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Hch 1:13-14: "Y cuando entraron, subieron al aposento alto donde se alojaban Pedro, Juan, Jacobo y
Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Jacobo hijo de Alfeo y Simón el Zelote, y Judas hijo de Jacobo.
Todos estos perseveraban unánimes en oración junto con las mujeres y con María la madre de Jesús y con
los hermanos de él."
Introducción
Les ordenó que esperaran en Jerusalén para recibir la promesa del poderoso derramamiento del Espíritu
Santo, según estaba predicho en Joel 2:28: “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne
……..Jesús dijo… pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis
testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”
“Después de la ascensión de Cristo, los discípulos se reunieron en el aposento alto para suplicar
humildemente a Dios. Y después de escudriñar el corazón y de realizar un examen personal durante diez
días, quedó preparado el camino para que el Espíritu Santo entrara en los templos del alma limpios y
consagrados”
¿Alguna vez se preguntó por qué los discípulos tenían una fe tal que desafiaba la misma
muerte?
¿Qué les daba coraje para proclamar el evangelio hasta los confines de la tierra?
¿Por qué fueron tan diferentes después de Pentecostés?
Pedro se convirtieron en obediencia sumisa y en una poderosa proclamación. Las dudas
de Tomás se transformaron en una fe sólida como una roca. Santiago y Juan, los hijos
del trueno, cambiaron totalmente. Llegaron a ser siervos humildes del Señor Jesús.
Mateo, el astuto cobrador de impuestos, se volvió un fiel cronista del evangelio y María,
una mujer de mala reputación, se convirtió en una campeona dela cruz, confiada y
afectuosa Era necesario que hubiera un momento final en el que Jesús volviera a la
gloria que era suya.
Los cuarenta días de las apariciones después de la Resurrección se habían cumplido.
Pero quedaba esperar el día de la promesa del Espíritu Santo, puesto que Jesús les
Avía dicho no salgan de aquí hasta que allá recibido la promesa
Pero que hubo detrás de los siguientes 10 días postreros ala venida del espíritu
santo
4. La confesión honesta
5. Unidos en amor
1-Oró: “Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también
ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste” (Juan
17:21).
2-El anhelo de Cristo era que cesaran la disensión, los celos, la lucha por la
supremacía y el conflicto entre sus discípulos.
3-Oró para que su unidad, a pesar de todas sus diferencias, revelara al mundo el
poder de su amor.
ellos no estaban preparados para el derramamiento del Espíritu Santo con el poder
pentecostal. Esta es una de las razones principales de que Jesús los instara a dedicar
diez días a orar juntos en el aposento alto.
Porque la unidad debe preceder al derramamiento del Espíritu Santo.
Cuando buscaron a Dios en oración, el Espíritu Santo unió sus corazones en amor
cristiano. El libro de Hechos registra: “Todos éstos perseveraban unánimes en
oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus
hermanos” (Hech. 1:14). La descripción continúa en Hechos
2:1: “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos”. Al
comentar la experiencia de los discípulos en el aposento alto,
conclusión
“Porque para vosotros
es la promesa, y para vuestros hijos,
y para todos los que están lejos;
para cuantos el Señor nuestro Dios
llamare” (Hech. 2:39).
Allí, en el aposento alto de Jerusalén, oraron, se arrepintieron de sus
pecados, confesaron su falta de fe, se humillaron de corazón y volvieron a entregar
su vida a la obra del Espíritu Santo.