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SE PRESENTAN EN EL DISPARO
LA PAZ – BOLIVIA
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NOMINA DE POST-GRADUANTES DEL SEGUNDO GRUPO
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INTRODUCCIÓN
El presente trabajo práctico grupal, se trata de las técnicas para solucionar las
trabas que se presentan en el disparo, propiamente el NOMBRE DE LAS
INTERRUPCIONES, al respecto para nosotros es algo nuevo y desconocido este
tema, sin embargo, realizada la investigación nos permite conocer sobre estas
temáticas.
Y nos dice, la inmensa mayoría de veces, las interrupciones del arma de fuego
durante una secuencia de tiro son provocadas por la munición; por una mala
alimentación del arma de fuego, a veces, propiciada por el usuario o por una mala
expulsión de la vaina, causada generalmente por problemas del cartucho.
Son varias las modalidades de interrupción que una pistola puede sufrir durante una
sesión de tiro, y también pueden ser varios los motivos que las originan, tanto en un
entrenamiento como en un tiroteo real. Existen, por tanto, diversas formas de
solventar las trabas para devolver al arma a la situación de fuego.
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LAS TÉCNICAS PARA SOLUCIONAR LAS TRABAS QUE SE PRESENTAN EN
EL DISPARO
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un encuentro real debe efectuarse de modo súbito y con total eficacia y garantía de
seguridad. No siempre será fácil.
Son varias las modalidades de interrupción que una pistola puede sufrir durante una
sesión de tiro, y también pueden ser varios los motivos que las originan, tanto en un
entrenamiento como en un tiroteo real. Existen, por tanto, diversas formas de
solventar las trabas para devolver al arma a la situación de fuego.
Las interrupciones casi siempre son provocadas por la munición: por una mala
alimentación del arma (a veces, como ya se dijo antes, propiciada por el tirador) o
por una mala expulsión de la vaina, causada, generalmente, por problemas en el
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cartucho. En este mismo texto veremos, por separado, las deformaciones o
alteraciones que se producen en la cartuchería cuando los usuarios ejecutan malas
praxis.
Acerrojamiento incompleto.-
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Seguramente huelga decir que para ejecutar esta maniobra, como para cualquiera
de las otras que se van a conocer y analizar aquí, lo primero que hay que hacer es
extraer el dedo del arco guardamonte, o sea que ningún dedo debe estar en
contacto con el disparador. Esto no solamente debe aplicarse en estos casos, sino
en todas aquellas manipulaciones en las que no exista inmediata intención de
disparar.
Si tras dos intentos (dos golpes secos con la mano) no se consigue obturar el arma,
se recomienda lo siguiente: extraer el cargador, tirar de la corredera para sacar el
cartucho o vaina que quedó “mal alojado” en la recámara (tirar dos o tres veces para
garantizar la operación), volver a introducir otro cargador o el mismo que se extrajo
si es que aún contiene munición…, y volver a montar la pistola. ¡Voila!, ya se podría
disparar.
Fallo de disparo.-
Durante los entrenamientos, con las prisas y los nervios, a veces se produce
una mala introducción del cargador en su alojamiento, o sea en el brocal del
cargador. De producirse esto, la corredera no podría arrastrar el primer cartucho del
cargador hasta la recámara, al avanzar para alcanzar la obturación. Por ello, tras
cerrarse la corredera y ser presionado el disparador, no se produciría disparo
alguno. La recámara se hallaría vacía: ningún cartucho fue depositado en ella.
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es idéntica a la que vimos antes. En un caso el cargador no estaba bien insertado,
y aunque en el otro supuesto sí estaba correctamente alojado, este fue parcialmente
extraído por accidente.
Fallo de expulsión.-
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Este fallo casi siempre se presenta por mal estado de la carga de proyección del
cartucho, o por insuficiencia en la propia carga propelente. Cuando tal caso se
produce, la vaina suele quedarse en el interior de la recámara, aun cuando el
proyectil haya sido expulsado por la boca de fuego. Cabe la posibilidad de que la
munición se encuentre en perfecto estado, pero que el mecanismo de expulsión y/o
extracción del arma estén averiados, o hayan fallado.
También puede darse el caso de que la recámara esté ocupada por un cartucho
entero y percutido, el cual, por fallo de la cápsula de ignición (o de la pólvora), no
ha desembocado en el disparo. Esta traba ya ha sido analizada en los supuestos
de fallo de percusión, pero se vuelve a incluir en este punto por compartir el mismo
método de resolución. Puede ocurrir incluso que la vaina quede atrapada, tras el
disparo, entre la corredera y la parte anterior del cañón, o pillada en la propia
ventana de expulsión sin permitir el cierre del arma. En este caso, con un vistazo,
se comprobar que la pistola está interrumpida por el casquillo incompletamente
expulsado: efecto chimenea.
Solventar una de estas interrupciones es una tarea rápida y fácil de llevar término.
Una vez detectado el problema solamente habrá que girar el arma hacia el lado de
la ventana de expulsión, para facilitar posteriormente la caída de la vaina hasta el
suelo. A la vez que se practica el giro antedicho, habrá que tirar hacia atrás de la
corredera. Con esta última maniobra se desprenderá la vaina. Tras ello, al avanzar
nuevamente el carro hacia delante, se introducirá un nuevo cartucho en la recámara
(siempre que todavía quede al menos uno en el cargador). Ni que decir tiene que
esta maniobra, como cualquier otra, hay que efectuarla dirigiendo la boca de fuego
a una zona de no riesgo. En caso de tener que solventar la traba en el transcurso
de un enfrentamiento, el cañón se dirigirá hacia el agresor.
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Doble alimentación. -
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hacia el lado de la ventana de expulsión. Incluso se podría tener que volcar la pistola
por la ventana en dirección al suelo (esto dependerá del tamaño del hueco de
expulsión).
Si el cargador que se ha extraído del interior del arma posee pocos cartuchos,
recomiendo dejarlo caer al suelo e introducir otro con más munición. Este abandono
solo es recomendable en caso de recarga de emergencia. Una vez resuelta la
interrupción, casi siempre se necesitará suficiente munición para afrontar una
posible nueva defensa. Así pues, mejor no tener que efectuar otro cambio de
cargador tras la incómoda y estresante maniobra anterior.
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Algunos instructores enseñan a desechar el cargador extraído y proponen usar
siempre uno nuevo. La verdad es que esta recomendación se traduce en una rápida
solución, pero solamente es válida para quienes portan suficientes cargadores y,
además, los lleven colocados en el lugar adecuado del cinturón, cosa poco
frecuente. Si el cargador que se pretende reponer está a trasmano y desperdigado
sin sentido por el contorno del cinto, la maniobra no se podrá ejecutar con la
celeridad deseada y necesaria. Los cargadores de repuesto deben estar, como todo
el equipo, estratégicamente localizados en la cintura o en el chaleco táctico. Todo
no vale en cualquier sitio. Por cierto, si se presta servicio en unidades de calle
recomiendo ir provisto de dos cargadores de refuerzo, y si se trabaja en otros
destinos, también. Nunca se sabe, pero tampoco se debe caer en la paranoia.
El Tap-Rack-Bang (TRB)
Es cierto que cada tipo de interrupción tiene una manera directa de subsanación,
pero ello requiere que el tirador advierta, suficientemente, ante cuál de las
modalidades de traba se encuentra. Para discernir esto con suficiente claridad
habría que consumir cierto tiempo en observar el arma, pensar y decidir cuál de las
técnicas conocidas se va a usar…, y luego ejecutarla. Todo esto se puede hacer en
un entrenamiento (invertir ese lapso), pero es un lujo del que no siempre se
disfrutará en una acción real. Además, ¿acaso en una confrontación seria se puede
conservar capacidad cognitiva bastante como para poder discernir eficazmente?
¿Se mantiene la habilidad digital suficiente como para ejecutar tantas
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manipulaciones? No, rotundamente no. Ante tales situaciones hay que simplificar.
No debemos olvidar la ley de Hick para operaciones sencillas (Hick y Hyman, 1951):
el tiempo de respuesta es mayor cuando existen más estímulos donde elegir.
El nombre de la técnica TRB nace del sonido que provocan las siguientes
maniobras:
1º.- Que golpee el cargador hacia dentro por si se trata de una mala alimentación
por alojamiento incompleto del cargador.
2º.- Que arrastre la corredera y posteriormente la libere por si hubiera una vaina o
un cartucho alojado en recámara (extraería el cuerpo allí instalado). Sirve también
cuando una vaina asoma por la ventana de expulsión a modo de chimenea. Tras
esto, el arma quedaría otra vez cargada. Puede que la pistola esté incluso sin
alimentar por error u olvido, pero tras estas manipulaciones quedará lista para hacer
fuego.
Durante las prácticas de tiro no son pocas las ocasiones en que se detectan
problemas de alimentación en las pistolas de los policías, estando motivadas, en
este caso, por defectos físicos de la munición. Los cartuchos que suelen producir
estos fallos serán, casi siempre, el primero o el segundo de los situados en la parrilla
de salida del cargador.
Son dos las posibles modificaciones que los cartuchos pueden sufrir por esta causa:
la elongación y el acortamiento. La primera modalidad aumenta la longitud total del
cartucho. La otra forma es la contraria: acorta la longitud total del cartucho, por
inserción forzada del proyectil hacia el interior de la vaina. Con ambas
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malformaciones se pueden sufrir muy serias interrupciones durante la secuencia de
tiro.
Debe saberse que de repetirse día tras día la maniobra de alimentación del arma y
su posterior vaciado para nuevamente proceder a la carga, dependiendo de qué tipo
de rampa de alimentación posea el arma, se producirá una u otra deformación en la
cartuchería. Esto ocurrirá si frecuente y prolongadamente en el tiempo se realizan
tales operaciones. Estas manipulaciones suelen ejecutarse durante las prácticas de
tiro, o durante la necesidad diaria de alimentar y vaciar el arma cuando se inicia y
finaliza el turno de servicio.
Para evitar las alteraciones métricas de los cartuchos existen varios remedios
básicos y generales:
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reduce la posibilidad de una descarga involuntaria y se evita fatiga innecesaria a los
cartuchos cargados.
CONCLUSIONES.-
RECOMENDACIONES.-
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1º.- Que golpee el cargador hacia dentro por si se trata de una mala alimentación
por alojamiento incompleto del cargador.
2º.- Que arrastre la corredera y posteriormente la libere por si hubiera una vaina o
un cartucho alojado en recámara (extraería el cuerpo allí instalado). Sirve también
cuando una vaina asoma por la ventana de expulsión a modo de chimenea. Tras
esto, el arma quedaría otra vez cargada. Puede que la pistola esté incluso sin
alimentar por error u olvido, pero tras estas manipulaciones quedará lista para hacer
fuego.
BIBLIOGRAFIA.-
https://www.ultimocartucho.es
https://www.tirotactico.net
ANEXO
MUESTRARIO FOTOGRAFICO
En las dos fijaciones fotográficas se puede apreciar de como se manipula cuando
hay interrupción de disparo a un arma de fuego y también depende de la
alimentación y se dará solución con ayuda del instructor a cargo y la practica de su
arma.
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