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MATERIA: LECTURA DE COMPRENSIÓN

TEMA: LA ENSEÑANZA DE ESTRATEGIAS DE


COMPRENSION LECTORA

ALUMNO: HEREDIA RAMÍREZ JOSÉ JUAN

GRUPO: LENGUAJE Y COMUNICACIÓN – 01

15 puntos que he de considerar importantes de la lectura “Estrategias de lectura”.

1. La estrategia tiene su utilidad para regular la actividad de las personas, en la medida


en que su aplicación permite seleccionar, evaluar, persistir o abandonar determinadas
acciones para llegar a conseguir la meta que nos proponemos.

2. Nuestras estrategias se relacionan con el carácter de capacidades cognitivas de


orden más elevado, estrechamente relacionadas con la metacognición -capacidad de
conocer el propio conocimiento, de pensar sobre nuestra actuación, de planificarla- y
que permiten controlar y regular la actuación inteligente.

3. Las estrategias de comprensión lectora son procedimientos de carácter elevado, que


implican la presencia de objetivos que cumplir, la planificación de las acciones que se
desencadenan para lograrlos, así como su evaluación y posible cambio.

4. Hay que enseñar estrategias para la comprensión de los textos. Estas no maduran,
ni se desarrollan, ni emergen, ni aparecen. Se enseñan -o no se enseñan- y se
aprenden -o no se aprenden-.

5. Cuando se posee una habilidad razonable para la descodificación, la comprensión


de lo que se lee es producto de tres condiciones.
6. Para que el lector pueda comprender, es necesario que el texto en sí se deje
comprender y que el lector posea conocimientos adecuados para elaborar una
interpretación acerca de él.

7. ¿Por qué es necesario enseñar estrategias de comprensión? En síntesis, porque


queremos hacer lectores autónomos, capaces de enfrentarse de manera inteligente a
textos de muy distinta índole, la mayoría de las veces distintos de los que se usan
cuando se instruye.

8. Quien lee debe ser capaz de interrogarse acerca de su propia comprensión,


establecer relaciones entre lo que lee y lo que forma parte de su acervo personal,
cuestionar su conocimiento y modificarlo, establecer generalizaciones que permitan
transferir lo aprendido a otros contextos distintos...

9. Enseñar estrategias de comprensión contribuye, pues, a dotar a los alumnos de


recursos necesarios para aprender a aprender.

10. Presentar listados de estrategias tiene el peligro de convertir lo que es un medio


en un fin de la enseñanza en sí mismo.

11. Los listados pueden ayudarnos a caer en la tentación de enseñar las estrategias
no como tales estrategias, sino como técnicas o procedimientos de nivel inferior.

12. Cabría añadir que las estrategias deben ayudar al lector a escoger otros caminos
cuando se encuentre con problemas en la lectura.

13. La enseñanza de la lectura puede y debe tener lugar en todas sus fases (antes,
durante, después).

14. Se puede -y se debe- enseñar lo que se ha de construir.

15. Las estrategias deben permitir al alumno la planificación de la tarea general de


lectura y su propia ubicación -motivación, disponibilidad- ante ella; facilitarán la
comprobación, la revisión y el control de lo que se lee, y la toma de decisiones adecuada
en función de los objetivos que se persigan.
Redacción de media cuartilla como mínimo sobre mis comentarios personales.

A raíz de la lectura, a modo de reflexión, en relación con el arte de lo que se comprende


por leer es preciso preguntarse “¿para armar una silla acaso un carpintero antes no
aprendió a construir la silla, o un conductor antes de embarcarse en un transitado
boulevard no aprendió a manejar el automóvil con que se mueve?” Así mismo,
recurriendo a dichas analogías, ¿para leer será importante aprender a leer?

En lo que respecta a la respuesta, claro que una persona cualquiera con herramientas
en mano —martillo, serrucho, clavos, lija, etc.— puede abocarse en la construcción de
una espléndida silla, sin embargo, ¿cómo será la calidad de esta silla, si fue construida
por una persona cuyos conocimientos en carpintería son escasos? O bien, también
cualquier persona puede sentarse detrás de un volante y adentrarse en una calle
atestada de carros, mas si el individuo en cuestión no posee la habilidad suficiente para
conducir, ¿cuánto tiempo pasaría antes de provocar su primer accidente?

Así pues, lo mismo ocurre con la competencia lectora; leer no significa posar los ojos
sobre las líneas teñidas de letras y exclamar “¡Aquí dice estrafalario!”. Saber leer va
más allá, exige calidad de comprensión, discernimiento, análisis reflexivo, sentido
crítico, búsqueda de sentido, un propósito, una meta. En ese sentido, es menester
“saber leer” y, para ello, “enseñar a leer”. Así como se requiere enseñarle el arte de la
carpintería a un incipiente optimista, es imperioso instruir a un educando en el arte de
la lectura, compartiéndole una serie de estrategias que necesitará para entender
cualesquiera de las lecturas que realice, independientemente del contexto: por
recreación, ocio, estudio, aprendizaje. Y que, ante cualquier contratiempo que dificulte
la comprensión, posean la facultad de determinar aquella acción que le permita acceder
al conocimiento, capturar la idea del texto, retornar a la imaginación interrumpida, etc.

Es decir, se pretende que el alumno desarrolle su autonomía, una vez que aprenda a
leer, aprenderá a aprender por sí mismo. Por medio de la lectura, y aquellos obstáculos
que resulten posibles no representarán mayor reto, incluso yacerá preparado para ellos.

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