En 1970, la Unión Soviética informó sobre el síndrome de microondas, nombre
otorgado en relación con las ondas que son emitidas por este aparato. No obstante, los primeros casos surgieron en el equipo de radio y radar militar que mostraban distintos síntomas como; la alteración del sueño, presentaban mareos, dolor de cabeza, ansiedad y trastornos en el estado de ánimo. Para el año de 1980 se presentó un caso similar en Suecia en la división para los trabajadores de monitor de tubos de rayos catódicos [1]. Con el paso de los años y el avance de la tecnología este síndrome se convirtió en un problema para la salud pública renombrado como Hipersensibilidad Electromagnética (EHS) esta es una condición definida por síntomas multiorgánicos a campos electromagnéticos (CEM) [2]. Se plantean distintas hipótesis sobre los dispositivos que podrían ser el mayor factor para desarrollar EHS, por ejemplo; los teléfonos móviles, teléfonos inalámbricos, computadoras personales, televisores, hornos de microondas y líneas eléctricas, pero debemos mencionar que la frecuencia con la que se mencionan estos dispositivos es variable según los estudios en los que se esté basando la investigación. Otra hipótesis plantea que la exposición a los campos electromagnéticos de manera acelerada se ha extendido tanto a los entornos domésticos y profesionales porque el CEM ha incrementado en las bandas de alta frecuencia de espectro electromagnético (3MHz- 30GHz), es decir, que se presenta un uso desmedido en donde ciertos individuos resultaron afectados [3]. Sin embargo, ambas hipótesis no explican la forma de adquisición de este síndrome con los individuos, por esto la mayor parte de las hipótesis que se plantean no son aceptadas en su totalidad ya que se espera por más evidencia científica. Los resultados de diversos estudios han planteado una hipótesis más específica hasta el momento, donde trata la participación del efecto nocebo, un término que originalmente diseñado para designar la aparición posterior a la administración de un medicamento de síntomas o efectos fisiológicos adversos, cambios que no pueden evitarse por sus propiedades específicas, se tratan a expectativas o reacciones inconscientes de los pacientes[4]. Su existencia fue demostrada en ensayos clínicos [5]. Debido a su diagnóstico difícil por sus síntomas inespecíficos los médicos se enfrentan a un problema de salud, el cual no tiene un tratamiento certero a causa de la manera personal de cada organismo ante los factores ambientales. El individuo puede que presente síntomas de manera ocasional que con el tiempo aumenten en frecuencia y gravedad, la herramienta de ayuda para los médicos es el historial médico completo uno de los pilares para hacer el diagnóstico seria poder evaluar la exposición de CEM, se tienen que hacer mediciones en el hogar, el trabajo e inclusive en espacios públicos como; el medio de transporte, escuela y hospital para que la persona que padezca EHS pueda hacer uso de todas estas instalaciones sin que le perjudique, al reducir la exposición a los CEM el cuerpo puede recuperarse haciendo que los síntomas se reduzcan o desaparezcan en su totalidad [6]. Un ejemplo claro de la variabilidad individual ante la susceptibilidad electromagnética es de un caso en donde una mujer de 66 años que ha padecido por 13 años dificultades para caminar y vértigo, sin un buen diagnóstico pero que mostró una mejora significativa en cuanto se le retiró un muñón (pieza de metal) que se encontraba en su boca como parte de su tratamiento dental, se especula que esto pudo tener una influencia electromagnética causando todos los malestares, según la hipótesis se explica que la pieza metálica dental de alguna forma funcionaba como antena capturando ondas electromagnéticas [7]. Desde 1996 se ha intentado responder a la de estos casos la Organización Mundial de la Salud (OMS) inició el proyecto internacional de campos electromagnéticos (CEM), que evalúa los datos científicos existentes en este campo para el año de 2016 la OMS realizó una evaluación en relación con los campos de radiofrecuencia y en 2011 la organización especializada por parte de la OMS en investigación sobre el cáncer examino el riesgo potencial de los campos producidos por teléfonos celulares, con resultados indeterminados que hasta la fecha no se ha confirmado que el uso de teléfonos móviles tengan efectos que perjudiquen la salud ya que la interacción entre la energía radioeléctrica producida por el móvil y el cuerpo humano es el calentamiento de los tejidos, la mayor parte de la energía es absorbida por la piel y otros tejidos superficiales, haciendo que se presente un aumento de temperatura en el cerebro pero tal resulta ser insignificante y tampoco se ha logrado conseguir una relación entre la exposición de campos electromagnéticos y algunos síntomas del síndrome de hipersensibilidad electromagnética [8]. Aunque hasta el momento no se ha podido demostrar que la exposición a CEM de baja intensidad provoca efectos nocivos, sí se ha trabajado para lograr un consenso científico y poder establecer normas de seguridad adecuadas, la Organización Panamericana de Salud ha decidido promover las investigaciones científicas y epidemiológicas para proponer guías y estándares en cuánto a los límites de exposición y protocolos de medición como método de prevención y si bien sólo 10 países latinoamericanos poseen las normas o trabajan en ellas para regular la frecuencia es un paso de inicio hacia la investigación en esta área, los países que se ven relacionados son; Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Perú y Venezuela [9]. Pese a la información recabada hasta el momento no hay un sustento científico que sea suficiente para pensar al síndrome de microondas como una enfermedad justificada por la baja incidencia de casos que imposibilita determinar el mecanismo biológico, es decir la EHS no puede ser reconocida como una enfermedad clínicamente comprobada o descartarse definitivamente. Al ser un síndrome novedoso las personas con electro- sensibilidad han tenido que soportar un rechazo social, cultural y jurídico en relación con su patología ya que muchas veces no se ha visibilizado la importancia de su diagnóstico como una realidad ligada al avance de la tecnología de información y comunicación que, aunque no cuenta con un sustento científico ha entrado en el interés de la población general ante los efectos nocivos que puedan causar las ondas en los campos electromagnéticos [10]. Referencias: [1] H. L, C. M, and H. L, “Electromagnetic hypersensitivity--an increasing challenge to the medical profession,” Rev. Environ. Health, vol. 30, no. 4, pp. 209–215, Dec. 2015, doi: 10.1515/REVEH-2015-0012. [2] Y. Stein and I. G. Udasin, “Electromagnetic hypersensitivity (EHS, microwave syndrome)- Review of mechanisms,” 2020, doi: 10.1016/j.envres.2020.109445. [3] M. Dieudonné, “Electromagnetic hypersensitivity: A critical review of explanatory hypotheses,” Environ. Heal. A Glob. Access Sci. Source, vol. 19, no. 1, pp. 1–12, 2020, doi: 10.1186/s12940-020-00602-0. [4]M. Dieudonné, “Does electromagnetic hypersensitivity originate from nocebo responses?: Indications from a qualitative study,” Bioelectromagnetics, vol. 37, no. 1, 2016, doi: 10.1002/bem.21937ï. [5] A. J. Barsky, R. Saintfort, M. P. Rogers, and J. F. Borus, “Nonspecific Medication Side Effects and the Nocebo Phenomenon,” Accessed: Aug. 12, 2021. [Online]. Available: http://jama.jamanetwork.com/. [6] I. Belyaev et al., “EUROPAEM EMF Guideline 2016 for the prevention, diagnosis and treatment of EMF-related health problems and illnesses,” Rev. Environ. Health, vol. 31, no. 3, pp. 363–397, Sep. 2016, doi: 10.1515/REVEH-2016-0011. [7] E. Okuda “Electromagnetic hypersensitivity caused by dental material metal post core - ClinicalKey.” European Journal of Integrative Medicine, vol.8, pp. 15-15, Sep. 2016. DOI http://dx.doi.org/10.1016/j.eujim.2016.08.037 [8] “Campos electromagnéticos y salud pública: teléfonos móviles.”(2014) [Internet] Disponible en: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/electromagnetic-fields-and-public- health-mobile-phones [9] J. Skvarca and A. Aguirre, “Normas y estándares aplicables a los campos electromagnéticos de radiofrecuencias en América Latina: guía para los límites de exposición y los protocolos de medición,” Rev. Panam. Salud Pública, vol. 20, no. 2–3, pp. 205–212, 2006, doi: 10.1590/S1020-49892006000800017 [10] G. García Gonzáles, “La hipersensibilidad electromagnética como causa de incapacidad permanente: algunas reflexiones criticas” Rev. Española de Derecho del Trabajo, no.192,pp. 1-21, Abr.2017. [En linea]. Disponible en https://bit.ly/3fYbTED