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Small, Christopher La mente absorbida por la visión científica del mundo va más allá, y llega a devaluar

e incluso a mirar con desconfianza los aspectos emocionales, sensuales e instintivos de la vida,
considerándolos generalmente engañosos, y hasta peligrosos. La persecución
Música. Sociedad. Educación
paranoica de las brujas en el siglo XVII, cuando la ciencia comenzaba ya a adueñarse de la
Capítulo 4 La visión científica del mundo mentalidad occidental, puede ser entendida como un rechazo simbólico de los procesos
psíquicos cuya irracionalidad parecían representar aquellas desdichadas. Freud no fue el
Una cultura es una unidad, y esto es algo que podemos tomar como un axioma. La único a quien se le ocurrió que la continuidad de la civilización dependía de que se
reprimiera el instinto y la emoción; una represión que durante mucho tiempo ha estado
idea, hoy de moda, de las «dos culturas», que nos presenta a nuestra sociedad como
implícita en nuestras instituciones sociales, y que está en la base de buena parte de
escindida entre quienes están al tanto de la ciencia y quienes no lo están —una
nuestra teoría y de nuestra práctica educacional. No es por accidente que la armonía
distinción cuya piedra de toque es cierto conocimiento de la segunda ley de la
funcional tonal comenzó a adueñarse de la música occidental precisamente a comienzos
termodinámica— es una ficción conveniente; aunque se la puede tomar como indicadora del siglo XVII; el claro mundo racional que esta música habría de habitar casi exclusiva-
de la naturaleza cada vez más esquizoide de nuestra sociedad, es menester recordar que, mente durante los tres siglos siguientes, a pesar de los esfuerzos de los románticos por
como sucede con una personalidad esquizoide, incluso los rasgos aparentemente más escapar de él, es el mismo mundo del racionalismo científico.
contradictorios en una cultura se originan en una única fuente. En este capítulo me De hecho, la elevación del intelecto y la celebración de la lógica abstracta, así como
propongo investigar qué clase de cultura pudo ser la que, a lo largo de tres siglos, produjo la desvalorización de la experiencia vivencial (queremos saber, debemos descubrir, por
tanto los logros espectaculares de la segunda ciencia como los de la música clásica más que nos cueste en experiencia) y de los otros procesos psíquicos menos conscientes,
(término que, a falta de uno mejor, sigo usando para designar el arte musical del período son rasgos que no sólo se revelan en la naturaleza misma de la música clásica occidental,
que va aproximadamente de 1600 a 1910). Sería posible, como lo sugería el primer sino también en las actitudes más comúnmente compartidas hacia ella. En primer lugar,
capítulo, examinar desde este punto de vista cualquiera de las artes, y no solamente la al ser esencialmente vivencial y tener tanto que ver con la vida intuitiva y emocional
música, sin embargo, dada su naturaleza sumamente abstracta y su falta casi total de como con el intelecto, el arte ha sido relegado en nuestra sociedad a una posición
contenido verbal o representativo explícito, la música es quizá el indicador más sensible marginal. En la vida de la abrumadora mayoría de las gentes, al arte no le cabe ningún
de la cultura y, de todas las artes, la más estrechamente vinculada con las actitudes y papel esencial; es una actividad para los ratos libres, a la que se dedica uno, si lo hace,
supuestos inconscientes sobre los cuales construimos nuestra vida en el seno de una cuando no tiene nada más urgente que hacer. Es algo aparte del mundo cotidiano, puesto
sociedad (a lo cual debe de obedecer el hecho de que, en todas las culturas, la música sea en un marco, algo cuya única relación con la vida diaria es la de una antítesis; el
el arte más íntimamente asociado con la práctica de la magia). Espero que quede claro aficionado a la música no se vuelve hacia ella para conocer mejor la vida, sino para
que no me propongo establecer si la segunda ciencia fue «causa» de la música clásica o descansar de la vida. Así, por ejemplo, es posible que un hombre sea sincero amante del
viceversa; lo que intento es demostrar que la naturaleza de ambas se deriva de fuentes arte y sin embargo, sin percibir que haya en eso incongruencia alguna, pueda construir,
cuyo origen está en la profundidad del psiquismo europeo. para sí mismo o para otros, y ya sea como ámbito de vivienda o de trabajo, un ambiente
La segunda ciencia sólo llegó a ser posible cuando en la vida de los occidentales se de inigualable fealdad visual, auditiva, táctil y hasta olfativa; así eran muchos de los que
produjo la escisión entre lo racional por un lado, y por el otro lo emocional, vivencial y en el siglo XIX fundaron nuestras grandes colecciones de arte e instituciones musicales.
sensual. Además, para que la visión científica del mundo pudiera dominar nuestro Es un tópico decir que en nuestra cultura llevamos una vida fragmentada.
pensamiento fue preciso llegar a la entronización de la razón y de la lógica como Separamos el trabajo del resto de la vida, y a ese tiempo durante el cual creemos estar
funciones humanas supremas, y a la devaluación complementaria de aquellos otros realmente vivos le llamamos ocio, de manera que terminamos definiendo el trabajo
procesos. Debo insistir en que, dentro de sus limitaciones, no hay necesariamente nada como aquello que hacemos cuando en realidad querríamos estar haciendo alguna otra
que objetar a la visión científica del mundo, en tanto que esas limitaciones sean cosa. Para la mayoría, el tiempo dedicado al trabajo es tiempo de aburrimiento,
reconocidas. Se ha señalado con frecuencia que los primeros logros de la segunda ciencia frustración e insatisfacción, que se ha de aguantar lo mejor posible para asegurarse la
—y los más espectaculares— fueron los alcanzados en los países protestantes, o bien, en subsistencia. También dividimos el conocimiento en compartimientos estancos (o mejor
los países católicos, por miembros de las minorías protestantes; algo que no se debe dicho, lo intentamos, ya que el mundo real desborda constantemente esas categorías) a
solamente a la temprana oposición de la Iglesia católica al pensamiento científico, sino los que llamamos «asignaturas» o «disciplinas», que a su vez se subdividen repetidamente.
también al hecho de que, en su vida religiosa, el protestante está decididamente a favor Dividimos unos de otros a los grupos de edad, y encarcelamos a los dos extremos, a los
del sometimiento de los procesos emocionales, sensuales e instintivos, y del riguroso más jóvenes en escuelas y a los más viejos en pabellones geriátricos. Esperamos que
mantenimiento de su actividad religiosa en el nivel consciente (y seguramente es aquí, nuestros hijos, al oír una campana (o más recientemente, un zumbador, que en la
más bien que en otros puntos manifiestamente doctrinales, donde reside la diferencia mayoría de las escuelas produce un ruido que sobresalta y, quizá no casualmente, ofende
decisiva entre católicos y protestantes). En este aspecto, es notable que D. C. McClelland al oído), se olviden de la vida real para entrar en un mundo de habitaciones aisladas
hallase que los científicos cuya actividad se da en el campo de la física tienden a provenir donde les hacen estudiar sucesivamente las diversas «asignaturas», y donde cada
asignatura y cada niño está aislado de los demás y de la totalidad del mundo donde vive
de medios puritanos y a ser intensamente masculinos en su sentimiento de identidad. 1
el resto de su vida. En la escuela, los niños llevan una existencia abstracta, divorciada de
su natural matriz vivencial.
Hemos visto cómo la escisión entre hombre y naturaleza, entre el observador
y lo observado, fue necesaria para que la ciencia pudiera empezar su obra de
descubrimiento y conquista. Tampoco habrían sido posibles la naturaleza abstracta y
1 D C. McClelland, «On the Psychodynamics of Creative Physical Scientists*, en Liam Hudson (ed.),
The Ecology of Human Intelligence, Hardmonsworth, Penguin.
lógica de la música clásica, su cuidadoso equilibrio entre frase y frase, sentencia y expresa claramente la actitud europea:
sentencia, período y período, si el compositor no hubiera adquirido la capacidad de
separarse y distanciarse de su composición. De hecho, al decir que «la esencia de todos En la terminología existencialista, el hombre está «arrojado» en el mundo, enfrentado con
poderes ajenos y hostiles que intenta entender y dominar. La primera confrontación se dio con la
estos tipos de música es la relación causal lograda por el agrupamiento de muchas naturaleza, y durante la mayor parte de los miles de años de la existencia humana la vida ha sido un
unidades pequeñas en otras mayores, y finalmente en un gran sistema de arquitectura»2 3, partido contra la naturaleza: para resguardarse de los elementos, para cabalgar las aguas y el viento,
Paul Henry Lang podría haber sido igualmente un físico siglo XIX, exponiendo su visión para arrancar alimento y sostén a la tierra, las aguas y las otras criaturas. La codificación de una
esencialmente mecanicista del cosmos. buena parte del comportamiento humano ha estado configurada por su adaptabilidad a las
La pasión analítica es común a esta música y a la ciencia; disecamos nuestro primer y vicisitudes de la naturaleza. En la naturaleza del diseño social, la mayor parte de las sociedades del
segundo tema, los ritornelli y cosas semejantes en forma muy similar a como el zoólogo mundo viven todavía en ese enfrentamiento con la naturaleza4.
diseca el aparato digestivo, el sistema nervioso y el aparato urogenital, ambos sin la
Me pregunto cuántos pueblos «primitivos» se reconocerían en esta descripción, y
menor consideración por aquellas cualidades que sólo emergen en la totalidad del
tampoco sé si el profesor Bell cree realmente que la «confrontación con la naturaleza» ha
sistema viviente.
quedado resuelta para el hombre occidental.
Quizá parezca raro hablar de la música clásica, cuya esencia parece ser la expresión
La energía y la fuerza de voluntad del occidental le han permitido imponer sus
de la emoción personal, como abstracta y lógica, pero ya hemos visto que así son
valores al resto del mundo, y no siempre —por decirlo sin mucha exageración— para
realmente las cosas. La transparencia lógica de esta música corre pareja con la visión de beneficio del resto del mundo. Esta inquietud y esta urgencia por alcanzar el poder
la naturaleza que sostienen los practicantes de la segunda ciencia, lo mismo que la
mediante el conflicto impregnan todos los aspectos de nuestra vida: nuestras relaciones
importancia que se da al sometimiento de los materiales sonoros (aquí una metáfora del
sociales, nuestra religión oficial, con su tema de la vida como una lucha interminable
sometimiento de la propia naturaleza) por el compositor, quien considera a sus mate-
contra el mal y, naturalmente, nuestras artes. En la música ambas se revelan, metafó-
riales como una sustancia recalcitrante que ha de ser trabajada, configurada y ordenada
ricamente, no sólo en la pugna del compositor con sus materiales, sino también en la
por el poder de la voluntad y del intelecto humanos. En cualquier cultura, la actitud de naturaleza de la propia obra de arte. Desde el siglo XVII hasta el XIX, toda la música de la
un compositor hacia sus materiales sonoros es un buen indicador de cuál es la actitud de tradición clásica occidental incluyó algunas características de la ópera, es decir, del
esa cultura hacia la naturaleza; el orden sumamente estilizado e incluso arbitrario que género dramático. Todas las obras musicales de este período son teatrales, ya sea que
esta música impone a los materiales sonoros revela cierta incomodidad ante la natu- estén vestidas con el lenguaje de la comedia o de la tragedia, no importa si concluyen en
raleza, parecida a la incomodidad ante el inconsciente de la cual Freud es un ejemplo. La la apoteosis, la disolución o un estallido de risa; una sinfonía es un psico-drama, la lucha
raíz de esta incomodidad es el temor, en gran medida infundado, de que librada a sí interior de un individuo (fue Chaikovsky el primero en darse cuenta de que una sinfonía
misma, la naturaleza regresará al caos, y por eso tanto el científico como el artista llegan no tenía por qué tener un final feliz), el concerto una apasionante representación del
a considerarse a sí mismos como si fueran soldados al servicio del orden y en contra del individuo enfrentado con la multitud o —en un nivel inferior— del domador que monta
caos. Lo mismo que de otros soldados, de éstos se espera que sufran un entrenamiento un potro rebelde. Para la mayor parte de los aficionados a la música, el criterio para la
largo y riguroso, que incluye muchas clases de ejercitación no pocas veces mentalmente valoración de una obra musical es teatral: ¿nos entusiasma, nos conmueve, nos hace
destructiva (el aprendizaje de fórmulas y de todos los otros elementos de lo que Bernard llorar, nos inspira un estado triunfante o melancólico? Los valores de la perfección
Dixon llama «el chaleco de fuerza del curso de los graduados en ciencia» 34 [y, para los
formal, del equilibrio y del ingenio armónico y contrapuntístico, tal como los estiman
músicos] la práctica de escalas, ejercicios y estudios, ejercicios de armonía y de
los críticos, son en realidad meros servidores de aquellos valores teatrales. Pero los
contrapunto), antes de que los consideren aptos para ir al frente de batalla; una vez más
contrastes violentos, los cambios anímicos repentinos y los extremos de tensión
recordamos el comentario de Erik Satie sobre su certificado en contrapunto en la Paris emocional característicos de nuestra música no son valores musicales universales; al
Schola Cantorum, «autorizándolo para dedicarse a la práctica de la composición». Luego
confuciano le parecerían la obra de un hombre de mentalidad vulgar. En las palabras del
veremos, por contraste, cómo muchos músicos actuales, entre ellos personalidades tan
propio Confucio: «La música de un hombre de mentalidad noble es tierna y delicada,
dispares como Messiaen y Morton Feldman (quien en una ocasión aconsejó a
mantiene un estado de ánimo uniforme, vivifica y anima. Un hombre tal no alberga en su
Stockhausen «dejar en paz a las notas, Karlheinz; no andar violentándolas») son muy
corazón dolor ni duelo, y los movimientos de violencia y osadía le son desconocidos»5.
explícitos en su actitud tanto hacia la naturaleza como hacia la naturaleza del sonido, y
Este juicio excluiría inmediatamente a la abrumadora mayoría de las obras musicales de
prefieren tratar a ambas de una manera que no equivalga a explotarlas.
Occidente, entre ellas casi todas las que consideramos obras maestras.
Toda nuestra cultura está traspasada por un deseo, cuando no por una necesidad, de
Se puede ver la evolución de la música occidental a lo largo de estos tres siglos como
dominación que se remonta por lo menos al Renacimiento. La actitud del hombre occidental
el producto de la tensión que se genera cuando se pone la lógica abstracta al servicio del
moderno hacia la naturaleza y hacia su medio es de agresión; para él todo se
drama personal. Cada nuevo avance hecho en persecución de movimientos cada vez más
constituye en un reto. Hablamos de la conquista del aire, de la conquista de los mares, de «violentos y osados» imponía una tensión mayor a los eslabones lógicos que mantenían
la enfermedad o del Everest (la aprobación con que recibimos la famosa réplica de unida la estructura, hasta que la tradición terminó por desplomarse cuando las exigencias
Mallory cuando le preguntaron por qué quería escalarlo —«Porque está ahí»— debe de teatrales desbordaron la fuerza de la lógica para seguir sosteniéndola. Los capítulos
parecerles rara a los sherpas que durante generaciones vivieron a su sombra sin que siguientes se ocuparán de la decadencia del racionalismo musical y de la revuelta
jamás se les ocurriera escalarlo, o al practicante del zen, que vería en la montaña aquello simultánea contra los conceptos del drama y de la lógica en música. El hecho de que la
que levanta al escalador y que, por ende, es parte indispensable del ascenso). Daniel Bell

2 4
Henry Lang' Music in Western Civilization, Nueva York, Norton, 1941, p. 1020. Daniel Bell, The Coming of Post Industrial Society: A Venture in Social Forecasting, Londres,
3 Bernad Dixon, What is Science For?, Hardmonsworth, Pelican, 1976, p. 60. 5 Citado en Curt Sachs, The Wellsprings of Music, La Haya, Martinus Nijhoff, 1962, p. 220.
música nacida de esta revuelta todavía no haya sido plenamente aceptada por el público realidad ambos fueran casi madre e hijo, se les partiría el corazón al separarse (y esto no
convencional de las salas de concierto nos dice claramente que las actitudes, que dieron es en modo alguno una crítica de las maestras de parvulario, que generalmente
nacimiento a la tradición clásica siguen pesando con fuerza abrumadora. Los jefes de consiguen instilar algo de auténtico calor humano en lo que es esencialmente una
estado que quieren impresionar a sus colegas visitantes no los llevan a oír una pieza situación falsa, pero a quienes no les queda otra opción que jugar el juego tal como está
musical nueva, sino a funciones operísticas o de concierto que presentan las obras más planteado). Por cierto que a algunos niños se les parte el corazón, porque todavía no han
rutinariamente clásicas... cosa que quizá también nos diga algo sobre la incapacidad de aprendido el juego de la intercambiabilidad, y algunos jamás lo aprenderán; a éstos les
los políticos para hacer las preguntas que realmente importan en su sociedad. espera un difícil camino, pero la terquedad con que asumen su condición humana quizá
Los métodos de la ciencia experimental dependen del supuesto de que todas las podría actuar como un leudante en la masa de la sociedad.
muestras de naturaleza investigadas son también intercambiables; si no lo fueran, ningún Los pocos que alguna vez piensan en estas relaciones funcionales entre seres
experimento sería repetible. Y el supuesto no solo se aplica a las moléculas de gas o a las humanos acostumbran a verlas como una consecuencia del crecimiento de las
muestras de sulfato de cobre, sino también a los conejos, los gatos, los perros y otros poblaciones y como una adaptación que nos protege de tener que establecer relaciones
animales de laboratorio (de los cuales más de 100.000 mueren semanalmente en nombre personales con demasiada gente. Quizá, sin embargo, la verdad sea lo contrario: una
de la ciencia, sólo en los laboratorios de Gran Bretaña) e incluso, en ocasiones, a los sociedad que no tratase a la naturaleza (incluyendo a la naturaleza humana) de una
hombres. Y si bien esta idea tiene su justificación, en diversos grados, no por eso deja de manera tan funcional no se habría permitido jamás, para empezar, crecer de semejante
ser muy típica de la tradición del pensamiento occidental en general. Una forma más manera. Muchas sociedades, entre ellas muchas sociedades africanas tradicionales, tienen
mística de considerar la peculiaridad y unicidad de todas las cosas existentes en la o han tenido complejísimos mecanismos internos que sirven expresamente al propósito
creación habría hecho imposible el pensamiento científico moderno; la actitud de frenar un crecimiento exagerado, al mismo tiempo que previenen que la ambición
puramente instrumental hacia la naturaleza que exhibe la ciencia experimental significa individual desenfrenada prevalezca sobre la sociedad. En todo caso, en nuestra sociedad,
que es posible valorar las cosas no por sí mismas, sino solamente por su utilidad la prueba de la existencia de tales actitudes funcionales e instrumentales se da
funcional en cuanto sirven a nuestros fines. De la misma manera, ya he señalado que la claramente tanto en la ciencia como en la música.
música clásica no se interesa en absoluto en los sonidos mismos, sino solamente en las En la música clásica occidental también son intercambiables los ejecutantes. Una
relaciones que hay entre ellos; de hecho, el compositor clásico sólo consideraba valiosos obra no se compone para una persona, sino «para canto y piano», «para violín y
los sonidos en la medida en que podía ponerlos al servicio de sus propósitos expresivos orquesta», «para oboe y cinta», o lo que sea. Es verdad que cada ejecutante aportará a las
(de aquí que la tradición clásica rechazara el sonido no armónico), así como la mente notas escritas lo peculiar de sus propias habilidades y de su personalidad, pero le queda
dominada por la visión científica del mundo considera que la naturaleza sólo tiene algún muy poca capacidad de maniobra, puesto que la esencia de la música está en las notas y
valor en la medida en que se la puede poner al servicio de los propósitos humanos. El no en el ejecutante. Es una situación que damos por sentada, pero que no ha dejado de
uno hacía caso omiso de cualquier sonido cuya altura no se pudiera controlar con llamar la atención de músicos de otras culturas. El músico sufi Iniyat Khan observó hace
precisión, mientras que el otro ignora cualquier fenómeno que no se preste a la más de cincuenta años:
cuantificación. Ninguna de estas dos actitudes sería posible en una cultura que viese en Hombres y mujeres tienen cada uno cierta tesitura de voz, pero el que marca las voces dice:
la naturaleza algo sagrado, y en cualquier parte de ella algo único y digno de ser recono- «No, esto es contralto, soprano, tenor, barítono o bajo», y limita lo que no se puede limitar...
cido en su propio y peculiar valor. Además, es probable que el compositor no haya oído nunca la voz de ese cantante en particular, y haya
De modo similar, los métodos de producción en masa no se basan sólo en la idea de escrito sólo para cierta tesitura, y cuando una persona tiene que depender de lo que ha
la producción de gran número de objetos intercambiables, sino también, para escrito el compositor y debe cantar en una tesitura que le ha sido prescrita, ha perdido la que
producirlos, en el uso de gran cantidad de personas intercambiables. Se podría conjeturar era natural de su propia voz 6.
que la inquietud constante entre el personal de aquellas industrias pesadas de producción Es natural que un músico indio, para quien un ejecutante no tiene más que pulsar
masiva, como la industria del automóvil, que depende de la intercambiabilidad de las unos pocos sonidos en el sitar para revelar su personalidad, tenga especial tendencia a
personas que sirven la línea de producción, se debe principalmente —aunque no siempre advertir esta despersonalización del ejecutante occidental, un fenómeno que incluso
en forma consciente— al disgusto que genera entre los obreros el hecho de ser de tal resulta destacado por las convenciones que la música de Occidente impone a la
manera considerados; un disgusto que cobra forma externa de la única manera en que interpretación: por ejemplo, la uniformidad en la vestimenta, la uniformidad en los
ellos pueden formularlo, es decir, la exigencia de salarios más elevados. Pero una paga movimientos del arco en el sector de las cuerdas y la distancia establecida entre los
mejor, por más que sea una forma de reconocimiento, poco puede hacer para satisfacer la músicos y el público. Dentro del conjunto, también, los músicos son intercambiables,
necesidad de ser reconocidos en cuanto individuos, de modo que el descontento se dado un nivel aceptable de competencia técnica, e incluso se puede cambiar una
mantiene. La intercambiabilidad de las personas traspasa la totalidad de nuestra cultura. orquesta entera por otra sin que por eso se modifique esencialmente para nada la
No sólo se la encuentra en el anonimato de los empleados que trabajan tras el mostrador sinfonía de Beethoven, la suite de Bach o el concierto de Mozart.
de unas grandes tiendas, en la oficina de correos o en la taquilla de la estación, sino Me referí ya antes a las actitudes contrastantes hacia el tiempo que se dan en la
incluso entre aquellas profesiones donde uno se imaginaría que las relaciones humanas música occidental y en otras, así como el concepto mecanicista del tiempo que sostienen
son vitales; en la enseñanza, por ejemplo, donde la proliferación de ayudas audiovisuales los científicos de la tradición clásica occidental.
y de los objetos más diversos intenta salvar la brecha abierta por la total carencia de rela- La idea del tiempo como una corriente en perpetuo movimiento, que viene desde
ción auténtica entre maestro y alumno. La mayoría de los niños aprenden desde muy alguna parte y va hacia alguna parte, del tiempo como una progresión lineal desde un
pequeños el juego de la intercambiabilidad. Entran en la escuela y establecen contacto comienzo hasta un final, encuentra un paralelo en la naturaleza finalista de una obra de
con la maestra de párvulos, con quien pronto entablan una relación cuasi filial. Pero música clásica, en cuanto va progresando desde un comienzo definido hacia su final
descubren que esta relación que se diría de intimidad y afecto es más aparente que real
cuando llega el momento de pasar a la clase siguiente y a la maestra siguiente; si en 6
Sufi Iniyat Kha, Music, Lahore, Sh. Muhammed Ashraf, s.f., reimpresión 1971, p.51.
predeterminado, ocupando un segmento exactamente predecible del tiempo (de un únicamente para los modelos que posan para anuncios de viajes.
tiempo homogéneo) en que cada sección se articula, sumándose, a la anterior y a la que El tiempo viviente, el tiempo tal como de hecho lo vivimos, no es homogéneo ni
le sigue, marcada cada una de ellas por la periodicidad incesante del ciclo I-IV-V-I como avanza a la velocidad constante que nos sugiere el movimiento de las agujas del reloj. La
el péndulo oscilante de un reloj. leche nunca hierve mientras la vigilas, los días pasan con más rapidez cuando estamos
Una de las funciones de la compleja articulación temporal de una obra clásica es felizmente ocupados, a un niño de cinco años le parece que la Navidad y el Día de Reyes
evitar que quien la escucha se pierda en el tiempo, que no sepa dónde está en relación no llegarán nunca, y los años pasan con más rapidez a medida que envejecemos... por
con el comienzo y con el final de la música. La proliferación en nuestra sociedad de toda más que actualmente quizá la televisión, con sus programas de media en media hora,
clase de relojes y la reiteración constante de información horaria por radio y televisión condicione a nuestros niños a un tiempo homogeneizado por el reloj mucho más
dan testimonio de una necesidad —que por cierto supera con creces las exigencias reales precozmente de lo que jamás pudieron estarlo las generaciones anteriores. Pero pese a
de la vida diaria— de saber qué hora es; en música, los recursos de articulación como las todo, nos guste o no nos guste, son las exigencias del reloj las que nos rigen. Regidos por
introducciones, peroraciones, transiciones, recapitulaciones y todas las estructuras él fichamos al entrar y salir del trabajo, fijamos horas de encuentro y procuramos
temporales como sonata, rondó, aria de capo y otras, sirven para ayudarnos a mantener cumplirlas; el día escolar está parcelado, mecánica e inexorablemente, en trozos iguales,
nuestra orientación en el tiempo. Quien escucha una obra que desconoce, en tanto que que hay que rellenar aunque nadie esté ganando nada con ello, y que han de ser respe-
esté familiarizado con estos recursos —y para estar familiarizado con ellos no es tados interrumpiendo en el momento prefijado cualquier actividad, aun cuando se esté
necesario que sepa sus nombres— sabrá siempre dónde está en la música; y la inca- en lo mejor de la diversión o del aprendizaje. Así la sinfonía se ve llevada en alas de sus
pacidad de hacerlo será motivo de inquietud e incomodidad. Según mi experiencia, acentos, parejamente espaciados, de su ciclo incesante de I-IV-V-I, desde un nítido
muchas personas habituadas a los conciertos se encuentran incómodas con gran parte de comienzo inconfundible hasta un final ya desde el comienzo establecido. No podemos
la música moderna, simplemente porque «uno no sabe dónde se encuentra en ella»; estas demorarnos en un sonido fascinante ni repetir una melodía por su forma ingeniosa; todo está
personas no pueden relajarse y dejar de preocuparse por su orientación en el tiempo. subordinado a las exigencias del diseño temporal, todo es arrebatado por la corriente
A diferencia de la mayor parte de los músicos no europeos, un compositor del tiempo lineal. El oído del músico, como el ojo del científico, no puede darse el lujo
posrenacentista juega con el sentido del tiempo de sus oyentes. La música no existe de dejarse seducir por lo hermoso, lo atrayente, lo sobrecogedor; debe llevar adelante su
puramente en tiempo presente, no toma cada momento tal como viene, sino que propósito de construir el gran diseño.
conduce al oyente hacia adelante, hacia acontecimientos futuros, con frecuencia en En otro capítulo nos ocuparemos de las consecuencias que tiene para la educación
pasajes que no tienen en sí gran interés intrínseco. Hemos visto que buena parte de un este lugar supremo que ocupa, en nuestra sociedad, el modelo científico del
movimiento clásico existe simplemente para espaciar los acontecimientos importantes y conocimiento; aquí nos limitamos a observar que una de las consecuencias de esta visión
llamar la atención sobre ellos; éstos, por así decirlo, no están plenamente presentes, ya del conocimiento como algo abstracto y que existe aparte de la experiencia vivencial de
que sólo aquellos elementos a los que llamamos temas existen cabalmente en el presente quien conoce es el acceso al poder del experto, es decir, de la persona que dispone de
musical. conocimientos en un campo determinado (puesto que es imposible que nadie sea experto
Esta visión lineal y dinámica del tiempo discrepa de lo que hemos observado en otras en todo), y cuya autoridad es, a todos los fines prácticos, absoluta, pese al hecho de que
culturas, y así como nuestra música clásica existe más en el pasado y en el futuro que en es bien probable que sus veredictos cambien constantemente; para verlo no hay más que
el presente, también así vivimos; la verdad es que parece que hubiéramos perdido en mirar las modas, con frecuencia mutuamente contradictorias, que se suceden en
gran medida la capacidad de vivir simplemente en el presente. Lo que Max Weber dominios como el de la educación y la medicina, cada una de ellas defendida por
llamaba la ética protestante se relaciona evidentemente con esta actitud, que batallones de expertos, con una autoridad que parecería haberles sido conferida por Dios.
burdamente expresada significa que estamos dispuestos a pasarlo mal en este mundo para La radical medida en que personas inteligentes, y presumiblemente bien informadas,
después pasarlo bien en el otro. Traducida a términos seculares, la ética protestante se pueden discrepar entre si sobre todos los temas imaginables sólo se explica si se
convierte en la motivación subyacente en la industrialización de la sociedad y en la considera el conocimiento no como una cosa abstracta y absoluta, sino como una
pesada faena, alienante y aburrida, que para la mayoría de las gentes de hoy (y no relación entre el cognoscente y lo conocido, como algo que es función tanto del uno
solamente entre el personal subordinado, ya que lo mismo sucede en los niveles como del otro. Si no fuera así, el acuerdo entre personas inteligentes e informadas sobre
ejecutivos) pasa por ser «su trabajo». Es necesario que nos aguantemos durante equis días todos los temas importantes sería completo. Pero por más que el sentido común nos
por semana (los menos que sea posible) haciendo algo que, por no decirlo en forma más permita ver que es así, continuamente nuestra vida pasa a ser propiedad de los expertos
enérgica, preferiríamos no estar haciendo, con el fin de disfrutar durante el resto de la por cuya mediación ha de ser validada nuestra experiencia. Tenemos expertos que nos
semana de las comodidades materiales compradas con nuestro esfuerzo y el de otros, y dicen que estamos enfermos y que nos dicen cuándo volvemos a estar bien (con lo que se
que nos aguantemos cincuenta (o cuarenta y nueve, o aunque fueran treinta y nueve, arrogan para sí el derecho de cada individuo a sus propias experiencias corporales),
poco importa) semanas de esto para poder disfrutar anualmente de unas pocas semanas expertos que nos dicen que necesitamos una nueva autopista u otro modelo de avión
de ocio o de algún paquete turístico. Daniel Bell señala la dicotomía que impone la supersónico, expertos que nos enseñan a decorar nuestra casa y cómo debe ser nuestra
sociedad moderna al exigir que un hombre se ajuste a la ética protestante en su trabajo y vida sexual o cómo tenemos que educar a nuestros hijos, expertos que pintan cuadros y
se lance de lleno a la vida alegre en los momentos de ocio, para así cumplir con el componen —y tocan— música por nosotros, y finalmente, expertos que nos dicen cuáles
imperativo de llevar al máximo tanto la producción como el consumo7. El problema es de los productos de esos expertos en composición o en ejecución debemos escuchar.
que una vez que desatendemos el don del presente, perdemos rápidamente la capacidad Los últimos ejemplos nos hacen pensar hasta qué punto el acto de la creación
de disfrutarlo; el tiempo de ocio se convierte en algo que nos pone un poco incómodos y artística ha llegado a ser algo ajeno y remoto para la mayoría de las gentes. En tanto que
que ya no podemos disfrutar en esa forma espontánea que parece una felicidad reservada de labios afuera rendimos homenaje a la creatividad del hombre común, de hecho sólo
hay una ínfima minoría de la población que se considera capaz de escribir un poema,
7
pintar un cuadro, componer una pieza de música —por no hablar de hacer una película
Daniel Bell, op. cit., p.477.
o un programa de televisión—, o de diseñar y fabricar una silla o un receptor de radio. Moses o Rousseau, «el Aduanero», pero el proceso creativo satisface una necesidad no
La creación —el proceso esencial del arte— es inaccesible para la mayoría, que debe menos profunda. Nuestra pasión por la preservación contrasta fuertemente con la
conformarse con la contemplación de obras ajenas; la evaluación y la crítica se costumbre de los chopi, que después de preparar y ejecutar una obra (en la cual ha
convierten en accesorios vitales del arte, puesto que el receptor de la obra, al carecer de participado la comunidad entera) durante un año más o menos, están totalmente
la experiencia creativa, carece también de la necesaria confianza en su capacidad para dispuestos a olvidarse de ella y reemplazarla por una creación nueva.
distinguir lo que merece ser contemplado de lo que no lo merece. Al entregar a los En tanto que consideremos que el elemento esencial del arte es el objeto creado y no el
profesionales la función creativa del arte reforzamos la tendencia cismática de nuestra proceso creativo, estaremos atados a la preservación de todo lo que ha producido el
sociedad, la división entre los que producen y los que consumen. Por cierto que todos pasado. Y, sin embargo, pese a todos los esfuerzos por mantenerlas vivas, las gentes se
somos consumidores de algo que no hemos producido, pero en la actualidad es cada vez mueren, y seguirán muriéndose. La muerte es, en nuestra sociedad, una presencia innombrable;
mayor el número de gentes que no producen nada, en el sentido físico, y que se ocupan no podemos aceptarla como un hecho y no podemos llorarla, y por detrás
exclusivamente de manejar materiales simbólicos: los oficinistas, la mayoría de los de buena parte de la investigación médica se oculta una no formulada —ni siquiera
profesionales, los vendedores, los hombres de negocios en general. Para bien de la examinada— esperanza de inmortalidad. Entre tanto, usamos la inmortalidad aparente
sociedad, se espera de nosotros que consumamos cada vez más lo que otros producen, y la de una obra de arte a modo de sustituto de la inmortalidad que deseamos y que no
sociedad emplea a algunos de sus ingenios más agudos y brillantes para persuadirnos podemos alcanzar.
de que así lo hagamos. Si se piensa que una obra de arte está en cierto sentido viva, se le ha de permitir que
En esta sociedad de consumidores, el artista se ve empujado, de grado o por fuerza, al muera cuando le llegue el momento, y se la ha de llorar si es preciso. Así como si nadie se
papel de productor de un bien que —eso espera— otros querrán consumir. Se ve muriera no habría lugar para vidas nuevas, las obras de arte del pasado, a las que no
obligado a adoptar las tácticas del publicista, aunque más discretamente, contratando dejamos morir, nos están dejando un espacio insuficiente para nueva vida creativa.
agentes, editores y representantes que ofrezcan su producto al público, y Nuestras galerías de arte, y especialmente nuestras salas de concierto, están atestadas
ocasionalmente, él mismo incurre en tretas publicitarias para llamar la atención. Las hasta la sofocación de obras pasadas, a muchas de las cuales, como a la Ultima cena de
conferencias con equipo de submarinista de Dalí, el pelo decolorado y las gafas redondas Leonardo, se las mantiene con vida por métodos que imponen a la visión del artista tanta
de David Hockney, son dos ejemplos modernos que acuden a la mente, en tanto que la violencia como la tienda de oxígeno y el goteo a que se recurre para impedir que el
famosa negativa pública de Beethoven a descubrirse ante «un mero rey» me ha nonagenario moribundo termine su vida en paz y con dignidad. Es probable que los
impresionado desde siempre como el mejor recurso publicitario de la historia del arte griegos que saquearon Troya, los soldados de la Commonwealth inglesa de Oliver
occidental. Para hacerse conocer es menester llamar la atención de un crítico que escriba Cromwell, que hicieron añicos los vitrales de las catedrales y los de Enrique VIII de
artículos elogiosos en loor de la obra del artista, con frecuencia en desmedro de quienes Inglaterra que arrasaron con los monasterios hayan tenido un concepto más auténtico de
rivalizan con éste por la atención del público (por ejemplo: «Los métodos estocásticos la función y del poder del arte que los más asiduos conservadores de museos, ministros
generados por ordenador del señor A reflejan una comprensión mucho más profunda de de turismo o productores de son et lumiére. Como dice Anatol Holt: «Todos recordaréis
los procesos básicos de la música que el serialismo total de los señores X e Y», o «Al probablemente el desastre acaecido en Florencia con las inundaciones, y el gran daño
continuar escribiendo música tonal, el señor B se mantiene saludablemente alejado de que sufrieron las obras de arte allí guardadas, Al respecto, yo tuve sentimientos muy en-
los elegantes excesos de la vanguardia, tal como los ejemplifican los señores A, X y Z», y contrados. Pensé que, desde cierto punto de vista, se lo podía considerar más como algo
así sucesivamente); de hecho, la mafia imperante en el mundo de los editores, agentes y bueno que malo; es decir, que sí, es una ocasión de duelo... pero por otra parte es algo
empresarios artísticos no le va en zaga a la que maneja la Bolsa o el mundo publicitario. que deja espacio libre. Fijaos que, totalmente aparte del espacio físico en que se las
Quienes hayan acertado a oír conversaciones entre compositores jóvenes sabrán que la guarda, en el mundo no puede haber más que cierta cantidad de obras maestras, y se han
discusión se centra más en la pugna por conseguir actuaciones, comisiones y de producir otras nuevas, cuyas relaciones con vuestras viejas obras maestras son quizá
publicaciones que en temas puramente musicales. difíciles de entender»8.
En arte, la polaridad productor-consumidor, que refleja la polaridad de que está No estoy proponiendo la destrucción deliberada de obras de arte, como tampoco
impregnada nuestra sociedad, significa que cada vez se les asigna más valor a los propongo que se asesine a los viejos. Sin embargo, es necesario que reconozcamos su
productos del proceso artístico y cada vez menos al proceso como tal. Así como en término natural de vida y lo respetemos, en vez de tratar de inmortalizarlos. Una obra de
nuestra vida económica tenemos la atención puesta en el producto y no en los medios de arte tiene su momento de gloria mayor en el momento de su creación,
producción —¿a quién se le ocurriría que el reluciente coche, bello como un sueño, que independientemente de que su propia época se la reconozca o no; sirve a su tiempo quizá
le muestran en la exposición de automóviles, con una incitante rubia en minibañador durante muchas generaciones y, amorosamente, se le ha de permitir que muera. La
sentada sobre el capó, pudo haber nacido en el ígneo infierno del alto horno y en la exhumación triunfante de otro concierto barroco para oboe, o de un ballet francés del
pesadilla estrepitosa de la línea de montaje?— también en arte valoramos el objeto, sea siglo XIX va en contra de la naturaleza misma del proceso creativo. Incluso la música de
éste el cuadro limpiado y restaurado cuidadosamente para después venderlo en cientos Bach y de Beethoven habrá servido algún día a su tiempo y habrá muerto, y quizá ese día
de miles, cuando no en millones de libras, dólares o pesetas, la ópera primitiva, restituida esté más próximo de lo que nos imaginamos. En nuestro amor por los procesos del arte y
por devotos eruditos a su orquestación original y embellecida con ornamentos auténticos de la vida debemos estar preparados para dejarlos pasar. La creación de nueva vida sólo
de la época, la primera edición de la comedia o el drama, despojada de todos los es posible si la vieja va dejando el espacio suficiente, como lo demuestra tan
aditamentos tradicionales y, en nuestro propio tiempo, la obra musical que se graba trágicamente el presente estado desesperado de superpoblación del mundo, generado en
dirigida por el compositor, en el intento de fijar de una vez por todas el objeto artístico... gran medida por la negativa occidental a enfrentar el hecho de la muerte; de la misma
y no tenemos en cuenta las capacidades creativas de las gentes ordinarias. Los objetos
artísticos que la mayoría de nosotros somos capaces de producir quizá no sean
8 Tomado de Mary Catherine Bateson, Our Own Metaphor, Nueva York, Knopf, 1972, p. 310.
comparables con los de un Beethoven o un Rembrandt, ni siquiera con los de Grandma
manera, el arte nuevo sólo puede florecer cuando la gente puede verlo y oírlo con ojos y verbo latino) el tratamiento que se le ofrece, sin que ni a él ni a su familia les quepa ningún
oídos no comprometidos con obras maestras anteriores. Y sólo si nos desvinculamos de papel en su curación, de la misma manera que aceptan sin cuestionamiento los
todo aquello podemos recuperar la auténtica relación con nuestro pasado que tan inútil- diversos servicios sociales a los que la sociedad hace depositarios de sus sentimientos de
mente intentan lograr los conservadores de pasadas obras maestras, y que otras culturas, responsabilidad hacia sus miembros más débiles. Todos son bienes que la sociedad
al parecer, mantienen con tan poco esfuerzo. compra y paga, y todos se van volviendo, en la actualidad, cada vez más caros, demasiado
La labor de los musicólogos ha tenido otro efecto, que se relaciona con la pasión por para que podamos permitírnoslos, por lo menos en sus formas actuales. El problema
el conocimiento abstracto: sabemos más de la música del pasado y de su historia que sigue siendo en principio insoluble, mientras la comunidad no recupere sus derechos y
quizá ninguna otra generación en la historia, y sin embargo la vivencia que tenemos de responsabilidades en lo tocante a la educación, la sanidad y los servicios sociales...
ella está gravemente viciada. La actitud musicológica impregna nuestra vida musical; además de volver a reivindicar para sí misma el derecho a la práctica de la música y de
cuando prepara un programa de concierto, automáticamente el intérprete dispondrá en otras actividades artísticas.
orden cronológico las piezas que lo integran, y cualquier otra disposición será Tal como lo dice Jean Duvignaud en la cita que encabeza este libro, «por mediación
necesariamente resultado de una decisión consciente. Los programas de música que se de los símbolos que nos ofrece una obra de la imaginación, participamos en una sociedad
emiten por radio tienden a estar construidos en torno de una idea musicológica o potencial que está más allá de nuestro alcance». A lo largo de los tres siglos de la
histórica: una comparación entre dos compositores o ejecutantes, la forma en que triunfante visión científica del mundo ha habido muchas obras de la imaginación que
evolucionó un compositor desde el Op. I al Op. X, la relación del artista con sus fuentes han ofrecido precisamente ese tipo de sociedad potencial como alternativa a la existente;
literarias, y cosas semejantes. El concepto mismo de un «programa bien equilibrado» bajo esta luz se puede ver, en su totalidad, el movimiento romántico. Sin embargo, en el
depende de tales consideraciones, lo mismo que la idea, más reciente, de una colección siglo XX la visión de la sociedad potencial cobró fuerza y coherencia al ir forjando un
de discos bien equilibrada; ambas suponen tácitamente que los conocimientos sobre lenguaje nuevo, tanto en poesía, música, pintura y teatro como en el nuevo arte fílmico.
música son más importantes que tener de ella una vivencia directa, y en ninguno de los Los capítulos siguientes intentarán trazar los principales rasgos de este nuevo
dos casos parece que tuvieran mucha importancia las consideraciones referentes al puro movimiento en la música; sin la pretensión de hacer una presentación histórica amplia,
placer de oír. nos proponemos simplemente sugerir una manera posible de considerar la historia de la
Así, tanto en música como en otros aspectos de la vida, hemos llegado a delegar música en nuestro siglo. Si efectivamente el nuevo movimiento ha tenido en su crítica
nuestra experiencia a los expertos, y no sólo a los que componen y ejecutan la música en más «éxito» que el movimiento romántico no viene al caso; lo que sí importa es que
nuestro nombre, sino también a los que nos dicen qué es lo que debemos escuchar y podamos encontrar, aquí como en todas las artes, las formas oscuramente percibidas de
convierten su condición de expertos en el filtro de nuestra experiencia. Realmente, ideas que todavía no han emergido plenamente de la matriz de la sociedad.
quienes dicen que ellos nada saben de música, pero sí saben qué es lo que les gusta
tienen suerte; la mayoría de los que no son expertos en música no se atreven a formular
semejante afirmación, ya que con frecuencia tienen miedo hasta de decir si una pieza
determinada les ha gustado sin haber averiguado primero cuál es la opinión del experto.
Esta es la trampa que acecha a la sociedad que reverencia el conocimiento abstracto; un
conocimiento así, en vez de difundirse a través de la sociedad, sólo puede ser accesible a
unos pocos, y da a quienes saben el poder sobre los que no saben. Como no hay quien
pueda saberlo todo, no sólo nos encontramos con que es cada vez más difícil controlar a
los que saben, o pretenden saber, sino también con que el conocimiento de los que saben
se da en campos tan pequeños, y unido a una ignorancia tal de todo lo que está fuera de
tales campos, que son incapaces de tomar decisiones sensatas sobre cuestiones que
afectan a la sociedad como tal. Los ingenieros que construyen autopistas son los últimos
a quienes se puede pedir un pronunciamiento sobre la necesidad de las autopistas, como
tampoco pueden dictaminar los maestros sobre la necesidad de enseñanza, y no hay
quien sea tan incapaz como los musicólogos para hablar con autoridad del placer de oír
música.
La separación entre productor y consumidor se ve confirmada por la habilidad
técnica, cada vez mayor, de los ejecutantes. Uno tras otro, en concursos de piano, violín
y otros instrumentos, los jóvenes músicos hacen gala de una destreza que habría hecho
palidecer a Liszt o a Paganini; el hecho de que de tanto en tanto aparezca alguno con
verdadera capacidad e intuición musical no altera el hecho de que, al establecer
estándares de eficiencia técnica a los que un intérprete no profesional no puede apro-
ximarse siquiera, están alejando cada vez más la práctica musical del alcance del
ciudadano promedio, y lo van encasillando en forma cada vez más compleja en el papel
de consumidor. El proceso encuentra paralelos en múltiples dominios de la sociedad que
hemos ido entregando a los profesionales: no sólo en la educación, un ámbito donde los
jóvenes son meros consumidores de conocimiento, sino también en la medicina, donde
el paciente acepta pasivamente (las palabras «paciente» y «pasivo» se derivan del mismo

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