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La psicología es una disciplina que nos permite estas directamente en relación

con las personas; por lo tanto es necesario que todo acto profesional se realice de
forma que no lastime la dignidad, libertad de la vida de los demás ni la propia, en
tanto los derechos no se pueden negar ni violar del ser humano, sin embargo
resulta comprensible la funcionalidad de este código ético el cual es la de proteger
tanto a la imagen de la psicología como al paciente. Evitar negligencias, engaños,
abusos y demás atributos que pueden generar daño a la persona que visita al
psicólogo como paciente.

El código de ética profesional abocado a la psicología es un conjunto de


normas de conducta profesional respaldadas por normas que constituyen su
marco teórico - ético, cada profesión cuenta con su propio código de ética que
debe respetar y honrar, comprometiendo al profesional a seguir al pie de la letra
los principios establecidos en la declaración universal de derechos humanos,
tomando en cuenta respetar la dignidad y valor de todas las personas y sus
derechos a la privacidad, confidencialidad, entre otros.

Los dilemas éticos que surgen en la práctica del psicólogo no son nuevos. Pero
lo que sí es reciente, es que se esté incluyendo la formación psicoética en las
unidades curriculares en las facultades de psicología. La preocupación principal de
la Psicoética es clarificar cuáles son las situaciones concretas de la práctica
psicológica en la que se ponen en juego dilemas o valores éticos. Por otro lado
busca pasar del “diagnóstico” al “tratamiento” de manera adecuada para la
correcta resolución de esos puntos conflictivos.
Se pueden agrupar algunos de los problemas psicoeticos más comunes;
empezando por El dogmatismo escolástico, es decir; la actitud del psicólogo
quien ciegamente cree que su sola y exclusiva orientación o escuela psicológica
es la capaz de responder perfectamente a todos los problemas planteados por los
pacientes, la actitud temeraria que acepta tratar a un paciente utilizando
procedimientos o dinámicas terapéuticas en las cuales no está capacitado para
utilizar, y por no perder la oportunidad con el paciente, no refiere a un profesional
más capacitado, de esta manera practica “experimentando” con el paciente.

Otra práctica delicada es el imperativo de la veracidad, ciertos procedimientos


terapéuticos recurren al engaño para alcanzar obtener propósitos en el paciente
(por ej., ciertas técnicas que se usan en algunas escuelas de Terapia Familiar). Su
justificación se basa en el hecho de que si se le dice al individuo el objetivo de una
determinada técnica imprescindible para el cambio terapéutico, se invalida su
eficacia, pero “falsedad” como algo posible en la relación profesional abre una
interrogante con respecto a cuáles son los límites máximos aceptables éticamente.
El consentimiento informado. ¿Debe el psicólogo o psiquiatra solicitar el
consentimiento válido cuando inicia una terapia de tipo psicológico o psiquiátrico?
¿En qué consiste? ¿Cuáles son sus condiciones? ¿Cuál es el mínimo necesario
que se debe exigir para hacerlo? La forma como una persona es informada con
respecto a las posibilidades, expectativas y molestias que puede traer consigo el
hecho de iniciar una relación psicológica.

La confidencialidad o secreto profesional. Aunque es un tema muy obvio, no


siempre es cumplido de la misma manera que se entiende su imperativo ético. La
revelación de datos que pertenecen al paciente, sin su autorización, puede
hacerse de forma accidental o intencional. La confidencialidad o secreto
profesional. Aunque es un tema muy obvio, no siempre es cumplido de la misma
manera que se entiende su imperativo ético. La revelación de datos que
pertenecen al paciente, sin su autorización, puede hacerse de forma accidental o
intencional.

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