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¿Considera usted que las entidades estatales están facultadas para abstenerse

de aplicar el principio de planeación en los diferentes procesos de


contratación? 
No, el legislador no plasma la planeación, que consiste en todo un
procedimiento en la etapa precontractual, sin embargo la Ley 80 de 1993, su
presencia es precisa ya que dentro de nuestra carta en su artículo 209,
manifiesta que “La función administrativa está al servicio de los intereses
generales y se desarrolla con fundamento en los principios de igualdad,
moralidad, eficacia, economía, celeridad, imparcialidad y publicidad, mediante
la descentralización, la delegación y la desconcentración los fines del Estado.
La administración pública, en todos sus órdenes, tendrá un control interno que
se ejercerá en los términos que señale la ley”.
Es por esto por lo que en Colombia las entidades estatales deben de aplicar el
principio de planeación ya que este tiene fuerza vinculante y su ausencia ataca
la esencia misma del interés general. Este principio es uno de los pilares
fundamentales en materia de contratación Estatal, se debe contar con estudios,
guías que sirvan de base para no incurrir en los mismos errores que generan
detrimento patrimonial del Estado. Es imprescindible comprender la definición
de planeación, no limitarlo a unos requisitos establecidos en la ley, sino a suplir
eventualidades que se presenten en el campo contractual y contar con una
herramienta jurídica para solventar cualquier situación que se presente.

Como se ha reconocido por Honorable Consejo de Estado, en sus


pronunciamientos, el acatamiento del principio de la planeación es un deber de
la administración pública propia de una acertada administración de los recursos
públicos y el buen desempeño de la función

El principio de planeación se ve materializado cuando se evidencia que


realmente hubo una verdadera planeación y éste se ejecuta sin contratiempo y
de acuerdo con el cronograma parte integral del proceso. Al estar
adecuadamente diseñada la planeación conlleva a su vez hacer efectivo el
principio de transparencia y legalidad, entre otros.

De allí que la planeación supone una etapa muy importante que permite no
solo estructurar una debida contratación sino lograr el principal objeto estatal
que consiste en suplir las necesidades básicas insatisfechas.

¿La pandemia Covid-19 podría considerarse como una justa causa para
justificar la falta de aplicación del principio de planeación en los procesos de
contratación, qué análisis le merece?

El Consejo de Estado, ha emitido sentencias reiterativas en las cuales


establece que la vulneración al principio de planeación tiene como
consecuencia la nulidad del contrato estatal, como La Sentencia de Tutela,
11001031500020130191900 (Consejo de Estado Sección Cuarta 21 de Agosto
de 2014) donde ) indica las causales de nulidad absoluta en el contrato estatal
haciendo alusión al artículo 44 de la Ley 80 de 1993, debido a que el
desconocimiento al referido principio constituye un objeto ilícito, debido a que
sin este no podría ejecutarse, es decir, se están contraviniendo normas que
indican que los contratos estatales están debidamente planeados para que el
objeto contractual se pueda realizar, y de esta forma se pueda satisfacer el
interés público.
La pandemia del covid-19 declara el estado de alarma para la gestión de la
situación y ha creado una situación de excepcionalidad desconocida hasta
ahora, es mi opinión si se toma como una justa causa la afectación que
lograron evidenciarse dentro de la ejecución de los contratos que fueron
suscritos con anterioridad y que estaban en etapa de ejecución por
consiguiente si lo considero idóneo.
Deberá entonces Analizarse si las circunstancias concurrentes encuentran
acomodo en los supuestos de justa causa para amparar la imposibilidad parcial
y/o temporal de cumplimiento de las obligaciones; o permiten defender una
modificación de las condiciones contractuales pactadas al amparo de la
cláusula rebus sic stantibus. Cualquier alteración. La parte que lo impulse debe
comunicar la situación a la otra parte y proponer posibles vías de solución:
modificar su contenido, prorrogar los plazos para su cumplimiento, etc, y en
todo caso, buscando minimizar los daños derivados de su incumplimiento

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