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NARRACIÓN BIOGRÁFICA

Mi nombre es Angie Carolina soy la segunda hija de Doris Motta Hernández una mujer amorosa,
cariñosa y muy, demasiado noble; quien toda su vida la vivió en Chaparral Tolima, por lo tanto fue
criada en el campo en compañía de sus 11 hermanos, y de Dino Cacante un padre de carácter muy
fuerte, en donde las formas de expresar amor son algo extrañas y rudas pero que siempre busca el
bienestar; a quien su padre los abandono muy pequeños y le toco trabajar desde los 10 años para
mantener a su mamá y hermanos.

Nací en el año 1992 y llegue a ser parte de la familia Cacante Motta, familia Católica de grandes
principios y valores, y eso si muy reconocida, ya que por el apellido de mi padre inconfundible e
inolvidable hacia que fuéramos recordados. Llego como la hermanita menor de Julieth Alexandra
quien tenía 3 años en ese momento y tuvimos el maravilloso regalo de compartir con mi madre
casi toda nuestra infancia, ya que ella no laboraba en una empresa, puesto el trabajo arduo lo
hacía cada mañana en la casa con su esposo y sus hijas.

Recuerdo que me gustaba jugar mucho, mi mamá siempre fue mi cómplice, pues al principio a
Julieth le gustaba jugar mucho conmigo pero luego con el pasar del tiempo y cuando llego mi
hermanita Laura, Julieth decía que ya era muy grande para jugar y mi mama pasaba largas tardes
jugando conmigo.

La casita

Cuando era niña me gustaba mucho jugar a la casita, con mi hermana mayor Julieth, me acuerdo
mucho que como teníamos un camarote nos gustaba cubrir por todo lado, entre más oscuro
quedaba era mejor, pues dentro estaban las lámparas que nos alumbraban la casita. Siempre
usábamos sabanas delgadas para simular las ventanas pero en la parte de la puerta poníamos una
cobija para que se viera oscuro, recuerdo que tocaba levantar el colchón de la cama de arriba y
metíamos allí la cobija. Simulábamos una vida cotidiana normal, dormir, levantarnos hacer
desayuno ir a trabajar y regresar cansadas de trabajar a seguir durmiendo.

La cocina – El restaurante

Recuerdo que mi casa era grande y en la parte del patio se veían las vigas que sostenían una parte
de la casa, allí quedaba un hueco, este estaba lleno de tierra, piedras, palos. Esa era nuestra
cocina, como quedaba muy cerca del lavadero llevábamos agua y hacíamos sopas, arepas, ricos
almuerzos para toda la casa, recuerdo que usábamos todo, habían unos cucarrones que se
enrollaban y esas era las lentejas, Mi hermana mayor siempre me acompañaba en los juegos

La profesora

Mi hermana mayor siempre era la profe ella me ponía tareas, tenía que cumplirlas y recuerdo
tanto que me dejaba varias páginas de hojas, me decía que me quedaba sin recreo si no lograba
escribir muy rápido, rayábamos las paredes simulando que era el tablero (obviamente mis papas
se enojaban, aunque la mayoría de veces la regañaban más fuerte a ella por ser la mayor), cuando
estaba yo sola, tomaba todos los peluches, los sentaba en sillas y yo era la profesora, les enseñaba,
y ahora yo los dejaba sin recreo si no se portaban bien.
Durante mi infancia siempre estuve acompañada de mis hermanas la mayor Julieth quien me lleva
3 años, con la que más jugaba, claro tenía que acceder a jugar lo que ella quisiera y como ella
decía por ser la mayor, luego cuando llego Laura mi hermana menor yo jugaba con ella y daba las
órdenes del juego.

Los juegos que trabajamos el semestre pasado (cesto de los tesoros, juego heurístico y juego pre
simbólico) están basados en el reconocimiento de los sentidos y a su vez explorar con ellos,
reconocer, clasificar objetos parecidos; Ya pasando a hablar del juego simbólico vemos como el
juego va más allá de explorar, pasa a ser la forma en que los niños y niñas representan el mundo
en el que están, la forma en que hacen que entiendan y comprendan varios aspectos de la vida
cotidiana, ellos en este juego ya no solo exploran, recrean, imitan situaciones que ven en su
entorno, por eso es importante tener en cuenta que no todos los niños juegan simbólicamente a
lo mismo, esto depende del contexto en donde se encuentren, (un niño que viva donde la guerra
se vive en carne propia sus juegos posiblemente trataran de armas, correr, esconderse). El juego
simbólico sigue creando el pensamiento científico en los niños y niñas, ya que este se basa
normalmente con materiales no estructurados hace que los niños busquen que objeto puede
representar a otro que ven en su cotidianidad, hacen comparaciones, se ponen retos e intentan
superarlos.

Cabe decir que el juego es la necesidad que todo niño tiene ya que esto le genera placer, hace que
el niño disfrute, conozca, se reconozca como parte de una sociedad. Todo el tiempo desde los 0
hasta los 6 años el jugar le genera alegría, se siente libre y puede actuar en su mundo, puede
imaginar, crear, innovar, inventar, en el juego todo tiene cabida.

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