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La política de la creencia
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LA POLÍTICA DE LA CREENCIA
Resumen
Se discute sobre los procesos que subyacen en la conformación de la cultura
política, desde la óptica de la psicología colectiva. Las sociedades se estructuran
en función de las formas de participación ciudadana y de sus significados
compartidos (mitos, valores, ideas y tradiciones), los cuales se vinculan con los
diferentes tipos de relaciones políticas entre los actores sociales. Un ejemplo de
ello, es la permanencia de bases sentimentales y místicas en la conducta de las
sociedades (por ejemplo, el fatalismo y el destino), y su relación con la vida
política. El artículo describe las diferentes creencias de la política. Finalmente se
plantea la inquietud sobre el futuro de las relaciones sociales y las formas de vivir
la política.
Abstract
We discuss about the social process in the political culture from the collective
psychology point of view. The types of citizen participation and the collective
means are related with some particular forms of political life. For example, in our
society remain some sentimental and religious thinkings about the fatalism that are
related with the political life. This article describe the differents beliefs of the
politics, too. Finally, a question about the future of the social relations and the types
of political actions is outlined to make a different analysis of the social life.
Profesores de Psicología Social, Universidad Autónoma Metropolitana – Iztapalapa. Edificio H, Cubículo 105, Av.
San Rafael Atlixco # 186, Col. Vicentina, Iztapalapa, 09340, México, D.F. E-mail: gabedor@hotmail.com
Arciga, S. y Tinoco J. (2003) “La política de la creencia”, Psicología Iberoamericana,
Vol. 11, No. 4, 258-264. ISSN 1405-0943
LA POLÍTICA DE LA CREENCIA
Se dice con acierto que gobernar es prevenir; esto que se dice fácil, es la principal
asientan los acontecimientos políticos, es el caso del pensamiento social. Para aproximarnos a
este, vamos a intentar -desde la psicología colectiva- describir los elementos que constituyen la
cultura política. Ya que consideramos que si es posible elaborar una buena descripción de esta,
Las fuerzas que determinan las acciones de una sociedad son: “complejas fuerzas
naturales, económicas, históricas, políticas que con el paso del tiempo terminan, finalmente por
Estas fuerzas acaban transformándose en fuerzas psicológicas” (Le Bon, 1912:8). Con base en
moderna.
constitución.
social, enmarcado por los signos de la lógica del funcionamiento del sistema social.
Así, la modernidad que era una idea, se convierte en pensamiento social. La construcción
representación colectiva, es decir, la construcción del poder sobre el que se asentaron los
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cultura política vigente nos remite a la génesis del estado de lo político. Cabe recordar que las
sistema cultural de una sociedad, y la estructura simbólica en torno a la cual una sociedad
la sociedad porque participan en sus representaciones colectivas, las que traducen sus
significaciones sociales: mitos, valores, ideas, normas, proyectos, tradiciones. Estas categorías
del conocimiento son los marcos del pensamiento que instituye la sociedad. Estos marcos
Representaciones e Ideología
Las ideologías tienen en común: una convicción política, una visión religiosa, un juicio
moral y un estilo de vida. (Rouquette, 1996:165). La función principal de las ideologías, es servir
de referencia para toda experiencia del mundo; de la misma manera en la interpretación del
pasado que en el surgimiento del presente. Es en este sentido que reagrupan creencias,
El caso particular que nos ocupa la cultura política nos remite a las categorías que
Moscovici utiliza sobre las ideas que son resistibles y las que son irresistibles. Estas se refieren
las segundas, por el contrario, dependemos de ellas para vivir y actuar (Moscovici, 1993:50).
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Esta idea nos indica que las ideas resistibles son aquellas que consideramos a nuestro
alcance, que podemos cambiar según los acontecimientos. Por otro lado numerosas ideas del
ámbito del sentido común, de la política, de la religión e incluso de la ciencia, las consideramos
irresistibles por naturaleza, ya que no somos libres de deshacernos de ellas. Este tipo de ideas
son la sustancia de las creencias, que aparecen en nuestra reflexión hasta el punto de no
Visto así, podemos decir que nuestra vida colectiva transcurre en una tensión
permanente entre las ideas que gobernamos y las que nos gobiernan. Es en este sentido, que
sentido que le permitan a las sociedades vivir dentro de un proceso lógico. “La cultura política
hacer, para decidir o para consentir que otros decidan lo que, es la esencia última del consenso
popular” (Cordova,1973:319).
Cultura Política
reconocerse en las fuerzas de las creencias y la afectividad que plantea la psicología colectiva,
pero estas son fuerzas subjetivas que forman o hacen actuar a los grupos humanos. Podemos
recordar que la llamada Psicología de las masas nació con la revolución, indica la emergencia
de nuevos sujetos sociales, y plantea los procesos sobre los cuales se asienta el tránsito social
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psíquica de las colectividades que, volviéndose miembros de un grupo –de una masa- se
La segunda toca a las minorías activas, dispuestas y atraídas por disentir en una
sociedad que impone sus maneras de sentir, de ver, y de pensar. No deja de sorprendernos
cómo estas se cristalizan en disidencia, vanguardias y en elites, y cómo terminan por convertir
una masa sin el mínimo poder o la mínima credibilidad en el baremo político. Es en este sentido
que se propone que, la psicología de las masas y la psicología de las minorías son el
fundamento de la psicología política. (Moscovici, 1989:23). ¿Qué queremos decir con esto?.
comunes. Esta psicología orienta nuestros pensamientos y dirige nuestras acciones. Gracias a
sentido aplicar el método experimental, y considerar que permite averiguar los fundamentos de
sociales; las causas de la propagación de los sistemas políticos, las oscilaciones de la opinión
pública, el papel de las creencias. Podemos decir que “a esta, hay que dirigirse para intentar la
comprensión de los acontecimientos cuya sucesión constituye la historia” (Le Bon, 1912:21).
Diagnóstico
Somos el resultado de las ideas de los filósofos cuyo pensamiento orientó nuestra
época. Resulta sorprendente observar la manifestación del pensamiento realizado: las fuerzas
maravillosas y/o malignas puestas al servicio del hombre; el espacio conquistado, la palabra
genético y demás.
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material de las civilizaciones, todavía tiene muy poca influencia en la conducta de los hombres.
Podemos afirmar qué las creencias políticas y sociales modernas tienen las mismas bases
sentimentales y místicas que las creencias religiosas, y las pasiones que edificaron la cultura de
En este sentido continúa el mundo siendo regido por fuerzas que se manifiestan bajo la
forma de creencias políticas a las cuales se considera como verdades indiscutibles. Podemos
decir que, las divinidades que sirvieron de base a las civilizaciones, han sido actualizadas a
través de las ilusiones políticas o sociales a las que se atribuye un poder parecido al de los
antiguos dioses.
ha sido de los ideales religiosos. En este sentido podemos decir que, cada época, aparte de los
ideales religiosos, recibió la influencia de un ideal político. Así, por ejemplo, el ideal político en
Francia durante el siglo XVII fue la monarquía, en el siglo XVIII, la revolución creó monarquías
El fundamento de la política
El fatalismo es una herencia antigua, que en la cumbre de las cosas y dominando a los
dioses y a los hombres, colocaban un poder llamado destino. Sus decisiones eran
Fatalidad histórica
experimentarse como resultado del pasado. En épocas pasadas era usual, recurrir al azar o a la
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suerte, bajo el aspecto de fortuna, para atribuir todas las casualidades a la mano de dios. De
(Kosellek, 1993:157).
Con el transcurso del tiempo la fortuna se consolida como una creencia popular; por el
intervención del hombre. Por lo tanto, nos indica la repetibilidad de todo acontecer, que no
puede introducir nada fundamentalmente nuevo en este mundo y en sus vicisitudes. Esta es la
fatalidad-, que dan forman al contexto de los acontecimientos, en tanto nos permiten interpretar
vida y en su sentido.
Pero, en otro sentido fortuna o fatalidad son palabras vacías de sentido, que deben su
origen al profundo desconocimiento de un mundo que confiere nombres a los efectos de causas
Fatalismo
Para los países latinos, esto ha sido una constante de preocupación, estudio, discusión y
psicología, quizás el mejor ejemplo sea Ignacio Martín-Baró, quién estudia el carácter
ideológico del fatalismo latinoamericano (1987). Para él los pueblos latinos se hallan en un
estado que los mantiene al margen de su propia historia, y en donde los grupos minoritarios que
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toman el turno en el poder, se hacen justicia divina por su propia mano, mientras para el pueblo
todo sigue igual. Es decir, que sin memoria histórica ni proyecto de vida, la perspectiva latina
posibilidades del futuro sólo sirven para confirmar la inevitabilidad del destino.
maneras de situarse frente a la propia vida, en la que el fatalismo es la relación de sentido que
establecen las personas consigo mismas y con los hechos de su existencia, que se traduce en
forma de pensar, una visión de vida, es la profecía que se cumple, posibilitando aquello que
postula
pensamiento colectivo se desarrollan pautas culturales, que les permite vivir en un mundo; con
estilo de vida que florece en un determinado contexto social, y qué constituye el sentido de lo
consecuencia rigurosa de ciertas causas que se repite cuando las mismas cosas se producen,
sin que la voluntad de ningún ser superior pueda intervenir en este encadenamiento. Lo que
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nos coloca en una perspectiva práctica, donde es claro que la fatalidad no es más que la
el curso de los astros, etc. Lo más que podemos hacer, es determinar sus
3. Las fatalidades artificiales, creadas por nosotros y que llenan nuestra historia.
Difícil es luchar contra ellas, porque constituida una causa sus efectos tienen
Ahora estamos en condiciones de decir, que para poder combatir las fuerzas que
gobiernan las cosas, es necesario conocerlas. La psicología colectiva, como ya dijimos nos
enseña; a mirar las fatalidades que orientan y dificultan a todas horas nuestra la vida; enseña a
los hombres a conducir, dirigir, disociar y destruir los elementos cuyo conjunto forma las
El destino de nuestros pueblos latinos es muy incierto, porque los políticos no reconocen
lo que decimos, además tienen una vida efímera, por lo qué viven al día sin preocuparse del
porvenir. Y una política que sólo se preocupa del momento actual, está condenada a sufrir los
Podemos además observar que , no cesamos de crear fatalidades que infiltran el poder
de la sociedad, en tanto generan indiferencia para las causas sociales, y se manifiesta como
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seducir, convocar y orientar las voluntades. El resultado es dramático, a las fatalidades sólo le
pueblo, sino por sus gobernantes: no son las multitudes las que forman la opinión, sino las que
la siguen, y las asumen. Es decir, sólo en apariencia gobiernan las multitudes, ya que lejos de
ser verdaderamente populares los gobiernos, representan una minoría que ha creado y dirige el
A. El estado
derecho divino, y por lo tanto el nuevo sitio donde residen los dioses. Se constituye en la
religión de los pueblos latinos, la única que es universalmente respetada, y que nadie
procurando en este ejercicio la menor iniciativa y participación ciudadana, norma que enseña a
la sociedad que la política es cosa de expertos, por lo tanto queda fuera del interés, motivación
donde el estado representa la forma moderna del derecho divino (Kliksberg, 1989).
cuales se encarga (Hopenhayn, 1994). El público ha descubierto con estupor que ni plan, ni
confusión, es la memoria del estado. Si tuviéramos que construir un slogan para describir el
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en los derroches de los secretarios, en los hábitos de pereza y de indolencia que el personal ha
Las quiebras de las que nos enteramos cotidianamente, han dejado de sorprendernos,
ya que son consecuencia de la cultura organizacional vigente. Y del pensamiento social en que
esta se sustenta; hombre faltos de iniciativa, sin responsabilidad, manifiestan bien pronto su
B. Los dirigentes
diluyen en múltiples personas, que forman parte de una cultura débil, sin misión clara, sin metas
y objetivos determinados, que hace imposible que dichas secretarias sean efectivas. Y en
donde observamos agentes gubernamentales, divididos en secretarias distintas, sin objetivo, sin
administraciones, por intervención de las cuales ejerce su acción. Estos se constituyen en una
minoría que dirigen los destinos del país, en donde el poder no pertenece a la nación, sino a los
funcionarios públicos: aquí cabría preguntar ¿valió la pena hacer la revolución para caer bajo la
C. Minorías
Ésta historia, desde el punto de vista de la psicología política es muy interesante. Y nos
enseña como un puñado de hombres resueltos puede llegar a fundar una nación sobre la base
grupos homogéneos, que no poseen otro patriotismo que el del grupo a que pertenecen, los
que les permite estar dispuestos a sacrificar el interés general. Hemos visto con asombro a
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estos grupos tratar al resto de la nación como una ciudad sitiada, sin preocuparse de las ruinas
manifiesten la más ligera duda respecto al poder infalible de las constituciones y de las leyes.
Todos los partidos poseen, en efecto, un mismo ideal: reformar la sociedad a fuerza de
decretos y pedir la constante intervención del estado en la vida social de los ciudadanos. Son
muy interesante las estadísticas que presentan las diferentes cámaras y los argumentos de que
Observamos como, persuadido el legislador del poder de las leyes, legisla para remediar
males cuyas causas desconoce. Son innumerables las medidas legislativas que han producido
un resultado contrario al que se proponían alcanzar. Nos podemos remitir a las pensiones, a las
muchas leyes son útiles desde que nacen. La costumbre es consecuencia de las necesidades
sociales, industriales y económicas de todos los días; la jurisprudencia las fija y entonces la ley
las sanciona. Es decir, lo que sanciona la ley es el estado social del momento. El legislador no
puede intervenir útilmente sino en el último de estos períodos (Le Bon, 1912:52).
razón. Esta idea contiene la siguiente historia, la existencia social de las leyes esta en la
mentalidad colectiva, no en lo que sostienen los legisladores, que la vida social se organiza
mediante decretos. Los gobernantes, como los sacerdotes de las divinidades antiguas, ignoran
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E. Las promesas
Después de la revolución, las promesas, como método, han sido el azote de las
democracias. Prometer es fácil, cumplir las promesas difícil. Aquí el tiempo es un factor
importante, ya que sin duda, se puede aplazar algún tiempo la realización de las promesas,
invocando la oposición de los partidos, la liberalización del cambio o cualquier otro argumento;
pero llega el momento en que los electores acaban por convencerse de que se le ha engañado.
Entonces pierde sus ilusiones. El método cumple su objetivo, seducir, aplazar, engañar,
convencer, desilusionar.
Engañado, con grandiosas promesas, se llega a advertir que los únicos conflictos que
preocupan a los gobernantes son los de interés partidista, grupal y/o personal y que su moral
tiende siempre a su beneficio. Hay que ver a los candidatos, tan humildes cuando solicitaban
los votos, desentenderse de los ciudadanos que los apoyaron y ahora les preguntan por sus
promesas.
Cabe mencionar, que algunos representantes tienen ciertamente buena voluntad, pero
nada. Siempre esta el presidente de su partido, el programa, las metas, las lealtades. Podemos
decir que, la tiranía anónima de los burócratas nos deja con muy pocas esperanzas.
De este modo, la vida política puede concebirse como un compromiso entre dos
potencias las promesas y la corrupción. La costumbre de las promesas hace naturalmente muy
obedientes a los políticos ante las amenazas, entonces ceden por temor de ver ceder a los
La baja popularidad del parlamento (de acuerdo a las encuestas del IFE. y de
gobernación) son las ilusiones creadas por el abuso de las promesas; tentativas de realizar
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leyes, el favor sustituido a la justicia, el desorden en los servicios públicos, el déficit en los
presupuestos, donde los intereses privados y de favoritismo prevalecen sobre el interés general
(basta observar los resultados de las encuestas de transparencia y los análisis de corrupción).
que gracias a la razón capital de que la democracia es el prisma a través del cual nos miramos
como sociedad.
El pensamiento social
Podemos intentar concluir, diciendo que para transformar a las sociedades; el estudio de
los diversos elementos de una civilización, las instituciones, las creencias, la literatura, la
lengua, las artes nos indica que estas corresponde a ciertos modos de pensar y de sentir de
los pueblos que los han adoptado y que únicamente existe transformación cuando esas formas
Quizás los grandes efectos nacen del conjunto de las pequeñas causas, en la historia,
con frecuencia los millares de hechos insignificantes, algunas veces inadvertidos, cuya síntesis
forman los grandes acontecimientos, terminan por orientarse en una misma dirección.
Encauzados en esta dirección todos estos acontecimientos diarios, engendran corrientes que,
muy débiles en su comienzo y fáciles de desviar, llegan a ser irresistibles, cuando su fuerza
aumenta suficientemente.
Los psicólogos seriamos útiles estudiando los hechos diarios de la vida social y
procurando determinar sus causas. De ello resultaría acaso el conocimiento de la lógica social.
Es en este sentido que los asuntos dignos de observación abundan, y si nos son extraños, se
debe a que la psicología no ha sabido todavía aprender a mirarlos para así desentrañar sus
causas. Los sucesos importantes nos son ajenos hasta, que los describimos como movimientos
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Pregunta final
Los discursos de todos los científicos sociales, de los oradores políticos desde el
de este período demuestra, lo contrario. Todas nuestras batallas políticas han tenido por causa,
casi exclusiva, la de qué partido ejercería esta tiranía y qué clases de ciudadanos lo soportarían
Nos podemos preguntar si el presente siglo asistirá por fin, al nacimiento de una nueva
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