Está en la página 1de 4

Relatoría: N°9

Tema: El horror de lo inmanejable


Relatora: María Camila Castro Galvis
Fecha: jueves 7 de octubre de 2021

La identidad colectiva del miedo

Los seres humanos al vivir en un mundo globalizado e interconectado y al hacer parte de


una sociedad colectiva, percibimos el miedo como un estado emocional que surge en
respuesta de la consciencia ante una situación de eventual peligro, es un sentimiento de
desconfianza que nos mantiene alertas sobre inseguridades en el presente e incertidumbres
sobre el futuro.

En el libro Miedo Líquido, Bauman se propone mostrar como cada individuo dentro de
la sociedad experimenta sus propios temores y al mismo tiempo existen temores universales
comunes que se traducen en angustia, en sentimientos de impotencia, falta de control frente
a distintos problemas, sobre las sociedades, la economía, los mercados, la política y sobre el
mañana.

“Hemos tratado de exorcizar nuestros temores y hemos fracasado en el intento, habiendo


sumado durante el mismo nuevos horrores a la lista total de los que pretendíamos abordar y
ahuyentar antes de empezar. El más horrendo de los nuevos terrores añadidos es el miedo a
ser incapaces de impedir o conjugar el hecho mismo de tener miedo” (Bauman, Z. 2007,
124).

El miedo es un fenómeno enteramente social, el individuo es instruido desde pequeño


para responder a los riesgos, a mostrar, ocultar o manejar sus miedos de acuerdo a sus
ideologías, normas y valores culturales que dan un significado a cada situación de
vulnerabilidad, indicándole al ser humano a que le debe temer y de qué manera hacerlo.
Anteriormente los miedos se asociaban a amenazas como las enfermedades, la muerte y la
guerra, escenarios que se esperaba que disminuyeran con la aparición de la modernidad, sin

1
embargo, lejos de sentirse más seguros y confiados, en la modernidad líquida los seres
humanos se enfrentan a otro tipo de temores, nuevas amenazas intangibles y peligros que
asechan y ponen al hombre en una permanente sensación de riesgo, convirtiendo al planeta
en un lugar inestable en donde la humanidad, según Pierre Dupuy, ha alcanzado en el
ultimo siglo la capacidad de la autodestrucción. (Bauman, Z. 2007, 97).

Por otro lado, el autor señala como en un momento concreto se determinó que para la
supervivencia de la humanidad era condición necesaria que existiera la posibilidad realista
de un suicidio masivo, o lo que es lo mismo, que para aplazar la extinción de la raza
humana sería indispensable mantener viva la amenaza de una aniquilación mutua mediante
la invención, producción y acumulación de instrumentos cada vez más elaborados de
asesinato en masa, con el fin de alimentar la doctrina llamada MAD (Destrucción Mutua
Asegurada) que hoy en día ha sido declarada como políticamente incorrecta pero su
estrategia se sigue aplicando y teniendo en cuenta en la actualidad. En efecto, la humanidad
dispone hoy en día de todas las armas necesarias para cometer un suicidio colectivo, para
aniquilarse a sí misma, llevándose consigo el resto de la vida sobre el planeta. (Bauman, Z.
2007, 97).

Con el fin de presentarle a sus lectores las diversas aristas que existen en el campo, el
autor expone como las comodidades existentes están desigualmente repartidas desde el
principio. Asimismo, Jaques Attali señala en La voie humaine, que, en solo 22 países en los
que se acumula solo el 14% de la población humana total se concentran la mitad del
comercio mundial mientras que, en los 49 países más pobres en los que vive el 11% de la
población reciben en total solo medio punto porcentual de la producción global, más o
menos, el equivalente a los ingresos conjuntos de los tres hombres más ricos del planeta.
Esta desigualdad se trata de un elemento inseparable de una determinada concepción de la
felicidad humana y de la comodidad de vida, así como de la estrategia que viene dictada
por la concepción, y tanto la concepción como la estrategia pueden ser únicamente
contempladas y consideradas como privilegios, así pues, como se percibe de manera

2
negativa la posibilidad de expandirse y ser compartidas por toda la humanidad se excluye la
posibilidad de su universalización.

De manera análoga, el autor es enfático en como nuestra ignorancia sobre la amenaza


constante y nuestra incapacidad para determinar que podemos hacer y que no, dentro de la
lógica interna de la vida moderna, nos acerca aún más a la catástrofe definitiva que se
avecina. Además, la civilización moderna no dispone del tiempo ni del impulso interno
necesario para reflexionar sobre las consecuencias de sus actos y al ser modernos, nos
encontramos condenados a aislarnos de los problemas, volviéndonos incapaces de concebir
vías alternas para encarar las adversidades que inevitablemente surgen con rapidez.

Es por esto que, en la actualidad experimentamos una ansiedad constante por los
peligros que puedan aparecer sin previo aviso y en cualquier momento. Horror y miedo son
los términos que utilizamos para describir la incertidumbre que caracteriza nuestra era
moderna líquida, afirma Bauman, y menciona que esos miedos se pueden apaciguar
siempre y cuando se haga conciencia de qué los causan en nuestro diario vivir para
entender que la sociedad contemporánea ha creado a lo inmanejable, que es algo que
simplemente no podemos controlar o peor aún, que depende de una decisión del pasado que
no se puede revertir.

Un claro ejemplo de esto son las catástrofes naturales que no son selectivas, atacan tanto
a culpables como inocentes, a los ricos y a los pobres con la misma ecuanimidad, dejando
consecuencias diferentes en los seres humanos. Es importante resaltar que el profesor
Martín Espada, profesor de filosofía en la universidad de Massachusetts señala que
generalmente tendemos a pensar en los desastres naturales como fenómenos que son un
tanto imparciales y aleatorios, pero los pobres siempre están en peligro. De forma tal que la
lucha moderna por restar poder a las calamidades naturales divide a la humanidad en dos
categorías, como resalta el autor: aquellos que merecen atención y los que llevan vidas que

3
a simple vista no vale la pena vivir. En consecuencia, se especializa en un reparto desigual
de miedos, cualquiera que sea la causa de estos.

“Tanto si se centra en los desastres de origen natural como en los de origen artificial, la
guerra moderna contra los temores humanos parece producir más bien una redistribución
social de éstos que una reducción de su volumen”. (Bauman, Z. 2007, 108).

Finalmente, es cierto que los miedos han acompañado al hombre en toda su historia y
para Bauman los seres humanos intentamos por todos los medios reducir las consecuencias
indeseables de los eventos, transformando los miedos en riesgos y, asimismo, ninguna
catástrofe es tan siniestra como aquella que se piensa imposible.

Referencias:

Bauman, Zygmunt (2007): Miedo líquido. La sociedad contemporánea y sus temores.


Barcelona, Paidós.97-124.

Korstanje, M. (s. f.). El miedo liquido en Zygmunt Bauman. Biblioteca virtual de derecho,
economía y ciencias sociales.

También podría gustarte