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Lesion Celular y Adpatcion
Lesion Celular y Adpatcion
Escuela de Medicina
Cambios vasculares
Profesora: Bachiller:
C.I 29.867.499
Inflamación crónica
La inflamación crónica se considera que es una inflamación de duración prolongada
(semanas o meses), en la que se pueden observar simultáneamente signos de
inflamación activa, de destrucción tisular y de intentos de curación. Aunque puede ser
la evolución de un cuadro de inflamación aguda, con frecuencia la inflamación crónica
se inicia de forma insidiosa como una respuesta solapada de baja intensidad, y a
menudo asintomática.
La inflamación crónica se observa en los siguientes procesos:
-Infecciones persistentes, producidas por ciertos microorganismos, como el bacilo de
la tuberculosis, el Treponema pallidum causante de la sífilis y algunos hongos. Estos
microorganismos presentan una patogenicidad baja e inducen una reacción
inmunitaria que se denomina hipersensibilidad retardada. A veces adopta patrón
histológico específico denominado reacción granulomatosa.
-Exposición prolongada a agentes potencialmente tóxicos, exógenos y endógenos,
Como ejemplos de estos se pueden citar los materiales inertes no degradables, como
las partículas de sílice que inhaladas durante un tiempo prolongado producen silicosis
(neuropatía inflamatoria). La aterosclerosis que se considera un proceso inflamatorio
crónico de la pared arterial inducido principalmente por componentes lipídicos
plasmáticos endógenos de carácter tóxico.
-Autoinmunidad, en ciertas afecciones, se producen reacciones inmunitarias contra
los propios tejidos de la persona que las padece, lo que se denominan enfermedades
autoinmunitarias. En estas los antígenos propios inducen la reacción inmunitaria que
se mantiene a sí misma y que da lugar a varios cuadros inflamatorios crónicos
comunes, como la artritis reumatoide, lupus eritematoso.
Manifestaciones sistémicas
Cuando se producen procesos como: una faringitis o una infección respiratoria
importante, el proceso se acompaña de manifestaciones sistémicas de la
inflamación aguda. La fiebre es una de las más prominentes, sobre todo cuando la
inflamación se acompaña de infección. La fiebre depende de señales humorales
procedentes del organismo. Está coordinada por el hipotálamo, e incluye una
amplia gama de respuestas endocrinas, autónomas y conductuales.
Esta reacción de fase aguda tiene los siguientes componentes:
-Endocrinometabólicos: Secreción de proteínas de fase aguda por el hígado (entre
ellas, proteína C reactiva (CRP), amiloidea sérico A (SAA), amiloidea sérico P (SAP),
complemento y proteínas de la coagulación): incremento en la producción de
glucocorticoides, que activan una respuesta frente al estrés: y disminución en la
secreción de vasopresina, con reducción del volumen de líquido corporal necesario
para mantener la temperatura.
-CRP. SAA y SAP: Son proteínas con una estructura exclusiva en disco pentagonal
que, de la misma manera que las colectinas descritas previamente, se unen a las
paredes de las células microbianas y pueden actuar como opsoninas y fijar
complemento. También se unen a la cromatina, facilitando posiblemente la
eliminación de los núcleos celulares necróticos. Su concentración en el suero
puede aumentar varios cientos de veces durante la inflamación. Sus efectos son
beneficiosos durante la inflamación aguda pero, pueden causar amiloidosis
secundaria en la inflamación crónica.
-Autónomos: una redirección del flujo sanguíneo desde el lecho cutáneo hasta los
lechos vasculares profundos, con objeto de minimizar la pérdida de calor a través
de la piel; incremento de la frecuencia del pulso y de la presión arterial, y
disminución de la sudación.
-Conductuales: temblor, escalofríos (en busca de calor) anorexia, somnolencia y
malestar.
La leucocitosis: Es una característica frecuente de las reacciones inflamatorias,
especialmente de las inducidas por infección bacteriana. El recuento leucocitario
suele ascender hasta 15 000 o 20 000 células/mL, aunque en ocasiones alcanza
niveles extraordinariamente altos, de 40 000 a 100 000 células/mL. Estas
elevaciones extremas se denominan reacciones leucemoides, debido a que son
similares a los recuentos leucocitarios que se obtienen en la leucemia. La
leucocitosis se debe inicialmente a la liberación acelerada de células a partir de la
reserva celular postmitótica de la médula ósea (efecto producido por IL-1 y TNF), y
se acompaña de un aumento en el número de neutrófilos más inmaduros en la
sangre (desviación a la izquierda). Sin embargo, la infección prolongada induce
también la proliferación de precursores en la médula ósea, debido al aumento en
la producción de CSF. La IL-1 y el FNT también son mediadores en esta
estimulación de la producción de CSF.
La mayor parte de las infecciones bacterianas inducen neutrofilia, aunque la
mononucleosis infecciosa, la parotiditis y la rubéola son excepciones y evolucionan
con leucocitosis, debido al aumento absoluto en el número de linfocitos
(linfocitosis). En otro grupo de enfermedades, en el que se incluyen el asma
bronquial, la fiebre del heno y las infestaciones parasitarias, se puede observar un
incremento en el número absoluto de eosinófilos, lo que constituye la eosinofilia
Ciertas infecciones (fiebre tifoidea e infecciones producidas por virus, rickettsias y
ciertos protozoos) cursan con una disminución del número de leucocitos
circulantes (leucopenia).
La leucopenia: También se puede observar en las infecciones que superan toda
capacidad de defensa de los pacientes ya debilitados por cáncer diseminado o
tuberculosis fuera de control.
La disminución en la renovación fisiológica: Para que las células se regeneren es
necesario que existan las células madres.
-Reparación o restitución, consiste en el restablecimiento más o menos completo
de la estructura y función de los tejidos dañados por heridas, traumatismos,
infección y otras formas de lesión.
Formas del proceso reparativo
1. La regeneración o sustitución de las células lesionadas por otras de la
misma clase. Se efectúa a expensas del parénquima del órgano lesionado,
algo parecido a la renovación fisiológica a veces sin que queden huellas
residuales de la lesión anterior.
2. La cicatrización, la cual comienza cuando se establece la lesión y termina
con el restablecimiento de la continuidad anatómica de los tejidos, y
consiste en el depósito de sustancias extracelulares, propias del tejido
conjuntivo (fibras colágenas, elásticas y sustancia fundamental), llamada
fibroplasia o fibrosis y deja una cicatriz permanente.
La cicatrización por segunda intención se acompaña de un tercer proceso, la contracción;
este se observa en las lesiones de la piel, cuando hay pérdida extensa de epitelio, y
consiste en la aproximación progresiva de los bordes de la herida, por lo que disminuye el
defecto que debe llenar la cicatriz.
Bibliografía
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Ross M, Paulina W. Histología. Texto y Atlas color con biología celular y molecular. Editorial Médica
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