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Entre muchos de los instrumentos que existen para abatir de manera efectiva al crimen

organizado convencional, dos de los más importantes son la Convención de Naciones Unidas
contra el Crimen Organizado Transnacional y la Convención de Naciones Unidas en contra de la
Corrupción Política (Palermo 2000 y Mérida 2003, respectivamente. En estas dos
convenciones se ofrecen de manera clara y precisa las estrategias que resultan necesarias y
funcionales para poder desmantelar y desarticular al crimen organizado trasnacional. A
continuación señalo puntualmente en qué artículos se encuentran explicitadas estas
estrategias, las cuales señalo con negritas y un tamaño de letra mayor. Con esto pretendo
contribuir al debate por la reorientación de la política de seguridad con la solidez que estas
convenciones de probada eficacia (las 107 naciones firmantes) ofrecen y que México no toma
en cuenta pese a haber ratificado ambas Convenciones (irónicamente una se firmó en
territorio nacional). De la propuesta a la protesta. Nuestra comprensión sobre el problema que
enfrentamos debe ser tan clara como las propuestas que pretendemos ofrecer para revertir
esta situación. Sin esa claridad ex ante a cualquier manifestación o movimiento, no podemos
aspirar a un cambio trascendental en la política de seguridad. Hasta aquí mis comentarios, a
continuación señalo los “ejes” de una política de seguridad efectiva.

Hago alusión a la fuente bibliográfica: “La guerra perdida” de Felipe Curcó Cobos en Editorial
Coyoacán, 2011. El Dr. Felipe Curcó Cobos cita la formalización que el Dr. Edgardo Buscaglia
(asesor de las Naciones Unidas y quizá el mayor experto en Latinoamérica sobre seguridad)
realizó sobre ambas Convenciones.

a) Protocolo, artículos 14.1-3, 23, 23.1, 23.2, 31, 37, 38 y 39 (sobre cooperación), 50, 52.2
y 58 (dependencia de inteligencia financiera) de la Convención de Palermo. Se
establecen los procedimientos para instituir una eficaz coordinación institucional
operativa entre los órganos de inteligencia, Secretaría de Hacienda, policía, fiscalía y
jueces, orientada al desmantelamiento patrimonial de las empresas
criminales y empresas legalmente constituidas ligadas a organizaciones delictivas.
b) Protocolo, artículos 5, 6, 9.1, 10, 13.1, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25 y el
Capítulo 2 (medidas preventivas, art. 7 funcionariado público) de la Convención
Mérida. Se contempla el combate y la prevención de la corrupción política al más
alto nivel, limitando al mínimo la “inmunidad de los funcionarios”. Esto debe incluir
investigaciones (mediante unidades autónomas de investigación patrimonial en cada
entidad local o federativa, que operen en red con la unidad federal de inteligencia
financiera), que permitan reunir el material probatoria para formular acusaciones y
dictar sentencias judiciales por delitos de tráfico de influencias, conflicto de intereses,
enriquecimiento ilícito, malversación de fondos, peculado, encubrimiento,
instrumentalización u obstaculización de la justicia, lacado del producto del delito y
financiamiento ilegal de campañas y pre-campañas electorales.
c) Protocolo, artículos 43, 44 y 46.3 inciso k, donde se prevé un amplio nivel de
cooperación y coordinación entre México y otros Estados para incautar y
decomisar activos patrimoniales ligados a grupos criminales en el territorio ya sea en
empresas nacionales o extranjeras.
d) Protocolo, artículo 62 y complementos. Se prevé la asistencia económica para que los
Estados logren crear una red nacional de prevención social del delito
preferentemente en manos de organizaciones no gubernamentales que abarquen
factores de riesgo ligados a la salid, educación, mercado laboral, violencia intrafamiliar
e infraestructura. Adicionalmente, ambas convenciones promueven el uso de técnicas
especiales de investigación como entregas vigiladas, vigilancia electrónica y programas
de testigos o colaboradores, así como la confiscación de bienes y la recuperación
internacional de activos saqueados por funcionarios corruptos (12.3).

e) Artículo 29 de la Convención de Palermo. Se prevé que cada Estado Parte, en la medida


necesaria, formulará, desarrollará o perfeccionará programas de capacitación
específicamente concebidos para el personal de sus servicios encargados de hacer
cumplir la ley, incluidos fiscales, jueces de instrucción y personal de aduanas, así
como para el personal de otra índole encargado de la prevención, la detección y el
control de los delitos

De aplicarse todas las anteriores estrategias tal y cómo las Convención de


Palermo y la Convención de Mérida estipulan, está comprobado en un análisis en
107 países (los firmantes de las anteriores convenciones) que la articulación del
crimen organizado baja significativamente mientras más incremente la aplicación
de las anteriores "ruedas".

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