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EXPLORACIÓN
EXPLORACIÓN
Me encantaban muchos los campamentos que realizaba el colegio en donde estudiaba. El viaje con
los amigos, la naturaleza, el sol, la comida, pero lo más interesante estaba en la noche… Hablar con
mis amigos, sentir ese aire cálido de la noche, que es abrazador y tierno.
26 de Junio de 2014
El segundo día de campamento a las once de la noche, nos encontrábamos reunidos en un circulo y
en medio una fogata, cada uno con su abrigo a causa del frío. En medio de bosques y montañas,
con un silencio ensordecedor e inquietante que podrían volver loco a cualquiera que estuviera
consumido en su soledad.
Todo era chistes y risas. Probablemente hubiera sido la mejor noche de mi vida, hasta que comenzó
lo espeluznante. Las historias de terror no podían faltar en ninguna reunión, y tampoco, podía faltar
al chico que siempre las contaba.
Pero ese día no fue un chico, sino, una chica y tampoco era de mi curso. De hecho, era una de las
guías turísticas que nos acompañaban en las expediciones de aquellas montañas. No parecía una
chica muy mayor que nosotros, tal vez de unos 20 años… nosotros teníamos 17 años (estábamos
en la parte final de la secundaria) …
…Era muy bonita, una chica espectacular de piel oscura, pero de ojos color miel; su cabello rizado y
que le llegaba debajo de los hombros. Era delgada, aunque no tanto, pero lo que más resaltaba de
ella eran sus nalgas y sus tetas. Algo voluptuosas, con un tamaño perfecto… quizás vaya al gym o
haga ejercicio en casa…
Se sentó a mi lado, y como no quería que se diera cuenta que me gustaba y que me pasaba
observándola todo el tiempo, casi no la veía a los ojos.
- ¿Así que les gustan las historias de terror? – Preguntó ella
Y todos respondimos en descoordinación, pero algo entendible… un Sí
Empezó a contar lo que le había pasado un par de años atrás:
- Hace dos años nos encontrábamos un grupo de amigos explorando la zona, (para aprender
más) era de noche, lo cual andábamos con linternas. Delante de nosotros iba nuestro
maestro, y nos comenzó a contar la misma historia que ahora les cuento. Tal vez eran las
diez de la noche, pero todo era oscuridad y silencio. Pero lo espeluznante era que atrás de
nosotros en ocasiones se escuchaba que algo corría. – Es un venado – pensábamos todos.
La leyenda cuenta que hace veinte años una bruja habitaba este bosque, pero cuando se
empezaron a acercar los turistas empezó una ola de desaparecidos, los turistas afirmaban
que cuando se llega a la cima de aquella montaña (y apuntó con su dedo hacia el norte) se
podían escuchar gritos y gemidos de auxilios de personas en una cueva que estaba ahí.
Se dice que esta bruja a causa de su desagrado por convertir estas montañas en algo
lucrativo, secuestraba a los turistas y los ofrecía como sacrificio para el demonio. Han
pasado muchos años y se siguen escuchando gritos de personas pidiendo auxilio. - Aunque
creo que es una leyenda urbana – dijo nuestro maestro – Yo conozco aquí como la palma
de mi mano, y nunca he escuchado nada parecido – musitaba.
La leyenda cuenta que la bruja a causa de los sacrificios consiguió la vida eterna (porque ya
no hay desaparecidos). También se cuenta que la bruja ha concebido un rostro de horror…
se dice que tiene un gran tamaño, probablemente de 2.50 mt. De los lados de su cabeza
salen cuernos puntiagudos hechos de piedras volcánicas. Su cara es fina y sus ojos son de
color rojo, sus orejas largas parecen de un elfo. Tiene un cuerpo esquelético, y de su cuello
cuelga un collar del que penden dientes humanos. Entornado en su cintura hay un taparrabo
de color rojo muy gastado. Sus manos tienen uñas largas. Y los que han estado “cerca” de
esta bruja dicen que su olor es fétido, similares a la de los muertos.
Al bajar de la montaña, sentíamos que algo nos seguía… la presión del aire nos encerraba,
el corazón se nos aceleraba, un olor putrefacto se hacía más fuerte conforme bajábamos.
Yo iba en medio de todos los chicos, algunos se tapaban la nariz porque no aguantaban el
hedor. Asimismo, lo hice yo, aunque comencé a sentir mucho mareo, la cabeza me daba
vueltas en el aire, estaba a punto de desmayarme, pero algo pasó. Tuve una alucinación.
Podía escuchar su respiración, era la misma que la de un perro cansado, su baba caía en
mis zapatos montañeros, su boca se abrió para tragarme, noté ese olor, no tenía tiempo
para reaccionar, pero esquivé la mordida que me dirigió… caí al suelo, empecé a
arrastrarme sobre él, hasta que llegué a una pared… no tenía escapatoria, iba a morir.
Se acercó a mí, la bruja se acercó a mí y me dijo… - Vete de mi bosque, o sino van a seguir
sufriendo de las consecuencias – expulsó con una voz dominante y amenazadora. No sé de
dónde tomé valor y le dije: - ¿por qué lo debería de hacer? Este no es tu lugar. – exulté.
La bruja abrió su gran mandíbula… pude ver sus colmillos, su baba caía sobre mi pelo. No
podía moverme, me sentía petrificada. Cuando mi cabeza estaba dentro de su boca ella la
cerró… pude gritar: - Ahhhhhhh – exhalé un grito de dolor, pero me levanté de aquella
alucinación. Vi que todos mis compañeros estaban alrededor de mi cuerpo tirado en la
tierra.
Ellos dijeron que solo habían pasado segundo desde el grito a mi caída. Pero para mí en
esa alucinación habían pasado dos horas.