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Premios para los mejores

Veamos, en primer lugar, lo que ganaban los atletas antiguos con sus
triunfos. Había dos tipos de competiciones. En primer lugar, estaban los
<<juegos por coronas»; eran los más importantes, los llamados Juegos
Panhelénicos: Olímpicos, celebrados en Olimpia; Píticos, en Delfos;
Ístmicos, en Corinto, y Nemeos, en Nemea. En todos ellos, los vencedores
recibían como premio una corona vegetal que simbolizaba su triunfo.

En segundo lugar, figuran los juegos en los que los vencedores recibían
premios de valor material, a menudo elevado. Por poner un par de ejemplos
significativos: en los más importantes de estos últimos, los Juegos Ánfora panatenaica
de figuras negras.
Panatenaicos de Atenas, a mediados del siglo IV a.C., quien vencía en la
520 a.C. Museo
carrera del estadio (que no era la prueba mejor dotada económicamente) Británico, Londres.
recibía como premio cien ánforas de aceite, algo que equivalía, como
mínimo, al salario que recibía un
trabajador especializado durante cuatro años; y ya en el siglo
II a.C., en una ciudad de Asia Menor un vencedor olímpico
recibió 30.000 dracmas sólo por participar en unos juegos
locales, en una época en la que un soldado romano recibía,
como mucho, una paga de 300 dracmas por año.

¿Y qué ocurría en el caso de los Juegos Panhelénicos? En


Olimpia, los vencedores recibían como recompensa una
corona de olivo, corona que era de laurel en los Juegos Píticos
de Delfos y de apio en los juegos Ístmicos y Nemeos. Sin

El descanso de un púgil

Esta estatua de bronce, obra del escultor Apolonio,


muestra a un púgil desnudo y con las manos
envueltas en unos cestos (unas tiras de cuero que
servían de protección). Museo Nacional Romano,
Roma.
duda, como ocurre en las modernas Olimpíadas, el deseo de triunfar, y no el dinero, era el
primer incentivo de los atletas. No obstante, al igual que actualmente, cuando cada país
acostumbra a mostrar su agradecimiento, a menudo en metálico, al atleta que ha dejado bien alto
su pabellón nacional, y la cotización del propio deportista aumenta considerablemente tras un
comportamiento destacado en una competición importante, también en la antigua Grecia de un
triunfo en alguno de los grandes juegos se derivaban numerosas ventajas. Una larga serie de
honores y recompensas aguardaba al atleta vencedor en su patria, como fiel testimonio de la
importancia que la comunidad otorgaba a los ciudadanos que la representaban en el terreno
deportivo, con los cuales se identificaba con un fervor de sobra conocido en el deporte moderno.
EL TEMPLO DEL REY DEL OLIMPO

El templo de Zeus se alzaba en la arboleda sagrada de Olimpia, el Altis. Los frontones escultóricos se realizaron en mármol de Paros. El frontón oriental mostraba a Zeus en el
centro, flanqueado por Pélope y Enómao, rey de Élide, antes de iniciar una carrera de carros, mientras que el occidental mostraba una lucha entre lapitas (encabezados por su
rey Piritoo y el héroe ateniense Teseo) y centauros, presidida por Apolo. Las doce metopas del templo reproducían los trabajos de Hércules. El santuario albergaba una estatua
de Zeus, realizada por Fidias en oro y marfil en el año 432 a.C. Con sus 13 metros de altura, era considerada una de las siete maravillas del mundo.
Entrada oriental del templo, con seis columnas dóricas sobre las que hay un friso de corrido. ILUSTRACIONES: ECOLE NATIONALE DES BEAUX-ARTS, PARÍS

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