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Erich Fromm

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La patología
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J. Maisonneuve - Psicología social
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A. Montagu - ¿Qué es el hombre?
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77. G. Bachelard - Fragmentos de una poética del fuego
78. P. Veyne y otros - Sobre e l individuo
79. S. Fuzeau-Braesch - Introducción a la astrología
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82. A. Moles - El kitsch
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84. A. Dal Lago y P. A. Rovatti - Elogio del pudor
85. G. Vattimo - Ética de la interpretación
86. E. Fromm - Del tener al ser
87. L.-V. Thomas - La muerte
88. J.-P. Vernant - Los orígenes del pensamiento griego
89. E. Fromm - Lo inconsciente social
90. J. Brun - Aristóteles y el Liceo
91. J. Brun - Platón y la Academia
92. M. Gardner - El ordenador como científico
93. M. Gardner - Crónicas marcianas
94. E. Fromm - Ética y política ediciones
95.
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P. Grimal - La vida en la Roma antigua
E. Fromm - El arte de escuchar PAIDOS
97. E. Fromm - La patología de la normalidad B arcelona
100. C. Losilla - El cine de terror B u en o s A ires
101. J. Bassa y R. Frelxas - El cine de ciencia ficción M éxico
102. J. E. Monterde - Veinte años de cine español (1973-1992)
104. C. Wlssler - Los indios de los Estados Unidos de América
105. E. Gellner - Posmodemismo, razón y religión
-j T S U M A R I O
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i íJuIo original: Die P alologie d e r Norm alitát. Z u r W issenchaít vom M enschem
Publicado en alemán por Beltz Veriag, Weinheim y Basilea JRO-&D, ____
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!ACT. ho..J&2£LJ>Q
Traducción de Eloy Fuente Herrero

Cubierta de Mario Eskenazi


Prólogo .............. .................................. : ..................... 11

Editorial Paidós Mexicana, S.A. í. PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD DEL


Rubén Darío 118 HOMBRE ACTUAL (CUATRO LECCIONES
Col. Moderna C.P. 03510
Tels. 579-59-22 y 579-51-18 de 1953) ................ n
Fax. 590-43-61 1. La salud mental en el mundo moderno . . . . 17
a) Qué” es la sálúd niéntal : f . . .......... Í7
b) Características de la sociedad moderna . 25
México, 1995
c) ’ Los condicionamientos deí hombre y las ne­
cesidades psíquicas ............... 30
© 1991 by the Estate oí Erich Fromm d) La salud psíquica y la necesidad dé réligión 32
© 1991 by Rainer Funk para el prólogo 2. Aspectos del problema del sentido en la cultu­
© de todas las ediciones en castellano, ra áctúal . . . J ....................... ........... . . . 36
Ediciones Paidós Ibérica, S.A.,
a) La falta de religiosidad_____. . . . . . . . . 36
Mariano Cubí, 92 - 08021 Barcelona
y Editorial Paidós, SAICF, b) El sentido del trabajo ................... ........ 42
Defensa, 599, Buenos Aires c) Prodüfcir y consumir ....................... . 47
d) La felicidad y la seguridad . t.................. 52
3. La enajenación, enfermedad del hombre actual 55
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita da los titulares del "Copyright', a) La abstracción y la enajenación de las co­
bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra
por cualquier método o procedimiento, comprendidos la reprografia y el tratamiento
sas .................................. 55
informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos. b) La enajenación en la consideración de las
personas ............. 60
ISBN: 968-853-269-X c) La enajenación en el lenguaje............... 63
d) La enajenación del sentimiento en la sensi-
IMPRESO EN MEXICO - PR1NTED IN MEXICO . blería ............................................ . . . : . . . 66
8 P A T O L O G ÍA ^ LA NORMALIDAD s u m a r io ' 9

e) La relación con el mundo como manifesta- - IV. EL HOMBRE, ¿ES PEREZOSO POR NATU­
ción de salud psíquica......................... . . 70 RALEZA? (1974) .............................................. • 131
f) La enajenación y el aburrimiento .como mar 1. El axioma de la pereza innata del hombre . 131
nifestaciones de la enfermedad psíquica . 71 a) Aspectos socioeconómicos del axioma .. 131
g) La enajenación en la política................. 73 b) Aspectos del axioma inmanentes a la cien­
h) La enajenación del pensamiento y de la cien­ cia .............................................................. 136
cia ........................................................... . 77 c) El axioma y la idea actual del trabajo .. 137
i) La enajenación en el a m o r..................... 81 2. Argumentos contra el axiom a..................... 143
4. Hacia la superación de una sociedad enferma . 83 a) Los datos neurológicos ........................... 143
a) La idea del socialismo y sus desfiguraciones 83 b) Los datos de experimentos con animales 15 i
.. b) Medidas necesarias ..................... ............. 92 c) Los datos de los experimentos de psicolo­
* - J - . .. ’ , ,• f f; * gía social ........... 155
II. IDEA DE LA SALUD MENTAL (CONFEREN­ d) La creatividad del s u e ñ o ......................... 163
CIA DE 1962) 99 e) Datos de la observación de bebés y niños pe­
1. La idea orientada a la sociedad y.predominan­ queños ..................... 170
te en la medicina ...... ............ ........... ........ 99 f) Ideas psicológicas ..................................... 173
2. La salud mental y el pensamiento evolucionis­
ta . . . . . . . . . . . ^ V ! . . . . . . . . . ^ . . . . . . ^ . . . . 102 Bibliografía.................................. 179
3. Mi idea déla salud mental ante~las enfermeda­ índice analítico .................................. .............; ___ 189
des mentales de la sociedad actual ............ 104
a) El narcisismo y. su superación.................. 105
b) La enajenación y su superación 112
c) La necro filia y su superación ________ 115
d) El condicionamiento social de la salud men­
tal ............................................... ii9

III. LA CIENCIA HUMANISTA DEL HOMBRE


(1957)........' .................................................. 121
Consideraciones preliminares . . . . . . . . . . .......... 121
Fines generales >....... 123
Fines especiales ........................................ 125
Observaciones generales ....................................... 128
PRÓLOGO

A comienzos de los años cincuenta, Erich Fromm empezó


a prestar cada vez más atención, al asunto de si, en.la presen­
te sociedad industrial, el hombre sigue estando mentalmente
sano, y aprovechó varias invitaciones a pronunciar conferen­
cias y lecciones para hablar sobre este tema., Su nuevo enfo­
que sociopsicológico le facilitó especialmente el desarrollo del
método psicoanalítico hacia una amplia crítica de la patolo­
gía del hombre «normal», socialmente adaptado. Así, some­
tería a un-análisis radical los difundidos afanes pasionales que
dominan la conducta en la sociedad, determinando la idea
de la normalidad. Fromm viene a responder de una manera
distinta y muy fecunda a la pregunta de qué es realmente bue­
no para la salud, mental y qué hace enfermar al hombre.
Así, quiere relacionar los afanes, pasionales que determi­
nan la conducta con las exigencias económicas y sociales para
poder entender los rasgos de carácter especialmente difundi­
dos en una sociedad .como consecuencia de un proceso de
adaptación ala respectiva situación socioeconómica. Este mé­
todo lo llevó a descubrir durante los años treinta el carácter
social autoritario, a finales de los años cuarenta el carácter de
mercado y, a principios de los años sesenta, el carácter social
necrofílico. , •
Analizando los métodos actuales de producción y las
adaptaciones psíquicas con las que el hombre trata de satis­
facer las exigencias del trabajo actual, vemos que se le piden
actitudes y afanes (rasgos de carácter social) que lo enferman
12 PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD

prólogo ■v 13
psíquicamente. Lo bueno para el funcionamiento del actual
régimen económico resulta ser nocivo para la conservación idea del hombre; por otra parte, reláciona las conclusiones
de la salud mental del hombre. Lo que hace a uno tener éxito de las disciplinas científicas más diversas con sus ideas de la
en esta sociedad se descubre, visto de cerca, como algo que salud mental/ basadas en una ¡dea humanista del hombre.
atenta a su salud mental. Por eso, lo normal debe soportar Las cuatro lecciones sobre la «Patología de la normali-
la sospecha de ser manifestación de una evolución morbosa. dád del hombre actual», que publicamos ahora por primera
Fromm estudia la patología de la normalidad señalando vez, las dictó Fromm el 26 y 28 de enero y el 2 y 4 de febrero
las repercusiones patógenas que tiene para el hombre la eco­ de 1953 en la New School for Social Research de Nueva York.
nomía de mercado. En el núcleo de este padecimiento de lo En esta institución Fromm ya dictaba lecciones y seminarios
normal se encuentra la creciente incapacidad del hombre para désde 1941 sobre temas que, durante un lapso de casi veinte
relacionarse por sí mismo con la realidad. Fromm desarrolla años, reflejan su interés por determinadas cuestiones del mo­
un concepto clínico de la enajenación y muestra sus variados mento. A partir de 1950 vivió en México, donde pudo tener
fenómenos y consecuencias. La consecuencia más importan­ la necesaria distancia cultural para observar críticamente la
te se refiere a una nueva idea del hombre y de su salud men­ sociedad industrial estadounidense. Al final de una conferen­
tal, ideas que desembocan en la reclamación programática de cia sobre «La contribución de las ciencias sociales a la teoría
una ciencia humanista del hombre. de la salud mental», que pronunció el 11 de diciembre de 1951
El presente volumen reúne escritos, a primera vista, muy en el IV Congreso Internacional de Salud Mental de México,
dispares: en la primera parte, cuatro lecciones de 1953 y una y en la que muestra por primera vez, en el concepto de la sa­
conferencia de 1962, conservadas en transcripción de cinta lud mental, su interés por la relación entre la sociedad y la
magnetofónica y que reproducen la palabra hablada. Se tra­ mente humana, describe México como un país moderno,
ta en ellas de la salud mental y de la patología de la normali­ «pero en el que sigue viva una antigua cultura tradicional,
dad predominante en el momento. La segunda parte trata de una cultura en la que el hombre puede permitirse todavía ser
la nueva ciencia del hombre derivada de la patología de la “ perezoso”, porque es capaz de gozar de la vida; una cultura
cultura presente, y es un breve escrito programático de 1957, en la que el carpintero goza todavía al hacer una buena silla,
por el que Fromm quería fundar un «Instituto de la Ciencia y no se pone sólo a producirla con rapidez y ansia de benefi­
del Hombre», así como un extenso artículo científico sobre cio; una cultura en la que todavía hay campesinos que, en vez
el axioma de que el hombre es perezoso por naturaleza. Pre­ de más dinero, quieren tener más tiempo libre» (E. Fromm,
cisamente este artículo, de 1973 y 1974, puede ilustrar cómo 1952a, pág. 42).
trata Fromm de eludir la patología de la normalidad en el Las cuatro lecciones que dictó Fromm en 1953 en la New
terreno científico. Resuelve esta cuestión, poruña parte, inter­ School for Social Research se anunciaban en el programa del
disciplinariamente, sometiendo a una observación de conjunto curso bajo el título «Mental Health in the Modern World».
las conclusiones de las ciencias más diversas, y su importan­ Se basan en el análisis que hizo de la orientación al mercado
cia a un juicio crítico-ideológico basado en su presupuesta en su libro Ética y psicoanálisis, aparecido en 1947, pero ex­
plican mucho más extensamente la psicodinámica del proce-
14 PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD PRÓLOGO 15

so de enajenación en la economía de mercado. El que no se ria de la humanidad» porque es una «crisis de la vida mis­
vea ya como algo anormal la anulación y la depreciación del ma» (E. Fromm, 1970g, pág. 229).
sujeto y la dependencia del mercado no es más que un indi­ Fromm estaba convencido de que nuestro futuro depen­
cio de lo que Fromm viene finalmente en llamar «patología de decisivamente de si la conciencia de la crisis actual podrá
de la normalidad» en su libro Psicoanálisis de la sociedad con­ mover a los hombres más capaces a ponerse al servicio de una
temporánea (1955a). ciencia del hombre que vuelva a hacer de éste el centro de
La conferencia sobre la «Idea de la salud mental», publi­ su interés. Las enfermedades mentales de la sociedad actual
cada por vez primera en el segundo capítulo de este volumen, no podrán superarse sino mediante esfuerzos concertados.
fue pronunciada por Fromm el 1 de diciembre de 1962 con Esta idea suya de una ciencia humanista del hombre no que­
ocasión de un Seminario Latinoamericano de Salud Mental, da en ningún lugar tan clara, y al mismo tiempo tan concre­
celebrado en Cuernavaca (México) por la Organización Pa­ ta, como en un breve escrito programático titulado «Institu-
namericana de la Salud, un órgano regional de la Organiza­ te for the Science of Man», que redactó en 1957. A sugerencia
ción Mundial de;la Salud. La transcripción en cinta magne­ de la publicista Ruth Nanda Anshen, Fromm persiguió por
tofónica de esta conferencia, titulada «The Concept of Mental un tiempo la idea de fundar un instituto propio, que debería
Health», fue corregida por Erich Fromm, pero no se publi­ consagrarse a un ideal humanista de la ciencia. Que este ins­
có. Sin embargo, es importante por varios motivos: en ella tituto no llegase a fundarse nunca no merma en nada el va­
se documenta por primera vez el descubrimiento de Fromm lor de sus ideas sobre una ciencia humanista del hombre.
de la necrofilia (no publicado por él hasta dos años des­ Finalmente, este volumen presenta el trabajo «El hombre,
pués, en su libro El corazón del hombre, Í964a); por primera ¿es perezoso por naturaleza?». Partes del original se redacta­
vez Fromm habla del narcisismo como de una enfermedad ron ya en relación con el libro Anatomía de la destructividad
mental de la, sociedad presente; y finalmente, entiende tam­ humana (1973a); el trabajo, corregido a lo largo de 1974, iba
bién la enajenación, del mismo modo que ya la entendía én a ser la primera parte de un nuevo libro al que ya en una car­
las lecciones de 1953, cómo un fenómeno pertinente a la ta de finales de octubre de 1973 Fromm daba el título provi­
clínica. . sional de «Ser o tener». El hecho de que finalmente no in­
Pero también hay una clara diferencia entre la conferen­ cluyese este trabajo en el libro ¿Tener o ser? (1976a) pudo
cia de 1962 y las lecciones de 1953: la estimación fundamen­ deberse a que habría hecho al libro salirse de sus límites. Así,
tal de Fromm de la economía de mercado y su seguridad en damos a conocer ahora por primera vez el escrito «Is man
poder superar los aspectos patógenos de esta misma econo­ lazy by nature?», del mismo modo que publicábamos en la
mía (como señalan claramente las lecciones de 1953) ceden obra postuma Del tener al ser (1989a), quince años después
al escepticismo, en vista del creciente narcisismo social y de de su redacción, el capítulo sobre los «Pasos hacia el ser»,
la necrofilia; escepticismo que siguió aumentando en los años extraído también del original.
posteriores, de modo que Fromm habla en 1970 de una «cri­ La cuestión de si el hombre es perezoso por naturaleza,
sis de la sociedad del presente», que «es singular en la histo­ considerándolo atentamente, se nos revela como esencial en
16 PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD

el pensamiento de Fromm, a la vez que aborda el problema I


decisivo del presente: si puede superarse la actual crisis de la PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD
humanidad. En su tercera lección de 1953, deja bien claro que DEL HOMBRE ACTUAL
!a relación razonable y amatoria con la realidad no sólo es (Cuatro lecciones de 1953)
el criterio decisivo sobre la salud mental, sino que también
representa una fuente independiente de energía psíquica, la
cual, sin embargo, amenaza con secarse por el efecto enaje­
nante de la economía de mercado. La patología de la norma­ 1. La salud mental en el mundo moderno
lidad debe entenderse como la creciente incapacidad del hom­ (Primera Iécción)
bre de relacionarse activamente por sí mismo con la realidad.
Precisamente de esto se trata cuando nos preguntamos si el
hombre es por naturaleza perezoso y pasivo. ¿Necesita el hom­ a) Qué es la salud mental
bre unos estímulos para vérse movido a tratar activamente
con la realidad, o le es inherente un afán de actividad y de La cuestión de qué es, en la sociedad presente, la salud
relación con la realidad7 Fromm busca datos en varias cien­ mental puede abordarse de dos maneras, una estadística y otra
cias, sobre todo en la neurofísiología, para demostrar su idea analítica, cualitativa.
de que el hombre tiene en principio la capacidad de activi­ El enfoque estadístico es muy simple, y se puede hablar
dad espontánea, y de que tanto el desarrollo psíquico como de él brevemente: se pregunta por los gastos de la sociedad
la salud mental son manifestación directa de este interés acti­ moderna en sanidad mental. Pues bien, las estadísticas de es­
vo por la realidad, radicado en sí mismo, de manera que las tos gastos no son precisamente halagüeñas. Nos dicen que
ideas, científicas contrarias, en realidad, hacen el juego a la en Estados Unidos se gastan unos mil millones de dólares al
patología de la normalidad. año en asistencia psiquiátrica y que aproximadamente la mi­
Todos los textos de este volumen, en su edición original, tad de las camas hospitalarias están ocupadas por enfermos
han sido traducidos del inglés. Debo a Elfrun Rebstock el bo­ mentales. Y tales estadísticas son aún menos halagüeñas, y
rrador de traducción del escrito de 1974. La subdivisión y to­ algo desconcertantes, e incluso significativas, examinando los
dos los epígrafes son míos, con excepción del capítulo «La datos de Europa. Vemos aquí que los países quizá más equi­
ciencia hunmanista del hombre». Por lo demás, tanto las adi- librados, anclados en la seguridad burguesa, como Suiza, Sue­
cioríes como las omisiones editoriales se indican entre cor­ cia, Dinamarca y Finlandia, son los países que tienen la peor
chetes. salud mental, es decir, muchísimos más casos de esquizofre­
nia, suicidios, alcoholismo y homicidios que los demás paí­
Tubinga, julio de 1991 ses europeos.
R a in e r F u n k En este sentido, la estadística plantea un problema. ¿Qué
significa que estos países europeos, con un éxito social y cul­
18 PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL LA SALUD MENTAL EN EL MUNDO MODERNO 19

tural que parece ser exactamente el ideal de los Estados Uni­ lud mental con la cultura en un momento preciso, sino que
dos, el ideal al que aspiramos, esa próspera vida burguesa, debemos comprender las consecuencias: qué factores del desa­
basada en una gran seguridad económica... qué significa que rrollo y de la estructura de nuestra cultura contribuyen a la sa­
el estado de la sanidad psiquiátrica en esos países parezca de­ lud mental y qué factores contribuyen a la enfermedad mental.
mostrar que tal forma de vida no conduce a la salud mental, Al preguntarnos qué entendemos por salud mental, he­
o a la felicidad, como habíamos creído siempre? mos de distinguir entre dos conceptos fundamentales, que si­
Pero si hay muchas enfermedades mentales en Europa y guen siendo corrientes y a menudo no se los distingue bien,
Estados Unidos, también pueden decirse muchas cosas bue­ aunque la diferencia está bastante clara. Uno es un concepto
nas sobre la otra cara de la moneda. La asistencia psiquiátri­ social, relativista, que corresponde al estado de ánimo de la
ca se extiende cada vez más. Seguimos nuevos métodos. Hay mayoría de la sociedad. Es algo así como la definición de in­
un movimiento pro higiene mental en Europa y Estados Uni­ teligencia: la inteligencia es lo que mide una prueba psicoló­
dos. Y así, en realidad no sabemos si las estadísticas reflejan gica de inteligencia. Desde este punto de vista, la salud men­
simplemente un número mayor de enfermedades mentales, tal es la adaptación a las formas de vida dé una sociedad
o sólo indirectamente la mejora de la asistencia psiquiátrica, determinada, sin importar para nada si tal sociedad está cuer­
es decir, si el perfeccionamiento de los métodos, ia mayor pre­ da o loca. Lo único que importa es si uno se ha adaptado.
cisión de las observaciones y el aumento de las instalaciones Muchos de ustedes conocerán el relato de H. G. Wells
sanitarias están provocando que, al permitirnos reconocer me­ (1925) The Country o f íhe Blind: un joven se extravía en Ma-
jor quién está enfermo mentalmente, empeoren las estadísti­ laisia y se topa con una tribu de ciegos de nacimiento. Todos
cas; si las estadísticas no serían mejores en caso de que pres­ son ciegos desde hace muchas generaciones. Pero él ve, y ésa
tásemos menos atención a la salud y a la enfermedad mental. es su mala suerte, porque todos son muy recelosos y tienen
Creo que al examinar las estadísticas y las dos caras de la mo­ sabios médicos que diagnostican su enfermedad como una
neda nos quedamos tan perplejos como antes. Como ocurre extraña e inaudita perturbación de su rostro, que le provoca
casi siempre, no sabemos qué hay detrás de los números cuan­ toda clase de fenómenos curiosos y patológicos: «Esas pro­
do atendemos sólo a las estadísticas. tuberancias nocivas que él llama ojos y que en los seres per­
Por eso, en estas cuatro lecciones no vamos a tratar del fectos sólo existen para ahondar una bella depresión en la
aspecto estadístico, sino del aspecto cualitativo, y empezare­ cara, las tiene... tan enfermas, que la dolencia le ha penetra­
mos preguntándonos qué entendemos por salud mental y por do hasta los sesos. Reparad en que están enormemente dis­
enfermedad mental, qué es eso y cómo debemos abordarlo. tendidas, tienen una doble fila de pelos y además se abren
Después, veremos cómo se relacionan los datos de la salud y se mueven. No es preciso añadir más para demostraros cómo
su cerebro ha de estar en un estado fluctuante entre la irrita­
mental y de la enfermedad mental, según las entendemos, con
ción y el idiotismo sin parar nunca en el fiel de la sensatez».1
la estructura particular de nuestra cultura en este año con­
creto de 1953. Porque, si vamos a hablar de la salud mental
1. H. G. Wells, E l país de los ciegos y otras narraciones, Madrid, Ate­
en la cultura contemporánea, no sólo hemos de cotejar la sa­ nea, 1919, págs. 73-74.
LA SALUD MENTAL EN EL MUNDO MODERNO 21
20 PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL

Iativista, para la cual, en primer lugar, «no se puede hacer


Se enamora de una chica y el padre es reacio, pero finalmen­ ninguna afirmación que sea válida objetivamente». Lo bue­
te permite la boda a condición de que el joven se someta a no y lo malo es cuestión de opiniones. En lo esencial, no ha­
una operación. Y antes de que lo dejen ciego, escapa. cen sino manifestar lo que se hace y se prefiere en una cultu­
Tiene gracia este relato, porque nos hace ver sencillamen­ ra, y no en otras. Lo que en una cultura gusta hacer a la gente
te qué es lo que pensamos más o menos todos nosotros cuan­ lo llaman bueno y, lo que no le gusta, lo llaman malo. Pero
do sé trata de qué es normal y qué no es normal, de quién en eso no hay nada de objetivo. Es sólo cuestión de gustos.
está sano y quién está enfermo desde el punto de vista de la En contra de este punto de vista hay otro, que he explica­
teoría de la adaptación. Se da por entendido que: 1) toda so­ do más detalladamente en mi libro Ética y psicoanálisis
ciedad es normal; 2) enfermo mental es el que se desvía del (E. Fromm, 1947a), para el cual hay, efectivamente, juicios
tipo de personalidad favorecido por la sociedad; y 3) la sani­ que tienen validez objetiva, que no son cuestión de gusto ni
dad psiquiátrica y psicoterapéutica persigue el objetivo de materia de opinión, del mismo modo que el médico o el fi­
adaptar a cada uno al nivel del hombre medio, sin preocu­ siólogo, que suponen que vivir es mejor que morir, o que la
parse de que este hombre medio sea o no sea ciego. Sólo cuen­ vida es mejor que la muerte, pueden hacer la afirmación ob­
ta que no esté adaptado y no perturbe el tejido social. jetivamente válida de que este alimento es mejor que el otro,
Esta teoría de la adaptación tiene algunos elementos típi­ de que esta clase de atmósfera o de reposo, o esta cantidad
cos. Por ejemplo, creemos que nuestra familia, nuestra na­ de sueño, es mejor que aquella otra. Una cosa es buena para
ción o nuestra raza son normales, mientras que la forma de la salud y la otra es mala; lo que no se refiere sólo al cuerpo,
vida de los demás no es normal. Esto nos lo aclarará más aún sino también a la mente.
una anécdota. Va un hombre al médico y empieza a hablarle También podemos formarnos juicios objetivamente váli­
de sus síntomas: «Bueno, lo que me pasa es que todas las ma­ dos sobre lo que es bueno y malo para nuestra mente, basa­
ñanas, después de ducharme y vomitar...». El médico lo in­ dos en el conocimiento que tenemos de ella y de las leyes que
terrumpe: «Pero, ¿qué me dice?, ¿que vomita usted todas las la rigen. Aunque, en realidad, la conocemos muy poco. Qui­
mañanas?». A lo que el paciente contesta: «¡Claro!, ¿no lo zá sepamos más de vitaminas y de calorías que de lo que es
hacen todos?». Esta anécdota es divertida, porque se refiere necesario para que nuestra mente viva con normalidad. Ade­
a una actitud que compartimos más o menos todos nosotros. más, en cuanto a las vitaminas y las calorías, también las mo­
Quizá sepamos que otros tienen también algunas de nuestras das cambian, como todos hemos visto, y no sé si tomándo­
rarezas, pero no sabemos que muchos rasgos de los que cree­ nos más en serio nuestra mente no descubriríamos que
mos comunes a toda la humanidad no son en realidad uni­ sabemos de ella mucho más de lo que creemos, con sólo pres­
versales, sino propios únicamente de nuestra familia, de nues­ tarle un poco de atención.
tro país o de Occidente. Por otra parte, no es tan arbitrario como suena ese relati- _
Pero no se trata sólo de esta idea provinciana, de creer vismo sociológico que afirma que lo necesario para la exis­
que nuestra forma de ser es normal y de educarnos, sino que tencia y supervivencia de una sociedad es también bueno en
esto también implica una filosofía, que podríamos llamar re-
22 PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL LA SALUD MENTAL EN EL MUNDO MODERNO 23

sí mismo. En efecto, desde el punto de vista de cualquier so­ mo. Si en la sociedad de los cavernícolas hubiesen existido
ciedad, sería difícil comprender que no tomase esta postura, sólo conformistas, está claro que todavía seríamos caverní­
porque una sociedad de estructura determinada puede exis­ colas e incluso caníbales.
tir sólo en tanto sus miembros adopten una actitud que ga­ Me parece que la evolución de la humanidad depende de
rantice su buen funcionamiento. Y uno de los mayores em­ cierto grado de conformismo y de cierto grado y voluntad de
peños de toda sociedad, de sus instituciones culturales, sus rebeldía; y que, no sólo para la marcha del progreso, sino in­
instituciones educativas, sus ideas religiosas, etc., es formar cluso para la supervivencia de cualquier sociedad humana,
un tipo de personalidad que quiera hacer lo que debe hacer, el inconformismo es tan importante para la sociedad como
que no sólo esté dispuesto, sino que ansíe cumplir el papel cierto grado de conformismo y voluntad de adaptarse a las
que tal sociedad le pide para poder funcionar bien. reglas del juego de la vida en ella.
Pensemos en una sociedad belicosa y predatoria. La fun­ Por último, entre las diversas ideas que hacen identificar
ción de sus miembros e^s guerrear, conquistar, agredir, robar lo normal con lo adaptado, o la salud con la adaptación, hay
y matar. Si en ella hubiese un tipo parecido a Fernando el otra postura que, me temo, es casi sólo una justificación. Es
Toro [personaje de cuento infantil, aficionado a las flores del la de decir: «No, yo no soy relativista. Yo no digo que cada
campo y poco apto para la lucha], resultaría ser bastante inútil sociedad vive de acuerdo con lo que es normal, y bueno, y
para la guerra y no podría dar continuidad a su estructura sano, pero sí es verdad que nuestra sociedad, la sociedad esta­
social, que, al fin y al cabo, no es consecuencia de una op­ dounidense de 1953, la forma de vida estadounidense, resulta
ción arbitraria, sino que se debe a muchas condiciones histó­ que es el fin y el cumplimiento de todos los anhelos huma­
ricas reales en las que funciona esa sociedad, y que no pue­ nos. Es la forma en que vive la gente normal. Y si otras so­
den modificarse tan fácilmente. O pensemos, en cambio, que ciedades anteriores, o las de hasta hace ciento cincuenta años,
en una sociedad agraria, cooperante, hubiese un tipo belico­ eran atrasadas, quizá anormales, y hacían cosas que no esta­
so. Sería igual de perturbado. También lo considerarían en­ ban bien, nosotros hemos llegado a un punto en que la base
fermo. Y si hubiese muchos como él, representarían una ame­ de nuestra vida, de nuestra sociedad, coincide con lo que desde
naza para el buen funcionamiento de su sociedad. un punto de vista objetivo, no relativista, debe llamarse nor­
Podría opinarse que toda sociedad viva tiene un interés mal y sano». En realidad, éste es un punto de vista muy peli­
legítimo y absoluto en cierto grado de conformidad, un inte­ groso, porque, aun pareciendo tan objetivo, aun pareciendo
rés al servicio de la supervivencia de esa sociedad, que ha de tan diferente a una postura sociológica relativista, verdade­
cumplir con su propia estructura y su personalidad social. Lo ramente no es más que otra manera de justificar lo mismo
que ocurre realmente es que se insiste demasiado en esta con­ sin decirlo igual. Voy a dedicar un poco de tiempo a demos­
formidad. Desde luego, en este año de 1953 no hará falta que trar que, si hay muchas cosas buenas en nuestra sociedad, mu­
yo insista en la conformidad. Lo que sí hace falta es afirmar chas cosas de las que poder enorgullecemos, es por lo menos
un poco más que la supervivencia de la sociedad, al menos muy discutible que nuestra actual forma de vida nos conduzca
de la sociedad moderna, depende también del inconformis­ más bien a la salud mental o a la enfermedad mental.
24 rATOW OÍA DR LA NORMALIDAD DEL HOMBRE actual LA SALUD MENTAL EN EL MUNDO MODERNO 25

oí En estas lecciones quiero analizar más concretamente qué lioso, cuando todo el mundo sabe que no es bueno decir que
consecuencias tiene para el hombre nuestra forma de vida, yo soy maravilloso? Si voy por ahí diciendo a todo el que quie­
la forma de organización de nuestra sociedad, nuestra forma ra escucharme que yo soy un tío magnífico, todo el mundo
de organización política; qué consecuencias tiene para nues­ pensará que soy un tipo bastante raro y no me respetarán de­
tra salud mental, en qué medida lleva a la enfermedad men­ masiado; pero si digo que mi pueblo es magnífico, creerán
tal y cuáles pueden ser las reacciones y las posibilidades de que soy muy sensato y, además, bueno. Sin embargo, se trata
continuar, de mejorar lo bueno y hacer que desaparezca lo de la misma clase de egoísmo y la misma falta de amor ver­
malo. dadero el hecho de satisfacerse afirmando tales cosas sin que­
Ya sé que en este año de 1953 las cosas se juzgan con mu­ rer ver los defectos ni corregirlos.
cha pasión. Por una parte, oímos unas críticas a los Estados
Unidos, aunque en realidad sólo las hacen los estalinistas, di­
ciendo que todo el mundo se muere de hambre en este país, b) Características de la sociedad moderna
que no hay nada bueno y todo es malo. Bueno, es una clase
de crítica que no debe preocuparnos demasiado, al menos des­ Antes de entrar en la cuestión concreta de la salud men­
de un punto de vista objetivo, porque es simplemente una tal en la sociedad contemporánea, veamos brevemente cuá­
mentira. Creo que el mundo en que vivimos es uno de los les son sus principios y actitudes fundamentales.
mejores que el género humano haya creado nunca. Lo cual El primer principio del mundo occidental moderno se for­
no es decir demasiado, porque hasta ahora el género huma­ mula cuando el individuo sale del grupo al que pertenecía de
no no ha creado tantos mundos buenos, y tengo mucho que modo fijo y preestablecido, en el que debía vivir y adaptarse.
criticarle, al menos observando lo que pasa. Sin embargo, ésta Sale de él como individuo y deja de ser miembro de una so­
es mi primera reacción cuando oigo decir cosas tan tremen­ ciedad estática, como lo fue durante muchos siglos la socie­
das. Si sabemos lo que ha ocurrido en el mundo los cinco dad feudal de la Edad Media. En cierto sentido, esto es lo
o seis mil años pasados, me parece que, a pesar de todo, éste que llamamos individualismo, o libertad del hombre moder­
es uno de los mejores experimentos que se han hecho hasta no, frente a la posición fija, la posición estática del hombre
ahora y, con todos sus enormes defectos, nos da esperanzas medieval, que era sobre todo miembro de un grupo y, por el
de un progreso muy positivo, a condición de que sepamos ver mismo carácter de esa estructura, nunca dejaba de ser miem­
lo necesario y evitemos lo evitable. bro de tal grupo. El hombre moderno se ha liberado de estos
En el otro extremo están los nacionalistas. Dicen que la lazos, de estas estructuras primitivas, pero —y habré de aña­
forma de vida estadounidense es lo más que se puede desear, dir un «pero» a cada cosa que vaya diciendo—, tiene miedo
es lo mejor que nunca haya existido y no hay ningún reparo de la libertad que ha conseguido. Tiene miedo, ha dejado de
que oponerle. Se trata de una postura bastante primitiva, bas­ ser miembro de un grupa orgánico, pero se ha convertido en
tante irreflexiva, y me temo que tampoco sea muy patriótica, un autómata que se aferra como sucedáneos a la sociedad,
pues, ¿cómo ha de ser bueno creer que mi pueblo es maravi- a las convenciones, al qué dirán y a toda clase de asociacio­
26 PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL LA SALUD MENTAL EN EL MUNDO MODERNO 27

nes, porque ño sabe qué hacer con su libertad. No soporta que una vez decidimos dominar la naturaleza, nos hemos con­
estar solo y libre de aquellos lazos primitivos que le fijaban vertido en esclavos de la maquinaria que hubimos de crear
su lugar en la sociedad. para tal fin. Nosotros hemos dominado la naturaleza, pero
Otra característica de la sociedad occidental moderna, es­ nuestras máquinas nos han dominado a nosotros. Nosotros
trechamente relacionada con este salir el individuo de tal or­ estamos quizá más dominados por los artificios creados con
ganización colectiva, es lo que suele llamarse la iniciativa in­ nuestras máquinas que dominado está el hombre de muchas
dividual. Por ejemplo, la actividad económica del hombre culturas por la naturaleza que no ha aprendido a dominar.
medieval dependía del gremio al que pertenecía. En la socie­ Por lo menos, pensando en el peligro de los terremotos o de
dad capitalista moderna, el hombre es libre. El capitalista es las inundaciones,- que son peligros naturales, y comparándo­
libre. El obrero es libre. Ambos deciden por sí mismos y am­ los con los peligros de la guerra atómica, veremos que ésta
bos desarrollan lo que se llama iniciativa individual. Sin em­ es un buen símbolo de cómo nuestra propia producción nos
bargo, con tanta iniciativa individual como se proclamaba en amenaza mucho más que la naturaleza a las culturas que
el siglo XIX, hoy vivimos en una cultura en la que cada vez domina.
se tiene menos iniciativa individual, es decir, puede haber to­ La cuarta característica de la cultura moderna es su orien­
davía iniciativa individual en sentido económico, pero inclu­ tación científica, entendiendo por orientación científica algo
so ésta es menos de lo que solía ser hace unos cien años, por más de lo que da a entender el sentido técnico de esta expre­
causa de ciertos cambios estructurales del capitalismo mo­ sión. La orientación científica, humanamente hablando, es
derno, de los que hablaremos después. Pero si nos pregunta­ la capacidad de ser objetivo, o sea, de tener la humildad de
mos dónde está la iniciativa individual, que no sea la de dón­ ver el mundo tal como es, o de ver las cosas, vernos a noso­
de invertir el dinero de uno, buscando bien, veremos que tros mismos y a los demás tal como somos, sin que nuestras
efectivamente hay muy poca. Quizás el hombre medieval tu­ ideas y nuestros deseos nos hagan desfigurar la realidad; te­
viese tanta o más iniciativa individual, si pensamos en ella ner fe en la capacidad de nuestro pensamiento de reconocer
como el asombro de vivir, de tomar la vida como una aven­ la verdad, la realidad, pero estando siempre dispuestos a cam­
tura, sacarle algún provecho y distinguirse un poquito del ve­ biar de idea cada vez que descubramos datos nuevos, siendo
cino. Creo que el hombre de la mayoría de las culturas quizá sinceros y objetivos, sin evitar los datos que pudiéramos des­
tenga más iniciativa individual que nosotros. Me parece que cubrir, para evitar el tener que cambiar de idea. La orienta­
la iniciativa individual, en sentido humano, frente a un sen­ ción científica moderna, humanamente hablando, me parece
tido puramente económico, ha llegado a un nivel muy bajo que ha sido uno de los pasos más importantes del progreso
en el hombre moderno. humano, pues significa la manifestación de un espíritu de hu­
El tercer rasgo característico de la sociedad moderna es mildad, de objetividad y realismo que no existe en el mismo
haber creado una ciencia y una práctica que nos han permi­ grado ni del mismo modo en las culturas que no tienen tal
tido combatir, dominar la naturaleza en un grado inaudito. orientación científica.
Perfectamente cierto, pero nosotros, los hombres orgullosos Pero nosotros, ¿qué hemos hecho de ella? Nos hemos con-
l A ln l nu!A DI! LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL
LA SALUD MENTAL EN EL MUNDO MODERNO 29
W lr
) en adoradores de la ciencia y hemos hecho de los enun­
ciados científicos un sucedáneo de los antiguos dogmas reli­ en los asuntos sociales. De todos modos, me parecen mejor
giosos. Para nosotros, la orientación científica no manifiesta que cualquier otra cosa conocida, pero ciertamente están muy
de ningún modo esa humildad u objetividad, sino que sólo lejos de lo que se había proyectado en un principio.
es otra manera de enunciar un dogma; y el hombre corriente Si todos estos factores de la sociedad moderna que he des­
ve en el científico a un sacerdote que conoce todas las res­ crito tienen algo en común, es que deben entenderse, en primer
puestas y tiene relación directa con todo lo que él quiere sa­ lugar, como negaciones del orden premoderno. La libertad
ber, del mismo modo que algunos están contentos con el sacer­ individual, la iniciativa individual, la orientación científica,
dote, si tiene relación con Dios, porque al verlo de vez en la democracia política, el dominio sobre la naturaleza: todo
cuando sienten que participan un poco de esta relación. Así, ello se expresa en primer término como negación. Es lo con­
nosotros, leyendo las revistas de divulgación científica, y en­ trario. Es diferente. Es una negación de lo correspondiente
terándonos de los últimos descubrimientos, y estando con­ en el orden feudal. Pero temo que nos hayamos quedado en
vencidos de la existencia de científicos que conocen todas las la negación, que sigamos enunciando y entendiendo estas
respuestas, participamos de este nuevo dogma, la religión de ideas en forma de una negación que fue nueva hace doscien­
la ciencia, y no tenemos que pensar nada por nosotros tos o trescientos años, en vez de pasar a otro plano de razo­
mismos. namiento, digamos, al de negar la negación, a estimar qué
Una quinta característica de la civilización contemporá­ significa esta negación o, por decirlo de otro modo, a supe­
nea, de los ciento cincuenta o doscientos últimos años, es rarla, proponiendo enunciados nuevos, más positivos, de lo
nuestra democracia política, otro gran paso adelante. Signi­ que queremos; porque, al fin y al cabo, el feudalismo, e in­
fica que el pueblo no sólo puede decidir en qué se emplean cluso la monarquía absoluta, ya no nos importan nada. Y
sus impuestos, sino que también puede decidir sobre todas si hace cien años un editorial del New York Times podía ser
las cuestiones sociales importantes. Pero también esta idea el documento más revelador, el más estimulante y sugestivo,
y este principio, que originariamente fueron una reacción con­ yo no creo que en 1953 esos editoriales tengan el mismo efec­
tra el principio del poder absoluto, e incluso del poder feu­ to para mí, ni creo que para nadie, a no ser el de confirmar
dal, con los que el pueblo no tenía el derecho de participar a uno en lo que piensa, lo que siempre resulta bonito y
en las decisiones que le afectaban, se ha desvirtuado de mu­ agradable.
chas maneras, hasta reducirse (voy a ser duro) a una especie En general creo que, considerando los caracteres positi­
de apuesta en una carrera de caballos, con toda la agitación, vos de nuestra cultura y de nuestra sociedad, debemos reco­
con toda la excitación del azar, con toda la irracionalidad de nocer que seguimos anclados en las negaciones y que ya es
que el número 3 pueda ser el ganador, porque lo hayamos un poco tarde para eso. Hace mucho que la negación fue fe­
soñado la noche anterior. No voy a negar que, en general, cunda y positiva. Ahora debemos pasar de la negación a otro
nuestras elecciones tienen cierto grado de racionalidad, pero plano, el de negar la negación, o también, podríamos decir,
no diré que sean una participación reflexiva de los individuos el de ocupar una nueva posición.
30 PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL LA SALUD MENTAL EN EL MUNDO MODERNO 31

c) Los condicionamientos del hombre y las necesidades que trabajamos, y agradecemos a Dios habernos dado la ne­
psíquicas cesidad de dormir, con lo que llenamos otras ocho horas, pero
nuestro mayor problema es cómo llenar las ocho restantes y
Antes de hablar de las consecuencias que nuestra estruc­ afrontar el aburrimiento que suscita constantemente nuestra
tura social y cultural tiene sobre el hombre y sobre la salud forma de vida.
mental, quisiera decir algo más general,, pero necesario para La situación humana se caracteriza por profundas esci­
explicar mi orientación. Empezaré diciendo que todo indivi­ siones y conflictos. El más fundamental quizá sea el de la li­
duo necesita encontrar una solución al problema de su exis­ mitación de nuestra existencia, manifiesta, en definitiva, en
tencia o, por decirlo de modo un poco diferente, si bien está la necesidad de la muerte, en que formamos parte del mun­
muy difundida la opinión de que, si tenemos suficiente para do animal por todo nuestro orden fisiológico pero a la vez
comer o beber, y sueño suficiente, y seguridad suficiente, si nos hemos emancipado de él, en que pertenecemos al mun­
tenemos todo esto y sin dificultades, la vida no representa nin­ do animal, estamos en él, y a la vez no le pertenecemos. Te­
guna problema especial, en realidad, es justo entonces cuan­ nemos una razón y una fantasía que nos permiten, y casi nos
do empieza el problema. imponen, saber que somos distintos, independientes, y que
Es del todo cierto que, si no tenemos bastante para co­ nuestro final es inevitable, y es justo lo contrario de la vida.
mer, si tenemos inseguridad y dificultades en los planos vita­ El choque con estos conflictos vitales nos lleva a la nece­
les primarios, efectivamente tendremos problemas, pero ni si­ sidad de entender la vida. No podemos soportarla si no la
quiera habremos empezado a rozar los verdaderos problemas entendemos, sólo comiendo y bebiendo. Tenemos que dar al­
de la existencia humana. Volviendo un poco sobre las esta­ guna solución al problema de la vida, y tenemos que encon­
dísticas de los pequeños países protestantes de Europa, los trar respuestas teóricas y prácticas. Quiero decir que necesi­
mejor equilibrados, vemos que han resuelto la mayor parte tamos un marco de referencia para orientarnos en la vida, que
de los problemas en este plano. Tienen bastante para comer, dé sentido y razón a la vida y a nuestro lugar en ella. Si no
son cooperantes, no practican una competencia feroz y ni si­ estamos locos, o si no reprimimos, como hacen algunos, y
quiera han entrado en guerra. Pero tengo la duda de si esta muchos consiguen casi del todo, la conciencia de los proble­
forma de vida no encierra tal grado de aburrimiento que lle­ mas vitales siguiendo compulsivamente una rutina de evasión,
va a unas consecuencias escandalosas para la salud mental. acabará obsesionándonos el problema del sentido de la vida
Hablamos tan a menudo de calamidades como la enfer­ y necesitaremos cierto marco de referencia y de orientación
medad, la locura, el alcoholismo y qué sé yo, que no tene­ que nos dé razón, y creo que no sólo un marco de referencia
mos presente que una de las peores dolencias es el aburrimien­ intelectual, sino también el principio ordenador de un obje­
to y que la gente puede llegar a cualquier extremo, no ahorrar to de adhesión, de algo a lo que dedicar nuestras energías
ningún esfuerzo, no para evitarlo, porque no es tan fácil, sino aparte de las que necesitamos para producir y reproducirnos.
para escapar a él, para encubrirlo. En realidad, podríamos Me dirán que esto no es perfectamente axiomático. ¿Cómo
decir que durante ocho horas diarias no nos aburrimos por­ puede demostrarse? Yo no sé si puedo demostrarlo a satis­
LA SALUD MENTAL EN EL MUNDO MODERNO 33
32 PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL

de sentido. La mayoría tiene el pellejo más duro, y su bús­


facción de cualquiera. Lo único que puedo decir es que, por queda, digamos, religiosa, en este aspecto de un marco de re­
mi observación de mí mismo (y por ahí es donde uno debe ferencia preciso y un objeto de adhesión, la cumple del modo
empezar siempre), por la observación de otras personas que prescrito por su cultura. Los que son más exigentes, o no pue­
buscan asistencia psiquiátrica, y por la observación de las co­ den desoír tan fácilmente esta exigencia, crean su religión pro-
sas que pasan, tengo la impresión de que esta necesidad de fética particular, que luego los psiquiatras llaman neurosis o
un marco de referencia que dé sentido, y esta necesidad de un
psicosis.
objeto de adhesión que nos permita centrar nuestras energías A veces me pregunto si una persona de esta época tiene
en algo aparte de producir físicamente las cosas que necesi­ que volverse loca para poder sentir ciertas cosas. Lessing dijo
tamos para mantenernos vivos; que estas dos necesidades son una vez: «El qué no pierde la razón por ciertas cosas es que
imperativas e ineludibles, y por este motivo todos necesita­ no tiene razón alguna que perder», lo cual quiere decir más
mos una religión, suponiendo que la entendamos muy en ge­ o menos lo mismo. Y temo que todos nos apresuramos, o al
neral, a saber, como un sistema de orientación y un objeto menos los psiquiatras se apresuran, a juzgar lo que es neuró­
de adhesión, independientemente de cuál sea en concreto. En tico, lo que es insensato, repito, desde el punto de vista de
este sentido, desde luego, no hablamos sólo de las religiones que nuestra forma de pensar, nuestra experiencia, o nuestras
teístas, como acostumbramos en el mundo occidental, sino soluciones a los problemas vitales son las que deben conten­
también del budismo, confucionismo y taoísmo, e incluso del tar a cualquiera. Por eso, cuando uno no se conforma y crea
estalinismo y del fascismo, pues atienden a estas necesidades un sistema más profundo o más peculiar de orientación y ad­
del hombre que, en nuestra cultura, satisface la religión. hesiones, hay que considerarlo simplemente loco, neurótico.
No quiero decir, claro está, que todos los locos sean santos
ni inspirados por Dios, como se cree en algunas culturas pri­
d) La salud psíquica y la necesidad de religión
mitivas.
Creo que la diferenciación moderna entre cordura y locu­
Pueden darse muchas soluciones a los problemas de la ra tiene algo a su favor, pero no me impresiona demasiado
existencia y, de hecho, con sólo abrir cualquier manual de his­ la facilidad con que se realiza. Sabrán, según el chiste que
toria de las religiones, probablemente encontraremos todas corre por los manicomios, que la única diferencia entre el mé­
las respuestas que se han dado hasta el momento al proble­ dico y el paciente es que uno de ellos tiene la llave. Es una
ma de la existencia humana, porque las diversas religiones son
buena forma de expresar que hay un cierto espacio para la
diversas soluciones al mismo problema.
duda sobre todas nuestras definiciones de la cordura y la lo­
Leyendo un manual de psicopatología y estudiando las cura, de lo neurótico y de lo normal, todas basadas en el su­
neurosis y las psicosis, veremos que éstas son las soluciones
puesto de que la parte normal de la población ha encontrado
individuales que algunos han dado al problema de la existen­ una solución perfectamente satisfactoria al problema de la
cia. Con mucha frecuencia, padecen neurosis y psicosis los existencia humana, y de que el que no sea capaz de aceptarla
que son más exigentes, quizá, que la mayoría en su búsqueda
34 PATOLOGIA DE LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL LA SALUD MENTAL EN EL MUNDO MODERNO 35

buenamente, o busque alguna solución peculiar, no es más do la curiosa idea de que es bueno ser idealista, en vez de
que un enfermo. considerarlo natural. Todos somos idealistas, y no hay nada
He dicho que la religión, en este sentido lato de la necesi­ de bueno en ello, porque lo somos sin remedio. Tenemos este
dad de un sistema de orientación, es propia de todos los hom­ impulso. Lo que importa es abandonar esa admiración por el
bres, en una u otra forma. Ahora quiero añadir que la elec­ idealismo, y la religión, y todo eso, y hacer la única pregunta
ción no está entre religión o no religión, en este sentido lato. pertinente: ¿qué aspiraciones tiene? ¿Qué fines persigue? ¿Qué
La elección está sólo entre una religión buena o una religión consecuencias tendrán? ¿Cuál es la orientación de su ideal?
mala, o entre una religión mejor y otra peor. Dicho de otro Naturalmente, si ahora podemos hablar de religión bue­
modo, todos somos idealistas, todos nos vemos empujados na y mala, de ideales buenos y malos, volvemos sobre la cues­
por ciertos motivos aparte de nuestro propio interés, y este tión que abordé al principio: si podemos formarnos juicios
idealismo es la mayor bendición, pero también es la peor mal­ apreciativos de validez objetiva. Y aun a riesgo de que me
dición. Apenas habrá nada malo que el hombre haya hecho llamen anticientífico y fanático, quiero decir sencillamente
en el mundo que no lo haya hecho por puro idealismo..., en­ los que creo que son fines válidos y objetivos para la salud
tendiendo también por idealismo, no el que se refiera a una mental. Lo siento mucho, pero lo que voy a decir es antiquí­
aspiración concreta, sino los afanes que van más allá de la simo, no voy a inventar ninguna palabra nueva. Desde luego,
misión rutinaria de continuar la vida y la supervivencia, los sabría emplear alguna terminología científica enrevesada, pero
de crear un marco de referencia y un objeto de adhesión aparte prefiero emplear palabras antiguas que tienen un sentido, pa­
y superior a nuestra supervivencia física. labras de las que todos, o al menos los científicos, nos aver­
Es estúpido querer excusar a alguien diciendo que es un gonzamos.
idealista. Todos lo somos. La única diferencia estará en los La finalidad de la vida que corresponde a la naturaleza
ideales que tengamos. Nos impulsa el afán de destruir, do­ del hombre en su situación existencial es la de ser capaz de
minar, reprimir, sofocar la vida (lo que también es idealis­ amar, ser capaz de emplear la razón y ser capaz de tener, la
mo, psicológicamente hablando, en este sentido de mi defi­ objetividad y la humildad de estar en contacto con una reali­
nición), o nos mueve el deseo de amar y cooperar. Lo que dad exterior e interior sin desfigurarla. En este tipo de rela­
importa es si somos buenos o peligrosos para el mundo, pero ción con el mundo se encuentra la mayor fuente de energía,
sólo podemos discutirlo razonablemente refiriéndonos al mar­ aparte de la que produce la química del cuerpo. No hay nada
co y a la finalidad de la religión o del ideal que tengamos, más creativo que el amor, si es auténtico. Estar en contacto
no a la afirmación de que unos son idealistas y otros no. con la realidad, eliminar la ficción, tener la humildad y la
En realidad, seguimos viendo que los peores ideales del objetividad de ver lo que hay, y no hablar de cosas que nos
mundo, que personas como las que hemos conocido y sigue aparten de la realidad, es el principal fundamento de todo
habiendo en otros países, consiguen impresionar a la gente, sentido de seguridad, de sentirme «yo», de no necesitar nin­
entre otros motivos, precisamente por ser idealistas, lo que guna clase de muletas que suplan la falta de este sentido de
parece dignificar sus hechos más diabólicos. Seguimos tenien­ la propia identidad.
3O PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL EL PROBLEMA DEL SENTIDO EN LA CULTURA ACTUAL 37

Quizá no pueda demostrarse concluyentemente que éstos ¿Qué vemos en nuestra cultura estadounidense, o en la co­
son los fines de todas las grandes religiones, pero sí de la ma­ rrespondiente cultura actual de Europa? Vemos un cuadro se­
yoría. Y no por ello son fines simplemente metafísicos, que mejante en muchos ^aspectos al que se da entre los indios es­
nazcan de la fe, aunque sean los fines de casi todas las gran­ tadounidenses y mexicanos, a saber, una fina capa de religión
des religiones de los cinco mil años pasados. La antropolo­ cristiana, pero con una diferencia: entre los indios, esta capa
gía, la psicopatología y la psicología modernas demuestran cubre algo, su antigua tradición pagana, mientras que entre
que, estudiando la naturaleza del hombre, estudiando los pro­ nosotros me temo que bajo esa capa no hay nada. Es sólo
blemas de la existencia humana, y con tanta seguridad empí­ una fina capa que no tiene debajo ninguna tradición antigua,
rica como la que tenemos sobre la utilidad de las vitaminas, fuerte y potencialmente religiosa. [...]
podemos ver que éstos son los fines que constituyen la mejor Lo que ha bcurrido es que, por causa de este vacío, han
y única solución satisfactoria al complejo problema d eja vi­ aparecido nuevas religiones que han sustituido a las antiguas,
da y la existencia. y que son principalmente la religión del fascism o y la reli­
gión del estalinismo, religiones en el sentido de mi definición,
como marco de referencia y objeto de adhesión. Si tienen en
2. Aspectos del problema del sentido en la cultura actual cuenta lo que dije el otro día sobre la religión, que no se trata
(Segunda lección) de escoger entre religión o no religión, sino sólo entre reli­
gión buena o mala, verán que decir que el fascismo y el esta­
linismo son religiones no es otorgarles ninguna calificación
a) La fa lta de religiosidad estimativa: es sólo hacer una afirmación sobre una doctrina
que ofrece un marco de referencia y que ofrece un objeto de
En la primera lección dije que la necesidad de un marco adhesión, por la cual no sólo hay hombres dispuestos a mo­
de referencia y de un objeto de adhesión es una necesidad hu­ rir, lo que ya es bastante malo, sino también están dispuestos
mana básica y general, satisfecha normalmente en una cul­ a abandonar la razón, lo que quizá sea peor. Y sin embargo,
tura por lo que solemos llamar religión. eso es lo que hace este tipo de religiones. Su aparición, su
Pues bien, ¿qué marco de referencia y adhesiones po­ enorme poder y atractivo, se han debido al vacío religioso,
demos ver en la cultura contemporánea? (Entiendo por cul­ que ha ido ampliándose cada vez más durante el siglo XX,
tura contemporánea la evolución desde el final de la Edad y que era menor en el siglo XIX, cuando al menos la tradi­
Media.) Creo que, en la sociedad moderna, el fin de la cul­ ción moral religiosa era un factor más poderoso que hoy en
tura religiosa de la Edad Media produjo una especie de va­ la vida de la persona. •-
cío religioso. El orden feudal de la religión no fue sustitui­ En Estados Unidos se ven cosas raras, sucedáneos meno­
do por nada, y lo que presenciamos es un creciente vacío en res. Piensen, por ejemplo, en un movimiento como ése que
cuanto a un marco de referencia religioso, a un objeto de ad­ ha girado en torno al libro titulado Dianética [de L. Ron Hub-
hesión. bard, 1950], un libro verdaderamente estrafalario, de un hom-
EL PROBLEMA DEL SENTIDO EN LA CULTURA ACTUAL 39
58 PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL

a nuestro aspecto animal, a la necesidad de comer y beber,


br-e que lo escribe y se convierte en el centro de atención, en
esta misma rutina tiende a ocultar, a paralizar y, finalmente,
objeto de adoración, no sólo de gente estúpida, sino también
a sofocar lo que es nuestro aspecto espiritual, lo más impor­
de algunos de los mejores intelectuales de nuestra época. Es
tante en la vida y, si no les importa que lo diga, el alma, nues­
un fenómeno desconcertante, pero está claro que la necesi­
tra experiencia del amor, del pensamiento y de la belleza. Y
dad de creer en algo, aunque sea en una cosa así, o de ser
en cada vida individual, y en cada cultura, hay un choque
absurdos, por negar el sentido común, por constituir cierta
y un combate entre la parte rutinaria de la vida y de una cul­
esperanza irracional en algo, bastan para que alguien llegue
tura y la parte que afecta a la experiencia humana funda­
a ser centro de atención y de interés de miles y miles de
personas. mental.
Ésta es atendida por la mayoría de las culturas y, de ma­
Estoy seguro de que otros muchos pequeños movimien­
nera más efectiva, mediante lo dramático. Empleo esta pala­
tos de hoy en Estados Unidos tienen la misma función. En
bra porque me refiero al drama griego, que no tiene nada que
cierto modo, la manía del psicoanálisis, que desde luego no
ver con el actual. Hoy compramos una entrada, acudimos
es tan irracional como la dianética, tiene también cierta rela­
como consumidores, y lo encontramos bueno si el New York
ción con esa búsqueda de una nueva religión en la que poder
Times ha dicho que es bueno, y nos quedamos contentos. El
creer, lo que precisamente facilitó Freud con su fanatismo.
drama griego era un rito. Era un rito religioso, en el que se
Otro problema que, en mi opinión, tiene mucho q¡ue ver
exponían en forma dramática las experiencias fundamenta­
con el vacío religioso es la fa lta de elementos dramáticos y
les de todos los hombres, y esta forma dramática era capaz
de ritos en nuestra cultura. Podríamos decir que la vida se
de romper la rutina. El individuo que participaba en este dra­
mueve entre dos polos, el polo de la rutina y el polo de lo
ma no era un consumidor, no era un espectador, sino un par­
dramático, la exaltada experiencia dramática que rompe la ru­
ticipante en un rito que hacía vibrar en él lo más importante
tina. Doy por sentado que la rutina representa un papel im­
de la vida. El drama, como ellos decían, tenía un efecto ca­
portante, y tiene que representar un papel importante, por­
tártico, limpiaba, conmovía. El participante en la represen­
que en cierto modo nos asegura el poder comer, beber y
tación dramática volvía a entrar en contacto con lo más pro­
trabajar. Si no hubiese buena parte de rutina en nuestra vida,
fundamente humano que había en él y en la humanidad. Cada
todo estallaría. Quizá nos sintiésemos como en el paraíso, por
vez que participaba, podía romper su capa de rutina.
la riqueza de nuestra vida interior, pero todo se descompon­
Lo mismo ocurre, digamos, en la religión católica. El ri­
dría, no podría haber una sociedad ordenada.
tual de la Iglesia Católica es dramático. No me refiero al de­
De modo que hay muchísima necesidad de rutina, de ocu­
talle sustancial, sino a lo formal de la vida y de la sociedad,
parnos de la monotonía de la vida, de lo que en realidad no
a que, al participar en el rito, entra uno también en contacto
tiene tanta importancia y, sin embargo, la tiene desde el pun­
con aspectos fundamentales de sí mismo. Por^la belleza, por
to de vista de nuestra supervivencia individual y de grupo.
la formulación dramática de la resurrección, del nacimiento,
Pero también esta rutina supone un grave peligro para el hom­
de la muerte, de Dios, de la Virgen, o por lo que sea, por
bre, porque, debiéndose a un aspecto de nosotros mismos,
42 PATOLOGIA DE LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL EL PROBLEMA DEL SENTIDO EN LA CULTURA ACTUAL 43

tan con dos o tres asesinatos. Y tiene algo de dramatismo la Sin duda el desarrollo humano se basa en el trabajo, que
duda de si se descubrirá o no se descubrirá al asesino, si cae­ en gran medida va acompañado del desarrollo de las faculta­
rá o no en manos de la justicia. He ahí expuesto, en forma des humanas. En este sentido, podemos decir que el trabajo
ingeniosa, y para mí entretenida, una especie de problema me- libera al hombre, que es el factor más importante en el desa­
tafísico. rrollo del hombre. Y por eso podemos añadir que la manera
Ansiamos presenciar la realidad de la vida porque nues­ en que el hombre hace el trabajo es uno de los factores más
tra realidad es artificial. Es la realidad de los coches y de las importantes en el desarrollo de su personalidad total.
convenciones sociales, y por eso ansiamos cualquier contac­ En la sociedad medieval, como de modo semejante en
to con lo que proporcionaba la religión, o un equivalente de otros muchos períodos de la historia humana, esta función
la religión, en la mayoría de las culturas, y entre nosotros no del trabajo como fuerza liberadora, emancipadora y de de­
hay nada parecido que merezca la pena citarse. sarrollo tuvo uno de sus mayores auges. El artesano era un
Ahora hablaré primero de unos conceptos principales que individuo original, creativo, que gozaba del trabajo, gozaba
creo que deben comprenderse con un poco más de claridad haciendo cosas bellas. En el día de hoy, es muy difícil que
para apreciar el estado de ánimo de la sociedad contemporá­ se repita esto, que no sólo ocurría en la Edad Media, sino
nea, y, después, quizás el próximo día, hablaré de las cues­ ahora también en muchas culturas del mundo, incluso en al­
tiones esenciales, al menos según yo las entiendo, de la salud gunas de las que llamamos primitivas.
mental para nuestra cultura. Pero a comienzos de la Edad Moderna se produjo una
evolución muy curiosa, particularmente en los países protes­
tantes del norte. El placer del trabajo se convirtió en una obli­
b) E l sentido del trabajo. gación. Trabajar se convirtió en algo abstracto, en un deber,
en un medio para un fin y, al principio, en el pensamiento
Empezaré hablando del concepto, del trabajo y esbozaré protestante y calvinista, llegó a ser un medio de salvación.
brevemente cierta evolución que creo importante compren­ Se convirtió en un acto religioso, pero se hizo abstracto. Dejó
der. Se podría empezar afirmando que el trabajo es el gran de ser esencialmente el placer de crear una silla bonita, o jo ­
liberador del hombre, que el hombre empieza su historia, su yas preciosas, o cualquier otra cosa, y se convirtió en señal
verdadera historia humana, cuando empieza a trabajar, por­ de que si uno tenía éxito ya poseía la gracia de Dios, se con­
que en el momento en que empieza a trabajar se aparta de taba entre los elegidos. El trabajo como realización, como
su primitiva unidad con la naturaleza, y en este alejamiento, placer, se convirtió en el trabajo como obsesión, como obli­
en este hacerse modificador de la naturaleza, se modifica a gación, como algo en sí penoso, como lo es cualquier activi­
sí mismo. Se convierte en creador, más que en parte de la na­ dad obsesiva, pero, no obstante, tenía una función muy im­
turaleza. Desarrolla sus facultades artísticas y racionales. De­ portante, la de mantener al hombre en su equilibrio mental,
sarrolla la capacidad de emplear sus energías en relación con puesto que en ninguna otra cosa se sentía realmente seguro
la naturaleza y evoluciona como individuo. si no era en este tipo de trabajo.
«■ fW rOtOOÍA DE LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL EL PROBLEMA DEL SENTIDO EN LA CULTURA ACTUAL 45

v ‘Esta descripción de la función del trabajo sólo era cierta bajo como realización, como realización significativa de as­
en cuanto a la clase media, al empresario, al hombre que te­ piraciones humanas, el trabajo como obsesión y deber, el tra­
nía un negocio o una fábrica, pero no en cuanto al hombre, bajo esencialmente como lucro y el trabajo como culto ante
particularmente de los siglos XVIII y XIX, que tenía que ven­ el altar de la máquina, que tiene valor y sentido por sí misma.
der su mano de obra, que no tenía ningún trabajo significati­ Yj ¿cómo ha ido la evolución por la otra línea? Para el
vo, de iniciativa individual. El obrero que en el siglo XVIII obrero de comienzos del siglo XIX el trabajo era esclavitud,
y en el XIX trabajaba 14 o 16 horas diarias, y el niño que era un trabajo forzado. Pero hemos presenciado un desarro­
trabajaba diez horas en una fábrica, no lo hacían por ningún llo extraordinario, que ha cambiado fundamentalmente la si­
afán compulsivo. No tenían el beneficio moral de creer que tuación de la clase obrera, y hoy tenemos una jornada labo­
servían á su señor trabajando como locos. El suyo era un tra­ ral de ocho horas, e incluso menos. El trabajo ha perdido por
bajo forzado, impuesto para no morir de hambre, y nada más. completo su condición de forzado, o de causa de grandes pe­
De modo que, a comienzos de la era industrial, el con­ nalidades, pero una cosa no ha cambiado: desde luego, el tra­
cepto y la realidad del trabajo se dividen en dos ramas: el tra­ bajo no se ha hecho placentero ni significativo para el obre­
bajo compulsivo,'en cierto sentido religioso en el marco de ro, aunque durante estos años ha habido muchos estudios y
referencias calvinista, y el trabajo realmente forzado que se tentativas de averiguar, al menos, si no podría darse más -sen­
imponía a las clases más pobres, con más rigor durante el si­ tido al trabajo fabril. Volveré después sobre esto.
glo XIX, por las condiciones económicas. Pero vemos hoy un fenómeno muy extraño, que se encuen­
Después hay otra evolución, porque en el siglo XX el tra­ tra tanto entre los obreros como entre los no obreros (aun­
bajo ha perdido gran parte de su calidad calvinista de obli­ que, en comparación con lo que ocurría hace unos.cien años,
gación. Ya no estamos tan obsesionados como nuestros abue­ está aumentando enormemente la cantidad de personas que
los por ese afán de trabajar. Pero ocurre otra cosa, y es que trabajan en un sitio u otro, por sueldos o salarios, lo que ha
ahora trabajamos en un sentido muy especial: trabajamos por supuesto una gran transformación de la estructura social de
la grandeza del ídolo-máquina. La máquina que adoramos un país como Estados Unidos): hoy vemos el extraño fenó­
es una máquina que trabaja. Lo que hoy nos fascina es una meno de que uno de los mayores anhelos de la gente es un
cosa distinta al concepto medieval del trabajo y al concepto ideal de pereza total, el ideal de que un día no tenga que tra­
protestante del trabajo, y ni siquiera tiene ya tanta importan­ bajar en absoluto. Vean el anuncio de los seguros de vida,
cia el concepto decimonónico del lucro, sino que hoy nos fas­ de esa misteriosa pareja que pasa el rato viajando con dos­
cina lá-grandeza dé la maquinaria productiva. La producción, cientos dólares al mes y con el único orgullo de no tener que
en sí misma, es una de las grandes fantasías que adoramos. trabajar. Éste es el ideal de vida más atractivo: que un día
Ha llegado a convertirse en un fin vital el ver crecer las co­ no tengamos que hacer nada. Es muy característico de nues­
sas, no cosas orgánicas, como las flores, sino máquinas más tra época eso de que los estudiantes de menos de 25 años,
grandes y potentes, coches mejor fabricados y más veloces. antes de firmar su contrato de trabajo en una gran empresa,
Así, ésta ha sido una línea de evolución del trabajo: el tra­ pregunten cuáles son sus planes de jubilación.
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Vean los pequeños detalles, que son muy importantes y nada del asunto, y apenas podrá mover un cochecito de ma­
sugestivos. Durante la [segunda guerra mundial] se anuncia­ dera de cinco o diez kilos, ahí lo tienen, sabiendo ya que con
ba una nevera que, al pulsar un botón, digamos, se volvía del una pizca de energía puede poner en marcha una máquina
revés, ahorrándole a uno el tremendo esfuerzo de meter la de 120 caballos. Pues bien, ésta es nuestra forma de pensar
mano hasta el fondo para sacar algo. Yo estoy seguro de que y sentir. Por paradójico que pueda parecér, creo que nuestra
habría miles y miles de personas anhelando la posibilidad de capacidad de fabricar una bomba que pueda destruir el uni­
comprar aquella magnífica nevera para ahorrarse tal moles­ verso entero, y que un hombre pueda lanzar al aire con sólo
tia. Vean también esos coches en los que no hace falta tocar pulsar un botón, en cierto sentido forma parte de toda esta
la palanca del cambio de marcha. Bueno, eso puede ser muy fantasía, de que1aun la fuerza más destructiva es una cosa
práctico, y comprendo que sea ventajoso desde el punto de qué puede desatarse con sólo mover el dedo un centímetro.
vista de la seguridad, como dicen. Pero no creo que se trate
en absoluto de la seguridad.
Lo que atrae es el ideal del poder sin esfuerzo, de estar c) Producir y consumir
en posesión de unos mandos, de poder mover una cosa sin
tener que hacer ningún esfuerzo. Y creo que en gran parte Me parece que una forma de nuestra religión contempo­
ésta es también la actitud ante la televisión. No voy a hablar ránea es la adoración de Un ídolo particular, que es el ídolo
ahora contra la televisión, pero estoy seguro de que, entre los de la producción, de la producción en sí. Hace cien años, el
móviles que hacen quedarse a la gente fascinada, con la boca problema era qué no producíamos para el uso, sino para el
abierta, delante de esta caja de las maravillas, está el hecho lucro, que el motivo del lucro era el esencial, pero creo que
de que, cómodamente sentados, aprietan un botón y ¡zas!, hoy el problema no es tanto la producción por el lucro, sino
se les aparece él presidente, se les aparece el mundo entero, la producción por nada, la producción, y aun destruccióh,
con sus grandes acontecimientos; y si^con suerte, se ha pro­ de todo, porque la producción en sí ha llegado a ser uñ dios,
ducido un incendio, o cualquier otra tragedia, pues tam­ se ha convertido en un fin en sí mismo, y la gente se queda
bién aparecen; y todo estando sentados, con sólo apretar un sencillamente fascinada por el acto de la producción, como
botón. »■■■: en las culturas religiosas se quedaría fascinada por los sím­
Creo que si piensan en esto y repasan los anuncios de toda bolos religiosos.
clase de productos, se toparán una y otra vez con este enor­ Como esta cultura es la nuestra, no nos damos cuenta de
me atractivo de la pereza total, de no tener que hacer ningún que se trata de una actitud religiosa. La encontramos muy
esfuerzo y de poseer, sin embargo, un gran poder. El otro día natural, porque no se expresa en términos religiosos, porque
observaba yo a un conocido mío cuando hacía que su hijo, cuando hablamos de religión hablamos de cristianismo o ju ­
de 3 años, pusiese en marcha el coche. Quedé tan desconcer­ daismo, hablamos de la cruz o de los ritos religiosos. Por eso,
tado que no dije nada, pero estuve imaginando qué podría conscientemente, no la llamamos religión. Sin embargo, nos
significar eso para un niño de 3 años. Aunque no entiende fascina servir a esta maquinaria de la producción. Y ésta es
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una parte del marco de referencia en que vive el hombre ac­ No estoy de broma: creo que esto es lo que pasa, sólo que
tual y no de los objetos de adhesión a los que consagra su no lo incluimos dentro de nuestra idea religiosa del Paraíso,
vida: que las cosas sean mejores y más grandes, que haya cada que se reserva alas formas más explícitamente religiosas. Esta
vez más y más cosas. actitud de compra, esta expectativa religiosa de infinitas co­
Al lado de éste corre paralelo el problema del consumo. sas asequibles, y el placer casi orgásmico de imaginarla plé­
Para ser realistas, está claro que consumimos por placer. Co­ tora de novedades que uno va a poder comprar, se transmite
memos algo porque sabe bien, y tenemos una casa .porque a nuestra actitud frente a otras cosas que no son los nuevos
es bonita y queremos vivir en ella. Hay mucho de realismo modelos. Nos hemos hecho consumidores de todo, consumi­
en el consumo,, satisfacer nuestras necesidades y satisfacer dores de ciencia, consumidores de arte, consumidores de con­
nuestros placeres, pero creo que el consumo se ha convertido ferencias, consumidores de amor, y .la actitud siempre es la
en un fin en sí mismo, del mismo modo que la producción. misma: yo pago y me dan una cosa, y tengo derecho a que
Estamos hechizados por la idea de comprar cosas, sin pen­ me la den, y no debo hacer ningún esfuerzo especial, porque
sar en lo útiles que sean. Éste es uno de los factores psicoló­ se trata siempre de lo. mismo, del intercambio de cosas que
gicos en que se basa nuestra economía. Y lo fomentan y esti­ compro y que mp dan. Me parece que esta misma actitud de
mulan los publicitarios, que hacen negocio aplicando este consumidor es la que se encuentra en muchos fenómenos pa­
conocimiento a la cuestión práctica de cómo vender su pro­ recidos, en cómo siente la gente el arte, la ciencia y .el amor,
ducto a los consumidores. igual que cuando compran un último modelo. A'J es también
Creo que las cosas que hoy se compran proporcionán muy cómo se casa uno: tiene muchísimo que ver con el último mo­
poco placer. La idea es conseguir algo nuevo lo más pronto delo que hemos visto, el de más éxito, el que se quiere conse­
posible. Y verdaderamente, si yo quisiera imaginar el cielo de guir y servirá para demostrar lo que uno vale.
una ciudad moderna, como se lo imaginaría el hombre con­ Digo que, en vez del concepto antiguo del trabajo como
temporáneo, creo que ya no sería el cielo de los mahometa­ placer y como obligación, dos caracteres de nuestra religión
nos ni nada parecido, sino un cielo lleno de aparatos y artilu- contemporánea, si es que existe, son el culto a la producción
gios donde uno tiene todo el dinero para comprar las neveras, y el culto al consumo, sin relación ambos con ninguna reali­
los televisores y todos los chismes que van apareciendo en el dad, que tenga sentido para la existencia humana.,Imagino
mercado. No hay límites para nuestra capacidad adquisitiva, el estado de cosas de un mañana en que la jornada laboral
y podemos comprar un modelo nuevo cada año. Y quizá po­ fuese de cuatro horas, y los salarios el doble o el triple, aspi­
damos comprar un modelo nuevo todos los días, porque para ración que considerarían también muy justa Norman Tilo­
eso es el cielo. Lo que imagina esta fantasía paradisíaca es mas, los defensores de la redistribución [el New Deal, la po­
una producción más rápida de aparatos y la posesión de todo lítica económica y social del presidente E D. Roosevelt] y creo
lo que no se puede tener en la vida real, poder comprarlo todo, que muchos miembros del partido republicano. Representa­
no tener, la ilusión de poder comprarlo el año que viene, o ría el cumplimiento de los sueños más audaces de los socia­
dentro de dos años, sino ahora, ahora mismo. listas de hace cincuenta años. Sería mucho más extremado
??(} »‘A(t ¡i I ¡(A m í LA NORMALIDAD d e l h o m b r e actual EL PROBLEMA DEL SENTIDO EN LA CULTURA ACTUAL 51

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y radical que él objetivo inmediato del socialismo o la revo­ d) La felicidad y la seguridad
lución para Marx. Yo imagino que tal cosa podría ocurrir.
¿Qué pasaría? ¡Vaya una catástrofe! ¡Cuántas crisis nervio­ Hablaré ahora de otros conceptos que empleamos, y que
sas, cuántas psicosis! Porque la gente no tendría ni idea de debemos aclarar un poco. Seguimos estando muy preocupa­
qué hacer con su tiempo libre y con su vida. Se dedicarían dos por el concepto de felicidad. Es una preocupación muy
a comprar como locos. Cambiarían de coche cada seis me­ antigua, y seguimos empleando esta palabra diciendo que lo
ses. Incluso sufrirían la gran decepción de que este paraíso, que queremos es ser felices. Esto no es lo que querían hace
la consecución de todo esto, seguiría sin tener sentido. doscientos o trescientos años en los países protestantes. Lo
Si todo se mantiene en marcha es realmente porque ese que querían era complacer a Dios y vivir de acuerdo con la
paraíso no se alcanza nunca. Siempre queda lejos. Por eso, propia conciencia. Pero hoy decimos que queremos ser feli­
hemos de consolarnos con que un día vendrá de veras la so­ ces, ¿y qué entendemos por ser feliz? Bueno, yo sospecho que,
lución y la salvación. Pero, como pocas veces se vive ese día, si preguntamos seriamente, la mayoría dirán, los que no sean
según las estadísticas de las rentas personales de la mayoría, muy complicados, divertirse. Y ustedes preguntarán qué es
siempre tenemos esta esperanza, que nunca se pierde del todo, divertirse. Pues ya saben lo que para la gente es divertirse,
pues siempre pensamos que todavía no tenemos bastante y, que tiene muy poco que ver con lo que en otras culturas se
si tuviésemos más, seríamos felices. Pero si se produjera se­ llamaba felicidad. La gente ni siquiera trata de imaginarse esa
mejante estado de cosas, si la gente tuviese que trabajar sólo felicidad. ¿Es un estado de ánimo, o se es feliz sólo en pocos
dos, o tres, o cuatro horas, y ganase muchas veces más, sería momentos de la vida, raro fruto de un árbol que pocas veces
una verdadera catástrofe. florece, pero que debe estar ahí, para dar su fruto de tarde
La aspiración más hermosa que nos han pintado conmo­ en tarde?
vedoramente durante miles de años los escritores, los utópi­ Diré una palabra sobre la felicidad desde el punto de vis­
cos, una vida en la que no haga falta emplear sino muy poco ta psicológico. Verán que, para mucha gente, la felicidad es
tiempo para las necesidades de la subsistencia, con una plé­ lo contrario de la tristeza o del sufrimiento. La tristeza y el
tora de bienes y ninguna miseria... Imaginen con todo realis­ sufrimiento son una cosa, y la felicidad es la contraria. Y des­
mo lo que significaría, imaginen que pudiéramos alcanzarla de este punto de vista, imaginan o entienden la felicidad como
para hoy: ¡tendríamos que hacer cualquier esfuerzo por evi­ la falta de dolor, molestias y pesares. Creo que hay algo fun­
tarla, porque provocaría un verdadero desastre mental! De damentalmente equivocado en esta idea, porque si uno no
ningún modo estamos preparados para dar sentido a nuestra siente tristeza, no está vivo; y si uno no está vivo, no puede
vida y a nuestro tiempo, lo cual sigue formando parte del cua­ ser feliz. El dolor y la tristeza son partes tan importantes de
dro dé ésta religión de la producción y del consumo que ha la vida como la felicidad, de manera .que la felicidad no es
perdido toda relación con las verdaderas y concretas necesi­ lo contrario de la tristeza, sino de otra cosa que, clínicamen­
dades humanas. te hablando, se puede observar con mucha exactitud: es lo
contrario de la depresión.
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Ahora bien, ¿qué es la depresión? La depresión no es la más apartados de la realidad que los demás, los que tenemos
tristeza. Una persona que esté realmente deprimida daría gra­ unas defensas de las que ellos carecen. Hay multitud de de­
cias a Dios por poder estar triste. La depresión es la incapa­ fensas contra esta sensación que se debe a no estar vivo. La
cidad de sentir. La depresión es una sensación de estar muer­ industria del entretenimiento, e! trabajo, las reuniones, la chá-
to aunque el cuerpo esté vivo. La depresión no es de ningún chara y toda la rutina son otras tantas defensas contra ese
modo lo mismo: ni siquiera tiene relación con el dolor y la terrible momento en que sentimos realmente que no sentimos
tristeza. Es una incapacidad de sentir alegría, tanto como de nada, y eso nos; protege contra la melancolía. Hay unos cuan­
sentir tristeza. Es la falta de todo sentimiento. Es una sensa­ tos individuos que no están protegidos, quizá porque su sen­
ción de embotamiento, insoportable para el deprimido. Y por sibilidad sea mayor. Quizá sufran de manera más sensible este
eso es totalmente insoportable, por la misma incapacidad de estado de ánimo, y por eso no les funcionen bien las defensas.
sentimiento. Me parece que hay un estado de ánimo general, es decir,
Podría decirse que la felicidad es una de las formas en que en sentido estadístico, que no es válido para todos; hay una
se manifiesta una vida intensa. El sentimiento de vida inten­ reducción general de la intensidad de sentimiento cercana a
sa, según la definición de Spinoza, es idéntico a la alegría la depresión, por mucho que la mitiguen, y aun la compen­
o a la felicidad. En el otro extremo está la depresión, que esen­ sen, esas defensas que llamamos trabajo y diversión.
cialmente es la falta de sentimiento. En la vida intensa se tie­ , También está en boca de todo el mundo otra palabra, que
nen penas y alegrías, que van juntas porque ambas cosas son incluso ha llegado a ser el lema de muchas discusiones políti­
consecuencia de la intensidad del vivir. Y lo contrario de am­ cas, y es la palabra «seguridad». Encontrarán hoy muchos
bas es la depresión, la falta de intensidad del sentimiento. psiquiatras, psicoanalistas, etc., diciendo que el principal ob­
Pues bien, si ustedes dicen hoy a una persona corriente jetivo es estar seguros, sentirse seguros. Entonces los padres
que una de las enfermedades mentales más dolorosas, si no se asustan y se preocupan enormemente por si su hijo se sen­
la más dolorosa, es la falta de sentimiento; creo que muchos tirá seguro. Y si el hijo ve que otro niño tiene más cosas, ha­
no lo entenderán bien. En efecto, habrá muchos que digan: brá que comprárselas enseguida para que se sienta seguro. Se
«¡Pero si eso es magnífico! ¡Sería estupendo no sentir nada! entiende que la seguridad es, sobre todo, venderse bien en el
¿Qué demonios tengo que sentir? ¡Yo quiero vivir tranquilo mercado de la personalidad. Al parecer hay psiquiatras que
y sin molestias!». No han tenido esa experiencia* casi inso­ han dicho que uno se siente seguro si tiene éxito, si está bien
portable, de un estado de ánimo muy diferente, la incapaci­ educado, cumple las reglas y representa un modelo afortuna­
dad de sentir nada. do. Y entonces nos obsesionamos con la seguridad como fi­
Lo que ocurre en nuestra cultura, según esta definición, nalidad principal.
es que la persona normal está considerablemente deprimida, Ahora se habla mucho de que esto es terrible, de que nos
porque su intensidad de sentimiento está considerablemente quita espíritu de iniciativa. También se habla de ciertas segu­
reducida. Los que en esta época sufren una depresión quizá ridades económicas elementales, de las pensiones de vejez,
no estén menos vivos, ni más enajenados de sí mismos, ni etc., y no se niega que el hecho de que un hombre ahorre un
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millón de dólares para tener seguridad en su vejez, o contra­ ridad, cosa que de esta manera sólo puede alcanzarse median­
tar un seguro de vida, no entra dentro.de este condenable de­ te un conformismo total y una falta total de dinamismo. En
seo de seguridad. Sin embargo, tienen razón al criticar que este sentido me parece que la alegría y la seguridad son com­
hacemos depender nuestra vida de un sentido de seguridad pletamente opuestas, porque la alegría es consecuencia de una
psíquica, por el que perdemos todo sentido de la aventura. vida intensa, y si uno vive con intensidad debe ser capaz de
Hombres como Mussolini, por ejemplo, que era un grandísi­ soportar mucha inseguridad, porque entonces la vida es en
mo cobarde, pero que tenía cierto sentido de lo dramático, todo momento una empresa muy arriesgada, con la única es­
propusieron el lema de «vivir peligrosamente». Bueno, Mus­ peranza de no vacilar ni extraviarse por completo.
solini no vivió «peligrosamente», aunque terminó muy mal, Naturalmente queda todavía cierto sentido de la aventu­
a pesar de todas las precauciones que había tomado, pero ra. Perderlo por completo, con esta sensación de seguridad,
comprendía que el hombre tiene cierto sentido de la vida como haría imposible la vida con tal enorme aburrimiento, de ma­
aventura. nera que se satisface con cierto tipo de películas, de libros
Creo que el fin del desarrollo psíquico es ser capaz de so­ y, repito, quizá con las novelas policíacas; o bien leemos in­
portar la inseguridad, porque cualquiera que tenga un poco formaciones en las revistas sobre las personas que se divor­
de seso en este mundo verá que estamos inseguros de todas cian una vez al año, e incluso esto satisface un poco, a través
las maneras, no por la bomba atómica, sino por toda la ma­ de terceros, nuestro sentido de la aventura, aunque de nin­
nera en que vivimos. Estamos inseguros físicamente, y esta­ gún modo sea una aventura tan arriesgada como parece.
mos inseguros mental y espiritualmente. No sabemos casi
nada, en comparación con todo lo que debiéramos saber. Tra­
tamos de vivir sensatamente, sin saber cómo. Arriesgamos 3. La enajenación, enfermedad del hombre actual
no tanto la vida física como la vida espiritual, casi cada mi­ (Tercera lección)
nuto. Es errónea casi toda la información que tenemos sobre
la vida, y nos sentimos de veras terriblemente inseguros si pen­
samos en ella. Todo el que, aun por un momento, piense en a) La abstracción y la enajenación de las cosas
su esencial soledad como individuo tiene que sentirse inse­
guro.-Y verdaderamente no podrá soportar esta experiencia, Llegamos al que es hoy el problema esencial de la salud
ni aun por un minuto, si no tiene relación con el mundo, con mental. En mi opinión, este problema es el de la propia ena­
este mundo con el cual puede tener la valentía de relacionar­ jenación, o enajenación de nosotros mismos, de nuestros sen­
se o, por emplear la expresión de Paul Tillich, la «valentía timientos, de las personas y de la naturaleza o, por decirlo
de ser» (P. Tillich, 1969). de otro modo, el problema de la enajenación entre nosotros
Estamos formando personas sin valentía, que no tienen mismos y nuestro mundo interior y exterior.
el valor de llevar una vida interesante o intensa, que están Explicaré qué se quiere decir con esta palabra, «enajena­
adiestradas para perseguir como único objetivo vital la segu­ ción». Literalmente significa, desde luego, que no somos aje-
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56 PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL LA ENAJENACIÓN EN EL HOMBRE ACTUAL

nos, que somos unos extraños para nosotros mismos, o que queñas ciudades de hace muchas generaciones, como el que
el mundo exterior nos es ajeno. Pero seguimos hablando de sigue habiendo en México y en países menos desarrollados,
palabras y, para explicarnos un poco más, tendré que hablar adonde va la gente a vender sus mercancías a los clientes de
de una característica esencial de la sociedad moderna y de los alrededores, sabiendo muy bien quiénes acudirán. Disfru­
nuestra economía actual, que es el papel del mercado. tan con el encuentro y la conversación. No se trata sólo del
Me preguntarán qué tiene que ver el mercado con la psi­ negocio, sino de placer y entretenimiento. Pero, pensando en
cología, y les diré desde el principio: yo creo que, en gran me­ esta forma más primitiva del mercado, veremos qüe en él ocu­
dida, el hombre está influido en toda sociedad por las condi­ rre una cosa müy concreta: se llevan mercancías producidas
ciones económicas y sociales en que vive. Éste fue, en mi para un fin detérminado. El vendedor sabe poco más o me­
opinión, uno de los grandes descubrimientos de Karl Marx. nos quién acudirá a comprar. Se trata de una situación muy
Pudo exagerar dogmáticamente esta teoría y subestimar mu­ concreta de intercambio.
chos factores humanos, muchos factores que no pertenecen Nuestra economía moderna está regulada por el mercado
al reino de la economía, pero creo que la suya es una de las en un sentido totalmente distinto. No se rige por un merca­
contribuciones más importantes a la comprensión de la so­ do adonde uno va a vender sentado sus mercancías, sino por
ciedad. lo que podríamos llamar un «mercado nacional de bienes»,
(Por eso, me parece bastante necio permitir a los estali- en el cual los precios están determinados, y la producción está
nistas afirmar que siguen la teoría de Marx, cuando ello es determinada, por la correspondiente demanda. Éste es el fac­
tan cierto como la pretensión de la Inquisición de que habla­ tor regulador de la economía moderna. Los precios no están
ba en nombre de Cristo. No sólo me parece necio porque no determinados por ningún grupo económico que imponga la
sea cierto, sino porque lleva a desconocer uno de los valores cantidad a pagar, lo que sí puede ocurrir excepcionalmente
sociológicos más grandes, y también porque, si uno creé, como en situaciones de guerra y otras. Los precios y las existencias
yo, que el régimen estalinista es uno de los más crueles e in­ están determinados por el funcionamiento del mercado, que
humanos que hayan existido nunca, al apoyar su pretensión tiende constantemente a nivelarse y equilibrarse hasta cierto
de ser los verdaderos seguidores de Marx, sencillamente los punto.
estamos apoyando a ellos, no lo contrario, que es procurar Pues bien, ¿qué significado psicológico tiene todo ello?
aclarar esta teoría. Lo digo porque, viviendo en México des­ Lo que ocurre en el mercado es que, en él, todas las cosas
dé hace dos años y medio, tengo la impresión de que en Es­ se presentan como mercancías. ¿Qué diferencia hay entre una
tados Unidos la palabra «marxismo» quema en los labios, cosa y una mercancía? Este vaso es una cosa que ahora me
lo que no creo que sea bueno ni para la democracia estadou­ sirve para contener agua. Para mí, es muy útil. No tiene una
nidense ni para-el pensamiento científico.) particular belleza, pero es lo que es. En cambio, como mer­
Hablo de la economía centrada en el mercado. Ahora bien, cancía, es algo que puedo comprar, que tiene cierto precio,
incluso la mayoría de las sociedades relativamente primitivas y no la entiendo sólo como cosa, como algo que tiene cierto
se sirven del mercado. Tienen un mercado como el de las pe­ valor de uso, según lo llaman, sino como una mercancía que
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58 PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL LA ENAJENACIÓN EN EL HOMBRE ACTUAL

tiene cierto valor de cambio. En el mercado se presenta como sino de acuerdo con el sentido abstracto de tener tal precio
una mercancía, y tiene tal función en el sentido de que pue­ por sü valor de cambio y poderse comparar, por tanto, con
do llamarla una cosa de 55 o de 25 centavos. O sea, que puedo cualquier otra cosa, a condición de referirnos a esta abstrac­
hablar de esta cosa como de dinero, o como de una abs­ ción, a su valor de cambio.
tracción. ¿Qué significa esto? Significa que en nuestro sistema-hay
Lo cual nos lleva un paso más allá. Veamos, por ejemplo, en marcha un proceso de abstracción, un proceso que no deja
una cosa muy simple y bastante paradójica. Pueden decir que las cosas en su concreción. Por nuestra forma de producir,
un cuadro de Rembrandt, o más bien el valor de un cuadro por la forma de funcionar nuestra economía, estamos acos­
de Rembrandt, es el quíntuple del valor de un Cadillac. Es tumbrados a experimentar las cosas, en primer lugar, en abs­
una afirmación muy sensata, porque compara el cuadro de tracto, no en concreto. Nos relacionamos con ellas por su va­
Rembrandt y el Cadillac en abstracto, o sea, según su precio lor de cambio, no por su valor de uso.
en dinero. Pero es una afirmación bastante absurda, porque Veamos otros ejemplos de hasta dónde podemos llegar.
un cuadro de Rembrandt, hablando concretamente, no tiene Hace poco se leía en el N ew York Times: «B. Se. + Ph. D.
nada que ver en absoluto con un Cadillac. Hay una forma = $ 40.000». Quedé desconcertado, pero al seguir leyendo
de comparar, de componer una frase que ponga ambas cosas me enteré de que si un estudiante consigue el doctorado en
en cierto tipo de relación, reduciéndolas a la forma abstracta ■filosofía sus ingresos medios serán de cuarenta mil dólares
del dinero. Entonces, podemos compararlas en el sentido de más que si se queda con una licenciatura en ciencias. El New
esta relación particular, por la cual puedo decir que el valor York Times es un periódico muy serio y, ciertamente, no gas­
de una cosa es el quíntuple del valor de otra. De hecho, pen­ ta bromas con sus titulares. Creo que ha sido precisamente
sando en nuestra actitud ante las cosas, creo que si la anali­ por casualidad, por la forma tan peculiar en que hoy se per­
zamos un poco descubriremos que nos relacionamos en gran ciben las cosas, que la licenciatura en ciencias y el doctorado
parte con las cosas no en cuanto a cosas concretas, sino como en filosofía se convierten en mercancías que pueden medirse
mercancías. Incluso empezamos percibiéndolas ya en su va­ y reducirse a la fórmula de una ecuación. Y leí otra informa­
lor abstracto en dinero, en su valor de cambio. Por ejemplo, ción en el Newsweek según la cual el gobierno Eisenhovver
no vemos este vaso como una cosa no muy bonita, aunque cree tener tan gran capital de confianza que puede permitirse
útil, sino como una cosa barata, como una cosa de veinticin­ el lujo de perder un poco tomando unas cuantas medidas im­
co o de cincuenta centavos. populares durante unas semanas o más.
Veamos también la información periodística, o semejan­ Bueno, pues me parece muy bien, pero no me refiero a
te, que nos dice: «Se ha concluido ya el puente de cinco mi­ la cuestión política, sino a la forma de pensar: entender la
llones de dólares», o «Se ha terminado de construir el hotel confianza como un capital que uno puede permitirse el lujo
de diez millones de dólares». Ya tenemos el concepto de la de perder, suponiendo que tenga bastante. Es lo mismo que
cosa, no según su valor de uso, no según su belleza, la que en el caso del «B. Se. + Ph. D. = $ 40.000». La cuestión
tenga, no según cualquier otra cualidad concreta que posea, de la confianza, de la relación entre un partido o gobierno
LA ENAJENACIÓN EN EL HOMBRE ACTUAL 61
60 PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL

y el pueblo, se expresa en la fórmula abstracta de algo men­ mes, por ejemplo, una necrológica, que dice: «Muere un fa­
surable, que puede cuantificarse, que ya no es nada concreto, bricante de calzado», o «Muere un ingeniero de ferrocarri­
sino algo abstracto, que puede relacionarse en forma cuanti­ les». ¿Quién ha muerto? Un fabricante de calzado. El que ha
tativa con cualquier otra cosa de este mundo; en una abstrac- muerto es un hombre, o una mujer, pero si definimos incluso
ciómpor la que más o menos se pierden todas las cualidades a un fallecido como «fabricante de calzado», estamos hacien­
concretas y por la que todo asume la misma cualidad cuanti- do lo mismo, por ejemplo, que al decir que esto es una cosa
ficable de poderse expresar en la forma abstracta de dinero, de cincuenta centavos. Estamos olvidando y desconociendo
o en cualquier otra forma de abstracción, como la que citaré lo concreto de esa persona, con todas sus particularidades,
ahora mismo. y también que era, como cualquier otra persona, perfecta­
¿Cuál es la mayor distancia del mundo? Bien, digamos mente singular. Desconocemos todas sus cualidades concre­
que, poco más o menos, es la que hay entre Nueva York y tas y hacemos abstracción de.ellas. Lo llamamos «fabricante
Bombay. Yo no sé cuántos kilómetros son en realidad, pero de calzado», como si eso lo definiese todo, lo que equivale
sí sé que son tres días y medio de viaje, y creo que es una a definir una cosa por su valor de cambio, por su. precio.
distancia de un valor de ochocientos o mil dólares. En efecto, Desde luego, sería más razonable decir que Mr. Jones es
me parece la forma más realista de expresar una distancia, un fabricante de calzado si estamos informando de una reu­
el tiempo que se necesita para salvarla. Y la mayor distancia nión anual de ese gremio en Atlantic City, porque eso al me­
se ha reducido tanto en el tiempo que no hay dos lugares del nos sería dar una explicación concreta de qué está haciendo
mundo separados por más de tres días y medio. Entonces, allí. Está allí para discutir de asuntos profesionales sobre la
la única cuestión real es el precio en dinero de esa distancia: fabricación de calzado. Pero imaginen que, para hablar de
y la mayor distancia es de mil dólares. Claro que si queremos la muerte de una persona, uno de los acontecimientos más
regresar, se tratará de una distancia de dos mil dólares. Pues importantes de nuestra existencia, además del nacimiento, de­
bien, quiero decir que ésta es otra forma, otro terreno en el cimos que el sujeto de este acontecimiento es un «fabricante
que pensamos en abstracto, en el que podemos expresar in­ de calzado»: tenemos entonces el cuadro de una abstracción
cluso el tiempo y el espacio en dinero y, de hecho, no es tan casi total de lo concreto, de las personas.
absurdo. En cierto sentido, es útil. Pero sigue siendo un ejem­ Relacionado con éste, hay otro terreno enteramente dis­
plo de la falta de concreción en nuestra vida y de nuestra ten­ tinto en el que también se hace abstracción de las personas.
dencia a ver las cosas abstraídas de sus cualidades concretas. He hablado de él en mi libro Ética y psicoanálisis, en el epí­
grafe «La orientación mercantil» (E. Fromm, 1947a, GA II,
págs. 47-56),2 por lo que ahora resumiré sólo lo esencial. Se
b) La enajenación en la consideración de las personas .trata de que el hombre no sólo vende su fuerza física, su ca­
pacidad o su cerebro, cuando se emplea en éste u otro traba-
Lo mismo ocurre en la consideración de nosotros mismos
.2. Trad. cast.: México, Fondo de Cultura Económica, 1953, págs.:81-92.
y de los demás. Así, leemos una noticia en el New York Ti­
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jo, sino que en nuestra cultura vende también su personali­ Si hablo de este reloj y lo llamo reloj, no me refiero a este
dad. Es decir, tiene que ser agradable, debe proceder de un reloj concreto, porque, aun teniendo en cuenta que no es sin­
medio familiar adecuado y, en lo posible, debe tener hijos para gular, sino sólo uno de los muchos miles de relojes de la mis­
hacerse respetable. Incluso su mujer tiene que ser agradable ma marca, no es idéntico a los demás. Cuando digo que esto
y debe ajustarse, en general, a cierto modelo. El marido tiene es un reloj, digo que esto tiene lo suficiente en común con
que ser simpático, y tanto más simpático cuanto más quiera los demás relojes como para poder entendernos refiriéndo­
ascender. No se siente uno como tal individuo concreto que nos a una abstracción, a un reloj, no a una cosa enteramente
come, y bebe, y duerme, y ama, y odia, no se siente como concreta, que es este reloj particular. Ésta es la función del
un hombre singular y concreto, sino como una mercancía, lenguaje: abstraer; abstraer de los fenómenos concretos, sin­
como una cosa que debe —y lo digo intencionadamente—, gulares, lo que me permite designar con una palabra nume­
que debe venderse bien en el mercado, que debe cultivar las rosos objetos de especie semejante, suponiendo que haya lu­
cualidades que se cotizan en el mercado. Si lo cotizan, cree gar para esta abstracción.
que tiene éxito y, si no lo cotizan, se siente fracasado. Pero la abstracción ofrece también un peligro, a saber, el
En efecto, el individuo actual (si es que podemos llamar­ peligro de que al hablar de cosas mediante palabras pierdan
lo individuo) hace depender enteramente su propia estima­ su concreción y que ya no sintamos aquello de lo que habla­
ción del hecho de poder venderse o no, de si existe o no de­ mos, sino sólo la palabra. «Una rosa es una rosa»: he aquí
manda de su persona. Por este motivo, su sentido de la una protesta contra este proceso de abstracción, porque esta
identidad, su confianza en sí mismo, no dependen de una frase hace de la rosa una experiencia muy concreta. Pregún­
apreciación de sus verdaderas cualidades concretas, de su in­ tense ustedes qué ocurre cuando dicen «una rosa». ¿Ven la
teligencia, sinceridad, integridad, humor, cualesquiera que rosa? ¿La huelen? ¿La sienten como algo concreto, o quizá
sean, sino de que su sentimiento de seguridad y de su propia piensan en los cinco dólares que vale la docena, o tienen la
valía dependen del hecho de tener éxito de ventas. Así, natu­ vaga idea de una flor elegante, que pueden regalar en la oca­
ralmente, siempre está inseguro, siempre persigue el éxito y, sión oportuna? ¿Con qué concreción sentimos lo que desig­
cuando el éxito no está a la vista, se vuelve frenéticamente namos con una palabra? ¿O empleamos el lenguaje, esencial­
inseguro. mente, en abstracto?
Ciertamente, si el dueño de una floristería, al hacer ba­
lance y anotar que esa jornada ha vendido cincuenta rosas,
c) La enajenación en el lenguaje queda arrebatado por el entusiasmo pensando en ellas, no
hará bien las cuentas, quedaría absorto en la sensación de una
El lenguaje es otro ámbito en el que ocurre este proceso fragancia, vería sus rosas con los ojos de la fantasía, y aban­
de abstracción. El lenguaje tiene un fin, una función, que es donaría feliz la tienda, pero olvidaría hacer balance y no po­
hacernos capaces de transmitir, de comunicar, por lo que, na­ dría mantener su negocio. No estoy haciendo un chiste: la abs­
turalmente, el lenguaje debe hacer abstracción de las cosas. tracción es una parte importantísima de nuestra vida, de
64 PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL LA ENAJENACIÓN EN EL HOMBRE ACTUAL 65

nuestra vida moderna, que se basa esencialmente en un siste­ .han hablado o escrito los grandes poetas. Todo se dice con
ma racional de contabilidad, de hacer balance, de cuantifi­
<la misma palabra.
car cosas. Nuestra sociedad no podría sobrevivir sin métodos ov Otro ejemplo. El otro día estaba oyendo a un psiquiatra
complejos para poder cuantificar las cosas económicamen­ •hablar de un paciente, y decía de él que tenía un puesto im­
te. Podemos calcular el coste de la mano de obra, el coste de portante. Yo le pregunté qué quería decir con «importante»,
conservación, e incluso el dinero que gastamos en lo que se ¡y él contestó: «¡Bueno, es un puesto muy importante en la
llama «relaciones humanas». Todo ello es calculable y, cier­ '.jerarquía de la empresa!». Muy bien, ¿y qué importancia fie­
tamente, estoy muy lejos de criticarlo en sí mismo, porque me eso? Si quiere decir que tiene un sueldo elevado y un tra-
es la esencia de nuestro modo de producción moderno. La .bajo prestigioso, muy bien. Pero, ¿por qué llamarlo «impor­
producción y la economía actuales quizá no pudieran sobre­ tante»? Entonces, siguió dando explicaciones y yo trataba de
vivir, todo nuestro orden económico se hundiría, si no tuvié­ ver por qué todo aquello tenía que ser importante, y en qué
semos los medios ni la disposición de cuantificar los proce­ sentido. Por cuanto pude entender, no había ninguna im por­
sos de elaboración. tancia en absoluto, excepto en que tenía un sueldo elevado
Se trata, sin embargo, de si este modo de producción, este y cierto grado de prestigio. Si dijésemos que el profesor Eins-
modo de comportarse económicamente, no ha tenido una in­ 4ein se ocupaba de cosas importantes, creo que nos queda­
fluencia enorme sobre nuestra personalidad entera, no ha lle­ ríamos cortos, pero aludiríamos a algo concreto.
gado más allá de la tienda y de la industria, habiendo pene­ Bien, así es en general nuestro lenguaje: «Me muero de
trado en toda nuestra vida, de manera que el florista no sólo risa». ¿De qué? ¿Por qué? En esta expresión se manifiesta
piense en una cosa de cincuenta centavos al hacer balance, un perfecto embarazo. Es la expresión de que uno no siente
sino que nunca piense en una flor concreta. Mañana igual nada, o de que uno es incapaz de expresar nada. Curiosa­
podría vender queso, y pasado mañana energía atómica o mente, la muerte representa un gran papel en estas expresio­
zapatos, cosas todas que tienen muy poco sentido concre­ nes: «Me muero por hacer esto o aquello», para expresar cierta
to, que se entienden esencialmente como cosas de valor abs­ intensa agitación por algo. Pero me temo que el empleo de
tracto. esta palabra, «morir» o «muerte», no sea enteramente casual,
Esto adquiere mucha más importancia considerando las sino que brota de un profundo vacío, de la falta de sentimiento
palabras que no se refieren a cosas, sino a sentimientos ínti­ y de aquella sensación de depresión de la que hablaba el otro
mos, Así, hablamos de amor, ¿y qué entendemos por amor? día al tratar del concepto de felicidad.
Resulta increíble, pero casi no hay nada en el mundo que no Con todo esto quiero decir que hoy ya no empleamos el
se llame amor. La crueldad, la dependencia, la dominación, lenguaje sólo para fines de comunicación, sino principalmente
y el amor verdadero, y el temor, la costumbre: a cualquier en el sentido de que las palabras han llegado a ser casi lo mis­
cosa se le llama amor. «Le quiero» (11ove him) puede expre­ mo que el dinero: abstracciones de experiencias reales, que
sar desde una leve simpatía, o la simple manifestación cortés se intercambian en la comunicación humana sin sentirlas re­
de que no se odia a alguien, hasta esos sentimientos de que feridas a experiencias concretas: preguntamos «¿cómo está?»
66
PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL
LA ENAJENACIÓN EN EL HOMBRE ACTUAL 67

a un hombre profundamente desdichado, y contesta: «Bien,


fundamentales de la existencia humana. No estamos en con­
gracias». Podrán decirme que eso es básicamente orgullo, pero
tacto con nuestros sentimientos, con lo que es en realidad
en mi opinión lo principal es que nadie espera un verdadero
nuestro sentimiento, con nuestra dicha o desdicha, el miedo y
interés en el otro y que las palabras no cuentan, que las pala­
la duda, con nada de lo que ocurre en el interior del hombre.
bras se emplean para llenar huecos, para llenar el vacío que
No estamos en contacto con nuestros semejantes ni con la
sentimos dentro de nosotros mismos y en la comunicación
naturaleza. Sólo estamos en contacto con un pequeño frag­
con los demás. Atiendan al tono de voz en que se produce
mento del mundo que nosotros mismos hemos creado, y en
la comunicación humana: ¡cuánta abstracción! Es casi como
verdad tenemos un miedo muy grande a tocar nada que esté
cuando se va de compras al mercado: tome los dos dólares
y déme lo que le pido. más allá. /
Si quieren una prueba vean, por ejemplo, nuestra actitud
La gente intercambia palabras sin compartir ninguna rea­
ante la muerte, cómo ocultamos la muerte, cómo no pode­
lidad de la que estén hablando. Intercambian palabras con
mos soportar ni siquiera una conciencia superficial de la muer­
cierto embarazo, para ocultar el vacío que hay en su comuni­
te. Pero, hablando de la muerte, piensen que también tende­
cación y el hecho de que no sienten ningún estimulo. Des­
mos a ocultar el nacimiento. Me parece que, para muchas
pués de la charla, no notan haber compartido nada. Tienen
jóvenes de hoy, con los métodos modernos de concepción,
una sensación de vacío parecida a la de haber estado dos ho­
si el asunto se pone un poco incómodo, viene enseguida la
ras en el cine viendo una película que ha resultado ser muy
anestesia; después, cuando una se despierta, ya está ahí una
mala, cuando abandonamos la sala con cierta sensación de
agradable enfermera presentándole a su hijo, envuelto en ce­
embarazo y vergüenza por haber perdido el tiempo de mane­
ra tan absurda. lofán. Hemos perdido la idea de que el parto es un acto muy
elemental, que no es nada fácil, que no consiste en «arrojar»
nada a la manera de la producción industrial, donde las co­
d) La enajenación del sentim iento en la sensiblería sas salen de una máquina.
Tendemos a ocultar también cualquier otra experiencia di­
recta de la realidad. Estoy seguro, por ejemplo, de que las
He querido describir lo que me parece uno de los rasgos
últimas películas de Chaplin han sido tan impopulares, entre
y peligros esenciales del hombre en la sociedad contemporá­
otros motivos, porque la gente tiene miedo a tocar la realidad
nea: hemos perdido contacto con todas las realidades, excep­
tan de cerca. E l gran dictador (1938-1940) terminaba con uno
to una, que es la realidad, creada por el hombre, de la indus­
de los discursos más conmovedores que yo haya oído nunca.
tria y el negocio, de la organización de las cosas que podemos
La mayoría del público, incluso habiéndoles gustado la pelí­
manipular. Estamos en contacto con artificios. Estamos en
cula decían: «No, no ha estado bien. Eso no es arte». Pues
contacto con la rutina social. Y estamos en contacto, y nos
yo no creo que estén tan interesados por el arte en sí mismo.
comunicamos, y nos relacionamos con todo lo que produzca
Es que les toca muy profundamente. Monsieur Verdoux (1944-
más cosas, pero no estamos en contacto con las realidades
1946) conmovía mucho, como también Candilejas (1952), pero
68 PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL LA ENAJENACIÓN EN EL HOMBRE ACTUAL 69

eso es demasiado fuerte para nuestro público, de modo que sentimientos se desbordan. Invaden cualquier otro terreno.
los críticos se ponen a justificarlo. He leído hace poco que la Empleamos palabras de reclamo, como las de «honradez» o
Legión Americana amenaza con boicotear esta película en el «patriotismo» u, otros, la de «revolución», palabras que son
Oeste y que los propietarios de las salas cinematográficas han conceptos abstractos, que no tienen un sentido concreto, pero
empezado ya a cancelar sus pedidos. Bien, yo creo que si la que son excitantes, que nos hacen llorar, que nos hacen aullar,
Legión Americana puede hacer una cosa semejante es sólo que nos impulsan a hacer cualquier cosa, pero de manera que
porque, efectivamente, hay demasiado miedo entre el públi­ el sentimiento correspondiente no está relacionado de veras
co, demasiada fobia a que a uno lo pongan en contacto con­ con nada que pos interese, sino que es una cosa vana.
sigo mismo, con algún sentimiento suyo, con la realidad de Es como la persona que llora viendo una película cuando
la existencia humana. Si se puede boicotear lo que quizá sea la protagonista pierde la ocasión de ganar cien mil dólares.
una de las grandes manifestaciones de la actual cultura esta­ Llora todo el cine. Sin embargo, estas mismas personas, en
dounidense, si un grupo de intereses puede impedir que se la vida real, pueden presenciar una gran tragedia en torno
exhiba, es porque no tiene sentido suficiente, no tiene atrac­ suyo, y en medio de su propia vida, y no lloran, y no sienten
tivo suficiente para la mayoría de la gente. nada, porque en realidad están disociados de ello. Están de­
Pues bien, en vez de estar relacionados, de estar en con­ sinteresados. Viven en ese vacío de la abstracción, enajena­
tacto con el amor, con el odio, con el miedo, con la duda, dos de la realidad de los sentimientos. Pero, dado que tienen
con todas las experiencias fundamentales del hombre, todos sentimientos, ¿qué otra cosa pueden hacer? Escogen unos re­
nosotros estamos muy desapegados. Estamos relacionados clamos, unos estímulos o situaciones que los exciten, pero no
con una abstracción, lo cual quiere decir que no estamos re­ en el sentido de llorar porque nos afecte verdaderamente la
lacionados en absoluto. Vivimos en un vacío y llenamos este desdicha, sino desde el desapego. Viven en el vacío, pero el
vacío, este hueco, con palabras, con estimaciones abstractas, sentimentalismo que hay dentro de ellos necesita una salida,
con la rutina que nos ayuda a salir del agujero, si es que no y entonces lloran cuando tienen ocasión, pero sin que nada
nos refugiamos en la sensiblería. los afecte de veras.
¿Qué es la sensiblería? Quizá haya unas cuantas maneras Ésta me parece la esencia de la sensiblería que puede ob­
de considerarla, pero quiero hablar de una que tiene cierta servarse con tanta frecuencia en la cultura moderna. Vemos
relación con nuestro asunto. Para mí, la sensiblería es senti­ personas que dan la impresión de estar muy desapegadas, muy
mentalismo en estado de total desapego. A menos que uno distantes, de no estar interesadas por nada en particular, pero
esté verdaderamente loco, todo el mundo es un sentimental, que son capaces de estallar en estas explosiones sentimenta­
pero si uno está tan desapegado, tan lejano, tan falto de rela­ les. Podemos verlas en el cine, en el fútbol, o en cualquier
ciones, tan disociado de las cosas, como decía hace poco, uno otra ocasión momentánea de gran emoción o excitación, o
se encuentra en una situación muy peculiar. Tiene sentimien­ de lo que parece ser una gran alegría o una gran tristeza. Sin
tos, pero no se refieren a la realidad, no se refieren concreta­ embargo, descubrimos que la correspondiente expresión fa­
mente a nada que sea realidad. Entonces, es sensiblero. Sus cial es, al mismo tiempo, de vacuidad, de vacío, huera. Hay
LA ENAJENACIÓN EN EL HOMBRE ACTUAL 71
70 PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL

ñas, sin entenderlas como abstracciones que podamos consi­


una gran diferencia entre quien experimenta alegría en un es­
derar del mismo modo que los productos del mercado. En
tado de interés por algo y quien tiene esta especie de alegría
segundo lugar, en este estar relacionados nos sentimos como
sensiblera, porque, en ciertas situaciones, se le despierta en
seres vivos, como un yo que está relacionado con el mundo.
cierto modo esta sensación, aunque siga perfectamente desa­
Yo me hago uno con el mundo en mi relación con el mun­
pegado de todo y no sienta nada de veras.
do, pero me siento yo también como un ser propio, como un
individuo, como algo singular, porque en este estar relacio­
nado yo soy al mismo tiempo el sujeto de esta actividad, de
e) La relación con el mundo corno manifestación de salud
este relacionarme. Yo soy yo y soy el otro. Yo me hago uno
psíquica
con el objeto dé mi interés, sintiéndome a la vez como sujeto.
Cuándo se hace una cosa para evitar el aburrimiento y
Pues bien, todo este estado de abstracción, de estar ena­
cuándo se hace por relación o interés, es una diferencia fácil
jenado de lo concreto de la propia experiencia, tiene graves
de observar o notar. Hemos pasado una velada con unos ami­
consecuencias para la salud mental, porque, ¿cuál es la fuen­
gos y hemos charlado todo el rato. Tratemos de atender a
te de energía de la que vivimos? Bueno, podríamos decir que
cómo nos sentimos al final. ¿Nos sentimos bien, complaci­
una fuente de energía es puramente física, que se origina en
dos, contentos, vivos, o nos sentimos algo cansados y abu­
la química del cuerpo, y sabemos que esta energía decae pa­
rridos, o no precisamente aburridos, pero sí un poquito insa­
sados los 25 años de edad, que nos vamos gastando poco a
tisfechos y un poquito deprimidos, y no se nos ocurre nada
poco, en lo que se refiere a esta energía. Pero hay otra, y es
más que decirnos: «Bueno, se acabó, gracias a Dios que ya
la energía que nace de nuestra relación con el mundo, de nues­
puedo ir a dormir?». Cuando hemos estado con alguien y no
tro interés. Podemos experimentarla, a veces, cuando esta­
hemos terminado cansados, y aunque se haya hecho tarde lo
mos con una persona amada o cuando leemos algo muy in­
hemos pasado bien, nos sentimos bien, nos encontramos con­
teresante, apasionante. Entonces no nos cansamos. Sentimos
tentos. Entonces sabemos que lo que hemos hecho no ha sido
brotar una energía inesperada. Tenemos una profunda sen­
para evitar el aburrimiento.
sación de alegría. Y observando a las personas de 80 años
que han llevado una vida de intensas relaciones, amor, afec­ \

to e interés, comprobamos en ellos una lozanía sorprendente


f ) La enajenación y el aburrimiento como manifestaciones
y arrolladora, y una energía que no tiene nada que ver con
de la enfermedad psíquica
la química corporal, con las fuentes de energía que esta quí­
mica produce.
Quiero decir que, en una cultura en la que nos enajena­
La alegría, la energía y la felicidad dependen de hasta qué
mos de nosotros mismos y de los demás, en que nuestros sen­
punto fomentamos nuestras relaciones y nuestro interés, lo
timientos humanos se hacen abstracciones, dejando de ser
cual quiere decir de cuánto contacto tengamos con la reali­
concretos, nos aburrimos soberanamente. Perdemos energía.
dad de nuestros sentimientos, con la realidad de otras perso-
72 PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL LA ENAJENACIÓN EN EL HOMBRE ACTUAL 73

La vida deja de ser interesante en sentido verdadero. Y yo creo de manera que organizándose el día para no tener ni un mi­
que el aburrimiento es uno de los grandes males que pueden nuto libre, no tiene uno por qué aburrirse. Y verdaderamen­
aquejar al hombre. Pocas cosas hay tan terribles e insoporta­ te, si no fuese por esto, tendríamos que construir manicomios
bles como estar aburrido. para millones de personas en muy breve plazo.
Pues bien, cuando llegamos a estar aburridos tenemos
ciertas formas de evitarlo. Empezamos a ir a reuniones, o a
jugar a las cartas, o a beber, o a trabajar, o a ir en coche por g) La enajenación en la política
ahí, o a hacer unas cuantas cosas que puedan mitigarlo. En
algunos países donde el aburrimiento se ha extendido en gran En este mismo sentido, quisiera tocar un último punto:
medida, hallamos más casos de suicidios y de esquizofrenia no sólo nuestra comunicación interpersonal, no sólo nuestra
que en otros donde por lo menos hay más contacto con la relación con nosotros mismos, no sólo nuestra relación con
realidad, aun si esta realidad es trágica, porque la tristeza y las cosas se han hecho abstractas, sino también nuestra rela­
la tragedia se soportan mejor que el aburrimiento, que no es ción con la política. Estamos dentro de una tradición que em­
sino una manifestación de la falta de relación con el mundo pezó como una negación del poder absoluto, afirmándose el
y con el amor. derecho del ciudadano a decidir lo que debe hacerse con sus
Me parece que el aburrimiento quizá sea una palabra para impuestos y, finalmente, su derecho a participar responsable­
expresar una experiencia más normal que en patología se lla­ mente en la decisión sobre el destino de la sociedad. Todo
maría depresión y melancolía. E l aburrimiento es el estado eso está muy bien, y eso era algo muy concreto. Suponiendo
corriente de la melancolía, mientras que la melancolía es el una comunidad pequeña, como las que hay todavía en Sui­
estado patológico del aburrimiento, que encontramos en cier­ za, donde unos cuantos miles o cientos de personas se reú­
tos individuos. Pero creo que se trata sólo de una diferencia nen, tienen problemas concretos que pueden abordar, los dis­
cuantitativa, y quizá quienes llegan a padecer melancolía ten­ cuten, y esas quinientas o mil personas deciden sobre algo,
gan peores defensas para combatir el aburrimiento de la vida sabemos que realmente ha ocurrido una cosa muy concreta.
que la mayoría de las personas «sanas» que se aburren, pero Se ha tomado una decisión y no ha sido cosa demasiado
saben eludir el aburrimiento y superarlo..., no superarlo, sino difícil.
no sentirlo conscientemente. Les recordaré que Aristóteles trató del tamaño ideal de
Desde luego, uno de los mejores medios para superar el una ciudad. Decía que una ciudad no puede tener, menos
aburrimiento es la rutina. Con un horario que empiece escu­ de mil habitantes, pero que ciertamente no debía contar con
chando la radio a las siete de la mañana y no termine hasta más de diez mil. Bien, una ciudad de diez mil habitantes si­
las doce de la noche, y no deje ni un minuto para matar el gue siendo algo muy concreto. Es manejable. La decisión, en
tiempo, pues, sencillamente, no queda tiempo para aburrir­ el sentido democrático, se entiende concretamente, pero, ¿qué
se, y eso es todo lo que hace falta, porque el aburrimiento ha sido de nuestro régimen en países con cincuenta y con dos­
es insoportable sólo cuando uno tiene tiempo para aburrirse, cientos cincuenta millones de habitantes? En realidad, estas
74 PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL LA ENAJENACIÓN EN EL HOMBRE ACTUAL 75

dos cantidades no representan ninguna diferencia, como tam­ elecciones algo realmente concreto? No obstante, creo que
poco el que nuestro presupuesto sea de cincuenta mil o de nuestro actual régimen electoral es mejor que cualquier otra
setenta mil millones de dólares. Evidentemente, todos estos cosa que exista en la Tierra, pero me parece muy imperfecto.
números pierden cualquier sentido de concreción. Si podemos H a llegado a ser muy abstracto, y en la próxima lección tra­
manejar diez mil dólares, o cien mil, y quizá alguien pueda taré de decir unas palabras sobre en qué sentido creo que po­
manejar un millón de manera concreta, ciertamente, el con­ demos apartarnos de esta especie de abstracción.
cepto de cincuenta millones de dólares es una fórmula pura­ En realidad, a pesar de nuestra idea de que el ciudadano
mente abstracta. Es una fórmula matemática que nos ofrece participa en los asuntos de la sociedad, hablando de un modo
muy certeramente una medida cuantitativa, pero que no tie­ realista y concreto, el ciudadano individual tiene muy pocas
ne relación alguna con nada que podamos entender, como oportunidades de influir sobre ellos. De manera que votamos,
tampoco podemos imaginar las distancias entre varias estre­ lo que en cierto sentido es como decidirnos entre Chesterfield
llas, sino en el sentido de un cuadro perfectamente abstracto. o Camel. Exagero, desde luego, pero en este momento pre­
Pues bien, ¿qué ocurre? Ocurre que, alguna que otra vez, fiero exagerar el panorama, para explicarme mejor, que ser
vamos a votar. En realidad este voto, en gran medida, es in­ demasiado preciso. Votamos. Podemos escribir una carta al
fluido por prácticas muy semejantes a las de la publicidad Congreso. Podemos escribir una carta a nuestro senador. Pero,
moderna. Nos embuten consignas, hoy por medio de la tele­ en realidad veremos que, en opinión de una gran mayoría,
visión, que nos influyen sobre todo mediante recursos emo­ no hay casi nada en lo que puedan influir de manera real y
cionales y completamente irracionales. Y nosotros reaccio­ concreta, no abstracta, ni en lo que puedan participar, y que
namos a ellas, hasta cierto punto, como reaccionamos ante la política se desarrolla en otra esfera muy lejana, y es tan
un partido de fútbol o un combate de boxeo, con ese sentido enajenada, tan abstracta, tan poco concreta, como lo demás
del drama de que hablaba el otro día: es apasionante ver com­ de que he hablado.
batir a dos candidatos y, en cierto modo, poder inclinar la Quisiera hacer otra observación teórica. Dicen que, para
balanza, tomar parte en el asunto. actuar, hay que poder pensar; que primero es el pensamiento
Én un combate de boxeo, lo único que podemos hacer es y después viene la acción razonable. Lo cual es cierto, segu­
esperar sentados, mientras que en estas elecciones hay una ro, pero también hay otra cosa cierta, que es la contraria: a
cosa que podemos hacer. Aunque nuestro voto sea insignifi­ menos que uno tenga la posibilidad de actuar, tendrá muy
cante, justo con ese poquito entramos en el ruedo y ejerce­ limitado el pensamiento; que el pensamiento se desarrolla úni­
mos cierta influencia, pero, ¿es ésta una manifestación res­ camente cuando hay al menos una probabilidad de aplicar­
ponsable de nuestra opinión? ¿Qué es lo que sabemos? ¿Qué lo. Poniendo como ejemplo al dueño de una pequeña confi­
información tenemos? ¿No es todo demasiado complicado tería, yo creo que es mucho más inteligente en los asuntos
para que se decida de la manera en que lo hacemos? ¿No ha­ de su tienda, en la que puede actuar, en la que puede influir,
bría una manera enteramente distinta de discusión, de for­ en la que puede observar, y decidir, y sacar provecho de to­
mulación, de opinión y de convicción, si hiciésemos de las das sus decisiones, que en los asuntos políticos, y no forzo-
76 PATOLOGIA DE LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL LA ENAJENACIÓN EN EL HOMBRE ACTUAL 77

sámente porque los asuntos políticos sean mucho más difí­ (Cuarta lección)
ciles que los de su tienda. A veces, creo que son terriblemen­
te sencillos, mientras que los asuntos comerciales pueden
ser muy difíciles. No me parece que haga falta más inteligen­ h) La enajenación del pensamiento y de la ciencia
cia para pensar en la política exterior que para pensar en
cuánto queso comprar. Me parece que se trata de cosas muy Hablaba el otro día sobre lo que llamaba la enajenación
semejantes, pero uno puede pensar en su confitería y, por lo del sí mismo, de los demás y de las cosas, y sobre la relación
tanto, piensa; pero en política exterior sus vías de influencia, de esta enajenación con lo que llamaba la abstracción, esa
sus posibilidades de actuar son tan reducidas que se limita actitud, característica de nuestra moderna cultura industrial
a hablar. Y habla con palabras vanas, pero no piensa, y se capitalista, de sentirse a sí mismo, a los demás y a las cosas,
siente muy resignado a que su pensamiento no sirva para no en su forma concreta, no en su valor de uso, sino en su
nada. forma abstracta, como dinero o como palabras, y de relacio­
Quiero decir, resumiendo, que el cuadro general de nues­ narnos con estas abstracciones, no con lo real y concreto.
tra cultura moderna es el de un modo de producción y de con­ Demos ahora un paso más, entrando en otros factores in­
sumo centrado en el mercado, centrado en la fabricación en fluidos por la enajenación. ¿Cómo afecta ésta a nuestro pen­
serie, y esto es en sí mismo una abstracción, y esto es en sí samiento'! Creo que podemos asemejarlo al modo en que afec­
mismo uno de los grandes avances en el desarrollo de la eco­ ta a nuestro sentimiento. Ocurre, dije el otro día, que nos
nomía. Pero ahora este método de producción, este método hacemos sensibleros, en vez de sentir, y definí la sensiblería
de abstracción, ha alcanzado tales proporciones que no sólo como el sentimiento disociado que se desborda pero es hue­
afecta a la esfera técnica, sino que ha moldeado a todos su ro, porque hay necesidad de sentir, pero nada a lo que se aso­
partícipes, cuyas experiencias internas y externas de sí mis­ cie el sentimiento.
mos se han hecho tan abstractas como las mercancías de la Pues bien, algo parecido le ocurre a nuestra razón, o a
plaza. Así, estamos disociados de la experiencia real, vivimos nuestro pensamiento, pues si no tenemos relación con lo que
en un vacío y, por lo tanto, nos sentimos inseguros, y en con­ pensamos o, por decirlo de otra manera, si no tenemos inte­
secuencia estamos en peligro de caer en el aburrimiento, y rés, lo que queda del pensamiento es la inteligencia, enten­
por eso nos encontramos en un estado muy grave de salud diendo por inteligencia la habilidad de manejar conceptos,
mental, que únicamente superamos por medio de una rutina pero no de atravesar la superficie de las cosas para penetrar
para no tener que afrontar ese aburrimiento y esa vanidad en su esencia: manipular en vez de comprender. Y esta facul­
de nuestra relación con los demás y con nosotros mismos, tad de comprensión, que podríamos llamar razón, es lo con­
así como con lo abstracto de nuestras experiencias. - trario de la inteligencia manipulativa. De hecho, la razón obra
solamente si estamos relacionados con lo que pensamos. Si
nos falta este interés, lo único que podemos hacer es mani­
pular. Podemos ponderar, contar, numerar y cotejar facto­
78 PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL LA ENAJENACIÓN EN EL HOMBRE ACTUAL 79

res, y este tipo de inteligencia me parece tener el mismo ca­ '■ Pues bien, lo que hoy ocurre es muy extraño. En las cien­
rácter de abstracción que nuestro sentimiento y nuestra cias físicas, que son en la actualidad las más adelantadas, o
sensación, de los que he hablado antes. «jas únicas adelantadas, vemos esta actitud científica. Vemos
A veces la razón pudiera ser un lujo, pero otras veces la ■grandes empeños, muchísimo trabajo y propósitos... y una
vida de los individuos y la vida de la humanidad pueden de­ ■gran incertidumbre. Ahora bien, ¿qué opinión tiene el hom-
pender de la capacidad de emplear la razón, en el sentido de /bfe corriente, qué idea tienen de la ciencia, no sólo el hombre
penetración, no emplearla solamente en el sentido de mani­ Corriente, sino también la mayoría de los sociólogos? Creen
pulación del pensamiento puramente intelectual, superficial, -que el pensamiento científico ofrece lo que solía ofrecer la
que no penetra en nada y, por eso, no modifica nada. .religión hace unos cientos de años, a saber, una certeza total.
Me parece que todo esto tiene que ver con nuestra anti­ (No pueden soportar la incertidumbre y, para ellos, la ciencia
gua idea de la ciencia. La actitud científica es verdaderamen­ ¡se ha convertido en una nueva religión, una nueva certeza so-
te uno de los grandes logros alcanzados desde hace unos qui­ -bre las cosas de la vida, y les proporciona la sensación de se­
nientos años. ¿Y qué era esta actitud científica? Era una guridad que en otra época debían encontrar en la religión.
actitud de objetividad. Era una actitud humana respecto a El hombre medio se ha convertido en un consumidor de
la que se sentía humildad, por la que se tenía la fortaleza de •ciencia. Espera que el científico lo sepa todo y que, leyendo
considerar las cosas objetivamente, es decir, como son, no des­ el periódico, se encuentre poco más o menos en la misma si­
figurándolas por los propios deseos, temores y fantasías; por tuación que el visitante de la iglesia. Los sacerdotes son los
la que se tenía el valor de ver y examinar si los datos hallados Especialistas en llevar las relaciones con Dios, y para algunos
confirmaban o negaban la propia idea, y de modificar una -es suficiente que los haya y puedan verlos de cuando en cuan-
teoría cuando los datos no la demostraban. Ésta era la esen­ 'do. Y me parece que, en la postura actual ante la ciencia, en­
cia del pensamiento científico. Es en realidad la capacidad contramos algo muy semejante. La gente está convencida de
de sorprenderse por algo, de asombrarse. La mayor parte de .que son los sumos sacerdotes de la ciencia quienes poseen una
los grandes descubrimientos científicos comenzaron en el mo­ certeza total sobre las cosas y de que, mientras enseñen en
mento en que un hombre dejaba de considerar evidente lo que las universidades y los periódicos hablen de ellos, todo esta­
siempre se había considerado evidente. Tuvo un momento de rá en orden. Si hay alguien, por lo menos, que posea certeza
asombro. Quedó sorprendido, y allí tenemos un descubrimien­ •y convicción, nos sentiremos confortados con cierta sensa­
to científico. Lo que viene después es secundario. Estudia, ción de seguridad.
examina, prueba, hace toda clase de cosas, pero el genio real Pero, en realidad, lo que se entiende por ciencia, lo que
del descubrimiento no está en todo eso que se llama labor entienden tanto el profano como el sociólogo, es una cosa
científica, y que viene después, sino que el origen verdadero que se hace con la inteligencia manipulativa. Se entiende por
del descubrimiento científico está en este momento en que enfoque científico de un problema psicológico el que hace que
fue capaz de asombrarse por algo que nunca había asombra­ pueda expresarse en números abstractos, contando y midien­
do a nadie. do, aunque los datos que se cuentan y se miden sean absur­
80 PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL LA ENAJENACIÓN EN EL HOMBRE ACTUAL 81

dos y no tengan ningún sentido en absoluto. Pongamos un i) La enajenación en el amor


ejemplo de cómo funciona esto en psicología. Hace poco, he
leído un estudio sobre las actitudes de las madres ante sus Podríamos hablar también de otra cuestión conexa: ¿qué
hijos. Había tres psicólogos observando lo que ocurría cuan­ es del amor en esta situación de enajenación, de disociación?
do, una semana después del parto, presentaban el recién na­ Nos encontramos, me parece, con que el amor transcurre por
cido a la madre. Los datos básicos a que se remitían eran «La dos vías diferentes. En una de ellas se identifica con la sexua­
madre sonríe» o «La madre toca la cabeza del niño», y se lidad, y ahí tenemos los muchos libros que nos enseñan las
interpretaban como síntomas de una actitud amorosa. Y so­ técnicas sexuales para fortalecer el amor en el matrimonio.
bre esto se había montado un complejo aparato estadístico, En la otra vía vemos el amor convertido en un asunto nada
que contaba con los posibles márgenes de error y qué sé yo erótico, bastante asexual, y consistente en que dos personas
qué más, que arrojaba todos los números de los porcentajes se llevan bien; y si ocurre que se trata de un hombre y una
de los diversos tipos de madres correspondientes a cada gru­ mujer, pues se casan y a eso lo llaman amor. Pero en el me­
po, y así sucesivamente... Sólo que los datos básicos no te­ jo r de los casos es un compañerismo agradable, sin nada de
nían nada de científicos. Porque si uno dice «La madre son­ esa chispa, nada de ese fuego que en otra época se asociaba
ríe», se queda sin saber nada. Todo depende de cómo sonría. a la idea del amor. :■
Su sonrisa puede ser de cariño, de amargura, o de indiferen­ De manera que, en este estado de disociación, identifican
cia. Puede tocar la cabeza al niño por puro aburrimiento, por el amor con la sexualidad o con llevarse bien, lo identifi­
engorro, o por muchísimos motivos; de manera que, en reali­ can con, un agradable compañerismo bastante rutinario, en
dad, no se ha empleado ningún método científico en psico­ el que faltan, y en este estado deben faltar naturalmente, la
logía: no se ha descrito verdaderamente, no se ha observado idea y la realidad de la ternura. Busquen manifestaciones de
con detalle el. cuadro de lo que ocurre en su mayor particula­ ternura en una película de Hollywood: difícilmente las en­
ridad y concreción, sino que se ha observado superficialmente, contrarán. Podrán verlas en una película francesa. Y podrán
y se ha dado a esta observación una apariencia de trabajo verlas, en grado excepcional, en.una película de Chaplin. La
científico basándose en unos datos acientíficos con un méto­ ternura es más que sexualidad, y más que un agradable, lle­
do que.se pretende científico porque se ocupa de números. varse bien: es manifestación de una relación amorosa con otra
Bien, pues ningún físico teórico, ningún químico podría persona, no sólo en el sentido de amor individual, sino tam­
permitirse nada semejante. Y no podría permitírselo ni siquie­ bién en el sentido de amor al hombre en cuanto tal.
ra en su segundo curso universitario, porque es un método Es muy lógico y natural que, en una cultura como la nues­
insensato que se finge científico. Sin embargo, entre los so­ tra, se haya perdido casi por completo la experiencia de la
ciólogos parece haber una especie de pacto de caballeros: sír­ ternura. Y me temo algo peor aún; que muchas personas la
vase usted de números y de métodos estadísticos, y sus datos sienten, pero se avergüenzan casi, porque parece estar en con­
serán científicos. tra de las convenciones, y quizá alguno tenga miedo de pare­
cer afeminado, pueril o bobo, o de no cumplir con la exigen­
82 PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL LA SUPERACIÓN DE UNA SOCIEDAD ENFERMA '■'* 83

cia de ser un hombre o una mujer apasionados, si muestran 4. Hacia la superación de una sociedad enferma
ternura.
Se ha hablado mucho estos años de que debiéramos com­
prender lo perversos que somos. Reinhold Niebuhr insiste en a) La idea del socialismo y sus desfiguraciones
la perversidad del hombre, en que es muy importante ser cons­
cientes de la destructividad y de la perversidad que forman Por último, hablaré de otras soluciones que se nos propo­
parte de nuestra naturaleza. Bueno, yo no quiero entrar en nen, distintas a las que nos ofrece nuestro régimen actual. To­
una discusión teórica ni analítica con Reinhold Niebuhr, pero dos sabemos que ha habido uña solución victoriosa en va­
creo que nuestro problema, por lo menos en nuestra cultura rias partes del mundo, y ha sido una solución totalitaria. El
actual, no es que seamos tan perversos y destructivos. Lo que totalitarismo ha creado una nueva religión pagana, que ha
en general encontramos en Estados Unidos es una falta muy retrocedido más allá de los comienzos del cristianismo, en­
notable de destructividad y perversidad. De hecho, la mayo­ contrándonos en ella con una mezcla de culto al héroe, culto
ría de la gente es más bien amable y bienintencionada, dé nin­ al trabajo, miedo y terror, todo ello junto en una doctrina
gún modo destructiva. espantosa; Pero, creo, todos sabemos ya que todo eso es muy
Me parece que lo malo es otra cosa: lo malo es nuestra malo y que no sirve para nada seguir insistiendo una y otra
indiferencia, nuestra falta de interés, el no decidir entre la vida vez en lo terriblemente inhumano que es el régimen ruso. Me
o la muerte, el dejarnos llevar y vivir sin saber para qué, nues­ parece que, si uno debe repetirlo tanto, hasta podríamos sos­
tra indiferencia hacia nosotros mismos y hacia el futuro. Creo pechar que no se lo cree del todo. De modo que pasemos a
que esto es mucho más grave, y quizá queramos halagarnos otra cosa y atendamos a una solución más positiva, que no
pensando que somos esos diablos que dice Reinhold Niebuhr, ha tenido tanta importancia en Estados Uñidos, pero sí en
tan perversos y destructivos. Eso sería algo, quizá. A mí me Europa, en Asia y en la India: la solución del socialismo.
parece que, en cierto sentido, somos peores: no somos más ¿Cuál ha sido el ideal común a diversos socialistas, a las
que indiferentes* somos francamente despreocupados; y temo escuelas que surgieron en el siglo XIX, e incluso algo antes?
que esto, en cierto modo, es más peligroso que la perversi­ El ideal común a todos ellos ha sido el de una sociedad en
dad. Por lo menos puede decirse que esta insistencia en la la que el hombre sea un fin en sí mismo, en la qué cada ciu­
perversidad del hombre encierra ciertos peligros si nos dis­ dadano sea activó'y responsable, en la que ésté conviva con
trae de nuestro problema verdadero, que es nuestra indife­ sus semejantes con espíritu de cooperación, solidaridad y
rencia. ' • amor fraterno, en la que no sea utilizado por nadie, ni él mis­
mo se utilice para ningún otro fin que no sea el de su propia
vida y el desarrollo de su personalidad. En cierto sentido, este
objetivo común a todas las escuelas socialistas es muy seme­
jante a lo que podría llamarse la idea mesiánica del Antiguo
Testamento. Me detendré un poco en esto.
84 PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL LA SUPERACIÓN DE UNA SOCIEDAD ENFERMA 85

No puede entenderse bien la idea mesiánica sin retroce­ Esta es, en lo esencial, la versión profética del mesianis-
der a un punto bastante lejano de la historia, a saber, el rela­ mo, y ésta es, esencialmente, la idea común a todos los socia­
to de la Creación. ¿Qué ocurre en la llamada «Caída de listas del siglo XIX: una nueva armonía, una armonía creada
Adán»? Supone ésta que, primitivamente, el hombre vivía en sobre la base del conocimiento, del amor y de la solidaridad,
completa armonía con la naturaleza, formaba parte de la na­ que habrá de crear también abundancia y terminar con la lu­
turaleza, pero no tenía conocimiento de sí mismo, no tenía cha entre los hombres y entre el hombre y la naturaleza. Ésta
conciencia de sí mismo, no sabía del bien y del mal. Dios pro­ era la idea general, pero ha habido muchas escuelas de pen­
híbe al hombre que coma del árbol de la ciencia del bien y samiento socialista que diferían sobre los medios necesarios
del mal, pero éste desobedece y, de repente, se ve separado para alcanzar este ideal. Algunas, justo desde el principio,
de la naturaleza, separado del otro. El hombre y la mujer se insistían en la necesidad de evitar el peligro de la centraliza­
ven desnudos y se avergüenzan. Sienten su separación. Sien­ ción, insistían en los peligros que iban a ser fundamentales
ten la separación entre ellos y lo que se ha llamado la «mal­ en la organización del Estado y en cualquier gran poder que
dición divina». Esta maldición divina hace que el hombre sea el Estado pudiera tener. • ;
enemigo del hombre, que un sexo sea enemigo del otro sexo En cambio, los socialistas marxistas creían en la necesi­
y que el hombre sea enemigo de la naturaleza, de los anima­ dad de conquistar el Estado, como instrumento capaz y ne­
les y del fruto de los campos. En este momento comienza la cesario para transformar la sociedad en una sociedad sin cla­
historia humana. ses y, finalmente, en una sociedad sin Estado, de hombres
Pues bien, según la versión profética de las ideas mesiá- libres. Además, los socialistas marxistas creían que el medio
nicas, la finalidad de la historia es alcanzar una nueva armo­ para este fin de librar y liberar al hombre era la socialización
nía entre el hombre con el hombre y con la naturaleza, pero de los medios de producción. La idea era que, si los medios
ya no una nueva armonía fundada en que el hombre forme de producción dejasen de estar en manos de una persona, si
parte de la naturaleza sin conocerse a sí mismo, sino funda­ fuesen propiedad de todos, no habría nadie que pudiese ex­
da en el desarrollo de la razón por el hombre, en su propio plotar ni manipular al obrero. Tenían la ingenua idea de que,
conocimiento y en su amor, en tal medida que un día podrá si bien la socialización de los medios de producción no era
crear una nueva armonía suya con la naturaleza, y entre hom­ un fin en sí mismo, sí era el medio del cual se seguiría casi
bre y hombre, por la que ya no habrá guerras y reinará la inmediatamente la transformación del hombre en una perso­
abundancia. Según esta tradición profética, la era mesiánica na responsable y cooperante.
es el cumplimiento, en un nivel superior, de lo que fue la edad En el plano intelectual, el socialismo marxista venció a
paradisíaca en un nivel primitivo. Paradójicamente, el hom­ los demás grupos. Triunfó en Europa, en Rusia y en China,
bre tiene razón frente a Dios, en esta idea de la era mesiáni­ suponiendo que llamemos a eso socialismo marxista, pero ésta
ca. Dios le había prohibido comer del árbol de la ciencia. El es otra cuestión, que quizá abordemos enseguida. Perdió en
hombre le desobedeció para crear algo mejor y superior a Estados Unidos, pero aquí tampoco ganó ningún otro grupo.
aquello que hubo de abandonar. ¿Cuál fue la crítica marxista al capitalismo? Fue esencial­
86 PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL LA SUPERACIÓN DE UNA SOCIEDAD ENFERMA 87

mente una crítica en el plano económico. Era una crítica do­ simo aumento de los ingresos, del prestigio social y del po­
ble: en primer lugar, que en el régimen capitalista se explota der político de la clase obrera. El cuadro de un obrero cada
al obrero. Tiene que trabajar muchas horas por un salario vez más explotado y empobrecido, incluso en términos rela­
escaso y no puede participar, ni va a participar, de la riqueza tivos, choca ciertamente con la realidad estadounidense del
creciente de la sociedad en el mismo grado que el poseedor desarrollo del capitalismo. ■
del capital. La segunda crítica afirma que el capitalismo, por En segundo lugar, el capitalismo estadounidense y, en cier­
su modo de producción, es incapaz de emplear suficientemen­ ta medida, el capitalismo de otros países ha mostrado mu­
te las fuerzas productivas de la sociedad. Es incapaz de evi­ cha más capacidad de desarrollar las fuerzas productivas de
tar las crisis y de evitar la guerra y, por su particular forma la que predecían los marxistas. Siempre podrán decir que, con
de organización, sirve para obstaculizar y detener el desarro­ otro régimen, se habrían desarrollado más, pero esto suena
llo de las fuerzas productivas que ya existen en la sociedad. demasiado teorético. Precisamente estamos perplejos por el
Era esencialmente una crítica desde la perspectiva econó­ enorme incremento de la producción que hemos visto en Es­
mica, una crítica referida al hombre, fundamentalmente des­ tados Unidos durante los diez o veinte años pasados.
de el punto de vista de que la clase obrera permanece explo­ Evidentemente, la estructura del capitalismo ha cambia­
tada, miserable y doliente. Únicamente en los primeros escritos do muchísimo desde la época de Marx. Es un capitalismo que
de Marx, y muy desperdigadas en los posteriores, encontra­ ha asumido muchas reivindicaciones originariamente socia­
mos ideas que no se refieren a la necesidad y a los padeci­ listas, sobre todo en Estados Unidos con la redistribución [el
mientos materiales, sino que se refieren a esas mismas ideas New Deal del presidente F. D. Roosevelt], con la que la clase
de las que he hablado antes, a saber, al concepto de la enaje­ obrera se ha incorporado como parte integrante de la econo­
nación, al concepto de la decadencia del hombre y a lo que mía capitalista, y a partir de la cual, seguro, a nadie impre­
a éste le sucede de manera mucho más súbita y profunda que sionará demasiado el viejo argumento socialista de que el ca­
en el caso de la necesidad material. Pero si bien el marxismo pitalismo es un obstáculo para la producción y de que, bajo
lo reconocía de muchas maneras, y lo citaba, se perdió niás el capitalismo, los obreros se mueren de hambre. Pero mi crí­
o menos en el desarrollo posterior del socialismo marxiano, tica principal a la teoría socialista del pasado y del presente
que, de su crítica al régimen capitalista, retuvo esencialmen­ no es por su equivocado diagnóstico económico, pues, ¿por
te la crítica económica. . •- qué esta teoría científica, creada por Marx hace cien años...,
Está claro que tal crítica al capitalismo ha resultado ine­ por qué tendría que haber sido exacta, cómo habría tenido
xacta. Con seguridad, la evolución de Estados Unidos y, hasta que prever unos acontecimientos que ocurrirían cien años des­
cierto, punto, la evolución de Europa Occidental, ha demos­ pués? Estos errores no tienen nada que ver con el método cien­
trado que, sencillamente, no era cierta la idea de Marx de que, tífico empleado por Marx.
con el desarrollo del capitalismo, el obrero seguiría siendo ex­ Mi crítica a la teoría económica y a los conceptos del so­
plotado y miserable y no participaría de la riqueza creciente cialismo, según se han empleado durante los cincuenta últi­
de la sociedad. En Estados Unidos presenciamos un grandí­ mos años, se refiere en especial a otra cosa: a que no han cri­
88 PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL LA SUPERACIÓN DE UNA SOCIEDAD ENFERMA 89

ticado el capitalismo por cómo afecta al hombre, por la Julián Huxley pronunció una conferencia interesantísima
influencia que tiene sobre su vida, no en sentido económico, ante el último Congreso Humanista, celebrado en Amster-
sino en el sentido de embrutecerlo y menguar su intensidad dam el verano pasado [1952], en la que planteó la cuestión
de sentimiento, de convertirlo en mercancía, y de todos los de si no necesitamos una nueva religión humanista y expuso
efectos de que he hablado en estas dos últimas lecciones, que ideas muy semejantes a las que yo he presentado aquí: parti­
es algo que el capitalismo no hace sólo a los obreros: lo hace cularmente, que debemos entender la religión en el sentido
a todo el que está atrapado en este régimen. más llano de la palabra, no referida específicamente a la reli­
Si nos interesa el hombre, si éste es el único objetivo de gión teísta, sino a la necesidad de reconocer que el hombre
nuestro interés, la crítica al capitalismo no debe hacerse, en debe tener un marco de referencias y un objeto de adhesión,
efecto, por los padecimientos que provoque en el más obvio que debe encontrar sentido a la vida y que debe tener una
sentido económico, pues el capitalismo muestra todos los sig­ aspiración superior a la de producir y reproducirse. E indicó
nos de que, al final, podrán atenderse y resolverse; sino que que, si bien no podemos crear una religión artificialmente,
la crítica debe hacerse a cómo este modo de producción, de sí podríamos dedicarnos a pensar si sería posible, y cómo,
producción y de consumo, a cómo este modo de organiza­ una nueva forma de religión humanista no teísta. Actualmen­
ción social afecta a la mente humana, a la vida humana, a te, se producen tentativas en todo el mundo de recrear la reli-
los sentimientos y a la autoestima del hombre. gióh en una u otra forma, y en Estados Unidos son muchas
.; La teoría socialista no sólo no criticó el capitalismo esen­ estas manifestaciones, todo lo cual, creo, atestigua la muy pro­
cialmente desde este punto de vista, sino que tampoco desa­ funda necesidad de crear un ideal, de crear un cuadro de nue­
rrolló una idea clara de qué podría y debería hacer el socia­ vas formas de relación humana y de símbolos que las repre­
lismo, aparte de mejorar el funcionamiento de la economía. senten.
Si nos preguntamos por qué fueron derrotados los socialis­ Me parece que el socialismo tenía que. fracasar si no era
tas en Estados Unidos y en Europa, creo que. éste fue uno capaz de ofrecer un ideal semejante, si no proponía más que
de los motivos principales: que invocaron solamente los inte­ su solución en el plano económico, si no podía apelar al an­
reses económicos, olvidando que son tan importantes o, como helo más profundo del hombre y, especialmente, a lo que nues­
yo creo, más importantes, los intereses ideales del hombre, tro régimen moderno frustra y deja insatisfecho. Estoy segu­
su necesidad de tener un marco de referencias y su necesidad ro de que si el fascismo y el estalinismo pudieron hacerse tan
de tener un objeto de adhesión. Los intereses económicos de fuertes y vencer en muchos países se debió a que, por perver­
la clase obrera estuvieron y están muy bien atendidos por los sos que sean estos regímenes, se ofrecen como una nueva re­
sindicatos, pero el movimiento socialista apenas contribuyó ligión, como un objeto de adhesión y entrega que el socialis­
a ello, salvo otorgando cierto poder político a los sindicatos, mo no ofreció, ; habiéndose contentado con seguir una
y muy a menudo quedando también prisionero de ellos. Lo orientación doctrinal que ya existía y era plausible hace cien
que no hizo el movimiento socialista fue crear el sentido de años, o incluso hace setenta u ochenta.
un nuevo ideal humano y, si quieren, de una nueva religión. Quisiera mencionar que, en mi opinión, hubo un punto
. SO PATOLOGIA DE LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL LA SUPERACIÓN DE UNA SOCIEDAD ENFERMA 91

concreto en que la teoría socialista tomó un camino equivo­ sólo a Europa. De modo muy interesante y significativo, los
cado, por decirlo así, y fue al suponer que la misión más ur­ socialistas de la India y de otros países se reunieron hace po­
gente de la sociedad era socializar los medios de producción. cas semanas y fundaron una organización propia, que por
Ya tenemos en Rusia una completa socialización de los me­ primera vez adaptaba el socialismo como reivindicación y de­
dios de producción y podemos ver que, en la realidad, esta cía con mucha claridad que el internacionalismo debe signi­
socialización de los medios de producción no ha llevado a ficar mucho más de lo que entendían por él los socialistas
la libertad ni a ninguno de los objetivos del socialismo, sino europeos, para quienes era esencialmente un asunto europeo.
a un capitalismo de Estado bajo el cual la esclavización del Si se piensa en China y en la India, por ejemplo, se plantean
obrero y de cualquier hombre ha llegado a ser mayor que en cuestiones universales, como lo es la explotación de los re­
la peor especie del capitalismo moderno. También hay mu­ cursos mundiales, que los socialistas no habían pensado en
cha socialización de los medios de producción en Inglaterra, resolver.
pero la vida, la situación del obrero allí, ¿es diferente según Por último, quiero citar otro punto, que me parece una
trabaje en una empresa ferroviaria con director nombrado por desfiguración de la teoría socialista: la certeza de hombres
el Estado o por el Consejo de Administración? Su función como Marx y Lenin de que el nuevo milenio comenzaría en
verdadera en el trabajo, su papel real, concretamente hablan­ nuestra época. La totalidad de la teoría se vio como embuti­
do, es casi el mismo. En mi opinión, la insistencia del socia­ da en la camisa de fuerza de esta suposición, para ajustarse
lismo en que la solución debe ser en todos los países la so­ a ella y para demostrar que la nueva sociedad socialista, una
cialización de los medios de producción no entiende que tal nueva era para la humanidad, se alcanzaría ahora y, por tan­
fórmula no es lo bastante concreta, que este fin no cumple to, todos los datos que se recogiesen habían de falsearse de
realmente una promesa que se creía que cumpliría, a saber, tal manera que sirviesen de demostración. Ésta es una acti­
que sería la condición para hacer libre y cooperativo el tra­ tud que encontramos en Marx, que encontramos en Lenin y
bajo del hombre. De hecho, este fin sigue siendo hoy la prin­ que probablemente sea uno de los factores que empujaron
cipal aspiración política de todos los partidos socialistas, lo al comunismo ruso en el sentido justamente contrario a lo
que me parece exasperante, porque aspiran a una cosa que, que el socialismo había defendido siempre. La otra actitud,
cuando se alcanza, no lleva a ningún sitio. que he encontrado en ciertos partidos socialistas de otros paí­
Lo que debiera preocupar al programa socialista, según ses, es la de una paciencia infinita, basada en una predicción
yo puedo entender, es reformar la función del obrero, refor­ científica de cómo van a ser las cosas, actitud cuya conse­
mar la función de las condiciones de trabajo y reformar nues­ cuencia suele ser que uno no debe hacer nada de particular,
tra estructura política. Pero, por ahora, quiero citar otros dos sino sólo esperar a que las cosas marchen por sí mismas.
puntos de crítica a la tradición socialista, Uno es la evidente Así, el socialismo se dividió en estos dos polos: las de­
desatención prestada al mundo exterior a Europa y Estados ducciones históricas, que provocaron grandes errores y crí­
Unidos, cuando siempre se ha llamado un movimiento uni­ menes, y la indolencia, la paciencia histórica, causa de una
versal, un movimiento internacional. En realidad, se refería pasividad que permitió a los fascistas vencer en Alemania.
92 PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL LA SUPERACIÓN DE UNA SOCIEDAD ENFERMA 93

Creo que hay algo así como una paradoja mesiánica, por la ro humano durante unos cuantos milenios. Me parece que
cual se es a la vez paciente e impaciente, sabiendo que no po­ en todo esto hay un nerviosismo nada realista, debido en parte
demos forzar el fin, pero sin quedarnos por ello de brazos a una creciente pérdida de fe, comprensible como consecuen­
cruzados esperando a que lo traigan las leyes de la historia. cia de una gran desilusión de los que pensaban que el progre­
Dice un antiguo cuento judío que un rabino habló al Me­ so estaba a la vuelta de la esquina. Parafraseando a Spinoza,
sías y le preguntó cuándo vendría, a lo que Éste respondió: si este fin hubiese sido tan fácil de alcanzar, hace mucho que
«Mañana». Entonces el rabino regresó, lo estuvo esperando se habría alcanzado. Está claro que el progreso del género hu­
y, como no vino, se encolerizó contra el Mesías por haberle mano es lento. Nó veo ningún motivo para creer que esta épo­
mentido. Acudió a manifestar su ira al profeta Elias, que le ca en que vivimos sea una época de decadencia y haya hecho
dijo: «Estás muy equivocado. No te ha mentido. Te dijo “ Ma­ retroceder el reloj de la humanidad.
ñana”, y era verdad, pero quiso decir si tú lo necesitas, si es­ Vivimos una época que ha hecho cosas verdaderamente
tás preparado, si lo quieres». nuevas en la historia de la humanidad, lo que no puede de­
Esta paradoja se ha dado siempre en la actitud mesiánica cirse tan fácilmente de cualquier época. Hemos hecho un gran­
de poder esperar sin caer en la indolencia, de no forzar el dísimo progreso en el pensamiento, que puede compararse con
fin sin caer en la paciencia que hace perder el interés. En mi el de Grecia durante los quinientos años antes de Cristo y con
opinión, lo que le ha ocurrido al socialismo es que estos dos el de principios de la Edad Moderna. Ciertamente, este pro­
polos se han separado: hubo por una parte una impaciencia greso y estos logros no son síntomas de decadencia alguna.
que se convirtió en criminal y, por otra, una paciencia que Podemos predecir el cumplimiento de uno de los sueños más
también llegó a ser criminal, aunque, quizá, de carácter más antiguos de la humanidad: un tan gran incremento de la ri­
leve. % queza que se podrán satisfacer las necesidades materiales del
hombre; y ciertamente, podemos prever que, dentro de unas
cuantas generaciones, este problema se habrá reducido aún
tí) M edidas necesarias >- más que hoy, otra cosa que había sido un sueño, un ideal,
una esperanza* pero que sólo ahora empezamos a imaginar
Por último, había previsto hablar de qué podríamos ha­ como una realidad.
cer en esta situación. Pero, por fuerza, por el poco tiempo Aparte de todo esto incluso hay señales, hay una crecien­
que nos queda, tendré que ser muy breve. te conciencia, en Estados Unidos y en otros países, de que,
En primer lugar, me parece lo más necesario vencer el de­ mientras tanto, hemos perdido algo mientras construíamos
sánimo y la pérdida de fe que aquejan cada vez más a las fuer­ máquinas, algo que nos debe interesar mucho recuperar. Creo
zas progresistas desde hace diez años. Yo no creo que ni si­ que este tipo de reacción progresista ha comenzado ya y está
quiera un personaje como el senador [Josep Raymond] aumentando, cada vez más. De manera que no veo ningún mo­
McCarthy sea capaz de hacernos perder todas las esperanzas tivo para que de repente nos volvamos tan pesimistas sobre
de progreso y perfeccionamiento que ha alimentado el géne­ el género humano. Además, medir la historia por nuestra vida
LA SUPERACIÓN DE UNA SOCIEDAD ENFERMA 95
94 PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL

revela un punto de vista muy egocéntrico y poco objetivo. Ahora bien, este problema equivale en parte a la cuestión
Unos centenares de años, históricamente hablando, son muy de si el sistema industrial de producción es compatible con
pocos, y quizás estemos justo ahora en un momento qué la la individualidad; si con el modo de producción en serie, y
posterioridad llamará el final de la Edad Media, y ásí se re­ con las grandes empresas centralizadas, puede haber a la vez
cordarán estos cuatrocientos años pasados. individualismo y se puede afirmar la responsabilidad y la par­
En mi opinión, debemos darnos cuenta de cuándo nos ex­ ticipación individual del hombre, como decía.
travió el progreso, cuándo nuestro régimen político, que en Me parece absurdo decir que debemos suprimir los pro­
sí mismo constituyó una evolución progresista, acarreó con­ gresos de la era industrial. No los suprimiremos, porque la
secuencias humanas que debemos corregir si queremos go­ ventaja de liberar al hombre de la carga del trabajo físico y
zar de los frutos de este progreso. de ofrecerle los medios de vivir sin padecimientos son tan evi­
En nuestra situación política y social tenemos que hacer dentes que la humanidad no va a prescindir de los logros de
reformas fundamentales, y éste me parece el verdadero pro­ estos cuatrocientos años. Admitido, pues, que en efecto es
blema del socialismo, no el de la socialización de los medios muy difícil combinar un sistema industrial con un régimen
de producción, sobre todo, sino el de socializar las condicio­ social de individualismo y democracia, dudo, sin embargo,
nes del trabajo y las funciones del obrero, de manera que el que la solución a este problema sea más difícil que la pro­
individuo pueda convertirse, en su trabajo, en una persona ducción de la bomba atómica. Imagino la enorme cantidad
cooperante, y el trabajo vuelva a dignificarse, vuelva a tener de ideas, trabajo y esfuerzos que ha empleado la física para
sentido y sea manifestación de la energía vital de una perso­ producir la bomba atómica. E imagino lo poco o nada que
na. Qué medios y reformas sociales harán falta para alcan­ se ha dedicado a pensar y a afanarse en cuestiones como, por
zar este fin es lo que debemos estudiar, y me parece que, pa­ ejemplo, la de cómo se podría crear un sistema en el que nues­
ralelamente a este problema, hace falta una reforma de nuestra tra organización industrial fuese compatible con una organi­
estructura política en el sentido de hacer que la democracia zación democrática individualista. Creo que si lo hubiésemos
funcione, que vuelva a ser algo concreto. Debemos afrontar intentado mil veces más de lo que lo han intentado nuestros
la realidad de que, hoy, el ciudadano, prácticamente hablan­ sociólogos, nuestros políticos y todos nosotros, sólo enton­
do, no tiene casi ninguna posibilidad de influir sobre los acon­ ces tendríamos derecho a hablar de dificultad, pero hasta aho­
tecimientos. Sabemos muy poco. No nos preguntan nada. Se ra ni siquiera lo hemos intentado, de modo que no veo nin­
toman decisiones que, en el sistema en que vivimos, deben guna razón por la que la solución de este problema habría
tomarse sin consultarnos. Pero la cuestión es si podemos en­ de ser más difícil que la solución de los problemas de las cien­
contrar modos y maneras de organizar el trabajo, dé organi­ cias naturales, a condición de que comprendamos su impor­
zar la sociedad y de organizar el Estado para que las perso­ tancia y de que tengamos verdadero interés.
nas no sean manejadas y manipuladas como autómatas y el Ciertamente, hay que distinguir entre la forma de organi­
individuo pueda tener la oportunidad de participar en las de­ zación de la sociedad, de su producción y de su trabajo, y
cisiones. la forma de ser de las personas, pero creo que hacen falta cier­
96 PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL LA SUPERACIÓN DE UNA SOCIEDAD ENFERMA 97

tas reformas fundamentales (en el terreno socioeconómico) que la misión del futuro no sólo es atender a la liberación
para que se ofrezca al hombre la posibilidad de una existen­ de la energía física, sino atendernos a nosotros mismos, in­
cia individual más humana. También creo, sin embargo, que tentar crear las instituciones y hacer las reformas institucio­
debemos empezar por nosotros mismos. Cuando uno habla nales y personales que faciliten la liberación de la energía hu­
de política y de reforma social sin empezar por revisar su pro­ mana y su utilización para la vida social.
pia actitud, sin reformar nada en sí mismo, no se trata más Hemos dicho que debemos conservar nuestro modo in­
que de vanas palabras o de algo peligroso, porque a lo que dustrial de producción, a pesar de que conduce a la enajena­
uno aspira, lo que uno quiere conseguir, no está relacionado ción del hombre de sí mismo y a todas esas desgracias men­
con una experiencia interior que pueda decidir si tal reforma tales de las que he hablado. Por ello, tenemos la misión de
es buena o mala. Y creo que es precisamente tan peligroso combinar la centralización con la descentralización. Tenemos
estar atrapados en nuestra política abstracta de hoy como en un problema en que pensar; descubrir medios de organiza­
la abstracción de las ideologías socialistas. Ciertamente, el es- ción social del trabajo y de organización de la democracia
talinismo ha mostrado a dónde lleva la abstracción de algu­ que puedan combinar el funcionamiento de las máquinas in­
nos elementos: a que un régimen de total terror y falta de li­ dustriales con un nivel más elevado de iniciativa, participación
bertad pueda seguir llamándose socialismo y democracia. y responsabilidad individual. Me parece que este problema
Hay una sentencia del Antiguo Testamento que me pare­ es semejante a aquel del siglo XVIII, cuando se planteaba
ce que tiene cierta relación con nuestra situación actual. Dice la distribución del poder, cómo podría funcionar un Estado
así: «Por no haber servido a Yavé alegre y de buen corazón, democrático, cómo marcharía; y se hacía primero un esbozo
en abundancia de bienes, habrás de servir... a los enemigos ideal, científico, sobre la posibilidad de nuevas formas so­
que Yavé mandará contra ti» (Deut., 28, 47). Hoy tenemos ciales.
abundancia de bienes, pero servimos a esta abundancia, y sin Creo que es posible idear modos de trabajo y de organi­
gozo ni alegría. zación de la industria, e incluso se está haciendo ya en Esta­
Hemos liberado las fuerzas de la naturaleza. Hemos libe­ dos Unidos. Tenemos también experiencias cooperativas en
rado energías y estamos haciéndolas útiles para la vida eco­ todo el mundo. Pero lo importante es que si comprendemos
nómica de la sociedad, energías que no conocíamos y con las que éste es un problema a resolver, si no queremos perder ni
que no sabíamos qué hacer, pero parece que, al liberar estas la máquina ni el hombre, y si aplicamos nuestro conocimien­
energías naturales, hemos reprimido y embotado cada vez to, interés e inteligencia a este problema, no será más difícil
más energía humana. En ciertos casos y en ciertas situa­ de resolver que muchos problemas científicos ya resueltos. Lo
ciones dramáticas, podemos ver en el hombre una especie malo no es que sea tan difícil de resolver, que no pueda re­
de energía realmente tan maravillosa y sorprendente como la solverse, que tenga mucho de intrínsecamente imposible; lo
energía que los físicos han encontrado en el átomo. Pero malo es que continuamos con un modo anticuado de ver las
la energía humana está casi del todo sin liberar. No encuen­ cosas; un modo que corresponde al de hace ciento cincuenta
tra cómo manifestarse. Está paralizada en gran medida. Creo o doscientos años, simplemente sin prestar atención a que,
98 PATOLOGÍA DE LA NORMALIDAD DEL HOMBRE ACTUAL

si en muchos sentidos ese modo ayer pudo haber servido, hoy


no sirve en absoluto en lo tocante a lo humano: seguirá sien­ II
do cada vez más inútil, e incluso podría destruir lo que una IDEA DE LA SALUD MENTAL
vez edificó. (Conferencia de 1962)

1. La idea orientada a la sociedad y predominante en la


medicina

Hay dos ideas, fundamentalmente diferentes, de la salud


mental. Una se orienta a la sociedad, y la otra podría decirse
que se orienta al hombre o, por emplear otra palabra más
tradicional y conocida, a una idea humanista de la salud
mental.
Según la idea de la salud mental orientada a la sociedad,
el hombre es sano si puede cumplir las funciones que ésta le
atribuye, si puede obrar c}e acuerdo con las necesidades de
una sociedad determinada. Pongamos un ejemplo. En el caso
de una tribu que viva de atacar a otras, matando y robando,
si a uno de sus miembros no le gusta robar y matar, sino que
más bien se aterra ante la idea de hacerlo, quizá no sea cons­
ciente de esta repugnancia suya, porque en su sociedad es pre­
cisamente inimaginable que a uno le disguste lo que le gusta
a todo el mundo. De hecho, en toda sociedad es siempre ini­
maginable que a uno le disguste lo que le gusta a la mayoría.
Así, si un día van a pelear, él no será consciente de que le
repugna matar, pero se pondrá a vomitar. Como quizá no es­
tén lo bastante desarrollados como para tener psiquiatras, no
le diagnosticarán una enfermedad o síntoma psicógeno, pero
ciertamente dirán —el curandero o quien sea— qúc ese hom­
bre no está bien del todo. Resulta que, cuando todo el iriün-
do acomete alegremente al enemigo, ése se pone a vtimftár,
100
LA IDEA ORIENTADA A LA SOCIEDAD 101
IDEA DE LA SALUD MENTAL

con lo que no puede acompañar a los demás. Ese hombre y reproducir la raza. En este caso, el placer se manifestaría
es un enfermo en su sociedad, mientras que en una tribu de principalmente en la capacidad sexual de varones y hembras.
pacíficos labradores sería de lo más sano. En una sociedad Lo que no llegamos a entender con estas explicaciones es:
de labradores cooperantes, el enfermo sería precisamente el ¿de qué clase de trabajo hablan? ¿Nos hablan de un trabajo
que encuentre gusto en matar. interesante, de un trabajo aburrido, de un trabajo satisfacto­
La idea humanista de la salud mental es completamente rio? ¿De qué clase de placer nos hablan? ¿Nos hablan del pla­
diferente. En esta idea, la salud mental no está determinada cer de olvidarse a sí mismo, como el placer de la bebida? ¿O
por la actuación adecuada en una sociedad, sino por crite­ del placer, tan frecuente ahora en nuestra sociedad occiden­
rios intrínsecos al hombre. El significado de esto lo trataré tal, del gusto por las catástrofes, por el sensacionalismo? ¿O
después con más detalle. por la brutalidad? ¿O nos hablan de los placeres de la ale­
Pues bien, el hecho es que, si no chocasen los fines de la gría, de la vivacidad, de lo interesante, de un trabajo atracti­
sociedad con los fines del desarrollo pleno del hombre, estas vo, de algo que dé interés a la vida?
dos ideas de la salud mental serían idénticas y no habría por Dicho de otra manera, esta fórmula de trabajo y placer
qué distinguirlas. Sin embargo, en toda la historia, los inte­ no explica nada. No tiene sentido, a menos que definamos
reses del desarrollo individual han chocado constantemente precisamente qué clase de trabajo y qué clase de placer tene­
con los intereses de cualquier sociedad determinada, por lo mos en mente. Por eso, como ocurre con la mayoría de estas
que siempre se han distinguido y diferenciado estas dos ideas ideas generales, sirve sólo para ocultar que nos están hablan­
de la salud mental, aunque, en realidad, los exponentes de do, no del trabajo y del placer del hombre, sino, en realidad,
la idea de la salud mental orientada a la sociedad quieran pre­ del interés de la sociedad por que el hombre actúe de mane­
sentarla siempre como si, a la vez, estuviese orientada al hom­ ras determinadas. Esta misma idea se expresa a menudo di­
bre. En otras palabras, pretenden siempre que lo bueno, lo ciendo que la salud mental significa la adaptación del hom­
mejor para su sociedad es también lo bueno y lo mejor para bre a la sociedad. Pero nos encontramos con la misma
el hombre. Y la mayoría de la gente lo cree. dificultad, que podemos expresar rápidamente preguntándo­
Bueno, para ser un poquito más preciso, la idea de la sa­ nos: ¿es cuerdo el individuo adaptado a una sociedad loca?
lud mental que expresa el concepto o la persona orientada Hay otra idea de la salud mental, empleada frecuentemen­
a la sociedad suele escoger una palabra algo más comedida. te en psiquiatría, y que no es la idea orientada a la sociedad.
No dicen exactamente que sea sano quien cumple una fun­ A menudo lo es, implícitamente, pero no por fuerza. En esta
ción de la sociedad, aunque también lo dicen a veces, sino idea, la salud mental consiste simplemente en la ausencia de
que acuñan la sentencia, por ejemplo, de que la salud mental enfermedad mental. Es decir, si no hay neurosis, ni psicosis,
consiste en que el hombre sea capaz de trabajar y gozar. Lo ni síntomas y, hablando en un plano más social, si no hay
cual suena bastante inocuo, pues, ¿quién negará que el tra­ alcoholismo, ni homicidio, ni desesperanza, o relativamente
bajo y el placer son buenos para cualquiera? O bien pueden poca, podremos decir que el individuo.es relativamente sano,
decir que la salud mental consiste en la capacidad de producir o que la sociedad es relativamente sana. Esta idea se halla
102 IDEA DE LA SALUD MENTAL LA SALUD MENTAL Y EL PENSAMIENTO EVOLUCIONISTA
' 103
muy difundida en medicina. O sea, que muy en general se parte necesaria, en una primera fase. Y precisamente porqilfll
entiende la salud como ausencia de enfermedad. H a sido hace es necesaria, no es patológica. Pero si veinte años después
relativamente poco —les recordaré los estudios del doctor muestra el mismo grado de narcisismo, será un psicótico. Otro
Dunn, de Washington, y otros— cuando se ha tratado real­ ejemplo: si a un niño pequeño, de tres o cuatro años, le gusta
mente de formarnos una idea de la salud mental, o de la sa­ jugar con sus excrementos, eso no es patológico. Si de adul­
lud en general, que no la defina negativamente por la ausen­ to, veinte años después, sigue teniendo el mismo placer, ése
cia de enfermedad, sino positivamente, a saber, por la será el peor de los síntomas de una enfermedad mental.
existencia de bienestar. Entonces, puede expresarse de este modo: en tanto cierto
fenómeno sea necesario en una fase de la evolución humana,
no será patológico. Pero si continúa pasada su necesidad evo­
2. La salud mental y el pensamiento evolucionista lutiva, se hará patológico. Y esto es precisamente lo que Freud
llama «regresión» o «fijación». Esta misma idea la encon­
La idea humanista de la salud mental, de la que trataré tramos en el pensamiento evolucionista de Marx. Para él, por
ahora, es una interpretación dinámica, por lo que antes diré ejemplo, la esclavitud no es en sí moralmente mala en tanto
algo sobre la peculiar cualidad de esta interpretación de la el desarrollo de la sociedad la haga necesaria. Lo mismo se­
idea, según la definió primeramente Freud. Debo subrayar ría cierto de la propiedad, lo mismo sería cierto de la enaje­
que esta idea se basa en un pensamiento evolucionista como nación, y así sucesivamente. Pero la esclavitud será un fenó­
el que encontramos en Darwin, Freud y Marx. El desarrollo meno patológico si se presenta en una situación en la que no
del hombre se entiende como un desarrollo evolutivo, que pue­ sea necesaria porque las condiciones generales de la sociedad
de rastrearse en lá historia y que, hasta cierto punto, puede permitirían su superación.
predecirse. Pero lo característico de Freud, y lo característico En realidad, aquí está la explicación de una famosa frase
de Marx, los dos mayores representantes del pensamiento evo­ de Hegel, que tenía la misma idea y en quien se basa toda
lucionista en las ciencias sociales, es que esta idea evolucio­ esta corriente de pensamiento: una frase de Hegel que a me­
nista se relaciona con el concepto de valor. Las primeras fa­ nudo se cita mal. Hegel dijo: «Lo que es real es racional»
ses se consideran menos valiosas, mientras que las posteriores (G. W. F. Hegel, 1821, pág. 24). Pues bien, a menudo esto
o, como se las llama a menudo, las superiores son más valio­ se ha interpretado mal, haciendo de Hegel un reaccionario
sas, son mejores, desde este punto de vista del valor. que aceptaba todo lo existente, aun las peores cosas, que se­
Ahora bien, ésta es una idea muy complicada, porque nos rían racionales, a condición de que existiesen. Pero lo que He­
lleva a la dificultad siguiente, que ilustraré con ejemplos. Vea­ gel, en su propia doctrina, entendía por «real» era lo «real
mos el caso de un niño completamente narcisista y de un adul­ en tanto que necesario». O sea, que lo necesario en la evolu­
to completamente narcisista. ¿Está enfermo el niño? No, por­ ción no es patológico, pero llega a serlo cuando sigue exis­
que el narcisismo del niño es parte necesaria de su desarrollo tiendo pasada su necesidad evolutiva. Queda claro que, para
evolutivo. En el curso de su evolución, el narcisismo es una mantener esta idea, hace falta tener un concepto preciso de
104 IDEA DE LA SALUD MENTAL MI IDEA DE LA SALUD MENTAL 105

I
la evolución, es decir, cuáles son las fases evolutivas, como di en la escuela, como quizá ustedes también, el dicho latino
también Hegel y, hasta cierto punto, Marx. M ens sana in corpore sano. Bien, pues a lo sumo esto es una
Según Freud, la salud mental se define en general de dos verdad a medias. Hay muchas mentes no sanas en cuerpos
maneras: primera, la salud mental se alcanza si se ha supera­ sanos y muchas mentes sanas en cuerpos no sanos. Creo que
do el complejo de Edipo, es decir, si se han superado la fija­ se podría decir más certeramente: Mens sana in societate sana,
ción primitiva, la fijación incestuosa con la madre y la con­ es decir, que sólo puede haber una mente sana en una socie­
siguiente hostilidad hacia el padre; y segunda, si la libido ha dad sana —con excepciones, naturalmente— y que, por eso,
atravesado las fases pregenitales y ha llegado a la fase geni­ en el hombre no pueden separarse sin más los problemas de
tal. Está claro que se trata de un pensamiento evolucionista, la salud mental individual y de la salud mental social.
basado en la idea de que el desarrollo empieza por el com­
plejo de Edipo, necesario en las fases pregenitales, y el hom­
bre mentalmente sano es el que termina satisfactoriamente a) E l narcisismo y su superación
esta evolución, el que atraviesa satisfactoriamente sus diver­
sas formas. Ahora hablemos de lo primero, o sea, de la superación
del narcisismo. La mayoría de ustedes estarán familiarizados
con el concepto de Freud del narcisismo, de modo que no ne­
3. Mi idea de la salud mental ante las enfermedades cesitaré dar sino unas breves explicaciones para aquellos de
mentales de la sociedad actual ustedes que no estén tan familiarizados con él. Empezaré di­
ciendo que, en mi opinión, uno de los grandes descubrimien­
Mis ideas se basan esencialmente en las de Freud, aun­ tos de Freud fue precisamente esta idea suya del narcisismo
que subrayando algo más ciertas cosas, y de manera un poco y de que quizá no haya nada más importante y fundamental
diferente. Ahora vamos a hablar de la salud m ental enten­ que el narcisismo en el origen de una enfermedad mental. Si
diéndola como la superación del narcisismo, o, por expresar­ me obligasen a definir la salud mental en sólo una frase, qui­
lo de modo positivo, la consiguiente adquisición de am or y zá dijese que la salud mental consiste en un mínimo de narci­
objetividad; la superación de la enajenación (un concepto de sismo.. Pero trataré de ser algo más concreto.
Hegel y Marx, pero que no se encuentra en Freud), con el Lo que Freud entendía por narcisismo está claro: el nar­
consiguiente sentido de identidad e independencia; la supe­ cisismo es una actitud por la que lo subjetivo, mis sentimien­
ración de la hostilidad, y la consiguiente capacidad de vivir tos, mis necesidades físicas, mis demás necesidades, tienen
pacíficamente; y por último, la adquisición de la productivi­ una realidad muchísimo mayor que lo objetivo, lo exterior.
dad, que significa la superación de las fases arcaicas del ca­ El ejemplo más claro se encuentra, desde luego, en el niño,
nibalismo y de la dependencia. especialmente, en el recién nacido, y en el psicótico. Para el
Añadiré que, al pensar en la salud mental del individuo, recién nacido no hay más realidad que la interior de sus ne­
pienso sobre todo en la salud mental de la sociedad. Yo apren- cesidades. Y lo mismo es cierto del psicótico. La psicosis —si
106 MI IDEA DE LA SALUD MENTAL 107
IDEA DE LA SALUD MENTAL

hay que dar una definición general— es precisamente un nar­ dad, no es particularmente narcisista. Es una persona muy
cisismo total, con una falta casi total de relación con el mun­ insegura que en todo momento necesita confirmación. Nos
do objetivo, tal como es. preguntará a cada momento si lo queremos. Si es listo y tiene
Entre el niño y el psicótico estamos nosotros, la llamada conocimientos de psicoanálisis, no nos lo preguntará abier­
gente normal. Freud observaba ya que el narcisismo repre­ tamente, sino de manera algo indirecta. En realidad, le preo­
senta un papel muy importante en todos nosotros, más o me­ cupa principalmente su sensación de inseguridad. Pero no es
nos. Pongamos un ejemplo: un hombre se enamora de una necesariañiente narcisista. Al verdadero narcisista le importa
mujér que no tiene ningún interés por él en absoluto. Si él un bledo lo que pensemos de él, pues para él no hay duda:
es muy narcisista, no podrá reconocer que ella no está intere­ lo que él piensa de Sí mismo es real y cada palabra que dice
sada. En su lógica dirá, como dicen a menudo: «¿Cómo puede es magnífica. El verdadero narcisista entra en una sala, dice
ser que no me quiera, cuando yo la quiero tanto?». Para él, «Buenos días», y piensa «¡Qué magnífico!». Él acaba de lle­
la única realidad es que él la quiere. Para él, no es realidad gar y dice «Buenos días». Para él, eso es algo magnífico.
ninguna que pueda haber otra persona con sentimientos di­ Bien, ¿qué consecuencia tiene el narcisismo? El narcisis­
ferentes y reacciones diferentes. Ustedes conocerán la histo­ mo tiene como consecuencia la deformación de la objetivi­
ria del escritor que ve a un amigo, le habla de su libro, y al dad y del juicio, porque, para el narcisista, «es bueno lo que
cuarto de hora dice: «Bueno, ya he hablado mucho de mí. es mío y es malo lo que no es mío». La segunda consecuen­
Háblame ahora de ti. ¿Te ha gustado mi último libro?». Bien, cia es la falta de amor, porque evidentemente yo no amo a
aquí tienen el mismo narcisismo, sólo que éste ya es bastante nadie fuera de mí, si sólo me intereso por mí mismo. Freud
conocido. No es tan fatal ni tan patológico como el del pri­ hizo una observación muy importante en este sentido: hay
mer ejemplo. relaciones que se parecen al amor, como la relación con los
Verdaderamente, el narcisista no es capaz de entender sen­ hijos y entre parejas que dicen estar enamoradas, que muy
timentalmente el mundo en su propia realidad, la que tiene. a menudo no son sino narcisistas. Es decir, la madre que ama
Si no percibiese el mundo, estaría loco. No obstante, lo per­ a sus hijos, en realidad, puede estar amándose a sí misma,
cibe intelectual, pero no sentimentalmente. Ahora bien, como porque son los suyos; y si ocurre que ama a su marido, pues
se confunden a menudo, diré que el narcisismo, en el sentido lo mismo. No es que tenga que ser así forzosamente, pero sí
de Freud y en el sentido en que yo estoy hablando de él, es lo es muy a menudo. El carácter narcisista suele ocultarse tras
muy diferente del egoísmo y de la vanidad. El egoísta quizá unas apariencias, como la de una actitud amorosa para con
tenga siempre cierto grado de narcisismo, pero no necesaria­ otra persona.
mente más que el hombre medio. El egoísta lo es porque no Y la consecuencia es que si el narcisista queda decepcio­
ama. No tiene mucho interés por el mundo exterior, pero lo nado de una persona, tenemos dos reacciones: una de depre­
quiere todo para sí. Sin embargo, aun el muy egoísta puede sión angustiada y otra de furia. Depende de muchos factores.
tener una idea bastante certera del mundo exterior. Digamos al margen que, en mi opinión, sería interesantísimo
En cuanto al vanidoso, al menos en cierto tipo de vani­ estudiar en psiquiatría en qué medida las depresiones psicó-
108 IDEA DE LA SALUD MENTAL
MI IDEA DE LA SALUD MENTAL 109

ticas son secuelas de heridas graves con respecto al narcisis­


cuentra en esto en primera fila, que es donde parece debiera
mo: si el duelo de que habla Freud como parte de la depre­
estar.
sión no es un duelo por la imagen destruida del ego narcisis-
Como no nos interesan ante todo los problemas indivi­
ta, en vez de ser el duelo por otra persona que se había
duales, sino los problemas sociales, debo añadir un comenta­
incorporado. O bien, veamos la reacción de la furia. Si se
rio sobre otro hecho importante, que es el paso del narcisis­
ofenden los sentimientos del narcisista, reaccionará furiosí­
mo individual al narcisismo de grupo. El narcisista individual
simo. Ahora bien, el que esta furia sea consciente o no, de­
está verdaderamente prendado de sí mismo. Así, vemos a veces
penderá sobre todo de la posición social. Si tiene poder, su
un narcisismo familiar. Es decir, familias locas. Yo recuerdo
furia será quizá muy consciente. Si se tiene poder sobre él,
un caso en que madre, hija e hijo —del padre se habían des­
no se atreverá a experimentar una furia consciente, y enton­
embarazado— estaban convencidos de que eran las únicas per­
ces tendremos a un deprimido. Y si su situación cambia, ve­
sonas decentes de todo el mundo. Los demás eran sucios, no
remos furia en vez de depresión.
sabían cocinar, ni sabían hacer nada. Ellos eran los únicos
Ocurre que la superación del narcisismo es un objetivo decentes y honrados y sentían un odio y un desprecio enor­
vital en fenómenos tan dispares como las grandes religiones
me por los demás.
de Oriente y Occidente y la ciencia moderna: ser capaces de Cualquiera que lo oiga dirá que eso es una cosa rara, pero
amar, ser capaces de superar la adoración a nuestro propio
no le parecerá tan raro ver el mismo fenómeno referido, no
ego, etc. Y ésta es precisamente la función de la ciencia mo­
a la familia, sino a la nación. La misma actitud de que lo
derna, porque la ciencia moderna, aparte de sus resultados,
mío es lo mejor, lo más maravilloso, lo más esto o lo otro,
es una actitud humana, la actitud de aceptar la realidad tal
parece de lo más loco y repelente si se refiere al individuo o
como es, no como yo quiero que sea.
a la familia, pero suena encomiable, moral y buena si se re­
Así, vemos que se ponen grandes esperanzas en el desa­
fiere a todo un grupo nacional, o a una religión también. Pero
rrollo de la ciencia moderna, de esa actitud de objetividad
en psicología no es muy diferente en uno y otro caso.
y razón que es la esencia de la superación del narcisismo. De
En esta transferencia del narcisismo individual al narci­
hecho, es interesante que los científicos más destacados ac­
sismo de grupq, que ha producido el odio religioso y el na­
tualmente, que creo que son los físicos teóricos, sean de los cionalismo, no cambia nada forzosamente el carácter del fe­
hombres más cuerdos que pueden encontrarse en el mundo,
nómeno. Pero hay una cosa importante. Para un pobre diablo
con eminentes excepciones que no citaré. Y para mí, la cor­
que no tiene dinero, no tiene nada, no tiene instrucción, es
dura se manifiesta hoy en gran medida en una cosa: en la ca­
muy difícil mantener su narcisismo individual, a menos que
pacidad de comprender que la carrera armamentista nuclear
esté verdaderamente, totalmente, loco. De modo que, para él,
nos lleva al desastre, que es una gran locura. Y quizá no haya
el paso del narcisismo individual al nacional le permite se­
nadie en el mundo, ningún grupo profesional del mundo, que
guir siendo narcisista sin estar loco, pues con la confirma­
lo haya comprendido con tanta claridad como los físicos. Des­
ción de los demás, de los dirigentes, de los libros de texto y
graciadamente, nuestra profesión de psicoanalistas no se en­
de todo, puede seguir creyendo que su nación es la más ma­
MI IDEA DE LA SALUD MENTAL 111
110 IDEA DE LA SALUD MENTAL

En efecto, creo que si todo lo citado por Freud ha herido


ravillosa, etc., con una tradición y un futuro, y justicia, y mo­
gravemente el narcisismo humano, no lo ha eliminado ni lo
ral, mientras que las demás naciones —especialmente si tie­
ha superado. Hoy vemos claramente que este narcisismo se
nen diferencias políticas con la suya— son naciones de gente dirige al nacionalismo, a la política de fuerza, etc.,, pero so­
inútil, de criminales, de inmorales, etc., etc. bre todo a la técnica. Por contradictorio y paradójico que sue­
Así, pues, cuando uno logra transferir su narcisismo in­ ne, parece que, también psicológicamente, el hombre actual
dividual al grupo, puede conservar el mismo narcisismo sin está muy orgulloso de la bomba atómica, de haberla podido
estar loco, porque recibe confirmación de todo el mundo. Sin producir, de modo que esta capacidad de destruir el mundo
embargo se trata de una locura colectiva, cuyas consecuen­ ha llegado a ser objeto de un enorme interés narcisista. D i­
cias son muy semejantes a las del narcisismo individual, que cho de otro modo, la ciencia no ha llevado a la reducción del
he descrito antes. Podemos observar, por ejemplo, en los paí­ narcisismo, sino que ha llevado a que este mismo narcisismo
ses de los que tenemos datos, que las clases más pobres y me­ se aplique a su derivación técnica.,
nos instruidas son las más narcisistas, las más nacionalistas. Pero volviendo a la cuestión de la salud mental, ¿cómo
Sin duda, esto es cierto en lo que se refiere a Estados Unidos, puede superarse el narcisismo? Es una cuestión que ha preo­
porque muchos estudios lo han mostrado. Por la misma po­ cupado durante varios milenios a los guías espirituales de la
breza vital, la pobreza material y sentimental, el individuo no humanidad. Yo no voy a tratar de presentar un programa com­
tiene nada de lo que poder estar orgulloso, excepto de su grupo pleto ni un método para vencer el narcisismo. Pero sí quisie­
nacional. Y fuera de este narcisismo primitivo, no hay nada ra ofrecer una consideración teórica de una cuestión particu­
que le dé una sensación de éxito, un sentimiento de orgiillo. lar: podemos distinguir entre formas malignas y benignas de
Otro comentario marginal: como muchos recordarán, narcisismo.
Freud dijo una vez que Copérnico, Darwin y él mismo ha­ Entiendo por narcisismo maligno el que se encuentra en
bían herido muy profundamente el narcisismo del género hu­ el psicótico o la persona muy enferma, y que se dirige verda­
deramente a su propia persona. Mi aspecto, mi cuerpo, mis
mano por haber mostrado que el hombre no es en absoluto
pensamientos, mis sentimientos, mi apetito, o cualquier cosa
él centro del universo, que no es una creación especial de Dios
que sea, es lo único real, lo único que importa en el mundo.
y que aun su propia conciencia es cosa de importancia muy
Esto es maligno porque me aparta de la razón, del amor, de
relativa. Pues bien, históricamente hablando debería haber­
mis semejantes y de todo lo que hace interesante la vida.
se observado, en consecuencia, una gran disminución del nar­
El narcisismo benigno no se dirige a un ámbito particu­
cisismo durante los tres últimos siglos. Pero viendo el desen­
lar, como mi cuerpo o mis pensamientos, sino que se dirige
frenado nacionalismo de hoy, que no impide a algunos jugar
a algo que hago, a un éxito, a un éxito científico, o un éxito
con el arma más loca y mortífera, el arma nuclear, y que con
económico, o cualquier otro. Es decir, yo tengo este afecto
cierta probabilidad llevará a la aniquilación del género hu­
narcisista, si quieren, no a mi persona, sino a algo obje tivo
mano, hemos de admitir verdaderamente, creo, que este nar­
que yo he creado. Sigue siendo narcisismo, pero es benigno
cisismo nacional sigue teniendo un grado de patología y de porque, al crear algo, venzo también a la vez parte de mi nar­
locura que no concuerda con dichas esperanzas.
MI IDEA DE LA SALUD MENTAL 113
112 IDEA DE LA SALUD MENTAL

moda estos años. Diré unas breves palabras sobre qué es este
cisismo, y éste es un proceso dialéctico. En el acto de produ­
concepto de la enajenación.
cir o crear algo, estoy obligado a relacionarme con el mun­
Fue Hegel, si no el primero que lo empleó en toda la his­
do. Entonces el narcisismo no llevará al puro choque personal,
toria, sí el que lo empleó sistemáticamente por primera vez.
sino que llevará a la competencia por el mayor éxito.
Hegel entiende por enajenación no el que yo me estime como
No digo que éste sea el ideal, ni el fin del desarrollo hu­
sujeto de mi propio acto, como hombre que piensa, siente y
mano, pero quizá sea el primer paso que podamos ver hacia
ama, sino que me estime a mí mismo y a mis facultades en el
la superación del narcisismo personal y puramente patológi­
objeto que produzco. Es decir, yo siento que no soy nada, pero
co. Y me parece que podría haber otro camino si, en vez de
me estimo sólo en el objeto externo que yo he creado. Y< es­
la nación, el objeto del narcisismo llegase a ser el género hu­
mano; si la gente empezase a sentirse orgullosa del género toy en relación conmigo mismo y con mis facultades estando
humano, en vez de sentirse orgullosa de una parte suya. ¡Cosa en relación con el objeto de mi creación. A esto se llama en
extraña, que, a pesar de la ONU y de todos los progresos que el Antiguo Testamento «idolatría».. Es decir, el hombre ado­
hemos hecho en muchos campos, tan poca gente tenga un ra la obra de sus manos, eii vez de sentirse como creador suyo.
sentido real de orgullo por el género humano! Estoy seguro Feuerbach desarrolló el concepto de enajenación respec­
de que, si lo hubiese, si la gente tuviese este apego narcisista, to de la religión diciendo que, cuanto más rico hacemos a
si quieren, a la humanidad, como el que tienen a sus hijos, Dios, tanto más pobres nos hacemos nosotros. Marx lo ex­
hoy no tendríamos armas nucleares. presó de manera más amplia: «Esta plasmación de las activi­
Todo ello sólo será posible si se produce un enorme desa­ dades sociales, esta consolidación de nuestros propios pro­
rrollo económico y social en todos los países del mundo. No ductos en un poder material erigido sobre nosotros, sustraído
hay manera de estar orgulloso de algo que yo haya hecho si a nuestro control, que levanta una barrera ante nuestra ex­
no puedo hacer nada, por ser demasiado pobre, demasiado pectativa y destruye nuestros cálculos, es uno de los momen­
miserable, o si el caciquismo o la burocracia me paralizan el tos fundamentales que se destacan en todo el desarrollo his­
pensamiento. En otras palabras, esta manera de superar el nar­ tórico anterior» (K. Marx, MEGA I, 5, pág. 22. MEW 3, pág.
cisismo sólo puede darse, no aceptando ciertas ideas, sino a 33).1 Y en los Manuscritos, escribe: «Cuanto. menos eres,
través de un cambio fundamental en la vida de todos los pue­ cuanto menos exteriorizas tu vida, tanto más tienes, tanto
blos del género humano, que permita a cada hombre estar mayor es tu vida enajenada y tanto más almacenas de tu esen­
orgulloso de lo que hace y a cada nación estar orgullosa de cia [enajenada]» (MEGA I, 3, pág. 130. MEW Erg. I, pág.
lo que hace, no de sus medios de destrucción. 549).? Empobrecerse el hombre para enriquecer el objeto que
él crea: ésta es la esencia de la enajenación.

b) La enajenación y su superación
1. La ideología alemana, Montevideo y Barcelona, Pueblos Unidos y Gri-
jalbo, 1968 y 1970, págs. 34-35.
Pasemos al segundo apartado: la superación de la enaje­
2. Manuscritos: economía y filosofía, Madrid, Alianza, 51974, pág. 160.
nación. El concepto de enajenación se ha puesto un poco de
114 • IDEA DE LA SALUD MENTAL MI IDEA DE LA SALUD MENTAL 115

Queda claro que el hombre enajenado está atemorizado tión precisamente-de riqueza. No es cuestión precisame nte de
y que depende del objeto: cosas, aparatos, bienes, burocra­ conciencia. Es cuestión de tomar parte activa, y ello sólo es
cias, el Estado, los jefes, los caciques y otras muchísimas for­ posible en ciertas condiciones, una de las cuales, creo, es un
mas suyas, todas con la misma función de ofrecer al hombre grado óptimo de descentralización.
un sentido pleno de identidad, porque sólo puede estar en
relación consigo mismo rindiéndose a un gran poder, o a un
gran personaje, o gran institución, que le hacen caer en el es­ c) La necrofilia y su superación
pejismo de estar en relación con sus propias facultades.
La enajenación no ha surgido con el hombre moderno, El tercer concepto del que voy a hablar en relación con
aunque quizá en ninguna otra época haya llegado a ser de la salud mental es la superación d é la hostilidad. Me refiero
tal calibre como en la sociedad occidental actual. No obstan­ a la hostilidad que es un factor patológico, la hostilidad que
te, quisiera hacer una observación marginal sobre el campe­ no es mera reacción a ataques contra mi vida, reacción que en
sino, especialmente, creo, de Hispanoamérica. Por lo menos, este sentido se encuentra al servicio de la vida y es aceptada
es lo que creo'ver en México. Se trata de una forma de enaje­ en general. , . '
nación que es la sumisión al destino. Se manifiesta en la de­ Distinguiré dos tipos de hostilidad. Llamaré a uno de ellos
sesperanza con que el individuo llega a creer que no puede hostilidad «reactiva», es decir, la hostilidad por reacción al
hacer nada en la vida, que la vida pasa y corre tal cual es, miedo. El hombre atemorizado es hostil, a menos que esté
y que el gran problema es el destino o, si prefieren' la necesi­ tan atemorizado y sea tan impotente que haya de reprimir y
dad. Que hay que aceptarlo y, si se acepta voluntariamente, refrenar su hostilidad. Pero, en general, preguntándonos por
se identifica uno con el mayor poder que existe: el destino. la causa principal de la hostilidad en el mundo, no es la su­
Me parece que, si sé estudiase esta ausencia fatalista de espe­ puesta naturaleza malvada del hombre, que ha vuelto a po­
ranza, sé vería en ella uno de los síntomas de la falta de salud
i’
nerse hoy de moda. Es que la mayoría de la gente está ate­
mental entre la población campesina de Hispanoamérica. Se morizada. Es muy peculiar y paradójico que' los cuatro
hallaría una forma peculiar de enajenación, con la que el des­ últimos siglos, desde finales de la Edad Media, sean siglos
tino, y una'supuesta necesidad, se han.convertido en la Gran del miedo; y nunca ha habido tanta seguridad como hoy en
Diosa. el mundo; y nunca ha habido tanta inseguridad como hoy.
Superar la enajenación es, evidentemente, la base para la Inseguridad individual y sentimental,'pero también real, por­
independencia del hombre y para cualquier especie de demo­ que hasta ahora el hombre no había vivido nunca durante
cracia razonable, que consista en álgo más que depositar una años en peligro inmediato de que todo rastro de vida quedar­
papeleta electoral. Pero exige, repito, grandes cambios socia­ se aniquilada en cualquier momento.
les por los que el individuo deje de estar sometido a los caci­ Este miedo, que empezó a finales de la Edad Media y que
ques o a la burocracia y por los que tenga un papel activo ha existido en una u otra forma durante los últimos siglos,
y responsable en la organización de la vida social. No es cues­ ha llegado hoy a tal apogeo que, justamente, hombres como
116 IDEA DE LA SALUD MENTAL
MI IDEA DE LA SALUD MENTAL 117

[Wystan Hugh] Auden y otros han llamado a nuestro siglo


el «siglo del miedo». No voy a hablar ahora de este miedo, neral Millán Astray es un inválido. No es preciso que diga­
sino de que el miedo produce hostilidad. La hostilidad que mos esto con un tono más bajo. Es un inválido de guerra.
encontramos en los individuos es la hostilidad del hombre ate­ También lo fue Cervantes. Pero, desgraciadamente, en Espa­
morizado. Creo que vivimos en un mundo de hombres atemo­ ña hay actualmente demasiados mutilados. Y si Dios no nós
rizados. Y los que amenazan con la bomba no están menos ayuda, pronto habrá muchísimos más. Me atormenta pensar
atemorizados que los que tienen miedo a la bomba. Pero, ¿por que el general Millán Astray pueda dictar las normas de la
qué tiene miedo hoy el hombre? Ésta es otra cuestión. Tiene psicología de masas. Un mutilado que carezca de la grande­
que ver con la misma enajenación. Tiene que ver con la mis­ za espiritual dé Cervantes es de esperar que encuentre un te­
ma falta de cohesión social, con la atomización de la gente rrible alivio viendo cómo se multiplican los mutilados a su
y con que todo el mundo está profundamente aburrido de alrededor... Éste es el templo de la inteligencia. Y yo soy su
una vida que no tiene mucho sentido. sumo sacerdote. Estáis profanando su sagrado recinto. Ven­
Pero hay otro tipo de hostilidad muy diferente. Es el tipo ceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convence­
de hostilidad que llamaré hostilidad tiecrofílica, o maligna. réis. Para convencer hay que persuadir. Y para persuadir ne­
Hay una descripción de ella, que voy a leerles, en un bello cesitaríais algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me
discurso de Unamuno, pronunciado en la universidad de Sa­ parece inútil pediros que penséis en España. He dicho». (Ci­
lamanca [en 1936] en contestación al discurso del general Mi- tado por Hugh Thomas, 1961, pág. 354 y sig.)3
llán Astray. Este general tenía un lema que muchos fascistas Como vehy Unamuno comprendió muy clarámente la
seguían consciente y explícitamente,^ que hoy muchos siguen esencia de esta actitud de amar ía muerte. Es Una actitud ne-
no tan consciente y explícitamente, el lema «¡Viva la muer­ crofílica. Es una actitud en la que ejercen un atractivo per­
te!». Cuando el general Millán Astray hubo terminado, se le­ verso la muerte, la destrucción y la ruina. A mi parecer, qui­
vantó Unamuno y dijo: «Acabo de oír el necrófilo e insensa­ zá sea ésta la única perversión que exista, la de verse atraído
to grito “ ¡Viva la muerte!” ». Quiero llamarles la atención uno por la muerte estando en vida. Y está actitud se encuen­
sobre esta palabra, «necrófilo». Ustedes saben que la necro- tra en una minoría de personas que son verdaderamente ne-
filia es una perversión, el deseo de un hombre de tener trato crófilos, que están verdáderaineñte enamorados de la muer­
sexual con el cadáver de una mujer. Bueno, es infrecuente, te, y son precisamente los que pueden seducir a tantos de los
pero existe. Sin embargo, Unamuno emplea esta palabra en que están airados y furiosos por estar atemorizados. Se pue­
un sentido mucho más lato, a saber, el del amor a la muerte, de reformar con facilidad a los airados y furiosos,, pues lo
la atracción por la muerte. único que hace falta para eso es qüitarlés el miedo.:. Bueno,
Y continuaba Unamuno. «Y yo, que he pasado mi vida tan fácil no es, porque* para quitarles el miedo, hay que dar­
componiendo paradojas que excitaban la ira de algunos que les sentido a su vida... Pero no se reformará con tanta facili­
no las comprendían, he de deciros, como experto en la mate­ dad a los necrófilos. Importa mücho que los reconozcamos:
ria, que esta ridicula paradoja me parece repugnante. El ge­
3. La guerra civil española, 1936-1939, 1976, t. 2, págs. 548-549.
118 IDEA DE LA SALUD MENTAL • MI IDEA DE LA SALUD MENTAL 119

y que los reconozcamos como la peor aberración posible de más desgraciado y empobrecido puede destruir y, destruyen­
la cordura humana. do, compensa lo que Unamuno llama su mutilación. Podría­
Uno de los casos más llamativos de necrofilia, de esta ac­ mos decir que la destructividad necrofílica es la trascenden­
titud necrofílica, fue Hitler. Se cuenta de él una cosa que no cia del mutilado, una creación perversa del mutilado: por no
se ha comprobado, pero que es muy posible: durante la pri­ poder crear, crea destrucción.
mera guerra mundial, un soldado lo descubrió contemplan­ Repito: si se va a querer disminuir a la larga esta destruc­
do en trance el cadáver descompuesto de otro, y le resultó muy tividad necrofílica, la solución está evidentemeqfe en unas
difícil llevárselo de allí, y hacerlo volver en sí. Y fue este mis­ condiciones vitales que permitan al hombre evolucionar in­
mo hombre el que se convenció a sí mismo, y convenció a dividualmente con fe en sí mismo, y en las que pueda depen­
millones de personas, de que su objetivo era la prosperidad der razonablemente de otro, pero sin devorarlo ni dejarse de­
y la salvación de su pueblo. Sin embargo, en sus últimos días vorar por él. Dicho positivamente, es lo que he llamado la
quedó claro que su objetivo real era destruirlo todo. La satis­ orientación productiva, la orientación del hombre indepen­
facción real de un carácter como el de Hitler, del carácter ver­ diente y libre.
daderamente necrofílico, es la destrucción total, no la vida.
Sé que habría que hablar muchísimo más de este concep­
to de la necrofilia para hacerlo, quizá, más comprensible. Di­ d) E l condicionamiento social de la salud mental
cho sea de paso, lo que Freud llamó carácter anal es la forma
más frecuente y menos maligna de lo que, en su forma ma­ Por último, unas palabras sobre las condiciones históri­
ligna, es el carácter necrofílico. El carácter anal se ve atraído cas por las que el hombre refleja la sociedad en que vive y,
sólo por los excrementos y. la suciedad, pero si pasa a su for­ lo que es más interesante, no sólo del presente, sino también
ma más maligna, se ve atraído por la muerte y por todo lo del pasado. Tomando una instantánea de cualquier individuo
que se encuentra en oposición a la vida. de cualquier sociedad, encontraríamos en ella la historia so­
Esta capacidad de abstracción por la muerte la tiene cual­ cial de los quinientos años anteriores, por lo menos. Sólo ten­
quier persona que no desarrolle su potencialidad primaria, dríamos que hacerla explícita. La mayoría de estas cosas, de
la de estar relacionado con la vida como algo que es intere­ estas ^actitudes, son consecuencia de la historia_ del grupo al
sante y placentero, o no desarrolle sus capacidades de amar que pertenece. Y más aún, en el individuo podemos ver tam­
y razonar. Si todas estas cosas quedan incompletas, el hom­ bién un futuro que no se. ha realizado todavía. Veremos que
bre se inclina a desarrollar otra forma de relación: matar la las sociedades tienen un futuro, aunque todavía no hayan lle­
vida.-Así trasciende también la vida, porque tiene tanto de gado a él, aunque se encuentren en el camino. Y esto se mos­
trascendencia quitar la vida como, crearla. trará en que el individuo se halla en una fase de carencia de
Pero para,crear vida —y no entiendo por esto crear hijos, capacidad y energía, característica de todos los individuos de
sino crear todo lo que está vivo—, hacen falta ciertas condi­ la misma sociedad. Y aunque aún no estén en fase de deca­
ciones individuales y sociales.'Sin embargo, aun el hombre dencia, aunque puedan estar aún en la cima de su poderío,
120 ' IDEA DE LA SALUD MENTAL III
LA CIENCIA HUMANISTA DEL HOMBRE (1957)
estas sociedades mostrarán ya en el individuo unos caracte­
res que serán indicaciones del futuro.
Quiero decir que el individuo es precisamente la instantá­
nea fija del pasado, e incluso del futuro. Por consiguiente,
la salud mental, en el sentido que fuere, solamente puede en­
tenderse según el objetivo, la meta, hacia la cual se encamine Consideraciones preliminares
su sociedad, y de dónde venga.
Creo que, de todos los síntomas de ausencia de salud men­ La época presénte se caracteriza por la diferencia que hay
tal, hay uno qüe parece el peor, y es la falta de esperanza. entre el conocimiento científico y técnico que tenemos, por
Y precisamente esta falta de esperanza es lo que encontra­ una parte, y el poco conocimiento que hemos logrado hasta
mos én los orígenes de todos los síntomas morbosos, sean ahora sobré el hoiríbre, por otra;
el alcoholismo, el homicidio, la falta de disciplina, o la pre­ No es sólo una diferencia teórica, sino también una dife­
varicación. No hago sino parafrasear a Goethe, que dijo una rencia práctica importantísima: si el hombre no puede saber
vez: «No hay mayor diferencia entre los personajes históri­ más de sí mismo, empleando este conocimiento para orde­
cos que la diferencia entre los que tienen fe y los que no tie­ nar mejor su vida, será aniquilado por los mismos resulta­
nen fe». Y lo que es cierto de la sociedad, es cierto también dos de su conocimiento científico. Ahora bien, esta necesi­
del individuo que vive en ella. dad del hombre de conocérse mejor a sí mismo, ¿no está
La salud mental sería el síndrome de los individuos no viéndose sátisfecha ya por los miles de irivéstigadores en los
enajenados, relativamente no narcisistás, no atemorizados y terrenos de la psicología, la psicología social, el psicoanáli­
no destructivos, sino productivos; y si se me permite ofrecer sis, las relaciones humarías, etc.? Lá contestación a esta pre­
una expresión miiy general, de los individuos que tienen in­ gunta es vital anté la fundación de un nuevo «Instituto de
terés por la vida. Si tuviese que dar una definición, una pala­ la Ciencia del Hombre». Si creemos que las actuales ciencias
bra para caracterizar la salud mental, diría que es la capacidad sociales atienden suficientemente a los fines de una ciencia
de interesarse por la vida. Y esta capacidad, evidentemente, del hombre, verdaderamente debiéramos reforzar las organi­
río depende sólo de factores individuales, sino también de fac­ zaciones existéntés, en vez de fundar institutos nuevos.
tores sociales muy importantes. De todo lo dicho habrá que­ Los participantes en las discusiones sobre el nuevo insti­
dado claro, espero, que el medio principal para abordar la tuto sostienen francamente que las actuales ciencias sociales
salud mental o, mejor, la enfermedad mental, no es la tera­ no nos proporcionan lo que hace falta. He aquí algunos mo­
péutica individual, sino fundamentalmente la reforma de las tivos de esta idea:
condiciones sociales que producen enfermedad mental, o falta
de salud mental, en las diversas formas que he descrito.' 1. Las ciencias sociales de hoy (con algunas excepciones
122 LA CIENCIA HUMANISTA DEL HOMBRE FINES GENERALES 123

notables), impresionadas por el éxito y el prestigio de las cien­ todo nuestro mundo se halla en peligro por la creciente pér­
cias naturales, intentan aplicar los métodos de éstas a la pro­ dida del sentido de los valores, que ha llevado a la creciente
moción del hombre. No sólo no se preguntan si el método incapacidad de utilizar positivamente los frutos de los pro­
válido para estudiar cosas es válido también para estudiar al yectos y empeños en las ciencias naturales.
hombre, sino que ni siquiera se preguntan si esta idea que tie­ .3. Otro aspecto de este relativismo es la pérdida de un con­
nen del método científico no es ingenua y anticuada. Creen cepto del hombre como un ser determinado, fundamental para
que sólo puede llamarse científico el método dedicado a la sus diversas manifestaciones en diferentes culturas. Se estu­
medición, olvidando que las ciencias naturales más avanza­ dia al hombre coijno si fuese, una hoja de papel en blanco,
das de hoy, como la física teórica, operan con hipótesis auda­ sobre la que cada .Cultura escribiera su propio texto, no como
ces basadas en deducciones inspiradas. Ni siquiera deben des­ un ser precisable, no sólo biológica, sino también psicológi­
preciar las intuiciones, según Einstein. La consecuencia de camente. Si no recuperamos este concepto del hombre como
esta imitación de un método científico mal entendido es que una realidad fundamental,, ¿vamos a poder dar un uso fecun­
el método de «hechos y números» determina el problema que do a la creciente unidad geográfica y social del hombre, que
se estudia. Los investigadores escogen problemas insignifican­ es la tendencia histórica del futuro?
tes porque las soluciones pueden expresarse con números y
fórmulas matemáticas, en vez de escoger problemas impor­
tantes y crear nuevos métodos adecuados a su estudio. Fines generales •. ,
Como consecuencia, hay miles de proyectos de investiga­
ción, la mayoría de los cuales no tocan las cuestiones funda­ - A la luz de estas consideraciones preliminares, venimos
mentales, del hombre. El pensamiento que se aplica en estos a formular el fin general del Instituto, que es perseguir el es­
proyectos no es riguroso, sino más bien de carácter ingenuo, tudio científico del hombre en el espíritu del humanismo. Lo
tecnopráctico. No es extraño, pues, que sean las ciencias na­ que tiene, más precisamente,-las. siguientes consecuencias: en
turales más avanzadas, no las ciencias sociales, las que atrai­ primer lugar, el estudio del hombre debe basarse en ciertos
gan los mejores cerebros del país. . . ,r intereses humanos, fundamentalmente los que han ocupado
2. Con este problema de un método científico mal enten­ a toda la tradición religiosa y filosófica humanista: la idea
dido, se halla en estrecha relación el relativismo de que están de la dignidad del hombre y de sus potencialidades,de amor
imbuidas las ciencias sociales. Aunque sigan rindiendo ho­ y de razón, que pueden actualizarse en circunstancias favo­
menaje de palabra a la gran tradición humanista, la mayoría rables. Segundo,'el estudio del hombre debe basarse en los
de los sociólogos han adoptado una actitud de relativismo intereses que se derivan de nuestra situación histórica: la quie­
total, actitud por la que ios valores se consideran cosa de gus­ bra de nuestro sistema de valores tradicional, el aumento de­
to, no de validez objetiva. Como demostrar la validez objeti­ senfrenado y desorganizado de las actividades puramente in­
va de los valores es muy difícil, la sociología ha escogido el telectuales y técnicas, y la consiguiente necesidad de encontrar
camino más fácil de desecharlos todos. Así, ha olvidado que un nuevo fundamento racional para establecer los valores de
FINES ESPECIALES 125
124 LA CIENCIA HUMANISTA DEL HOMBRE

Fines especiales
la tradición humanista. Estos intereses suponen que, a pesar
de todas las diferencias, el hombre constituye una especié, no 1. Estudio de los métodos adecuados a la ciencia del hom­
sólo biológica y fisiológicamente, sino también mental y psi­ bre: debe establecerse qué diferencias de orientación hay en­
cológicamente. tre.el estudio de cosas y el estudio de seres vivientes, espe­
Estos fines generales sólo podrán alcanzarse si se exami­ cialmente el hombre. Por ejemplo, hay una diferencia entre
nan y desarrollan unos métodos adecuados para el estudio el enfoque «objetivo», en que el «objeto» no es más que un
del hombre. La cuestión no es la de escoger entre un estu­ objeto, y una orientación por la que el observador se relacio­
dio científico o no científico del hombre, sino la de determi­ na a la vez empáticamente con las personas que observa.
nar cuál es el método racional adecuado para comprender al 2. Estudio del¡ concepto del hombre y de la naturaleza hu­
hombre y cuál no. mana: si bien la filosofía humanista supone la unidad de todo
Una ciencia humanista del hombre tiene que continuar el género humano, hace mucha falta encontrar una prueba
la obra de los grandes estudiosos del pasado, como Aristóte­ racional y demostrable de que, efectivamente, existe eso que
les y Spinoza, enriquecida por los nuevos datos que nos ofre­ se llama el hombre y la naturaleza humana, allende el terre­
cen la biología, la fisiología y la sociología y por nuestras no puramente anatómico y fisiológico. El concepto de natu­
experiencias de contemporáneos en esta era de transición, in­ raleza humana debe establecerse sumando lo que conocemos
teresados por el futuro del hombre. del hombre en el pasado a lo que conocemos del hombre en
En este sentido, parece necesaria otra observación. Los varias culturas actuales, muy desarrolladas y relativamente
sociólogos dicen a menudo que una condición de la investi­ primitivas. La tarea consiste en pasar de una antropología des­
gación científica es la falta de objetivos interesados y prees­ criptiva, a estudiar las fuerzas humanas básicas tras las múl­
tablecidos. Se trata de un supuesto ingenuo, como lo demues­ tiples variedades en que se manifiesta. El detallado estudio
tra el desarrollo de las ciencias naturales, que casi nunca se dinámico de todas las manifestaciones de la naturaleza hu­
ven obstaculizadas pór las necesidades y los objetivos prácti­ mana llevará a inferir un cuadro hipotético de la naturaleza
cos. La misión del científico es guardar la objetividad de sus humana y de cuáles son las leyes que la rigen. Una ciencia
datos, no estudiar sin objetivos, que son los que dan sentido humanista del hombre tiene que empezar por el concepto de
e impulso a su obra. Así como cada época tiene sus proble­ naturaleza humana, pretendiendo, a la ve? descubrir qué es
mas económicos y técnicos particulares, así también tiene sus esta naturaleza humana. No hará falta decir que deben ha­
problemas humanos particulares, y hoy el estudio del hom­ cerse unos cuantos estudios de diferentes sociedades (indus­
bre tiene que ser impulsado y dirigido por los problemas ori­ triales, preindustriales y primitivas) en que se verifiquen las
ginados en este período de la historia universal. hipótesis sobre la naturaleza humana.
3. Estudio de.los valores: debe demostrarse que ciertos
valores, no son simple cosa de gustos, sino que se fundan en
la misma existencia del hombre. Hay que mostrar cuáles son
126 FINES ESPECIALES 127
LA CIENCIA HUMANISTA DEL HOMBRE

estos valores fundamentales y cómo se arraigan en la misma mas racionales e irracionales de autoridad, así como estudiar
naturaleza humana. Hay que estudiar los valores de todas las el fenómeno del conformismo en todas sus manifestaciones.
culturas para hallar cuálquiér unidad fundamental; y debe tra­ 7. Estudio de los supuestos psicológicos del orden demo­
tarse también de estudiar la evolución moral de la humani­ crático: el concepto esencial de la democracia es la idea de
dad. Además, es preciso investigar qué efectos produce sobre un ciudadano responsable y bien informado, que participa
el individuo y sobre la cultura la violación de normas éticas en las decisiones importantes de la comunidad. Pero, a causa
fundamentales. Según los relativistas, cualquier norma es vá­ del aumento de la población y de la influencia de los méto­
lida, una vez haya sido establecida por la cultura, trátese del dos de sugestión general, se está debilitando la sustancia de
asesinato o del amor. El humanismo asegura que ciertas nor­ la democracia. Hace falta estudiar lo que sucede en la mente
mas son esenciales para la situación existencial del hombre del elector (más allá de las encuestas de opinión), lo suges­
y que de su violación se derivan ciertas consecuencias hosti­ tionable que es y cómo afecta a la vitalidad de sus ideas polí­
les a la vida. ticas el hecho de que pueda hacer muy poco por influir en
4. Estudio dé la destructividad: en relación con lo ante­ la acción política. Hay que promover experimentos de discu­
rior, el estudio déla destructividad en todas sus formas: des­ sión y decisión en grupo, y estudiar sus resultados.
trucción dé otros, áütodestrucción, sadismo y masoquismo. 8. Estudio de la enseñanza: el caso es que los Estados Uni­
No sabemos casi nada sobre las causas de la destructividad, dos disponen de más enseñanza superior de la que haya teni­
y sin embargo hay un extenso campo de datos empíricos que do nunca ningún pueblo del mundo, pero ese sistema de en­
al menos nos permitirían establecer hipótesis sobre las cau­ señanza superior hace relativamente poco por estimular el
sas individuales y sociales de la destructividad. pensamiento crítico y por influir en la formación del carác­
5. Estudio de la creatividad: también hay otro extenso ter. Como han demostrado algunos estudios, los alumnos es­
campo de observación para estudiar los impulsos creativos tán poco influidos por la personalidad de sus profesores y,
de los niños, de los adolescentes y de los adultos, así como de en el mejor de los casos, no reciben mucho más que un co­
los factores que los fomentan u obstaculizan. El estudio de nocimiento puramente intelectual. Hacen falta más estudios
la creatividad, como el de la destructividad, tiene que sobre­ para examinar la situación discente y la relación entre el pro­
pasar el escenario estadounidense y, en lo posible, aprovechar fesor y el alumno. ¿Cómo puede pasar la enseñanza, de lo
cuantos datos puedan obtenerse de muchas culturas diversas. puramente intelectual y oral, al terreno de lá experiencia sig-
6. Estudio de la autoridad: la era moderna de libertad e riifieativá? 1 ’
indM'duálismo ha combatido la autoridad y ha establecido 9. Estudio de la historia, como estudio de la evolución
como ideal la falta total de autoridad. Sin embargo, esta fal­ del hombre: la historia solía estudiarse de manera provincia­
ta de autoridad ha contribuido a incrementar el poder de la na. Se atendía esencialmente a las raíces de nuestra cultura
autoridad anónima, lo que a su vez ha elevado el conformis­ en Palestina, Grecia y Roma y, después, a la historia de Europa
mo hasta un nivel peligroso. Es preciso estudiar de nuevo el y Estados Unidos. Necesitamos una verdadera historia uni­
problema de la autoridad y diferenciar empíricamente for­ versal, que muestre en sus justas proporciones la evolución
128 LA CIENCIA HUMANISTA DEL HOMBRE
OBSERVACIONES GENERALES 129

del hombre. Se debe mostrar que en diversas ramas de la fa­


De este modo, el Instituto tratará de estimular la vuelta a un
milia humana han surgido las mismas ideas fundamentales,
estilo anticuado de trabajo, por el que se pongan en el centro
que unas se han fusionado y otras han permanecido indepen­
de la investigación el pensamiento y el estudio, no la obten­
dientes, aunque se han subrayado más las diferencias que las
ción de fondos y su administración.
semejanzas. En una verdadera historia .del hombre se podría
3. El. Instituto debe apoyar dos clases de actividades (así
mostrar su evolución, la de su carácter y de sus ideas, así como
como reunir una biblioteca dedicada a la ciencia del hombre):
su progreso hacia una unidad cada vez más completa. Hay
que dar la debida importancia a las justas proporciones de
A. El trabajo de investigadores sobresalientes. El objeti­
las diversas culturas y épocas. Tal historia capacitará al hom­
vo no debe ser un problema preciso, sino más bien apoyar
bre para formarse un cuadro objetivo de todo el género hu­
a una personalidad productiva para que pueda proseguir su
mano, de su desarrollo, integración y unidad. Durante los años
investigación sobre la ciencia del hombre, liberado de otras
pasados se.han escrito algunas historias universales que res­
obligaciones restrictivas.
ponden más o menos a este tipo, pero no satisfacen la necesi­
B. Problemas determinados de investigación, que sean
dad real, que es la de una obra erudita de muchos volúme­
abordados por personas de talento. Su descubrimiento debe
nes, escrita por unos cuantos especialistas destacados, unidos
ser una de las misiones del Instituto. En este sentido, deben
en un espíritu humanista.
concederse subvenciones para proyectos determinados.
El cuerpo rector del Instituto debe desarrollar su propia
política de investigación, no sólo escogiendo personas de ta­
Observaciones generales • , f
lento, sino seleccionando también problemas sobre la base de
un estudio total del terreno. El cuerpo rector del Instituto debe
1. El Instituto, para tener validez, debe tener un prestigio
ser, hasta cierto punto, un cuerpo para el plan científico del
distintivo, que no puede expresarse adecuadamente con pa­
estudio del hombre.
labras (no tanto porque no las tengamos, sino porque se las
emplea mal, con sentido ambiguo), sino que debe ser el que
4. El Instituto debe apoyar a personas y proyectos del ex­
tengan las personas por su trabajo y por su personalidad.
terior, tanto como del interior de los Estados Unidos. En nin­
2. B\ Instituto no debe seguir la costumbre de las gran­
gún caso deben concederse subvenciones a universidades ni
des fundaciones, que en la práctica ha sido la de estimular
otros organismos semejantes. Sólo deben recibir subvencio­
a muchos a pensar en un problema científico que les pue-
nes las personas y los proyectos particulares que haya pro­
daa «vender»; a pensar primero en la financiación y, sólo des­
puesto y aceptado el Instituto.
pués, en lo que se quiere descubrir. El Instituto debe entregar
5. Se propone que el Instituto tenga un cuerpo rector ac­
fondos sólo en la medida en que un proyecto los necesite real­
tivo de cinco a siete miembros, que se reúnan por lo menos
mente. Por principio, los presupuestos deben mantenerse en
durante toda una semana dos veces al año para discutir no
un mínimo razonable y deben,ser enteramente funcionales.
sólo las subvenciones, sino también los planes generales de
130 ‘ LA CIENCIA HUMANISTA DEL HOMBRE

trabajo, y dediquen algún tiempo durante el año a preparar


IV
este trabajo en su terreno. Tal cuerpo debe estar compuesto
EL HOMBRE, ¿ES PEREZOSO
por representantes de diversas ramas de la ciencia del hom­
POR NATURALEZA? (1974)
bre, pero los miembros deben seleccionarse fundamentalmente
sobre la base de unos principios comunes, de su productivi­
dad y de su inventiva personal. El espíritu burocrático debe
reducirse al mínimo.

1. El axioma de la pereza innata del hombre

i
i • . , « *. .*

a) Aspectos socioeconómicos del axioma

Nadie puede escapar al influjo de un axioma que nos han


enseñado a todos desde la niñez, el de la pereza innata del
hombre. Este axioma no está solo. Es parte del supuesto, más
general, de que el hombre es malo por naturaleza, y de ahí
que necesite de la Iglesia o del poder político para tratar de
extirpar el mal, aunque no pueda esperar conseguirlo por
encima de cierta medida. Si, como dice el argumento, el hom­
bre es perezoso, codicioso y destructivo por naturaleza, ne­
cesita jefes espirituales y seculares que refrenen sus inclina­
ciones.
Pero históricamente es más acertado invertir el orden: si
hay jefes e instituciones que quieren dominar al hombre, su
arma ideológica más eficaz será convencerlo de que no pue­
de confiar en su propia voluntad y entendimiento, pues los
guía el demonio que lleva dentro. Según Nietzsche ha com­
prendido mejor que nadie, si se logra llenar al hombre de un
sentimiento permanente de pecado y culpa, llegará a volver­
se incapaz de ser libre, de ser él mismo, porque estará corrom­
pido y no se podrá permitir reafirmarse. El hombre puede
reaccionar a esta acusación fundamental con una sumisión
abyecta o protestando con una agresión violenta (lo que apa-
132 EL HOMBRE, ¿ES PEREZOSO POR NATURALEZA? EL AXIOMA DE LA PEREZA INNATA EN EL HOMBRE 133

reníemente la corroborará), pero no podrá ser libre, no po­ ideas más antiguas está en la comprensión de que una recom­
drá ser dueño de su vida, no podrá ser él mismo. [...] pensa oportuna es más eficaz que el castigo.
Antes de entrar a examinar la cuestión en sí, haremos bien No hará falta señalar que la sociedad industrial ha adop­
en atender a otra consecuencia de la respuesta, aparte de la tado este mismo principio en el trabajo. Por ser algo tan evi­
que acabamos de mencionar. Si el hombre es perezoso por dente, nadie dudaba hace unos cien años de que el trabajo,
naturaleza, indolente y pasivo, únicamente podrán moverlo especialmente el del obrero industrial, era ingrato y desagra­
a la acción unos estímulos que no sean intrínsecos, sino ex­ dable. Por su duración (hasta 14, e incluso 16 horas diarias),
trínsecos a la actividad: esencialmente los estímulos de recom­ por su incomodidad física y por la necesidad de emplear gran
pensa (placer) y castigo (dolor). cantidad de energía física en medios degradantes, era decidi­
Si el hombre es perezoso por naturaleza, la cuestión es: damente repulsivo. Hoy las cosas han cambiado mucho: la
¿qué incentivos serán necesarios para vencer esta inercia in­ jornada laboral se ha reducido en gran medida, las máqui­
nata? Si el hombre es activo por naturaleza, la cuestión es: nas reemplazan a la energía humana y el puesto de trabajo
¿cuáles son las circunstancias que paralizan la vitalidad na­ ya no es triste y degradante. Además, el poco «trabajo su­
tural del hombre y lo hacen perezoso e indolente? cio» que queda se ha dejado sobre todo a las capas más ba­
Esta idea de que el hombre es perezoso por naturaleza y jas de la población: en Estados Unidos a los obreros negros
de que su actividad ha de verse movida por estímulos extrín­ y, en Europa, a los «obreros invitados»1 de Italia, España y
secos ha constituido el fundamento, como todos sabemos, de Turquía... y a las mujeres.
ideas generalmente aceptadas sobre la enseñanza y el traba­ Hoy, después de haber disminuido mucho los aspectos ne­
jo. Había que obligar a aprender al alumno con toda clase gativos más patentes del trabajo, hay otro aspecto desagra­
de recompensas y castigos. Ha sido relativamente hace poco dable que se ha hecho llamativo: el aburrimiento, que no sólo
(con Wilhelm August Fróbel y María Montessori) cuando se es esencial al trabajo de los obreros, sino también al de los
ha empezado a ver que los niños quieren aprender si el apren- empleados y burócratas, con excepción de los que participan
dizajé en sí es interesante. Pero esta idea sigue sin ser acepta­ en la elaboración de los planes y en las decisiones.
da generalmente, y el empeño principal de la enseñanza se Pero, sea por incomodidad física, o por la incomodidad
da en el sentido de hallar mejores estímulos extrínsecos, no psíquica del aburrimiento, ambas partes, patronos y trabaja­
en el de descubrir métodos de instrucción que estimulen el dores, concuerdan en que, para mover al trabajador a traba­
deseo natural de los alumnos de aprender, saber y descubrir. jar, éste debe sentir la amenaza del hambre y que, para ha­
Ni siquiera podemos decir que esté pasada de moda la creen­ cerle trabajar más y mejor, hay que recompensarlo con un
cia én la eficacia exclusiva de la recompensa y el castigo. El salario más elevado y una jornada más corta. Sin embargo,
conductismo, especialmente en su última y más compleja for­ aunque ambas partes concordasen en el principio, los patro­
ma, el neoconductismo de Skinner, ha hecho del principio nos eran reacios a subir los salarios, y a menudo debían ver-
de la eficacia exclusiva de la recompensa extrínseca la piedra
angular de toda su doctrina. El único adelanto respecto de 1. Antiguo eufemismo alemán. [T.]
134 EL HOMBRE, ¿ES PEREZOSO POR NATURALEZA? EL AXIOMA DE LA PEREZA INNATA EN EL HOMBRE 135

se «movidos» a ello por la capacidad de movilización de los en Estados Unidos y en Alemania Occidental. Desde hace ya
trabajadores. Al mismo tiempo, los cambios fundamentales unos años, las quejas por el aburrimiento del trabajo y las
del sistema económico han hecho también que el aumento demandas de otros métodos de producción que ofrezcan al
de las recompensas sea ventajoso para los patronos. Cuando obrero la posibilidad de sentir más interés y de influir en los
ha habido conflictos entre los trabajadores y los jefes, se han procedimientos laborales, con la descentralización de los pro­
centrado en los salarios y en la duración de la jornada labo­ cedimientos del trabajo superespecializado, han llegado a ser
ral. Pero ninguna de las dos partes ha llegado a pensar en puntos esenciales en las negociaciones entre obreros y patro­
que el trabajo pudiese hacerse interesante mediante un cam­ nos, aunque siguen teniendo igual importancia las deman­
bio de calidad. das puramente económicas de subidas de salarios (o, por lo
Es un fenómeno notable que así ocurriese, al menos por menos, la estabilidad de los salarios en su capacidad adqui­
parte de los trabajadores, a pesar de haber reconocido Marx, sitiva). Por parte de la patronal, estas demandas de hacer más
tan influyente en otros muchos sentidos, que el problema esen­ satisfactorio el trabajo han encontrado cierta comprensión
cial es el carácter del trabajo. Bajo el capitalismo, el trabajo y se han hecho algunas tentativas en este sentido, aún sólo
del obrero y del empleado es, según Marx, un trabajo enaje­ experimentales:
nado. El trabajador vende su mano de obra al que lo emplea La importancia esencial de esta cuestión para el futuro
y hace lo que le mandan como si formase parte de una ma­ debe ser evidente: cuanto más mecanizado, impersonal y ena­
quinaria. La mercancía que «él» fabrica está por encima y jenado sea el trabajo, tanto mayor habrá de ser la recompen­
en contra de él, que no se siente como creador suyo. El tra­ sa externa, que consiste en salarios más altos, es decir, más
bajo enajenado es forzosamente aburrido y, por lo tanto, pe­ consumo. La evolución lleva a que el hombre moderno hayaT
noso e incómodo. Como consecuencia, se puede mover al tra­ de buscar su equilibrio mental en un aumento cada vez ma­
bajador a aceptar lo penoso de su trabajo mediante unas yor del consumo para compensar el cada vez mayor aburri­
recompensas materiales equivalentes, en lo esencial, a un miento del trabajo y del asueto. Teniendo presente el peligro­
aumento del consumo. Y no surgen conflictos por el princi­ so menoscabo humano que produce el consumismo, la
pio, sino sólo por la cuantía de la compensación. pregunta de si es cierto que el hombre es perezoso por natu­
La situación sería completamente distinta si el trabajo no raleza es una de las cuestiones psicoantropológicas más im­
estuviese enajenado, es decir, si fuese intrínsecamente com­ portantes que puedan plantearse.
pensatorio por ser interesante, estimulante, vivificante..., si
no el trabajo en sí, en sentido estricto, por lo menos la parti­
cipación responsable en la unidad laboral (planta industrial, b) Aspectos del axioma inmanentes a la ciencia
hospital, etc.), en cuanto organización social.
Apenas desde hace pocos años, los obreros han asumido Resulta difícil comprender cómo se ha podido creer tan
el punto de vista de Marx, aunque ciertamente no por influen­ firmemente en la idea de la pasividad y de la pereza natural
cia directa de sus escritos. Es una nueva actitud muy patente del hombre, cuando tantas observaciones señalan lo contra­
136 EL HOMBRE, ¿ES PEREZOSO POR NATURALEZA? EL AXIOMA DE LA PEREZA INNATA EN EL HOMBRE 137

río. ¿No muestran los animales una tendencia irresistible a sexual; y segundo, el estímulo que ha llegado a asociarse a
jugar? ¿No tienen los niños un ansia de movimiento, y no uno de estos móviles más primitivos.». (D. O. Hebb, 1955,
se muestran activos hasta que los gana la fatiga? (Quizá se pág. 244.) Según indica Hebb, la neurología tendía a creer,
deba a este axioma de la inercia natural el hecho de que Freud antes de 1930, que la célula nerviosa es inerte hasta que algo
confundiese con una «compulsión de repetición» la tenden­ le ocurre desde fuera, pero en este sentido la neurología ha
cia del niño a repetir una y otra vez el mismo juego, lo cual cambiado mucho desde 1930. Se empezó reconociendo que
sólo manifiesta su necesidad de actividad.) ¿No muestra el el sistema nervioso, como todo lo viviente, es activo; que el
hombre, en todas las épocas y en todas las culturas, una ne­ cerebro humano está hecho para ser activo, y todo lo que ne­
cesidad de excitación y estimulación? ¿No las buscá en el arte, cesita es nutrición'suficiente. Gomo señala Hebb, el único pro­
el teatro, la literatura, el rito y la danza y, en nuestra cultura, blema conduelista es explicar la inactividad, no la actividad.
yendo a ver saltos mortales, espectáculos de coches... y leyen­ (Véase D. O. Hebb, op. cit.) Recientes datos neurológicos
do historias de crímenes y enfermedades? ¿No hace todo lo muestran que el cerebro siempre está activo, aunque su acti­
que puede por evitar el aburrimiento y la inercia, que serían vidad «no es siempre la transmisiva que lleva a una conduc­
el estado ideal si damos crédito al axioma reduccionista? ta» {op. cit., pág. 248). Hebb cita como prueba la diferencia
Según este axioma, el hombre busca un estado de excita­ entre la lenta actividad de las dendritas y la actividad explo­
ción mínima. Para Freud, el placer consiste en la completa siva que se indica en las espigas [o potencial de acción: im ­
falta de excitación. Entonces, el aburrimiento y la pereza, ¿no pulsos eléctricos].
serían el estado ideal? Hay muchísimas pruebas de que el Pero, por convincente que sea Hebb al afirmar que las teo­
hombre tiene una necesidad intrínseca de excitación y esti­ rías psicológicas fallan por basarse en una teoría neurológi-
mulación, y después hablaremos de ellas brevemente. Ahora ca anticuada, nos deja sin saber por qué los psicólogos no
sólo quiero decir que incluso las pruebas de primera mano, se han servido de una neurología más actual, cómo han po­
procedentes de la observación cotidiana, exigen una explica­ dido pasar por alto unos datos que tenían a mano, listos para
ción de por qué la mayoría de los psicólogos son tan ciegos su empleo. •<
a esta necesidad. ■
D. O. Hebb ofrece una explicación muy ingeniosa de este
curioso fenómeno, señalando que gran parte de las dificulta-- c) E l axioma y la idea actual del trabajo
des actuales con la teoría de los motivos obedecen a que los
psicólogos han basado su pensamiento en teorías neurológi- El motivo principal de la fe en el axioma de la pasividad
cas anticuadas, sustituidas ya por otras más adecuadas. «Ca- innata del hombre quizá resida en el carácter mismo del tra­
racterológicamente, la teoría de estímulo-respuesta ha consi­ bajo en la sociedad industrial. Quedará claro comparando
derado que el animal se muestra más o menos inactivo si no el trabajo industrial —desde la confección en el telar mecá­
está sometido a condiciones especiales de excitación. Estas nico hasta la cinta transportadora y la cadena de montaje de
condiciones son, primero, el hambre, el dolor y la excitación una planta automovilística— con el trabajo de un artesano
138 EL HOMBRE, ¿ES PEREZOSO POR NATURALEZA? EL AXIOMA DE LA PEREZA INNATA EN EL HOMBRE 139

medieval. El trabajo del herrero y del carpintero exigía un in­ Para cumplir este tipo de trabajo especializado no hacen
terés y una concentración constantes. Su trabajo era un con­ falta recompensas externas ni amenazas de castigo: porque
tinuo proceso de aprendizaje, que empezaba en sus años de el mismo trabajo encierra la recompensa interna del interés,
aprendiz y proseguía durante toda su vida de artesano. Al tra­ la práctica de la habilidad, la relación con el mundo median­
bajar se hacía más hábil, es decir, se desarrollaba él mismo, te un acto de creación y, más que nada, el desarrollo para
desarrollaba sus sentidos, su conocimiento del material y de llegar a ser uno mismo.
las técnicas. Durante toda su vida seguía aumentando su ha­ Para comprender el carácter de este tipo de trabajo, hay
bilidad con el tacto y con la vista. Con este tipo de actividad que comprenderlo plenamente en su contexto social. El arte­
iba evolucionando, debido a la relación que mantenía con sus sano medieval, como el artesano de todos los países prein­
materiales, sus herramientas y otros muchos factores de su dustriales de hoy, no atiende a aumentar al máximo la pro­
entorno. De modo que su trabajo no era nunca aburrido, sino ducción ni el beneficio. Quiere seguir en su nivel de vida
interesante, como cualquier actividad que requiera concen­ tradicional. No le obsesiona el ansia de productos que siente
tración, atención y ejercicio de una práctica. el consumidor moderno. Le sorprendería mucho la sugeren­
Hoy vemos todavía restos de esta antigua actitud ante el cia de que su trabajo es aburrido y de que la recompensa mo­
trabajo en el artista, sea pintor o violonchelista, en el trabajo netaria sería tanto un pago por lo desagradable que resulta
de un cirujano, de un pescador, de un artista de circo, etc. como el principal incentivo para hacerlo. (Véanse, en este sen­
(Quizá sea éste también el motivo de por qué hoy la gente tido, principalmente, las obras de Werncr Sombart, Max We-
contempla fascinada, siempre que tiene ocasión, cualquier tra­ ber, Richard Henry Tawney y Karl Marx, así como mis co­
bajo de habilidad, ya sea una interpretación de Casals o la mentarios en E l miedo a la libertad [1941a], Psicoanálisis de
labor de un tejedor.) la sociedad contemporánea [1955a] y La revolución de la es­
Sabemos, en efecto, que cuando el trabajo exige un ejer­ peranza [1968a].)
cicio y una práctica constantes, se desarrollan en él unas ha­ En las sociedades industriales, todo esto ha cambiado. El
bilidades que parecen milagrosas al profano: pastores con una trabajo tiene una sola finalidad: procurar un beneficio a los
vista diez veces mejor que la del hombre medio de hoy; car­ dueños de las máquinas y alimentar a los que están «emplea­
pinteros árabes que, sólo con la vista y el tacto, sin usar ins­ dos» al servicio de las máquinas. El trabajador de hoy sirve
trumentos de medida, pueden preparar una plancha de már­ a la máquina y necesita muy poca habilidad. E incluso el obre­
mol que se ajuste exactamente al espacio que queda en una ro «especializado» tampoco puede compararse con el que tie­
mesa. (Debo estos ejemplos a conversaciones personales con ne la especialidad de un artesano. Es más parecido a una he­
el pintor Max Hunziker.) El violinista que sabe tocar de me­ rramienta precisa que a un hombre capacitado. El obrero no
moria muchas piezas musicales difíciles no habría podido de­ especializado hace un número muy escaso de movimientos.
sarrollar estas extraordinarias facultades sin una actividad y En el caso del obrero que está en la cinta transportadora, su
práctica constantes, aunque el talento intervendrá también en cuerpo entero tiene que obedecer al ritmo de la cinta y su ac­
la calidad de su ejecución. Estos ejemplos bastarán. tividad se limita a uno o dos movimientos monótonos. No
140 EL HOMBRE, ¿ES PEREZOSO POR NATURALEZA? EL AXIOMA DE LA PEREZA INNATA EN EL HOMBRE 141

está en contacto con «su» producto; es decir, no como crea­ en los países del bloque soviético), y ni siquiera es «propie­
dor suyo, sino sólo como comprador que pudiera adquirirlo dad» de los trabajadores, en el sentido estricto de la palabra.
y poseerlo. (En este sentido, es interesante que, según un in­ La propiedad jurídica ha perdido su importancia, pues lo que
forme reciente, los operarios de los astilleros italianos mues­ cuenta es la dirección y la participación. En la práctica, este
tran mucho menos aburrimiento y descontento, por ser su tra­ sistema ha funcionado muy imperfectamente, como era de
bajo de tal naturaleza que siempre tienen a la vista el producto esperar tratándose de un país pequeño, rodeado de regíme­
entero —el barco— y presencian su desarrollo desde el pri­ nes sociales basados en la gestión privada y estatal. Sin em­
mer día, hasta su botadura final.) Es bien sabido que el obrero bargo, ha sido la idea más nueva y original sobre la propie­
de la cadena de montaje padece un aburrimiento penoso y dad y la organización del trabajo. (Véase la Constitución de
le disgusta su trabajo. Como persona su trabajo no le enri­ la República Federal Socialista de Yugoslavia, cap. II, art. 6
quece, sino que lo aliena, porque no le da oportunidad de y cap. V, art. 96, cit. en: I. Kolaya, 1966.) Es notable que los
practicar y desarrollar ninguna de sus facultades. movimientos obreros revolucionarios de Polonia y Checoslo­
No podría ser de otro modo en un sistema en el cual se vaquia fuesen dirigidos por consejos obreros, tendencia com­
produce por el beneficio que da la mercancía, no por su va­ batida, como ninguna otra, por la Unión Soviética, y que tuvo
lor social o cultural. Se producen muchas mercancías con ob­ sus primeros defensores en Alemania, con Rosa Luxembur-
solescencia incorporada. Y se producen mercancías inútiles, go, y a comienzos de la revolución rusa, con la «oposicióh
a las que se hace parecer útiles sólo mediante la capacidad obrera», enfrentadas en ambos casos a los métodos burocrá­
sugestiva de la publicidad y del envoltorio. Lo cual no quiere ticos de Lenin (véase también E. Fromm, 1955a).
decir, desde luego, que no se produzcan también cosas valio­ Los regímenes industriales de enajenación, bajo la forma
sas y necesarias: si así no fuese, no podría funcionar el siste­ del capitalismo o de lo que se llama «socialismo», se basan
ma económico. Pero en la producción capitalista el objetivo en esta suposición de que el hombre emplea sin interés su tiem­
fundamental es el lucro, no la utilidad ni la belleza. Y por po y su energía, movido solamente por el deseo de aumentar
este motivo, no puede esperarse que el trabajo tenga un inte­ su consumo. Dudar del axioma de que los incentivos exter­
rés intrínseco. :: •• nos son el único motivo del hombre para trabajar significa
Desde hace pocos años la dirección de empresa ha empe­ dudar del sistema entero: significa poner arena en los cojine­
zado a comprender que el aburrimiento en el trabajo es con­ tes de una maquinaria que parece funcionar correctamente.
traproducente, aun desde el punto de vista del beneficio, y La mayoría de los psicólogos, como la mayoría de los so­
se ha comenzado a descentralizarlo. La iniciativa más radi­ ciólogos, no se inclinan a dudar del sistema. De hecho sus
cal para reformar el carácter de enajenación del trabajo es teorías no sólo están influidas por él, sino que contribuyen
la que se ha emprendido en el régimen socialista de Yugosla­ a apoyarlo ideológicamente. Y ni siquiera en sus experimen­
via, la de la autogestión, por la cual todos los miembros de tos traspasan los axiomas básicos, sino que atienden a dar
una empresa se hacen responsables de su dirección. La em­ demostración científica a las ideas fundamentales de nuestra
presa no es propiedad de un particular, ni del Estado (como sociedad. Lo cual les resulta tanto más fácil cuanto que no
ARGUMENTOS CONTRA EL AXIOMA 143
142 EL HOMBRE, ¿ES PEREZOSO POR NATURALEZA?

en la violencia y en la desesperación, tácita o manifiesta. Cada


emplean datos fehacientes, como hacen los neurofisiólogos,
vez más personas sienten que el aburrimiento de las cuarenta
por ejemplo, y manipulan los suyos —no conscientemente,
horas empleadas a la semana en trabajar no se compensa, ni
desde luego, en la mayoría de los casos— del modo social­
puede compensarse, con el aumento del consumo..., especial­
mente conveniente.
mente cuando el mismo consumo se hace aburrido y no con­
Precisamente el hecho de que en toda discusión académi­
duce a más actividad, al desarrollo de la personalidad, ni al
ca sobre los motivos internos y externos no se haga mención
aumento de la capacidad. Hay gran proporción de absentis­
alguna de la relación entre esta cuestión y la idea general so­
mo y de enfermedades psicosomáticas entre los obreros. Y
bre la motivación para el trabajo indica que ha ocurrido algo
su disgusto por el trabajo se muestra también en la mala cali­
así como una represión de esta relación, con objeto de ocul­
dad de muchos productos.
tar al sociólogo la causa de su prejuicio. (Algunos psicólo­
Nos encontramos en una grave crisis del sistema patriar­
gos industriales, como Lickert, McGregor y White, han pres­
cal, centrado en la obligación y en la obediencia como valo­
tado valiosas contribuciones para comprender el móvil del
res supremos: no en la vida, el interés, el desarrollo, ni la ac­
trabajo, aunque siguen guiándose por el principio de la ar­
tividad; y que se guía por los objetivos de tener y usar, no
monía entre los intereses del lucro y los intereses de la perso­
por el objetivo de ser. Así, no es sorprendente que, bajo el
na. Véase E. Fromm, 1970e.)
efecto de la crisis social y cultural, se dude de antiguas doc­
He querido mostrar que el papel esencial de la máquina,
trinas y empiece a pensarse en si el placer interior de la acti­
junto con la organización del trabajo, tal como existe en la
vidad no podrá valer más que el placer exterior del dinero
sociedad industrial, aparte de la necesidad de hacer que el
y del consumo.
hombre se sienta culpable, para poder manipularlo mejor, ha
consistido en conseguir que el axioma de la pereza natural
del hombre y su necesidad de verse activado por el estímulo
2, Argumentos contra el axioma
externo del placer o el dolor haya seguido siendo dominante
en el pensamiento de la mayoría de los psicólogos. Es ejem­
plo significativo de influencias ideológicas el hecho de que
a) Los datos neurológicos
muchos neurofisiólogos hablen de zonas de recompensa y cas­
tigo como equivalentes del placer y del dolor. Se da por su­
Hay muchas pruebas contra el axioma de la pereza inna­
puesto que incluso nuestro cerebro obedece a las leyes del pen­
ta del hombre, la mayor parte descubiertas, o redescubiertas,
samiento cristiano-capitalista, es decir, que el placer es una
durante los últimos decenios, cuando, por causa de la eman­
recompensa y el dolor es un castigo.
cipación política y social, se empezó a dudar del antiguo dog­
Pero el principio de la recompensa ya no funciona bien.
ma que servía para mantenerlo en el candelero. En este capí­
Los efectos del aburrimiento pueden verse en numerosas ma­
tulo expondré algunas pruebas importantes, que se encuentran
nifestaciones: en la absoluta taita de interés de muchos jóve­
en diversos terrenos: la neurología, la psicología animal, la
nes por el trabajo, en la creciente difusión de la toxicomanía,
144 EL HOMBRE, ¿ES PEREZOSO POR NATURALEZA? 145
ARGUMENTOS CONTRA EL AXIOMA

psicología social, la del desarrollo infantil y la del aprendiza­ interacciones moleculares y celulares en el desarrollo»; y de
je, así como en el fenómeno del sueño. L. Levine sobre «los enfoques inumnoquímicos en el estudio
. El descubrimiento de que la actividad es intrínseca al hom­ del sistema nervioso»; todos se encuentran en el mismo vo­
bre comenzó con el neurólogo ruso I. M. Sechénov y su libro lumen en que aparece el trabajo de F. O. Schmitt.) Para éste
Los reflejos del cerebro, publicado en 1863.2 A la pregunta (op. cit., pág. 211; subrayado de E. F.), «la neurona viviente
de si el niño recién nacido reacciona pasiva o activamente a tiene muy poco del estatismo de que nos hablan los textos
influjos externos sobre sus sentidos, Sechénov contestaba (cita de anatom ía y las observaciones de los fisiólogos, que se in­
de D. B. Lindsley, 1964): «Es sabido que la primera condi­ teresan sobre todo por los parámetros bioeléctricos. En la fu n ­
ción para conservar la integridad material, es decir, para-con­ ción de la neurona, lo principal es el dinam ism o».
servar la función de todos los nervios y músculos sin excep­ Las células nerviosas muestran un grado notable de acti­
ción, es ejercitar suficientemente todos los órganos: el nervio vidad, así como de integración. Frente a los supuestos fun­
óptico tiene que estar sometido a la acción de la luz, el ner­ damentales de la psicología de estímulo-respuesta, «el cere­
vio motor tiene que ser estimulado y sus músculos deben con­ bro no es meramente reactivo a estímulos externos, sino que
traerse, etc. Sabemos, por otra parte, que si se impide por la él mismo es espontáneamente activo» (R. B. Livingston, 1967,
fuerza el ejercicio 'de cualesquiera de estos órganos, el hom­ pág. 501). Livingston critica así las ideas corrientes de
bre experimenta una sensación de tirantez que le obliga a eje­ estímulo-respuesta (op. cit.): «Al analizar, por ejemplo, el mo­
cutar la acción necesaria. Está claro, por tanto, que el niño delo del aprendizaje, solemos subrayar que un estímulo lleva
no reacciona pasivamente a la influencia externa». a una respuesta. Este esquema nos inclina a fijar la atención
Sechénov llegó a esta idea por creer en una pauta interna en el citado carácter del proceso: en el estímulo condicional
de reflejos que han de desarrollarse y madurar, pero para no­ y en el estímulo no condicional, que si se aplican adecuada­
sotros lo significativo es su conclusión de que los animales mente producen una respuesta condicionada. Debemos recor­
y los niños recién nacidos quieren estimulación sensorial. dar que estos procesos ocurren dentro de un marco más am­
Investigaciones más recientes han sobrepasado con mu­ plio. Antes de que cualquier estímulo pueda llevar al
cho la idea originaria de Sechénov, habiendo revolucionado aprendizaje son necesarias ciertas condiciones. Un estímulo
las ideas corrientes acerca de la neurona como unidad estáti­ (condicional o no condicional) sólo adquiere importancia
ca. En el terreno de la neurobiología molecular se han halla­ cuando el sistema nervioso se orienta adecuadamente y se en­
do nuevos datos que F. O. Schmitt considera «fundamentales cuentra dispuesto a recibirlo».
para la ciencia del cerebro y de la conducta». (F. O. Schmitt, La actividad eléctrica espontánea de las células cerebra­
1967. Véanse también los trabajos sobre este tema, que él mis­ les comienza en la vida embrionaria y no termina nunca. Pue­
mo considera importantes, de M. V. Edds sobre «la especifi­ de detectarse por medio de electrodos implantados en diver­
cidad nemónica y la neurogénesis»; de J. D. Ebert sobre «las sas zonas del cerebro. Las células cerebrales tienen un grado
de actividad sorprendentemente elevado, considerando que
2. Trad. cast.: La Habana, Academia de Ciencias, 1965. el cerebro humano, con sólo un dos por ciento del peso cor­
146 EL HOMBRE, ¿ES PEREZOSO POR NATURALEZA?
ARGUMENTOS CONTRA EL AXIOMA 147

poral, consume el veinte por ciento del oxígeno del cuerpo se han atribuido a la reducción o ampliación de las prolon­
en reposo. Es un porcentaje comparable a la cantidad que con­ gaciones nerviosas, como consecuencia de su uso o desuso.
sume un músculo en movimiento. Pero mientras que un «mús­ La teoría interneuronal ha perdido crédito durante los últi­
culo en movimiento puede mantener sólo durante un breve mos decenios, por lo que estos supuestos también pueden ser
período tal consumo de oxígeno..., el sistema nervioso con­ discutibles. (Véase J. Altman, 1967, pág. 725.) Pero unos ex­
sume esta elevada proporción durante toda su vida, desde el perimentos impresionantes con animales, de los que infor­
nacimiento hasta la muerte, esté despierto o dormido» (R. man E. L. Bennet y otros (1964: cita de J. Altman, op. cit.,
B. Livingston, op. cit., donde se refiere a S. S. Ketty, 1957). pág. 741), parecen confirmar la relación entre el uso de las
Para comprender la conducta humana, es esencial tener neuronas y su crecimiento. En una serie de experimentos con
en cuenta la relación entre la actividad del cerebro, es decir, ratas, se dividió a estos animales en «enriquecidos», a los que
la utilización de las neuronas, y su crecimiento. El desarrollo se criaban en una jaula grande, donde tenían libertad de mo­
del cerebro es muy rápido antes del nacimiento y durante unos vimientos y podían jugar con varios objetos, y «restringidos»,
meses después. Hay un crecimiento vertiginoso, desde los 335 que se criaban en pequeñas jaulas de aislamiento y privados,
gramos aproximados de peso en el nacimiento, hasta los 1.300 por tanto, de estímulos sensoriales y de la posibilidad de ejer­
al llegar a la edad adulta. Después, este ritmo disminuye. En cicio motor. Los investigadores hallaron que la materia gris
la vida adulta, el desarrollo del cerebro no és esencialmente cortical era más gruesa en los animales «enriquecidos» (aun­
de volumen, sino de la estructura macromolecular, particu­ que su peso corporal solía ser menor) que en los animales
larmente el aumento de tamaño de las prolongaciones ner­ «restringidos». J. Altman y G. D. Das (1964), en un estudio
viosas y, por tanto, el aumento de peso de las neuronas. Des­ comparable, investigaron la inclinación a la proliferación ce­
pués de la diferenciación, es infrecuente que las neuronas se lular en los cerebros de las ratas criadas en los medios enri­
dividan (con excepción de las microneuronas). Sin embargo quecido y restringido, habiendo obtenido la prueba histoló­
no hay ningún momento en el que, una vez pasado, termine gica de un incremento de la zona del córtex en los animales
este desarrollo. (Véase F. O. Schmitt, 1967, pág. 211.) Este cre­ enriquecidos y la prueba autorradiográfica de un aumento
cimiento neuronal no sólo ocurre en las células nerviosas de la tasa de proliferación celular en los mismos animales ma­
dentro del cerebro, sino también in vitro, cuando las células duros. Según otro resultado preliminar, mientras proseguía
nerviosas de un cultivo tisular continúan biológica y eléctri­ el trabajo correspondiente, J. Altman (op. cit., pág. 741) in­
camente activas y «muestran rotación nuclear, movimientos formaba de que otras variables conductivas, como «tocar a
protoplasmáticos, flujo axonal y conos de crecimiento mara­ las ratas durante su primera edad, pueden alterar radicalmente
villosamente dinámicos» (R. B. Livingston, op. cit., pág. 502, el desarrollo del cerebro, en particular la proliferación celu­
donde se refiere a C. M. Pomerat, 1964). lar en estructuras como la corteza cerebelosa, el cuerpo abo­
Los supuestos de las teorías interneuronales de la memo­ llonado del hipocampo y el neocórtex».
ria apoyan la idea de que la transmisión de nueva informa­ Otros experimentos, hechos por T. N. Wiesel y D. H. Hu-
ción al cerebro lleva a formar nuevos circuitos neuronales, que bel (1965 y 1965a), apuntan en un sentido semejante, mos­
148 EL HOMBRE, ¿ES PEREZOSO POR NATURALEZA? ARGUMENTOS CONTRA EL AXIOMA 149

trando que, a partir de una oclusión artificial de los párpa­ Estos investigadores mostraron que, estimulando eléctrica­
dos de un gatito, el hecho de no utilizar un ojo durante los mente con brevedad ciertas partes de la zona subcortical del
tres meses después del nacimiento tiene como consecuencia cerebro, se despierta una sensación de placer en el sujeto. Las
la ceguera del mismo, y que la utilización de ese ojo desde zonas del cerebro en las que hasta ahora se han descubierto
los 3 a los 15 meses no muestra más que una ligera recupera­ dichas cualidades manifiestas son la cabeza del núcleo cau­
ción visual. E. R. Kandel (1967, pág. 684) concluye: «Aun­ dal, la región septal, las amígdalas, el tálamo central medio,
que sólo en los animales recién nacidos pueden producirse el hipotálamo medio, el hipotálamo posterior y el límite en­
estas alteraciones, es interesante que también en los animales tre el hipotálamo y el tegmento.,Estas zonas del cerebro pu­
adultos, después de períodos prolongados de alteración del dieron estimularse colocándoles electrodos y, a la inversa,
uso, pueda haber quizá cambios cualitativamente semejan­ pudo observarse en un electroencefalograma la actividad eléc­
tes, aunque más sutiles, de la eficacia sináptica. En el pre­ trica de cada zona. R. G. Heath (1964, pág. 79) señala que
sente, sabemos poco de las manipulaciones que produzcan «el radio de las corrientes satisfactorias parecía ser muchísi­
modificación permanente en los animales adultos después de mo más amplio» cuando se estimulaba la región septal, pero
períodos prolongados de alteración del uso». (Véase también advierte que «han sido muy pocas las localizaciones de elec­
el trabajo de F. B. Beswick y R. T. W. L. Conroy, 1965.) trodos bien estudiadas como para procurarnos una prueba
Nuestros actuales conocimientos sobre la relación entre definitiva».
el uso y el desarrollo de las células cerebrales son muy limita­ Heath informa, en un artículo posterior (1964a, pág. 239),
dos, pero pueden tener interés ciertas observaciones sobre el que «a la activación focal de la región septal se asociaba una
envejecimiento. W. Grey Walter (1953) escribe: «El cerebro no respuesta placentera» y que «la actividad fisiológica en la re­
es, en general, un factor que limite la duración de la vida... gión septal es. fundamental para la respuesta de placer». Se­
El electroencefalograma cambia poco al paso de los años. De­ ñala, además, que los pacientes no esquizofrénicos experimen­
jando aparte los casos de senilidad auténtica, con frecuencia tan reacciones de placer más intensas que los esquizofrénicos
muestra la misma forma á la edad de los 60 y de los 80 años. a la estimulación del cerebro, lo que «también parece nota­
La gerontología... ha obtenido sólo de la electrofisiología la ble, en vista del historial de “ anhedonia” (ausencia de pla­
convicción de que la mayoría de los cerebros pueden sobrevi­ cer) del paciente esquizofrénico» (op. cit.). En otros pacien­
vir al resto de los órganos». tes, se causaba excitación sexual estimulando la región septal,
El fenómeno neurofisiológico de los llamados centros del pero no estimulando otras zonas del cerebro.
placer parece señalar también que el cerebro necesita activa­ En un informe publicado en 1970 en Psychology Today,
ción. (El trabajo más importante sobre este tema ha sido el Rodríguez Delgado estima que, si el sesenta por ciento del
que hicieron M. E. Olds, J. Olds, R. G. Heath y C. M. Rodrí­ cerebro es neutro en lo que se refiere al placer y al dolor, el
guez Delgado. Véase especialmente R. G. Heath [comp.], treinta y cinco por ciento puede despertar placer y, sólo el
1964.) Los centros del placer fueron descubiertos por Olds cinco por ciento, dolor. Está clara la importancia de estos da­
y los estudiaron después Rodríguez Delgado, Heath y otros. tos en cuanto a la estimulación de la teoría freudiana del pía-
150 EL HOMBRE, ¿ES PEREZOSO POR NATURALEZA? ARGUMENTOS CONTRA EL AXIOMA 151

cer. Freud, del mismo modo que otros reduccionistas, creía recompensas externas. Si este interés activo falta, el hombre
que no hay placer en cuanto tal, sino solamente distintos gra­ está enfermo: realmente padece una enfermedad grave que,
dos de dolor, y que el placer es esencialmente el paso de un sin embargo, Heath no considera como una depresión psi-
grado superior a un grado inferior de dolor. Según los datos cótica.
citados, el placer tiene su propia base neurofisiológica y el La conclusión importante de estos datos es que el hom­
organismo humano, «por naturaleza», está mucho más dis­ bre incapaz de buscar placer y de sentir —en un plano supe­
puesto para sentir placer que para sentir dolor. rior de la personalidad— un interés activo por las personas,
Pero lo esencial es qué S£ entiende por «placer». ¿Es ante las cosas y las ideas, está enfermo: no es, como dice el axio­
todo la satisfacción de ciertas necesidades fisiológicas, como ma, un hombre «normal» inactivo.
las necesidades sexuales y el hambre {siendo los placeres «su­
periores» sublimaciones de los inferiores, según el modelo de
Freud), o el placer es un estado general de bienestar, por en­ b) Los datos de experimentos con animales
cima de la satisfacción de apetitos particulares? Las investi­
gaciones de Heath muestran que la estimulación de la región Aparte de las pruebas neurofisiológicas en contra del axio­
septal puede despertar excitación sexual y que, a la inversa, ma de la pasividad innata del hombre, otros datos de experi­
la excitación sexual se presenta en el electroencefalograma mentos de psicología animal, social e individual llevan a la
como relacionada con la región septal. Pero Heath ha dado misma conclusión.
un gran paso más, con observaciones que parecen superar por Hay estudiosos de la conducta animal que han llegado a
completo el modelo hedonista. Me reñero a su descubrimiento tomar la postura antirreduccionista basándose en los experi­
de que la estimulación eléctrica de la región septal puede te­ mentos y en la observación directa. Harry F. Harlow, Mar-
ner como consecuencia sentir un interés activo, por ejemplo, garet K. Harlow y Donald R. Meyer (1950), contrariamente
un interés intelectual u otros tipos de interés no relacionados a la creencia general de que las recompensas y el miedo al
con la satisfacción de apetitos como el sexual o el hambre. castigo son los móviles más importantes de Inconducta, des­
Cita un caso en que, durante la resolución de un problema cubrieron en sus experimentos con monos que éstos se mue­
matemático interesante, se registraba actividad de la región ven más por el placer de resolver una tarea difícil que por
septal en el electroencefalograma. Y cree probable, según me recompensas externas. Hallaron que «los monos solían apren­
ha dicho personalmente, que la activación de la zona del pla­ der a resolver un rompecabezas de tres piezas sin más “ ins­
cer pueda derivarse del interés activo por el mundo exterior tinto” ni más “ recompensa” que el privilegio de resolverlo»
(en mi terminología se trataría de un interés productivo, en (cita de J. McV. Hunt, 1963, pág. 40). En otro estudio, los
vez de un interés pasivo-receptivo). Dicho de otra manera, sus Harlow descubrieron que «dos monos trabajaron repetida­
descubrimientos señalan que el interés activo del hombre por mente en resolver un rompecabezas de seis piezas durante diez
el mundo exterior se funda en la misma estructura del cere­ horas seguidas a pesar de no sufrir ninguna estimulación do-
bro y, por consiguiente, no necesita ser estimulado mediante lorosa y de estar bien provistos de agua y comida. Además,
152 EL HOMBRE, ¿ES PEREZOSO POR NATURALEZA? ARGUMENTOS CONTRA EL AXIOMA 153

según los Harlow, a la décima hora de la prueba seguían vación de que el aburrimiento provoca en los animales una
“ mostrando entusiasmo por-su trabajo” ». (Cita de J. McV. conducta molesta es de importancia directa para compren­
Hunt, op. cit.). «Los Harlow han sido de los primeros en em­ der la agresividad humana, como ya he explicado [véase Ana­
plear la expresión “ móvil interno” para la idea de que un fun­ tomía de la destructividad humana, 1973a].
damento del móvil es inherente a la misma actividad» (J. McV. A. K. Myers y N. E. Miller (1954) hicieron otra observa­
Hunt, 1963, pág. 42). ción en el mismo sentido: unas ratas saciadas y desahogadas
Hablando del gusto por los deportes peligrosos y por las aprenderán a pulsar un botón o a girar una rueda sólo para
terroríficas montañas rusas, en las que se busca deliberada­ tener la oportunidad de explorar el extremo opuesto de una
mente el riesgo, de la manía por el bridge y el golf, sujeta caja Miller-MoWrer. Los autores interpretan que ello se debe
a un nivel elevado de decepción, y del hombre de negocios a un «instinto de aburrimiento», que puede reducirse con cier­
a quien cuesta muchísimo jubilarse, dicen D. O. Hebb y tas condiciones. D. E. Berlyne (1960) acepta también la idea
W. R. Thompson (1954, pág. 552): «Estos comportamientos de un «instinto de aburrimiento», provocado por la falta de
suelen explicarse por el afán de triunfo, pero ésa es una ex­ cambios. En vez de suponer que el aburrimiento es provoca­
plicación insostenible si tenemos en cuenta los datos de los do por la falta de estimulación, la orientación general de es­
estudios sobre los animales. Parece mucho más probable que tos autores los obliga a creer que hay un instinto de aburri­
resolver problemas y correr pequeños riesgos sea intrínseca­ miento. Está claro que, para tal forma de pensar, no puede
mente satisfactorio o, dicho de modo más general, que el ani­ haber nada que no sea un instinto...
mal actúe siempre de tal manera que le produzca un grado Desde el punto de vista de la necesidad de estimulación
óptimo de excitación». son interesantes las observaciones de Adriaan Kortlandt, uno
D. O. Hebb y W. R. Thompson (1954) señalan en el mis­ de los principales investigadores de la vida de los primates
mo artículo que los animales, en general, buscan la excita­ en la selva. Comentando la diferencia entre los chimpancés
ción. Citan los estudios de Montgomery y Thompson (cita­ del parque zoológico y los que viven en su medio natural, dice
dos en D. E. Berlyne, 1960, pág. 78), según los cuales a la de aquéllos que, «con los años, suelen parecer cada vez más
rata, por ejemplo, si se le deja escoger entre un territorio co­ embotados y estúpidos», mientras que éstos «parecen más vi­
nocido y otro desconocido, se dirigirá al desconocido: el con­ vaces, más interesados por todo y más humanos» (A. Kor­
sabido instinto de exploración. Como citan D. O. Hebb y tlandt, 1962, pág. 131). Kortlandt describe muy expresiva­
W. R. Thompson (1954), se ha demostrado una tendencia pa­ mente esta vivacidad del chimpancé viejo en la selva: «Los
recida de la rata en el laboratorio McGill: ofreciéndosele dos chimpancés, del mismo modo que son tolerantes con los jó ­
caminos hacia la comida, uno directo y fácil, y el otro a tra­ venes, respetan á los viejos. El Gran Anciano del grupo que
vés de un laberinto, escogerá el camino difícil del veinte al estudié debía de tener más de 40 años, o sea, era mucho más
cuarenta por ciento de las veces. El primate, de cuyo «inte­ viejo que ninguno de los que yo haya visto en un zoo. Tenía
rés» hemos hablado en relación con la observación de los Har­ encorvada su espalda de pelo blanco, cana la coronilla y arru­
low, tiende a causar alboroto cuando se aburre. Esta obser­ gada lá cara. El abuelo, como yo lo llamaba, estaba algo im­
154 EL HOMBRE, ¿ES PEREZOSO POR NATURALEZA? ARGUMENTOS CONTRA EL AXIOMA 155

pedido (físicamente)... Parece que debía su autoridad a su ex­ conocido nunca la libertad... ¡Cuántas veces se ha empleado
periencia y al conocimiento que ésta le había dado sobre los en la historia este argumento para justificar la esclavización
posibles peligros. Con más frecuencia que los demás machos, del hombre!
hacía como de inspector de seguridad, garantizando que todo
fuera bien». (Op. cit.)
No hará falta explicarlo con más detalle. El chimpancé c) Los datos de los experimentos de psicología social
del zoo está bien cuidado y alimentado, pero no tiene casi
ningún tipo de estimulación. Vive en un medio limitadísimo, La necesidad de actividad y de estimulación y los efectos
carente de interés. Así, por falta de estimulación, se atrofia negativos del aburrimiento se manifestaron convincentemente
y muere antes. En cambio, el jefe de los chimpancés de la sel­ en el ya clásico experimento sociopsicológico de Elton Mayo,
va tropieza siempre con dificultades que lo estimulan, le ha­ realizado en los talleres Hawthorne de la Western Electric
cen ejercitar su observación y su «pensamiento» y le hacen Company de Chicago, y en los recientes experimentos de pri­
estar alerta. De modo que, en vez de embotarse, se hace más vación sensorial. (Véase E. Mayo, 1933, y F. J. Roethlisber-
sabio y eficaz y se mantiene a la cabeza del grupo. La analo­ ger y W. J. Dickson, 1950; [así como E. Fromm, 1955, GA
gía con el hombre es patente. Los internos en las residencias IV, pág. 211 y sigs.].)
de ancianos, tan bien cuidados en general como los chimpan­ La operación escogida por Mayo fue la del montaje de
cés del zoo (a veces menos, porque no valen tanto), tienen bobinas telefónicas, trabajo que se considera monótono y que
en su mayoría la misma expresión de estolidez que Kortlandt suelen hacer las mujeres. En una sala se colocó un banco de
describe en el chimpancé del parque zoológico. Muy al con­ montaje normal con el equipo apropiado y con puestos para
trario, el anciano que, de carpintero, pescador, estudioso o cinco obreras, separadas de la sala principal de montaje por
maestro, sigue activo y con estímulos, no presenta en absolu­ una mampara. En total, trabajaban seis operarías en la sala:
to este embotamiento, sino que más bien muestra viveza y cinco en el banco, y una repartiendo piezas a las dedicadas
productividad, aún después de haber menguado su fuerza fí­ al montaje. Dos de ellas se fueron durante el primer año, sien­
sica y su memoria. do sustituidas por otras dos de igual capacitación. En total,
En el trabajo de un eminente observador de los animales, el experimento duró cinco años, dividido en varios períodos
Heini Hediger, que fue director del parque zoológico de Ba- con diversas modificaciones en las condiciones de trabajo. Sin
silea, podemos ver una idea muy distinta sobre los efectos de entrar en los detalles, baste decir que se introdujeron pausas
la vida en el zoo. H. Hediger (1952, págs. 46-48) asegura que de descanso por la mañana y por la tarde, durante las que
los animales selváticos están tan adaptados al cautiverio como se ofrecían refrescos, y se redujo la jornada en media hora.
a la libertad. Afirma que la jaula se convierte a menudo en Mientras tanto, la producción de cada obrera aumentaba con­
un «nuevo hogar» que defender. Y el animal no echa de me­ siderablemente. Hasta aquí, todo bien. Nada más natural el
nos la libertad, especialmente el que se haya criado desde pe­ pensar que el incremento de la eficacia se debía al aumento
queño en el zoo, o haya nacido en cautiverio, porque no ha de los descensos y a cierta intención de hacer que las obreras
156 EL HOMBRE, ¿ES PEREZOSO POR NATURALEZA? 157
ARGUMENTOS CONTRA EL AXIOMA

se encontrasen «más a gusto». Muchos investigadores podrían ras. Se les había informado del experimento y de sus sucesi­
haber terminado entonces el experimento, contentándose con vos pasos. Se escucharon sus sugerencias, que a menudo se
explicar que el incremento de la productividad era consecuen­ aceptaron. Y quizá lo más importante, sabían que participa­
cia de las diversas modificaciones «liberales» introducidas. ban en un experimento razonable e interesante, no sólo para
Pero Mayo no se conformó con esto y decidió ver qué pasa­ ellas, sino para los obreros de toda la fábrica. Si primero se
ría si, de acuerdo con las obreras, el grupo volviese a las con­ mostraron «retraídas e incómodas, calladas y quizá un poco
diciones de trabajo que habían reinado al comienzo del recelosas de las intenciones de la empresa», su actitud se ca­
experimento. Durante aproximadamente tres meses, se supri­ racterizó después «por la confianza y la naturalidad». El gru­
mieron los períodos de descanso, los refrescos especiales y po desarrolló un gran sentido de la participación en el traban
otras mejpras. La consecuencia, para sorpresa de todos, no jo. Como sabían lo que estaban haciendo, tenían un objetivo
fue una disminución del rendimiento, sino que, al contrario, y un propósito y, con sus sugerencias, podían influir en todo
la producción diaria y semanal aumentó a un nivel que nun­ el procedimiento.
ca se había alcanzado antes. En el período siguiente volvie­ Los resultados obtenidos por Mayo muestran que, aun­
ron a establecerse las antiguas concesiones, con la única ex­ que el aspecto técnico del trabajo siguió siendo aburrido y
cepción de que las chicas habían de llevar su comida, mientras monótono, el experimento estimuló e interesó a las obreras,
que la compañía seguía ofreciendo el café para el almuerzo, y este grado de estimulación, relativamente bajo, influyó mu­
a media mañana. El rendimiento siguió aumentando aún más. chísimo en toda su conducta, e incluso en su salud.
Y no sólo el rendimiento. Lo que es igual de importante, la Un segundo tipo de experimentos, no con el aumento de
tasa de absentismo de las obreras de este experimento dismi­ la estimulación, sino con su disminución, ha arrojado impor­
nuyó en un 80 por 100 en comparación con la tasa general. tantísimas pruebas empíricas a favor de la tesis de que el hom­
Y entre las participantes se desarrolló un nuevo trato social bre necesita estímulos. Su importancia para nuestros razona­
muy amistoso. mientos es tan grande que justifica que se informe de ellos
¿Cómo explicó Mayo el sorprendente resultado de que «el con algún detalle.
constante aumento del rendimiento pareciese independiente Un antiguo experimento de A. Karsten (1928, cita de
de las modificaciones introducidas en el curso del experimen­ C. N. Cofer y M. H. Appley, 1964, pág. 279) había estableci­
to»? (E. Mayo, 1933, pág. 63). Si no fue por los descansos, do ya las reacciones negativas a la monotonía del trabajo. Se
la merienda o la reducción de la jornada, ¿a qué se debió que indicó a los sujetos que dibujasen líneas verticales, o que eje­
las obreras produjesen más, estuviesen más sanas y se hicie­ cutasen una actividad igual de aburrida, durante tanto tiem­
sen más amigas? La respuesta está clara: si el aspecto técnico po como pudiesen. Y terminaron negándose a continuar. El
de un trabaja monótono y sin interés seguía siendo el mis­ experimento de W. H. Bexton, W. Heron y T. H. Scott (1954),
mo, y si tampoco fueron decisivas ciertas mejoras, como los así como los subsiguientes, fueron mucho más complejos e
descansos, había cambiado el aspecto social de toda la situa­ interesantes. Los autores describen el procedimiento de este
ción laboral, lo que provqcó un cambio de actitud de las obre­ modo: «Se pagó a los sujetos, veintidós estudiantes universi-
158 ARGUMENTOS CONTRA EL AXIOMA 159
EL HOMBRE, ¿ES PEREZOSO POR NATURALEZA?

taños varones, para que se acostasen en una cama conforta­ nar normalmente. De hecho, algunos sujetos dejaron la prue­
ble, dentro de un cubículo iluminado, las veinticuatro horas ba antes de que concluyera el primer día». (W. H. Bexton,
del día, con tiempo para salir a comer e ir a los lavabos. Du­ W. Heron y T. H. Scott, 1954, pág. 71.)
rante todo el período experimental, llevaban unas gafas trans­ Aparte de lo ya citado, el efecto general de la relativa pri­
lúcidas que dejaban pasar la luz, pero impedían la visión nor­ vación sensorial fue una «desusada inestabilidad emocional»
mal. Excepto para comer y en los lavabos, los sujetos llevaban durante el período experimental. Después del experimento,
guantes y unas mangas de cartón que iban desde debajo del los sujetos informaron de «sensaciones de confusión, dolo­
codo hasta la punta de los dedos, lo que permitía el libre mo­ res de cabeza, una ligera náusea y fatiga, condiciones que en
vimiento de las articulaciones, pero limitaba la percepción tác­ ciertos casos persistieron durante 24 horas después de la se­
til. La comunicación entre los sujetos y los experimentado­ sión» {op. cit., pag. 72).
res se aseguraba mediante un pequeño altavoz y se limitaba Los autores se interesaban sobre todo por las perturba­
al mínimo. La estimulación auditiva estaba reducida por el ciones cognitivas durante el período de aislamiento e inme­
aislamiento acústico parcial del cubículo y por la almohada diatamente después. Los sujetos informaron que, estando en
de goma espuma en forma de U en la que el sujeto apoyaba el cubículo, no pudieron concentrarse durante mucho tiem­
la cabeza. Además, el continuo zumbido de los ventiladores, po en ningún tema. Los que trataron de repasar sus estudios
de los climatizadores y del amplificador que llegaba median­ o resolver problemas intelectuales planteados por sí mismos
te unos auriculares hasta la almohada suponía una interfe­ lo encontraron difícil. En consecuencia, cayeron en la enso­
rencia bastante eficaz. ñación, abandonaron las tentativas de pensar con orden y de­
«Como podía haberse esperado, por las pruebas que re­ jaron vagar sus pensamientos. Informaron también de «pe­
visó Kleitman (1939), acerca de que el hombre y otros ani­ ríodos en blanco, durante los cuales parecía que no podían
males empiezan a dormir al reducirse la estimulación, los su­ pensar absolutamente en nada» (op. cit.).
jetos solían pasar durmiendo la primera parte de la sesión Por último, dijeron que habían tenido alucinaciones du­
experimental. Después dormían menos, se aburrían y pare­ rante el experimento. «En general, cuando tenían alucinacio­
cían ansiosos de estimulación. Solían cantar, silbar, hablar nes más “ formadas” (es decir, más complejas), solían venir
solos, golpearse las mangas o explorar el cubículo con ellas. precedidas por otras más simples. Se podían distinguir los ni­
Este aburrimiento parecía deberse en parte a la disminución veles de complejidad: en la forma más simple, el campo vi­
de la capacidad de pensar sistemática y productivamente, efec­ sual con los ojos cerrados, se pasaba de color oscuro a claro.
to que describimos más adelante. Los sujetos se volvieron tam­ En el nivel siguiente había puntos luminosos, líneas o for­
bién muy inquietos, mostraban un movimiento constante y mas geométricas sencillas. Informaron de estas imágenes
arbitrario y decían que su inquietud era muy desagradable. 14 sujetos y dijeron que para ellos había sido una experien­
Por consiguiente, resultó difícil conservarlos durante más de cia nueva. Otras formas más complejas consistieron en
dos o tres días, a pesar de que la paga (veinte dólares por cada “ muestras de empapelado”, de las que informaron 11 suje­
jornada de 24 horas) era más del doble de lo que podían ga­ tos, y figuras u objetos aislados, sin fondo (por ejemplo, una
160 EL HOMBRE, ¿ES PEREZOSO POR NATURALEZA? ARGUMENTOS CONTRA EL AXIOMA 161

fila de hombres amarillos bajitos con gorras negras y la boca tica transitoria oyendo hablar de estas «alucinaciones», y qui­
abierta y, en otro caso, un casco alemán), de los que habla­ zá por eso parecieron tan trágicas a algunos observadores.
ron 7 sujetos. Por último, hubo escenas completas (por ejem­ Pero yo no veo motivo para semejante interpretación. Creo
plo, una procesión de ardillas que marchaban “ resueltas” por que uno de los sujetos definió bien certeramente el carácter
un campo nevado y desaparecían de la “ visión” y, en otro de estas alucinaciones al decir: «Soñé estando despierto». Na­
caso, animales prehistóricos que andaban por la selva). Tres turalmente, se puede definir cualquier alucinación como un
de los 14 sujetos informaron de estas escenas, que frecuente­ «sueño estando despierto», pero me parece que semejante de­
mente contaban con desfiguraciones de tipo onírico, diciendo finición general quizá no tenga en cuenta las cualidades es­
a menudo que las figuras eran “ como de historietas o dibu­ pecíficas de las alucinaciones de un psicótico. Me inclino más
jos animados”. Otra cosa curiosa era que algunas alucina­ bien a entender estas «alucinaciones» como sueños cortos,
ciones aparecían invertidas o inclinadas por un ángulo.» (Op. en estado de somnolencia* e incluso a no excluir la posibili­
cit., página 74.) dad de que los sujetos se durmiesen durante unos cuantos se­
En un artículo posterior, T. H. Scott, W. H. Bexton, gundos y soñasen en ese breve intervalo. (Estos sueños du­
W. Heron y B. K. Doane (1959) muestran, sirviéndose de va­ rante la vigilia son totalmente distintos a los «ensueños». El
rias pruebas, que «el aislamiento perceptivo provoca una dis­ ensueño no es verdaderamente un sueño, sino una fantasía
minución de la capacidad intelectual». En otro artículo, pu­ dirigida por ciertos deseos o temores. Quien experimenta un
blicado también el mismo año por la revista Canadian Journal ensueño es plenamente consciente de que está componiendo
o f Psychology, B. K. Doane, W. Mahatoo, W. Heron y T. H. una fantasía: puede empezarla y terminarla a voluntad y
Scott (1959) volvían a hablar de alucinaciones, pero habien­ muestra poca creatividad. El sueño, incluido el que se tiene
do descubierto que las tuvieron, sobre todo, quienes llevaban estando despierto, es enteramente distinto.)
una máscara traslúcida, es decir, que la exposición a una luz Resultaría una hipótesis plausible explicar las «alucina­
difusa contribuía al fenómeno. Los autores concluían el in­ ciones» sufridas durante los experimentos de privación sen­
forme de su trabajo con este comentario general: «Los resul­ sorial por el mismo principio por el que podemos explicar
tados reafirman la grave perturbación que provoca el méto­ los sueños. Durante el experimento, así como al dormir, el
do del aislamiento, según se ha observado en éste y en otros organismo está privado total o parcialmente de estímulos ex­
laboratorios. Alucinaciones de extrema viveza, menoscabo de ternos, y parece que el cerebro reacciona creando sus propios
los procesos mentales, cambios sensoriales y perceptivos, junto estímulos mediante las «alucinaciones» y los sueños. M. Zuc-
con cambios significativos del electroencefalograma: todo ello kerman y N. Cohén (1964) informan que E. V. Evarts (1962)
atestigua el efecto general sobre la función neuronal central y M. E. y A. B. Scheibl (1962) han desarrollado esta misma
que se produce limitando simplemente la variedad normal de idea en términos neurológicos. Zuckerman y Cohén citan tam­
la estimulación sensorial». (Op. cit.) bién otras explicaciones teóricas de las alucinaciones duran­
Interesaría saber qué carácter tienen estas «alucinaciones» te los experimentos, a saber, explicaciones psicoanalíticas, cog-
y por qué ocurren. Es fácil pensar en una experiencia psicó- nitivistas y sociopsicológicas. En nuestro contexto, son de
162 EL HOMBRE, ¿ES PEREZOSO POR NATURALEZA?
ARGUMENTOS CONTRA EL AXIOMA 163

especial interés las interpretaciones psicoanalíticas, pero des­


to cognitivo durante un aislamiento perceptivo prolongado,
graciadamente éstas son sobre todo tautológicas: el aislamien­ en tanto fuese factible. F. Bremer y C. Terzuolo (1953) logra­
to produce un tipo de regresión, la cual fomenta los «proce­
ron tal aislamiento cortando el tronco cerebral. Sin embar­
sos primarios» e inhibe los «procesos secundarios». En un
go, los estudiantes universitarios son reacios a sufrir opera­
trabajo más reciente, Zuckerman examina las pruebas a fa­
ciones cerebrales para fines experimentales, de modo que
vor de las diversas teorías sobre las «alucinaciones», llegan­ hubimos de contentarnos con un aislamiento ambiental no
do a la conclusión de que «las alucinaciones sensoriales pa­ tan extremado». (W. H. Bexton, W. Heron y T. H. Scott, 1934,
recen muchísimo menos terribles que al principio, cuando pág. 70.)
informaron de ellas los estudiantes canadienses» (M. Zucker­
Muchísimas más pruebas obtenidas desde 1953 han de­
man, 1969, pág. 125). mostrado que los autores interpretaron bien sus datos.
Los autores de ios experimentos de privación sensorial han
señalado el gran interés general que sienten por comprender
el funcionamiento del cerebro. Escriben: «Los recientes estu­ d) La creatividad del sueño
dios neurofisiológicos ofrecen muchas pruebas en el sentido
de que el normal funcionamiento del cerebro despierto de­
El fenómeno del sueño nos lleva a sacar conclusiones pa­
pende de que esté expuesto constantemente a un bombardeo recidas a las de los experimentados de privación sensorial.
sensorial, que produce una continua “ reacción de excitación”. Creemos tan natural que todos nosotros soñemos (aunque
Los trabajos a que se está dedicando ahora S. K. Sharpless muchos olviden sus sueños y crean no haber soñado) que no
en la universidad McGill indican además que, si la estimula­ se nos ocurre preguntarnos: ¿por qué soñamos?
ción no varía, pierde rápidamente su capacidad de provocar Considerando que, ai dormir, las actividades del cuerpo
la reacción de excitación. Por tanto, aunque una función del
se reducen al mínimo, excepto las de los órganos que son ne­
estímulo sea suscitar u orientar un comportamiento particu­ cesarios para la continuación de la vida, ¿por qué no habría
lar, hay otra función no específica, la de mantener la “ exci­
de descansar también el cerebro mientras se duerme, ya que
tación”, probablemente a través de la formación reticular del muchas de sus tareas se reducen cuando el cuerpo está des­
tronco cerebral.
cansando? Cualquiera que sea la contestación a esta pregun­
»En otras palabras, el mantenimiento de una conducta ta, el hecho es que nuestro cerebro sigue estando extraordi­
normal, inteligente y adaptativa quizá requiera un inducto sen­
nariamente activo durante todas las horas del día y de la
sorial continuamente variado. El cerebro no es como una m á­
noche. Ahora ya puede entenderse mucho mejor que soñe­
quina calculadora accionada por un motor eléctrico, que pue­
mos durante un 25 por 100 del tiempo dedicado a dormir,
da responder enseguida a señales precisas después de haber
según ha quedado bien establecido en muchos experimentos,
estado activa indefinidamente. Antes bien, es como una má­
considerando la necesidad de que el cerebro tenga una acti­
quina que deba mantenerse caliente y en funcionamiento. Por
vidad constante, no sólo cuando velamos, sino también cuan­
ello, creimos que merecía la pena examinar el funcionamien­
do dormimos. (Y el hecho de que también los animales súe-
164 EL HOMBRE, ¿ES PEREZOSO POR NATURALEZA? ARGUMENTOS CONTRA EL AXIOMA 165

ñen, aun los de fases muy primitivas de la evolución, demues­ algún medicamento y vuelvo enseguida”. Pero se va y no vuel­
tra lo fundamental que es dicha actividad cerebral: véase el ve más».
artículo de E. S. Tauber y F. Koffler, 1966.) Como el organis­ Cuando A despierta, el sueño le sorprende. Entonces tra­
mo, cuando duerme, no es asequible a los estímulos exter­ ta de recordar la conversación del día anterior y le parece ha­
nos, excepto a los inhabituales, parece que se fabrica sus pro­ ber observado una peculiar sonrisa burlona y una expresión
pios estímulos soñando, y que éstos tienen un efecto semejante facial hostil en B. Pensándolo mejor, recuerda sucesos me­
al de los estímulos «reales» procedentes del mundo exterior. nores del pasado que aconsejan también no confiar en B...
Pero el fenómeno del sueño nos muestra algo más que la Hemos visto que A tiene en el sueño una comprensión más
mera necesidad de estimulación y excitación del cerebro. Mu­ profunda que én la vigilia. En el sueño, sus procesos menta­
chos sueños manifiestan una creatividad artística y una pro­ les son más activos y penetrantes que cuando está despierto
fundidad de comprensión de las que son incapaces los soña­ y no reacciona a la profundidad de los estímulos.
dores «n estado de vigilia. Incluso los sueños que parecen Pero es más importante la capacidad creativa que tene­
enteramente debidos a la satisfacción alucinatoria de un de­ mos cuando dormimos. Muchos sueños tienen la calidad de
seo instintivo (Freud creía que todos los sueños son semejan­ un mito o de un relato. De hecho, yo he escuchado muchos
te satisfacción de deseos libidinosos) muestran con frecuen­ sueños que, de publicarse sin modificaciones, serían compa­
cia una capacidad creativa que el soñador no posee despierto. rables a los relatos de Kafka. El soñador exhibe en ellos una
Muchos muestran una comprensión de personas o situacio­ capacidad de creación artística de la que no da prueba en su
nes de la que no son conscientes en estado de vigilia. Pondré vida de vigilia. La historia del sueño no es una fantasía como
como ejemplo el sueño que tuvo A después de haber estado la del ensueño: es la representación artística de la realidad
con B la noche anterior. Después de la reunión, A pensó que con la que se enfrenta al soñador. Éste no sólo ve la verdad
B era muy agradable, y decidió seguir adelante con un nego­ que se esconde tras los clichés conscientes, sino que también
cio que ambos proyectaban. Pero esa noche, A tuvo el sueño es capaz de escoger símbolos sutilísimamente expresivos de
siguiente: lo que ve. Y además, es capaz de urdir toda una trama artís­
«Voy paseando con B y llegamos a un río. B, que es muy tica con los diversos hilos de su relato.
buen nadador, dice que tardaríamos muchos en llegar al puen­ Veamos unos ejemplos. Primero, uno muy breve. Se trata
te más cercano y que sería fácil cruzar el río a nado. Yo acep­ de un chico de 17 años que se lleva muy mal con su padre,
to su idea, pero descubro enseguida que la corriente es muy oficial del ejército. El hijo se somete al padre, en parte por­
fuerte y me cuesta bastante nadar. B me ha adelantado. Le que le tiene miedo, y en parte porque admira su fortaleza.
grito que preferiría volver y me contesta con una especie de Una noche, después de que su padre le haya censurado, tiene
sonrisa burlona. Y sigue nadando. Yo voy detrás de él con el siguiente sueño:
mucho esfuerzo y, al Final, llego a la otra orilla completa­ «Voy a la cabeza de un regimiento de soldados que ata­
mente agotado. B recoge mi cartera, con documentos impor­ can un castillo medieval. Hacen brecha en los muros, matan
tantes y buena cantidad de dinero, y dice: “ Voy a comprarte a los defensores y se encuentran en el patio principal del cas­
166 EL HOMBRE, ¿ES PEREZOSO POR NATURALEZA? ARGUMENTOS CONTRA EL AXIOMA 167

tillo. Ya están muertos todos los enemigos. En ese momento, su vida de vigilia. Sin embargo, cuando se le pregunta cómo
descubro que los muros son de cartón. En realidad, todo el se siente cuando está despierto, suele dar una contestación
castillo se parece a uno de cartón con el que yo acostumbra­ muchísimo menos precisa para describir su estado de ánimo.
ba a jugar de pequeño». En el cuadro, ha captado todos los elementos de tal manera
Es claro que este sueño expresa sus sentimientos de rebel­ que todo el que escuche este sueño podrá representarse con
día y el deseo de destronar a su padre y ocupar su puesto. exactitud la misma sensación de soledad, de apartamiento de
Pero el elemento creativo del sueño es haber escogido un cas­ los demás, de desesperanza y de cansancio.
tillo medieval como símbolo de su padre y, además, que ese Hay sueños que son variaciones sobre el tema de Hamlet.
castillo esté hecho de cartón, que sea realmente un juguete Nos atendremos /al argumento tal como lo desarrolló Shakes­
y no represente ninguna fortaleza. Con este símbolo del «cas­ peare. Supongamos que Hamlet hubiese consultado a un psi­
tillo de cartón», el sueño expresa la idea que él tiene del ver­ coanalista. ¿Qué le habría dicho? Quizá lo siguiente: «A ve­
dadero carácter de su padre: es un romántico que vive en el ces me siento incómodo cuando estoy con mi madre. Sé que
pasado, pero, en vez de ser tan formidable como él lo imagi­ me ama, pero yo no me fío de ella. Y mi padrastro... En rea­
na cuando está despierto, lo ve débil, pueril y vulnerable. El lidad, no le quiero, a pesar de que es muy bueno conmigo.
símbolo expresa con gran precisión una cualidad de la perso­ La verdad es que me mima y me hace muchos regalos». En­
nalidad del padre: es producto de una creación artística. tonces, el paciente quizá sueñe la trama de Hamlet: la ma­
Según el principio interpretativo de Freud, este sueño no dre, junto con su amante, con quien se casa después, mata
expresaría más que el deseo de matar al padre y ridiculizarlo al padre.
(la toma del castillo podría interpretarse como incesto con Este sueño, ¿es la voz de la verdad? No necesariamente.
la madre). Puede ser eso, pero no forzosamente, de ningún Puede expresar celos o rebeldía. Pero otras muchas veces el
modo. Lo esencial sería si el sueño representa mejor el verda­ sueño expresa la verdad en forma simbólica y poética. No im­
dero carácter del padre que la imagen que de él se hace el hijo porta si la madre mató de veras al padre. Esta ruda explica­
despierto. Pero aunque se acepte la interpretación freudiana, ción puede no ser sino la forma poética en que se exprese la
la formulación del símbolo sigue siendo un acto creativo. realidad oculta. Esta realidad oculta es que la madre odiaba
Otras veces, la creatividad del soñador no se expresa en al padre; que es traicionera, deshonesta y sin escrúpulos; que
una trama literaria, sino en imágenes visuales artísticas. Un su padrastro no es sincero, y es despiadado, y quiere sobor­
hombre de 40 años que padece de fuertes sentimientos de so­ narlo. En el drama de Shakespeare, la veracidad del «sueño»
ledad e insignificancia ve en sueños la-imagen siguiente: queda establecida por la aparición del espectro del padre. En
«Veo una calle de una gran ciudad. Está amaneciendo. No la vida real puede establecerse dándonos cuenta de los mu­
va nadie por la calle, salvo por casualidad un borracho que chos detalles que confirman el sueño, incluso descubriendo
vuelve a casa. Está lloviznando». a veces una conducta no tan artera, pero sí oculta.
Esta escena no se sueña con palabras, sino que se ve como El sueño, por su descubrimiento creativo de una realidad
un cuadro. Es la expresión precisa del ánimo del soñador en oculta, es enteramente diferente al ensueño, que es una fan­
168 EL HOMBRE, ¿ES PEREZOSO POR NATURALEZA? ARGUMENTOS CONTRA EL AXIOMA 169

tasía dirigida por los deseos o los temores de quien lo experi­ dhismus und Psychóanalyse (1960a), propuse una hipótesis:
menta. El ensueño no descubre nada: sólo expresa deseos. Se en estado de vigilia, el organismo tiene la función de sobrevi­
distingue del sueño como una novela barata se distingue de vir, de producir los bienes necesarios para la supervivencia
una gran novela, como las divagaciones y el «arte» ideológi­ y defenderse contra los peligros. Es decir, en la vigilia el hom­
co se distinguen del arte. Todo arte —como la ciencia, aun­ bre tiene que trabajar. Lo cual quiere decir, en primer lugar,
que en un medio diferente— revela la verdad, no la oculta. que debe ver las cosas como hay que verlas para poder utili­
El artista reaccionario es un revolucionario. El «artista» ideo­ zarlas. Además, hay que verlas como todo el mundo las ve,
lógico (como los que obedecen el principio del «realismo so­ puesto que todo trabajo se funda en la cooperación. Durante
cialista») tiene una función reaccionaria. Homero hizo más el sueño, el hombre descansa. Es decir, está exento de la obli­
por la paz escribiendo la Ilíada que todos esos que escriben gación de trabajar y defenderse. Está libre frente al sentido
«arte» de propaganda pacifista. común y el absurdo bajo cuya influencia vive en estado de
A veces esta misma creatividad puede verse en los que su­ vigilia. Tiene la libertad de percibir las cosas en su realidad,
fren un episodio psicótico. A un paciente que estuvo varios sin las desfiguraciones a que las someten los fines y los tópi­
meses en un hospital durante un episodio esquizofrénico agu­ cos sociales. Puede verlas como él realmente las ve, no como
do se le ofreció arcilla para modelar. Hizo unas cuantas es­ los demás quieren que las vea para poder adaptarse a un
culturas..., para romperlas inmediatamente después. Invita­ grupo.
ron a estar presente a un artista de excelente criterio, y opinó Parece que en el sueño (y en ciertas condiciones psicóti-
que esas esculturas eran de gran valor artístico. Al recuperar­ cas en que la adaptación al mundo está radicalmente pertur­
se el paciente y regresar a la cordura, le pidieron que tratase bada), así como bajo el influjo de ciertos narcóticos, esta­
de volver a modelar. Entonces no hizo más que vulgarida­ mos exentos de la influencia de los censores y perturbadores
des. Y al preguntársele si se acordaba de las esculturas que sociales y, por lo tanto, somos libres para crear. El artista po­
hizo durante su enfermedad, no tenía ningún recuerdo de ellas. dría definirse como el hombre que puede crear estando des­
Una mujer inteligentísima me escribió muchas cartas du­ pierto, cuerdo y sobrio. Cuanto mayor sea la oposición entre
rante un episodio esquizofrénico agudo. Esas cartas, aunque la ideología y la ficción social, por una parte, y la realidad,
a veces estrafalarias, eran tan brillantes, penetrantes e inge­ por otra, tanto menos oculta, según parece, habría de estar
niosas que se podrían haber publicado sin modificaciones. la verdadera comprensión. Por ello, podríamos pensar que,
Después de recuperarse, sus cartas eran muy inteligentes, como en una sociedad completamente humanizada, que no necesi­
antes de su enfermedad, pero ya no tenían aquella extraordi­ tase falsear la conciencia, el hombre medio podría ser tam­
naria calidad artística. bién un artista estando despierto. (Otto Rank tiene el gran
Es muy tentador, desde luego, especular sobre las condi­ mérito de haber mostrado la relación entre las manifestacio­
ciones a las que pueda deberse la aparición de facultades nes neuróticas y las expresiones artísticas y, más aún, de ha­
activo-productivas durante el sueño y ciertos estados de psi­ ber prestado una contribución importante a la comprensión
cosis. En Márchen, M yíhen, Tráume (1951a) y en Zen-Bud- del artista.)
ARGUMENTOS CONTRA EL AXIOMA 171
170 EL HOMBRE, ¿ES PEREZOSO POR NATURALEZA?

e) Datos de la observación de bebés y niños pequeños mos concluir que los infantes prefieren formas complejas de
estímulo».
El terreno en que casi cualquiera puede observar la acti­ Schecter informa también sobre la sonrisa del bebé, ha­
vidad y el interés apasionado por lo que se está haciendo es biendo demostrado que se puede reforzar esta reacción con­
el del desarrollo infantil. Así, es tanto más sorprendente que testándole con otra sonrisa, e incluso eliminarla no contes­
Freud y otros psicólogos no lo reconociesen. Freud llegó in­ tando a ella. Se refiere a varios estudios recientes, para los
cluso a suponer que la agresividad tiene originariamente su que ya hay «gran cantidad de pruebas de que las variables
sede en el «yo» y se desarrolla como defensa de éste contra esenciales para determinar la respuesta social en el bebé po­
los estímulos externos. Investigaciones más recientes han de­ tencialmente sano son los estímulos sociales típicos y la res­
mostrado que esto no es así, de ningún modo. Si bien es cier­ puesta de las personas significativas del medio», mientras que
to que el organismo del niño, así como el del adulto, se de­ sin la suficiente estimulación social (comprendida la estimu­
fiende contra una sobreestimulación o sobreexcitación que el lación perceptiva), «por ejemplo, en los bebés ciegos y huér­
sistema psíquico no está preparado para «digerir», ya no hay fanos, se desarrollan carencias en las relaciones sociales y sen­
ninguna duda de que el bebé, muy poco tiempo después de timentales, en el lenguaje, en el pensamiento abstracto y en
haber nacido, ansia estimulación y excitación, y las necesita. el dominio de sí mismo» (D. E. Schecter, 1973, pág. 23).
David E. Schecter ha hecho una exposición completa y siste­ Las observaciones de los niños por parte de Piaget van
mática de los datos conocidos, defendiendo su tesis general en el mismo sentido. Halló que su interés, en el cuarto mes
de que «la estimulación social y la interacción recíproca —a de edad, «se centraba en el efecto producido sobre el medio
menudo lúdica, no forzosamente relacionada con los instin­ exterior» (cita de R. W. White, 1959, pág. 318). Observó la
tos ni con la reducción de tensión— constituyen una base para conducta del bebé en la segunda mitad del primer año exa­
el desarrollo de apegos sociales específicos entre el bebé y los minando las propiedades de los objetos y experimentando di­
demás» (D. E. Schecter, 1973, pág. 21). Cita unos cuantos versos actos con ellos. En el caso de Laurent, de 9 meses de
datos importantes sobre la percepción visual de los bebés: los edad, a quien se mostró una variedad de objetos nuevos, Pia­
obtenidos por E. S. Tauber, que ha mostrado el nistagmo op- get detectó cuatro fases de respuesta: «a) exploración visual,
tocinético en los recién nacidos (E. S. Tauber y F. Koffler, pasándose el objeto de una mano a otra, cerrando el mone­
1966, pág. 382 y sigs.), y las observaciones de P. H. Wolff dero, etc.; b) exploración táctil, pasando la mano por todo
y B. L. White (1965) sobre el seguimiento visual de objetos, el. objeto, rascándolo, etc.; c) lento desplazamiento del obje­
en concordancia con sus movimientos, por parte de bebés de to en el espacio; y d) agotamiento del repertorio de acciones:
3 y 4 días de edad. Tiene particular importancia la explica­ agitar el objeto, golpearlo, balancearlo, frotarlo en un lado
ción de R. L. Fantz (1958) acerca de que, incluso en sus pri­ de la cuna, chuparlo, etc., todo, a su vez, con una especie de
meras semanas, los bebés prefieren una fijación visual pro­ prudencia, como estudiando el efecto producido» (op. cit.,
longada en formas más complejas que simples. D. E. Schecter pág. 319).
(1973, pág. 21) dice: «Hablando de manera imprecisa, pode­ Cuando Laurent es apenas un poco mayor, Piaget obser­
172 EL HOMBRE, ¿ES PEREZOSO POR NATURALEZA? ARGUMENTOS CONTRA EL AXIOMA 173

va cómo maneja un objeto nuevo, le arranca trozos y lo deja herencia casi todo el repertorio de los procesos psicológicos,
caer, «en tanto que sigue al móvil con los ojos y con el máxi­ excepto los que acompañan a la fatiga. De hecho, sería arbi­
mo interés: lo mira durante largo rato, particularmente cuando trario decir que uno fuese más importante que otro».
se le cae, y lo recoge en cuanto puede».3 Y compendia de Resumiendo: investigadores muy competentes, mediante
este modo su experiencia: «Coge sucesivamente un pato de experimentos y observaciones de niños y animales, han de­
goma, un caja, etc., extiende el brazo y los deja caer. Ahora mostrado que éstos, e incluso el bebé muy pequeño, mues­
bien: va variando claramente las posiciones de caída: tan pron­ tran una necesidad de estimulación y un deseo de excitación
to levanta el brazo verticalmente como en forma oblicua, ha­ óptima, habiéndose refutado, por tanto, las antiguas ideas so­
cia adelante o hacia atrás con relación a sus ojos, etc. Cuan­ bre una tendencia a la reducción del instinto y de la excita­
do el objeto cae en una posición nueva (por ejemplo, sobre ción, y sobre la completa pasividad del bebé.
su almohada) vuelve a dejarlo caer en el mismo sitio dos o
tres veces, como para estudiar la posición espacial; luego, mo­
difica la situación. En un momento dado, el pato se le cae f) Ideas psicológicas
cerca de la boca: no lo chupa (aunque suele utilizar este ob­
jeto para tal fin), pero repite el trayecto tres veces, esbozando Mientras que hasta ahora he expuesto casi siempre datos
solamente el gesto de abrir la boca». experimentales, seguidamente citaré las ideas de unos cuan­
R. W. White (op. cit.) comenta sobre las conclusiones de tos autores, formadas a través de una observación paciente
Piaget: «Ningún padre observador discutirá que los niños de la conducía infantil, no sólo de experimentos en el senti­
obran a menudo de esta manera en sus períodos de vigilia, do estricto de la palabra.
cuando no se ven especialmente apremiados por el hambre, Empezaré por una figura excepcional de este grupo, que
las necesidades eróticas, los disgustos y la ansiedad. Si con­ no era un «psicólogo» en el sentido moderno de la palabra,
sideramos esta conducta atendiendo a los capítulos tradi­ sino un filósofo: Jean-Jacques Rousseau. Fue un fino obser­
cionales de la psicología, veremos que falta algo. El niño da vador y un pensador brillante, hoy muy olvidado, en nuestro
pruebas de sentir, percibir, atender, aprender, reconocer, pro­ propio perjuicio. Visto superficialmente y fuera de contexto,
bablemente recordar, y quizá pensar de manera rudimenta­ Rousseau parece compartir la idea de la pereza innata del
ria. Falta una emoción fuerte, pero las sonrisas del bebé, los hombre cuando dice que el salvaje «no quiere más que vivir
gorjeos y algunas carcajadas indican sin duda la presencia y estar ocioso». (Debo esta referencia a Rousseau, así como
del efecto placentero. Los actos aparecen en forma organiza­ las citas siguientes, a conversaciones personales con la doc­
da, particularmente en los modelos de experimentación y ex­ tora Hartmut von Hentig.) Pero deja bien claro que este con­
ploración activa. Es patente que el niño utiliza con cierta co­ cepto de la «ociosidad» debe entenderse solamente en oposi­
ción a la actividad burguesa, que es neg-ocio. Y continúa,
3. Jcan Piaget, El nacimiento de la inteligencia en el niño, Madrid, Agui-
en el Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hom­
lar, 1972, pág. 202. bres: «El ciudadano, siempre activo, suda, se agita, se ator­
174 EL HOMBRE, ¿ES PEREZOSO POR NATURALEZA? ARGUMENTOS CONTRA EL AXIOMA 175

menta sin cesar en busca de ocupaciones todavía más labo­ dagógico de María Montessori y en ellos se basan todas las
riosas; trabaja hasta morir... El salvaje vive en sí mismo; el ideas radicales recientes sobre la educación, comprendida la
hombre social, siempre fuera de sí, no sabe vivir más que en más radical, sobre la completa desescolarización de la socie­
la opinión de los demás».4 dad, en fórmula de Iván Illich (1970). Seguidamente, tratare­
En Emilio, o la educación, dice Rousseau: «¡Os asusta el mos esquemáticamente la idea del placer intrínseco a la acti­
verle [al niño] consumir sus años primeros en no hacer nada! vidad, basándonos en los compendios generales que trazan
¡Cómo!, ¿no es nada ser feliz?, ¿no es nada saltar, jugar y N. Cofer y M. H. Appley (1963), R. W. White (1959) y J. McV.
correr todo el día? En su vida estará tan ocupado».5 Y en Hunt (1963). /
Las confesiones: «El sosiego que yo deseo no es el de un ha­ Uno de los primeros neurólogos de este siglo en afirmar
ragán que permanece con los brazos cruzados en total inac­ la necesidad íntihia del hombre de actividad y estimulación
ción, y no piensa, porque no se mueve. Es a la vez el de un fue Kurt Goldstein (1939), que, basándose en esta investiga­
niño que se mueve sin cesar para no hacer nada...».6 Si to­ ción neurológica fundamental, supuso la existencia de una
davía queda alguna duda sobre la postura de Rousseau, se tendencia principal: la tendencia a la «realización de sí mis­
disipará con la siguiente observación del Emilio, o la educa­ mo», de la cual son manifestaciones parciales, no realmente
ción: «En cuanto a lo demás, si sucediese, que fuera cosa rara, aisladas, los llamados instintos profundos, y que puede reve­
que tuviera inclinación un niño indolente a encenegarse en larse externa o el dominio de una función como la de andar.
la pereza, no deberíamos dejarle entregado a esta inclinación, Más recientemente, Abraham Maslow (1954) ha vuelto a em­
que totalmente le entorpecería, sino administrarle un estimu­ plear esta expresión, dándole cierta popularidad, quizá a costa
lante que le despertara». Las afirmaciones de Rousseau so­ de banalizarla.
bre la cuestión de la actividad no carecen de ciertas contra­ Desde hace unos años, desgraciadamente, las expresiones
dicciones, que pudieran deberse a ciertos factores de carácter «realización de sí mismo» y «actualización de las potenciali­
de su personalidad (como cierta dependencia), pero el hilo dades humanas» han sido recogidas por un movimiento po­
principal de su pensamiento está perfectamente claro. (Véase pular que trata de vender barata y rápidamente la salvación,
una interpretación psicoanalítica del carácter de Rousseau en a todos los que buscan respuestas fáciles. Muchos de sus pro­
la excelente tesis doctoral inédita de Sarah Sue Wittes (1970, fesionales se cáracterizan por la charlatanería y el mercanti­
universidad de Columbia), que ha profundizado mi compren­ lismo, presentándose con una mezcla de autorrealización, psi­
sión de este filósofo.). coanálisis, zen, terapia de grupo, yoga, y cualesquiera otros
Estos mismos principios han reaparecido en el sistema pe- ingredientes que se encuentren a mano. Prometen a los jóve­
nes más sensibilidad y, a los «ejecutivos», más habilidad en
el manejo del personal. Entre otras consecuencias lamenta­
4. Madrid, Aguilar, 1973. bles está la de que se ensucian unos conceptos nobles, difi­
5. Madrid, Promoción y Ediciones, 1986, vol. I, pág. 110. La cita siguiente cultando su empleo en un contexto serio.
es de las págs. 144-145.
6. México, Editora Nacional, 1967, t.' 2, pág. 356. En el terreno psicológico, Karl Bühler (1924) fue el pri­
176 EL HOMBRE, ¿ES PEREZOSO POR NATURALEZA? ARGUMENTOS CONTRA EL AXIOMA 177

mero en hablar del placer intrínseco a la actividad y del fun­ miento de actividad, no en su lento decaimiento hacia una
cionamiento del organismo humano, llamándolo «placer de aburrida pasividad.» (R. W. White, op. cit., pág. 321).
la función». Henry A. Murray y Clyde Kluckhohn (1952, cita . White resume; «El aburrimiento, lo desagradable de la mo­
de R. W. White, 1959, pág. 312 y sigs.) hablan del placer de notonía, el atractivo de la novedad, la tendencia a variar la
la actividad en sí misma, recogen el concepto de Bühler del conducta, en vez de repetirla con rigidez, y la búsqueda de
«placer de la función» y concluyen que «la mente infantil no estimulación y moderada excitación, representan hechos ine­
obra la mayor parte del'tiempo como instrumento de algún ludibles de la experiencia humana y tienen claros, paralelos
instinto animal apremiante, sino preocupándose de satis­ en la conducta animal. Podemos buscar el descanso y la mí­
facerse». nima estimulación al final del día, pero no es eso lo que bus­
Una de las contribuciones más importantes al concepto camos para la mañana siguiente. Incluso cuando están satis­
del placer intrínseco a la actividad ha sido la de Robert W. fechas sus necesidades fundamentales y se han cumplido sus
White (1959). En un artículo breve y denso, examina las di­ tareas homeostáticas, un organismo está vivo, activo y pro­
versas teorías que mantienen esta idea del placer en la activi­ yectando algo». (R. W. White, op. cit., pág,. 314 y sigs.)
dad y, además, desarrolla con claridad su propio concepto - No sorprende que la mayoría de los psicoanalistas se opu­
del «móvil de competencia». Entiende por competencia «la siesen a esta tendencia, puesto que toda la teoría de Freud
capacidad de un organismo de interactuar eficazmente con se basa en el axioma de la reducción de la excitación a un
su medio... Los mamíferos, y especialmente el hombre... la constante nivel mínimo (el principio del placer), o al nivel cero
consiguen paulatinamente a través de un largo aprendizaje» (el principio del nirvana). No obstante, en el pensamiento psi-
(op. cit.; pág. 297). White propone dar el nombre de «efec- coanalítico hay unas cuantas excepciones a esta tendencia
tancia» al aspecto de móvil de la competencia. «No puede general. Otto Rank reconoció que el logro de la individuali­
entenderse, desde luego, que el móvil de efectancias tenga un zación es en sí un acto creativo. El hombre que llega a ser
origen en tejidos externos al sistema nervioso. No es un mo­ verdaderamente él mismo o, como podría decirse, se realiza
tivo de carencia, en ningún sentido. Hemos de suponer que a sí mismo (a quien Rank llama el «artista»), ha tenido el
es neurogenético, siendo sus “ energías”, simplemente, las de valor de superar su «angustia de apartamiento». A. Angyal
las células vivientes que constituyen el sistema nervioso. Los (1941) afirma la necesidad de buscar el modelo general del
estímulos externos representan un papel importante, pero este proceso total del organismo y de explicar el crecimiento. De­
papel es “energéticamente” secundario, como puede verse con fine la vida como un «proceso de autoexpansión» y señala
la mayor claridad cuando se busca activamente estimulación que, en el crecimiento, «la dinámica general del organismo
ambiental. Gráficamente, podríamos decir que el impulso de tiende al incremento de la autonomía». Sólo al final, el or­
efectancia representa lo que el sistema neuromuscular quiere ganismo ha de sucumbir a las fuerzas heterónomas.
hacer cuando está desocupado o es estimulado moderadamen­ I. Hendryk (1943), observando el placer de los niños ante
te por el medio. Obviamente, no hay actos de consumación. sus nuevos logros, formuló el concepto de un «impulso de
La satisfacción parece estar en la excitación y en el manteni­ dominio», concepto que está todavía dentro del marco de la
178 EL HOMBRE, ¿ES PEREZOSO POR NATURALEZA?

teoría freudiana del instinto, pero en contra de la interpreta­ BIBLIOGRAFÍA


ción de Freud de los juegos infantiles, que supuso una base
para la idea de la compulsión de repetición y, finalmente, del
principio del nirvana.
Ernest G. Schachtel (1954, pág. 318) dice que los actos de
atención focal consisten en enfoques generales sostenidos «di­
rigidos a una comprensión mental activa... La atención focal
es el medio, la dotación distintivamente humana, a través del Altman, J., 1967: «Postnatal Growth and Differentiation of
cual puede realizarse la capacidad de interés por el objeto». the Mammalian Brain, with Implications for a Morpho-
Y sostiene que la fuerza de la necesidad o de la ansiedad obs­ logícal Theory of Memory», en G. C. Quarton, T. Mel-
taculiza la capacidad de comprensión activa tanto de los ni­ nechuk, F. O. Schmitt (comps.), The Neurosciences: A
ños como de los mayores.
Study Program, Nueva York, Rockefeller University Press,
En cuanto a mis trabajos, desde E l miedo a la libertad
págs. 723-734.
(E. Fromm, 1941a), he afirmado la necesidad del hombre de Altman, J., y Das, G. D., 1964: «Autoradiographic Éxami-
comprender activamente al mundo y a su necesidad de esti­ nation o f the Effects of Enrichcd Environment on the Rate
mulación. En el concepto de la «orientación productiva», esta of Glial Multiplication in the Adult Rat Brain», en Natu-
necesidad ha ocupado un puesto central, como una de las
re, Vol. 204, 1964, págs. 1161-1163.
orientaciones fundamentales del hombre en sus relaciones y Angyal, A., 1941: Foundations o f Science o f Personality, Nue­
asimilaciones. Esta orientación de «relación activa» & con­
va York, Commonwealth Fund, 1941.
dición de la. salud mental, mientras que su ausencia, mani­ Bennet, E. L., Diamond, M. C., Krech, D., y Rosenzweig,
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