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ESTUDIO Y ANÁLISIS JURÍDICO DE LOS DERECHOS DE LA

MUJER Y SU COMPARACIÓN CON LOS SISTEMAS JURÍDICOS


DEL MUNDO.

1
AGRADECIMIENTOS

Agradezco Primeramente a mi DIOS todo poderoso, por darme la fuerza


y fortaleza de guiarme a realizar este sueño tan maravilloso, Gracias mi
DIOS, por ser mi sustento y mi guía.

Gracias padre amado por tener tanta misericordia con migo, gracias mil
gracias te agradezco padre porque en todo momento me llevaste con
felicidad, para que hoy, yo pueda alcanzar esa gran meta. Gracias,
gracias, gracias señor.

“TE AMO DIOS”

A la Universidad del Caribe

A mi profesor: Adalberto Castillo, por ser tan tolerante y magistral.

2
INTRODUCCIÓN

En la siguiente investigación tratara el tema de "los derecho de la


mujer" el cual es un tema muy novedoso, debido a que en esta
famosa revolución que a acaecido en nuestro país se ha dado un
gran avance con respecto a materia de derechos humanos y los
cuales no dejan excluido a los derechos femeninos los cuales
anteriormente no eran tan tomados en cuenta en nuestra antigua
legislación, con esta investigación queremos dar a conocer este
novedosa ley la cual no solo ampara a la mujer sino a la familia
también la cual esta ley cumple doble función de protección, tanto
para la mujer y la familia.

La idea de realizar esta investigación aparece al ver la gran


problemática que existe en Venezuela sobre la violencia familiar
que es un monstruo que no discrimina ni raza, ni religión, ni
"Sexo", ni posición social o económica; así pues se puede dar
cuenta las grandes barbaridades y casos de hechos de violencia
que quedan impunes al castigo de la ley porque simplemente son
denunciados ante la jefatura policial más cercana las que no
hacen nada para evitar dicho atropello.

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Antecedentes históricos

La sub-Comisión de estudios del Proyecto de Ley Contra La


Violencia Hacia la Mujer y La Familia, que presidió nuestra
querida Senadora Yolanda Escobar de Silva (Q.E.D.P.) y luego en
noviembre de 1995, la asumió como Presidenta la Dip. Isolda de
Salvatierra y la integraron las parlamentarias Sonia Rodríguez,
Vivian Alvarado, Ana María Padrón e Isbelia Urdaneta.

Se organizaron talleres para la discusión de la Ley, el primero de


ellos dirigido a Jueces, fiscales del Ministerio Público, Defensores
Públicos y Organismos de Seguridad. El segundo se realizó con la
Brigada Femenina de la Policía Metropolitana y se organizaron
conjuntamente con la UNICEF cuatro talleres que contaron con la
presencia de la experta internacional en legislación de la Mujer,
Dra. Silvia Loli Espinosa. Así mismo, se realizaron Talleres en los
Estados del País.

El proyecto de Ley contra la violencia hacia la Mujer y la Familia


fue presentado ante la presidencia y vicepresidencia del congreso,
el 27 de noviembre de 1996, a través de la figura de la iniciativa
popular (se anexaron más de veinte mil firmas) así como también
mediante la iniciativa parlamentaria, pues se contó con el apoyo
de los integrantes de la Comisión Bicameral de los Derechos de la
Mujer y más de cien diputados y senadores.

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El 13 de noviembre de 1997 se designó esta comisión especial con
la misión de realizar la revisión y análisis del referido Proyecto de
Ley, a los efectos de elaborar u informe para su primera
discusión. En cumplimiento de su cometido, la Comisión procedió
a realizar el estudio pertinente en los siguientes términos:

El proyecto de Ley contra la Violencia hacia la Mujer y la Familia


es resultado de un largo proceso de estudio, discusión y
depuración de conceptos, al tratarse de una versión actualizada y
revisada de dos propuestas legislativas anteriores]: "Anteproyecto
de Ley contra la Violencia Doméstica y Sexual". El primer
anteproyecto de "Ley contra la Violencia intrafamiliar y
Hostigamiento Sexual", fue producto del trabajo conjunto de la
Comisión de Legislación del Consejo Nacional de la Mujer y las
organizaciones no gubernamentales dedicadas a la asistencia de
la violencia hacia la mujer, y también fue objeto de análisis de la
Comisión Bicameral, a través de una Sub-comisión especial,
durante los años 94 al 96.

En esos dos años, la subcomisión realizó un amplio proceso de


consulta con organizaciones gubernamentales: Consejo Nacional
de la Mujer, Jueces de Familia y Menores, Jueces de Paz,
Ministerio Público, Prefecturas, entre otras; así como también con
las organizaciones no gubernamentales especializadas en la
materia tales como: Centro de Investigación Social, Formación y
estudios de la Mujer, Asociación Venezolana para una Educación
Sexual Alternativa, entre otras. También se contó con el apoyo de

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las Oficinas de Investigación y asesoría Jurídica en la
reelaboración del articulado del Anteproyecto, en su actual
versión.

Queda así ratificado el compromiso de la Comisión Bicameral


para los Derechos de la Mujer y el nuestro personal. De ser cierto
el tema de NNUU en la celebración de los 50 años de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos "Una vida sin
violencia es derecho nuestro".

"Cumplimos con la Mujer y la Familia venezolana de hoy y del


siglo XXI, "No estamos legislando para nosotros, yo entiendo que
es difícil hblas de prevención, pero tenemos la obligación de
educar para la armonía, para la cooperación, para la solidaridad,
para que seamos capaces de entender que lo más importante es el
respeto a la dignidad y la integridad física, sexual y psicológica de
las personas.

La protección de los derechos de las mujeres en el


ordenamiento jurídico internacional

Este parte con la Declaración Universal de los Derechos Humanos


de 1948, que se supone aplicable a todas las personas, sean éstas
mujeres u hombres. Establece en primer término que (art.1). En
segundo lugar, afirma que (art. 2), y que (art. 7).

Este principio , que se supone aplicable a todas las personas, ha


sido recogido también en todas las constituciones de

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Centroamérica. Sin embargo, un análisis a fondo de los elementos
normativos, estructurales y culturales que componen este marco
jurídico internacional de protección de los derechos humanos,
incluyendo la Convención Interamericana de Derechos Humanos,
el Pacto de Derechos Civiles y el Pacto de Derechos Sociales, nos
permite concluir que situaciones esenciales de derechos humanos
de las mujeres han quedado fuera de los mismos.

Por ejemplo, el derecho a participar en la toma de decisiones, el


derecho a la nacionalidad de las mujeres casadas en forma
autónoma a la de su marido, el derecho a vivir sin violencia, el
derecho al apoyo en la crianza de los hijos y en el trabajo
doméstico, el derecho a decidir sobre la maternidad, el derecho a
satisfacer necesidades básicas, entre otros, no han sido tomados
en cuenta por estos instrumentos.

Conscientes de esta desigualdad-mucho antes de declarar 1975


como el Año Internacional de la Mujer-, las Naciones Unidas
comenzaron el proceso de aprobación de varios instrumentos
internacionales, con la finalidad de garantizar la protección de los
derechos humanos de las mujeres (Centro Internacional Tribuna
Mujer, 1995). Entre los más importantes destacan los siguientes.

La Convención sobre Derechos Políticos de la Mujer

En el año 1952 las Naciones Unidas aprobaron la Convención


sobre los Derechos Políticos de la Mujer, la cual establece que las
mujeres tienen derecho a votar en todas las elecciones en

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igualdad de condiciones con los hombres, sin discriminación
alguna. En esta misma época, en la mayoría de los países
centroamericanos, las mujeres logramos por fin conquistar el
derecho al voto. En El Salvador, por ejemplo, este derecho se
adquiere en 1939, en Costa Rica en 1949 y en Nicaragua en 1955
(García y Gomariz, 1992).

Pero más allá del derecho al voto, que aún debe considerarse un
derecho pasivo, la Convención establece que las mujeres tenemos
derecho a ser elegidas para puestos públicos de elección, en
igualdad de condiciones que los hombres y sin discriminación.
Además afirma que las mujeres tienen derecho a ejercer puestos
públicos y toda función pública.

Si bien desde los años 30 las mujeres centroamericanas


comenzamos a ejercer el voto, todavía hoy muchas no lo ejercen
como resultado de barreras culturales, económicas y sociales que
se nos imponen por nuestra condición de género.

Es preocupante el reducido nombramiento de mujeres en puestos


de elección y en cargos públicos; prevalecen entre otros mitos,
aquel que afirma que la política es sucia y, por lo tanto, un asunto
de hombres. Las mujeres que incursionan en esta actividad se
enfrentan, por lo general, con grandes dificultades para su
desarrollo y en numerosos casos, con la oposición abierta de los
hombres (2). Mientras persista la denominada división sexual del
trabajo que socialmente asigna el trabajo en la esfera pública a los

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hombres y el trabajo doméstico a las mujeres; mientras las
mujeres sigamos enfrentando la doble o múltiple jornada, como
las responsables exclusivas o principales del empleo doméstico y
la crianza y educación de los hijos, seremos pocas las que
tendremos la posibilidad de destinar el tiempo y los recursos
necesarios a la actividad política.

La Convención sobre la eliminación de todas las formas de


discriminación contra la mujer (CEDAW)

Muchos años después, en 1979, las Naciones Unidas aprobaron


la, en cuyo preámbulo expresan su preocupación porque, a pesar
de la existencia de diversas resoluciones, declaraciones y
recomendaciones para favorecer la igualdad de derechos entre
mujeres y hombres, aquellas siguen siendo objeto de graves
discriminaciones. Igualmente recuerda que la discriminación
contra la mujer viola los principios de igualdad de derechos y
respeto de la dignidad humana, limitando la plena participación
de las mujeres en la vida política, social, económica y cultural de
su país.

La Convención aporta una importante definición de , a la cual


hicimos referencia anteriormente. Esta establece derechos de las
mujeres en nueve áreas o ámbitos, así como obligaciones para los
Estados, a fin de lograr la igualdad entre mujeres y hombres:

En la esfera política y pública, destaca los derechos al voto y a ser


electas en elecciones públicas, a participar en la formulación de

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políticas gubernamentales, a ocupar cargos públicos, ejercer
funciones públicas y a representar al gobierno
internacionalmente.

En el ámbito de la nacionalidad, contempla el derecho a adquirir,


cambiar o conservar la nacionalidad, independientemente de su
estado civil.

En el campo de la educación, la Convención protege el acceso al


estudio, a la orientación y capacitación laboral y profesional, la
igualdad de oportunidades para becas y subvenciones de estudio,
eliminación de contenidos y prácticas estreotipados sobre los
papeles femenino y masculino, la reducción de las tasas de
deserción femenina y el acceso al deporte y la educación física.

Con relación al empleo, afirma el derecho a las mismas


oportunidades, a elegir libremente profesión y empleo, a la
estabilidad en el trabajo, a igual remuneración y a la seguridad
social, a la protección de su salud y a la seguridad ocupacional.

En el área de la salud, la convención obliga a la creación de


condiciones que posibiliten la igualdad de las mujeres en el
acceso a los servicios de atención médica y de planificación
familiar.

Igualmente protege derechos económicos en áreas en que las


mujeres han sido tradicionalmente discriminadas y excluidas,
como el acceso al crédito y a prestaciones familiares.

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Dedica una sección a las mujeres rurales, reconociéndoles el
derecho a participar en la elaboración y ejecución de planes de
desarrollo, el acceso a servicios adecuados de atención médica, el
beneficio directo de la seguridad social, a obtener educación y
formación académica y no académica y el acceso a créditos y
préstamos agrícolas.

Reconoce la capacidad jurídica de las mujeres en materias civiles


como firmar contratos, administrar bienes, circular libremente y
elegir residencia.

Con relación al matrimonio y las relaciones familiares, faculta a


las mujeres a elegir libremente el cónyuge y contraer matrimonio
con su pleno consentimiento; otorga igualdad de derechos y
responsabilidades durante el matrimonio y como progenitores, a
decidir libre y responsablemente el número de hijos, a elegir su
apellido, a la vez que les garantiza los mismos derechos en
materia de propiedad y administración de bienes.

Esta Convención constituye, sin duda alguna, el principal


instrumento internacional de derechos humanos para las
mujeres. Sin embargo, la falta de previsión de mecanismos y
procedimientos precisos y adecuados para ponerla en ejecución,
ha hecho que resulte difícil llevarla a la práctica. Por una parte, la
Convención no establece un mecanismo para la presentación de
denuncias cuando un Estado viola uno o varios de los derechos
contenidos en ella ni tampoco impone sanciones. Por otra, dota al

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Comité encargado de evaluar su complimiento de recursos
limitados, con lo cual restringe seriamente para cumplir oportuna
y eficazmente con sus funciones. Estas limitantes han hecho de
este instrumento el más débil del sistema de las Naciones Unidas
(Guzmán y Winter, 1991).

Adicionalmente, esta Convención presenta algunas omisiones


serias, como la violencia de género, problema que a la fecha de ser
aprobada por la Asamblea General, no había adquirido la
visibilidad que tiene hoy día. No obstante, el Comité para la
Eliminación de la Discriminación contra la Mujer ha adoptado
varias medidas y aprobado recomendaciones relativas a la
violencia contra las mujeres en la familia y otros ámbitos, entre
éstas la recomendación general 12 y la 19. Esta última insta a los
Estados a tomar medidas para prevenir y erradicar el problema de
la violencia contra las mujeres, identificando después de un
profundo examen de la Convención, aquellas secciones en las que
esta cuestión es tratada implícitamente (Guzmán, 1994).

Avances logrados en la Conferencia Mundial de Derechos


Humanos

La Conferencia Mundial de Derechos Humanos, realizada en


Viena en 1993, marcó un hito al reconocer los derechos humanos
de las mujeres como parte inalienable, integral e indivisible de los
derechos humanos universales. Afirmó que , subrayando con ello
<...la importancia de la labor destinada a eliminar la violencia

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contra la mujer en la vida pública y privada>. Pidió <...a la
Asamblea General que apruebe el proyecto de Declaración sobre
la Eliminación de la Violencia contra la Mujer e insta a los estados
a que combatan la violencia contra la mujer de conformidad con
las disposiciones de la declaración> (Naciones Unidas, 1993).

Esto significó un avance sustantivo en el reconocimiento de la


discriminación y la violencia contra las mujeres por su condición
de género como violaciones a los derechos humanos, cuya
erradicación debe ser asumida como una tarea sustantiva de los
Estados, aun cuando una parte importante de estos actos sean
ejercidos por particulares.

La Asamblea General de diciembre de 1993, aprobó la Declaración


sobre Eliminación de la Violencia contra la mujer y encargó a la
Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer la
preparación de un proyecto de Protocolo Facultativo a la
Convención, para posibilitar la creación de un mecanismo para la
presentación y tramitación de denuncias sobre violaciones a la
Convención.

Además, la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones


Unidas nombró en 1994 una relatora especial para investigar la
violencia contra las mujeres por un período de tres años, para que
realice estudios, recomiende medidas nacionales e internacionales
y rinda un informe anual a la Comisión sobre el estado de la
cuestión a nivel mundial.

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La Conferencia Internacional de Población y Desarrollo

La Conferencia Internacional de Población y Desarrollo (CIPD),


realizada en El Cairo en 1994, significó un paso importante en el
avance de los derechos humanos de las mujeres a nivel mundial
y, en consecuencia, para las centroamericanas. El esfuerzo y
trabajo del movimiento mundial de mujeres tuvo resultados
positivos en varias áreas, aún cuando las mujeres hubieran
deseado lograr mucho más. Se destacan cuatro áreas:

La igualdad y equidad

El Programa de Acción de la CIPD establece en el principio 1


que (Naciones Unidas, 1994: 12). No obstante, el principio 4 tiene
una especial trascendencia para las mujeres porque destaca
que (Naciones Unidas, 1994: 13).

Con ellos se reconoce no sólo el derecho de la mujer a controlar


su fecundidad, sino que se promueve la eliminación de la
violencia, y la igualdad y equidad entre mujeres y hombres. Por
otra parte, al mencionarse expresamente los derechos de las
niñas y las jóvenes, se visibilizan las diferencias por edad y las
necesidades específicas de cada grupo, práctica poco usual en el
marco de las Naciones Unidas, particularmente cuando se hace
referencia a la condición y posición de las mujeres.

El empoderamiento de las mujeres

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Si bien la igualdad y equidad entre mujeres y hombres son temas
tratados en la sección dedicada a los principios, ambos reciben
tratamiento especial en el Capítulo IV del Programa de Acción.
Este destaca que el empoderamiento de las mujeres constituye un
fin esencial e indispensable para lograr el desarrollo sostenido.

Señala como una meta decisiva la igualdad y equidad de género,


siendo necesario para ello asegurar la educación de las mujeres,
su plena participación en la formulación de políticas y en la toma
de decisiones, así como la eliminación de políticas y en la toma de
decisiones, así como la eliminación de los obstáculos que la
discriminan en el empleo y la salud y promueven la explotación y
la violencia. Insiste en la necesidad de apoyar a las mujeres en la
crianza de los hijos y propiciar que los hombres compartan
equitativamente estas responsabilidades.

Los derechos reproductivos

Empleando como referente la definición de salud de la OMS, el


Programa de Acción de la CIPD conceptualizó la salud
reproductiva como <...un estado general de bienestar físico,
mental y social y no de mera ausencia de enfermedades o
dolencias, en todos los aspectos relacionados con el sistema
reproductivo y sus funciones y procesos> (Naciones Unidas,
1994 :41).

En el mismo documento se reconoce que la salud reproductiva


supone la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria

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y sin riesgos, la capacidad de procrear y la libertad para decidir
hacerlo o no hacerlo, cuándo y con qué frecuencia. Sin embargo,
conviene indicar que la < capacidad de disfrutar de una vida
sexual satisfactoria y sin riesgos> es casi la única referencia
expresa sobre sexualidad que se encuentra en el documento.

Los derechos reproductivos comprenden -según el Programa


de Acción- dos componentes:

El derecho básico de cada pareja e individuo a decidir con libertad


y responsabilidad el número, frecuencia y tiempo de sus hijos y a
tener la información y medios para hacerlo, y ii) el derecho de
todos de tomar decisiones acerca de la reproducción, sin
discriminación, coerción ni violencia.

El reconocimiento de estos derechos constituye un logro


importantísimo de las organizaciones de mujeres de todo el
mundo, a pesar de la fuerte oposición de los fundamentalistas.
Aunque la Convención sobre la Eliminación de la Discriminación
contra la Mujer reconoce el derecho a decidir libre y
responsablemente el número de hijos, éste se circunscribe al
matrimonio, mientras que la Conferencia de El Cairo reconoce a
las parejas y los individuos este derecho, independientemente de
su estado civil, así como se amplían otros aspectos conexos con el
mismo.

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La violencia contra la mujer

El Programa de Acción establece además como uno de sus


principios, que (Naciones Unidas, 1994: 13).

El capítulo IV sobre la , define como uno de sus objetivos < lograr
la igualdad y equidad basadas en la asociación armoniosa entre
hombres y mujeres y permitir que la mujer realice plenamente sus
posibilidades> (Naciones Unidas, 1994: 24). Y para su
cumplimiento señala que < Los países deberían adoptar medidas
para habilitar a la mujer y eliminar la desigualdad entre hombres
y mujeres a la brevedad posible: (entre otros)...e) eliminando la
violencia contra la mujer > (Naciones Unidas, 1994 : 24).

Agrega además que (Naciones Unidas, 1994: 25). Expresa un


reconocimiento de la responsabilidad que tienen los Estados y la
sociedad en su conjunto con relación al establecimiento de
políticas y remedios que lleven a la eliminación de las distintas
formas de violencia que se ejercen contra las mujeres en los
ámbitos público y privado. Refuerza la posición asumida por la
Conferencia Mundial de Derechos Humanos relativa a la
responsabilidad de los Estados frente a actos de particulares que
violan la dignidad e integridad de las personas.

Dimensiones de la violencia contra la mujer

 De Derechos Humanos: que implica el hacer visibles y


penalizar las violaciones de los DH generales de las mujeres

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como el llamar la atención sobre los hechos agresivos
particulares que las afecta; lo cual incluye sus derechos civiles
y políticos, socioeconómicos y de corte legal poniendo énfasis
en asuntos tales como la Violencia Doméstica entre cuyas
consecuencias están la no consecución de justicia y protección,
problemas de salud, deterioro de la productividad social y/o
imposibilidad de participación cívica. En síntesis, pasar de los
públicos exclusivamente, a lo privado.

 Lo Jurídico-legal: que plantea un de disposiciones de defensa,


prevención y sanción que incluyan compromisos estatales para
el cumplimiento de los derechos antes señalados.

 De Educación: que supone formación en DH especificando los


de las Humanas, e inclusive a partir de las últimas para poder
reconstruir al ser humano, hombres y mujeres, en una relación
de afecto, compañerismo, trabajo solidario para vivir una vida
cada vez más digna.

 En el Desarrollo "Apunta a la construcción de relaciones de


equidad y solidaridad entre géneros como condición para la
realización personal y el desarrollo integral. (Moser citada en
MORENOP: 28.,14) la dependencia económica y psicológica de
las mujeres a las cuales de les educa para valorarse en función
de los hombres que las acompañan les hace difícil si acaso
algunas veces imposible, salir de una situación de violencia por
ello los planes socioeconómicos deben incluir la concepción de

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género produciendo teórica y prácticamente una mejora en la
calidad de vida de las acciones de pareja. La dependencia
femenina es un obstáculo para desarrollo.

 De Salud Integral: considerendo lo fisiológico, lo biológico,


aunado a social para reconocer las relaciones y su influencia en
la salud mental y física de la mujer, no sólo en la enfermedad
sino también en la prevención de las mismas. Así se hace
imprescindible el estudio epidemiológico no sólo de la
mortalidad y morbilidad de niñas y mujeres, de los conocidos
males relacionados con el cáncer sino también de la violencia
que llena a los Hospitales los fines de semana, por ejemplo. Se
trata de observar e incluir ante la desigualdad experimentada
por las mujeres por evidenciarse menores probabilidades de
gozar de salud, en términos generales.

 Reconocer especialmente el hecho de que la mujer ha jugado y


sigue jugando un rol especialísimo en la gestión de salud en
sus círculos familiares y comunitarios influyendo a decenas de
personas que las rodean, trabajo diario y continuo que no se ha
valorado nunca, que se considera "natural".

 De Políticas Públicas: la Violencia contra la Mujer,


necesariamente, debe ser, intervenida por el Estado. No puede
ser neutral ante tanta exigencia nacional e internacional, eso
sólo llevaría a mantener establecido, a ser cómplices con
situaciones de injusticia y arbitrariedad impidiendo a las

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personas que los sufre, la mujer, el no poder ejercer sus
derechos básicos: como lo son el derecho a la vida sin violencia,
a su identidad, a su integridad física y psíquica.

ANÁLISIS LA NUEVA CONSTITUCIÓN DOMINICANA PARA LOS


DERECHOS DE LAS MUJERES

La Colectiva Mujer y Salud, en ocasión del segundo aniversario de


la Constitución dominicana proclamada el 26 de enero del 2010,
resalta un balance de los avances, retrocesos y desafíos que dicho
instrumento representa para el país, en relación a los derechos de
las mujeres. Con relación a los avances:

En primer lugar, la Constitución de la República Dominicana


parte de un preámbulo sustentado en los principios de la dignidad
humana, la libertad, la igualdad, el imperio de la ley, la justicia, la
solidaridad, la convivencia fraterna, el bienestar social, el
equilibrio ecológico, el progreso y la paz. También se resalta que el
respeto a la dignidad humana es el fundamento de la
Constitución (Art. 5) y del Estado Social y Democrático de
Derecho (Art. 7), constituyéndose en la función esencial del
Estado (Art. 8) y la responsabilidad esencial de los poderes
públicos (Art. 38). Basadas en este principio, las mujeres podemos
abogar por el respeto de innumerables derechos, incluyendo aún
aquellos que no han sido reconocidos en nuestro país;

Las mujeres hablan que por primera vez una Constitución


reconoce la participación y aportes de las mujeres en los procesos

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históricos del país2, además de que asume un lenguaje de
género3;

En virtud del artículo 39 de nuestra Carta Magna, resulta un


mandato constitucional para el Estado, el “promover las
condiciones jurídicas y administrativas para que la igualdad sea
real y efectiva”, el adoptar “medidas para prevenir y combatir la
discriminación, la marginalidad, la vulnerabilidad y la
exclusión”(numeral 3), el promover “las medidas necesarias para
garantizar la erradicación de las desigualdades y la discriminación
de género”(numeral 4), así como, el “promover y garantizar la
participación equilibrada de mujeres y hombres en las
candidaturas a los cargos de elección popular para las instancias
de dirección y decisión en el ámbito público, en la administración
de justicia y en los organismos de control del Estado”(numeral 5).

Al respecto, cabe señalar que se ha comprobado que cuando las


mujeres ocupan puestos políticos y de adopción de decisiones,
contribuyen a redefinir las prioridades políticas y a incluir en los
programas de gobierno temas que atienden y responden a las
preocupaciones en materia de género, los valores y las
experiencias de las mujeres, ofreciendo nuevos puntos de vista
sobre cuestiones políticas generales4, lo que conlleva por lo
general a reforzar la democracia y promover su correcto
funcionamiento.

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Es por ello que el Comité de las Naciones Unidas para la
Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la
Mujer recomendó al Estado dominicano a que “redoble sus
esfuerzos y fortalezca las medidas legislativas o de procedimiento
que sean necesarias, para asegurar la participación de las
mujeres tanto en las estructuras de los partidos políticos como en
las esferas política y pública”, considerando inclusive “la adopción
de medidas temporales, de conformidad con el artículo 4.1 de la
Convención y la recomendación general 25, para acelerar la total
participación de mujeres en la vida política y pública y en la toma
de decisiones de los órganos de gobierno a todos los niveles”. La
lectura de este artículo, de conformidad con los compromisos
internacionales asumidos por el país, nos otorga el derecho a las
mujeres a participar de manera equilibrada y equitativa en los
puestos públicos, incluyendo el tomar medidas especiales para
garantizar dicha paridad;

Además de reafirmar la prohibición de la esclavitud en todas sus


formas, la servidumbre, la trata y el tráfico de personas, se
condena constitucionalmente, la violencia intrafamiliar y de
género en los artículos 41 y 42.2 respectivamente, reconociéndose
con ello el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia;

El Ministerio de la Mujer señala también como un importante


paso de avance el reconocimiento dado al cuidado de la familia
como una responsabilidad compartida y no exclusiva de la mujer,
así como el reconocimiento del trabajo doméstico no remunerado;

22
la igualdad de derechos de los hijos e hijas sin importar bajo qué
régimen matrimonial hayan nacido; y la protección de la
maternidad por parte del Estado dominicano.

Con el largo catalogo de derechos humanos plasmado, incluyendo


los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales
(DESCA), a las mujeres se nos abre una puerta ancha para incidir
en el reconocimiento y respeto de nuestros derechos, ya sea
porque expresamente se encuentren reconocidos en la
Constitución o porque se pueden extraer de éstos. En ese sentido,
se consagra además, que los tratados, pactos y convenciones
relativos a derechos humanos, suscritos y ratificados por el
Estado dominicano, tienen jerarquía constitucional y son de
aplicación directa e inmediata por los tribunales y demás órganos
del Estado, por lo que se agregan a dicho catalogo de derechos,
aquellos Esta es una publicación del Proyecto Ciudadanía Activa
de las Mujeres que forma parte de una iniciativa financiada por la
UE.

www.colectivamujerysalud.org que se encuentren expresamente


en los tratados de derechos humanos o que hayan sido
reconocidos por los órganos encargados de interpretar esos
instrumentos, siendo imperativos directamente a todos los
poderes públicos y debiendo de aplicarse en caso de conflicto
entre derechos, el más favorable a la persona (Art. 74);

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Se reconocen nuevas figuras respecto de los derechos de la
ciudadanía, estos son el referendo, el plebiscito, la iniciativa
popular, legislativa y municipal, que vienen a reforzar la
participación de la ciudadanía en la toma de decisiones, elemento
fundamental de toda democracia moderna;

Finalmente, se consagra la institución del Defensor del Pueblo


que puede convertirse en un mecanismo efectivo y valioso para la
lucha por el reconocimiento y respeto de los derechos de las
mujeres. A pesar de los avances de nuestra Carta Magna, también
encontramos algunos retrocesos para el ejercicio de los derechos
de las mujeres:

En materia de nacionalidad, se introduce un elemento


discriminatorio contra las dominicanas y dominicanos de
ascendencia haitiana, ya que se exige la condición de legalidad
para poder adquirir la nacionalidad del lugar de nacimiento (Art.
18. 3), violándose el precedente vinculante establecido por la
Corte Interamericana de Derechos Humanos donde expresamente
se le dijo al Estado que la condición de ilegalidad no se transfiere
a sus hijos8;

Por otro lado, se limitó la acción de inconstitucionalidad de las


normas y actos jurídicos, por parte del ciudadano/a al
condicionarla a la posesión de “un interés legítimo y jurídicamente
protegido” (Art. 185), queriéndose dar a entender que los asuntos

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constitucionales no son materia de interés de todos y todas, sino
que siguen las reglas del derecho civil;

Hay quienes sostienen que se limitó el derecho de acceder a las


playas, ríos, lagos y costas del país, al consagrarse que debe
respetarse siempre el derecho de propiedad privada (Art. 15);
Además, se permite la reducción de nuestras áreas protegidas del
país cuando dos terceras partes de las cámaras legislativas así lo
aprueben (Art. 16)9;

Finalmente, se plasmó en la Constitución que se protege la vida


“desde la concepción hasta la muerte” (art. 37), pretendiendo con
ello, que no se permita la interrupción del embarazo bajo ninguna
circunstancia. Ahora bien, respondiendo a la interrogante de
cuáles son los desafíos que representa nuestra Constitución para
la protección y ejercicio de los derechos de las mujeres, nos
encontramos con los siguientes:

Obtener más conquistas en materia de igualdad sustantiva,


que las mujeres sean parte de las tomas de decisiones, y haciendo
de la paridad una realidad exigible jurídicamente;

25
CONCLUSIÓN

Como conclusión a nuestro trabajo queremos decir que la


creación de esta nueva ley de protección de la mujer y la familia
es un gran paso al mejoramiento social de nuestro país.
Ya que la misma regula y fija normas, las cuales las garantizan el
orden y protección de la familia, como estructura fundamental de
la sociedad y que anteriormente no gozaba de una protección por
parte del el estado.

El fin de nuestro trabajo fue fundamentalmente el de dar a


conocer esta ley, además de la función de la misma; para que el
lector y las demás personas que tengan acceso a esta
investigación conozcan el fin de la misma.

Ya que la única forma de que este tema sea expuesto a las


personas es por medio de campañas o talleres, logrando así llegar
a una pequeña masa la informa que debería ser difundida a toda
la población ya que esta es vital para el orden y protección de la
familia que constitucionalmente está contemplada como el ceno
fundamental de la sociedad.

26
BIBLIOGRAFÍA

 ACOSTA, Gladis (1996), "Violencia Doméstica


en América Latina", en Boletín Red contra la Violencia. Isis
Internacional, 13,4.
 BUNCH, Charlotte y Roxana CARRILLO (1991), Violencia de
Género. Un problema de desarrollo y de derechos humanos,
USA: Center for Women?s Global Leadership.
 Ministerio de la Mujer, La Nueva Constitución Dominicana:
Avances y Desafíos para las Mujeres, abril 2010.

27
GLOSARIO

Acoso Sexual

“Es un comportamiento o acercamiento sexual no deseado por la


persona que lo recibe y que provoca efectos perjudiciales en el
ambiente laboral y educativo...”

Ámbito Privado

El ámbito privado constituye el espacio y las acciones que están


vinculadas a la familia y lo doméstico, donde las mujeres tienen
un papel protagónico que no es valorado en todas sus
dimensiones por la sociedad.

Análisis De Género

Proceso teórico-práctico que permite analizar de forma


diferenciada los roles, los espacios y los atributos que la
construcción social adjudica tanto a las mujeres como a los
hombres; pero además visualizándolos dentro de un sistema de
relaciones de poder.

BRECHA DE GÉNERO: diferencia entre las tasas masculina y


femenina en la categoría de una variable; se calcula restando Tasa
Femenina-Tasa Masculina. Cuanto menor sea la “brecha”, más
cerca estaremos de la igualdad (Instituto Andaluz de la Mujer).

FEMINISMO: corriente de pensamiento que vindica la igualdad de


hombres y mujeres.

GÉNERO: concepto que hace referencia a las diferencias sociales


(por oposición a las biológicas) entre hombres y mujeres que han
sido aprendidas, cambian con el tiempo y presentan grandes
variaciones tanto entre diversas culturas como dentro de una
misma cultura.

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ANEXOS

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