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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE LA HABANA JOSÉ A.

ECHEVERRÍA “CUJAE”
FACULTAD DE INGENIERÍA AUTOMÁTICA Y BIOMÉDICA

Tarea Evaluativa de Anatomía y Fisiología Humana

Caracterización de las células eucariotas y


procariotas.

Autor:
Magela Benavides García

Villa Clara, octubre de 2021

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RESUMEN
La división del mundo vivo en las ramas procarionte y eucarionte, se debe a los
resultados obtenidos al examinar a las células con el microscopio electrónico,
el cual reveló por primera vez la naturaleza estructural de su contenido interno.
Las células procariontes, bacterias en su mayoría, presentan estructuras
relativamente simples, carente de organelos membranosos. En cambio, las
células eucariontes (protoctistas, hongos, plantas y animales) son más
complejas: el material genético está situado en un núcleo y el citoplasma
contiene organelos rodeados de una doble membrana. Las células eucariotas
también muestran una gran diversidad entre ellas es por eso que en este
trabajo además de mencionar las características entre las células procariotas y
eucariotas con el fin de compararlas, se incluyen las células eucariotas vegetal
y animal.

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Tabla de contenido
INTRODUCCIÓN ........................................................................................... - 4 -

CAPÍTULO 1: ASPECTOS GENERALES ...................................................... - 5 -

1.1 Historia y Teoría Celular.................................................................... - 5 -

1.2 Características generales .................................................................. - 6 -

CAPÍTULO 2: CÉLULAS PROCARIOTAS. .................................................... - 9 -

CAPÍTULO 3: CÉLULAS EUCARIOTAS. ..................................................... - 11 -

3.1 Células vegetales ............................................................................ - 17 -

3.2 Células animal ................................................................................. - 21 -

CONCLUSIONES......................................................................................... - 22 -

Referencias .................................................................................................. - 23 -

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INTRODUCCIÓN
¿Qué significa estar vivo? ¿Cuáles son las propiedades fundamentales que
caracterizan a los seres vivos y los distinguen de la materia inerte? La
respuesta comienza con un hecho básico que, en la actualidad, los biólogos
dan por supuesto, pero que marcó una revolución en el pensamiento cuando
fue establecido por primera vez hace 170 años: la célula es la unidad
morfológica y funcional de todo ser vivo. Aisladas son las formas de vida más
simples; los organismos superiores, como el hombre, son comunidades que
derivan del crecimiento y la división de una célula fundadora única: cada
animal, vegetal u hongo es una colonia extensa de células individuales que
cumplen funciones especializadas, coordinadas por sistemas complejos de
comunicación. La estructura se automantiene activa mediante el metabolismo,
asegurándose la coordinación de todos los elementos celulares y su
perpetuación por replicación a través de un genoma codificado por ácidos
nucleicos.

En este seminario se pretende realizar una detallada caracterización de las


células, dividiéndolas en dos grandes grupos: procariotas y eucariotas, y dentro
de estas las vegetales y animales. Con el único objetivo de facilitar el análisis y
comprensión de los contenidos expuestos, primeramente, se explican de
manera general elementos comunes a todas las células, para entrar luego en
las especifidades de cada grupo. Estos conocimientos servirán como base en
el desarrollo de futuros proyectos de mayor complejidad dentro del campo de la
biomédica pues resulta imposible estudiar el mundo vivo ignorando su unidad
de estructura y función.

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CAPÍTULO 1: ASPECTOS GENERALES
1.1 Historia y Teoría Celular
La historia de la biología celular ha estado ligada al desarrollo tecnológico que
pudiera sustentar su estudio. De este modo, el primer acercamiento a su
morfología se inicia con la popularización del microscopio rudimentario de
lentes compuestas en el siglo XVII, se suplementa con diversas técnicas
histológicas para microscopía óptica en los siglos XIX y XX y alcanza un mayor
nivel resolutivo mediante los estudios de microscopía electrónica, de
fluorescencia y confocal, entre otros, ya en el siglo XX. El desarrollo de
herramientas moleculares, basadas en el manejo de ácidos nucleicos y
enzimas, permitieron un análisis más exhaustivo a lo largo del siglo XX y hoy
continúa siendo objeto de importantes investigaciones.

Algunos de los primeros exploradores del mundo microscópico fueron Malpigui


(1628-1694), Greew (1641-1712) y Hooke (1635-1703) en el siglo XVII y XVIII,
ellos identificaron una especie de celdillas o cámaras en diversos tejidos
animales y vegetales. Por la misma época, Leewenhoek (1632-1723) comienza
a observar numerosos preparados bilógicos y descubre seres microscópicos a
los que denominó animáculos, que no eran más que microorganismos como
bacterias y protozoos, desconocidos hasta el momento. Durante el siglo XIX se
construyen mejores microscopios y se desarrollan nuevas técnicas de
coloración para los preparados lo que permitió que en 1831 Brown (1773-1858)
distinguiera en el interior de las células de diferentes organismos un punto
oscuro, el núcleo. En 1839 Schwann (zoólogo, 1810-1882) y Schleiden
(botánico, 1804-1881) reinterpretaron todos los conocimientos que existían
sobre las células y en base a sus propios estudios desarrollan la Teoría
Celular, esta planteaba que todos los animales y vegetales están compuestos
por células. Ferdinand Cohn (1821-1902) afirmó que no sólo los animales y
vegetales están formados por células, sino que los microorganismos tienen
estructuras similares a las células. En 1855 Virchow (1821-902) propuso que
todas las células provienen de otra célula y Pasteur (1822-1895) realiza
experimentos donde demuestras que los organismos unicelulares también se
generan a partir de otro preexistentes. Brucke (1819-1892) y Schultz a
mediados del siglo XIX, destacan la importancia de los “jugos celulares” en el

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funcionamiento de los seres vivos confirmando que la célula no solo es la
unidad estructural sino funcional. El carácter universal de la Teoría Celular se
demostró gracias a la aportación de Ramón y Cajal en sus estudios sobre el
tejido nervioso, utilizando las técnicas de tinción de Camilo Golgi se pudo
observar la individualidad de las neuronas. En 1937 el biólogo francés Edouard
Cha-propuso los términos procariótico (proantes; carión, núcleo) para describir
a células que no contienen núcleo y eucariótico ( eu, verdadero; carion núcleo)
para denotar a las células con núcleo [1] .

1.2 Características generales


Pese a la extraordinaria diversidad todos los organismos las células vivas
poseen características que les permiten diferenciarse de los sistemas químicos
no vivos. La nutrición es el proceso en el cual toman sustancias del medio, las
transforman, liberan energía y eliminan productos de desecho, mediante el
metabolismo. Cada célula crece y se divide, formando dos células mediante la
división celular como consecuencia de los procesos nutricionales. Muchas
células pueden sufrir cambios de forma o función en un proceso llamado
diferenciación celular, cuando esto ocurre, se forman nuevas sustancias o
estructuras y otras dejan de formarse. Todas responden a estímulos químicos
y físicos tanto del medio externo como de su interior y, en el caso de células
móviles, hacia determinados estímulos ambientales o en dirección opuesta
mediante un proceso que se denomina quimiotaxis. Además, frecuentemente
las células pueden interaccionar o comunicar con otras células, generalmente
por medio de señales o mensajeros químicos, como hormonas,
neurotransmisores y factores de crecimiento.

Se parecen de un modo asombroso en los detalles de sus propiedades


químicas y comparten la misma estructura para la mayoría de las funciones
básicas. Están rodeadas de una envoltura que las separa y comunica con el
exterior, controla los movimientos celulares y mantiene el potencial de
membrana. También poseen un medio interno acuoso, el citosol en el que
están inmersos los orgánulos celulares. Las instrucciones genéticas están
almacenadas en moléculas de ADN, estas son leídas, o transcriptas, en un
conjunto de polímeros químicamente relacionados denominado RNA, aunque
estas moléculas cumplen diversas funciones, la clase principal actúa como
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RNA mensajero traduciendo la información a otro tipo de polímero denominado
proteína. Estas a su vez dominan el comportamiento de la célula y actúan
como soporte estructural, catalizadores químicos, motores moleculares, entre
otras funciones. Las proteínas están compuestas por aminoácidos, y todos los
organismos vivos utilizan el mismo conjunto de 20 aminoácidos, estos se unen
en diferentes secuencias y confieren a cada molécula proteica una forma
tridimensional diferente, generando la gran diversidad existente en la biosfera.

Los elementos estructurales y funcionales que poseen las células como


sistemas termodinámicos complejos, posibilitan su supervivencia; no obstante,
presentan modificaciones de estas características comunes que permiten su
especialización funcional y ganancia de complejidad. Las células procariontes y
eucariontes pueden distinguirse por su tamaño (Fig. 1) y por el tipo de
orgánulos que contienen. La mayoría de los procariontes son unicelulares y
miden de 1 a 10 um de diámetros, en cambio casi todos los eucariontes son
multicelulares y sus células tienen un diámetro de 10 a 100 um.

Figura 1: Comparación entre el tamaño de un célula procariota y una eucariota.

Internamente las células eucariontes son más complejas que las células
procariontes tanto estructural como funcionalmente. Las células procariontes
contienen cantidades pequeñas de ADN que constituye el único cromosoma
circular situado en una región celular denominada nucleoide el cual carece de
membrana limitante para separarlo del citoplasma que lo rodea [2]. Las células
eucariontes, presentan mayor cantidad de ADN combinado con proteínas que
forman varios cromosomas lineales ubicados en el núcleo, región rodeada por
una membrana nuclear, el número de cromosomas varía según la especie.

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El citoplasma de los dos tipos de células es también muy diferente. En el caso
de las células procariontes esta región está desprovista prácticamente de
estructuras membranosas. Las excepciones a esta generalización incluyen los
melanosomas, derivados de pliegues de la membrana plasmática y las
membranas fotosintéticas complejas de las cianobacterias. Por lo contrario, las
células eucariontes contienen un arreglo de orgánulos membranosos que
sirven para dividir el citoplasma en compartimientos dentro de los cuales
pueden efectuarse actividades celulares especializadas. Las células vegetales
y algunos protoctistas poseen organelos membranosos adicionales
(cloroplastos), pero también presentan estructuras que carecen de membranas,
como es el caso del citoesqueleto cuya función es dar forma a la célula y
participar en la contractibilidad y movimiento de la misma [2].

Otra diferencia importante es que las células eucariontes se dividen por un


proceso denominado mitosis, en el cual los cromosomas duplicados se
condensan en estructuras compactas y posteriormente son separados por un
conjunto de proteínas que constituyen el huso mitótico. En los procariontes el
ADN se duplica y las dos copias se separan por el crecimiento de una
membrana celular interpuesta que divide a la célula original en dos. El proceso
anterior comúnmente se le conoce como fisión binaria. La mayoría de los
procariontes tienen reproducción asexual, sólo poseen una copia de su único
cromosoma, aunque algunos son capaces de llevar a cabo la conjugación, en
el cual un fragmento de ADN pasa de una célula a otra, pero la célula receptora
casi nunca recibe un cromosoma completo del donador.

Casi todos los procariontes respiran anaeróbicamente, contrario a los


eucariontes que, en su mayoría, son aerobios. Algunas células eucariontes
incluyendo muchos protoctistas, células vegetales y animales presentan una
extensión extracelular móvil llamada undulipodio (antes cilio o flagelo), el cual
contiene más de 40 proteínas diferentes, todos los undulipodios en corte
transversal muestran una simetría radial. Muchas células procariontes poseen
también extensiones largas y móviles llamadas flagelos que constan de una
sola proteína denominada flagelina, estos no poseen simetría radial.

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CAPÍTULO 2: CÉLULAS PROCARIOTAS.
La célula procariota se caracteriza por presentar un ADN libre en el citoplasma,
ya que no hay núcleo celular, por lo tanto, sus ribosomas son más pequeños y
su material genético más simple. Los procariontes, bacterias en su mayoría,
son unicelulares, salvo algunos casos como las mixobacterias, algunas de las
cuales tienen etapas multicelulares en su ciclo de vida. En otros casos crean
grandes colonias, como en las cianobacterias.

Estos microorganismos se componen de una sola parte, aunque muestran


compartimentos, unos delimitados por proteínas y otros por lípidos. Al no tener
núcleo, es un solo espacio denominado citoplasma, que se encuentra lleno de
citosol, una sustancia gelatinosa. Suspendido en el citosol está el nucleoide,
estructura donde se encuentra su ADN, conocido también como cromosoma
circular. Junto con el bucle gigante de información genética nadan los
ribosomas que tienen la función de sintetizar las proteínas que realizarán todas
las funciones vitales necesarias para la vida.

Todo esto se separa de su ambiente externo por una membrana celular,


también conocida como membrana plasmática, una bicapa de fosfolipídica
semipermeable que mantiene la integridad de la célula; esta membrana está
presente en todas las células. Algunos seres procariontes, en su mayoría
bacterias, poseen una capa adicional de carbohidratos adherente a las
superficies de su medio ambiente conocida como cápsula celular y otros
poseen también flagelos, cilios o pilis, filamentos o estructuras que ayudan a la
célula a moverse o adherirse al medio en el que se encuentra. Los orgánulos
procarióticos se pueden dividir generalmente en dos grupos principales según
la composición de la capa de membrana que los rodea (Fig. 2). Primero están
las estructuras celulares limitadas por una membrana no unitaria, como una
capa de proteína o una monocapa de lípidos (Shively 2006). Ejemplos bien
conocidos de estos compartimentos incluyen cuerpos lipídicos, gránulos de
butirato de polihidroxilo, carboxisomas y vacuolas de gas. La segunda clase
consiste en aquellos orgánulos que están rodeados por una membrana de
bicapa lipídica, una disposición que recuerda a los orgánulos canónicos del
sistema de endomembranas eucariotas. Su reproducción es asexual por fisión
binaria, tienen gran variedad de metabolismos y hay especies adaptadas a todo
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tipo de ambiente, incluso los más extremos, calculándose que hay
aproximadamente 5 ∗ 1030 procariontes en el mundo [3].

Figura 2: Estructura celular de un procarionte típico.

El conocimiento limitado sobre estas células no permite una comparación


mecanicista y evolutiva directa con sus contrapartes eucariotas bien
estudiadas. En muchos casos, los intentos de estudiar los orgánulos
procariotas se ven obstaculizados por su pequeño tamaño y la falta de
herramientas moleculares y genéticas. La comprensión molecular de la
formación de orgánulos en procariotas se encuentra todavía en una etapa
relativamente inmadura.

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CAPÍTULO 3: CÉLULAS EUCARIOTAS.
En los organismos eucariontes, las membranas internas dividen al citoplasma
en compartimentos, que corresponden a estructuras que los biólogos
denominan organelos. Es así que muchas de las actividades bioquímicas que
las células realizan (metabolismo celular), ocurren en dichos organelos. Estos
espacios intramembranosos son importantes sitios donde se mantienen las
condiciones químicas específicas ideales para el buen funcionamiento celular,
que incluso, varían de organelo en organelo. Los procesos metabólicos que
requieren condiciones diferentes, pueden tener lugar simultáneamente en una
única célula. Además, la célula posee otras estructuras no membranosas, que
también cumplen importantes y variadas funciones.

La membrana plasmática rodea a la célula, definiendo su extensión, y mantiene


las diferencias esenciales entre el contenido de la misma y su entorno. Aunque
realicen diferentes funciones, todas las membranas biológicas tienen una
estructura básica común (Fig. 3): una finísima capa de moléculas lipídicas y
proteicas, que se mantienen unidas fundamentalmente por interacciones no
covalentes. Además, las membranas celulares son estructuras dinámicas y
fluidas y la mayoría de sus moléculas son capaces de desplazarse en el plano
de la membrana. Las moléculas lipídicas están dispuestas en forma de una
doble capa continua de unos 5nm de grosor.

Figura 3: Estructura de la membrana plasmática

La pared celular se encuentra formando parte del límite celular en algunas


células eucariotas. Su composición varía en las diferentes especies, en los
distintos tejidos de una misma especie y entre las células de un organismo. Así,
por ejemplo, en las células de los hongos las paredes celulares están

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constituidas por quitina y en las células vegetales se encuentra una pared
primaria constituida principalmente por celulosa, hemicelulosa y pectinas. A
pesar de la diversidad de las moléculas constituyentes de las paredes celulares
todas otorgan a cada célula una forma típica, resistencia y protección.

El citoplasma es el contenido celular que se ubica entre la membrana


plasmática y el núcleo. La apariencia del citoplasma es granulosa debido a la
abundancia de los ribosomas y de los orgánulos. En el citoplasma se encuentra
el citosol o hialoplasma; solución constituida principalmente por agua y enzimas
en la que se realizan numerosas reacciones metabólicas de la célula.

Los diversos organelos que se pueden encontrar al interior de una célula


eucariota, se clasifican o dividen según la cantidad de membranas que los
cubren (Fig. 4). Dado esto, se tienen 2 grupos de organelos: los organelos de
doble membrana y los organelos de simple membrana. Entre los de doble
membrana se encuentra el núcleo, mitocondria y cloroplastos. Los de simple
membrana son el Retículo Endoplasmático Rugoso (RER), Retículo
Endoplasmático Liso (REL), el aparato o complejo de Golgi, lisosomas,
peroxisoma, vacuola y glioxisoma. También existen estructuras no
membranosas entre las que figuran: ribosoma, citoesqueleto, centriolos, cilios y
flagelos [4].

Figura 4: Estructura de una célula eucariota típica

El núcleo es considerado el organelo o compartimiento más importante para la


célula eucariontes debido a que es el lugar físico donde se encuentra el
material genético o ADN, macromolécula responsable del control metabólico de
la célula, así como de la continuidad de la vida del organismo. En este se
puede distinguir la membrana nuclear que permite el transporte en ambas
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direcciones, el nucleoplasma que es la matriz nuclear, cromatina que
corresponde a la asociación del ADN a proteínas histonas y el nucleólo que
contienen genes para que se realice la transcripción de RNA ribosomal (Fig. 6).

Figura 5: Estructura del núcleo

Las mitocondrias llevan a cabo la respiración celular (Fi. 7), proceso en el cual
la energía química que se encuentra contenida en las moléculas que
constituyen los alimentos es convertida en ATP, principal fuente de energía
para el trabajo celular. Cabe destacar que las mitocondrias también se
caracterizan por presentan en su ADN y ribosomas propios.

Figura 6: Estructura de las mitocondrias.

Todas las partes verdes de una planta poseen cloroplastos y pueden llevar a
cabo la fotosíntesis. Son organelos de doble membrana, la interna forma las
granas que contienen los tilacoides donde se encuentra la clorofila, pigmento
de color verde, y el espacio restante se denomina estroma (Fig. 8). La clorofila
absorbe la energía solar que le permite al cloroplasto fabricar las moléculas de
alimento. Los cloroplastos también se caracterizan por presentan su ADN y
ribosomas propios.

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Figura 7: Estructura de los plastidios

El Retículo Endoplasmático Rugoso (RER) presenta una forma de sacos


membranosos semejante a un laberinto, se ubica pegado a la membrana
nuclear (Fig. 9). El término rugoso se refiere a la apariencia de este organelo
en las microfotografías electrónicas, como resultado de la presencia de
ribosomas adosados en su superficie externa. Este retículo presenta como
función principal la fabricación o síntesis de proteínas de exportación.

El Retículo Endoplasmático Liso (REL) presenta una forma semejante al RER


(Fig. 9), es decir, una red de sacos membranosos, que se ubica después del
RER, por lo tanto, se encuentra más lejano del núcleo. No presenta ribosomas
adosados a su superficie, razón por la cual, recibe el nombre de retículo
endoplasmático liso. Sus principales funciones son la síntesis de lípidos y
detoxificación celular (eliminación de toxinas).

Figura 8: Retículo endoplasmático rugoso y liso en células epáticas .

El aparato de Golgi es una estructura membranosa formada por diversas


cisternas (compartimentos membranosos) y se ubica cercano a la membrana
celular (Fig. 10). En las células vegetales este organelo recibe el nombre de
dictiosoma. Cumple diversas funciones tales como procesamiento y

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maduración de los productos del RER y REL, formación de vesículas de
exportación, precursor del acrosoma, origina los lisosomas primarios y participa
en la división celular de las células vegetales. Junto al RER y el REL forman el
sistema de endomembrana.

Los lisosomas son organelos que contienen, en su interior, enzimas digestivas


(Fig. 10) provenientes del RER, y tienen por función realizar la hidrólisis de
macromoléculas orgánicas como proteínas, polisacáridos, ácidos nucleicos y
lípidos. También degradan sustancias extrañas captadas por la célula.

Figura 9: Complejo de Golgi y lisosomas.

Peroxisoma es un orgánulo que contiene enzimas oxidativas que degradan


ácidos grasos hasta Acetil Co-A, proceso denominado oxidación, durante el
cual se genera una sustancia tóxica para las células; el peróxido de hidrógeno
o agua oxigenada (H2O2). El propio peroxisoma posee una enzima llamada
catalasa que escinde o rompe al peróxido de hidrógeno convirtiéndolo en agua
y oxígeno, desintoxicando a la célula. Estos organelos abundan en las células
del hígado donde eliminan sustancias tóxicas como el etanol.

Las vacuolas se pueden considerar como cavidades rodeadas por membranas


(tonoplasto) que pueden contener distintas sustancias y, por lo tanto, prestar
diferentes funciones a la célula (Fig. 11). Estos organelos son de variados
tamaños, por ejemplo, en la célula vegetal ocupan el 90% o más del volumen
celular y puede contener sales minerales, almidón, proteínas y pigmentos, todo
este conjunto de sustancias le confiere a esta vacuola un carácter hipertónico,
es decir, con una alta capacidad para atraer agua, lo que en la célula vegetal
genera la presión de turgencia. En células animales, las vacuolas no se
requieren para generar turgencia, pues son isotónicas. Algunos organismos
protistas tienen una vacuola pulsátil que les permite eliminar el exceso de agua
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de manera activa, otros protistas tienen vacuolas de tipo fagocitaria, de
excreción, residual, entre otras.

Figura 10: Vacuola central en la célula

Las glioxisoma son pequeñas vesículas. Se encuentran sólo en las células de


tipo vegetal en donde cumplen la función de convertir los lípidos o grasas en
carbohidratos en el momento de la germinación de las semillas.

Los ribosomas tienen como rol realizar la síntesis de proteínas. En los


eucariontes pueden estar libres en el citosol o adheridos a la carioteca y en el
RER, así como en el interior de mitocondrias y cloroplastos.

Los centriolos constituyen el centro de organización del crecimiento del huso


mitótico estructura fundamental en la división celular y también en la formación
de microtúbulos en las células que no están en división activa. Previo a la
división celular los centriolos se replican de manera que las siguientes
generaciones celulares tengan la capacidad de dividirse.

Los cilios y flagelos son proyecciones celulares especializadas móviles de la


superficie celular. El epitelio ciliado del tracto respiratorio, permite borrar fuera
de los pulmones las partículas externas atrapadas en el moco y las células
ciliadas que revisten las trompas uterinas desplazan al embrión temprano hacia
el útero. Los flagelos mueven una célula entera, el único ejemplo en el cuerpo
humano es la cola de los espermatozoides.

El citoesqueleto es la base arquitectónica y dinámica de todas las células


eucarióticas, por lo tanto, su organización tiene directa influencia en la
estructura de los tejidos (Fig. 12). Sus funciones son: participar en el
movimiento ameboideo y en la emisión de seudópodos (actina), participar en la

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citodiéresis (actina), determinar el movimiento y separación de los cromosomas
(microtúbulos), producir el movimiento de cilios y/o flagelos (microtúbulos),
participar en la contracción muscular (actina y miosina = microfilamentos),
determinar la forma típica de la célula (filamentos intermedios) y mantener los
organelos en el lugar más adecuado para la célula.

Figura 11: Estructura del citoesqueleto.

3.1 Células vegetales


Muchos tejidos vegetales están compuestos por este tipo de células eucariotas.
Existen tres tipos de células vegetal: las células del parénquima, las células del
colénquima y las células del esclerénquima (Fig. 13) [5].

Figura 12: Corte transversal de una hoja que muestra varios tipos de células.

Las células del parénquima son células vivas que tienen funciones que van
desde el almacenamiento y el soporte hasta la fotosíntesis y el transporte de
nutrientes en el floema (células de transferencia). Aparte del xilema y el floema
en sus haces vasculares, las hojas se componen principalmente de células del
parénquima. Algunas están especializadas en la penetración de la luz y en la
regulación del intercambio gaseoso, como en la epidermis, pero otras están
entre las menos especializadas del tejido vegetal y pueden permanecer
totipotentes, capaces de dividirse para producir nuevas poblaciones de células
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indiferenciadas a lo largo de sus vidas. Las células parenquimatosas tienen
paredes primarias delgadas y permeables que permiten el transporte de
pequeñas moléculas entre ellas, y su citoplasma es responsable de una amplia
gama de funciones bioquímicas como la secreción de néctar o la fabricación de
productos secundarios que desalientan a los herbívoros. Las células del
parénquima que contienen muchos cloroplastos y participan principalmente en
la fotosíntesis se llaman células del clorénquima, otras tienen una función de
almacenamiento.

Por su parte las células del colénquima están vivas en la madurez y sólo tienen
una pared primaria. Estas células maduran a partir de derivados del meristema
que inicialmente se parecen al parénquima, pero las diferencias se hacen
evidentes rápidamente. Los plastidios no se desarrollan, y el aparato secretor
(ER y Golgi) prolifera para secretar la pared primaria adicional. La pared es
comúnmente más gruesa en las esquinas, donde tres o más células entran en
contacto, y más delgada donde sólo dos células entran en contacto, aunque
son posibles otras disposiciones del engrosamiento de la pared. La pectina y la
hemicelulosa son los constituyentes dominantes de las paredes celulares del
colénquima de las dicotiledóneas angiospermas, y pueden contener solo el
20% de celulosa en las Petasites. Las células del colénquima son típicamente
bastante alargadas, y pueden dividirse transversalmente para dar un aspecto
septado. El papel de este tipo de células es apoyar a la planta en ejes que
siguen creciendo en longitud y conferir flexibilidad y resistencia a la tracción en
los tejidos. La pared primaria carece de lignina que la hace resistente y rígida,
por lo que este tipo de célula proporciona lo que podría llamarse un soporte
plástico.

Las células de esclerénquima son células duras con una función de apoyo
mecánico. Son de dos tipos amplios: esclereidas o células duras y fibras. Las
células desarrollan una pared celular secundaria extensa que se deposita en el
interior de la pared celular primaria. La pared secundaria está impregnada con
lignina, haciéndola dura e impermeable al agua. Por lo tanto, estas células no
pueden sobrevivir por mucho tiempo ya que no pueden intercambiar suficiente
material para mantener el metabolismo activo. Las células de esclerénquima
están típicamente muertas en la madurez funcional y les falta el citoplasma,
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dejando una cavidad central vacía. Las funciones de las células escleróticas
(células duras que dan a las hojas o frutos una textura arenosa) incluyen la de
desalentar a los herbívoros, al dañar los conductos digestivos en las primeras
etapas de las larvas de los insectos y la protección física. Las funciones de las
fibras incluyen el suministro de soporte de carga y la resistencia a la tracción de
las hojas y tallos de las plantas herbáceas

Los tipos principales de células se diferencian de las células meristemáticas


(análogas a las células madre de los animales) para formar las estructuras
tisulares de la raíz, hojas, flores y estructuras reproductivas.

Las células del xilema son células alargadas con espesamiento secundario
lignificado de las paredes celulares. Las células del xilema se especializan para
la conducción del agua, su posesión define a las plantas vasculares o
traqueofitas. Las traqueidas del xilema son células alargadas y puntiagudas, las
más simples tienen paredes celulares primarias continuas y engrosamientos de
paredes secundarias. Las más complejas presentan perforaciones similares a
válvulas, llamadas fosas. Las células del recipiente son células de xilema
huecas sin paredes y que están alineadas extremo con extremo para formar
tubos continuos largos [6].

El floema es un tejido especializado para el transporte de nutrientes en plantas


superiores. Las células del floema transportan principalmente sacarosa a lo
largo de los gradientes de presión generados por la ósmosis. Este fenómeno se
llama translocación. Se compone de dos tipos de células, el tubo criboso y las
células asociadas íntimamente. Las células del tubo criboso carecen de
núcleos celulares y ribosomas y su metabolismo y funciones están regulados
por las células complementarias nucleadas adyacentes. Las células
complementarias, son responsables de cargar el floema con azúcares. Los
briofitos tienen un falso floema, pero los musgos esporófitos tienen un tejido
más simple con función análoga conocida como el leptoma.

Las células epidérmicas de las plantas son células especializadas del


parénquima que cubren las superficies externas de las hojas, tallos y raíces.
Surgen de la capa superficial de células conocidas como la "túnica" (capas L1 y
L2) que cubre el vértice de la planta. La corteza y los tejidos vasculares surgen

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de la capa más interna del ápice del brote conocido como el "corpus" (capa L3).
La epidermis de las raíces se origina de la capa de células existente
inmediatamente debajo de la caliptra de la raíz. La epidermis de todos los
órganos aéreos, pero no de las raíces, se cubre con una cutícula de la planta
hecha de poliéster y de polímero de hidrocarburo (cután) con una capa
superficial de cera epicuticular. Se cree que las células epidérmicas del brote
primario son las únicas células vegetales con la capacidad bioquímica para
sintetizar la cutina.

La célula vegetal se diferencia de otras células eucariotas (Fig. 14). Sus


características distintivas incluyen: Una vacuola central grande, un volumen
lleno de agua encerrado por una membrana conocida como el tonoplasto que
mantiene la turgencia de la célula, controla el movimiento de las moléculas
entre el citosol y la savia, almacena el material útil y digiere las proteínas y
organelos de desecho. Una pared celular compuesta de celulosa y
hemicelulosa, pectina y en muchos casos lignina que es secretada por el
protoplasto en el exterior de la membrana celular. Especialización de la
comunicación celular en vías conocidas como plasmodesmos, poros en la
pared celular primaria a través de los cuales el plasmalema y el retículo
endoplasmático de las células adyacentes forman un continuo. Presencia de
plastos, los más notables son los cloroplastos, que contienen clorofila, un
pigmento de color verde que absorbe la luz solar, y permite a la planta fabricar
sus propios nutrientes en el proceso conocido como fotosíntesis. Otros tipos de
plastos son los amiloplastos, especializados en el almacenamiento de almidón,
los oleoplastos especializados en el almacenamiento de grasas y los
cromoplastos especializados en la síntesis y almacenamiento de pigmentos.

Figura 13: Célula adulta generalizada de una planta.


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3.2 Células animal
Una célula animal es un tipo de célula eucariota de la que se componen los
distintos tejidos de los animales. La estructura de estas células se divide en 3
partes (Fig. 15): La envoltura celular, constituida por la membrana celular
también conocida como membrana plasmática; el citoplasma, en el que se
hallan los orgánulos celulares: mitocondrias, lisosomas, aparato de Golgi,
retículo endoplasmático liso, retículo endoplasmático rugoso, centriolos, y
ribosomas y el núcleo celular, formado por la membrana nuclear que engloba al
nucleoplasma en el que se localiza la cromatina y el nucléolo [7].

Figura 14: Célula animal típica.

La célula animal se diferencia de otras células eucariotas, principalmente de las


células vegetales, en que carece de pared celular y cloroplastos, y en que
posee vacuolas más pequeñas. Debido a la ausencia de una pared celular
rígida, las células animales pueden adoptar una gran variedad de formas,
pudiendo incluso rodear y engullir otras estructuras, como es el caso de las
células fagocitarias.

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CONCLUSIONES
Cuando se decide estudiar la estructura y función de los seres vivos tal como
se encuentran en la naturaleza lo primero que se experimenta es desconcierto
debido a su complejidad y riqueza. Se cree que existen actualmente millones
de especies que el ser humano no ha descubierto. Sin embargo, al analizar los
diferentes niveles de organización, encontramos características comunes entre
seres vivos diferentes. El hecho de que la extensión del DNA pueda programar
el crecimiento, el desarrollo y la reproducción de las células vivas y organismos
complejos es, en realidad, un fenómeno asombroso. Más allá del
establecimiento de sistemas modelo y herramientas sólidas para el estudio a
profundidad de las células, es necesario un cambio de perspectiva para ampliar
y llevar una mejor comprensión pues son las células la base, la unidad de
estructura y función de todo ser vivo. La investigación celular permitirá
comprender la biología con un enfoque más racional para su uso en
aplicaciones biotecnológicas y biomédicas.

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Referencias

[1] A. M. Gagneten, A. Imhof, M. d. R. Mrini, J. M. Zabala, P. Tomas, P.


Amavet, L. Ravera y N. Ojea, Biología, Conceptos básicos, 2015.

[2] M. Dávila Castillo, «DIFERENCIAS ENTRE LAS CÉLULAS


PROCARIONTES Y EUCARIONTES».

[3] D. Murat, M. Byrne y A. Komeli, «Biología celular de los orgánulos


procarióticos,» [En línea]. Available: http://cshperspectives.cshlp.org/ .
[Último acceso: 16 Octubre 2021].

[4] Colegio Santo Domingo Departamento de Ciencias Biológicas, «CÉLULA


EUCARIOTA: ORGANELOS CELULARES,» Santo Domingo.

[5] L. P. Gartner y J. L. Hiatt, Histología básica+ StudentConsult, Elsevier, 2011.

[6] M. Tyree y M. Zimmermann, Estructura del xilema y la subida de la savia,


Nueva York EE.UU: Springer-Verlag, 2003.

[7] Facultad de Ciencias Médicas Dr Salvador Allende, Modelos Celulares,


Célula eucariota en el organismo humano, un subsistema
compartimentado..

[8] UNIVERSIDAD NACIONAL DEL LITORAL, «Biología. Conceptos básicos,»


2015.

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