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VII Congreso Nacional

Filosofar en Chile

Resumen de ponencia

Justicia y democracia.
Un acercamiento al pensamiento de Amartya Sen

La ponencia a dictar se inscribe en el campo de conocimiento de la filosofía política


contemporánea, particularmente, dentro del estudio de las teorías de la justicia distributiva y tiene
como objetivo exponer los elementos conceptuales de la noción de justicia en Amartya Sen y
mostrar su vinculación con el ideal democrático, lo cual permitirá argumentar el carácter
discursivo de la concepción seniana de la justicia y la democracia entendida como gobierno por
discusión. La tesis que pretendo sustentar en esta ponencia propone considerar, a partir de la
lectura del pensamiento seniano, una concepción de la democracia como un marco político práctico-
institucional de discusión, comprensión y participación de la ciudadanía a través del cual se expresan, formulan y
constituyen las exigencias sociales de la justicia.

De esta manera, la ponencia intenta mostrar algunas reflexiones de un estudio preliminar de


grado realizado durante los últimos meses, cuyo propósito es arrojar algunas interpretaciones
críticas de la obra de Sen a partir de la siguiente pregunta: ¿Cuál es la concepción de justicia
(social) en Amartya Sen y cómo se relaciona con su idea democracia? Si bien desde hace ya casi
cincuenta años las discusiones sobre las teorías de la justicia distributiva han perfilado el
programa intelectual de la filosofía política contemporánea, considero que pocas veces se le ha
prestado atención suficiente a las consideraciones que se han hecho sobre la vinculación entre la
idea de justicia y democracia, lo cual representa un cierto sesgo de comprensión e interpretación
sobre los alcances y límites de algunas de las más influyentes teorías y concepciones de la justicia
en la filosofía política contemporánea.

En este marco, la ponencia que aquí se propone dictar pretende trazar algunos horizontes críticos
de reflexión e interpretación sobre esta vía. Para lograrlo desarrollaré la exposición en dos
momentos: primero, explicaré la noción de justicia en el pensamiento de Sen, destacando el
concepto de razonamiento público como un elemento fundamental de su propuesta teórica,
pues es el concepto que nos permitirá abordar, en un segundo momento, su idea de democracia
entendida como gobierno por discusión, por lo que dedicaré mi esfuerzo en esta parte de la
exposición en explicar los argumentos que sustenten la tesis propuesta sobre la idea de la

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democracia como un marco político de discusión, comprensión y participación a través del cual
son expresadas, formuladas y constituidas las exigencias sociales de la justicia.

Como conclusiones podemos expresar las siguientes consideraciones: 1) El concepto de justicia


de Amartya Sen se articula a partir de la noción de razonamiento público, debate y escrutinio
crítico con un enfoque centrado en las realizaciones sociales de la vida de las personas y grupos.
Esto significa una manera distinta de abordar la idea de la justicia más allá de los esquemas
normativos del institucionalismo trascendental (Rawls). 2) El concepto de razonamiento público,
presente en la noción de justicia, es también un elemento constitutivo de la concepción seniana
de la democracia como gobierno por discusión, de ahí que justicia y democracia sean para este
autor conceptos estrechamente relacionados en su análisis filosófico de la idea de justicia.

Palabras clave: Justicia, democracia, razonamiento público, gobierno por discusión,


imparcialidad.

Referencias

Sen, A. (2009). La idea de justicia. Taurus.


Sen, A. (1999). Desarrollo y libertad. Planeta.
Sen. A. (2006). El valor de la democracia. El viejo topo.
Sen, A. (2004). El valor universal de la democracia. Letras libres, pp. 8-16.
Vázquez, R. (2019). Teorías contemporáneas de la justicia. Introducción y notas críticas. IIJ-UNAM.
Rawls, J. (1994). La idea de una razón pública. Isegoría, (9), pp. 5-40.
https://doi.org/10.3989/isegoria.1994.i9.283

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El interés de Amartya Sen sobre la idea de democracia y su vinculación con la idea de justicia lo
podemos encontrar, particularmente, en sus obras La idea de justicia (2009), El valor de la democracia
(2006) y Desarrollo y libertad (1999), donde vemos que Sen desarrolla su crítica a la concepción
moderna, liberal y occidental de la democracia entendida, grosso modo, como gobierno de la
mayoría, elecciones y votos. De esta manera, para Sen la democracia debe comprenderse también
como un sistema de gobierno por discusión, donde la razón pública, el debate y el escrutinio
público sean el núcleo de un modelo de democracia acorde con las exigencias sociales de la
justicia.

La democracia se vincula con la idea justicia a través del papel constitutivo (constructivo) del
razonamiento público, pues éste es un requisito básico para la evaluación de las exigencias
sociales de la justicia…

Tesis: “Uno de los logros de la democracia es su capacidad de hacer que la gente se interese, a
través de la discusión pública, en las peripecias de los demás y comprender mejor las vidas
ajenas” (Sen, 2009, p. 365).

“Si las exigencias de la justicia pueden ser evaluadas sólo con la ayuda del razonamiento público,
y si el razonamiento público está constitutivamente relacionado con la idea de la justicia,
entonces hay una íntima conexión entre justicia y democracia, que comparten características
discusivas” (Sen, 2009, p. 346).

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La necesidad básica de la razón y el razonamiento público es crucial para la idea de justicia,
porque […] 1) exigencia de objetividad e imparcialidad (abierta); 2) consideraciones plurales e
inconmensurables sobre el bien y el valor; 3) valor intrínseco de las libertades y derechos civiles
y políticos de la ciudadanía con relación a las exigencias de justicia y 4) la doble función de la
democracia: protectora y constitutiva.

El razonamiento público como recurso político procedimental para el ejercicio de la democracia


y como recurso constitutivo en la formación de la idea de justicia es una manera de reemplazar
lo que Sen denomina la tradición del institucionalismo trascendental (contractualismo moderno),
según la cual son las instituciones políticas y sociales las que promueven una concepción de
justicia tal como afirma Rawls en su Teoría de la justicia. La propuesta de Sen sugiere entonces
reemplazar el centro de la discusión sobre la justicia focalizado en las instituciones como base
de la estructura social hacia la perspectiva de la discusión y el debate público, ya que en ella
converge el campo de acción y comportamiento real de las personas con relación al orden
político y social, a la vez que también refleja la manera en la que las personas valoran ciertos
fines, propósitos y modos de vida como aspectos importantes de las realizaciones sociales que
realmente suceden. Por tanto, el enfoque seniano de la justicia y la democracia, definido a partir
de la noción de razonamiento público, representa un marco discursivo comparativo y evaluativo
de las distintas concepciones del bien, el valor y la justicia, lo que Sen denomina como
realizaciones sociales, a partir de las exigencias de la objetividad, la pluralidad de razones y la
imparcialidad abierta.

La perspectiva de las realizaciones sociales se vincula con el valor de la democracia, en su sentido


amplio de gobierno por discusión, porque implica comprender que las evaluaciones y exigencias
de la justicia trasciendan el espectro del institucionalismo trascendental (Rawls) para situarse en
la manera en que las acciones y conductas de las personas se adecúan a los principios y valores
de un orden democrático y en cómo aprovechan y utilizan las instituciones democráticas para
promover sus exigencias de justicia y mejoramiento de sus vidas y libertades. En este aspecto
Sen enuncia una de las tesis más radicales de su pensamiento: la sola existencia de instituciones
democráticas no es suficiente para que nuestras sociedades democráticas representen un avance
y mejora en las vidas, libertades y logros de las personas, pues si las realizaciones sociales no nos
arrojan luz alguna sobre cómo las personas se comportan y actúan en función de sus
oportunidades y logros para (poder) vivir la vida que valoran a partir del ejercicio democrático,

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entonces la democracia y sus instituciones no son más que simples quimeras de una ilusión
política de mal gusto: la ilusión de la libertad e igualdad de los seres humanos

Desde esta perspectiva, la democracia constituye un ámbito de posibilidad de ampliación y


mejora de las libertades y derechos civiles y políticos de las personas al dar voz a aquellos sectores
de la población que sistemática e históricamente habían sido excluidos o relegados del ámbito
político. Pero para lograr lo anterior, no basta sólo con tener democracia, es necesario activar e
impulsar la democracia; ampliar su comprensión hacia una noción más participativa y radical,
donde las libertades y derechos civiles, políticos y sociales sean el núcleo constitutivo de una
razón pública orientada hacia las exigencias sociales de la justicia.

[Párrafo central]
[1] La concepción de la democracia como gobierno por discusión comprende dos
valores principales: el instrumental, definido por el carácter protector de la democracia, y el
constitutivo, definido por el carácter igualitario de la ciudadanía para su participación en la vida
pública de una sociedad. De ahí que la democracia represente el marco político a través del cual
se configuran las distintas exigencias sociales como reivindicación moralmente significativas de
la justicia, por lo que bien podemos afirmar, siguiendo al propio Sen (2009), que “el empleo de
las instituciones democráticas no es ciertamente independiente de la naturaleza de las
condiciones sociales” (p. 372), sino que, por el contrario, son dichas condiciones las que
actualizarán el sentido y vigencia de las instituciones democráticas como vías para la
reivindicación de las exigencias sociales de la justicia.

El valor de la democracia

En este texto Sen anuncia su particular concepción de la democracia como gobierno por discusión
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Para Sen, uno de los principales acontecimientos históricos del siglo XX fue el ascenso de la
democracia como valor universal en el contexto político, social y cultural global.

La democracia como la forma “normal” de gobierno y régimen político: “El reconocimiento de


la democracia como un sistema universalmente válido, que cuenta cada vez con una mayor
aceptación en su carácter de valor universal, ha implicado una revolución en el mundo de las
ideas y es una de las grandes contribuciones del siglo XX” (Sen, 2006, p. 60).

La democracia como valor universal, ¿cuál es la tesis central del libro? ¿Por qué la democracia
constituye un valor universal? ¿Qué es la democracia? La democracia es algo más que la idea
de gobierno de la mayoría, es un sistema exigente de gobierno por discusión a través del
debate público.

“El valor de la democracia incluye su importancia intrínseca en la vida del hombre, su


papel instrumental para generar iniciativas políticas y su función constructiva en la
formación de valores (y en la comprensión de la fuerza de las reivindicaciones de las
necesidades, de los derechos y obligaciones, así como de su viabilidad)” (Sen, 2006, p.
90).

Por otra parte, Sen defiende en este texto que algunos de los ideales democráticos que
comúnmente han perfilado la historia de las ideas políticas desde la Modernidad hasta nuestros
días no son ideales cuya patente deba ser atribuida exclusivamente a Occidente, pues afirma Sen
que la concepción de la democracia como gobierno por discusión hunde sus raíces históricas
más allá de los límites, tanto temporales como territoriales, de Occidente, de tal manera que “la
gran indolencia que existe en Occidente con respecto a la historia intelectual del resto del
mundo” (Sen, 2006, p. 52) hace que la restringida concepción de la democracia entendida en
términos de elecciones no sea más que un defecto conceptual que ha nublado la riqueza y variedad
de tradiciones, valores e ideas no-occidentales en las cuales puede encontrarse una noción más
amplia de la democracia.
[Párrafo central]
De acuerdo con Sen, la democracia como forma de gobierno cumple a su vez un papel
informativo decisivo en la determinación del curso de acción de las sociedades occidentales, por
lo cual el debate público es una pieza fundamental en el propio ejercicio democrático de la voluntad
popular. En este sentido, democracia y discusión pública son las dos caras de una misma

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moneda, la de la voluntad popular y soberana a partir de la cual se ordenan las sociedades
occidentales contemporáneas como sociedades democráticas.

Tesis: “los defectos de la democracia demandan más democracia, y en ningún caso menos” (2006,
p. 50).

Tesis: “un país no tiene que considerarse como adecuado o preparado para la democracia; en
lugar de eso tiene que volverse adecuado mediante la democracia” (Sen, 2006, p. 58. Las cursivas
son mías).

Tesis: La democracia es algo más que la idea de gobierno de la mayoría: “debemos evitar su
identificación con la idea de gobierno de la mayoría” (p. 72).

Cita: “Siempre se ha intentado probar que los pobres no están interesados en sus derechos, la
realidad ha demostrado lo contrario” (p. 82).
[Párrafo central]
¿Por qué es importante la democracia? Porque la democracia exige el reconocimiento
y garantía de los derechos fundamentales de las personas y grupos sociales, pues, como afirma
Sen (2006, p. 66), “los derechos políticos y civiles ofrecen a las personas la oportunidad de prestar
atención a las necesidades generales y demandar una acción política adecuada”. De esta manera,
la dimensión positiva de los derechos políticos y civiles, es decir, la capacidad de la ciudadanía
para participar de manera activa en las decisiones de la vida pública del Estado, hace que la
democracia se constituya como la expresión de la voluntad popular a través de los valores y
principios, tales como la justicia o la igualdad social, bajo los cuales se orienta el ejercicio del
poder político para la organización social.
[Párrafo central]
La democracia es importante porque, además, circunscribe el carácter deliberativo,
crítico y plural de la discusión y el debate público en la formación de un consenso político
común, siempre inestable e indefinido, pero regulativo y orientador de la acción política
constitutiva de la democracia. En este sentido, el valor universal de la democracia está, no en su
caracterización como gobierno de la mayoría, sino en su concepción amplia de gobierno por
discusión, donde el debate y la discusión pública resultan fundamentales para la formación de
los valores, las prioridades, las preferencias y las necesidades de la sociedad democrática.
[Párrafo central]
Sen distingue tres formas en que la democracia enriquece la vida de los ciudadanos:
primero, la libertad política como constitutiva de la libertad general, de manera que “la

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participación política y social tiene un valor intrínseco para la vida y el bienestar de los hombres”
(Sen, 2006, p. 73); segundo, el carácter instrumental de la democracia a través del cual la ciudadanía
tiene la oportunidad de expresar sus demandas y necesidades; y, tercero, el carácter constitutivo
de la democracia por medio del cual la ciudadanía establece sus valores, principios, prioridades,
necesidades y criterios de acción política en el marco del ideal de gobierno por discusión, donde
la discusión pública es el locus primordial del ejercicio democrático de la soberanía popular.

En este sentido, la democracia cumple dos funciones, una instrumental, referida, como afirma Sen
(2006), a su carácter protector en cuanto es la esencia del concepto de soberanía popular, ya que
es en la dimensión negativa de los derechos individuales contra el poder despótico y tirano
cuando la soberanía popular se afirma como el origen del poder político y no la voluntad y gracia
particular del tirano.

La idea de justicia

La reflexión de Sen en torno a la idea de justicia parte de la constatación empírica de la injusticia


presente en la mayoría de las sociedades contemporáneas y cuyo origen está relacionado a
“fuertes fracturas sociales” (Sen, 2009, p. 409) marcadas por las divisiones de clase, género,
posición, religión, comunidad y otras barreras de dominación.

Tesis: “El compromiso con la mente abierta en favor del razonamiento público es crucial para la
búsqueda de la justicia” (Sen, 2009, p. 410).

Tesis: La democracia entendida como el gobierno por discusión a través del ejercicio de la razón
pública (Sen, 2009, p. 344).

Tesis: “Uno de los logros de la democracia es su capacidad de hacer que la gente se interese, a
través de la discusión pública, en las peripecias de los demás y comprender mejor las vidas
ajenas” (Sen, 2009, p. 365).

La concepción de la democracia a partir de la idea de razonamiento público constituye una


perspectiva más amplia de la democracia que la limitada concepción moderno-occidental de
gobierno por la mayoría, elecciones y votos. La democracia, en su sentido amplio, ahonda sus
raíces en una perspectiva global, donde distintas tradiciones, sobre todo asiáticas, convergen en
su desarrollo y comprensión.

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Argumento: “Si las exigencias de la justicia pueden ser evaluadas sólo con la ayuda del
razonamiento público, y si el razonamiento público está constitutivamente relacionado con la
idea de la justicia, entonces hay una íntima conexión entre justicia y democracia, que comparten
características discusivas” (Sen, 2009, p. 346).

La necesidad básica de la razón y el razonamiento público es decisiva y crucial para la idea de


justicia, porque […] 1) exigencia de objetividad e imparcialidad (abierta); 2) consideraciones
plurales e inconmensurables sobre el bien y el valor; 3) valor intrínseco de las libertades y
derechos civiles y políticos de la ciudadanía con relación a las exigencias de justicia y 4) la doble
función de la democracia: protectora y constitutiva.

“La justicia es una idea inmensamente importante que ha motivado a la gente en el pasado y
continuará motivando a la gente en el futuro. Y el razonamiento y el escrutinio crítico pueden
ofrecer mucho para extender el alcance y refinar el contenido de ese concepto crucial” (Sen,
2009, p. 422). Dos razones principales para esta tesis: 1) La justicia como un marco comparativo
de valores y concepciones valiosas de la vida de las personas, grupos y comunidades; 2) la justicia
como un ejercicio de razonamiento público objetivo e imparcial, donde a través del escrutinio
crítico y el razonamiento público es posible evitar el parroquialismo y caer en el “hechizo de las
tradiciones y costumbres arraigadas” (Sen, 2009, p. 424).

Razones, pluralismo e imparcialidad (abierta). Cita: “La pluralidad de razones que una teoría de
la justicia tiene que articular se refiere no sólo a la diversidad de objetos de valor que la teoría
reconoce como significativos, sino también al tipo de preocupaciones a las cuales la teoría puede
dar cabida, por ejemplo sobre la importancia de las diferentes clases de igualdad o libertad” (Sen,
2009, p. 416).

Democracia como razonamiento público.


[Párrafo de texto]
El razonamiento público como recurso político procedimental para el ejercicio de la
democracia y como recurso constitutivo en la formación de la idea de justicia es una manera de
reemplazar lo que Sen denomina la tradición del institucionalismo trascendental
(contractualismo moderno), según la cual son las instituciones políticas y sociales las que
promueven una concepción de justicia tal como afirma Rawls en su Teoría de la justicia. La
propuesta de Sen sugiere entonces reemplazar el centro de la discusión sobre la justicia
focalizado en las instituciones como base de la estructura social hacia la perspectiva de la

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discusión y el debate público, ya que en ella converge el campo de acción y comportamiento real
de las personas con relación al orden político y social, a la vez que también refleja la manera en
la que las personas valoran ciertos fines, propósitos y modos de vida como aspectos importantes
de las realizaciones sociales que realmente suceden. Por tanto, el enfoque seniano de la justicia y
la democracia, definido a partir de la noción de razonamiento público, representa un marco
discursivo comparativo y evaluativo de las distintas concepciones del bien, el valor y la justicia,
lo que Sen denomina como realizaciones sociales, a partir de las exigencias de la objetividad, la
pluralidad de razones y la imparcialidad abierta:

He sostenido que hay un sólido argumento en favor de reemplazar lo que he llamado el


institucionalismo trascendental […] para centrarse más bien, en primer lugar, en las
evaluaciones de las realizaciones sociales, es decir, en lo que realmente sucede (en lugar
de quedarse tan sólo en la evaluación de las instituciones y los acuerdos); y en segundo
lugar, en las cuestiones comparativas relacionadas con el fomento de la justicia (en lugar
de tratar de identificar esquemas perfectamente justos)” (Sen, 2009, p. 430).

Sen apunta que la filosofía, y particularmente las teorías de la justicia, tiene la tarea pendiente de
arrojar nuevas perspectivas de análisis, comprensión e interpretación sobre algunos de los
aspectos más relevantes de la problemática social y política actual, sobre todo aquellos aspectos
relacionados tanto con los valores y prioridades de las personas y comunidades, así como
también aquellos aspectos que tienen que ver con las frustraciones, opresiones y humillaciones
que sufren cientos de personas alrededor del mundo. Como afirma Sen (2009): “un compromiso
compartido de las teorías de la justicia consiste en tomar en serio estos problemas y ver qué
pueden hacer desde el punto de vista del razonamiento práctico frente a la justicia y la injusticia
en el mundo” (p. 433).

La perspectiva de las realizaciones sociales se vincula con el valor de la democracia, en su sentido


amplio de gobierno por discusión, porque implica comprender que las evaluaciones y exigencias
de la justicia trasciendan el espectro del institucionalismo trascendental (Rawls) para situarse en
la manera en que las acciones y conductas de las personas se adecúan a los principios y valores
de un orden democrático y en cómo aprovechan y utilizan las instituciones democráticas para
promover sus exigencias de justicia y mejoramiento de sus vidas y libertades. En este aspecto
Sen enuncia una de las tesis más radicales de su pensamiento: la sola existencia de instituciones
democráticas no es suficiente para que nuestras sociedades democráticas representen un avance

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y mejora en las vidas, libertades y logros de las personas, pues si las realizaciones sociales no nos
arrojan luz alguna sobre cómo las personas se comportan y actúan en función de sus
oportunidades y logros para (poder) vivir la vida que valoran a partir del ejercicio democrático,
entonces la democracia y sus instituciones no son más que simples quimeras de una ilusión
política de mal gusto: la ilusión de la libertad e igualdad de los seres humanos:

El éxito de la democracia no consiste únicamente en disponer de la más perfecta


estructura institucional imaginable. Depende ineludiblemente de nuestros patrones reales
de conducta y del funcionamiento de las interacciones políticas y sociales […] La
operación de las instituciones democráticas, como la de otras instituciones, depende de
las actividades de los agentes humanos que utilizan las oportunidades para las
realizaciones razonables (Sen, 2009, p. 375).

Democracia y desarrollo

Sobre este tema, podemos afirmar que para Sen la relación entre democracia y desarrollo
requiere, en primer lugar, del análisis específico de la propia idea de desarrollo y de su evaluación,
ya que debe contemplar el aspecto de las vidas que las personas puedan vivir, así como de las
libertades que pueden disfrutar y los motivos y valores para apreciar sus vidas tanto individuales
como sociales. Este es el aspecto de las evaluaciones sociales que tanto enfatiza Sen como un
prima a través del cual deben ser evaluadas y analizadas las distintas teorías de la justicia. Por
consiguiente, el valor del desarrollo con relación a la democracia, continúa Sen (2009), depende
del impacto que tiene en la vida y libertades de las personas, tanto a nivel individual como social,
y sobre todo, cómo se traduce dicho impacto en las capacidades y funcionamientos humanos. Esta
perspectiva implica mirar más allá de una evaluación simple y acotada sobre el aspecto del ingreso
individual, la industrialización o el incremento del PIB de un país.

Como afirma Sen (2009):

Si el desarrollo es entendido en una forma amplia, con énfasis en las vidas humanas,
entonces se hace inmediatamente claro que la relación entre desarrollo y democracia tiene
que verse desde el punto de vista de su conexión constitutiva en lugar de sólo a través de
sus vínculos externos […] las libertades políticas y los derechos democráticos están entre
los «componentes constitutivos» del desarrollo. Su relevancia para el desarrollo no tiene

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que ser establecida indirectamente a través de su contribución al crecimiento del producto
nacional bruto (p. 368).

Desde esta perspectiva, la democracia constituye un ámbito de posibilidad de ampliación y


mejora de las libertades y derechos civiles y políticos de las personas al dar voz a aquellos sectores
de la población que sistemática e históricamente habían sido excluidos o relegados del ámbito
político. Pero para lograr lo anterior, no basta sólo con tener democracia, es necesario activar e
impulsar la democracia; ampliar su comprensión hacia una noción más participativa y radical,
donde las libertades y derechos civiles, políticos y sociales sean el núcleo constitutivo de una
razón pública orientada hacia las exigencias sociales de la justicia.

En este sentido, la democracia recobra su inherente valor y poder protector frente a la tiranía, la
dominación y, sobre todo, a la injusticia. Por ello es importante el aspecto del razonamiento
público, el debate y el escrutinio crítico que enfatiza Sen, pues la presión social que puede ejercer
la ciudadanía sobre una problemática específica, a través del ejercicio de sus derechos
fundamentales básicos como la información, la rendición de cuentas y la manifestación pública,
es un ejemplo del poder correctivo de la democracia como vehículo instrumental y constitutivo
a la vez de una política común más justa. Al respecto Sen (2009) es claro: “la libertad democrática
puede ser ciertamente empleada para mejorar la justicia social y para alcanzar una política más
justa. El proceso, sin embargo, no es automático y requiere activismo de parte de los ciudadanos
políticamente comprometidos” (p. 373).

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Referencias

Sen, A. (2009). La idea de justicia. Taurus.


Sen, A. (1999). Desarrollo y libertad. Planeta.
Sen. A. (2006). El valor de la democracia. El viejo topo.
Sen, A. La democracia como valor universal
Vázquez, R. (2019). Teorías contemporáneas de la justicia. Introducción y notas críticas. IIJ-UNAM.

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