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TIPOS DE UVA PARA LA ELABORACIÓN DEL VINO

Carbenet Sauvignon (Tinta Clásica)

Es la uva más famosa del viñedo mundial. Burdeos y concretamente el Médoc


le deben su fama y prestigio. Ha podido también aclimatarse a zonas tan
dispares como la llanura libanesa de Bekaa, la fría isla Sur de Nueva Zelanda o
los secos suelos alicantinos en España, pero es en Médoc y California, los dos
extremos climáticos, donde la Cabernet alcanza su óptimo desarrollo.

Se habla de su origen bordelés por los antiguos sinónimos Vidure (viña dura),
atribuido a Jean-Baptiste Secondat, agrónomo francés del siglo XVIII e hijo de
Montesquieu, y Vidure Sauvignonne, ambos identificados con la cepa Biturica
citada tanto por Plinio como por el gaditano Colmuela al referirse, según el
botánico Pierre Gallet, a los vinos que elaboraban los antiguos habitantes del
Médoc: los bituriges vibisci. Pero es a finales de ese siglo cuando el barón
Joseph-Hector de Branne reconstruye el viñedo Bordelés arrancando
numerosas cepas blancas y agrupando las tintas, insertadas hasta entonces
entre las blancas.

Pero en cualquier lugar prevalece un carácter que da vinos de color


concentrado, intenso, con un particular ribete centellante, definido y vivo, y un
aroma fácil de identificar. Recuerda a grosellas y trufa solo cuando se cultiva en
Médoc, y a notas de pimiento verde y cedro cuando crece en zonas cálidas. El
sabor es también nítido y concentrado, con un tacto tánico y ácido peculiares.
Expresa todas sus cualidades con rendimientos inferiores a 50 hl/ha.

En la zona francesa, pese al clima más lluvioso, el increíble drenaje del suelo
de Aluvión permite retener el calor de la grava y hace madurar las cepas (por
abajo), mientras la acción de un sol moderado completa el desarrollo de la uva
(por arriba). Los Cabernets californianos, por el contrario, maduran con una
fuerte insolación sin brumas, altas temperaturas y riego abundante. El resultado
son vinos de alto grado (13% Alc.vol.), pero con acidez suficiente y una
inconfundible nota balsámica, el toque de alcohol y el acento quemado de la
rápida madurez de la uva. El Bordelés es más elegante, complejo y con mayor
riqueza de matices por la lenta maduración, aunque la intensidad aromática
resulta inferior.

La producción por cepa no solo es copiosa, sino que la cantidad de mosto es


proporcionalmente menor, debido a la menor cantidad de hollejos y, por tanto,
a la gran abundancia de compuestos fenólicos (color y taninos) en comparación
con otras variedades. Estas características permiten un mayor y más seguro
envejecimiento en tonel y botella, sin que la cepa pierda apenas la intensidad
de color y acidez.

El racimo no es demasiado espectacular: granos apretados, pequeños,


esféricos y piel de gran espesor, y de color azul negro muy oscuro. Igual que la
Moscatel revela su personalidad al mordisquear la baya, aunque, en el caso de
la Cabernet, sus rasgos se detectan más en el hollejo. El pedúnculo del racimo
es prácticamente nulo, lo que dificulta mucho la vendimia, encareciendo mucho
los costes de esta operación precisando además podas largas.

La gama de sabores que se pueden encontrar en los vinos elaborados con


base en esta Cepa son: aceitunas, grosella, pimiento, chocolate, tabaco, cedro
y menta.

Chardonnay (Blanca Clásica)

Reconocida por investigadores, cosecheros y viveristas como la cepa más


noble del mundo, y dentro de las variedades blancas la primera con un papel
destacado, la Chardonnay se ha extendido en todo el mundo vitivinícola, siendo
su cultivo casi obligado para cualquier bodega que se precie más allá de la
Borgoña, su lugar de origen.

El cultivo se respeta lo máximo para obtener un vino de cualidades y alto


precio. Por ello no se debe sobrepasar las 34,0000 ha de extensión, por lo que
a veces es difícil encontrarla entre las 20 primeras cepas de la producción
mundial.

Desde la región de Champaña, límite más al norte en cuanto a su cultivo, hasta


Stellenbosch, en Sudáfrica, con un clima más mediterráneo, esta cepa dará
vinos de gran diversidad de matices, unos untuosos y de alta graduación
alcohólica y otros tan finos y delicados como el mismísimo champaña. Lo que
la caracterizará en todos los grandes blancos será el tacto graso y una leve
nota entre ahumada y herbácea (heno).

Desde el punto de vista agrícola, es una cepa vigorosa, con porte semi-erguido,
con hojas de tamaño mediano, forma pentagonal trilobuladas, con senos
laterales casi inexistentes, de haz verde claro y envés glabro, casi sin pelos,
con una baya pequeña esférica de color blanco ambarino y una buena riqueza
en azúcar y, por tanto, suficientemente alcohólico.

La Chardonnay se adapta bien a los suelos calcáreos (Champaña) y, sobre


todo, a los arcillocalcáreos (Borgoña), donde se consigue gran distinción y
complejidad en los vinos.

Cultivada en zonas frías, su gran extracto recompensa en posible exceso de


acidez. En zonas cálidas, la pérdida de acidez por una mayor maduración no
es tan acusada como en otras variedades. Sin embargo, exige grandes
cuidados para poder desarrollar todo su potencial. Por su precocidad, en
sensible a las heladas tempranas, y también se ve atacada por la
prodredumbre gris. El tipo de suelo, la poda y la selección clonal tienen gran
importancia. Debido a su rápida maduración, una vendimia tardía hará que el
vino pierda su nobleza y se haga pesado por un exceso de cuerpo; en el aroma
aparecerán ciertos rasgos quemados, más desagradables incluso que en otras
cepas. Por el contrario, si se apresura la vendimia, el vino, aunque agradable y
fresco, quedará corto de aromas y apenas dejará ver su carácter.
Enológicamente es un modelo de armonía y equilibrio. No ofrece la intensidad
de los aromas florales de las uvas alsacianas o gallegas, ni la indefinición de
otros vinos blancos con las habituales notas de manzana verde y uva fresca.
Su nariz muy sutil, recuerda los frutos maduros, eventualmente la manzana, y
con más edad aporta un punto de mantequilla o de nuez.

La cepa va definiendo su personalidad a medida que se prolonga la crianza


pero no queda relegada por la potencia del roble nuevo. La siguiente sería una
descripción típica de un Chardonnay criado en barrica : Un bello color dorado
(aporte de la madera) con leves reflejos verdosos (la variedad); aroma a
manzana madura y heno (la variedad) con notas ahumadas y tostadas (la
madera); paladar graso con el agradable nervio de su acidez (la variedad);
combinado con notas tostadas y agradablemente resinosas; y tacto tánico (la
madera) bien integrado en el extracto primario (la variedad).

Debe embotellarse como mínimo diez meses después de la cosecha. Esta uva
es magnífica por su hollejo, que permite la maceración con el mosto previa a la
fermentación. Una crianza con sus lías o una fermentación en barrica refuerzan
su nobleza.

Su cultivo está extendido por todo el mundo. La sola inclusión de su nombre en


la etiqueta es signo de distinción. Cuando la bodega adopta esta cepa no suele
ser para mejorar sus vinos, sino para vender un estilo: la Chardonnay.

La gama de sabores que se pueden encontrar en los vinos elaborados con


base en esta Cepa son: piña, pera, melón, melocotón, mantequilla, manzana,
miel, vainilla y especias.

Chenin Blanc (Blanca Clásica)

Conocida también como Pineau, Pineau de la Loire, ó Pineau dAnjou, su patria,


la Chenin Blanc se cultiva en Anjou desde el siglo IX. Las primeras cepas
descritas aparecen en los alrededores de la abadía de G_feuil en la orilla
izquierda del Loira. En el siglo XV, su cultivo se extiende río arriba hacia las
tierras del señor de Chenonceaux, y de su cuñado, el abad de Cornery, en
Mont-Chenin (de ahí el origen del actual nombre); y hay noticias también hacia
la región de Touraine, donde se señala su presencia desde comienzos del siglo
XVI.

En Anjou, el río Layon desemboca en el Loira creando fuertes pendientes


secas y amplias muy expuestas al sol, donde esta uva blanca madura casi a la
perfección. Los viticultores eligen para su cultivo suelos calcáreos, terrenos
yesosos que inciden en el aroma del vino. Esta uva blanca da vinos de mesa,
espumosos, semi-secos vigorosos y sobre todo, unos soberbios vinos
licorosos, elaborados a partir de vendimias tardías, con una fuerte
concentración de azúcar. Por su brotación temprana, y a pesar de la protección
orográfica de la zona, está expuesta a las heladas primaverales, y cuando le
falta el sol, puede alcanzar una acidez excesiva. Pero esta acidez que afecta
negativamente a los vinos jóvenes, puede sostener el vino proporcionando una
buena longevidad.
La Chenin Blanc interviene en los vinos jóvenes de Anjou, Vouvray y Saumur,
más florales que afrutados.

Su cultivo ha estado limitado a las orillas del Loira hasta la última mitad del
siglo XX donde su extensión ha llegado a nuevas regiones vinícolas, como
California y Sudáfrica. Sin embargo, en este último país se descubrió en 1965
que la cepa conocida como Steen era en realidad la Chenin Blanc.

Pero, salvando algunas excepciones, la Chenin Blanc no responde a su patrón


varietal fuera de su país de origen. En California, por ejemplo, aunque su
cultivo es más extenso que en el Loira, da vinos jóvenes, suaves, pero carentes
de su perfil característico; y se nota en general, la falta de acidez.

Fuera de Francia, el clima de Nueva Zelanda se ve como el más apropiado


para la variedad, sobre todo para conseguir buenos niveles de acidez.

La gama de sabores que se pueden encontrar en los vinos elaborados con


base en esta Cepa son: nueces, mazapán, albaricoque (duraznos), miel y
manzanas.

Merlot (Tinta Clásica)

En dialecto bordelés, Merlot quiere decir "petit oiseau noir" (mirlo), y la Merlot
es la primera uva de la temporada que coincide con la época en que estos
pájaros devoran sus bayas. Siguiendo la pista a su etimología , Petit Laffite, en
su obra "la Vigne de Bordelais" (1868), buscaba el origen del vocablo en la
semejanza entre el color del plumaje del mirlo con el color azul negrusco de las
bayas de la cepa.

Aunque parece ser de la misma familia de las Cabernet Sauvignon, Cabernet


Franc, y Petit Verdot, emparentadas con la balisca de los romanos, no aparece
citada hasta el siglo XVIII en los viñedos de Pomerol y Saint- Emilion, y no se
señala su presencia en el Médoc hasta el siglo XIX. De finales de este siglo
data también su incorporación al cantón helvético de Tessin, de lengua italiana,
y su extensión posterior por todo el norte de Italia.

Hoy se cultiva en 14 regiones vinícolas de este país, especialmente en la zona


de Venecia, donde existe incluso una "Ruta del Merlot". Se emplea para vinos
jóvenes, bastante débiles y, salvo excepciones, de calidad media. Las primeras
cepas de Merlot fueron introducidas por un personaje llamado Eloy Lecanda,
quien a finales del siglo XIX, las mezclaría para la elaboración de sus vinos
entre los que cabría destacar el mismísimo Vega Sicilia.

La Merlot ha vivido siempre a la sombra de la reconocida Cabernet Sauvignon,


considerada como una uva complementaria para mezclarla con esta y en
menor medida con la Cabernet Franc. Solo alcanzaba proporciones
destacables en los Saint-Emilion y, sobre todo, en los Pomerol bordeleses. Hoy
sin embargo, es habitual encontrar monovarietales de la cepa, la mayoría
jóvenes, que se benefician de su gran fragancia.
Es el vino del aroma a cassis, confitura de bayas rojas y violeta. La baya tiene
la piel menos gruesa que la Cabernet Sauvignon, desborra y madura antes que
esta, no tiene tanta intensidad ni taninos, y su color es menos profundo y
concentrado, aunque, en contrapartida, es más rica en fruta y en azúcar.
También alcanza su apogeo bastante antes que la Cabernet Sauvignon.

En el cupaje de los Pomerol, representa hasta el 85% y en el caso de Chateau


Petrus llega al 95%, incluida la vejez de sus viñas y la calidad de unos suelos
arcillosos de fuertes estratos ferrosos. En Saint-Emilion supone en torno al 60%
de cupaje, si bien estas proporciones van disminuyendo a medida que se pone
rumbo a zonas algo más tibias, como Graves (en torno al 40%) y Médoc (entre
el 20 y 30%).

Una de las ventajas de esta variedad es que se aclimata bastante bien a suelos
diversos (acepta mejor que la Cabernet Sauvignon los suelos arcillosos y
húmedos) y microclimas diferentes. También es apreciada por sus
rendimientos, lo que la ha llevado a ser la sexta en el ranking por extensión de
todas las cepas cultivadas en Francia. En Europa del Este, Eslovenia es el país
que más la cultiva; Hungría elabora vinos dulces de buena acidez y nariz
bastante afrutado, y también puede encontrarse en Rumania y Bulgaria.

En las nueva regiones vinícolas, los ejemplos más interesantes vienen de


Oregón, Washington y Columbia, en EE.UU. Está bastante extendida en Chile
y Argentina, donde en la actualidad se están produciendo unos vinos
exquisitos.

La gama de sabores que se pueden encontrar en los vinos elaborados con


base en esta Cepa son: rosas, pastel de frutas, especias, menta, chocolate,
grosella y ciruelas

Pinot Noir (Tinta Clásica)

Por su finura y complejidad muchos la consideran la cepa tinta más selecta del
viñedo mundial. Los mejores ejemplos de esta variedad hay que buscarlos al
norte de Borgoña, en la Cote d Or. Su reinado en las tierras de Borgoña, puede
compararse a la que ejerce la Cabernet Sauvignon en Burdeos, pero si a esta
se le puede calificar de "civilizada", la Pinot Noir es extremadamente delicada y
cuesta extraer sus mejores cualidades.

Es difícil encontrar buenos ejemplos fuera de su reducto de origen,


exceptuando quizás algunos vinos del Alto Adigio italiano y de la Hungría
meridional, aunque también se elaboran en Alemania, Suiza, Austria y Europa
del este. Necesita climas frescos, por lo que las experiencias de vinos
monovarietales en Australia, California y Sudáfrica no han despuntado en
exceso, y sí parecen más prometedores, por encontrarse en latitudes más
adecuadas, los Pinot Noir norteamericanos de Oregón, y los Neozelandeses.
La baja productividad es esencial para obtener vinos de calidad; en Borgoña la
norma se sitúa en torno a los 25 hl/ha. Solo así se asegura que su piel dura
conserve la riqueza colorante que la caracteriza. Por otro lado, la gran variedad
de clones existentes hace que los viticultores franceses escojan a menudo los
más fáciles de cultivar y de mayor rendimiento. Los de su mitad septentrional
(Cote de Nuits) son algo más alcohólicos que los de la zona meridional (Cote
de Beaune). Sin embargo, describirlos es casi tan difícil como cultivar la cepa
de la que provienen. El arco es tan variado que puede ir, en los vinos jóvenes,
desde la delicadeza y el aroma a frambuesas machacadas de un Pinot Noir de
la Cote de Beaume, al perfume a fresas calentadas al sol de un Cru de la Cote
de Nuits, o el olor a tinta que se aprecia a algunos de la Cote Chalonnais, más
al sur. En su madurez, un buen Borgoña adquirirá una complejidad admirable y
su aroma puede traer aromas a violetas, caza o incluso trufas.

En este caso, la combinación suelo-clima-cepa parece ser más importante que


para otras variedades. Por su sensibilidad a la Botrytis se adapta mejor a los
suelos profundos y bien drenados, aunque crece también en los terrenos
calcáreos de Champaña, donde interviene en la elaboración de sus espumosos
y en los afamados Blanc de Noirs.

La cepa podría haber sido cultivada ya por los galos antes de la invasión
romana y es posible que descienda de algunas de las primeras variedades
salvajes seleccionadas por el hombre. Dentro de las descripciones realizadas
por los romanos, podría corresponder a la Vitis allobrogica, origen de la Syrah,
la Mondeuse o Petit Syrah.

Pinot aparece por primera vez en la lengua escrita en 1347, en alusión a su


racimo compacto en forma de piña (pin en francés).

En el siglo XV las villas de Borgoña se abastecían de vino de Pinot (incluida la


Pinot Chardonnay), en España su cultivo está relegado a Cataluña, en Alicante
se produce un vino más carnoso pero sin las delicadas propiedades de la Pinot
septentrional.

La gama de sabores que se pueden encontrar en los vinos elaborados con


base en esta Cepa son: rosas, cerezas, violetas, frambuesa y fresas.

Riesling (Blanca Clásica)

Muy extendida por todo el mundo desde Alemania, su país natal, es la variedad
que mejor se adapta al clima de estas tierras del Norte de Europa. Muchos
expertos afirman que la Riesling produce los mejores vinos blancos, muy
diferenciados del resto por su fuerza, un bouquet floral, meloso y a veces
especiado y un gusto agradable; además, pueden alcanzar una gran
longevidad. Comparte con la Sauvignon Blanc un aroma exuberante, algo
acídulo, aunque es más compleja y larga en la boca.

La Riesling podría ser la Argitis Minor de los romanos, cepa de origen Griego
descrita por Colmuela, según la teoría enunciada por Balthasar Sprenger en su
tratado de la viña, de 1765. Sin embargo, autores actuales como Hugh Johnson
ponen en duda esta hipótesis, basándose en que los vinos de Argitis eran
baratos, corrientes y de escasa longevidad. Otros expertos piensan que
provienen de la selección de una vid silvestre Alemana. Los blancos que hoy se
elaboran en Alsacia son casi siempre vinos secos (aunque también se
producen de vendimias tardías), generalmente más vigorosos y menos dulces
que los Alemanes, y sometidos a una crianza mínima de 18 meses.

La Riesling está también presente en Luxemburgo, Suiza, Austria,


Checoslovaquia, Rusia, Eslovenia, Croacia, Hungría, Rumania y España. Fuera
de Europa, los vinos más conseguidos son los Riesling Australianos. Aquí a la
cepa se la conoce como Rhine Riesling para diferenciarla de otros nombres
falsos que la han confundido con la Sémillon, La Chenin Blanc y otras
variedades de calidad muy inferior.

La gama de sabores que se pueden encontrar en los vinos elaborados con


base en esta Cepa son: membrillo, manzanas asadas con especias, miel,
manzanas verdes y naranja.

Sémillon (Blanca Clásica)

Apreciada por su longevidad, se une a la madera tan bien como la Chardonnay,


pero a diferencia de ésta es raro encontrarla sola, y normalmente une sus
fuerzas a la Sauvignon Blanc en los vinos secos y licorosos de Burdeos. Son
estos últimos reconocidos como Sauternes, los que han extendido su fama por
todo el mundo. Esta cepa de porte semi-erguido, sostiene racimos de mediano
tamaño compacto cuya uva atacada por la podredumbre noble puede llegar a
recolectarse hasta ocho o nueve veces, desde septiembre hasta diciembre,
pues haya que esperar pacientemente a que cada grano adquiera el aspecto
de pourri plein que le otorga la enfermedad. Los suelos bastos bordeleses
favorecen la aparición de la podredumbre noble, aunque al extenderse por el
mundo, la Sémillon ha acabado adaptándose a todo tipo de suelos. Sin
embargo, fuera de su patria se dan muchos casos de mala calidad por no
controlar los rendimientos. Si estos son limitados y el clima moderado, madura
en forma ideal. En regiones frías, como en Nueva Zelanda o el estado
norteamericano de Washington, puede desarrollar aromas similares a los de la
Sauvignon Blanc, mientras que en climas cálidos, se vuelve ordinaria y tiende a
perder el carácter varietal.

Un Sauternes de un buen año puede convertirse en un placer sublime: dulce,


de rica textura, aroma a flores y brillante color dorado. El más famoso de todos,
el Chateau dYquem.

Se duda si la variedad es originaria de Aquitania o del mismo Sauternes,


comarca Bordelesa en la que se documenta por primera vez su existencia en el
siglo XVIII. La mayor parte de la Sémillon francesa se encuentra en Gironde
(La zona de Burdeos), aunque también se cultiva en las regiones limítrofes de
Dordogne y Loten-Garonne.

Curiosamente, la mayor extensión de cultivo de la variedad no se registra en


Francia, sino en Chile, donde se suele unir a su tradicional compañera de viaje,
la Sauvignon Blanc, al igual que ocurre en California, para sus vinos secos y
dulces. Sin embargo, son mucho más interesantes los blancos Australianos de
Hunter Valle, donde es la cepa blanca más importante. Los mejores vinos en
los que participa son dulces y alimonados en su juventud, pero adquieren con
el paso de los años un toque de caramelo y un sabor amplio; en nariz, resultan
más minerales que afrutado. Son los más destacados del panorama vinícola
mundial después de los Sauternes.

La gama de sabores que se pueden encontrar en los vinos elaborados con


base en esta Cepa son: cítricos, miel, hierba, pan tostado y lanolina.

Sauvignon Blanc (Blanca Clásica)

La Sauvignon Blanc está en la tendencia actual de blancos frescos y con


nervio. Los mejores Sauvignon hay que buscarlos en el país de origen de esta
variedad. No se conoce con exactitud la zona de Francia que la vio nacer;
únicamente se sabe que se encuentra desde hace siglos en los viñedos del
sudoeste, y en los del este del Valle del Loira. Pero algunos autores, como
Fernand Woutaz, apuestan por su procedencia Bordelesa.

Etimológicamente deriva del latín silva (bosque), y está compuesta por los
vocablos franceses sauvage, (salvaje), y vignon, (viña), lo que hace pensar que
podría tratarse de la adaptación de una viña salvaje existente en Francia.
También hay quien dice que apareció simultáneamente en Burdeos y El Loira.

Es en la parte alta de esta última región, en Pouilly y Sancerre, donde se


encuentran los mejores monovarietales de la cepa. Asentada en colinas
yesosas cortadas por el paso del rió, la uva se transforma en vinos muy
refrescantes y aromáticos que recuerdan las frutas verdes, con un cierto sabor
a sílex que se superpone a los aromas propios de la variedad. Son todos vinos
para beber jóvenes que no aguantan bien el envejecimiento; en boca, destacan
por su frescura y verdor, con un gusto muy cercano al perfume.

La Sauvignon Blanc es, en alianza con la Sémillon dentro de los Grands Crus
de Sauternes, uno de los más interesantes y duraderos maridajes, aunque
desempeña aquí un papel menor. La cepa ha viajado por todo el mundo y está
presente en Europa y las nuevas regiones vinícolas. Alcanza gran importancia
en el nordeste Italiano, en la región Veneciana y en el Alto Adigio, y su vino se
acercan ligeramente a las características de los sancerres, aunque el carácter
de la cepa queda algo oculto.

La Sauvignon Blanc se funde con la Verdejo en los Rueda Superior o se


destina a monovarietales de intenso aroma y con notas de fruta madura. Sus
vinos se caracterizan por su gran intensidad y una fuerte potencia aromática
que recuerda a las frutas tropicales (maracuyá, pomelo, plátano) y el pedernal.

La gama de sabores que se pueden encontrar en los vinos elaborados con


base en esta Cepa son: hojas de grosella, hierba recién cortada, uva espina y
espárragos.
Syrah (Tinta Clásica)

Es la tercera variedad tinta, que junto a la Cabernet Sauivignon y la Pinot Noir,


comparte prestigio y honores. Sus mejores vinos se sitúan cerca de los
grandes Borgoñas y Burdeos. Sus escenarios geográficos clave, tanto de su
cultivo como de su elaboración en solitario, son: la zona norte, por tradición, del
valle del Ródano y la versión del Nuevo Mundo en tierras Australianas. En
ambas se consigue el sello de categoría de unos tintos opulentos, vigorosos,
con cuerpo, gran cantidad de taninos y materias colorantes, un característico
aroma a violeta y cassis, ligeros toques ahumados, así como una gran
capacidad de envejecimiento.

No hay que confundir la variedad, también llamada Petite Syrah con la Grosse
Syrah ó Mondeuse. La uva de calidad es la primera. La Syrah se asienta bien
en suelos graníticos, guijarrosos e incluso arcillo-calcáreos.

El origen de la cepa podría estar en la ciudad Persa de Schiraz, en el actual


Irán, o bien en Siracusa (Sicilia). Su llegada al valle del Ródano podría haberse
producido de manos de los colonos griegos. Otros como Hugh Johnson,
apuntan su origen incierto, mientras Jancis Robinson considera que la cepa
estaba ya implantada en el Ródano en tiempos de la ocupación Romana. Otra
teoría fecha el acontecimiento en el siglo XIII y se atribuye a un ermitaño
haberla llevado al Ródano.

Australia la recibió probablemente hace un par de siglos, entre las 400 estacas
viníferas reunidas por James Busy en su viaje a Europa en 1832. En 1840, Sir
Walter Macarthur la describía en sus "Cartas sobre la Viña" como "Una uva
excelente, robusta que produce bien y no parece estar sujeta a accidentes y
enfermedades." La Syrah o Hermitage, como se la conoce aquí ha sido la base
principal de los tintos de mesa Australianos desde hace un siglo, pero no se ha
reconocido como vino de calidad, digno rival de sus colegas franceses, hasta
hace poco. En los años cincuenta, Max Schubert creó para Penfolds el Grange
Hermitage, el primer vino de la variedad que se desmarcó por su calidad pero
el gran boom vendría en los ochenta.

Se encuentra así mismo en California, en Nueva Zelanda, Italia, Grecia,


Sudáfrica, Brasil, México y Argentina.

La gama de sabores que se pueden encontrar en los vinos elaborados con


base en esta Cepa son: grosellas, frambuesas, zarzamora, especias, pimiento
y alquitrán.

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