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Estas son las ventajas confirmadas sobre el consumo de una copa de vino tinto por día:
En Europa, las investigaciones afirman que el consumo de entre 22 y 32 gramos de alcohol por día
tiene un efecto “protector” de la salud, evitando la mortalidad por muchas causas.
El vino serviría para regular los daños que genera el tabaco en los vasos sanguíneos, ya sea para
relajarse o vaso dilatarse.
Sobre todo, tiene efectos positivos en el endotelio, una capa de células que reducen la fricción
entre los vasos linfáticos y sanguíneos, y en el corazón.
Los científicos sostienen que el vino tinto reduce la posibilidad de padecer una enfermedad
coronaria, reduciendo la producción de colesterol malo (LDL) y aumentando el bueno (HDL).
Esto no sólo se consigue bebiendo vino cada día, sino que se ha detectado que los consumidores
esporádicos tienen menor cantidad de proteína fibrinógeno, lo que promueve la formación de
coágulos de sangre.
Esta es una de las enfermedades causadas por la degeneración de las arterias. El vino permite
contrarrestar sus síntomas y hasta puede evitar que aparezca.
El alcohol de esta bebida ayuda a los vasos a permanecer saludables gracias a la formación de
óxido nítrico, sustancia fundamental en la relajación vascular.
Si bien se sabe que el consumo excesivo de alcohol provoca hipertensión, beber una copa de vino
al día (150 ml) tiene el efecto contrario para las personas que sufren de este problema, ya que
baja la tensión luego de una comida.
Las investigaciones demostraron que el resveratrol (un compuesto del vino tinto) produce efectos
neuro protectores, ayudando a que esta condición no se desarrolle.
Previene la demencia.
Mejora la piel.
Según la variedad de la uva, la cantidad de sol y el terreno donde crecieron los racimos o la
concentración alcohólica, tendrán más o menos polifenoles.