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RECUPERANDO OBRAS Y ESCRITORES

LATINOAMERICANOS IMPRESCINDIBLES.

DE LA ÉPICA AL EPILIÓN: SUSTRATO ÉTICO-HEROICO EN LA EDAD DE


ORO DE JOSÉ MARTÍ:

Luisa Isabel Rodríguez Bello (UPEL)


luisarodriguezbello@gmail.com
Resumen
Nos enfocamos en dos artículos que aparecen en el primer número de La Edad de oro de José
Martí: “La Ilíada, de Homero” y “Tres héroes”. Determinamos la intertextualidad entre ambos en
relación con la temática heroica y el género discursivo y analizamos actos de habla deónticos que
apelan a la conciencia del lector que se modela en la obra. Concluimos que (a) la materia heroica
refleja la cultura clásica grecolatina del autor y (b) determina el uso de un nuevo género literario
para la infancia latinoamericana: el epilión; (c) que los actos de habla deónticos dan forma
lingüística a la intención pedagógica de la revista.
Palabras clave: José Martí, intertextualidad, Tres héroes, La Ilíada, de Homero, actos de habla
deónticos.
Abstrac
In The Golden Age of José Martí, we focus on two articles of its first issue: “The Iliad, by Homer”
and “Three heroes”. We determine the intertextual relationship between them with regard to the
heroic theme and the discursive genre, and pragmatically, we analyze deontic speech acts that
appeal to the reader's conscience modeled in the work. We conclude that (a) the heroic matter
reflects the classical Greco-Latin culture of Martí, and (b) determines the use of a new literary genre
in the Latin American Children Literature: the epillion; c) the deontic speech acts give linguistic
shape to the paedagogical purpose of the magazine.
Keywords: José Martí, intertextuality, “Three Heroes”, “The Iliad of Homer”, deontic speech
acts.

1. Introducción

La Edad de Oro de José Martí — revista dedicada a la infancia que ve luz en 1889— establece
vínculos intertextuales con pujantes corrientes de la cultura, en particular, con la clásica grecolatina.
El ejemplar No.1 incluye dos trabajos, objeto de nuestra disertación, que mantienen relación textual
estrecha en cuanto a la materia heroica: “Tres héroes” y “La Ilíada, de Homero”. A la temática
también se alude tanto en el editorial (“A los niños que lean La Edad de Oro”) donde se expresan
los propósitos de la revista, como en el posteditorial (“La última página”) que comenta los trabajos
y juzga personajes. Allí se distingue entre la función de la literatura en tiempos de Homero y en el

1
de Martí: en los del griego, cantar “guerras bárbaras de pueblo con pueblo para ver cuál puede
más”1 (p. 32); en el del cubano: “castigar con la poesía como con un látigo, a los que quieran quitar
a los hombres su libertad (…) o quieran que los hombres de su país les obedezcan como ovejas y les
laman la mano como perros” (ibid.). En concordancia con una crítica literaria ética 2 que apunta al
compromiso del escritor y el lector, y pautas del análisis literario y lingüístico, nuestra indagación
se propone (a) fijar la intertextualidad entre “La Ilíada, de Homero” y “Tres héroes” y (b)
evidenciar el propósito ético martiano verbalizado mediante actos de habla de carácter deóntico y
sentencias. En consecuencia, precisaremos la inmanencia de los textos para determinar la
organización de su contenido y cumplir con la tarea propuesta.

2. “La Ilíada, de Homero”

Martí pacta generosidad con Homero y establece relación ‘metatextual’ (Genette, 1997) con su
obra en la exégesis que hace de la Ilíada: resume sus partes esenciales, muestra su valor estético en
lo que él llama “sus hermosuras”, precisa técnicas empleadas, plantea el problemas de las
traducciones3, indica episodios que se repiten: enfrentamiento entre dioses, sus preferencias por uno
u otro bando, idas y venidas de cielo y tierra. Se trata de un ‘metatexto’ (Genette, 1997) que destaca
los valores del mundo representado bajo una mirada ética y anticolonialista.
Condena la religión como instrumento de gobierno, la pintura de Aquiles como hijo de una
diosa equivalente a la creencia en “el derecho divino de los reyes”, la actuación de dioses que se
pelean y dicen injurias lo mismo que los hombres, el sistema pragmático de las peticiones a dioses
concedidas en relación con la calidad de las ofrendas: “y el sacerdote decía que el dios estaba
enojado cuando el regalo era pobre, o que estaba contento, cuando le habían regalado mucha miel y
muchas ovejas” (p. 19), la visión de Júpiter como dios igual a la del rey Agamenón. Condena,
además, a pueblos que no saben vivir en paz, lo que ve contrario al orden del universo, en donde
hay muchas estrellas y todas brillan, aunque tengan “al lado otra”. La analogía entre mundo humano
y celestial reproduce la lírica luz de la ética martiana, a la cual le place ofrecer modelos de
coexistencia pacífica en el texto para niños, aporte lírico concientizador y modelador. Desaprueba, a
la par de Homero, la tiranía de Agamenón al abusar de su poder contra Aquiles, la confrontación y
desunión entre héroes de un mismo bando. No obstante, en su hermenéutica, le concede virtudes

1
En lo sucesivo, todas las referencias a “Tres héroes” y a “La Ilíada, de Homero” remiten a la edición
facsimilar de La Edad de Oro (1989) editada por el Centro de Estudios Martianos y la Editorial Letras
Cubanas. En consecuencia, solo se indicará el número de página.
2
Nos referimos a la esbozada por W. Booth (2005).
3
Sobre las traducciones de Homero en español, véase el trabajo de Elina Miranda (2011).

2
estéticas, por ejemplo, al negar la creencia de que la Ilíada fue compuesta por varios cantores, y
afirmar su grandeza y perfección, lo que lo lleva a compararlo como un padre:
Ni es fácil que un mismo pueblo tenga muchos poetas que compongan los versos con tanto
sentido y música como los de la Ilíada, sin palabras que falten o sobren; ni que todos los
diferentes cantores tuvieran el juicio y grandeza de los cantos de Homero, donde parece que
es un padre el que habla (p. 17).

También lo ve como Padre por su gran humanidad y valora el legado ético del discurso heroico
mostrado en el hacer y decir de los personajes. Ensalza la valentía, amabilidad y cultura de Aquiles,
su arte al cantar “en la lira las historias de los héroes” (p. 18), el trato que da a las esclavas
haciéndose querer por ellas, la piedad y compasión que muestra por el otro, v.g. cuando Príamo,
llorando y arrodillado a sus pies, le pide el cadáver de Héctor: “Y Aquiles se levantó, y con sus
brazos alzó del suelo a Príamo; y mandó que bañaran de ungüentos olorosos el cadáver de Héctor, y
que lo vistiesen (…) y por la noche comió carne y bebió vino con Príamo” 4 (p. 24). Y sin perder de
vista que se trata de obra para la infancia, la culmina con estrategias que modelizan textos dirigido a
este público: “Así acaba la Ilíada, y el cuento de la cólera de Aquiles”. Condensa la obra, la valora
la injerta en La Edad de Oro, y traslada a “Tres héroes” la materia heroica con una tonalidad
acorde con su público.

3. “Tres héroes”
La obra se organiza en siete densos y extensos párrafos. Cada uno muestra el papel operativo,
activo y directo del arte para movilizar todas las fuerzas para la guerra de liberación, como afirma
Otto-Hans Dill (1975), quien ve a las claras, “que la estética martiana no se limita al aspecto
semántico de interpretación de la realidad, sino que se amplía al incorporar el aspecto pragmático de
transformación de la realidad a través del público” (p. 180). El primer párrafo inicia con una especie
de proemio metaficcional y prescribe que ‘todos los americanos deben querer como un padre a los
héroes que luchan por la libertad’. El segundo define la Libertad como “el derecho que todo hombre
tiene a ser honrado, y a pensar y a hablar sin hipocresía” (p. 3); declara que en América no se podía
ser honrado, ni pensar ni hablar; invita al niño a pensar en todo lo que ve, a padecer por todos los
que no pueden vivir con honradez, a trabajar y ser él mismo un hombre honrado (p. 3); y establece
analogía entre el hombre y el animal en relación con el decoro: “porque las bestias necesitan ser

4
Dice Miranda Cancela (2018): “Cuando Martí se admira de lo inmenso que es el ser humano (…) evoca el
humanismo presente ya en Homero en el encuentro de Príamo y Aquiles, quienes, al reconocerse como seres
humanos, en su admiración no encuentran mejor calificativo que el asemejarse a los dioses…” (p. 8).

3
libres para vivir dichosas” (p. 3). El tercero define el decoro y la luz como virtudes inherentes al
hombre honrado: la luz, la honestidad y la libertad necesitan del decoro, tal como lo muestran
Bolívar, de Venezuela; San Martín, del Río de la Plata; Hidalgo, de México; ellos “son los que se
rebelan con fuerza terrible contra los que les roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los
hombres su decoro” (ibid). El cuarto es la aristeia5 de Bolívar, el hombre pequeño cuyos ojos le
relampageaban, “esperando siempre la hora de montar a caballo” y a quien su país oprimido “le
pesaba en el corazón, y no le dejaba vivir en paz”, hombre que no se cansó de pelear por la libertad
de pueblos, pero que “murió de pesar del corazón, (…) pobre, y dejó una familia de pueblos”. El
quinto muestra a Bolívar como el defensor del derecho de América a ser libre. El sexto es aristeia
en honor al Padre Hidalgo, sacerdote de la libertad, cura de pueblo, “de la raza buena, “de los que
quieren saber”; Padre que se llenaba de horror al ver a los negros esclavos y el maltrato a los
indios, y realiza hazaña heroica en Querétaro donde, con todo su pueblo, “tomó un convoy de
pólvora que iba para los españoles. Entró triunfante en Celaya, con músicas y vivas. Al otro día
juntó el Ayuntamiento, lo hicieron general, y empezó un pueblo a nacer” (p. 5); declara libres a los
negros y devuelve tierras a indios y muestra su magnanimidad con el oponente, quien luego le mata
con crueldad. El séptimo y último corresponde a San Martín, hijo de españoles, padre de la
República Argentina y de Chile”; en España, como militar del rey, participó en la guerra de
Napoleón; cuando supo que América peleaba por su libertad, regresó. Después de libertar a
Argentina, fue a Chile y al Perú, cruzó los Andes, liberta a Chile, intenta libertar el Perú, pero allí
estaba Bolívar, “y San Martín le cede la gloria” (p. 5). Culmina “Tres héroes” invocando la ternura
que se siente al recordar a los “gigantescos”. Martí insiste en su visión del héroe: los que defienden
una verdad, luchan por liberar pueblos, y son contrarios a criminales que pelean motivados por
ambición y codicia al desear la patria de los otros para sí mismos.

4. Intertextualidad entre “La Ilíada, de Homero” y “Tres héroes”: de la épica al


epilión

El contenido de “Tres héroes” ha sido ampliamente comentado. Su adscripción genérica ha sido


vacilante. Para Frida Schultz de Mantovani (1980), “pretende doctrina moral: la libertad, la justicia
y la honradez; desde el punto de vista genérico, lo asume como una “narración” que compara con
una pintura, en donde tres héroes latinoamericanos pelean por la libertad; y su palabra “tiene el
sabor dulce y fuerte de los clásicos, de un Homero que, para la infancia de los pueblos americanos,
5
Aristeia o aristia (excelencia) es un término griego que traduce el canto para la posteridad que un bardo
dedica al héroe en su mejor momento de valía en la guerra que puede concluir con su muerte, tal como sucede
con los tres héroes de la gesta independentista latinoamericana. La aristeia era valorada como el mejor botín
del héroe para ser recordado por las generaciones venideras. 

4
precisa el adjetivo para dar a conocer a los hombres” (p. 95). La intertextualidad entre esta obra y la
de Homero ya la predice esta crítica. Para Larrea (1980), es narración que manifiesta los valores de
tres libertadores de pueblos, ejemplifica virtudes cívicas americanas sin subordinar la historia a lo
moral, historia que presenta “de tal manera que la lengua se hace fiel expresión del fuego heroico,
de la lucha y los sinsabores de estos tres héroes” (ibid.). Para Arias (1980), ejemplifica la ideología
de La Edad de Oro; genéricamente lo asume como una semblanza con descripciones que resaltan lo
moral y físico, y cuyo término clave es “héroe”. Para Escobar Valenzuela (1990), es un artículo que
enseña a amar a nuestra América y repudiar el colonialismo, siendo su modelo textual las Vidas
paralelas de Plutarco. Según Vásquez Pérez (1999) la obra utiliza códigos de las narrativas orales
para evitar la aridez del texto historiográfico y del cuento de hadas, y emplea el tono épico que
enaltece a los héroes. Para Portuondo Pajón y Sánchez Martínez (1999), los tres héroes ponen vida
y obra al servicio de principios justos y encarnan la idea de independencia. Cairo (1999)
acertadamente lo hermana con el Padre de Las Casas. García Marruz (1980) valora "lo pintoresco
y lo heroico, la miniatura y la epopeya, lo griego y lo americano…” (p. 206). Renio Días Triana
(1999) lo mira como un relato y expresa que el héroe martiano sirve a una causa histórica justa y
que la mejor forma de honrarlo es imitando sus virtudes. Ferradás Peñarroche (2000) habla de la
asociación que se establece entre la luz y el decoro, esencias del pensamiento martiano sin
adscribirlo a ningún género. La acuciosa helenista Elina Miranda (2004), en la edición crítica de
“La Ilíada, de Homero”, justifica las poderosas razones para incluir el humanismo y las lecciones
de Homero en La Edad de Oro. Villalobos Paniagua (2013) enfatiza la idea de libertad y su
actualidad, sin referir el género textual ni el tema de lo heroico.
La crítica brinda señales para asociar las dos obras en atención a la materia épico-heroica.
Vásquez Pérez (1999) observa el tono épico; Frida Schultz de Mantovani, el vínculo estrecho con
los clásicos y específicamente con Homero; García Marruz, además de lo heroico y lo épico, la
miniatura.
Martí también aporta señales de intertextualidad: al afirmar 6 que su propósito es que el niño sepa
cómo se vivía antes y hoy en América y conozca libros famosos de batallas y religión de pueblos
antiguos; al precisar7 el papel del poeta en la antiguedad (cantar cómo un pueblo invade otro en
procura de sus recursos y para esclavizar a su gente) y en el tiempo de la escritura de La Edad de
Oro (celebrar a los héroes que dan la vida por liberar pueblos sometidos de Nuestra América); al
reconocer como Padre a Homero en espacios discursivos de La Edad de Oro. Y, en especial,
siembra la cultura épica griega en La Edad de Oro al incluir un texto que diserta sobre la Ilíada.

6
En el editorial de la revista “A los niños que lean La Edad de Oro”.
7
En “La última página”, ut supra dicimus.

5
Ocurren diversos tipos de intertextualidad (Genette, 1997): metatextual o de crítica y comentario
sobre la obra griega. Hay hipertextualidad, si afirmamos que, en cierto sentido, “Tres héroes”
deriva de la Ilíada por transformación simple e indirecta, y cuando el metatexto de Martí Hla
comenta. Hay paratextualidad anunciada en el título del artículo: “La Ilíada, de Homero”.
La intertextualidad entre estas obras, mutatis mutandis, nos invita a considerar, además, la
cuestión del género literario. Así pues, dado que ambas coinciden en la temática heroica y que la
primera está adscrita al género épico, podríamos, entonces, adscribir la segunda a uno derivado de
este, el ‘epilión’, que ha caracterizado obras de menor extensión dentro de l a tradición literaria
grecolatina. La ‘miniatura’ que García Marruz ve como rasgo característico de “Tres héroes” es un
indicio para vincularla con este género textual, además del tema heroico y tono épico.
¿Qué es un epilión? Literalmente, el término deriva del griego ‘epyllion´’ con el significado de
‘poema épico en miniatura’. Se parece al poema épico en estilo, mas no en extensión. Se caracteriza
(Princeton Encyclopedia of Poetry and Poetics, 1974) por ser descripción viva y elaborada, con
digresiones y alusiones e interés en la psicología. Allen (1940) expresa que es considerado como
una mutación de la gran épica homérica aunque más descriptivo que narrativo. Para él hay dos tipos
de epilión, el romantico y el heroico. El martiano es heroico, al igual que “su prototipo literario”.
Difieren en extensión, estilo, estructura, técnicas y audiencia. La épica de Homero es en esencia
narrativa sin desacartar la ekfrasis o descripcuón de caracteres u objetos. El epilión de Martí es más
descriptivo (Allen, 1940) y expositivo, lo que rebela su intención pedagógica y ética, en
consonancia con los propósitos de la revista. Además, como expresa Miranda (1998), “al igual que
en el modelo épico brevedad no significa precipitación (p. 20). Sería el epilión un género apto para
enseñar historia en los niños en pro de liberación y defensa de los pueblos de América Latina. En
efecto, para Perrone-Moisés (1997), el dialogismo crítico funciona en términos de jerarquía” (p.
184). Homero es fuente de autoridad. El diálogo entre culturas se hizo evidente.

5. Actos de habla de carácter deóntico

Martí opta por la vía heroica como instrumento para promover en los niños una reflexión ética
sobre la independencia de los pueblos de Nuestra América y forjar en ellos un compromiso
Explícitamente en “Tres héroes” se afirma que
[...] todos los americanos deben querer a Bolívar como a un padre. A Bolívar, y a todos los
que pelearon como él porque la América fuese del hombre americano. A todos: al héroe
famoso, y al último soldado, que es un héroe desconocido (p.3).

6
Lo referido contiene un acto verbal deóntico 8, que identifica el verbo modal+infinitivo: “deben
querer”. Vázquez Lastop (2001) expresa que “deber indica la existencia de un destinatario que, bajo
ciertas condiciones, ha de participar en una acción determinada” (p. 187); que “deber” es “una
función con un valor modal de obligación con dos argumentos: el primero señala un
DESTINATARIO y el segundo, una situación F(x,...) con sus propios argumentos de número
indeterminado (“x1…xn”).
El primer argumento en el fragmento referido es “todos los americanos”; se trata de un
destinatario-receptor a quien se invita a la acción participativa; él es sujeto del enunciado y la
entidad responsable de un compromiso. El segundo argumento denota la acción (obligación) en que
han de participar responsablemente los destinatarios: “deben querer”, siendo Simón Bolívar el
objeto del “querer”: “A Bolívar”,9 gracias a la figura de la gradación, sufre diversas expansiones y
extensiones de interés en donde se va de lo particular (“Bolívar”), que se erige como el modelo, a lo
general (“todos los que pelearon”), hasta llegar a crear un tipo como expresión de lo universal y
genérico: “el héroe”, tanto el “famoso” como el “desconocido”:

DESTINATARIO OBLIGACIÓN OBJETOS DEL DEBER CONDICIONES DE


VALIDEZ
‘todos los deben querer a Bolívar/
americanos a todos los que pelearon porque la América fuese
como él del hombre americano
al héroe famoso
Al último soldado, que es
un héroe desconocido

Se indican “las condiciones de validez normativa” 10 o condiciones de aceptabilidad del acto de


habla, cuando se afirma que se deben querer: “a todos los que pelearon como él porque la América
fuese del hombre americano”. Hay alusión a las guerras independentistas en el continente. Hay una
justificación introducida por el causal “porque”, dirigida al reconocimiento intersubjetivo
pretendido por el sujeto emisor del acto. También se convierten en objetos del deber el Padre
Hidalgo y San Martín. La repetición del cuantificador universal “todos” induce al acuerdo mediante
un trabajo inferencial intersubjetivo. Se busca la igualdad o la hermandad entre los actores sociales,
8
La modalidad deóntica (Hualde, et al., 2001) describe condiciones en el agente de la oración, tales como la
obligación de hacer algo, o el permiso/habilidad/deseo/intención que tiene de hacer algo: Juan tiene
que/debe/puede/quiere/va a/ ir al cine..
9
Para Larrea (1980) Martí encadena oraciones al repetir la frase: A Bolívar, a todos, que encabeza sentencias
paralelas que amplifican la primera oración del párrafo mediante una síntesis (a todos los que pelearon como
él porque América fuese del hombre americano) y un análisis (al héroe famoso y al último soldado) (p. 215).
10
“Las condiciones de validez normativa son aquellas circunstancias que legitiman, desde el punto de vista
del hablante, la prescripción o la evaluación deóntica de una autoridad determinada, las cuales se esperan sean
aceptadas por el oyente” (Vázquez Lastop, 2001, p. 189).

7
diferentes en los papeles que desempeñan. Yace una argumentación ética reforzada por los juegos
etimológicos con “América”, “americanos” y americano” que introducen un argumento identitario
como refuerzo para el compromiso. La justificación ocasiona que se produzca una identidad entre el
destinatario o agente sujeto sintáctico del enunciado (“americanos”), y el beneficiario de la acción
(del hombre americano). Son correferenciales a nivel de estructura profunda. La perspectiva del
destinatario del acto de habla se presenta como sujeto oracional, tópico semántico y agente
pragmático.
Según Vázquez Lastop (2001), un acto verbal es deóntico, si “el hablante tiene buenas razones
para justificar su pretensión de acordar con el oyente el establecimiento de un compromiso social,
las cuales garantizan la validez de su actuación” (p. 53). La razón martiana para pedir compromiso
es ético-ideológica; pero, para convocar a los niños emplea una estética que ensambla signos de la
historia de América y signos del canon épico. Se resalta la heroicidad mostrada en la pelea por
quienes logran que “la América fuese del hombre americano”: es ésta razón de pueblos, de
identidad, razón ética; la cual, en el discurso para los niños, se representa como razón estética, que
complementada retóricamente con el uso de la figura del ornatus denominada ‘sentencia’11: “Hasta
hermosos de cuerpo se vuelven los hombres que pelean por ver libre a su patria”, donde se asocia el
deber (lo útil) con lo dulce. Así, la relación entre la escena inicial del texo, en la que el viajero llora
ante la estatua de Bolívar, y la historia es tanto misteriosa como simple. Los hechos históricos y la
experiencia del sujeto estético se despojan de lo accidental. Se apartan del tiempo y trasladan hacia
los terrenos distantes del mito y la leyenda. Allí, en otro plano, adquieren formas simbólicas y
poéticas que brindan existencia independiente. La imagen y el símbolo permiten la asociación con
la historia. La imagen de la pietas es encarnada por el sujeto que contempla la estatua y por la
estatua en lágrimas que, como ícono, representa al padre de la patria, prototipo de héroe. Coexisten
historia, mito y leyenda. Coexisten los campos de la épica, que son los del héroe.
Según Vázquez Lastop (2001), “la validez significada por el componente modal de la expresión
es de corrección normativa, es decir, justificada por una norma intersubjetivamente aceptada” (p.
53). La normativa, que justifica el compromiso exigido a los niños a través de enunciados
deónticos, se toma de la história latinoamericana. Junto a formas e ideales universales, Martí se
mueve bajo normas y principios derivados de los contextos ideológicos e históricos de su tiempo, en
un momento en el que se crean medios de comunicación para vehiculizar las ideas 12 y los
11
Para Lausberg (1976), la sentencia es “pensamiento infinito”, “formulado en una oración” que comunica, al
pensamiento finito, luz filosófica probatoria, con “valor de sabiduría, “semejante en autoridad a un fallo
judicial”; también puede ser formulado por el saber popular y expresa “normas obligatorias” (p. 269-270), lo
que la conectaría con los actos de habla deónticos.
12
“…el héroe cubano sigue a los enciclopedistas franceses en el planteamiento de que, a través de la
educación, el hombre, que nace fiera, conquista la humanidad subordinando los instintos a la razón”
(Martínez Gómez, 2006, p. 277),

8
sentimientos patrióticos. Bolívar, Hidalgo y San Martín serían modelos a imitar, motivos de
inspiración.
Otro enunciado deóntico es “Libertad es el derecho que todo hombre tiene a ser honrado, y a
pensar y a hablar sin hipocresía” (p. 3). En este, la autoridad creadora es subjetiva. Al destinatario,
sujeto de la subordinada relativa, se le faculta a hacer algo: “ser honrado”, “pensar”, “hablar sin
hipocresía”, lo que configura la libertad en el sentido martiano. Y ocurre un cambio de tema
discursivo, pues del hombre se pasa a hablar del niño, que se convierte en tema y en destinatario de
los actos verbales y se le invita a cumplir con una serie de obligaciones: pensar, padecer por los que
no viven honradamente y ser honrado. En caso de no cumplir las obligaciones, se concluye que él
“está en camino de ser bribón” (p. 3). Seguidamente se enuncia una ‘sentencia’: “El niño que no
piensa en lo que sucede a su alrededor, y se contenta con vivir, sin saber si vive honradamente, es
como un hombre que vive del trabajo de un bribón, y está en camino de ser bribón”. Ésta podría
reducirse a una argumentación condicional del tipo “si p...entonces q’: ‘Si el niño no piensa en lo
que sucede a su alrededor, entonces llega a convertirse en un bribón’ o ‘Si el niño vive sin saber que
vive honradamente, entonces llega a convertirse en un bribón’. La invitación es a que el niño haga
uso del derecho a la libertad, hablando, pensando, reflexionando, evaluando lo que sucede a su
alrededor, conociendo los contextos en los que está inmerso desde que es capaz de pensar.
Tematizado ‘el niño’, se retoma lo universal, ‘el hombre’, pero como contraejemplo: “Hay hombres
que son peores que las bestias, porque las bestias necesitan ser libres para vivir dichosas”. Al animal
se evalúa positivamente por su cercanía con el mundo del niño:
….el elefante no quiere tener hijos cuando vive preso: la llama del Perú se echa en la tierra y
se muere, cuando el indio le habla con rudeza, o le pone más carga de la que puede soportar.
El hombre debe ser, por lo menos, tan decoroso como el elefante y como la llama (p.3 ).

La analogía con el animal se extiende y la argumentación deóntica da otro giro: de lo general (el
hombre), pasa al niño (lo particular), retoma lo general (el hombre) para abrazar otro campo de
mucho mayor extensión y valoración (América). La gran patria se asume como un todo que
trasciende al individuo, pues la geopolítica es una categoría supraindividual: “En América se vivía
antes de la libertad como la llama que tiene mucha carga encima. Era necesario quitarse la carga, o
morir” (pp. 3-4). El continente suramericano, espacio de dignidad y para la dignidad, vivió como
la llama hasta que vislumbró que debía “quitarse la carga” o, de lo contrario, “moría”. El acto
deóntico prescribe al destinatario, el hombre americano, ser el responsable de quitarse la carga. Se
le apela y conmina a asumir el decoro y la dignidad, y se convierta en hombre honrado. De allí que
en “Tres héroes” se verbalice un desideratum mediante un acto de habla deóntico: “En el mundo ha
de haber cierta cantidad de decoro, como ha de haber cierta cantidad de luz” (p. 4). Se enuncia un

9
compromiso para los lectores encarnando a la humanidad (“en el mundo”). Es el mundo mejor para
el cual trabaja Martí, hablante implícito que sería la fuente de autoridad del acto con pretensión
universal. Mundo para el cual prescribe como necesaria la posesión de virtudes: ‘luz’ y ‘decoro’.
La honestidad necesita del decoro. La libertad requiere la posesión de esta virtud en el hombre
honrado.
Los deberes y las virtudes se ilustran con la aristeía de tres latinoamericanos. Ellos visten estas
virtudes, las muestran con esplendor al asumir deber patrio, compromiso sacrificial, y se
transforman en modelos de sujetos en formación: los niños de América. A estos se les enfatiza el
deber de admirar la obra de gigantes a quienes, por pesarles la opresión, luchan por el derecho a la
libertad de pueblos hermanos oprimidos. El decoro martiano incluye el agradecimiento como rasgo
de la conducta cívica necesaria para la construcción de identidad. La modalidad deóntica da
expresión a la moral ideológica de José Martí. La ternura es la recompensa.
Como expresión de las ideologías en el discurso, hay en el epilión americano “descripción de
normas y valores” (van Dijk, 1996), que promueven la práctica de virtudes y deberes en pro de
Nuestra América libre. Se le da relieve al deber para la consecución de la libertad, deber del grupo
al cual se adscribe la voz autorial, grupo con la obligación de arremeter contra el contrario, el
opresor, representado aquí tanto por el colonizador español, que esclavizó, arrebató tierras y saqueó
las riquezas, como por cualquier opresor. Los deberes y los derechos están condicionados por la luz
y por el decoro. Es luz que prepara para la acción en el campo de batalla o mediante la escritura.

3. Conclusión:

a. Homero podría considerarse como un padre literario para Martí, que le enseña la sustancia
ética contenida en el canon épico y lo induce a crear un epilión heroico.
b. “La Ilíada, de Homero” y “Tres héroes”, alejadas en el tiempo, expresan valores humanos
eternos. El análisis intertextual muestra huellas de la primera en La Edad de Oro, y el
desenlace genérico incentivado por la habilidad hermenéutica de Martí para extraer el mejor
sustrato ético de Homero. Uno que cuestiona tiranía, religión, invasiones, desunión grupal,
abuso de poder y baña en agua de rosas las virtudes que definen la jerarquía moral del héroe.
El sustrato antiguo remoza valores del mundo moderno y activa demandas
descolonizadores que comprometen con un despertar latinoamericano.
c. Los actos de habla deónticos, las sentencias y las imágenes literarias se fijan en la mente
para enseñar decoro y poner a los lectores en atajos morales que impliquen elecciones entre
pueblos oprimidos o libres, entre dependencia o independencia, entre el odio o amor hacia
los héroes. Quererlos a ellos como un Padre y a la tierra donde uno nace implicaría la

10
aceptación del compromiso con la libertad y la independencia de los pueblos, abrazando la
historia.
d. El tránsito de la épica al epilión invita a reflexionar sobre el géneros literario como categoría
que toca esencias e intenciones y reafirma lo ideológico bajtiniano.
e. Martí mira a los griegos con la visión universal del poeta que percibe afinidades entre
culturas. Con Gutiérrez Nájera (1980) se comparte la visión de “La Ilíada, de Homero”
como obra iniciática de la mitología y la estética para los niños, cuando en pregunta retórica
expresa: ¿Los llevan a Grecia y los inician en los misterios de la mitología, en las leyendas
de los semidioses y los héroes, en los orígenes de la poesía, en los secretos de la estética…”?
(p. 50).
f. Martí rescata a Aquiles revestido de decoro, resistiéndose a las pretensiones del tirano. Y,
desde el acontecer Latinoamericano, construye la saga heroica de Bolívar, Hidalgo y San
Martín para insertarlas en los imaginarios del niño.
g. El epilión martiano es género literario breve derivado de la épica y destinado a forjar
identidad, que narra y describe hazañas de hombres que se sacrifican por la libertad de su
patria.

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Luisa Isabel Rodríguez Bello: Profesora de Latín y Literatura (Instituto Pedagógico de Caracas
(UPEL-IPC); M.A. in Classics (University of Virginia, Charlottesville), M.A. en Literatura
Latinoamericana (UPEL); Doctorado en Cultura y Arte para América Latina y el Caribe (UPEL).
Ha publicado múltiples artículos en el campo de la argumentación, la retórica, el Análisis Crítico
del Discurso y la literatura destinada a niños y jóvenes. Es docente del Doctorado en Cultura y Arte

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para America Latina y El Caribe y en la Maestría en Literatura Latinoamericana. También indaga
sobre La Edad de Oro y la novelística de P. Chamoisseau junto con Yonarki Ramírez.

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