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CONSTITUCIÓN

2018
Dirección editorial
Secretaría General
Rev. Félix Gaxiola Inzunza

Diseño y edición
Erika Lizette Orozco Díaz

Derechos reservados
Impreso en Guadalajara, Jal.,
México Primera edición 2018

Publicado por
Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús, A. R.
PRESENTACIÓN

Pero hágase todo decentemente y con orden.


1 Corintios 14:40 | RVR60

Desde el Génesis de la vida, la humanidad precisó de


leyes que le permitieran relacionarse con Dios y entre sí misma
de forma confiable, ordenada y saludable. Cuando se vive en
comunión con esas leyes, el hombre recibe aprobación,
confianza y bendiciones Divinas. Por el contrario, la
desobediencia quebranta la comunión y produce un amargo
dolor por el distanciamiento que en sí misma conlleva.

La presente Constitución contiene el orden APOSTÓLICO


respecto a los ejes fundamentales que dan estructura y solidez
a nuestra Iglesia. En ella encontraremos lo que hasta ahora
hemos acordado respecto a nuestra doctrina, disciplina, sistema
económico y organización.

El propósito de nuestra Constitución es darnos direc


trices claras en aquellas áreas que son fundamentales para el
desarrollo de la Misión efectiva. Es por ello, que recupera la voz
del Espíritu, el fundamento inerrante de la Biblia, la experiencia
histórica de nuestro peregrinaje y los desafíos actuales que
enfrentamos como institución. Todo lo anterior intenta
converger en los presentes ordenamientos, dándonos identidad
y unidad, estos deben ser principios que aporten orden y
dinamicen nuestro ser y quehacer como Iglesia de Cristo en el
mundo.

Fraternalmente,

Rev. Samuel Sánchez Armenta


Obispo Presidente IAFCJ
2014-2018
ÍNDICE

Primera sección.
Capítulo primero..........................................................1
Del nombre y sus propósitos...................................1
Artículo 1 Del nombre..............................................1
Artículo 2 Propósitos ...............................................1
Artículo 3 De las relaciones con otras organizaciones
eclesiásticas.............................................2
Artículo 4 De la vinculación de la Iglesia con las
asociaciones religiosas............................3

Capítulo segundo
.........................................................6 Principios
doctrinales. ............................................6 Artículo 5
Unicidad Divina .......................................6 Dios
.........................................................6
Jesucristo.................................................6 Espíritu Santo
..........................................7 Resurrección de Jesucristo
......................8
Artículo 6 De la Institución ......................................8
La Iglesia..................................................8 La Iglesia y el
Estado................................9 Servicio Militar
........................................9 Sistema Económico de la
Iglesia..............10
El Cuerpo Ministerial...............................10 Artículo 7
Sacramentos, prerrogativas y
requerimientos........................................11 Bautismo
.................................................11
Comunión................................................12 Matrimonio
.............................................12 Sanidad
Divina.........................................13
Santidad ..................................................14
Pecado de Muerte...................................14 Artículo 8
Escatología ..............................................15 Resurrección
de Justos e Injustos...........15 Recogimiento de la Iglesia y
el Milenio ................................................15 Juicio
Final...............................................16

I
Segunda sección.
Capítulo tercero
...........................................................16 De la Mesa
Directiva General..................................16 Artículo 9
Organización de la Mesa Directiva General....16 Artículo
10 Elección ...................................................17 Artículo
11 Comisión Calificadora..............................19 Artículo
12 Requisitos para ser miembro de la Mesa
Directiva General.....................................21
Artículo 13 Deberes del Obispo Presidente...............23
Artículo 14 Atribuciones del Obispo Presidente ........24
Artículo 15 Deberes del Secretario Supervisor en los
Estados Unidos de América.....................27
Artículo 16 Atribuciones del Secretario Supervisor en
los Estados Unidos de América.
..............27
Artículo 17 Deberes del Secretario General...............28
Artículo 18 Atribuciones del Secretario General........30
Artículo 19 Deberes del Secretario Administrador
General....................................................30 Artículo 20
Atribuciones del Secretario Administrador
General....................................................32 Artículo 21
Deberes del Secretario de Misiones
Internacionales........................................32 Artículo 22
Atribuciones del Secretario de Misiones
Internacionales........................................35 Artículo 23
Deberes del Secretario de Educación Cristiana
..................................................38
Artículo 24 Atribuciones del Secretario de Educación
Cristiana ..................................................39
Artículo 25 Deberes del Secretario de
Evangelización .........................................39 Artículo 26
Deberes del Secretario de
Asistencia social......................................41 Artículo 27
Poderes de la Mesa Directiva General.....42

Capítulo cuarto
............................................................43 Artículo 28
Atención a la obra ...................................43 Artículo 29
Decesos, renuncias y ceses .....................45 Artículo 30
Derechos .................................................47

II
Artículo 31 Credenciales, nombramientos y cartas de
recomendación .......................................48 Artículo 32 De
las convenciones generales................51 Artículo 33
Reuniones episcopales............................53 Artículo 34 De
la obra misionera ...............................54 Artículo 35
Requisitos para ser misionero .................57

Tercera sección.
Capítulo quinto
............................................................60 De los
distritos........................................................60
Artículo 36 Organización de los distritos ...................60
Artículo 37 Supervisión de los distritos .....................61
Artículo 38 Requisitos para ser obispo ......................63
Artículo 39 Deberes de los obispos............................64
Artículo 40 Atribuciones de los obispos.....................68
Artículo 41 De las elecciones de los obispos .............69
Artículo 42 De la elección del secretario
y administrador distrital. .........................70 Artículo 43
De la comisión calificadora......................71 Artículo 44
El secretario de distrito ...........................71 Artículo 45
El administrador distrital .......................73 Artículo 46
Del sistema económico de los distritos...74 Artículo 47
De las convenciones de distrito...............75

Capítulo sexto .............................................................76


De los presbiterios..................................................76
Artículo 48 Organización de los presbíteros..............76
Artículo 49 Requisitos para ser presbíteros...............77
Artículo 50 Deberes de los presbíteros......................78
Artículo 51 Atribuciones de los presbíteros...............78

Cuarta sección.
Capítulo séptimo..........................................................79
Iglesias locales........................................................79
Introducción...............................................................79
Artículo 52 De los miembros de la iglesia
..................82 Artículo 53 Reglamentos de admisión
.......................84 Artículo 54 Significado de plena
comunión ...............86
III
Artículo 55 Disciplina para los miembros
de la Iglesia..............................................86 Artículo 56
Disciplina correctiva ................................89 Artículo 57
Aplicación de la disciplina .......................90

Capítulo octavo............................................................91
Funcionamiento de las iglesias locales.
...................91 Artículo 58 Requisitos para que un
grupo se
constituya en iglesia ................................91
Artículo 59 Procedimiento para constituir
una iglesia ...............................................92 Artículo 60
Establecimiento de nuevas iglesias con el nuevo modelo
eclesial. Además del
establecimiento de iglesias en conformidad
con los artículos 58 y 59, se establecerán
obligatoriamente nuevas congregaciones
de acuerdo a las siguientes reglas............92
Artículo 61 Templos y predios....................................93
Artículo 62 De la autoridad pastoral..........................95
Artículo 63 Obligaciones de los pastores...................96
Artículo 64 Deberes de los pastores..........................97
Artículo 65 Derechos de los pastores ........................101
Artículo 66 De los cambios pastorales.......................101
Artículo 67 De los secretarios de las iglesias
locales.....................................................103 Artículo 68 De
los administradores de
las iglesias locales....................................104 Artículo 69
Elección del secretario y administrador
local.........................................................105 Artículo 70 De
las sesiones de negocios....................106 Artículo 71 Red de
células y ministerios....................106

Quinta sección.
Capítulo noveno...........................................................107
El ministerio de todos los creyentes........................107
Introducción...............................................................107
Artículo 72 Ministerio de todos los creyentes...........113
Artículo 73 De los ministros ordenados.....................116

IV
Artículo 74 Obligaciones morales y espirituales de los
ministros..................................................119 Artículo 75
Duración y ubicación del ministerio ........120 Artículo 76 De
los asistentes de pastor......................121 Artículo 77 De los
evangelistas..................................122 Artículo 78 De los
ministros en receso ......................124 Artículo 79 De la
lealtad.............................................125 Artículo 79 Bis. De
los Obispos Eméritos. ..................127

Sexta sección.
Capítulo décimo...........................................................129
Economía .............................................................129
Introducción...............................................................129
Artículo 80 Deberes económicos de la Mesa
Directiva General y de los obispos ..........131
Artículo 81 Obligaciones económicas de evangelistas y
misioneros...............................................132 Artículo 82
Deberes económicos de ministros y
pastores................................................132 Artículo 83
Deberes individuales...............................132 Artículo 84
Deberes económicos de las iglesias ........133 Artículo 85
Ayuda de manutención ...........................135 Artículo 86 En
los distritos.........................................136 Artículo 87 En las
iglesias...........................................136 Artículo 88 Fondo de
la escuela bíblica
y de ministerios.......................................137 Artículo 89
Otros fondos............................................137 Artículo 90
Otras indicaciones...................................137
Séptima sección.
Capítulo décimo
primero..............................................139 Reformas
.............................................................139 Artículo 91
Violaciones a la Constitución...................139 Artículo 92
Reformas a la Constitución......................141

V
Primera Sección.
Capítulo Primero.
Del nombre y sus propósitos.

Artículo 1. Del nombre.

El rubro con que se denominará esta corporación


será: Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús.

Artículo 2. Propósitos.

La Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús se ha


organizado con los siguientes propósitos:

I. Predicar el evangelio de nuestro Señor Jesucristo y


practicar su doctrina, según el orden apostólico, para la
regeneración y salvación de las almas.

II. Agrupar bajo un mismo rubro a todas las iglesias


existentes o congregaciones que estén de acuerdo con
estos principios doctrinales, de disciplina, de organización
y económicos.

III. Organizar conforme a los principios de doctrina,


organización, economía y disciplina delineados en esta
Constitución, a las iglesias que se vayan estableciendo y las
que se adhieran al movimiento.

IV. Mantener la comunión espiritual entre todos los


miembros que forman esta Iglesia y estimular el
crecimiento y extendimiento de la obra de nuestro Señor
Jesucristo en todo el mundo (Mateo 28:19; Marcos 16:15;
Lucas 24:47).

V. Procurar por todos los medios posibles la ayuda


mutua y la protección entre todos los miembros, para
elevar así en el más alto grado su vida espiritual, moral y
social, dentro de las reglas del cristianismo y el amor
fraternal (Hebreos 13:1, 2).

1
VI. Seleccionar, preparar y ordenar a los ministros que
sean necesarios para atender las diferentes funciones en la
Iglesia. Para su preparación se establecerán las escuelas
bíblicas y colegios que sean necesarios.

VII. Para cumplir con las finalidades mencionadas en


los incisos anteriores, la Iglesia deberá adquirir y
administrar las propiedades necesarias, de acuerdo con las
leyes que en materia religiosa rijan en cada país donde la
Iglesia esté establecida.

Artículo 3. De las relaciones con otras organizaciones


eclesiásticas.

I. Creemos en la universalidad de la Iglesia y que ésta


debe estar unida por los vínculos del amor y lealtad a los
principios doctrinales señalados en la Palabra de Dios.

II. Creemos también que la unidad de la fe es meta a


la cual podemos llegar sólo conservando la unidad del
espíritu en el vínculo de la paz (Efesios 4:3). Por lo tanto,
estimamos y respetamos a todas las organizaciones
cristianas, aclarando que podemos asociarnos en el
compañerismo cristiano para impulsar los ideales
comunes, con aquellos de creencias similares a las
nuestras, pero deseamos conservar nuestra propia
independencia y no aceptamos ningún pacto o
compromiso que nos prive de predicar el evangelio a toda
criatura.

III. Aunque estimamos y respetamos a todas las


organizaciones evangélicas que difieren de nuestras
creencias básicas, en ningún caso podemos aceptar que se
nos prive por algún compromiso o por la simple aceptación
del compañerismo, de la libertad de presentar nuestros
puntos doctrinales y de recibir en plena comunión en
nuestra Iglesia a aquellas personas que voluntariamente
los acepten. Recomendamos que los ministros de nuestra
Iglesia traten con respeto y consideración a todas las
personas de otras

2
creencias, pero que en ningún momento comprometan sus
principios doctrinales a su libertad de acción.

IV. Extenderemos siempre nuestra diestra de


compañía a quienes sirvan sinceramente a Dios de
conformidad con los principios expuestos en las Sagradas
Escrituras, y se esfuercen por extender su reino en la
tierra, y además reiteramos nuestro apoyo a la causa
bíblica; recomendando a todos nuestros ministros y
miembros de la Iglesia, que cooperen desinteresada y
activamente para que las Sagradas Escrituras circulen con
profusión.

V. Creemos que las condiciones raciales, geográficas,


históricas, culturales, tradicionales y nacionales producen
diferencias en el modo de pensar y actuar.
Consecuentemente, en nuestras relaciones con
organizaciones de doctrinas similares a las nuestras,
aceptamos y respetamos estas características, cuando no
impliquen desobediencia a las enseñanzas bíblicas
fundamentales (Hechos 10:34, 35; Romanos 14:1-23; 15:1,
2; 1 Corintios 8:5-13).

Artículo 4. De la vinculación de la Iglesia con las asociaciones


religiosas.

La Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús y la


misma como asociación religiosa, constituyen dos
organizaciones vinculadas pero diferentes y la segunda
estará subordinada a la primera. Esto se debe a la doble
naturaleza de la Iglesia: Bíblicamente, Dios a través de las
edades ha estado llamando y formando un pueblo a través
del cual, asimismo, ha estado actuando en la historia
humana. De esta manera el Señor constituyó a la Iglesia la
cual es considerada como la comunidad del Espíritu Santo,
el cuerpo de Cristo que existe ahora tanto en la tierra,
como en los lugares celestiales (Efesios 1:3; 2:6; 3:10). Por
lo tanto, la Iglesia es una realidad compuesta de
elementos divinos y humanos que implican que la misma
tiene que estar sujeta a la ley de Dios y a sus

3
propias normas, así como también tiene que moverse en el
marco jurídico justo que las autoridades civiles le señalen.
No obstante, esto último no significa que la Iglesia tenga
que subordinarse a la figura jurídica que le asigne el Estado,
de asociación religiosa, corporación, etc., que de por sí es
de procedencia meramente social y por ende temporal,
sino al contrario, la Iglesia por su origen, naturaleza y
trascendencia, como ya se mencionó antes, tendrá que
estar por encima de aquella. De este modo, las
asociaciones religiosas sólo cumplen la función de
instrumentos necesarios e inseparables para que la Iglesia
realice los fines que previene la ley, como son que por
conducto de ellas, la misma Iglesia tenga propiedad de
bienes inmuebles, así como una representación ante las
autoridades civiles y para gestionar ante las mismas, la
autorización relacionada con los actos de culto público,
etc. Por otra parte, téngase presente que las asociaciones
religiosas no son la misma Iglesia, sino a la que
necesariamente están vinculadas dichas asociaciones, pues
éstas sólo existen en función de la Iglesia, misma a la que
le deben estar subordinadas. En tal virtud, reafirmamos
que:

I. La Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús, a través


de su Mesa Directiva General, tiene la autoridad de formar
conforme a las leyes conducentes de cada país y para todos
sus efectos legales, la o las asociaciones religiosas que
necesite, ayuden a cumplir los propósitos y estén al servicio
de la misma Iglesia, de su pueblo fiel y de sus directivos.

II. Para efecto de coordinar el correcto


funcionamiento, vinculación y subordinación de las
asociaciones religiosas a la Iglesia Apostólica de la Fe en
Cristo Jesús, así como para que cumplan los fines para los
cuales fueron creadas, se organizará una asociación
religiosa general, a la cual estarán subordinadas todas las
asociaciones religiosas donde se encuentre establecida la
Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús.

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III. La organización y funcionamiento de cualquier
otra asociación religiosa, se hará con la autorización de la
Mesa Directiva General de la Iglesia y de acuerdo con la
formación de nuevos distritos, además de alguna otra
necesidad específica que lo requiera, manteniendo la
vinculación y subordinación con la Iglesia Apostólica de la
Fe en Cristo Jesús.

IV. Puesto que la Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo


Jesús es diferente a las asociaciones religiosas, éstas son
una parte vinculadas a ella, cada asociación tendrá sus
propios reglamentos siempre y cuando sean aprobados
por la Mesa Directiva General de la Iglesia. Dichos
reglamentos en ningún caso se contrapondrán a los de la
Constitución de la Iglesia.

V. La vinculación y subordinación de las asociaciones


religiosas a la Iglesia, se estipularán claramente en los
estatutos de las mismas, puntualizando la autoridad que
tiene la Mesa Directiva General de la Iglesia Apostólica de
la Fe en Cristo Jesús para nombrar a los asociados y para
dar directrices, por conducto de los mismos asociados que
los órganos de cada asociación religiosa deben acatar.

VI. La disolución de alguna de las asociaciones


religiosas, será por alguna causa justificada, y cuando así
lo considere conveniente la Mesa Directiva General de la
Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús, y de acuerdo con
la ley vigente del país respectivo.

5
Capítulo Segundo.
Principios doctrinales.

Artículo 5. Unicidad Divina.

Dios.

Creemos que hay un solo Dios que se ha manifestado


al mundo en distintas formas a través de las edades y que
especialmente se ha revelado como Padre en la creación
del universo, como Hijo en la redención de la humanidad y
como Espíritu Santo derramándose en los corazones de los
creyentes.

Este Dios es el creador de todo lo que existe, sea


visible o invisible. Es eterno, infinito en poder, Santo en su
naturaleza, atributos y propósitos y poseyendo una
Divinidad absoluta e indivisible; es infinito en su
inmensidad, inconcebible en su modo de ser e
indescriptible en su esencia; conocido completamente sólo
por sí mismo, porque una mente infinita sólo ella puede
comprenderse a sí misma. No tiene cuerpo ni partes y por
lo tanto está libre de todas las limitaciones.

“El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel, el


Señor nuestro Dios, el Señor uno es” (Deuteronomio 6:4;
Marcos 12:29). “Para nosotros, sin embargo, sólo hay un
Dios...” (1 Corintios 8:5, 6).

Jesucristo.

Creemos que Jesucristo nació milagrosamente del


vientre de la virgen María, por obra del Espíritu Santo, y
que al mismo tiempo es el único y verdadero Dios
(Romanos 9:5; 1 Juan 5:20). El mismo Dios del Antiguo
Testamento tomó forma humana (Isaías 60:1-3). “Y aquel
Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros...” (Juan
1:14). “Y sin contradicción, grande es el misterio de la
piedad: Dios ha sido manifestado en carne, ha sido
justificado en el Espíritu;

6
ha sido visto de los ángeles; ha sido predicado a los
gentiles; ha sido creído en el mundo; ha sido recibido
arriba en gloria” (1 Timoteo 3:16).

Creemos que en Jesucristo se mezclaron en una


forma perfecta e incomprensible los atributos divinos y la
naturaleza humana. Por parte de María, en cuyo vientre
tomó forma de hombre, era humano; por parte del Espíritu
Santo, que fue el que lo engendró en María, era divino; por
eso se le llama Hijo de Dios e Hijo de hombre. Por lo tanto,
creemos que Jesucristo es Dios “y que en él habita toda la
plenitud de la Divinidad corporalmente” (Colosenses 2:9),
y que la Biblia da a conocer todos los atributos: es Padre
Eterno, a la vez que es un niño que nos ha nacido (Isaías
9:6). Es creador de todo (Isaías 45:18; Colosenses 1:16,
17). Es omnipresente (Deuteronomio 4:39; Juan 3:13).
Hace maravillas como Dios Todopoderoso (Salmos 86:10;
Lucas 5:24-26). Tiene potestad sobre el mar (Salmos
107:29, 30; Marcos 4:37-39). Es el mismo siempre (Salmos
102:27; Hebreos 13:8).

Espíritu Santo.

Creemos en el bautismo del Espíritu Santo,


prometido por Dios en el Antiguo Testamento y
derramado después de la glorificación del Señor
Jesucristo, que es quien lo envía (Joel 2:28, 29; Juan
7:37-39; 14:16-26; Hechos 2:1-4).

Creemos, además, que la demostración de que una


persona ha sido bautizada con el Espíritu Santo, son las
nuevas lenguas o idiomas en que el creyente puede hablar,
y que esta señal es también para nuestro tiempo.
Creemos también, que el Espíritu Santo es potencia
que permite testificar de Cristo (Hechos 1:8), y que sirve
para la formación de un carácter cristiano más agradable a
Dios (Gálatas 5:22-25). El mismo Espíritu da dones a los
hombres, que sirven para la edificación de la Iglesia

7
(Romanos 12:6-8; 1 Corintios 12:1-12; Efesios 4:7-13), pero
no aceptamos que haya en ningún hombre la facultad de
impartir a otro algún don, “en todas estas cosas obra uno y
el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular
como él quiere” (1 Corintios 12:11). “Y a cada uno fue dada
la gracia conforme a la medida del don de Cristo” (Efesios
4:7).

Todos los miembros de la Iglesia Apostólica de la Fe en


Cristo Jesús, deben buscar el Espíritu Santo y tratar de vivir
constantemente en el Espíritu, como lo recomienda la
Palabra de Dios (Romanos 8:5-16; Efesios 5:18; Colosenses
3:5).

Resurrección de Jesucristo.

Creemos en la resurrección literal de nuestro Señor


Jesucristo que se efectuó al tercer día de su muerte, como
lo relatan los evangelistas (Mateo 28:1-10; Marcos 16:1-20;
Lucas 24:1-12, 36-44; Juan 20:1-18). Esta resurrección
había sido anunciada por los profetas (Isaías 53:12) y es
necesaria para nuestra esperanza y justificación (Romanos
4:25; 1 Corintios 15:20).

Artículo 6. De la Institución.

La Iglesia.

Creemos que la Iglesia de nuestro Señor Jesucristo es


una, universal e indivisible, formada por todos los hombres,
sin distinción de nacionalidad, idioma y cultura, que hayan
aceptado a nuestro Señor Jesucristo como Salvador y hayan
sido bautizados en agua por inmersión en su nombre
(Mateo 28:19; Hechos 2:38; 8:16; 10:48; 19:5; Romanos
6:1-4; Colosenses 2:12), crean en el bautismo en el Espíritu
Santo (Hechos 1:5; 2:1-4), vivan separados de la práctica
del pecado, y perseveren sirviendo al Señor (Mateo 24:13;
Romanos 2:7; 6:11-13; Efesios 4:22-32; 5:1-11). Los vínculos
que unen a los miembros de la Iglesia son el amor de Dios
y la fe cristocéntrica comunes, y su estandarte o bandera

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es el nombre de Jesucristo, ante cuyo emblema marcha
gallardamente la Iglesia imponente como ejércitos en
orden (Cantares 6:10).

La Iglesia y el Estado.

Creemos en la separación del Estado y la Iglesia y que


ninguno debe intervenir en los asuntos internos del otro,
pues aquí se cumple el precepto bíblico de dar lo que es
de César a César y lo que es de Dios a Dios (Marcos 12:17).
Los miembros de la Iglesia deben tomar participación en
actividades cívicas de acuerdo con su capacidad e
inclinaciones políticas, pero siempre reflejando sus ideas
personales y no las de la Iglesia, que siempre es neutral y
tiene cabida para los hombres de todos los credos
políticos. Al mismo tiempo, todos los miembros de la
Iglesia deben obedecer las autoridades civiles y todas las
leyes y disposiciones que de ellas emanen, siempre que no
contradiga sus principios religiosos o los obliguen a hacer
cosas en contra de su conciencia (Romanos 13:1-7).

Servicio Militar.

La Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús,


reconoce el gobierno humano como de ordenación divina
(Romanos 13:1, 2) y al hacerlo así, exhorta a sus miembros
a que afirmen su lealtad a su patria. Siendo discípulos del
Señor Jesucristo, es deber de todo cristiano obedecer sus
preceptos y mandamientos que enseñan como sigue: “No
resistáis al que es malo” (Mateo 5:39). “Tened paz con
todos los hombres” (Hebreos 12:14). También Mateo
26:52; Romanos 12:19; Santiago 5:6; Apocalipsis 13:10. Por
estas Escrituras, se cree y se interpreta que los seguidores
de nuestro Señor Jesucristo no deben destruir propiedades
ajenas o quitar vidas humanas.

Se considera un pecado, que después de haber


recibido el conocimiento de la verdad, haber sido
perdonados de

9
todos los pecados, y haber sido hechos nuevas criaturas en
Cristo Jesús, participe en acciones y actos diferentes a
aquellos recomendados por la divina Palabra de Dios
(Hebreos 6:4-9; 10:26, 27).

Por lo tanto, todos los miembros son exhortados a


responder voluntaria y libremente al llamado de su
gobierno, en tiempo de paz o de guerra, y prestar servicio
en todas las capacidades no combatientes. La doctrina
enseña que se ore porque tengamos siempre hombres de
Dios como gobernantes, y orar por ellos para que tengan
siempre guianza divina, y para que como naciones, seamos
guardados fuera de la guerra, con honor, y vivir en paz
continuamente (1 Timoteo 2:1-3).

Sistema Económico de la Iglesia.

Creemos que el sistema que la Biblia enseña para la


obtención de fondos necesarios para el cumplimiento de la
misión de la Iglesia es el de diezmos y ofrendas, y que debe
ser practicado por ministros y laicos igualmente (Génesis
28:22; Malaquías 3:10; Mateo 23:23; Lucas 6:38; Hechos
11:27-30; 1 Corintios 9:3-15; 16:1, 2; 2 Corintios 8:1-16;
9:6-12; 11:7-9; Gálatas 6:6-10; Filipenses 4:10-12; 15-19; 1
Timoteo 5:17, 18;
Hebreos 13:16).

Sabiendo que la obra de Dios no tan sólo tiene el


aspecto espiritual, sino también el material, creemos que
es necesario reglamentar la manera en que se adquieran y
distribuyan los fondos necesarios para responder a las
necesidades materiales de la obra.

El Cuerpo Ministerial.

Creemos que para el desempeño del ministerio oficial


de la Iglesia, Dios llama a cada persona, y que el Espíritu
Santo confiere a cada ministro la facultad de servir a la
Iglesia en distintas capacidades y con distintos dones, cuyas

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manifestaciones son todas para edificación del cuerpo de
Cristo (Romanos 12:6-8; 1 Corintios 12:5-11; Efesios 4:11,
12).

Creemos también, que aunque el llamamiento al


ministerio es de origen divino, la Palabra de Dios contiene
suficientes enseñanzas sobre los requisitos que debe
llenar la persona que vaya a servir en el ministerio, y que
corresponde a los gobiernos eclesiásticos organizados,
examinar a los candidatos al ministerio y determinar
cuándo son dignos de aprobación, y la tarea a que se
deban dedicar (Hechos 1:23-26; 6:1-3; 1 Timoteo 3:1-10;
4:14; 5:22; Tito 1:5-9).

Creemos además, que el Espíritu Santo usa al


ministro en distintas formas, según las necesidades de la
obra de Dios y la capacidad y disposición personal del
ministro. Nadie puede ser colocado en una posición más
elevada que aquella a que se haga merecedor (Romanos
12:3; 1 Timoteo 3:13).

Creemos que el obispado es el cargo más elevado en


el ministerio, y que a quienes lo ocupan se les debe dar
muestras especiales, consideraciones y respeto, sin
menoscabo de los que ocupan posiciones de menor
responsabilidad.

Artículo 7. Sacramentos, prerrogativas y requerimientos.

Bautismo.

Creemos en el bautismo en agua, por inmersión y en


el nombre de Jesucristo, el cual debe ser administrado por
un ministro ordenado. El bautismo debe ser por inmersión,
porque sólo así se representa la muerte del hombre al
pecado, que debe ser semejante a la muerte de Cristo
(Romanos 6:1-5). Y en el nombre de Jesucristo, porque
esta es la forma en que los apóstoles y ministros
bautizaron en la edad primitiva de la Iglesia, según lo
prueban las Sagradas Escrituras (Hechos 2:38; 8:16; 10:48;
19:5; 22:16).

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Comunión.

Creemos en la práctica literal de la Cena del Señor,


que él mismo instituyó (Mateo 26:26-29; Marcos 14:22-25;
Lucas 22:15-20; 1 Corintios 11:22-31).

En esta ordenanza se debe usar pan sin levadura, que


representa el cuerpo sin pecado de nuestro Señor
Jesucristo, y vino sin fermentar, que representa la sangre
de Cristo, que consumó nuestra redención.
El objeto de esta ceremonia es conmemorar la muerte
de nuestro Señor Jesucristo y anunciar que un día regresará
al mundo, y al mismo tiempo para dar testimonio de la
comunión que existe entre los creyentes. Ninguna persona
debe participar de este acto si no es miembro fiel de la
Iglesia y está en plena comunión, pues al hacerlo sin
cumplir estas condiciones, no podrá discernir el cuerpo del
Señor (1 Corintios 10:15-17; 11:27, 28; 2 Corintios 13:5). El
Señor, al terminar de tomar la cena con sus apóstoles,
celebró un acto que de momento los maravilló, y que fue
el lavatorio de pies. Al terminar este acto, el maestro
explicó a sus discípulos el significado de él, y les
recomendó que se lavasen los pies los unos a los otros. La
Iglesia practica este acto en combinación con la Cena del
Señor o indistintamente, como un acto de humildad y
confraternidad cristiana (1 Timoteo 5:10).

Matrimonio.

Creemos que el matrimonio es sagrado, pues fue


establecido desde el principio y es honroso en todos
(Génesis 2:21-24; Mateo 19:1-5; Hebreos 13:4).

Los matrimonios deben verificarse según la Biblia y


las parejas que no estén casadas deberán cumplir con este
requisito.

12
Creemos que el matrimonio es la unión de un
hombre y una mujer declarados como varón o hembra en
el momento de su nacimiento y que debe perdurar
mientras vivan los dos cónyuges. Al morir uno de ellos, el
otro está libre para casarse y no peca si lo hace en el
Señor (Romanos 7:1-3; 1 Corintios 7:39).
Creemos, además, que los matrimonios deben
verificarse exclusivamente entre los miembros fieles.
Ningún ministro deberá casar a un miembro de la iglesia
con una persona inconversa.

Los miembros que estando en plena comunión y se


casaren con persona inconversa, deberán ser juzgados por
los pastores.

Sanidad Divina.

Creemos que Dios tiene poder para sanar todas las


enfermedades, si así es su voluntad, y que la sanidad
divina es un resultado del sacrificio de Cristo, pues él llevó
nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores (Isaías
53:4).

La sanidad se efectúa por una combinación de la fe


del creyente y el poder del nombre de Jesucristo que se
invoca sobre el enfermo. El Señor Jesucristo prometió que
los que creyeran en su nombre, pondrían las manos sobre
los enfermos y éstos sanarían (Marcos 16:18). Los
enfermos deben ser ungidos con aceite en el nombre de
Jesucristo por ministros ordenados para que el Señor
cumpla sus promesas (Salmos 103:1-4; Lucas 9:1-3; Juan
14:13; 1 Corintios 12:9; Santiago 5:14-16).

Creemos que la sanidad divina se obtiene por la fe, y


que en caso de que algún hermano tenga necesidad de
someterse a los cuidados y ministraciones de la ciencia
médica, los demás no deben criticarlo, sino considerarse a
sí mismos y guardarse de encontrar condenación con lo
que

13
ellos mismos aprueban (Romanos 14:22). Recomendamos
que los miembros y ministros se abstengan de lanzar
críticas indebidas a la ciencia médica, cuyos adelantos
nadie puede negar, y que se originan en la habilidad que
Dios ha dado a los hombres para ir descubriendo los
secretos del funcionamiento del organismo humano. Al
mismo tiempo, los exhortamos a que no se opongan a las
campañas de higiene, vacunación y limpieza que sean
iniciadas por el gobierno, sino que, por el contrario,
colaboren decididamente en los lugares donde sea posible.

Santidad.

Creemos que todos los miembros del cuerpo de


Cristo deben ser santos, es decir, apartados del pecado y
consagrados al servicio de Dios. Por esta razón deben
abstenerse de practicar toda clase de diversiones malsanas
e inmundicias de carne y de espíritu (Levítico 19:2; 2
Corintios 7:1; Efesios 5:26, 27; 1 Tesalonicenses 4:3, 4; 2
Timoteo 2:21; Hebreos 12:14; 1 Pedro 1:16).

Sin embargo, en la práctica de la santidad, creemos


que debe evitarse toda clase de extremismos, ascetismos y
privaciones que tienen “...cierta reputación de sabiduría en
culto voluntario, en humildad y en duro trato de la carne;...
la cual es sombra de lo porvenir; mas el cuerpo es de
Cristo” (Colosenses 2:17, 23). En lo que respecta a
alimentos, sabiendo que “todo lo que Dios creó es bueno, y
nada hay que desechar, tomándolo con acción de gracias”
(1 Timoteo 4:4).

Pecado de Muerte.

Creemos, a la luz de la Palabra de Dios, que hay


pecado de muerte y que si éste es cometido en los
términos que expresa la misma Biblia, se pierde el derecho
a la salvación (Mateo 12:31, 32; Romanos 6:23; Hebreos
10:26, 27; 1 Juan 5:16, 17). Por tanto, recomendamos que
todos los fieles

14
se abstengan de dar oído a doctrinas en que se promete
seguridad eterna al cristiano sin importar su conducta, y la
idea de que “una vez salvo, siempre salvo”, pues la Biblia
enseña que es posible ser reprobado y se necesita ser fiel
hasta el fin (Romanos 2:6-10; 1 Corintios 9:26, 27).

Artículo 8. Escatología.

Resurrección de Justos e Injustos.

Creemos que habrá una resurrección literal de los


muertos en el Señor, en la cual serán revestidos con un
cuerpo glorificado y espiritual, con el cual vivirán para
siempre en la presencia del Señor (Job 19:25-27; Salmos
17:15; Juan 5:29; Hechos 24:15; 1 Corintios 15:35-54; 1
Tesalonicenses 4:16).

Los cristianos que estén en pie en el momento en


que el Señor recoja a su Iglesia, serán igualmente
transformados y así irán a estar con el Señor por siempre
en gloria (1 Corintios 15:51, 52; 1 Tesalonicenses 4:18).

Creemos también, que habrá resurrección de


injustos, pero éstos despertarán del sueño de la tumba
para ser juzgados y oír la sentencia que los hará herederos
del fuego eterno (Daniel 12:2; Mateo 25:26; Marcos 9:44;
Juan 5:29; Apocalipsis 20:12-15).

Recogimiento de la Iglesia y el Milenio.

Creemos que la Iglesia compuesta de los muertos en


el Señor y los fieles que estén sobre la tierra en el
momento del rapto, será levantada para ir a encontrar a
su Señor en los aires y participar en las bodas del Cordero.
Después vendrá con el Señor a la tierra para hacer el juicio
de las naciones y reinar con Cristo mil años. Este período
será precedido por la Gran Tribulación y la batalla del
Armagedón, a la cual dará fin el Señor cuando descienda
sobre el monte de los

15
Olivos con todos sus santos (Isaías 65:17-25; Daniel 7:27;
Miqueas 4:1-3; Zacarías 14:1-6; Mateo 5:5; Romanos
11:25-27; 1 Corintios 15:51-54; Filipenses 3:20, 21; 1
Tesalonicenses 4:13-17; Apocalipsis 20:1-5).

Juicio Final.

Creemos que hay un juicio preparado en el cual


participarán todos los hombres que hayan muerto sin
Cristo y los que estén sobre la tierra en el tiempo de su
verificación. Este juicio se efectuará al final del Milenio y
también se conoce con el nombre de Juicio del Trono
Blanco. La Iglesia no será juzgada en esta ocasión, sino que
ella misma intervendrá en el juicio que se haga a todos los
hombres de acuerdo con lo que está escrito en los libros
que Dios tiene preparados. Al terminarse este juicio, los
cielos y la tierra que hoy existen serán renovados por fuego
y los fieles habitarán en la Nueva Jerusalén. La dispensación
cristiana habrá terminado y entonces Dios volverá a ser
todas las cosas en todos (Daniel 7:8-10, 14-18; 1 Corintios
6:2, 3; Romanos 2:16; 14:10; Apocalipsis 20:11-15; 21:16).

Segunda Sección.
Capítulo Tercero.
De la Mesa Directiva General.

Artículo 9. Organización de la Mesa Directiva General.

I. Para gobernar y dirigir esta corporación se


nombrará una Mesa Directiva integrada por: Un Obispo
Presidente, un Secretario General, un Secretario de
Misiones Internacionales, un Secretario de Evangelización,
un Secretario de Educación Cristiana, un Secretario de
Asistencia Social, un Secretario Supervisor en los Estados
Unidos de América y un Secretario Administrador General.

II. Ninguna persona podrá ocupar más de un puesto


en esta Mesa Directiva.

16
III. Los miembros de la Mesa Directiva General
fungirán por un período de cuatro años o hasta que sus
sucesores sean electos.

IV. Los miembros de la Mesa Directiva General


asumirán su cargo al finalizar la Convención que los eligió.

V. Los miembros de la Mesa Directiva General pueden


ser reelectos para el mismo puesto sólo una vez en
sucesión. Para figurar de nuevo como candidatos al mismo
puesto deberán haber pasado cuando menos cuatro años
desde la ocasión anterior en que la ocuparon.

VI. Los miembros de la Mesa Directiva General,


podrán permanecer en la misma, en diferentes puestos
hasta por tres períodos consecutivos, exceptuando,
exclusivamente si fueren electos Obispo Presidente o
Secretario General respectivamente para un cuarto
período, con todo el derecho de ser reelectos; de no ser
así, deberán pasar cuatro años por lo menos, para poder
ocupar otro puesto en la Mesa Directiva General, por sólo
un período más; mismo derecho que tienen los demás
miembros de la Mesa Directiva General.

Artículo 10. Elección.

I. La Mesa Directiva General de la Iglesia en funciones


o una comisión de la misma, deberá formular el programa
de la Convención General, anunciándose el día en que se
verificarán las elecciones cuando competa y dándolo a
conocer a todos los ministros afiliados con la debida
anticipación.

II. Una mayoría simple será suficiente para ganar las


elecciones y ocupar el cargo correspondiente, y los
ministros ausentes no tendrán derecho a presentar
objeciones.

17
III. Un día antes de las elecciones se nombrará la
Comisión de Elecciones y la Comisión Calificadora.

IV. El día de elecciones todos los ministros deberán


presentarse en oración y ayuno.

V. Las elecciones se efectuarán en el siguiente orden:


Obispo Presidente, Secretario General, Secretario de
Misiones Internacionales, Secretario de Evangelización,
Secretario de Educación Cristiana y Secretario de
Asistencia Social.

VI. La selección de los candidatos a los primeros seis


puestos de la Mesa Directiva se hará por el voto secreto de
todos los ministros. Los seis miembros electos, se reunirán
y seleccionarán dos ministros que hayan terminado un
período completo como obispo de distrito o miembro de la
Mesa Directiva General para candidatos a Secretario
Supervisor en los Estados Unidos de América. Los
seleccionados serán presentados a la asamblea, la que por
medio del voto mayoritario decidirá cuál de los dos ocupa
el cargo. Para la elección del Secretario Administrador
General, se seguirá este mismo proceso.
VII. Para hacer la selección de candidatos a cada
puesto, los ministros presentes que llenen los requisitos
para votar, escribirán secretamente en la boleta impresa
que se les entregue, el nombre de su candidato.

VIII. La Comisión de Elecciones recogerá todas las


boletas y después de hacer el cómputo correspondiente,
presentará los resultados a la Comisión Calificadora.

IX. Los nombres de los ministros que fueren


aprobados como candidatos, serán dados a conocer por la
Comisión de Elecciones ante la asamblea.

18
X. Cuando algún candidato no desee ocupar el cargo
para el cual es seleccionado, tendrá derecho a declinar,
después de ser presentado y antes de que se ore por él.

XI. La declinación de un candidato debe hacerse ante


la Comisión Calificadora, previamente, y sólo podrá
anunciarse a la asamblea si fuere aprobada por la
mencionada Comisión.

XII. Una vez aceptada una declinación, se hará nueva


selección para sustituir al declinante.

XIII. El Presidente de la Comisión de Elecciones,


presentará a los candidatos ante la asamblea y se orará
por ellos.

XIV. A continuación cada ministro votante anotará en


la boleta correspondiente el nombre del candidato a su
elección.

XV. La Comisión de Elecciones hará el cómputo de los


votos, dará a conocer el resultado a la asamblea y
presentará al candidato electo.

XVI. Si en las elecciones definitivas hubiere empate,


se seguirán haciendo votaciones hasta por tres veces y si
no ocurre el desempate, se decidirá por suerte.

Artículo 11. Comisión Calificadora.

I. Un día antes de las elecciones, la Mesa Directiva


General de la Iglesia nombrará una Comisión Calificadora,
que será integrada por tres miembros de la Mesa Directiva
General de la Iglesia y dos obispos de distrito en funciones
y dos ex obispos, la cual se encargará de aprobar a los
precandidatos. En el caso de la elección del Obispo
Presidente, esta Comisión Calificadora tomará en cuenta
de entre los primeros diez que tengan mayor número

19
de votos en la primera ronda, su capacidad, idoneidad y
derecho, y aprobará a tres de ellos como precandidatos. En
caso de que el décimo lugar lo obtuvieran varios ministros,
todos ellos serán considerados por la Comisión Calificadora
para la aprobación de los tres precandidatos. Estos tres
pasarán a la segunda ronda de donde se seleccionarán a
los dos que hayan obtenido mayor número de votos para
pasar a la tercera ronda en donde saldrá electo el que
tenga mayor número de votos. La Comisión de Elecciones
pasará la relación de los diez o más precandidatos a la
Comisión Legal para su conocimiento; para que ésta
posteriormente verifique que los candidatos propuestos
por la Comisión Calificadora se encuentren dentro de ese
número.

II. En el caso de los demás miembros de la Mesa


Directiva General, esta Comisión Calificadora tomará en
cuenta de entre los diez o más que tengan mayor número
de votos, su capacidad, idoneidad y derecho, y aprobará a
dos de ellos como candidatos, siendo electo el que tuviere
mayoría simple de votos.

La Comisión de Elecciones pasará la relación de los


diez o más precandidatos a la Comisión Legal para su
conocimiento, para que ésta posteriormente verifique que
los candidatos propuestos por la Comisión Calificadora se
encuentren dentro de ese número. Si se diera el caso de
que el décimo lugar lo obtuvieran varios ministros con el
mismo número de votos, todos ellos serán mencionados en
la relación que la Comisión de Elecciones le presente a la
Comisión Legal para su conocimiento y verificación.

III. En caso de que los precandidatos propuestos, a


juicio de la Comisión Calificadora, no llenen los requisitos
establecidos en la presente Constitución o carezcan de
capacidad, idoneidad o derecho para figurar como
candidatos, podrá ordenar que se haga una nueva
selección.

20
IV. Si después de ser presentados los candidatos y
antes de que se ore por ellos, hubiere objeciones en contra
de cualquiera de ellos, se suspenderán las elecciones entre
tanto que el objetante discute en privado ante la Comisión
Calificadora. Las objeciones deben de ser de importancia y
el objetante debe presentar pruebas fehacientes, para que
la Comisión Calificadora pueda ordenar se suspenda la
elección de un candidato. Si esto sucediere, podrá ordenar
entre quien en turno tenga mayoría de votos y llene los
requisitos o se haga una nueva selección.

V. Ninguna objeción será presentada ni discutida en


plena asamblea. Las deliberaciones de la Comisión
Calificadora serán secretas y sus decisiones definitivas.
VI. Si cualquiera de los miembros de la Comisión
Calificadora resultare propuesto como precandidato y
quisiera participar en las elecciones, no tendrá derecho a
opinar sobre los pre-candidatos propuestos, sino que
invariable e inmediatamente deberá retirarse
momentáneamente de la Comisión Calificadora, para
permitir que el resto de los integrantes deliberen. Una vez
concluida la deliberación, podrá volver a ocupar su puesto.

Artículo 12. Requisitos para ser miembro de la Mesa Directiva


General.

I. Para figurar como candidato a la Mesa Directiva


General se requiere:

a. Ser ministro ordenado.


b. Tener como mínimo 35 años de edad y tener salud
física.
c. Haber terminado o aprobado cursos teológicos
reconocidos por el Sistema de Educación
Teológica de nuestra Iglesia.
d. Haber terminado estudios de secundaria o su
equivalente.

21
e. Haber servido como pastor de la iglesia de manera
satisfactoria y exitosa en la misión y la
administración por un período no menor de diez
años y de preferencia haber sido presbítero.

II. Para figurar como candidatos a Obispo Presidente y


Secretario General se requiere ser ministro con experiencia
y capacidad en la supervisión, que haya desempeñado
satisfactoriamente cuando menos dos períodos un cargo de
obispo de distrito, o bien un período de obispo de distrito
y uno como miembro de la Mesa Directiva de la Iglesia o
dos períodos completos un cargo en la Mesa Directiva
General de la Iglesia y que esté actuando como obispo de
distrito, miembro de la Mesa Directiva General de la Iglesia,
presbítero o cuando menos como pastor de una iglesia.

III. Para figurar como candidato al cargo de Secretario


de Misiones Internacionales, se requiere ser ministro con
experiencia y capacidad en la supervisión, así como
también que tenga la cultura académica y teológica
mínima que se requiere para el asesoramiento,
equipamiento e impulso de las misiones, y que haya
desempeñado satisfactoriamente por cuatro años el cargo
de obispo de distrito o bien un período completo como
miembro de la Mesa Directiva General de la Iglesia y que
esté actuando como obispo de distrito, miembro de la
Mesa Directiva General de la Iglesia, presbítero o cuando
menos como pastor de una iglesia.

IV. Para figurar como candidato a los demás puestos,


deberá tener un mínimo de 35 años de edad, y que esté
actuando como obispo de distrito, miembro de la Mesa
Directiva General de la Iglesia o pastor y que tenga cuando
menos 10 (diez) años de experiencia en esta última
responsabilidad.

22
Artículo 13. Deberes del Obispo Presidente.

I. Tendrá la representación de la Iglesia en general, y


deberá ejercerla en cualquier momento y lugar que sea
necesario, para la atención y supervisión de toda la Iglesia,
y su autoridad se extiende hasta los campos misioneros
dependientes de la organización. Por lo tanto, deberá
visitar todos los distritos en la frecuencia que sea
necesaria. Esto lo hará para enterarse del estado de la
obra y ordenar lo que deba hacerse en cada caso.

II. Velará porque los obispos de distrito y demás


miembros de la Mesa Directiva General de la Iglesia
cumplan fielmente sus obligaciones.

III. Presidirá las convenciones generales, reuniones


episcopales, congresos legislativos y reuniones de la Mesa
Directiva General de la Iglesia. Cuando por alguna razón
justificada no pueda asistir a las actividades que le
correspondan deberá delegar su representación a
cualquier miembro de la Mesa Directiva General de la
Iglesia u obispo en funciones.

IV. Deberá asistir a las convenciones distritales para


asesorar a los obispos e intervenir en aquellas cosas que lo
requieran, o delegar su representación como se expresa en
el inciso anterior.

V. Representará a la Iglesia en todas las gestiones


oficiales que se deba hacer, o delegará su representación
como ya está indicado, utilizando si las circunstancias lo
requieren a más de una persona.

VI. Firmará, juntamente con el Secretario General,


todas las credenciales, certificados de ordenación,
nombramientos y demás documentos que requieran su
firma.

23
VII. Exigirá que los obispos de distrito y demás
miembros de la Mesa Directiva General de la Iglesia le
informen de sus actividades cuando lo estime conveniente.

VIII. Presentará un informe de su administración y de


sus actividades personales ante las convenciones generales
y reuniones episcopales.

IX. Exigirá que se cumplan los acuerdos de las


convenciones generales, de las reuniones episcopales, con
gresos legislativos y convenciones de distrito. Cuando no
se cumpla un acuerdo, deberá informar ante la Convención
General, Reunión Episcopal o de la Mesa Directiva General
de la Iglesia, explicando los motivos que lo impidieron. En
el caso de acuerdos de convención distrital deberá requerir
su cumplimiento al obispo correspondiente.

X. Deberá cumplir, impulsar y supervisar los


programas que la Convención General o Reunión Episcopal
hayan aprobado, o en su defecto, si no existiere; deberá
proponer en conjunto con la Mesa Directiva un plan de
acción ante la Convención General o Reunión Episcopal
para su estudio, y en su caso, aprobarlo en la fecha que
convenga.

XI. Hará la entrega oficial de su cargo a su sucesor al


final de la Convención. La entrega física se hará en un plazo
no mayor de un mes, y ante una reunión plenaria de la
Mesa Directiva General de la Iglesia. Entregará por
inventario las oficinas, bienes y demás enseres que estén
en su poder y que sean para el uso de la presidencia de la
Iglesia. Se enviará copia del inventario a los obispos de
distrito.

Artículo 14. Atribuciones del Obispo Presidente.

I. Podrá nombrar obispos que asuman, hasta por seis


meses, la dirección de aquellos distritos que súbitamente
queden sin titular.

24
II. Si faltaren más de seis meses para la terminación
del período correspondiente a un obispo que muera,
renuncie o cese de sus funciones, el Obispo Presidente
deberá convocar a todos los ministros del distrito en
cuestión y hacer la elección de un obispo que cubra el
interinato.

III. Tiene la facultad de remover los funcionarios


generales, que no cumplan con sus obligaciones o que por
alguna razón justificada no puedan o no deban
permanecer en sus puestos, previo consenso con la Mesa
Directiva General.

IV. Tiene la facultad de solicitar la remoción de los


obispos de distrito y de los miembros de la Mesa Directiva
General de la Iglesia que no cumplan con sus obligaciones
o que por alguna razón justificada no puedan o no deban
permanecer en sus puestos. En la Reunión Episcopal se
estudiará la solicitud de remoción, la cual podrá ser
aprobada o rechazada. En casos de emergencia, el Obispo
Presidente puede hacer las remociones y presentar sus
motivos a la Mesa Directiva General de la Iglesia, la cual las
ratificará o rectificará, según convenga.

V. Queda autorizado el Obispo Presidente para


cambiar a cualquier ministro que a su juicio pueda suplir
una necesidad de emergencia, con la anuencia del ministro
en cuestión, del obispo de distrito de donde sale y la de
aquel a donde vaya a desempeñar su vocación voluntaria,
si fuere dentro de un distrito constituido.

VI. Cuando un funcionario de puestos generales,


dejara de fungir en su puesto por fallecimiento, renuncia o
cese, el Obispo Presidente ordenará un suplente que tome
posesión del cargo vacante, después de rendir la protesta
de rigor ante él o su representante. En la siguiente Reunión
de la Mesa Directiva General de la Iglesia, se ratificará o
modificará el nombramiento si faltaren más de seis meses.
25
VII. Tendrá facultad de intervenir en la distribución de
los fondos que se acumulen en las tesorerías de las redes
de células y ministerios generales.

VIII. Tendrá facultad de ordenar la revisión de los


libros de las tesorerías generales y distritales, y nombrará
una comisión o un contador que revise o certifique los
informes que deban rendirse en las convenciones
generales, reuniones episcopales y en las convenciones
distritales, y cuando lo crea conveniente podrá ordenar
una auditoría a cualquiera de las tesorerías mencionadas.

IX. Tendrá la facultad de aprobar o rechazar las


solicitudes que los obispos hagan para utilizar los fondos
de las tesorerías de sus distritos, cuando se trate de cubrir
gastos no previstos y cuando las circunstancias lo
requieran, podrá intervenir para reajustar algunas
asignaciones que se haya hecho a las tesorerías de distrito.

X. Tendrá la facultad para requerir a los obispos e


intervenir en asuntos distritales en circunstancias que a su
juicio lo ameriten, previa consulta con la mayoría de los
miembros de la Mesa Directiva General. Esta intervención
sólo se dará una vez que se hayan agotado los recursos de
orientación y consejo necesarios para la atención del
asunto en cuestión, debiendo informar en Reunión
Episcopal, donde se ratificará o rectificará la decisión,
según convenga.

XI. Tendrá la facultad de tomar decisiones de carácter


extraordinario en casos de emergencia debiendo informar
en Reunión Episcopal, donde se ratificará o rectificará
según convenga.
XII. Nombrará junto con el Secretario General y el
Secretario Administrador General, al personal que trabaje
en las Oficinas Generales de la Iglesia y le asignará el
salario correspondiente.

26
XIII. Será responsable del funcionamiento de las
Oficinas Generales de la Iglesia y aprobará las erogaciones
necesarias para la adquisición del equipo de las mismas,
así como para los demás comités generales y redes de
células y ministerios.

Artículo 15. Deberes del Secretario Supervisor en los Estados


Unidos de América.

I. A fin de que la Iglesia en los Estados Unidos de


América reciba una mejor atención pastoral, el Secretario
Supervisor será el colaborador inmediato del Obispo
Presidente para que le ayude en todas las comisiones
asignadas por él mismo.

II. Atenderá por instrucciones del Obispo Presidente


los conflictos que se generen entre los obispos y los
pastores. Una vez atendidas las comisiones deberá
informar ampliamente acerca de la comisión atendida.

III. Impulsará el avance del programa general de la


Iglesia.

IV. En casos necesarios, el Obispo Presidente, la Mesa


Directiva General o la Convención General, podrá asignarle
cualquier otro tipo de encomienda según las necesidades
de la obra de Dios.

Artículo 16. Atribuciones del Secretario Supervisor en los


Estados Unidos de América.

I. Podrá convocar con suficiente anticipación,


especificando lugar, fecha y hora a las personas
involucradas en la encomienda que reciba del Obispo
Presidente.

II. A fin de colaborar con el avance del programa


general, podrá solicitar a los obispos o quienes visite,

27
información acerca del desarrollo y cumplimiento del
programa distrital.

Artículo 17. Deberes del Secretario General.

I. Llevará un libro, en el cual levantará las actas de


todas las convenciones generales, reuniones episcopales y
reuniones de la Mesa Directiva General de la Iglesia.

II. Archivará las copias de las actas de las


convenciones distritales; además compilará y
encuadernará en un libro las copias de dichas actas.

III. Llevará un expediente de cada ministro afiliado a


la Iglesia, anotando en él los datos concernientes a los
diferentes cargos que haya desempeñado en cada lugar y
las distintas comisiones que se le hayan conferido.

IV. Será el responsable de todas las publicaciones


oficiales que se hagan en el órgano oficial de la Iglesia.

V. Expedirá todas las credenciales ministeriales,


certificados de ordenación, nombramientos y demás
documentos oficiales que se requieran.

VI. Será el encargado de extender las credenciales


ministeriales, los certificados de ordenación,
nombramientos y demás documentos que requieran su
firma.

VII. Representará a la Iglesia en aquellas gestiones en


que sea necesaria su participación directa.

III. Protocolizará ante un Notario Público las actas de


elecciones de la Mesa Directiva General de la Iglesia y
todos aquellos documentos que requieran protocolización.

IX. Dará curso a la correspondencia oficial y formará el


archivo correspondiente.

28
X. Informará por medio de circulares a todos los
obispos, presbíteros, pastores y encargados de la obra,
evangelistas, misioneros y demás miembros de la Mesa
Directiva General de la Iglesia, todos los acuerdos tenidos
en las convenciones generales, reuniones episcopales y
reuniones de la Mesa Directiva de la Iglesia y además,
todas aquellas cosas que sean de interés general.

XI. Dirigirá un departamento de estadística que


reunirá todos los datos pertinentes a la obra, con
asesoramiento del Obispo Presidente y la cooperación de
todos los obispos, presbíteros, misioneros, evangelistas y
funcionarios de la Mesa Directiva General de la Iglesia, las
estadísticas citadas abarcarán el mismo período de la
administración anual de la Mesa Directiva General y
deberá publicarse cada año en forma de memoria.

XII. Desempeñará todas las comisiones que le sean


conferidas por la Convención General, reuniones de la
Mesa Directiva General de la Iglesia y por el Obispo
Presidente.
XIII. Cuando el Obispo Presidente cesare en sus
funciones por fallecimiento, renuncia o cese, faltando más
de seis meses para la finalización del período de la Mesa
Directiva General de la Iglesia, el Secretario General
asumirá la dirección de la Iglesia por un período no mayor
de cuarenta y cinco días, dentro del cual se hará la elección
de un nuevo Obispo Presidente conforme se indica en el
artículo 27 de esta Constitución.

XIV. Si el Obispo Presidente cesare en sus funciones


por fallecimiento, renuncia o cese, faltando seis meses o
menos para la finalización del período de la Mesa Directiva
General de la Iglesia, el Secretario General asumirá las
funciones del Obispo Presidente después de rendir la
protesta respectiva ante el Cuerpo Episcopal y la presencia
del resto de los miembros de la Mesa Directiva General de
la Iglesia, en un período no mayor de veinte días después

29
del día en que el Obispo Presidente cese en sus funciones,
y terminará el período de actividades correspondientes.

Artículo 18. Atribuciones del Secretario General.

I. Demandará de los obispos, presbíteros, pastores,


evangelistas y encargados de la obra, los datos que
considere necesarios para la formación de sus archivos y
para la redacción de informes.

II. Exigirá que los obispos de distrito le envíen, por


conducto de las personas que competa, los datos relativos
a la ordenación, cambio o cese de ministros y los datos
relativos al establecimiento de nuevas iglesias, construcción
y dedicación de templos.

III. Exigirá que se le envíe por parte de los obispos de


distrito o sus secretarios, copia de las actas levantadas en
sus convenciones distritales y demás reuniones
ministeriales.

Artículo 19. Deberes del Secretario Administrador General.

I. El Secretario Administrador General tendrá a su


cargo los fondos que se reúnan de porcentajes de las
iglesias, ofrendas misioneras, diezmos de obispos y
miembros de la Mesa Directiva General de la Iglesia, y
demás fondos que se acuerde que sean manejados por la
Tesorería General.

II. Será el responsable de todos los fondos puestos


bajo su cuidado.

III. Será responsable del registro de ingresos y egresos


de cada uno de los fondos que se le encomienden,
manejando éstos en cuentas bancarias mancomunadas, de
ahorros o de cheques a nombre de la Iglesia, según
determinen los acuerdos de la Mesa Directiva General; con
la firma del Obispo Presidente o de la persona o personas
que mejor convenga.

30
IV. Hará los gastos que hayan sido autorizados por
acuerdo de las convenciones generales, reuniones
episcopales, reuniones de la Mesa Directiva General de la
Iglesia, o por órdenes escritas del Obispo Presidente, quien
en todo caso indicará con toda claridad el motivo del gasto
y de qué fondo se hará. No debiendo utilizar los fondos
para ningún otro fin.

V. Será responsable de que se extienda recibo por


todas las cantidades que lleguen a la Tesorería General,
que se hagan las anotaciones en los libros, y los depósitos
del dinero en las cuentas bancarias correspondientes.
VI. Rendirá un estado de cuentas, certificadas por un
contador ante las convenciones generales, Reunión
Episcopal anual ordinaria y un informe económico cuantas
veces el Obispo Presidente se lo demande. Entregará una
copia de sus informes al Secretario General para su
archivo.

VII. Dará curso a toda la correspondencia que


competa, formando el archivo correspondiente.

VIII. Llevará un registro en el que se anote


separadamente las contribuciones de cada distrito.

IX. Entregará a su sucesor los fondos que hubiera al


finalizar sus funciones según el estado de cuenta, los libros
respectivos y todos los enseres pertenecientes a la Iglesia
que sean para uso de la Tesorería General.

X. La entrega por inventario deberá hacerla al Obispo


Presidente o a una comisión nombrada por él mismo,
haciéndose constar en el acta respectiva lo que se entrega,
juntamente con el balance correspondiente, y deberán
firmar los que intervengan en el caso. La entrega física
deberá hacerse en un plazo no mayor de un mes posterior
a la elección de su sucesor.

31
Artículo 20. Atribuciones del Secretario Administrador General.

I. Velará porque los pastores y encargados de iglesias


cumplan con el envío de los porcentajes correspondientes,
y cuando haya negligencia u omisión, pedirá la intervención
de los presbíteros o de los obispos de distrito.

II. Velará porque los miembros de la Mesa Directiva


General de la Iglesia y obispos de distrito, hagan el envío de
sus diezmos y demás porcentajes correspondientes.

III. Vigilará que las tesorerías distritales y demás que


se acuerden, envíen sus porcentajes correspondientes, y
además podrá solicitar un informe anual de todos los
ingresos y egresos de aquellas iglesias que juzgue
necesario.

IV. Cuando el Secretario Administrador General lo


crea conveniente, podrá solicitar que los miembros de la
Mesa Directiva General de la Iglesia, los obispos de distrito,
los presbíteros o los pastores hagan la revisión de los libros
que a juicio del Secretario Administrador General deben
ponerse en orden, y especialmente cuando estén faltando
al cumplimiento de sus deberes económicos. También
podrá practicar las auditorías que el Obispo Presidente le
ordene.

Artículo 21. Deberes del Secretario de Misiones Internacionales.

I. Será el encargado de dirigir el programa misionero,


supervisando el avance del mismo en todos los países en
donde ya existe y abriendo nuevos campos. Será el
representante de la organización en el extranjero, y
ejercerá su función por conducto de los misioneros
supervisores y demás ministros que se envíen o sean
iniciados y ordenados en los campos misioneros.

II. Visitará con la frecuencia que lo acuerden las


convenciones generales, o la Reunión Episcopal, los países
en donde haya iglesias establecidas y también los lugares
en

32
donde se determine establecerlas, para equipar, asesorar
y orientar a los misioneros supervisores y demás colabora
dores, sobre la forma de llevar a cabo el plan de acción de
la iglesia, a fin de lograr el mayor desarrollo posible.

III. Elaborará planes de desarrollo y crecimiento del


proyecto misionero y los presentará ante las convenciones
generales, reuniones episcopales o reuniones de la Mesa
Directiva General.

IV. Solicitará a las convenciones generales o


reuniones de la Mesa Directiva General de la Iglesia, la
autorización para llevar a cabo convenciones y congresos
en aquellos países en donde la obra lo requiera, y cuando
sea autorizado para ello, él mismo las presidirá o el
representante que él mismo acuerde con el Obispo
Presidente.

V. Será responsable de promover la transnaciona


lización de la Iglesia, equipándola a través del
involucramiento de las diferentes secretarías generales, a
fin de que esté debidamente organizada en cada país
según el artículo 3, fracción V.

VI. Propondrá ante el Comité de Misiones, a los


candidatos a misioneros, para que sean examinados y si
fueren aprobados, saldrán a cumplir con su noble misión, a
aquellos lugares en donde hubiere necesidad de ellos.

VII. Presentará un informe de la obra misionera ante


las convenciones generales y Reunión Episcopal.

VIII. Será el responsable de informar y certificar con


el Comité de Misiones Internacionales, sobre los nuevos
proyectos misioneros que serán establecidos en campo.

IX. Informará constantemente al Obispo Presidente


del estado de la obra misionera y solicitará al comité de
33
misiones el acuerdo para los problemas que requieran
inmediata solución.

X. Con la frecuencia que lo crea necesario, girará


instrucciones a los obispos, misioneros y demás ministros
nacionales, orientándolos sobre la forma en que deben
desarrollar su función.

XI. Llevará un registro personal de todos los


misioneros que se envíen al campo y de los obreros
nacionales que se vayan ordenando como ministros y
pastores, y formará el archivo con las actas de las
convenciones y demás datos importantes de
acontecimientos que Dios realice en los países donde haya
obra misionera.

XII. Llevará un registro de todas las propiedades que a


nombre de la Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús se
adquieran en el campo misionero; lo anterior lo hará en
colaboración con el Secretario General de la Iglesia, según
el artículo 61.

XIII. Demandará de los campos que tengan Personería


Jurídica, un informe anual durante sus convenciones, según
los requerimientos de los países donde esté establecida,
de los cuales, enviará una copia al Secretario General de la
Iglesia y otra a la Secretaría de Misiones Internacionales.

XIV. Acordará con el Comité de Misiones todo lo


relativo a gastos que deban hacerse en los campos
misioneros.

XV. Pugnará porque en los campos misioneros se


establezcan escuelas bíblicas o institutos, para la
preparación de los ministros nacionales.
XVI. Para cumplir con la finalidad mencionada en el
inciso anterior, pugnará porque se adquieran las
propiedades necesarias, se construyan los edificios y se
conviertan en realidad estos planes.

34
XVII. Pugnará porque en cada país, donde las leyes lo
permitan, se logre el establecimiento de la Personería
Jurídica de la Iglesia, con el apoyo y asesoramiento de la
Secretaría General, según el artículo 17, fracción VII.

XVIII. Girará instrucciones y orientará a los


misioneros, pastores y ministros nacionales sobre la forma
en que deben desarrollar su función en el campo
misionero.

XIX. Será el encargado de solicitar a la Secretaría


General de la Iglesia las credenciales y nombramientos
ministeriales para los misioneros y pastores nacionales
según los reglamentos legales de cada país.

XX. Al finalizar sus funciones, entregará por inventario


y ante el Obispo Presidente o la comisión que él nombre
para el caso, todos los libros, archivos, enseres, Personería
Jurídica y documentos que amparen las propiedades que
en los distintos países misioneros se hayan adquirido a
nombre de la Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús, o
a nombre de la Iglesia que represente a la A. R. de México
en otro país.

Artículo 22. Atribuciones del Secretario de Misiones


Internacionales.

I. Exigirá a los misioneros el estricto cumplimiento de


sus deberes y requerirá un informe trimestral de sus
actividades.
II. En sus visitas de supervisión resolverá todos los
problemas que requieran una solución inmediata e
informará a la Mesa Directiva en pleno o al Obispo
Presidente de sus decisiones.

III. Presidirá, en ausencia del Obispo Presidente las


convenciones y reuniones ministeriales que se celebren al
visitar los campos misioneros, o podrá delegar esta función

35
enviando un representante de él, previa autorización del
Obispo Presidente.

IV. Propondrá a los ministros que fungirán como


misioneros supervisores en los países que sea necesario,
previa consulta y aprobación de la Mesa Directiva General
de la Iglesia.

V. Tendrá la facultad de nombrar supervisores


regionales de misiones que atenderán diferentes países
misioneros según sea necesario, previa consulta y
aprobación con la Mesa Directiva General.

VI. En las convenciones y reuniones ministeriales que


verifique en los campos misioneros, ordenará ministros,
con la anuencia previa de los misioneros supervisores y por
acuerdo de las convenciones. Pugnará porque se cumplan
siempre los requisitos que establece la presente
Constitución, tanto para la ordenación como para la
remoción de ministros.

VII. Será el Secretario de Misiones quien determinará


las funciones y atribuciones del misionero supervisor y
supervisores regionales, con el visto bueno del Comité de
Misiones.
VIII. Tendrá la facultad de remover a los siguientes
elementos: supervisores regionales, misioneros supervi
sores, misioneros y pastores en campo, con la aprobación
del Comité de Misiones.

IX. Tendrá la facultad de intervenir en los campos


misioneros para resolver los problemas que se presenten.

X. Podrá solicitar a la Administración General, que


periódicamente, haga una revisión de los libros de
tesorerías y archivos en todos los campos misioneros.

36
XI. Vigilará que los misioneros, pastores y ministros
de los campos misioneros cumplan con sus obligaciones
económicas según el artículo 81.

XII. Tendrá la facultad de tomar decisiones de


carácter extraordinario en casos de emergencia en el
campo misionero.

XIII. Podrá convocar a las convenciones misioneras


especificando las fechas para cada una de ellas.

XIV. Representará a la Iglesia Apostólica en el campo


misionero en aquellas gestiones que sea necesaria su
participación.

XV. Designará, cuando así se crea conveniente, a


representantes de los diferentes campos misioneros para
asistir a las convenciones generales, los congresos
legislativos y otros eventos.

XVI. Podrá celebrar convenios de apoyo o desarrollo


misionero con aquellas personas, iglesias, distritos o
instituciones que tengan como meta impulsar el avance
de la obra misionera en otras naciones. Cuidando que los
convenios antes mencionados garanticen en todo
momento la estabilidad y continuidad de la obra de Dios,
velando que estos convenios no interfieran el derecho de
dirigir y gobernar en asuntos que le corresponden al
Comité de Misiones.

XVII. Velará porque en cada país se organicen las


iglesias, de modo que los creyentes nacionales aprendan a
cumplir con sus deberes cristianos, diezmando,
ofrendando y haciendo todas las aportaciones que dentro
de sus posibilidades se acuerden, para ayudar a los
misioneros en sus gastos de viaje y supervisión y a los
ministros nacionales en sus funciones pastorales,
procurando los medios para que la obra llegue a sufragar
sus gastos de operación.

37
Artículo 23. Deberes del Secretario de Educación Cristiana.

I. Redactará las lecciones de las escuelas bíblicas y


cuando esta tarea sea desempeñada por otras personas, él
revisará los originales y con su aprobación se publicarán.

II. Promoverá el establecimiento de escuelas bíblicas y


la celebración de institutos para la preparación de maestros
y funcionarios de las mismas.

III. Colaborará con los distritos en la celebración de


institutos y establecimiento de escuelas para la preparación
de ministros, además de respaldar los seminarios de
actualización pastoral programados por cada distrito con
temas que respondan a las necesidades de nuestro con
texto actual.

IV. Pugnará porque las escuelas bíblicas o institutos


ya establecidos, desarrollen un buen programa de
enseñanza teológica, pedagógica y homilética, y que
establezcan escuelas bíblicas permanentes que sirvan para
la preparación de ministros. Los nuevos proyectos para el
establecimiento de institutos bíblicos, deberán presentarse
por el Secretario de Educación Cristiana ante las
convenciones generales, reuniones episcopales o
reuniones de la Mesa Directiva General de la Iglesia para
su aprobación, a fin de que reciban un mayor impulso.

V. Desempeñará todas las tareas que le sean


encomendadas por las convenciones generales, reuniones
episcopales, las reuniones de la Mesa Directiva General de
la Iglesia o por el Obispo Presidente.

VI. En la Convención General o reunión ordinaria de la


Mesa Directiva de la Iglesia, rendirá un informe de sus
actividades.

38
VII. Entregará a su sucesor por inventario en un plazo
no mayor de treinta días y ante la comisión que para ello
nombre el Obispo Presidente, los libros, archivos y enseres
correspondientes a la Secretaría a su cargo.

Artículo 24. Atribuciones del Secretario de Educación Cristiana.

I. Elaborará un programa general de educación con la


aprobación de la Convención General, Reunión Episcopal o
la reunión de la Mesa Directiva General de la Iglesia que
se pondrá en práctica en todas las escuelas bíblicas e
institutos bíblicos permanentes. Examinará los programas
de educación de las escuelas bíblicas temporales, sin cuya
aprobación no podrán desarrollarse.
II. Firmará junto con los funcionarios de las escuelas
bíblicas e institutos, los certificados de estudios,
promociones a nuevos grados y diplomas que se extiendan
a los estudiantes en institutos bíblicos permanentes y
escuelas bíblicas temporales.

III. Exigirá que se cumpla, por parte de los pastores,


con el envío del 10 % de los ingresos de todas las escuelas
bíblicas y de ministerios y demás aportaciones que se
aprueben para reforzar los fondos de la tesorería del
comité de educación cristiana, y en casos de negligencia u
omisión pedirá la intervención de los presbíteros y de los
obispos de distrito. En última instancia pedirá la
intervención del Obispo Presidente.

Artículo 25. Deberes del Secretario de Evangelización.

I. En coordinación con los obispos de distrito,


proyectará establecer congregaciones en lugares
estratégicos tanto urbanos como rurales no alcanzados.

39
II. Presidirá un comité que estará integrado además
de él mismo, por el Secretario Administrador General y el
Obispo Presidente como asesor.

III. Presentará sus planes de desarrollo y crecimiento a


consideración y aprobación de la Reunión Episcopal.

IV. Hará las gestiones con los obispos de distrito para


la asignación de los campos, debiendo firmar en cada caso
su correspondiente convenio. Por su parte, los evangelistas
deberán siempre estar integrados a los distritos que les
corresponda y en contacto permanente con sus
autoridades, a fin de mantener una supervisión conjunta y
adecuada para el establecimiento de las nuevas iglesias. En
caso de necesidad de remoción de algún evangelista,
deberá hacerse previo acuerdo entre el Secretario de
Evangelización y el obispo del distrito que corresponda.

V. El comité de evangelización, de común acuerdo con


el obispo del distrito que corresponda, asignará a los
evangelistas nacionales la compensación, ayuda o
sostenimiento que convenga.

VI. Promoverá lo necesario para la provisión de fondos


que sirvan para impulsar la vocación evangelística en los
países donde la Iglesia esté debidamente organizada.

VII. El Secretario de Evangelización designará, de


común acuerdo con el resto del comité, a los ministros que
habrán de desempeñar la función de Evangelista
Itinerante. En cada caso se establecerán las condiciones
específicas sobre las cuales funcionará el evangelista
respectivo.

VIII. La adquisición de propiedades para el estableci miento


de nuevas iglesias, se hará bajo la dirección de esta
Secretaría debiéndose tener cuidado en todos los casos de
que su documentación esté debidamente legalizada a
nombre de la Iglesia. Los títulos de las propiedades

40
adquiridas deberán ser remitidos a la Secretaría General
para su archivo.

IX. Presentará un informe de sus actividades ante las


convenciones generales y reuniones episcopales.

X. Al finalizar sus funciones, entregará a su sucesor


por inventario, en un plazo no mayor de treinta días, todos
los enseres, libros y archivos correspondientes ante el
Obispo Presidente o la persona o personas que él designe.

Artículo 26. Deberes del Secretario de Asistencia Social.

I. La Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús, con el


deseo de cumplir el deber moral de ayudar al indigente,
proteger al huérfano y a la viuda, y muy especialmente a
aquellos ministros que lleguen a la ancianidad sin recursos
económicos, cuenta en su Mesa Directiva con un
Secretario de Asistencia Social.

II. El Secretario de Asistencia Social promoverá lo


necesario para que la Iglesia en general, los distritos y las
iglesias locales, contribuyan en la medida de sus
posibilidades a resolver los problemas sociales que dentro
de la comunidad cristiana y, hasta donde sea posible a la
sociedad ajena a sus principios, se les presenten; ya sea
por orfandad, viudez, ancianidad o cualquier desgracia
fortuita.

III. Para cumplir con las finalidades enumeradas en el


inciso anterior, el Secretario de Asistencia Social presidirá
un comité que estará integrado además de él mismo, por
el Secretario Administrador General y el Obispo Presidente
como asesor.

IV. Será el encargado de tramitar la ayuda de


manutención de los ministros que por haberse llegado el
tiempo para ello, se retiren de toda responsabilidad y de
acuerdo con los reglamentos respectivos tengan derecho a

41
recibir alguna ayuda de manutención, ya sea directamente
de algún fondo de la Iglesia o de instituciones de seguros
que se hayan contratado con ese fin. Lo mismo hará en el
caso de las viudas de pastores o ministros que según el
reglamento respectivo tengan derecho a alguna subvención
económica.

Artículo 27. Poderes de la Mesa Directiva General.

I. La Mesa Directiva General es el conjunto


representativo más elevado de la Iglesia Apostólica de la Fe
en Cristo Jesús y se organiza con el propósito de dirigir y
controlar todas las actividades de la misma organización,
velar porque los acuerdos, planes y proyectos aprobados
por las convenciones generales, reuniones episcopales y
las reuniones de la Mesa Directiva General de la Iglesia se
cumplan. Es también el organismo que durante el tiempo
que pasa entre una Convención General y otra, tiene
autoridad para resolver de inmediato todos los problemas
que se presenten, tomando las decisiones que competa,
representando así la voluntad de toda la Iglesia.

II. Las decisiones de la Mesa Directiva General de la


Iglesia, deben ser respetadas y obedecidas por todo el
conjunto ministerial y sólo podrán ser rectificadas por los
acuerdos de una Convención General o Reunión Episcopal.

III. La Mesa Directiva General de la Iglesia se reunirá


cuando menos una vez al año, para estudiar y resolver
todos los problemas que requieran una inmediata solución,
ya sea que se presenten inesperadamente o que le hayan
sido encomendados por la Convención General o la
Reunión Episcopal. También podrá estudiar y resolver
asuntos que por su delicadeza requieran una consideración
muy especial y detenida.

IV. La Mesa Directiva General de la Iglesia tiene la


autoridad para reglamentar la forma en que funcionará

42
la obra de Dios en aquellos países que tienen leyes y
disposiciones distintas a los demás Estados, también
reglamentará lo necesario para el funcionamiento interior
de la Iglesia en los distintos países en donde exista obra
misionera.

V. Cuando en un distrito se considere que no haya


elementos calificados para la elección de obispo, la Mesa
Directiva General se reunirá previamente con los ministros
del distrito en cuestión para comprobar el caso, y si sólo
hubiere un elemento aprobado por la Comisión
Calificadora, se procederá a su designación; en caso de
haber agotado los recursos de la investigación y no se
encuentren elementos calificados dentro del distrito, la
Mesa Directiva General designará a dos candidatos que
llenen los requisitos que se marcan en el artículo 36 de
esta Constitución para que se desarrolle la elección
correspondiente.

VI. Cuando se presentaren problemas de emergencia


en distritos o presbiterios que las autoridades del mismo
distrito no puedan o no quieran resolver, la Mesa Directiva
General de la Iglesia en conjunto o representada por el
Obispo Presidente podrá avocarse a su resolución, y
tomará las medidas inmediatas que se requieren.

VII. Tendrá la facultad de decidir sobre todos los


asuntos y cuestiones no previstas en la presente
Constitución.

VIII. La Mesa Directiva General designará los


directivos generales de las redes de células y ministerios
de damas, señores y jóvenes.

Capítulo Cuarto.

Artículo 28. Atención a la obra.


I. El Obispo Presidente, el Secretario General y el
Secretario Administrador General deberán invariablemente

43
atender sus obligaciones administrativas desde las Oficinas
Generales de la Iglesia.

II. La Mesa Directiva General de la Iglesia, electa,


determinará cuáles otros funcionarios de la misma, aparte
de los indicados en el inciso anterior, deberán residir en el
mismo lugar donde están las Oficinas Generales de la
Iglesia o en lugares cercanos de donde fácilmente puedan
desplazarse al desempeño de sus funciones.

III. Los miembros de la Mesa Directiva General de la


Iglesia que fueren electos o designados para el obispado de
un distrito, deberán renunciar a su cargo en la mencionada
Mesa Directiva, la cual se reservará el derecho de aceptar o
rechazar su renuncia.

IV. Los obispos que estando en funciones sean electos


o designados para cargos en la Mesa Directiva General de
la Iglesia, deberán presentar su renuncia al obispado ante
el Obispo Presidente el cual la turnará a la Mesa Directiva
General, quien se reserva el derecho de aceptarla o
rechazarla, en la inteligencia que ningún ministro podrá ser
miembro de la Mesa Directiva General y obispo de distrito
simultáneamente por más de seis meses.

V. La Mesa Directiva General de la Iglesia, determinará


en su oportunidad, cuáles de sus miembros deberán
dedicarse exclusivamente a sus funciones dentro de ella,
para lo cual deberán entregar en la fecha que se acuerde
las responsabilidades que tuvieren, ya sea a nivel distrital o
local.
VI. A todos los funcionarios de la Mesa Directiva
General de la Iglesia que tengan que despachar desde las
Oficinas Generales de la Iglesia, se les proporcionará una
residencia adecuada para ellos y sus familias, según los
acuerdos que tome la misma Mesa Directiva General en
pleno o el Obispo

44
Presidente, Secretario General y Secretario Administrador
General.

VII. Los miembros de la Mesa Directiva General de la


Iglesia, deberán recibir la ayuda de manutención justa y
decente que acuerde la Convención General o la Reunión
Episcopal.
VIII. La Reunión Episcopal determinará las
modificaciones que se deban hacer a las ayudas de
manutención acordadas, tomando en cuenta la variación y
los costos de la vida y las posibilidades de la Iglesia en
general y de los fondos correspondientes a las diferentes
Secretarías.

IX. Los miembros de la Mesa Directiva General de la


Iglesia que deseen ocupar o retener un pastorado, deberán
antes recabar la autorización de la misma Mesa Directiva,
la cual podrá revocar el acuerdo cuando lo considere
necesario.

Artículo 29. Decesos, renuncias y ceses.

I. Cuando el Obispo Presidente considere necesario


presentar su renuncia a este puesto, lo hará por escrito
ante la Mesa Directiva General de la Iglesia en pleno. Los
demás funcionarios podrán presentar su renuncia por
escrito ante el Obispo Presidente.
II. Cuando desafortunadamente el Obispo Presidente
quedase incapacitado moral o físicamente siendo esto
certificado satisfactoriamente por personal facultativo en
cada caso, será relevado de sus funciones temporal o
definitivamente después de que el resto de la Mesa
Directiva General presidida por el Secretario General haya
hecho el juicio y tomado la decisión correspondiente.

III. Si el Obispo Presidente falleciere, renunciare o


fuese cesado de su puesto faltando más de seis meses
para

45
la finalización del período de sus actividades, el Secretario
General convocará a Reunión Episcopal para elección,
convocará en un período no mayor de cuarenta y cinco días
después del fallecimiento, renuncia o cese, al resto de los
miembros de la Mesa Directiva General de la Iglesia y a
todos los obispos, más un presbítero por cada distrito,
designado por el mismo obispo para llevar a cabo la
elección.

IV. En la fecha indicada en la convocatoria y en el lugar


indicado, la Reunión Episcopal más un presbítero por cada
distrito, presidida por el Secretario General, seleccionará
por voto secreto a dos candidatos para el puesto de Obispo
Presidente, los cuales se darán a conocer para hacer la
votación correspondiente, debiendo quedar como nuevo
Obispo Presidente el candidato que obtuviere mayoría
simple de votos.

V. Si el Obispo Presidente que resultare electo, fuere


miembro de la Mesa Directiva General de la Iglesia, ésta
misma procederá de inmediato a designar la persona que
cubra el puesto vacante.
VI. Si el Obispo Presidente falleciere, renunciare o
fuere cesado cuando faltaren seis meses o menos para la
finalización del período de actividades de la Mesa Directiva
General de la Iglesia, el Secretario General asumirá el
puesto de Obispo Presidente ante la Mesa Directiva
General y finalizará el correspondiente período de
actividades.

VII. Si cualquiera de los demás miembros de la Mesa


Directiva General de la Iglesia fallecieren, renunciaren o
fueren cesados de sus puestos, el resto de la Mesa
Directiva General nombrará a quien finalice el
correspondiente período de actividades.

VIII. Los obispos de distrito y demás funcionarios


generales que deseen renunciar a sus puestos, deberán
presentar la renuncia por escrito ante el Obispo Presidente.

46
IX. Los presbíteros, pastores, encargados y ministros
ordenados, así como otros funcionarios de distrito,
deberán presentar su renuncia ante los obispos de distrito
respectivos.

X. Los ministros ordenados deberán presentar su


renuncia ante los pastores respectivos.

XI. La renuncia de cualquier ministro o funcionario


deberá ser presentada por escrito. Las autoridades a
quienes competa, según el caso, como se indica en los
incisos anteriores, deberán estudiarla cuidadosamente. En
tales ocasiones la renuncia en cuestión se aceptará cuando
sea justificada, habiendo agotado todos los requisitos
legales y de persuasión, a menos que sea irrevocable.

XII. El funcionario que reciba las renuncias, procederá


según las circunstancias a designar o elegir a las personas
que cubran las vacantes respectivas, conforme a lo que se
indica en esta Constitución.

Artículo 30. Derechos.

I. El Obispo Presidente saliente tiene derecho a


ocupar el puesto que ocupaba su sucesor sin necesidad de
que se siga el proceso de elecciones; cuando se trate de
un cargo de esta naturaleza, en tal caso terminará el
período correspondiente. Si lo prefiere podrá dedicarse al
pastorado de la iglesia que se le asigne o dedicarse a la
obra misionera o evangelística.

II. Los miembros de la Mesa Directiva General de la


Iglesia que no fueren reelectos para el mismo puesto o
electos para otro, tendrán derecho a que la Mesa Directiva
General de la Iglesia gestione su acomodo de conformidad
con los obispos de distrito, en algún pastorado acorde con
su categoría ministerial.

47
III. Los obispos supervisores que al terminar su
período de actividades no fueren reelectos, tendrán el
privilegio de dedicarse al pastorado de una iglesia o
cualquier otra función que les sea conferido por la Mesa
Directiva General o el obispo del distrito.

Artículo 31. Credenciales, nombramientos y cartas de


recomendación.

I. Todos los ministros ordenados, afiliados a la Iglesia


Apostólica de la Fe en Cristo Jesús, deberán portar una
credencial ministerial, en la cual se indique su categoría y
el lugar en que estén desempeñando sus funciones. La
vigencia de su credencial y la cuota que deberán cubrir
será acordada por la Mesa Directiva General de la Iglesia.
La credencial vigente concede a los ministros el privilegio
de ejercer su ministerio dentro de las iglesias, y gozar de
los privilegios que la Palabra de Dios señala para con
aquéllos que no andan fuera de orden. También es una
demostración del compañerismo que debe existir entre los
que estamos afines en doctrina, sistema de organización,
sistema económico y de disciplina.

II. Las credenciales deberán llevar las firmas del


Obispo Presidente y del Secretario General. Para que se les
extienda, los ministros deben llenar una solicitud, con el
visto bueno de sus obispos supervisores, presbíteros
autorizados o por el Secretario de Evangelización y de
Misiones Internacionales cuando desempeñen su vocación
voluntaria en el extranjero, y por los pastores cuando lo
hagan en su localidad.

III. Sólo se extenderán credenciales a los ministros que


estén desempeñando fiel y activamente las obligaciones
que les corresponden y que sean cumplidos en sus deberes
económicos para con el distrito a que pertenecen, y a los
pastores que, además de lo anterior, comprueben que sus

48
iglesias están al corriente para con la Tesorería General de
la Iglesia.

IV. El obispo y los presbíteros de cada distrito,


elaborarán con la suficiente anticipación, una lista que
enviarán al Secretario Administrador General de los
ministros ordenados y pastores que sean fieles en el envío
de sus diezmos y porcentajes. Después que se haya
comprobado el cumplimiento de los pastores, la turnará al
Secretario General para que expida las credenciales y las
envíe por conducto de los obispos.
V. A los pastores que no se les haya expedido
credencial ministerial por las razones expuestas en los
incisos anteriores, se les concederá un plazo de dos meses
para que se pongan al corriente, y si en el término de
dicho plazo algún pastor continuara siendo incumplido e
indiferente a sus deberes, los obispos podrán relevarlo de
sus responsabilidades pastorales.

VI. Todos los ministros que visiten iglesias fuera de su


respectivo distrito deberán llevar consigo, además de su
credencial ministerial vigente, una carta de recomendación
firmada por el pastor respectivo si se trata de ministros
bajo su pastorado, o por el presbítero o el obispo de
distrito si se trata de pastores. Los presbíteros deberán
recabar carta de recomendación firmada por el obispo del
distrito.

VII. Sólo se cederá el púlpito a ministros que porten la


credencial ministerial vigente y la carta de recomendación
mencionada en el inciso anterior.

VIII. Los obispos de distrito y miembros de la Mesa


Directiva de la Iglesia, quedan exentos de portar carta de
recomendación.

IX. Ningún ministro podrá oficiar como pastor


encargado de un templo de la Iglesia Apostólica de la Fe en

49
Cristo Jesús, sin contar con un nombramiento firmado por
el Obispo Presidente, el Secretario General y el obispo del
distrito a que pertenezca el templo. Dicho nombramiento
perderá su validez cuando el ministro sea cambiado a otro
lugar o cesado del cargo pastoral correspondiente.

X. Las credenciales para los ministros misioneros,


deberán llevar además de las firmas del Obispo Presidente
y el Secretario General, la del Secretario de Misiones y
durará su vigencia por el término de cinco años, o por el
tiempo que en el convenio esté especificado. Perderán su
validez estas credenciales cuando el misionero regrese al
país de origen sin permiso o se le retire de su cargo por un
acuerdo de la Mesa Directiva General de la Iglesia.

XI. Los obispos de distrito deberán portar, además de


su credencial ministerial vigente, un documento firmado
por el Obispo Presidente y el Secretario General, en el cual
se especifique su nombramiento, el perímetro que abarca
su distrito y el término correspondiente al ejercicio de su
función.

XII. Los ministros nacionales de los campos


misioneros, deberán portar un nombramiento ministerial
en el que se especifique su categoría y donde desempeñan
su vocación voluntaria, expedido por la Secretaría General
con la firma del Obispo Presidente y el Secretario General.

XIII. Los misioneros que tengan funciones especiales


en el extranjero, deberán portar, además de su credencial
ministerial vigente, el nombramiento respectivo en el cual
se especifique en qué consiste su comisión, las facultades
que se le conceden y el tiempo por el cual podrán ejercer
estas funciones.

XIV. Cuando algún ministro o grupo de ministros sean


designados para cumplir con alguna comisión especial,
dentro o fuera del país, el Obispo Presidente y el

50
Secretario General, deberán extender la documentación
correspondiente, en la cual se especifique en qué consiste
la comisión, las facultades que se les conceden y el tiempo
que se les permite para cumplir con su encomienda.
Artículo 32. De las Convenciones Generales.

I. Cada dos años se verificará una Convención General


ordinaria, tocando a la Mesa Directiva de la Iglesia acordar
el lugar y fecha, y a la cual deberán asistir todos los
miembros de la Mesa Directiva de la Iglesia, los obispos
supervisores, los presbíteros, los pastores, los evangelistas
distritales, nacionales y misioneros. También podrán
asistir, cuando así se convenga, los miembros de la Iglesia
en general para participar en el programa que se indica en
el inciso IX de este artículo.

II. Tendrán derecho a voz y voto en las convenciones


generales los siguientes ministros: Los miembros de la
Mesa Directiva General de la Iglesia, los obispos de distrito,
los obispos eméritos, los presbíteros, los misioneros que
desempeñen su vocación en el extranjero y estén
presentes, los evangelistas distritales y nacionales, y un
representante de cada iglesia, que será invariablemente el
pastor o encargado respectivo u otro ministro que designe
el pastor en caso de que él no pueda asistir, y para lo cual
deberá extenderle la constancia respectiva. Sin excepción,
los votantes deberán portar su credencial ministerial
vigente.

III. Cuando la Mesa Directiva General de la Iglesia lo


crea conveniente, podrá convocar a convenciones
generales extraordinarias para tratar en ellas los asuntos
que la misma Mesa Directiva decida. A estas convenciones
asistirán los mismos ministros que se indica en el inciso
anterior y el programa a seguir quedará a juicio de la Mesa
Directiva General de la Iglesia.

51
IV. La Mesa Directiva General de la Iglesia nombrará
un comité pro-Convención General, ya sea ordinaria o
extraordinaria, el cual se encargará de orientar a los que
deban asistir, respecto a los planes y programas de la
convención, y este comité se encargará de hacer todos los
preparativos y desarrollar la convención en la mejor forma
posible. El comité estará integrado por los miembros que
se consideren necesarios en cada caso.

V. Al Obispo Presidente y al Secretario General,


corresponderá hacer la convocatoria respectiva, dando a
conocer los nombres de los integrantes del comité pro
Convención, el cual seguirá haciendo la publicidad que crea
pertinente, y hará su presupuesto de gastos y el plan para
la financiación de la convención, el cual será llevado a la
práctica una vez aprobado por la Mesa Directiva General de
la Iglesia.

VI. Todos los ministros y miembros de la Iglesia,


contribuirán para los gastos de las convenciones generales,
y por lo tanto darán su apoyo al plan y al presupuesto del
comité pro-Convención, haciendo sus aportaciones en la
forma que se les indique.

VII. La Mesa Directiva General de la Iglesia nombrará


también un comité de programa, el cual formulará, con la
debida anticipación, un buen plan de actividades que
constituyan la verdadera fiesta en que se logren las mejores
metas en los adelantos espirituales e intelectuales en favor
de la Iglesia. En las convenciones generales de elecciones,
deberán anunciarse claramente el día y la hora en que se
verificarán las elecciones. Una vez que el programa de cada
convención sea aprobado por el Obispo Presidente, se
publicará con la debida anticipación.

VIII. Al finalizar las actividades de la Convención


General, el comité que la dirige rendirá un informe a la
Mesa Directiva General en el que se hará el corte de caja
52
respectivo y se enviará copia del mismo a los pastores y a
todos los obispos supervisores.

IX. El programa de las convenciones generales


ordinarias incluirá dos partes: La primera consistirá en
cultos, programas especiales, estudios bíblicos y todo tipo
de actividades que contribuyan a la espiritualidad, a la
fraternidad y al mejor conocimiento de la Iglesia, sus
deberes, progreso y programas. La parte de negocios
incluirá lo siguiente:

1. Inauguración de la Convención.
2. Inscripción de ministros.
3. Nombramiento de comisiones.
4. Informe del Obispo Presidente.
5. Informe del Secretario Administrador General. 6.
Informe del Secretario de Misiones Internacionales.
7. Informe del Secretario de Evangelización.
8. Informe del Secretario de Educación Cristiana.
9. Informe del Secretario de Asistencia Social.
10. Otros informes.
11. Presentación de ponencias.
12. Discusión de ponencias.
13. Elecciones (cuando competa).
14. Designación y nombramientos.
15. Informes de comisiones.
16. Asuntos generales.
17. Clausura.

Artículo 33. Reuniones episcopales.

I. Considerando que los miembros de la Mesa


Directiva General y los obispos de los distritos son
auxiliares del Obispo Presidente, serán convocados por él
a una reunión anual ordinaria con el objeto de orientar la
función de supervisión, proponer y aprobar planes
prácticos para cumplir la misión de la Iglesia.

53
II. En las reuniones episcopales se convendrá la forma
en que deben aplicarse los acuerdos convencionales y de
la Mesa Directiva General de la Iglesia. Es una obligación
primaria del Obispo Presidente y los obispos supervisores
cumplir con lo que establece la presente Constitución y con
los acuerdos que se tomen en las convenciones generales,
reuniones de la Mesa Directiva General de la Iglesia y de las
convenciones distritales, por los obispos correspondientes.

III. La Reunión Episcopal tendrá la facultad de


determinar el territorio que deben cubrir los distritos y de
decidir cuándo se les puede ampliar o reducir para formar
otros.

IV. Los acuerdos que se tomen en las reuniones


episcopales, tendrán plena validez y deberán ser
observados y obedecidos por todos los ministros, a menos
que sean rectificados por una Convención General.

V. Cuando las circunstancias lo requieran, el Obispo


Presidente también podrá convocar a reuniones
episcopales extraordinarias, en cuyo caso bastará que esté
presente una mayoría simple de miembros de la Mesa
Directiva General y de obispos de distrito.

Artículo 34. De la obra misionera.

I. El Secretario de Misiones Internacionales presidirá


un Comité de Misiones que estará integrado, además de él
mismo, por el Secretario Administrador General y el Obispo
Presidente como asesor, con el propósito de presentar y
deliberar los proyectos que competen a la obra misionera.
II. El Secretario de Misiones, además de presidir el
comité, cumplirá con las funciones que le señala el artículo
21 de la presente Constitución. Será el supervisor general
de la obra de Dios en los países extranjeros donde está o se
establezca la Iglesia.

54
III. El Secretario de Misiones pugnará porque se
organicen otros comités, que subordinados al comité de
misiones, coadyuven en la realización de los planes
misioneros que sean aprobados por las convenciones
generales, Reunión Episcopal o las reuniones de la Mesa
Directiva General de la Iglesia.

IV. En los países en donde la Iglesia Apostólica de la


Fe en Cristo Jesús tenga suficiente desarrollo y por lo
tanto, se organice un distrito o distritos, éste o éstos
realizarán programas similares a los que en la Iglesia en
general se desarrollan, en favor del extendimiento del
proyecto misionero en otros países.

V. Todos los ministros y congregaciones establecidas


en el país, contribuirán económicamente para el
sostenimiento del programa misionero según acuerdos
que sean tomados por la Reunión Episcopal. Lo mismo se
hará en los países donde haya obra misionera en apoyo de
sus propios comités de misiones.

VI. El presidente del comité de misiones, juntamente


con el Secretario Administrador General, deberá elaborar
los planes de desarrollo y crecimiento, y proponer ante las
convenciones generales o reuniones episcopales, la forma
en que se puedan reunir fondos para el sostenimiento e
impulso de la obra misionera. Una vez aprobados estos
planes, deberán ponerse en práctica en todas las iglesias.
Las proposiciones respectivas serán hechas por conducto
del Secretario de Misiones Internacionales.

VII. Cuando el plan de acción misionero en alguna


nación o grupo étnico avance y surjan diferentes grupos o
congregaciones, o bien haya presencia de dos o más
misioneros, corresponderá al Secretario de Misiones
proponer un candidato a Misionero Supervisor para ser
aprobado por la Mesa Directiva General.

55
VIII. El Misionero Supervisor podrá organizar el campo
misionero a su cargo formando los presbiterios que crea
necesarios, con la autorización previa del Secretario de
Misiones. Nombrando como presbíteros a otros misioneros
o ministros nacionales.

IX. Con el deseo de asegurarse de que el proyecto


iniciado en cualquier país llegue al éxito completo, el
comité de misiones hará que sus misioneros permanezcan
en cada país el tiempo necesario, hasta que la Iglesia
establecida cuente con los elementos suficientes y
necesarios para su organización interna y se constituya en
distrito o distritos, según convenga.

X. Cuando el crecimiento, progreso y desarrollo de la


Iglesia en cualquier país, sea tal, que se considere que
reúne los requisitos necesarios para que el Comité de
Misiones retire sus responsabilidades, la Convención
General o la Reunión Episcopal podrá convenir la forma en
la que el campo en cuestión deberá organizarse para que
funcione según las normas generales de la Iglesia.

XI. La Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús, no


pretende hacer conquistas en las naciones o grupos étnicos
en donde se estén realizando esfuerzos misioneros, ni
desea ejercer señorío sobre los habitantes de esos lugares,
tampoco busca algún provecho material de ellos, sino que
se propone ayudarlos a que conozcan, acepten y
practiquen la doctrina de nuestro Señor Jesucristo, reciban
los beneficios de la salvación en el desarrollo integral de
sus vidas y así establecer el reino de Dios (Mateo 5:3; 6:10;
10:7; Marcos 1:15) en todas las esferas de la sociedad sin
distinción étnica (Apocalipsis 5:9; 7:9).

XII. Para la realización de los proyectos misioneros, la


Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús, pugnará por
adquirir Personería Jurídica en aquellos países donde
exista obra misionera. Esta Personería Jurídica tendrá

56
como finalidad adquirir y administrar los bienes y servicios
necesarios para su funcionamiento, como pueden ser:
nombramientos pastorales, templos, casas pastorales,
escuelas bíblicas, institutos para la preparación de
maestros en materias seculares y religiosas, colegios,
hospitales, sanatorios, orfanatos, asilos para ancianos y
todas aquellas propiedades que sirvan para realizar una
misión integral con enfoque en la transformación social.

Artículo 35. Requisitos para ser misionero.

I. Para realizar la vocación misionera se requiere un


llamamiento especial y quienes lo sientan deberán
demostrarlo en sus acciones y con sus palabras, de tal
manera que los pastores o los obispos puedan comprobar
ese llamamiento en ellos.

II. Los aspirantes a misioneros, deben recibir una


preparación especial antes de salir a los campos. Por lo
tanto, a quienes den muestras de tener el llamamiento, se
les deberá tomar en cuenta y darles la oportunidad para
que se preparen, tanto en el idioma del pueblo, como en
sus costumbres, cultura, condiciones de vida y todo lo que
se relacione con los habitantes que se pretenda
evangelizar.

III. Cuando se pretenda enviar un misionero, se


deben tomar en cuenta a aquellos ministros que hayan
recibido la preparación adecuada o que tengan suficiente
experiencia como evangelista o pastor con buen éxito por
un tiempo mínimo de cuatro años.

IV. Los ministros y laicos que sientan el llamamiento


para misioneros, que no tengan experiencias previas,
pueden adquirirlas bajo la dirección de un pastor, de un
evangelista y aun, de un misionero, contando para ello con
la debida aprobación del Comité de Misiones.

57
V. Al Secretario de Misiones tocará presentar a los
candidatos a misioneros, que a su juicio llenen los
requisitos indispensables; pero el Comité de Misiones
Internacionales deberá examinarlos, y si fueren aprobados,
se les enviará a cumplir con su vocación con todo el apoyo
que se les pueda proporcionar.

VI. Los misioneros que salgan al campo, deben estar


dispuestos a dedicar toda su vida a tan noble ministerio; o
cuando menos por cinco años con todo el empeño y buena
voluntad. Si por alguna causa quisieran regresarse antes de
cubrir este período, deberán hacer su solicitud al
Secretario de Misiones, quien estudiará sus causas y si
fueren justificadas, podrá autorizar su regreso, consultando
previamente a la Mesa Directiva General de la Iglesia, o
cuando menos al Obispo Presidente. Quienes sin previo
permiso se regresen, perderán todo derecho, y sus gastos
los harán por su propia cuenta.

VII. Los misioneros supervisores con categoría de


obispos, pueden ser enviados por acuerdo de la
Convención General o reunión de la Mesa Directiva
General de la Iglesia. También pueden recibir tal
nombramiento, aquellos misioneros que su vocación haya
sido desempeñada satisfactoriamente cuando menos por
cinco años en los mencionados campos, y que tengan
cuando menos doce iglesias en el país o zona que vayan a
supervisar.

VIII. A la Mesa Directiva General de la Iglesia


corresponde señalar el perímetro en que deben
desempeñar su vocación los misioneros, y especialmente
el país o países en que deben ejercer los misioneros
supervisores, debiendo extenderles los documentos que
los identifiquen y el nombramiento y facultades que se les
concedan.

IX. Los obispos misioneros deben organizar la obra


formando los presbiterios que crean necesarios, con la
autorización previa del Secretario de Misiones y por

58
acuerdo de las convenciones que se verifiquen en su
campo misionero; nombrándose como presbíteros a otros
misioneros o a ministros nacionales que llenen los
requisitos señalados en la presente Constitución.

X. Con el propósito de que los ministros nacionales


vayan adquiriendo la capacidad y experiencia suficiente, y
en el futuro puedan asumir los cargos de dirección y
supervisión de la Iglesia. Se les deberá impartir instrucción
adecuada y darles las facilidades convenientes para que
una vez llenados los requisitos establecidos, puedan
desempeñarse en la atención de estas responsabilidades.

XI. Los misioneros que en el ejercicio de su vocación


en los campos no demuestren fidelidad al sistema de
organización, económico, doctrinal y disciplina y que por
lo tanto quebranten los principios de unidad con la
organización que los envió, serán retirados de tal comisión.
Si se rehusaren a obedecer las órdenes del Secretario de
Misiones, podrán ser desconocidos, una vez que la Mesa
Directiva General de la Iglesia conozca plenamente el caso
y por lo tanto lo determine. En tal caso los misioneros
perderán todos los derechos, y la Iglesia cesará en sus
responsabilidades para con ellos.

XII. Los misioneros que por alguna emergencia, ya


sea por asuntos personales u otras circunstancias, salgan
de los campos misioneros, deberán sufragar sus propios
gastos. Para que el Comité de Misiones pueda asumir
alguna responsabilidad económica, deberán exponer sus
razones ante el Secretario de Misiones, quien consultando
previamente a la Mesa Directiva General de la Iglesia,
podrá determinar si los misioneros vuelven o no a los
campos, y también si los gastos hechos se cubren de la
Tesorería de Misiones o por el que los hizo sin previo
permiso.

XIII. Por cada cinco años, los misioneros podrán gozar


de una ayuda de manutención de noventa días para
regresar

59
a su país de origen. Podrán utilizar esos días también para
descansar en los mismos campos o visitar otros países,
cuando deseen permanecer por uno o más períodos con
tal nombramiento. Todos los arreglos sobre el particular se
harán entre los misioneros y el Secretario de Misiones;
pero la Mesa Directiva General de la Iglesia deberá ser
debidamente informada. Los misioneros que al finalizar los
cinco años deseen regresar definitivamente al país de
origen, tendrán derecho a los gastos de viaje y a los tres
meses de ayuda de manutención que se indica. Además, la
Mesa Directiva General de la Iglesia deberá gestionar su
acomodo en conformidad con los obispos de distrito en
algún pastorado de acuerdo a su categoría ministerial.

XIV. Los misioneros que al regresar a su país de origen


con el entendido de que regresarán al campo, deseen
prolongar su ausencia por más de los noventa días,
deberán obtener permiso por escrito del Secretario de
Misiones, el cual podrá concederse sin ayuda de
manutención, por el tiempo que exceda al de los noventa
días.

XV. Cada misionero, antes de salir a los campos,


deberá firmar un convenio en el cual se especifique sus
obligaciones y el término por el cual las acepta y las
responsabilidades que adquiere la Iglesia para con él y su
familia.

Tercera Sección.
Capítulo Quinto.
De los distritos.

Artículo 36. Organización de los distritos.

I. Para facilitar la supervisión y la organización de las


iglesias locales, que deben conservar su unidad y comunión
con las demás congregaciones, se dividirá la obra en
distritos, que quedarán cada uno bajo la supervisión de un
obispo.

60
II. Para facilitar la supervisión de un distrito, se
organizará en presbiterios según las condiciones
geográficas, económicas y de afinidad cultural, a fin de
facilitar la integración de las iglesias incluidas en el mismo.

III. Las delimitaciones de los presbiterios se llevarán a


cabo después del estudio correspondiente, y por regla
general se darán a conocer en las convenciones de distrito,
con el visto bueno del Obispo Presidente o su
representante.

IV. Corresponde a la Reunión Episcopal determinar el


perímetro que abarcará cada distrito, tomando en cuenta
para ello el número de iglesias que lo constituirán, las
facilidades de supervisión y comunicación, el número de
miembros de las iglesias y ministros, recursos y
posibilidades de crecimiento.

V. Los distritos serán organizados y funcionarán


conforme a lo que se indica en el artículo 36: II y III de esta
Constitución.

Artículo 37. Supervisión de los distritos.

I. La obra de supervisión de las iglesias y ministros de


cada distrito, estará a cargo de los obispos, con el auxilio
de los presbíteros respectivos.

II. Cada distrito contará con una mesa directiva que


estará formada por el obispo, un secretario y un
administrador distrital, quienes serán electos o designados
conforme se indica en esta Constitución. El secretario y el
administrador distrital, serán electos de entre los pastores
del mismo distrito que cuenten con una trayectoria
pastoral mínima de seis años.

III. La mesa directiva del distrito, acordará con los


presbíteros, en reunión especial para ello, el perímetro que
deberá supervisar cada presbítero como auxiliar del
obispo.
61
IV. Los pastores que sean comisionados en convención
distrital para auxiliar al obispo en la supervisión de las
iglesias en el perímetro que se acuerde, se les reconocerá
con el título de presbíteros, en cuya función se constituirán
en la instancia intermedia respecto del obispo y los
pastores a ellos encomendados.

V. Los presbíteros deberán convocar a los pastores y


reunirse con ellos, por lo menos una vez al mes, a fin de
supervisar, asesorar y definir la forma en que impulsarán la
realización de los planes, visión y estrategias misionológicas
acordadas por la Convención General, Reunión Episcopal y
la convención del distrito. Esto deberá incluir la fundación
de nuevas iglesias con la cooperación conjunta de todo el
presbiterio. En los casos donde las distancias geográficas
de las iglesias del presbiterio lo permiten, dicha reunión se
deberá hacer por lo menos cada quince días.

VI. Los obispos tendrán la facultad para reunirse con


los presbíteros y pastores en los lugares y ocasiones que
consideren conveniente y tratar con ellos todos los planes
relativos a la atención de la obra.

VII. Los obispos deberán reunirse con los presbíteros,


por lo menos una vez al mes, a fin de ministrar, evaluar e
impulsar el cumplimiento de la misión en cada área
presbiterial y planificar con ellos aspectos relativos de
atención a la obra y a sus familias. En los casos en que las
situaciones geográficas no lo permitan, los obispos
solicitarán al Obispo Presidente un cambio en la frecuencia
de la reunión.

VIII. La mesa directiva del distrito, constituye el cuerpo


representativo más elevado del mismo, razón por la cual se
encargará de la implementación, designación y
coordinación de todos los planes del distrito, para la
observancia del programa general de la Iglesia, y demás
funciones que se requieran, teniendo la autoridad para
designar a las

62
personas que se encarguen de realizar el programa
aprobado durante el tiempo que la mesa directiva distrital
considere conveniente. También se encargará de lo relativo
al financiamiento del mismo programa.

IX. La mesa directiva de cada distrito fungirá por un


período de cuatro años o hasta que sus sucesores sean
electos.

X. Para supervisar en casos especiales el


funcionamiento de las iglesias organizadas o en formación,
y demás organizaciones de acuerdo con los reglamentos
respectivos, el obispo podrá comisionar para ello al
secretario, administrador distrital u otro funcionario del
distrito.

XI. Los obispos de distrito sólo podrán fungir en su


puesto por dos períodos en sucesión, y para volver a
ocupar el puesto en el mismo distrito, se necesitará que
hayan pasado cuando menos cuatro años desde el tiempo
que cesaron en sus funciones como tales y que sean
propuestos, aprobados y electos para el mismo cargo.
Pueden ser nombrados por la Mesa Directiva General de
la Iglesia para ocupar el obispado de un distrito de
reciente organización, para cubrir un interinato o para
suplir una vacante que se llegue a producir por
emergencia, o por causa de que en algún distrito no haya
elementos caracterizados para realizar dicha tarea.

Artículo 38. Requisitos para ser obispo.


Para ser obispo de un distrito se necesita llenar los
requisitos siguientes:

I. Tener las cualidades morales y espirituales


señaladas por la Palabra de Dios (1 Timoteo 3:1-7; Tito
1:5-9; 1 Pedro 5:1-3).

63
II. Tener cuando menos 35 (treinta y cinco) años de
edad y que tenga salud física.

III. Haber servido como pastor de la iglesia de manera


satisfactoria y exitosa en la misión y administración por un
período de diez años.

IV. Estar dedicado activamente al ministerio pastoral


en el tiempo de la elección.

V. Estar de acuerdo con el sistema doctrinal,


organizacional, económico, disciplinario y plan de la misión
de la Iglesia, y comprometerse públicamente a cumplir con
la parte que a él le toca.

VI. Haber ejercido, por lo menos, en los últimos diez


años, un ministerio pastoral fructífero de tal manera que
en la iglesia o iglesias que haya pastoreado, haya logrado
el crecimiento numérico, conservación de creyentes,
multiplicación de células y reproducción de líderes en la
iglesia.

VII. Haber terminado o aprobado cursos teológicos


reconocidos por el sistema de Educación Teológica de
nuestra Iglesia.

VIII. Tener estudios seculares mínimos de secundaria,


y habilidades para asesorar, trasmitir, desarrollar e impulsar
respectivamente la misión de la iglesia, el equipamiento del
ministerio pastoral, la organización y el desarrollo de los
ministerios, así como la atención eficaz de la obra.

Artículo 39. Deberes de los obispos.

I. Los obispos deben recordar siempre que los


distritos bajo su cuidado forman parte de una unidad
mayor, que es la Iglesia en general, y su primera obligación
es velar por la conservación de la unidad de la Iglesia y
porque la obra

64
a su cargo se sienta estrechamente unida a la de los otros
distritos.

II. Los obispos son los inmediatos responsables de la


obra bajo su cuidado, y para su mejor atención deberán
velar porque se organice cada congregación local,
siguiendo los lineamientos del sistema de organización
aprobado en esta Constitución; además deberán exigir el
cumplimiento de todos los deberes atribuidos a la
responsabilidad pastoral.

II Bis. El obispo que fuere electo deberá continuar


pastoreando la iglesia en la cual ejercía su ministerio
previo a su elección, en caso de ser necesario un cambio a
otra iglesia, deberá contar con la aprobación del Obispo
Presidente, así como también desarrollar un ministerio
pastoral integral y efectivo en su nueva responsabilidad
distrital. Excepcionalmente el obispo electo podrá solicitar
dedicarse únicamente a la supervisión, contando con la
aprobación del Obispo Presidente.

III. Deberán establecer y organizar nuevas iglesias,


con la coordinación de los ministros bajo su cuidado
conforme a lo establecido en esta Constitución.

IV. No deberán considerarse independientes en su


actuación, sino reconociendo su dependencia al sistema
de organización de la Iglesia y a las indicaciones del
Obispo Presidente e informar trimestralmente de sus
actividades al mismo.

V. Debe velar porque cada uno de los pastores bajo su


cuidado sean cumplidos en lo que respecta a la
organización de la estructura celular y de ministerios,
escuelas bíblicas, contribución y apoyo para la obra
misionera, envío de porcentajes a la Tesorería General y
cualquier otra aportación que sea acordada.

65
VI. Deben velar porque los ministros bajo su
supervisión sean cumplidos en la entrega fiel de sus
diezmos, y ellos mismos deben ser ejemplo enviando
fielmente sus diezmos al fondo de Asistencia Social.

VI Bis. Deberá velar por que cada uno de los pastores


bajo su cuidado implementen el ministerio local del
acompañamiento pastoral, según el artículo 64 fracción
XlX.

VII. Deben asesorar y velar porque los pastores bajo


su cuidado cumplan con la misión de la iglesia,
multiplicando células y ministerios, reproduciendo líderes,
consolidando creyentes y generando un crecimiento
numérico en la iglesia local respectiva.

VIII. Deberán organizar los presbiterios en que se


conformará el distrito, según lo ordenan los
procedimientos de esta Constitución.
IX. Deben proponer en acuerdo con la Mesa Directiva
del Distrito y visto bueno del Obispo Presidente la cantidad
de presbiterios que necesite el distrito bajo su supervisión,
escogiendo para ello de entre aquellos pastores que en sus
iglesias locales estén cumpliendo satisfactoriamente con la
misión de la iglesia, desarrollando líderes, multiplicando
células y ministerios, generando crecimiento numérico y
consolidando a los miembros, y que tengan por lo menos
cinco (5) años de experiencia pastoral.

X. Deben velar porque los pastores bajo su


supervisión observen el sistema doctrinal, organizacional,
económico, disciplinario y plan de acción de la iglesia.

XI. Son responsables de que en su distrito se cumplan


los acuerdos tomados en las convenciones generales,
congresos legislativos, reuniones episcopales o de la Mesa
Directiva General de la Iglesia y de las convenciones de sus

66
respectivos distritos. Velará por el cumplimiento de todas
las convocatorias generadas en los programas generales.

XII. Deberán rendir un informe por escrito de sus


actividades ante cada convención distrital, incluyendo la
estadística correspondiente.

XIII. Deberán organizar actividades evangelísticas,


campañas de sanidad divina, cultos de confraternidad,
seminarios de actualización pastoral y toda clase de
actividades que tengan por objeto beneficiar en forma
espiritual y material al distrito bajo su cuidado.

XIV. Deberán velar porque se administren


correctamente los fondos del distrito, así como los de las
iglesias, escuelas bíblicas, y demás correspondientes a la
localidad.

XV. Deberán cumplir con todas las obligaciones que


señalan para ellos los reglamentos de las redes y
ministerios de damas, señores y jóvenes.

XVI. Velarán porque en su distrito se distribuya el


órgano oficial de la Iglesia, expositores y demás literatura
aprobada.

XVII. Velar porque todos los bienes muebles e


inmuebles adquiridos con recursos de la iglesia o cualquier
otra dinámica de recaudación bajo cualquier figura jurídica
establecida, estén a nombre de la Iglesia.

XVIII. Hará la entrega oficial a su sucesor de su cargo


al final de la convención. La entrega física se hará en un
plazo no mayor de un mes ante la nueva mesa directiva
del distrito. Entregará por inventario las oficinas, bienes y
demás enseres que estén en su poder y que sean para el
uso de la supervisión del distrito.

67
Artículo 40. Atribuciones de los obispos.

Las atribuciones de los obispos serán las siguientes:

I. Harán por regla general, el cambio o remoción de


ministros en convención distrital o en reunión ministerial
previa consulta con el Obispo Presidente.

II. Cuando en forma repentina una iglesia quedare sin


pastor, podrán asumir el pastorado de la misma hasta
normalizar la situación.

III. Cuando algún pastor actuare infielmente respecto


de sus obligaciones, o fuere incumplido en sus deberes
económicos, o que le sea comprobado que su iglesia no
está al corriente para con la Tesorería General de la Iglesia,
el obispo del distrito deberá retenerle su credencial
ministerial, concediéndole un plazo no mayor de dos
meses para que se ponga al corriente o rectifique su
actitud. Si al término del plazo fijado continuare siendo
incumplido e indiferente a sus deberes, podrá cesarlo de
sus responsabilidades pastorales.

IV. Cuando alguno de los ministros bajo su supervisión


faltare en el cumplimiento de sus deberes ministeriales y
cometiere yerros por los cuales deba ser cesado de su
ministerio, el obispo deberá juzgar el caso correspondiente
y tomar las medidas que sean necesarias. Ningún obispo
juzgará él solo a un ministro, sino que deberá solicitar la
ayuda de dos o más presbíteros. En casos excepcionales se
pedirá la colaboración de otro distrito, previa consulta del
Obispo Presidente, y proceder de acuerdo con lo
estipulado en esta Constitución y el Manual de Ceremonias
y Ordenanzas.

68
Artículo 41. De las elecciones de los obispos.

Cuando los obispos sean electos en las convenciones


distritales se procederá en la siguiente manera:

I. El cuerpo ministerial estará en oración y ayuno.

II. El Obispo Presidente o su representante, nombrará


una Comisión de Elecciones formada por tres miembros.

III. Tendrán derecho a votar: Los miembros de la


Mesa Directiva General que no sean pastores y que radican
en el distrito, pastores, ministros que hayan ocupado
alguna función de supervisión y que en el momento de la
votación no estén pastoreando, y los ministros que estén
encargados de alguna congregación. Podrán hacer uso de
este derecho los ministros encargados de congregaciones
y campos evangelísticos distritales siempre y cuando estas
congregaciones y campos evangelísticos tengan más de
dos años de aperturados. En casos especiales no
considerados aquí, el Obispo Presidente o su
representante determi naran lo conducente. Cada votante
escribirá en secreto, en la boleta de votación, el nombre
de su candidato.

IV. La Comisión de Elecciones recogerá todas las


boletas de votación y después de hacer el recuento,
entregará a la Comisión Calificadora los nombres de todos
los ministros que hayan sido mencionados como
precandidatos.

V. La Comisión Calificadora aprobará a los candidatos,


y dará a conocer los nombres de los mismos para que se
haga la elección.

VI. Si uno de los candidatos, a juicio de la Comisión


Calificadora, no llena los requisitos que señala el artículo
38 de esta Constitución, se hará una nueva selección.

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VII. Después de que se anuncie el nombre de los dos
candidatos aprobados, se les presentará a la asamblea y se
orará para que Dios indique cuál de ellos debe ser el
obispo.

VIII. Después de la oración cada elector escribirá en la


boleta de votación el nombre del candidato de su elección.

IX. La Comisión de Elecciones recogerá las boletas de


votación, y después de hacer el recuento, anunciará el
nombre del candidato que haya obtenido mayoría de
votos. Si en la elección definitiva hubiere empate, se
seguirán haciendo votaciones hasta por tres veces, y si no
ocurre el desempate, se designará por suerte.

X. El obispo electo, para ser confirmado en su puesto,


deberá comprometerse públicamente a obedecer los
principios doctrinales, económicos, de disciplina y el
sistema de organización delineados en esta Constitución.

Artículo 42. De la elección del secretario y el administrador


distrital.

I. El secretario y administrador distrital de cada


distrito serán electos por la convención distrital de entre
los candidatos propuestos por el obispo electo o
designado.

II. El obispo electo o designado propondrá dos


candidatos para cada uno de los puestos indicados, de
entre los cuales la asamblea de ministros elegirá a uno por
mayoría simple.

III. Los candidatos a secretario y administrador


distrital, deberán ser previamente aprobados por la
Comisión Calificadora y en caso de que haya objeciones en
su contra, se procederá en la misma manera que se indica
en el artículo 43 de esta Constitución.

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