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CAPITULO IV
EL DILEMA DE LA "CUNA ESPLÉNDIDA": NATURAL EZA
Y TERRITORIO EN LA CONSTRUCCIÓN .DE BRASIL*

Jos~ Al/GUSTO PAOUA

Oh idur el c,,puclo en Bn,sil .:s condenur,e u no com-


p1-ender nnd:,, n i del pre:,cntc n i del pn~ndo.
FERNANO BRAI/OEL, 1943..

Ti:.RR lTORIO, TROPICAIIDAO Y CONSTRUCCIÓN 'IAClONAL

Uno de los geógrafos brasileños más iníluycntcs de linnJcs del siglo XX, Milton
San1os, insistía en la necesidad de elaborar "una lt:orla de Brasll a partir del
terrilorio" 1• El reco11ocimien10 de la imponancia de ese desafio intelectu(il.
además de abli1· can1inos de diálogo fecundo entre la his1otia ambien tal, la
geografia histódca y otras disciplinas, nos conduce a uno de los aspectos cen-
trales de la presencia de Brasil en el escenario internacional contemporánc.'O.
En el con1ex10 his16tico de la difusión del concepto de países emergentes
y del surgin1iento, en el 2001, de la idea de los países BRlCS (Brasil, Rusia,
India y China), la dimensión terrilotial ha ido gnnando importancia en la
imagen global de los países. No es una cru;ualidad que los cuau·o pahes men-
cionados en e l acrónimo posean grundcs territorios y, en difcrcnLcs esca las,
grandes poblaciones. En los casos de Clúna e lndla, el tamaño de las pobla-
ciones suele verse, desde una perspectiva de corto plazo, como una ventaja
para el crecimiento económico. En los casos de Rusia y Bras il, pese a que las
poblaciones son de un tamaño consider.ible, lo que pesa más a nivel geopolí-
tico es la rnagni tud de sus teni torios. El espacio nacional de estos países pre-
senLa vastas áreas poco pobladas, aunque 1-elativiu,1ente bien integradas poi·
n1eclio de sistemas de comunicación y u-ansportes. La densidad poblacionaJ

• Pru-n cirnr es1e capítulo: h1tp://dx.dol.org/10.3077812019.72. 1'roducción de Mariana Sem>·


nu Zalamca .
.. "En,~io sobre o Brmll do Século .wf'. 111anuscrilo inédho (1943), clwdo en Luis Corr-ea
Lima. Fenra11d Broudd ~ o Brasil (Sáo Paulo: Editora dn Univemdade de Silo Paulo, 2009), 172.
1 Mihon Santos) Maria Laura Sllveirn, O Bro,11: n-rri,ório <Sociedt1de no lnlclo do S,!culo XXI

(Rí<> de Jnnelro: Record, 2004), 12.

103
104 HISTORIAS DE PAfSES, REGIONES Y PAISAJES

de un país como Brasil (23,8 habs./km2) conlrasta fuertemente con la de In-


dia (376, I habs./km 2)UI.
De cualquier manera, el asunto no debe lim itarse nl tamaño de los terri-
torios. De mayor importancia son sus contenidos ecológicos. Uno de los fun-
da,nen tos de ln historia a1nbicn1al es la necesidad de ir más aJlá de los mapas
polfticos y de la visión de los terdtorios con-10 espacio,; vacíos y abstractos,
llenos e.xclusivamente por efecto de la acción humana. Los territorios nunca
c.~tán "vacíos", sino que siempre están coln1ados y coloreados por una valie-
dad de ecosistemas. Las dinámicas sociales Interactúan con estos espacios
llenos, generando lugares en los que la diversidad natural y sociocu ltural se
fusiona de manerru. 1nuy complejas3•
En este sent.ido, el espacio cont.inental en donde Bra~il se ha construido
con10 país está demarcado por una gran abundancia y diversidad ecológica.
Bntre los cinco ten;torios nacionales más grandel. del planeta, es el único
s ituado por completo en el mundo Jropícal y subtropical. abarcando cerca
del 60 % del gigantesco con1plejo hrd,;co-selvát.ico de la Amazonfa suromeri-
cana. Por lo tan to, se trata ele un temtorio no solo grande (cerc.."I de 8,5 m illo-
11es de km 2), sino t.:u nbíén muv rico en elementos naturn lcs que adquirieron
una nueva in1po11ancia en e l contexto de In crisis ambiental planetaria v de
las nuevas fronteras de la lnvcstig-J_ción tecnológico. Tal i.:s e l caso de la con-
centración de selvas tropícoJes (cerca del 30 % de la coberturn remanente a
nivel mundiol), de biodiversiclod (entre el I Oy el 20 ºA, ele la que hay en tocio
el pl:1neta) y de agua du lce (cerca de l 12 o/o de las reservas mundia les disponi-
bles). Se trata de un espacio marcado por la fuerte incidencia de ravos sol:u·es
v por una gran capacidad de reproducción de blomasa y de almacenamiento
de carbono, factores esenciales par.i controlar el ca lentamiento g lobal. Ade-
1nás, cuenta con la circulación de una vastísima red de rios agrupados en
ocho grandes cuencas hidrográficos. Es decir, una enorme fábrica na tural de
fuentes renovablC!> de energía y también, a través de descubrimientos recien-
tes, un importante posec.-dor de rcse,vas de petróleo~. Por lo tanto, no es u.no
sorprc;,a que la i.Jnogcn internacional del Brasil contemporáneo esté muy
asociada con su terl'itorio, tanto por su rique:r,a ecológico como, en ténninos
negativos, por ~u destrucción.
Es importante entender e l patrón general del caleidoscopio de ecos iste-
mas que existe en Brasil. Para facilitar su comprensión por n1edio de Lma vi-
s ión sintética, esta inmensa variedad ha sido a¡,'lupada en sei.-. grandes

' ·coumn Comparboo; Populalion· (Dcmograpb,cs: Populotlon dcnsity), lnde, Mundi,


consuhado el 8 de oc1ubre del 20 17, h1tp:l/"~"".indexmuncll .com/g/r.:tsp.'<?t• 0&\'• 2 1000&1• en
1 José Augusw Páduu, "A• Ba,,cs ·r~-<>,icas du Hbtório Ambkutnl", Es1t1do, Ava11fndo,, 24,

n. • 68 (201O): 95.
• Thereza Santos e Joao Ci\mar:1. ect._, Ceo Brasil 2002: Per:,pectivas do Meio Ambie,rte 1w
Sra.sil (Urasllia: IBAMA. 2002), 32; Oli,·ler Da!xne e Fn'!delic Lououh. Atlas ,/u Bris,I (Porfs: Au-
lr<'ment, 2013). 38.
EL DILEMA DE LA "CUNA ESPL~NDIDA"... 105
biomas. Es claro que esta división no puede ser asumida de manera rfgida y
absoluta, en parte porque el mundo biofrsico vlvc cu pet111anen1c transfor-
mación. Cada bioma es un complejo de ecosistemas difercn1es que tienen un
grado considerable de afinidad. Tambitn hay muchas áreas de transición en-
tre lo~ biomas, con mosaicos compuestos por distintos tipos de vegetación.
Para realizar análisis a escala regional es necesario cen1rari.e en los ecosiste-
mas locales y sus combinaciones de manera más detallada y concreta. Sin
en1bu1·go, desde el punto de vlsi.n de un análisis histórico del país como un
todo, la clusi6cación en l>eis biomas es bastante 1·evcladora. El actual territo-
rio brasileño, en la parle norte y en el eje norcstesur del litoral ailántico, es-
taba n1arcado. en e l mo111ento de lo llegada de los coloni;,.adores europeos en
el -'iglo XVI, por dos con1plcjos mognfficos de selvas tropico lcs continuas: la
selva an1a1.ónica (originalmente con cerca de 4 millones de km 2 , si conside-
n1mos solo las partes que hoy conforman Brasil) y la mata atlántica (origi-
nalmente con cerca de 1,3 n1i1Jones de km 2). Entre esos dos complejos
sclválicos existfa11 grandes extensiones de diferentes tJpos de sabana, espe-
cialmente el cerrado con sus árboles retorc idos y sucios ácidos (cerca de 2
millones de kn1 2); la caa,inga. sen1iárida con áreas sujetas a sequías pciiódi-
cas (cerca de 840 000 km 2); y el pantanal, con sus extensos humedales y
abundante vída anin1al (cerca de 150 000 kn1 2). Al extremo sur, íinalmcnte,
los cerca de 176 000 km 2 que corresponden a la pru1e brasilerla de los pas1i-
lales de la pampa, que también se extienden por Argentina y Uruguay. Cabe
destocar el liLoral con ti11uo de más de 8000 kilómetros de bancos de arena,
n,o.nglarcs y 01ras íorn1aciones costeras 5.
Es necesario resaltar el peso de esa realidad territorial c.:n la formación
objetiva y subjetivo de Brasil co1no país. El himno nacional, cuya leu-a fue
esc1iLa en 1906, lo enaltece por estar "yaciendo e1crnan1en1e en una cuna es-
pl~ndida" y por ser "giganlc por la propia nalurnleza". Es claro que la idea de
gigante por la propia naLur:ile1.a es solo una herramienta ideológica. Brasil,
con10 todos los países, es una construcción social. Sin embargo, es i111port.an-
le caracterizar el espacio conlinent.ul con el que interactuó dicha construc-
ción. Y también algunos elementos históricos particulorcs de esa construcción
en el con1ex10 de los nuevo-' paíse5 formados a partir del desmoronamiento
de los imperios coloniales europeos en el continente americano: ( 1) Al con-
trario de lo que sucedió con los países hispanoamericanos, Brasil logró in-
cluir en LUla única inslitucionalidad política. a partir del s iglo x1x, las vatias
regiones que componían la Amética portuguesa; (2) A diferencia de los Esta-
dos Unidos, Brasil no requirió expand irse a iravés de negociaciones o con-
quistas militares para obtener un territorio enorme. Heredó polfticamenle,

; Instituto Brasileiro de Geografia e E.,1.atlstica (18GB), Mapa de Biomns do Brasil (Bras(lia:


UlOE, 200~); Conscrvntlon lntematlonol, Blomas Brasilciros: Retralos de um Pols Plural (Rlo de
Janelro: Ca"' dll Pulovra , 2012).
106 HISTORIAS DE PAfSES, REGIONES Y PAISAJES

aJ menos desde el punlo de vista protocolario, la totalidad de la América


portuguesa, que representaba un espacio cas i del tan,año del pafs actual.
Así, se configuró un caso de gigantismo terriLorial precoz, aunque se tratara,
en gran medida, de una soberanía que hoy denominaríamos virtual. Era un
Len·itorio que en gran parte solo existla en tanLo dominio formal en mapas
impe1·fectos y en la;; negociaciones diplomáticas entre los imperios español y
portugués. Su ocupación eíecliva por parte del Estado y de la sociedad de
dominio eurodesccndien1e era muy limitada 6• Así, e l proceso de construc-
ción del Estado independiente en el siglo XIX no se basó en la obsesión polili-
ca por expandirse tcnitorialmcntc, sino más bien en un cs(ucr.to par.,
in1pedir la fYagn,entación y pl'o1nover la ocupación paulatina del enorme es-
pacio bajo su jurisdicción.
El dominio nacional sobre el territorio -aunque de forma muy desigual
en tém1inos de densidad poblacional y econón1ica- hoy está consolídado,
con un nive l bastante avan;,.ado de integración institucional y geoeconóm ica.
Las preguntas que se plantean ahora son olras: ¿Cuál es el nivel de calidad
humana y de sus1cn1abilidad ecológica de las es1ructuras sociales y econ6-
n1ic.."ls que se han ido construyendo a pariir de la interacción social con los
biomas exislcntcs en el tcnitorio? ¿Cuál debe ser la identidad políLicn de un
paf,, la1lnoan1ericano de dimensiones continentales? ¿Cuál será el destino de
los vus1os recursos ecológicos situados bajo su responsabilidad poliLica? Es
cloro que e l exa1nen de estos inten'Ogantes no puede darse en un plano su-
perficial. Para lograr una comprensión más prof-unda de la compleja realidad
brasileña es necesario ir m:is all:i de los estereo tipos y de las respuestas sim-
plislas. Co1no le gustaba decir al compositor AntOn io Carlos Jobim, "Brnsil
no ei:. para ptincipiantes''. Tal comprcn:.ión 1"C.--quierc una contextuali1.aci611
1nás profunda -en el espacio y en el Lien1po- de las complicadas art icula-
ciones socioambientales presentes en el pr·occso de construcción nncionnl y
en los dilen1as que se plantean para e l futuro.

LA CONSTRUCCIÓN DEL TER.RlTOR.10 Y SUS IIISTORIAS AMBl~'-'TALES

En el período posterior al inicio de la constn1cción de Brasil como país indc-


pendlenle, n parti1· de 1822. los países vecinos que surgie1'0n de las rupturas
de la América española aceptaron, en térn,inos genernles, las fronteras que
habían sido negociadas en el siglo xv1n por los imperios coloniales de Portu-
gal y Esp:u'la. Esto a pesar de que en su n1ayoría f-ueran frontenlS 1cnues y
poco definidas. casi sin presencia militar. El conjunto del nuevo territorio
nacional estaba poco ocupado por la sociedad producto del dominio euro-
<lescendien te. Es necesar'io anotar que, fren te a la magnilud <le ~u espacio

• Anlonio Robe,~ do Moracs, Gco¡,rafia Hlstflricn do Brasil (S!lo Paulo: Annoblumc, 2011 ). 77
EL DILEMA DE LA "CUNA ESPL~NDIDA"... 107

formal, la población que hacia parte de la sociedad brasileña era bastante


pequeña. Es1a se acercaba a los 4,6 mílloncs de personas en 1822 y en 1900
llegaba a cerca de los 17,4 mi llones. En este último año, para efectos compa-
rativos, los Estados Unidos ya contaban con más de 76 millones de habítan-
tes. & cierto q ue esas cifras no incluían las distintaS sociedades indígenas
que vivían en los vastos espacios poco alterados por el dominio de los des-
cendientes de europeos. Estas habitaban un Lenitorio considerado por el
mundo moderno con10 Brasil, pero no fom1aban parte del país en 1anto e nli-
dad política. Era una situació n diferente a la de otras sociedades indígenas
que a lo largo del tiempo fueron forzadas a insertarse en la sociedad brasile-
1 a, o al menos a a rticularse a ella. Pero ::iún hoy en día, en los confine~ de la
1\1na1.onfa, existen decenas de grupos indígeL1t1S que no saben de la existen•
cia del Br.1s il 7•
Las sociedt1dcs creadas a patiir del colonialisn10 eUTOpeo - incluyendo a
los individuos de o,igen europeo, africano y ame rindi~ se distribuían en el
espacio de manera desigual y frngn1entada, formando un::i especie de "archi-
piélago" de manchas de ocupación 1erii101ial. Est::is se concentraban en la
región de la m::it:i a1lá n1ic:i, más próxim::i del litoral, con ocupaciones n1cnos
densas en las diversas sabanas y a lo largo del 110 Amazonas. El control de
esas manchas cst::iba en ,nanos ele las éli1cs loca les y se fundaba en la cxplo-
1ación econón1ica de diferen 1es recu~os del mundo natural. Sin cn1bargo,
ellas no deben ser pensadas con10 islas aisladas en tre sf. En primer lugar, se
encon1raban concct3das po,· algunos rasgos culLuralcs comunC!t, como el
predon1inio del catolicismo y de la lengua po,iuguesa. Por o tro lado, exis tlnn
ílujos de intercambio en diferentes niveles de in1ensidod y extensión geográ-
fica, bien f-uera de productos, personru; o práctica;, culturales. Las recuas de
,nulas y el comercio de ganado bovino, por ejemplo, generaron movimientos
importanlcs que conectaban áre.is ocupadas en el intc1ior con el litoral.
También ex istía un movimiento constante de navegación de cabotaje.
Las manchas de ocupación, casi sien1pni dependientes del trabajo ese.la-
vo, eswban rodeadas por e:.pacios vastos con muy poco predominio de los
dcscendien1cs de europeos. Tales áreas -que en la actualidad algunos geó-
grafos histó,ico:. denominan ''fondos territoriales"8- recibían desde el pe-
dodo colonial la denominación de senoes {a partir de la idea de desiertos o
de.senoes). Eran espacios con grnn densidad de fl ora y fauna salvajes, donde
poblaciones indígenas continuaban viviendo de manera bastante au1ónom:.i, y
algunas veces interactu:.iban con quílombos (con1unidades organizadas por
esclavos huidos) y con colonos pobres de oiigen europeo que buscaban tierras

'"Po,"t,s indígena, lsolndo; e d.- recente c-<>ntam•, Funda~n Noc,orwl do Indio, Mlnis1ério
d:1 Justi,a, consuhaclo e.l 8 de octubre del 2017, http://www.íunaJ,gov.br/index,phplnossa_s-acoes/
povos-indlgcnas-isolndos-c-de-rcecntc-contoto.
• Antonio Roben de Momcs, Gt:ogrnfia Hhtórico do Bmsll (S<io Pauto: Annnblume, 20 11). 87.
108 HISTORIAS DE PAfSES, REGIONES Y PAISAJES

libres para ocuparlas de manera informal. Así, además de las sociedades in-
dígenas, íue forn1ándosc una población mestiza y relativamente autónomo
en los sertóes que convivía íntimamente con la diversidad del mundo natural.
Algunas palabras como caipiras (que significa habilantcs de los bosques, y se
detiva de la palabra tupi-guaraní cad, que significa bosques), comeni.aron a
ser usadas para <lenon1inar a esas poblaciones, frecuentemente despreciadas
por las élites urbnnas y por las nulorldades polilicas9• Ahora bien, es esencial
recordar que la dualidad sertaolcivilización no puede entenderlle de manero
Jigida. El concepto de sertües no era u11iforn1e ni se refería a lugares clara-
mente definidos en el ,napa del país. Los sertoes, en tanto áreas poco ocupa-
das por la "civilización" de predominio eu1'0peo, ~e podf::in situar en un::i
vadedad de lugares, inclusive en la proxjmidad ele las ciudacle:.. Por otra par-
te, la densidad socioeconómica de los espacios considerados civilizndos po-
día variar mucho: desde la~ ciudades 1nás grandes y cercanas al litoral,
donde las Formas culturales de origen europeo ~e hacían más visibles, h::ista
los haciendas ganaderas y pequei'lo; pueblos del inh:ríor que, desde el punto
de vista del litoral. muchas veces también eran consideradas senane;o.s. Ade-
más, los diferen tes h::ibitantcs de los seni'íes no se cncontr::iban totalmente
ais lados, establecían conlactos e intercambios entre si y con las áreas de ma-
yor densid::id de "civili7.ación" 1º.
Para las élites pollticas y los autores intelectuales del proceso de cons-
trucción del Estado nacional - iniciado con un regimen monárquico vigente
en tre 1822 y 1889. con Río de Janeiro corno su capital-, rnnntenc.r e l domi-
nio fom1al de esos senoes era un imperativo. Estos eran vistos como tenito-
rios culturalmente "vacíos•, levemente ocupados por poblaciones atrasadas
e ignor.:tn tes. Pero la 111agnitud de lo; espncios y la opulencía de su naturale-
7..a silvcstl'e generabnn un potencial indiscutible para su futuro pobla1nien10
v aprovechamiento econó1nico 11 . De hecho, el concepto nctual de "fondos
territoriales" indica c;c doble significado: e~-pacio~ geográficos en el fondo o
detrás de los territorios ocupados y. también, íondos de riqueza para ser con-
sumidos paulatina,ncnte. Las élites locales ubicadas en el contexto de las
manchas de ocupación ya existentes, velnn ~1 los ~ertoes adynccntes como es-
pacios para la expansión hori1.on1al de la economla, que adcn,ás cumplían l::i
Función de atenuar lo~ contlictos por In tierra y asociados a las herencias de
las familias de los propietarios rurales. Pard una economía que mnntuvo casi
sien1pre el modelo técnico rudimentario y ecológicamente destructivo here-
dado del peiiodo colon ial. y q ue logró poca intensificación productiva a tra-
vés de innovaciones tecnológicas, era esencial el crecimiento horizontal por
• Durcy Ríbeiro, O 1><1w1 bra;ddm: A (on11ar611 e o sentido do 810,i/ (Silo Puulo: Cmnp11nbl.1
das l..el ras. 1995). cap, 4.
•• Nísia Lima, 1/m S,rt,10 Chamado Brasil (Sao Paulo: Hucltec. 2013).
11 Candlce Vida! e Sou,.a, A pdtnn grogr,1/ica: Se111fo , litoral 110 /J<'IIS(l111c1110 social brasiltiro
(Goiftniá: E.dllorn da uro, 1997).
EL DILEMA DE LA "CUNA ESPL~NDIDA"... 109

medio de la incorporación de nuevas Llerras. En la medida en que los suelos


se agotaban por la rutina de las prácticas Jnmediatistas, con10 las constantes
quemas, n uevas tierras cubiertas por vegetación naliva podían ab,·irse a hie-
rro y fuego, extendiendo así la deforestación y el crecimiento de las manchas
de ocupación 12.
La unidad pol!Llca del tcrrito.-io naciona l faciUu,ba ese avance. Es im-
portante anotar que esa unidad se vio amenazada por conflictos a escnla re-
gional, especialmente durante la década de 1830, pero ucab6 sosteniéndose.
lnc.luso cuando estallaron violentas guerras regionales, estas concluyeron
gracias a alianzas entre e l Estado monárquico y sectores mayoritarios de las
élites locales que prefirieron fo1111ar parte de un país unificado. O sea que
velan en el "Imperio de B1-asil" una 1nejor garantía para In defensa de sus in-
tereses (incluyendo el mantenimiento de la esclavi1ud, del orden social e litis-
ta y de la posibílidad de conquista continua de los sertoes). La monarquía,
por su pune, se esforzaba en producir una confianza políllca de base consc1~
vadora. presentándose como garante de la unidad territorial v estimulando
por diíerentes med ios. incluidos las ar1.cs y las ciencias, la invención simbóli-
ca de uno idcn lidad nacional.
Al mismo lien,po que se construía un Estado naciona l, se estaba forman-
do un pueblo, en general despreciado par las élites sociales y p0llticas. En el
ambiente tle las manch~ de ocupación, asl con10 en las fronteras de los ser-
t6es, se iban construyendo nuevas poblaciones a través de n1úlliplcs interac-
ciones y mestl7.ajcs ffsicos y culturales. La diversidad de la natu1-aleza era un
con1ponente funda,ncntal de las formas de vida material y de imaginación
cultural que brotaban en las diversas regiones. La biodiversidad tropical era
la materia pri111a de los in1>1J"U rnentos y del lenguaje de trabajo y de fiesta. Un
conjunto vibrante e hfbrido de prácticas cu ltura les populares, en las ciudades
y en los campos, estaba comenzando a desa1TOll:u~e. a pesar de la opresión,
de l:i desigualdad y del elitismo que camcteri7.aba el ejercicio del poder en un
país ,narcado por la esclavitud. Sin embargo, el sen Umiento de nación estabt1
presente de una forma aún muy tenue en esa red de interacciones sociales.
La idea de nación ha sido inventada de arriba pora abajo, apoyándose
mucho en la in1agcn de grandeza del 1cn·i101io unificado. Desde las cartas de
instrucción minisleria l para las negociaciones que buscaban el rcconoci-
nliento de la independencia de Brasil por parte de Portugal e lnglaterra, en
1824, se argun1entaba que el país ex:lgía ser una potencia indepencüen te debi-
do n su extendido 1errito1io y a sus riquezas naturnles 11. Es necesario anotar
12 José Augns10 Pádun. "European CoJonlnlism nnd Tropical Fores1 Destn1ctíon in B1-n1il", en
Em·1ro11111emal Huwry: As/( Natw-. L,i.wecl, t-ds. John R. l\,kNeUI, Jos~ Aul,'ll>IO Púd,m) Mahcsh
Rungarnjan (Nuc,a Oelhi: O,ford Unlversit\ Prcss, 2010).
11 Arquivo Diplomático do lndepende.ncin (Brasilia: Minis1ério da.• Rda~Oes E..ieriores.

1972), I, 47, diodo por Cid Valle, lli.<011hos U1ulos Campc,,: Na111re:.a 7rovlcal. lmngem Nacional
, ld,111/,lade Brasil,iro (Rfo de Janeiro: Scnnl, 2005), 156.
11 O HISTORIAS DE PAfSES, REGIONES Y PAISAJES

que el EsLado en consu1.1cción, a lo largo de l siglo xLx, tenía una base fiscal
muy limitada, especialmente por la ausencia del cobro de impues10s directos
sobre las propiedades rura les que consti1uían el eje de l::i producción de ri-
queza 14• Era un Estado con poca capacidad de inLervención concreta en la
vida sociocconómica de las regiones. El 1nan1enimien10 del orden social, que
reproducía en cierta medida un n1otlelo que ya existía en el período colonial,
se daba a Lravés de pactos informales enll'e el Estado cen tral y las él.ltes re-
gionales. A can1bio de cierta autonon1ía y de privilegios, es tas últ imas acep-
taban la instilucional.ldad unificada del país y mantenían el 01·den en los
espacios de dominio local.
El Estado cen tral -además del asumir el costo b6sico del poder judicial
y de las fuerzas armadas, entre otros-- fue especialn1cnte decisivo en el pla-
no de lo que se podria llnmar culturo política. Por ejemplo, patrocinó e l !ns•
titulo Histódco y Geográfico Brasileño, Fundado en 1838, qi1e desanvlló la
narraúva de una continuidad histórica de Brasil y de la legitirnidad de su
don1inio terrilorial. En la segunda mitad del siglo XIX, con una mayor estabi-
lidad, el régimen monárquico promovió la producción de cartografías más
precisas y detalladas, para efectos diplo,nóti cos, didácticos o prácticos. Al
mismo tiempo, en diferenles momenlos, estimuló la elaboración de produc-
ciones artística.~ y literarias que buscaban inculcar en las élites regionales un
sentin1ien10 de pertenencia nacional. La dimensión ambiental estaba muy
presente en ese movin1iento. La 1;quew natural apareció como te1na u orna-
mentación en In literatura, en las artes pl6sLicas, en las ciencias, en la mu-
seografía y en la íconografia oficial del poder, entl'e otros. Se vo lvieron
comunes las imágenes del imperio adornadas con planLas y producLos tropi-
cales, tanto en materia les impresos co1no en objetos. Los mui.eoi. procuraron
enfatizar la diversidad de la fauna y nora, difundiendo la idea de una natura-
leza espectacular, pintoresca y de valor científico universal. Los stands brasi-
leños en lru. exposiciones internacionales se focalizaban en la rique7..a de la;,
sdvas, en conjunto con los productos artesanales indígenas, buscando esLi-
mular -recurri.:ndo al exow.mo- la udmiració11 cultural y el interés econó-
mico de los e.x tranjeros15,
Sin embargo, la mayor parte de los p1'0Cesos sociales y de las dinómicns
de territoriali7.ación regional que sucedían en el espacio brasileño no esta-
ban bajo el conllvl o incluso bajo la capacidad de fiscal izac ión e interven-
ción del Estado nacional. De cualquie1· modo, es con base en la geografía de
esos procesos y dinámicas regionales, desarrollados a partir de movin1ientos

•• J<JSé ~h1,;lo de C.."-nlho, 7.,,,,,0 d, Sombras: A Pol/Jico /111perinl (Río de Jnneiro: Vértice,
l 988), c~p. l.
'' Ren1110 Pelxo10, •A MáSC11m d~ Medus.1: A Con~tn1(no do &pa~o Nadonal 13rnsildro All'n-
vés das Corografia.s e da Carto&rniia no Século Xlx" (Tesis de doc1omdo en Hlstoria Social, UFRJ,
2005): Lilía S<:hv.-nrc,. A.< 8oma5 tlo lmpertUlar: Dom Pttl,o 11, 11111 MtJ11am1 110s 1rdpiéo.; (S~o
P:mlo: CmnpanbJa das Lr lras, 1999),
EL DILEMA DE LA "CUNA ESPL~NDIDA"... 111

que ya se venían proyectando en la América ponuguesa, que podemos visua-


U7..ar de m:incr'a n1ás concreta l:i historia ambiental, o mejor, las historias
ambientales de Brasil después de la Independenc ia. En este sentido, es nece-
sario pensar e l archipiélago de manchas regionales como un conjunto com-
plejo de in1eraccioncs enu-c las sociedades y las realidades bioffs icas.
Un actor social cuya presencia debeiía ser repensada y discutida más allá
de estereotipos y generali7..aciones fáciles, es el de las pob laciones indígena;,.
Es importnnle analizar su existencia concreta, considerando la d iversidad de
lenguas, culturas e inserciones tenitoriales. En Jo que hoy es Brasil, no exis-
títu1 estructuras estatales o con fuerte estratificación social en el mundo pre-
colonial. pero sí una gran vnliedad de aldeas .1grfcolas .1utónomas o grupos
de cazadores y recolectores. El conocimiento de la f:1una, la ílora y el espacio
físico et-::i muy detallado en esas socied:ides. Un indicador de ese hecho es la
cantidad actual de palabras de origen indígena en e l portugués brasileño re-
lacionadas con la biodiversidad y la geografía16 •
La espacialidad continental, por otro lado, fue importante en el dei,tino de
varias de estas sociedades. De una manera general, las poblaciones indlgcnas
se vieron muy n1ermndas con el avance de las conquis1as europeas en la ma1a
atlántica y en el tio An1azonas, bien lucra por la violencia o por el choque epi-
dcn1iológico provocado por la introducción de microor~nis,nos desconoci-
do.-; por el sistema lnmunológico de los nativos. F1<en te al avance colonial. los
pueblos indígenas tuvieron que escoger entre la con frontación abierta y la
convivencia, casi siempre en posición subalterna, con las sociedades domina-
das por los descendientes de europeos. Una tercera opción fue ,nigrar hacia el
interior del continente. En las áreas más distantes del litoral, especialmente en
el cen-ado y en la ;,elva a1nazónica, vatios pueblos ;,obrevivieron con bastante
au1onon1la hasta que fueron alca,77.ados por nuevas olas de ocupación durante
lo segunda n1itad del siglo xx 17. Pero la construcción tenitorio l de Brasil fue
tan desigual y segmentada que, o lo largo de los siglos xrx y XX, en p rác1.ica-
mente todas las regiones dd país continua,·on presentándose situaciones de
fricción o de conflicto abierto entre los frentes de expansión del domínio elu-o-
dc.scend iente y los grupos indígen~. aunque estuvieran deb ilitados.
Dichos 1novi1nientos de expansión ,e concentraron en la mata atlántica,
con penetraciones de meno1· intensidad en los otros biomas, durante el pe-
ríodo poscolonial que se e.xlíende hasLa med iados del siglo XX. Las manchas
de ocupación se es1ablecieron o ~e renovaron a través de plantaciones de

1• \\'nrren Dcan. \\1,/, B"°"dcu a11d Firebm,1d: nie Descn,cr/011 of rite 8m;ilia11 Alltmric Forest
(Berl<de)C Universily oí Calilomin Press, 1995), cap. 2: Berta Ribeiro, O Indio na Cultura Brasi-
/eira (Rlo de Jo11dn1: Rcv:u1, 1991 }.
"John Mon1eiro, ''Rethinking Amerindlan Resls1ance and PersiMencc, in Colonial Por1ugue-
se Ame.deo". en New Ap¡1road1e.v lo &,i,1a11cr m Bra~íl a11d Me.rico, ed,,. John GledhUl y Potie.n -
ce Schell (Om'hnm: Oukt: Universl1v Press. 2012); Manuelu Cunha, ed., Nisr6ria dos f,rd/<,s 110
Bmsil (Silo Paulo: Companhia das l..c1rns 1992),
112 HISTORIAS DE PAfSES, REGIONES Y PAISAJES

caña, algodón, tabaco, cacao y café, además de la exlracción en escala redu-


cida de oro y dJamantes (después del auge de la n1inería en el siglo xvm).
Además, la producción de carne, leche, harina de yuca, aguardiente de caña
y olTos alJmentos fue esencial en las dinámicas de Lenitorialización. La his-
toriografía brasileña de la.s últimru, década;, ha llamado la alención sobre la
relevancia de la producción para el consu1no interno, superando la imagen
simplista de una economía formada solo con base en la exportación de pro-
ductos Lropica les.
A pesar <le la d iversidad de aclividades económicas y procesos de ocupa-
ción territorial, algunas prúctica.s ambientales fueron utilizadas en casi todas
pa,,es. El uso del fuego, por ejemplo, podría considern11,e un denominador
común. Es i111portante entender que la seh-a no era solo una barrera. ~ino
también un componente de producción agrícola. La quema de árboles fue el
método agrícola central, tanto para deforestar con10 para fenjJízar los suelos
de manera tempornl a tr::ivés de la conversión en cenizas de la biomas::i bos-
cosa18. Sin e1nbargo, pueden mencionarse algunas excepciones. Es el caso de
los cuhivos de tabaco en el estado de Bahía -que abonaban el suelo con el
cst iércol producido por el pastoreo noc1urno del ganado (denominado local-
mente como 111alhadC1s)- y de la producción de cacao en el sur de Bahía, que
utilizó el 1nétodo conocido como cabn1cC1, que es la apcnura parcial de los
estratos más bajos del bosque, con la sie1nbra de cacao a la sombra de los ár-
boles que se mantienen en pie19 •
De Lodas formas, el uso intenso de las quem:is puede entenderse a parur
de una combinación de factores an1bienta les y sociales. La abundancia de la
mala allánlica - un océano verde desde la percepción de los agentes econó-
micos-- no incenllvuba la sien1bra de árboles o la adopción de medidas <le
conservación. La gran disponibilidad de Lien·as libres o barat."IS g,n1eraba la
sensación de una frontera abiena para la ocupnción económica. Cuando los
sucios se agotaban. había nuevas mas(IJ, boscosas d isponibles para ser que-
madas. Era más fácil y lucrativo destruir bosques que invcrli1· en métodos
cuidadosos de manejo y coo~ervación de sucios. Otro tnodelo agncola de-
mandarla trabajadores m~ calificados. mientras que la dispon ibilidad <le
mano de obra barata. básica1nenLe esclava, suplía el duro trabajo de defores-
tar y el cultivo con métodos rudimentarios. Este tipo de ecuación, en cierta
fo1ma, continuó dominando husta las primeras décadas del s.íg.lo xx. La es-
davi Lud se acabó en 1888, pero la disponibilidad de trabajo barato continuó
a tra\'és de la amplia presencia de pobres en el mundo 11Jral, tanto brasileños
como inn1igrantes.
,. l)logu Cabral, Na p,,,,enra Jo H<1re,ta: Mata Alldnlfca e fhstórit, Có/<111ia/ ( Río de Jo.ndro;
Garamond, 2014). 125.
19 Wan1!n Dean, Wí'1/1 Broadax arul rrrebru11d. 263; Bert B:uickman, A &ú,iarr Cow11,rpoir,t:
Sugor. Tubnl'CO, Ca.sa,•o a11d S/a,•ery in the Rtcó11ca,-o. 1780-1860 (Palo Alto: Swnford Univcrsity
P,·css. 1998).
EL DILEMA DE LA "CUNA ESPL~NDIDA"... 113

El ejemplo rnás emblemálíco y polfLicamente iníluyenle de la agricultura


basada en las quemas ocunió con la expansión de los cultivos de café a lo
la,·go del valle del río Parafba del Su•~ entre las ciudades de Río de Janeiro y
Sao Paulo, en el siglo XJX, as! como su desplazamiento en el siglo xx hacia el
occidente del Estado de Sao Paulo y el no11e del Estado de Pan1ná. El Brasil
del siglo x1x inundó el mercado internacional con café de baja caJidad, facili-
tando su transfo rmación en un estimulante paro los trabajadores del mundo
industrial. Las cadenas de pequeñas montañas del Valle vieron su~ laderas
desnudadas por el fuego. en combinación con un sisten1a conocido como pi-
caria (corte de grandes árboles que luego se dejaban rodar cerro abajo, an-as-
trando consigo la m:,raña del bosque tropical). l.n erosión de loi. i,uelos y la
productividad decreciente de las plantaciones fueron notable:. y acarrea ron
el constante abandono de las antiguas áreas productivas que a su vez fnvore-
cfan nueva~ deforestaciones. La siembra de los cafetales en líneas verticale:;,
a lo largo de las laderas, para facilitar la vigilancia sobre el trabajo extenuan-
te de los esclavos, fue un factor in1portante que repercutió en la pérdida de
sucios. A finales del siglo xtx, la degradación ambienlal genera li zada contri-
buyó a la debacle cconón1ica de las haciendas del ,nedio Valle del Paraíba,
en e l estado de Río de Jonciro, lo que iníluyó sobre el fina l de la esclavitud, la
proclamación de la República y el traslado del eje de la producción cafe tera
hacia el estado de S:lo Paulo 20 •
Es hnportante constatar que, desde finales del siglo xv111, decena~ de
hombres de ciencia denunciaron los rei,u ltados negaLivos de la producción
agríco la basada en la deforestación y las quemas, defendiendo la introduc-
ción de métodos 1nás racionales y cuidadosos del uso de la tierra. Ellos lo-
graron establecer una crítica consisiente y profunda de la desu-ue<:ión de los
recursos nntLll'ales en e l pals, a pesar de haber tenido un impacto casi nulo
sobre los métodos de producción:•. Por ejemplo, en 1858, durante e l auge de
In caficultura en el Brasil monárquico, Guilhcrme Capanema criLicó el "siste-
ma de agiicultura" que buscaba sie1nprc nuevos "terrenos vírgenes" y dcjabti
atrás "terrenos exhaustos e itnproduct.lvos". Sin La transformación de ese sis-
tema, en sus palabras, los fen'Ocarriles tcnninarfan convirtiéndose en "ins-
Ln11nentos de devastación"2l. Y nsl sucedió. Los íc1·rocarriles consln1idos en
el medio Valle del Paralba íueron prácticamente abandonados con la ruinti
de la producción de café en la región. Pe1-o nuevos fen-ocarriles catali1.aron
la apertura de haciendas y ciud!.ldes en los bosques u·opicales y cerrados al
occidente de Sao Paulo, dándole cont.lnuídad, en las primeras décadas del

"' Warren Ocan. li-'itlt Broodnx nnd Firwrand, cap. 8; Ste\'ell Topic y Allen \Vells. Glnbal Mar•
ke1, 'frm1s(<m11ed, 1/170-/9-15 (Crunbr,d¡¡c: 8cll..11ap Pres,, 2012), 224.
11 Jo.é Augu&to Páduo, Um Sof}ro de 1>t,.s1n1if40: P~11sa111;111,, Pvlft,c/1 t Crfrica 11t11l1ic111ol 1w
Brasil Escra,•isra (Río de Janeiro: Jorge Zahar, 2002).
" Cuilhcrme Capa.nema, Agric11/t111-a: Frag111e11ros de 11m /le/1110110 dos Co111l,st1rlos 81·03i/ei-
ro• d Expo<iflla Uniw,rsa/ de Par/, (Rlo de Jnneiru, 1858). 4.
114 HISTORIAS DE PAfSES, REGIONES Y PAISAJES

siglo XX, al predominio de las que1nas en la producción y a la centralidad de


las exportaciones de café en la econornla brasi1eña 2l.
Entre 1884 y 1940, el ingreso a Brnsil de ce,·ca de 4, 7 millones de inmi-
grantes, especialmente italianos, portugueses, españoles, alemanes y japone-
ses24, tuvo una importancia considerable en la apertura de nuevos í1-entes de
deforestación en la mata allántica. Además de servir de mano de obra en las
nuevas haciendas cafeteras en Silo Paulo, muchos inmigrantes obtuvieron
pequeñas propiedades en las montañas cubierta~ de bosques de los estados
del sur de Brasil. Las o liga rquías locales, que dominaban en las áreas más
bajas a través de la ganadería, sobre Lodo en e l bioma de la pampa, conduje-
ron a los colonos hacia los densos y desvalorizad~ bosques de las sierras, en
donde viví:1n poblacio nes indígenas y mest izas con base en economías de
subsis1encia. L'ls fricciones cu lturales, e inc luso los enfrentamientos, fueron
constantes. A pesar de las tensiones, los gobiernos y las compnñías de coloni-
7~'1ción continuaron asentando inn,igrantes en los bosques del sur; los des-
cendientes de estos inmjgr:inles se moverían dc;,pués hacia los campos y
cerrados del oeste de aquellos es1ados. Eran ngricultores e uropeos acostum-
brados a usar técnicas seculares de conscivación de los suelos que, por di-
rcc1riz gubernamental o por pragmatismo, adoptaron la agricultura basada
en 1.is quemas con,o eje de s u economía, además de apoyarse en la indu;,Lria
,naderera centrada en la explotación de araucarias2~.
Más allá de la mata ntlánt íca, los procesos de territorialización fueron
menos densos demograficamente, a pesar de pl'oducír u·.insformacioncs am-
bientales considerables. Estos procesos pc1miten visualiza,· el lugar de las sa-
banas en la construcción del tenilorio brasileflo. El principal catalizador íue
la ganadería bovina -y en n,cnor escala y n1ás concentl'ada en el noreste, de
ganado capiino- para la producción de co111e fresca, ca111e seca, lácteos y
a11efac1os de cuero, lema tratado por Shrl\vn Van Ausdal y Robcrt Wilcox en
su capítulo. Los bosques tropicales de la n,ata a tlántica y de la An,azonía son
amb ientes poco propicios para una ganadería a gran escala. Su conversión
total en pastos, a su vez, no soUa compensar los co;,tos de la deforestación.
Así, d ganado fue direccionado paula1ínamenLc hacia los serroes más distan-
tes del litoral, don1inados por los biomas n,ás abienos --el cerrado, la caatin-
ga y la pa1npa- y hacia la.~ á1·cas de sabanas naturales que existían en lu
Amazonía. Manchas de ocupación en el centro oeste del país, que habían sido
abiertas dura nte el período colonial a causa de los yaci1nien1os de OJ"O, des-
pués se consolidaron y se expandieron lentan,ente a través de la ganadería.

" Christinn Bra.nns1rom, "Coffee L.ibor Regimes and Dcíore,,1alion on a BmTllion F1'0nl ier,
l 915-1965", t<-011on11c C,,o¡¡ra¡1/,~ 76, L1. • ~ (2000).
" Zulelka Alvim. "hnigrantes: n Vida Pli\'.idn dO!, Pob•-.:• do Cnmpc,·, fli116ri11 ,In Vida Priva-
da ,m Brasil. vol. 3, ed. Nicolau Sevttnko. (Sao Paulo: Companhia clas Letras, 200 1), 220.
" Silvio Con-.:a \ Julionn Bublilz, 'ltrra tlt Pro,,,i,;slfo: Uma l111rot111,·110 il &o-hlst6ria do Rio
Grtmde do S11/ ( Passo FLrndo: Univcrsidndc de Pnsso Fundo, 2006).
EL DILEMA DE LA "CUNA ESPL~NDIDA"... 115
Una consecuenc ia ecológica notable de esa concentración de la ganade-
r-fa en las sabanas del interior fue la lendencia hacia la seporación espacial
cn1re la agricul turn y la ganadería, lo que d ificulló la difusión de los cultivos
mixtos y del abono de los suelos con estiércol animal. La ganadería extensi-
va. ade1nás, generó vados problemas ambientales. como s ucedió en el caso
de la degrddación de los pastos naturales por e l uso recurrente del fuego y de
la compactación de lo;, suelos por el sobrepastoreo 26 •
Otro patrón macro de ocupación de la tierm -que generó procesos de
construcción territorial con poca densidad poblacional, pese a que íueron
geográficamente extensos- fue la extracción directa de con1ponen tes de la
ílora y la fauna. Este tí po de actividad se 1nanifestó en varios bioma~. La ca-
cería con fines comerciales. una activid¡1d aún muy poco estudiada. estimuló
el avance sobre diíerentes regiones de la mota atlán tica en el paso del siglo
x1x al xx. En las primeras décadas del siglo xx. por ejemplo. centenas de mi-
llares de plu1nru. y pieles de aves fuero n expo nadns para adornar sombreros
y ropa. Una red inten1acional de hon,bres de ciencia se cslableció para pre-
sionar por el con1rol de esa aclividadn. Por su parte, la extracción de recur-
sos de la ílor.1 logró est i n1u lar procesos más pcrmanent es de territorial ización.
Un ejemplo significativo fue la extracción comercial de las reservas de hierba
mate en los bosquci. del sur y del suroc~tc, a partir de 1880. con mano de
obra de indios y n1cstJzos, que pern1itió a algunas grandes compai1Cas esta-
blecer control sobre ampl ios tc1Titoriosl8•
S in embargo. eJ caso n1ás cxtraord inalio de extractivismo vegetal que al-
canzó una escala sin igual, fue el boo,11 de la extracción de cauc ho en la
A1nazonla entre 1850 y 1915. Un nuevo sistema de interacciones socioam-
bientales surgió en la región norte de Brasil cuando e l caucho extraldo de los
árboles de la especie Hevea brasiliensis con1enz6 a utilizarse en procesos de
industrialización fuera de Brasil, especialmen te en la fabricación de ncu n1ú-
ticos para la emergente induslda a utomovilística. Ln economía hasta en to n-
ces existente, conccnt.rad a e n los mtírgencs de los grande~ nos, se basaba en
el extJ-activismo de la flora y de la fauna. en la pesca y en el cuJLivo comercial
de ti lgunos productos agrícolas, especialm ente de l c:ic:io. El nuevo sistemo
conectó extensas :ireas d el interior de la selva. divididos en dominios priva-
dos dcnon1inndos seringais, con sectores de punta del capitalismo global

•• Warren Oean, llli1/1 Broadcu nnd Firebmnd, cnp. 5; Roben \Vilcox, "The l..aw oí 1he Lros1
l:.ffort: Cau le RnnchiJ,g and t he Environment in t he Su\'onna QÍ Mnto Gros-so. Bruzíl, 1900·
1980", E,wíro111rw11ral H,stor:,•. 4, n• 3 (1999): 338-368
l7 Wnrren Dean, 1~11/1 8roadat a11d F,rebm11d, 249; Reginn l lorta Dunne, A Biologia Millta111,:
O M11,cu Naclo,wl, &pec,a/1:.afdo Cienri{ica, Dh•u/gar4o do Co11hec1111,11ro e Prdricas Po/11/cas 110
Bro,1/, l92ó-/9-15 (Belo I loriwnie: Editora da llf'M().20 10).
'" \<lar<Jos Gerhardt, "E!xtrativismo e tran.sfom,a,;lio na Mata Atl5.ntica Meridional", en Meta-
,110,foses flore,wls: C11/111m<. ecologlns, as 1rm15(on11n('(ks ltis16ricas da Marn Atlltmlc'll. l'<b. Ologo
C.'lbml y Ann Busu1man1e (Curiliba: Pdsmns, 20 l6).
116 HISTORIAS DE PAfSES, REGIONES Y PAISAJES

(asunto que también aborda el capitulo de Claudia Leal). Este flujo se realiza-
ba a través de una c.idena de intercambios -en rea lidad, una cadena de deu-
das- que pasaba por compañías internacionales de navegación, casas de
comercio exterior en las capitales, agentes comerciales locales que penetra-
ban en los ríos intercambiando caucho por bienes de consumo, propietarios
de los seringais (los seringalistas), sus íuncionarios y, en el c~labón final de la
cadena, los Lrnbajadores extractores de caucho o seri11g11eiros, diseminado~
por la selva sin p1·otccción legal y fuertemente explotados por los patrones
que pagaban muy poco por el caucho extrafdo19.
En la enorme región amazónica, la población que había sido incorpora-
da a los espocios de dominio eurodescendien1e desde el período colonial era
pequeña. En el c iclo de la extracción del caucho, s in en1bargo, la región reci-
bió una fuerte ola de inmigración de trabajadores pobres, especialmente de
las regiones sujetas a sequías pcdódicas de la caatingll del noreste. También
confluyeron hacia la Amazonía proíesionales y aventureros de varios países.
En 1900, la pobltición oficial de los estados que concentraban la explotación
del caucho - Pará, Amazonas y Acre- estaba en el rango de 1,2 millones de
personas. No obstante, todo ese proceso no generó mayor dcforcs1::ición. La
extracción de caucho no rcqueria la ta la de árboles. Al contrario, para que
durara un tiempo con¡,iderablc, la extracción diada del látex exigía el mante-
nimiento no solo de los árboles de caucho sino tan1bién de los paisajes bos-
cosos que les daban soporte ecológico. La conservación era un requerimiento
de la economí::i. Aún más, con el decaim iento del sistema durante la segunda
década del siglo xx -en función de la creciente hcgcmo,,ra n,undial del cau-
cho proveniente de los plantaciones del sureste asiático- las consecuencias
ambientales se diluyeron todavía n1ál;. A inicios de la década de 1970, cuan-
do con,enzó un ciclo de intensa deforestación, la selva amazónica brasileña
todavía tenía cerca del 99 % de su cobertura originaP0•

LA GRAN ACl?.LeRi\ClÓN Y l?.L DILEMA DE LA "CUNA ESPi.tNDlOA"

La población brasileña creció diez veces entre 1900 y 2000 (cuando alcanzó
los 170 mi llones de pcrson::15). Pero la gran aceleración se dio a partir de 1950.
En ese arlo la población era de 51,9 millones de personas, con una expectati-
va de vida de 43 años, 50,6 % de tasa de analfabetismo y 36,2 % de tasa de
urbani7.ación. Si comparan,os estos porcentajes con los mismos indicadores
en el 2010, podemos percibir la dimensión de la rransfo1mación: 199 millones
,. •Nan-cn Ocon, Bn,:.,I ami 1/re S1111¡:¡;le (or R11bl>er (Cambridge: C<11nbrid~~ Unhcrsll\ P,-c.s,
1987): Barbara \Vein;,1ein, n1t•Amnw11 R11bbcr 8oo111, 1850-1920 (Palo Alto: Swnford Un,,ersity
Pre..._,, 1983).
,. Jo,é Augi1sto Páduo. •stoslera, llis1ória e Conju111ura nn Análbc da Quesillo Amo,..onica",
Histón'a, Cié.ucia.s, Satidt - Mongulnhos. n. • VI, Suplcmcntot 2000,
EL DILEMA DE LA "CUNA ESPL~NDIDA"... 117
de habitantes, expectativa de vida de 73.4 años. 9,02 % de tasa de analfabe-
tismo y 84,3 % de w·banización31 .
Hasta mediados del sig lo x,x, Brasil era en gran parte una cx1ens ión del
modelo de sociedad establecido en el siglo XIX, incluso si consideramos que
la historia es sic1npre un juego de ¡,crmanencias y canlbios. Es verdad que
ocu rrieron transío rmaciones 1·clevantes. La monarquía terminó en 1889,
dando lugar a u na república federalista que refor1.ó el poder de las oligar-
qufas loca les. Pero la producción agropecuarin continuó siendo la base eco-
nómica de esas oligan¡u.ía.s, y su eje la cxpor111ción de café. En las grandes
propiedades los esclavos fueron sustituidos por trabajadores muy pobres y
práctica1nente excluidos de las estructuras fonno les de educación. Por otro
lado, se dio un cierto crecimiento lLrba1lO, evidenciando problemas de salud
pública generados por el ensanchamiento de ciudades sin salubridad nde-
cuada, conlo lo muestra el capítulo de Lise Sedre:,; y Regina Horta Du:ute.
La po lución comenzó a manifestarse con más nitidez, a través de las emisio-
nes de curUembres, mataderos y pequeñas indus11ias de alin1entación y ves-
tunrio32. La ind ustrialización avan76 lentamente, en parte debido n la poco
disponibilidad de reservas de carbón mineral. La producción nocional co-
men:,;ó a gnnnr alguno relevt,ncia solo a partir de la década de 1920, con base
en las reservas descubiertas en e l sur del país. La hidroelccuicidad t.ambién
avanzó muy despucio 1l.
De todas fonnas. la gran in1nigr..,ción y el inicio del crecimienlo urbnno-
indusuial ca talizaron procesos pollticos importantes. El deseo de mode1ni7.a-
ción tomó ft1c17.a en las nuevas clases medias urbanas. La vida intelectual y
cienUfica ganó nlayor intensidad, con innovaciones artísticas vibrantes y de-
bates p01í1icos que exponían el letargo de In republica oligárquica. Una revolu-
ción que ocurrió en 1930, con fuerte presencia mi litar, provocó una acción
más fuerlc del Eslndo nacional en favor del avnnce urbano-industrial. Las po-
líticas reformistas, sin embargo, evi ta,-on dL-snfiar de n1anern directa la con-
centJ11ción tenitorial v el poder de las é lites rurales. De iodos nlodos, el
manejo tl.!rri.torial fue un coo1pooente importante de las po!Ilicas de dcsarroUo
que se i1nple1nen1::11-fnn en las siguientes décadas, 1ales como: la promoción de
la medicina salubri;.ta (que venía avanzando desde finales del siglo x1x): el es-
tablccimicn lo de códigos legales de explotación de los bosques, aguas y o tros
recursos naturales a partir de 1934; la creación del Instituto Brasileño de

11 JBGE, Tendencias Demográficas ( Rlo de Janolro: JBGE, 200 1) e Smop.c do Ccn,o Demogn\-
firo (Rlo de Janeiro: tUCE, 2011 ),
"Jorge l:l;J~bosu, "Olho,, de Ver, Ou,ido, de Ou1ir: Os Ambicutc, Mal:,(lo, da Ct,pitul da Rc-
p(1hlic.1•, en Nn111rcv, e Socieda1k no Rio du J1mdro, cd. Mauricio Abrcu (Rfo de Janeiro: Biblio-
teca Carioca, 1992): Janes Jorae, T,,i;; O Rü, que a Cidade Pudeu, San Paulo. 1890-/940 (S~o
Paulo: Sennc, 2006).
"Antonio Oias Lcile, A Energía 1/n BraHI (Río de Jnnciro: Campus, 2015), cap. 2.
118 HISTORIAS DE PAfSES, REGIONES Y PAISAJES

Geogra[fa y Estadística (LBGE) en 1938; el establecimienlo de agencias de de•


sarrollo regiona l y algunos polos de industrialización de ba.se a partir de la
década de 1940; el esLlmulo a la colonización in terna a través de compailfas
colonizadoras privadas o de "colonias agricolas nacionales"; la construcción
de carre teras y ciudades en el interior del pa!s 34• Sin embargo, si obscrvan10~
el mapa de antropi;,~"lción de los biomas brasileños en 1960 (figura rv.1), no es
difícíl constnlar el alcance Umitndo de este conjunLo de políticas.

FtGURA 1v.1. Mt1pa de a11rropizaci611 de los bio111as brasi/e11os, 1960

. ..,.,.,..,,.
C111tino-
c.,.-
• Pol1UlNI
■ Mala aNln11ca
hasla 1960

. . . . ."_"'
p • ..,,,.
t.aa éiOilS o,11rop1.<lldo1 e01nclctc,,
con u, di81rlbucill<l de la poblaeoón
y l!St1'n cancenlractu en lll frnn,n ..,.
COllhl<a

• •
Elaborado por \Villiam Torre con ba.~c en dato, llcl IBG~. publicados en Al111a1111q11e li11bita1
(Sño PouJo: Comdesenho, 201 O)

l4 Mllrtinc Droulrrs, Bn'si/: Un, CM/1ü11Jin, ( Parfs: l't.F, 200 1), t-aps 5 v 6,
EL DILEMA DE LA "CUNA ESPL~NDIDA" ... 119
A pesar de que el concepto de antropización es discuLible -por invisibi-
U7..ar la presencia de indígenas y otras poblaci.ones nu-ales que manejaban
amplios Len·itorios y paisajes dejando huellas menos pronunciadas-, el
mapa de antropización de los biomas brasileños {figura 1v.1) proporciona
una buena indicación de las áreas en donde existía una n,ayor presencia de
la economía de mercado y del modelo convencional de progreso. E l bion,a
más modIJicado era la mata atlántica, cuya ocupación aumentó mucho du-
rante la primera m itad del siglo x:x. Se estin1n que entre 1910 y 1947 hubo
una deforestación de cerca de 336 000 km21 351. Las manchas de ocupación se
expandían y conectaban, mientras otras nuevas se iban formando. En la caa-
tínga y la pompa las an1 igua:. n1t1ncha:. de ocupación crecían gr.,cias a la ga-
nr,derfa. Pero el cerrado y ]¡1 selv.1 an1a.:ónica esLaban muy poco a 11Lropi1.:adas
en relación con su gran tamaño. A pesar de la abundante presenc ia de cco-
s istc111as nativos en el 1napa de 1960, la cconon1ía, que renovaba el modelo
predatorio heredado del pasado colonial. podla tener un poder destructor
fue11e sobre el mundo natural en las n1anchas de ocupación efectiva. En las
áreas agricolas -así como en a lgunas órea~ urbanas y fron teras industria les
morcadas por fe1,·ocnrrilcs y n1i11erla, cspecialmcn1e la siderúrgico de hien·o
en el sureste- las quemas y la lala desenfrenada de madera eran la regla,
bien fuera para construcción, para la obtención de leña o la producción de
carbón \·egetal.
A su vez, a partir de la década de 1950 ya cs1aba en marcha el gran movi-
n1icnto de transfo1mación que moldeó el Brasil contempornnco: un procei;o
que modificó profundamente inn u merables paisajes 1uralcs y urbanos, pro-
duciendo una verdadera explosión de problemas ambicnrales. Para entender
su sentido deben considerarse una serie de factores. Las reforma:, e inversio-
nes realizadas desde 1930 conslruyeron algunos cin1ientos con10 el perfec-
ciona1nicnto de la máquina estatal. el avance en la industrialización de busc
y el crecimiento de la inf1-acstnJctura urbana. E l contexto internacional de la
posguerra -que n,nrcó el inicio de una "gran aceleración" planctaria 3~- fue
un (actor esencial. La abundancia de petróleo barato y fácilmente importa-
ble -asf co1no nucvus olns de consu,no a través de innovac iones tecnológi-
cas {nuto1nóviles, teléfonos, electroclon,ésticos, enu·e otros)- impulsaron a
cn1prcsns Lrnnsnacionnles agresivas n buscar nuevos mercados. El aumento
del crédito disponible a nivel internacional poLenció el ímpetu desan-olllsta
de muchos gobernantes, aun a costa <le un gran endeudamiento público. El
eslogan del presidente J uscelino Kubitscbek, quien goben16 Brasil entre 1955
y 1960, resume con perfección la seducción ideológica de la época: ¡Avanzar
cincuenta años en cinco! B1-nsil poseía recursos naturales, un mercado de
consun10 en crecimiento -especialmente en las ciudades-, abundante mano

35 Chris1ian 13ranns11-om, Co!Tet /.J1bour Regi111es, 327.


» Jolrn R. McNcill v Petcr Engclkc, Tire CrctLI Acccltraiion (Cambridge; Bclknap Prcss. 2014).
120 H ISTORIAS DE PAfSES, REGIONES Y PAISAJES

de obra barata y un espacio continental para ser explotado. No fue dlfícil


atraer capitales y empresas LTansnacionales para que se asociaran con in icia-
tivas estata les y compañías nacionales. La "marcha para el oeste". que venía
siendo Impulsada por el Estado desde la década de 1930f37 I, ganó un estímu-
lo poderoso en 1960 con la inaugurac ión de Brasilia, la nueva capital en el
corazón de l cerrado. Pero fue en el contexto del régimen militar que se im-
plant.ó en 1964, con el autoritarismo tecnocrálico encubriendo los connlcto~
polfticos antes ciristcntes, que el proceso alcanzó su apogeo. En tre 1967 y
1973, la tasa anual de crecimiento del PJB fue de 11.2 % . Inc luso con la p1·e-
scncia ocasional de c1isis de cstanca1nienlo en las décadas posteriores, el
cambio en los patrone~ de consumo fue notable. El nún1ero ele automóviles,
por ejeniplo, ¡pasó de 650 000 en J 960 a 47,9 mil lones en el 20141 381!
Sin embargo, es imponantc recordar que el proceso de crecimiento fue
muy des igual y el itista. Se ha producido una clun1 concen tración de sus be-
neficios. tanto en 1é rn1inos geográficos (con la región sur~le cent.raJi1..ando
el proce:.o de industrialización y urbanización) como de ingresos (repartidos
de manera muy incquita tiva). Una distribución espacia l y del ingreso más
inclusiva solo comen1.ó a darse en las úhhnas décadas; su símbolo fueron los
gobiernos ele Lu la da Silva entre el 2003 v e l 20 11.
En la h istoda ambicnü1 I es clave pres tar atención a lru, dimensio nes eco-
lógicas del modelo de crecüniento que está en dbcu:.Jón. La base energética
vigente hasta mediados del siglo xx, centrada en el uso de materia orgánica
(principalmente leña), fue tran:.fo,mada por el avance de la hidroclec1rici-
clod y los combus1ibles Fósiles 39• En el 2014 las hidroeléct.-icas provcfun el
68 % de la electricidad consumida en e l país. En el mismo año, el Catastro
Nacional de Represas registró la ex istencia de 1400, incluyendo algunas gi-
gan tes con10 llaipu y 1\1curuf. El i1npacto de esas obras en la población rural
generó un f1Jerte n1ovi111ien10 popular de resistencia, e l Movimiento de Afec-
tados por Represas (Movin1cnto dos Atingidos por Ban.igens). S i considera-
mos el conj unLo ele la matri,: cne_11;étlca del país en e l 2014, vemos que ~us
principales fuentes son los fósiles (58,6 %), los derivados de caña ( 15,7 %) y la
hiclroclecuicidad {1 1,5 %) 40 • Otro factor imponantc fue que la construcción
17 Juao Mnia, E.,uu/o, Thnitório , lma¡;in11fdn E,¡,acial: O Caso da Fttntla¡:4.o Brasil c,.11rul
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EL DILEMA DE LA "CUNA ESPL~NDIDA"... 121

de autopistas y los vehJcu los sobre ruedas tuvieron una clara prioridad, va-
Uéndose de la iLuportación de petróleo y desacLivando antiguos ferrocardlcs.
La agricultura pasó por una profunda conversión hacia grandes unida -
des de agronegocio basadas en el uso de máqujnas y agroquímicos. La au-
sencia de una refonna agr<1ria en la segunda mitad del siglo xx aniculó la
modernización L~cnica con la permanencia de una gran concentració n de
lien·a. En el 2012, J3,7 % de propiedades con más de 100 hectáreas concen-
traban 82,8 % del área total (¡de Lal forma que 225 propiedades con más de
100 000 hectáreas concen Lraba n 13,4 % del &ea totall). Todo esto acompa-
ñado de un omplio apoyo estatal en términos de crédito y asistencia técnica.
Por otro lado, la agricullura ían1ilit1r en pequeñas propiedades. contando
con poco apoyo. logró resistir y n1antenerse en diferentes regiones del paf~.
Según daros del 2006, esta ocupa el 24,3 % del área total desi-inadn a activi-
dades agropecualias y es la gran empleadora ele mano de obra en la agricul-
tu ra (74,4 o.4, de l Lota!) y una gran producLora de alimentos (70 o.4, de frijol
negro y 46 % de maíz, por ejemplo)".
En términos tcnitoriales, la expansión del agronegocio comcn:r,ó en la
región de la n1ata atlántica, e~timulada en parte por políticos de apoyo a los
agrocombu~;ibles, como en el caso del etanol. Pero su gran fron tera de ex-
pansión. o partir de 1980, ha sido el ceir..ido. con base en investigaciones
agronó1nicas que lograron modificar la acidez natural de sus suelos y pe1Tni-
tir un gran aumento en lo producción de soya, maíz y otros productos42. La
producción nociona l de grano:. creció de 17.2 millones de toneladas en 1960
a 206 millones en el 20 ¡ 41•'1. A pesar ele ser una agricultura mucho mós sofis-
ticada que en el pasado - inclusive con practicas innovadoras de conserva-
ción de los i;uelo~. como el llamado "planlfo directo en la paja"-su impacto
ambiental es enorme. Brasil se convirtió en el 1nayor consumidor m11ndial
de agrotóxicos, co n 936 000 toneladas en la zafra 20 10/201 J C4◄ 1.
En las últimas décadas del siglo XX ocurrió un enonne c:xodo rural. Gran
pane de la población rural pobre vivía en los an tiguos latifund ios, sin lftulos

Alingíclos poi Bo.rrngcns no Sr.is.ji", en Justi~·a Ambit·ntol tt cidadania. cdb. Jlcnri Acsernl<l, Sclc-
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01.lA GOSTO. pd í: Com¡xmhia Br;1>ílefrn de Aba.,1ecl menm, 1\comvnnhomc,110 di) sofr11 b111<1/t1m-
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122 HISTORIAS DE PAfSES, REGIONES Y PAISAJES

Formales de posesión, intercambiando trabajo por el perm iso para vivir en


pequeños lo tes. La mecanización a grícola expulsó a la mayor parte de dichas
familias. Las ciudades recibier'Qn una gran porc ión d e este éxodo, que tam-
b ién se desplazó hacia las fronteras de coloni zación en la Amazonía. La po-
blación absoluta ele la;, c iudades aumentó cerca de 150 millones de personas
ent1"C 1950 y e l 20 1O. Sin apoyo de 1~ autoridades urbanas. gra n pane d e los
migranles tuvieron que ocupar los espacios poco valorizados de los cerros,
los manglares, etc. La multiplicación ele las (ave/as fue una consecuenc ia ló-
gica de ese movimienlo. Las ciudades también suír-ieron con In especulación
inmobiliaiia y la destrucción de á reas verdes y antiguos conjuntos arquitec-
Lónicos. La polución aumentó con,iderable niente, así como la violencia y la
cdmina lidael''·
En las áreas remo las del país, aú n cu biertas por bosques tropicales y sa-
banas, la violencia también se manifestó ele mane ra inte nsa. Con el avance
de la agricu ltura capllalista en el cen·ad o y la obsesión geopolítica del régi-
men militar con In ocupación de la Amazonia -a través de proyectos de co-
lo n iznción y de s ubsidios y exenc io nes fiscnl es para gra ndcs empl'e nd i m ie n tos,
s in co os ide ror s us consecuencias sociales y an,bientales- lo lucha por la
tierra se volvió explosiva. Los nuevos age nt es económicos c hocaron violenla-
mcntc co n poblac iones indígenas y mesli7.as que hacia muc ho tiempo vivfan
en aquel.las reglones 46• Lo mismo ocun·ió con la conl>Lrucción ele can·eteras,
proyectos de mincrfa y grandes hidroeléctricas.
Los Impacto:, de todas esas din ámicas sobre el tcrritod o broslleí1o, así
con,o o tras que no pudieron ser discutidas, aparecen clarame nte en el mapa
de la antropización de los biomas entre 1960 y e l 2000 ( figura rv.2).
La 1nat.1 atlántica [ue prácticamente destruida: hoy solo resta -.:eren del
12,5 % de su cobertura oiig.inn l (cons iderando todos los remanentes). La sel-
va an1a1.ónica t.imbié n sufrió una fuerte deforestación , perdiendo cerca de
763 000 km 2 hasta el 2012, alrededor del 19 ºIn de i¡u cobertura origi nal. El ce-
rrado, por su parle. se convirtió en al peor caso, al haber pei-ciido casi la mi-
ta d de su cobertura en pocas décadas47 • Estos movimientos, además, no
c.-,tán desconec1ados, pues los principales agente~ económ icos de la devasta-
ción del cen-ado y de la selva amazónica vinieron de fronteral> anteriores de
devas tación de la mata atlántica.
A partir de rnedlados de la d écada de 1970, la sociedad br.:isileña se volvió
p0Jflica1nente muy vibrante, con la lucho e n contra de la dictadw-a n,illtar

"1\lh'C<.10 Slrkís, Eéologlá Urbuua, Podtr wc,,/ (Río de Jo.netro; nx, 2010) .
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EL DILEMA DE LA "CUNA ESPL~NDIDA"... 123

F1cuRA rv.2. /llapa de an1ropizació11 de los bio111as brasíleiios. / 960-2000

■ Nna10I,. -
-~
■ C.•••IIQII

■ Pon111noi
Mot. .rljrnQ
111112000

• -""'"""º""""'"'...
El 8""nc41 lmpillcat>,o MC"1 ~
,nterlor deja huella. especwlmeote
ICll>to la mata a!lánC>ca lo ••
Amaionla y et cerrado

'. •

Elaborado por \Villiam Torre con ba,e en c.lmo; del IBGE, publlc.idos en Alma,iaq11e /lub<IOI
(S~o Paulo. Comde~enho, 20101.

como denominador con1ún de un gran número de movimientos en fnvor de


los derechos humanos, i.ociales y ambienLaJes. En el campo ambienLaJ, el
conjunto del proceso sintetizado arriba. especialtnente la deslruccíón de la
selva amazónica, convirtió a Brasil en uno de los focos centrales del debate
ecológico internacional, más aún con la rea lización en Río de Janeiro, en
1992, de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y De-
san·ollo48. Por otro lado, el debate ganó fuerta debido a la fuerte expansión

" K.nthryn Hoc:hst.c tlcr \' Margn1"1 Keck, Cr-..:11i11g 8ro:JI: é1111ron111t111nl A c lll'/5111 i11 Suue nnd
l' (Ourham: Dukc Uni\'cr,ah, Prcss, 2007); Angdn Alonso y Déhc,rn Mndel, "From Prou,st to
Socrel_
124 HISTORIAS DE PAfSES, REGIONES Y PAISAJES

de los coníliclos socioambientales locales, que incluyeron acontecimientos que


alcanzaron din1ensi6n global, como e l asesi nalo del líder cauchero Chjco Men-
des en 1988, sfn,bolo mundial del llamado ''ambientalismo de los pobres"'9•
Las consecuencias políticas de todos esos debates y luchas sociales se
han vuelto históricamente relevantes, en la medida en que el tema ambiental
ru;un1 ió un papel pron1lnente a pesar de ser ambiguo, durante los gobiernos
de posdJcLadura mililar y con la coalición de fuerzas políticas de centro-iz-
quierda que gobernó al país entre el 2003 y el 2015, bajo el liderazgo del Par-
tido de los Trabajadores. De todas formas, algunas tendencias adoptadas en
las últimas décadas, deiivadas tanto de cambios histórico-estructurales
como de decisiones polflica:., podrían ~eñalar una transformación en el mo-
delo de c recimie nto discutido anteriormente.
El hecho más notable fue la 1nodilicación del tradicional proceso de avan-
ce descontrolado de la frontera de deforcsLación. Al menos e n e l caso de la
selva nmazón.ica, ese avance fue reducido considerablemente a través de una
con,binación de volun1ad política con innovaciones in!>litucionales y tecno-
lógicas. El resultado fue una reducción de cerca del 82,5 % en la deforesta-
ción anual en1re el 2004 y el 2014. Brasil ta1nbién fue responsable del 73 %
de la superficie tolal de las áreas protegidas creadas en el mundo entre el
2003 y el 2009r5o1. A finales del 2010. cerca del 43,9 % de la selva amazónica
brasileña se enconLrnba bajo diferentes tipos de áreas reservadass•. De una
manera general, la conservación de la selva fue favorecida por la existencia
del vecino cerrado, un espacio enom1e uLili zado para el avance del agronego-
cio que sirv ió de verdadern vá lvu la de escape económico. Sin embargo, la
deforestación en la An,azonía de los últimos años viene íluctuando en cerca de
5000 km 2 anuales, u11 nivel todavía rnuy aho y que puede volver a crecer en el
futuro. El creci1niento an ual de la población, por otro lado. que alcanzó In
tasa de 2,99 o/o entre 1950 y 1960, se desplon,ó hasta el 1, 12 o/o entre el 2000 y
el 20 10: es decir que se dio una verdadera lran!>ición demográfica en pocru,
décadas. Esa reducción facilita enfrentar antiguos problemas ambientales.

Prof~ionnli.1.alion: 8 1·'UL.IJJan Environ111c11H1I Allivisn1 after Rio•92". 111e Journal t:l { Em•iron•
"''"" mu/ O.,i,•lilpr11r111 19. n.• 3 (201 O): Josó Augusto Páduo, 'Envimnmcntolism f n 8rnl.ll: A
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Hi,16rio e a Si1uo('lio dn.s Unidadc, do Conse"""~"º no Bra,11", cr, Co11~"'""fº" r/<1 8i<xlfrer,ida-
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EL DILEMA DE LA "CUNA ESPL~NDIDA"... 125

La oferta de salub ridad básica, por ejemplo, ha ido avanzando paulatina-


mente, llegando a una tasa de 83,3 % de la población con acceso al agua po-
table. La dimensión de lo que aún reguier·c hacerse, sin embargo, se evidencia
en el hecho de que solo el 50,3 % de la población cuenta con alcantarillado y
apenas el 42,67 % de las aguas negras del país son Lra tadas~2•
De todas formas, la cuestión del teni torio continúa en el centro de los
dilemas histó1icos que enfrenta Brasil. Es verdad que la formación económi-
ca del país no se restringió al sector exporindor: Pero, trndícionalmcnte, su
inserción en el mundo estuvo dete1n1inada por el su rninisLro de materias pri-
mas para otras economías. Uno de los escenarios posibles seria In radicaliza-
ción de este papel. El avance de la producción de granos, e~pecialmenLe en el
Cerrado, ya fue n,encionado. La presencia de grandes rese,vas 111inerales
1an1bién apunta en esa dirección. El país ya está entre los tres n,ayores ex-
portadores n1undiale1:, de niobio. hierro, bauxi tn, mnnganeso. tantalio y gra-
íito~1. El descubrin1iento de grandes reservas de petróleo en la capa presa! de
lo plataíonna marítima podrá transformarlo en un exportador de combusti-
bles fósiles (a pesar de ser considcr.:rble el riesgo de polución y de acc identes
en In explotación en aguas profundas).
Bl camino de la exportación de los recursos naturales es el más f::\ci l para
los sectores que trad icionalmente han dominado la economía brusileña. Pue-
de g.anar una nueva din1ensión, dadas las crecientes demandas de un merca-
do internacional que recibirá una adición de por lo 1nenos dos billones de
personas para el 2050. Este escenario re~ulta más plausible si tenemos en
cuenta que varias economías nacionales ya están sufriendo las consecuen-
cias de la degradación ambiental local v global, como se puede observar en
la pérdida de sucios fértiles. la reducción de la di.:,ponibilidad hfdrica y los
desequilibrios climáticos. entre otros. Las exportaciones recientes de Brasil
volvieron a es tar crecienten1cnte dominadas por productos prin1a1ios. ¿ Cuá-
les serian las consccuencia1:, ambie ntales y sociales, en el nivel de las diferen-
tes regiones. ante un<1 poderosa intcnsiucación en la exportación de granos,
bioeombustibles, 1naden1, minerales, peu·ólco, ele.?
Es cierto que el sector pr"in1a1io posee hoy en día un componente mucho
más avanzado de ciencia v tecnología. S in embargo. su lógico general actua-
li7.a el antiguo n,odclo de sobrccxplotar de modo inmcdiaLista el n1undo bio-
físico. ¿Será ese el modelo económico anhe lado por una sociedad cada \'eZ
más co111pleja y que 1·eívindica der-echos, calidad de vida y nuevos valores en
la polltica {inclusive el de mayor cuidado ambiental)? El mismo marco loler-
nacionnl que demando cada ve7 más productos primarios de Brasil también

" lru.1hu10 1r.ua B=II. Situacao do ~an<'.amenro no Bm•II. consulwdo el 8 de octubre del
20 t 7, h up:/lw,,~,•.tr:uabrasil.org.brlsaneamento•no-brasil.
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,romv. 7 • cd. (Brru;ílm: IBIIAM. 2012)
126 HISTORIAS DE PAfSES, REGIONES Y PAISAJES

exige -aunque muchas veces sean den1andas contsadictorias o formuladas


por diferentes actores- la consen•ación de sus bosques y ecosiste1nas tropi-
caJes, a nombre del equilibr-io del med io ambiente global. ¿Cómo se haría
una ecuación cnl!-c eslas diferentes tendencias e imperativos históricos? Este
capítulo ha intentado argumentar que el desLino de su enorme ten·itorio re-
presenta un tema central de la historia de Brasil. El dominio sobre esa "cuna
espléndida" acarrea dilemas y responsabiJldades que cada dfa se vuelven
más evidentes. ¿Cómo lograr que tal rique7,a ecológica sea utilizada para un
desnrrollo social. cuJtural y económico verdadero y democrático, inclusive
en el sentido de escapar de la artimaña de la dependencia excesiva de las ex-
portaciones primarias? ¿Cuáles son las condiciones para insertar la econo-
n,ía naciona l en el contexto de un manejo inteligente y i.ustentuble del
tclTitorio como un lodo? ¿Es posible dar un salto histórico hacia una socie-
dad de bienestar y de aho conocimiento científico con base en las fuentes
renovables de energía, en la biodiversidad y en la pl'oducción de biomasa?
¿Es posible combinar una economía volcada hacia la calidad de vida de la
sociedad, en su diversidad regional, con la íuenc exportación de recursos
11ccesaiios para una con1unidad internacional en profunda crisis de cscasc7.
ecológica?
En cualquier caso, lu con;,trucción de regpucstru. políticas adccuodas no
podrá prescindir de un análisis histórico profundo y amplio. A pesar de sus in-
numerables problemas, la socic:dad brusilcf\a es pollticomentc vibrante y ci,tó
intentando cnconlrar ¡;11 propio can,ino. El camino que sig-.i Brasil será relevan-
te para lo definición del destino ambiental de la humanidad en el siglo xx1.

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