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LICENCIAS AMBIENTALES EN COLOMBIA

En los diferentes procesos de licenciamientos ambientales que, a través de los años diferentes
gobiernos han intentado establecer, es notable lo insuficiente que llegan a ser estas leyes cuyo
principal objetivo es el de garantizar el derecho a un desarrollo sostenible tanto por parte de
la actividad económica como del interés social y el medio ambiente.

Dichos procesos han presentado muchas dificultades, ya que la responsabilidad que implica
responder a la necesidad de prevenir, mitigar y controlar los impactos ambientales que
generan las diferentes actividades que tienen un contacto con el medio ambiente deben ser
evaluados cuidadosamente. La constitución política de 1991 dio inicio al resaltar la
importancia del derecho a tener un ambiente sano junto con la protección de los recursos
naturales, sin embargo, el estado se queda corto en el manejo de otorgar las licencias
ambientales ya que a la hora de intervenir en los procesos de explotación, producción,
distribución y consumo de bienes y servicios no pueden garantizar que las entidades de
dichos proyectos no afecten ni deterioren el ambiente natural en el cual ejercen sus labores.
Las autoridades ambientales están en la responsabilidad de evaluar e identificar el impacto
que generen los diferentes procesos derivados de las actividades económicas para evitar
desequilibrios ecológicos que afectan directamente el derecho a un medio ambiente sano
junto con la protección al patrimonio natural.

En las diferentes etapas por las cuales ha pasado la implementación y desarrollo normativo
de las licencias han enfrentado diferentes cambios para poder adaptarse a las condiciones
ambientales en las cuales se vea implicado el desarrollo de dicha actividad o proyecto, esto
mismo hace que los procesos de evaluación ambiental previa en algunos casos desaparezcan,
por esta razón, este tema ha sufrido muchas alteraciones al punto de peligrosamente y en gran
desventaja para el medio ambiente pretender en algún momento que con la simple
presentación de un documento que no tiene muchos soportes ni un estudio definido sobre el
impacto ambiental que genere el otorgar una licencia de manera irresponsable para iniciar un
proyecto que quizá a corto, mediano o largo plazo genere daños irreparables en el ecosistema.
Tal vez el estado sea un poco flexible desde la expedición del decreto 1728 de 2002 para
quienes desean iniciar con alguna actividad y por lo mismo en su momento excluyeron
algunas que no vieron como un riesgo para el patrimonio natural. Dejando de lado las
evaluaciones previas o los posibles impactos del proyecto, exigiendo únicamente el
Documento de Evaluación y Manejo Ambiental. Muchas de estas actividades que según estos
decretos no generan ningún daño al ambiente en realidad lo hacen, como son los
hidrocarburos, la minería, el sector eléctrico y la infraestructura las cuales pueden afectar
zonas de fragilidad ecológica o poblaciones que habitan en el contorno del desarrollo de las
mismas, alteración de las fuentes de agua, del aire entre muchos factores que se ven
perjudicados a la hora de la ejecución de estos proyectos.

Es de gran preocupación las estadísticas por otorgar licencias para actividades que no se
encuentra registradas como una probable afectación del medio ambiente y sin duda las
consecuencias han sido notables a pesar de las modificaciones que se han hecho en los
diferentes años de ejecución para minimizar un poco el impacto se quedan cortos en relación
con los daños causados, ya que el principal problema radica a la hora de no evaluar y de que
son prácticamente inexistentes las actividades sometidas a licencia ambiental, dejando de
lado la obligación de una buena planificación ambiental que garantice el derecho a un medio
ambiente sano y a la conservación del mismo, convirtiéndose en un procedimiento simple y
al parecer de poca importancia para el estado pero que en la dura realidad deja consecuencias
irremediables a los ojos de muchos que no pueden hacer nada para evitarlo ya que muchas
de las obras o proyectos antes señalados se han venido desarrollando sin evaluaciones
ambientales necesarias, por esta y más razones a la hora de tener una o varias estrategias
según sea el caso a manejar no las hayan, y los daños que se estén generando no pueden
manejarlos, compensarlos, mitigarlos o minimizarlos.

Claramente la falta de exigir más a la hora de que inicien un proyecto y la facilidad con que
se otorga una licencia ambiental en nuestro país, beneficia en gran manera a las empresas
dueñas de dichos proyectos, pero desafortunadamente y para la triste realidad de la sociedad
se está poniendo en riesgo el derecho de todos a gozar de un ambiente sano. Sería de gran
ayuda para mejorar el impacto ambiental que se incluyeran las actividades que hoy no se
consideran perjudiciales para el medio ambiente y así dar un paso más en la reducción de las
afectaciones que generan.

Al inicio del Sistema Nacional Ambiental hubo muchos logros en pro de la conservación del
medio ambiente si bien este sistema es el que funciona actualmente en nuestro país hoy día
es indeficiente debido a que ha sido restringido además del recorte de la inversión pública
ambiental que ha dejado a este sistema sin cómo responder con las obligaciones,
responsabilidades y retos que enfrenta de gran compromiso.

En los años noventa se dieron grandes logros en relación con las licencias ambientales gracias
al trabajo colectivo de diferentes organizaciones. De allí surgieron grandes normas que
desafortunadamente en el 2002 fueron modificadas asiendo más flexibles las normas a la
hora de obtener una licencia ambiental para algún proyecto y dejando grandes consecuencias
anteriormente planteadas.

Los procedimientos que antes eran más rigurosos a la hora de otorgar alguna licencia hoy
son muy superficiales ya que no dan el tiempo para evaluar bien las necesidades y hacen
débil el sistema encargado de vigilar y ejecutar los procesos de licenciamiento.

Probablemente el afán de las políticas de desarrollo económico es lo que limita a que se


estudie más a fondo a la hora de dar las licencias dando prioridad a la aprobación de muchos
proyectos y dejando a un lado la protección del medio ambiente.

Se ha optado por dar la participación a las personas que por un lado se beneficien de un
proyecto en ejecución o que por otro se vean afectadas por el mismo con el fin de evitar
conflictos que puedan presentarse para esto se hacen algunas audiencias públicas o consultas
previas sin embargo las participaciones en estos procesos según las autoridades ambientales
son mínimos.

Es en gran manera un acto de irresponsabilidad el hecho de dar licencias ambientales sin


antes hacer una evaluación a fondo sobre el proyecto a ejecutar, debe haber equidad y hacerse
estudios de todas las implicaciones que pueden causar el desarrollo de dichas actividades,
asumiendo las responsabilidades a la hora de autorizar y evitar así en lo posible grandes
consecuencias, afectaciones o impactos que estas obras puedan generar. El sector ambiental
debe adoptar medidas correctivas y fortalecerse tanto institucional como financieramente
para dar buenos resultados en pro de la conservación del medio ambiente, del patrimonio
ambiental y del derecho de todos a un ambiente sano.

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