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Sinopsis ____________________________________________________________________ 3
Capítulo 1 _________________________________________________________________ 4
Capítulo 2 _________________________________________________________________ 8
Capítulo 3 ________________________________________________________________ 13
Capítulo 4 ________________________________________________________________ 19
Capítulo 5 ________________________________________________________________ 24
Capítulo 6 ________________________________________________________________ 30
Capítulo 7 ________________________________________________________________ 36
Capítulo 8 ________________________________________________________________ 41
Capítulo 9 ________________________________________________________________ 45
Capítulo 10 _______________________________________________________________ 53
Capítulo 11 _______________________________________________________________ 58
Capítulo 12 _______________________________________________________________ 63
Capítulo 13 _______________________________________________________________ 70 2

Capítulo 14 _______________________________________________________________ 75
Próximo libro ______________________________________________________________ 78
Sobre la autora ___________________________________________________________ 79
Créditos __________________________________________________________________ 80
Por la noche, cuando Anna cierra los ojos, todo viene precipitándose; el
sonido sensual de la voz de Cole, su toque de escaldado y la forma en
que sus ojos recorren su cuerpo como si nunca obtuviera suficiente.
Coqueteo, promesas de sexo apasionado y noches llenas de la sonrisa
sexy de Cole se han ido. Anna se preocupa de que su enamoramiento
por Cole fuera algo más, porque su vida es completa agonía sin él.

Anna se da cuenta de que ella está en un punto decisivo. Alguien la


quemó. Esto no es una ampolla pequeña que desaparecerá por sí sola,
es un infierno que ha destruido todo lo que tocaba. En cuestión de
minutos, Anna perdió su futuro y el hombre que tiene su corazón.

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Traducido por flochi

Corregido por LulaaMaddox

El enojo me está atravesando en olas. No puedo controlarlo. Me siento


traicionada y completamente dolida. El nudo creciendo en mi
estómago se alza hacia mi garganta y me estrangula. Mi camisa está
empapada, aferrándose a mi cuerpo como una segunda piel. El cabello
mojado está aplastado a ambos lados de mi cara. Mientras camino de
regreso a mi motocicleta, agarro una banda para el cabello de mi
bolsillo y luego escurro mi cabello mientras camino. El agua salpica
sobre el pavimento. La lluvia es lenta y constante, apenas más que la
niebla. El cielo está gris y el mar está agitado detrás de mí con un Cole
de pie, mirando las olas estrellarse en la orilla.
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Conducir bajo la lluvia es estúpido. Soy muy consciente de ello, sin
embargo, tengo que alejarme de él. Las palabras que Cole dijo fueron
como latigazos para mi alma. La manera en que me miró, como si lo
traicionara por dinero, me pone enferma. Rápidamente, camino dando
largas zancadas, aplastando mis botas sobre el pavimento, hacia la
puerta delantera. Agarro mi chaqueta de cuero de debajo del toldo y
me la pongo. Cole no se da la vuelta. Sé que no se moverá hasta que
escuche el rugido de la motocicleta al encenderse y se desvanezca en la
distancia.

Aseguro el casco y oscilo mi pierna sobre la moto. Vuelvo la vista hacia


atrás en dirección a Cole una última vez, sabiendo que nunca más lo
volveré a ver. Está muy enojado, muy herido para ver a través de la red
de mentiras de Sophia. Hay demasiados secretos entre nosotros y
ahora no hay manera de arreglarlos. Se siente como si una mano
sujetara mi pecho, agarrara mi corazón y apretara. Me aplasta,
haciendo sentir a mi pecho como si fuera a desmoronarse. No puedo
soportarlo. No puedo respirar.
Agitando la cabeza, ignoro el agua corriendo por mi rostro y arranco la
moto. Agarrando el manubrio, levanto el pie de apoyo con mi pie, y
vuelvo la moto a la vida. Mi vida apesta. No parece importar qué haga,
siempre está mal; con Sophia, con Cole, con Edward. ¡Oh, Dios! Nunca
termina. Cada error remueve un pedazo de mi confianza y lo reemplaza
con una versión de Anna que está cansada y dura. Esa no soy yo. No es
lo que quiero ser, pero puedo sentirla llamándome a través del
desprecio contaminado. Quiero destrozar a Sottero. Quiero destruirla
por lo que hizo. Parpadeo el agua de lluvia de mis ojos y bajo la cabeza.
No quiero ser esa persona, pero ya no sé lo que quiero de mi vida. Nada
es de la manera que pensé que sería. Mis ideales se han ido.

Presionando mis labios, siento el nudo en mi garganta apretarse,


mientras me volteó lejos de Cole. Arranco por la entrada y giro en la
calle. No llego muy lejos. Las revoluciones del motor son más difíciles
de lo que intenté y la rueda trasera comienza a resbalarse. No voy muy
rápido, todavía no, pero la calle está resbalosa y la motocicleta está
pesada. Intento corregirla y apoyarla en el patín, pero es demasiado
tarde. La gravedad me tiene entre sus garras y no va a dejarme ir. Un
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grito rasga mi garganta y ahoga cualquier otro sonido al olvido. La
moto cae sobre mí. Mi casco golpea el pavimento con fuerza, pero no
me detengo. La parte inferior de mi pierna queda atrapada bajo la
moto, y mis pantalones vaqueros se desgarran a medida que resbalo
hasta detenerme. Empujo la moto, intento ponerme de pie, pero no
puedo moverla. Es demasiado pesada y yo soy muy pequeña. No hay
ningún movimiento.

Antes de saberlo, la motocicleta es levantada de encima de mí y Cole


está a los gritos. No puedo concentrarme en él. Miro a la calle, a mi
pierna. Mis dedos se levantan y me toco la cabeza. Parpadeo. El casco
sigue atado en su lugar. La voz de Cole retumba dentro de mi mente,
como si sus palabras fueran un recuerdo y no estuviesen siendo
gritadas en mi rostro. Sacudo la cabeza y se aclara. El pánico hace que
mi corazón lata con fuerza.

Cole está intentando levantarme, pero no se lo permitiré.

De repente, me encuentro gritando.


—¡No necesito tu ayuda!

Cole está furioso. Está temblando. Los músculos de sus brazos están
abultados, listo para golpear algo.

—Anna —gruñe—, no puedo creer que me estés haciendo esto. No


puedes… —Su mandíbula cuelga abierta y se queda inmóvil, mientras
yo enderezó la motocicleta y vuelvo a montarla—. ¿Qué diablos estás
haciendo? No puedes estar pensando en serio. —Su tono cambia, pasa
de enojado a sensible.

Vuelvo a encender la motocicleta y me lo quedo mirando.

—No me voy a quedar aquí. Quizás no te diste cuenta antes, pero


Sottero a mí también me lanzó bajo el autobús. Algún idiota me ha
estado acosando y no crees ni una maldita cosa de lo que digo. No eres
el único que está sufriendo. No tengo que quedarme y explicarme, e
incluso si lo hiciera, por la mirada en tu cara, no creo que me creyeras,
de todas maneras.

Mi pierna palpita como si estuviera en llamas. Bajo la mirada y veo una 6


furiosa herida roja mostrándose a través de mis pantalones vaqueros
desgarrados. Mierda. Se ve mal. Empiezo a moverme, presionando mis
botas en el suelo para conseguir que la moto vuelva a arrancar. No la
arrancaré con mucha brusquedad una segunda vez. La calle está más
resbaladiza de lo que parece.

Tengo que salir de aquí. No puedo seguir con esto. Siento a mi corazón
desmoronándose, convirtiéndose en cenizas. Oh, Dios, la manera en
que me está mirando es como si lo apuñalara por la espalda. No puedo
soportarlo. Intento irme sin decir palabra cuando Cole se interpone
frente a la motocicleta y pone sus manos en el manubrio.

—No seas estúpida, Anna. ¡Está lloviendo! Ya te caíste una vez.

—No soy nada, más que una estúpida, Sr. Stevens. —Mis ojos brillan
mientras lo miro. La tensión de mi mandíbula es tan tirante que siento
que el hueso se quebrará. Apenas puedo separar mis labios para
hablar—. Cree lo que quieras, cree que lo hice… que fingí amarte y que
lo haría de nuevo. Sabes cuánto adoro el dinero, cuánto quiero
aprovecharme del esfuerzo de los demás para lograr mi éxito. Eso
suena como yo, ¿no, Sr. Stevens? Cada centímetro de mí está cubierto
de mentiras. No sabes nada acerca de mí. Todo, desde mis pirados
padres, hasta mi caída hace dos segundos, fue construido para hacerte
enamorar de mí. Soy una mentirosa y una serpiente. —Me alzo sobre la
punta de los pies y me acerco a su cara mientras hablo—. No te amo.
Nunca lo he hecho. Ahora, suelta mi motocicleta antes de que te pase
por encima.

Cole se queda ahí, derrotado. Desde que llegué, nada de lo que le dije
llegó a registrarse en su cerebro, pero eso sí lo hizo. Lo que le acababa
de decir lo hizo mirarme como si ya no estuviera seguro de nada. Giré
el manillar con fuerza y lo sacudí fuera de su asidero. Antes de que Cole
pueda hablar, pongo la moto en marcha y me alejo. Siento sus ojos en
mi espalda hasta que la carretera dobla y estoy fuera de su vista.

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Traducido por Lola Irina

Corregido SOS por LadyPandora

Mamá abre la puerta y su sonrisa deleitada se desvanece rápidamente


por el miedo.

—¡Oh, Dios mío! Anna, ¿qué has hecho? —Mamá esta agitada cuando
me ve. Parezco una rata ahogada que ha sido golpeada con un arma. El
corte en mi pierna es de color rojo brillante y se ve horrible.

—No es nada, mamá. —Me siento con fuerza en la mesa de la cocina


después de subir las escaleras. Hay un rastro de charcos lodoso de mi
estela. Miro hacia atrás y digo:

—Lo siento. Puedo limpiarlo. —Empiezo a empujarme a mí misma, 8


pero mamá golpea retorciendo la silla.

—Siéntate —espeta—. ¡Frankie! ¡Ven aquí! ¡Tu hija tiene un hueco en


la pierna! —Mamá grita con su voz enérgica. Está usando un par de
pantalones de ejercicios gris y pantuflas blancas.

—¿Qué hiciste? Te dije que no fueras a buscarlo.

Papá entra y mira el piso, luego a mamá y, finalmente, su mirada cae


sobre mí. Estoy empapada y el agujero en mis pantalones vaqueros
está maldito. Hice algo estúpido y no puedo ocultarlo.

—¿Qué demonios ocurrió? —Ahora está enojado. Papá odia cuando me


hiero y cuando le diga que fue por la moto, querrá golpear la moto con
un martillo.

—No es tan malo como parece. Mis pantalones vaqueros se rasgaron y


está lloviendo. No hay mucha sangre. —Levanto mis manos, intentando
calmarme—. Sé que parece muy grave, pero es sólo un rasguño. Lo
prometo.
—¡Te lo dije, Anna! Esa maldita cosa es una trampa mortal. —Papá está
más furioso de lo que lo he visto en años. Eso es todo lo que logra decir
antes de morder su labio tan fuerte que su mandíbula tiembla.

Mamá está rechinando sus dientes hacia mí por detrás del lápiz labial
Wet 'n color rosa y sus manos están en las caderas, como si quisiera
decir que me golpeará con una cuchara, pero no lo hace. Un instante
después se desanima y agarra las tijeras.

—Vamos a mirar. —Ella arranca los pantalones vaqueros de mis


piernas y coge un botiquín de primeros auxilios. Está sacudiendo la
cabeza y murmurando cosas mientras limpia la abrasión. Se lo permito,
apretando los dientes cuando vierte peróxido en el corte. Cuando está
dándome palmaditas en seco, no parece tan malo. El corte es largo y
delgado, de ningún modo parecía tan malo como cuando entré por la
puerta—. Anda a ducharte y te vendaremos eso. Fuiste afortunada esta
vez, Anna. La mayoría de la personas no lo son.

***

Después de tomar una ducha, emerjo del vapor con un par de ropa 9

seca. La lluvia se ha detenido y la noche ha caído. Me siento en la mesa,


sin decir mucho, empujando mi comida alrededor de mi plato. No
puedo comer. Me siento perdida, como si me estuviera cayendo en
arenas movedizas, pero no tengo ningún deseo de liberarme. Empujo
una albóndiga con mi tenedor. Hago una mancha roja en mi plato.

Mamá me ha estado observando. Finalmente, pregunta:

—Así que, ¿lo encontraste? —Asiento con la cabeza—. ¿Qué pasó? —La
preocupación brilla en sus ojos. No quiero decirlo, pero me siento
como si debería.

—Él no me creyó —digo suavemente—. Pensó que yo estaba detrás de


su dinero, como Sottero. —Mi voz es apenas perceptible. Trazo la
albóndiga en una pila de espaguetis sin tocar. Mamá hacía esta comida
cuando era pequeña y tenía un día malo. Ellos habían visto venir el
accidente de tren y me advirtieron de dejar a Cole solo, pero no
escuché.
Mamá lo entiende.

—Recuerdo como se siente eso, enterarse de que alguien está allí sólo
porque era rica. Descubrí quienes son mis verdaderos amigos cuando
mi madre me repudió. No eran muchos. Es una lección difícil de
aprender. Cole nunca antes ha tomado todo de él. Recuerdo cuanto
deseaba…

Normalmente, no contaría secretos de otra persona, pero la


interrumpo:

—Él ya ha pasado por eso antes. La situación de Cole era similar a la


tuya. Su padre lo arrojó y no le dio Cole ni diez centavos. —Me
encuentro a mí misma contando la historia de Cole, sobre Cole como un
soldado joven, la caja de Tiffany maltratada, el rechazo y el dolor que
encontré en Cole Stevens. Cuando termino, nadie habla.

Dejo los cubiertos y los empujo lejos de la mesa. Cuando me pongo de


pie, digo:

—Ahora parece que soy como el resto de ellos, y sólo voy detrás de su 10
dinero.

Camino hacia el exterior y me siento en la mesa donde Cole y yo


hablamos hace poco tiempo. Me quedo mirando su asiento vacío,
intentado empujar por delante las olas de la náusea que me golpea.
Después de unos minutos, papá camina por los escalones y toma el
asiento junto a mí. Nos sentamos juntos en silencio, ambos mirando los
jardines de mamá que están desbordándose de flores adorables de
verano. La lluvia hace que todo tenga un grosor y fresca esencia.

Papá finalmente suspira y se apoya sobre la mesa. Sus antebrazos son


gruesos y cubiertos con pelo gris. Antes yo pensaba que esos brazos
me podían proteger de cualquier cosa.

—¿Recuerdas lo que este jardín parecía cuando eras pequeña? —


Asiento con la cabeza. Era estéril, hierba muerta, arena y rocas. El
dueño anterior no hizo nada por cultivar el área de la tierra—. No
había nada aquí. Era feo, Anna. Pero cuando mamá vio esta casa, ella
supo que era su hogar. Hay gente así, los que ven lo bueno en algo,
incluso cuando no hay nada que ver.

Eres como ella, de esa manera, siempre ves lo mejor en la gente,


incluso si no hay nada que ver, salvo una masa de polvo allí de lo que
una vez había sido. Nunca tuve eso. No podía mirar algo que se rompió
y ver lo que podría ser. Pero tú, tú eres como ella en eso. Pudiste ver lo
que ese hombre era antes de que él te dijera, ¿no?

Miro fijamente a papá, preguntándome lo que está intentando decirme.


Asiento otra vez lentamente.

—¿Qué quieres decir, papá?

Él mira hacia el jardín de nuevo. Sus gruesos dedos se enredan juntos y


hace sonar los nudillos. Cuando mira hacia atrás, dice:

—Pero eso es sólo la mitad del boleto. Tienes parte de mí allí también.
—Hace una pausa, intentado pensar en qué decir a continuación—. Tú
y yo nos lo arreglamos. Para nosotros el dinero siempre ha sido nada,
sólo es un papel. Sí, lo necesitamos para pagar las cuentas y alimentar a 11
la familia, pero no es la cosa de la vida. Tú y yo, amamos con todo
nuestros corazones, y eso es peligroso. Puede cambiarte, Anna. Seguro
que eso me cambió. —Él mira hacia la ventana. Mamá está de pie allí,
secando una olla. La plata brilla a la luz cuando ella gira el cilindro en
sus manos—. Hay un tiempo para aceptar la derrota y admitir que
perdiste, y hay un tiempo para luchar por lo que quieres. Ningún
hombre ganó el corazón de una mujer huyendo.

—Cole no me va a perseguir, papá. —Miro fijamente mis manos cuando


lo digo, sabiendo que es cierto. La mirada en los ojos de Cole lo decía
todo. Todas las paredes que logré derribar estaban erguidas y más
fuerte que nunca. Cole me dejó afuera.

—No estoy hablando de él, cariño. Estoy hablando de ti.

Parpadeo, lo miro. Mis cejas se aprietan.

—¿Qué hay de mí?


—La vida no está llena de segundas oportunidades. ¿Cuántos tiros
crees que vas a conseguir del amor? La mayoría de las personas son
afortunadas si se cruza en su camino una vez. ¿En serio me estás
diciendo que vas a dejarlo marchar?

Le sonrío a papá como si él no entendiera.

—No tengo otra opción. Fui donde Cole. Le dije la verdad, y no le


importó. Las mentiras son más fáciles de creer.

Papá sonríe de vuelta como si lo supiera mejor.

—Eso es cierto, pero ¿sabes qué? Cualquier cosa que valga la pena
tener, vale la pena luchar. El amor es una cosa extraña. Se presenta
cuando menos te lo esperas y desafía la expectativa.

—¿Tú sabes que en realidad abandoné a tu madre? Le dije que ella


sería más feliz casándose con un hombre rico, que él podría cuidarla de
una manera que yo nunca sería capaz de hacerlo. Le dije que no quería
volver a verla más. Tu abuelita incluso me envió una tarjeta de
agradecimiento con un montón de dinero en efectivo dentro para no 12
acercarme. —Sonríe—. Envié la tarjeta de nuevo, escribí un LO
RECHAZO en él con una gran marca roja. Yo no me mantuve lejos por
dinero. Me alejé porque pensaba que tu madre iba a ser feliz. Dos días
más tarde, mamá se presentó, equipaje en mano y esa carta. Vi la
marca roja y sabía lo que estaba sosteniendo. El dinero es como
veneno, Anna. Demasiado mata cualquier cosa que valga la pena tener.
El exceso de esa masa te hace paranoico, siempre preguntándote si
alguien te ama, y quien está intentando conseguir un pedazo de ti.
Diciendo la verdad, nadie amó a tu madre, ni siquiera la abuela. Los
que amamos son lo que vale la pena luchar. Tú y yo somos luchadores,
Anna. No permitimos que las cosas se deslicen entre nuestros dedos, si
no deseamos que lo hagan. —Se pone de pie y me mira, arqueando una
ceja oscura. Parece como un desafío, como si estuviera diciendo que
estoy hecha de cosas gruesas, que no debería escapar si quiero a Cole,
pero no tengo idea de cómo arreglar algo que está tan roto.
Traducido por Selene1987

Corregido SOS por LadyPandora

Antes de la salida del sol, estoy de vuelta a la autopista, dirigiéndome a


mi apartamento. Necesito pararme allí, deshacerme de la moto y
ponerme la ropa para la casa de Sottero. Sólo quedan unos días para
que termine mi interinidad. Mi corazón late más fuerte mientras el
reloj se acerca cada vez más a las ocho. La odio. No quiero ver a
Sottero, pero siento que hay algo que debería hacer.

Entro a mi habitación con una toalla atada alrededor de mi cuerpo y


otra en mi pelo. Mientras camino hacia el armario siento la piel de
gallina sobre mi espalda. Con escalofríos, agarro la toalla y me doy la
vuelta esperando ver a alguien detrás de mí, pero la habitación está 13
vacía. Miro por la ventana, y veo a gente debajo. Parpadeo varias veces,
preguntándome si alguien ha estado observándome. Si es así, ya se ha
ido. Sólo en caso de tener un mirón, me visto rápidamente,
asegurándome de que la puerta del armario tapa mi cuerpo desnudo.

Mientras camino hacia la puerta principal, veo a Em en la cocina. Dice:

—¿De verdad vas a ir?

Asiento con la cabeza.

—¿Qué se supone que tengo que hacer?

—Dale una patada en las pelotas, porque tiene que tener muchos
cojones para utilizarte así. —Los ojos de Emma se estrechan mientras
menea su cabeza, como si estuviera decepcionada—. ¿Qué vas a hacer?

—Sinceramente, no lo sé. Parte de mí quiere enfrentarse a ella, pero


eso no cambiará nada. Y necesito graduarme.
—¿Sí? —Em planta una semilla en mi cabeza y echa raíces
inmediatamente, retorciendo y dando vueltas, haciendo preguntas
para las que no quiero respuestas. Continúa:

—Es decir, ¿de verdad necesita un graduado para llevar un estudio


fotográfico?

¿Por qué elegí este camino? ¿Por qué tuve dos carreras para hacer un
trabajo de habilidades? ¿Por qué tuve planes de hacer un doctorado?
Porque eso fue lo que hizo Sottero, porque Ihad la idolatraba y seguía
sus pasos. Mi cabeza se vuelve lentamente, mientras mis ojos se abren.
No me había dado cuenta, pero había basado todo mi futuro en esta
terrible mujer.

—Oh, mierda —murmura Emma—. He roto tu cerebro. —Sale de la


cocina, vestida con un elegante traje, lo que es raro, y pone sus brazos a
mi alrededor—. Ignórame. Estoy siendo estúpida. No quería insinuar
nada. Termina lo que empezaste. —Me sonríe, sosteniendo mis
hombros, sabiendo que nada está haciendo efecto por la mirada
aturdida de mi cara—. Eso es lo que siempre dices, “Termina lo que 14
empiezas”. Es clásico de Ana. Hazlo.

Mis ojos empiezan a centrarse y miro los ojos azules de Em, y una
sonrisa sale de mi cara.

Asistiendo lentamente, digo:

—Eso es exactamente lo que voy a hacer. Terminaré lo que empecé.

Emma me llama mientras bajo las escaleras. Me cambio mis tacones


por mis Chuck amarillo relucientes y voy hacia la casa de Sottero. Sé
exactamente lo que voy a hacer.

***

Mi muslo da contra la costra de mi pierna mientras entro determinada


en el probador de Sottero. Está allí preparándose para una novia que
llegará en cualquier momento. Cojo su taza de café por el camino. El
líquido marrón claro gira mientras camino, y se acerca al borde, pero
no se derrama.
La determinación fluye sobre mí. No voy a dejar que esta mujer me
arruine la vida. Recogeré los escombros y los reconstruiré desde las
cenizas. Va a ser lo mejor. La única manera que puedo fracasar es si no
me levanto de nuevo, y no tengo planes de quedarme sentada. Que le
den.

Sophia se vuelve cuando entro en la habitación. Sus delgados brazos se


cruzan en su pecho y su cabeza se inclina hacia un lado. Su mirada se
dirige a mis zapatos.

—No me divierte eso, Anna, querida. —Anna, idiota—. Quítatelos antes


de que llegue el cliente.

Le sonrío y sigo caminando hacia ella, como si fuera a entregarle el


café. Cuando me detengo, le digo:

—He tenido un día interesante. ¿Qué tal tú? —Sophia se queda rígida,
con sus brazos cruzados. Cuando no habla, bebo de su café y digo:

—¿Sabías que Cole Stevens me violó? Eso fue totalmente nuevo para
mí, porque no recuerdo haber tenido sexo con él o con nadie más 15
recientemente.

Los labios de Sophia se separan, pero esconde su asombro


rápidamente.

—Vi la historia en el periódico. Las acusaciones pueden dañar, querida,


pero no son suficientes para ganar demandas.

—¿Y por qué chismorreaste con el decano? ¿Te molestó que durmiera
en la cama de Cole? —El agarre del abrazo de Sophia se hace más
fuerte. Es el único movimiento que hace. El movimiento hace que su
anillo atrape la luz y, por primera vez, miro de verdad el anillo. Mi
mandíbula se abre. La mirada de Sophia va del anillo hacia mí
lentamente—. ¡La mujer de las pinturas eras tú!

Eso hace que se mueva. Sophia agarra mis brazos y me lleva hacia la
parte de atrás de la habitación. Estamos de pie enfrente de una hilera
de ventanas junto al armario de suministros.
—Escucha, pequeña zorra. No tienes ni idea de con quién estás
jugando.

Alejo mi brazo de su agarre. Todo concuerda en mi cabeza. Sophia y


Cole eran pareja. Ella era su musa, su inspiración, hasta que algo salió
mal. Mirándola, sé exactamente lo que hizo que odiara a Cole, lo que
causó que le lanzara el anillo de Tiffany a su cara.

—Lo mismo digo, señorita Sottero. No soy la idiota que crees que soy.
Sé que él se declaró y que tú le rechazaste cuando te dijo que estaba
arruinado. Eres una bastarda avariciosa y cuando descubriste que Cole
fue repudiado, te volviste contra él como la perra odiosa que eres. Pero
eso no era suficiente, ¿verdad? ¿Romper su corazón y decirle que
pensabas que no valía nada no te hizo sentir mejor? No te compensaba
todo el tiempo que habías invertido en él, así que te inventaste la
historia de la violación. ¿Cuándo exactamente se supone que pasó?
¿Antes o después de que se declarara?

Los ojos de Sophia se abren mientras hablo. Sus labios rojos se abren y
juro por Dios, que tiene una lengua bífida cuando responde. Se desliza 16
hacia fuera de su boca como si hablara Satán.

—¡Tú, pequeña zorra conspiradora! ¿Cómo te atreves a entrar aquí y…?

Levanto mi mano y la pongo delante de su boca como una señal de


stop. Tengo razón. Sé que tengo razón, pero no tengo ni idea de por qué
Cole no luchó contra los cargos. La historia de Sophia está llena de
agujeros.

—Ya he dejado de trabajar aquí, y he dejado de querer ser como tú. —


Río huecamente—. ¿Sabes que de hecho quería ser como tú? Te
idolatraba a ti y a la manera que hacías negocios. De hecho creí toda
esa mierda que oía sobre ti, sobre como habías hecho que cada novia se
sintiera hermosa. La parte que todos dejaban fuera era la basura de la
que hablabas cuando la espalda de la novia se daba la vuelta y hacías
caras, hacías caras graciosas, como una niña de nueves años, como si
estuvieran más allá del rango. Bueno, tú eres quien está fuera del rango
y si alguna vez te vuelvo a ver, será demasiado pronto. Ten una buena
vida, Sophia. Dimito. —Guiño el ojo y me doy la vuelta.
Una multitud de gente ha estado detrás de mí, incluyendo la novia que
estaba a punto de hacerse su reportaje de fotos. Dos mujeres más
mayores están de pie con la joven novia, flanqueándola. Sus ojos lanzan
dagas a Sophia, odiando todo lo que han oído. Los empleados están de
pie allí con la boca abierta, sus ojos se fijan en Sophia, que no se mueve.
Está de pie allí, conmocionada.

Estoy a punto de salir cuando veo la taza de café frío en mis manos. Me
vuelvo hacia Sophia y digo:

—Oh, no te olvides de tu café. —Lanzó la taza hacia su pecho. Sus


manos vuelan para agarrar la taza, pero he lanzado demasiado fuerte.
El contenido se sale y se derrama en su blusa. Presiono mis dedos
sobre mis labios antes de decir:

—Siento mucho que pasara, querida.

Me alejo con una sonrisa en mi cara. Sophia no habla, pero siento sus
ojos haciéndome un agujero en mi espalda. Empujo las puertas
principales del edificio y hacia la brisa de la mañana.
17
Doy una vuelta, riendo como una lunática, con mis brazos extendidos.
No puedo evitarlo. Fue perfecto. La mirada de su cara fue más que
increíble. Jamás me he sentido tan bien en mi vida.

Sin embargo, la vida me llama cuando un hombre bajito y calvo


pregunta:

—¿Anna Lamore?

Dejo de dar vueltas y le miro, asintiendo.

—¿Sí?

No tengo ni idea de quién es o qué quiere. El hombre ni siquiera me


resulta familiar. Es bajo, calvo, con piel oscura y con un gran sobre en
sus manos.

Me mira severamente, y pone el sobre en mi mano.

—La han convocado. —El hombre se aleja mientras miro el paquete.

No sé qué es.
—¡Oiga! —grito, corriendo tras él—. ¿Qué demonios es esto?

No me mira. Continúa caminando enérgicamente, como si su razón


principal para hacerlo fuera para poner un espacio entre nosotros.

—Léelo, niña. Simplemente aparece en la fecha y en la hora que diga.

Me detengo y miro de nuevo el sobre. Rompo el sello y descubro el


contenido, viendo al hombre bajito alejarse lo más rápido que puede
por la esquina de mi ojo. La gente se estrella conmigo, pero estoy hecha
una burbuja. Las letras en lo alto de la página no significan nada. Estoy
mirando el caso SOTTERO vs. STEVENS. Me han convocado para
aparecer ante un comité por la demanda. Genial.

Jamás falla. Cuando algo finalmente va bien, algo va mal.

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Traducido SOS por magdys83 y SOS por Debs

Corregido SOS por LadyPandora

Cuando voy a casa, el apartamento está vacío. Emma está en su


pasantía/nuevo empleo en Newsday. Me pregunto si soy una imbécil
mientras estoy de pie en la ducha, despellejándome con agua
increíblemente caliente. Mi mente no quiere pensar acerca de lo que
hice, renunciando a una pasantía días antes de que terminase. No, mi
mente quiere deambular de regreso a Cole. La sensación devastadora
todavía pesa notablemente en mi pecho. Siempre que hay un espacio
entre los pensamientos, el rostro de Cole aparece, me lo imagino con
sus ojos azules centelleantes con sus palabras hirientes.

La vida sigue arrojándome cosas que no espero. No esperaba disfrutar 19


trabajando en Le Femme. No esperaba enamorarme de Cole Stevens. Y
definitivamente, no esperaba que Sottero fuera una perra hambrienta.
Fuera de todo lo que sucedió, no estoy segura de lo que podía haber
hecho diferente, de lo que podía haber hecho para evitarlo. Cuando
cuestioné a Sottero, cuando dije que estaba durmiendo en la cama de
Cole, obviamente ella no tenía ni idea. Eso quería decir que ella no
tenía un informante con el decano o un contacto en el periódico acerca
de esa pequeña historia. Alguien más lo hizo. Me restriego el brazo con
una esponja mientras pienso, cubriendo mi piel en burbujas blancas
hasta que está roja.

¿Quién más sabía eso? ¿Quién más sabía que estaba durmiendo con
Cole? Emma era la única persona que sabía que no estaba en casa. No
puedo pensar en nadie más que conociera esa información y quisiera
usarla contra mí. Jesse sabía de mis sentimientos por Cole, pero él me
ayudó con el decano. Si Jesse me quería en su cama, él podía haber
dicho sí cuando le pedí que fuera mi chico rebote. Él dijo que no.
Restriego mi otro brazo y después lavo mi cabello. La herida en mi
pierna finalmente está sanando. El agua caliente la hace picar. Cierro la
ducha y me seco, envolviendo mi toalla alrededor de mí mientras me
dirijo afuera del pequeño baño vaporoso.

Mientras camino sin hacer ruido con los pies descalzos en mi


habitación, me siento incómoda de nuevo. Mi estómago se corta y el
pelo en mi nuca se levanta. Agarro la toalla y desplazo mis ojos por la
habitación. Soy la única aquí. La sensación de ser observada me inunda.
El corazón se acelera, me pregunto si estoy reaccionando de manera
excesiva o si en verdad hay alguien ahí, mirando en mi ventana.
Sigilosamente, camino hacia el cristal de la ventana y estoy de pie a un
lado, mirando hacia afuera. La calle está ajetreada como siempre, pero
nadie está parado en el poste del alumbrado mirando a mi ventana.
Dejo caer las mini persianas, rozo la parte posterior de mi cabeza en la
pared y suspiro.

Estoy paranoica. ¿Cuándo sucedió esto? Nunca antes me asustó estar


sola, y ahora estoy actuando como la chica estúpida en una película de
terror, brincando cada vez que salgo de la ducha. Molesta conmigo
misma por ser tan nerviosa, me visto rápidamente, pero no puedo 20
sacudir la sensación. La piel de gallina no disminuye y todavía siento
los ojos en mí. Me pongo mis vaqueros y una camiseta sin mangas,
agarro mi casco y salgo rápidamente por la puerta. Hoy hace un calor
del demonio para la chaqueta de cuero. En mi salida por la puerta
principal, choco contra Edward.

Toma mis hombros y me sujeta.

—Vaya. Lo siento, no te vi venir por la puerta.

—Ella no está aquí —digo, ignorando la disculpa de Edward y


librándome de él. Me topo con él. Me doy cuenta de que estoy actuando
como una perra y me giro, prácticamente saltando en un pie, mientras
abrocho mi casco debajo de mi mentón—. Ella está en el trabajo hasta
las cinco. Em empezó hoy en ese nuevo empleo.

Él me mira desde debajo de esas cejas oscuras, una sonrisa formándose


en su cara cuando le sonrío.

—¿Por qué estás en casa? —pregunta, confundido.


Una sonrisa de satisfacción traza mis labios.

—Renuncié. —Esa era la primera vez que lo decía, la primera vez que
admití lo que había hecho. Maldita sea, se sintió bien. No podía dejar de
sonreír. Voy a hacer mi propio futuro, llegar a ser mi propia mujer. Me
escondí en la universidad el tiempo suficiente. Aquellos que no pueden
hacer, enseñan, y aquellos que son demasiado cobardes para
intentarlo, se esconden en el salón hasta que necesitan andador. Que se
joda eso. Estoy lista para intentarlo por mi cuenta y saber exactamente
qué es lo que quiero hacer. Me rompí el culo para llegar así de lejos. No
voy a desaprovechar otro día.

La mandíbula de Edward cae abierta con conmoción.

—¿Qué? —chilla, pero yo sólo sonrío más amplio en respuesta.

Mientras salto al otro lado de la calle, saludo con la mano un adiós y


corro hacia mi moto sin una explicación. No puedo esperar a decirles a
mis padres lo que hice. No hay lugar en el infierno para que ellos lo
comprendan, pero de todos modos, mi corazón está golpeando contra
mis costillas porque sé lo que quiero y por fin estoy satisfecha con esa 21

decisión.

—¿Hiciste qué? —suelta mamá, la galleta a medio camino de su boca.


Colgada allí en el aire entre el dedo índice y el pulgar. Su meñique está
alargado, un remanente de una vieja vida.

—Renuncié. Sottero sostiene mi futuro en sus manos y no hay manera


en el infierno en que me quede allí, no después de lo que le hizo a Cole.
Y, luego me puse a pensar en porque fui a la escuela de posgrado en
primer lugar. ¿Sabes cuál es la respuesta, mamá?

—Porque querías ser exitosa. ¡Porque querías ser la mejor en tu


campo! —me dice, con la voz cada vez más fuerte, si eso es posible.

—No, mamá. Fui porque estaba siguiendo los pasos de Sottero. Quería
ser como ella y ahora no lo hago. Es un fraude y una de las peores
personas que he conocido. Ya no quiero esa vida, mamá. No quiero ser
una fotógrafa de bodas. —Mis palabras caen como pequeñas bombas,
cada una diezmando años y años de cuidadosa articulación en mis
planes para el futuro.

Por la forma en que mamá me está mirando, puedo decir que piensa
que he perdido mi cabeza. Papá está inclinado contra el mostrador, con
los brazos cruzados sobre el pecho. Él todavía no dice nada. Mira desde
mí hasta mi madre, sus ojos cambiando entre nosotras. Frankie es más
inteligente de lo que la mayoría de la gente piensa.

Mamá presiona sus dedos a las sienes, tratando de mantener su


cerebro de que explote y echar a perder la imagen de fondo rosa que
ella ama tanto. En un tono uniforme, pregunta:

—Entonces, ¿qué es lo que quieres ser, Anna?

Miro a mamá y luego a papá. No les va a gustar esto. Realmente no


menciono lo que estaba filmando en Le Femme, pero era buena en eso.

—Una fotógrafa boudoir.

Al unísono, dicen:
22
—¿Una qué?

—Una fotógrafa boudoir. Es como un fotógrafo de pin-up.

Papá lo atrapa primero.

—¿Al igual que lo que estabas haciendo para Cole?

Asiento con la cabeza.

—Sí, me gustó y me hice muy buena en eso.

Mamá niega con la cabeza y cierra las manos sobre la mesa. La cosa
entera tiembla bajo el golpe de sus manos.

—¡No, Anna! ¿Qué pasa con la universidad? ¿Qué pasa con todo ese
dinero que gastaste para conseguir ese grado? Honestamente, no
puedes decirme que estás renunciando a la universidad cuando estás
tan cerca de graduarte.
—Mamá —gimo como un niño pequeño, deseando que ella lo
entienda—, tomé todas mis clases. Esas eran para mí. La información
ya está en mi cerebro. No necesito un pedazo de papel que me diga eso.

Mamá resopla.

—Ese pedazo de papel costó veinte mil dólares y no tienes nada que
mostrar por ello.

—Lo haré. Voy a usar todo lo que aprendí. —Respiro y lo suelto. Es el


plan que se me ocurrió en el viaje en coche aquí—. Voy a abrir mi
propio estudio.

Mamá abre la boca, pero no dice nada. Mira a papá como si me hubiera
vuelto loca y le insta a "decir algo."

Papá asiente con la cabeza por un momento, luego se inclina hacia un


lado, preguntando:

—¿Esto te hace feliz? Trabajar para uno mismo es difícil y la única


persona a quien culpar cuando las cosas no salen bien es a ti misma.
¿Crees que estás a la altura Anna? 23

Encontrando su mirada, asiento.

—Sí. Soy buena en eso, papá. Sé lo que quiero hacer. Sé cuánto tiempo
va a tomar obtener algún beneficio. No espero ser nunca lo que era
Cole, pero sé que puedo mantenerme a mí misma. Todo ese dinero que
nos ahorramos para hacer el trabajo de postgrado está allí como un
cojín. No necesito más la escuela, papá. Necesito más agallas. Me he
estado escondiendo detrás de los libros durante demasiado tiempo. Es
el momento para mí de salir adelante y empezar a vivir mi vida. No voy
a dejar que otro día se deslice entre mis dedos.

Papá me sonríe y mi corazón se eleva. Me ensordece a la voz de mi


madre mientras ella chilla sobre lo irresponsable que es, no terminar
algo que empecé. Ella no lo entiende, pero papá sí. Estoy terminando lo
que empecé. Mi tiempo con Cole me ha cambiado, para mejor, y estoy
dispuesta a ser esa mujer.
Traducido por veroonoel

Corregido por LadyPandora

Sentada en el mostrador, entierro una cuchara llena de Cheerios en mi


boca. Este será el almuerzo de Anna Lamore hasta que pueda generar
algún ingreso. Por mis impresionantes habilidades en matemáticas,
deduje que puedo vivir de fideos Ramen, espaguetis y Cheerios por
setenta y tres meses y todavía me las puedo arreglar para pagar la
renta. Si no puedo llegar a hacer rentable mi estudio en seis años,
entonces tendré que pasar al plan B. Honestamente, no tengo un plan
B. Esto es todo. Y ahora, estoy mirando el periódico tratando de
encontrar un espacio de estudio, pero todo es tan caro.

Jesse se sienta frente a mí y Emma está en el sofá. Jesse sacude su 24


cabeza y dice:

—No puedo creer que lo hiciste.

—Yo tampoco. —Estoy radiante, no puedo evitarlo. Estoy tan


emocionada y aterrorizada. Miro hacia Jesse para ver sus enormes ojos
azules mirándome con asombro.

—Apuesto a que tu madre te regañó y te amenazó con tirarte desde el


puente de Brooklyn —dice Emma, frunciendo el ceño. Está tratando de
descubrir cómo usar agujas de ganchillo. No está yendo bien. Hasta
ahora, se las ha arreglado para crear un hermoso nudo.

—Más o menos —concuerdo—. Pero papá lo entendió.

—Yo no lo entiendo —responde Emma, con sus cejas oscuras


desapareciendo debajo de su flequillo. Enrolla más hilo en las agujas y
las mueve como palillos—. Quiero decir, tomaste un giro de 180
grados, como un cambio total en un par de meses. Estabas con todo lo
de las fotografías de bodas e imágenes de novias por la última media
década y ahora estás con todas las ganas de fotografiar chicas
desnudas. No es típico de ti.

Jesse sonríe. Le pateo con el pie y le respondo:

—No son chicas desnudas, tú, pervertido.

Finalmente me centro en Emma. Se está mordiendo la lengua y


venciéndole al hilo, apuñalándolo con las agujas en los cojines del sofá.

—¡Muere, gorra tejida, muere! ¡Te odio! —Se queda quieta y me


mira—. ¿Qué?

—Tienes la capacidad de atención de un chimpancé. —Le sonrío, pero


luce como si aún quisiera apuñalar al hilo.

Jesse sacude su cabeza.

—No, los chimpancés pueden tejer. Es más como la capacidad de


atención de un pez. Parecen olvidar lo que están haciendo y parpadean
mucho. —Río, lo que hace feliz a Jesse.
25
Emma, por otro lado, golpea el hilo y se acerca a mí.

—Los chimpancés pueden tejer —se burla, y le hace una cara a Jesse.
Em se detiene detrás de mí y mira por encima de mi hombro al
periódico en mis manos—. Entonces, digamos que quiero apoyar a la
nueva tú. ¿Qué hago?

—Bueno, déjame ver. —Marco las cosas con mis dedos mientras las
digo—. Puedes estar atenta para espacio de estudio, animarme cuando
esté enferma de cereales y fideos, y más o menos aceptar que esto es lo
que me hace feliz. —Cuando lo digo, mi voz cae. Habría sido feliz con
Cole. Esto me hará contenta. Feliz es la palabra equivocada. Emma lo ve
en mis ojos.

Estoy tratando de seguir adelante y no mirar hacia atrás. Cole no me ha


llamado. No apareció, arrastrándose de rodillas, pidiendo disculpas. No
sé dónde está y no quiero saberlo. Me rechazó. No hice nada malo y me
dio la espalda. Hablando con papá puedo entender cómo Cole podría
actuar de esa manera, pero no puedo dejarlo ir. Quizás Cole fue cegado,
pero podría haberle dado la espalda cuando escuché por primera vez
de la demanda y no lo hice. La alegación de Sottero era una mierda. Lo
sabía. Ni siquiera le pregunté.

El espacio vacío en mi pecho duele. Quiero oír la voz de Cole de nuevo,


pero sé que no lo haré.

Jesse detecta mi estado de ánimo y rápidamente intenta iluminarlo de


nuevo.

—Hay otra cosa que se olvidó de añadir a la lista: Sé amable con Jesse,
que es el mejor amigo que nunca tuve.

Las manos de Emma están en sus caderas; su largo cabello oscuro cae
en su espalda. Se ríe en su cara y las cosas se sienten normales de
nuevo. No sé qué pasa conmigo. Un momento estoy bien y al siguiente
siento que estoy hecha de pergamino viejo que se está convirtiendo en
polvo. La noche es lo peor. Cuando Jesse se va y Em está dormida en su
habitación, miró las paredes esperando la salida del sol. Cada vez que
cierros mis ojos, veo a Cole. Su voz resuena en mi menda
preguntándose y si…
26
¿Y si no nos peleábamos? ¿Y si me creía?

Los pensamientos vienen espontáneamente y no se detienen. Para el


momento en que el amanecer se mueve a través del cielo oscuro,
iluminando a la ciudad en una luz dorada, soy un manojo de nervios. El
insomnio no se ve bien en mí. Nadie dice nada al respecto. Tratan de
actuar como si estuviera bien y esperan que lo estaré, que es lo que
quiero.

En cuanto al periódico, señalo a Jesse con mi lapicero y dijo:

—Lo que él dijo.

—Oh Dios mío. Son un par de… —empieza a decir Em, pero la
interrumpo.

—¿Un par de qué?

Sonríe.
—Un agradable par de personas con quienes pasar un domingo a la
mañana. —Frunce los labios y agranda sus ojos como si hubiera visto a
un pez atrapado en la manguera de una aspiradora.

Me rio y sacudo la cabeza. He encerrado un par de posibilidades para


lugares de estudio. Todos son pequeños, menos de 100 metros
cuadrados, pero no quiero derrochar mi presupuesto en la sala de
grabación. Tengo una oportunidad en esto y es eso. Si lo hago mal, me
gastaré todo mi dinero y no tendré ningún ingreso. Eso me asusta.

—Quiero ver esos. —Deslizo el periódico hacia Jesse.

Lo mira y asiente. Sólo han pasado unas semanas desde mi


confrontación con Cole en la playa. Jesse ha estado más alrededor,
tratando de hacer de apoyo.

—Algunos de estos están en el gueto, Anna.

—Es todo lo que puedo pagar. —Ese es el problema. Al comenzar, no


tendré mucho y la renta del estudio constituye más de la mitad de mis
gastos. En realidad, tomará al menos seis sesiones sólo para pagar la 27
renta y eso no incluye ninguna ganancia para mí o para cosas que son
importantes, como la electricidad o el agua. De alguna manera limita
mis opciones.

Emma interviene mientras camina por el pasillo. Hablando sobre su


hombro, grita:

—Fíjate el precio del espacio de almacén en Long Island. Será más


barato que tiendas minoristas y, siempre y cuando tenga calefacción y
enfriamiento, estás en el negocio.

Mi sonrisa se amplía.

—¿Quieres pasar el día buscando un espacio de estudio conmigo?

La expresión de Jesse se ilumina.

—Sabes que sí. —Mira por el pasillo para asegurarse de que Emma
está fuera de alcance—. Y cualquier otra cosa que puedas querer. —Se
acerca y coloca su mano sobre la mía. Nuestras miradas se encuentran
y mi corazón comienza a golpear con más fuerza—. He estado
pensando al respecto y no debería haberte dicho que no. Si todavía me
necesitas de esa manera, estoy aquí para ti. —Quiere decir, si todavía
quieres que sea tu juguete sexual, estoy de acuerdo con eso.

No me esperaba eso. Miro a mi mano y luego de nuevo a su cara. Quería


un chico de rebote. Las noches son tan horribles que no puedo
soportarlas sola. Todo me recuerda a Cole. Pero si tengo a alguien ahí,
haciendo cosas para distraerme; bueno, suena como una buena idea.
Jesse me observa cuidadosamente, como si hubiera dicho algo que no
debería.

No estoy segura de lo que siento por él. Jesse es más que un amigo. Es
sexy y tiene la capacidad de hacer que las mariposas entren en
erupción en mi estómago. Puede evocar una sonrisa fácilmente, incluso
cuando estoy asustada. Tenemos tanto en común. Todo en él me habría
deslumbrado y hubiera saltado ante la oportunidad de salir con él,
pero Cole me encontró primero. Cole se había convertido en mi dios
inalcanzable. Comparado con Cole, Jesse era un chico agradable. El
contraste no funcionaba a favor de Jesse, pero Cole no era mío. Nunca
sería mío, y Jesse está sentado delante de mí, ofreciéndome todo lo que 28
necesite.

Mientras esas cosas se precipitan a través de mi mente, lo miro a la


cara. Estoy en silencio demasiado tiempo, pensando las cosas; sobre él
y lo que quiero. Antes de que tenga la posibilidad de retirar su mano, la
sujeto con más fuerza.

—Gracias. —La palabra es casi un susurro. Jesse asiente una vez y me


mira desde debajo de su frente. Es la expresión más linda que he visto
nunca.

Se pone de pie y se pone delante de mí. La forma en que se mueve hace


que mi estómago caiga. Quería esto, pedí esto, pero aún se siente como
si fuera él quien avanza hacia mí. Se revuelve algo dentro de mí, un
anhelo de Cole que se ha ido sin respuesta por mucho tiempo. Los ojos
de Jesse se fijan en los míos y baja su rostro, avanzando lentamente
hacia mí, hasta que nuestros labios se rozan suavemente. No me toca,
no fuerza un beso más grande. Mi respiración se atrapa en mi garganta
mientras mi cuerpo le responde. Tengo que seguir adelante. Cuando lo
miro, veo la posibilidad y no sé si debería tomarla.

Jesse se aleja un poco, pero se queda lo suficientemente cerca que


puedo sentir su aliento deslizarse hacia mis labios. Huele bien, como
otoño y especias. Cuando Jesse habla, susurra:

—No te presionaré. Si quieres más, tendrás que decirlo. —Mis mejillas


se sonrojan y sonríe, presionando su frente en la mía—. Diablos, eres
adorable. Te sonrojas.

Lo miro desde debajo de mis pestañas.

—No tienes ni idea.

29
Traducido SOS por Rivery y SOS por Scarlet_danvers

Corregido por LadyPandora

Estaciono en el garaje después de las ocho con Jesse aferrándose a mí.


Cuando detengo la moto, él salta y desabrocha su casco.

Limpiándose los labios con la mano, dice:

—Creo que me tragué un bicho.

Me río.

—Sí, todo es parte del encanto de montar en moto. Todo tipo de


moscas en tu cara, y a veces tienes la suerte de tragar. —Una malvada
sonrisa se extiende por mi cara.
30
Antes de que Jesse pueda responder, aparece Edward. Lleva
pantalones vaqueros y un suéter claro, como si estuviera vestido para
una noche informal. Bien. Quizá por fin superó lo nuestro y comenzó a
salir de nuevo. Lo saludo con un movimiento de cabeza. Jesse es
bastante agradable, pero no dice nada. Edward mira de uno a otro, y
dice:

—Bonita noche para una vuelta en moto, ¿eh?

—Sí, lo fue. —Miro por encima de su hombro y no veo a nadie más.


Jesse da un paso más cerca de mí, pero no me toca. Es un movimiento
territorial, lo que me sorprende—. Fuimos en busca de un sitio para un
estudio. Un largo día. ¿Estás quedando con alguien o buscando a Em?

Edward asiente y sonríe amablemente.

—Las dos cosas. Quedando con Em para la cena. —Edward le echa un


vistazo a Jesse tan rápido que apenas mira al chico—. Así que, ¿éste es
el nuevo novio?
Empiezo a separarme de él, pero Jesse camina hacia a mí y toma mi
mano.

—De hecho, lo soy. Jesse —dice, tendiéndole la otra mano a Edward.

Edward levanta una ceja y me mira. Mira a la mano de Jesse pero no la


coge.

—Bueno, buena suerte es todo lo que diré.

—Edward —le riño, pero no dice nada más. En su lugar, nos hace un
gesto para que vayamos primero. Todos dejamos el garaje juntos en
silencio y caminamos de regreso a mi apartamento. Mis pies están
doloridos, y también mi espalda de estar encorvada sobre la moto, con
dos montando todo el día. Abro la puerta y nos dirigimos dentro.
Edward se desvía hacia el sofá y se sienta, esperando a su hermana. Le
grito a Em para hacerle saber que está aquí.

Jesse se sienta en el mostrador mientras paso alrededor de la media


pared, hacia la cocina para cogernos algo de comer. Tratando de
ignorar a Edward, hablamos: 31

—¿Cuál te gustó más? —Vimos muchas opciones hoy.

—El que está en Islip parecía prometedor, pero colinda con un centro
comercial que parecía un poco dudoso. —Jesse se apoya en sus codos y
encorva los hombros hacia adelante.

—Me gustó ése también, pero sí, como que me dio escalofríos.

—¿Necesitas un estudio? ¿Puedes hacer las fotos en escenarios


naturales o algo por un tiempo y luego conseguir uno más tarde? —Los
ojos de Jesse se encuentran con los míos mientras hace la pregunta. No
es una mala idea y he pensado en ello antes.

—Podría, especialmente si estuviera filmando bodas, pero no lo estoy.


—Evito decir lo que pienso hacer a causa de Edward. Desearía que no
estuviera allí sentado, pero Em aún no está lista—. Para eso necesito
algún lugar que sea seguro para ambos, ¿sabes lo que quiero decir? No
quiero ser el fotógrafo repelente que recibe a la gente en los hoteles, y
fotografiando en su casa no funcionan. ¿Qué pasa si alguien nos
sorprende? Se verá mal y no quiero mi cara golpeada por algún idiota
celoso. No, creo que el estudio es un mal necesario. Supongo que
debería seguir buscando. —Mis esperanzas se desinflan un poco
mientras observo la nevera, sin ver la comida, sólo pensando en lo que
debía hacer a continuación.

Jesse hace un sonido conforme.

Cuando Emma sale de su habitación, se ve impresionante. Lleva un


vestido negro que la hace tener esa figura de mujer atractiva vintage.
Em es todo curvas. Los zapatos que lleva puestos son demasiado
impresionantes. La miro, boquiabierta.

—¡Mierda! Te ves súper caliente. —Miro a Edward con confusión—.


¿Por qué te arreglarías para ir con tu hermano?

Em hace muecas.

—Los tíos me dan su número esté con otro chico o no. Pensé, por qué
arriesgarme a conocer al hombre perfecto cuando llevo pantalones
vaqueros y una camiseta sin mangas. —Sus ojos se ensanchan cuando 32
mira mi atuendo y da marcha atrás—. No es que haya nada malo en
eso...

Me río. Siempre llevo pantalones vaqueros y una camiseta sin mangas.


Es mi atuendo recurrente. Además, no es como si pudiera ir en moto
llevando faldas cortas y bamboleantes. Echo un vistazo a Jesse y sus
ojos están fijos en mi escote. Nunca antes lo había notado fijándose en
mí. Inclinando la cabeza, le doy un vistazo.

Atrapado, sonríe tímidamente y dice:

—Me gustan las camisetas sin mangas.

Em resopla.

—Te gustaría. Querrías hacerlo con ella aunque estuviera usando una
bolsa de basura. Estás locamente enamorado, pequeño. —Ella quería
que fuera divertido, pero la forma en que Jesse me mira con horror
filtrándose en su rostro, dice que Em ha puesto el dedo en la llaga.
Antes de que pueda hacer más daño, está fuera de la puerta y Jesse y yo
estamos solos.

Me siento como si tuviera que decir algo, pero no sé qué decir.


Finalmente, Jesse dice:

—No es así.

—¿No? —pregunto, aliviada.

Niega con la cabeza.

—No, en realidad no. Sólo sé lo que quiero y Emma lo ve, eso es todo.

Asiento lentamente. Puedo pensar en cientos de cosas diferentes que


decir que le harían sentir mejor y nos llevaría a mi habitación, pero no
puedo decir ninguna. La mirada de Jesse se traba con la mía. Quiero
seguir adelante. Quiero desearle, pero no lo siento. Me pregunto si Cole
me rompió, si esto es lo que Cole sentía a mi alrededor a causa de
Sophia. Internamente, me estremezco al pensarlo.

Después de que comimos y vimos una película, Jesse se fue y yo estaba 33


sola. Tenía la intención de ir a la cama temprano, pero no pude dormir.
Sólo me acosté allí, de la misma manera que hago todas las noches. Me
siento en la cama y tiro las mantas alrededor de mis hombros. Esto
nunca me ha pasado antes y me mata que esté sucediendo ahora, con
alguien con quien ni siquiera he tenido relaciones sexuales. No debería
haber pensado en sexo. Tan pronto como lo hago, ilumina mi cuerpo
como un fuego ardiente, haciéndome recordar los besos de Cole y
cómo vagaban debajo de mi cintura. Evito el recuerdo. No puedo
soportarlo. Tengo que saber qué pasó con Cole, lo que está haciendo.
Cojo mi teléfono de la mesita de noche y busco su nombre. Hay una
foto y su número. Quiero presionarlo, quiero llamarlo y escuchar su
voz de nuevo. Mi pulgar se detiene en el número de Cole, pero no
puedo hacerlo. Las cosas no funcionaron entre nosotros y no fue mi
culpa. Traté de decirle que yo no tenía nada que ver con el espía de
Sottero, pero parecía irrefutable. Es un clásico problema de Anna: lugar
equivocado, tiempo equivocado. Parte de mí desea que saber quién era
el soplón, quien obtuvo la información que Sophia quería, pero al final
sé que no importa. Cole no me creyó. No estoy segura de lo que haría si
de repente lo hiciera, si presentaría disculpas. A veces no estoy segura
de que fue herido peor, mi orgullo, o mi corazón. No lo sé. Parecen
mezclarse últimamente. Miro a su nombre, sabiendo que no puedo
llamar y colgar el teléfono. Me froto los ojos con la palma de mis
manos. No puedo soportar esto.

Me levanto de la cama y me pongo un vestido negro y pongo mi cabello


en una cola de caballo, antes de ponerme mis brillantes Chucks.
Parezco una niña de doce años, así que me doy golpetazo delineador
negro y rímel. Eso está un poco mejor. Me dirijo a la puerta. Hay un bar
en la calle y tengo la intención de ponerme como una cuba. Las aceras
están llenas de gente. La mayoría parece que están de camino a casa
después de una cita o del trabajo. Los aparto con el hombro y giro en la
esquina, sin prestar atención a nada, cuando siento un cosquilleo en la
parte de atrás de mi cuello. Parándome de repente, me doy la vuelta.
Exploro la multitud. No hay nadie allí, así que obviamente no es la
razón por la que el terror helado está arrastrándose por mi columna
vertebral. Miro a mi alrededor para entrar rápidamente en una tienda,
pero están todas cerradas. Corro, pensando que me estoy volviendo
34
loca, pero la sensación no se disipa. Permanece, me ahoga como el
humo rancio. Cuando llego al bar, trato de arrojarme a través de las
puertas.

El gorila me detiene, y luego se ríe.

—Mierda, casi no te reconozco, Anna. —Cuando habla, su voz retumba


por toda la habitación. Varias cabezas se giran para mirarme, y siento
mi cara caliente.

Maldigo a mi rubor. ¿Por qué me sonrojo todo el tiempo?

—Está bien —le digo, después de zafarme de su brazo—. Día largo.


¿Quieres esto? —Tengo mi identificación entre dos dedos, pero el
portero niega con la cabeza.

—No, sé que apenas eres legal.

Y con eso me deja pasar.


Voy hasta el otro extremo de la barra y me siento de espaldas a la
puerta. Si veo a alguien más esta noche, me voy a morir. Espero que
Emma no venga aquí. Ordeno un trago, sabiendo que va a ir
directamente a mi cabeza. Me quema la boca y la garganta, pero me las
arreglo para tragarlo y pedir otro. A medida que el alcohol me calienta,
me quedo mirando el líquido de color ámbar en la pequeña copa. Deseo
a Cole. Lo deseo tanto que parece que mi pecho se vaya a desmoronar y
no voy a ser capaz de respirar si él no viene. Saco mi teléfono de mi
bolso, pero lo pongo en la barra. Me quedo mirando la funda de
plástico, a los arañazos y abolladuras, y me siento perdida.

Levanto el segundo trago y lo acabo. No me quema tanto esta vez. El


barman me da un tercero, pero murmura algo acerca de bajar la
velocidad. No me importa. Sostengo el vaso en la mano, viendo el
contenido arremolinarse. La puerta se abre y se cierra un par de veces.
Las personas van y vienen. Sus vidas continúan a pesar de que la mía se
vino abajo.

Cuando termino con la tercera copa, lo estampo de nuevo en la barra.


Mis dedos pellizcan el cristal. Había estado mirando mi teléfono y el 35
vaso todo el tiempo. No me molesté en mirar hacia arriba. Cuando lo
hago, casi me ahogo. Esos ojos azul zafiro están fijos en los míos y
robándome el aliento.

Cole.
Traducido por PatyNenu

Corregido por Jut

Mi corazón se arrastra por mi garganta y en mi boca. Cada pelo en mi


cuerpo se eriza y tiemblo. Es como ver un fantasma. Él era mío, y ahora
no lo es. Cole no se mueve, no dice nada. Él sólo se sienta allí en su
camisa de seda y me mira desde el otro lado de la barra. Flashes de
recuerdos pasan detrás de mis ojos de otro tiempo cuando Cole me
miraba, y mis mejillas se encendían rojas.

Con los ojos cerrados, con Cole, me aclaro la garganta y toco mi vaso
vacío. El camarero es un hombre mayor, Charlie. Con grises canas en
las sienes, ojos oscuros, y es realmente agradable. Charlie sirve, y pasa
por delante de mí, bloqueando a Cole. Levanto la vista hacia él. 36

—Anna —dice Charlie en un susurro—, alguien va a tener que


arrastrarte por el piso si bebes eso. ¿Quieres llamar a alguien?

Niego con la cabeza, pero la habitación se inclina. Pienso en algo que


dijo antes de mi peso y que finalmente tiene sentido. Sonrío.

—Ligera, ah, eso es lo que dijo. —Tomo el vaso de él. Mi cuerpo está
caliente y hormigueando. Por una vez, no tengo la sensación palpitante
de la pérdida en el centro de mi pecho.

Charlie me mira y mueve la cabeza como si le decepcionase.

—Permíteme saber cuándo te quieras ir y te voy a llamar a un taxi.

Asiento con la cabeza y lo lamento. La habitación parece cambiar de


nuevo. Se inclina más alta, como un barco atascado en la parte superior
de una ola, y luego se instala de nuevo a donde debería estar. Cuando la
habitación ya no se mueve, me lleva más tiempo centrarme en Cole,
pero lo hago. Él tiene un poco de barba en sus mejillas. Lo hace ver más
viejo de lo que es. Hay una copa en su mano, probablemente whisky. Su
pelo oscuro cuelga sobre sus ojos, haciéndolos parecer más azul. Las
afligidas líneas de su rostro, como si él no ha dormido en semanas. Cole
me mira, sus ojos no se desvían de la mía.

Sostengo la bebida más tiempo de lo que pretendo, pero yo quiero ser


capaz de caminar a casa. En este momento, con la forma en la que la
barra parece estar balanceándose debajo de mí, eso no será posible. Me
río de mí misma. Me encantan los paseos en barco. Esto se siente como,
un paseo en barco. Las olas ruedan arriba y abajo, me mecen
suavemente, o a la habitación, o ambos. Realmente no me importa. Mi
mente se vuelve a enfocar en Cole y el pensamiento feliz momentáneo
se cae en pedazos.

Pongo el borde de la copa entre el pulgar y el índice, viendo a Cole.


Ninguno de los dos habla. Las palabras se amontonan en mi boca cosas
que quiero decir, pero sé que nunca tendré la oportunidad. Me hace
sentir hueca y quebradiza. En toda mi vida, ni un solo hombre nunca ha
tenido ese efecto en mí. Me siento rota sin Cole, al igual que una parte
de mí se quebró y nunca volverá.
37
Me pregunto si yo soy como Jesse, si Cole me admira, pero eso es todo.
La mirada en el rostro de Cole dice algo más, pero no sé qué. Me inclino
hacia delante en el bar, estirando mis brazos para que me ayuden
sostenerme. Obligo a mi escote a levantarse, presionando con fuerza
contra mi cuello. Levanto el vaso y lo pongo en mis labios. Los ojos de
Cole siguen el movimiento, y sus labios se abren como si quisiera decir
algo. Nuestros ojos se encuentran y por alguna razón se siente como
que me está diciendo que no beba, que baje el vaso. Nos miramos el
uno al otro por unos pocos momentos y luego tomo el trago hasta el
fondo. Ni siquiera quema en este momento. Coloco el vaso en la barra
superior y lo miro. Es muy bonito, todo corto y de espesor. La luz brilla
a través del cristal transparente, lo que hace una estrella iluminada en
la barra superior. Miro hacia él y todos los puntos bonitos, y cuando
levanto la cabeza, Cole se ha ido.

La angustia se precipita en mi pecho, me aplasta. No puedo hacer esto.


No puedo ver que él ya no reacciona. Mis brazos se deslizan hacia abajo
y apoyo la cabeza en la barra.
Un segundo más tarde siento una mano en mi espalda, y la voz de Cole
está en mi oído.

—Vamos, Anna. Te llevaré a casa. —Él lanza hacia abajo un poco de


dinero y suena demasiado fuerte.

Me toma un segundo para darme cuenta de que Cole está tratando de


conseguir que me ponga de pie. El camarero y el gorila me miran tanto
como a ellos respecta, pero ninguno de los dos dice nada. Cole nos
empuja por la puerta y soy golpeada con una ráfaga de aire fresco. Me
hace temblar. Envuelvo mis brazos alrededor de mí misma y miro
hacia abajo. Zapatillas amarillas brillantes están en mis pies. ¡Me
encantan! Dejamos de caminar, así que puedo mover los dedos de los
pies y ver el brillo.

La cálida mano de Cole se envuelve alrededor de mi brazo.

—¿Qué pasa contigo y los zapatos? —Él me tira suavemente,


animándome a caminar. Levanto la vista, sorprendida de verlo.

—Te vi en el bar —le digo, sonriendo a su hermoso rostro. Dejamos de 38


caminar y hable con su pecho, sin mirar sus ojos. Mis dedos se levantan
y jugando con su cuello—. Nunca pensé que te vería de nuevo, y ahí
estás. —Parpadeo y miro hacia él como si no estuviera realmente aquí.
Estrechando los ojos, traté de concentrarme con más fuerza, esperando
que desapareciera cuando lo hacía. Cuando él todavía estaba allí,
levanto mi dedo y presiono fuerte contra su pecho—. Tú estás aquí. —
Quiero a llorar. Me dan ganas de llorar. Quiero reír. Mis emociones
están en cortocircuito y no tengo ni idea de qué hacer.

Cole toma mi mano con mi dedo presionando contra su pecho de


nuevo.

—Estoy aquí. Lo admito, vine a buscarte y perdí los nervios. Yo no


esperaba que entraras y te emborracharas. —Él me mira con esos ojos
sexy y yo me siento paralizada.

Sé que tengo que decir algo.

—No podía dormir.


—Yo tampoco. —Él me mira con una expresión tan humilde en su cara.
Cole se ve perdido, sus ojos me beben, mientras sus manos
permanecen cerca de mí cara como si él quisiera tocarme, pero no lo
hace. Mi mirada cae a mis pies. Miro a la acera sucia y mis brillantes
zapatillas amarillas.

Cole levanta mi barbilla con el dedo. Lo miro a los ojos, incapaz de


apartar la mirada.

—Desearía que las cosas pudieran haber sido diferentes. —Eso es todo
lo que dice. Es el mismo pensamiento que golpea alrededor dentro de
mi cabeza durante todo el día. Miles de qué pasaría si me mantengo
alerta, saqueando mi paz, que me lleva a un loco maldito.

—Yo también. —Me las arreglo. Después de un momento, Cole toma mi


brazo de nuevo firme hacia a mí, y caminamos de regreso a mi
apartamento.

El aire de la noche llena mis pulmones, pero no puedo sentirlo. No


puedo sentir nada; solo la mano de Cole en mi brazo, no el frío en el
39
aire, no la humedad en los rizos de mi pelo apretado que se pegan a la
piel. Entumecimiento corre a través de mis venas. Era la única forma
de pasar el día, y ahora es la única manera de tolerar que Cole esté tan
cerca y sabiendo que él no me quiere.

Llegamos a mi puerta y Cole me ayuda a subir los escalones. Rebusco a


través de mi bolso buscando la llave. Cuando levanto hacia fuera, veo la
mirada azul y fría de Cole. Quiero que las cosas cambien, pero no sé
cómo cambiarlas. Mi corazón late con más fuerza, mientras su mirada
se desvía a mis labios. Quiero que él me bese. Quiero que me tome en
sus brazos y me cubra de besos. Quiero que me diga que él me cree y
que nunca va a dudar de mí de nuevo. Quiero que esta brecha entre
nosotros acabe, pero no sé cómo solucionarlo.

Cole se acerca, como si no pudiera manejar estar de pie tan cerca de mí


y no tocarme. Antes de darme cuenta, sus labios están a un respiro de
los míos. Sus pestañas recorren mi mejilla mientras él se queda allí,
casi a punto de besarme, pero no. Mi pulso late en mis oídos. Quiero
llegar y tomar su rostro entre mis manos. Quiero decirle que lo amo. Mi
cuerpo reacciona a Cole, a esa mirada caliente, y el lugar entre mis
piernas palpita. Mis pechos están llenos, como si necesitan ser tocados.
Apenas respiro cuando los labios de Cole se quedan allí, como si
estuviera luchando contra el instinto de besarme.

Finalmente, Cole toma un respiro y se estremece. Se aleja, y siento que


una parte de mí se ha ido con él. Un temblor se arrastra por mi espalda
y cae en la frialdad que se agrupó en mi estómago. No puedo
soportarlo. El arrepentimiento se convierte en lágrimas, pero yo las
parpadeo alejándolas. Me doy la vuelta y empujo la llave en la
cerradura. La puerta no se abre. La golpeo con mi puño, y me pongo a
llorar. Cole alcanza la cerradura y retuerce la perilla. Se abre la puerta
y camino a través, sin mirar hacia atrás al hombre que me rompió el
corazón.

40
Traducido por magdys83

Corregido por LadyPandora

La luz del sol se vierte entre las rejillas y me deslumbra. Me doy la


vuelta y empujo mi manta sobre mi cabeza. Todo es tan malditamente
ruidoso. Las mantas arrugándose suenan como una tabla quebrándose.
Me quejo y me pongo de lado, enroscándome en una bola. Los ojos de
Cole destellan a través de mi mente. Palabras al azar que dijo hacen eco
en mi cabeza. La sensación de su mano en mi brazo, cuan cálido y
fuerte se sentía. Estas cosas que centellean en mi mente se van antes
de que pueda parpadear. No se conectan con otros pensamientos.
Están a la deriva, flotando en una corriente de pena que insiste
burbujeando en mi garganta.
41
La voz de Emma es suave, mientras habla desde el otro lado de la
puerta.

—Anna, ¿estás bien? —Empuja la puerta y se abre lentamente, sin


tocar. Vagamente recuerdo caminar junto a ella y Edward anoche de
camino a vomitar mis tripas en el baño—. Es pasado el mediodía.

Con cara de sueño, me volteo y me tumbo de espaldas, pero mi


estómago aún está con náuseas y se queja. Me levanto en mis codos y la
miro. Mi voz es rasposa:

—Quiero decir que estoy bien y sonreírte, pero no está en mí fingir


ahora. No estoy bien. Nunca voy a estar bien. —Respiro y siento el aire
llenar mis pulmones. Las palabras se han atascado en mi mente por
mucho tiempo. Es algo que sé, pero no tengo el corazón de decirlo.

Emma camina lentamente hacia mí y se sienta en el borde de mi cama.


Palmea mi pierna, diciendo:

—Será mejor. Dale tiempo.


—Eso es lo que la gente dice cuando no saben que más hacer. —
Empujo mis piernas en mi pecho y abrazo fuerte mis tobillos bajo un
montón de mantas. Mi cabeza duele. Emma me mira con pena en sus
ojos. Finalmente, digo:

—Lo vi anoche.

—¿Quién? ¿Jesse? —Su linda cara se ve confusa mientras trata de


descubrir que quiero decir.

No sacudo mi cabeza. Duele demasiado. Desalentada, miro fijamente


mi cubrecama y digo:

—Cole. Estaba bien en mi camino de ponerme totalmente como una


cuba cuando levanté la vista y lo vi. Sentado ahí, observándome. —
Parece que mi voz no quiere funcionar. Es lo más cerca que he estado
de Cole en casi un mes.

—Oh, Anna. No lo sabía. Lo siento mucho. —Se escabulle a mi lado y


coloca su brazo sobre mi espalda y me da un abrazo de costado.

—¿Cómo puedo superarlo? —pregunto, mirándola. Emma ha sido mi 42

mejor amiga por años. Ha estado ahí a través de los laboratorios y


finales, pero esta es la primera vez que he tenido que enfrentar un
corazón roto. Me gustaría que sólo se detuviese.

—No lo sé, Anna. Nunca he estado así por un chico. De hecho estoy un
poco celosa por eso.

—¿Qué? —digo, y la miro, aturdida. Emma siempre ha tenido un chico


revoloteando a su alrededor. Parece loca por la mayoría de ellos. Su
respuesta me sorprende.

Se encoge de hombros.

—Podría hacer girar muchas cabezas, pero aún no he encontrado a


alguien que venga a cualquier parte cerca de conseguir mi corazón,
pero tú sí. Eso me hace sentir un poco de envidia. —Me guiña un ojo.

—Mi consejo sería que siguieras haciendo lo que haces, porque esta
parte apesta. —Recuesto mi frente en mis rodillas.
Emma pone su mano en mi nuca.

—Entonces, ¿Esta parte no vale la pena por la otra parte? —La miro
por debajo de mi brazo—. Quiero decir que este es el aspecto negativo.
Cada moneda tiene dos caras y la otra cara te ha aturdido. Es decir, ¿lo
malo es tan malo que arrojas lo bueno también?

Quiero decir que no, pero justo ahora no puedo decir nada.

—Tengo que superarlo.

—Anna, ¿Y si esa no es la forma en que funciona?

—¿Qué quieres decir? —Esa es la peor cosa que pudo decir.

—Es decir, ¿Y si no puedes superarlo? ¿Y si sólo aprendes a seguir sin


él? Las personas que han estado enamoradas tienen esa mirada
perdida en sus ojos. Es como si un pedazo de ellos fuera inaccesible,
siempre oculto y protegido a toda costa.

—Como los ojos de Cole.


43
Ella asiente.

—No sé sacar mi culo de mi codo en este asunto, pero tal vez él


siempre será una parte de ti. Tal vez no puedes superarlo, sólo vas a
aprender a seguir sin él.

El silencio llena el aire. Estoy de acuerdo con ella. Necesito moverme.

—¿Piensas que debería salir con Jesse?

Emma empuja sus rodillas a su pecho y refleja la forma en que me


siento.

—Tal vez, eso depende de ti. Pero no creo que debas volver a su vida
hasta que hagas algunos cambios. Si nada cambia, todo permanece
igual, ¿correcto? —Eso fue lo que el profesor dijo en nuestra clase de
filosofía—. Si haces lo que siempre has hecho, obtienes lo que siempre
obtuviste. Si quieres algo diferente, entonces haz algo diferente.

Ahora lo entiendo. No sé si tengo las agallas para hacerlo. Ser una


adicta al trabajo suena más atractivo, pero las noches son tan
insoportables. Siento el cambio, el cambio conmigo. Acepto lo que
tengo que hacer, y soy afortunada de que ya exista un gran chico que
me quiera.

44
Traducido por Azulmort

Corregido por Jut

Me visto cuidadosamente para la cena, asegurándome de parecer una


gatita sexual. Mi pelo está suave y cae suelto en largas ondas que se
extienden por la espalda. Tomé prestado un vestido negro de Em que
me que queda un poco ajustado, pero hace que mis pechos se vean más
grandes, así que bueno, puedo lidiar con ello. Me calzo unas medias
negras hasta los muslos que terminan con encaje y las engancho al
portaligas. También es de encaje negro. Combinan con mi corpiño
favorito. Deslizo mis pies en unos zapatos asesinos, lo que significa que
podrían matarme si me caigo desde esta altura o que fácilmente podría
usar el tacón como un arma.
45
Cuando termino, Em me maquilla y me cuenta de su trabajo.

—Cierra los ojos. Sí, así.

Un frío pegote comienza a adherirse a mis pestañas, delineador líquido.

—Stacey es fácil para trabajar y realmente ayudó después de que me


dieras esa exclusiva. Además hizo que la prensa desapareciera, lo que
fue increíble porque hubiera apestado que se quedaran alrededor.

Está hablando demasiado porque está nerviosa por mí. Nunca me


arreglo tanto. Sabe lo que significa, sabe lo que pretendo hacer más
tarde con Jesse para seguir adelante.

—Mira hacia arriba. —Frota mis pestañas con una porquería fría
mientras miro el techo—. También es muy paciente. No nos enseñaron
un montón de cosas en la universidad, pero él dijo que era normal, que
la mayoría de las cosas que se utilizan en la vida real son aprendidas en
la vida real. Algo parecido a lo que decías en la apertura de tu estudio.
Es más fácil de entender cuando lo hago todos los días. Supongo que es
la diferencia entre teoría y práctica.

Saca un pañuelo de papel y difumina mis labios. Miro a Emma mientras


sus ojos vagan por mi cara buscando imperfecciones en mi maquillaje.
Después de un momento, sonríe y sé que ha terminado. Da un paso
atrás y dice:

—Hooooolaaaaaaaaa, sexyyyyy.

Me siento distinta, más confiada, más segura. Agradezco a Em y suena


la puerta. Corre para dejar entrar a Jesse mientras termino. Engancho
un colgante alrededor de mi cuello. Cuelga sobre mi escote y llama la
atención sobre las niñas. Como si necesitaran más atención.
Prácticamente estoy saliéndome de este vestido.

Aliso el suave tejido sobre mis caderas y me obligo a relajarme. Esto es


algo bueno. Esto es lo que sigue. Desde que hablé con Emma me di
cuenta que no tengo que dejar de de amar a Cole para seguir adelante.
Sólo necesito estar dispuesta a intentarlo y vivir mi vida sin él.
46
—Puedes hacerlo —le digo al espejo y me giro hacia la puerta.

Jesse está parado ahí con una sonrisa en los labios.

—¿Siempre le hablas al espejo?

Mis mejillas arden con su broma, pero él no hace comentarios. Su


réplica ingeniosa muere en su garganta cuando me doy vuelta. Los ojos
de Jesse me devoran, bebiendo cada detalle. Entra en la habitación y su
mirada se oscurece.

—Luces espectacular.

Sonrío tímidamente y eso hace que él esté más prendado conmigo. Sus
ojos están clavados en mi cuerpo. A Jesse le cuesta mantener la mirada
en mi cara.

—Gracias —le digo—. Pensé en cenar y ¿luego quizás podríamos


regresar acá?

Sus ojos se elevan y encuentran los míos.


—¿Has planeado algo en especial para más tarde?

—Tal vez.

Le sonrío de vuelta y levanto el dobladillo de mi vestido, mostrándole


las ligas y luego levanto un poco más para que pueda ver la parte
inferior de la correa del portaligas de encaje.

—Pensé que podría mostrarte esto y un poco más.

Suelto la falda y cae en su lugar sobre mis caderas. Jesse parece que va
a correr por la habitación y tirarme sobre la cama.

En cambio, camina hacia mí y me toma en sus brazos. Presiona un


suave beso sobre mis labios. Cuando se aleja, dice:

—Eso suena perfecto.

Vamos a cenar a un lugar pequeño y elegante que Jesse escoge.


Hablamos, pero mi mente sigue pensando en más tarde. Quiero sus
manos sobre mí. Quiero que me haga olvidar todo lo que perdí. Me
pregunto si apesto, si soy una puta por forzar una relación cuando ni 47
siquiera puedo sentir algo. Espero que el toque de Jesse me haga sentir
algo. Espero que sus besos me despierten y sentirme contenida en sus
brazos.

La cena es maravillosa. Después de pedir el postre, me excuso para ir al


baño de mujeres. Está despejado al otro lado del restaurante. Mientras
camino, mi falda se mueve sobre mis rodillas, atrayendo las miradas
masculinas. Sus miradas aterrizan suavemente en mí y me siento
hermosa. La confianza me atraviesa mientras sonrío. Algo extraño me
está pasando. Ya no soy Anna. Soy la clásica diosa sexual. Los chicos
nunca me comieron con los ojos, pero esta noche, es todo lo que hacen.
Un tipo me guiña un ojo. Le devuelvo el guiño y sigo caminando.

Demoro un poco demasiado tiempo en el baño de mujeres, y cuando


regreso a nuestra mesa la rodeo por el otro lado. Veo a alguien, un
hombre, inclinado sobre nuestra mesa, bloqueándome la vista de Jesse.
Están teniendo una tensa conversación. Cuando estoy lo
suficientemente cerca, capturo el final.
El tono de Jesse es duro, regañándolo.

—…puedo ser el que la folle, pero tú eres el que tiene su corazón.

—Anna no… —comienza a decir, pero lo interrumpo, sorprendida.

—Cole. ¿Qué estás haciendo aquí? —Se da la vuelta y me mira, como si


desaprobara mi vestimenta.

—Esto es muy diferente a lo que usabas anoche —dice con frialdad


Cole.

Mis pelos se erizan. No puedo recordar la mayor parte de la noche


anterior y la insinuación molestará a Jesse. Respiro y sus ojos viajan a
la inflamación de mis pechos y acarician lentamente mi cuello hasta
que su mirada se traba con la mía. La forma en que lo hace
desencadena una explosión dentro de mí. Lo deseo. Siento mi cuerpo
reaccionar a él, pero lo escondo. Cole no ve el deseo que tengo por él y
nunca más lo verá.

—Estoy en un cita y que aparezcas y nos molestes no sucederá.


48
La frente de Cole se eleva.

—Ya me iba, Señorita Lamore. No quisiera arruinar su noche.

Inclina su cabeza hacia mí y se marcha. Lo veo alejarse,


preguntándome cómo las cosas se pusieron tan mal. Esto es peor que
cuando nos conocimos.

Me deslizo en mi asiento y miro a Jesse.

—¿Cómo pudiste decirle eso a él?

—No quise molestarte. Lo siento. —Jesse se ve mortificado. Tampoco


me vio acercarme a la mesa. Sus ojos no se encuentran con los míos—.
Sé que debe haber sonado horrible.

Sacudo la cabeza y cubro su mano con la mía. Me mira.

—No trates de explicarme. Sé que sólo estabas tratando de ayudarme a


superarlo.
—Es más que eso, Anna. —Jesse traga saliva y entrelaza nuestros
dedos—. No estoy seguro qué posibilidades tengo después de él. Todo
lo que hago parece endeble en comparación con ese hombre. Te deseo,
Anna. Quiero que me des la oportunidad de hacerte feliz. —Jesse roza
mi mano con la suya. Aunque sus palabras están suplicando, su voz no
lo hace. No va a mendigar.

Miro su mano y luego levanto la mirada a sus ojos.

—Vamos a salir de aquí. Tengo un poco más de encaje negro para


mostrarte.

Le sonrío y le guiño el ojo. No entiendo porqué Cole estaba en la mesa,


pero no dejaré que me siga afectando.

Caminamos al departamento tomados de la mano.

Cada tanto el hombro de Jesse roza el mío. De alguna manera


empezamos a hablar de mi encaje.

—Me di cuenta que usas ligas. Son realmente sexys, pero no tenía ni
49
idea de que también usaras portaligas. Eso es un sueño, Anna.

Mi gatita sexual interior está luchando por tomar el control de la


conversación, pero continúo empujándola hacia atrás. Ella ve la lujuria
en sus ojos y quiere usarla a su favor.

—En realidad, el sostén, las bragas y el portaligas eran mi conjunto


favorito.

—¿Eran? —pregunta.

Le guiño el ojo.

—Sí, eran mi favorito hasta que se perdieron las bragas.

Jesse se detiene, sus ojos flotando no tan sutilmente en mis caderas.

—¿No estás usando bragas?

No le contesto. Sólo le sonrío. Permanece allí jadeando como un


personaje de dibujo animado y tiro de su corbata. Cuando llegamos a
mi puerta, lo empujo y lo beso. No le doy los pequeños castos besos
que él me da. Empujo mi lengua en su boca y deslizo mi pierna por su
muslo. Jesse me devuelve el beso y finalmente me siento caliente. Con
el pulso acelerado, rompo el beso y me doy vuelta. Jesse se apoya en
mí, presionándome contra la puerta. Frota sus caderas contra mí y
puedo sentirlo, duro y listo.

Susurra en mi oído.

—Te deseo tanto. No tienes idea de cuánto.

Gimo y me quedo ahí por un segundo, sintiéndolo apretarse contra mí.


Mi corazón martillea en mi pecho. El pensamiento de Jesse levantando
mi falda y cogiéndome por detrás en público contra la puerta, vuela
hacia mi mente. Oh Dios. Lucho con mi llave hasta que la puerta se abre
y nos tropezamos adentro. Sus brazos me envuelven mientras su
lengua encuentra mi boca. Jesse me besa más duro y se lo permito. No
me contengo.

El departamento está vacío. Emma me lo dejó por esta noche para


darme tiempo a solas con Jesse. Su mano agarra mi cadera mientras
deslizo mi pierna. Sus dedos presionan contra la carne entre las ligas y 50

las medidas. Me apoyo en él, besándolo con más fuerza, empujando mis
senos contra su pecho. Mantengo mis ojos cerrados, pensando en nada
más que en la necesidad de mi cuerpo y en que Jesse está ahí para mí.
Me gusta. Lo deseo. Esto será bueno para los dos.

Las manos de Jesse ahuecan mi culo desnudo y gimo en su boca. Mis


manos encuentran su corbata y la aflojan de su cuello. Desabrocho
despacio los botones mientras nos besamos y le arranco la camisa,
desnudándolo en la sala de estar. Las cortinas están abiertas, pero
adentro está oscuro. Estoy segura de que nadie puede vernos a menos
que apriete su cara contra la ventana.

Jesse me empuja. Sin aliento, me dice:

—Creo que debemos ver el encaje que empezó todo esto.

Sonrío maliciosamente y bajo el cierre de la espalda del vestido. Cae al


piso con un rápido zumbido y estoy parada allí con un sujetador de
encaje puro, con ligas de encaje donde deberían estar las bragas, ligas y
tacos fóllame. Los ojos de Jesse vagan por mi cuerpo y sus manos
pronto le siguen. El portaligas de encaje se encuentra en mis caderas. Si
separo las piernas, verá todo y tendrá acceso total a mí.

Jesse me levanta y me mueve al sofá. Mis piernas se envuelven a su


alrededor y él arrastra besos bajando por mi cuello y mis pechos.
Cierro mis ojos, esperando perderme en la lujuria, pero veo la cara de
Cole. Mis ojos se abren instantáneamente. No voy a hacerlo. No voy a
tener relaciones con un hombre y fingir que es otro.

Jesse me siente ponerme rígida.

—¿Estás bien, Anna?

Tiene las manos detrás de mi espalda, sus labios presionando


suavemente el encaje de mi sujetador, burlando mis pezones.

Asiento y él continúa, pero no estoy bien. Mientras sus manos me


recorren, me doy cuenta lo diferente que se siente. Continúo
comparándolo con Cole. Sin importar si mis ojos están abiertos o
cerrados, veo a Cole. En un último intento de sacar a Cole de mi cabeza, 51
elevo la cara de Jesse a la mía y presiono mis labios con los suyos. El
beso se profundiza y lo sostengo apretado contra mi cuerpo. Sus dedos
recorren mi cara mientras me devuelve el beso. Cuando Jesse presiona
sus caderas contra mí y siento su dura longitud a través de sus
pantalones, mi máscara se rompe. Aspiro con una respiración irregular
y lo empujo. Jesse está jadeando. Su cuerpo está cubierto con una fina
capa de sudor. El deseo oscurece sus ojos, pero cuando Jesse me mira,
lo ve.

En lugar de decir algo, besa mi frente y se recuesta a mi lado.

Después de unos minutos, digo:

—Lo siento. He estado animándote y yo…

Jesse se sienta y presiona sus dedos contra las sienes. Sus palabras son
correctas, son las palabras que un caballero debe decir, pero su tono es
apagado. Parece regañarme en lugar de entenderme. No me mira
mientras habla.
—No, no digas eso. Nunca te disculpes por esto.

Jesse libera el agarre mortal en su cabeza y se levanta, pasándose las


manos por el pelo. Toma una respiración profunda y me mira.

—Pensé que podía. —Trato de explicarle las cosas—. Pensé que si iba a
ser con alguien, sería contigo.

Se gira y me mira con tristeza.

—Yo también lo pensé. Eres hermosa, Anna. Todo lo que alguna vez
quise, el cuerpo de infarto y el cerebro. Tenía la esperanza de ser el
hombre que te hiciera superarlo, pero veo que eso no va a suceder.

Su tono pasa de esperanzado a enojado. Es horrible. No sé qué hacer,


pero resulta que no tengo que hacer nada. Jesse agarra sus cosas y se
marcha sin mirar atrás.

52
Traducido por IvanaTG y por Azulmort

Corregido por Jut

Después de ese terrible momento, tiro de mi vestido y me siento en el


sofá, mirando a la pared como si fuera un televisor. Soy un desastre. Ni
siquiera puedo follar con un tipo que está loco por mí sin arruinarlo.
¿Por qué tuve que decir algo?

No soporto sentarme en casa. Me pongo el vestido nuevamente y


camino hacia el bar. Esta vez quiero ordenar un trago y apenas
sentarme ahí, mirar como si tuviera el poder de revelar algún mensaje
oculto que soy demasiado obtusa como para entender. La puerta se
abre y siento el fresco de la noche transportándose en el aire a través
de la habitación y deslizándose sobre mi piel. El vestido sin mangas no 53
hace mucho para mantenerme caliente, pero no elevo mi ego. Desde
que entré he tenido tres intentos de mi número. Nota mental, la
próxima vez que quiera sexo sin sentido, pedir prestado el vestido a
Emma y caminar alrededor sin ropa interior. Es como si los tipos
tienen visión de rayos X, y saben que no tengo nada. En realidad, es
raro para mí la cosa-sin-bragas, tampoco fue a propósito. Cuando me
fui a poner el sujetador, las bragas habían desaparecido. No eran más
que un pedazo de tela, pero no tenía nada más que mirar directamente
abajo de la liga de encaje, así que me fui. Eran mi par favorito de
bragas. Encajan perfectamente y mostraba mi culo, haciendo que
parezca un modelo perfecto. Le pregunté a Emma si los había visto,
pero debo haberlos dejado en la casa de mamá con un poco de mi otra
ropa.

Cruzo mis piernas y levanto el vaso a mis labios. Por último, me inclino
de nuevo. El líquido ambarino se desliza por mi garganta, quemando
una estela caliente en su camino. Respiro y pido otro. Mi proceso se
repite. No tengo ninguna intención de convertirme en una borracha. No
voy a pedir otra bebida después de este trago, así que me sentaré por
más tiempo, permitiendo que el zumbido del primer trago penetre mi
mal humor.

No sé por qué estoy molesta. A ver, no podía acostarme con Jesse. Eso
sólo significa que no soy una puta, ¿verdad? Falso. Esa voz en el fondo
de mi cabeza no se calla esta noche. Observo la barra superior. Las
luces resplandecen en la superficie brillante.

Quiero que mi vida cambie, pero no hago cambios. Sigo haciendo lo


mismo. Siento ojos al lado de mi rostro, pero no levanto la vista. Es otro
tipo queriendo mi número. Sólo debo decirles que soy un fraude sin
bragas, pero dejarían de escuchar en él sin bragas. Cruzo mis piernas
con más fuerza, enganchando mi talón a la parte posterior de la
banqueta. No levanto la mirada. En cambio, trazo el resplandor de la
luz en la parte superior de bar con mi uña, mientras mantengo el vaso
de chupito en mi otra mano perfectamente cuidada.

El tipo se sienta a mi lado y no es hasta que él ordena que noto quién


es. Su voz gotea sobre mi cuerpo como seducción líquida. Tiene la 54
capacidad de remover algo muy dentro de mí que me pone caliente por
todas partes. No me giro. No lo miro. Contengo mis piernas juntas más
apretadas y trato de ignorar las sensaciones que está lanzando mi
cuerpo.

Cole me mira por el rabillo del ojo.

—¿La cita no salió bien?

—Eres un imbécil —le contesto, todavía sin mirarlo. Si giro mi cabeza,


si nuestros ojos se conectan, no hay manera de ser capaz de vivir a
través de él. Voy a lanzar mis brazos alrededor de su cuello, y rogar
que me permita regresar. No soy una persona orgullosa, pero no le
puedo pedir que me permita regresar. No puedo hacerle saber lo mal
que está metido en mi cabeza.

—Le dices eso a todos los hombres. —Cole bebe sorbos de su bebida.
Los cubitos de hielo tintinean juntos cuando coloca su vaso en la barra,
vacía. Charlie, el barman, me observa con preguntas en sus ojos. Miro
hacia atrás, deseando que él entienda que quiero que Cole me deje sola,
pero Charlie no lo entiende. El camarero vuelve a llenar las copas y nos
deja.

—No —le digo—, sólo a ti. ¿De verdad tienes que acercarte y darle
consejos de meterme en la cama? ¿Qué demonios fue eso, de todos
modos? —Mi piel hormiguea.

Cole está mirándome, su mirada deslizándose sobre mis brazos y caen


en mi pecho. Cole observa mis senos aumentar mientras respiro, sin
hacer ningún intento de ocultarlo.

—Guau. ¿El pequeñín realmente dijo eso? —Después de un segundo,


Cole aparta la mirada. Su tono cambia de condescendiente a grave—.
Eso no es lo que pasó, ¿de acuerdo? Se acercó a mí. No quería hablar
con él. Al salir, fui a decirle que se fuera y te acercaste.

—Sí, claro. ¿Por qué Jesse iría a hablar contigo? Yo era algo seguro, así
que se te acercó para decir… ¿qué?

Ni siquiera puedo imaginar por qué Jesse haría eso. La irritación se


dispara a través de mí. No espero que me responda. Tomo mi trago y lo 55
golpeo contra el bar antes de pararme y decir:

—¿Sabes qué? No me importa.

Me giro para marcharme, pero Cole agarra mi muñeca.

Me sostiene firmemente, como si fuera a morir si me dejara ir.

—Me dijo que me amas. Me dijo que él podía tener tu cuerpo, pero tu
corazón está en otro lugar, con otra persona.

Cole suelta mi brazo y me congelo.

No puedo moverme. Hablo sin pensar.

—¿Por qué diría eso Jesse? ¿Por qué haría eso?

—Porque te ama. Quiere que seas feliz, incluso si no es con él.

Avergonzada, miro el suelo, rehusándome a encontrar la mirada de


Cole. Esto no puede estar pasando. Siento una roca temblando en mi
cuerpo. Siento el aire frío de la noche contra mi piel caliente. Siento la
mirada oscura de Cole haciendo un agujero en mi perfil, pero continúo
dura. No me puedo mover. Ninguno dice nada. Ninguno se mueve. No
sé si quiero que el momento termine o se prolongue para siempre. De
repente, pregunto:

—¿Me estás siguiendo?

Asiente

—Sí.

Asombrada, pregunto:

—¿Por qué?

—Quería decirte algo, pero necesitaba conocer la respuesta a algo


primero. He caminado a tu apartamento o venido acá, esperando
encontrarte, pero no he tenido suerte hasta anoche.

No respondo. No puedo encontrar la voz. Mis rodillas son gelatina y los


jodidos tacones están pensando en hacerme doblar sobre el banquillo
cada vez que la voz de Cole acaricia mis oídos. 56

—Esta noche fue diferente. No los seguí. No te haría eso. Fue una
coincidencia. Estaba con mi abogado revisando los testimonios para la
audiencia y tu nombre estaba en la lista de testigos de Sottero. Cuando
lo vi, perdí la cabeza. Entonces, levanto la cabeza y ahí estás, hermosa y
deslumbrantemente sexy. Dios, cada hombre en la habitación te
deseaba.

—No todos los hombres —respiro—. No el que quiero…

Mis palabras me liberan y puedo moverme. No lo miro. Me alejo,


esperando que Cole diga mi nombre, pero me deja ir. Mis ojos están en
el piso mientras camino hacia la puerta. De repente hay alguien delante
de mí. Cuando levanto la mirada, aspiro aire, sorprendida de ver a Cole.

Sus ojos se traban con los míos, fijándome en el lugar.

—Eso no es cierto.
Mi ritmo cardíaco salta, pero no puedo hablar. Los ojos azules de Cole
están llenos de emoción. Se mueve para tocarme y luego actúa como si
lo pensara mejor. Traga saliva y dice:

—Cada hombre te desea. Cada hombre en esta habitación te desea.

Mi corazón está remontando, pero lo jalo de vuelta como una cometa


atrapada en un viento salvaje, temerosa de que se vaya a romper.

—El deseo no es suficiente. Lo lamento.

Me abro paso más allá de él. El patovica1 sostiene la puerta abierta.


Miro su cara y asiento, notando el brillo en sus ojos.

Envuelvo mis brazos alrededor de mi cintura y camino más rápido. Eso


hace que mis tetas suban hasta mi garganta, pero no me importa.
Quiero que esta noche termine. No puedo soportar un segundo más.
Mientras las lágrimas surcan mi cara, escucho pisadas subiendo de
prisa detrás de mí. Una mano toca mi hombro y me giro, lista para
gritar.
57
Cole está respirando con dificultad, como si hubiera corrido tras de mí.

—¿Cómo te sientes acerca de mí?

—Ya te lo dije, y no voy a decirlo de nuevo. No importa cuán demente


creas que estoy, no tengo ningún deseo de que desgarres mi corazón de
nuevo. Déjame sola, Cole. Ve a joder con la cabeza de alguna otra chica.

Cole presiona sus ojos cerrados y aplasta sus labios. Me aparto.

No se mueve. Cole no me sigue. Cuando escucho su voz, la siento flotar


hacia mí y me atraviesa como si Cole fuera parte de mí.

—Te amo, Anna.

1Patovica: guardia de discoteca y de bares, por lo general se encuentra en la entrada para


revisar identificaciones y no dejar pasar a personas indebidas.
Traducido por IvanaTG

Corregido por Jut

Mi columna se endereza cuando giro lentamente, mis manos cayendo a


mis costados. Líneas de conmoción en mi cara. Lo miro fijamente.

—No quería que te arrastres en la mierda de Sottero. No quiero que


pienses que era adinerado y luego descubrir que no tenía nada. Se
sentía engañoso. Te seguí a la distancia, diciéndome que esas eran las
razones, que era para evitarte.

Habla mientras camina hacia mí. Incertidumbre frunce su ceño. Cole se


ve vulnerable. Lo veo en sus manos, en la forma en que sostiene sus
hombros hacia atrás, como que el peso de sus errores lo está
58
aplastando.

—Pero fue una mentira. Te mantuve lejos porque pensé que sería más
fácil que nunca tenerte, que amarte y ver que me dejas cuando
descubres que lo había perdido todo.

—No soy ella, no soy Sophia. —El viento sopla suavemente, levantando
mi cabello en la brisa.

—Lo sé, pero el miedo estaba allí. Siempre está ahí. Todos los que… —
Muerde su lengua y sacude la cabeza—. No, no todos. No tú. Te alejé.
Todo el mundo se fue. Es difícil. Esto es difícil. No entiendo lo que tú
podrías ver en mí. Una vez que el dinero se ha ido, nadie se queda.

Me quedo ahí, mirándolo fijamente. Mi mente está diciendo que me


aleje, por decir que se hizo esto a sí mismo. Vivir con eso. Pero mi
corazón toma el control de mi cuerpo. Doy un paso hacia él lentamente,
como un gato maltratado, inquieto y asustado. Mi corazón late en mi
pecho, pero no voy a liberar el apretón mortal que tengo en mis brazos.
Cole me mira, como si supiera que me perdió; como si supiera que
estos errores se pueden reparar. Me paro frente a él, casi nariz con
nariz gracias a mis tacones.

El agarre en mis brazos se afloja, me inclino lentamente y digo lo que


estuvo en mi mente desde hace semanas.

—No quiero tu dinero. Quiero tu corazón. —Respiro las palabras,


temerosa de que cualquier hechizo en el que se encuentre se agriete y
lo pierda de nuevo.

Antes de que sepa lo que estoy haciendo, me inclino más cerca,


rozando mis labios con los suyos. La sensación es tan ligera. Calor
abraza mi piel al estar tan cerca, al tocar sus labios con los míos. Pero
Cole no se mueve. El beso se desliza por sus labios y casi me aparto
antes de que su cerebro se entienda con su cuerpo. Cole aprieta mis
muñecas con fuerza, y me tira contra su pecho. Besa mi cara, mis
mejillas, y finalmente, mis labios. Mi corazón late con más fuerza. No sé
cómo sucedió esto, cómo esta noche se convirtió de esta manera.

Cole rompe el beso y presiona su cabeza contra la mía.


59
—Tienes mi corazón, Anna. Lo tuviste todo este tiempo. —Me agarra,
tirándome con fuerza a su cuerpo y me besa con más fuerza. Sus besos
hacen girar mi cabeza. Siento como que perdí la razón, que esto no
puede estar pasando, pero lo está. Nos damos cuenta de que estamos
en la calle y conseguimos volver al apartamento. Emma todavía está
afuera, pero llegará pronto a casa. Nos dirigimos a mi habitación. Cole
empuja la puerta, la cierra y la bloquea.

Me quedo con los pies un poco separados con estos dementes tacones,
sintiendo el aire fresco vagando entre mis piernas. Mi piel es tan
sensible, puedo sentir cada parte de mí. Quiero sus manos sobre mí, lo
quiero dentro de mí. Sigo pensando que esto es un sueño, que me
despertaré y Cole se habrá ido.

Él permanece en el otro lado de la pequeña habitación, de espaldas a la


puerta. Cole saca la silla del escritorio y se sienta.

—Desnúdate para mí, Anna. —Su voz está llena de deseo. Quiero hacer
lo que dice.
Mi cara arde cuando habla, pero Cole lo ignora. Poco a poco, muevo mis
caderas y brazos, sacando mis joyas de una pieza a la vez. No tengo
idea de lo que estoy haciendo. Nunca me he desnudado antes, sólo me
muevo del modo en que mi cuerpo me dice, sabiendo lo mucho que
Cole le gusta verme. Después de que me quito el último anillo, levanto
mi mano sobre mi cabeza, mientras la otra se arrastra por el cuello, a
través de mi escote, y a mi ombligo.

Cuando llego a mi espalda, abro la cremallera del vestido lentamente,


caminando hacia él mientras lo hago. Estoy fuera de su alcance
mientras giro y lentamente muevo mi cuerpo, haciendo que el vestido
se deslice más y más hasta tocar el suelo. La mandíbula de Cole es
tensa. Está sentado a horcajadas en la silla y sus brazos están tan
abultados que creo que podría romper el respaldo de la silla. Estoy
usando encaje negro translucido, y sé que lo puede ver todo.

Miro a Cole, pensando que he terminado, cuando dice:

—Sigue, Lamore. Tómalo todo y quítatelo.

Mi corazón late con más fuerza. Esto es muy diferente de los besos 60

adolescentes que Jesse me daba. Se siente como si mi corazón


explotara en mi pecho. Cada centímetro de mí está hormigueando, con
ganas de ser tocada, pero Cole no se mueve. Sus ojos vagan
perezosamente a través de mi cuerpo. Si Cole no hubiese confesado
que me ama hace unos momentos, no habría sido capaz de decirle.

Paso mis manos lentamente sobre mi cuerpo, a través de mi vientre, y


sobre mis pechos. Extiendo mis manos sobre mi cabeza y giro,
pavoneando mis caderas, mientras lo hago, me inclino para
desenganchar el sujetador. Lo sostengo con mi dedo y dejo que
cuelgue. Los ojos de Cole me absorben. No se fija en mi rostro por un
largo tiempo, y no quiero que lo haga. Me pregunto qué está pensando
mientras mira mis pechos balancearse cuando quito mis medias una a
la vez. Lo último que estoy usando es el liguero de encaje negro.
Deslizo mis dedos bajo el borde de la tela, balanceo mis caderas hacia
atrás y delante lentamente, bajando el trozo de tela hasta que está en
mi tobillo. Me inclino hacia delante, como si fuera a besar Cole, pero no
lo toco. Los músculos de sus brazos y su pecho están tensos, como si no
pudiera sentarse allí y observar por un segundo más, pero no he
terminado todavía.

Lentamente, me agacho, dejando que observe desde atrás, mientras


tomo mis tacones imposiblemente altos y los deslizo de mis pies.
Cuando termino, suspiro como si estuviese aburrida y me estiro,
arqueando mi espalda, obligando a mis pechos dentro del aliento de su
boca.

Cole respira con más dificultad. Su mirada está caliente, abrazando mi


cuerpo mientras mira de mis pechos al lugar entre mis piernas. Me
paro frente a él con todo mi peso sobre un pie y las manos encima de
mi cabeza. Pretendo suspirar, de nuevo, pero se vuelve un gemido. Lo
deseo tanto. Quiero que cubra mi cuerpo de besos, me ate y me folle
hasta que grite su nombre, pero Cole no se mueve.

Me agacho frente a él. Mis piernas se doblan mientras caigo, y lo miro a


los ojos. Mis manos están al lado de las suyas en el respaldo de la silla,
pero no se tocan.

—Fóllame —digo las palabras lentamente, haciendo que mis labios se 61

encierren en cada sílaba.

Los ojos de Cole se encuentran con los míos. Prometen éxtasis, pero no
se mueve. Hice algo loco, y me quedo así delante de él, sabiendo que
puede oler mi necesidad. Dejo una mano en el respaldo de la silla y
sumerjo la otra por debajo de mi cintura. Acaricio mi clítoris unas
cuantas veces y empujo mis dedos dentro. Jadeo mientras lo hago, mis
labios se separan cuando suspiro seductoramente. Los ojos de Cole
nunca dejan mi rostro. Observa lo que hago y sé que lo dejé duro. El
bulto en sus vaqueros es todo mío.

Cuando deslizo mis dedos entre mis muslos, los levanto a los labios de
Cole y digo:

—Pruébame. —Él obedece y separa sus labios, abre la boca lo


suficiente para que deslice mis dedos en su interior.

Cada vez que su boca chupa el dedo, mi cuerpo reacciona. Mis pezones
se ponen tensos, y mis pechos se hinchan, sufriendo por su toque. Sus
labios chupan mis dedos, burlándose lentamente de cada uno. Hace
que mi cuerpo palpite de deseo. Quiero esos labios tirando de mis
pezones y provocándome en éxtasis. Esto no es suficiente. Mi cabeza
cae hacia atrás mientras saco el dedo de su boca.

Cole me sonríe. Es la primera confirmación que ha dado que le gusta lo


que estoy haciendo. No sé cómo tener sexo de esta manera. No está
rodando en las mantas. Es un baile prolongado, cada uno de nosotros
provocando al otro hasta que estemos tan jodidamente locos que uno
de nosotros se quiebre. Lo veo en sus ojos. Eso es lo que quiere. Es una
batalla de voluntades, provocando y degustando, sin tocar. Dios mío,
está tan arruinado, y totalmente me encanta.

Repito mis movimientos anteriores y deslizo mis dedos entre mis


piernas. Estoy más resbaladiza esta vez, más húmeda. Cierro los ojos
mientras empujo un dedo a la vez y los saco cubiertos en mi calor
húmedo. Levanto la mano a la boca de Cole de nuevo y sonrío con
malicia.

—Chupa mis dedos uno a uno. 62

Hace lo que le pido. Su lengua se desplaza a lo largo de mi dedo,


chupando y saboreando cada uno. Su puño agarra el respaldo de la silla
con más fuerza, apretando con cada probada. Me pone más húmeda y
llena mi cuerpo con calor. Siento latir entre mis piernas mientras
chupa mi dedo meñique y lamento que se acabe.

Antes de que pueda pensar otra cosa para atormentarlo, Cole dice:

—En la cama.
Traducido SOS por MaEx y por SOS magdys83

Corregido por Jut

Me levanto lentamente, rozando mi pecho contra su mejilla, sintiendo


que mis duros pezones barren a través de sus labios mientras aspira el
aire. Cole cierra los ojos por un segundo y lo regaño.

—Ojos abiertos, Stevens. Mirar es un requisito. —Sus ojos azules están


ardiendo cuando se abren, como si quisiera engullirme entera. Mis
partes de chica se aprietan en respuesta.

Me subo a la cama a cuatro patas y gateo hacia la cabecera. Se lo que él


quiere. Puedo hacer esto para él, pero cuando me siento, dice:

—No. El culo hacia mí, en el aire. Quédate a cuatro patas, Lamore. 63

Oh Dios mío. Parpadeo hacia él, sorprendida, pero hago lo que él pide.
Me arrastro, de espaldas a él, y una vez que estoy en el final de la cama,
me doy la vuelta. Agacho mi cabeza y dejo mi culo en el aire. Daría
cualquier cosa por tener sus manos en mí, sentir su polla presionando
en mí en este momento, pero me niego a ser la primera en ceder.

—Frota tu clítoris —dice desde la silla. Muevo mi mano sobre mi


sensible carne e inmediatamente siento la necesidad de tenerlo dentro
de mí. Cada pulgada de mi cuerpo está gritando para que él empuje
dentro de mí una y otra vez. Lujuria corre a través de mis venas y froto.
Mantengo mis caderas quietas, sabiendo que es lo que él quiere.

Antes de que supiera lo que ocurría, estaba detrás de mí. Dejo de frotar
por un segundo y él abofetea mi culo. El ardor de su mano dispara a
través de mi pierna y entre mis muslos. Suspiro. Él dice:

—No te detengas. No empujes hacia atrás y no te vengas.


Agarrando las almohadas alrededor de mi cabeza, gimo su nombre. De
acuerdo, quizá esté preparada para suplicar. Cole todavía está vestido,
así que lo que sea que está planeando hacer no va a suponer follarme
sin sentido. Continuo frotando en lentos círculos mientras la mano de
Cole ahueca mi culo. De repente, su otra mano está entre mis piernas,
empujando en mí. Suspiro y me muevo, sin esperar sus dedos allí. Su
otra mano me abofetea y gimo. Quiero caer en la cama. Quiero ser mala
así él hará eso otra vez.

Cole empuja su dedo dentro de mí y desliza otro, advirtiendo:

—No te muevas, Lamore. —Froto mi protuberancia y mantengo mi


culo en el aire.

Empuja otro dedo, estirándome lentamente. Las sensaciones


disparando a través de mi cuerpo me tienen tan cerca del borde.
Jadeando, siento a Cole moviendo sus dedos y se siente mágico. Mi
cuerpo quiere retorcerse contra su mano y moverse con él. Toma todo
lo que tengo quedarme quieta, dejarle burlarse de mí y no moverme.
Lloriqueo, agarrando las sábanas en mis puños, pero arreglándomelas 64
para quedarme quieta. Cuando añade su cuarto dedo, mi cuerpo
responde sin yo decírselo y abraza su mano.

—Estate quieta —advierte.

—Lo estoy —respiro, con tanto deseo ardiendo a través de mí que no


puedo quedarme quieta por un segundo más.

Fue entonces cuando los dedos de Cole hacen algo que no pensé que
pudieran hacer.

Tuerce su mano y de repente está dentro de mí. Grito su nombre, sin


esperar la presión, pero disminuye a un nivel más tolerable. Suspiro,
dándome cuenta de que me encanta. Me acaricia desde adentro,
utilizando toda su mano. Cole se mueve tan cuidadosamente, tan
suavemente.

Mi corazón palpita y calor explota desde dentro de mí. Estoy más


mojada de lo que alguna vez he estado. No me importa que esto me
haga sonrojar de todos los tonos de rojo en la mañana. Me encanta y
quiero más. Mis dedos se mueven mientras Cole demanda. Mantengo
mi mano entre mis piernas, y mi culo empuja hacia atrás, haciendo que
su puño se deslice más profundo dentro de mí.

—Poco a poco, nena. No quiero herirte. —Cole descansa su otra mano


en mi espalda y trata inmovilizarme. Mi cuerpo está tan caliente y
húmedo. Tiemblo cuando me toca, esperando desesperadamente una
liberación.

—Suave, lentamente, Anna.

—Quiero más, más duro. Por favor, Cole.

—Quiero que seas capaz de caminar después. No he terminado contigo,


todavía. —Su voz es como sexo líquido. Se pone sobre mí y no puedo
quedarme quieta—. Trata esto, balancea tus caderas de un lado para
otro lentamente.

Cerrando mis ojos, lo hago mientras lo dice y balanceo de un lado para


otro.
65
El ritmo se construye dentro de mí, haciéndose más y más caliente en
mi núcleo.

Cole me mece hasta que soy una esclava sexual sin sentido, pidiendo
que él esté conmigo.

—Por favor, Cole, por favor, estás conmigo. Te necesito. Te necesito


dentro de mí. —Agarro las mantas más fuerte, tratando quedarme
quieta.

La mágica mano de Cole está todavía dentro de mí.

—Aprieta. —Hago lo que él dice, y quita la mano, deslizando un dedo


fuera de mí a la vez. Para el momento en que ha terminado, estoy
preparada para follar cualquier cosa. Mi mente ha dejado mi cuerpo
oficialmente. Caigo sobre mi estómago, mirando hacia las almohadas.
Mi mano se desliza lejos de mi región inferior. Me quedo allí, con cada
pulgada de mí hipersensible.

Cole hace un sendero de besos sobre mi espalda y susurra en mi oreja:


—Te voy a follar hasta que no puedas caminar. Vas a tener un
momento difícil para sentarte mañana, Anna.

Sus palabras me vuelven loca.

—Lo quiero. Hazlo. Te necesito. Te deseo. Por favor, Cole. Por favor. —
Le estoy suplicando por sexo mientras él me da la vuelta. Miro en sus
ojos oscuros y veo al hombre que amo. Inclina su cabeza, tomando mi
pezón entre sus labios y succiona. La sensación dispara calidez a través
de mi núcleo y me hace gritar su nombre. Es suave al principio,
burlándose y succionando.

Cuando se detiene, empiezo a suplicar de nuevo.

—Fóllame, Cole. Por favor… —Arqueo mi espalda y extiendo mis


piernas.

Él me observa, todavía llevando toda su ropa, arrodillado sobre mí. Veo


la erección presionando contra sus pantalones. Nunca he estado tan
celosa de un par de pantalones en mi vida. Quiero su polla en mi cara,
en mi boca, y adentro de mí, bombeándome duro. Quiero envolver mis 66
piernas alrededor de su cintura y que me monte hasta que me corra.

—Por favor —suplico de nuevo.

Cole baja su cabeza, su cabello oscuro está mojado, y colgando en


ondas.

—Quiero, es sólo que cada vez que me suplicas, tengo que hacerte
esperar más tiempo. Todo es parte de la diversión. Si quieres ser
follada sin sentido, deja de rogarme, Lamore.

Le sonrio. Es una de esas sonrisas de sexo que es somnolienta y


sensual.

—¿Quieres follarme sin sentido? —Hay una pregunta en mi voz.

Cole mira hacia abajo y sacude la cabeza.

—Por supuesto que quiero. —Su voz es profunda y llena de necesidad.


Levanto mi mano y presiono en sus vaqueros, sintiéndolo a través de la
tela.
—¿Qué sucede si te desnudo y salto encima?

Él ríe. El sonido llena a mi alma. Siento una conexión con él. Es como si
estuviéramos enlazados, como si nos entendiéramos el uno al otro.
Estoy contenta de que le gusta el sexo de esta manera. Es mejor de lo
que imaginaba.

Su mano se desliza entre mis piernas y presiona en mí.

—Oh Dios, estás tan mojada, Anna. —Él presiona duro por última vez,
forzando a su dedo tan lejos como puede ir y lo retira. Levantando su
dedo a su nariz, inhala y entonces limpia mi calor húmedo en sus
labios.

—Hueles tan dulce, tan perfecta. Pruébate. —Inclina su cabeza y me


besa, permitiéndome probar lo que él saborea. Lamo sus labios y trago,
besándolo más profundo. Quiero mostrarle que voy a hacer todo lo que
quiera.

—Eso fue tan sexy. No tenía idea de que fueras tan audaz, señorita
Vainilla. 67

Sonriendo, digo:

—Mentí, ¿recuerdas?

—Pensé que sólo estabas diciendo lo que quería escuchar.

Sacudo mi cabeza suavemente. Cole observa mi cara, sus ojos azules


fijándome en el lugar.

—No, es verdad. Soy una mujer lasciva, un poco zorra la mayor parte
del tiempo, increíblemente zorra a tu alrededor. —Él sonríe y presiona
un beso en mi cuello, antes de que sus dedos vuelvan a trabajar en mi
culo, pellizcando, empujando, y provocándome hasta que no puedo
formar una oración coherente. Tiro de su camisa hasta que se abre,
rompiendo los botones del frente. Su pecho es perfecto. Lo pongo
encima de mí y froto mi culo desnudo contra sus vaqueros, pero él me
detiene.

—Suplica por él, Lamore.


Respirando fuerte, digo:

—¿Pensé que no querías que lo hiciera?

Cole no responde. En su lugar, se desliza de sus vaqueros y bóxer y los


lanza al piso. Cole me extiende, empujando su larga y dura longitud
contra mi estómago. Toma su mano y sostiene su longitud, frotándola
contra mí. Resbala la punta de su larga asta a lo largo del borde externo
de la carne sensible entre mis piernas, moviéndolo en círculos lentos,
viendo mi cara mientras lo hace. Cuando mis caderas corcovean, Cole
me sujeta así que no puedo moverme.

Cole continúa atormentándome. Muerdo mi labio para no suplicarle,


amando la manera en que me hace sentir. La provocación era tan
intensa, tan descabellada, que cada centímetro de mi quiere gritar su
nombre.

La voz de Cole se vierte sobre mi cuando habla.

—Vamos, Anna. Sé que lo quieres. Suplícame.


68
Se presiona un poquito en mí, sólo lo suficiente así puedo sentir qué
tan duro y puntiagudo es. Cuando Cole se aparta, él sigue frotando su
asta gruesa en círculos lentos, provocándome. Él se hunde en mí de
nuevo, tan superficialmente que no puedo soportarlo.

Mi cuerpo está atado con una cuerda tan ajustada. Grito, suplicándole.

—¡Por favor, Cole, por favor!

—Por favor ¿Qué?

—¡Por favor, fóllame! ¡Te necesito! ¡Por favor! —Sigo gritando por
favor mientras él se desliza dentro de mí. Sus dedos continúan
trabajando el núcleo hipersensible y los pezones, volviéndome
completamente loca.

Se empuja lentamente y jadeo por su tamaño, por cómo me llena. Cole


encaja perfectamente dentro de mí. Retirándose suavemente, Cole
repite el movimiento hasta que estamos aferrados el uno al otro,
empujando tan duro y rápido como podemos.
Estoy tan elevada de lujuria, sexo, y Cole que no creo que vuelva a
bajar. Cada parte de mi cuerpo disparándose más y más alto, mientras
él me conduce más y más cerca del orgasmo. Cole se empuja en mí una
última vez y me rompo.

Arañando su espalda, grito su nombre y me retuerzo contra él. Cole


golpea en mí cuando me corro, rompiéndose conmigo, amándome
completa y totalmente, hasta que ambos estamos gastados. Él cae sin
aliento encima de mí, su cuerpo cubierto en sudor, y entonces se rueda
a un lado.

Parpadeo lentamente hacia él, como que esto es un sueño. Él me está


observando con esos hermosos ojos azules.

—Te amo, Anna Lamore.

Sonrío somnolienta atrás y me acurruco en su pecho.

—También te amo.

69
Traducido por Shilo

Corregido por Jut

Me despierto a la mañana siguiente en brazos de Cole. Su cuerpo


desnudo está presionado contra el mío. Sonrío y me deslizo fuera de la
cama y camino quedamente por el pasillo. El aroma a café es
demasiado atractivo para resistir. Emerjo en la cocina usando mi bata
vieja. Emma está en el fregadero y Edward está del otro lado del
mostrador. Me siento rara viéndolo, pero supongo que tengo que
acostumbrarme. Él es el hermano de Em. Él estaba presente antes de
que fueran algo, y estaría presente después. Además, nada me puede
sacudir esta autosatisfacción que estoy sintiendo.

Emma me pasa una taza. Sus labios están curvados en una sonrisa 70
diabólica.

—Entonces, ¿me vas a decir cómo empezaste la noche con un tipo y


terminaste gritando por otro, follando como locos?

Mis mejillas arden mientras me sonrojo. La golpeo en el brazo y no


miro a Edward.

—¡Emma! —siseo. Tímidamente, levanto la mirada y me doy cuenta


que me escuchó anoche. Mortificada, entierro mi rostro en mis manos.

Emma mandó a Edward a otra parte y la puerta principal se cierra


antes de que me guiñe un ojo y diga.

—Así se supone que tiene que ser el sexo… todo fuego artificiales y
rogar por más.

Sorbo mi café, todavía demasiado tímida para hablar. Mientras me


despierto, las cosas que hicimos anoche regresan a mí. Mis mejillas
estarán manchadas de rojo por el resto de mi vida. Como si supiera que
pensé en él, Cole aparece detrás de mí y besa mi mejilla.
—Buenos días, querida.

Emma nos observa con una expresión asombrada en su rostro.

—¿Qué? —pregunto, después de reírme con una risita de niña cuando


Cole pellizca mi trasero. Lo observo caminar a la cafetera, pensando en
todas las cosas que me hizo y preguntándome cuándo las puede hacer
de nuevo.

Em sacude su cabeza.

—Nada. Es sólo que no lo vi antes. Ustedes, locos, son perfectos el uno


para el otro. ¿Quién lo hubiera pensado? —Ella apoya su barbilla en su
mano y nos mira fijamente como si fuéramos criaturas del zoológico
tomando café en su cocina.

Le doy un golpe fuerte.

—Para. No es tan extraño.

—Te duplica la edad, y es todo lo que odias. Claro que es extraño. Y es


maravilloso, porque nunca te había visto antes tan feliz. Esperaba que 71
me dijeras que te arrepentías de anoche, no esto.

Sonrío y me aprieto contra los fuertes brazos de Cole. Su pecho está


desnudo, pero tiene sus jeans puestos. Mira a Emma y dice:

—¿Eres la que le dijo que se acostara con el chico? —Cole no dice el


nombre de Jesse.

—Sí, y era un buen plan para que te superara. —Em se encogió de


hombros—. Aunque parece que tu plan de aparecerte y deslumbrarla
funcionó mejor. —Toma un trago de café y coloca la taza en el
fregadero, y se dirige a la ducha.

Cuando el agua empieza a correr en el baño, Cole me empuja contra el


mostrador, manteniéndome en mi lugar con sus caderas. Se está
muriendo por hablarme de anoche.

—¿Te lastimé?
—No —contesté, sacudiendo mi cabeza, mirando sus ojos azules sin
fondo. Bajé mi voz a un susurro—, me gustó. Creo que soy un poquito
ninfómana.

Sonríe.

—Esa es mi chica.

***

Paso la próxima hora con Cole. Hablamos de mí y mi estudio, aunque


nunca evadí el hecho que abandoné mis estudios de postgrado y me
alejé de mi diploma. No quiero que piense que fue por él. Quiero
encontrar la manera adecuada de decirle en el momento apropiado.
Estamos sentados en la mesa y él está recostado, un brazo sobre el
respaldar de su silla, sonriéndome. Amo esa sonrisa.

—Ven a mi casa más tarde. —Él no está nervioso. Lo dice como una
orden, como si pudiera chasquear sus dedos y yo sólo aparecería.
Honestamente, después de anoche eso es todo lo que tomaría.
72
Inclinándome hacia adelante, bato mis pestañas hacia él.

—Suena bien para mí. —Luego, me estiro en mi silla mientras una


pregunta se forma en mi mente—. ¿Todavía tienes tu apartamento en
la ciudad?

Asiente. Las bromas ingeniosas se desinflan y se van.

—Sí, mi abogada está tratando de aferrarse al estudio y a mi casa.


Parece pensar que vale la pena pelear por ellos.

—Pero, ¿tú no piensas que vale la pena? —pregunto. Esto no tiene


sentido. Trabajó toda su vida para conseguir esto y por alguna razón
parece que está dejando a Sophia ganar sin pelear.

—No es tan fácil. —Se inclina hacia adelante. Su pecho desnudo me


estaba distrayendo antes, pero ahora no puedo apartar mi mirada de
sus ojos. Se ven obsesionados.

—Trata conmigo.
Los ojos de Cole se mueven para encontrarse con los míos. Sus labios
permanecen presionados, y luego decide. Lo veo destellar a través de
su rostro y su cuerpo se relaja un poco.

—Si entablo una demanda contra Sottero, invoca el derecho de mi


familia de revocar el uso de mi nombre. —Respira profundamente y
dice—: Básicamente, si peleo con Sottero, podría perder el derecho a
mi apellido.

Parpadeo rápidamente. No tiene sentido.

—No entiendo. ¿Estás básicamente apartándote y dejando que Sophia


te joda para que puedas mantener el apellido de gente que no
soportas? ¿Me estoy perdiendo de algo?

Cole se ve destrozado. Sus ojos se mueven de lado a lado y no me mira.


Sus cejas se juntan formando líneas de preocupación entre sus ojos.
Finalmente, dice:

—Es la única cosa que tengo, la única cosa que me dieron. Cortar mi
nombre es como perder un brazo. Podría hacerlo, pero no es la clase de 73
cosa para lo que me ofrecería como voluntario.

—¿Entonces qué, dejas que Sottero tome todo lo que tienes para que
puedas mantener tu nombre? ¿Luego qué?

Mira sus manos sobre la mesa. Su mirada se levanta para encontrar la


mía.

—Luego empiezo de nuevo. Lo hice antes. Puedo hacerlo de nuevo.

Por alguna razón esto me está enfureciendo. No va a luchar.

—Puedes hacerlo, pero no tienes que. Te amo Cole, y toma esto con eso
en mente, pero ¿por qué quieres mantener el apellido del hombre que
te repudió? ¿Cuál es el punto? Es un nombre. No es quién eres. —Su
columna se endereza y sé que he aterrizado en lo que lo está
deteniendo—. Cole, has forjado tu propio camino. No eres uno de ellos.
Deja el nombre ir.

—No puedo. Es mi pasado. Me hace recordar quién soy, de qué vine, y


hacia dónde voy. No puedo hacerlo. No puedo arriesgar perder mi
nombre. —La ira llena su voz. No sé si está tratando de convencerme o
convencerse a él.

Sonrío tristemente y coloco mis manos sobre las de él.

—Cualquier cosa que hagas, te apoyaré, pero considera esto. Si las


cosas van bien para nosotros, si el matrimonio alguna vez se convierte
en un camino por el que queramos ir, tomaría tu nombre sin dudarlo,
pero todavía sería Anna Lamore. Siempre seré yo, aunque el nombre se
haya ido. —Le sonrío tristemente, deseando que pudiera entender—.
Ese nombre pudo haber definido la primera parte de tu vida, pero no
tiene que definir la segunda. Eres quien decides ser. No un pedazo de
papel, o un grupo de palabras, llega a decidir esa parte. Esa parte
depende de ti.

Cole mira fijamente al frente y me pregunto si he dicho demasiado, si


he cruzado una línea, pero luego alcanza mi mano y me tira alrededor
de la mesa para sentarme en su regazo. Estoy usando mi albornoz y él
está usando jeans. Me aprieto contra su pecho y su mano presiona mi
cabeza contra su hombro. Respira profundamente y dice. 74

—Algunas veces da miedo qué tan bien puedes llegar a expresarte. Es


como si viste mi pasado, como si hubieras estado ahí o algo.

Decido contarle.

—¿Te acuerdas cómo te dije que estas cosas como que le habían
pasado a mi familia? —Asiente—. Le pasó a mi madre. Mi abuela no
quería a mi padre. No pensaba que fuera suficientemente bueno. Mamá
escapó con él. Ella perdió su herencia y su nombre. ¿Y sabes qué es
gracioso? Ni una vez me sentí mal por Ma. Sí, estábamos en bancarrota,
pero algunas cosas valen más que el dinero, ¿sabes? Y cuando las
encuentras, te aferras a ellas sin importar el costo.

Cole silenciosamente presiona un beso en mi sien.

—Me alegro de tenerte.

—Siempre me tendrás.
Traducido por LizC

Corregido por Jut

Nos quedamos así un rato más. Cole tiene que hacerse cargo de algunas
cosas con su abogado esta tarde, en preparación para el juicio a finales
de esta semana. Antes de irse, Cole me sonríe y se inclina cerca,
susurrando algo pícaro en mi oído. Cuando se retira hacia atrás ve mi
cara volverse rojo brillante mientras sonrío tímidamente.

Dios, lo amo.

Cole se va para su apartamento después de eso y tengo el lugar para mí


por unas horas. Me paso el día arreglándome para más tarde esta
noche. Después de pintar mis uñas, me recuesto en una tina caliente
75
lleno de burbujas, relajándome y sintiéndome feliz. Los recuerdos de la
noche anterior se despliegan a través de mi mente y yo lo permito. La
manera en que las manos de Cole se sintieron sobre mí, la forma en
que sus ojos irradiaron mi piel, todo lo que Cole hizo fue exactamente
lo que quería. Nunca había tenido un sueño erótico que me pusiera tan
excitada. Qué hubiera sucedido en la vida real era terriblemente
impresionante. Estuve a punto de soltar una risita al pensar sobre lo
que sucederá esta noche.

Espero que haya más miradas y burlas. Y, tal vez, a Cole no le


importará si las cosas se ponen un poco pervertidas.

Sonrío para mis adentros y cierro los ojos, apoyando mi cabeza contra
la bañera. Nunca he estado tan feliz, jamás. No creo en el destino, pero
eso es lo que parece. Cole y yo estamos destinados a estar juntos. Nada
puede mantenernos separados. Me asusta y asombra lo mucho que lo
amo. Pero decido que es una buena cosa. Me relajo, balanceando los
dedos de mis pies y hago estallar las burbujas de vez en cuando,
cuando escucho un ruido. Mi frente se frunce mientras me siento un
poco y escucho más atento. El agua goteando de mi cuerpo amortigua
el sonido de manera que no puedo escuchar mucho. No es un ruido
muy fuerte, así que no sé por qué me preocupa. Es el tipo de sonido
que un gato hacer cuando salta de un sofá y cae al suelo. Sin embargo,
no tenemos un gato, y todas las ventanas están cerradas. Por un
segundo, me parece una ardilla o algo que consiguió entrar, pero oigo
uñas rasgando en el suelo y pequeños pies correteando. Dando la
vuelta, cuelgo los brazos sobre el borde de la bañera y escucho. Me
siento tan inmóvil que la única cosa que puedo escuchar es mi latido.
Tal vez no es un animal.

—Em, ¿eres tú? —llamo, pero no hay respuesta. La sensación de que no


estoy sola no se desvanece. Trato de ignorarlo, borrar el manojo de
nervios de las últimas semanas, pero cuando me recuesto en las
burbujas, no me puedo relajar. La puerta del baño está cerrada, pero
no con llave. Siento un impulso loco de bloquearla y ocultarme. Echo
un vistazo alrededor y maldigo en silencio. Suelo dejar mi teléfono en
la encimera, pero está en la otra habitación. Mi aerosol de gas pimienta
está en mi bolso, al lado de mi cama en el suelo. No tengo nada aquí 76
para protegerme, salvo un rizador y un poco de laca.

¡Basta, Anna! Me reprendo. No hay nadie aquí.

En principio, me recuesto y me obligo a sentarme en la bañera durante


otros cinco minutos. No soy una niña pequeña asustada que no puede
quedarse sola en casa. Trato de cerrar los ojos, pero me asusta como el
infierno hacerlo. Todo mi cuerpo está cubierto de piel de gallina y
tiemblo como si alguien saliera de su tumba. Mi garganta se aprieta y
quiero gritar.

Me incorporo lentamente, tratando de no hacer ruido. Me siento


estúpida por reaccionar de esta manera. Cerré con llave la puerta
principal después que Cole se fuera. Las ventanas están cerradas. No
hay manera de que alguien se metiera dentro. Habría oído la puerta
siendo abierta. El sonido debe haber sido fuerte, pero no fue así. Fue
suave, como una pata golpeando en una alfombra.

Justo cuando decido levantarme, el piso fuera de la puerta del baño


cruje. Instintivamente, me pongo tensa. Mis ojos se abren a medida que
mi pulso salta en territorio de un ataque al corazón. Me quedo mirando
fijamente el espacio entre la parte inferior de la puerta y el piso… hay
una sombra. Alguien está allí de pie.

No me muevo. No respiro. Me siento allí en el agua enjabonada


esperando que Em toque. Tiene que ser ella. Tiene que serlo. Pero en
mi interior, sé que no es. Los pelos en mi nuca se elevan. Cada
centímetro de mis antebrazos está erizado con piel de gallina. Mi
garganta se seca. Siento que debería gritar, pero no puedo. No puedo
parpadear, no puedo tragar. Sólo me quedo mirando la sombra y
tiemblo. El sonido de una mano reposando en el picaporte resuena en
mis oídos.

Estoy esperando a que algo tenga sentido, esperando la voz de Emma,


pero nunca llega.

77
Los latidos del corazón de Anna
repiquetean en sus oídos mientras
se sienta desnuda en la bañera. El
agua del baño chapotea alrededor
de sus caderas desnudas, a pesar
de que intenta ponerse de pie sin
hacer ruido. Durante todo ese
tiempo, Anna pensó que alguien la
estaba siguiendo, pero cada vez
que ella se daba la vuelta no había
nadie allí. Los escalofríos que
subían por la espalda parecían una
tontería, pero no ahora. Ahora,
parece horrible.
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Cole se ha ido, Emma está en el trabajo y Anna está completamente
sola. Una sombra se oscurece en el espacio por debajo de la puerta. El
tintineo metálico de una mano tocando la perilla envía a Anna fuera de
su mente. Su pulso golpea en sus oídos, Anna no tiene otra opción más
que abrir la puerta del baño y encontrarse cara a cara con su acosador.

El volumen 5 es el último libro de la serie superventas SECRETS.


H.M. Ward es una autora
superventas del NEW YORK TIMES,
habiendo vendido más de 5 millones
de libros desde su debut en 2011.

Estos números uno según NEW


YORK TIMES, WALL STREET
JOURNAL, USA TODAY y Amazon
incluyen las series del escritor: THE
FERRO FAMILY: DAMAGED, THE ARRANGEMENT, y STRIPPED; así
como SCANDALOUS, TRYSTAN SCOTT, y SECRETS. Ward fue
presentada recientemente en Forbes, el Wall Street Journal y el
Washington Post.

Puedes interactuar con esta autora de éxito en:


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www.facebook.com/AuthorHMWard.
Moderadora
Lola Irina

Staff de traducción
flochi veroonoel IvanaTG

Lola Irina Rivery MaEx

Selene1987 Scarlet_danvers Shilo

magdys83 PatyNenu LizC

Debs Azulmort 80

Staff de corrección
LulaaMaddox

LadyPandora

Jut

Recopilación y revisión
LadyPandora

Diseño
Móninik
81

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