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1Μετὰ ταῦτα εἶδον, καὶ ἰδοὺ θύρα ἠνεῳγμένη ἐν τῷ οὐρανῷ, καὶ ἡ φωνὴ ἡ

πρώτη ἣν ἤκουσα ὡς σάλπιγγος λαλούσης μετ’ ἐμοῦ λέγων· ἀνάβα ὧδε, καὶ
δείξω σοι ἃ δεῖ γενέσθαι μετὰ ταῦτα

 El cambio de panorama es palmario. Mientras en la sección inicial del


libro tiene lugar en la tierra (Μετὰ ταῦτα… μετὰ ταῦτα), lo que el
visionario ha visto en un primer momento acontecen en la isla de
Patmos, donde él se encuentra, y los mensajes a las siete iglesias están
en relación con comunidades afincadas en una geografía terrena, o con
la Iglesia extendida en una porción de tierra. Mientras que los
acontecimientos que el libro detallará ahora se producirán μετὰ ταῦτα se
presentan desde la prospectiva divina. Sin embargo, sigue el decurso de
la historia humana medible en dimensiones temporales y terrenales. Por
eso μετὰ ταῦτα.1

 εἶδον. Ver en Ap no implica una visión fehaciente como podríamos


imaginar, sino que supone toda una gama prolongada de experiencias
que cuando arriba al momento justo de maduración se condensa en
forma de mensaje verbal. Es como si el autor dijese: Y vi, es decir, les
presento una síntesis o el punto de llegada de una larga maduración.
Este es el sentido del insiste y vi que aparece en Ap como en el resto de
la literatura apocalíptica. Estamos lejos de quien dice hoy que ha tenido
una visión. Con ver se comunica un mensaje verbal condensado de una
serie de experiencias y reflexiones del visionario.

La forma verbal empleada indica que el modo particular de la acción de ver es


puntual y consumado, es decir, se trata de un ver completo y total. Por tanto,
no se trata de una visión parcial o poco clara, sino que el verbo expresa la idea
de realidad del acontecimiento. A la indicación del ver sigue lo que se ve,
mediante un término con el que se advierte al auditorio/lector y que requiere
una expresa atención. Se trata de καὶ ἰδοὺ, expresión que equivale a mira !
mira¡ , !presta atención¡, un enfático llamado de atención. El visionario Juan
va referir cosas que ha contemplado desde la prospectiva divina, por lo que el
lector/oyente deberá estar atento a prestar atención.

1
Cf. Samuel P ÉREZ MILLOS, Comentario exegético al texto griego del Nuevo Testamento: Apocalipsis, 342-
343; Robert H. MOUNSE , Comentario al libro del Apocalipsis, 178.

1
 El auditorio, que no ve en realidad, puede ver escuchando las palabras,
atendiendo a las palabras con las cuales el visionario presenta la
prospectiva divina.

 θύρα ἠνεῳγμένη ἐν τῷ οὐρανῷ. Se trata de un motivo de la literatura


apocalíptica en general, no solo de Ap. Es el motivo de la ascensión:
alguno que asciende, que entra en el ámbito divino, en el mundo
escondido e invisible a los ojos. La idea es que cuanto sucede en la
historia está ya escrito y, por tanto, Dios lo puede revelar.

El verbo que describe el estado de la puerta es un participio perfecto. En


griego, el perfecto indica que una acción realizada en el pasado cuyas
consecuencias y resultados siguen en el presente, es decir, permanentes. Por
tanto, la traducción sería una parte que ha sido abierta en el cielo… La puerta
ha sido abierta y permanece abierta. Pero Juan está viendo la puerta desde la
posición en que se encontraba en la tierra, aún no ha recibido la invitación de
subir.

Algo similar encontramos en el profeta Ezequiel 1, 1

El año treinta, el día cinco el cuarto mes, encontrándome yo entre los


deportados, a orillas del río Kebar, se abrió el cielo y contemplé visiones
divinas.

1Καὶ ἐγένετο ἐν τῷ τριακοστῷ ἔτει ἐν τῷ τετάρτῳ μηνὶ πέμπτῃ τοῦ μηνὸς καὶ
ἐγὼ ἤμην ἐν μέσῳ τῆς αἰχμαλωσίας ἐπὶ τοῦ ποταμοῦ τοῦ Χοβαρ, καὶ
ἠνοίχθησαν οἱ οὐρανοί, καὶ εἶδον ὁράσεις θεοῦ· 

También en Hch 7, 56

ἰδοὺ θεωρῶ τοὺς οὐρανοὺς διηνοιγμένους καὶ τὸν υἱὸν τοῦ ἀνθρώπου ἐκ
δεξιῶν ἑστῶτα τοῦ θεοῦ.

La puerta indica la apertura de la revelación por la que el visionario Juan


accederá a las visiones que desde la prospectiva celeste le serán mostradas.

2
 καὶ ἡ φωνὴ ἡ πρώτη ἣν ἤκουσα ὡς/la primera voz que escuché. Juan
reconoce la voz, se trata de la voz anterior, la voz de Jesús mismo.

 ὡς σάλπιγγος λαλούσης. Como [una] trompeta hablante, o que


hablaba. Como en la primera ocasión la voz era recia, clara y sonora,
también ahora. Es la voz de una persona pero equiparable a una
trompeta. El sonido de la trompeta en la Biblia tiene lugar en ocasiones
en que se convoca para alguna eventualidad. Puede ser también
indicativo claro y brillante de cuanto est’á por ser mostrado. En
cualquier caso, la voz como de una trompeta reclama con toda certeza
atención, se trata de la convocatoria celeste para cuanto será mostrado.

 ἀνάβα ὧδε. Se trata de un imperativo aoristo, lo cual indica un carácter


urgente. Pero hay que notar que el imperativo es lo que expresa la voz
que Juan oyó, por lo que no es una simple invitación al visionario sino
un mandato dirigido a él con un carácter inmediato. De modo que la
respuesta debe ser inmediata, Juan debe ir donde se le pide. Pero,
¿cómo sube Juan? ¿Se trata de una traslación? Juan recibe el imperativo
de subir ὧδε, acá, es decir, al lugar de donde procede la voz, a dejar el
lugar desde el que contempla la visión de la puerta.

Podría tratarse de una forma de lenguaje figurado. O mejor aún, el imperativo


estaría indicando la prospectiva divina, que cuanto Juan contemplará exige
determinantemente que cambie su posición terrena y asuma la contemplación
de los hechos como estos son vistos desde Dios. El movimiento físicamente
figurativo tiene detrás de sí un cambio necesario de posición. Lo que Juan verá
porque le será mostrado sólo es posible desde contemplarlo desde acá, desde
lo alto.

En 2 Cor 12, 2, Pablo dice

2.Sé de un hombre en Cristo, el cual hace catorce años - si en el cuerpo o


fuera del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe - fue arrebatado hasta el tercer cielo.
3.Y sé que este hombre - en el cuerpo o fuera del cuerpo del cuerpo no lo sé,
Dios lo sabe - 4.fue arrebatado al paraíso y oyó palabras inefables que el
hombre no puede pronunciar.

3
2οἶδα ἄνθρωπον ἐν Χριστῷ πρὸ ἐτῶν δεκατεσσάρων, εἴτε ἐν σώματι οὐκ οἶδα,
εἴτε ἐκτὸς τοῦ σώματος οὐκ οἶδα, ὁ θεὸς οἶδεν, ἁρπαγέντα τὸν τοιοῦτον ἕως
τρίτου οὐρανοῦ. 3καὶ οἶδα τὸν τοιοῦτον ἄνθρωπον, εἴτε ἐν σώματι εἴτε χωρὶς
τοῦ σώματος οὐκ οἶδα, ὁ θεὸς οἶδεν, 4ὅτι ἡρπάγη εἰς τὸν παράδεισον καὶ
ἤκουσεν ἄρρητα ῥήματα ἃ οὐκ ἐξὸν ἀνθρώπῳ λαλῆσαι.

Es posible que Pablo aluda a una experiencia personal en tercera persona, pero
respecto al texto en cuestión de Ap se presentan dos diferencias. 1. Pablo
afirma que fue arrebatado al tercer cielo, pero sin saber precisar la traslación.
2. Lo que Pablo escucha no le es permitido conocerlo porque eran ἄρρητα
ῥήματα que no se pueden hablar. Mientras que a Juan le será mostrado algo
que luego él debe manifestar. Más adelante Juan podrá decir en qué consistió
este subir al cielo.

 δείξω σοι ἃ δεῖ γενέσθαι μετὰ ταῦτα. Te mostraré lo que es necesario


suceda después de esto [estas cosas]. El verbo δεῖ es un verbo
impersonal: es necesario. Se trata de un verbo importante y recurrente
en el Nuevo Testamento (Mc 8. 31; 9: 11; 13: 7; 13: 10, etc.), y designa
una necesidad absoluta. Los enunciados que se forman con este verbo
tienen, por tanto, un carácter contundente e irreversible, que NO es lo
mismo que determinista. La realidad a la que se liga está vinculada a
decisiones de Dios, como es este el caso. De modo que no es lo mismo
decir Te mostraré lo que es predeterminado que suceda a Te mostraré
lo que es necesario suceda. Designa una necesidad absoluta vinculada a
las decisiones de Dios.

¿Se trata visión de acontecimientos para un tiempo posterior, es decir,


extraterreno? Hay diversos posicionamientos entre los comentaristas al
momento de determinar e identificar tiempos y sucesos. Lo que está claro es
que lo que será mostrado a Juan tiene lugar después de estas cosas…, es decir,
las cosas vinculadas a las cartas dirigidas a las siete iglesias. En este sentido,
lo que será mostrado es lo que tendrá lugar EN el mundo luego de estas cosas,
o sea, luego de las cosas que ahora respectan a la Iglesia y al discernimiento
de su hora presente.

4
2Εὐθέως ἐγενόμην ἐν πνεύματι, καὶ ἰδοὺ θρόνος ἔκειτο ἐν τῷ οὐρανῷ, καὶ
ἐπὶ τὸν θρόνον καθήμενος

 Εὐθέως ἐγενόμην ἐν πνεύματι. Tras el mandato, lo que viene sucede de


forma inmediata, tanto como el carácter del imperativo. Dios capacita a
Juan para llevarlo a cabo, e indica cómo acontece, literalmente fui en
espíritu. Es la misma condición en que se encuentra antes cuando
contempla al como hijo de hombre.

Según la forma del texto griego, la afirmación indica un estado al que Juan
llega, indicativo al mismo tiempo del estado profeta y de su estado personal.
En tal caso, la afirmación fui en espíritu podría interpretarse como el estado
final, es decir, la condición particular o la posición desde la que ya se
encuentra Juan tras haber ejecutado el mandato de subir. Pero también, como
la actuación del Espíritu sobre el espíritu del profeta que lo habilita para
recibir las cosas de Dios, en el caso de Juan, cuanto le será mostrado.

La pregunta persiste: ¿se trata de un éxtasis o de una traslación en espíritu?


No es posible afirmar más allá del texto. Si el mandato de subir indica el
cambio de posición desde la cual debe ver el visionario, fui en espíritu podría
indicar, por tanto, la percepción de Juan de su propio estado, señalando que las
visiones le llegan no desde su estado habitual. Es el modo de indicar la
disposición desde la que ve lo que se le muestra.2

 ἰδοὺ θρόνος ἔκειτο ἐν τῷ οὐρανῷ. Lo que Juan describe en seguida


requiere atención absoluta, a lo cual apunta ἰδοὺ, ¡mira, un trono en el
cielo! La presencia de la imagen del trono es notable en todo el libro de
Ap. Ya en el primer capítulo se encuentra la primera referencia al trono.
Y solo en el capítulo 4 y 5 aparecerá 17 veces.

Se indica que el trono aparece ἐν τῷ οὐρανῷ, situado en la geografía divina,


en el lugar en el que y desde el cual Dios se manifiesta en relación con su
dominio y soberanía. Por tanto, el trono indica la autoridad y soberanía
supremas.3
2
Cf. Robert H. M OUNSE, Comentario al libro del Apocalipsis, 179-180.
3
Como símbolo, aparece más de cuarenta veces en el libro de Apocalipsis. Tres de cada cuatro veces que la
figura del trono aparece en el Nuevo Testamento la encontramos en el libro de Apocalipsis. Cf. Cf. Robert H.
MOUNSE, Comentario al libro del Apocalipsis, 181.

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En Daniel 7,9

Mientras yo contemplaba: Se aderezaron unos tronos y un Anciano se sentó.


Su vestidura, blanca como la nieve; los cabellos de su cabeza, puros como la
lana. Su trono, llamas de fuego, con ruedas de fuego ardiente.

El trono que Juan ve está dispuesto en el cielo. El verbo que indica su


disposición y la posición sedente de alguien sobre el mismo, hacen alusión al
concepto del lugar desde donde se ejerce autoridad. Por tanto, con esta
presentación se enfatiza la soberanía de Dios como preparación a cuanto viene
en seguida, la autoridad absoluta de Dios sobre todos los seres, sobre todas
cosas y sobre todas las acciones del universo.

 καὶ ἐπὶ τὸν θρόνον καθήμενος. Literalmente, sobre el trono, sentado.


Podría tratarse de una singular forma para evitar escribir el nombre
divino, como era habitual entre los judíos.

La posición sedente no porta la idea de descanso sino la posición de quien


tiene el poder y ejerce el poder, como es propio del rey, por ejemplo. El
llamado de atención del visionario sobre el trono y la figura sedente responde
al hecho de que Dios es juez soberano y es cuando ahora comienza a cernirse
su juicio; ante Él se postran y adoran los veinticuatro ancianos (4:10) junto
con toda la creación que se les une en una doxología de alabanza y honra
(5:13).

En la literatura judía se alude con frecuencia al trono de Dios. «Vi yo al Señor


sentado sobre un trono alto y sublime, y la orla de su manto llenaba el templo»
(6:1), y el salmista canta, «Dios reina sobre las naciones; sentado está Dios en
su santo trono» (Sal 47:8).

3καὶ ὁ καθήμενος ὅμοιος ὁράσει λίθῳ ἰάσπιδι καὶ σαρδίῳ, καὶ ἶρις κυκλόθεν
τοῦ θρόνου ὅμοιος ὁράσει σμαραγδίνῳ. 

 Mientras que el primer ciclo de siete, relativo a la serie de mensajes


proféticos, interpreta la situación de las iglesias de Asia aquí en la tierra
desde la perspectiva del Cristo resucitado, los capítulos 4-5 describen la
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realidad celeste del poder divino desde la perspectiva del vidente. En el
marco de una revelación profética, Juan pretende haber podido observar
durante un momento el mundo de Dios, y trata ahora de hablarnos de él
recurriendo al lenguaje cortesano y a la imaginería mitológica.

 La competencia artístico-retórica de Juan se pone de manifiesto en su


capacidad de integrar diferentes rasgos de Is 6:1ss; Ez 1:26-28; Dn 7:9;
1 Re 22:19; 1 Enoc 39s; y 2 Enoc 20- 22, hasta obtener un cuadro
general de gran impacto.

 καὶ ὁ καθήμενος ὅμοιος ὁράσει λίθῳ ἰάσπιδι καὶ σαρδίῳ- Y el sentado


semejante en aspecto (dat. ὁράσει) a piedra en jaspe y sardio
(cornalina).

Juan tiene cuidado de no intentar ninguna representación de Aquel que


se sienta en el trono del Cielo9 bajo ninguna forma humana. Le presenta
más bien, como el resplandor de la luz que emiten las piedras preciosas.

Esta descripción haría suponer la posibilidad de representarse


visiblemente este material. El jaspe, no estaba limitado a un tipo de
cuarzo específico. En la antigüedad indicaba todo género de piedra
opaca. Es un término que en el NT solo comparece en el Ap. Algunos
creen que podría tratarse de un diamante, sin embargo, no hay
evidencias que lo atestigüen y podría ser el aspecto que ofrece una
piedra semejante al cristal de roca, que pulida refleja intensamente la
luz. Esta era la última de las piedras engarzadas en el pectoral del Sumo
Sacerdote (cf. Ex 28: 17). El significado de este mineral está unido al
siguiente. El sardio o cornalina es una gema de color más o menos
rosado rojizo, y toma el nombre de la ciudad de donde proviene, Sardes.
En Ap esta piedra es uno de los doce fundamentos de la nueva
Jerusalén. La esmeralda, también es otro material mencionado al final
de Ap cuando describe la Jerusalén nueva. En cualquier modo, los
elementos constitutivos del trono son los mismos que integran la ciudad
escatológica.

Pero, ¿juan vio el aspecto como de las dos piedras unidas o contempla
colores particulares? Es posible que la descripción apunte a la

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conjunción de estas dos piedras preciosas, ya que aparece un solo
sustantivo que rige a las dos. En todo caso, lo importante no es si se
trata de colores particulares o de la conjunción de los mismos; Juan
simplemente utiliza el fulgor que despiden estas dos piedras ante la luz
para describir la gloria que salía del que estaba sentado en el trono.

 καὶ ἶρις κυκλόθεν τοῦ θρόνου ὅμοιος ὁράσει σμαραγδίνῳ. Del trono
se pasa al entorno. Juan ve alrededor del trono como un halo semejante
e aspecto al arco iris.

Una distinción interesante es que el arco iris es polícromo -7 colores-,


mientras que el arco iris que flanquea el trono es monocromático;
mientras el arco iris se muestra a media circunferencia, el arco iris de la
visión nimba, es decir, rodea totalmente el trono. La imagen del arco
iris podría ser un eco del pasaje genesíaco al término del relato del
diluvio y con ello, simbolizar la esperanza y la alianza: en medio del
juicio de Dios sobre la historia, hay todavía esperanza de salvación. El
arco iris en su contexto bíblico es señal y garantía del pacto entre Dios
con la humanidad. En medio del juicio Dios se acuerda de su
misericordia. En los días de Noé el arco iris aparece cuando el diluvio
ha cesado; en la visión de Juan, sin embargo, aparece antes como si de
una garantía se tratase: no habrá destrucción de hombres. El juicio de
Dios se muestra como provisión salvadora frente a la ruina que cunde
en la historia, tantas veces provocadas por los hombres.

La identificación de las tres piedras (jaspe, sardio y esmeralda), con


todo, es un tanto incierta. En la Antigüedad, a estas tres piedras se les
concedía un lugar de especial honor. Platón las menciona como las
piedras preciosas por excelencia (Fedón, 110). Hablando del rey de
Tiro, dice el profeta, «toda piedra preciosa era tu vestidura: el sardio...
el jaspe... y la esmeralda» (Ez 28:13). Se encuentran entre las doce
piedras que adornaban el pectoral del sumo sacerdote (CF. Ex 28:17-
20).

4Καὶ κυκλόθεν τοῦ θρόνου θρόνους εἴκοσι τέσσαρες, καὶ ἐπὶ τοὺς θρόνους
εἴκοσι τέσσαρας πρεσβυτέρους καθημένους περιβεβλημένους ἐν ἱματίοις
λευκοῖς καὶ ἐπὶ τὰς κεφαλὰς αὐτῶν στεφάνους χρυσοῦς.
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 Καὶ κυκλόθεν τοῦ θρόνου θρόνους εἴκοσι τέσσαρες, καὶ ἐπὶ τοὺς
θρόνους εἴκοσι τέσσαρας πρεσβυτέρους καθημένους. Y alrededor del
trono veinticuatro tronos, y sobre los tronos veinticuatro ancianos
(presbíteros) sentados.

Junto al trono central, el vidente observa la presencia de otros que lo


flanquean, probablemente en posición circular. El modo verbal utilizado
para indicar la posición de los 24 presbyteroi es un participio presente
medio pasivo, aludiendo por una parte a la forma descriptiva y, por otra,
a una acción continuada. Es posible que la voz media y no pasiva
completamente o no activa podría indicar que Juan está describiendo a
los ancianos en el momento de sentarse, y así continúan durante el resto
de la visión. Pero, ¿Quiénes son estos 24 personajes de quienes no se
ofrece una identificación particular? Hay varias interpretaciones: seres
celestiales que habitan los cielos; personajes que por su descripción son
superiores a los seres angelicales; seres con una responsabilidad
atribuida en el ámbito celestial.

A lo largo del libro se les presenta postrándose delante de Dios en


adoración (5:14; 11:16; 19:4). En dos ocasiones, uno de ellos actúa
como portavoz o intérprete (5:5; 7:13). En otro momento se unen a los
cuatro seres vivientes para presentar a Dios las oraciones de los santos
(5:8). La adoración y la alabanza están constantemente en sus labios
(4:11; 5:9-10; 11:17-18; 19:4).

Otros comentaristas que tienden a encontrar la fuente de la imaginería


en las tradiciones astrológicas y mitológicas del politeísmo oriental,
consideran que los ancianos son un equivalente judaico de los
veinticuatro dioses-estrella del panteón babilónico.

Otros los interpretan como un símbolo de los veinticuatro grupos de


sacerdotes aarónicos (cf. 1 Cron 24:5), que en el Cielo ofrecen a Dios la
perfecta adoración de la cual, la que ofrecían los sacerdotes en la Tierra,
no es sino una copia imperfecta.

Muchos autores interpretan los veinticuatro ancianos como un símbolo


de la iglesia en su totalidad –una combinación de los doce patriarcas y

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los doce apóstoles – sin embargo esto parece muy poco probable puesto
que su canto de alabanza (5:9-10) les diferencia sin lugar a dudas de
aquellos que fueron comprados por la sangre de Cristo (¡una evidente
alusión a la iglesia!).

En la SE el término prebyteros, anciano, se usa para designar a una


persona de edad avanzada o se reserva también para quienes están en un
oficio que requiere capacidad, madurez y experiencia. En la literatura
judía no existe ninguna contrapartida exacta, parece que lo mejor es
considerar a los veinticuatro ancianos como una exaltada orden angélica
cuyos miembros sirven y adoran a Dios como el equivalente celestial de
las veinticuatro órdenes sacerdotales y de las veinticuatro levíticas (1
Cron 24:4; 25:9-13).

 περιβεβλημένους ἐν ἱματίοις λευκοῖς καὶ ἐπὶ τὰς κεφαλὰς αὐτῶν


στεφάνους χρυσοῦς. Vestidos con vestiduras blancas y sobre las
cabezas de ellos coronas áureas (o coronas de oro).

 Literalmente, envueltos en vestidos blancos.

 Están, además, coronados. La palabra que se usa para corona no es


equivalente a aquella que se usa para la corona del rey. El término
empleado aquí indica la corana del vencedor, quien después de un
enfrentamiento agónico, triunfa.

Aunque los exegetas disienten con frecuencia entre sí sobre la identidad


de los veinticuatro ancianos y de los cuatro vivientes, parece claro que
el autor los considera sirvientes de la corte real que rinden homenaje y
alabanza al todopoderoso gobernador del universo. Juan describe los
cielos no tanto como un templo cuanto como la sala del trono de un
monarca oriental o romano. Dios reina como un gobernante oriental o
helenista en el esplendor de una luz inaccesible, rodeado de los más
excelsos seres de la corte celestial

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5Καὶ ἐκ τοῦ θρόνου ἐκπορεύονται ἀστραπαὶ καὶ φωναὶ καὶ βρονταί, καὶ ἑπτὰ
λαμπάδες πυρὸς καιόμεναι ἐνώπιον τοῦ θρόνου, ἅ εἰσιν τὰ ἑπτὰ πνεύματα τοῦ
θεοῦ- Y del trono salen relámpagos y voces y truenos, y siete lámparas de
fuego ardiendo delante del trono, las cuales son los siete espíritus de Dios.

 Descrita la gloria del trono, ahora el visionario pasa a describir las


manifestaciones fenoménicas y que procede del mismo trono. La
preposición empleada, indica que aquello a lo que modifica sale del
trono. La idea es reforzada por el verbo, que indica salir de un lugar, o
literalmente, brotar.
 Del trono salen ἀστραπαὶ καὶ φωναὶ καὶ βρονταί. Una manifestación
fenomenológicamente semejante a la descrita por Ex 19, 16.
Esta asociación recordaría a las iglesias que el Dios inaccesible y
trascendente de la visión celestial era al mismo tiempo el Dios que
redimió de la esclavitud al pueblo de Israel, a fin de que fuera un pueblo
para su nombre. En el Antiguo Testamento Dios se manifestaba
frecuentemente en la espectacular actividad de la Naturaleza.19 En el
libro de Apocalipsis los símbolos de los truenos y los relámpagos están
siempre relacionados con alguna escena que se desarrolla en el templo e
indica que el acontecimiento en cuestión es de excepcional importancia.
También la visión de la gloria de Dios es semejante en Ez 1, 13.
φωναὶ καὶ βρονταί podr[ían entender se aquí en relación recíproca,
debido a que las voces podrían ser los sonidos producidos por los
truenos.
 καὶ ἑπτὰ λαμπάδες πυρὸς καιόμεναι ἐνώπιον τοῦ θρόνου. Siete
lámparas de fuego…
No parecen ser las mismas luminarias que Juan ha descrito al inicio. El
texto griego alude literalmente a antorchas. Y son antorchas de fuego
que están καιόμεναι, ardiendo. La preposición indica la posición y la
proximidad en que se encuentran, y la forma del verbo indica que su
luminosidad es continua, están ardiendo continuamente sin ninguna
interrupción.

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El verbo puede significar también encender. Si es este el significado, la
forma indicaría que se trata de una antorcha recientemente encendida, y
que permanece tal, con la misma continuidad.
 ἅ εἰσιν τὰ ἑπτὰ πνεύματα τοῦ θεοῦ. La perfección y plenitud de Dios,
de su espíritu, es decir de su modo de entrar en contacto con la historia.

6καὶ ἐνώπιον τοῦ θρόνου ὡς θάλασσα ὑαλίνη ὁμοία κρυστάλλῳ. Καὶ ἐν μέσῳ
τοῦ θρόνου καὶ κύκλῳ τοῦ θρόνου τέσσαρα ζῷα γέμοντα ὀφθαλμῶν
ἔμπροσθεν καὶ ὄπισθεν. Y delante del trono como un mar hialino semejante a
un cristal. Y en medio del trono y en torno al trono, cuatro seres vivientes
llenos de ojos delante y detrás.

Después de describir lo que se encuentra alrededor del trono y lo que procede


de este, el visionario expresa ahora la visión desde la perspectiva de lo que
está situado delante del trono. La descripción sigue siendo detalla en sus
particulares. La descripción procede por comparación, de ahí el uso de la
partícula ὡς, «como», «semejante».

 ὡς θάλασσα ὑαλίνη ὁμοία κρυστάλλῳ. La comparación puede ser


resultado o consecuencia de que el visionario fatiga al momento de
trasladar a un registro nuestro aquello que él está contemplando desde la
perspectiva divina. Lo que ve lo compara con un mar de vidrio, usando
para ello el adjetivo ὑαλίνη, hialino, es decir, de vidrio o algo parecido.
Muchos relacionan esta figura con la idea judía de un mar celestial. En
Génesis 1:7 Dios dividió las aguas que estaban bajo el firmamento (la
expansión celestial) de las que estaban sobre él. En 2 Enoc 3:3 el
profeta ve en el primer Cielo «un mar muy grande, mayor que el mar
terrenal». Al parecer el trono de Dios descansaba sobre estas aguas: En
el Sal 104:3 se dice que Dios «pone las vigas de sus altos aposentos en
las aguas».
Hay quien compara esta idea con el mito asirio de la creación de los
dioses por medio de la unión de las aguas celestiales (masculinas) y las
terrenales (femeninas).
El mar de vidrio podría «aquello que es etéreo, claro y calmado,
resplandeciente e inmóvil». Si bien es parte de la escena general y,
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aparte de acentuar el sentido de separación entre Dios y sus criaturas,
podría también no tener una relevancia especial.
Algo cercano al «mar de vidrio», se encuentra en la gran visión del
trono de Ezequiel 1 (considerado una fuente esencial de Apo 4-5). Sobre
las cabezas de los querubines se extendía «algo semejante a un
firmamento con el brillo deslumbrante de un cristal» (Ez 1:22). Por
encima de este resplandeciente firmamento estaba el trono.
El mar en la Biblia es siempre un monstruo, el monstruo del caos.
Siempre que es presentado como un símbolo, su connotación es siempre
negativa. El mar es capaz de saltar sus confines y portar la realidad
creada al caos, al caos indistinguible de las aguas abismales del inicio
de la creación. El hecho de que este mar esté delante del trono, puede
ser leído como signo indiscutido del señorío de Dios; Dios que domina
sobre las fuerzas del caos. El caos que es subyugado por Dios y se ha
convertido en algo sólido.
En Apo se trata de un mar vidrioso, pero no opaco, sino un vidrio como
el cristal. Se acentúan así, dos características de este mar: la quietud, es
vidrio sólido, y su transparencia, como el cristal.
Mar es también el término que el AT utiliza para designar una especie
de fuente que se encontraba delante del altar de los holocaustos cuando
se describe el templo de Jerusalén. Pero esto aparece ya con la
descripción de la tienda del encuentro. Se trataba de una especie de
fuente, de una medida considerable que era llamado yam, mar. Era el
lugar donde se hacían las abluciones antes de subir al altar. De modo
que la imagen de Apo, la del mar delante del trono, podría tener en su
fondo la imagen de aquella fuente que estaba delante del altar de los
holocaustos. Por tanto, se trataría de una descripción de un espacio del
templo.

6. Καὶ ἐν μέσῳ τοῦ θρόνου καὶ κύκλῳ τοῦ θρόνου τέσσαρα ζῷα. 7καὶ τὸ ζῷον
τὸ πρῶτον ὅμοιον λέοντι καὶ τὸ δεύτερον ζῷον ὅμοιον μόσχῳ καὶ τὸ τρίτον
ζῷον ἔχων τὸ πρόσωπον ὡς ἀνθρώπου καὶ τὸ τέταρτον ζῷον ὅμοιον ἀετῷ
πετομένῳ.

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 Καὶ ἐν μέσῳ τοῦ θρόνου καὶ κύκλῳ τοῦ θρόνου τέσσαρα ζῷα. Además
de los veinticuatro ancianos, «en medio del trono y alrededor del trono,
se encuentran cuatro vivientes».
La traducción con el término «bestias», es un tanto desafortunada
puesto que ζῷον se utiliza en el libro de Apocalipsis exclusivamente en
referencia a estos cuatro seres vivientes. El término es el término
genérico para animal, y también quiere decir «ser vivo». Mientras que
θερίον, «bestia», es el término para los animales que aparecen en el
libro, especialmente –no exclusivamente- para los personajes bestiales
de los capítulos 13 y 17.
La ubicación exacta que denota la expresión «en medio del trono» es un
tanto incierta, pero al parecer significa «en las inmediaciones». Así pues
éstos rodean el trono como los miembros de un círculo íntimo.24 Esta
posición es apropiada para la función que desarrollan como dirigentes
de la adoración.
Se ha discutido mucho sobre el significado de los cuatro vivientes. La
visión parece tener un modelo bíblico, relacionado con los querubines
de Ezequiel 1, la visión del carro, aunque existen varias diferencias
importantes de observar. En Ezequiel, cada uno de los cuatro tiene
cuatro caras (vv. 6, 10), cuatro alas (v. 6) en lugar de las seis que se
describen en Apo 4:8, y los aros de las ruedas con que se relacionan (no
sus cuerpos como en Apo 4:6) están llenos de ojos (Ez 1:18). Los cuatro
seres vivientes de Apocalipsis recuerdan también a los serafines de
Isaías 6:2-3 que elevaban sus voces en alabanza: «Santo, santo, santo es
el Señor Todopoderoso» (cf. las seis alas del v. 2 con Apo 4:8). Este
puede ser un buen ejemplo de la libertad del autor de Apo para
transformar las imágenes de las fuentes que utiliza, mezclarlas entre sí,
y crear de este modo una nueva iconografía.
Sin llegar a una definición sobre la identidad concreta de estos
vivientes, no cabe duda que por su proximidad al trono son seres
creados para un ministerio de servicio a Dios, directamente en relación
y con los más elevados seres creados por él.
 La magnitud de estos seres es presentada con una descripción que
supera los límites: llenos de ojos delante y detrás. Esta descripción
presentada por el visionario parece superar los confines de la
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comprensión. Sin embargo, es preciso tener en cuenta que estamos
delante de una descripción que no solo tiene que ver con la esfera
divina, sino con la prospectiva divina desde la cual se encuentra el
visionario. El hecho de estar cubiertos de ojos podría referir a la alta
capacidad de discernimiento que tienen estos seres que se encuentran
frente al trono, es decir partícipes de la omniciencia divina. Además, se
trata de cuatro vivientes. El 4 es el número de la tierra. Si la escena
completa remite al juicio y soberanía de Dios; estos elementos indican
que el juicio de Dios tiene una dirección: la tierra. La posición y
ministerio e los cuatro seres vivientes les permiten estar próximos a
quien es el Dios vivo y verdadero.
Los cuatro vivientes pueden interpretarse como símbolo del dinamismo.
De nuevo, más que imagen concreta del algo específico, estos
personajes como otros del libro son figura. En este caso, del dinamismo
que partiendo del nivel divino se dirige a la historia humana y, después,
partiendo de la historia humana torna al nivel divino. Por tanto, los
cuatro vivientes –4 es un simbolismo cósmico, es el número de la tierra-
son reflejo del dinamismo que pone en comunicación a Dios con la
historia humana, y toda esta comunicación plagada de la plenitud del
Espíritu.
Sea en su posición estática como en su ejercicio de alabanza, aparecen
los dos polos: del cielo a la tierra y de la tierra al cielo. Pero es curioso
que estos personajes desaparecen. En la descripción de la nueva
Jerusalén en el capítulo 21, no se les recuerda ni se vuelve a referir algo
de ellos, como los 24 ancianos. Seguramente porque lo que el visionario
está diciendo, es que en la Jerusalén nueva, expresión del eón futuro,
cuando todo será transformado, este doble movimiento será superado.
En la convivencia paritaria y pacífica entre Dio y el hombre será
superado la distinción entre trascendencia e inmanencia.
Estos vivientes, en este sentido, son reflejo e imagen de los canales a
través de los cuales se da ese doble movimiento. No son ángeles, y no
son tampoco personajes determinables. Incluso pueden ser considerados
tales, pero teniendo en cuenta con reflejo de los canales de
comunicación entre la esfera divina y la historia humana.

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Otra interpretación posible a partir de su número: 4 es un número
cósmico, el número de la tierra. Y ellos son presentados como vivientes.
Al principio del libro, Jesús aparece como el viviente. Por tanto, estos
cuatro personajes son figura de la vida ligada a la vida de Dios. El
discurso de Dios o sobre Dios, no puede tener lugar sin su ligamen a la
existencia y a la historia humanas.

 καὶ τὸ ζῷον τὸ πρῶτον ὅμοιον λέοντι καὶ τὸ δεύτερον ζῷον ὅμοιον


μόσχῳ καὶ τὸ τρίτον ζῷον ἔχων τὸ πρόσωπον ὡς ἀνθρώπου καὶ τὸ
τέταρτον ζῷον ὅμοιον ἀετῷ πετομένῳ

 8καὶ τὰ τέσσαρα ζῷα, ἓν καθ’ ἓν αὐτῶν ἔχων ἀνὰ πτέρυγας ἕξ, κυκλόθεν καὶ
ἔσωθεν γέμουσιν ὀφθαλμῶν, καὶ ἀνάπαυσιν οὐκ ἔχουσιν ἡμέρας καὶ νυκτὸς
λέγοντες·

ἅγιος ἅγιος ἅγιος κύριος ὁ θεὸς ὁ παντοκράτωρ,

ὁ ἦν καὶ ὁ ὢν καὶ ὁ ἐρχόμενος.


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