepcional y se imponen siempre en beneficio de la persona;

c) la intervención estatal tiene siempre carácter interdisciplinario, tanto en el tratamiento como en el proceso judicial;

37
d) la persona tiene derecho a recibir información a través de medios y tecnologías adecuadas para su comprensión;

e) la persona tiene derecho a participar en el proceso judicial con asistencia letrada, que debe ser proporcionada por
el Estado si carece de medios;

f) deben priorizarse las alternativas terapéuticas menos restrictivas de los derechos y libertades.

ARTICULO 32.- Persona con capacidad restringida y con incapacidad:

El juez puede restringir la capacidad para determinados actos de una persona mayor de trece años que padece
una adicción o una alteración mental permanente o prolongada, de suficiente gravedad, siempre que estime que del
ejercicio de su plena capacidad puede resultar un daño a su persona o a sus bienes.

En relación con dichos actos, el juez debe designar el o los apoyos necesarios que prevé el artículo 43,
especificando las funciones con los ajustes razonables en función de las necesidades y circunstancias de la persona.

El o los apoyos designados deben promover la autonomía y favorecer las decisiones que respondan a las
preferencias de la persona protegida.

Por excepción, cuando la persona se encuentre absolutamente imposibilitada de interaccionar con su entorno
y expresar su voluntad por cualquier modo, medio o formato adecuado y el sistema de apoyos resulte ineficaz, el juez
puede declarar la incapacidad y designar un curador.

ARTICULO 33.- Legitimados.

Están legitimados para solicitar la declaración de incapacidad y de capacidad restringida:

a) el propio interesado;

b) el cónyuge no separado de hecho y el conviviente mientras la convivencia no haya cesado;

c) los parientes dentro del cuarto grado; si fueran por afinidad, dentro del segundo grado;

d) el Ministerio Público.

ARTICULO 35.- Entrevista personal:

El juez debe garantizar la inmediatez con el interesado durante el proceso y entrevistarlo personalmente antes
de dictar resolución alguna, asegurando la accesibilidad y los ajustes razonables del procedimiento de acuerdo a la
situación de aquél. El Ministerio Público y, al menos, un letrado que preste asistencia al interesado, deben estar
presentes en las audiencias.

ARTICULO 36.- Intervención del interesado en el proceso. Competencia.

La persona en cuyo interés se lleva adelante el proceso es parte y puede aportar todas las pruebas que hacen
a su defensa.

Interpuesta la solicitud de declaración de incapacidad o de restricción de la capacidad ante el juez


correspondiente a su domicilio o del lugar de su internación, si la persona en cuyo interés se lleva adelante el proceso
ha comparecido sin abogado, se le debe nombrar uno para que la represente y le preste asistencia letrada en el juicio.

La persona que solicitó la declaración puede aportar toda clase de pruebas para acreditar los hechos
invocados.

38
SENTENCIA:

ARTICULO 37.- Sentencia:

La sentencia se debe pronunciar sobre los siguientes aspectos vinculados a la persona en cuyo interés se sigue el
proceso:

a) diagnóstico y pronóstico;

b) época en que la situación se manifestó;

c) recursos personales, familiares y sociales existentes;

d) régimen para la protección, asistencia y promoción de la mayor autonomía posible.

Para expedirse, es imprescindible el dictamen de un equipo interdisciplinario.

ARTICULO 38.- Alcances de la sentencia:

La sentencia debe determinar la extensión y alcance de la restricción y especificar las funciones y actos que se
limitan, procurando que la afectación de la autonomía personal sea la menor posible. Asimismo, debe designar una o
más personas de apoyo o curadores de acuerdo a lo establecido en el artículo 32 de este Código y señalar las
condiciones de validez de los actos específicos sujetos a la restricción con indicación de la o las personas intervinientes
y la modalidad de su actuación.

La sentencia debe procurar que la afectación de la autonomía de la persona sujeta al proceso sea la MENOR
posible. Debe determinar, si o si, la extensión y el alcance de la restricción de la capacidad, especificando las funciones
y los actos que se limitan. También debe designar a una persona o más que cumplan con las funciones de apoyo o
curador según corresponda, si se declara restricción o incapacidad. En ambos casos, deberá señalar la validez de los
actos sujetos a restricción, indicando la o las personas intervinientes y la modalidad de su actuación.

En este caso se evidencia la presunción de capacidad iuris tantum, por lo cuando, en todos aquellos actos,
decisiones o derecho que no hayan sido expresamente restringidos o limitados por sentencia, la persona goza de
PLENA CAPACIDAD.

ARTICULO 39.- Registración de la sentencia:

La sentencia debe ser inscripta en el Registro de Estado Civil y Capacidad de las Personas y se debe dejar
constancia al margen del acta de nacimiento.

Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 45, los actos mencionados en este Capítulo producen efectos contra
terceros recién a partir de la fecha de inscripción en el registro.

Desaparecidas las restricciones, se procede a la inmediata cancelación registral.

La registración de la sentencia determina la oponibilidad frente a terceros de los efectos de la sentencia. La


misma produce efectos respecto de terceros desde la registración. Además, impone el art que debe cancelarse la
anotación desde el momento en que desaparecen las restricciones.

ARTICULO 40.- Revisión:

La revisión de la sentencia declarativa puede tener lugar en cualquier momento, a instancias del interesado.
En el supuesto previsto en el artículo 32, la sentencia debe ser revisada por el juez en un plazo no superior a tres años,
sobre la base de nuevos dictámenes interdisciplinarios y mediando la audiencia personal con el interesado.

39
Es deber del Ministerio Público fiscalizar el cumplimiento efectivo de la revisión judicial a que refiere el párrafo
primero e instar, en su caso, a que ésta se lleve a cabo si el juez no la hubiere efectuado en el plazo allí establecido.

Las sentencias, que no pueden tener un plazo mayor a 3 años, pueden ser revisadas en cualquier momento,
lo cual implica un reconocimiento del ejercicio real y efectivo del derecho de acceso a la justicia por parte del
interesado.

El fundamento de estas revisiones radica en el PRINCIPIO DE PROGRESIVIDAD, que está receptado en la


convención sobre personas con discapacidad. Dicho principio es el que impone las revisiones a las sentencias, por lo
cual, si frente a la revisión se observa que la incapacidad o la capacidad restringida ha variado gradualmente, ante ese
cambio de circunstancias de la persona, se puede llevar adelante una modificación en la sentencia, ya sea, disminuir
los actos que pueden realizar con ayuda de apoyos y promover una mayor autonomía de la persona, o bien, ampliar
la nómina de actos que debe realizar con el apoyo.

El deber de revisión judicial: mientras que el derecho del interesado se funda principalmente en el cambio de
las circunstancias de la persona que dieron lugar a supuestos de incapacidad o capacidad restringida, el deber de
revisión judicial encuentra su justificación en un criterio de garantía y de derecho de acceso a la justicia, con lo cual, la
revisión debe tener lugar obligatoriamente sin necesidad de justificarla con cambios aparentes de las circunstancias
que dieron lugar a la medida.

Además, para garantizar la revisión de la sentencia, el código prevé el deber del Ministerio Público de fiscalizar
el cumplimiento efectivo de la revisión judicial, e instar a que se lleve a cabo si el juez no la hubiere efectuado en el
plazo establecido.

Sistemas de apoyo al ejercicio de la capacidad:

ARTICULO 43.- Concepto. Función. Designación:

Se entiende por apoyo cualquier medida de carácter judicial o extrajudicial que facilite a la persona que lo necesite la
toma de decisiones para dirigir su persona, administrar sus bienes y celebrar actos jurídicos en general.

Las medidas de apoyo tienen como función la de promover la autonomía y facilitar la comunicación, la comprensión y
la manifestación de voluntad de la persona para el ejercicio de sus derechos.

El interesado puede proponer al juez la designación de una o más personas de su confianza para que le presten
apoyo. El juez debe evaluar los alcances de la designación y procurar la protección de la persona respecto de
eventuales conflictos de intereses o influencia indebida. La resolución debe establecer la condición y la calidad de las
medidas de apoyo y, de ser necesario, ser inscripta en el Registro de Estado Civil y Capacidad de las Personas.

El juez debe garantizar a la persona el acceso al apoyo para facilitarle la toma de decisiones relativas a su
persona, el ejercicio de los derechos personales, la administración de sus bienes y la celebración de actos jurídicos en
general.

La función de toda medida de apoyo es promover la AUTONOMIA de la persona, y facilitarle la compresión,


comunicación y manifestación de voluntad para el ejercicio de sus derechos.

Dichas medidas pueden ser de carácter judicial o extrajudicial.

La propia persona puede proponer al juez la designación de una o más personas de su confianza a dicho fin.

40
El juez debe indicar los alcances de la designación y procurar salvaguardar a la persona respecto de eventuales
conflictos de intereses o influencia debida. La resolución que establezca la condición de la persona y la calidad de las
medidas de apoyo debe ser inscripta en el Registro de estado civil y capacidad de las personas.

Actos realizados por persona incapaz o con capacidad restringida:

ARTICULO 44.- Actos posteriores a la inscripción de la sentencia:

Son nulos los actos de la persona incapaz y con capacidad restringida que contrarían lo dispuesto en la
sentencia realizados con posterioridad a su inscripción en el Registro de Estado Civil y Capacidad de las Personas.

En estos casos, para evaluar la nulidad del acto hay que tener en cuenta si la persona incapacitada o con
capacidad restringida ya tenía o no restringida o limitada su capacidad para el tipo de acto en cuestión. De ser así, los
actos celebrados por la persona SIN su curador o persona de apoyo que estuvieran determinados en la sentencia, SON
NULOS. Sin embargo, los actos no alcanzados por la sentencia, respecto de los cuales se presume que la persona
cuenta con plena capacidad de ejercicio, en principio no quedan afectados por la nulidad, pero deberán ser evaluados
con el art siguiente.

ARTICULO 45.- Actos anteriores a la inscripción:

Los actos anteriores a la inscripción de la sentencia pueden ser declarados nulos, si perjudican a la persona
incapaz o con capacidad restringida, y se cumple alguno de los siguientes extremos:

a) la enfermedad mental era ostensible a la época de la celebración del acto;

b) quien contrató con él era de mala fe;

c) el acto es a título gratuito.

Los actos anteriores a la inscripción de la sentencia pueden ser declarados nulos si perjudican a la persona con
capacidad restringida o incapacidad, y si se cumplen determinados extremos tales como: mala fe, notoriedad y
gratuidad.

Como pre requisito para la anulabilidad, se requiere demostrar el perjuicio a la persona, y luego acreditar una
serie de extremos receptados en la norma.

Notoriedad: quien alegue la nulidad de un acto anterior a la inscripción de la sentencia deberá demostrar que al
momento de celebrarse el mismo, la capacidad restringida o incapacidad eran notorias u ostensibles en relación con
dichos actos.

Mala fe: el extremo de mala fe queda probado si se demuestra que la persona conocía, al momento del acto, la
existencia de los supuestos legales que habilitan la capacidad restringida o incapacidad en relación con dichos actos.

Gratuidad: la anulación del acto jurídico celebrado con anterioridad a la inscripción de la sentencia puede darse cuando
el mismo haya sido celebrado a título gratuito.

ARTICULO 46.- Persona fallecida: Luego de su fallecimiento, los actos entre vivos anteriores a la inscripción de
la sentencia no pueden impugnarse, excepto que la enfermedad mental resulte del acto mismo, que la muerte haya
acontecido después de promovida la acción para la declaración de incapacidad o capacidad restringida, que el acto
sea a título gratuito, o que se pruebe que quien contrató con ella actuó de mala fe.

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“Nulidad post mortem”: Como regla se establece la improcedencia de la acción de nulidad luego del
fallecimiento de la persona. Como excepción, se admite la acción siempre y cuando la notoriedad de los supuestos
legales que habilitan la declaración de incapacidad o de capacidad restringida resulte del mismo acto; que se haya
iniciado previamente acción judicial; y que, o se trate de un acto gratuito o se demuestre la mala fe de la otra parte.

Cese de la incapacidad o capacidad restringida:

ARTICULO 47.- Procedimiento para el cese:

El cese de la incapacidad o de la restricción a la capacidad debe decretarse por el juez que la declaró, previo
examen de un equipo interdisciplinario integrado conforme a las pautas del artículo 37, que dictamine sobre el
restablecimiento de la persona.

Si el restablecimiento no es total, el juez puede ampliar la nómina de actos que la persona puede realizar por
sí o con la asistencia de su curador o apoyo.

El cese de la incapacidad o de la restricción de la capacidad será decretado por el juez que la declaró. Si el
restablecimiento no es total sino parcial, corresponde ampliar la nómina de actos que la persona puede realizar por sí
misma o con la asistencia de curador o apoyo necesaria.

Para proceder al cese o a la modificación de los alcances de la restricción, se requiere primero de un dictamen
de equipo interdisciplinario que se expida sobre el “restablecimiento de la persona”.

De conformidad con el art 40 (revisión), la última frase de este artículo se entiende como cambios de
circunstancias que no llegan a justificar el cese de la medida, pero sí bastan para la transformación del régimen
impuesto, en dicho caso para modificar el régimen (por ej, pasar de uno restrictivo a uno menos restrictivo) puede
operar sin necesidad de decretar el cese de la medida anterior, solo transformándola.

Inhabilitados:

Con la reforma del CCVS en el año ’68 por ley 17.711 se crea la figura del INHABILITADO, lo cuales no son
capaces ni incapaces, sino que están en una situación intermedia. Con respecto a los actos celebrados por ellos, hay
que verificar la situación en la que se encuentran al momento de la celebración misma del Contrato. Ej: alcoholizados
o drogados o no.

ARTICULO 48.- Pródigos:

Pueden ser inhabilitados quienes por la prodigalidad en la gestión de sus bienes expongan a su cónyuge,
conviviente o a sus hijos menores de edad o con discapacidad a la pérdida del patrimonio. A estos fines, se considera
persona con discapacidad, a toda persona que padece una alteración funcional permanente o prolongada, física o
mental, que en relación a su edad y medio social implica desventajas considerables para su integración familiar, social,
educacional o laboral. La acción sólo corresponde al cónyuge, conviviente y a los ascendientes y descendientes.

ARTICULO 49.- Efectos: La declaración de inhabilitación importa la designación de un apoyo, que debe asistir
al inhabilitado en el otorgamiento de actos de disposición entre vivos y en los demás actos que el juez fije en la
sentencia.

LOS PRODIGOS SON LOS UNICOS INHABILITADOS QUE PREVÉ EL ccyc.

La prodigalidad está definida como “desperdicio, consumo de lo propio gastando excesivamente”. En un


sentido jurídico, para que se configure esta figura de la prodigalidad se requiere que se esté en presencia de negocios

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jurídicos de gestión, de administración o de disposición, que constituyan actos de dilapidación. Además se requiere
del requisito de “habitualidad” dado que la realización de un acto aislado no basta para justificar la inhabilitación.

Puede solicitarse la inhabilitación de aquella persona que por la prodigalidad en la gestión de sus bienes
exponga a su cónyuge, conviviente o a sus hijos menores de edad o con discapacidad a la pérdida del patrimonio.

La acción solo corresponde como LEGITIMADOS al cónyuge, conviviente y los ascendientes y descendientes.

La declaración de inhabilitación NO modifica la condición de capaz de la persona, si bien se le pueden imponer


ciertas restricciones para realizar uno o varios actos, solo importa la designación de un apoyo cuya función consistirá
en asistir a la persona en los actos de disposición entre vivos, y demás actos que el juez considere oportunos y fije en
la sentencia.

ARTICULO 50.- Cese de la inhabilitación: El cese de la inhabilitación se decreta por el juez que la declaró, previo
examen interdisciplinario que dictamine sobre el restablecimiento de la persona.

Si el restablecimiento no es total, el juez puede ampliar la nómina de actos que la persona puede realizar por
sí o con apoyo.

El cede de la inhabilitación deberá ser decretado por el juez que la declaró. Para ello es necesario, además de
todas las pruebas que el juez considere pertinentes, el previo examen interdisciplinario que dictamine sobre el
restablecimiento de la persona. Para el caso en que este examen interdisciplinario establezca que el restablecimiento
de la persona NO es total, pero que sin embargo ha mejorado en su condición, el juez puede ampliar la nómina de
actos que puede realizar la persona por sí sola o con apoyo. La revisión de la declaración puede ser solicitada en
cualquier momento por el interesado.

Al justificarse la inhabilitación en protección de los familiares de la persona que están determinados en el


artículo, cuando estos dejen de existir se entiende que se configuraría una causal de cese de dicha declaración.

Punto 2.-

Con respecto a los menores de edad, según lo establece el art 684, los contratos de escasa cuantía de la vida
cotidiana celebrados por el hijo, se presumen realizados con la conformidad de los progenitores.

La redacción permite claramente inferir la existencia de una capacidad propia de la persona menor de edad
para celebrar este tipo de operaciones de escaso valor, requiriendo la conformidad de sus representantes legales, la
que a su vez es presumida por la ley con carácter iuris tantum. Lo que se le puede criticar a la redacción es que no
establece que es la cuantía, así como tampoco la edad que debe tener su hijo.

Podemos decir que la cuantía es todo aquello que no sobrepasa la razonabilidad de los progenitores, y por
ende, va a depender de cuánto ganan sus padres. Y con respecto a desde que edad, aplicando el art 262, que habla
del discernimiento, se puede decir que podría a partir de los 13 años, ya que dicho articulo sostiene que a partir de
esa edad tiene discernimiento para el acto licito (No asi para el acto ilícito, la que se obtiene a los 10).

Este articulo se puede decir que va de la mano de lo que establece el articulo 639 inc. B que habla de la
capacidad progresiva.

ARTICULO 26.- Ejercicio de los derechos por la persona menor de edad. La persona menor de edad ejerce sus
derechos a través de sus representantes legales.

No obstante, la que cuenta con edad y grado de madurez suficiente puede ejercer por sí los actos que le son
permitidos conflicto por el ordenamiento jurídico. En situaciones de de intereses con sus representantes legales,
puede intervenir con asistencia letrada.
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La persona menor de edad tiene derecho a ser oída en todo proceso judicial que le concierne así como a
participar en las decisiones sobre su persona

Se presume que el adolescente entre trece y dieciséis años tiene aptitud para decidir por sí respecto de
aquellos tratamientos que no resultan invasivos, ni comprometen su estado de salud o provocan un riesgo grave en
su vida o integridad física.

Si se trata de tratamientos invasivos que comprometen su estado de salud o está en riesgo la integridad o la
vida, el adolescente debe prestar su consentimiento con la asistencia de sus progenitores; el conflicto entre ambos se
resuelve teniendo en cuenta su interés superior, sobre la base de la opinión médica respecto a las consecuencias de
la realización o no del acto médico.

A partir de los dieciséis años el adolescente es considerado como un adulto para las decisiones atinentes al
cuidado de su propio cuerpo.

ARTICULO 100.- Regla general. Las personas incapaces ejercen por medio de sus representantes los derechos
que no pueden ejercer por sí.

Con respecto a los contratos de servicios del hijo menor de dieciséis años, el artículo 681 establece que: El hijo
menor de dieciséis años no puede ejercer oficio, profesión o industria, ni obligar a su persona de otra manera sin
autorización de sus progenitores; en todo caso, debe cumplirse con las disposiciones de este Código y de leyes
especiales.

La norma aprobada hace concordar al sistema del Código con lo dispuesto en la Ley 26.390 de Prohibición del
Trabajo Infantil y Protección del Trabajo Adolescente, que establece como pauta general en su artículo 2°: "La presente
ley alcanzará el trabajo de las personas menores de dieciocho (18) años en todas sus formas. Se eleva la edad mínima
de admisión al empleo a dieciséis (16) años en los términos de la presente. Queda prohibido el trabajo de las personas
menores de dieciséis (16) años en todas sus formas, exista o no relación de empleó contractual, y sea Este remunerado
o no.

El artículo aquí abordado establece, en sentido concordante con la pieza normativa recién aludida, una
prohibición general del menor para obligarse a prestar servicios sin autorización de sus progenitores y respetando en
todos los casos las restantes normas del Código y de las leyes especiales. De esta forma, los menores de edad que
pueden ejercer su profesión sin necesidad de previa autorización en los términos del artículo 30 son solamente
aquellos que hubieran cumplido la edad de dieciséis años.

ARTICULO 682.- Contratos por servicios del hijo mayor de dieciséis años. Los progenitores no pueden hacer
contratos por servicios a prestar por su hijo adolescente o para que aprenda algún oficio sin su consentimiento y de
conformidad con los requisitos previstos en leyes especiales.

Esta norma prohíbe a los progenitores la celebración de cualquier contrato que obligue a los mayores de
dieciséis años a cualquier prestación de servicios de carácter personal, cuando no contaran con su consentimiento. La
disposición comprende a todo tipo de contrato que implique la prestación de servicios por parte del hijo bajo
responsabilidad parental

ARTICULO 683.- Presunción de autorización para hijo mayor de dieciséis años. Se presume que el hijo mayor
de dieciséis años que ejerce algún empleo, profesión o industria, está autorizado por sus progenitores para todos los
actos y contratos concernientes al empleo, profesión o industria. En todo caso debe cumplirse con las disposiciones
de este Código y con la normativa especial referida al trabajo infantil.

Los derechos y obligaciones que nacen de estos actos recaen únicamente sobre los bienes cuya administración
está a cargo del propio hijo.
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Este artículo establece una presunción iuris tantum de autorización de los progenitores a la persona menor de
edad para la celebración de todos los actos concernientes a su empleo, profesión o industria, y su responsabilidad se
encuentra limitada a los bienes que se encontraran bajo su administración.

ARTICULO 645.- Actos que requieren el consentimiento de ambos progenitores. Si el hijo tiene doble vínculo
filial se requiere el consentimiento expreso de ambos progenitores para los siguientes supuestos:

a) autorizar a los hijos adolescentes entre dieciséis y dieciocho años para contraer matrimonio

b) autorizarlo para ingresar a comunidades religiosas, fuerzas armadas o de seguridad;

c) autorizarlo para salir de la República o para el cambio de residencia permanente en el extranjero;

d) autorizarlo para estar en juicio, en los supuestos en que no puede actuar por sí;

e) administrar los bienes de los hijos, excepto que se haya delegado la administración de conformidad con lo
previsto en este Capítulo.

En todos estos casos, si uno de los progenitores no da su consentimiento o media imposibilidad para prestarlo,
debe resolver el juez teniendo en miras el interés familiar. Cuando el acto involucra a hijos adolescentes, es necesario
su consentimiento expreso.

EXCEPCIONES – EMANCIPACIÓN:

ARTICULO 27.- Emancipación:

La celebración del matrimonio antes de los dieciocho años emancipa a la persona menor de edad.

La persona emancipada goza de plena capacidad de ejercicio con las limitaciones previstas en este Código.

La emancipación es irrevocable. La nulidad del matrimonio no deja sin efecto la emancipación, excepto respecto del
cónyuge de mala fe para quien cesa a partir del día en que la sentencia pasa en autoridad de cosa juzgada.

Si algo es debido a la persona menor de edad con cláusula de no poder percibirlo hasta la mayoría de edad, la
emancipación no altera la obligación ni el tiempo de su exigibilidad.

El menor de edad que no haya cumplido 16 años puede contraer matrimonio previa dispensa judicial. En cambio, el
menor de edad que haya cumplido la edad de 16 años puede contraer matrimonio con autorización de sus
representantes legales, y a falta de esta, previa dispensa judicial.

La consecuencia de la emancipación matrimonial es ADQUIRIR POR EL MENOR DE EDAD SU PLENA CAPACIDAD PARA
OBRAR, es decir, puede contratar como un mayor de edad, pero su obrar queda sujeto a las limitaciones que resultan
específicamente del código en los art’s 28, 29 y 1548 (pueden donar solamente las personas que tienen plena
capacidad de disponer de sus bienes. Las personas menores emancipadas pueden hacerlo con la limitación del inciso
b) del artículo 28).

Es decir que pueden contratar libremente, pero NO van a poder contratar, de ninguna mera, ni con autorización
judicial, en los 3 casos previstos por el art 28.

ARTICULO 28.- Actos prohibidos a la persona emancipada: La persona emancipada no puede, ni con autorización
judicial: a) aprobar las cuentas de sus tutores y darles finiquito; b) hacer donación de bienes que hubiese recibido a
título gratuito; c) afianzar obligaciones.

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Se trata de prohibiciones de carácter absoluto respecto del accionar del menor emancipado, dado que las
mismas no pueden ser salvadas ni por autorización judicial.

El art prevé taxativamente una serie de actos que el menor emancipado se encuentra absolutamente
imposibilitado de ejercer, ya que dicho actos solo causarían una disminución de su propio patrimonio.

ARTICULO 29.- Actos sujetos a autorización judicial:

El emancipado requiere autorización judicial para disponer de los bienes recibidos a título gratuito. La autorización
debe ser otorgada cuando el acto sea de toda necesidad o de ventaja evidente.

Se trata de la disposición a titulo onerosos de bienes recibidos a título gratuito, la que requiere autorización judcial
apoyada en la necesidad o ventaja evidente que el acto de disposición implique para el emancipado.

Si bien al emanciparse por matrimonio el menor de edad adquiere capacidad de obrar, esta NO ES ABSOLUTA, sino
que presenta restricciones que tienen por objeto la protección del emancipado. Desde este punto, la disposición de
bienes recibidos a título gratuito requiere no solo autorización judicial sino que además reconoce el límite de que
exista NECESIDAD de otorgar el acto o la ventaja evidente que resulte para el emancipado.

ARTICULO 30.- Persona menor de edad con título profesional habilitante:

La persona menor de edad que ha obtenido título habilitante para el ejercicio de una profesión puede ejercerla
por cuenta propia sin necesidad de previa autorización. Tiene la administración y disposición de los bienes que
adquiere con el producto de su profesión y puede estar en juicio civil o penal por cuestiones vinculadas a ella.

La norma establece una autorización para el ejercicio profesional con título habilitante y la disposición y
administración de los bienes adquiridos por la persona menor de edad en ejercicio de dicha actividad.

Si bien nada aclara el art, dicho ejercicio profesional por cuenta propia puede realizarse a partir de los 16 años,
en concordancia con el art 681 del CCC que requiere al menor de 16 años autorización de sus progenitores para ejercer
oficio, profesión o industria, no pudiendo obligarlo de otra manera:, y del art 683 que presume que el hijo mayor de
16 años que ejerce algún empleo, profesión o industria está autorizado por sus progenitores para todos los actos y
contratos concernientes a ese empleo, profesión o industria.

De esto se desprende que el menor tendrá la administración y disposición de los bienes que obtenga como
consecuencia de su ejercicio profesional, pudiendo incluso afianzar obligaciones. También queda autorizado para estar
en juicio civil o penal, por cuestiones vinculadas a dicho ejercicio profesional.

Incapacidad e inhabilidad para contratar

ARTICULO 1000.- Efectos de la nulidad del contrato. Declarada la nulidad del contrato celebrado por la persona incapaz
o con capacidad restringida, la parte capaz no tiene derecho para exigir la restitución o el reembolso de lo que ha
pagado o gastado, excepto si el contrato enriqueció a la parte incapaz o con capacidad restringida y en cuanto se haya
enriquecido.

Los efectos de la nulidad del contrato celebrado por la persona incapaz de ejercicio o con capacidad restringida
se diferencian de la regla general en materia de nulidad de los actos jurídicos que establece que vuelven las cosas al
mismo estado en que se hallaban antes del acto. Con sentido protectorio hacia la persona incapaz de ejercicio —y a
fin de posibilitar la interposición de la acción de nulidad— la parte capaz, para obtener la restitución del bien entregado
en razón del contrato o el reembolso de lo pagado, debe acreditar la existencia de enriquecimiento por parte de la
persona incapaz. Esta regla no se aplica a los supuestos de inhabilidades para contratar.

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El ámbito de aplicación de esta disposición alcanza a aquellas situaciones en que la nulidad es originada por
que uno de los celebrantes es una persona incapaz de ejercicio o con capacidad restringida. Los casos de incapacidad
de ejercicio para la celebración de contratos comprenden a los siguientes sujetos: a) las personas menores, que son
aquellas que no han cumplido dieciocho años, pudiendo tratarse de menores (que son quienes no han cumplido trece
años) o adolescentes (personas que tienen entre trece y dieciocho años) (art. 25); b) las personas con capacidad
restringida por razón de padecer alguna adicción o por alteración mental permanente o prolongada (art. 32); c) las
personas inhabilitadas por prodigalidad (art. 48).

No obstante, la determinación de la capacidad contractual de las personas incapaces de ejercicio no es pasible


de una mirada simplificadora o reduccionista dado que el propio sistema, inspirado en la creciente autonomía que
reconoce a las personas menores y adolescentes como así también a las personas con adicciones o alteraciones
mentales, deja abierta la posibilidad de que estos sujetos puedan celebrar algunos contratos que no están alcanzados
por nulidad alguna. Así: a) la persona menor de edad se presume autorizada por sus representantes para la celebración
de contratos de escasa cuantía de la vida cotidiana (art. 684); b) la persona menor de edad que ha obtenido título
habilitante para el ejercicio de una profesión cuenta con capacidad de administración y disposición de los bienes que
adquiere con el producto de su profesión (art. 30); c) el adolescente que ha cumplido dieciséis años y ejerce empleo,
profesión o industria se presume autorizado por sus progenitores para la realización de todos los actos o contratos
concernientes a dichas actividades (art. 683); d) la persona menor de edad emancipada por haber celebrado
matrimonio adquiere capacidad para contratar, excepto para realizar los actos enumerados por el artículo 28; e) la
persona declarada incapaz de ejercicio o con capacidad restringida por padecer alguna adicción o alteración mental
puede realizar aquellos actos que estén permitidos en la sentencia declarativa o que estén dentro de las posibilidades
de realización de acuerdo al sistema de apoyo que se hubiere fijado (arts. 38-y 43); f) la persona inhabilitada puede
realizar aquellos actos que no sean de disposición o que no [hayan estado mencionados en la sentencia (art. 49) o los
que posteriormente se autoricen para el caso de restablecimiento que no sea total (art. 50).

En caso de que el acto realizado por la persona incapaz de ejercicio o con capacidad restringida no esté dentro
de los descriptos anteriormente, el contrato será nulo de nulidad relativa y su declaración tiene por efecto que deba
devolverse al incapaz aquellos bienes que entregó en razón del contrato o las sumas que pagó. En cambio, la parte
capaz no tendrá derecho a exigir la devolución de aquellos bienes que entregó al incapaz o de las sumas que pagó,
salvo el supuesto de que el contrato haya enriquecido al incapaz.

ARTICULO 1001.- Inhabilidades para contratar. No pueden contratar, en interés propio o ajeno, según sea el caso, los
que están impedidos para hacerlo conforme a disposiciones especiales. Los contratos cuya celebración está prohibida
a determinados sujetos tampoco pueden ser otorgados por interpósita persona.

De manera no taxativa, tienen inhabilidad para contratar: a) Los progenitores no pueden hacer contrato alguno
con el hijo que está bajo su responsabilidad, excepto las donaciones sin cargo mencionadas en el artículo 1549 (art.
689). No pueden comprar bienes de su hijo ni constituirse en cesionarios de sus créditos, derechos o acciones contra
su hijo ni obligarlo como fiadores de ellos o de terceros. b) Los tutores no pueden celebrar con su tutelado los actos
prohibidos a los padres respecto de sus hijos menores de edad (art. 120), igualmente antes de la aprobación de las
cuentas de la tutela el tutor no puede celebrar contrato alguno con el pupilo aunque haya cesado la incapacidad. c)
Igual prohibición rige para los curadores respecto de los bienes de la persona incapaz (art. 138). d) Los tutores,
curadores y apoyos respecto de los bienes de las personas incapaces o con capacidad restringida bajo su
representación para celebrar contrato de comodato (art. 1535). Tampoco pueden celebrarlo los administradores de
bienes ajenos, públicos o privados, excepto que tengan facultades expresas para ello. e) Los tutores y curadores para
ser donatarios de quienes han estado bajo su tutela o curatela antes de la rendición de cuentas y pago de cualquier
suma que hayan quedado adeudándoles (art. 1550).

ARTICULO 1002.- Inhabilidades especiales. No pueden contratar en interés propio:

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a) los funcionarios públicos, respecto de bienes de cuya administración o enajenación están o han estado encargados;

b) los jueces, funcionarios y auxiliares de la justicia, los árbitros y mediadores, y sus auxiliares, respecto de bienes
relacionados con procesos en los que intervienen o han intervenido;

c) los abogados y procuradores, respecto de bienes litigiosos en procesos en los que intervienen o han intervenido;

d) los cónyuges, bajo el régimen de comunidad, entre sí.

Los albaceas que no son herederos no pueden celebrar contrato de compraventa sobre los bienes de las
testamentarias que estén a su cargo.

Bolilla 5.- Punto 1.-

El objeto de los contratos es uno de los elementos esenciales del contrato, y se encuentra regulado en el art
1003, que sostiene que las disposiciones sobre los actos jurídicos contenidas en la Parte general del Código (Libro
Primero, arts. 279 y 280) son directamente aplicables a los contratos. Los requisitos del objeto del contrato
enumerados (licitud, posibilidad, determinación y patrimonialidad) deben concurrir al momento de la celebración. En
caso de que no se verifique alguno de estos requisitos el acto será nulo.

Había una discusión doctrinaria si existía el objeto dentro de los contratos. Algunos sostenían que no, que solo
producían obligaciones, es decir, no tenían un sistema legal alguno.

Quienes estaban a favor tenían una posición amplia, intermedia y restringida:

-Amplia como es el caso de Iturraspe, el objeto de los contratos que las partes tuvieron en mira

-Intermedia, según Borda, a partir de la remisión de la obligación. Asimilaba el objeto de los contratos a lo de las
obligaciones (de dar, hacer o no hacer). Esta postura fue critica porque las obligaciones son objeto de contrato.

- Restringida, según Rivera o Bueres, el contenido concreto, materia, cosas, bienes, conductas debidas. La doctrina
sostiene que lo que le interesa a las partes no es solo el objeto sino que es la conducta debida de la otra parte.

Cosas. Prestaciones: bienes y hechos. La energía y las fuerzas naturales. Universalidades

Art.16.- Bienes y cosas. Los derechos referidos en el primer párrafo del artículo 15 pueden recaer sobre bienes
susceptibles de valor económico. Los bienes materiales se llaman cosas. Las disposiciones referentes a las cosas son
aplicables a la energía y a las fuerzas naturales susceptibles de ser puestas al servicio del hombre.

Las fuerzas y la energía comienzan a ser consideradas como cosas cuando la ley 17711 agregó el segundo
párrafo al Art 2311 del Cód. Civil, y podrán ser objeto del contrato siempre que generen un interés pecuniario, ya que
el contrato regula justamente esto: los intereses pecuniarios.

Los objetos inmateriales susceptibles de valor, e igualmente las cosas, se llaman bienes. El conjunto de los
bienes de una persona constituye su patrimonio.

Las universalidades son un conjunto de bienes con los que contrato. Por ejemplo el alquiler de un fondo de
comercio: alquilo un nombre, un inmueble, un estante, etc.

Bienes: Son todos los objetos materiales e inmateriales susceptibles de tener un valor o utilidad. Dentro de la
expresión bienes quedan incluidos los derechos. En el Cdv se identificaba a los bienes con la valoración económica. En
el nuevo CCC, esa concepción patrimonialista de los bienes ha cambiado, ya que existen bienes que, siendo de la
persona, no tienen un valor económico, aunque si una utilidad, como sucede con el cuerpo, órganos, genes, etc.

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Cosas: Son los objetos materiales susceptibles de tener un valor. Las disposiciones referentes a las cosas son
aplicables a la energía y a la fuerza naturales susceptibles de ser puestas al servicio del hombre.

Punto 2.- Requisitos que debe reunir el objeto.

El objeto de los contratos debe reunir cuatro requisitos: posibilidad, licitud, determinación, patrimonialidad y
que constituya un interés de las partes.

Para ser válido el objeto del contrato tiene que adecuarse a los requisitos establecidos por el artículo 1003. El objeto
debe ser lícito, posible, determinado o determinable y susceptible de valoración económica. La enumeración de los
requisitos del objeto del contrato es coincidente con la concepción construida dogmáticamente por la doctrina en el
régimen anterior.

a) Lícito: La licitud supone adecuación del objeto del acuerdo al ordenamiento jurídico considerado integralmente. La
licitud puede ser formal (No ser contrario a la ley, ejemplo hacer una hipoteca sobre un acto) o material (No ser
contrario al orden público, respetar los principios fundamentales de la sociedad)

ARTICULO 1004.- Objetos prohibidos. No pueden ser objeto de los contratos los hechos que son imposibles o
están prohibidos por las leyes, son contrarios a la moral, al orden público, a la dignidad de la persona humana, o lesivos
de los derechos ajenos; ni los bienes que por un motivo especial se prohíbe que lo sean. Cuando tengan por objeto
derechos sobre el cuerpo humano se aplican los artículos 17 y 56.

Los contratos de objeto prohibido son nulos de nulidad absoluta (art. 386).

b) Posible: Este requisito ha sido tradicionalmente considerado como presupuesto de validez del objeto del contrato,
distinguiéndose la denominada posibilidad material de la posibilidad jurídica.

-Posibilidad material o física: Algo que realmente exista, que sea posible, de cumplimiento realizable.

-Posibilidad jurídica: En la doctrina se ha sostenido que el requisito de la posibilidad jurídica debería ser suprimido
porque se confunde con el presupuesto de la licitud. Sin embargo, otros autores han considerado que se trata de
requisitos diferentes porque en los casos de imposibilidad jurídica el ordenamiento no prohíbe la prestación, sino que
simplemente la ignora quitándole todo valor. En el Derecho Comparado el Anteproyecto de Código Europeo de los
Contratos ha propuesto en su artículo 27 que "El contenido del contrato es posible cuando puede llevarse a cabo la
regulación de los intereses en juego, en ausencia de obstáculos objetivos de carácter material o jurídico que impidan,
de modo absoluto, el logro del resultado perseguido"

c) Determinación: El objeto debe estar determinado al momento de celebrarse el contrato o ser susceptible de
celebrarse posteriormente. No es posible obligar al deudor a dar o a hacer algo que no se sabe que es. Cuando se trata
de cosas fungibles, la determinación se logra expresando género, especie y cantidad.

ARTICULO 1005.- Determinación. Cuando el objeto se refiere a bienes, éstos deben estar determinados en su
especie o género según sea el caso, aunque no lo estén en su cantidad, si ésta puede ser determinada. Es determinable
cuando se establecen los criterios suficientes para su individualización.

La determinación de los bienes que sean objeto del contrato puede consistir en la identificación de su especie
o de su género. En el caso de que la determinación de las cosas sea por su género o especie el Código admite que
pueda no estar precisada su cantidad si ésta es determinable.

Si el objeto del contrato no está determinado, pero es determinable, los criterios para llegar a tal
individualización pueden provenir de los mismos términos del contrato o de la actuación de un tercero. No es admisible
que la determinación corresponda a una de las partes

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ARTICULO 1006.- Determinación por un tercero. Las partes pueden pactar que la determinación del objeto sea
efectuada por un tercero. En caso de que el tercero no realice la elección, sea imposible o no haya observado los
criterios expresamente establecidos por las partes o por los usos y costumbres, puede recurrirse a la determinación
judicial, petición que debe tramitar por el procedimiento más breve que prevea la legislación procesal.

Las partes pueden acordar que la determinación del objeto del contrato corresponda a un tercero. Esta
determinación puede comprender a los bienes que serán objeto del contrato o a la cantidad de estos bienes. Al tercero
puede corresponder la determinación de los bienes que habrán de ser objeto del contrato siempre que las partes
hayan al menos identificado su género; la determinación de la cantidad de estos bienes o la determinación del precio.
El tercero a quien puede encargarse la determinación puede ser una persona física o una persona jurídica.

El vínculo que une a las partes con el tercero es el mandato (art. 1319). Si el tercero no cumple con el cargo de
manera imputable a él, deberá responder por incumplimiento. No obstante, se prevé en la norma que las
consecuencias de la falta de determinación por parte del tercero tanto sean voluntarias como involuntarias (v. gr.,
muerte o incapacidad) dan paso a la posibilidad de determinación judicial del objeto del contrato.

d) Susceptible de valoración económica: Se requiere que los bienes o hechos que se toman como objeto del contrato
sean susceptibles de valoración económica.

El ART. 1003 establece que el objeto del contrato debe ser, entre otras cosas, susceptible de valoración
económica.

Esta afirmación genera una discusión doctrinaria por lo que hay tres posturas:

1) Teoría clásica (Savigny): la prestación siempre debe tener un valor pecuniario.

2) Crítica a la teoría clásica (Ihering): Sostiene que el derecho no solo protege los valores patrimoniales, sino que
también los extrapatrimoniales, y por lo tanto, los objetos de las obligaciones pueden ser también valores morales,
éticos, culturales, etc. Basta que represente un interés serio y legítimo para el acreedor.

3) Posición intermedia- doctrina moderna (Borda- Mosset): Distingue entre prestación e interés del acreedor. La
prestación debe tener siempre un valor patrimonial. El interés del acreedor no siempre debe ser valorado en dinero y
puede tener intereses extrapatrimoniales, como ser un interés moral, científico, cultural, religioso, etc., y si dicho
interés es serio, merece ser protegido por la ley.

-No tiene que afectar la dignidad de la persona humana: art 953 empleaba “hechos que se opongan a la libertad de
las acciones o de la conciencia” Bajo este concepto caben contratos en los cuales se menoscabe al ser humano como
los que impliquen el sometimiento alguna forma de servidumbre o esclavitud, lo que implican el aprovechamiento
económico de personas con disminuciones o deformidades, lo que obliguen a la prestación de servicio sexuales, etc.

-No debe ser lesivo para los derechos ajenos: el art 19 de la CN, dispone que las acciones privadas de los hombres
quedan exentas a la autoridad de los magistrados siempre que no perjudiquen a un tercero.

-No debe estar prohibidos ni los bienes ni los hechos

Cuerpo humano como objeto: La persona no podía ser objeto de negocio jurídico. Se trate de partes renovables o no,
el objeto no es la persona, sino la parte del cuerpo de que se trate (cabello, riñón, etc.) que una vez separada del
cuerpo son cosas o bienes.

Ahora el art 1004, dispone que cuando los contratos tengan por objeto derechos sobre cuerpo humano se
aplica el art 17 y 56.

50
El art 17 establece que los derechos sobre cuerpo humano o sus partes no tienen un valor económico, sino
afectivo, terapéutico, científico, social, etc. y solo pueden ser disponibles por su titular cuando se configure alguno de
aquellos valores y según los disponga las leyes especiales.

Por otro lado el art 56 se refiere a los actos de disposición sobre el propio cuerpo, que cuando causen una
disminución permanente en su integridad reconoce como limites a la ley, a la moral y buenas costumbres.

El art 1004 establece que los derechos sobre el cuerpo humano pueden ser materia u objeto del contrato pero
en la medida que la legislación especial lo autorice.

REGLA GENERAL: la sanción para los negocios jurídicos cuyo objeto no cumpla con los recaudos del art 1003, 1004 y
279 es la nulidad.

Punto 3.-

Bienes futuros: El principio es que la cosa debe existir al celebrarse el contrato, pues si ella no existe o dejó de existir,
el contrato será nulo.

Distinta es la situación en la cual la cosa no existe pero puede llegar a existir, dependiendo de un hecho,
denominadas cosas futuras. En principio estas pueden ser objetos de los contratos:

ARTICULO 1007.- Bienes existentes y futuros. Los bienes futuros pueden ser objeto de los contratos. La promesa de
transmitirlos está subordinada a la condición de que lleguen a existir, excepto que se trate de contratos aleatorios.

La posibilidad de contratar sobre bienes futuros supone que ambas partes conocen que el bien no existe aún
y pactan sobre él en el entendimiento de que su existencia acaecerá en el futuro. Se consagra la posibilidad de
contratación sobre bienes futuros estableciéndose como regla su carácter condicional. Las partes podrían asumir el
riesgo de que el bien llegue a existir a través de un contrato aleatorio.

Cuando se contrata sobre un bien futuro el contrato es considerado como celebrado bajo la condición
suspensiva de que la cosa llegue a existir. Expresamente refiere al carácter suspensivo de la condición el artículo 1131,
en materia de compraventa. Si la cosa no llega a existir, el acuerdo quedará sin efecto. La parte que aspira a la
adquisición de la cosa no asume el riesgo de su existencia dado que no deberá cumplir las obligaciones a su cargo si
no se cumple la condición. Si bien el contrato es condicional esto no quiere decir que la parte vendedora quede
desobligada de realizar toda aquella actividad necesaria para que la cosa llegue a existir. Debe realizar las tareas y
esfuerzos que resulten del contrato para que la cosa llegue a existir (art. 1131).

El contrato será aleatorio si el acreedor se hace cargo del riesgo de que la cosa no exista, y conmutativo cuando
se condiciona su validez a la existencia parcial o total del objeto.

En la compraventa sobre cosa futura se distingue la “venta de la esperanza” (contrato aleatorio) de la “venta
de la cosa esperada”. Si la cosa no llega a existir, el contrato no producirá ningún efecto y las partes quedan
desobligadas.

-Bienes ajenos, 1008. Los bienes ajenos pueden ser objeto de los contratos. Si el que promete transmitirlos no ha
garantizado el éxito de la promesa, sólo está obligado a emplear los medios necesarios para que la prestación se realice
y, si por su culpa, el bien no se transmite, debe reparar los daños causados. Debe también indemnizarlos cuando ha
garantizado la promesa y ésta no se cumple.

El que ha contratado sobre bienes ajenos como propios es responsable de los daños si no hace entrega de ellos.

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Se establece el principio general consistente en que las cosas ajenas pueden ser objeto de los contratos. El
Código establece la posibilidad de que las cosas ajenas sean objeto de los contratos en general (art. 1008), adoptando
idéntico criterio en materia de compraventa al disponer que la venta de la cosa total o parcialmente ajena es válida.
Excepcionalmente el artículo 1551 prohibe que la donación recaiga sobre cosas ajenas.

La contratación sobre un bien ajeno puede celebrarse bajo dos modalidades:

a) obligándose quien promete transmitir la cosa a emplear los medios a su alcance para que el verdadero dueño la
transmita, o

b) garantizando el éxito de la promesa.

En el supuesto en que no se garantizó el éxito de la promesa, el promitente asume una obligación de medios,
obligándose a desplegar la conducta diligente para que la prestación se realice. La actividad del promitente tiene que
orientarse a lograr que el dueño de la cosa la transfiera. La obligación es de medios, lo que quiere decir que el
promitente tiene que desplegar una conducta diligente para que la transmisión desde el verdadero dueño al
adquirente se pueda lograr. En caso de omisión de una conducta diligente por parte del promitente deberá responder
por el daño generado a la contraparte.

Si se garantizó el éxito de la promesa, el solo hecho de la no concreción de la transferencia del bien a la fecha
acordada justifica la responsabilidad por daños del promitente, lo que comprenderá las consecuencias determinadas
en el artículo 1728.

En los supuestos en que se contrató sobre un bien ajeno como propio, el Código simplifica las consecuencias
de tal situación, estableciendo que el vendedor será responsable de los daños que se generen a quien compró de
buena fe.

-Bienes litigiosos, gravados, o sujetos a medidas cautelares: 1009. Los bienes litigiosos, gravados, o sujetos a medidas
cautelares, pueden ser objeto de los contratos, sin perjuicio de los derechos de terceros.

Quien de mala fe contrata sobre esos bienes como si estuviesen libres debe reparar los daños causados a la
otra parte si ésta ha obrado de buena fe.

Cosas litigiosas: son aquellas cuya titularidad se encuentra discutida judicialmente.

Cosas embargadas: las que han sido objeto de embargo, medida cautelar que impide su disposición.

Cosas gravadas: las sometidas a un derecho real de garantía. Ej: a prenda (art. 2219), hipoteca (art. 2205) o anticresis
(art. 2212).

No hay inconveniente en contratar sobre ellas siempre y cuando se advierta a la otra parte de esa situación.
Lo que no admite a ley es que se contrate “como si estuviesen libres”.

La contratación sobre este tipo de bienes supone que ambas partes conocen y expresan el carácter del bien
de modo tal que quien adquiere el bien no puede desconocer los derechos del tercero en razón de las mencionadas
situaciones jurídicas que pueden afectarlo.

La contratación sobre bienes litigiosos, gravados o sometidos a medidas cautelares no puede perjudicar los
derechos de los terceros que podrán hacer valer sus derechos ante el comprador dado que la cosa fue transmitida en
esas condiciones.

La norma legal permite reconocer el derecho al resarcimiento de la parte que adquirió bienes litigiosos,
gravados o sometidos a medidas cautelares cuando se le manifestó por su cocontratante que eran bienes libres o que

52
su disposición era plena. Se trata de un supuesto de responsabilidad subjetiva que requiere la mala fe del enajenante
y que el adquirente haya ignorado sin culpa la existencia de cualquiera de estas condiciones del bien. Los daños pueden
consistir en aquellas erogaciones necesarias para obtener la liberación de los gravámenes o cautelares que pueden
afectarlo como así también de los gastos que tales gestiones puedan insumir. Esta responsabilidad tiene lugar sin
perjuicio de la que establece el artículo 1044 si el adquirente a posteriori es vencido en juicio por un tercero.

-Herencia futura. Es la herencia que habrá de dejar una persona (aún viva) a su fallecimiento.

El código no permite contratar con éstas, ni aún cuando se contara con el consentimiento de la persona cuya
sujeción de trata. Estos contratos son nulos por tener un objeto prohibido por ley.

ARTICULO 1010.- Herencia futura. La herencia futura no puede ser objeto de los contratos ni tampoco pueden serlo los
derechos hereditarios eventuales sobre objetos particulares, excepto lo dispuesto en el párrafo siguiente u otra
disposición legal expresa.

Los pactos relativos a una explotación productiva o a participaciones societarias de cualquier tipo, con miras a la
conservación de la unidad de la gestión empresaria o a la prevención o solución de conflictos, pueden incluir
disposiciones referidas a futuros derechos hereditarios y establecer compensaciones en favor de otros legitimarios.
Estos pactos son válidos, sean o no parte el futuro causante y su cónyuge, si no afectan la legítima hereditaria, los
derechos del cónyuge, ni los derechos de terceros.

Lucchini Guastalla, en clara síntesis, indica al analizar esta norma que el Derecho Sucesorio es totalmente
indiferente respecto al contenido económico y a la calidad de los bienes que forman parte de la sucesión. Recuerda
que las empresas familiares son referentes en una medida importante en la realidad económica de cada país. Advierte
que cuando una empresa es objeto de la sucesión, generalmente no interesa sólo a sus herederos, sino a toda la
sociedad, porque trabajan miles de empleados o cotizan en bolsa, interesando así a trabajadores e inversores. De tal
modo, observa que cuando muere el dueño, el fundador o el director de la sociedad, pueden existir conflictos entre
los herederos. "Cuando una empresa forma objeto de la sucesión, no es sólo un tema económico, sino también de
gestión, directa o indirectamente". Fundado en ello destaca el valor de la continuidad en la gestión de la empresa y
precisa que la doctrina duda mucho que el testamento sea el acta más apta para solucionar estos problemas, sino que
se cree que es el contrato, como instrumento más apto para su objeto. Subraya que la norma en comentario permite,
en cierto sentido, que se puedan redactar contratos en los cuales el objeto sea una sociedad en la medida que no
afecten la porción de legítima. Distingue también entre las atribuciones monis causa y las atribuciones post mortem,
relacionando ello con los instrumentos alternativos para llevar a cabo una sucesión antes de la muerte. El distinguido
profesor italiano advierte sobre la vinculación de tales instrumentos con las figuras de la donación y el mandato.

La norma contenida en la última parte del artículo en comentario responde también a las cláusulas de
consolidación, mediante las cuales los socios deciden si cuando uno de ellos muera los herederos se incorporan a la
sociedad porque tienen confianza en que los herederos , futuros sean capaces o la consecuencia es la contraria.
Quedan comprendidas también en la normativa las cláusulas de continuación facultativa y la de opción recíproca para
todos, por la cual en caso de muerte de un socio, el socio supérstite tiene la opción sobre la participación que forma
objeto de la sucesión

El fundamento de la prohibición es el orden moral. Se trata de impedir el “votum mortis”, es decir que el
beneficiario de la herencia esté ansiando la muerte del titular de la misma. Eso es inmoral y peligroso.

Si el contrato es mixto: Si el contrato recae sobre bienes presentes y bienes de una herencia futura simultáneamente.
Es nulo del todo cuando se ha concluido todo por el mismo precio, pero es válido si el adquiriente acepta que la
totalidad del precio sea por bienes presentes (o sea, es válida cuando se fijaron los precios por separado, o cuando el
que adquiere acepta pagar todo nada más por los presentes).

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Punto 4.- Causa

La palabra causa en el derecho tiene dos acepciones: por un lado designa las fuentes de las obligaciones, o los
presupuestos de hechos de los cuales derivan las obligaciones legales (contratos, hechos ilícitos, etc.) y por otro es
empleada en el sentido de causa final, ósea, el fin que las partes se propusieron al contratar. Aquí nos referimos a la
causa fin.

Debate doctrinario

1- Teoría clásica o causalista (Domat): Sostenía que la causa fin era la razón abstracta perseguida por los contratantes.
Esta causa fin era siempre la misma en los contratos iguales. En los onerosos el compromiso de una de las partes es el
fundamento del compromiso de la otra, la causa se halla en la interdependencia de las obligaciones. En los reales la
causa equivale a una prestación que se anticipa y acepta y deja fundado el derecho exigir otra prestación en
correspondencia a la primera. En las donaciones y demás contratos gratuitos el compromiso de quien da tiene su
fundamento en algún motivo razonable como un servicio prestado, o el solo placer de hacer el bien. Esta teoría la
apoyan en nuestro país Machado, Colmo, etc.

2- Tesis anticausalista (Ernst 1826): la posición causalista es falsa, porque la noción de causa se confunde con el objeto
en los contratos sinalagmáticos, y en los contratos gratuitos con el consentimiento. Si la causa de los contratos a título
oneroso es lo que cada una de las partes debe respectivamente a la otra, se confunde con el objeto. En los contratos
a título gratuito la causa reside en la liberalidad del benefactor, tampoco es cierto que sea ésta por sí misma una
condición, no puede separarse del sentimiento que anima al donante, la voluntad que expresa. Esta teoría también es
apoyada por Planiol, y en la doctrina argentina, por Llambías, Salvat, etc. Los anticuasalistas coinciden en afirmar que
la idea de causa es artificial y que no constituye un elemento esencial, sino que es igual al consentimiento o al objeto.

3- Neocausalismo (Capitant): afirman que la causa es un elemento esencial, entendida como finalidad. Además trata
de marcar la diferencia entre causa-fin y objeto, la causa-fin es ¿por qué debo? Y el objeto es ¿qué debo?. También
distinguen causa-fin de los motivos. Los motivos dependen de cada persona, pueden variar, y permanecen en el fuero
oculto de cada contratante y por lo tanto son irrelevantes para el derecho.

Estos a la vez se dividen en los que piensan que es subjetivo (se ubica en el ámbito de la pura voluntad, es el
motivo determinante que al declararse o exteriorizarse se vuelve común), es objetivo (la causa aparece como un
elemento material, objetivo del negocio), o dualista (contiene aspectos subjetivos y objetivos).

La cuestión en el Cdv:

Art.499.- No hay obligación sin causa, es decir, sin que sea derivada de uno de los hechos, o de uno de los actos lícitos
o ilícitos, de las relaciones de familia, o de las relaciones civiles.

Art.500.- Aunque la causa no esté expresada en la obligación, se presume que existe, mientras el deudor no pruebe lo
contrario.

Art.501.- La obligación será válida aunque la causa expresada en ella sea falsa, si se funda en otra causa verdadera.

Art.502.- La obligación fundada en una causa ilícita, es de ningún efecto. La causa es ilícita, cuando es contraria a las
leyes o al orden público.

Causa fuente es el origen, la fuente o el hecho generador de una obligación o de un acto jurídico. Causa fin es
el propósito o finalidad perseguida por las partes al llevar a cabo el acto.

El problema gira alrededor de la causa fin ya que hubo profundos debates doctrinarios respecto a si esta debe
considerarse o no un elemento esencial de los actos jurídicos, las discrepancias subsisten actualmente.

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Afirmar que la causa es un elemento necesario, importaría adherir a la corriente neocausalista.

Según Mosset la causa es la razón o motivo determinante del contrato ella es subjetiva (por que se vincula con
la finalidad que guía a los contratantes), concreta (por que atiende a cada negocio en particular) y variable (por que
será distinta en cada contrato). Agrega también que es un elemento apto para la moralización del contrato. Esta noción
resulta compatible con el sistema adoptado por el código civil.

Los que niegan que la causa final es un elemento de los actos jurídicos consideran que ello se confunde con
los elementos del acto o con el consentimiento para este sector. Los elementos del acto jurídico son solo sujeto, objeto
y forma.

Con respecto a los art. 499, 500, 501 y 502:

Los autores causalistas o neocausalistas, como Alterini, Machado, Borda, piensan que se refieren a la causa-
fin, salvo en el en el 499, que se refiere a la causa-fuente.

Los anticausalistas como Salvat, Galli, Llambías) todos los artículos se refieren a la causa-fuente.

Posible diferenciación con el objeto. El objeto consiste en la materia sobre la que versa el acto, aspecto objetivo del
contrato, en cambio la causa es la finalidad buscada por las partes, la razón de ser del acto.

Distinción con los motivos: es necesario no confundir la causa con los motivos que han impulsado a contratar. La
primera es el fin inmediato, concreto y directa que ha determinado la celebración del acto, los motivos son los móviles
indirectos o remotos, que no se vinculan necesariamente con el acto.

Causa fin objetiva e inmediata: no se trata de conocer los motivos particulares que a una persona impulsan para
celebrar un determinado contrato, sino las causas que el Derecho determina como válidas y eficaces para cada
negocio. Es una finalidad regulada por el ordenamiento jurídico y es independiente de la voluntad de las partes o de
los sujetos intervinientes; esta equivale a la trasmisión de la propiedad de la cosa a cambio de una suma de dinero.

No hace falta que sea aclarada, es decir, está implícita y es conocida por todos. Se presume.

Causa fin subjetiva y mediata: atiende a lo que las partes pretenden mediante el negocio de que se trate, a la finalidad
concreta perseguida por las partes, simples motivos particulares.

Para que ponga en parte el consentimiento es necesario que sea transmitida a la otra parte y que la otra parte
haya conocido o que hubiera podido conocer de manera tácitamente. Ambas partes deben conocer el motivo.

No nos encontramos hablando de la causa fin sino de los simples motivos que no forman parte de la causa ni
del consentimiento. Estos son variables en cada contrato en particular.

Ejemplo: Compraventa de una torta de boda.

Causa fin objetiva: Entrega de la torta a cambio de una suma de dinero.

Causa fin subjetiva: Que el padre le compre la torta de boda a la hija

Si luego se suspende la boda porque la hija se pelea con el novio, el padre podrá plantear la suspensión del
contrato y dejar sin efecto el contrato por frustración de la causa fin. No tienen ningún interés en tener la torta sino
hay boda. Tiene que haber sido conocido por la parte del contrato (panadero).

Ahora si es un simple motivo reservado a la persona que no lo trasmitió, es decir, no se lo comento, voy hacer
una torta para la abuela y no se lo planteo a la otra parte, y se frustra por un viaje de esta. Se frustra la finalidad del
motivo, no se va a poder dejar sin efecto el contrato porque la otra parte no tenía conocimiento de este.
55
En otras palabras, la causa fin inmediata objetiva (finalidad), es la causa propia para cada categoría de acto, es
objetiva, por ejemplo, el comprador quiere que el vendedor le entregue la cosa y el vendedor la finalidad inmediata
que tiene es que el comprador le page. Y la causa fin mediata y subjetiva (motivo), es el motivo que llevó a celebrar a
las partes, es subjetivo.

La causa en el código civil y comercial

El art. 1012 establece que para la causa de los contratos se va a aplicar lo establecido en la causa del acto
jurídico:

ARTICULO 281.- Causa. La causa es el fin inmediato autorizado por el ordenamiento jurídico que ha sido
determinante de la voluntad. También integran la causa los motivos exteriorizados cuando sean lícitos y hayan sido
incorporados al acto en forma expresa, o tácitamente si son esenciales para ambas partes.

La causa del contrato es la finalidad inmediata perseguida por los celebrantes, que ha sido determinante de la
voluntad. Se instala la causa en el campo de lo voluntario. De la manifestación de voluntad de las partes, la causa se
distingue por la noción específica de finalidad común, que trasciende el momento de la celebración del contrato y se
proyecta desde el inicio hacia los efectos que éste producirá. El otro componente que integra la causa, en el criterio
que adopta el artículo 281, está constituido por los motivos compartidos por los contratantes. A fin de determinar
cuándo los motivos han sido elevados a la condición de causa, se establece que ellos además de compartidos deben
haber sido exteriorizados o cuando ellos surjan tácitamente si son esenciales para ambas partes

ARTÍCULO 283.- Acto abstracto. La inexistencia, falsedad o ilicitud de la causa no son discutibles en el acto
abstracto mientras no se haya cumplido, excepto que la ley lo autorice.

En ciertos casos por razones de seguridad jurídica las partes tienen interés en que una declaración de voluntad
tenga validez por si independiente de la causa por ejemplo titulo de crédito para que puedan desempeñar su función
económica se le reconoce la validez.

El cheque o pagare pueden servir como un medio de pago.

Estos actos se llaman abstractos, al tener valor en sí mismo y ser independiente de la causa. La excepción de
falta de causa no puede ser opuesta a terceros por ejemplo si una persona otorga un pagare a un tercero, creyéndose
deudor de él cuando en realidad no lo es, la obligación carece de causa y el firmante puede negarse a pagarla.

La razón de ser de esto es de orden práctico, para ser más segura la adquisición de ciertos derechos poniendo
a salvo a los terceros contra debilidades de títulos derivada de su oferta de causa. Ejemplos: prendas, hipoteca, fianza,
anticresis.

Por su parte, el art 1013 establece que la necesidad de la causa, es decir que la causa debe existir en la
formación del contrato y durante su celebración y subsistir durante su ejecución. La falta de causa da lugar, según los
casos, a la nulidad, adecuación o extinción del contrato.

La insubsistencia o frustración de la causa remite a los preceptos que regulan la resolución del contrato por
frustración del fin y a su adecuación por excesiva onerosidad.

Punto 5.- Presunción de causa

ART. 282.- Presunción de causa. Aunque la causa no esté expresada en el acto se presume que existe mientras
no se pruebe lo contrario. El acto es válido aunque la causa expresada sea falsa si se funda en otra causa verdadera.

Falsa causa: La última parte del artículo anteriormente mencionado (282), establece que "... El acto es válido aunque
la causa expresada sea falsa si se funda en otra causa verdadera."
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La cuestión que plantea la causa no verdadera que oculta otra se vincula con el tema de la simulación.

Interesa la causa real y no la aparente, pero los que hubieran simulado un acto con el fin de violar las leyes o
de perjudicar a un tercero, no pueden ejercer acción alguna el uno contra el otro, salvo que la acción tenga por efecto
dejar sin efecto el acto.

Falta de causa y causa ilícita.

Art. 1013: La falta de causa da lugar, según los casos, a la nulidad, adecuación o extinción del contrato.

Art. 1014: Causa ilícita. El contrato es nulo cuando:

a) su causa es contraria a la moral, al orden público o a las buenas costumbres;

b) ambas partes lo han concluido por un motivo ilícito o inmoral común. Si sólo una de ellas ha obrado por un motivo
ilícito o inmoral, no tiene derecho a invocar el contrato frente a la otra, pero ésta puede reclamar lo que ha dado, sin
obligación de cumplir lo que ha ofrecido.

El requisito de la licitud de causa es esencial. Su obligatoriedad permite realizar un control eficaz sobre la
moralidad de los contratantes.

Determinar si la causa del contrato es ilícita supone cotejar su contenido con los conceptos indeterminados
de moral y buenas costumbres. La finalidad común perseguida es contraria a la moral y las buenas costumbres cuando
contraviene ese mínimo de exigencia ética que cabe esperar de los acuerdos de autonomía privada. Si la causa del
contrato es ilícita, el acto es nulo de nulidad absoluta. Lo mismo ocurre si los motivos compartidos por los contratantes
son ilícitos.

La distinción entre objeto ilícito y causa ilícita no es fácil de realizar. La causa es ilícita cuando tiende a
defraudar la ley. Por ejemplo, la donación de la casa a la ex concubina es válida si la hace por afecto hacia ella, y no si
tiende al mantenimiento de relaciones sexuales con ella. No se puede realizar locación de inmuebles para explotación
del juego, para casas de tolerancia, etc.

Cuando la causa es ilícita, está en el medio el interés público, por lo que la nulidad que lo acarrea es absoluta,
no es pasible de confirmación. La prueba de la ilicitud debe suministrarla quien la invoca. Lo mismo ocurre cuando se
invoca el error sobre la existencia de la causa o su falsedad. La acción de nulidad prescribe a los 10 años.

La causa en la celebración del contrato y en su cumplimiento. ARTICULO 1013.- Necesidad. La causa debe existir en la
formación del contrato y durante su celebración y subsistir durante su ejecución. La falta de causa da lugar, según los
casos, a la nulidad, adecuación o extinción del contrato.

Causa celebración del contrato-> es causa motivo, es subjetiva, depende del interés de las partes.

Causa en su cumplimiento-> es causa fin, objetiva, común en todos los contratos, finalidad inmediata. Ej.:
entrega de la cosa.

Referencia a la consideration en el commonlaw. Es lo que se recibe a cambio de lo que se da, es la contraprestación.

ARTICULO 1090.- Frustración de la finalidad. La frustración definitiva de la finalidad del contrato autoriza a la parte
perjudicada a declarar su resolución, si tiene su causa en una alteración de carácter extraordinario de las circunstancias
existentes al tiempo de su celebración, ajena a las partes y que supera el riesgo asumido por la que es afectada. La
resolución es operativa cuando esta parte comunica su declaración extintiva a la otra. Si la frustración de la finalidad
es temporaria, hay derecho a resolución sólo si se impide el cumplimiento oportuno de una obligación cuyo tiempo
de ejecución es esencial.

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El artículo 1090 tipifica la figura de la frustración del fin en el ámbito de la "Teoría del contrato". Lo hace
regulando sus dos especies, a saber: la frustración definitiva y la temporaria. En orden a la primera se ocupa de sus
recaudos de procedencia.

Requisitos de procedencia de la frustración definitiva de la finalidad

a) la existencia de un contrato válido;

b) la ocurrencia de un acontecimiento anormal; sobreviniente; ajeno a la voluntad de las partes; que no haya sido
provocado por ninguna de ellas; y

c) que incida sobre la finalidad del contrato de manera que malogre el motivo que impulsó a contratar, al punto que
desaparezca el interés o utilidad en la subsistencia del contrato

Aunque el artículo 1090 nada dice sobre el particular, puede razonablemente entenderse que el contrato
válido que se frustra puede ser oneroso o gratuito. Por lo demás, debe tratarse de contratos de ejecución diferida o
continuada, como consecuencia de la intervención del factor temporal en la vida del contrato.

En orden a sus efectos, el artículo 1090 regula la frustración definitiva de la finalidad como una causal de
resolución, que habrá de tener —a priori— efectos retroactivos por imperio de lo dispuesto en el artículo 1079, inciso
b, salvo respecto de las prestaciones cumplidas en tanto fueran divisibles y equivalentes entre sí.

Frustración de la finalidad temporaria: la Suspensión del contrato

"cuando la frustración de la finalidad es temporaria se aplican las reglas de la suspensión del cumplimiento'''. Cabe
por tanto aquí remitir a los efectos considerados en ocasión del comentario del artículo 1031. Por excepción, el nuevo
Código admite la resolución "sólo si se impide el cumplimiento oportuno de una obligación cuyo tiempo de ejecución
es esencial" (art. 1090 in fine)

Notas:

Respecto a la teoría de la causa:

Para los anticausalistas los elementos esenciales de la obligación son:

1) Sujetos, 2) objeto y 3) causa eficiente (causa-fuente)

Para los causalistas:

1) Sujetos, 2) objeto, 3) fuente (causa fuente) y 4) finalidad (causa fin)

El objeto de los contratos se divide en mediato e inmediato. El mediato es lo que se denomina "objeto de la
obligación" que cierta doctrina la asimila a la prestación mientras que la otra lo diferencia. El objeto inmediato del
contrato es producir efectos jurídicos. El ejemplo de unilateral oneroso seria la donación remunerativa. El bilateral
gratuito no existe.

Para determinarlo, siempre se aplican las reglas del CC referentes al objeto de los actos jurídicos.

58
Bolilla 6

1. LA FORMA DE LOS CONTRATOS.

La forma hace a la exteriorización de la voluntad de las partes. En el derecho moderno las formas son
impuestas por diversas razones, entre las que pueden mencionarse: mayor certeza de los hechos; mayor y mejor
determinación del objeto del contrato; necesidad de asegurar a una de las partes —generalmente la más débil en la
relación jurídica— contar con el enunciado de las cláusulas que contienen las obligaciones establecidas en una
determinada relación jurídica; registro de actos de los que puede derivarse la afectación de terceros, como los
acreedores de las partes; mayor control por parte del Estado con relación a determinados negocios jurídicos, tanto
por razones tributarias como por el control de operaciones que pueden ser empleadas como vehículo para el lavado
de dinero proveniente de ilícitos de diverso tipo; necesidad de asegurar que un determinado acto de disposición se
celebre con sujeción a recaudos que requieran o posibiliten una mayor reflexión, etc.

El principio general que rige en la materia es el de la libertad de formas, por lo que la imposición de estas es
excepcional y la ley la establece por alguna de las finalidades mencionadas, vinculadas con cuestiones de orden
público.

En este Código la forma y la prueba se encuentran reguladas en la parte general del acto jurídico —en la que
se establece el principio de libertad de formas (art. 284 CCyC), se determinan los efectos de la imposición de una
determinada forma (art. 285 CCyC), se regulan las vías para la expresión escrita (art. 286 CCyC), se distinguen los
instrumentos privados y los particulares no firmados (art. 287 CCyC), y se disponen los efectos de la firma, con
previsión de la de los instrumentos generados por medios electrónicos (art. 288 CCyC)— y en la parte general del
contrato, que integran este Capítulo.

La voluntad interna tiene que salir del interior y proyectarse al mundo exterior, la forma es el “molde” de la voluntad.

El Código Civil y Comercial, tanto en la parte general como en la parte de contratos, no da una definición de forma,
como lo hacía el Código Civil.

Formalidad es distinto a forma, en el 973 del CdV se definía a la formalidad:


ARTÍCULO 973 C.C: “La forma es el conjunto de las prescripciones de la ley, respecto de las solemnidades que deben
observarse al tiempo de la formación del acto jurídico; tales son: la escritura del acto, la presencia de testigos, que el
acto sea hecho por escribano público, o por un oficial público, o con el concurso del juez del lugar.”

En los contratos que tienen una forma impuesta por la ley, la forma es considerada como un elemento esencial.

59
MEDIOS POR LOS QUE PUEDE MANIFESTARSE LA VOLUNTAD

ARTICULO 262: “Manifestación de la voluntad. Los actos pueden exteriorizarse oralmente, por escrito, por signos
inequívocos o por la ejecución de un hecho material.”

Formas de expresión de la voluntad: pueden ser positivas o negativas. Entre las primeras, se destacan la expresión
verbal, por un lado, y la escrita por el otro. La primera es informal, rápida, pero insegura y de difícil prueba, porque
cuando las partes en conflicto discrepan sobre lo que convinieron o el sentido que le han dado a las palabras, se hace
de difícil prueba el contenido o la extensión de la voluntad. La expresión escrita, en cambio, es más confiable, aunque
se trate de la voluntad relevada en un instrumento privado porque, aun frente a la negativa de la firma o del contenido,
siempre existe alguna manera de relacionar el instrumento con el autor. Por supuesto, la mayor certeza se alcanza con
los instrumentos públicos que prueban por sí mismos su autenticidad.

Signos inequívocos: los signos inequívocos o hechos materiales consisten en realizar gestos que tienen significados
muy precisos e inconfundibles. Así, por ejemplo, cuando se paga el boleto del colectivo, se sube al subterráneo o se
levanta la mano en una asamblea, nadie duda del sentido en que se expresa la voluntad. Los signos inequívocos
respecto de determinados objetos permiten lograr certeza respecto del significado.

Hechos materiales: finalmente, el art. 262 se refiere a la ejecución de un hecho material. Al respecto, la conducta
posterior de las partes constituye una valiosa interpretación de la voluntad, ya que sirve para explicar el acto y sus
alcances.

Voluntad de la manifestación y voluntad de contenido


La voluntad de manifestación está enderezada a comunicar a otros algo, en tanto que la voluntad de contenido o de
resultado se encamina a la obtención de una finalidad. Cuando ambos aspectos son coincidentes no se producen
inconvenientes, pero sí se presentan dificultades cuando no existe armonía entre una y otra, o cuando alguna de ellas
es inválida o nula, por ejemplo, cuando el emisor ha sido víctima de error o dolo. El primer caso se presenta cuando la
persona no ha exteriorizado en realidad lo que quería en su fuero íntimo —es decir, su verdadero propósito— o bien
cuando deliberadamente las partes han intentado manifestar algo que no coincide con lo efectivamente querido,
como en la hipótesis de la reserva mental o de la simulación. Estas circunstancias dejan al descubierto un problema
que resulta controvertido en doctrina y es cuál de ellas es la que prevalece: si la voluntad del contenido o la de
manifestación.

La doctrina ha formulado distintas maneras de solucionar el problema:

• Teoría de la voluntad: esta teoría otorga prioridad a la voluntad interna sobre la manifestada. Por tanto, cuando
existe discordancia entre ambas debe darse prioridad al contenido de la voluntad íntima.

• Teoría de la declaración: esta postura considera que la voluntad solo puede ser aprehendida por su manifestación
externa y, en consecuencia, hay que atenerse a ella a la hora de apreciar la existencia, significado y alcance del proceso
voluntario en el fuero interno de los sujetos.

• Teoría de la responsabilidad y de la confianza: es la teoría intermedia. No sería razonable que si una declaración
aparece emitida por un sujeto que jamás la efectuó se le imputen las consecuencias, porque en este caso no hay
declaración, sino ausencia de ella. Pero tampoco sería justo que si una persona deliberadamente efectuó una
declaración falsa o si incurrió en culpa en la declaración, se la exonere de responsabilidad.

Desde la teoría de la confianza o de la legítima expectativa, la declaración de voluntad prevalece sobre la efectiva
voluntad cuando el sujeto emisor generó confianza o una expectativa legítima en la otra parte. En tales condiciones,
por aplicación del principio de la buena fe, habrá de prevalecer la voluntad declarada por sobre la real o interior.

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Posición del CCyC: Al igual que el Código velezano, el CCyC asigna preeminencia a la postura voluntarista, aunque con
los ajustes de la teoría de la confianza. Prueba de ello es que en numerosas disposiciones —precisamente, en aquellas
que constituyen la columna vertebral de los hechos y actos jurídicos y de los vicios de la voluntad —por ejemplo:
simulación, dolo, violencia— se hace prevalecer el sistema de la voluntad.

PRINCIPIO DE LIBERTAD DE FORMAS: FORMA COMO SOLEMNIDAD, COMO PRUEBA Y COMO PUBLICIDAD.

Nuestro Código establece como regla general la libertad de forma, es decir que las partes pueden utilizar la forma que
estimen conveniente. Solo por excepción la ley exige en algunos casos el cumplimiento de requisitos formales.

ARTICULO 284: Libertad de formas. Si la ley no designa una forma determinada para la exteriorización de la voluntad,
las partes pueden utilizar la que estimen conveniente. Las partes pueden convenir una forma más exigente que la
impuesta por la ley. (Acto jurídico)

ARTICULO 1015: Libertad de formas. Sólo son formales los contratos a los cuales la ley les impone una forma
determinada. (Contratos)

• Forma como publicidad: la forma de los contratos sirve para proteger al consumidor en sus exigencias con el
vendedor.

• Forma como solemnidad: la forma solemne o constitutiva es aquella que es esencial a la validez del acto; su omisión
lo priva de todos sus efectos por más que el conocimiento se pruebe inequívocamente.

• Forma como prueba: es exigida como medio de prueba y como protección de los derechos de terceros.

En nuestro derecho, no hay contratos solemnes con la sola excepción de las convenciones matrimoniales y las
donaciones de bienes inmuebles. En todos los demás la forma se exige ad probationem.

Podemos clasificar a los contratos de acuerdo a su forma de la siguiente manera:


Como principio rige la libertad de forma, pero los contratos pueden ser formales o no formales:

Dentro de los formales: ad solemnitatem, absoluta y relativa.


ad probationem.

Ad solemnitatem absoluta: la forma debe ser observada y cumplida bajo sanción de nulidad.
Ad solemnitatem relativa: la exige la ley, pero su inobservancia no acarrea nulidad. No va a producir sus efectos
propios y las partes quedan obligadas a otorgar el instrumento previsto.
Ad probationem: lo exige la ley para probar la existencia del contrato. Hay contrato, pero no vamos a poder probarlo
en juicio. Ej: contrato de locación de palabra.

No formales: las partes pueden elegir la forma que crean conveniente porque el legislador no dice nada al respecto.

Forma de ser: el contrato no existe si no tiene la forma establecida. Solemnidad absoluta.


Forma de valer: el contrato existe pero no vale. Solemnidad relativa.
Forma de probar: es exigida para ser usado como medio de prueba.
Forma de trascender: cuando se da a conocer de la existencia a terceros. Ej: Inscripción en los registros.

En la actualidad, frente a los avances de la tecnología, vemos como la sociedad ha comenzado a celebrar contratos
mediantes medios electrónicos de forma masiva. Esto provoca que frente a los conflictos que se pueden ocasionar por
a la inejecución o la mala ejecución del contrato se dificulta comprobar la existencia del mismo, cuando la otra parte
no está dispuesta a reconocerla.

Hay medios técnicos disponibles para brindar una solución a esto, entre los que se encuentran:

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• La utilización de usuarios con una clave que identifiquen a una persona determinada.

• La biometría, que toma en cuenta los rasgos exclusivos de cada persona, como la voz, la imagen personal.

La desmaterialización de las formas frente al avance tecnológico.

2. CONCEPTO DE INSTRUMENTO, DOCUMENTO Y MONUMENTO.

Son medios por los cuales se transmite la voluntad. Representan algo.

Entre instrumento y documento hay una relación de género-especie. Instrumento el género, documento la especie.
Son muebles.

El documento es una cosa producto de la actividad humana. Por un lado se entiende que es todo aquello que
representa algo para una persona.

El instrumento es siempre escrito, el documento no es necesario que sea escrito.

Los monumentos también representan algo, pero son inmuebles.

Instrumentos públicos y privados

El instrumento público como tal tiene fe pública, “creencia legalmente impuesta”. Es imperativa. El Estado
inviste a determinados funcionarios del carácter de fedatarios.

Cuando los actos son llevados a cabo delante del oficial publico y percibido por sus sentidos, el instrumento
hace plena fe hasta que sea argüido de falsedad en juicio civil o criminal.

Cuando se trate de declaraciones realizadas por las partes en relación al objeto principal, mediante prueba en
contrario. (art 296)

La falsedad puede ser material o ideológica. Material cuando se altera la materialidad del documento, por ejemplo
mediante raspaduras, enmiendas, siempre que no sean salvadas.
Es ideológica cuando la falsedad se refiere al contenido del instrumento. (art 294)

ARTICULO 289.-Enunciación. Son instrumentos públicos:


a) las escrituras públicas y sus copias o testimonios;
b) los instrumentos que extienden los escribanos o los funcionarios públicos con los requisitosque establecen las
leyes;
c) los títulos emitidos por el Estado nacional, provincial o la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, conforme a las leyes
que autorizan su emisión.

Instrumento público: requisitos.

Son requisitos de validez del instrumento público:

a) la actuación del oficial público en los límites de sus atribuciones y de su competencia territorial, excepto que el lugar
sea generalmente tenido como comprendido en ella;

b) las firmas del oficial público, de las partes, y en su caso, de sus representantes; si alguno de ellos no firma por sí
mismo o a ruego, el instrumento carece de validez para todos.

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Los instrumentos privados son aquellos celebrados entre las partes, sin la presencia de oficial público, y tienen como
presupuesto la necesidad de una FIRMA. Pero no basta con la firma, es necesario que la misma sea reconocida. La
firma le otorga paternidad al documento.

La firma es un modo habitual en que una persona consigna su nombre y apellido, según la doctrina.
Normalmente se hace certificar la firma mediante funcionario público.

La autenticidad de la firma puede probarse por cualquier medio, el más común es la prueba pericial
caligráfica.

ARTICULO 314.-Reconocimiento de la firma. Todo aquel contra quien se presente un instrumento cuya firma se le
atribuye debe manifestar si ésta le pertenece. Los herederos pueden limitarse a mani-festar que ignoran si la firma
es o no de su causante. La autenticidad de la firma puede probarse por cualquier medio.

El reconocimiento de la firma importa el reconocimiento del cuerpo del instrumento privado. El instrumento privado
reconocido, o declarado auténtico por sentencia, o cuya firma está certificada por escribano, no puede ser impugnado
por quienes lo hayan reconocido, excepto por vicios en el acto del reconocimiento. La prueba resultante es indivisible.
El documento signado con la impresión digital vale como principio de prueba por escrito y puede ser impugnado en
su contenido.

ARTICULO 316.-Enmiendas. Las raspaduras, enmiendas o entrelíneas que afectan partes esenciales del acto
instrumentado deben ser salvadas con la firma de las partes. De no hacerse así, el juez debe determinar en qué medida
el defecto excluye o reduce la fuerza probatoria del instrumento.

Además debe tener fecha cierta. Vélez también exigía el doble ejemplar.

ARTICULO 317.-Fecha cierta. La eficacia probatoria de los instrumentos privados reconocidos se extiende a los terceros
desde su fecha cierta. Adquieren fecha cierta el día en que acontece un hecho del que resulta como consecuencia
ineludible que el documento ya estaba firmado o no pudo ser firmado después.

La prueba puede producirse por cualquier medio, y debe ser apreciada rigurosamente por el juez.

Instrumentos privados no firmados o particulares

Art. 319: El valor probatorio de los instrumentos particulares debe ser apreciado por el juez ponderando, entre otras
pautas, la congruencia entre lo sucedido y narrado, la precisión y claridad técnica del texto, los usos y prácticas del
tráfico, las relaciones precedentes y la confiabilidad de los soportes utilizados y de los procedimientos técnicos que se
apliquen.

Sirve como principio de prueba por escrito. Por ejemplo: ticket de supermercado.

CONCEPTO CLÁSICO DE SOPORTE, ESCRITURA Y FIRMA.

• El soporte: es sobre lo cual se expresa la voluntad, el ejemplo clave es el papel. Es todo substrato material sobre el
cual se asienta la información. Es un elemento que sirve para almacenar la información. Hoy en día se amplían los tipos
de soporte, debido al avance de las nuevas tecnologías, surgiendo así como por ejemplo el pendrive, las tarjetas de
memoria, etc.

• Escritura: es una forma de comunicación de ideas y pensamientos.

• Firma: ARTICULO 288: “Firma. La firma prueba la autoría de la declaración de voluntad expresada en el texto al cual
corresponde. Debe consistir en el nombre del firmante o en un signo.

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En los instrumentos generados por medios electrónicos, el requisito de la firma de una persona queda satisfecho si se
utiliza una firma digital, que asegure indubitablemente la autoría e integridad del instrumento.”

ADMISIÓN DE INSTRUMENTOS SIN SOPORTES DE PAPEL, NO ESCRITOS NI FIRMADOS.

1) INSTRUMENOS SIN SOPORTES DE PAPEL: el artículo 286 establece que la expresión escrita puede hacerse constar
en cualquier soporte, siempre que su contenido sea representado con texto inteligible, aunque para leerlo se exijan
medios técnicos.

Se admite la utilización de otros soportes que se adecúen a los avances tecnológicos. Ej: tarjetas de crédito, tienen
soporte de plástico.

ARTICULO 286: “Expresión escrita. La expresión escrita puede tener lugar por instrumentos públicos, o por
instrumentos particulares firmados o no firmados, excepto en los casos en que determinada instrumentación sea
impuesta. Puede hacerse constar en cualquier soporte, siempre que su contenido sea representado con texto
inteligible, aunque su lectura exija medios técnicos“

2) INSTRUMENTOS NO ESCRITOS: (Ley 25506, firma digital) Se entiende por documento digital a la representación
digital de actos o hechos, con independencia del soporte utilizado para su fijación, almacenamiento o archivo. Un
documento digital también satisface el requerimiento de escritura”

3) INSTRUMENOS NO FIRMADOS: ARTICULO 287: “Instrumentos privados y particulares no firmados. Los instrumentos
particulares pueden estar firmados o no. Si lo están, se llaman instrumentos privados.

Si no lo están, se los denomina instrumentos particulares no firmados; esta categoría comprende todo escrito no
firmado, entre otros, los impresos, los registros visuales o auditivos de cosas o hechos y, cualquiera que sea el medio
empleado, los registros de la palabra y de información.”

3. CONCEPTO ACTUAL DE SOPORTE.

El soporte a través de la historia. El soporte del instrumento resulta siempre adaptado a la época; la materia sobre la
cual está realizado el instrumento no es permanente, de modo que hubo una época en que los instrumentos tenían
por soporte las tablillas de arcilla, en otra época papiros, luego pergaminos y en los últimos siglos el papel. Ahora el
papel ya no es el único soporte válido para los instrumentos privados exigidos por el Código Civil y Comercial.

En cuanto a los nuevos soportes de información, se define al soporte como todo material o dispositivo destinado a
recibir información y mantenerla en forma legible a disposición de la máquina. Distingue entre soportes informáticos,
tarjeta perforada, cinta o disco magnético y soporte óptico, microfilm, etc.

El denominado "soporte papel" está siendo sustituido por el soporte digital; la información no sólo está contenida en
textos escritos sino también en imágenes, audios y videos.

El cuerpo humano como soporte. El papel no es el único soporte existente, hay una gran variedad de soportes, hasta
podemos llegar a hablar del mismísimo cuerpo humano como soporte. Puede suceder que se formalicen contratos en
nuestra piel, como por ejemplo: se puede dar en el caso de un boliche, en donde realizan marcas en la piel para probar
la existencia de un contrato previo, en este caso que pagaste, autorizando el ingreso y egreso al establecimiento.

El cuerpo humano solamente tiene significado en cuanto es soporte de la noción de persona.

El soporte en los instrumentos públicos.

Tarjas. Antiguamente, se empleaban las tarjas como sistema de contabilidad. Eran daras de bambú que se usaban
como soporte para contabilizar cosechas, acreditando las entregas.

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Eran cañas partidas a lo largo sobre las cuales se hacían marcas a modo de representación de cada entrega de
mercadería efectuada entre el proveedor y el adquiriente.

Soporte en el testamento ológrafo. Es el testamento redactado a mano y firmado por el propio testador. Requisitos
(art. 2477)

Debe ser escrito con las características propias del idioma en que se otorga, fechado y firmado por la mano del
testador. La falta de alguna de estas formalidades invalida el acto, excepto que contenga enunciaciones o elementos
materiales que permitan establecer la fecha de una manera cierta.

La firma debe estar después de las disposiciones, y la fecha puede ponerse antes de la firma o después de ella.

El error del testador sobre la fecha no perjudica la validez del acto, pero el testamento no es válido si aquél le puso
voluntariamente una fecha falsa para violar una disposición de orden público.

Los agregados escritos por mano extraña invalidan el testamento, sólo si han sido hechos por orden o con
consentimiento del testador.

Los autores se plantean si es posible realizar un testamento en un soporte distinto al papel. En principio descartan la
posibilidad de realizarlo por computadora, por no ser totalmente escrito a mano por el testador. Pero hay algunos
sistemas como la computadora con pluma, que posibilita la escritura mediante un lápiz digital que escribe con tinta
electrónica en una sofisticada pantalla lcd. Este sistema permite determinar si la firma y la letra coinciden con la del
testador, pero es inseguro por la facilidad de su reproducción.

Concepto de instrumento informático. Cuestiones que se suscitan

La noción del documento se ha visto alterada con los avances de la informática. Un documento antes era un papel o
algún tipo de medio físico. En cambio, para la informática, un documento es un archivo digital susceptible de ser
compartido mediante una computadora.

Ejemplo: un texto, una imagen, un sonido, etc.

La contratación electrónica por medios informáticos es aquella que se realiza mediante la utilización de algún
elemento electrónico con influencia decisiva, real y directa sobre la formación de la voluntad, el desenvolvimiento o
la interpretación de un acuerdo.

En un sentido amplio esta clase de contratación comprende a todos los contratos que se celebran por medios
electrónicos o telemáticos. En cambio, desde un punto de vista más restringido se consideran tales solamente a
aquellos contratos que se celebran mediante EDI, es decir, mediante la transmisión electrónica de datos de ordenador
a ordenador.

En cambio, se entiende por contrato informático al que tiene por objeto bienes y servicios informáticos.

Son formas modernas para prestar el consentimiento, en donde se reemplaza la presencia de las partes.

Ante el uso de instrumentos informáticos, surgen distintos interrogantes:

¿Es indudable la voluntad transmitida? ¿Cómo identificar las voluntades? ¿El contrato es entre presentes o ausentes?
¿Al no existir soporte en papel, qué naturaleza tiene el acto?

ARTICULO 2478.- Discontinuidad. No es indispensable redactar el testamento ológrafo de una sola vez ni en la misma
fecha. El testador puede consignar sus disposiciones en épocas diferentes, sea fechándolas y firmándolas por
separado, o poniendo a todas ellas la fecha y la firma el día en que termine el testamento.

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Concepto actual de escritura.

Consiste en plasmar pensamientos en un papel u otro soporte material a través de la utilización de signos. Estos signos,
por lo general, son letras que forman palabras.

Concepto de firma ológrafa. FUNCIÓN QUE CUMPLE.


La firma es una escritura gráfica o grafo manuscrito que una persona escribe de su propia mano. Puede consistir en
el nombre del firmante o en un signo.

Su fin es identificar, asegurar o autentificar la identidad de un autor o remitente, o como una prueba del
consentimiento y de verificación de la integridad y aprobación de la información contenida en un
documento/instrumento.

La función de la firma:

En primer lugar la firma es un medio idóneo para individualizar al otorgante del acto, distinguiéndolo de cualquier otra
persona.

La otra función es la de exteriorizar la intención de un sujeto de hacer suya la declaración de voluntad contenida en el
instrumento que firma.

Unidad y pluralidad de firmas.


Una persona puede tener más de una firma, y eso tira abajo la idea de que la firma es única y que prueba siempre la
autoría de voluntad de una misma persona.

Instrumentos privados y particulares no firmados.

Los instrumentos particulares pueden estar firmados o no, si lo están se denominan “instrumentos privados”. Si no lo
están se llaman “instrumentos particulares no firmados”. Esta última categoría comprende todo escrito no firmado,
entre otros, los impresos, los registros visuales o auditivos de cosas o hechos y, cualquiera que sea el medio empleado,
los registros de la palabra y de información.

Valor probatorio de los instrumentos particulares. ARTICULO 1019: “Medios de prueba.Los contratos pueden ser
probados por todos los medios aptos para llegar a una razonable convicción según las reglas de la sana crítica, y con
arreglo a lo que disponen las leyes procesales, excepto disposición legal que establezca un medio especial”

Firma digital. El nuevo Código establece que el requisito de la firma de una persona queda satisfecho si se utiliza una
firma digital, que asegure indubitablemente la autoría e integridad del instrumento.

5. PRIMERA EXCEPCIÓN AL PRINCIPIO DE LIBERTAD DE FORMAS: CONTRATOS QUE REQUIEREN FORMA ESCRITA.

El antiguo Código Civil requería en ciertos casos la utilización de la forma escrita. Así en su artículo 1193
establecía que los contratos que tengan por objeto una cantidad de más de 10 mil pesos, debían realizarse por escrito,
este requerimiento no era aplicable a la realidad porque dicha cantidad, 10 mil pesos del año 1968, hoy representa
$0,00000001. Por lo tanto, si se hubiesen aplicado esos textos conduciría a que todos los contratos, sin excepción
alguna, tuvieran impuesta la forma escrita. Por eso la doctrina critica que se imponga la forma escrita a los contratos
en razón de su monto, ya que este varía constantemente con el paso del tiempo.

El Código Civil y Comercial, no da una regla general de los contratos que deben celebrarse bajo esta modalidad,
sino que los regula y establece en cada caso concreto. Así exige, por ejemplo, la cesión de créditos, el contrato de
locación de inmuebles, los contratos bancarios, entre otros.

En caso de que el contrato que exige formalidad escrita, no haya sido realizado de esta forma, es nulo.

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6. SEGUNDA EXCEPCIÓN AL PRINCIPIO DE LIBERTAD DE FORMAS: CONTRATOS QUE REQUIEREN ESCRITURA PÚBLICA.

ARTÍCULO 1017: “Escritura pública. Deben ser otorgados por escritura pública:

a) los contratos que tienen por objeto la adquisición, modificación o extinción de derechos reales sobre inmuebles.
Quedan exceptuados los casos en que el acto es realizado mediante subasta proveniente de ejecución judicial o
administrativa;

b) los contratos que tienen por objeto derechos dudosos o litigiosos sobre inmuebles;

c) todos los actos que sean accesorios de otros contratos otorgados en escritura pública;

d) los demás contratos que, por acuerdo de partes o disposición de la ley, deben ser otorgados en escritura pública.”

La norma establece cuatro supuestos en los que los contratos deben ser otorgados por escritura pública:

- Cuando tienen por objeto la adquisición, modificación o extinción de derechos reales sobre inmuebles, con excepción
de los casos de venta por subasta pública. La disposición supera el enunciado del CC, que aludía solo a la transmisión,
previendo ahora los actos de modificación o extinción de derechos reales sobre inmuebles, de acuerdo a lo que
reclamaba calificada doctrina.

La exigencia se vincula con la amplia oponibilidad de los derechos reales, que conlleva la adopción de recaudos que
faciliten su publicidad y registro (art. 1893 CCyC).

En el tramo final del inciso se hace excepción de los casos en que el acto es realizado mediante subasta proveniente
de ejecución judicial o administrativa, lo que resulta lógico por dos razones:

a) el otorgamiento de una escritura pública requiere de la intervención de un escribano, quien debe realizar el control
de legalidad del acto y verificar la satisfacción de los distintos requisitos que lo hagan posible, labor que, en los casos
de subasta, realiza la autoridad que la ordena; y b) la inscripción registral que se realiza a partir de la intervención
notarial, que en el caso de subasta también es dispuesta por la autoridad que la dispone, cubriéndose con ello la
exigencia de publicidad propia de los derechos reales.

- En el caso de los contratos que tienen por objeto derechos dudosos o litigiosos sobre inmuebles. Derecho dudoso es
aquel que carece de certidumbre, y litigioso, el que se encuentra en debate en un proceso judicial. La disposición es
lógica derivación de lo establecido en el inciso anterior y del criterio de adopción de mecanismos publicitarios en lo
relativo a la transmisión de inmuebles. En razón de lo aquí establecido, deberán otorgarse en escritura pública, por
ejemplo, toda compraventa, permuta, donación, cesión o transacción relativa a derechos sobre bienes inmuebles.

-Cuando el acto es accesorio de un contrato otorgado en escritura pública. En razón de lo establecido en esta norma,
cuando un acto integra lo determinado en un contrato otorgado en escritura pública —por ejemplo, aceptación de
una donación de bien registrable o ratificación de una operación formalizada por medio de tal recaudo instrumental—
, deberá ser otorgado en escritura pública.

La referencia a la accesoriedad da cuenta de un acto que carece de razón autónoma, pues su finalidad está
subordinada a la de otro negocio jurídico que complementa.

-Cuando por acuerdo de partes o disposición de la ley, el acto debe ser otorgado por escritura pública.
Esta disposición no se encontraba enunciada en los códigos reemplazados por este cuerpo normativo. Si bien la
referencia a la imposición formal por disposición legal podía ser soslayada por el legislador, cabe considerar que la ha
enunciado para dejar establecido que los supuestos en los que se debe emplear la escritura pública para la
formalización de un contrato no se reducen a los establecidos en este Código, sino que pueden surgir de leyes
especiales. En cuanto a lo relativo al acuerdo de partes, se prevé el establecimiento de una solemnidad específica por
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voluntad de las partes contratantes, la que determinará la ley de circulación posterior del negocio jurídico, aun cuando
opere la sustitución de sujetos por vía, por ejemplo, de una cesión de posición contractual. Al respecto, debe señalarse
que tal imposición formal será válida en tanto no constituya una cláusula abusiva de un contrato de adhesión o de
consumo, en perjuicio del adherente o del consumidor, imponiendo un recaudo formal de mayor costo y complejidad
para, por ejemplo, tener por operada la rescisión del vínculo negocial.

Si la escritura pública es exigida “ad solemnitatem” (ejs: donación de inmuebles o de rentas periódicas o
vitalicias), y las partes la omiten, el contrato es nulo.

Si la escritura pública es exigida “ad probationem” y las partes celebran el contrato por instrumento privado,
dicho contrato no queda concluido como tal, es decir, no produce sus efectos propios, pero queda concluido como un
contrato en el que las partes se han obligado a hacer escritura pública.

Efectos de su omisión, 1018: “Otorgamiento pendiente del instrumento. El otorgamiento pendiente de un


instrumento previsto constituye una obligación de hacer si el futuro contrato no requiere una forma bajo sanción de
nulidad. Si la parte condenada a otorgarlo es remisa, el juez lo hace en su representación, siempre que las
contraprestaciones estén cumplidas, o sea asegurado su cumplimiento.”

Conversión instrumental coactiva: en el tramo final del artículo se establece una norma en la que la ley común
proyecta efectos en materia de procedimientos judiciales, no delegada por las provincias en el gobierno federal; pero
lo hace a fin de lograr uniformidad en la solución en todas las jurisdicciones del territorio nacional en una cuestión que
hace directamente al cumplimiento y satisfacción de los derechos sustantivos a los que se refiere este Código.

Así se prevé que, si la parte condenada a otorgar el instrumento es remisa en el desarrollo de las conductas
necesarias para concretar el acto debido, el juez puede sustituirla en su representación, siempre que las
contraprestaciones estén cumplidas o se asegure su cumplimiento.

No se trata de una consecuencia que se vaya a dar automáticamente ante cualquier caso en el que una de las
partes no otorgue el acto. Lo establecido por la norma requiere de un proceso judicial en el que se dé oportunidad al
obligado a ser oído y de ejercer plenamente su derecho de defensa, de dar las razones por las que entiende que no
están dadas las condiciones para el otorgamiento del acto, o de dejar expuesta su reticencia, en caso de no mediar
ellas. En este último supuesto, el juez deberá intimarlo a cumplir dentro de un plazo razonable y solo en caso de no
hacerlo el obligado, actuará en su representación.

Se trata de un supuesto en el que la ley impone una representación a cargo de un órgano del Estado, ante
determinadas circunstancias y para asegurar la satisfacción de un derecho.

Tal procedimiento podrá ser seguido siempre que se encuentren cumplidas las contraprestaciones debidas
entre las partes o que se asegure su cumplimiento al tiempo del otorgamiento del acto. De no verificarse tal situación,
el contrato deberá darse por resuelto, con las consecuencias que de ello derivan.

El problema en el código civil. Jurisprudencia.

El problema que se planteaba cuando las partes realizaban una compraventa de un inmueble por instrumento
privado, era que a lo único que se obligaban era a hacerlo por escritura pública. Si una de las partes se negaba a
escriturar, el Código establecía como sanción el pago de daños y perjuicios por parte del vendedor hacia el comprador.
Esto resultaba claramente injusto porque cuando se compra un inmueble lo que se pretende es el inmueble y no una
suma de dinero.

Ante este problema, la jurisprudencia empezó a aplicar el art. 630 del C.C que establece que ante el
incumplimiento se puede hacer ejecutar la obligación por un tercero o pedir la reparación de los daños y perjuicios. El
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tercero vendría a ser el juez, autorizado a otorgar la escritura en representación del contratante negado a hacerlo.
Esto quedó definitivamente asentado con un fallo plenario de la Cámara Civil. (“Francisco c/ Rodriguez de 1951).

El procedimiento: se busca al escribano; y en la escritura se transcribe la sentencia que lo condena al contratante a


otorgar la escritura, y el juez deja constancia que frente al incumplimiento por parte del condenado a suscribir la
otorga el en su nombre y representación.

Hoy en día se recepta este fallo plenario en el art. 1018 del Código Civil y Comercial.

Demanda por escrituración. Facultades del juez. Jurisprudencia. Código procesal civil y comercial de la nación.

Cód. Proc. Civil y comercial de la Nación: CONDENA A ESCRITURAR

Art. 512. - La sentencia que condenare al otorgamiento de escritura pública, contendrá el apercibimiento de que si el
obligado no cumpliera dentro del plazo fijado, el juez la suscribirá por él y a su costa.

La escritura se otorgará ante el registro del escribano que proponga el ejecutante, si aquél no estuviere designado en
el contrato.

El juez ordenará las medidas complementarias que correspondan.

Bolilla 7.- Prueba

Consiste en demostrar o acreditar la existencia de determinados hechos o actos jurídicos ante el juez. En el
ámbito contractual, las partes deberán demostrar la existencia del contrato, su contenido, y la voluntad.

Otra definición: Mecanismo a través del cual, las partes acreditan frente al juez la existencia de un acto jurídico
o de un hecho jurídico, en los cuales se sustenta la pretensión de la parte.

En un primer momento se utiliza la prueba tazada. Superado esto va a ser por principios de la libre convicción,
el juez y su sana crítica.

Históricamente la prueba de los contratos fue considerada una cuestión que merecía regulación específica de
la legislación de fondo en tanto se establecían criterios limitativos en cuanto a los medios probatorios usuales. El
instrumento escrito era el medio principal requerido para la prueba de los contratos. Sólo de manera excepcional se
abría la posibilidad de demostrar la celebración de un contrato por testigos, cuando existían causas previstas
legalmente que así lo autorizaban, POR EJEMPLO COMIENZO DE EJECUCION DE UN CONTRATO.

Medios y modos de prueba a la luz del sistema constitucional argentino

Probar significa demostrar, acreditar la existencia. El tema de la prueba es una cuestión importante en todas
las áreas del derecho, porque no solo hay que tener el derecho, sino que hay que demostrar su existencia. La cuestión
probatoria puede ser vista desde por lo menos dos ópticas distintas. Una, que es materia propia del derecho sustancial,
referido a los medios de prueba. La otra óptica está referida a los modos en que esos medios de prueba se pueden
hacer valer en el proceso a los fines de acreditar la existencia de determinados hechos.

Lo atinente a los medios de prueba se ha entendido que es materia del derecho sustancial, por lo tanto es la
ley nacional o el código de fondo, según el art.75 inc.12 de la constitución nacional.

La organización nacional respondió a la atribución por parte de las provincias al gobierno central de
determinadas atribuciones, que quedaron plasmadas en la constitución nacional. Todo aquello que no fue delegado

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al gobierno central quedaba como facultad propia de las provincias; y una de estas facultades delegadas, fue el dictado
de las leyes de los códigos de fondo dentro de los cuales entraría este tema de los medios de prueba.

Lo atinente a los modos a las formas en que se van a hacer valer estos medios de prueba en el proceso, es
propio de los códigos de procedimiento cuyo dictado se han reservado las provincias en esta distribución de facultades;
pese a lo cual en algunos casos las leyes de fondo han incursionado en materia procesal; incursión que ha sido
legitimada en diversos fallos de la corte sobre la base de entender que es admisible que los códigos de fondo, que las
leyes sustanciales, regulen aspectos procedimentales cuando a través de esta regulación se apunta a garantizar la
eficiencia del funcionamiento de las instituciones de fondo que se legislan.

Entonces vemos como en la ley de concurso hay normas procesales, en la ley de sociedades hay normas
procesales; en la propia ley de locaciones hay algunas disposiciones que hacen al funcionamiento.

- La carga probatoria: es un deber de conducta dispuesto por propio interés sobre la parte que le pesa acreditar los
hechos donde se fundamenta su pretensión. Si se incumple su carga nadie se lo va a exigir ya que no se comete un
ilícito y va con el propio interés. Por ejemplo la usucapión. Obligación: cuando hay un comportamiento legalmente
exigible.

Hay hechos que la carga de la prueba se ve desplazada. Presunciones:

- Presunciones legales: Pueden ser que no admiten prueba en contrario. Por ejemplo un menor de 10 años carece de
discernimiento para actos ilegales.

- Presunciones iures tantium: Admiten prueba en contrario. Ej: El pago de una cuota presume que se pagaron las
anteriores.

- Presunciones ominis: Lo que hace el juez a lo largo del proceso cuando hay indicios del número, tipo, etc. Que permite
tener por acreditado el hecho. Por ejemplo un recibo de cuotas, la última cuota presupone que el resto fueron
pagadas.

Medios de prueba enunciados en el código civil de Velez: carácter de la enunciación.

El código de Vélez en el art. 1190 enumeraba cuales son los medios de prueba de los contratos, y habla de los
instrumentos públicos, de los instrumentos privados, de la confesión de la presunción y de los recibos, aclarando que
estos medios funcionaran según lo que legislen las provincias en el código procesal.

Leyendo el 1190, vemos como, ha enumerado los medios y ha ratificado la competencia de las provincias para
el dictado de normas que se refieran a los modos de hacer valer estos medios.

Esta enumeración del 1190 ha quedado desactualizada, porque muchas de las pruebas que mayor valor tienen
en la actualidad no están enumerados jaca; como por ejemplo: la fotografía, las grabaciones, la pericial, la pericia es
una de las pruebas más importantes que existe.

La actividad probatoria se cumple en el proceso y está dirigida a convencer al juez de la verdad de lo afirmado.
La falta de prueba no anula el acto pero lo esteriliza, se está por debajo de un nivel exigido por ley. Quita eficacia civil,
privando al contrato de los efectos civiles, aunque no de los naturales.

En cuanto a la carga de la prueba, en materia civil entran en juego los principios básicos: al demandante
incumbe la carga de la prueba, el demandado representa el papel de actor cada vez que invoca una excepción, la
prueba incumbe al que afirma la realidad de un hecho.

70
Demostrada la obligación de resultado, es a cargo del deudor la prueba de su cumplimiento. En la de medio,
en cambio, cuando el deudor alega haber cumplido, es el acreedor quien debe probar el incumplimiento, lo que a
veces resulta muy difícil.

Medios de prueba en el nuevo código civil y comercial

ARTICULO 1019.-Medios de prueba. Los contratos pueden ser probados por todos los medios aptos para llegar
a una razonable convicción según las reglas de la sana crítica, y con arreglo a lo que disponen las leyes procesales,
excepto disposición legal que establezca un medio especial.

Los contratos que sea de uso instrumentar no pueden ser probados exclusivamente por testigos.

Régimen de la prueba: La prueba de los contratos puede llevarse a cabo mediante todos los medios probatorios
admitidos legalmente. El juez por su sana critica, puede optar por los elementos probatorios que estime más
convincentes, de manera razonable (libre convicción).

Los medios concretos no se especifican con lo cual todo medio eficiente estará disponible para probar el
acuerdo del que se trate. Por otro lado, el legislador apodera a los jueces para considerar acreditada una relación
contractual pero le pide razonabilidad propia de la sana crítica y sujeción a las leyes procesales.

Excepciones:

-Cuando existe una disposición legal de un medio probatorio determinado, una formalidad.

-Y por otro lado, este principio se ve restringido cuando los usos y costumbres del lugar indican que se hacen por
escrito y tengan que ser instrumentados, por ejemplo los boletos de compraventa de un inmueble.

Ahora, la regla general consiste en la admisión de todos los medios de prueba contemplados en las
legislaciones procesales, mereciendo destacarse que inclusive existe un principio residual de admisión de medios
probatorios atípicos.

La excepción viene dada por la limitación de la prueba testimonial cuando los usos indiquen que el contrato
suele instrumentarse. La necesidad de demostración por escrito —u otros medios que no sean declaraciones
testimoniales—, que antes era establecida por el legislador fijando un valor económico mínimo a partir del cual regía,
ahora será exigible cuando conforme a los usos el tipo de contrato de que se trate se concierte en la práctica por
escrito. En estos casos no es que no se admitirá la prueba testimonial, sino que lo que ocurre es que no puede probarse
el contrato únicamente por este medio.

Prueba testimonial: La necesidad de demostración por escrito, que antes era establecida por el legislador fijando un
valor económico mínimo a partir del cual regía (El artículo 1193 del código de Vélez establecía que los contratos
superiores a $200 no podían ser probados por testigos, con el paso del tiempo quedo desvalorizado este valor), ahora
será exigible cuando conforme a los usos el tipo de contrato de que se trate se concierte en la práctica por escrito. En
estos casos no es que no se admitirá la prueba testimonial, sino que lo que ocurre es que no puede probarse el contrato
únicamente por este medio.

LA REGLA: la prueba testimonial será por testigo cuando no sea costumbre probar el contrato por escrito.

Punto 3.- Relaciones entre forma y prueba.

-Formales y no formales:

Formales ad solemnitatem: Aquellos que la ley establece una formalidad en miras a la validez del contrato bajo pena
de nulidad. Pueden ser:

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Absolutas: Aquella que exige formalidad, de lo contrario es insalvablemente nula, sin efectos jurídicos. Por ej.;
donación de inmuebles por escritura pública.

Relativas: Formalidad en miras a la validez del acto, pero si se incumplen no van a producir los efectos jurídicos
propios queridos por las partes, pero si otros efectos. Por eje; la obligación de escriturar, con el boleto de c-v nunca
se va a lograr la adquisición de la propiedad, como efecto querido por las partes.

Formales Ad probationem: Hacen a la prueba del contrato. Por eje; ser probado por Escrito.

Prueba de los contratos formales: codigo civil y comercial

En los contratos que tienen formalidades probatorias para la prueba se admite la posibilidad de demostrarlos
por otros medios probatorios si hubo principio de prueba instrumental, imposibilidad de obtener la prueba
instrumental o principio de ejecución. Los contratos formales solemnes se deben probar por la forma impuesta por la
ley.

ARTICULO 1020.- Prueba de los contratos formales. Los contratos en los cuales la formalidad es requerida a los fines
probatorios pueden ser probados por otros medios, inclusive por testigos, si hay imposibilidad de obtener la prueba de
haber sido cumplida la formalidad o si existe principio de prueba instrumental, o comienzo de ejecución.

Se considera principio de prueba instrumental cualquier instrumento que emane de la otra parte, de su causante o de
parte interesada en el asunto, que haga verosímil la existencia del contrato.

Este artículo se ocupa únicamente de los ad probationem. La regla es que se prueba por lo establecido por la
ley y admite excepciones:

1- La prueba o medio probatorio exigido por la ley cuando se hubiera extraviado, en este caso se podrá probar por
cualquier otro medio hasta por testigos.
2- Principio de prueba instrumental, no por escrito como antes. Cualquier interés que emane de la otra parte, sea
causante, parte interesada en el asunto, herederos, que haga verosímil la existencia del contrato. Por ejemplo
recibo de pago de cuotas.
3- Cuando el contrato tuviera principio de ejecución. Por ejemplo, el inquilino se fue a vivir al departamento pero
todavía sin la celebración del contrato por escrito.

De los ad solemnitatem este artículo no dice nada. Pero se presume que la forma absoluta nunca va a poder ser
probada por otro medio. Aunque hay discusión doctrinaria quienes sostienen que al perderse escritura pública se
podía probar por otro instrumento de misma jerarquía exigido por la ley. En cuanto a la relativa, se puede probar el
precontrato, por medio del boleto de compraventa, instrumento privado; quedan obligados y este último puede ser
probado por escrito.

Los contratos formales tienen que ser demostrados por la forma impuesta. Una de las razones que justifican la
imposición de una solemnidad para la celebración de un contrato consiste en facilitar su demostración. Esa exigencia
por tanto se corresponde con una consecuente limitación probatoria a la hora de su demostración. En el caso de los
contratos solemnes, la prueba de los contratos tiene que efectuarse por la forma impuesta por la ley para su
celebración.

Limitación de la prueba testimonial. Testigos: terceros extraños al juicio que declaran sobre hechos que interesan a la
causa.

Art. 1019: los contratos pueden ser probados por todos los medios, los contratos que sea de uso instrumental NO
PUEDEN ser probados exclusivamente por testigos.

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Art. 1020: los contratos en los cuales la formalidad es requerida a los fines probatorios pueden ser probados por
otros medios, inclusive por testigos.

1. INTERPRETACIÓN

961: Buena fe: Los contratos deben celebrarse, interpretarse y ejecutarse de buena fe. Obligan no sólo a lo que está
formalmente expresado, sino a todas las consecuencias que puedan considerarse comprendidas en ellos, con los
alcances en que razonablemente se habría obligado un contratante cuidadoso y previsor.

1061: Intención común: El contrato debe interpretarse conforme a la intención común de las partes y al principio de
la buena fe.

1062: Interpretación restrictiva: Cuando por disposición legal o convencional se establece expresamente una
interpretación restrictiva, debe estarse a la literalidad de los términos utilizados al manifestar la voluntad. Este artículo
no es aplicable a las obligaciones del predisponente y del proveedor en los contratos por adhesión y en los de consumo,
respectivamente.

1063: Significado de las palabras: Las palabras empleadas en el contrato deben entenderse en el sentido que les da
el uso general, excepto que tengan un significado específico que surja de la ley, del acuerdo de las partes o de los usos
y prácticas del lugar de celebración conforme con los criterios dispuestos para la integración del contrato. Se aplican
iguales reglas a las conductas, signos y expresiones no verbales con los que el consentimiento se manifiesta.

1064: Interpretación contextual: Las cláusulas del contrato se interpretan las unas por medio de las otras, y
atribuyéndoles el sentido apropiado al conjunto del acto.

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1065: Fuentes de interpretación: Cuando el significado de las palabras interpretado contextualmente no es suficiente,
se deben tomar en consideración:

A: las circunstancias en que se celebró, incluyendo las negociaciones preliminares;

B: la conducta de las partes, incluso la posterior a su celebración;

C: la naturaleza y finalidad del contrato.

1066: Principio de conservación: Si hay duda sobre la eficacia del con-trato, o de alguna de sus cláusulas, debe
interpretarse en el sentido de darles efecto. Si esto resulta de varias interpretaciones posibles, corresponde
entenderlos con el alcance más adecuado al objeto del contrato.

1067: Protección de la confianza: La interpretación debe proteger la confianza y la lealtad que las partes se deben
recíprocamente, siendo inadmisible la contradicción con una conducta jurídicamente relevante, previa y propia del
mismo sujeto.

1068: Expresiones oscuras: Cuando a pesar de las reglas contenidas en los artículos anteriores persisten las dudas, si
el contrato es a título gratuito se debe interpretar en el sentido menos gravoso para el obligado y, si es a título oneroso,
en el sentido que produzca un ajuste equitativo de los intereses de las partes

INTERPRETACIÓN E INTEGRACIÓN: La interpretación es una actividad dirigida a la determinación del sentido de una
declaración o comportamiento negocial, de sus efectos y consecuencias en el orden jurídico, que ha de hacerse en
conformidad con unas reglas jurídicas predispuestas. La integración tiene lugar cuando faltan elementos pero hay
acuerdo entre las partes. Para interpretar el juez llenará los vacíos (integrando) con las normas supletorias regladas
en el código.

(APUNTES DE CLASE VOLTA)


Interpretación: actividad que realizan todos aquellos que entran en contacto con un acto jurídico respecto de cuál es
la extensión de las obligaciones y derechos que surgen del mismo.

Calificacion: es la verificación que hace el juez sobre el contrato y lo califica en base a la extensión de las obligaciones
y derechos, y si falta claridad lo puede interpretar.

Integración: las partes en ejercicio de la autonomía de la voluntad acuerdan lo que quieren y es ley para ellos. Muchas
veces no se plantean todas las consecuencias que se pueden llegar a presentar. En ausencia de cláusulas expresas se
aplican las normas supletorias del CCC.

La interpretación de los contratos en el Nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, ha seguido criterios generales
que ya estaban en el anterior Código y en la evolución doctrinaria y jurisprudencial. No obstante, es muy importante
consignar que el Nuevo Código tiene un campo de regulación mucho más amplio y por eso, hay que hacer algunas
distinciones iniciales.

En el título introductorio se regula el ejercicio de los derechos introduciendo la regla de la buena fe (art. 9)

En materia de Contratos, se regulan separadamente los que son celebrados entre partes iguales y los de consumo.
Asimismo, se distinguen los celebrados por adhesión y los conexos.

Por lo tanto, el esquema en materia de interpretación es el siguiente:

74
* Los contratos en general deben interpretarse de buena fe (art. 961).

* Los contratos celebrados por adhesión a cláusulas generales predispuestas tienen un régimen especial (art. 987).

* Los contratos paritarios tienen las reglas generales de interpretación (arts 1061 y ss.).

* Los contratos conexos tienen una regla especial (art. 1074).

* Los contratos de consumo tienen sus propias normas (art. 1094 y ss.).

Uno de los aspectos más innovadores del Código es la fractura del tipo general del contrato, dedicando un título al
contrato en general y otro título a los contratos de consumo. Es un método único en el derecho comparado y tiene un
impacto directo en materia de interpretación

Corresponde regular los contratos de consumo atendiendo a que no son un tipo especial más (ejemplo: la
compraventa), sino una fragmentación del tipo general de contratos, que influye sobre los tipos especiales (ejemplo:
compraventa de consumo), y de allí la necesidad de incorporar su regulación en la parte general. Esta solución es
consistente con la Constitución Nacional que considera al consumidor como un sujeto de derechos fundamentales, así
como con la legislación especial y la voluminosa jurisprudencia y doctrina existentes en la materia.

El concepto de interpretación del contrato

1). Interpretación, calificación e integración

En materia de interpretación del contrato es necesario distinguir las fuentes, es decir el texto al cual se aplica, de las
reglas, es decir, los criterios con los cuales se interpreta (1), y ello es recibido por el Código nuevo, como veremos.

Previamente, corresponde precisar el concepto de interpretación del contrato.

La interpretación consiste en adjudicar un sentido a la regla contractual (2).

Las partes son las que interpretan el contrato, pero cuando hay desacuerdo es que se necesita la intervención de un
tercero (Arbitro, Juez) para decidir sobre cuál es el sentido correcto.

El Código introduce la regulación del contrato de arbitraje (art. 1649) lo que permite la solución de diferencias de
interpretación a través de un tercero, excepto que sean contratos celebrados por adhesión o de consumo (art. 1651).

El Código distingue claramente la interpretación de la integración.

Si se trata de determinar los derechos y las obligaciones de las partes el problema es la interpretación; en cambio, si
la disidencia es sobre el tipo de vínculo, se trata de "calificación", y si se vincula con la extensión de obligaciones no
previstas, es "integración".

La interpretación es una reflexión sobre un texto previo, para determinar su sentido, y por ello es una mirada hacia el
pasado, intentando reconstruir lo originariamente pactado. En cambio, la integración mira hacia el futuro y la
calificación se enfoque en el presente.

Más actualmente se acepta que debe aplicarse un criterio general y evolutivo, que es la finalidad de la ley, y no del
legislador, ya que de ese modo la interpretación se basa en el texto y su contexto, adaptándolo a las mudanzas del
tiempo.

2. NATURALEZA DE LAS NORMAS DE INTERPRETACIÓN.

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Destinatarios de esas normas.

Consecuencias prácticas: Se explicó Danz sosteniendo que las reglas van dirigidas al juez y poniendo de resalto la
estrecha vinculación entre las normas de interpretación y las procesales; para Missineo por el contrario, estas normas
dirigidas en primer término a las partes, que son sus únicas destinatarias y quienes formularán una “interpretación
auténtica” y solo cuando surja algún diferendo entre ellas y el contrato sea llevado ante la justicia el destinatario será
el juez”.

Las normas de interpretación están destinadas a todos.

3. REGLAS DE INTERPRETACIÓN DEL CÓDIGO COMERCIAL DEROGADO:

En virtud de lo preceptuado por el art.16 del cód civ (“Si una cuestión civil no puede resolverse, ni por las palabras, ni
por el espíritu de la ley, se atenderá a los principios de leyes análogas; y si aún la cuestión fuere dudosa, se resolverá
por los principios generales del derecho, teniendo en consideración las circunstancias del caso”), las reglas de
interpretación de los contratos establecidos por los art. 217 y 218 del código de comercio se aplicarán a la
interpretación de los contratos.

Artículo 217: “Las palabras de los contratos y convenciones deben entenderse en el sentido que les da el uso general,
aunque el obligado pretenda que las ha entendido de otro modo.”

Artículo 218: “Siendo necesario interpretar la cláusula de un contrato, servirán para la interpretación las bases
siguientes:

1. Habiendo ambigüedad en las palabras, debe buscarse más bien la intención común de las partes que el sentido
literal de los términos;

2. Las cláusulas equívocas o ambiguas deben interpretarse por medio de los términos claros y precisos empleados en
otra parte del mismo escrito, cuidando de darles, no tanto el significado que en general les pudiera convenir, cuanto
el que corresponda por el contexto general;

3. Las cláusulas susceptibles de dos sentidos, del uno de los cuales resultaría la validez, y del otro la nulidad del acto,
deben entenderse en el primero; Si ambos dieran igualmente validez al acto, deben tomarse en el sentido que más
convenga a la naturaleza de los contratos, y a las reglas de la equidad;

4. Los hechos de los contrayentes, subsiguientes al contrato, que tengan relación con lo que se discute, serán la mejor
explicación de la intención de las partes al tiempo de celebrar el contrato;

5. Los actos de los comerciantes nunca se presumen gratuitos;

6. El uso y práctica generalmente observados en el comercio, en casos de igual naturaleza,y especialmente la


costumbre del lugar donde debe ejecutarse el contrato prevalecerán sobre cualquier inteligencia en contrario que se
pretenda dar a las palabras;

7. En los casos dudosos, que no puedan resolverse según las bases establecidas, las cláusulas ambiguas deben
interpretarse siempre en favor del deudor, o sea en el sentido de liberación.”

76
- Regla de la prioridad absoluta: debe interpretarse solamente lo escrito. La "parol evidence rule", desarrollada en el
derecho anglosajón se inclina por esta tesis y no se admiten otras evidencias para variar el sentido de lo escrito, salvo
que sea parcial o totalmente incompleto en el punto que se desea dilucidar. No se puede aportar evidencia en contra
de lo escrito.

- Regla de subsidiariedad: debe interpretarse lo escrito y, si hay duda (sólo en este caso), puede recurrirse a otros
elementos, principalmente la conducta de las partes; (esta es la regla adoptada en el art. 1065)

- Regla de igualdad: El texto de las reglas deriva tanto de lo escrito como de la conducta, haya o no duda;

- Regla de subsidiariedad inversa: En este sentido, el Proyecto de Código Civil Argentino de 1998 (Art. 1023, inc. a) se
afirma que el contrato debe ser interpretado asignando especial relevancia a lo que ha sido común intención de las
partes, antes que la literalidad de lo manifestado. En este caso se opta por invertir la regla subsidiaria normalmente
admitida. El intérprete no se encuentra limitado por el tenor literal del texto para la comprobación del significado del
contrato (9), sino que puede recurrir a otros elementos para determinar el alcance de una cláusula cuestionada (10).

La primera posición es la tradicionalmente adoptada (11), pero hay muchos casos en los que las leyes y los tribunales
se han apartado de ella, adoptando la segunda y en situaciones especiales la tercera.

El Código actual adoptó la regla de la subsidiariedad.

El texto a interpretar está constituido por lo escrito, por razones de seguridad jurídica, porque es claro que utilizando
este medio se intentó fijar de un modo indubitable el plexo obligatorio (Art. 1065). Incluso puede suceder que las
partes, interesadas en reforzar ese aspecto pacten sobre la restricción probatoria diciendo que sólo lo escrito será
válidamente tenido en cuenta (Art. 1062).

LA VOLUNTAD DE LAS PARTES Y SU EXPRESIÓN: Se trata de la prevalencia de la voluntad real, o de la voluntad


declarada, lo cual exige la armonización adecuada de los intereses del declarante (prevalencia de voluntad real) y del
aceptante de la declaración (voluntad declarada).

La intención común de las partes: Art. 1061. El contrato debe interpretarse conforme a la intención común de las
partes y al principio de la buena fe.

"Debe buscarse más bien la intención común de las partes que el sentido literal de los términos" (art. 218, inc. l, Cód.
Com.). La literalidad del texto contractual no descarta la investigación de la voluntad real de las partes, siendo
relevantes para ello la intención y la finalidad de los contratantes; es decir, debe tenerse en cuenta la clara intención
de ellos, más allá de la literalidad (C.S.J.N., Fallos 311:1556). La misma solución es aplicable a las manifestaciones de
voluntad que no resultan de palabras sino de comportamientos declarativos.

Sólo se recurre a la intención común cuando el contrato no es claro y preciso, de lo contrario sus términos no pueden
ser desvirtuados por interpretaciones sobre la base del espíritu de las cláusulas, intenciones presentes de las partes,
finalidades perseguidas, etc.

Esta regla que remite a la intención común en las hipótesis de ambigüedad en las palabras en las palabras debe
interpretarse en armonía con el principio del art.1198, con la buena fe contractual y con el significado y alcance que
las partes acordaron al negocio.

La indagación de la intención, importa la averiguación de la voluntad real de las partes, para lo cual sólo debe
computarse lo que aquéllas manifestaron de palabra o de hecho en el transcurso de sus negociaciones o mediante su
conducta posterior.

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Art 1062 Interpretación restrictiva: Cuando por disposición legal o convencional se establece expresamente una
interpretación restrictiva, debe estarse a la literalidad de los términos utilizados al manifestar la voluntad. Este artículo
no es aplicable a las obligaciones del predisponente y del proveedor en los contratos por adhesión y en los de consumo,
respectivamente.

A menudo la ley impone una interpretación restrictiva. Así ocurre, por ejemplo, en materia de cartas de intención (art.
993 CCyC); de estipulación a favor de tercero (art. 1027 CCyC); de cláusulas de supresión y disminución de la
responsabilidad por saneamiento (art. 1037 CCyC); de aceptación de la donación (art. 1545 CCyC) y de alcances de la
transacción (art. 1642 CCyC), entre otros. Pero ella puede ser también convenida por las partes cuando negocian un
contrato paritario, lo que es en principio válido, salvo que se trate de los supuestos de exclusión que la propia norma
enuncia al establecer que no resulta de aplicación cuando lo que se establece como de interpretación restrictiva es lo
relativo a las obligaciones del predisponente en un contrato por adhesión a cláusulas predispuestas o a las del
proveedor en un contrato de consumo; disposición que guarda lógica sistémica con lo establecido en los arts. 987,
988, 1117, 1119 y concs. de este Código.

No obstante, es posible que la literalidad de los términos requiera de la aplicación de alguno de los criterios de
interpretación fijados en los artículos siguientes, en especial en los casos de oscuridad.

1063: Significado de las palabras: Las palabras empleadas en el contrato deben entenderse en el sentido que les da
el uso general, excepto que tengan un significado específico que surja de la ley, del acuerdo de las partes o de los usos
y prácticas del lugar de celebración conforme con los criterios dispuestos para la integración del contrato. Se aplican
iguales reglas a las conductas, signos y expresiones no verbales con los que el consentimiento se manifiesta.

El lenguaje tiene un grado de indeterminación relativa del que a menudo no se tiene conciencia. Las palabras
constituyen la materia del discurso jurídico; ellas expresan conceptos cuyos límites y alcances no siempre son
ponderados de igual modo por los distintos intereses involucrados en la celebración de un contrato. Pero el derecho
debe solucionar conflictos y para ello establece reglas que a menudo responden a necesidades prácticas, como la
enunciada en este artículo que, con las salvedades que apunta, privilegia el sentido general que cabe asignar a las
palabras, antes que el particular con el que alguna de las partes pudo haberla utilizado.

1064: Interpretación contextual: Las cláusulas del contrato se interpretan las unas por medio de las otras, y
atribuyéndoles el sentido apropiado al conjunto del acto.

El Código dispone (Art. 1064) que "Las cláusulas del contrato se interpretan las unas por medio de las otras, y
atribuyéndoles el sentido apropiado al conjunto del acto".

Las distintas cláusulas deben ser interpretadas armónicamente porque constituyen un sistema indivisible, lo que ya
estaba previsto en el Código derogado (art. 218, inc. 2º, Cód. Com.).

Es un criterio tradicional, que ya estaba en la Regla 6ª de Pothier, "se debe interpretar una cláusula por las otras
cláusulas contenidas en el acto, ya precedan o sigan a dicha cláusula", en el Código Civil Francés (Art. 1161), en el
Código Civil Italiano (Art. 709) y en las reglas de Unidroit (Art. 4.4).

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1065: Fuentes de interpretación: Cuando el significado de las palabras interpretado contextualmente no es suficiente,
se deben tomar en consideración:

A: las circunstancias en que se celebró, incluyendo las negociaciones preliminares;

B: la conducta de las partes, incluso la posterior a su celebración;

C: la naturaleza y finalidad del contrato.

El artículo establece que cuando no sea posible determinar el sentido de las palabras empleadas en el contrato por
medio del cotejo del asignado a ellas en las distintas cláusulas del acuerdo, el intérprete debe tomar en consideración:

a) las circunstancias en las que se celebró, incluyendo las negociaciones preliminares: esas negociaciones pudieron
haber dado lugar a documentos aptos para proporcionar información sobre el sentido asignado a las expresiones por
las partes, como puede ser una "carta de intención" (art. 993 CCyC), del que surja un sentido claro de alguna palabra
que genera discrepancias interpretativas.

A ese material puede sumarse la valoración de cualquier otro documento o dato contextual que permita al intérprete
formar criterio acerca del sentido que las partes asignaron a las expresiones por ellas empleadas.

b) la conducta de las partes, incluso posterior a su celebración: se tra ta del principio de interpretación de hecho o
fáctica, por el que se pondera la conducta de las partes, al tiempo de la celebración o durante la ejecución, como un
elemento interpretativo valioso acerca de los alcances de lo convenido. Así, por ejemplo, si en un contrato se
estableció un plan de financiación en veinte cuotas, sin especificar los plazos otorgados para cada una de ellas, y el
deudor efectúa el primero a los quince días y el segundo a los treinta, sin objeción alguna del acreedor, la norma queda
interpretada por los propios contratantes en el sentido que los pagos debían ser quincenales; otro tanto puede ocurrir
con el domicilio de pago; la moneda en la que se estipuló la obligación, etc.

c) la naturaleza y finalidad del contrato: los contratos presentan una finalidad típica y tienen también una finalidad o
funcionalidad económica determinada y así podemos hablar de contratos de cambio, de previsión, etc. Pero puede
que también las partes tuvieran en consideración una finalidad motivacional, de índole subjetiva, compartida como
causa determinante de la contratación. El intérprete debe indagar en esos factores y a partir de la información que
reúna al respecto, elaborar un cuadro de situación que le permita determinar la naturaleza del contrato del que se
trate y la finalidad perseguida por las partes en ese contrato en concreto.

1066: Principio de conservación: Si hay duda sobre la eficacia del con-trato, o de alguna de sus cláusulas, debe
interpretarse en el sentido de darles efecto. Si esto resulta de varias interpretaciones posibles, corresponde
entenderlos con el alcance más adecuado al objeto del contrato.

En el régimen anterior se decía: "Las cláusulas susceptibles de dos sentidos, del uno de los cuales resultaría la validez,
y del otro la nulidad del acto, deben entenderse en el primero" (art. 218, inc. 3º, Cód. Com). También aquí se puede
rastrear el origen en la Regla 2ª de Pothier que expresa: "Cuando una cláusula es susceptible de dos sentidos, se debe
más bien entenderla conforme al que ha podido tener efecto, y no según aquel sentido que daría por resultado no ser
posible estipulación alguna".

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La disposición tiene como presupuesto la existencia de duda, es decir que la regla contractual permite ser interpretada
en, al menos, dos sentidos. En este caso, se fija un criterio obligatorio para el intérprete, que es inclinarse por
conservación.

Si la duda recae sobre todo el contrato, se debe procurar su eficacia, si es por una de sus cláusulas, hay que darles
efecto, y siempre con el sentido más favorable al cumplimiento del objeto, según lo definido por las partes y lo
dispuesto por los artículos 1003 y siguientes.

De ser clara la invalidez, debe declararla, aun de oficio, en caso de afectar ella el orden público.

1067: Protección de la confianza: La interpretación debe proteger la confianza y la lealtad que las partes se deben
recíprocamente, siendo inadmisible la contradicción con una conducta jurídicamente relevante, previa y propia del
mismo sujeto.

Esta norma es muy importante. Es claro que se trata de una aplicación del principio general de buena fe, contemplado
en el título introductorio. La buena fe en el sentido de protección de la apariencia creada (21), la buena fe lealtad en
el sentido del cumplimiento de lo acordado, y la prohibición de actuar contra los propios actos.
Se entiende a la confianza como exigencia que se impone a todo aquel que con sus conductas o sus manifestaciones
de voluntad, suscite en otro una razonable creencia con respecto a ellas, estando obligado a no defraudar esas
expectativas.

1068: Expresiones oscuras: Cuando a pesar de las reglas contenidas en los artículos anteriores persisten las dudas, si
el contrato es a título gratuito se debe interpretar en el sentido menos gravoso para el obligado y, si es a título oneroso,
en el sentido que produzca un ajuste equitativo de los intereses de las partes.

Tradicionalmente se ha interpretado que cuando hay duda, se debe interpretar que una persona no ha querido
obligarse, porque hay que respetar la libertad, siendo la obligación una excepción. Por esta razón, en el régimen
anterior se decía que en caso de duda "las cláusulas ambiguas deben interpretarse siempre en favor del deudor, o sea
en el sentido de liberación" (art. 218, inc. 7º, Cód. Com.), lo que ha sido entendido como protección de la parte débil.

En la actual norma, se hace una distinción entre los contratos a título gratuito y los onerosos. En los primeros, es claro
que debe buscarse el sentido menos gravoso al obligado, y de la menor transmisión de derechos. En cambio, en los
onerosos, debe buscarse el mantenimiento de la equivalencia, el logro de la mayor reciprocidad y no la liberación
simple.

Así, mientras que lo que se debe buscar en el caso de los actos a título gratuito es limitar la obligación a cargo de quien
dispone la liberalidad; en los actos a título oneroso, desde que las ventajas de una de las partes le son concedidas en
función de lo que ella se obliga a hacer o ha hecho a favor de la otra, debe adoptarse la solución que maximice las
posibilidades de equilibrio entre las contraprestaciones.

CONTRATOS DE ADHESIÓN Y CONEXOS

80
Art. 1073: "Hay conexidad cuando dos o más contratos autónomos se hallan vinculados entre sí por una finalidad
económica común previamente establecida, de modo que uno de ellos ha sido determinante del otro para el logro del
resultado perseguido. Esta finalidad puede ser establecida por la ley, expresamente pactada, o derivada de la
interpretación, conforme con lo que se dispone en el artículo 1074".

Cuando existe conexidad, una de las consecuencias es la interpretación y en tal sentido se dice (Art. 1074) "Los
contratos conexos deben ser interpretados los unos por medio de los otros, atribuyéndoles el sentido apropiado que
surge del grupo de contratos, su función económica y el resultado perseguido".

Estas disposiciones contempladas en los Arts 1073, 1074 y 1075 tienen una gran utilidad práctica.

Existen casos en los que varios contratos aparecen frente a la otra parte unidos por una operación económica: la venta
de bienes informáticos incluye un contrato sobre el hardware, otro sobre el software, otro de asistencia; la de bienes
a crédito consiste en una compraventa más un mutuo; la de inmuebles en un condominio puede incluir una
compraventa, un mutuo, la constitución de un fideicomiso y la participación en una sociedad; un préstamo bancario
puede tratarse de un mutuo, una garantía hipotecaria, un seguro de vida; una tarjeta de crédito puede incluir una
apertura de cuenta corriente.

La doctrina ha utilizado distintos nombres: contratos conexos, grupos de contratos, negocios coligados, redes,
networks, etc. Lo que sucede en estos supuestos, es que el negocio excede al contrato, se hace con varios de ellos, y
entonces es necesario vincularlos en sus efectos, consagrando una excepción al efecto relativo (Art. 959).

Hasta la sanción del nuevo CCC, si se resolvía uno de los contratos conexos, sus efectos no se extendían a los otros.
Actualmente si se extienden.

EJEMPLO DE COMPRA EN NALDO LOMBARDI A CRÉDITO.

Contrato celebrado por adhesión

Art 984: El contrato por adhesión es aquel mediante el cual uno de los contratantes adhiere a cláusulas generales
predispuestas unilateralmente, por la otra parte o por un tercero, sin que el adherente haya participado en su
redacción.

ARTICULO 987.-Interpretación. Las cláusulas ambiguas predispuestas por una de las partes se interpretan en sentido
contrario a la parte predisponente.

Es el predisponente quien debe asumir los riesgos de una defectuosa declaración. Para alcanzar esta conclusión,
debemos señalar que su fundamento está dado en que es él quien dispone de los medios a su alcance para evitar toda
duda por no haberse expresado con claridad.

Esta no se refiere solo a facilitar la legibilidad de la lectura sino, además, a la claridad sustancial, la referida a la
significación relevante, desde los aspectos fácticos, económicos y jurídicos.

La claridad o precisión en el lenguaje son acepciones que se contraponen a la ambigüedad, y a la cláusula ambigua
deberá entendérsela como aquella susceptible de varios sentidos o expresada sin precisión, equívocamente,
confusamente, con oscuridad.

La regla contra proferentem importa una aplicación del principio de buena fe que conduce a sancionar a quien ha
infringido el deber de expresar su declaración comprensiblemente.

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Acontece que las palabras usadas deben autoabastecerse. Ello significa que deben ser idóneas, suficientes, claras,
aptas por sí para ser reconocidas por el destinatario.

Todo ello justifica trasladar al predisponente las consecuencias que derivan de la imprecisión o vaguedad en la
redacción de las cláusulas.

Y las consecuencias no son otras que la eliminación de la cláusula dudosa u oscura o —lo que es lo mismo— su
interpretación contraria a los intereses del predisponente.

Ocurre que, al hallarse el contratante débil apartado de los mecanismos de configuración interna del contrato, obtiene
una ventaja que se instala, como control judicial indirecto, y que consiste en que el riesgo contractual lo asume el
predisponente, lo que implica atribuirle responsabilidad por las consecuencias que derivan de la falta de diligencia en
la creación del esquema negocial, cuando adolece de ambigüedad, falta de claridad u oscuridad.

4. INTEGRACIÓN DE LOS CONTRATOS, MODO DE REALIZARLA, INTERPRETACIÓN

INTEGRADORA:

En el área de los negocios internacionales son necesarias ciertas reglas uniformes que otorguen certeza acerca del
significado de los términos comerciales, con el fin de evitar que en cada uno de los países puedan ser hechas
interpretaciones diversas.

Todos los proyectos de reformas traen normas tendientes a la conservación del contrato.

El Proyecto de Código Único de 1987 establece que los jueces "deben presumir la validez del acto y, en su caso,
procurarle eficacia" (art. 1037). El Proyecto de la Cámara de Diputados de 1993 repite el mismo texto (ídem art.). El
Proyecto del Poder Ejecutivo de 1993 lo hace mediante la figura de conversión del contrato inválido.

La idea de integración del contrato asume la viabilidad de la ineficacia parcial y considera que el contrato, una vez
expurgado de la cláusula ineficaz, es eficaz en el resto. Por lo tanto, en caso de nulidad parcial corresponde que el juez
integre el contrato, salvo que con esa integración resulte afectado el equilibrio negocial, A tal fin corresponde emplear
sucesivamente: a) las normas imperativas, en sustitución de las cláusulas que sean incompatibles con ellas, b) las
normas supletorias, c) los usos y costumbres y d) en general, lo que resulta de la regla de buena fe.

No hay que confundir “integración” con “interpretación integradora”; la primera completa el contenido del contrato
mientras que la segunda tiende a determinar el sentido y alcance de ese contenido, de las estipulaciones o cláusulas,
sea recurriendo a la “intención común” o bien a los “usos y costumbres”. La diferencia es confusa en la realidad. Existen
en los contratos obligaciones implícitas que no por carecer de formulación concreta deben dejar de considerarse. Es
misión de los jueces suplir en el sentido de las partes los vacíos que éstas hayan dejado respecto de obligaciones
accesorias o secundarias. Tales omisiones pueden ser cubiertas en el ejercicio de la facultad que a aquéllos compete
de interpretar el sentido y alcance de las convenciones, para lo cual habrá de tenerse en cuenta la intención común
de los contratantes, la finalidad del acto, las prácticas de los negocios jurídicos y los antecedentes del propio contrato,
pero preferentemente debe considerarse que todo el sistema de las relaciones de obligaciones está dominado por el
principio de buena fe.

Calificación: A los fines interpretativos se considera útil a la calificación que, en el caso, "consiste en ubicar a los
contratos dentro de categorías generales definidas por la ley, como también dentro de las elaboradas por la doctrina"

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(XII Jornadas Nacionales de Derecho Civil, Bariloche, 1989). Esta calificación es un procedimiento de técnica jurídica,
que no depende, claro está, de la designación que las partes hayan dado al contrato.

La calificación de un contrato consiste en determinar su naturaleza jurídica. El nombre que las partes den a un contrato
no lo desnaturaliza ni impide al juez proceder a su correcta calificación jurídica. La calificación es la operación a través
de la cual se tiende a identificar el abstracto tipo legal en el cual subsumir el concepto de contrato, a fin de sujetarlo
a la disciplina propia.

La calificación resulta de los hechos que el juez debe desentrañar y de las disposiciones legales que definen y
caracterizan la figura contractual.

Carácter supletorio de las normas legales. Prelación normativa.

Art 964: el contenido del contrato se integra con:

a) las normas indisponibles, que se aplican en sustitución de las cláusulas incompatibles con ellas;

b) las normas supletorias;

c) los usos y prácticas del lugar de celebración, en cuanto sean aplicables porque hayan sido declarados obligatorios
por las partes o porque sean ampliamente conocidos y regularmente observados en el ámbito en que se celebra el
contrato, excepto que su aplicación sea irrazonable.

Libertad de determinación de contenidos. Como ya se ha visto, las partes gozan de libertad para determinar el
contenido de un contrato; pueden actuar como legisladores particulares de sus propios intereses y establecer la
regulación a la que desean someterse. En todo lo que dejen sin tratar, se aplican las normas supletorias contenidas en
el Código.

Tipos de normas contractuales. De acuerdo a lo establecido en el Código, podemos distinguir tres tipos de normas en
los contenidos contractuales:

a) Normas particulares o de autonomía: se trata de las que las partes pueden libremente crear en ejercicio de la
libertad contractual y de determinación de contenidos de la que gozan. Pueden desplazar a las normas supletorias y
ceden ante las normas indisponibles.

b) Normas supletorias: son normas supletorias las contenidas en la ley, no indisponibles, que se aplican en aquellos
aspectos que no han sido regulados por las partes por vía de alguna norma particular por ellos creada en ejercicio de
su libertad de determinación de contenidos contractuales. La regla, enunciada en el art. 962 CCyC, es que en principio
todas las normas son supletorias de la voluntad de las partes, quienes pueden regular en un sentido distinto al previsto
por el legislador.

Las normas supletorias no se imponen a las partes, su función es facilitarles el desarrollo contractual. La mayoría de
las normas que conforman la regulación de los contratos en particular son de ese carácter.

c) Normas indisponibles: son aquellas que se encuentran por encima de las restantes, particulares o supletorias y que
no pueden ser dejadas sin efecto por una norma de autonomía generada por los contratantes.

Según el art. 962 CCyC, para determinar si una norma es indisponible o supletoria debe atenderse a:

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a) Su modo de expresión: a menudo, las propias normas establecen la obligatoriedad de su aplicación o declaran el
carácter de orden público de sus contenidos, supuestos en los que resultan indisponibles para las partes.

b) Su contenido: se consideran normas indisponibles las que regulan sobre cuestiones de derecho público; nombre,
estado, capacidad, domicilio, matrimonio, uniones con- vivenciales, etc.; orden sucesorio, libertad de testar, legítima,
etc.; derechos reales y aquellas cuestiones vinculadas con un concepto dinámico y razonable de moral y buenas
costumbres, entre otros supuestos.

c) Su contexto: se consideran indisponibles las normas que regulan en materia de emergencia, cualquiera sea su
naturaleza.

Bolilla 9.- Efectos

Efectos de los contratos: Son las consecuencias jurídicas que producen, crear, modificar, regular, transferir o extinguir
relaciones jurídicas patrimoniales. Estos deben diferenciarse de los efectos de las obligaciones que son el
cumplimiento o el incumplimiento.

Apuntes: En una relación jurídica, las partes concurren en un pretendido pie de igualdad. Esto se presenta en la
definición de Actos Jurídicos (art 257) y de Contratos (art 957). Lo que lo diferencia a la relación jurídica (Derechos

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personales) de la potestad (derechos reales) es que tiene efectos relativos, ya que produce efectos entre los sujetos
que intervienen en la relación jurídica, mientras que la potestad tiene efectos absolutos, son oponibles erga omnes.

El art 959 establece lo que en Roma se llamaba la PACTA SUNT SERVANDA, y establece que: “Todo contrato
válidamente celebrado es obligatorio para las partes. Su contenido sólo puede ser modificado o extinguido por
acuerdo de partes o en los supuestos en que la ley lo prevé”. En el código de Velez se agregaba “Como a la ley misma”.

Como regla general, en el art 1021, el CCC establece que: “El contrato sólo tiene efecto entre las partes
contratantes; no lo tiene con respecto a terceros, excepto en los casos previstos por la ley”.

El efecto relativo (titulo del capitulo) de los contratos encuentra sus orígenes en el Derecho Romano —
habiendo sido recogido en el Código justiniano—, y alude a que no puede resultar de un contrato realizado por dos
partes una obligación o un derecho para terceros.

ARTICULO 1022.- Situación de los terceros. El contrato no hace surgir obligaciones a cargo de terceros, ni los
terceros tienen derecho a invocarlo para hacer recaer sobre las partes obligaciones que éstas no han convenido,
excepto disposición legal.

El texto en estudio se ocupa de modo especial de la categoría de los terceros. La norma no brinda un concepto
general, sin perjuicio de lo cual podría sostenerse, que tercero en un contrato es todo aquel que no asume el rol de
parte. Se trata de un concepto construido por vía de exclusión.

El artículo 1022 tampoco clasifica a los terceros. Sin embargo, veremos a continuación que del mismo pueden
inferirse dos especies bien definidas, a saber: los terceros desinteresados —penitus extranei— y los terceros
interesados. El criterio diferencia entre aquellos terceros que tienen una posición ajena al contrato y los que presentan
una actitud expectante frente al mismo, sea activa o pasivamente, por el interés concreto que ostentan. La redacción
empleada no deja dudas sobre el particular al decir que "El contrato no hace surgir obligaciones a cargo de terceros,
ni los terceros tienen 'derecho a invocarlo para hacer recaer sobre las partes obligaciones que éstas no han convenido,
excepto disposición legal".

Los terceros ajenos o desinteresados resultan alcanzados por el efecto indirecto por el cual deben respetar el
acuerdo arribado entre las partes, en la medida de su conocimiento. Por el contrario, en algunos casos los terceros
pueden inmiscuirse, o bien sufrir los efectos del contrato, en virtud de existir un interés jurídicamente protegido.

Por su parte, el art 1023 establece a quienes se considera parte del contrato,

ARTICULO 1023.- Parte del contrato. Se considera parte del contrato a quien:
a) lo otorga a nombre propio, aunque lo haga en interés ajeno;
b) es representado por un otorgante que actúa en su nombre e interés;
c) manifiesta la voluntad contractual, aunque ésta sea transmitida por un corredor o por un agente sin
representación.

El código de Vélez no brindaba un concepto de parte contractual. El elemento definitorio de la categoría de


parte habitualmente es la titularidad del interés que se regula por el contrato. Por excepción puede que el rol de parte
se sustente en la confianza generada a la contraparte.

Usualmente el contrato es celebrado por el interesado actuando a nombre y por cuenta propia, tal lo admitido
implícitamente en el inciso A. Pero puede suceder también que el contratante obre a nombre propio aunque por
cuenta de otro. En tal caso, pese a quebrarse la identificación entre parte y titular del interés, se juzga que quien actúa
a nombre propio debe asumir los efectos del contrato debido a la confianza que su proceder despierta en el
cocontratante. Ej.: Gestor de negocios (Hasta que lo ratifique) o Articulo 1321.- Mandato sin representación. Si el

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mandante no otorga poder de representación, el mandatario actúa en nombre propio pero en interés del mandante,
quien no queda obligado directamente respecto del tercero, ni éste respecto del mandante.

El inciso B, que reconoce como parte a quien es representado que actua en su nombre e interés viene de la
mano de lo que establece el 358 que dice: “Los actos jurídicos entre vivos pueden ser celebrados por medio de
representante, excepto en los casos en que la ley exige que sean otorgados por el titular del derecho” y el 359 “Los
actos celebrados por el representante en nombre del representado y en los límites de las facultades conferidas por la
ley o por el acto de apoderamiento, producen efecto directamente para el representado.” Es decir, se señala que es
parte del contrato el representado y no el representante.

El inciso C habla de que es parte quien manifiesta la voluntad contractual, aunque esta sea transmitida por un
corredor o por un agente sin representación. Los primeros se obligan a promover negocios por cuenta de otra, de
manera estable, continuada e independiente. Los segundos median en la negociación y conclusión de negocios, sin
tener relación de dependencia o representación con niguna de las partes.

Cada parte contratante puede estar integrada de modo simple o plural.

Partes sustanciales y partes formales (Apuntes): Los primeros están legitimados para celebrar el acto, no pueden faltar,
mientras que los segundos concurren al acto, pero su presencia hace a la validez de lacto, pero no necesariamente es
el legitimado para celebrarlo (Testigos, escribanos, mandatario).

Punto 2.- Efectos obligacionales y la obtención de efectos reales en el derecho comparado y argentino. La tradición
como hecho y como acto jurídico. Traspaso de la propiedad y de la posesión. Efectos de este último supuesto

La tradición es el acto mediante el cual una persona pone en poder de otra una cosa, puede ser real o
simbólica, es real cuando se realiza una entrega material y efectiva de lo que se transmite en propiedad, posesión o
tenencia; es simbólica cuando se entregan ciertos signos de una cosa o la realización de ciertos actos para demostrar
o probar con ellos que una persona transmite a otra su propiedad, posesión o tenencia (ej. entrega de llaves de un
inmueble). Antes de la tradición no surgen los efectos reales (art. 577 c.c. y 750 y 1892 código nuevo).

En el art 1892 fija las excepciones “No es necesaria, cuando la cosa es tenida a nombre del propietario, y éste
por un acto jurídico pasa el dominio de ella al que la poseía a su nombre, o cuando el que la poseía a nombre del
propietario, principia a poseerla a nombre de otro. Tampoco es necesaria cuando el poseedor la transfiere a otro
reservándose la tenencia y constituyéndose en poseedor a nombre del adquirente” Ej: Si es tenedor y adquiere la
posesión, o si es inquilino y compra la casa donde vive, o es dueño y vende la casa pero la alquita, etc.

En el código francés no es necesaria realizar la tradición los efectos reales, a diferencia de nuestro sistema,
surgen con el acuerdo de voluntades. En la actualidad, felizmente, la teoría del Código francés se halla reducida en
todo su valor a un mero aparato de palabras que no tiene significación práctica alguna desde que el propietario no es
propietario respecto de terceros, si no hace transcribir sus títulos en un registro especial y público, establecido para
este efecto.

En cambio en nuestro país el acuerdo contractual hace surgir obligaciones pero no perfecciona el derecho real
(recuerden la primer bolilla que se dio con título y modo). Respecto a si es un hecho o un acto, algunos consideran que
es un hecho porque hay un acto material que se realiza, en cambio Alterini considera que es un acto jurídico bilateral
ya que para su configuración es necesario la voluntad concurrente de dos partes, una que entrega voluntariamente la
cosa, y la otra que voluntariamente la recibe.

{Para constituir un derecho real se requiere de un título suficiente y la tradición (modo suficiente). El título es
un acto jurídico que se obtiene a partir d un contrato. El contrato no tiene efectos reales sino obligacionales, ya que a

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partir del contrato lo que se constituye es un acto jurídico por medio del cual las partes se obligan a hacer la tradición
de cosa para constituir un derecho real.

La tradición es hecho jurídica cuando se realiza antes del título suficiente. Con la tradición se traspasa la
posesión de la cosa.

La tradición como acto jurídico es cuando se realiza posteriormente del título suficiente, funcionando como
traspaso de la propiedad.

Con el traspaso de la posesión, el poseedor adquiere la posibilidad de usucapir y puede ejercer las defensas
posesorias.}

Apuntes: Como no alcanza, el titulo tiene efectos obligacionales (Mientras que el modo tiene efectos reales) y no se
mueve de los derechos personales. Ejemplo: Contrato de compraventa + tradición= Dominio + inscripción registral
(Publicidad, lo hace oponible a terceros interesados de buena fe).

ARTICULO 1892.- Título y modos suficientes. La adquisición derivada por actos entre vivos de un derecho real requiere
la concurrencia de título y modo suficientes.

Se entiende por título suficiente el acto jurídico revestido de las formas establecidas por la ley, que tiene por
finalidad transmitir o constituir el derecho real.

La tradición posesoria es modo suficiente para transmitir o constituir derechos reales que se ejercen por la
posesión. No es necesaria, cuando la cosa es tenida a nombre del propietario, y éste por un acto jurídico pasa el dominio
de ella al que la poseía a su nombre, o cuando el que la poseía a nombre del propietario, principia a poseerla a nombre
de otro. Tampoco es necesaria cuando el poseedor la transfiere a otro reservándose la tenencia y constituyéndose en
poseedor a nombre del adquirente.

La inscripción registral es modo suficiente para transmitir o constituir derechos reales sobre cosas registrables
en los casos legalmente previstos; y sobre cosas no registrables, cuando el tipo del derecho así lo requiera.

El primer uso es modo suficiente de adquisición de la servidumbre positiva

Para que el título y el modo sean suficientes para adquirir un derecho real, sus otorgantes deben ser capaces y
estar legitimados al efecto

Punto 3.- Efectos del contrato entre partes

Rige el principio denominado relativo: los contratos sólo tiene efectos con relación a las partes (y sus
sucesores) y no pueden perjudicar a 3º.

ARTÍCULO 1021: Regla general: El contrato sólo tiene efecto entre las partes contratantes; no lo tiene con respecto a
terceros, excepto en los casos previstos por la ley.

Autonomía de la voluntad. Libertad de contratación. Sus restricciones

El derecho romano limitó la autonomía de la voluntad fundado en razones técnicas. Desde la publicación de
las XII Tablas hasta la promulgación del Digesto la doctrina señala la permanencia de dos principios rectores: el
formalismo y el individualismo.

La voluntad es autónoma cuando se gobierna a sí misma, y heterónoma cuando es dirigida desde afuera.

La libertad o autonomía contractual se manifiesta bajo un doble aspecto: negativo el primero, positivo el
segundo:
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a. Libertad o autonomía contractual significa, en sentido negativo, que nadie puede ser privado de sus propios bienes
o constreñido a ejecutar prestaciones a favor de otros contra o independientemente de su voluntad.

b. En un sentido positivo, las partes pueden, con un acto de voluntad, constituir, regular o extinguir relaciones
patrimoniales; es decir, que pueden disponer de sus bienes o pueden obligarse a ejecutar prestaciones a favor de otro.

El hombre el libre de contratar o no, para encadenarse o no hacerlo; incluso es libre para elegir con quien ha
de contratar, pero si contrata deja de ser libre, es el “hombre encadenado”. Existe libertad para entrar en la
convención pero no para salir de ella. Es la libertad de contratar, primer aspecto de la autonomía de la voluntad.

En síntesis, la libertad de contratar es la posibilidad de decidir si quiero o no contratar, mientras que libertad
contractual refiere a la facultad de las partes de discutir los términos del contrato.

Hay un sin número de condiciones que están establecidas normativamente, que las partes aunque quisieran,
no podrían dejar de lago a través de la voluntad, porque la voluntad cede ante un interés superior que es el orden
público. Hay una invasión del Edo en la libertad de las partes para celebrar el contrato.

ARTÍCULO 958: Libertad de contratación: Las partes son libres para celebrar un contrato y determinar su
contenido, dentro de los límites impuestos por la ley, el orden público, la moral y las buenas costumbres.

Intervención del estado en las convenciones entre particulares

La obligación debe ser cumplida obligatoriamente. También está limitada por el orden público, la moral y las
buenas costumbres, pero además, por determinadas situaciones socio-económicas (desigualdad económica de las
partes, monopolio del oferente, diversos abusos, etc.) han determinado, por un lado, que haya intervención del Estado
regulando ciertos contratos para proteger el interés público o colectivo y, por otro, que la doctrina, la jurisprudencia
y la legislación limitaran el cumplimiento de cláusulas contractuales mediante la aplicación de nuevas teorías, tal es el
caso de la teoría de la lesión, del abuso del derecho, de la imprevisión, del estado de necesidad, etc.

Fuerza obligatoria del contrato.

ARTÍCULO 959: Efecto vinculante: “Todo contrato válidamente celebrado es obligatorio para las partes. Su
contenido sólo puede ser modificado o extinguido por acuerdo de partes o en los supuestos en que la ley lo prevé.”

Según borda el fundamento de la obligatoriedad de los contratos se funda no solo en el respeto a la voluntad
de los contratantes, sino también en las necesidades del tráfico. Los contratos constituyen el principal medio del que
se valen los hombres para tejer entre ellos la urdimbre de las relaciones jurídicas. Son por consiguiente, un instrumento
esencial para la vida económica y para la promoción de la riqueza; por todo ello es indispensable reconocerles fuerza
jurídica. Media en la cuestión un interés de orden público.

Atenuación de la fuerza obligatoria por incidencia de los institutos: Esto está relacionado con la clausula Rebus sic
stantibus, cláusula que permite la revisión de los contratos cuando, debido a la concurrencia de circunstancias nuevas
respecto a las existentes en el momento de celebración del contrato y que son imprevisibles, las prestaciones de
alguna de las partes han devenido excesivamente gravosas, rompiendo el equilibrio económico del contrato.

No se encontraban regulados en el Cdv, fueron incorporados con la 17.711, y así surgieron los siguientes
institutos:

-Lesión: ARTICULO 332: “Lesión. Puede demandarse la nulidad o la modificación de los actos jurídicos cuando una de
las partes explotando la necesidad, debilidad síquica o inexperiencia de la otra, obtuviera por medio de ellos una
ventaja patrimonial evidentemente desproporcionada y sin justificación. Se presume, excepto prueba en contrario,
que existe tal explotación en caso de notable desproporción de las prestaciones. Los cálculos deben hacerse según

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valores al tiempo del acto y la desproporción debe subsistir en el momento de la demanda. El afectado tiene opción
para demandar la nulidad o un reajuste equitativo del convenio, pero la primera de estas acciones se debe transformar
en acción de reajuste si éste es ofrecido por el demandado al contestar la demanda. Sólo el lesionado o sus herederos
pueden ejercer la acción.”

-Excesiva onerosidad: Ahora artículo 1091: “Imprevisión. Si en un contrato conmutativo de ejecución diferida o
permanente, la prestación a cargo de una de las partes se torna excesivamente onerosa, por una alteración
extraordinaria de las circunstancias existentes al tiempo de su celebración, sobrevenida por causas ajenas a las partes
y al riesgo asumido por la que es afectada, ésta tiene derecho a plantear extrajudicialmente, o pedir ante un juez, por
acción o como excepción, la resolución total o parcial del contrato, o su adecuación. Igual regla se aplica al tercero a
quien le han sido conferidos derechos, o asignadas obligaciones, resultantes del contrato; y al contrato aleatorio si la
prestación se torna excesivamente onerosa por causas extrañas a su álea propia.”

Este instituto se aplica a los contratos conmutativos de ejecución diferida o permanente (es imposible en uno
de ejecución instantánea). Con la incorporación de este instituto por ley 17.711, su redacción decía que se aplicaba a
los contratos onerosos, pero nada dice sobre esto el nuevo código civil y comercial. Frente a esto, hay que ver si alcanza
a los gratuitos. Algunos sostienen que si yo quería empobrecerme, me empobrezco igual. Otros, sostiene que los debe
alcanzar a los contratos gratuitos (Ejemplo: Si hago una donación en dólares en el 99, en el año 2001 paso a deber
mucho mas), pero se complica aplicarlo ya que el instituto se llama de excesiva onerosidad, y aparte porque se
menciona a los contratos conmutativos, y son los contratos onerosos los que se clasifican de esta forma.

En los contratos aleatorios no se puede invocar dicho instituto cuando la excesiva onerosidad proviene de la
propia alea del contrato (Por ejemplo: En una renta vitalicia, ya que el deudor no sabe cuánto va a pagar)

Esta excesiva onerosidad debe derivar por una causa ajena extraña a las partes. El CdV decía, era por un hecho
extraordinario (no suele ocurrir) e imprevisible.

La excesiva onerosidad es un quiebre en el equilibrio contractual, cumplir es caro, pero posible. Y no tiene que
ver con la situación del deudor (Si paga cae en quiebra), sino con el equilibrio de las prestaciones.

El deudor puede pedir judicial o extrajudicialmente la resolución del contrato o su adecuación. El código de
Vélez decía solo la resolución puede pedir el deudor, y el demandado puede ofrecer adecuar el contrato
equitativamente. La doctrina entendía que el deudor podía hacer ambas cosas, ya que, quien puede lo mas puede lo
menos, y por el principio de conservación del acto.

Tampoco la redacción del código civil y comercial expresa si quien la puede invocar no debe estar en mora,
como si lo decía el CdV, salvo que la mora sea irrelevante.

-Frustración causa fin: ARTICULO 1090: “Frustración de la finalidad. La frustración definitiva de la finalidad del contrato
autoriza a la parte perjudicada a declarar su resolución, si tiene su causa en una alteración de carácter extraordinario
de las circunstancias existentes al tiempo de su celebración, ajena a las partes y que supera el riesgo asumido por la
que es afectada. La resolución es operativa cuando esta parte comunica su declaración extintiva a la otra. Si la
frustración de la finalidad es temporaria, hay derecho a resolución sólo si se impide el cumplimiento oportuno de una
obligación cuyo tiempo de ejecución es esencial.”

Requisitos de procedencia de la frustración definitiva de la finalidad Tradicionalmente la doctrina argentina


requirió para la admisión de la frustración del fin la concurrencia de los siguientes extremos: a) la existencia de un
contrato válido; b) la ocurrencia de un acontecimiento anormal; sobreviniente; ajeno a la voluntad de las partes; que
no haya sido provocado por ninguna de ellas; y c) que incida sobre la finalidad del contrato de manera que malogre el
motivo que impulsó a contratar, al punto que desaparezca el interés o utilidad en la subsistencia del contrato. La
fórmula del artículo 1090 parte de esos consensos, y precisa que debe provenir de una alteración de carácter
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extraordinario de las circunstancias existentes al tiempo de su celebración, que supere el riesgo asumido por la parte
que es afectada.

Es preciso también delimitar el ámbito de aplicación de la figura. Aunque el artículo 1090 nada dice sobre el
particular, puede razonablemente entenderse que el contrato válido que se frustra puede ser oneroso o gratuito

Abuso del derecho: ARTICULO 10: “Abuso del derecho. El ejercicio regular de un derecho propio o el cumplimiento de
una obligación legal no puede constituir como ilícito ningún acto. La ley no ampara el ejercicio abusivo de los derechos.
Se considera tal el que contraría los fines del ordenamiento jurídico o el que excede los límites impuestos por la buena
fe, la moral y las buenas costumbres. El juez debe ordenar lo necesario para evitar los efectos del ejercicio abusivo o
de la situación jurídica abusiva y, si correspondiere, procurar la reposición al estado de hecho anterior y fijar una
indemnización.”

-Estado de necesidad: Como vicio de la voluntad en los actos lícitos, el estado de necesidad, origina el dilema de saber
si un acto jurídico es válido en estas circunstancias. Los antiguos romanos entendían que sí, como cuando por ejemplo
alguien prometiera abonar un precio a un tercero para que lo rescatara del enemigo. Esta idea pasó al derecho francés
hasta que la Corte de Casación francesa en 1887, anuló un contrato por el cual se había convenido un precio muy alto
por el salvataje de un buque en riego de naufragio. Se consideró en este caso que había abuso del estado de necesidad
de la víctima, para obligarla a pagar por su salvación un precio excesivo.

En Argentina, el artículo 900 del Código Civil consagraba como eximente de responsabilidad, al excluirla,
cuando el acto fuera realizado sin discernimiento, intención y libertad. El nuevo artículo 954, luego de la ley 17.711,
consagra expresamente el estado de necesidad para anular el acto. El nuevo CCC solo hable de estado de necesidad
como eximente de la responsabilidad:

ARTICULO 1718.- Legítima defensa, estado de necesidad y ejercicio regular de un derecho. Está justificado el
hecho que causa un daño:

c) para evitar un mal, actual o inminente, de otro modo inevitable, que amenaza al agente o a un tercero, si el peligro
no se origina en un hecho suyo; el hecho se halla justificado únicamente si el mal que se evita es mayor que el que se
causa. En este caso, el damnificado tiene derecho a ser indemnizado en la medida en que el juez lo considere
equitativo.

Punto 4.- Efectos del contrato con relación a los sucesores.

ARTÍCULO 1024: “Sucesores universales: Los efectos del contrato se extienden, activa y pasivamente, a los sucesores
universales, a no ser que las obligaciones que de él nacen sean inherentes a la persona, o que la transmisión sea
incompatible con la naturaleza de la obligación, o esté prohibida por una cláusula del contrato o la ley.”

Se introduce una norma especial relativa a los efectos del contrato para los sucesores universales, quienes ya
no podrán ser identificados con los herederos, toda vez que existen sucesores universales "mortis causa", pero
también "entre vivos". La distinción es relevante en cuanto pueden reconocerse en el Derecho vigente diferencias de
efectos en orden a las responsabilidades que pueden resultar de la transmisión.

Desde un punto de vista metodológico, parece preciso el tratamiento particular de los sucesores universales,
toda vez que aunque a priori son parte, por excepción pueden ser ajenos al contrato, asumiendo el rol de tercero.

Es en el artículo 400 del nuevo Código donde se dice que:”Sucesor universal es el que recibe todo o una parte
in-divisa del patrimonio de otro”.

El artículo 1024 consagra la regla de la transmisibilidad de los efectos activos y pasivos del contrato, lo cual
resulta coherente con la solución general consagrada en materia de actos jurídicos y la establecida en el ámbito
90
sucesorio. Pero la transmisibilidad no es absoluta, en ciertos casos el contrato no se transmite a los sucesores
universales. Ello ocurre cuando:

-En primer lugar no se transmiten los derechos y obligaciones inherentes a la persona. Se tratan de derechos o deberes
que están destinados a beneficiar o ser cumplidos por una persona determinada, y cuyo ejercicio es inconcebible con
independencia de esa persona. Por ello, el causante no puede transmitir las obligaciones por él asumidas cuando su
persona ha sido determinante para concluir el contrato, hay una personalización del contrato en la terminología de
Messineo.

-El segundo supuesto es cuando la transmisión sea incompatible con la naturaleza de la obligación. En general, los
derechos y obligaciones intransmisibles por su naturaleza son individualizados por disposiciones legales específicas
(Gregorini Clusellas). Sin embargo, hay por cierto prestaciones que sólo pueden ser cumplidas por el causante, las
obligaciones derivadas de la responsabilidad parental ingresan, por ejemplo, en esa categoría.

-El tercer supuesto previsto en la norma es la prohibición de la ley o de una cláusula contractual. Existen numerosos
supuestos legales que impiden la transmisión de determinados derechos a favor de los sucesores universales; como
el pacto de preferencia establecido a favor del vendedor (art. 1165); el mandato (art. 1329); el usufructo (art. 2152);
el uso (art. 2155), la habitación (art. 2159); las servidumbres (arts. 2172).

ARTÍCULO 2278:”Heredero y legatario: Concepto. Se denomina heredero a la persona a quien se transmite la


universalidad o una parte indivisa de la herencia; legatario, al que recibe un bien particular o un conjunto de ellos.”

ARTÍCULO 2280: “Situación de los herederos: Desde la muerte del causante, los herederos tienen todos los derechos
y acciones de aquél de manera indivisa, con excepción de los que no son transmisibles por sucesión, y continúan en la
posesión delo que el causante era poseedor. Si están instituidos bajo condición suspensiva, están en esa situación a
partir del cumplimiento de la condición, sin perjuicio de las medidas conservatorias que corresponden. En principio,
responden por las deudas del causante con los bienes que reciben, o con su valor en caso de haber sido enajenados.”

Sucesión universal: es aquella en la cual se le transmiten a una persona todos los bienes del fallecido. El sucesor
universal pasa a ocupar el lugar del causante desde el mismo momento del fallecimiento. Sin embargo, a los efectos
de actuación judicial tiene importancia decisiva la llamada posición hereditaria. La cual tienen los herederos forzosos
ipso jure, desde el momento mismo del fallecimiento, en cambio los otros herederos la tienen, si son legítimos por la
declaratoria de herederos, si son designados por testamento, por el auto judicial que lo aprueba en cuanto a sus
formas. Mientras no adquieren la posesión hereditaria no pueden los herederos demandar a terceros o ser
demandados por estos; sin embargo la doctrina permite que los terceros los demanden aun antes.

Sucesión particular: aquí se da la sucesión de un derecho o un bien singular. Puede tener lugar mediante un acto mortis
causa (el legatario) o por un acto entre vivos (comprador). En principio el sucesor particular es como si fuera un tercero
y los contratos firmados por el transmisor del bien no le afectan. Pero por excepción si le afectan cuando: se trate de
contratos de locación (el adquirente debe respetarla), contratos constitutivos de garantías (el adquirente debe
soportar esas garantías) o de obligaciones proeter rem (que recaen sobre el titular de la cosa y pasan de un titular a
otro).

Pero aun en estos casos en que el efecto de un contrato alcanza al sucesor particular, hay una diferencia
fundamental con el sucesor universal, y es que este último responde por las obligaciones del causante con todo su
patrimonio, en cambio, el sucesor particular responde solo con la cosa transmitida.

Obligaciones propter rem (obligaciones inherentes a la cosa): en el caso de las obligaciones porte rem, se transmiten
a quien ostente la titularidad del dominio, no importa quién sea; entre las obligaciones propter rem podemos
mencionar la derivada de la medianería; servidumbre; expensas; las obligaciones tributarias; aquellas en que se trata
de servicios.
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Se asemejan a las obligaciones por una parte y a los derechos reales por otra parte. Se las denomina
obligaciones reales u ambulatorias. Son obligaciones que persiguen a la cosa.

Hay algunas que tienen fuerza ejecutoria, como por ejemplo las expensas.

Punto 5.- Principio del efecto relativo.

Se entiende por relatividad del contrato la limitación de los efectos contractuales a los sujetos contratantes y
sólo concierne a sus efectos internos, es decir a los derechos y obligaciones que derivan del acuerdo

ARTICULO 1021: “Regla general. El contrato sólo tiene efecto entre las partes contratantes; no lo tiene con
respecto a terceros, excepto en los casos previstos por la ley.”

Terceros acreedores: Los acreedores son denominados terceros interesados porque ellos si bien son terceros, tienen
un interés en los actos o contratos que celebre su deudor ya que los mismo pueden perjudicarlos si a raíz de esos actos
se disminuye el patrimonio de su deudor.

Para poder evitar estos perjuicios, si un contrato es un fraude se les concede la acción revocatoria, si es una
simulación se les concede la acción de simulación y si el deudor es inactivo se les concede la acción subrogatoria.

Incorporación de terceros al contrato. ARTICULO 1025: “Contratación a nombre de tercero. Quien contrata a nombre
de un tercero sólo lo obliga si ejerce su representación. A falta de representación suficiente el contrato es ineficaz. La
ratificación expresa o tácita del tercero suple la falta de representación; la ejecución implica ratificación tácita.”

ARTICULO 376: “Responsabilidad por inexistencia o exceso en la representación. Si alguien actúa como
representante de otro sin serlo, o en exceso de las facultades conferidas por el representado, es responsable del daño
que la otra parte sufra por haber confiado, sin culpa suya, en la validez del acto; si hace saber al tercero la falta o
deficiencia de su poder, está exento de dicha responsabilidad.”

Promesa del hecho de tercero: Art 1026: Quien promete el hecho de un tercero queda obligado a hacer lo
razonablemente necesario para que el tercero acepte la promesa. Si ha garantizado que la promesa sea aceptada,
queda obligado a obtenerla y responde personalmente en caso de negativa.”

El tiempo de ejecución de la prestación a cargo del promitente dio lugar a debates28, por lo cual resulta
auspicioso que el nuevo Código traiga una solución que —aunque aplidble a todas las obligaciones de hacer y de no
hacer— resuelve la cuestión. Así, el artículo 775 afirma que "El obligado a realizar un hecho debe cumplirlo en tiempo
y modo acordes con la intención de las partes o con la índole de la obligación..."

La aceptación del tercero lo hace responsable de la ejecución de su prestación y produce efectos liberatorios
para el obligado, salvo que éste hubiera asumido la garantía de cumplimiento.

Quien sólo promete el hecho del tercero se obliga a concretar las diligencias exigibles conforme al negocio, y
no será responsable si adecua su actividad a las mismas. En cambio, quien promete el resultado de la aceptación del
tercero genera una expectativa adicional, cuya violación habrá de hacerlo responsable con independencia de su obrar
diligente, resultando de aplicación lo dispuesto en el artículo 1723 en cuanto dispone que "Cuando de las
circunstancias de la obligación, o de lo convenido por las partes, surge que el deudor debe obtener un resultado
determinado, su responsabilidad es objetiva".

Estipulación a favor de tercero: Art. 1027: “Si el contrato contiene una estipulación a favor de un tercero beneficiario,
determinado o determinable, el promitente le confiere los derechos o facultades resultantes de lo que ha convenido
con el estipulante. El estipulante puede revocar la estipulación mientras no reciba la aceptación del tercero
beneficiario; pero no puede hacerlo sin la conformidad del promitente si éste tiene interés en que sea mantenida. El

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tercero aceptante obtiene directamente los derechos y las facultades resultantes de la estipulación a su favor. Las
facultades del tercero beneficiario de aceptar la estipulación, y de prevalerse de ella luego de haberla aceptado, no se
transmiten a sus herederos, excepto que haya cláusula expresa que lo autorice. La estipulación es de interpretación
restrictiva.”

ARTICULO 1028: “Relaciones entre las partes. El promitente puede oponer al tercero las defensas derivadas del
contrato básico y las fundadas en otras relaciones con él. El estipulante puede: a) exigir al promitente el cumplimiento
de la prestación, sea a favor del tercer beneficiario aceptante, sea a su favor si el tercero no la aceptó o el estipulante
la revocó; b) Resolver el contrato en caso de incumplimiento, sin perjuicio de los derechos del tercero beneficiario.”

En estos contratos se da la especial particularidad de que la obligación asumida por una de las partes no se
establece en favor de la otra, sino de un tercero. Como es el ejemplo del seguro de vida (el seguro debe pagar a la
persona designada en el contrato, y no al contratante), en la renta vitalicia pactada a favor de un tercero, o en la
donación con cargo en favor de una persona que no es el donante.

Se llama estipulante a la persona que ha contratado teniendo en mira favorecer al tercero. Se llama promitente
a la parte que debe cumplir la prestación en favor del tercero. Su relación está cubierta por los principios generales de
los contratos, de modo que el estipulante tiene acción de cumplimiento del contrato o puede exponer la excepción de
incumplimiento o puede pedir la resolución del contrato. Iguales derechos tiene el promitente frente al
incumplimiento del estipulante.

En la relación entre el estipulante y el tercero beneficiario: esta relación puede tener distintas causas, pero
generalmente se origina en el deseo del estipulante de favorecer al tercero. La falta de causa autoriza al estipulante a
dejar sin efecto el beneficio a favor del tercero (Ejemplo renta vitalicia por alimentos, luego se prueba que en realidad
no existe el deber de alimentos).

Relación entre el promitente y el tercero beneficiario: entre estos hay una relación obligacional donde el
tercero tiene acción directa contra el promitente para obtener el cumplimiento de la obligación. La quiebra del
estipulante no afecta los derechos del tercero, y los acreedores de aquel, no podrán pretender los bienes de la
prestación adeudada por el promitente. Y en caso de muerte del estipulante, el beneficio es adquirido por el tercero
por derecho propio.

La estipulación puede ser revocada por el estipulante hasta antes de que sea recibida la aceptación del terceo.
Si hay un interés del promitente en el cumplimiento de la misma, para revocarla se requiere su consentimiento.

El tercero puede renunciar cuando quiera al beneficio.

Contrato para persona a designar (Art.1029): “Cualquier parte puede reservarse la facultad de designar ulteriormente
a un tercero para que asuma su posición contractual, excepto si el contrato no puede ser celebrado por medio de
representante, o la determinación de los sujetos es indispensable. La asunción de la posición contractual se produce
con efectos retroactivos a la fecha del contrato, cuando el tercero acepta la nominación y su aceptación es comunicada
a la parte que no hizo la reserva. Esta comunicación debe revestir la misma forma que el contrato, y ser efectuada
dentro del plazo estipulado o, en su defecto, dentro de los quince días desde su celebración. Mientras no haya una
aceptación del tercero, el contrato produce efectos entre las partes.”

Ejemplo de las exepciones: Puede suceder cuando se recurra a este mecanismo para sortear tina prohibición
resultante de una representación legal (v. gr., los padres que pretendan utilizar esta modalidad para vender un bien
de su hijo menor, a los fines de que luego de perfeccionado, el comprador los designe para que asuman su rol de
parte). Tampoco se admite la figura cuando las circunstancias impongan una precisión de los sujetos, como sucedería
si se trata de una prestación intuitu persone.

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La incorporación del pacto produce diferentes efectos, a saber:

a) mientras se encuentre pendiente la designación, el contrato proyecta sus efectos entre las partes (último párrafo
del art. 1029 del nuevo Código).

b) la designación deberá concretarse en el plazo estipulado, o en su defecto, dentro de los quince días desde su
celebración. El vencimiento del mismo produce la caducidad del derecho de designar (art. 2566). La nominación, por
el contrario, impedirá tal efecto;

c) para lograr el propósito buscado por el designante, esto es que su intermediación sea exitosa concluyendo en su
liberación, es menester que el tercero acepte el nombramiento, y que la aceptación sea comunicada —
tempestivamente— a la parte que no hizo la reserva. La comunicación debe revestir la misma forma del contrato
celebrado;

d) la designación ajustada en tiempo, forma y contenido implica la asunción de la posición contractual por parte del
designado, con efectos retroactivos a la fecha del contrato. No se trata, por tanto, de un caso de cesión de posición
contractual (art. 1636), sino de sustitución del rol originariamente asumido por una de ellas

Contrato por cuenta de quien corresponda. Art. 1030: “El contrato celebrado por cuenta de quien corresponda queda
sujeto a las reglas de la condición suspensiva. El tercero asume la posición contractual cuando se produce el hecho
que lo determina como beneficiario del contrato.”

El contrato por cuenta de quien corresponda supone que una de las partes lo celebra a nombre propio, pero
por cuenta de otro, que no se indica o individualiza al tiempo del perfeccionamiento, quedando su determinación
sujeta a hechos posteriores al contrato. Coherente con lo dispuesto en el artículo 1023, quien así actúa asume el rol
de parte, pese a no ser el titular del interés regulado.

Ejemplo: En el contrato de transporte, mediante los artículos 1307 y 1308 del nuevo Código se acepta que el
transportista pueda depositar las cosas transportadas si el destinatario no puede ser encontrado o se niega a recibirlas

Punto 6.- Ineficacia de los actos jurídicos

El art 382 sostiene que: Los actos jurídicos pueden ser ineficaces en razón de su nulidad o de su inoponibilidad
respecto de determinadas personas. El art 383, siguiente dice que la nulidad puede argüirse por vía de acción u
oponerse como excepción. En todos los casos debe sustanciarse.

Mientras que, el art 384 el acto nulo puede convertirse en otro diferente válido cuyos requisitos esenciales satisfaga,
si el fin práctico perseguido por las partes permite suponer que ellas lo habrían querido si hubiesen previsto la
nulidad.” El art 385 habla del acto indirecto: “Un acto jurídico celebrado para obtener un resultado que es propio de
los efectos de otro acto, es válido si no se otorga para eludir una prohibición de la ley o para perjudicar a un tercero.”

Nulidad absoluta y relativa

El art 386 establece que: Son de nulidad absoluta los actos que contravienen el orden público, la moral o las buenas
costumbres. Son de nulidad relativa los actos a los cuales la ley impone esta sanción sólo en protección del interés de
ciertas personas.”

El art siguiente dice que “La nulidad absoluta puede declararse por el juez, aun sin mediar petición de parte, si es
manifiesta en el momento de dictar sentencia. Puede alegarse por el Ministerio Público y por cualquier interesado,
excepto por la parte que invoque la propia torpeza para lograr un provecho. No puede sanearse por la confirmación
del acto ni por la prescripción.”

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La nulidad relativa sólo puede declararse a instancia de las personas en cuyo beneficio se establece.
Excepcionalmente puede invocarla la otra parte, si es de buena fe y ha experimentado un perjuicio importante. Puede
sanearse por la confirmación del acto y por la prescripción de la acción. La parte que obró con ausencia de capacidad
de ejercicio para el acto, no puede alegarla si obró con dolo. (Art 388).

Nulidad total y parcial

389: “Principio. Integración. Nulidad total es la que se extiende a todo el acto. Nulidad parcial es la que afecta
a una o varias de sus disposiciones. La nulidad de una disposición no afecta a las otras disposiciones válidas, si son
separables. Si no son separables porque el acto no puede subsistir sin cumplir su finalidad, se declara la nulidad total.
En la nulidad parcial, en caso de ser necesario, el juez debe integrar el acto de acuerdo a su naturaleza y los intereses
que razonablemente puedan considerarse perseguidos por las partes.”

Efectos de la nulidad: 390: “Restitución. La nulidad pronunciada por los jueces vuelve las cosas al mismo estado en
que se hallaban antes del acto declarado nulo y obliga a las partes a restituirse mutuamente lo que han recibido. Estas
restituciones se rigen por las disposiciones relativas a la buena o mala fe según sea el caso, de acuerdo a lo dispuesto
en las normas del Capítulo 3 del Título II del Libro Cuarto.”

391: “Hechos simples. Los actos jurídicos nulos, aunque no produzcan los efectos de los actos válidos, dan lugar en su
caso a las consecuencias de los hechos en general y a las reparaciones que correspondan.”

392: “Efectos respecto de terceros en cosas registrables. Todos los derechos reales o personales transmitidos a
terceros sobre un inmueble o mueble registrable, por una persona que ha resultado adquirente en virtud de un acto
nulo, quedan sin ningún valor, y pueden ser reclamados directamente del tercero, excepto contra el subadquirente de
derechos reales o personales de buena fe y a título oneroso. Los sub adquirentes no pueden ampararse en su buena
fe y título oneroso si el acto se ha realizado sin intervención del titular del derecho.”

Inoponibilidad:

ARTICULO 396: “Efectos del acto inoponible frente a terceros. El acto inoponible no tiene efectos con respecto
a terceros, excepto en los casos previstos por la ley.” ARTICULO 397: “Oportunidad para invocarla. La inoponibilidad
puede hacerse valer en cualquier momento, sin perjuicio del derecho de la otra parte a oponer la prescripción o la
caducidad.”

• Nulidad: Inoponibilidad:
- Es ineficaz respecto de ciertas personas, pero conserva
-Implica una invalidez completa del acto. toda su validez entre las partes y con relación a los
-Se puede invocar erga ormes, sin perjuicio de ciertos demás terceros.
efectos especiales que la ley suele reconocerle. -Los efectos se limitan estrictamente al interés
- Los efectos pueden ser excesivos. amparado por la ley.
-El vicio es originario -El vicio puede ser posterior en uno de sus aspectos. Por
-Ataca la validez del acto mismo privándolo de eficacia ej, en el fraude, si bien debe ser originario, basta con que
tanto respecto de las partes como de terceros. la insolvencia exista en el momento de iniciarse la
-Tiende a proteger a las partes del acto. acción.
-La nulidad absoluta y relativa es una sanción de orden -Tiende a proteger a los terceros.
publico y no puede renunciarse anticipadamente. -Puede renunciarse ya que es una sanción de orden
privado establecida a favor de terceros.

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Inoponibilidades:

Por omisión de formalidades de publicidad Aquellas destinadas a que los terceros tomen conocimiento de un acto o
contrato celebrado por las partes, o de a ocurrencia de un hecho de relevancia jurídica.

Inoponibilidad por falta de fecha cierta La fecha de un instrumento privado no se cuenta respecto de terceros sino:

-Desde el fallecimiento de alguno de los que ha firmado

-Desde el día en que ha sido copiada en un registro público

-Desde el día en que conste haberse presentado en juicio

-O en que se haya tomado razón

-O le haya inventariado un funcionario competente en el carácter de tal.

art 317.- Fecha cierta. La eficacia probatoria de los instrumentos privados reconocidos se extiende a los terceros
desde su fecha cierta. Adquieren fecha cierta el día en que acontece un hecho del que resulta como consecuencia
ineludible que el documento ya estaba firmado o no pudo ser firmado después. La prueba puede producirse por
cualquier medio, y debe ser apreciada rigurosamente por el juez.

Inoponibilidad por clandestinidad No pueden oponer a terceros los actos o contratos celebrados ocultamente por la
imposibilidad de aquellos e tomar conocimiento de éstos, por ejemplo, las escrituras privadas que alteren la publicas

Inoponibilidad por fraude Son inoponibles a terceros los actos ejecutados en fraude de sus derechos, la ley da ciertos
medios para que aquellos actos no los afecten, como el fraude pauliano El fraude difiere del dolo porque este tiene
lugar entre las partes cuando una de ellas se vale de engaño para perjudicar a la otra; en cambio, el fraude es una
maniobra de mala fe ejecutada por una o ambas partes dirigida a perjudicar a terceros

Comparacion de la inoponibilidad con la nulidad (rivera):

- TIPO DE EFICACIA: Ambos importan la privación o disminución de los efectos del negocio jurídico. Pero la nulidad
propaga una ineficacia estructural y absoluta, y la inoponibilidad es un supuesto de ineficacia funcional y relativo.

- VALIDEZ: La nulidad se vincula a la invalidez del acto. En la inoponibilidad no está en juego la validez del negocio, se
trata de actos validos para las partes y terceros, pero no producen sus efectos propios solo en relación a determinados
terceros.

- CAUSA: en la nulidad la causa de la ineficacia es ENDOGENA, es decir está dentro del negocio mismo. En la
inoponibilidad es generatriz esta fuera de negocio.

- FUENTE: ambas son causales de ineficacia establecida por la ley, de ORIGEN LEGAL.

- INVOCACION: ambos pueden ser por vía de ACCION O EXCEPCION.

- PRESCRIPCION: la acción de nulidad relativa y de oponibilidad son prescriptibles. La acción de nulidad absoluta es
imprescriptible.

- RENUNCIA: la nulidad relativa y inopobilidad son renunciables, ya que en ambas está en juego el interés particular.

- LEGITIMADOS ACTIVOS: tanto el acto jurídico sujeto a una causal de anulación, como el acto inoponible pueden
tornarse eficaces.

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- EFECTOS: la nulidad una vez declarada priva al acto jurídico de sus efectos con relación a todos. La inopobilidad priva
al negocio de sus efectos respecto a terceros

CARÁCTER SANCIONATORIO: en este caso rivera en el mismo libro cita a LEIVA. Se distingue los supuestos de
inoponibilidad a modo de sanción por reproches en la conducta violatoria de la ley (fraude), de aquellos en la que la
inoponibilidad del acto proviene de la inobservancia de algún requisito adicional referido a la forma o publicidad.

EFECTOS PARTICULARES DE ALGUNOS CONTRATOS.

La excepción de incumplimiento contractual.

CODIGO VELEZ: Art.1201: “En los contratos bilaterales una de las partes no podrá demandar su cumplimiento, si no
probase haberlo ella cumplido u ofreciese cumplirlo, o que su obligación es a plazo.”

Para demandar el cumplimiento tienes que estar en condiciones de cumplir sean o no simultaneas las prestaciones.

Esta disposición coincide con el art. 510 de la teoría general de las obligaciones. Y ambos dos (1201 y 510)
concuerdan con el 1418, referente al contrato de compraventa, que autoriza al vendedor a no entregar la cosa
vendida si el comprador no hubiere pagado el precio.

La exceptio tiene el solo alcance de enervar la pretensión contraria, quedando agotados sus efectos en el aserto: no
cumplo porque tú no cumpliste antes.

Fundamento: Se encuentra de la interdependencia o conexión de las obligaciones emergentes de los contratos


bilaterales (reciprocidad de obligaciones). Su campo está limitado a los contratos bilaterales (sin perjuicio de su
posible extensión en los unilaterales que tengan un elemento pactado en lo sinalagmático).

En la bilateralidad o sinalagma funcional se funda el principio de ejecución simultánea de las prestaciones: “mano a
mano”, que tiende a posibilitar la excepción de incumplimiento contractual.

Naturaleza jurídica: Esta excepción aparece en las medidas de autodefensa privada, con cierto carácter coercitivo,
tendientes a salvaguardar el equilibrio contractual.

Se desprenden dos corrientes:

1- Que la excepción es un requisito necesario de la acción, en cuanto no se puede demandar el cumplimiento sin
antes haber cumplido, tesis que encuentra apoyo en el 1201.

2- La que ve a la excepción como una verdadera excepción o defensa, que debe ser opuesta por el accionado
(demandado por cumplimiento), pudiendo el actor, mientras tanto, guardar silencio sobre su propia obligación.

Predomina la consideración del instituto como una excepción sustancial o de Derecho Sustantivo.

El art. 1201 resultaba confuso. Ante una demanda de cumplimiento el demandado se podía excepcionar diciendo
que no cumplía porque el demandante no había cumplido. La excepción se daba ante demanda de cumplimiento y
otro debía probar que si había cumplido.

No es contrademanda ya que no exige cumplimiento de la otra parte.

Excepción de incumplimiento total y parcial:

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ARTÍCULO 1031: “Suspensión del cumplimiento. En los contratos bilaterales, cuando las partes deben cumplir
simultáneamente, una de ellas puede suspender el cumplimiento de laprestación, hasta que la otra cumpla u ofrezca
cumplir. La suspensión puede ser deducida judicialmente como acción o como excepción. Si la prestación es a favor
de varios interesados, puede suspenderse la parte debida a cada uno hasta la ejecución completa de la
contraprestación.”

El artículo 1031 prevé la ‘’suspensión del cumplimiento’’ no la excepción. Algunos entienden que la excepción como
instituto despareció. Leiva no lo cree así. Exige la simultaneidad, lo cual resulta novedoso. Esto resulta extraño en
tanto que es simultáneo. La suspensión puede ser deducida.... Como excepción: no cumple porque el otro no
cumplió.

El artículo 1031, titulado Suspensión del cumplimiento, principia por dar cabida al supuesto tradicional de la
excepción de incumplimiento contractual, según la cual nadie puede reclamar a otro el cumplimiento de una
obligación si él mismo no ha cumplido con la obligación recíproca a su cargo. Para ello, se utiliza una fórmula que se
aparta del despliegue procesal de la cuestión y se acerca a la lisa y llana expresión del principio del trait pour trait, a
diferencia del artículo 1201 del código civil de Vélez Sársfield.

El fundamento radica en el nexo de interdependencia que existe entre las obligaciones surgidas de los contratos
bilaterales, que implica que una prestación es el presupuesto de la otra. Este nexo se manifiesta no sólo en el
momento del perfeccionamiento, condicionando el nacimiento de una obligación al de su correspectiva (sinalagma
genético), sino también en la fase de ejecución del contrato (sinalagma funcional), sujetando una prestación al
cumplimiento simultáneo de la otra.
Se sostiene que si las partes no han previsto el orden en que han de ejecutarse las prestaciones, rige el principio de
cumplimiento simultáneo, según el cual las mismas deben cumplirse contemporáneamente, mano contro mano,
trait pour trait.

Aquí se observa el profundo arraigo de la disposición en el principio de buena fe objetiva, dado que no resulta
acorde a ella requerir el cumplimiento de la contraparte sin haber cumplido.

La suspensión puede ser deducida judicialmente no sólo como excepción, sino también por vía de acción. En Vélez,
esta medida era sólo de excepción. No hay dudas de que esta interesante incorporación admite que quien se
enfrenta al incumplimiento de la contraparte en el marco de un contrato bilateral con prestaciones de ejecución
simultánea puede —superando una actitud meramente pasiva— accionar a fin de obtener el reconocimiento judicial
de la suspensión. Con relación a la procedencia de la suspensión en estos casos, ya sea como acción o excepción, el
Código no incorpora los requisitos que la doctrina ha ido desarrollando paulatinamente. La interpretación del código
civil derogado llevó a la doctrina y jurisprudencia a considerar los siguientes requisitos: simultaneidad en el
cumplimiento de las obligaciones; incumplimiento grave del actor; buena fe en la interposición, y ausencia de
ofrecimiento idóneo de cumplimiento. Es evidente que las referidas exigencias seguirán ponderándose por los jueces
—de acuerdo a las particulares circunstancias de cada caso— a partir de los estándares tipificados en el Título
Preliminar.

ARTÍCULO 1032: “Tutela preventiva. Una parte puede suspender su propio cumplimiento si sus derechos sufriesen
una grave amenaza de daño porque la otra parte ha sufrido un menoscabo significativo en su aptitud para cumplir, o
en su solvencia. La suspensión queda sin efecto cuando la otra parte cumple o da seguridades suficientes de que el
cumplimiento será realizado.”

Así ocurre con la llamada "excepción de caducidad de plazo", que posibilita al demandado por cumplimiento
resistirse a cumplir la propia prestación por hallarse el reclamante en estado de insolvencia, aunque éste se
encuentre beneficiado por un plazo para el cumplimiento de su obligación. Otro supuesto de hecho por el cual se
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faculta expresamente a una de las partes a suspender el cumplimiento de la prestación se admite cuando la
contraparte haya "...sufrido un menoscabo significativo en su aptitud para cumplir...". La situación descripta en la
norma presenta una suficiente plasticidad que permite abarcar cuestiones de hecho tales como pérdidas
patrimoniales sufridas por la contraria que le impidan cumplir con la obligación asumida, así como también el caso
de fuerza mayor o caso fortuito que imposibiliten temporalmente la ejecución de la obligación a cargo de la otra
parte, permitiendo de esta forma conservar al contrato con vida hasta que dicha imposibilidad desaparezca. Señala
Lorenzetti que el fundamento debe situarse en el acreedor:

Es una acción preventiva que se concede a la parte cumplidora, puesto que no tendría sentido obligarla a seguir
cumpliendo cuando es seguro que la parte contraria no lo hará. Una regla de este tipo puede ser vista de dos modos:

-Un derecho del acreedor a anticipar la resolución frente a la amenaza de incumplimiento.

-Un deber del deudor de comportarse de buena fe, en el sentido específico de no poner en riesgo la expectativa de
cumplimiento que tiene el acreedor.

Estos aspectos evidencian que se trata de una acción de tutela preventiva del crédito. El supuesto de hecho
activante no es la lesión como ocurre en la responsabilidad contractual, sino la mera amenaza de lesión, la
afectación de una expectativa de cumplimiento o una "amenaza de daño".

Concepto de excepción sustancial. Diferencia práctica con el presupuesto de la demanda de cumplimiento.

Predomina la consideración del instituto como una excepción sustancial o de Derecho Sustantivo, cuya cualidad
propia es la de ser un derecho contrapuesto al pretendido por el actor, un contraderecho. Tanto por su naturaleza
como por su destino se diferencia de las meras excepciones rituales, pertenecientes al derecho procesal.

El derecho del actor no es negado, queda subsistente, pero se le opone otro derecho que lo torna total o
parcialmente ineficaz. De allí su carácter de excepción en sentido estricto o excepción dilatoria; la defensa
propiamente dicha, por el contrario, excluye la existencia del derecho invocado por el actor, sin presuponer que
medie un derecho autónomo del accionado.

El demando por cumplimiento puede optar por oponer la excepción sustancial paralizando la acción (demorando el
cumplimiento de su obligación hasta que se cumpla o se ofrezca cumplir con la obligación correlativa y simultánea
que el contrato impone a la otra parte) o bien aceptar la contienda haciendo uso de sus defensas de fondo.

No obstante su índole de excepción sustancial dilatoria la doctrina y jurisprudencia nacional admiten que pueda ser
opuesta por vía reconvencional, motivando una contrademanda destinada a que el actor haga efectiva su prestación
cumplida.

Requisitos:

Para que proceda el ejercicio de la excepción es necesario:

1- Que las obligaciones de actor y demandado sean de cumplimiento simultáneo:

Tiene que existir mutua dependencia la hora de cumplir las obligaciones nacidas en nexo de reciprocidad. Este
requisito no se cumple cuando la obligación a cargo del actor está sujeta a un plazo o una condición suspensiva, pues
en ese caso, la ejecutoriedad de la obligación pura y simple no tiene por qué ser subordinada al eventual o posterior
cumplimiento de la otra.

2- Que el incumplimiento por el actor revista gravedad suficiente: El incumplimiento por el actor de la obligación a su
cargo nos lleva a distinguir: la excepción de incumplimiento total y la excepción de incumplimiento parcial,
defectuoso o irrutual. En la primera la excepción procede frente al incumplimiento de la obligación principal. Quien
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demanda no ha satisfecho en absoluto la prestación a su cargo, o no haber cumplido la obligación principal. Nuestro
Código no dice nada con respecto al incumplimiento parcial, inexacto o defectuoso, no conforme con los requisitos
objeto del cumplimiento: identidad e integridad de la prestación.

3- Que no pueda imputarse incumplimiento al excepcionante: Si el demandado no ha prestado al actor la


colaboración necesaria para posibilitarle el cumplimiento de la obligación a su cargo, o no ejecuta por su culpa las
obligaciones que le competen, incurriendo en mora, no puede invocar el art. 1201.

Quien demanda por incumplimiento debe demostrar haber satisfecho las obligaciones a su cargo, impuestas por el
contrato bilateral. El accionado que impone la excepción de incumplimiento debe acreditar exclusivamente la
existencia del contrato productor de obligaciones recíprocas.

Cuando el demandado opone la excepción de incumplimiento parcial, o inexacto, por el contrario, es a su cargo la
demostración de ese hecho.

Acogida la excepción por el juzgador la sentencia a dictarse puede:

1) Rechazar la acción, sin que por ello prejuzgue obre los derechos en cuestión, que el acciónate podrá hacer valer
en otro juicio una vez cumplida la obligación a su cargo: en este caso la excepción juega como verdadera excepción
dilatoria, cuando se hace valer como contrademanda o reconvención nada impide, en cambio, que el sentenciante
admita ambas pretensiones.

2) Acoger la acción, previo pago de la prestación pendiente a cargo del actor: aquí la se esgrima como mera
excepción sustancial; es algo novedosa, ya que importa un tipo de sentencia condicional o de futuro, sin perjuicio de
reconocer que se satisface la simultaneidad del cumplimiento a la vez que se logra una importante economía
procesal.

LA SEÑA, SEÑAL O ARRAS. concepto y función.

Es un pacto o cláusula que puede preceder al contrato o estar inserto en él.

CODIGO NUEVO: del torno considera que las partes no se pueden arrepentir de celebrar el contrato. Que no es
arrepentimiento. Establece que el funcionamiento de la seña es para “no trabajar de gusto” y frente a una
eventualidad de incumplimiento asegurarse el contrato.

Apuntes de clase: Es una medida contractual que permite asegurar la celebración de un contrato que por alguna
razón en particular está sujeta a un acontecimiento determinado.
Es una garantía de cumplimiento contractual sujeta a diferentes variables. Se congela el objeto y el precio y lo
supedita a un plazo de tiempo.

Históricamente esta seña era absolutamente renunciable y no obligaba a ninguna de las partes.
El CCC establece que la seña es parte del contrato y confirma el contrato. Para que tenga los efectos históricos debe
ser pactada. Hoy ya no es una medida, sino parte integrante del contrato.

100
ARTÍCULO 1059: “Disposiciones generales. La entrega de señal o arras se interpreta como confirmatoria del acto,
excepto que las partes convengan la facultad de arrepentirse; en tal caso, quien entregó la señal la pierde en
beneficio de la otra, y quien la recibió, debe restituirla doblada.”

ARTÍCULO 1060: “Modalidad. Como señal o arras pueden entregarse dinero o cosas muebles. Si es de la misma
especie que lo que debe darse por el contrato, la señal se tiene como parte de la prestación si el contrato se cumple;
pero no si ella es de diferente especie o si la obligación es de hacer o no hacer.”

Función. La dación o entrega puede hacerse con dos finalidades distintas: (asegurar el contrato o asegurar el
cumplimiento)

1- reforzar el cumplimiento, ejerciendo una presión o coacción sobre ambas partes, tanto sobre quien ladra como
quien la recibe.

2- permitir el arrepentimiento de cualquiera de los contratantes, el retiro unilateral, actuando como indemnización
de daños y perjuicios.

La seña como acto jurídico real.


Es una dación o entrega de una cosa mueble, que puede o no ser dinero, que una de las partes contratantes realiza a
favor de la otra u otras. No es suficiente para qué exista que se obligue una parte a entregarla, sino que es preciso su
entrega efectiva "real".

La seña constituye un efecto accidental que puede ser incorporado a los contratos bilaterales y plurilaterales y
también a los contratos preliminares. El momento para efectivizar la seña es la de la celebración del negocio o uno
posterior, pero siempre previo al cumplimiento del mismo.

Puede tener como objeto: generalmente dinero, pero nada impide otra cosa (cosa mueble o inmueble.)

La seña se caracteriza por incorporarse como efecto accidental a un contrato bilateral. De allí las diferencias que
pueda presentar con las reservas o boletos provisorios.

¿Puede darse un derecho como una seña? El CCC a diferencia de Vélez permite que uno ceda algún tipo de derecho
como garantía de una obligación. (Art. 1615 Cesión en garantía)

Especies: confirmatoria y penitenciales.

La regla del carácter confirmatorio de la señal o arras

El Código vigente vino a resolver el contrapunto que existía en nuestro Derecho Privado en orden al carácter bajo el
cual debe ser entendida la señal. Ello se ha logrado mediante una norma interpretativa, la del artículo 1059, que
dispone que "La entrega de señal o arras se interpreta como confirmatoria del acto, excepto que las partes
convengan la facultad de arrepentirse". En ocasión del Proyecto de 1998 (arts. 971 a 973), un calificado sector de
nuestra doctrina, defendiendo sus soluciones sobre la materia —contrastantes con las que aquí se anotan—, sostuvo
que "Cabría pensar, por tanto, si no sería preferible obviar la categoría de la seña confirmatoria que resulta
innecesaria, por cuanto, si ha habido una prestación, no es necesario calificarla como seña para garantizar el
cumplimiento del contrato, pues la prestación, por sí sola significa comienzo de ejecución y acuerda suficiente acción
para exigir la contraprestación".

101
La señal confirmatoria excluye el arrepentimiento. Si se obtiene el cumplimiento, lo dado. "...se tiene como parte de
la prestación, pero no si ella es de diferente especie o si la obligación es de hacer o no hacer" (art. 1060, in fine). Por
el contrario, si hay incumplimiento y se opta por la resolución, se aplican allí dichas reglas generales, pudiendo
retenerse la seña sólo si cuenta con un crédito indemnizatorio a su favor que le permite reclamar daños y perjuicios.
Si la seña se ha pactado como penitencial, y se arrepiente quien la entregó, habrá de perderla en beneficio de la
otra; en cambio, si quien lo hace es la parte que recibió lo dado en señal o arras, deberá restituirla con otro tanto de
su valor.

El arrepentimiento es una manifestación recepticia, que no podrá ejercerse habiendo mora o comienzo de ejecución
del contrato, resultando aplicable la misma experiencia judicial existente hasta la entrada en vigencia del nuevo
Código.

Confirmatoria: su fin es asegurar el cumplimiento del contrato. En este tipo de seña las partes no tienen derecho a
arrepentirse de la operación. Lo que se da como seña es considerado como un adelanto, un pago a cuenta de precio
total. Solo admite el arrepentimiento si fue pactada expresamente. Se encontraba en el art 475 del código de
comercio.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- ------

La estipulación de una seña, en el ámbito comercial, fortificará el vínculo impidiendo su ulterior disolución por la
voluntad unilateral de los contratantes.

La seña confirmatoria excluye la posibilidad de arrepentimiento, siendo esta la diferencia fundamental con la
penitencial.

Cuando el contrato se cumple, se computará "por cuenta del precio" y fuera de la misma especie, y si no debe
devolverse en el estado en que se encuentre, solución similar a la prevista para la seña penitencial, en el código civil.

Difícil es decidir en nuestro derecho cuando el contrato celebrado con arras confirmatoria no se cumple. Nada obsta
a solicitar la resolución en ejercicio de la facultad resolutoria implícita (pacto comisorio) de acuerdo con el artículo
216 del código de comercio, con más los daños y perjuicios; el acreedor podrá demandar por cumplimiento con
daños y perjuicios pertinentes.

Penitencial: la seña tiene como característica principal que permite arrepentirse a cualquiera de las partes. Estaba
regulada en el art 1202.

Art.1202: “Si se hubiere dado una señal para asegurar el contrato o su cumplimiento, quien la dio puede arrepentirse
del contrato, o puede dejar de cumplirlo perdiendo la señal.

Puede también arrepentirse el que la recibió; y en tal caso debe devolver la señal con otro tanto de su valor. Si el
contrato se cumpliere, la señal debe devolverse en el estado en que se encuentre. Si ella fuere de la misma especie
que lo que por el contrato debía darse, la señal se tendrá como parte de la prestación; pero no si ella fuere de
diferente especie, o si la obligación fuese de hacer o de no hacer.”

Si las partes no se arrepienten del negocio, lo dado en seña se imputa como un pago a cuenta: ej. Compro algo de
100$, dejo seña de 10$, paga 90. ¿si se dejo un reloj como seña?. En los casos en que lo dado como seña y la
prestación sea diferente, se le devuelve lo dado como seña y se cumple el total de la prestación.

Si las partes se arrepienten:

-si se arrepiente quien dio la seña, pierde la seña.


102
-si se arrepiente quien la recibió la seña: debe devolver la seña doblada.

¿Hasta cuándo procede arrepentirse?

- Si las partes han fijado plazo, dentro de ese plazo.

- Si no hay fijado plazo, según el caso, hasta que se lo constituya en mora o hasta la contestación de la demanda o
hasta que haya algún principio de ejecución del contrato.

La seña equivale a una indemnización convencional, fijada anticipadamente por las partes, tendiente a resarcir los
daños sufridos por la contraria en caso de mediar arrepentimiento.

Si no media arrepentimiento sino incumplimiento de la obligación, la indemnización, no obstante existir seña en el


contrato, se rige por principios generales, sin limitarse al importe de la seña. De ahí que sea preciso determinar
cómo se exterioriza el arrepentimiento y en que tiempo, a diferencia de incumplimiento que puede devenir en
cualquier momento.

Efecto confirmatorio de la seña. Excepción.

La cláusula "como seña y a cuenta de precio".

En la compraventa de inmuebles ha sido costumbre poner que el comprador entrega una suma como seña y a
cuenta de precio. Lo que se planteó si esta cláusula permite arrepentirse.

La cláusula dio lugar a discrepancias doctrinarias y jurisprudenciales, porque evidentemente era contradictoria,
puesto que si la suma se había dado como seña las partes podían arrepentirse y si se había dado a cuenta de precio
ello significaba que había un principio de ejecución del contrato y las partes ya no podían arrepentirse.

La cámara de apelaciones en lo civil de la capital puso fin al debate mediante el fallo mendez, Roberto/ferrara,
Antonia 1951, que dio a la citada clausula una doble función: “la clausula como seña y a cuenta de precio tiene,
sucesivamente una función doble: como seña si el contrato no se cumple y a cuenta de precio si aquel se formaliza.”

Oportunidad del arrepentimiento. Principio de ejecución.

La voluntad de arrepentirse no necesita de palabras sacramentales ni de formas solemnes, pudiendo extravertirse de


manera expresa o tácita sobre la base de un comportamiento declarativo o de un comportamiento de hecho.

La manifestación unilateral de arrepentimiento no debe ser extemporánea sino exteriorizada en tiempo hábil; de lo
contrario, si pudiera expresarse en cualquier momento, sometería la parte contraria a una gran inseguridad, además
de ocasionarle demoras y tal vez gastos inútiles.

Si las partes hubieren estipulado en el contrato el término para ejercer el arrepentimiento, éste será el tiempo hábil
al efecto. Y, a falta de estipulación sobre el particular, la facultad de puede hacerse valer: hasta la constitución en
mora o hasta la contestación de la demanda o hasta que haya un principio de ejecución del contrato.

La parte que haya realizado un principio de ejecución del contrato pierde la posibilidad de arrepentirse. Son
principios de ejecución los actos que demuestran inequívocamente la voluntad de cumplir el contrato. Ej. Entregar
sumas de dinero, recibir o dar la posesión de un departamento antes de escriturar,etc. Si el principio de ejecución
proviene de ambas partes, ambas pierden la posibilidad de arrepentirse. Ej. Vendedor le da la posesión de inmueble
y el comprador instala los muebles.

Jurisprudencia:

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-El arrepentimiento es procedente siempre que el contrato no haya tenido principio de ejecución (C.N.Civ., en pleno,
diciembre 29.951. ldem, Sala E, Julio 17-961)

-El vendedor, en la compraventa inmobiliaria, puede arrepentirse cuando como en el caso, no ha mediado principio
de ejecución y aunque se trate de un comprador con derecho preferencial (C.N.Civ., Sala E, septiembre 17-963)

-EI principio de ejecución del contrato obsta el arrepentimiento, pero no impide que el vendedor pueda hacer valer
cl pacto comisorio estipulado a su favoren el boleto (C.N.Civ., Sala A, Noviembre 20-962). J -La existencia de Pl'inc'Plo
de ej‘ecución del contrato de compraventa inmobiliaria, conduce a su cumplimiento, pero no impide exigir la
rescición, en el supuesto de incumplimiento por el otro contratante (C.N.Civ., Sala E, noviembre 21-961).

Relaciones entre la seña y la cláusula penal.

Cláusula penal: (Art. 652 CV. Nuevo 790 yss)

ARTÍCULO 790: “Concepto. La cláusula penal es aquella por la cual una persona, para asegurar el cumplimiento de
una obligación, se sujeta a una pena o multa en caso de retardar o de no ejecutar la obligación. “

ARTÍCULO 791: “Objeto. La cláusula penal puede tener por objeto el pago de una suma de dinero, o cualquiera otra
prestación que pueda ser objeto de las obligaciones, bien sea en beneficio del acreedor o de un tercero.”

Se trata de una estipulación accesoria a una obligación principal por la que el deudor debe satisfacer una prestación
si no cumpliere con la misma o lo hiciere tardíamente.-

Desempeña una doble función: es resarcitoria ya que consiste en una liquidación anticipada y convencional de daños
y perjuicios y también es compulsiva por cuanto estimula al cumplimiento de la obligación pactada.- La cláusula
penal es: accesoria, subsidiaria, inmutable, condicional, definitiva y de interpretación estricta.

Seña, señal o arras: Cuando se pacta una seña, significa para las partes un acuerdo que reserva a ambas la facultad
de arrepentirse del acto o compromiso asumido- Favorece a ambas partes, eximiendo de la prestación pagando la
pena.- El artículo en análisis es claro por cuanto establece que si el deudor entrega una suma como seña y luego se
arrepiente de la obligación pactada, pierde la suma entregada como seña.- Si el acreedor es quien se arrepiente,
deberá devolver la suma entregada más otro tanto.-

Las dos son garantías de protección de un crédito.

Entre la seña penitencial y la cláusula penal existen estas diferencias:

1. La función aseguratoria o estimulativa de la cláusula penal al instar al deudor a cumplir, fortalece el vínculo. La
seña penitencial, en cambio, lo debilita en tanto cuanto permite el arrepentimiento.

2. En la cláusula penal el acreedor puede optar por reclamar la prestación o la pena, y el deudor no puede liberarse
ofreciendo satisfacer la pena, salvo reserva expresa de tal derecho. La seña penitencial, en cambio, autoriza a ambas
partes a arrepentirse, aún cuando una de ellas pretenda el cumplimiento. Sobre la posibilidad de hacer jugar a la
seña como un mínimo indemnizatorio, con función equivalente a la cláusula penal.

¿Puede reducirse judicialmente el quantum de la seña? La seña y la cláusula penal son pactos de displicencia, y por
lo tanto algunos autores consideran que sería aplicable el artículo 656 del c.c. (794 código nuevo) por lo que cuando
la seña es elevada desproporcionalmente el juez puede reajustarla si es un abusivo aprovechamiento del deudor
(hay que aclarar que en la clausula penal se permite esta disminución del valor por que la obligación sigue vigente,
no se extingue, entonces la clausula penal sumaria al cumplimiento o incumplimiento que ocurrida posteriormente,

104
en cambio en la seña no ocurre eso ya que el contrato se extingue y las partes fijan la indemnización con la seña
penitencial. El titular considera que se puede disminuir el monto de la seña pero por pero por otro razonamiento,
dice que la seña por ser una indemnización tarifada es aleatoria en la relación a la existencia de daños que pueden o
no concurrir y podría reducirse igual que las deudas de juego, según la fortuna del deudor (2056 c.c.y 1610 código
nuevo).

Contrato de layaway. Aplicación. Comparación con otras figuras.

Es una modalidad de compraventa, deja pactado el precio en diferentes periodos y de manera sucesiva.

El contrato se caracteriza porque el vendedor retiene el artículo de consumo hasta que el precio es totalmente
pagado en una o varios cuotas posteriores al contrato. Los bienes perfectamente identificados se retiran del
inventario del vendedor, quien sin embargo los posee y responde por su pérdida o deterioro, una vez realizado el
pago total. (LEIVA)

La economía de mercado avanza, lo hace hasta en los países con régimen político socialista que han decidido
adoptarla. El consumismo para bien o para mal se globaliza y se extiende incluso a las naciones cuya población no
está hoy en condiciones económicas, sociales y culturales de consumismo.

El contenido de este contrato trasciende a la expresión layaway que le da origen y que significa dejar aparte, dejar
separado. Puede traducirse como retener, conservar mercaderías para comprarlas en el futuro. Es el contrato donde
formalmente el vendedor se obliga a mantener el artículo por un precio determinado hasta que el comprador pague
la totalidad de precio y se cumplan los términos y condiciones pactados por las partes.

La garantía de saneamiento, según Lorenzetti, es un «género conceptual que abarca: 1. La garantía de


evicción; 2. los vicios redhibitorios, y 3. el saneamiento que permite que el adquirente ejerza la acción de
cumplimiento, solicitando al garante que perfeccione el título o subsane los defectos (.) o que lo indemnice de los
daños sufridos.» (1). Es decir que el saneamiento propiamente dicho comprende aquellos defectos de derecho
(evicción) o de hecho (vicios redhibitorios) aplicable exclusivamente a los contratos onerosos.

Se enuncian, a saber, tres categorías de responsables. En primer lugar, se alude a quienes han trasmitido
bienes por título oneroso. La expresión genérica empleada en el texto ha de entenderse como comprensiva de
aquellos contratos que implican la enajenación de toda especie de derechos patrimoniales, ya sean reales,
personales o intelectuales. En segundo término se enuncia como obligados también a quienes han dividido bienes
con otros, es decir que la responsabilidad emergente de la obligación de saneamiento alcanza a los comuneros,
copropietarios, o coherederos que efectúan la partición de los bienes de los que son cotitulares.

Finalmente, la obligación compromete también a quienes antecedieron al enajenante en la titularidad del


derecho trasmitido. En efecto, los anteriores transmitentes a título oneroso también resultan responsables por
saneamiento frente a los subadquirentes, en la medida en que el vicio ya existiera a la época en que efectuaron la
transferencia del bien.

El régimen del Código muestra una concepción distinta en torno a la obligación de saneamiento en
comparación con el código derogado. Desde esa perspectiva, en cuanto a su contenido, le otorga alcances genéricos
expresando que "el obligado al saneamiento garantiza por evicción y vicios ocultos". Esto significa que el
adquirente de bienes a título oneroso se encuentra amparado tanto frente a aquellos defectos atinentes al derecho
trasmitido como así también ante la existencia de defectos ocultos en la materialidad de la cosa objeto mediato del
contrato.
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ARTICULO 1035.- Adquisición a título gratuito. El adquirente a título gratuito puede ejercer en su provecho las
acciones de responsabilidad por saneamiento correspondientes a sus antecesores.

La disposición comentada faculta al adquirente a título gratuito para ejercer las acciones que su transmitente
hubiere tenido contra quienes le antecedieron en la titularidad del derecho. Se trata de una acción directa, que se
confiere al adquirente a título gratuito para ejercer las acciones que correspondían a su transmitente contra los
antecesores titulares. Cabe entender que la norma considera a la responsabilidad de saneamiento como un derecho
accesorio del bien trasmitido. La solución que ya era admitida en el código derogado en materia de evicción ha sido
extendida al campo del saneamiento en general.

ARTICULO 1036.- Disponibilidad. La responsabilidad por saneamiento existe aunque no haya sido estipulada por las
partes. Estas pueden aumentarla, disminuirla o suprimirla, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo siguiente.

ARTICULO 1037.- Interpretación de la supresión y de la disminución de la responsabilidad por saneamiento. Las


cláusulas de supresión y disminución de la responsabilidad por saneamiento son de interpretación restrictiva.

ARTICULO 1038.- Casos en los que se las tiene por no convenidas. La supresión y la disminución de la
responsabilidad por saneamiento se tienen por no convenidas en los siguientes casos:

a) si el enajenante conoció, o debió conocer el peligro de evicción, o la existencia de vicios;

b) si el enajenante actúa profesionalmente en la actividad a la que corresponde la enajenación, a menos que el


adquirente también se desempeñe profesionalmente en esa actividad.

ARTICULO 1039.- Responsabilidad por saneamiento. El acreedor de la obligación de saneamiento tiene


derecho a optar entre:

a) reclamar el saneamiento del título o la subsanación de los vicios;

b) reclamar un bien equivalente, si es fungible;

c) declarar la resolución del contrato, excepto en los casos previstos por los artículos 1050 y 1057.

Acciones de saneamiento: Los cambios introducidos por el nuevo Código en esta materia reconocen al acreedor —en
primer término— la facultad de requerir el saneamiento del título cuando exista un vicio de índole jurídica que
afecte el derecho trasmitido o la subsanación del defecto material existente en la cosa objeto mediato del contrato,
según corresponda

Acción de resolución: La norma comentada autoriza también al acreedor de la obligación de saneamiento a declarar
la resolución. Sin embargo, la preocupación por la conservación del contrato ubica a este remedio como último
recurso, de carácter subsidiario, como se evidencia con las limitaciones expresas, impuestas por los artículos 1050 y
1057, a cuyos comentarios se remite.

ARTICULO 1040.- Responsabilidad por daños. El acreedor de la obligación de saneamiento también tiene derecho a la
reparación de los daños en los casos previstos en el artículo 1039, excepto:

a) si el adquirente conoció, o pudo conocer el peligro de la evicción o la existencia de vicios;

b) si el enajenante no conoció, ni pudo conocer el peligro de la evicción o la existencia de vicios;

c) si la transmisión fue hecha a riesgo del adquirente;

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d) si la adquisición resulta de una subasta judicial o administrativa.

La exención de responsabilidad por daños prevista en los incisos a) y b) no puede invocarse por el enajenante que
actúa profesionalmente en la actividad a la que corresponde la enajenación, a menos que el adquirente también se
desempeñe profesionalmente en esa actividad.

Del texto bajo comentario resulta que, como regla general, la obligación de saneamiento comprende a la
tutela resarcitoria, por la cual el obligado debe reparar los daños y perjuicios irrogados.

La posibilidad de acumular la pretensión de daños cede en diferentes supuestos. Así:

a) Cuando "el adquirente conoció, o pudo conocer el peligro de la evicción o la existencia de vicios" (inc. a).

b) Cuando "el enajenante no conoció, ni pudo conocer el peligro de la evicción o la existencia de vicios" (inc. b).
Adviértase que no se exige que el adquirente demuestre la mala fe del enajenante —como imponía el código de
Vélez para los vicios redhibitorios (art. 2176)— sino que éste no haya conocido o podido conocer tal situación. Por
esta vía, los mencionados extremos dejan de actuar como presupuestos de la acción de daños, para pasar a
constituirse en eximentes de las que puede valerse —y deberá probar— el transmitente.

c) Cuando “la transmisión fue hecha a riesgo del adquirente”.

d) Cuando "la adquisición resulta de una subasta judicial o administrativa". La solución vigente exige dos precisiones
sobre el alcance de la eximente: 1) Sólo comprende a los daños, y en consecuencia, no excluye de los efectos de las
acciones del artículo 1039, en especial de los restitutorios, cuando se hubiera optado por la resolución del contrato.
2) No requiere que la subasta judicial provenga de una "venta forzada", captando también a las que resultan de
decisiones de comuneros o a pedido de los herederos

La exención de responsabilidad prevista en los incisos a y b "no puede invocarse por el enajenante que actúa
profesionalmente en la actividad a la que corresponde la enajenación..." Se pondera de este modo la profesionalidad
del transmitente, que al importar experticia, acota los márgenes de liberación.

ARTICULO 1041.- Pluralidad de bienes. En los casos en que la responsabilidad por saneamiento resulta de la
enajenación de varios bienes se aplican las siguientes reglas:

a) si fueron enajenados como conjunto, es indivisible;

b) si fueron enajenados separadamente, es divisible, aunque haya habido una contraprestación única.

En su caso, rigen las disposiciones aplicables a las cosas accesorias.

Los incisos a y b del artículo que se comenta establecen con claridad que si los bienes fueron enajenados
como conjunto, la responsabilidad se juzga como indivisible, en tanto que si fueron enajenados separadamente, la
misma se reputa divisible, aunque haya habido una contraprestación única.

ARTICULO 1042.- Pluralidad de sujetos. Quienes tienen responsabilidad por saneamiento en virtud de enajenaciones
sucesivas son obligados concurrentes. Si el bien ha sido enajenado simultáneamente por varios copropietarios, éstos
sólo responden en proporción a su cuota parte indivisa, excepto que se haya pactado su solidaridad.

Conforme se ha considerado al comentar los artículos 1033 y 1034, el nuevo Código distingue la obligación
de saneamiento de las garantías por evicción y vicios redhibitorios. En ese contexto debe situarse la norma bajo
comentario, toda vez que la divisibilidad sólo se predica respecto de la primera. Así, es criterio uniforme que

107
"...mientras la obligación de garantizar la quieta y pacífica posesión es indivisible, la de reparar los daños y perjuicios
de una evicción ya sufrida tiene carácter divisible.

Desde esta lógica, no hay dudas de que cuando existieran enajenantes plurales, el artículo 1042 distribuye
entre ellos los efectos resarcitorios del saneamiento como se ha dicho en nuestra doctrina, "La obligación de reparar
los perjuicios es esencialmente dineraria y, por ende, tiene carácter divisible toda obligación de objeto divisible es
divisible, existiendo entre los codeudores una mancomunación simple". Sólo por excepción, cuando resulte de un
pacto, puede inferirse la solidaridad.

Por el contrario, y preservando la misma perspectiva de razonamiento, no puede admitirse que la


divisibilidad comprenda a las acciones de reparación en especie de la cosa viciosa, a la sustitución de la misma, a la
bonificación de los títulos o a la resolución del contrato, y ello a consecuencia de los límites que derivan de la unidad
de la cosa o del negocio celebrado. Un ejemplo paradigmático se observa en materia de resolución, ámbito en el cual
resultan aplicables las exigencias que el Código vigente prevé cuando existen partes plúrimas o plurisubjetivas, en
donde la manifestación que pretende la extinción debe ser emitida por "todos los sujetos que integran una parte
contra todos los sujetos que integran la otra"

El nuevo Código también se ocupa del alcance de la responsabilidad de los integrantes de la cadena de
enajenaciones. Sobre el particular, el primer párrafo del artículo 1042 dispone que "Quienes tienen responsabilidad
por saneamiento en virtud de enajenaciones sucesivas son obligados concurrentes". El encuadramiento es
pertinente, dado que los obligados deben el mismo objeto, aunque en virtud de diferentes causas (art. 850).

ARTICULO 1043.- Ignorancia o error. El obligado al saneamiento no puede invocar su ignorancia o error, excepto
estipulación en contrario.

Alterini afirmaba que "La ignorancia o el error no son invocables útilmente por el obligado al saneamiento; la
garantía por evicción se debe aunque la turbación o la privación del derecho tenga causa anterior a la adquisición, y
el enajenante debe la garantía por vicios redhibitorios aunque los ignore"". Eso es básicamente lo que dispone el
texto que se anota, que debe entendérselo con la salvedad del artículo 1040, inciso b, en cuanto permite acreditar al
enajenante que no conoció o no pudo conocer el vicio jurídico o material para exonerarse de la responsabilidad por
los daños derivados del saneamiento. En su última parte, se deja a salvo la situación en que se pacte lo contrario.

ARTICULO 1044.- Contenido de la responsabilidad por evicción. La responsabilidad por evicción asegura la existencia
y la legitimidad del derecho transmitido, y se extiende a:

a) toda turbación de derecho, total o parcial, que recae sobre el bien, por causa anterior o contemporánea a la
adquisición;

b) los reclamos de terceros fundados en derechos resultantes de la propiedad intelectual o industrial, excepto si el
enajenante se ajustó a especificaciones suministradas por el adquirente;

c) las turbaciones de hecho causadas por el transmitente.

El legislador prescinde de brindar una definición legal de evicción, defiriendo a la doctrina dicha labor, para
la cual aporta diferentes requisitos, principalmente en el texto que aquí se anota, entre los cuales se recuerdan: la
inexistencia o ilegitimidad del derecho transmitido; la turbación o privación de un derecho; el reclamo fundado de
un tercero; la causa anterior o contemporánea a la adquisición. A ellos debe agregarse la referencia a la onerosidad,
que aunque no se repite en este parágrafo 2°, viene afirmada en la regulación general del saneamiento (arts. 1033,
inc. a y 1035), y en otras normas específicas, entre las que sobresale el artículo 1556 que excluye —a priori— la
evicción en el ámbito de las donaciones. En consecuencia, no existen variantes sustanciales con relación al código

108
derogado, a excepción de la innecesaridad de una sentencia judicial no se impone como presupuesto general de la
evicción.

Es posible afirmar que habrá evicción cuando un tercero, mediante un reclamo fundado, turba o priva —
total o parcialmente— al adquirente de un derecho a título oneroso (art. 1033) al cuestionar la existencia o
legitimidad del derecho transmitido, invocando para ello una causa anterior o contemporánea a la adquisición.

Puede haber evicción sin sentencia cuando el tercero esgrime frente al adquirente un derecho indiscutible o
irrefutable de modo que no cabe razonablemente oponerle resistencia; ello sin perjuicio de que le corresponderá a
este último acreditar tales extremos. Lo expuesto muestra una importante transformación operada en la
conformación de esta garantía, que hoy encuentra sustento normativo en el nuevo Código.

"...la responsabilidad por evicción asegura la existencia y legitimidad del derecho transmitido" , de suerte
que si el adquirente resulta afectado por la pretensión de un tercero, el enajenante deberá asumir las consecuencias
propias de la evicción, sin perjuicio de las más genéricas del saneamiento.

ARTICULO 1045.- Exclusiones. La responsabilidad por evicción no comprende:

a) las turbaciones de hecho causadas por terceros ajenos al transmitente;

b) las turbaciones de derecho provenientes de una disposición legal;

c) la evicción resultante de un derecho de origen anterior a la transferencia, y consolidado posteriormente. Sin


embargo, el tribunal puede apartarse de esta disposición si hay un desequilibrio económico desproporcionado.

Debe tenerse presente que no toda turbación o privación fundada en un mejor derecho da lugar a la
responsabilidad por evicción. Así ocurre si ella se funda en razón de turbaciones de derecho provenientes de una
disposición legal (inc. b).

La evicción tampoco procede cuando resulta "...de un derecho de origen anterior a la transferencia, y
consolidado posteriormente". El nuevo Código refiere aquí al derecho del tercero, que aunque se consolida luego de
la transmisión que da lugar a la turbación o privación, reconoce una causa anterior. Adviértase bien que no se alude
al derecho del adquirente, sino de quien efectivamente turba o intenta la privación de éste. Como bien se ha
explicado en el régimen anterior, se entiende que se ha aludido "...a un supuesto de prescripción adquisitiva, en el
que el tercero que reclama contra el adquirente, con posterioridad a la adquisición de éste, consolidó por
prescripción el mejor derecho que alega..."

La fórmula ahora vigente enfatiza —para este caso— la idea de la exclusión de la responsabilidad del
enajenante, aunque sin constituirla en una regla absoluta. En este marco, el entendimiento que cabe efectuar a la
expresión que trae el nuevo Código no es otro que autorizar la apreciación de todas las circunstancias relevantes del
caso para juzgar la responsabilidad del enajenante, sólo cuando el desquiciamiento de la operación económica fuera
exagerada. No dándose este presupuesto, no cabe más que liberar a aquél de tales efectos.

Más categórica resulta la exclusión del inciso a, cuando alude a "las turbaciones de hecho causadas por
terceros ajenos al transmitente". Sólo por excepción parece darse curso a esta garantía —que cobra aquí matices
peculiares—, cuando proviene de hechos de terceros "vinculados" al transmitente.

ARTICULO 1046.- Citación por evicción. Si un tercero demanda al adquirente en un proceso del que pueda resultar la
evicción de la cosa, el garante citado a juicio debe comparecer en los términos de la ley de procedimientos. El
adquirente puede seguir actuando en el proceso.

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ARTICULO 1047.- Gastos de defensa. El garante debe pagar al adquirente los gastos que éste ha afrontado para la
defensa de sus derechos. Sin embargo, el adquirente no puede cobrarlos, ni efectuar ningún otro reclamo si:

a) no citó al garante al proceso;

b) citó al garante, y aunque éste se allanó, continuó con la defensa y fue vencido.

Desde la perspectiva ritual, y por imperio de la citación de evicción, el enajenante deberá incorporarse al
proceso como tercero, lo que explica varios efectos, tales como: a) la citación no exige los recaudos de una
demanda, sino la de un simple llamamiento a un tercero; b) el citado no es parte en el pleito, asumiendo —por
tanto— el rol de un verdadero tercero; c) al haberse trabado la litis con el adquirente, éste no puede desvincularse
del proceso, aunque puede asumir un comportamiento más o menos pasivo, de acuerdo a la conducta que
despliegue el enajenante, lo cual parece haber llevado a decir al nuevo Código —en el último párrafo del artículo
1046— que "...puede seguir actuando en el proceso”

Wayar, voz autorizada sobre la materia, ha dicho que la citación de evicción tiene una doble finalidad: sirve
para que el enajenante tome conocimiento de la turbación, al tiempo que evita la caducidad del derecho del
adquirente turbado.

Finalmente, el artículo 1047-trae uno de los efectos principales de la citación, al afirmar que "El garante debe
pagar al adquirente los gastos que éste ha afrontado para la defensa de sus derechos". Así resulta de la última parte
del artículo 1047 en cuanto establece que "...el adquirente no puede cobrarlos, ni efectuar ningún otro reclamo si: a)
no citó al garante al proceso; b) citó al garante, y aunque éste se allanó, continuó con la defensa y fue vencido".

ARTICULO 1048.- Cesación de la responsabilidad. En los casos en que se promueve el proceso judicial, la
responsabilidad por evicción cesa:

a) si el adquirente no cita al garante, o lo hace después de vencido el plazo que establece la ley procesal;

b) si el garante no comparece al proceso judicial, y el adquirente, actuando de mala fe, no opone las defensas
pertinentes, no las sostiene, o no interpone o no prosigue los recursos ordinarios de que dispone contra el fallo
desfavorable;

c) si el adquirente se allana a la demanda sin la conformidad del garante; o somete la cuestión a arbitraje y el laudo
le es desfavorable.

Sin embargo, la responsabilidad subsiste si el adquirente prueba que, por no haber existido oposición justa que hacer
al derecho del vencedor, la citación oportuna del garante por evicción, o la interposición o sustanciación de los
recursos, eran inútiles; o que el allanamiento o el laudo desfavorable son ajustados a derecho.

El legislador precisa cuatro causales de cesación, todas las cuales suponen una acción u omisión del
adquirente, a saber:

a) omitir la citación de evicción, o hacerlo fuera de término. En tal caso, se trata como hemos visto, de un caso
típico de caducidad de derecho, toda vez que esta categoría predica la extinción de un derecho no ejercido (art.
2566);

b) obrar con negligencia o imprudencia cuando el garante no comparezca al proceso judicial, o con mala fe. Ello
puede darse por no oponer las defensas pertinentes; por no sostener las opuestas; por no interponer o proseguir los
recursos ordinarios de los cuales se disponía para atacar el fallo desfavorable;

110
c) allanarse a la demanda, sin lograr la conformidad del garante;

d) someter la cuestión a arbitraje.

Sin embargo, esos comportamientos no son suficientes per se para provocar la extinción, en cuanto la parte
final del artículo 1048 establece que "...la responsabilidad subsiste si el adquirente prueba que, por no haber
existido oposición justa que hacer al derecho del vencedor, la citación oportuna del garante por evicción, o la
interposición o sustanciación de los recursos, eran inútiles; o que el allanamiento o el laudo desfavorable son
ajustados a derecho". No puede pasarse por alto que para que la extinción no se produzca, pesa sobre el adquirente
la prueba de estos extremos'', lo cual en algunos supuestos reviste particular complejidad.

ARTICULO 1049.- Régimen de las acciones. El acreedor de la responsabilidad dispone del derecho a declarar la
resolución:

a) si los defectos en el título afectan el valor del bien a tal extremo que, de haberlos conocido, el adquirente no lo
habría adquirido, o su contraprestación habría sido significativamente menor;

b) si una sentencia o un laudo produce la evicción.

ARTICULO 1050.- Prescripción adquisitiva. Cuando el derecho del adquirente se sanea por el transcurso del plazo de
prescripción adquisitiva, se extingue la responsabilidad por evicción.

La atenta lectura de los dos incisos del artículo 1049 conduce a admitir la razonabilidad de la solución
elegida, toda vez que se acepta la resolución, cuando la evicción proviene de una sentencia o de un laudo arbitral, o
graves vicios en el título, que de haberlos conocido el adquirente no hubiera concretado la operación jurídica o
hubiese pagado menos a cambio. Se trata de una resolución por ministerio de la ley, en los términos del artículo
1089, habida cuenta de que el texto que se anota lo presenta como un derecho del adquirente "...a declarar la
resolución". Ello supondrá promover una acción diferente, si la hubo, a aquella en que se ventiló la evicción, que
podrá acumularse junto a otras, especialmente de daños y perjuicios (art. 1040). Lo normado coincide así con la
praxis judicial, en donde con frecuencia la evicción lleva al evicto a promover acciones resolutorias y resarcitorias
contra el responsable.

ARTICULO 1051.- Contenido de la responsabilidad por vicios ocultos. La responsabilidad por defectos ocultos
se extiende a:
a) los defectos no comprendidos en las exclusiones del artículo 1053;
b) los vicios redhibitorios, considerándose tales los defectos que hacen a la cosa impropia para su destino por
razones estructurales o funcionales, o disminuyen su utilidad a tal extremo que, de haberlos conocido, el
adquirente no la habría adquirido, o su contraprestación hubiese sido significativamente menor.

ARTICULO 1052.- Ampliación convencional de la garantía. Se considera que un defecto es vicio redhibitorio:

a) si lo estipulan las partes con referencia a ciertos defectos específicos, aunque el adquirente debiera haberlos
conocido;

b) si el enajenante garantiza la inexistencia de defectos, o cierta calidad de la cosa transmitida, aunque el adquirente
debiera haber conocido el defecto o la falta de calidad;

c) si el que interviene en la fabricación o en la comercialización de la cosa otorga garantías especiales. Sin embargo,
excepto estipulación en contrario, el adquirente puede optar por ejercer los derechos resultantes de la garantía
conforme a los términos en que fue otorgada.
111
ARTICULO 1053.- Exclusiones. La responsabilidad por defectos ocultos no comprende:

a) los defectos del bien que el adquirente conoció, o debió haber conocido mediante un examen adecuado a las
circunstancias del caso al momento de la adquisición, excepto que haya hecho reserva expresa respecto de aquéllos.
Si reviste características especiales de complejidad, y la posibilidad de conocer el defecto requiere cierta preparación
científica o técnica, para determinar esa posibilidad se aplican los usos del lugar de entrega;

b) los defectos del bien que no existían al tiempo de la adquisición. La prueba de su existencia incumbe al
adquirente, excepto si el transmitente actúa profesionalmente en la actividad a la que corresponde la transmisión.

El artículo comentado comienza por delimitar el contenido de la garantía por defectos ocultos trazando una
distinción entre defectos ocultos y vicios redhibitorios. Se establece entre ambas figuras una relación de género a
especie confiriendo mayor amplitud a la responsabilidad regulada. La diferenciación formulada en la norma resulta
significativa frente a la posible existencia de deficiencias que afecten la calidad de la cosa objeto del contrato y no
fuesen advertibles al tiempo del cumplimiento de la prestación, pero no alcanzaren a reunir los requisitos
establecidos en el artículo 1051, inciso segundo, para configurar vicios redhibitorios.

La noción de defecto oculto que adopta el régimen vigente se construye a partir de lo preceptuado en el
inciso primero del artículo 1051, interpretado en conjunción con las exclusiones previstas en el artículo 1053. La
articulación de ambas disposiciones permite afirmar que los defectos determinantes de la operatividad de la
responsabilidad son aquellos que se caracterizan por ser desconocidos y por su existencia al momento de la
adquisición. Por su parte, dentro del universo de defectos ocultos, el artículo 1051, inciso segundo, califica de vicios
redhibitorios a aquellos defectos caracterizados particularmente por presentar cierta gravedad. Expresa la citada
disposición que "...hacen a la cosa impropia para su destino por razones estructurales o funcionales, o disminuyen su
utilidad a tal extremo que, de haberlos conocido, el adquirente no la habría adquirido, o su contraprestación hubiese
sido significativamente menor

En el artículo 1053 precisa una serie de circunstancias fácticas que actúan como factores de exclusión de la
responsabilidad al tiempo que concurren a caracterizar la noción de defecto oculto. Los factores considerados son:

a) Cognoscibilidad del defecto por el adquirente: Aquellas deficiencias del bien aparentes u ostensibles quedan fuera
del ámbito de la responsabilidad. Es decir que si fueron conocidas por el adquirente, o debió haberlas conocido al
momento de la adquisición, mediante un examen adecuado a las circunstancias del caso, el trasmitente queda
desobligado, salvo que el adquirente haya hecho reserva expresa de los defectos conocidos.

b) Inexistencia del defecto al tiempo de la adquisición: La garantía consagrada se justifica si la existencia del defecto
es anterior o concomitante al tiempo de la adquisición del bien. En principio, conforme las reglas generales en
materia de cargas probatorias, le compete al adquirente acreditar la preexistencia del defecto. Sin embargo, esa
regla se exceptúa cuando el trasmitente haya actuado en el ámbito de su experticia profesional.

El art 1052 establece que, al igual que sucedía en el régimen derogado, la actuación de la autonomía privada
posibilita que los contratantes incorporen previsiones de diverso tenor relativas a la existencia de defectos
específicos, o a la ausencia de ellos, o afirmen ciertas calidades en la cosa objeto del contrato. Tales estipulaciones
constituyen hipótesis de ampliación convencional de la garantía pues tienen el efecto de hacer vicio redhibitorio de
un defecto que por su naturaleza no lo es, en tanto no reúne los requisitos normativos exigidos por el artículo 1051
para asignarle tal calificación.

A) En el primer inciso, el artículo analizado parece referir a una previsión expresa relativa a la existencia de ciertos
defectos específicos a los cuales se les ha querido atribuir el carácter de vicio redhibitorio, no obstante que fueren

112
aparentes o fácilmente detectables para el adquirente, de modo tal que si se presentaren el transmitente resultará
responsable.

b) En el segundo inciso se contemplan dos situaciones próximas: que la cláusula garantice la "inexistencia de
defectos", o bien, que afirme "cierta calidad de la cosa transmitida", sin perjuicio de que la existencia del defecto o la
falta de calidad hubiere sido cognoscible para el adquirente.

c) El último inciso regula el supuesto en el cual existan garantías voluntarias otorgadas por el fabricante o
comercializador de la cosa, correspondiendo entender que en este caso la existencia de un defecto de cualquier
índole se asimila a un vicio redhibitorio. No obstante, y salvo estipulación en contrario, se concede al adquirente la
facultad de optar por ejercer los derechos resultantes de la garantía conforme a los términos en que fue otorgada, o
ejercer las acciones propias de los vicios redhibitorios.

ARTICULO 1054.- Ejercicio de la responsabilidad por defectos ocultos. El adquirente tiene la carga de denunciar
expresamente la existencia del defecto oculto al garante dentro de los sesenta días de haberse manifestado. Si el
defecto se manifiesta gradualmente, el plazo se cuenta desde que el adquirente pudo advertirlo. El
incumplimiento de esta carga extingue la responsabilidad por defectos ocultos, excepto que el enajenante haya
conocido o debido conocer, la existencia de los defectos.

A los fines del funcionamiento efectivo de la responsabilidad en análisis, la norma anotada impone al
adquirente la carga de comunicarle la existencia del defecto al responsable. El texto exige que la denuncia se
formule expresamente, es decir que requiere un comportamiento declarativo dirigido a anoticiar al garante de la
configuración del elemento fáctico detonante de su responsabilidad. No refiere a la utilización de un medio
fehaciente, aunque será lo recomendable a fin de facilitar la probanza. La denuncia debe efectuarse dentro del
término de sesenta días. En principio, el cómputo del plazo comienza a correr desde que el defecto se manifiesta o
aparece, pero cuando se tratare de un defecto cuya exteriorización fuere gradual el tiempo se cuenta desde el
momento en que el adquirente pudo conocer o advertir su existencia.

Como regla, el incumplimiento de la carga de denunciar el defecto oculto libera al transmitente de su


responsabilidad. Excepcionalmente, la extinción no se produce si el enajenante conocía o debía conocer el
defecto. La solución legal encuentra fundamento en el principio general de la buena fe, puesto que resulta
razonable que la omisión del adquirente carezca de aptitud para enervar la mala fe del enajenante; además también
armoniza con lo prescripto en el artículo 1038.

ARTICULO 1055.- Caducidad de la garantía por defectos ocultos. La responsabilidad por defectos ocultos caduca:

a) si la cosa es inmueble, cuando transcurren tres años desde que la recibió;

b) si la cosa es mueble, cuando transcurren seis meses desde que la recibió o puso en funcionamiento.

Estos plazos pueden ser aumentados convencionalmente.

La prescripción de la acción está sujeta a lo dispuesto en el Libro Sexto.

El código derogado desconocía los plazos de caducidad de la garantía por vicios redhibitorios. Esto
significaba que en cualquier tiempo que el defecto se manifestare tenía aptitud para comprometer la
responsabilidad del trasmitente; no obstante lo cual, y como contrapeso, en la praxis, cuanto más se alejara la
aparición del defecto del momento de la trasmisión mayor sería la dificultad del adquirente para demostrar que su
existencia era anterior o concomitante a la adquisición.

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En el nuevo CCC los plazos de caducidad se han graduado en atención al carácter mueble o inmueble de las
cosas objeto del contrato. Si se trata de inmuebles, la garantía por defectos ocultos se extingue a los tres años
contados desde que el adquirente hubiere recibido el bien. Mientras que, cuando se trate de cosas muebles el plazo
de caducidad se reduce a seis meses. En este último supuesto, el cómputo de los términos legales de caducidad
legal comienza a correr desde la entrega de la cosa, o bien desde su puesta en funcionamiento cuando la naturaleza
del bien requiera de ello a fin de posibilitar el descubrimiento de defectos no ostensibles. El legislador se ocupa
también de explicitar que los lapsos estipulados pueden ser ampliados por decisión de las partes

La disposición directamente aplicable es el artículo 2564, a tenor de la cual la acción por vicios redhibitorios
prescribe al año.

ARTICULO 1056.- Régimen de las acciones. El acreedor de la garantía dispone del derecho a declarar la resolución del
contrato:

a) si se trata de un vicio redhibitorio;

b) si medió una ampliación convencional de la garantía.

ARTICULO 1057.- Defecto subsanable. El adquirente no tiene derecho a resolver el contrato si el defecto es
subsanable, el garante ofrece subsanarlo y él no lo acepta. Queda a salvo la reparación de daños.

ARTICULO 1058.- Pérdida o deterioro de la cosa. Si la cosa perece total o parcialmente a causa de sus defectos, el
garante soporta su pérdida.

ARTICULO 2564.- Plazo de prescripción de un año. Prescriben al año:

a) el reclamo por vicios redhibitorios;

Supresión de la ACCION ESTIMATORIA O QUANTI MINORIS: es para el caso de que el comprador decida quedarse
con la cosa a pesar del vicio o defecto. El objeto quanti minoris es obtener una disminución o rebaja del precio en
compensación por la desvalorización que sufre la cosa a raíz del vicio. Puede suceder que las partes lleguen a un
acuerdo sobre el monto, o en caso contrario, el monto a rebajar deber ser resuelto por el juez luego de un examen
pericial de la cosa. Para hacer la estimación se deben tener en cuenta el costo de los trabajos a realizar para
subsanar el vicio o defecto o el importe de la desvalorización, si es defecto es subsanable.

Opciones: si el defecto de la cosa es grave el adquirente puede optar entre ejercer la acciones redhibitoria o quanti
minoris. Intentada una de las acciones, ya no puede posteriormente intentar la otra. Si el defecto no es grava, solo
podrá intentar la acciones quanti minoris.

6. CLAUSULAS ABUSIVAS.

En la actualidad el consumo requiere de la contratación en masa ya que resulta útil para la celeridad del comercio,
de allí que es preciso que el consumidor sepa de las nuevas formas de contratación con cláusulas ya redactadas por
el comerciante que muchas veces afectan el equilibrio que debe darse entre las partes.

Las cláusulas de los contratos son abusivas cuando se altera significativamente el equilibrio entre el comerciante y el
consumidor en la relación de consumo. En este tipo de cláusulas el proveedor impone condiciones que perjudican al
consumidor ya que hace recaer en él responsabilidades o riesgos que corresponden al comerciante.
114
Generalmente, podemos encontrar cláusulas abusivas en todo tipo de contratos pero en la actualidad se hallan
mayormente en los contratos de adhesión o con cláusulas predispuestas.

Los contratos de adhesión son válidos y su número ha aumentado en los tiempos actuales ya que la sociedad de
consumo (consumidores) requiere de la contratación en masa.
Estos contratos resultan útiles para agilizar el comercio.

Los contratos de adhesión son eficaces siempre y cuando su contenido no resulte abusivo ni perjudique a los
consumidores.
Un ejemplo aclara este supuesto. Una persona compra un artefacto que a los pocos días de adquirido se
descompone por causas ajenas al consumidor (fallas de fábrica). En este caso el comerciante no puede obligar al
consumidor a demostrarle que usó el producto correctamente sino que es el empresario el que tiene que probar que
el consumidor le dio un mal uso al artefacto para deslindarse de su responsabilidad.

La ley impone al comerciante la necesidad de que sea él quien deba probar la forma en que han ocurrido los hechos
o las circunstancias que permitan liberarlo de responsabilidad.

En caso de existir una cláusula abusiva se debe:

En caso de que el comerciante haya incluido cláusulas abusivas en el contrato, el consumidor tendrá derecho a
demandar, a su libre elección, la NULIDAD de todo el contrato o de una o más cláusulas.

CONCEPTO.

988.- Cláusulas abusivas. En los contratos previstos en esta sección, se deben tener por no escritas:
a. las cláusulas que desnaturalizan las obligaciones del predisponente;
b. las que importan renuncia o restricción a los derechos del adherente, o amplían derechos del predisponente que
resultan de normas supletorias;
c. las que por su contenido, redacción o presentación, no son razonablemente previsibles.

El inc A “desnaturalizan obligaciones del predisponente”, eximen de responsabilidad y manifiesta el equilibrio de las
prestaciones. Ej. Prorroga de jurisdicción. El inc C se refiere a los vicios de sorpresa.

1119.- Regla general. Sin perjuicio de lo dispuesto en las leyes especiales, es abusiva la cláusula que, habiendo sido o
no negociada individualmente, tiene por objeto o por efecto provocar un desequilibrio significativo entre los
derechos y las obligaciones de las partes, en perjuicio del consumidor.

Aplicación en los contratos con cláusulas predispuestas:

ARTÍCULO 985.- Requisitos. Las cláusulas generales predispuestas deben ser comprensibles y autosuficientes. La
redacción debe ser clara, completa y fácilmente legible. Se tienen por no convenidas aquellas que efectúan un
reenvío a textos o documentos que no se facilitan a la contraparte del predisponente, previa o simultáneamente a la
conclusión del contrato. La presente disposición es aplicable a la contratación telefónica, electrónica o similar.

ARTÍCULO 986.- Cláusulas particulares. Las cláusulas particulares son aquellas que, negociadas individualmente,
amplían, limitan, suprimen o interpretan una cláusula general. En caso de incompatibilidad entre cláusulas generales
y particulares, prevalecen estas últimas.

115
ARTÍCULO 987.- Interpretación. Las cláusulas ambiguas predispuestas por una de las partes se interpretan en sentido
contrario a la parte predisponente.

Contratos de consumo:

ARTÍCULO 1117.- Normas aplicables. Se aplican en este Capítulo lo dispuesto por las leyes especiales y los artículos
985, 986, 987 y 988, existan o no cláusulas generales predispuestas por una de las partes.

ARTÍCULO 1118.- Control de incorporación. Las cláusulas incorporadas a un contrato de consumo pueden ser
declaradas abusivas aun cuando sean negociadas individualmente o aprobadas expresamente por el consumidor.

ARTÍCULO 1120.- Situación jurídica abusiva. Se considera que existe una situación jurídica abusiva cuando el mismo
resultado se alcanza a través de la predisposición de una pluralidad de actos jurídicos conexos.

ARTÍCULO 1121.- Límites. No pueden ser declaradas abusivas:


a. las cláusulas relativas a la relación entre el precio y el bien o el servicio procurado;
b. las que reflejan disposiciones vigentes en tratados internacionales o en normas legales imperativas.

ARTÍCULO 1122.- Control judicial. El control judicial de las cláusulas abusivas se rige, sin perjuicio de lo dispuesto en
la ley especial, por las siguientes reglas:
a. la aprobación administrativa de los contratos o de sus cláusulas no obsta al control;
b. las cláusulas abusivas setienen por no convenidas;
c. si el juez declara la nulidad parcial del contrato, simultáneamente lo debe integrar, si no puede subsistir sin
comprometer su finalidad; d. cuando se prueba una situación jurídica abusiva derivada de contratos conexos, el juez
debe aplicar lo dispuesto en el artículo 1075.

Supuestos en los que la responsabilidad se origina en el contenido de la cláusula, en la

forma:

ARTÍCULO 985.- Requisitos. Las cláusulas generales predispuestas deben ser comprensibles y autosuficientes. La
redacción debe ser clara, completa y fácilmente legible. Se tienen por no convenidas aquellas que efectúan un
reenvío a textos o documentos que no se facilitan a la contraparte del predisponente, previa o simultáneamente a la
conclusión del contrato. La presente disposición es aplicable a la contratación telefónica, electrónica o similar.

Aplicación de reglas de técnica legislativa en los contratos, EL PLAIN ENGLISH: es una modalidad dentro de la
revolución de los derechos para evitar clausulas abusivas. La ley de prehorizontalidad 19.724, en 1972 se establecio
para la compra de poso, dispuso su régimen y como requisito que frente a cualquier clausula abusiva debería ser
firmada por quien habíaadherido (se conoce a la persona que acepta.)

7. SUBCONTRATO.

ARTÍCULO 1069: Definición. El subcontrato es un nuevo contrato mediante el cual el sub contratante crea a favor del
subcontratado una nueva posición contractual derivada de la que aquél tiene en el contrato principal.

ARTÍCULO 1070.- Disposición general. En los contratos con prestaciones pendientes éstas pueden ser
subcontratadas, en el todo o en parte, a menos que se trate de obligaciones que requieren prestaciones personales.

Las notas principales que la caracterizan, a saber: a) constituye un nuevo contrato, derivado del principal del cual
depende, razón por la cual tiene su misma naturaleza jurídica (v. gr., locación de cosas); b) vincula al subcontratante
con el subcontratado, siendo el otro contratante originario ajeno al subcontrato, aunque interesado en el.

116
La doctrina lo ha definido como el “contrato derivado y dependiente de otro anterior de su misma naturaleza, que
surge a la vida como consecuencia de la actitud de uno de dos contratantes, el cual, en vez de ejecutar
personalmente las obligaciones asumidas en el contrato originario, se decide a contratar con un tercero la
realización de aquellas, en base al contrato anterior del cual es parte.

Hay así, dos contratos, uno principal, “originario”, “madre”, “base” o “de origen” y otro derivado o “subcontrato”. La
causa fin de este último se asienta en el contrato madre, del cual una de las partes deriva una posición del contrato,
ya sea para tercerizar la prestación, o dar todo o parte del objeto del contrato “madre” como objeto de otro nuevo
contrato.

https://dpicuantico.com/sitio/wp-content/uploads/2016/05/Doctrina-Consumidor-Nro-73-10.05.pdf (para
entender mejor)

ARTÍCULO 1071.- Acciones del subcontratado. El subcontratado dispone:


a. de las acciones emergentes del subcontrato, contra el sub contratante;
b. de las acciones que corresponden al sub contratante, contra la otra parte del contrato principal, en la extensión en
que esté pendiente el cumplimiento de las obligaciones de éste respecto del sub contratante.

Estas acciones directas se rigen por lo dispuesto en los artículos 736, 737 y 738.

ARTÍCULO 1072.- Acciones de la parte que no ha celebrado el subcontrato. La parte que no ha celebrado el
subcontrato mantiene contra el sub contratante las acciones emergentes del contrato principal. Dispone también de
las que corresponden al sub contratante contra el subcontratado, y puede ejercerlas en nombre e interés propio.

Contratos conexos, concepto. Art. 1073. Hay conexidad cuando 2 o más contratos autónomos se hallan vinculados
entre sí por una finalidad económica común previamente establecida, de modo que uno de ellos ha sido
determinante del otro para el logro del resultado perseguido. Puede ser establecida por ley, expresamente pactada
o derivada de la interpretación.

Interpretación-> deben ser interpretados los unos por medio de los otros. Debe interpretarse al conjunto de
contratos como un todo, un negocio completo y no aisladamente a cada contrato.

Efectos con especial referencia a la frustración de su causa fin. Probada la conexidad, un contratante puede oponer
las excepciones de incumplimiento total, parcial o defectuoso, aún frente a la inejecución de obligaciones ajenas a su
contrato.

Bolilla 11.-

Hechos jurídicos extintivos: Éstos causan la extinción de algún derecho independientemente de la voluntad de los
interesados.

117
Las relaciones jurídicas pueden concluir por hechos extintivos o por actos jurídicos extintivos. Los primeros,
son aquellos acontecimientos que producen la extinción de algún derecho o de alguna relación jurídica, sin
intervención de la voluntad de las partes. Los actos jurídicos, son aquellos actos voluntarios lícitos realizados por las
partes son el fin inmediato de aniquilar derechos o relaciones jurídicas.

ARTICULO 257.- Hecho jurídico. El hecho jurídico es el acontecimiento que, conforme al ordenamiento jurídico,
produce el nacimiento, modificación o extinción de relaciones o situaciones jurídicas.

ARTICULO 259.- Acto jurídico. El acto jurídico es el acto voluntario lícito que tiene por fin inmediato la
adquisición, modificación o extinción de relaciones o situaciones jurídicas.

-Confusión: La confusión tiene lugar cuando se reúnen en una misma persona la calidad de acreedor y deudor de una
obligación o cuando se consolidan en ella el dominio sobre una cosa y sus desmembraciones.

931: Definición. La obligación se extingue por confusión cuando las calidades de acreedor y de deudor se
reúnen en una misma persona y en un mismo patrimonio. 932: Efectos. La obligación queda extinguida, total o
parcialmente, en proporción a la parte de la deuda en que se produce la confusión.

-Caducidad: La caducidad de un derecho opera cuando se omite su ejercicio dentro del lapso prefijado por ley o por la
convención. La caducidad provoca la pérdida de un derecho.

2566: Efectos. La caducidad extingue el derecho no ejercido. 2567: Suspensión e interrupción. Los plazos de
caducidad no se suspenden ni se interrumpen, excepto disposición legal en contrario. 2570: Caducidad y prescripción.
Los actos que impiden la caducidad no obstan a la aplicación de las disposiciones que rigen la prescripción.

2571: Renuncia a la caducidad. Las partes no pueden renunciar ni alterar las disposiciones legales sobre
caducidad establecidas en materia sustraída a su disponibilidad. La renuncia a la caducidad de derechos disponibles
no obsta a la aplicación de las normas relativas a la prescripción. 2572: Facultades judiciales. La caducidad sólo debe
ser declarada de oficio por el juez cuando está establecida por la ley y es materia sustraída a la disponibilidad de las
partes.

-Imposibilidad de cumplimiento: La imposibilidad tiene lugar cuando una causa sobreviviente a la creación del derecho,
obsta a su subsistencia, sin culpa de las partes. Para que funcione este modo de extinción se requiere que la causa
obstativa del derecho sea sobreviviente, pues si fuera originaria no se trataría de la extinción de un derecho actual,
sino de la inexistencia del acto jurídico que aparenta haberlo engendrado o de la invalidez del mismo acto. El hecho
debe ocurrir sin culpa de las partes, en caso contrario el derecho primitivo no se extingue sino que perdura aunque
cambiando en su objeto.

955: Definición. La imposibilidad sobrevenida, objetiva, absoluta y definitiva de la prestación, producida por
caso fortuito o fuerza mayor, extingue la obligación, sin responsabilidad. Si la imposibilidad sobreviene debido a causas
imputables al deudor, la obligación modifica su objeto y se convierte en la de pagar una indemnización de los daños
causados.

956: Imposibilidad temporaria. La imposibilidad sobrevenida, objetiva, absoluta y temporaria de la prestación


tiene efecto extintivo cuando el plazo es esencial, o cuando su duración frustra el interés del acreedor de modo
irreversible.

-Muerte del deudor en los contratos “intuitu personae”: La muerte del titular del derecho es también causa de
extinción de un derecho, pero únicamente cuando el mismo no es susceptible de transmisión mortis causa. Además
se imposibilita exigir el cumplimiento de una obligación personal a otra persona que no fuere con la que se contrató.

Breve referencia a la distinción entre caducidad y prescripción.


118
Mientras que la caducidad es un modo de extinguir por el no ejercicio de un derecho por el tiempo establecido,
o sea cuando el titular de un derecho omite ejercitarlo dentro de un plazo determinado, fijado por ley o por
convención; la prescripción tiene supuestos de suspensión e interrupción. Este último es un medio de extinción de
obligaciones (liberatoria), y a su vez un modo originario (adquisitiva) de adquirir la propiedad de una cosa, por ejemplo
la usucapión (por medio del transcurso del tiempo).

La prescripción extingue la acción y no el derecho, como ocurre en la caducidad. Quien sufrió la caducidad de
su derecho ya no lo posee, pues se acabó, en cambio quien posee un derecho prescripto, lo sigue poseyendo aunque
no puede reclamar su cumplimiento por vía judicial, a través de una acción. Sin embargo es titular de un derecho
creditorio natural, que significa que el derecho existe, y que si el deudor paga, puede retener el acreedor lo pagado.

1) Los plazos de caducidad no son susceptibles de interrupción ni suspensión. Los de prescripción sí.

2) Los plazos de caducidad suelen ser muy breves, aunque los de prescripción a veces también pueden serlo.

3) La caducidad puede ser declarada de oficio (interés público). La prescripción debe ser alegada por una de las partes.

4) La prescripción actúa sobre la acción para exigir el cumplimiento de un derecho impidiendo el ejercicio de la misma,
mientras que la caducidad actúa sobre el derecho mismo extinguiéndolo.

Punto 2.- Actos jurídicos extintivos.

Los actos jurídicos extintivos, son actos voluntarios lícitos realizados por las partes con el fin inmediato de
extinguir derechos o contraer relaciones jurídicas.

Son los que causan la extinción de algún derecho por la precisa intención de las partes en tan sentido y puesto
que los actos se efectúan con el “fin inmediato” de “aniquilar derecho” se trata de verdaderos actos jurídicos. La
rescisión, la revocación, la resolución, la transacción y la renuncia son cinco modos de extinción de los contratos, ya
por la voluntad de las partes, ya por disposición de la ley, que producen su ineficacia sobrevíniente. Pero a través de
ellas se extingue un contrato válido, en tanto el contrato inválido, lo es desde su origen a causa de un vicio que ha
incidido en su formación.

La rescisión revocación y resolución se entienden sinónimos pero es incorrecto. Cada una tiene un fin
específico. En la rescisión los motivos deben ser fundados, por ejemplo el locatario puede por su propia voluntad
extinguir el contrato debiendo indemnizar (efectos solo para el futuro). La revocación se basa en la confianza y la ley
debe autorizar. La resolución se da por incumplimiento de la otra parte (o exige que cumpla o la resolución). Se dice
que tiene efectos retroactivos para las partes, pero esto depende del caso, ya que en el contrato de locación no se
puede devolver el uso y goce.

Actos bilaterales: Rescisión bilateral.

La rescisión también se denomina como "mutuo disenso" o "distracto" verdadero contrato extintivo. El
distracto es aquel en que las partes tienen la libertad de desatarse o poner fin a una relación jurídica por medio del
contrato que habían celebrado.

ARTICULO 1076.- Rescisión bilateral. El contrato puede ser extinguido por rescisión bilateral. Esta extinción,
excepto estipulación en contrario, sólo produce efectos para el futuro y no afecta derechos de terceros.

Puesto que el acuerdo de voluntades ha podido crear un vínculo jurídico, puede también aniquilarlo o
extinguirlo. Se funda en la autonomía de la voluntad.

Los efectos de la rescisión dependen de la voluntad de las partes: estas pueden acordar que el contrato
originario quede sin efecto retroactivamente, con obligación de las partes de restituirse mutuamente todo lo que
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hubieran recibido la una de la otra; o bien pueden acordar que el contrato deja de producir sus efectos en adelante,
quedando firmes los efectos ya producidos. La retroactividad resultante de una rescisión no puede perjudicar nunca
los derechos que los terceros hubieran adquirido en el ínterin como consecuencia del contrato originario.

Aunque no se la define, su caracterización permite construir la categoría. En tal sentido, se destaca que la
rescisión bilateral: a) se funda en el consentimiento de las partes contratantes. La autonomía privada (art. 958) lleva
implícita la posibilidad de deshacer el acuerdo arribado, mediante el pertinente distracto; b) produce sus efectos para
el futuro, lo que implica que no habrá de afectar derechos de terceros; c) actúa "...en el ámbito de contratos no
agotados por cumplimiento (pago), en los que existan efectos no iniciados o pendientes, en los contratos de ejecución
diferida o de duración, de ejecución continuada o de tracto sucesivo.

Actos unilaterales:

Son casos en que si bien no existe acuerdo de voluntades la ley autoriza a rescindir el contrato a una de las
partes, por su sola voluntad y sin expresar causa. Ej. El contrato de trabajo puede ser rescindido por la sola voluntad
del patrón o del trabajador.

ART 1077.- Extinción por declaración de una de las partes. El contrato puede ser extinguido total o
parcialmente por la declaración de una de las partes, mediante rescisión unilateral, revocación o resolución, en los
casos en que el mismo contrato, o la ley, le atribuyen esa facultad.” (efecto obligatorio)

El nuevo Código clasifica a las causales sobrevenidas en dos grandes grupos: la rescisión bilateral y las que se
producen por declaración de una de las partes. Estas últimas contienen, a su vez, a la rescisión unilateral, a la
revocación y a la resolución. El legislador ha preferido enunciarlas, sin brindar un concepto legal de ellas, tarea que
seguirá a cargo de la doctrina y jurisprudencia.

Dentro de esta última caben la rescisión unilateral, la revocación y la resolución, como expresamente lo afirma
el artículo 1077. Son fuentes de estas vicisitudes, el mismo contrato o la ley. El texto expresamente dice que las
causales se admiten "...en los casos en que el mismo contrato, o la ley, le atribuyen esa facultad".

Rescisión unilateral:

La rescisión unilateral es una causal extintiva, de fuente convencional o legal, ejercida por una de las partes, y que
no requiere expresión de causa; b) la revocación se produce por imperio de la manifestación de voluntad de aquella
parte en cuyo favor el legislador la consagró, para ser invocada, en ocasiones, de modo discrecional, y en otros casos,
frente a ciertas causas determinadas, y c) finalmente, la resolución es ejercida por uno solo de los contratantes, quien
invoca una cláusula del contrato o una causa legal.

Otras diferencias surgen de los efectos que las mismas producen. Para ello se remite a los comentarios de los
artículos 1079. Dentro de la categoría de la rescisión unilateral caben las denuncias del contrato admitidas legalmente
en los casos de extinción anticipada en la locación de cosas —mal llamada resolución anticipada— (art. 1221);
desistimiento unilateral del contrato de obra (art. 1261); rescisión de los contratos bancarios (art. 1383); rescisión de
la cuenta corriente (arts. 1432, inc. b, y 1441);

Resolución: No es el resultado de un nuevo contrato como ocurre con la rescisión bilateral, sino que supone la
extinción del contrato por virtud de un hecho posterior a la celebración, hecho que a veces es imputable a la otra parte
(ej.incumplimiento) o que puede ser extraño a la voluntad de ambos (como ocurre en ciertos supuestos de condiciones
resolutorias).

La resolución del contrato puede operar ipso iure (como sucede en la condición resolutoria) o bien puede
requerir la manifestación de voluntad de la parte interesada en ella (como ocurre en la que se funda en el
arrepentimiento o en el incumplimiento de la contraria). La resolución deja sin efecto el contrato retroactivamente,
120
sus consecuencias es volver las cosas al estado en que se encontraban antes de la celebración del contrato. En este
punto, sus efectos son semejantes a los de la nulidad, pero se diferencia de esta en que el hecho que provoca la
resolución es siempre es posterior al contrato, en tanto que el que da lugar a la nulidad, debe ser anterior o
concomitante con la celebración. Tiene importancia como causa de resolución el pacto comisorio, la seña y la teoría
de la imprevisión.

Resolución unilateral y por ministerio de la ley: ART 1089.- Resolución por ministerio de la ley. El requerimiento
dispuesto en el artículo 1088 no es necesario en los casos en que la ley faculta a la parte para declarar unilateralmente
la extinción del contrato, sin perjuicio de disposiciones especiales.

Resolución total y parcial. JUS VARIANDI ART 1083.- Resolución total o parcial. Una parte tiene la facultad de
resolver total o parcialmente el contrato si la otra parte lo incumple. Pero los derechos de declarar la resolución total
o la resolución parcial son excluyentes, por lo cual, habiendo optado por uno de ellos, no puede ejercer luego el otro.
Si el deudor ha ejecutado una prestación parcial, el acreedor sólo puede resolver íntegramente el contrato si no tiene
ningún interés en la prestación parcial.”

Revocación: La idea de revocación está unida a la liberalidad: se revoca una donación, un testamento. Importa un acto
de voluntad por el cual se deja sin efecto la liberalidad.

Limitándonos ahora al campo de los contratos, la revocación exige una causa jurídica que la justifique, así por
ej. será necesario que medie ingratitud del donatario o incumplimiento por este de los cargos que le fueron impuestos.
No opera ipso iure. La revocación deja sin efecto el contrato retroactivamente, esta regla es absoluta entre las partes.
Entre las partes la revocación tiene efectos retroactivos ej. una condición resolutoria. Respecto terceros, en algunos
casos tiene efectos retroactivo y en otro no ej. si un tercero adquiere la cosa donada, debe devolver la cosa si es de
mala fe. Si es de buena fe no debe devolver.

Disposiciones generales para la extinción unilateral, ART, 1078.- Disposiciones generales para la extinción por
declaración de una de las partes. Excepto disposición legal o convencional en contrario, se aplican a la rescisión
unilateral, a la revocación y a la resolución las siguientes reglas generales:

a) el derecho se ejerce mediante comunicación a la otra parte. La comunicación debe ser dirigida por todos los sujetos
que integran una parte contra todos los sujetos que integran la otra;

b) la extinción del contrato puede declararse extrajudicialmente o demandarse ante un juez. La demanda puede
iniciarse aunque no se haya cursado el requerimiento previo que pudo corresponder; en tal situación se aplica el inciso
f);

c) la otra parte puede oponerse a la extinción si, al tiempo de la declaración, el declarante no ha cumplido, o no está
en situación de cumplir, la prestación que debía realizar para poder ejercer la facultad de extinguir el contrato;
(defensa que no resulta clara, es la excepción de incumplimiento nos remitimos al 1031, plantea como requisito que
quien lo ejerza no este en mora)

d) la extinción del contrato no queda afectada por la imposibilidad de restituir que tenga la parte que no la declaró;
(es el IUS VARIANDI , es decir la potestad de la parte que ha cumplido para extinguir o intimar a la otra parte para que
cumpla)

e) la parte que tiene derecho a extinguir el contrato puede optar por requerir su cumplimiento y la reparación de
daños. Esta demanda no impide deducir ulteriormente una pretensión extintiva;

f) la comunicación de la declaración extintiva del contrato produce su extinción de pleno derecho, y posteriormente
no puede exigirse el cumplimiento ni subsiste el derecho de cumplir. Pero, en los casos en que es menester un

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requerimiento previo, si se promueve la demanda por extinción sin haber intimado, el demandado tiene derecho de
cumplir hasta el vencimiento del plazo de emplazamiento;

g) la demanda ante un tribunal por extinción del contrato impide deducir ulteriormente una pretensión de
cumplimiento;

h) la extinción del contrato deja subsistentes las estipulaciones referidas a las restituciones, a la reparación de daños,
a la solución de las controversias y a cualquiera otra que regule los derechos y obligaciones de las partes tras la
extinción.

A los efectos de lograr la extinción unilateral del contrato, se exige que medie una comunicación a la otra parte
(art. 1078, inc. a, primera parte), de lo que resulta su carácter recepticio. El modo de concreción de la misma
dependerá de la vía que se elija para formalizar la extinción. En tal sentido, se recuerda que el nuevo Código afirma
que "La extinción del contrato puede declararse extrajudicialmente o demandarse ante un juez" (art. 1078, inc. b,
primera parte).

Por tanto, la vía elegida para la extinción, condicionará el modo de efectivizar la comunicación de la voluntad
extintiva. Por lo demás, si se opta por la vía judicial, la misma puede iniciarse aunque no se haya cursado 'él
requerimiento previo que pudo corresponder (art. 1078, inc. b, última parte). Sin embargo, a fin de no afectar los
derechos del accionado, se admite que éste "...tiene derecho de cumplir hasta el vencimiento del plazo de
emplazamiento" (art. 1078, inc. f, in fine). De este modo, el nuevo Código toma partido por una vieja éontroversia
generada en relación con las normas de los códigos derogados sobre la facultad comisoria, en donde un sector
minoritario de la doctrina reclamaba el derecho de cumplir a favor del accionado cuando la parte cumplidora había
optado por la acción judicial, aunque era polémico el momento oportuno para ejercerlo, lo que ahora ha sido
expresamente previsto.

Habiendo parte plúrima o plurisubjetiva, se exige que la manifestación sea emitida por "todos los sujetos que
integran una parte contra todos los sujetos que integran la otra" (art. 1078, inc. a).

Si la extinción es ejercida extrajudicialmente, su anoticiamiento o comunicación bastará, en principio, para


producir la extinción de pleno derecho (art. 1078, inc. f, primera parte).

La extinción intentada por vía extrajudicial puede ser resistida por la contraparte. Al respecto, el nuevo Código
dice que la receptora de la comunicación "...puede oponerse a la extinción si, al tiempo de la declaración, el declarante
no ha cumplido, o no está en situación de cumplir, la prestación que debía realizar para poder ejercer la facultad de
extinguir el contrato" (art. 1078, inc. c). En tal caso, el pronunciamiento judicial se limitará a reconocer si la extinción
se ha producido desde la mentada "comunicación".

El inciso e del texto que se anota establece que la parte cumplidora puede optar entre exigir el cumplimiento,
con el daño moratorio correspondiente, o pretender la resolución del contrato. Con buen criterio, la misma norma
aclara que "Esta demanda no impide deducir ulteriormente una pretensión extintiva".

En tal sentido, se ha dicho que "La demanda por cumplimiento no obsta a la resolución del contrato: 1. Si se
promueve una demanda subsidiaria de resolución. 2. Si antes de trabada la litis el actor modifica su pretensión de
cumplimiento por otra de resolución. Luego de trabada la litis hay que distinguir: a) si el demandado se allanó a la
acción por cumplimiento, el actor no puede pretender la resolución; b) si el demandado resistió la acción por
cumplimiento, el actor puede desistir de su acción, cargando con las costas, y plantear un nuevo proceso por
resolución. 3. La demanda por cumplimiento tampoco obsta a la resolución si hay una condena a cumplir que no es
acatada por el condenado.

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Por el contrario, el inciso g, dispone que "la demanda ante un tribunal por extinción del contrato impide
deducir ulteriormente una pretensión de cumplimiento". Sólo podría ceder en el caso en "...que hubiere sido
desestimada la demanda por extinción, por falta de algún presupuesto no requerido para el ejercicio de la acción por
cumplimiento.

Los mismos efectos se producen con relación a los reclamos extrajudiciales. El nuevo Código explicita ahora
tal situación, cuando en el inciso f, sostiene que posteriormente a la declaración extintiva "...no puede exigirse el
cumplimiento ni subsiste el derecho de cumplir".

Ha existido tradicional consenso en nuestra doctrina en cuanto a que la imposibilidad de restituir las
prestaciones a cargo de quien pretende la extinción actúa como impedimento para ello. En cambio: "la extinción del
contrato no queda afectada por la imposibilidad de restituir que tenga la parte que no la declaró" (art. 1078, inc. d).
La fórmula resulta claramente aplicable al supuesto en el cual la imposibilidad sobrevenga a la comunicación extintiva,
de allí el giro que se utiliza: "no queda afectada". La obligación primitiva se transformará en el pago de daños y
perjuicios. La solución resulta concordante con la última parte del artículo 955 que establece que "Si la imposibilidad
sobreviene debido a causas imputables al deudor, la obligación modifica su objeto y se convierte en la de pagar una
indemnización de los daños causados".

Resulta sumamente lógico que el nuevo Código reconozca que la extinción del contrato por declaración de
una de las partes "...deja subsistentes las estipulaciones referidas a las restituciones, a la reparación de daños, a la
solución de las controversias y a cualquiera otra que regule los derechos y obligaciones de las partes tras la extinción"
(art. 1078, inc. h)

Efecto en relación al tiempo de los actos extintivos, 1079: Operatividad de los efectos de la extinción por declaración
de una de las partes. Excepto disposición legal en contrario:

a) la rescisión unilateral y la revocación producen efectos solo para el futuro;

b) La resolución produce efectos retroactivos entre las partes, y no afecta el derecho adquirido a título oneroso por
terceros de buena fe.”

La rescisión unilateral y la revocación son tratadas —en el texto que se anota— como vicisitudes que producen
sus efectos hacia el futuro —ex nunc—, dejando subsistentes las prestaciones ya cumplidas. Por el contrario, a la
resolución se la considera como un supuesto extintivo con vocación retroactiva al tiempo de la celebración del
contrato —ex tunc—, sin perjuicio de los derechos adquiridos a título oneroso por terceros de buena fe251. Estas
soluciones admiten excepciones, que según el artículo 1079 deben reconocer fuente legal.

Son casos de excepción al efecto ex nunc —hacia el futuro— la revocación de las donaciones por
incumplimiento de los cargos.

Diferencias apreciables que Existen entre la rescisión unilateral, la revocación y la resolución

La rescisión unilateral es vista como una causal extintiva, de fuente convencional o legal, ejercida por una de las partes,
que no requiere expresión de causa, y que siempre opera hacia el futuro. La revocación se produce por imperio de la
manifestación de voluntad de aquella parte en cuyo favor el legislador la consagró, produciendo sólo
excepcionalmente efectos retroactivos. La resolución es ejercida por uno solo de los contratantes, quien para ello
invoca una cláusula del contrato o una causa legal, que la extingue retroactivamente, salvo supuestos particulares en
donde la misma no alcanza los efectos ya cumplidos.

Efecto en orden a la restitución de lo entregado, 1080.- Restitución en los casos de extinción por declaración de una
de las partes. Si el contrato es extinguido total o parcialmente por rescisión unilateral, por revocación o por resolución,

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las partes deben restituirse, en la medida que corresponda, lo que han recibido en razón del contrato, o su valor,
conforme a las reglas de las obligaciones de dar para restituir, y a lo previsto en el artículo siguiente.”

Aunque el fenómeno presenta mayor complejidad e intensidad en la resolución, por el efecto retroactivo que
en principio la caracteriza, ello no empece a reconocer la obligación restitutoria en las restantes vicisitudes unilaterales
extintivas; es que, aunque los efectos cumplidos hasta allí queden firmes, igualmente será necesario esclarecer las
implicancias de la restitución de los bienes que hubieran sido entregados en ocasión del contrato, y que en virtud de
su propia naturaleza deban ser devueltos. Piénsese, por ejemplo, en la revocación por ingratitud de una donación que
aunque produzca efectos hacia el futuro, obligará al donatario a efectuar la correspondiente restitución de la cosa
donada

ARTICULO 1081.- Contrato bilateral. Si se trata de la extinción de un contrato bilateral:

a) la restitución debe ser recíproca y simultánea;

b) las prestaciones cumplidas quedan firmes y producen sus efectos en cuanto resulten equivalentes, si son divisibles
y han sido recibidas sin reserva respecto del efecto cancelatorio de la obligación;

c) para estimar el valor de las restituciones del acreedor se toman en cuenta las ventajas que resulten o puedan
resultar de no haber efectuado la propia prestación, su utilidad frustrada y, en su caso, otros daños.

ARTICULO 1082.- Reparación del daño. La reparación del daño, cuando procede, queda sujeta a estas disposiciones:

a) el daño debe ser reparado en los casos y con los alcances establecidos en este Capítulo, en el Título V de este Libro,
y en las disposiciones especiales para cada contrato;

b) la reparación incluye el reembolso total o parcial, según corresponda, de los gastos generados por la celebración
del contrato y de los tributos que lo hayan gravado;

c) de haberse pactado la cláusula penal, se aplica con los alcances establecidos en los artículos 790 y siguientes.

ARTICULO 1083.- Resolución total o parcial. Una parte tiene la facultad de resolver total o parcialmente el contrato si
la otra parte lo incumple. Pero los derechos de declarar la resolución total o la resolución parcial son excluyentes, por
lo cual, habiendo optado por uno de ellos, no puede ejercer luego el otro. Si el deudor ha ejecutado una prestación
parcial, el acreedor sólo puede resolver íntegramente el contrato si no tiene ningún interés en la prestación parcial.

Concepto de incumplimiento, 1084.- Configuración del incumplimiento. A los fines de la resolución, el incumplimiento
debe ser esencial en atención a la finalidad del contrato. Se considera que es esencial cuando:

a) el cumplimiento estricto de la prestación es fundamental dentro del contexto del contrato;

b) el cumplimiento tempestivo de la prestación es condición del mantenimiento del interés del acreedor;

c) el incumplimiento priva a la parte perjudicada de lo que sustancialmente tiene derecho a esperar;

d) el incumplimiento es intencional;

e) el incumplimiento ha sido anunciado por una manifestación seria y definitiva del deudor al acreedor.”

El presupuesto básico para la procedencia de la resolución es el incumplimiento de la parte contra la cual se


pretende ejercer el derecho de resolver. El nuevo Código avanza sobre la tipificación del incumplimiento, sin
desconocer la experiencia precedente. De ello resultan las siguientes conclusiones: a) a los efectos de la resolución se
adopta la noción de "incumplimiento esencial b) se explicita la regla por la cual no cualquier inejecución habilita la
extinción, sino sólo aquella que resulte "esencial", lo que lleva a considerar a la resolución por incumplimiento como
124
una figura de excepción, coherente con el principio de conservación del contrato; c) se establecen diferentes supuestos
o tipos de incumplimiento.

Como se adelantó en el punto anterior, el texto que se anota tipifica diferentes casos de incumplimiento
esencial. Así, considera que ello ocurre cuando: a) la necesidad de su cumplimiento estricto resulte de los términos
del contrato, siendo fundamental para la satisfacción del interés de la parte cumplidora (inc. a). No es menester que
ello nazca de una cláusula expresa, pudiendo derivar de modo implícito a través de una correcta hermenéutica del
negocio284. Una variante del supuesto tratado se presenta frente al retraso en el cumplimiento (inc. b). Como regla
general, la tardanza en la ejecución no constituye un caso de incumplimiento esencial, salvo que las partes lo hubieran
considerado como "condición del mantenimiento del interés del acreedor"; b) en ausencia de voluntad contractual
reconocible, el nuevo Código dispone que el incumplimiento será esencial si priva a la parte perjudicada de aquello a
lo que "substancialmente tiene derecho a esperar" (inc. c). En el Derecho Comparado, ejemplificándose la situación
descripta, se ha dicho que ello habría de suceder si en el marco de un contrato de obra por el cual el comitente había
encargado la construcción de un pabellón para utilizarlo en una exposición a fin de exhibir y guardar objetos de valor,
el sistema de cierre de puertas deviene defectuoso, lo que priva al dueño del uso de la obra; allí, "el contrato no ha
establecido, de modo directo, que la nave tenga cierre de seguridad en perfecto funcionamiento, pero la ausencia del
mismo priva al contratante del uso de la nave; es decir, de lo que tenía derecho a esperar conforme al contrato"285;
c) "El incumplimiento es intencional" (inc. d): Es que allí no subsiste legítimamente en la parte cumplidora razón
valedera para confiar en la contraparte. Una manifestación próxima se reconoce frente al incumplimiento
"...anunciado por una manifestación seria y definitiva del deudor al acreedor" (inc. e). Aunque habitualmente no habrá
aquí "intencionalidad" en la inejecución, no hay dudas que la pérdida de creencia en el cumplimiento es absoluta, por
la propia declaración del obligado.

ARTICULO 1085.- Conversión de la demanda por cumplimiento. La sentencia que condena al cumplimiento
lleva implícito el apercibimiento de que, ante el incumplimiento, en el trámite de ejecución, el acreedor tiene derecho
a optar por la resolución del contrato, con los efectos previstos en el artículo 1081.

ARTICULO 1086.- Cláusula resolutoria expresa. Las partes pueden pactar expresamente que la resolución se
produzca en caso de incumplimientos genéricos o específicos debidamente identificados. En este supuesto, la
resolución surte efectos a partir que la parte interesada comunica a la incumplidora en forma fehaciente su voluntad
de resolver.

ARTICULO 1087.- Cláusula resolutoria implícita. En los contratos bilaterales la cláusula resolutoria es implícita
y queda sujeta a lo dispuesto en los artículos 1088 y 1089.

Otros medios extintivos.

-Transacción. Desde el punto de vista del derecho sustancial es un acto juridico bilateral (contractual) por el cual las
partes, haciéndose concesiones recíprocas, extinguen obligaciones litigiosas o dudosas. En otras palabras, es uno de
los modos de extinción de las obligaciones.

1641.- Concepto. La transacción es un contrato por el cual las partes, para evitar un litigio, o ponerle fin,
haciéndose concesiones recíprocas, extinguen obligaciones dudosas o litigiosas. 1642.- Caracteres y efectos. La
transacción produce los efectos de la cosa juzgada sin necesidad de homologación judicial. Es de interpretación
restrictiva.

-Renuncia. Es un modo de extinción de derechos consistente en un acto jurídico por el cual se hace abandono o
abdicación de un derecho propio, a favor de otro.

ARTICULO 944.- Caracteres. Toda persona puede renunciar a los derechos conferidos por la ley cuando la
renuncia no está prohibida y sólo afecta intereses privados. No se admite la renuncia anticipada de las defensas que
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puedan hacerse valer en juicio.
ARTICULO 945.- Renuncia onerosa y gratuita. Si la renuncia se hace por un precio, o a cambio de una ventaja
cualquiera, es regida por los principios de los contratos onerosos. La renuncia gratuita de un derecho sólo puede ser
hecha por quien tiene capacidad para donar.

ARTICULO 946.- Aceptación. La aceptación de la renuncia por el beneficiario causa la extinción del derecho.

ARTICULO 947.- Retractación. La renuncia puede ser retractada mientras no haya sido aceptada, quedando a salvo los
derechos adquiridos por terceros.

Punto 3.- Pacto comisorio o clausula resolutoria.

Se llama pacto comisorio a la clausula que permite a los contratantes reclamar la resolución del contrato
cuando una de ellas no ha cumplido con las obligaciones a su cargo.

ARTICULO 1086.- Cláusula resolutoria expresa. Las partes pueden pactar expresamente que la resolución se
produzca en caso de incumplimientos genéricos o específicos debidamente identificados. En este supuesto, la
resolución surte efectos a partir que la parte interesada comunica a la incumplidora en forma fehaciente su voluntad
de resolver.

La inclusión de una cláusula resolutoria expresa conserva gran importancia práctica, puesto que por su
intermedio las partes pueden convenir el régimen al que ha de someterse la potencial resolución del contrato. Así, las
partes pueden determinar cuáles serán los Incumplimientos que habilitan a la resolución, sorteando inicialmente el
debate acerca de la configuración y entidad del incumplimiento (art. 1084), aunque siempre dentro de los límites
impuestos por la buena fe y el abuso del derecho. También pueden pactar el procedimiento al que ha de sujetarse la
resolución. Ello, además, puede ir acompañado de otros pactos, sobre los daños que deberá reparar el incumplidor
(art. 1082) e incluso establecer cuáles son las prestaciones que deberán restituirse y en qué modo, tiempo y forma.

Aunque usualmente en el régimen anterior se aludía a pacto comisorio o pacto comisorio expreso, el nuevo
Código recurre a la expresión "cláusula resolutoria expresa". El artículo 1086 sí exige que las partes "expresamente"
pacten la resolución —en caso de incumplimientos genéricos o específicos—, esto es, manifiesten la intención de
autorizarla frente al incumplimiento contractual.

Como consecuencia del principio de autonomía.de la voluntad, lis partes pueden establecer el mecanismo
resolutorio que deseen, pudiendo prever que no se requiera notificación alguna, funcionando de modo automático,
similar a una condición resolutoria. En ausencia de previsión contractual acerca del mecanismo resolutorio, resulta
aplicable en forma supletoria el párrafo final del artículo 1086, que dice: "En este supuesto, la resolución surte efectos
a partir que la parte interesada comunica a la incumplidora en forma fehaciente su voluntad de resolver".

a) la comunicación debe ser recepticia, es decir dirigida al deudor. Además, se exige que sea "fehaciente", lo
cual significa que debe bastarse a sí misma como prueba en juicio. Habiendo parte plúrima resulta aplicable lo
dispuesto en el artículo 1078, inciso a; b) no se impone requerimiento alguno, ni debe otorgarse un plazo para el
cumplimiento. Pese a ello, hasta el momento de recibir la comunicación que notifica la resolución, el deudor moroso
puede cumplir la prestación a su cargo, salvo que se trate de un plazo esencial (art. 1084, inc. b); c) la resolución se
produce de pleno derecho y comienza a surtir efectos a partir de que la parte interesada comunica a la incumplidora
su voluntad de resolver.

Pacto comisorio implícito:

ARTICULO 1087.- Cláusula resolutoria implícita. En los contratos bilaterales la cláusula resolutoria es implícita y queda
sujeta a lo dispuesto en los artículos 1088 y 1089.
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ARTICULO 1088.- Presupuestos de la resolución por cláusula resolutoria implícita. La resolución por cláusula
resolutoria implícita exige:

a) un incumplimiento en los términos del artículo 1084. Si es parcial, debe privar sustancialmente de lo que
razonablemente la parte tenía derecho a esperar en razón del contrato;

b) que el deudor esté en mora;

c) que el acreedor emplace al deudor, bajo apercibimiento expreso de la resolución total o parcial del contrato, a que
cumpla en un plazo no menor de quince días, excepto que de los usos, o de la índole de la prestación, resulte la
procedencia de uno menor. La resolución se produce de pleno derecho al vencimiento de dicho plazo. Dicho
requerimiento no es necesario si ha vencido un plazo esencial para el cumplimiento, si la parte incumplidora ha
manifestado su decisión de no cumplir, o si el cumplimiento resulta imposible. En tales casos, la resolución total o
parcial del contrato se produce cuando el acreedor la declara y la comunicación es recibida por la otra parte.

ARTICULO 1089.- Resolución por ministerio de la ley. El requerimiento dispuesto en el artículo 1088 no es necesario
en los casos en que la ley faculta a la parte para declarar unilateralmente la extinción del contrato, sin perjuicio de
disposiciones especiales.

El artículo 1087 hace que el ámbito propio de actuación de la cláusula resolutoria implícita sean los contratos
bilaterales.

El artículo 1088, inciso b, enuncia que para que sea procedente la resolución será necesario que el deudor
haya incurrido en mora. En cuanto a la configuración de la mora, es preciso atenerse al régimen previsto por los
artículos 886 y siguientes, a cuyos comentarios se remite. Sin embargo, la exigencia actúa como una regla que admite
excepciones, puesto que pueden existir casos en donde procede la resolución del contrato aun cuando no haya mora
del deudor. Lo dicho sucede cuando: a) el deudor ha manifestado en forma indudable su voluntad de no cumplir.
Recordemos que el nuevo Código considera como incumplimiento "esencial" que autoriza a resolver el negocio, aquel
que ha sido anunciado por el deudor al acreedor mediante una manifestación seria y definitiva (art. 1084, inc. e); b) el
deudor ya no pueda cumplir con la obligación a su cargo en virtud de un hecho que le es reprochable (v. gr., la pérdida
o destrucción de la cosa por su culpa, la enajenación de la cosa y su entrega a un tercero), o frente a un caso fortuito
o fuerza mayor que el deudor haya asumido expresamente

Algo similar acontece con la exigencia de habilitar el ejercicio de la extinción sólo a la parte no incumpliente,
puesto que conforme siempre lo ha reconocido pacíficamente nuestra doctrina, el contratante que pretenda ejercer
el derecho de resolver el contrato no debe haber incumplido las obligaciones a su cargo295. Este requisito se
desprende indirectamente de los artículos 1086 y 1088, inciso c, y directamente del artículo 1078, inciso c, en cuanto
dispone que es posible oponerse a la extinción si "...el declarante no ha cumplido, o no está en situación de cumplir,
la prestación que debía realizar para poder ejercer la facultad de extinguir el contrato". Cabe destacar también que no
puede resolver el contrato el acreedor que, a pesar de no ser incumpliente, incurrió en mora creditoris, es decir (Me
no prestó la colaboración necesaria para que el deudor ejecute la obligación a su cargo, obstaculizando el
cumplimiento. La buena fe actúa aquí como obstáculo insalvable para ello (art. 90).

El inciso c, del texto que se anota regula los diferentes mecanismos resolutorios cuando se actúa por vía
extrajudicial. Sobre la vía extrajudicial caben efectuar las siguientes apreciaciones: a) el nuevo Código contiene dos
mecanismos resolutorios. El primero resulta aplicable de modo general, en caso de mora del deudor. El segundo atrapa
los casos en los cuales existe un plazo esencial para el cumplimiento, o la parte incumplidora ha manifestado su
decisión de no cumplir, o el cumplimiento resulta imposible; b) de ello surge que, quien pretenda resolver valiéndose
de la vía extrajudicial deberá —a priori— emplazar "...al deudor, bajo apercibimiento expreso de la resolución total o
parcial del contrato, a que cumpla en un plazo no menor de quince (15) días, excepto que de los usos, o de la índole
de la prestación, resulte la procedencia de uno menor"; c) por el contrario, cuando exista un plazo esencial o el
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obligado ha exteriorizado su voluntad de no ejecutar las prestaciones a su cargo, o se esté frente a un incumplimiento
definitivo o absoluto imputable al deudor, se autoriza a que la resolución total o parcial del contrato se concrete
mediante comunicación efectuada por el acreedor. Para que produzca la extinción se exige que la misma sea recibida
por la otra parte. A estos fines se aplican las exigencias del artículo 983 relativo a la recepción de la manifestación de
voluntad.

Aunque el texto en cuestión no establece —como el artículo 1086— precisiones en orden a los requisitos del
requerimiento, del juego armónico de los principios generales obrantes en el Capítulo 3 del Título Preliminar, de la
norma citada y del artículo 1078, resulta que: a) debe tratarse de una comunicación clara; recepticia, esto es, dirigida
al deudor, y "fehaciente", en cuanto debe bastarse a sí misma como prueba en juicio (v. gr., telegrama, carta
documento, acta notarial, etc.); b) según las circunstancias, debe ir acompañada de un ofrecimiento de la colaboración
necesaria para posibilitar el cumplimiento de la prestación, evitando de este modo que el deudor pueda alegar la mora
creditoris (art. 90)298; e) debe decir cuál es el plazo dentro del cual el deudor puede cumplir a fin de evitar la
resolución. Al respecto el nuevo Código mantiene la tradición precedente y dispone que el emplazamiento debe
contener un plazo mínimo de 15 días que el acreedor debe respetar. Este término podrá reducirse si de los usos o de
la índole de la prestación puede inferirse la existencia de uno menor. Y d) debe efectuarse bajo apercibimiento expreso
de la resolución total o parcial.

Una vez realizado el requerimiento, en la forma y con los contenidos señalados, la resolución se produce de
pleno derecho al vencimiento del plazo acordado, si el emplazado no cumple la prestación requerida (art. 1088, inc. c,
párrafo segundo).

En ocasión del tratamiento de algunos contratos típicos existen disposiciones específicas relativas a la cláusula
resolutoria implícita, algunas de las cuales vienen incluso del régimen anterior, que consagran mecanismos
resolutorios propios. A fin de evitar cualquier conflicto hermenéutico sobre el particular, el artículo 1089 del nuevo
Có- digo dispone que "El requerimiento dispuesto en el artículo anterior no es necesario en los casos en que la ley
faculta a la parte para declarar unilateralmente la extinción del contrato, sin perjuicio de disposiciones especiales"

La cuestión presenta particular interés en los contratos de consumo, en tanto el artículo 10 bis de la ley 24.240
contiene un régimen específico de tutela del crédito del consumidor en el ámbito contractual, que contempla diversas
acciones tendientes a salvaguardar los intereses económicos del consumidor frente al incumplimiento del acreedor
entre las cuales se encuentra la resolución del contrato. En este punto, el texto legal citado refuerza la posición del
consumidor, permitiéndole extinguir el contrato sin necesidad de realizar el requerimiento de cumplimiento previo.

Efectos: el pacto comisorio tiene respecto de las partes, los efectos de la condición resolutoria, es decir, el contrato
queda sin efectos retroactivamente y las partes deben devolverme recíprocamente lo que hubieran recibido como
consecuencia de el. En el supuesto que el acreedor que pidió la resolución demorase en devolver la cosa deberá daños
y perjuicios, pero su actitud no perjudica la resolución ya operada. En cuanto a los terceros, la resolución es más
compleja. La aplicación de los principios de la condición resolutoria conduciría a dejar sin efectos los derechos que los
terceros pudieran haber adquirido sobre la cosa que debe devolverse. Pero esta solución sería excesiva y afectaría la
confianza en los negocios. En la práctica el tercero de buena fe no se ve afectado por el pacto comisorio.

Punto 4.- Consecuencias del quiebre de las bases objetivas del contrato:

Se entiende por frustración del acto jurídico a aquel supuesto en el que, por causas ajenas a la voluntad de las
partes, no se obtiene o se pierde la obtención del efecto inmediato tenido en mira para la celebración del acto. Es
decir, aquellos casos en los que se frustra por una circunstancia ajena al deseo de los otorgantes la producción del
efecto deseado en forma directa o inmediata. Esa frustración del efecto puede operar retroactivamente o no, en forma
total o relativa, es decir, erga omnes, o respecto de personas determinadas. En nuestro país hubo varios intentos de

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incorporar la frustración del fin del contrato, comenzó por primera vez en el proyecto de unificación a la legislación
civil y comercial de 1987 cuando se reformo el art 1197.

Frustrar (del latín: frustrare) significa "privar a uno de lo que esperaba" o "dejar sin efecto, malograr un
intento". En derecho y en especial en el campo jurídico negocial, frustración, en sentido amplio, alude al acto jurídico
válido que no puede cumplirse por circunstancias sobrevinientes no originadas por el hecho personal de las partes:
muerte del locador de obra que debe cumplir una prestación para la que hubiese sido elegido en razón de sus
cualidades personales; destrucción total de la cosa arrendada en la locación, etcétera.

En un sentido más específico y técnico, como instituto jurídico autónomo, por frustración se entiende la
dificultad del cumplimiento del contrato por cambio de las circunstancias objetivas imperantes en el momento de la
celebración del acto, que integran la base objetiva del negocio. Esta frustración se puede producir de dos diversas
maneras:

a) cuando las nuevas circunstancias extraordinarias e imprevisibles que alteran la base del negocio se traducen en una
excesiva onerosidad para la prestación que debe cumplir una de las partes, alterando así el equilibrio establecido
originariamente en el contrato;

b) cuando se produce la frustración del fin contrato, por no tener ya una de las partes o ambas, debido al cambio de
circunstancias, interés en el cumplimiento del contrato, que ha perdido su sentido original.

La situación descripta en el caso a), corresponde a la mal llamada teoría de la imprevisión. La situación b)
frustración del fin del contrato. Hoy aparece en el art:

ARTICULO 1090.- Frustración de la finalidad. La frustración definitiva de la finalidad del contrato autoriza a la parte
perjudicada a declarar su resolución, si tiene su causa en una alteración de carácter extraordinario de las circunstancias
existentes al tiempo de su celebración, ajena a las partes y que supera el riesgo asumido por la que es afectada. La
resolución es operativa cuando esta parte comunica su declaración extintiva a la otra. Si la frustración de la finalidad
es temporaria, hay derecho a resolución sólo si se impide el cumplimiento oportuno de una obligación cuyo tiempo
de ejecución es esencial.”

Casos de la coronación.

La doctrina jurídica no nace ya armada sino que cobra forma de manera lenta y progresiva mediante el análisis
de los casos de jurisprudencia. Estos casos exigen una nueva sistematización que los acoja e incorpore al ordenamiento
jurídico de manera congruente y que les dan sus rasgos esenciales. Así nacen nuevos institutos que obtienen su
justificación en el plano normativo que permiten acordar soluciones justas y armónicas dentro del ordenamiento
jurídico a esos hechos que no encajaban dentro de la problemática anterior.

Tal es lo que ha ocurrido con la teoría de la frustración del fin del negocio, cuya elaboración específica y
autónoma nació en el derecho anglosajón, a comienzos de este siglo, con los llamados casos de la Coronación,
planteados ante la Court of Appeal de Londres, en el 1903. En tales casos se habían arrendado balcones o piezas con
ventanas en casas cuyo frente daba a calles por las que iba a transitar el desfile de la coronación de Eduardo VII, el día
26 de julio de 1902. El desfile debió ser cancelado por enfermedad del rey y, debido a ello, el fin perseguido por las
locaciones realizadas quedó sin sentido. Tal frustración motivó que se trabaran sendas contiendas judiciales entre
locadores y locatarios, ya que los primeros sostenían que debía pagarse el total del precio del arriendo, mientras los
segundos entendían que debía reintegrárseles la suma ya pagada en tal concepto y eximírselos del pago del resto del
precio.

En el primero de estos casos de la Coronación: "Chandler v. Webster", se había convenido el pago del arriendo
al contado por el locatario, pero éste había abonado sólo una suma aproximada a los dos tercios del precio y reclamaba

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en el juicio su devolución por falta de la consideration. El arrendador, a su vez, reconvino para obtener el pago del
saldo del precio de la locación. La Corte rechazó la demanda e hizo lugar a la reconvención porque se dijo que "el
efecto de la frustración no era declarar la nulidad 'ab initio' del contrato, sino solamente revelar a las partes de
ulteriores prestaciones"

Los casos de la Coronación tuvieron singular valor en la elaboración contemporánea de la doctrina de la


frustración del fin del contrato porque se dan en ellos en forma jurídicamente pura todos los elementos que deben
producirse para que entre a funcionar la teoría: a) una relación jurídica de tracto continuado o de plazo diferido; b)
acontecimientos extraordinarios e imprevisibles que modifican la base objetiva del negocio; c) una finalidad común
que ha resultado inalcanzable por esa modificación, aun cuando la prestación que conduce a dicho fin sea de posible
realización.

En el derecho argentino, el tema de la influencia de causas sobrevinientes sobre el posterior cumplimiento del
contrato parece haberse canalizado exclusivamente hacia el caso en que esa mutación haya producido una excesiva
onerosidad en la prestación de una de las partes (teoría de la imprevisión).

Requisitos de procedencia de la frustración definitiva de la finalidad Tradicionalmente la doctrina argentina requirió


para la admisión de la frustración del fin la concurrencia de los siguientes extremos: a) la existencia de un contrato
válido; b) la ocurrencia de un acontecimiento anormal; sobreviniente; ajeno a la voluntad de las partes; que no haya
sido provocado por ninguna de ellas; y c) que incida sobre la finalidad del contrato de manera que malogre el motivo
que impulsó a contratar, al punto que desaparezca el interés o utilidad en la subsistencia del contrato.

En orden a sus efectos, el artículo 1090 regula la frustración definitiva de la finalidad como una causal de
resolución316, que habrá de tener —a priori— efectos retroactivos por imperio de lo dispuesto en el artículo 1079,
inciso b, salvo respecto de las prestaciones cumplidas en tanto fueran divisibles y equivalentes entre sí (art. 1081, inc.
b).

La norma que se anota traza un distingo entre suspensión definitiva y temporaria. Con ello se sigue un criterio
ampliamente reconocido en cuanto que "cuando la frustración de la finalidad es temporaria se aplican las reglas de la
suspensión del cumplimiento'''. Cabe por tanto aquí remitir a los efectos considerados en ocasión del comentario del
artículo 1031. Por excepción, el nuevo Código admite la resolución "sólo si se impide el cumplimiento oportuno de
una obligación cuyo tiempo de ejecución es esencial" (art. 1090 in fine).

Diferencia con el caso fortuito, excesiva onerosidad, nulidad (falta condición resolutoria y plazo).

Se impone en primer término distinguir entre frustración del fin del contrato que hace inalcanzable el fin
común propuesto, y la existencia del caso fortuito o fuerza mayor. Ambos casos presentan la similitud de que ponen
fin al contrato por circunstancias sobrevinientes ajenas a las partes; la diferencia se encuentra en que el casus hace
imposible la ejecución del contrato, mientras que en la frustración del fin del negocio las circunstancias posteriores
que modifican la base objetiva del acto jurídico no impiden el cumplimiento de la prestación --que siendo de posible
realización--, sino determinan que ésta carezca de sentido en correspondencia con el fin propuesto.

Con la teoría de la imprevisión, con la que la frustración del fin propuesto guarda estrecha analogía en cuanto
ambas exigen la alteración de la base objetiva del negocio por circunstancias ajenas a las partes, la diferencia estriba
en el resultado de esa alteración de la base del negocio: en la teoría de la imprevisión se produce un desequilibrio
entre las prestaciones que altera la base del sinalagma funcional; en la frustración del fin, en cambio, la alteración de
la base del negocio determina que el acreedor carezca de interés en obtener la prestación principal que le era debida,
por la desaparición del elemento de la causa.

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La distinción con la nulidad de los actos jurídicos es más notoria y relevante. La nulidad que va a privar el
negocio de sus efectos normales exige la existencia de un vicio en el momento del perfeccionamiento del negocio; la
frustración del fin, por el contrario, presupone un negocio sano, exento de vicios.

Requisitos:

1) Circunstancias sobrevinientes, ajenas a las partes, extraordinarias e imprevisibles. La calificación de extraordinarias


e imprevisibles que deben revestir las circunstancias sobrevinientes no son dos requisitos separados sino que
constituyen una sola fórmula integrada. Los acontecimientos no sólo no deben haber sido previsibles al tiempo de la
celebración del negocio, sino que también deben ser excepcionales y de proyección general, entendiendo por tal, que
deben haber podido afectar a cualquier persona que se hubiere encontrado en la misma situación de las partes del
negocio.

2) Tales acontecimientos deben de haber modificado el estado general de cosas cuya existencia o subsistencia era
objetivamente necesaria para que la finalidad común del negocio pudiera cumplirse (base objetiva del negocio).

3) Como consecuencia de tal transformación, la finalidad común debe resultar inalcanzable, aun cuando la prestación
sea posible, determinando la desaparición de la causa del acto jurídico.

4) Procede en los contratos onerosos de ejecución diferida o continuada.

Efectos: prestaciones cumplidas y pendientes: La frustración del fin del contrato en tanto importa la desaparición de
la causa, sirve de presupuesto para el ejercicio de la acción resolutoria. La resolución importará: a) que las prestaciones
cumplidas por una de las partes, antes de producido el acontecimiento frustrante, serán repetibles, con excepción de
los gastos realizados por la otra, en la medida de su relación causal con la prestación a su cargo; b) que las prestaciones
cumplidas y equivalentes en los contratos de ejecución continuada o periódica, de carácter divisible, se tendrán por
firmes.

Ausencia del resarcimiento: si existió una frustración del fin del contrato, ésta circunstancia por su misma naturaleza
no es imputable a ninguna de las partes, por eso es improcedente el resarcimiento de los daños, del lucro cesante etc.

Punto 6.- teoría de la imprevisión.

Muchas veces después de celebrado un contrato se produce una alteración profunda en las circunstancias
(principalmente las de orden económico) existentes en el momento de celebración. No es totalmente imposible
cumplir, pero el cumplimiento se hace sumamente gravoso y quizás origine la ruina del deudor. Es de toda evidencia
la justicia de reajustar las clausulas del contrato y en ciertos casos de considerarlo insubsistente. Es esto lo que en
derecho se llama teoría de la impresión.

Su origen es la clausula rebus sic stantibus, conocida ya en el derecho romana. Esta clausula significa que los
contratos se entienden concluidos bajo la condición tacita de que subsistirán las condiciones bajo las cuales se contrato
y que cuando ello no ocurre y se produce una transformación de tales circunstancias , los jueces están autorizados a
revisar el contrato.

CODIGO NUEVO: ARTICULO 1091.- Imprevisión. Si en un contrato conmutativo de ejecución diferida o


permanente, la prestación a cargo de una de las partes se torna excesivamente onerosa, por una alteración
extraordinaria de las circunstancias existentes al tiempo de su celebración, sobrevenida por causas ajenas a las partes
y al riesgo asumido por la que es afectada, ésta tiene derecho a plantear extrajudicialmente, o pedir ante un juez, por
acción o como excepción, la resolución total o parcial del contrato, o su adecuación. Igual regla se aplica al tercero a
quien le han sido conferidos derechos, o asignadas obligaciones, resultantes del contrato; y al contrato aleatorio si la
prestación se torna excesivamente onerosa por causas extrañas a su álea propia.

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La Teoría de la Imprevisión consiste en concederle la facultad al deudor de demandar la extinción de la
obligación, debido a la excesiva e intempestiva onerosidad de esta, y su consiguiente liberación sin responsabilidad.
No se puede forzar al deudor a cumplir su obligación cuando han cambiado sustancialmente las condiciones en que el
contrato se originó, condiciones que de existir al tiempo de celebración, no hubieran permitido el contrato o, en caso
contrario, en condiciones radicalmente diferentes. El no aceptar la imprevisión implica validar un enriquecimiento por
causa azarosa del acreedor, lo cual adolece de objeto ilícito. Sólo es posible invocar la imprevisión en los contratos de
tracto sucesivo.La excesiva onerosidad debe haberse producido sin intervención alguna del obligado: el hecho
extraordinario e imprevisible debe ser extraño a su persona. La diferencia con el caso fortuito es que: el caso fortuito
implica imposibilidad (física o jurídica) de cumplir, la teoría de la imprevisión supone una dificultad grave para cumplir
pero no una imposibilidad. En el primer caso el obligado queda totalmente exento de responsabilidad, en el segundo
está obligado a cumplir, no ya lo que prometió, sino lo que en equidad corresponde que cumpla.

Es cuando la prestación sufre una modificación ajena a las partes, se afecta el objeto, se torna excesiva para
una de las partes. La parte tiene derecho a pedir ante un juez la resolución total o parcial.

Requisitos en orden al demandante.

-Esta teoría es aplicable únicamente a los actos jurídicos.

-Debe tratarse de contratos conmutativos: la teoría de la imprevisión no es aplicable a los contratos aleatorios

-Tiene que mediar el surgimiento de un hecho exterior, o sea ajeno a las partes.

-Debe tratarse de hechos imprevisibles.

-Es menester que se trate de actos jurídicos a largo plazo o de cumplimiento periódico: en los contratos de
cumplimiento inmediato, no hay motivo para esta teoría.

-La dificultad de cumplimiento creada debe ser de una onerosidad excesiva.

El tema en el derogado art. 1198 del CV.

Art. 1.198. Los contratos deben celebrarse, interpretarse y ejecutarse de buena fe y de acuerdo con lo que
verosímilmente las partes entendieron o pudieron entender, obrando con cuidado y previsión. En los contratos
bilaterales conmutativos y en los unilaterales onerosos y conmutativos de ejecución diferida o continuada, si la
prestación a cargo de una de las partes se tornara excesivamente onerosa, por acontecimientos extraordinarios e
imprevisibles, la parte perjudicada podrá demandar la resolución del contrato. El mismo principio se aplicará a los
contratos aleatorios cuando la excesiva onerosidad se produzca por causas extrañas al riesgo propio del contrato. En
los contratos de ejecución continuada la resolución no alcanzará a los efectos ya cumplidos. No procederá la
resolución, si el perjudicado hubiese obrado con culpa o estuviese en mora.

Condiciones del CdV (borda):

Que se trate de contratos bilaterales conmutativos o de contratos unilaterales onerosos y conmutativos. En


principio los contratos aleatorios no son atacables por via de la imprevisión, mientras la onerosidad sobreviviente sea
la consecuencia del alea asumida, pero si ella es ajena a dicha alea la teoría de la imprevisión es aplicable.

Que se trate de contratos de ejecución diferida o continuada ej. una compraventa a plazos. No se concibe en
cambio en los contratos instantáneos ej. compraventa al contado o de breve plazo.

Que la alteración se haya producido como consecuencia de acontecimientos graves e imprevisibles ej. crisis
económica. La inflación puede o no dar lugar a la aplicación de la teoría de las circunstancias.

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Debe tratarse de acontecimientos de carácter general o social: las situaciones o acontecimientos de carácter
personal no afectan al contrato, a menos que constituyan un caso de fuerza mayor.

Que el perjudicado no hubiese obrado con culpa o no estuviese en mora.

Efectos (borda):

La parte perjudicada con la alteración de las prestaciones puede pedir la resolución del contrato. Pero en los
contratos de ejecución continuada la resolución no alcanzara a los contratos ya cumplidos. Ej. si se trata de una
locación, resuelto el contrato ni el propietario ni el inquilino pueden reclamarse nada por lo que ya quedo cumplido
antes la sentencia que declaro resuelto el contrato. Se brinda al demandado la posibilidad de mantener la vigencia del
contrato: el demandando podrá impedir la resolución ofreciendo mejorar equitativamente los efectos del contrato.
En tal caso, será el juez quien determine cuales son las prestaciones equitativas que permiten la subsistencia del
contrato. ¿Puede pedir también la modificación de las condiciones que han devenido injustas? La doctrina esta
discutida. Algunos autores ateniéndose al texto de la ley sostienen que no puede reconocerse a la parte perjudicada
otro derecho que aquel que la ley acuerda. Pero la mayor parte de los autores y la jurisprudencia se inclinan por
reconocerle también el derecho a pedir la modificación. Quien puede lo más puede lo menos.

Acción autónoma de revisión por la parte perjudicada:

El art. 1198 CC consagra a favor del perjudicado una acción resolutoria y señala que la parte beneficiada podrá
impedir la resolución mejorando equitativamente los efectos del contrato. Al tratar la lesión, establece que el
perjudicado puede, además de resolver, peticionar la revisión.

¿Puede el perjudicado solicitar la revisión, en forma autónoma y sin que la ofrezca el beneficiario?

-Una interpretación exegética del texto conduce a negar la acción autónoma, y así lo ha señalado la CSJN: conceder
una acción no prevista en la ley constituiría una violación de las reglas de la interpretación.

-Una interpretación amplia, y mayoritaria en la doctrina admite una acción autónoma de revisión por parte del
perjudicado. La parte perjudicada puede tener un interés en mantener el contrato si se elimina la sobre prestación
inequitativa, y no sería razonable dejar al beneficiario como árbitro de la permanencia o no del contrato y negar igual
derecho al perjudicado.

El nuevo Código Civil y Comercial consagra la posibilidad del perjudicado de pedir la adecuación del contrato.

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