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Los enganchados a periodistas

Oscar López Reyes

Impostores malabaristas han pululado, en plazoletas repulsivas de todas las


temporadas socio-históricas, en la urdimbre de la discordia y los desaires por
su condición de parias de un sector profesional. En el periodismo dominicano
de ahora, una cáfila de enganchados -con personalidades quebradizas-
acorralan y espeluznantemente despojan de su trabajo a quienes, con
denodado sacrificio, han estudiado la carrera en universidades.

Para entender ese fenómeno, que está lacerando a la comunidad global,


formulemos y respondamos por lo menos seis preguntas:

¿Quién es periodista?

Para alcanzar esa categoría se precisa cumplir cuatro requisitos: a) ser titulado
de licenciado en periodismo o comunicación social del nivel universitario, b)
tener como ocupación principal el reporterismo o la redacción/corrección
informativa, c) percibir como ingreso esencial por esa faena, y d) estar inscrito
en el Colegio Dominicano de Periodistas (CDP). El Estado avala la carrera con
el otorgamiento de licencias a las universidades para operar escuelas de
comunicación social, y cuando delega en ese gremio la regulación del ejercicio
profesional.

Los periodistas clásicos se formaban en la calle y en la redacción, porque no


existían escuelas de comunicación. En reconocimiento a sus valiosos aportes a
este quehacer (muchos de ellos fueron y son verdaderos maestros), a la
democracia y a la sociedad, cientos de ellos con sobrados méritos fueron
aceptados como miembros de pleno derecho del CDP, hasta 1991. En los
finales y comienzos del siglo XXI, se necesita formación humanística, técnica,
científica, legal y especialización en centros de estudios superiores.

¿Cuáles son las funciones de un periodista?

1.- Buscar: observar, preguntar, interactuar con las fuentes y monitorear


escenarios para conseguir datos de alto interés colectivo y redactarlos en los
distintos géneros: noticias, entrevistas, crónicas, reportajes, análisis noticiosos,
comentarios, editoriales, artículos de opinión y cartas, que sean atractivos.
Estos dos últimos son géneros abiertos a los no periodistas.

2.- Estudiar y analizar acontecimientos y opiniones.

3.- Revisar y corregir contenidos: gramática, morfosintaxis, lenguaje y estilo,


técnicas redaccionales, calidad, veracidad, exactitud, etc.

4.- Editar textos e imágenes multimedios en la interdisciplinariedad y en la traza


de la contextualización.
5.- Difundir, bajo parámetros éticos y jurídicos, por las más variadas
plataformas: prensa escrita, radio, televisión, páginas web, redes sociales, etc.

¿Cuáles son las tipificaciones de los usurpadores?

1.- Los impostores se resisten a estudiar comunicación social, pero quieren


seguir expoliando funciones que no les son propias. “Confunden”, ex profeso, la
libertad de expresión con la labor periodística.

2.- Invocan a periodistas empíricos de épocas pasadas, cuando no existían


escuelas/facultades superiores ni se habían desarrollado tantas innovaciones
tecnológicas, tecnicismos y especializaciones.

3.- Desmeritan macabramente a los egresados de comunicación social, y


apelan a artimañas para sacarlos de juego, como una apuesta
productora/presentadora de un muy conocido canal televisivo del ensanche Los
Prados.

4.- Comienzan pasando vergüenza como entrevistadores, luego ascienden a


comentaristas y más adelante cubren eventos nacionales e internacionales, sin
pudor reportan como si fueran periodistas y hasta embadurnan -con las
miradas perdidas- las computadoras.

5.- Sacan programas de entrevistas, buscan publicidad sin cumplir parámetros,


solicitan anuncios públicamente y en la pestilencia del chantaje informan que
no llevarán a sus espacios ni difundirán ninguna información a los que no les
respalden.

6.- Maniobran, rompiendo brazos sin frenos, para dirigir medios, donde
payolean y designan a amigos y parientes, que en ocasiones hasta mandan a
periodistas a cubrir servicios.

7.- Utilizan los medios para proyectarse, influir y buscar cargos públicos, como
los políticos y literatos, y clientes, como los abogados, algunos para defender
narcotraficantes y delincuentes de alto calibre.

8.- Aspiran ser relacionistas públicos, aprovechando su participación en los


medios, aunque revelen el peor desempeño por su falta de formación
periodística.

9.- Los usurpadores son más agresivos que los periodistas en la búsqueda de
publicidad, porque no les duele la profesión ni conocen los principios
deontológicos.

10.- Ellos son un desastre en la vía pública: divulgan noticias, entrevistan,


comentan, interpretan y opinan a la vez, juntando todos los géneros como una
ensalada, y hastiando a las audiencias, numerosos de ellos en la lancha de los
improperios.

¿Quiénes son los culpables de ese cuadro?

1.- Los propietarios y directores mediáticos, que los apadrinan por sumas
monetarias en los arrendamientos de espacios -no importa que sean corruptos,
lavadores de dinero o analfabetas-, ultrajando las leyes e irrespetando a la
colectividad y los derechos de los profesionales de la comunicación social.

2.- Máximos incumbentes de instituciones oficiales, que caen seducidos por la


elegancia y el buen verbo femenino, y engatusados por cómicos y
pasacantandos que aparecen en la pantalla. Son designados en
departamentos de comunicación sin averiguar su titulación, experiencias ni su
inscripción en el Colegio Dominicano de Periodistas (CDP).

3.- Los presidentes y directores ejecutivos de corporaciones privadas, que


nombran en áreas de relaciones públicas a personas sin acreditación ni
vínculos con el CDP ni los instrumentos mediáticos.

4.- El Colegio de Periodistas, que no ha sido capaz de denunciarlos y


someterlos a la justicia -salvo en la gestión 2001-2003-, por un
conservadurismo extremo, guarecido en argumentos insubstanciales.

5.- El conformismo y la sumisión de los periodistas, que creen que mejorarán


su situación merodeando en las esferas del poder, y exigiéndole derecho al
CDP sin cumplir sus deberes gremiales, como pagar la cuota mensual y
participar en sus actividades.

¿Cómo los gremios y personalidades del periodismo han de afrontar esa


bastarda apropiación?

1.- Reclamar a las empresas que cumplan con la Ley 10-91 sobre Colegiación
Periodística y, si desoyen, presentar querellas ante tribunales, por violación al
Código Penal en lo relativo a la usurpación de funciones.

2.- Exigir a los directores de medios audiovisuales abstenerse de arrendar


espacios a forasteros, amparados en la Constitución, la citada Ley 10-91 y
otras disposiciones legales, así como también a los organismos estatales y
corporaciones privadas.

3.- Disponer que en los textos de la prensa escrita y en los programas se


coloque la etiqueta: soy periodista.

4.- En los artículos de opinión, identificar a sus autores como abogado, político,
locutor, sociólogo, médico, economista, empresario, etc.
5.- Desarrollar una sostenida y prolongada campaña para denunciar por sus
nombres a los usurpadores de la profesión periodística. En las redes sociales,
crear qué…

Los incautadores tienen la oportunidad de convertirse en periodistas


profesionales, para que no estén mendigando que les reconozcan como tales
por el tiempo que llevan en sus correrías mediáticas, solicitud que rechaza el
Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Mescyt). Cuatro años
pasan rápido, acudiendo semanalmente, a programas sabatinos o a
universidades andragógicas. Son numerosos los abogados, médicos, locutores,
ingenieros y otros que, sin prejuicios, asisten a las universidades para titularse
en una segunda o tercera carrera.

¿Cuáles son los beneficios para los no periodistas estudiar comunicación


social?

1.- Tener amplios y apropiados conocimientos informativos, narrativos,


interpretativos y opinativos/valorativos exigidos al nuevo periodista de la post-
modernidad.

2.-Tener más prestancia y credibilidad, en un conglomerado que menosprecia a


los que no han estudiado comunicación social.

3.- Reconocimiento profesional y disfrute del secreto profesional y la cláusula


de conciencia, establecidos en la Constitución de la República y el Código de
ética del periodista dominicano.

4.- Oportunidad de pertenecer al Colegio Dominicano de Periodistas (CDP) y


asistir a eventos de actualización y especialización.

5.- Facilidad de participar en programas de seguridad social: pensión, salud,


recreativos, etc., y en concursos periodísticos.

Aparte de acreditarse como periodistas y aprender las técnicas, códigos o


lenguajes y las narrativas de una profesión cada vez más exigente, los
denominados enganchados -ese mote parece que se les quitará cuando vuelva
Jesucristo- estudiándola con humildad y sin complejo quijotesco en escuelas
universitarias de comunicación verán reducir considerablemente la probabilidad
de caer en las grietas del Alzheimer. Ese es un chance de evitarlo o retrasarlo,
si trota un cordel hereditario, porque la constante e intensa ejercitación del
cerebro gallarda como su principal antídoto.

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10 de agosto de 2021.

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