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4. Hay que enseñar estrategias para la comprensión de los textos. Estas no maduran,
ni se desarrollan, ni emergen, ni aparecen. Se enseñan -o no se enseñan- y se
aprenden -o no se aprenden-.
11. Los listados pueden ayudarnos a caer en la tentación de enseñar las estrategias
no como tales estrategias, sino como técnicas o procedimientos de nivel inferior.
12. Cabría añadir que las estrategias deben ayudar al lector a escoger otros caminos
cuando se encuentre con problemas en la lectura.
13. La enseñanza de la lectura puede y debe tener lugar en todas sus fases (antes,
durante, después).
En lo que respecta a la respuesta, claro que una persona cualquiera con herramientas
en mano —martillo, serrucho, clavos, lija, etc.— puede abocarse en la construcción de
una espléndida silla, sin embargo, ¿cómo será la calidad de esta silla, si fue construida
por una persona cuyos conocimientos en carpintería son escasos? O bien, también
cualquier persona puede sentarse detrás de un volante y adentrarse en una calle
atestada de carros, mas si el individuo en cuestión no posee la habilidad suficiente para
conducir, ¿cuánto tiempo pasaría antes de provocar su primer accidente?
Así pues, lo mismo ocurre con la competencia lectora; leer no significa posar los ojos
sobre las líneas teñidas de letras y exclamar “¡Aquí dice estrafalario!”. Saber leer va
más allá, exige calidad de comprensión, discernimiento, análisis reflexivo, sentido
crítico, búsqueda de sentido, un propósito, una meta. En ese sentido, es menester
“saber leer” y, para ello, “enseñar a leer”. Así como se requiere enseñarle el arte de la
carpintería a un incipiente optimista, es imperioso instruir a un educando en el arte de
la lectura, compartiéndole una serie de estrategias que necesitará para entender
cualesquiera de las lecturas que realice, independientemente del contexto: por
recreación, ocio, estudio, aprendizaje. Y que, ante cualquier contratiempo que dificulte
la comprensión, posean la facultad de determinar aquella acción que le permita acceder
al conocimiento, capturar la idea del texto, retornar a la imaginación interrumpida, etc.
Es decir, se pretende que el alumno desarrolle su autonomía, una vez que aprenda a
leer, aprenderá a aprender por sí mismo. Por medio de la lectura, y aquellos obstáculos
que resulten posibles no representarán mayor reto, incluso yacerá preparado para ellos.