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V 1
EDO
n° 13
agosto
2017
El presente número de la revista EDO, dedicado póstumamente a
Segundo Guaña.
Guitarrista autodidacta que dejó una profunda huella interpretativa en la música popu-
EDO
lar ecuatoriana del siglo XX. Sus epígonos, con mucha razón, lo han señalado como el
n° 13 maestro de la «Escuela de la Guitarra Quiteña». Su ejecución poseía un sonido de mucho
agosto
2017 cuerpo, brillante por el uso de la vitela pero con un buen manejo de matices y gran expre-
sividad, sobre todo, «Guañita», el «guitarrista ciego», era poseedor de las señales identi-
tarias del mestizaje musical guitarrístico. Destacado como acompañante y como solista
dejó su sonido grabado en varios discos. Recordamos con cariño a este querido músico
-modestísimo por cierto- y vaya, desde este medio de divulgación nuestro homenaje,
reconociendo su aporte como «Patrimonio histórico de la guitarra quiteña».
SUMARIO
1. Artículos:
1. El sanjuanito como elemento nacionalista en la música académica ecua-
toriana / María Cristina Verdesoto ............................................................... p. 6-38
1I. Método Kodály / Álex Alarcón ........................................................................ p. 39-45
II1. Chopin pentatónico / Vera Wolkowicz ........................................................ p. 46-58
IV. Mishky note / César Santos Tejada ............................................................. p. 59-64
V. Una pieza sui géneris de Francisco Salgado: Huelga de campesinos /
Guillermo Meza .............................................................................................. p. 65-75
V1. Ortiz: Cuaderno de curiosidades / Fidel Pablo Guerrero ........................ p. 76-100
2. Documentos:
Catálogo (1905) / Pedro Pablo Traversari ........................................................... p. 102-103
Aspectos de la música nacional (ca. 1960) / Luis Humberto Salgado ................ p. 104-109
Guayaquil. Partitura para canto y piano (1965) / Inés Jijón ........................... p. 111-114
3. Memoria gráfica:
Materiales visuales y documentales ........................................................................ p. 115-118
4. Compositor invitado:
Raúl Levoyer: Suite para banda sinfónica y partitura de El Manganzón ............ p. 119-122
5. Reportaje:
Archivo Equinoccial de la Música Ecuatoriana ..................................................... p. 123-130
Revista Musical Ecuatoriana EDO, Publicación del Archivo Equinoccial de la Música Ecuatoriana (AEQ) y de la
Corporación Musicológica Ecuatoriana CONMÚSICA.
Editor y diseño: Fidel Pablo Guerrero
Envío de artículos y sugerencias a: musicaecuatoriana@yahoo.com // musicadelecuador@gmail.com
3
Pomasqui, Quito-Ecuador, agosto, 2017.
Los artículos son de propiedad de los autores y las opiniones expresadas son de su exclusiva responsabilidad
y no reflejan necesariamente el punto de vista de los editores.
Los escritos de autoría de Fidel Pablo Guerrero de este número, son de libre uso y no necesitan autorización
para su divulgación, siempre y cuando sea para fines educativos o investigativos.
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EDO, Revista Musical Ecuatoriana
III Época. Quito-Ecuador, agosto, 2017
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Presentación
E n los primeros años del siglo XX, sin haber pasado ni cien años de su independencia,
los países latinoamericanos eran todavía jóvenes y su cultura seguía influenciada por la
6 europea. Luego de tres siglos de europeización, primero a la fuerza y luego por asimilación,
Latinoamérica había quedado con el autoestima golpeada, su gente nativa oprimida y olvidada
y su población mestiza viviendo en una cultura prestada sin la confianza todavía de llamarla
suya. Lo que siguió fue una búsqueda de identidad para la cual las artes de las primeras
décadas del siglo XX fueron significativamente importantes como medio de expresión de
esta nueva identidad. Los artistas mestizos empezaron a enfocarse en las culturas nativas
oprimidas, especialmente la indígena y la negra, y las usaron como tema para sus pinturas,
obras literarias y composiciones musicales. Los compositores se enfocaron en combinar
EDO tendencias europeas con un sonido nativo, esforzándose por crear no solo música propia de
n° 13 sus países, sino también un completo “americanismo musical”.
agosto
2017 Este estudio examina el ambiente artístico y musical en América Latina a comienzos del siglo
XX y más específicamente el contexto socio-político en el Ecuador que conllevó a la creación
de composiciones nacionalistas basadas en danzas indígenas como el sanjuanito. Lo que re-
sultó fueron sinfonías, variaciones, fantasías y hasta piezas dodecafónicas inspiradas en el
sanjuanito creadas con el afán de establecer una identidad musical ecuatoriana. Para poder
entender el uso del sanjuanito como elemento nacionalista, se incluye un estudio histórico
y musical del sanjuanito indígena que documenta las características de la danza, las cuales
sirven luego como referencia para el análisis de los sanjuanitos académicos.
Universalismo y nacionalismo
Entre los compositores latinoamericanos, el término “universal” ha sido adoptado para refe-
rirse a la música clásica europea, la música de los grandes compositores que ha servido como
modelo por varios siglos. Así mismo, los compositores de comienzos del siglo XX que escri-
bían en un estilo puramente europeo y que experimentaron con técnicas modernistas como
el atonalismo o dodecafonismo se llamaron a sí mismo “universalistas”.
Por otro lado, estaban los compositores nacionalistas que querían mantenerse fieles a sus
raíces musicales y culturales, rechazando las últimas influencias europeas o buscando una
combinación balanceada entre las dos. Su meta era crear música original que resaltara el
folklor y herencia cultural mediante el uso de elementos musicales nativos de sus países.
La mayoría de los compositores utilizaron elementos nacionalistas de dos formas, lo que el
musicólogo americano Gilbert Chase llama nacionalismo descriptivo y nacionalismo alusivo.
El primero se refiere a todo lo externo y visible, como una melodía o un ritmo. El segundo,
se refiere a las “emociones, sentimientos, e ideas musicales que brotan de lo subjetivo del
compositor.”1 Existen entonces, muchas piezas que pueden ser categorizadas bajo esta clasi-
ficación, incluyendo obras compuestas por compositores universalistas que fueron escritas
de una forma moderna y convencional pero incluyen una pequeña asociación con su país,
como un título descriptivo o una indicación de tempo que alude a una danza nativa.
El uso del folklore en la música también tuvo sus críticos, quienes acusaron a los composito-
res nacionalistas de crear un “falso nacionalismo”, argumentando que su historia indígena y
mal llamada herencia nacional era una utopía lejana. Uno de los grandes opositores al nacio-
nalismo fue el compositor argentino Juan Carlos Paz, quien en su libro Introducción a la música
de nuestro tiempo, afirmó que los compositores latinoamericanos están más relacionados con
Schoenberg y Webern que con los indios nativos del Amazonas o de los Andes. Añade así mismo
que los latinoamericanos dependen de una cultura externa, la europea, para poder encontrar
una “organización racional” para crear su propio arte. Para él, la tradición vernácula solo ofrece
memorias y nostalgia. Paz despreciaba a los compositores que usaban la escala pentatónica o 7
instrumentos nativos en su música en una época donde lo más moderno era la música serial, mi-
crotonal y electrónica.2 Declaró también que los nacionalistas trabajaban con “material muerto”,
convirtiéndose en conformistas al no usar técnicas contemporáneas.3 Como señala Chase, es
interesante notar cómo el folklor era una limitación para algunos compositores mientras para
otros era una fuente ilimitada de ideas. Sin embargo, la meta de los compositores latinoame-
ricanos era la misma: aceptación nacional e internacional por medio de la creación de música
original de su país o destacándose al emplear las últimas tendencias vanguardistas europeas. EDO
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En el caso del Ecuador, la tradición indígena, aunque marginalizada, es algo tangible y palpa- agosto
ble y que está en constante contacto con el resto de la población. Al integrar el sanjuanito en su 2017
música, los compositores ecuatorianos no estaban empleando un elemento utópico ni remoto,
sino familiar y real.
1 Chase, Gilbert, Introducción a la música americana contemporánea, (Buenos Aires: Ed. Nova, 1958), 93.
2 Juan Carlos Paz, Introducción a la música de nuestro tiempo, 2da ed. (Buenos Aires: Ed. Sudamericana,
1971), 467.
3 Paz, 470.
Movimiento nacionalista en el Ecuador: Indigenismo
G uiados por ideas socialistas, muchos artistas en los años treinta empezaron a enfocarse
en el ambiente social del país, en la cruda realidad de las minorías oprimidas como
los indígenas, negros, montubios y cholos. Este movimiento artístico fue evidente más que
todo en la pintura y la literatura, medios por los cuales artistas y escritores denunciaban y
condenaban públicamente la explotación de estos grupos sociales. Estas pinturas y escritos
enfatizaban el sufrimiento de la gente, evidenciado en la angustia y desesperación reflejadas
en estas obras. El término indigenismo se usó para describir este estilo que destacaba al
indio como tema principal de pinturas, historias, novelas y poemas.
Sin embargo, el uso del material folklórico en la música fue diferente. Como ya había sucedi-
do en otros países, los compositores usaron elementos de la música indígena de una forma
más positiva, enfatizando sus tradiciones y legado musical. Aunque el término indigenismo
no se aplicó a la música, la relación con los indígenas andinos es algo que la población blanca
y mestiza del Ecuador comparte al referirse o imaginarse a la herencia nacional y cultural.
En el Ecuador, los Andes dividen al país en tres zonas geográfica y demográficamente dife-
rentes. La altitud de la cordillera ha creado una barrera entre la gente de la costa (incluyen-
do una minoría afroesmeraldeña), los diferentes grupos indígenas de la sierra andina y las
comunidades del oriente que viven alejados de la civilización. Los indígenas andinos son el
grupo étnico más populoso y predominante y están en contacto regular con el resto de la
población al emigrar a las ciudades, al trabajar como peones en haciendas o campesinos en
las zonas rurales. Es por esto que la mayoría de artistas ecuatorianos se han relacionado
más que todo con la cultura y tradiciones de los indígenas de los Andes. Refiriéndose a este
tema, la etnomusicóloga ecuatoriana Ketty Wong mantiene que cada nación tiene varias tra-
diciones y expresiones artísticas que compiten entre ellas por reconocimiento, autenticidad
y supremacía. Élla reconoce que además de la tradición andina, también existen expresiones
8 afro-ecuatorianas, montubias y urbanas y que los procesos políticos de poder son los que
determinan el dominio de una tradición sobre otra.4
En el Ecuador apareció un movimiento nacionalista musical años más tarde que en el resto
de Latinoamérica. En 1904 llegó al Ecuador el italiano Domingo Brescia como director del
4 Ketty Wong Cruz, Luis Humberto Salgado: Un Quijote de la Música. (Quito: Ediciones del Banco Central del
Ecuador: CCE Benjamin Carrión, 2004), 33.
Conservatorio Nacional de Quito y fue él quien alentó a sus estudiantes a incorporar material
folklórico en sus piezas y empezaron a surgir las primeras obras de carácter nacionalista.
Mientras que el nacionalismo declinaba en algunas partes de Latinoamérica, los composito-
res ecuatorianos buscaban reforzar sus opiniones acerca del tema.
En su artículo Aspectos de la música nacional, que tiene otra versión bajo el nombre de Si-
nopsis estética de la música ecuatoriana (1967)7, Salgado define dos tipos de nacionalismo:
el autóctono y el criollo. El autóctono se refiere a la tradición indígena, principalmente de la
época pre-incaica e incluye el uso de la escala pentatónica. El nacionalismo criollo resulta
de la transculturación de la música nativa con la de España, introducida durante la colonia.
Para Salgado, esta combinación de “la prístina expresión autóctona y de la escalística de la
Europa occidental del renacimiento”8 tiene como resultado la introducción del segundo y
sexto grado a la escala pentatónica menor, produciendo la escala menor diatónica. Salgado
menciona también a varios compositores que hicieron uso de formas y estilos europeos que
a pesar de estar llenos de sentimiento ecuatoriano, no se fundamentan en la música tradicio-
nal. Añade que aunque compositores como Juan Pablo Muñoz Sanz y Pedro Pablo Traversari
“se han esforzado por ‘sintonizar’ el género nacional a texturas tradicionales consagradas
y universales con polifacéticos medios de expresión, no han transpuesto los linderos del
romanticismo.”9
Estas dos visiones nos recuerdan los dos tipos de nacionalismo mencionados por el musicó- 9
logo Gilbert Chase. Si bien estos tipos de nacionalismo no distinguen entre música pentató-
nica pre-incaica y música diatónica mestiza, sí diferencian así como sugiere Salgado, entre el
uso de ritmos y melodías indígenas y el escribir música europea con carácter nacional.
Salgado fue uno de los pocos compositores que experimentó escribiendo música en varios
estilos contemporáneos de su época, como lo eran el atonalismo y el dodecafonismo, los cua-
les fusionó como elementos folklóricos. Su innovación se refleja en ideas como que “el mo-
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dernismo, el ultramodernismo y sus derivaciones son fuentes inagotables de enriquecimien-
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5 Citado por Guerrero, Pablo y Ketty Wong, Corsino Durán Carrión, (Quito: Archivo Sonoro, Sección de In-
vestigaciones, 1994), 5.
6 Wong, 37.
7 Salgado, Luis Humberto, Aspectos de la música nacional [manuscrito], Quito, ca. 1962. Sinopsis estética de
la música ecuatoriana [manuscrito], Quito, 1967. Se publicó una versión de este artículo en la revista Opus
(Quito, 1989).
8 Citado por Wong, 95.
9 Ibíd., 96.
to armónico que, hábilmente empleados, dan a la música regional un exotismo peculiar.”10
Así mismo, Salgado refuta la idea de que el dodecafonismo representa el fin de la música
vernácula y por consiguiente, del nacionalismo. Por el contrario, afirma que este sistema
genera bitonalidad, politonalidad y bimodalidad. Añade también, que cuando estas técnicas
“son aplicadas talentosamente al folklore nacional, dan un acertado sincretismo musical que
encauza hacia el nacionalismo politonal, como se observa en obras de Héctor Villa-Lobos,
García Caturla, Carlos Chávez, etc.” 11
En una entrevista realizada en el 2006 a Gerardo Guevara (1930-), uno de los grandes com-
positores ecuatorianos y quien se considera un compositor nacionalista, éste sostuvo que su
motivación para escribir música ecuatoriana nació del estudio con profesores nacionalistas.
Recalcó que más que todo, el ambiente artístico estaba lleno de sentimiento nacional y mani-
festó que lo que sucedía en las artes y la literatura en ese tiempo no tenía fines políticos, sino
que “en el fondo, el espíritu artístico era nacionalista.”12 Guevara añadió que en la primera
mitad del siglo XX su objetivo como compositor era “darle más fuerza y personalidad a la
música ecuatoriana.”13 Reconoció también a Luis Humberto Salgado como el compositor más
importante que ha tenido el Ecuador y el que ha conseguido el mayor balance entre la música
europea y la nativa, especialmente con su Sanjuanito futurista, una pieza dodecafónica. A pe-
sar de haber experimentado con el dodecafonismo en algunas de sus piezas, Gerardo Guevara
admite no haberlas publicado, y aunque gusta de la música de Schoenberg y Berg, considera
al dodecafonismo una tradición austriaca. En cuanto al propósito de usar técnicas contempo-
ráneas combinadas con música tradicional, Guevara estableció que el principal objetivo era
“informar” al público sobre las técnicas y estilos existentes. Es así como Luis Humberto Salga-
do al escribir Sanjuanito futurista, dejó saber que no solo conocía y entendía la dodecafonía,
sino que también era capaz de escribir en dicho estilo.14
10 Luis Humberto Salgado, “Música vernácula ecuatoriana” Grandes compositores ecuatorianos, ed. Pablo
Guerrero, (Quito: CONMUSICA, 2001), 64-65.
11 Ibíd., 66.
12 Ibíd.
13 Gerardo Guevara, entrevista personal, 7 de abril, 2006.
14 Guevara, 2006.
El sanjuanito indígena es interpretado exclusivamente por hombres, pero hombres y mujeres
pueden cantarlo. Las letras están generalmente en quichua o en quichua y español y se eje-
cutan con instrumentos de cuerda como el bandolín, charango, violín, guitarra o arpa; instru-
mentos de viento como la quena y el rondador e instrumentos de percusión como el bombo.
La ocasión más importante en que se baila y toca el sanjuanito es durante el Inti Raymi o
fiesta del sol, que empieza el 21 de junio con el solsticio de verano (en el hemisferio norte).
Durante los tres días siguientes (que se cree que tarda el sol en salir) los indígenas preparan
comida y chicha (bebida alcohólica de maíz fermentado), organizan bailes, música y ritos de
purificación en espera al 24 de junio, día en que el “sol sale bailando”. Los indígenas celebran
la cosecha del maíz al ritmo del sanjuanito y agradecen al sol por las cosechas de todo el año.
Con la conquista española, el Inti Raymi, así como otros ritos y celebraciones indígenas, fue
transformado en una ceremonia cristiana con un nuevo nombre y significado. El Inti Raymi
se convirtió en las Fiestas de San Juan, fiestas que celebran el natalicio de San Juan Bautista
todos los 24 de Junio. Los españoles, al imponer su celebración cristiana, reprimieron esta
celebración indígena por varios siglos, mientras San Juan ganaba devotos rápidamente.
Durante el Inti Raymi o Fiestas de San Juan se tocan primordialmente sanjuanitos. Los dan-
zantes, llamados sanjuanes, se visten con disfraces de diferentes oficios sobretodo de blancos
o mestizos, como de soldados o políticos. Se cree que la tradición de usar disfraces viene de
la época de la Colonia, cuando los indígenas no tenían la libertad de celebrar sus ritos religio-
sos y los disfraces les ayudaban a no ser reconocidos. Lo mismo se aplica al uso de una voz
disfrazada al cantar, conocida como “voz de sanjuán”, para evitar ser expuestos. La expresión
churay, churay!, que significa “zapatea, zapatea!” es usada frecuentemente para alentar a los
danzantes y músicos a bailar y tocar sin parar.
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Existen varias teorías que tratan de explicar el origen del sanjuanito. La primera, propuesta
inicialmente por los etnólogos franceses Raoul y Marguerite d’Harcourt en su libro La musi-
que des Incas et ses survivances publicado en 1925, plantea que el sanjuanito es un huayno,
danza prehispánica popular en la región andina de Sudamérica, principalmente en el Perú y
Bolivia. Ellos argumentan que el huayno es una pieza en 2/4, de tempo moderado o rápido, y
que “los peruanos han formado el diminutivo waynito y San Juanito para designar las piezas
de movimiento ligero.”15
Esta teoría es compartida por Gerardo Guevara, quien sugiere que el sanjuanito es una va-
riación del huayno, llamándolo un “hijo directo”16 de esta danza. La musicóloga venezolana
Isabel Aretz también ve una clara relación entre las dos danzas, señalando varias similitudes
entre ellas como el compás binario, sus diferentes secciones y su ejecución durante las fies-
tas de San Juan.17 Así también, el etnomusicólogo Gerard Béhague argumenta que el huayno
“es popular entre los Amerindios y mestizos desde el noroeste de Argentina hasta Ecuador,
donde se le conoce como sanjuanito (término que podría ser derivado del uso del diminutivo
huaynito, en vez de San Juan).”18
A pesar de que esta teoría es apoyada por varios musicólogos e historiadores, el término
huayno no es común en el Ecuador y como escribe Peter Banning en su artículo El Sanjuani-
to o Sanjuan en Otavalo, “los músicos en Otavalo no usan la palabra waynito o huayno para
designar el género del sanjuanito. Para ellos éstos son dos géneros claramente diferentes.”19
12 Esto es corroborado por los informantes otavaleños, algunos de ellos músicos, que han cola-
borado con el presente estudio. Ellos afirman que el sanjuanito no tiene relación alguna con el
huayno. Algunos de ellos recuerdan haber visto u oído el huayno, pero no conocen sus pasos,
ritmos, melodías o forma de ejecución. Otro argumento de peso en contra de esta teoría es
que se presume que el huayno fue introducido por los Incas, quienes gobernaron territo-
rio ecuatoriano por un tiempo relativamente corto. El musicólogo ecuatoriano Segundo Luis
Moreno cuestiona esta teoría, insistiendo que la provincia de Imbabura luchó alrededor de
veinte años contra los Incas antes de ser sometidos y poco después los españoles conquista-
EDO ron la región, dando muy poco tiempo para que los Incas hayan impuesto su tradición musi-
n° 13 cal en Imbabura.20 El arqueólogo ecuatoriano Emilio Estrada sostiene también que “resulta
agosto
2017 hasta ridículo enfatizar la parcial invasión incaica, invasión foránea y de relativamente poca
15 Raoul y Marguerite d’Harcourt, La musique des Incas et ses survivances, (Paris: P. Geuthner, 1925), 177.
16 Guevara, 2006.
17 Peter Banning, “El Sanjuán en Otavalo.” Sarance 15 (1991).
18 Gerard Béhague, “Latin America: Iberian and Mestizo Folk Music: South America”, Grove Music Online ed.
L. Macy (Extraído [01/11/2006]), <http://www.grovemusic.com
19 Banning, 197.
20 Pablo Guerrero, Tonos y bailes del Ecuador, 1984, 297-8.
duración en lo temporal: 39 años para ser exactos.”21 Así mismo, en su Florilegio de la música
ecuatoriana, el investigador musical y compositor Mario Godoy sostiene que “es un mayús-
culo y generalizado error, el señalar a toda su manifestación musical anterior a la conquista
española, como vestigio o elemento representativo de la cultura de los Incas.”22
Existe entonces, la posibilidad de que ciertos aspectos culturales, entre ellos danzas como el
sanjuanito, no sean un legado directo de los Incas, sino de los pueblos que ocuparon territorio
ecuatoriano antes que ellos.
Otra teoría, propuesta por el compositor ecuatoriano Pedro Pablo Traversari (1874-1956)
y el historiador Gabriel García Cevallos, propone que el sanjuanito se originó en San Juan de
Ilumán, un pueblo cercano a Otavalo de donde la danza recibiría su nombre.23 Sin embargo,
en comparación con otras teorías, ésta carece de apoyo suficiente.
Antes del siglo XIX, la documentación de la música popular y especialmente la indígena era
muy limitada. Dos de las fuentes más importantes que prueban la existencia del sanjuanito
datan del final del siglo XIX. En su libro Cuatro años entre los ecuatorianos, el diplomático
austríaco-americano Friedrich Hassaurek describe la vida en el Ecuador durante su estadía
entre los años 1861 y 1865. En éste, da una descripción detallada de las fiestas de San Juan
en Otavalo y otros pueblos cercanos, documentando y describiendo el sanjuanito. Otro do-
cumento importante que confirma la existencia y popularidad del sanjuanito en esta época,
es la colección del artista ecuatoriano Juan Agustín Guerrero (ca. 1818-1886). A petición del
historiador español Marcos Jiménez de la Espada, Guerrero recopiló melodías y piezas popu-
lares e indígenas que se presentaron en el Congreso de Americanistas en 1881 en Madrid y
fueron publicadas en 1883 como Yaravíes Quiteños. Una de estas piezas, titulada San Juanito,
es la primera transcripción de un sanjuanito que se conoce24.
21 Mario Godoy, Florilegio de la música ecuatoriana, (Quito: Ed. del Pacífico, 1988), 11.
22 Godoy, 11.
23 Guerrero, 296.
24 Hace un par de años P. Guerrero logró documentar un Sanjuanito pautado con fecha de 1848.
25 d´Harcourt, 421.
una danza religiosa, sino semi-religiosa.26 Esto es confirmado por el hecho de que los indíge-
nas no consideran al Inti Raymi una fiesta religiosa. Durante esta fiesta, participan hombres
y mujeres de toda edad mientras que los ritos religiosos están a cargo de un grupo selecto de
hombres. En sus escritos, Moreno se atribuye la contracción de San Juan en una sola palabra
para facilitar su pronunciación en el plural, así como el uso del diminutivo. Sin embargo, hay
evidencia de que no fue él el primero en utilizar el diminutivo. Como ya fue mencionado antes,
en la colección Yaravíes Quiteños aparece una pieza titulada “San Juanito”, publicada un año
después del nacimiento de Moreno.
En Cuatro años entre los ecuatorianos, Hassaurek concuerda con Segundo Luis Moreno cuan-
do dice, aunque de forma condescendiente, que:
Los conquistadores españoles, al no tener razón para suprimir [las danzas indígenas], acomoda-
ron las danzas paganas al cristianismo. Ahora vemos a los indígenas bailando los mismos bailes
alrededor de la cruz que los que bailaban en honor del sol, la luna o Pachacamac… Las ceremo-
nias se mantienen iguales, la ignorancia y superstición de los indígenas se mantiene; sólo el nom-
bre del ídolo a cambiado. Antes se llamaba Pachacamac, ahora se llama San Juan.27
Existe también una teoría que no se relaciona con San Juan Bautista ni con la influencia es-
pañola. Germán Patricio Lema, indígena otavaleño, recopiló las historias y reflexiones de su
padre acerca de la cultura, legado y tradición otavaleña en su libro Los Otavalo: Cultura y tra-
dición milenarias. Al referirse a “la fiesta del Inti Raymi o San Juan,” Lema señala que “con la
llegada de España, a esta fiesta la llamaron San Juan en memoria de Atawallpa, estrangulado
por los hombres de Francisco Pizarro, [y bautizado] con el nombre de Juan Atavaliva”28 Mo-
mentos antes de su muerte, Atahualpa, el último Inca, fue bautizado por los españoles con el
nombre de Juan Francisco Atavaliva, a cambio de reducir su sentencia a morir estrangulado
en vez de en la hoguera. La idea de que las Fiestas de San Juan fueron llamadas así en honor al
recién bautizado Atahualpa permite a los otavaleños aferrarse con orgullo a una creencia que
celebra a sus ancestros y su cultura.29 Es interesante notar que los indígenas no llaman a las
14 Fiestas de San Juan por ese nombre, cosa que fue confirmada por los otavaleños que fueron
entrevistados para este estudio, quienes se referían con vehemencia al Inti Raymi.30
Hoy en día, los términos san Juan, sanjuán y sanjuanito son usados comúnmente. Para algunos
son sinónimos de la misma danza, otros afirman que sí hay diferencia entre ellos concluyendo
que el sanjuanito es más melancólico, mientras que el sanjuán es más enérgico, más alegre y
más corrido, como un trote.31
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n° 13
agosto 26 Moreno, La música de los Incas, 137.
2017 27 Friedrich Hassaurek, Four Years among the Ecuadorians, ed. C. Harvey Gardiner (Carbondale: Southern Il-
linois University Press, 1967), 159. (Publicación original 1868.) La traducción al español es mía.
28 Germán Patricio Lema, Los Otavalos: Cultura y tradición milenaria, (Quito: Abya-Yala, 1995), 92.
29 Cuando el Inca Huayna Cápac murió repentinamente en 1525, su imperio quedó al mando de sus dos hijos,
Huáscar en el sur y Atahualpa en el norte. Con la ayuda de grupos indígenas como los otavaleños, Atahual-
pa, que era solo mitad Inca (su madre era una princesa Schyri) peleó contra su hermano, quien pretendía
conquistar lo que es ahora el Ecuador; hecho que forjó la alianza entre Atahualpa y los otavaleños.
30 Roberto Cachimuel, Luis Gramal y Domingo Maldonado, entrevistas personales, 23, 30 y 29 de enero,
2006.
31 Cachimuel, Gramal y Maldonado, 2006.
El sanjuanito indígena: La música
A comienzos del siglo XX, Segundo Luis Moreno identificó dos tipos de sanjuanitos: San Juan
indígena y San Juan de blancos, también llamado San Juan mestizo. El indígena es la danza
nativa, originaria de Imbabura posiblemente desde épocas prehispánicas. Su característica
principal es la escala pentatónica, frecuentemente en el modo menor, que fue usada por los
Incas y es escuchada todavía en la música andina. El San Juan de blancos o San Juan mestizo
es el resultado de la transculturación musical indígena y europea y utiliza la escala diatónica,
usualmente en tonalidades menores.
Se debe aclarar que los indígenas distinguen entre el sanjuanito indígena y el de blancos,
aunque la diferencia no está en la escala utilizada. Para ellos, los blancos y mestizos no sien-
ten el ritmo, el cual ellos llevan en la sangre. Señalan también, que los mestizos acompañan
diferente al tocar sanjuanitos, variando el ritmo o la armonía. Roberto Cachimuel, músico
otavaleño del grupo Yarina, incluso comentó que ellos bromean con el miembro mestizo de
su grupo, diciéndole que “acompaña como mestizo” al tocar sanjuanitos. Cachimuel, quien
tiene estudios superiores en música, manifiesta también que si el sanjuanito está en tonali-
dad menor, ellos (indígenas) modulan a la relativa mayor, mientras que los mestizos modulan
a la dominante.32 No podemos concluir que esto sea cierto en todos los casos, sin embargo, es
interesante notar las diferencias de ejecución que existen entre indígenas y mestizos.
El sanjuanito, sea indígena o mestizo está en compás binario simple (2/4) y generalmente
se toca en un tempo entre moderado a rápido. En ocasiones, como lo documenta Roberto
Cachimuel, se tocan los sanjuanitos en 4/4.33 Sin embargo, es importante notar que al decir
que el sanjuanito está en un determinado compás, estamos aplicando términos musicales de
la tradición europea, que de otra manera no son utilizados por la mayoría de indígenas. Como
es común en la tradición oral, estos ritmos son aprendidos por imitación desde la infancia, al
ver a los padres u otros bailar y tocar.
No existe una forma definida del sanjuanito, pero usualmente se conforma de tres secciones.
Estas son estribillo, melodía principal y melodía secundaria. Todos los músicos otavaleños 15
entrevistados para este estudio concuerdan en llamar estribillo a esta sección, que general-
mente es una introducción instrumental que sirve de refrán o interludio entre las diferentes
secciones. Sin embargo, la parte B es conocida como melodía principal, tema, recta o canción
y se repite varias veces durante la pieza. La melodía secundaria es también conocida como
como vuelta o volteada y es una sección diferente que aparece menos veces, e inclusive algu-
nos sanjuanitos carecen de ésta. Para los fines prácticos de este estudio, las tres partes serán
denominadas A, B y C respectivamente.
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El sanjuanito siempre empieza con el estribillo, seguido de la melodía principal, mientras que n° 13
el orden de las partes a tocarse luego varía mucho. La pieza termina con el estribillo o con agosto
2017
la melodía principal. Normalmente, las tres secciones del sanjuanito se conforman de frases
regulares de dos, cuatro u ocho compases. La repetición es muy característica del sanjuanito,
cada frase se toca generalmente dos o cuatro veces, de forma exacta o con pequeñas variacio-
nes en el ritmo o la melodía.
32 Cachimuel, 2006.
33 Ibíd. También existen notaciones en 2/2.
Quizás el aspecto más característico del sanjuanito es el ritmo, que aunque simple, se repite
constantemente y es usualmente enfatizado por el bombo, lo que crea un ritmo de carácter
vivo y fácilmente reconocible. Pablo Guerrero resume los principales patrones rítmicos en el
siguiente cuadro:
16
Ej. 2 Guerrero, 303
Una característica interesante del sanjuanito, reconocida desde las primeras décadas del si-
glo XX por Raoul y Marguerite d’Harcourt y recalcada por Peter Banning en 1991 es la pre-
sencia de una línea melódica descendente en la melodía principal. Usualmente, la primera o
EDO
segunda nota es la más alta y de ahí la melodía desciende gradualmente.
n° 13
agosto
2017
Para este estudio se analizaron diez sanjuanitos indígenas, incluyendo la transcripción más
antigua que se conoce, una pieza titulada San Juanito de la colección Yaravíes Quiteños. Este
es un ejemplo de los que Segundo Luis Moreno definió como “San Juan de Blancos” por el
El músico y pintor quiteño Juan Agustín Guerrero (ca. 1818-1886) y una de sus caricaturas titulada
“San Juanito”.
uso de la escala menor diatónica en vez de la pentatónica.34 También se analizó San Juan de
aire antiguo, sacado de la colección recopilada por Pedro Pablo Traversari en 1903. Los san-
juanitos Chivito, Pisagua y dos versiones de Kurikinga, una indígena y una mestiza, han sido
tomados del libro de los esposos d’Harcourt. Los ejemplos restantes, Ñuca Llacta (Mi tierra),
Carabuela, Cascarón e Ilumán tiyu (Hombre de Ilumán) son sanjuanitos que en la actualidad
son muy populares en Imbabura y tocados por muchos grupos andinos. Algunos de éstos,
son sanjuanitos relativamente recientes como Ilumán tiyu (compuesto en la década de los se-
tentas) y el único sanjuanito del cual se conoce su compositor, Segundo Galo Maigua Pillajo.
Métrica - Todos los sanjuanitos se pueden transcribir a 2/4 pudiéndose también tocarlos en
4/4, como testifica Roberto Cachimuel.35
Tempo - Aunque las indicaciones de tempo varían en muchos de los ejemplos (con la excep-
ción de San Juan de aire antiguo el cual carece de indicación de tempo o de grabación), todos
los sanjuanitos analizados oscilan entre q = 92-108. Aunque unos han sido transcritos de EDO
grabaciones, todos se ejecutan con un tempo parecido. n° 13
agosto
Tonalidad - Algunos de los sanjuanitos más antiguos como Chivito, Pisagua y Kuriquinga 2017
son pentatónicos, siempre usando el modo menor de la escala. Los otavaleños entrevistados
para este estudio, la mayoría jóvenes, concuerdan con esta idea, ya que consideran que los
sanjuanitos pentatónicos son anticuados, probablemente de una época antigua cuando mu-
34 La distinción entre sanjuanitos indígenas y de blancos se aplica solo a los ejemplos más antiguos. (Yaravíes
Quiteños, Traversari y d’Harcourt). Musicalmente, todos los otros sanjuanitos pertenecen a los sanjuani-
tos de blancos o mestizo ya que utilizan la escala menor diatónica.
35 Cachimuel, 2006.
chos de los instrumentos como las pallas (instrumentos de viento) se construían a base de la
escala pentatónica.
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Ej. 3 Chivito, c.1-8 Sanjuanito pentatónico, utiliza la escala Mi, Sol, La, Si, Re (d´Harcourt, 1925, 448).
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Ej. 4 Kuriquinga, sanjuanito pentatónico que usa la escala Do#, Mi, Fa#, La y Si. (d´Harcourt, 453)
18 Kuriquinga sirve como el mejor ejemplo de las diferentes versiones armónicas y melódicas
que puede tener un sanjuanito. En el libro de los d´Harcourt también aparece una versión
llamada Kuriquinga mestiza (Ej. 5). Esta pieza empieza usando una escala menor pentatónica
(La, Do, Re, Fa, Sol) y luego en el quinto y séptimo compás se añaden las notas Mi y Fa#. Estas
notas, aunque no completan una escala diatónica (y sugieren quizás un sonido derivado de
la escala de La dórico), dan una sonoridad diferente a la primera parte que es puramente
pentatónica.
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EDO
n° 13
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2017
Ej. 5 Primera mitad de Kuriquinga mestiza. (d’Harcourt, Raoul and Marguerite d’ Harcourt. La musique
des Incas et ses survivances. (Paris: P. Geuthner, 1925), 450).
El resto de los sanjuanitos analizados usan la escala menor diatónica, como en el siguiente
ejemplo:
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Ej. 6 San Juanito, o San Juan de Blancos, basado en la escala de La menor. (Juan Agustín Guerrero, Ya-
ravíes Quiteños, 28).
Forma y armonía - El análisis confirma que el sanjuanito no sigue una forma o estructura es-
tablecida. Sin embargo, las tres secciones mencionadas antes—estribillo, melodía principal y
melodía secundaria—están presentes en la mayoría de los ejemplos. Los sanjuanitos pentató-
nicos del libro de los d´Harcourt presentan solo una o dos secciones melódicas sin estribillo.36
El resto de ejemplos incluyen las tres secciones A, B y C. Todos están en tonalidades menores
y la sección A o estribillo frecuentemente delinea la triada de tónica, como en Cascarón e Ilu-
mán Tiyu. (Ej. 7). La sección B se armoniza con la tónica o con la relativa mayor (alternando
frecuentemente con el acorde dominante) y la sección C, generalmente en el modo mayor, es
acompañada por el acorde submediante (VI) o a veces el mediante (III), creando así un con-
traste con el modo menor de las partes A y B.
Cascarón en Re menor
19
Ilumán tiyu en La menor
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Ej. 7 Estribillos de Cascarón e Ilumán tiyu, delineando el acorde de tónica. (John Schechter, “Latin America/ EDO
Ecuador” Worlds of Music: An Introduction to the Music of the World’s Peoples, 252 y transcripción de Accom- n° 13
panying CD Set to Worlds of Music: An Introduction to the Music of the World’s Peoples. 4th ed (New York: Schir- agosto
mer, 2002). 2017
36 No podemos concluir que estos ejemplos carecen de estribillo. Los ejemplos publicados en el libro de
los d´Harcourt fueron recopiladas, tocadas y cantadas por diferentes personas, como se indica en cada
ejemplo. Se entiende que las transcripciones no estén completas y que algunas melodías o ritmos varíen
de otras versiones. Segundo Luis Moreno manifiesta que muchas de estas melodías transcritas por los
d´Harcourt fueron cantadas o tocadas en París meses después de haber sido recopiladas, razón por la cual
podrían haber sido alteradas.
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AUDIO
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Ilumán Tiyu es un ejemplo interesante, porque aunque las secciones A y B están armonizadas
por el acorde de tónica y la sección C por el acorde submediante, las armonías internas están
basadas en la escala menor natural.
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Ej. 9 Armonía de Ilumán tiyu. (Transcripción de Accompanying CD Set to Worlds of Music: An Intro-
duction to the Music of the World’s Peoples. 4th ed (New York: Schirmer, 2002)
20 Melodía- El rango de la mayoría de las melodías de los sanjuanitos indígenas es entre una
octava y una décima, debido mayormente a los instrumentos nativos en que se los toca. Todos
los sanjuanitos indígenas y uno mestizo tienen una melodía descendente, en el que la nota
más alta es la primera o está dentro del primer tiempo. Consecuentemente, la melodía des-
ciende hasta el final de la frase.
Chivito
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Kuriquinga mestiza
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Frases - Casi siempre, los sanjuanitos consisten de frases regulares de dos o cuatro compa-
ses. Normalmente, cada frase se repite dos o cuatro veces como en Chivito (Ej. 3) e Ilumán
tiyu (Ej. 9). Frecuentemente, las frases empiezan con una anacrusa como en Ñuca Llacta (Ej.
8) y Carabuela (Ej. 12), conectando fácilmente las diferentes secciones.
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Ej. 12 El estribillo (A), melodía principal (B) y melodía secundaria (C) de Carabuela presentan
frases de 4 compases cada una, comenzando con una anacrusa. (Transcripción de Bolivia Manta/
Ñanda Mañachi, Quechua Music, A.S.P.I.C France 55502, 1989)
21
Ritmo - Como ya mencionamos, el ritmo es una característica muy importante del sanjuani-
to. La mitad de los sanjuanitos analizados usan la misma estructura rítmica en toda la pieza,
a veces con pequeñas variaciones que no alteran el ritmo establecido. Frecuentemente, el
ritmo de la primera parte de cada frase es idéntico al de la segunda, que puede tener una
melodía similar, comúnmente más ornamentada. Muchas melodías presentan ritmos sinco-
pados.
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Ilumán tiyu
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Cascarón
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Ej. 13 Melodías principales de Ilumán Tiyu y Cascarón con un ritmo muy parecido en la primera y
segunda mitad.
El sanjuanito en un contexto académico
El rasgo de la danza indígena que es más evidente en las piezas académicas es el ritmo. Existe
un patrón rítmico muy común que se atribuye al sanjuanito, ejecutado frecuentemente por los
grupos de música popular como las bandas de pueblo. Este ritmo no ha sido particularmente
obvio en los ejemplos indígenas estudiados, sin embargo es asociado frecuentemente con el
sanjuanito. Dicho ritmo se toca comúnmente en un intervalo de cuarta:
AUDIO
22 Ej. 14
Es importante notar esta característica rítmica, ya que es un sonido que los ecuatorianos
mestizos (quienes probablemente eran el público objetivo de esta música) asocian con el san-
juanito y fue uno de los elementos más explotados por los compositores nacionalistas en su
intento por resaltar la danza.
EDO
n° 13
agosto
2017 Análisis musical de los sanjuanitos académicos
Para este estudio, se analizó por lo menos un sanjuanito de los compositores nacionalistas
más importantes. Los ejemplos están organizados en un orden cronológico por compositor.
Varios de los ejemplos son de Luis Humberto Salgado, quien empleó la danza en diferentes
formas, texturas, instrumentaciones y estilos. Su pieza Sanjuanito futurista es la última a ser
analizada aún cuando fue escrita mucho antes que otros de los ejemplos, debido a que técnica
y estilísticamente es la más moderna.
Segundo Luis Moreno Andrade (Cotacachi, 1882- Quito, 1972)
El segundo movimiento de esta suite para orquesta en Mi menor se titula Danza ecuatoriana
(sanjuanito) y está en compás binario. Aunque no está en ninguna forma definida, la suite
contiene varios motivos que aparecen algunas veces durante la pieza. El movimiento empie-
za con un ritmo marcado por el redoblante y el bombo, a los que luego se unen dos clarinetes.
23
AUDIO
EDO
Ej. 15 c. 1-6 (Segundo Luis Moreno, Danza ecuatoriana, 2do mov. “Sanjuanito”, 1).
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2017
Luego de esta introducción entra el resto de la orquesta enfatizando el ritmo del sanjuanito
en las cuerdas bajas y el fagot. La melodía que sigue, tocada por las flautas, oboes y clarine-
tes es parecida al San Juan de Blancos presentado anteriormente (Véase Ej. 6) y es el motivo
melódico principal que se desarrolla en la pieza. La suite se estrenó en su versión orquestal
completa en 1946, aunque el tema de este sanjuanito data de 1922.
24
En esta suite para piano (1944, y orquestada en 1948), Moreno basa cada uno de los cinco
movimientos en una danza indígena o mestiza. El segundo movimiento en La menor y en
compás binario, está basado en el sanjuanito. Este movimiento tiene tres partes más una in-
troducción. Este es el único ejemplo que presenta una melodía descendente, sin embargo el
elemento que nos recuerda más al sanjuanito es el compás binario simple, las frases repetiti-
vas y el ritmo, siempre en corcheas y semicorcheas.
EDO
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Ej. 17 c. 1-4 (Segundo Luis Moreno, Suite ecuatoriana N° 2, 2do mov. ‘Sanjuanito’, 1).
Sixto María Durán Cárdenas (Quito, 1875-1947)
Leyenda incásica
Ej. 18 c. 98-105 (Sixto María Durán, “Leyenda incásica.” Álbum musical de la Enciclopedia de la
Música Ecuatoriana, 35).
25
Los siguientes tres compositores, Juan Pablo Muñoz Sanz, José Ignacio Canelos y Luis Hum-
berto Salgado pertenecen a la segunda generación de compositores nacionalistas. Éstos fue-
ron aún más allá en términos de composición, adaptando material folklórico a técnicas y es-
tilos contemporáneos a su época, incluyendo el dodecafonismo, como en el caso de Salgado.
Esta pieza para piano en Sol menor, en compás de 2/4, está designada “Aire de San Juan”.
Está estructurada en una forma ternaria con una introducción que sugiere el ritmo básico
del sanjuanito y una coda.
AUDIO
Ej. 19 c. 1-4 Introducción (Juan Pablo Muñoz Sanz, Capillana, ed. Pablo Guerrero y César Santos,
Quito: CONMUSICA, 1997, 1).
Así como en muchos sanjuanitos indígenas, la primera melodía está armonizada por el acorde
de tónica y la segunda melodía está armonizada por el acorde submediante, en este caso Mi
bemol. En esta sección se puede apreciar también los ritmos sincopados. AUDIO
26
José Ignacio Canelos (Ibarra, 1898- Cuenca, 1957)
Intermezzo schyri
EDO
n° 13 Siguiendo el modelo de un intermezzo de la época romántica, esta pieza tiene una melodía
agosto
2017 lírica y apasionada acompañada por arpegios en la mano izquierda. La pieza está en Sol menor
y las armonías que predominan son la relativa mayor (Sib) y la del acorde submediante (Mib).
Sin embargo, la melodía está ornamentada también con dominantes secundarios y acordes
de sexta napolitana. La pieza también está designada como una Fantasía, quizás por el carác-
ter romántico y soñador de la primera parte, que también se escucha al final. La sección del
medio, en Do menor es donde el sanjuanito se hace presente. A diferencia del comienzo, esta
parte es bastante rítmica, con un motivo que se repite varias veces primero en el acorde de
tónica, luego en los grados III, #III, VI y bII.
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Luis Humberto Salgado desarrolló lo que llamó Sinfonía Andino-Ecuatoriana. La sinfonía con-
siste en cuatro movimientos, cada uno basado en una danza popular indígena o criolla. El 27
primer movimiento, denominado Allegro Moderato y en compás binario (primero 2/2 y lue-
go 2/4) corresponde al sanjuanito. La Sinfonía Andina en Sol menor compuesta para orquesta
incluye clarinete bajo, contrafagot, campanas tubulares, celesta, dos arpas y órgano y tiene
varios cambios de tempo y métrica, además de un variado material melódico y armónico.
Luego de una introducción lenta, el ritmo característico del sanjuanito aparece en el clarinete
bajo y el fagot con la percusión marcando el pulso de esta primera sección (Ej. 22). Le sigue una
EDO
sección en Re mayor, que presenta características bitonales ya que es acompañada de acordes
n° 13
de La bemol mayor que luego se convierten en acordes de Sol mayor sobre armonías de Re agosto
bemol mayor (Ej. 23). Luego viene una nueva sección con un motivo que utiliza las doce notas, 2017
similar a una serie dodecafónica. Aunque el tratamiento de la misma no es estrictamente do-
decafónico, dicho motivo es repetido en varios instrumentos y armonizado con fragmentos,
“inversiones” y formas “retrógradas” de esta “serie” (Ej. 24). En su artículo Música vernácula
ecuatoriana, Salgado mantiene que el sistema dodecafónico se podía combinar con la tradi-
ción musical nativa, obteniendo armonías, ritmos y otras características musicales de la escala
pentatónica, las cuales acentúan el origen andino de la pieza. Sostenía también que esta teoría,
aplicada a varias de sus obras en forma de episodios o pasajes, como en ésta sinfonía, han sido
exitosas en conducir a la “unidad dentro de la variedad.”38
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Ej. 22 c. 20-27 (Salgado, Sinfonía andina en sol menor, 1er mov., 3-4) Sección que enfatiza el ritmo.
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28
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Ej. 23 c. 76-79 (Salgado, 9-10) Pasaje bitonal con acordes de Re mayor sobre armonías de La bemol
mayor.
38 Salgado, 66.
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Cada una de las variaciones de esta obra están desarrolladas en el estilo de diferentes danzas
indígenas y populares, de las cuales la tercera, en 2/4, es basada en el sanjuanito. El primer
motivo, que vuelve también en la mitad y al final de la variación expone el ritmo familiar del
sanjuanito en los instrumentos graves (fagot, trombón y tuba), el cual es enfatizado por los
timbales. No solo es característico el ritmo, pero también las notas usadas (tónica-dominan-
te), mencionadas antes como una asociación auditiva para el ecuatoriano con el sanjuanito o 29
la música folklórica en general.
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Ej. 25 c. 1-8 (Salgado, Variaciones en estilo folklórico, var. III “Sanjuanito”, 1).
Sinfonía No. 8, 4to mov. (1972)
El cuarto movimiento de esta sinfonía en Mi menor tiene una indicación de tempo de Allegro
con vita y está escrito en 2/4. Este movimiento, inspirado en el sanjuanito, es sumamente
cromático y rítmicamente muy activo. La orquesta toca constantemente en corcheas y semi-
corcheas, casi sin ninguna pausa. Cuando algunos instrumentos dejan de tocar, los motivos
rítmicos y melódicos continuan en otros instrumentos.
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30
Ej. 26 c. 84-87 (Salgado, Sinfonía No. 8, 4to mov., 9).
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Sanjuanito de mi pueblo
Al preguntársele sobre su forma de tratar al sanjuanito en sus piezas, Gerardo Guevara ma-
nifestó que “en los sanjuanitos míos, hago hincapié en el ritmo tradicional del sanjuanito[...]
trato de acercarme al origen.”39 En el caso de los siguientes ejemplos, la armonía presenta
acordes de cuartas y quintas. Al preguntarle si éstos fueron basados en la escala pentatóni-
ca, Guevara respondió que más que todo, fueron concebidos espontáneamente. Añadió que
dichos acordes vienen de la pentafonía, pero que también le gusta el efecto disonante que
EDO
n° 13
producen las quintas. Guevara admite que su música ha sido directa o indirectamente in- agosto
fluenciada por Bartók, a la que conoció en su juventud a través del director húngaro Jorge 2017
Rayki quien dirigió la Orquesta Sinfónica de Guayaquil por varios años. Sin embargo, señaló
que empezó a usar acordes de cuartas y quintas aún antes de conocer la música de éste. 40
39 Guevara, 2006.
40 Ibíd.
Sanjuanito de mi pueblo
Esta pieza en 2/4, escrita para flauta, oboe, clarinete, fagot, dos violines, viola y violonchelo,
presenta una forma ABAB con introducción y coda. En los primeros ocho compases, los vio-
loncellos presentan el ritmo, a los que se van sumando los demás instrumentos de cuerda,
tocando el mismo ritmo pero cada vez una quinta más alta. La armonía a lo largo de la pieza
está basada en acordes de cuartas y quintas, un tratamiento vertical de la escala pentatónica.
AUDIO
En esta pieza para piano y oboe, Guevara utiliza la escala pentatónica en la armonía mediante
el uso de acordes de cuartas y quintas, mientras que la melodía alterna la escala pentatónica
32 y diatónica. En el siguiente ejemplo, el tema en el oboe se basa en la escala Mi, Sol, La, Do, Re.
Las dos notas que faltan para completar una escala diatónica, Fa y Sib, se añaden al final de
la frase. El ritmo de la parte de piano es diferente durante toda la pieza, sin repetir ningún
patrón rítmico. Sin embargo, todos los ritmos en la mano izquierda son variaciones del ritmo
(Ej. 29), que se oye en su forma más común solo al final de la pieza (Ej. 30).
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Atraído por el incentivo de amalgamar la osatura rítmica del sanjuanito con el procedimiento de la músi-
33
ca serial, compuse (por 1944) una página pianística intitulada Microdanza, en vista de su corta duración,
que constituyó un experimento de hibridación de la pragmática dodecafónica y el melismo autóctono, a
fin de estar a tono con la estética contemporánea.41
Estas son las palabras de Salgado al describir su Sanjuanito futurista, el único sanjuanito do- EDO
decafónico que se conoce en el repertorio ecuatoriano y que ha dado a Salgado la distinción n° 13
del compositor ecuatoriano más experimental. Aunque Salgado nunca viajó fuera del Ecua- agosto
2017
dor, estaba bien informado de las innovaciones musicales europeas. Él indica que conoció
sobre el serialismo en 1938,42 unos pocos años después de que Juan Carlos Paz introdujera
por primera vez el serialismo en Argentina en 1934 y Hans-Joachim Kollreuter al Brasil en
1937. Salgado insistía que se pueden usar acordes de la escala pentatónica y ritmos nativos
La forma de este sanjuanito ha sido denominada por Ketty Wong como tripartita separada por
un refrán45, ya que se conforma de dos secciones principales ABA, con un refrán al inicio y al
final de cada sección. Pero si contamos al refrán como una de las secciones, tenemos una estruc-
tura ABACABA, similar a las tres secciones de los sanjuanitos indígenas, con el estribillo (A), me-
lodía principal (B) repetida dos veces y melodía secundaria (C) repetida menos veces, en este
caso solo una. Esta forma se asemeja a un rondó de siete secciones, aunque podemos suponer
que no era un rondó lo que Salgado tenía en mente, sino la estructura del sanjuanito indígena.
El refrán de cuatro compases está conformado por acordes de cuartas, que completan las
doce notas de la serie Mi, La, Re, Sol, Do, Fa, Si, Re#, Fa#, Sol#, La#, Do# en cada compás. El
segundo compás contiene acordes de cuartas basadas en la inversión de la serie. El tercer
compás contiene las notas de la serie (menos Si) pero con alteraciones en el orden. La serie
que empieza en el último tiempo del tercer compás es otra vez la inversión de la serie con el
orden alterado. AUDIO
Ej. 31 c. 1-4 (Luis H. Salgado, Sanjuanito futurista, ed. Pablo Guerrero, Quito: CONMUSICA, 2000).
34 El quinto compás empieza con una nueva serie Sol, Fa, Sib, Do, Lab, Mib, Fa#, Re, La, Mi, Si, Do#.
Ésta es alternada entre la mano derecha e izquierda, mientras que el contrapunto es basado
en notas ya utilizadas en la serie, extendiendo la serie a lo largo de varios compases (Ej. 32).
Hay que notar que Luis Humberto Salgado no utilizó el dodecafonismo con la rigidez del sis-
tema de Schoenberg, su uso de la serie y sus formas es más libre.
EDO
AUDIO
n° 13
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43 Salgado, 66.
44 Ibíd.
45 Wong, 52.
En la sección del medio, Salgado introduce una nueva serie Do#, Re, Do, Sib, Sol, Sol#, La, Fa,
Fa#, Re#, Mi, Si, “a manera de modulación y buscando un efecto contrastante.”46 Los primeros
compases son acompañados de una cuarta serie Fa#, Mib, La, Re, Sib, Reb, Do, Si, Sol#, Fa, Mi
(Ej. 33), y el contrapunto en el resto de los compases son otras formas de la segunda serie
(Ej. 34).
AUDIO
Ej. 33 c. 41-42.
AUDIO
Ej. 34 c. 49-50.
35
Como se ha hecho notar en los ejemplos anteriores, el ritmo del sanjuanito es evidente y hace
que esta pieza sea bastante rítmica. Sin embargo, debido al proceso serial de la melodía y la
armonía, el ritmo no es suficiente para evocar la danza. Curiosamente, las series que usó Luis
Humberto Salgado -la primera empieza en Mi, la segunda en Sol y la tercera en Do#- reflejan
la relación armónica entre los acordes de tónica, mediante y submediante que caracterizan a
la mayoría de los sanjuanitos tradicionales; seguramente ello no es un azar.
EDO
En Latinoamérica, el serialismo se consideró una reacción opuesta al nacionalismo, como la
n° 13
tendencia de vanguardia que emplearon los compositores más cosmopolitas y experimen- agosto
tales. Los intentos de combinar estas tendencias opuestas complacieron a Salgado, sin em- 2017
bargo no se convirtieron en una tendencia importante en sus obras. Después de Sanjuanito
futurista, Salgado incorporó algunas series dodecafónicas en otras obras, pero no compuso
más obras seriales nacionalistas.
46 Wong, 52.
Conclusiones
Queda claro que la intención del compositor académico no era solo transcribir un san-
juanito a piano o a instrumentos de la orquesta, sino incorporar aquellas sonoridades
ancestrales a su estilo propio y a las tendencias contemporáneas. Si bien la estructura,
estilo, instrumentos y tímbricas de los sanjuanitos académicos son más que todo euro-
peos, su contenido y espíritu son ecuatorianos, desafiando el argumento de Juan Carlos
Paz que el folklore es “material muerto”. Por medio de su música, estos compositores
crearon otro medio para la existencia del sanjuanito en otros contextos a su fuente ori-
ginal. Cabe señalar que incluso en este nuevo siglo, compositores indígenas, populares
y académicos siguen creando sanjuanitos.
47 Harvard Dictionary of Music, ed. Willi Apel, 2da ed. (Cambridge: Belknap Press of Harvard Univer-
sity Press, 1969).
Bibliografía:
Partituras
Canelos, José Ignacio. Intermezzo schyri. Manuscrito. CONMUSICA, Quito, Ecuador.
Durán, Corsino. Ñucanchipac yarahui. ed. P. Guerrero y Ketty Wong. Quito: CONMUSICA, 1994.
Durán, Sixto María. “Leyenda incásica” Álbum musical de la Enciclopedia de la Música Ecuatoriana.
Quito: CONMUSICA, 1999.
Guevara, Gerardo. Introducción y sanjuanito. Manuscrito. CONMUSICA, Quito, Ecuador.
Guevara, Gerardo. Sanjuanito de mi pueblo. Manuscrito. CONMUSICA, Quito, Ecuador.
Moreno Andrade, Segundo Luis. Danza ecuatoriana, 2do mov. “Sanjuanito” Manuscrito. The Free
Library of Philadelphia, Philadelphia, PA.
Muñoz Sanz, Juan Pablo. Capillana. ed. César Santos y Pablo Guerrero. Quito: CONMUSICA, 1997.
Salgado, Luis Humberto. Sanjuanito futurista. ed. Pablo Guerrero. Quito: CONMUSICA, 2000.
Salgado, Luis Humberto. Sinfonía andina en sol menor, 1er mov. Manuscrito. Archivo Histórico del
Banco Central, Quito, Ecuador.
Salgado, Luis Humberto. Sinfonía No. 8, 4to mov. Manuscrito. Archivo Histórico del Banco Central,
Quito, Ecuador.
Salgado, Luis Humberto. Suite ecuatoriana, II mov. “Sanjuanito” Manuscrito. Archivo Histórico del
Banco Central, Quito, Ecuador.
Salgado, Luis Humberto. Variaciones en estilo folclórico, var. III “Sanjuanito” Manuscrito. Archivo
Histórico del Banco Central, Quito, Ecuador.
Discografía:
Bolivia Manta/Ñanda Mañachi. Quechua Music. A.S.P.I.C France 55502, 1989.
Accompanying CD Set to Worlds of Music: An Introduction to the Music of the World’s Peoples, ed. Jeff
38 Titon. 4th ed. New York: Schirmer, 2002.
Mundos. Perf. Julián Pontón y Hugo Gianini. Psiquero Records, 1997.
Recopilación de sanjuanitos proporcionado por Pablo Guerrero de CONMUSICA. Quito, Ecuador.
39
RESUMEN
Uno de los métodos de enseñanza musical es el método Kodály que es un método basa-
do en el canto que utiliza la música folklórica y tradicional como punto de partida para
que el educando aprenda a leer y escribir en su propio lenguaje musical a través de los
componentes y herramientas desarrolladas por Kodály.
MÉTODOS DE ENSEÑANZA MUSICAL
Existen diferentes métodos pedagógicos de enseñanza musical, desarrollados entre fi-
nales del siglo 19 y durante el siglo 20, entre los cuales podemos mencionar:
Método Orff, creado por el compositor alemán Carl Orff cuya principal característica
es la relación ritmo lenguaje; el método Suzuki en la que los niños aprenden música
de la misma forma en la que aprenden la lengua materna; el método Jaques-Dalcroze
que combina la rítmica con el lenguaje corporal; el método Schafer que trabaja con la
sensibilidad acústica del ser humano; entre otros.1
KODÁLY
Zoltán Kodály (Kecskemet 1882 - Budapest 1967) fue un músico y compositor y direc-
tor de orquesta de origen húngaro que decidió dejar su carrera de compositor y direc-
tor de gran nivel, para dedicarse a la recopilación de la música del folclore de Hungría,
para utilizarlo en su método. En este período de recopilación recibió la colaboración de
Béla Bártok.2 “la música tradicional está viva, de alto nivel y es una fuente interminable
de arte. Béla Bártok la considera con el mismo valor estético que las fugas de Bach o las
sonatas de Beethoven...” (Z. Kodály).
Durante las primeras décadas del siglo 20 Hungría sólo conocía su música popular y la
llamada música culta debido a que tenían pocas o nulas relaciones con otros pueblos
y culturas de Europa Occidental, y gracias a esto fue el gran éxito de la metodología de
Kodály que utilizó miles de temas genuinos sin influencia externa alguna
1 María Cecilia Jonquera Jaramillo. “Métodos Históricos o Activos en Educación Musical”. Revista Elec-
trónica de LEEME (Lista Europea de Música en la Educación). Nº 14 (noviembre, 2004) http://musica.
rediris.es
2 Béla Bártok compositor y pianista Húngaro (1881-1945) uno de los compositores más importantes de
Hungría desarrollo sus composiciones basadas en la música folklórica de su país.
3 Zoltán Kodály , en Erzebet Szoni, El Método Kodály de Solfeo
Como consecuencia de estos principios aplicados él creó un método de educación mu-
sical basado en el canto, con materiales folclóricos y tradicionales, pues los sonidos
producidos por la voz son nuestro primer instrumento musical; para Kodály uno de los
descubrimientos más importantes fue la comprensión de que la música popular y el
folclore tienen un rol importante en la educación musical en los niños y niñas, pues son
escuchados desde su nacimiento, cantados por sus padres y en su entorno.
Sabemos que el niño/a habla antes de escribir y desde la experiencia adquirida obtiene
las reglas y nociones del lenguaje.
Desde ese punto de vista la enseñanza musical en la educación general básica en Ecua-
dor se torna algo externo, no vivencial, los estudiantes repiten mecánicamente nom-
bres de sonidos o posiciones en el pentagrama (en el mejor de los casos) sin que eso
signifique nada para ellos; sería como si enseñáramos la pronunciación de vocales y
consonantes a diferentes velocidades, durante años, pero sin aprender nunca ni una
sola palabra; o aprender la pronunciación de palabras de otro idioma sin comprender
el significado de ellas y pretender que esta persona pueda obtener una cultura literaria
o la suficiencia de una lengua extranjera.
Los componentes del método son: Secuencia, Tres Herramientas básicas de metodo-
logía y el material Musical, todos perfectamente organizados en concordancia con el
desarrollo del infante y su entorno y no de acuerdo con un ordenamiento lógico lo cual
permite su adaptación a cualquier tipo de cultura en el mundo.
Docentes músicos estamos muy familiarizados con el ordenamiento lógico de los con- 41
ceptos musicales, en el cual enseñamos a los estudiantes primero dibujos de las figuras
y sus valores como la redonda, luego la blanca, y continuar hasta las subdivisiones más
pequeñas, les enseñamos primero el nombre de las líneas del pentagrama todo esto que
en general es matemáticamente correcto, pero que como resultado en los niños resulta
difícil el proceso de asimilación por cuanto no se establece una conexión entre la teoría
y la música.
EDO
En el método Kodály el aprendizaje del ritmo se inicia con la negra como pulso básico, n° 13
agosto
seguida de dos corcheas como primera división, (esto es fácilmente comprensible para 2017
cualquier persona por ejemplo cuando se está caminando cada paso representa el pul-
so básico).
A partir de este momento todos los conceptos se van introduciendo poco a poco a base
de cantos infantiles, rondas, música tradicional, folclórica, con características propias
de nuestro país, y de países vecinos hasta llegar a la música académica occidental, tan
ajena a nuestra cultura.
Las tres herramientas básicas utilizadas son las sílabas de solfeo rítmico, el sistema de
solfeo relativo y los signos manuales o fononimia. Con las sílabas de solfeo rítmico Ko-
dály relaciona cada figura y su valor4 con una sílaba, con lo que se obtienes sensaciones
fonéticas, y en consecuencia el desarrollo de las fórmulas rítmicas, de esta forma los
niños aprenden a escuchar y leer el ritmo por figuras y grupos, en lugar de sumatoria
de valores.
Es muy importante el desarrollo y comprensión del ritmo, puesto que, a través de él, se
logra una comprensión no sólo de los aspectos musicales, sino que, se hace relación con
todo lo que nos rodea como el trascurrir de los días, el movimiento alrededor del sol,
las estaciones del año, los ciclos de lluvia y sol, todo esto no como agentes externos sino
como parte intrínseca de su vida.
Los signos manuales o fononimia es una herramienta que radica en representar las no-
tas musicales a través de un gesto de la mano. Así como en el lenguaje de las personas
con discapacidad auditiva y vocal se utiliza el movimiento de la mano para representar
muchas palabras u objetos, con el mismo principio se utiliza gestos para señalar las
42 diferentes alturas de los sonidos, esto resulta muy útil para el niño por cuanto permite
realizar muchos ejercicios de afinación, afianzando los intervalos musicales, educando
el oído, desarrollando la memoria, la atención, la concentración, la creatividad, la sen-
sibilidad, el gozo, así como la conciencia comunitaria de trabajo en equipo; todo esto a
través del juego y la improvisación.
En un país como Ecuador, donde como civilización mestiza llevamos cerca de 500 años,
quedan muy pocos elementos nativos tradicionales de nuestros orígenes milenarios,
entonces de aquellas recopilaciones históricas ¿debemos incluir canciones populares
tradicionales ecuatorianas? ¿Qué melodía es más familiar Yupaishisca o el pasillo titula-
do El Aguacate? Lo único que puedo afirmar primeramente es que todos los materiales
musicales deben ser de buena calidad, dichos materiales a emplearse son:
[…] Aparte de sus libros didácticos, teníamos el libro de texto basado en un repertorio va-
riado de canciones populares. En los primeros cursos utilizamos la pequeña percusión, más
tarde, la flauta dulce. Manejamos fichas y círculos recortados para iniciar la escritura musi-
cal. Pronto empezamos a cantar a dos voces. A partir del quinto curso cantamos dos veces
por semana en el coro. El canto coral formaba parte de las materias impartidas en primaria
y secundaria. Muchos de los alumnos de primaria se apuntaron en la Escuela de Música
para aprender algún instrumento […] De mi clase especializada en música, sólo dos de no-
sotros eligió la carrera musical, pero aproximadamente el 90% de mis compañeros de clase
es licenciado y tiene un trabajo cualificado. “ 10
-Hegyi, Erzsébet. Método Kodály de Solfeo 1. 1 ed. España. Ediciones Pirámide, S. A., 1999
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http://www.javeriana.edu.co/revistas/Facultad/artes/cuadernos/images/stories/revis-
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-Jonquera Jaramillo María Cecilia. “Métodos Históricos o Activos en Educación Musical”. Revista
Electrónica de LEEME (Lista Europea de Música en la Educación). Nº 14 (noviembre, 2004)
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es/leeme/revista/lucato01.pdf
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com/2008/06/metodo-kodaly-fononimia.html
-Rosales, Mendoza; y, Morales, Zamora, El Método Kodály , Universidad de Panamá Sede de Veraguas
Facultad de Bellas Artes Maestría en Música Percepción Superior 700, Diapositivas.
URL, http://es.scribd.com/doc/4483835/El-Metodo-Kodaly
45
Álex Alarcón Fabre. (Quito, 7 junio 1979-).
Pianista quiteño de reconocida trayectoria profesional
graduado del Conservatorio Superior Nacional de
Música de Quito, de la Universidad Técnica de Manabí
y de la Universidad de Cuenca, Maestría en Pedagogía
e Investigación Musical. Impulsor y difusor de la obra
pianística de compositores ecuatorianos, de los cuales
ha efectuado varios registros discográficos. Entre
sus maestros están Hugo Gianinni (Chile), Angela EDO
Rouchanian (Armenia) y Bertha Brito (Ecuador). Sus n° 13
estudios de música de cámara y música ecuatoriana agosto
los realizó con el compositor y maestro, Gerardo 2017
Guevara Viteri. Su actividad permanente contribuye
a la difusión de las obras de nuevos creadores.
Pedro Pablo Traversari Salazar.
Chopin pentatónico
Vera Wolkowicz
46
Introducción
A principios de siglo XX, sobre todo alrededor del período de los centenarios
de Independencia, se sucede en Latinoamérica una necesidad de construir,
o en otros casos de reforzar, los símbolos que diferencien a su nación de otras,
replicando los nacionalismos europeos construidos a mediados del siglo XIX. A
EDO
su vez, sin embargo, hubo también una necesidad de parte de los intelectuales de
n° 13
agosto construir una unión continental basada en aquellas cuestiones comunes entre países
2017 latinoamericanos, pero sin dejar de resaltar sus diferencias. La música formó parte
de esta construcción identitaria y los compositores proclamados nacionalistas o
americanistas contribuyeron a través de sus obras a fomentar una identidad propia,
a pesar de que su música no siempre haya sido exitosa en demostrarlo por su fuerte
influencia centro europea.
[…] con varias especies de escalas tetrafónicas y pentafónicas que constituyen la ver- 47
dadera y completa estructura del Género Musical Indígeno-Aborigen Americano, y por lo
tanto del Ecuador, que fue el dueño del imperio incásico del Tahuantinsuyo, de nuestro
Atahualpa, desde México hasta las maravillosas riberas de Maune, en Chile. (Ibíd.)1.
Los que han quedado inéditos son: El arte en América o sea Historia del arte musi-
cal indígena y popular, manuscrito, Quito, 1902 (según Pablo Guerrero, sobre este
trabajo se dio una conferencia en Roma y luego en Basilea de la cual se han publi-
48
En 1905 se publicó
en Roma una relación
en torno al Arte en
América de Pedro
Pablo Traversari.
EDO
n° 13
agosto
2017
cado partes en Atti del Congreso Internazionale di Zcienze, 1905 y en los Anales del
Congreso Internacional de Música, 1906, respectivamente); El arte en América o sea
Historia del arte musical indígena y popular. Cantos y bailes. Anexo II, manuscrito,
Quito, 1903; Historia general ilustrada de la música indígena y popular de los países
americanos. Con sus tocatas, cantos, instrumentos, bailes, poesías folklóricas, etc.,
1905; Investigaciones arqueológicas, descubrimientos y reconstrucción del sistema
genérico y musical de los aborígenes y muy especialmente del Ecuador; El arte abo-
rigen del continente americano, mecanografiado, Santiago de Chile, 1925; Reseña
histórica y técnica de la música incaica en el Ecuador, mecanografiado, s.f.; Tratado
de musicología y metodología del folklor (Guerrero, 2002-2005: 1383).
Como puede observarse son más los textos inéditos que los publicados, con lo cual
se hace difícil saber el alcance que sus ideas tuvieron tanto en el Ecuador como por
fuera. Sin embargo, sus planteos sobre la importancia de develar un pasado glorio-
so americano no fueron un hecho aislado, ya que, como he señalado anteriormen-
te, este fenómeno se extendió por toda Latinoamérica en el afán de construir una
identidad tanto nacional como regional.
[...] la Música Regional debe ser y es la fusión del estilo Incaico con el criollo o nativo,
mediante los recursos modernos del arte internacional dentro del sistema resultante.
Entre los recursos musicales modernos que deben incorporarse en dicha fusión, preci-
so es no descuidar que por la amalgama de los tres sistemas, resulta que en la Música
Regional pueden entrar algunas formas universales politonales y aun las atonales, pu-
diéndose formar a la vez modernísimas combinaciones meloarmónicas y contrapun-
tísticas, siempre que no se destruya con lo esencialmente aborigen y colonial de su 49
triple estructura (Traversari, 1925).
La propuesta del autor de una fusión entre el arte indígena, criollo y europeo se
encuentra influenciado por las ideas de arte nacional y continental promovidas
por el crítico musical argentino Gastón Talamón. El mismo Traversari lo dice al
comienzo de este texto inédito escrito en 1925:
El artista, lo ha dicho el ilustrado musicólogo argentino señor Talamón, es la flor y nata EDO
n° 13
espiritual de una raza; realiza y colma con la fuerza de su genio, pero a impulsos de todas agosto
las fuerzas que actúan a su lado. Esta es ley universal, es la ley que rige en todos los Conti- 2017
nentes y por la que palpamos elocuentes manifestaciones en Europa (Traversari, 1925).
Según Pablo Guerrero (2002-2005: 618), esta transcripción data del año 1949,
con lo cual es posible pensar también que durante este período Traversari leyó
las ideas sobre nacionalismo y americanismo musical que promovieron el críti-
co ecuatoriano Juan Pablo Muñoz Sanz (1937) y el musicólogo alemán/uruguayo
Francisco Curt Lange (1934).
Chopin pentatónico
¿A qué hará alusión esta cita cuando dice que a raíz de la escala pentatónica esta
obra puede “elevarse a una nueva y superior esfera”? ¿Es posible conservar “todas
las condiciones y cualidades […] armónicas y contrapuntísticas”? Quizás un breve
análisis comparativo del Estudio Op. 25 Nro. 7 de Chopin y su versión pentatónica
realizada por Traversari puedan dar ciertas respuestas al asunto o quizás simple-
mente generen nuevas preguntas.
EDO
n° 13 A nivel formal ambas versiones son iguales. Se conforman de tres secciones: ABA’.
agosto En el caso de la transcripción de Traversari, esta división en secciones está dada
2017
por la configuración melódica, ya que armónicamente la versión pentatónica, al
no tener sensible, reduce la posibilidad de ciertas funciones armónicas. El Estudio
presenta un trabajo más bien contrapuntístico entre la melodía que, mayormente
2 Agradezco profundamente a Pablo Guerrero por enviarme una transcripción del Estudio de Chopin
reescrito por Traversari, sin el cual el presente trabajo no sería posible.
la realiza la mano izquierda en la línea
más grave, y la voz superior de la mano
derecha, mientras las voces intermedias
realizan un acompañamiento armónico.
La obra está en la tonalidad de Do# me-
nor. En la transcripción de Traversari la
escala omite las notas de Re# y La, por
lo que en la armadura de clave éste solo
utiliza tres sostenidos: el de Fa-Do-Sol.
Por lo tanto la escala pentatónica de
Do# menor queda conformada por las
notas: Do#-Mi-Fa#-Sol#-Si. Traversari
tampoco modifica en ningún momento
la escala para generar una sensible que
pueda crear un acorde dominante, con
lo cual la pieza juega principalmente
entre los acordes de tónica, mediante y
dominante pero éste último con terce-
Pedro Pablo Traversari S. junto a su
ra menor, séptima menor y sin quinta
colección de instrumentos. ca. 1953.
(Sol#-Si-Fa#).
El análisis de este pequeño estudio de caso evidencia varias cuestiones acerca del
nacionalismo musical tanto ecuatoriano como de la mayoría de los países ameri-
canos en relación con la creación de su identidad. Por un lado, muestra el interés
por descubrir aquello que sea autóctono, diferenciándose así de lo proveniente de
Europa. Pero, por otro lado, tiene la necesidad de demostrar que lo propiamente
americano está a la misma altura que la cultura europea. El modelo de moderni-
dad y de lo que debe ser considerado arte son categorías provenientes de Europa
que los mismos americanos aplican a sus esquemas (tanto en lo político, como lo
social y lo cultural, entre otras cosas); por lo cual la falta de reconocimiento de que
la cultura americana es en cierto modo “bicultural” o de “doble conciencia” (ver
Mignolo, 2000: 69) sigue planteando la dificultad de definir una identidad propia.
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53
Vera Wolkowicz
Argentina. Realiza su doctorado en Estudios Musicales en
la Universidad de Cambridge (Reino Unido). Su trabajo se
centra en los nacionalismos musicales latinoamericanos de
principios de siglo XX, particularmente en Perú, Ecuador
y Argentina. Es Magíster en Estudios Musicales por la EDO
Universidad de Cambridge (2013) y Licenciada en Artes
por la Universidad de Buenos Aires (2009). Autora del libro n° 13
Música de América. Estudio preliminar y edición crítica agosto
(2012), como resultado de la beca “Hacia el Bicentenario” 2017
otorgada por la Biblioteca Nacional Argentina “Mariano
Moreno” en 2009, y coautora junto a Silvina Mansilla del
libro Carlos Guastavino. Músicas Inéditas (2012) publicado
por el Instituto Nacional de Musicología “Carlos Vega”.
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Mishky Note
César Santos Tejada
L lamamos así a una nota característica de la música tradicional mestiza ecuatoriana que
consiste en superponer en un mismo momento, el séptimo grado de la escala menor
natural en la melodía, mientras el acompañamiento está ejecutando el séptimo grado pero
de la escala menor armónica. Esto genera una tensión sonora momentánea que puede
llamar la atención de quienes provienen de la vertiente musical occidental, pero que pasa
inadvertida para un integrante de la cultura ecuatoriana.
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Este fenómeno tiene cierta similitud con lo que sucede en el blues norteamericano, don-
de existen las llamadas blue notes que son sonidos melódicos extras a la tonalidad con la
que se asocia toda la canción y que producen una sonoridad característica cuando suenan
acompañados por los acordes correspondientes, pues generan tensiones de segunda me-
nor con éste.
EDO
Lo vemos en el ejemplo siguiente: n° 13
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Procedencia
Se pueden ensayar varias explicaciones para justificar este acontecimiento, sin embargo,
parece más convincente el argumento que adjudica la causa de este fenómeno a la convi-
vencia forzada -desde hace 500 años, aproximadamente- de dos sistemas musicales dis-
tintos: la pentafonía andina, vestigio ancestral de esta tierra y esencia de la melodicidad
de la población ecuatoriana y, por otro lado, la heptafonía occidental, herencia de la colo-
nización española y responsable del tipo de acompañamiento armónico asignado a las me-
lodías autóctonas, construido en base a estructuras verticales como tríadas y cuatríadas,
articuladas jerárquicamente en el sistema tonal funcional.
AUDIO
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60 Aplicaciones
La mishky note aparece en casi toda la música tradicional mestiza del Ecuador, tanto en la
vocal como instrumental e inclusive está muy arraigada en el género musical característico
de los afrodescendientes de la sierra: la bomba del Chota.
Así pues, este elemento está presente en sanjuanitos, albazos, pasacalles, pasillos, danzan-
EDO tes, tonadas, etc., generalmente en figuraciones cortas que ocupan tiempos débiles o partes
n° 13 no acentuadas del compás.
agosto
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Ocurre generalmente en el momento cadencial, cuando va a terminarse una frase y el
acompañamiento armónico introduce el V7 como anticipo al descanso que vendrá sobre
el I grado menor. Mientras está sonando este acorde dominante, la melodía entona el 7º
grado de la escala menor natural (#9 en el cifrado de jazz) en un tiempo o parte de tiempo
no acentuado, para proseguir su dibujo melódico particular.
Pasillo: El alma en los labios. Texto, Medardo Á. Silva. Compositor: Francisco Paredes H.
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Albazo: Adiós. Tradicional, acreditado al compositor Jorge Araújo
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Tonada: Leña verde. Compositor: Luis A. Valencia
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Bomba: Carpuela. Compositor: Milton Tadeo Carcelén
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Es demasiado evidente la intención del compositor por mostrar la coexistencia de las dos
terceras en el acorde del V grado, y para ilustrarlo realiza un arpegio de este acorde domi-
nante, primero empleando la tercera mayor e inmediatamente colocando la tercera menor
en la misma secuencia, así:
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Otro caso interesante, por lo inusual, es la presencia de la mishky note en la Introducción
de una canción, no como el caso anterior donde solamente anticipa el tema cantado, sino
esta vez haciendo el diseño característico de las partes introductorias de nuestra música,
que consiste en dibujar una melodía simple utilizando casi exclusivamente las notas del
arpegio correspondiente a ese compás.
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Finalizamos señalando que la mishky note también puede ser hallada en las obras de los
músicos nacionalistas ecuatorianos, cuyos ejemplos, junto a otras características particu-
lares de la música popular ecuatoriana que se presentan en las cadencias, serán motivo de
una próxima entrega.
Bibliografía consultada:
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Guillermo Meza
E n la trama del ideario acerca del proyecto de nación, asistimos a las modalidades de
cómo los grupos dominantes maniobran los retazos que en sí son las ideas de hechos
históricos asociados a una objetivación del estatus de la nación como entidad autónoma en
base a méritos incontestables de una historia (presuntamente objetiva) que la configura
como tal y cuyo asentamiento se erige en fundamento existencial de sus habitantes.
A menudo se ha dicho que la música (de arte o presuntamente tal) que surge del
Conservatorio Nacional, responde a la directriz “oficial” de las clases dominantes o elite
en el poder. Se la incluye como parte del discurso conducente a refrendar el “proyecto
nacional” creando un mensaje al cual se subyugue el ‘pueblo’ crédulo en la buena fe y
amplias miras de sus pro-hombres gestores. Esos artistas serían como una avanzadilla
de las ideas que incrementen el ámbito hegemónico de las clases dominantes; una
especie de propaganda que se infiltre sutilmente y que permee otro tipo de penetración
en la mentalidad de la gente ‘inocente’ que desconoce la presencia de los hilos que la
manipulan. Una muestra la podríamos obtener en el ‘arte propaganda’ de la URSS.
No dejan, sin embargo, de tener algo de razón aquellos estudiosos que adscriben las
realizaciones a una matriz de poder que se integra al modo de sentir, pensar y actuar
de manera subconsciente. Es el caso de los discursos acerca del indio, concomitantes
o inmersos en la elaboración musical. Hemos de acotar, no obstante, que esa “coerción
mental” deja de ser tan simplista como la configuran. El escape a ella siempre puede
estar presente, incluso si el actor no es plenamente consciente. ¿Será necesario aclarar
que la música dispone por sus mismos recursos de elementos que escapan al control
racional que lo quiere todo en blanco y negro? Bien que se tome al indio –como sugieren
esos estudiosos- como un pretexto para una elaboración afín al discurso “oficial”; la
música de los mayores compositores ecuatorianos logra rebasar el mísero envase en
el que quieren hacerlo calzar. No es éste el espacio propicio para explicarlo. (Al lector
acucioso le recomendamos escritos especializados musicales que ponen en aprieto los
afanes sesgados de sociólogos, antropólogos, etc.).
Por citar uno de ellos, Mercedes Prieto, por ejemplo, se refiere a dicha construcción
desde el ámbito mestizo-céntrico que esquilma en su confección histórica a la memoria
del ‘otro’. Su estudio (Los indios y la nación: historias y memorias en disputa, Flacso, Quito,
2010) es interesante porque, de cualquier manera recrea la situación de un imaginario
que el liberalismo intentó –según dicho relato- volver consistente con la nación soñada
de su prédica sincera o no. En él, la percepción sesgada se resuelve en tres momentos
de la representación de los indígenas: el primero, “congelado”, en el que su ‘presencia’
66 resulta a través de sus vestigios. Un segundo, en el que la intermediación se manifiesta
como “ventrílocuo”; y, finalmente, un tercero, en el que la “apropiación” de motivos
históricos indígenas se contrapone a lo que debiera ser una memoria desde el que no
se atreve a contestar a la elaboración “oficial”. Todo lo válida que sea esta disputa (y de
hecho lo es para la democratización de la palabra), creemos, no afecta en nada el sentido
de la creación musical aun en compositores ‘menores’; no se diga en quienes, desde el
principio asumieron la conciencia de la necesidad de elaboración de un arte ‘propio’ que
respondiera a una ‘voz común’ o, dicho de otro modo, que tuviera un sesgo ‘identitario’
EDO particularizado (en ese tiempo se llegó a creer que tal era la ‘sustancia’ común aparte
n° 13 de distribuciones étnicas) definitorio de un ‘ser’ singular ecuatoriano. Como afán
agosto
2017
voluntarista nada tendría de reprochable; no así como impropiedad crítica de ‘mala
conciencia’ que ni siquiera se da cuenta de la exclusión a la que somete a grandes masas
que en nada son consideradas como ‘suyas’ sino, a lo sumo, como entes o existencias
a-históricas a ‘redimir’. Hemos de decir, sin embargo, que los músicos ecuatorianos,
en general, interiorizaron a ‘lo indígena’ como una parte consustancial a su ser. En tal
circunstancia, podemos afirmar que su ‘discurso artístico’ entró en controversia con la
mera contemplación exterior de que fue objeto el indio. (Incluso hoy nos sorprende,
cuando interpretamos a Salgado hijo, el grado de ‘develación’ de esa ‘parte’ o ‘fragmento’
“esencial” de la ‘indigenidad’ del mestizo.)
Prieto tiene razón en casi todo; y es que la historia, lejos de ser una constitución absoluta
de objetividad existencial, es únicamente una imperiosa necesidad de escritura de
muestras aleatorias que estadísticamente se vuelven tendencias: las mayores, llamadas
“oficiales”, “hegemónicas”, “dominantes”, “identitarias”..., pasan a la portada de ese ‘libro’
tan sesgado en sus preferencias de escritura. Las demás son desechadas partiendo del
axioma no pronunciado de ser irrelevantes en su capacidad de imposición. Por ello es
que todo discurso “impositivo” es una escritura que tiene resquicios, los cuales pueden
y deben ser aprovechados no para dinamitar las bases caducas de una sociedad; sino,
para descubrir elementos (innecesarios) que proporcionen puntos de enlace con cuanto
aparentemente no tiene conexión. En suma, que la imaginación cree sus propios mundos
liberadores o de resistencia a modos únicos de pensar y actuar. La imaginación, esa rara
capacidad del ser humano tan desechable como grandiosa.
Nos recrearemos, por lo mismo, en las grietas de ese otro discurso –ya oficial- de la
academia posmoderna: ése que, estamos de acuerdo, acusa de neocolonialismo a los
afanes anteriores de homogenización a partir de conceptos grandilocuentes como el de
‘identidad’. Y, claro está, también fagocita (como los discursos anteriores) o parasita el
discurso de lo hecho “en base a...” (los indígenas en esta situación); esta vez, fungiendo de
lúcido detentador de una verdad que relativiza –para ser políticamente correcto- y que
señala con el dedo a la otrora ‘mala conciencia’ del dominador de turno.
La constatación de esa lucidez se torna en mayor admiración cuando nos enteramos de que
el primer sindicato indígena se funda en 1926; es decir, a casi cuatro años de la composición
de Huelga de campesinos. Fijémonos en que no dice: alzamiento, levantamiento, sedición...
Habla de “huelga”, un medio de lucha que se instaura a raíz de la motivación del naciente
socialismo ecuatoriano con sus cuadros más radicales. Quiere decir que Francisco
Salgado está conectado firmemente con su tiempo; que nada de lo que acaece en su patria
–y por tal se comprueba cuanto lo aferra en sus relaciones a su hábitat- le es ajeno.
Que, simplemente, no se halla como las “élites” pendiente del perfume de París. Que
también el olor a sudor y tierra es pasible de generar conmoción artística en alguien que
para ello se ha preparado arduamente. El ámbito es eminentemente espiritual. En esta
música no asistimos al cuadro pintoresco por ninguna parte. Y la confección no recurre
al socorrido pentafonismo que “dé un aire indígena” al suceso. Se halla imbricado muy
sutilmente nada más o “desvanecido” en la armonización no derivada de ese sistema
de organización sonoro, que impone su función “criolla”. (Habrá que aguardar hasta
Gerardo Guevara para establecer una armonía consustancial que no lo contradiga). Es
netamente mestiza la sonoridad, las maneras, los giros auditivos. Otra diferencia con
el “motivo” indígena de literatos o pintores. Y ya propiamente sobre “levantamientos”
indígenas del siglo pasado, conocemos que hacia 1930 “el jefe político de Cayambe envió
un telegrama al Ministro de Gobierno en Quito, informándole que los indígenas de Pesillo
y Moyurco se habían levantado” y que: “El gobierno envió 150 soldados con sabuesos
para que arrestaran y torturaran a los líderes, destruyeran sus casas y protegieran los
intereses de los hacendados” (v. Marc Becker u Oswaldo Albornoz). No es casual que
el compositor cayambeño diera cuenta, a su manera, de dichos sucesos, incluso como
premonición de lo que vendría; de la cruenta violencia que el temor al comunismo
desatará en los que mucho tenían que perder y en aquellos que, no teniendo nada, veían
la aparición inminente de la cola del diablo azuzados por el adoctrinamiento tanto seglar
conservador como clerical.
Tampoco estamos de esa guisa cuando una reseña de El Comercio hacia 1922 (citada por
Mercedes Prieto) habría dicho que “fue dedicada al presidente”. Porque el de esa época
es Tamayo. El mismo de “Las cruces sobre el agua”. El de la masacre de trabajadores de
EDO 1922. La contradicción aturde. El levantamiento y la represión a cualquier insurrección
n° 13 conjugados... Tal vez en esa contradictoriedad se halle una baza que antes hubiera podido
agosto alumbrar un entendimiento de aquello que dieron en llamar ‘identidad’, concepto que
2017
ahora se torna trasnochado; aunque aún los músicos actuales en sus composiciones
continúen añorando herencias incaicas o figuras cenitales fundantes o fundamentadoras
–como Atahualpa- cuya sombra nos apacigüe de esa necesidad supuestamente
impostergable de “raíces”. Éstos no se han dado cuenta todavía de lo que la sociología –
aun en el discurso falto de sutilezas actuales- ya ha clarificado como factores inequívocos
de un ‘proceso’ infinito de dominación siempre presente e innegable ya desde la palabra
y la escritura.
Así, historiadores y sociólogos traen remozamiento a sus dictámenes de academia. Pero,
con ellos se ve el campo árido y no la finura de cada pedrusco en el camino. Se aclama
-desde la izquierda vocinglera- los “procesos” de liberación (y el del indígena sigue siendo
una necesidad); más, se acalla el hecho cierto de que la “liberación” tiene su contraparte en
los eslabones más débiles de la cadena. No se ha dicho, por ejemplo (salvo indirectamente),
que en Cayambe no fueron las grandes haciendas las que fueron devastadas cuando los
trabajadores indígenas no acudían a la cosecha. Los Zaldumbide, Maldonado, Jaramillo,
Bonifaz, Espinosa..., las mayores haciendas (Lato, Chahuarpungo, Anchola, Miraflores,
Granobles, El Prado, Guachalá, Milán...) y sus poderosos hacendados, no fueron acosados. La
cuerda se rompía, si lo hizo, dejando inermes –bien que el reporte diga: “... para defender a
los hacendados”- a esos arrendatarios a la Beneficencia, de Pesillo o Pisambilla; a esos que
en nada podían competir, porque, bien visto, no tenían paralelismo alguno con la “nobleza”
u obscena riqueza a la que jamás osaron confrontar los valientes socialistas o comunistas
ecuatorianos de la época. Eso no se ha dicho. Nunca los márgenes fueron más ignorados y
el dictamen histórico de las “grandes reivindicaciones” se asentará sobre actos infaustos en
contra de los que, posiblemente, menos “daño” hicieron a nadie. (Mi madre cayambeña me
ha contado acerca de un señor de apellido Zumárraga, arrendatario de Pisambilla; “con su
jamelgo y su único traje de toda la vida”, arruinado por los vientos socialistas vengadores,
justicieros. Del otro lado, el activista revolucionario que canalizara muchas desventuras:
el idealista Rubén Rodríguez Mera devorado por sus propios perros; luego de una soledad
infamante y la cárcel –juzgado por sedición- por años. Ambos parecieran símbolo de la
eterna ineficacia de esos grandes discursos que sólo sirven para entronizar a hábiles y
sagaces tiranos de un lado y de otro en opresión rediviva).
Es la historia de tantas desilusiones voluntariosas que no debieron caer en saco roto. Una
continua ofrenda sangrienta... Para nada. Aunque suene cruel. Dolores Cacuango muriendo
en su mísero catre mientras los oportunistas mestizos antes “artesanos proletarios”, peores
que los antiguos amos, se erigían en nuevos señores de horca y cuchillo. Para el sufrimiento
redoblado de esos mismos indios que por ver un rayo de luz con sus líderes tuvieron la
imagen de la libertad en sus manos. Para colocar en el poder, como siempre, a sus propios
69
verdugos encarnados en la verborrea libertaria y justiciera. “Década ganada”, dicen de los
últimos años... Y, claro, a la academia le queda bien el “proceso”. Y nadie pide cuentas por los
individuos devastados en su piel extensa.
Si nos hemos de situar en algún lugar a vista de pájaro, siempre contemplaremos vínculos con
los poderes de turno por parte de los compositores. Abundan las páginas que honran a sus
héroes, llámense García Moreno o Eloy Alfaro, ensalzados como constructores de la patria.
En toda época. El propio Francisco Salgado ha compuesto una marcha fúnebre dedicada
al arzobispo González Suárez y Segundo Luis Moreno ha sido pródigo en relievar en sus
obras musicales la memoria del líder conservador ultramontano García Moreno; no obstante
EDO también dedicar S. L. Moreno –como lo hizo del mismo modo Salgado Ayala- alguna obra a
n° 13 la Junta Militar de la Revolución Juliana, de signo político en las antípodas. Eso no hace sino
agosto afirmar su sentido moderado –cuando no esa ‘esquizofrenia’ de la ‘identidad ecuatoriana’
2017
que dice Donoso Pareja- en cuanto al quehacer político y asimismo su convicción en valores
reales o supuestos que aquellos encarnarían; el principal el que ellos creyeron a pie juntillas:
la edificación de una república en la que les acaeció nacer. La amarga decepción de ese afán
trunco, en el que ellos no tenían cabida, por razón de clase social o imperturbabilidad social
frente a sus esfuerzos, les llevará de un lado a otro de la patria, como parias en un lar del
que debieron ser hijos predilectos. En realidad, nunca lo han sido y solamente la venda que
quitemos de la ceguera común, se asemejará a una reivindicación que, ironía de la falsa
conciencia, sería ciertamente a favor de nosotros mismos.
Pero, ¿qué podría resaltar o exaltar un compositor de un hecho “maldito” del que la ‘buena
sociedad’ siempre abjurará? Fue, en realidad, un espacio histórico en el que las clases medias
en ascenso quisieron cobijarse con el conocimiento y los ideales de progreso y justicia
social. El sesgo alfarista de su formación tuvo eco en su personalidad y, principalmente,
en la vitalidad que trae remover las estructuras caducas. Por ello, hay mucho más que la
captación del instante que incita al anonadamiento y azuza el temor. Hablamos de una clase
que está logrando situarse y ganar a pulso la consideración que antes se les negara. ¿Qué
de los indígenas? El vínculo no es ciertamente orgánico; aunque no por ello se sustraiga a
la compenetración humana con el sufrimiento del ‘otro’. Prurito de moral burguesa... Puede
ser. Aquí se atisba el sentimiento religioso del maestro que, así como practicante (“Iba todos
los días a misa” —Yolanda Salgado (última hija y la única con vida)), ganaba en empatía.
Creemos que tal es un sentimiento mucho más fuerte y honesto que la propaganda de todo
tiempo ávida por imponerse a como dé lugar. Lo que resaltamos firmemente es la valentía
del maestro al “meterse” en la insensatez de lo que no está aceptado como políticamente
correcto. Y esto para un músico ecuatoriano es una condena al ostracismo. Lo mismo,
nos deja perplejos de que Salgado (padre) la presente en medio de las conmemoraciones
de la Batalla de Pichincha (él mismo habría dirigido a la banda del Batallón Bolívar
Nº1), como agudeza de sarcasmo ingenioso en contra del ‘stablishment’ (¡!) que había
borrado de un plumazo la presencia indígena en esa gesta independentista de la Corona
española. Por eso también no creeríamos desacertado suponer una carga sardónica en la
(supuesta) dedicatoria “al presidente Tamayo”, si la hubo. Es decir, los entretelones dicen
(con perspicacia) la crítica cáustica, pasada la censura, pendiente en contra del régimen
y la sociedad pacata toda. (Algo así como “La cabina”, película española en plena censura
oscurantista del franquismo.) Aún más, se nos acerca al esperpento en esa pretendida
ejecución –reporta Prieto, de El Comercio- de otra pieza “inspirada en los pieles rojas [sic]”...
Como si no fuera suficiente la movida indígena (y por desgracia de la condición humana no
En un homenaje (años 50’s) realizado a Francisco Salgado, después del concierto con 71
algunas de sus obras –entre ellas Huelga de campesinos- constan de izquierda a derecha:
Luis H. Salgado, Áliz Fernández-Salvador, Gustavo Salgado, Francisco Salgado, Inés
Jijón, Alfonso Correa, Yolanda Salgado y Luis Cano Calderón. AH-MCP.
EDO
n° 13
agosto
2017
hay otro modo de reparar afrentas dentro del sistema) arengada por el furor socialista que
creyera alcanzar la torrentada soviética con la revolución anti-plutocrática de 1925. Acaso
el único momento en que se estuvo más cerca de fraguar el satélite ecuatoriano (¡?) de la
URSS; del que ni ellos supieran, sino a instancias de Ricardo Paredes tiempo más tarde
y creyeran hallar justamente en el indigenado la posibilidad de viabilizar esa revolución
“obrera” ajustada a las consignas (y a sus intereses imperiales) y no a su propia teoría,
simple pre-texto.
72
Quito, verano de 2017
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n° 13
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Pedro Pablo Traversari Salazar.
76
C arlos Amable «El Pollo» Ortiz (1859-1937), el creador del clásico pasillo Reír llorando, fue
uno de los músicos que resaltó significativamente en la ciudad de Quito del siglo XIX. De
habilidades musicales poco comunes; él mismo apuntaba que tocaba con perfección casi 30
instrumentos musicales, fuera del violín y el piano que eran su especialidad, y que poseía
excelente lectura y gran retentiva musical; cuenta que en una ocasión, con un par de horas
de anticipación, le pidieron que reemplazara los números de dos músicos que se habían
EDO accidentado y no podían cumplir con una importante presentación que debía realizarse el 24
n° 13 de Mayo de 1880:
agosto
2017 ... a las 6 y media de la noche después del repaso de la orquesta para la función que debía tener
lugar a las 8 en punto me comprometieron a que yo desempeñara la ejecución de dichos números
tanto en el piano como en el violín, los que por la estrechura del tiempo tuve que hacerlo a prime-
ra vista demostrando de este modo mis competentes facultades, las que apreciándolas el público
me proclamaron a voz en cuello, como se dice, violín concertino, obligando al Sr. Dn. José Manuel
Valdivieso a que me cediera el puesto que ocupaba en la orquesta, y el Director Sr. Gabrieli como
homenaje y premio para mí mandó preparar un convite esa misma noche que costó la suma de
quinientos pesos que era la denominación de la moneda entonces; el Sr. Valdivieso por su parte me
obligó le aceptara un almuerzo al otro día 25, que le costó cinco pesos porque pidió su botella de vino.
(Ortiz, Carlos Amable. Un pequeño relato de la vida musical y artística de Carlos Amable Ortiz [manus-
crito]. Quito, marzo 12 de 1919. p. 63-86. En: Carlos Amable Ortiz: Patrimonio Quiteño de la Creación
Musical / Fidel Pablo Guerrero Gutiérrez. Quito, IMP, 2014, inédito).
Además de su extensa y valiosa obra creativa, Ortiz dejó varios cuadernos manuscritos,
los mismos que ofrecimos, desde nuestro blog (soymusicaecuador.blogspot.com), irlos
reproduciendo para el conocimiento de los interesados. Los documentos que hemos po-
dido recabar y digitalizar, gracias a la generosa apertura que tuvo la familia, que por pri-
mera vez permitió que un investigador accediera a los documentos de manera completa,
muestran a Ortiz como un hombre con gran autoestima, organizado, incluso diríamos
meticuloso (es, con alguna otra excepción, el único caso de un compositor local que marcó
ordenadamente el número de opus con fechas y lugares a sus más de 230 composiciones);
gran lector de temas políticos y religiosos y militante activo del partido conservador.
Ortiz dejó sus apuntes para que algún día se dieran a conocer. Sus testimonios, a los que
titulaba como «Cuadernos de curiosidades», son fuentes de primera mano que contribu-
yen con sustancial información para conocer el entorno musical.
Hace poco, a petición del director de la revista Traversari, hemos colaborado enviando a
aquel medio musical una transcripción de uno de los cuadernos de biografías que dejó
Ortiz con breves reseñas de los músicos de su tiempo. Ahora, reproducimos en cambio
otro cuadernillo que trae los listados de músicos que conoció Ortiz en su trajín musical.
Ortiz fue alumno del primer Conservatorio Nacional que se fundó en Quito en 1870, bajo
el gobierno de Gabriel García Moreno con la dirección de Antonio Neumane. Allí conoció
a Juan Agustín Guerrero (vice-director), a los italiano Francisco Rosa, Pedro Traversari y
Fabio de Petris, entre muchos otros. Señala que sus maestros de instrumento eran egoís-
tas y que con ellos no aprendió mucho, así que consideraba que su preparación instru-
mental era primordialmente como autodidacta, particularmente del violín. Fue testigo
presencial del fallecimiento de Neumane y se preocupó de llamar a las autoridades reli-
giosas para que le dieran su asistencia en el lecho de muerte (asistencia despreciada por
Neumane, por ser masón); para Ortiz, un niño de 12 años (y suponemos para cualquier
niño de la época con fanática formación religiosa), la situación de que uno de sus tutores 77
falleciera sin arrepentimiento y abjuración al masonismo era de tremenda preocupación.
Inmediatamente tras la muerte de Neumane apareció publicada en un medio oficial de
prensa la Abjuración de Neumane1. Los nombres de Neumane, Juan Agustín Guerrero, Apa-
ricio Córdoba, Antonio Nieto, de su profesor José Manuel Valdivieso, y un centenar más,
conforman su registro de músicos, que traen además el lugar de nacimiento, nacionalidad y
calificaciones de desempeño; incluyéndose en la lista el mismo Ortiz.
Como antecedente cabe decir, que es posible que la Historia de la música ecuatoriana des-
EDO
de su origen hasta 1875 de Juan Agustín Guerrero, de la cual Ortiz hizo una transcripción
n° 13
manuscrita que hallamos en su biblioteca, haya influido para que se decidiera a hacer sus agosto
registros históricos en sus cuadernos. 2017
1 Llama la atención la contratación de Neumane como director del Conservatorio, traído de Guayaquil
expresamente para dirigir el plantel que fuera fundado por el mandatario ultra-conservador Gabriel
García Moreno. Se podría pensar que García Moreno no supiera de la filiación masónica de Neuma-
ne, cosa que resulta poco creíble. Fallece Neumane, repentinamente, a un año solamente de estar al
frente de la institución musical.
su portada indica que fue escrito en Quito, en octubre 7 de 1905 (que lo siguió ampliando en
años posteriores). Ortiz hizo su registro con las siguientes entradas:
l Músicos (nombres)
l Tesitura [para los cantantes exclusivamente]
l Estado [civil]
l Saber / Calificación
l Nacionalidad
l Lugar de nacimiento
l Pianistas l Saxonistas
l Organistas l Bombardinistas
l Harmonistas l Trombonistas
l Cantores l Trompistas
l Violinistas l Copologuistas
l Violistas l Liristas
l Violoncellistas l Tamboristas
l Contrabajistas l Gran casa o bombo
l Arpistas l Directores de orquesta
l Guitarristas l Directores de banda
l Flautistas l Directores Generales de banda
l Flautinistas l Maestros de Capilla
l Flajoletistas l Directores de estudiantinas
l Oboetistas l Sochantres de la Catedral
l Fagotistas l Instrumentadores para banda
l Clairontistas l Instrumentadores para orquesta
l Clarinetistas l Compositores
l Saxofonistas l Rondinistas
l Ocarinistas l Mandolinista
l Cornetinistas l Bandolistas o tiples
78
Constan también en este escrito, los directores y profesores del Conservatorio Nacional de
Música, tanto del fundado por García Moreno, como el re-fundado en el gobierno liberal
de Eloy Alfaro, en 1900. Seguramente por razones políticas Ortiz optó por no vincularse al
nuevo plantel musical, desarrollando sus actividades principalmente como profesor par-
ticular.
EDO
n° 13 En los listados que pasamos a transcribir a continuación, apreciaremos que hay infor-
agosto
2017 mación objetiva como los nombres de los músicos, su nacionalidad y su especialidad ins-
trumental; así como otra que hace referencia a su percepción de calidad de cada músico.
Su registro abarca el periodo de 1870 hasta 1916. La clasificación de la lista nos permite
tener una mirada global del movimiento musical, principalmente de la ciudad Quito, los
instrumentistas, los compositores, la presencia de extranjeros en las filas musicales; nom-
bres, muchos de ellos, que los conocemos por primera vez, que de por sí ya revelan el valor
documental que tiene este manuscrito.
Cuaderno de Curiosidades hecho por Carlos Amable Ortiz Tomo 2°. Quito, Octubre 7 de 1905
Músicos que he conocido como profesores en Quito, a la vez que su estado, su saber, su nacionalidad
y lugar de nacimiento
Pianista (1)
Saber Lugar de
Músicos Estado Nacionalidad
Calificación nacimiento
Antonio Neumann † Casado Sobresaliente Alemán
N. Sipp † Soltero Bueno Francés
Federico Cons † Soltero Bueno Francés
Enrique Uricochea † Casado Notable Colombiano
Luis Losada Plicé Soltero Notable Colombiano
Eduardo Neumann † Casado Notable Ecuatoriano Guayaquil
Capitán Waye † Soltero Notable Francés
Juan de Gorostiza Fraile Agustino Notable Español
N. Aspiazo Soltero Notable Español
Aparicio Córdoba Casado Notable Ecuatoriano Quito
Juan Agustín Guerrero † Soltero Regular Ecuatoriano Quito
Carlos Amable Ortiz Casado Notable Ecuatoriano Quito
Enrique Córdoba A. Soltero Notable Ecuatoriano Quito
Dr. Carlos Ma. de la Torre Canónigo Notable Ecuatoriano Quito
Dr. Mario Vicente de la
Casado Regular Ecuatoriano Quito
Torre
Alberto Hermann Casado Regular Alemán
Estanislao Levoyer † Casado Regular Ecuatoriano Guayaquil
David Ramos Casado Regular Ecuatoriano Quito
Pablo Ramos † Casado Bueno Ecuatoriano Quito 79
José Ramos A. Casado Notable Ecuatoriano Quito
Rafael Ramos A. Soltero Bueno Ecuatoriano Quito
Francisco Ramos A. † Casado Regular Ecuatoriano Quito
Anuló el
Vicente Bermeo † matrimonio, Notable Ecuatoriano Quito
casó otra vez
Emilio Banda Casado Regular Ecuatoriano Quito
Nicolás Abelardo Guerra Casado Regular Ecuatoriano Quito EDO
n° 13
Manuel Salazar † Casado, 2 veces Malo Ecuatoriano Quito agosto
2017
Antonio Nieto Casado Malo Ecuatoriano Quito
Juan Cruz † Casado Regular Ecuatoriano Quito
Rafael Valdivieso Casado Regular Ecuatoriano Quito
Enrique Nieto Casado Bueno Ecuatoriano Quito
Reinaldo Suárez C. Soltero Malo Ecuatoriano Guápulo
(1). Todos los que llevan una cruz son muertos. [nota de Carlos Amable Ortiz].
* Puede tratarse del Capitán Voyer, quien vino para la inauguración del Teatro Sucre en 1886. N. del E.
Miguel Muñoz Casado Bueno Ecuatoriano Quito
Dr. Sixto Ma. Durán Casado Bueno Ecuatoriano Quito
Fraile
Abelardo Adrián † Bueno
franciscano
Ángel Ortiz † “ Bueno Ecuatoriano Quito
Miguel Ruiloba † Soltero Bueno Ecuatoriano Quito
Directores y profesores del Conservatorio de Música fundado en 1870 por el Dr. y Gral.
Gabriel García Moreno, hasta el año de 1877 que lo cerró el Gral. Ignacio de Veintimilla (1)
Directores
Antonio Neumann en 1871 †
Juan Agustín Guerrero hasta 1872 †
Francisco Rosa hasta 1876 †
Juan Agustín Guerrero hasta que se cerró †
Subdirectores
Juan Agustín Guerrero desde 1870 hasta la muerte de Neumann, volviendo a ser en 1872
Directores
Enrique Marconi † Clase superior piano y armonía
Domingo Brescia en 1904 Clase superior piano y armonía
Subdirector
Pedro P. Traversari S. Clase de tecnicismo y declamación
Mario de la Torre en 1906, luego cesó
Profesores
Clementina Marconi Clase de piano y canto
Dr. Sixto María Durán Clase 1a. de piano
Enrique Córdoba Clase 2a. de piano
Ulderico Marcelli Clase de violín y trompa
Pedro Traversari † Clase de flauta
David Ramos Clase de piano y contrabajo
Nicolás Vasques Clase de bombardino
Enrique Fósfero Clase de trombón
Pedro P. Traversari S. Clase de violoncello
Rosendo Gómez Sojos Ayudante de violín
98 Luis L. Sáchez
Manuela Terán v. de Pólit
Inspectora
En el año de 1904 que vino Brescia
Emma G. de Brescia Clase de piano y canto
Clementina M. de Marconi Clase de piano y canto
Ulderico Marcelli Clase de violín y trompa
Enrique Córdoba Clase de piano
David Ramos Clase de piano y contrabajo
EDO Enrique Fósfero Clase de trombón
n° 13
agosto Enrique Nieto Clase 2° de piano
2017 Nicolás Abelardo Guerra Clase de rudimentos
N. Romero Clase 2° de piano
Clase de flauta
Mario de la Torre en 1906, luego
cesó
José Elías Guarro Clase 1° de piano y solfeo
N. Behovide Clase 1° de piano
Luis J. Salcedo Clase de teoría y contrabajo
Román Rey Clase de cornetín y trompa
Josefina Veintimilla Clase 2° de piano y canto
Carlos García Clase de flauta
Nicolás Delgado Ayudante de la clase de violín
N. Bastidas Ayudante de la clase de violín
Transcrito por Fidel Pablo Guerrero, a partir del original manuscrito de Carlos Amable
Ortiz. Quito, 2014.
DOCUMENTOS
FUNDAMENTALES
Documentos histórico-musicales
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EDO
Cuenco precolombino. Plato recuprado por la arqueología en la sierra norte del país. n° 13
agosto
2017
Carboncillo de C. Rodríguez.
damos a conocer el primer catálogo que se conoce
del Museo de instrumentos que fue constituyendo el
compositor quiteño Pedro Pablo Traversari, el mismo
que fuera publicado en el año de 1905, bajo el título
de Catálogo del Museo de Instrumentos Musicales de
América perteneciente a Pedro P. Traversari Salazar.
1884-1905.
Pedro P. Traversari.
102 De la lectura de la última sección, Accesorios, se puede saber que existieron varios
trabajos artísticos relacionados a la música: cuadros al óleo con escenas musicales y de
baile; así como, lo que nos parece significativo, en el ítem 267: “Música. Numerosa y
completa colección de todos los aires musicales y bailes que se han usado, y de los que
están en uso y son propios de los indios y gente del pueblo en todas las repúblicas de
América”. Es seguro que se refiere a una nutrida colección de transcripciones pautadas.
103
EDO
n° 13
agosto
2017
Documentos
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EDO
n° 13
agosto
2017 PDF
Manuscrito de Luis Humberto Salgado que forma parte de la colección del Archivo
Histórico de Ministerio de Cultura y Patrimonio (AH-MCP), FM0033. 217. La
transcripción del documento consta en las páginas 105-109 de esta revista, (la portada
y viñeta son un agregado nuestro y no del original, el mismo que puede ser consultado
en el siguiente enlace: https://archivosonoroecuador.wordpress.com)
EDO Revista musical ecuatoriana n° 13 Quito 2017
Aspectos de la
música nacional
ca. 1960
105
EDO
n° 13
agosto
2017
Luis H. Salgado
ASPECTOS DE LA MÚSICA NACIONAL1
I. Nacionalismo autóctono
Si se parte de la premisa que contempla al folklore en general como basamentos de
la nacionalidad, se encuentra en la música ecuatoriana dos tipos claramente diferen
ciables: el tipo autóctono y el tipo criollo. Al primero se agrupa todo el acervo telú
rico del aporte indígena, así éste se remonte al período preincaico, y el segundo cir
cunscribe a la producción popular, producto del mestizaje de la música aborigen y la
importada de Europa por los conquistadores españoles, la que fue esencialmente
diatónica, pero imantada con los rasgos característicos de los ritmos peninsulares; de
ahí que las danzas típicas del hemisferio ibero-americano tengan marcadas analogías
de matiz ancestral, o más bien dicho, de una misma fuente de procedencia. Los aires
aborígenes son, en cambio, danzas rituales, con advocaciones heliolátricas o impreg
nadas de esotérico simbolismo. Las melodías autóctonas discurren por la modalidad
menor de las escalas pentafónicas, las cuales, dentro del ámbito de una séptima
menor, comprenden dos intervalos de tercera menor, situados en los polos de las mis
mas, enmarcando a dos intervalos de segunda mayor; incipiente material sonoro que
fue y es extensivo a grupos étnicos subdesarrollados en lo concerniente a su cultura
artística. La pentafonía anhemitónica (sin semitonos) mayor es utilizada como episo
dios modulatorios, para luego retornar a su centro de gravedad: el tono menor.
1 Este artículo lo transcribimos de un manuscrito del compositor, que trae muchas corecciones, y que al pare-
cer fue realizado para alguna conferencia ilustrada con ejemplos al piano; no registra fecha, pero quizá date
de los primeros años 60’s, pues en su contenido menciona el fallecimiento del compositor Belisario Peña,
en 1959, así que este texto debió realizarlo algún tiempo después de ese acontecimiento. Es posible que éste
escrito sea la base para su otro artículo, muy similar por cierto, titulado Sinopsis estética de la música ecua-
toriana, que consta con fecha,1967, y que se publicó en la revista Opus (1989). También existen algunos
párrafos que lo diferecian de la versión que publicó Ketty Wong en su trabajo Luis H. Salgado un Quijote de
la música (Quito, CCE, 2004).
Al retornar a Europa, el ilustre compositor checo Anton Dvorak, después de su gira triun-
fal a través de los Estados unidos, país al cual fue invitado, compuso ex-profesamente la
Sinfonía “Nuevo Mundo”, como gesto de imborrable gratitud a la calurosa acogida que
le habían dispensado.
Ahora, si la gama pentatónica es común a los grupos étnicos similares, ¿cómo se distin
gue su mensaje artístico o sus características peculiares? Es aquí donde entra en juego
las propiedades ontológicas de los habitantes de las diversas regiones, quienes se hallan
mimetizados en las zonas climáticas y en los parajes; son también factores que hacen
causa común con los anteriores, su posición costumbrista e idiosincrático-psicológica.
Por lo tanto, en el ritmo, aires, danzas y canciones se encuentran los elementos primarios
que peculiarizan al mensaje espiritual, ateniéndose sólo en cinco notas de que consta su
alfabeto sonoro, sea cual fuere la tónica, hasta derivar a las expresiones dialectales del
conglomerado demográfico. Así, dentro de los límites patrios, el hombre del litoral difie
re en sus características ontológicas del hombre de la altiplanicie interandina, por ende
sus manifestaciones melómanas se diferencian sustancialmente.
La técnica depurada, sea cual fuese su expresión estilística, es la que eleva del plano cul
tural a las creaciones intuitivas del pueblo hasta revestirlas del atuendo inherente a la
música universal. Es por esto que la música aborigen se aviene con el neodiatonismo, sea
en sentido vertical (armónico) o en el horizontal (polifónico); el cromatismo la difumina.
La escuela impresionista no la desfigura, ya que los acordes construidos por superposi 107
ción de cuartas acentúan su exotismo y la proyectan a la pantalla del modernismo, como
se observa en mi Rapsodia aborigen, concebida alrededor del año 1932 (ejecución).
El sistema musical creado por Arnold Schoenberg en el segundo decenio del pre
sente siglo [s. XX], llamado dodecafonismo, fue el sepulturero del arte nacionalista,
pues éste quedó relegado a pieza arqueológica de museo de antigüedades, puesto
que la «música serial» se ubica en otro plan estético y considera a la idea-base a los
doce sonidos de la escala cromática, sin que se repita uno sólo de ellos, en la posi EDO
bilidad de los once intervalos diferentes hasta emitir la serie de sus tres mutaciones n° 13
subsiguientes: en sentido contrario, cangrigare y retrógrado-contrario, a fin de rea agosto
lizar metamorfosis de las mismas en forma de coral, ostinato, etc., de acuerdo a la 2017
potencialidad creativa del melógrafo y su fantasía. Las microformas son sus moldes
preferidos.
Acorde a esta nueva estética, experimenté con una danza autóctona, atraído por el
incentivo de amalgamar la osatura rítmica y la concepción docetonal, lo cual dio
por resultado una creación híbrida que la titulé Sanjuanito futurista. Fue compues
to por el año de 1944, con procedimientos seriales.
Doy término a mi charla musical ilustrada sobre el nacionalismo autóctono. En
próxima oportunidad tendré el grato placer de disertar acerca del nacionalismo crio-
llo que le asignan un sitio de vanguardia en el dintorno de la música contemporá-
nea.
Es obvio consignar, por muy conocido, que la música criolla fue vástago del maridaje de
la prístina expresión autóctona y de la escalística de la Europa occidental del Renacimi
ento, razón por la cual se ensanchó la gama con la introducción del 2° grado (sobretónica)
y del 6° grado (sobredominante) de la escala menor, quedando muy a menudo la sensible
sin alteración melódica. Ésta hacía acto de presencia en la armonía acompañante que, al
superponer el séptimo grado no alterado de la línea cantable, daba como fruto el inusitado
caso de bimodalidad, hecho que hasta hoy se practica.
A más de los compositores anteriormente citados, los señores Juan Pablo Muñoz
Sanz5, Pedro Pablo Traversari Salazar (1874-1956) y otros de las generaciones pos
teriores, quienes se han esforzado por «sintonizar» el género nacional a texturas tra
dicionales consagradas y universales con polifacéticos medios de expresión, no han
transpuesto los linderos del post-romanticismo [rezagado6].
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DOCUMENTOS
FUNDAMENTALES
Memoria Gráfica de la
Música Ecuatoriana
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Cuarta entrega
Colección Fotográfica: Archivo Equinoccial de la Música Ecuatoriana
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Integrante de
una compañía
folklórica de baile
montubio. Foto
Pablo Guerrero
G. Guayaquil,
2008.
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Segundo Guaña
en el domicilio de
Pablo Guerrero en
una visita con Luis
Fernando Carrera.
Quito, ca. 2001 EDO
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Integrante de la Banda Municipal de Quito. Foto
Pablo Guerrero G. Quito, 2007.
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Raúl Levoyer
Nace en 1966 en Río de Janeiro-Brasil y se radica en Quito-Ecuador. Máster en Pedagogía e Investigación
Musical de la Universidad de Cuenca; graduado de Percusionista en el Conservatorio Nacional de Música
de Quito-Ecuador bajo la tutela de Pablo Valarezo. Licenciado en Educación Musical en la Universidad
Tecnológica Indo-América de Ambato. Recibió clases particulares de composición, arreglos y orquestación
con los compositores ecuatorianos Julio Bueno y Arturo Rodas, además de seminarios en los talleres de
música popular en Bogotá, seminarios de Bandas Sinfónicas en Medellín-Colombia, Tatui-Brasil, Llíria
-España; en el Banco Central del Ecuador y en el Municipio de Quito
La Suite Para Banda Sinfónica de Levoyer es la primera en su forma y formato dentro del Ecuador, ya que
no existe otra suite ecuatoriana original para banda sinfónica; lo que existe es una suite para banda militar
de Luis Humberto Salgado que luego es adaptada para banda sinfónica por Marcelo Beltrán, y una suite
para orquesta sinfónica de Segundo Luis Moreno, adaptada para banda sinfónica por Wilson Haro.
Esta obra se ubica en el movimiento post-modernista por su defensa del sincretismo, la cultura popular y
la parodia frente a la autoridad; además de un poli-estilismo y eclecticismo por el uso de múltiples estilos,
120 técnicas y géneros musicales, característico en el post-modernismo.
El compositor en esta suite, plantea el uso de lo que él llama el «Sincretismo Sucesivo», el cual presenta
una fusión sucesiva de géneros que normalmente están considerados como opuestos, estos se presentan
uno tras otro sin sobreponerse como en el sincretismo común en donde la fusión es simultánea y crea un
tercer género, es decir que los géneros tradicionales ecuatorianos que se utilizan son respetados desde su
concepción tradicional, pero los mismos son seguidos de géneros opuestos que representan la variación de
los anteriores y mantienen la unidad dentro de la diversidad, además del principio de contraste, al ubicarse
todos aquellos dentro de una obra de mayores dimensiones con una aparente diversidad inconexa, que solo
devela los lazos entre los distintos movimientos después de un análisis especializado.
EDO Siendo así, la obra consta de un primer movimiento en estilo de Aire Típico, el segundo movimiento es un
n° 13 Rock Progresivo y es una variación del Aire Típico, como tercer movimiento está presente un Fox Incaico
agosto y a continuación un Jazz-rock como variante del Fox Incaico, el cuarto movimiento es en estilo de Música
2017 Contemporánea, en donde están presentes los seis géneros o estilos de toda la obra, en esta sección destaca
una parodia frente al protocolo de la música académica, la autoridad establecida y la idiosincrasia del
músico instrumentista del sector público, aquí se pide a los músicos que actúen como si estuviesen en
un ensayo normal, finalmente el quinto movimiento es una Bomba-albazo que venía anunciándose desde
el movimiento precedente. Esta obra fue interpretada en Llíria -España en el V Congreso de Compositores y
Directores de Banda Sinfónica, en 2013. / R. L.
https://www.youtube.com/watch?v=TiT5jso2bJg
EDO Revista musical ecuatoriana n° 13 Quito 2017
Partitura
El Manganzón
San Juan
2009
Hombre en una hamaca (1913) / Albert Léon Gleizes, pintor francés, cubista
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Para Mezzo-soprano, Tenor, Piano y Contrabajo agosto
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RAÚL LEVOYER
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Algo de historia
U n archivo empieza siempre con una causa y un documento (supongo que en cualquier
orden). El Archivo Equinoccial de la Música Ecuatoriana tiene su antecedente en los inicios
de los años ochentas, época en la que Pablo Guerrero Gutiérrez, fue colectando una serie de
materiales documentales y sonoros y formó una pequeña biblioteca particular con documentos
123
relacionados a la música ecuatoriana: libros, partituras, casetes y discos de vinilo. En ese
momento el alcance documental de la colección no pasaría de unos 30 documentos, la mayoría
de la biblioteca de mi padre (en la que constaba el primer libro de música ecuatoriana que
conocí: Historia de la música en Ecuador de Segundo Luis Moreno, CCE, 1972). Me interesaba la
música indígena sobremanera, y comencé a hacer las primeras grabaciones de esta expresión,
una especie de indigenismo que pronto cambió de curso tras asistir a un festival indígena en
Zumbahua (Cotopaxi) en donde, tras apreciar la ejecución en la que se podía sentir aquella
carga de siglos de historia sonora, llegué a concluir que solamente los indígenas podían darle EDO
curso a su propia música; y que los mestizos con esa raíz que habíamos heredado teníamos n° 13
como misión ir creando o recreando nuestra propia realidad musical. agosto
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De a poco y de algún modo las personas llegaban a saber de mi tarea y comencé a tener los
primeros visitantes para hacer consultas; recuerdo -como uno de mis primeros usuarios- al
director de coros y compositor imbabureño Gonzalo Teanga, con quien hicimos estrecha amis-
tad; varios de nuestros usuarios-músicos terminaban, a la postre, siendo donantes de docu-
mentación que acrecentaba la colección, y con ello se iba constituyendo la visión de crear un
archivo nacional que de modo exclusivo se dedicará a la salvaguarda y difusión de la música
ecuatoriana.
Antes de asumir la era digital que modificó la manera de pensar de un archivo, fueron Ernesto Ri-
vadeneira (ex-Director de la Banda Municipal), Julio Cañar (hijo), Patricio Álvarez, Ramiro Acosta,
quienes nos confiaron la custodia de algunos de sus materiales documentales. La producción de
la Bibliografía de la música ecuatoriana (que hoy se halla subida a la red) nos dio una panorámica
de las fuentes y sus locaciones- y cuando asumimos la elaboración de la Enciclopedia de la música
ecuatoriana fue otra oportunidad para recabar materiales que nos entregaron los músicos o sus
familiares (digital o físicamente), entre los que se nos vienen a la mente prestos a colaborar -en
distintos tiempos- estuvieron Áliz Fernández-Salvador (hija de la compositora Inés Jijón), Gerardo
Guevara (compositor), Elminia Muñoz (hija del compositor Juan Pablo Muñoz), Honorio Granja
(documentalista), Wilson Haro y algunos otros que creían en lo que hacíamos.
Por 1990 con César Santos dimos nuestro primer seminario de “Música mestiza” en la Musico-
teca del Banco Central y se podría decir que usufructuamos del material colectado; se hicieron
las primeras transcripciones a midi (que para la época resultaban con timbres un tanto gra-
ciosos), entregamos copias de partituras e hicimos escuchar algunos discos de pizarra. Poco
después se traspasó la documentación al Departamento de Desarrollo Musical del Municipio
de Quito para uso y consulta de las agrupaciones que funcionaban en el mencionado Departa-
mento así como para la atención pública. Su fundador entonces le impuso el nombre de Archivo
Sonoro de la Música Ecuatoriana, permaneciendo en ese lugar hasta 1997. Allí se estableció
también una biblioteca musical del Departamento donde quedaron los materiales donados por
la familia del compositor azuayo Corsino Durán.
Pasó luego a instalarse, gracias a la acogida del padre Juan Bottasso en el 4to piso del Centro
Cultural Abya Yala, en donde se realizó la inauguración formal del Archivo. Unos años allí y
vencido el tiempo del acuerdo con el Centro Cultural llevamos el archivo al Conservatorio Franz
Liszt, donde contribuimos a conformar la Biblioteca que existe en la actualidad e hicimos algu-
nas exposiciones de compositores ecuatorianos. Sin lugar propio el Archivo se trasladaba de
sitio en sitio y creo que se puede suponer lo que significaba cada movilización.
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Afiche del
Seminario
de «Música
mestiza»,
1990: y Pablo
Guerrero en
un medio de
prensa de
1995.
Algunas partituras
de creadores
ecuatorianos del
Archivo Sonoro,
en la Biblioteca del
Conservatorio Franz
Liszt. Quito, ca.
2002.
Las personas que inicialmente contribuyeron en este proceso -sin mediación del Estado o de
instituciones culturales- fueron César Santos, Eugenio Auz y luego la Corporación Musicológi-
ca Ecuatoriana, CONMUSICA, organismo privado que formamos para aportar a la investigación
y creación musical, al cual se sumaron Hernán Rengifo, Julio Bueno, Juan Mullo, Juan Carlos
Franco, entre otros.
En el 2012 el fundador del Archivo creyó importante lograr un sitio propio para el Archivo, así
que procuró promover esa posibilidad en instancias gubernamentales, sin embargo no hubo
una respuesta positiva, así que en conclusión decidió emprender por cuenta propia la cons-
trucción de un espacio para que finalmente el Archivo tuviera su lugar. En esas circunstancias,
tras adquirir un terreno e iniciar la construcción en la población de Pomasqui, se decidió cam-
biar el nombre por el de Archivo Equinoccial de la Música Ecuatoriana, tomando en cuenta que
el local se encuentra cerca a la llamada “Mitad del Mundo”.
125
El Archivo Equinoccial de la Música Ecuatoriana, que esperamos inaugurarlo en lo que resta del
2017, quiere enfocarse como función principal, a la sistematización de la memoria histórico-
musical del Ecuador y a la divulgación de documentos escritos e información oral de las diver-
sas culturas ecuatorianas. Se ha considerado que el fundamento del Archivo será la mediación
entre la realidad social y el derecho de las culturas a preservar y construir sus identidades, por
lo tanto, quienes nos hemos involucrado en este proyecto, propulsamos el patrimonio sonoro
y las políticas de la memoria, evitando relaciones solamente conservacionistas, e impulsando
ejes mediáticos al desarrollo del pensamiento investigativo musicológico, artístico, educativo EDO
y sobre todo, generar en la diversidad cultural del Ecuador un sentido de pertenencia e iden-
n° 13
tidad, para lo cual nos parece fundamental, antes que archivar la música el “desarchivarla” a agosto
través de diversos mecanismo de divulgación y tecnológicos que puedan poner al alcance de la 2017
población, su propia información.
Parte del plan del Archivo Equinoccial de la Música Ecuatoriana ha sido constituir un archivo
o biblioteca virtual con los más importantes materiales de música ecuatoriana, desde épocas
coloniales a nuestros días, para servicio investigativo de alumnos y maestros de música. Este
proyecto que lo hemos presentando desde hace al menos una década a diversas instituciones
estatales, incluido el Ministerio de Cultura y un par de Universidades no ha logrado acogida,
pero a pesar de ello consideramos que debe llevarse a cabo, así sea de manera particular, aun-
que eso lleve más tiempo y sea más complicado su manejo. Con la Corporación Musicológica
Ecuatoriana CONMÚSICA, hicimos un primer intento de forjar una biblioteca en formato di-
gital, como parte de la página web que tenía la Corporación, en donde se colocaron más de dos
centenares de documentos, pero razones económicas y técnicas (la página sufrió un ataque
cibernético), mediaron para que no lográramos consolidar la tarea; de todos modos quedó un
trabajo adelantado con el que buscaremos persistir. Se ha creado otro espacio en la red donde
lentamente se seguirá alojando la información para en algún momento ponerla al servicio.
Nos queremos enfocar en la divulgación educativa, pues creemos que uno de los problemas a
que resolver en esta rama en nuestro medio, es la preponderancia que se da a la música foránea
en detrimento de la local y la dificultad de acceso a fuentes y recursos musicales en nuestro
país. En 1870 cuando se fundó el Conservatorio Nacional, Gabriel García Moreno trajo varios
profesores europeos, e implantó el modelo de las escuelas del Viejo Continente; igualmente
hizo Eloy Alfaro en 1900, con similar finalidad, procurando alcanzar los estándares europeos.
Ha pasado desde entonces casi siglo y medio y los resultados no han sido los esperados al
tomar exclusivamente esa dirección formativa. Se inició una carrera desigual en procura de
alcanzar a los músicos de la denominada “Música Universal”, cosa que no ha pasado, ni pasará,
no solo por factores propios de las dinámicas de cada cultura musical, sino sobre todo porque un
pueblo solo puede desarrollar sus procesos culturales a partir de las músicas que considera propias
y si bien se pueden utilizar metodologías y elementos de las culturas foráneas, así como establecer
aquel diálogo permanente y necesario con otras culturas que resulta enriquecedor y permite
enlazar y comprender los problemas contemporáneos, la esencia de su identidad, patrimonio
y memoria histórica musical se centra, como es obvio, en sus expresiones locales.
126 Si conocemos algo de nuestra historia, compositores, instrumentos, géneros, y los procesos
que se han vivido creativa y técnicamente, entonces se puede plantear una formación musical
que produzca florecimiento de la música ecuatoriana en cualquier línea.
La plataforma REDIME,creada con los fines ya mencionados está constituida por 16 anaqueles
virtuales, cada uno cubriendo un área de contenidos que permita la búsqueda por temáticas
y materias.
A su vez cada Anaquel Virtual tiene subdivisiones temáticas o cronológicas según la nece-
sidad y facilidad de búsqueda.
01. HISTORIA
a. Géneros
b. Otros
a. Música popular
b. Música Étnica
i. Música indígena
ii. Música afro
iii. Música montubia
c. Música académica
1. Nacionalista
2. Música europeizada y de salón
3. Música actual (experimental, de vanguardia, etc.)
d. Música infantil, escolar, y para niños
e. Himnos y marchas
128 f. Música religiosa
g. Álbumes
h. Otros
a. Estética
b. Crítica (Conciertos, recitales. Actuaciones)
a. Bibliografías:
1. Bibliografía
2. Discografía
3. Hemerografía
4. Catálogos
Instalaciones:
Retomando el asunto del Archivo Equinoccial de la Música Ecuatoriana (AEQ), éste ocupa la 129
primera planta de una vivienda particular y está situado en la población de Pomasqui, a 20 mi-
nutos de la ciudad de Quito, en las calles 24 de Mayo y Santa Teresa, esquina. Está constituido
por un área total de 110m2; con un repositorio de 30 m2 y un salón de 60 m2 para servicio de
atención. Faltan algunos terminados de albañilería y conexiones eléctricas, pero los espacios
están ya habilitados como para colocar y ordenar la documentación, la misma que después
debe ser procesada para permitir un adecuado funcionamiento.
El total aproximado de documentos que aloja el AEQ llega a unos 15.000 ítemes.
Cuando vayamos concretando la infraestructura, pasaremos a ordenar los materiales en bases de datos
cuyos nombres proponemos en el siguiente cuadro:
Sección Documental:
• Biblioteca de la Música Ecuatoriana Segundo Luis Moreno: libros, folletos y material impreso.
• Colección Diego Lobato: Partituras impresas y manuscritas.
• Colección Juan Agustín Guerrero: manuscritos y mecanografiados musicales.
• Colección hemerográfica Juan Pablo Muñoz Sanz: publicaciones periódicas, revistas, periódi-
cos, recortes de prensa, programas de mano, afiches.
Sección Informático-digital:
• Base de Datos de la Música Ecuatoriana Inés Jijón: Biografías.
• Base de Datos de la Música Ecuatoriana Luis Humberto Salgado: Partituras y obras.
• Base de Datos de la Música Ecuatoriana Pedro Pablo Traversari: Instrumentos musicales.
• Base de Datos de la Música Ecuatoriana Francisco Paredes Herrera: Géneros musicales.
• Base de Datos de la Música Ecuatoriana Sixto María Durán: Instituciones musicales.
• Base de Datos de la Música Ecuatoriana Benítez-Valencia: Catálogos.
• Base de Datos de la Música Ecuatoriana Félix Valencia: Poesía.
Sección Audiovisual:
• Colección de los Pueblos: registros sonoros de las etnias, nacionalidades y culturas del Ecua-
dor, audios y documentos etnográficos:
• a. Colección Petita Palma de música afroecuatoriana
• b. Colección Julián Tucumbi de música indígena andina
• c. Colección Manuel de Jesús Álvarez de música montubia
• d. Colección Arutam de música de la región oriental
• Colección sonora J.D. Feraud Guzmán: discos de pizarra, vinilo y compactos
• Colección sonora Luis Aníbal Granja: casetes, Dat. y cintas de carrete abierto.
• Colección de imágenes Sergio Mejía Aguirre: Fotografías e ilustraciones musicales.
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S 00°03.137’ S 00°.00.142’
WO 78°27.001’ WO78°27.299’
El Archivo Equinoccial de la Música Ecuatoriana agradece a la Estudiantina
«Quintesencia» por enviarnos su disco compacto Música ecuatoriana patrimonial, de
reciente lanzamiento. Así mismo, nuestro agradecimiento por las producciones (discos,
grabaciones, libros y artículos) que nos han hecho llegar Ramiro Uribe (Alemania), Juan
Carlos Franco, Álex Alarcón, Juan Mullo, Medardo Ángel Silva, Mario Godoy (EEUU),
Ketty Wong (EEUU), Leonardo Cárdenas, Guillermo Meza, Pablo Guaña, William Guncay,
Elicio Medrano (España), César Santos, Wilman Ordóñez, María Cristina Breilh (Canadá),
Vera Wolkowicz, agrupación «Cantovivo» y grupo musical «Janan». 131
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Mi rol en la sociedad o el de cualquier artista o poeta es intentar y expresar lo que sentimos. agosto
no decir a la gente cómo sentir. No como un predicador, no como un líder, 2017
sino como un reflejo de todos nosotros.
John Lenon
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