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La Camara y Los 147
La Camara y Los 147
Publicado por
Ediciones del Ornitorrinco
Alberto Reyes 032 - Santiago de Chile
Diseño y producción:
Equus Ltda.
impreso por:
Tarnarcos
Marzo 1990
Estos sí.. .
Los iracundos
Los Comunes
Los Gremialistas
¿Y éstos?
Los Chascos
Ellas
"Orden y Patria
es nuestro lema,
la ley espejo
de nuestro honor.
Del sacrificio,
somos emblema:
jcarabineros
de la nación!)
LOSCOMUNES
Juana Dip es, por sobre todo, simpática. Basta esa pa-
labra para definirla. Sus convicciones políticas interesan
bien poco. Lo mismo podría ser comunista, que radical o
"momia". Seguiría siendo la misma. Risueña, conversado-
ra, servicial. De esas personas a las que nadie puede tener
mala voluntad. Especial para tenerla como amiga, como tía.
Con ella parece que no existieran las penas.
Una sola mirada a la sala basta para darse cuenta si es-
tá o no presente. Salta a la vista. Primero su pelo increíble-
mente rubio y después sus tenidas llamativas. Siempre de
un solo color: amarillo, verde, rojo, celeste, azul o blanco.
Pero uno solo. Nada de flores, rayas o dibujos. Uno solo, de
pies a cabeza.
Rosada y fresca, está siempre atenta para pedir un be-
neficio más para San Antonio, que, para ella, es un puerto
muchísimo más importante que Valparaíso, Buenos Aires o
San Francisco. Todo lo que consigue para San Antonio le pa-
rece poco.
Incansable haciendo favores. Su figura es familiar en
ministerios, subsecretarías, oficinas públicas. Todo el que
quiere obtener algo recurre a la Juanita, y la Juanita deja los
pies en la calle sirviendo a sus semejantes. Una vez le dije-
ron que su oficina estaba en el Banco del Estado porque ahí
se le veía siempre. Se puso a llorar. Fue un ataque injusto y
ésa su única protesta. Pudo haber hecho un discurso en la
Cámara, haber aprovechado la oportunidad, pero para eso
no sirve. Aun cuando tiene la mejor asistencia de su parti-
do, habla poco. Salvo para rendirle homenajes a la RAU (el
último año lleva cuatro al hilo).
De Juanita Dip como persona no se pueden decir más
que elogios. Que es risueña, que es graciosa, que es servicial,
que es disciplinada y trabajadora.
En una palabra: está bien. En su papel, nadie podría es-
tar mejor.
Razón y pasión
del socialismo chileno
Jorge Arrate /
Pablo Hidalgo
Hegemonía y
racionalidad política
Eduardo Sabrovsky
La herencia
de los Chicago boys
Manuel Délano /
Hugo Traslaviña
Palabra de soldado
Entrevistas de Sergio Marras
a Gral. Ernesto Baeza M.,
Gral. Alejandro Medina L.,
Gral. Horacio Toro I.,
Gral. Luis Dan& C.
Sé que no va a faltar el ingenioso que, sin leer el libro, con sólo mi-
rarle e! título, diga en forma sentenciosa: "Nunca segundas partes
fueron buenas". A fin de evitarle d complicado proceso mental que
lo puede llevar a tan novedosa conclusión, advierto desde ya, que
éste no es segunda parte de La Cueva del Senado y los 45 sena-
dores.
En primer lugar, sufrí un repentino ataque de modestia y omití el
prólogo. Con el anterior me pasó una cosa curiosa: lo hice como un
chiste y después me encontré toda la razón. Ustedes tendrán que
estar de acuerdo conmigo.
En segundo lugar, en el otro me limité a pintar personajes sin emitir
opiniones. En éste no. E l lector se podrá dar cuenta -por despistado
que sea- cuáles diputados valen la pena y cuáles no, según MI t
opinión. Y esto lo quiero dejar bien en claro: ¡MI opinión! La Consti- !
i
tución Política del Estado me garantiza el derecho de emitirla
librementey sin censura previa. De manera que el que se sienta per-
judicado, ofendido o maltratado tiene perfecto derecho a desqui-
tarse como mejor le parezca; pero, CONMIGO, en MI cara, con NOMBRE
y APELUDOS, PUBUCAMEME, como yo lo hago. Sería desalentador que
algunos diputados siguieran el ejemplo de dos senadores notinos.
Uno, gastó muchísimo dinero en organizar comidas con el único
objeto de dar golpes "a la maleta" como acostumbra; el otro, dicen i
que habría ocupado media hora de sesión de! Senado para hablar
...
de La Cueva Como no leo las versiones que se publican con el
dinero de todos los contribuyentes, porque no me gusta la "harina
de pescado" ignoro sus divagaciones, pero si dijo: "¡Pobre Chile!",
porque de este libro se agotaron 10 ediciones, no me quedaría más
que contestarle:
-Pobre Norte, con senadores como ésos, con razón está como estó!
Pero mejor es olvidarse de personajes como ellos. Si de lustrabotas
a ex mandatarios han estado de acuerdo en qua estuve sensacional
t
para qué llevarlos de apunte.
Por iiltimo, este libro es la mejor pruebo de que con el anterior no I
"me sonó la flauta". Léalo y otra vez estará de acuerdo conmigo. t
EL AUTOR