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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CHILE

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES


PSICOPATOLOGÍA Y PSICOFARMACOLOGÍA ADULTO

SECCIÓN 02

Evaluación regular N°2


Análisis de la película Black Swan (2010), dirigida por Darren Aronofsky y
protagonizada por Natalie Portman.

Integrantes:

Fabian Castañeda Vidal

Prof. Luis Alberto Marileo


Santiago de Chile, junio de 2021
Análisis psicopatológico

Nina es bailarina de danza clásica, específicamente ballet. Tiene 26 años y vive a solas con su
madre. No tiene amigos ni relaciones cercanas por fuera de la danza. Su habitación posee un
aspecto pueril con tonos pálidos y lleno de peluches. Su semblante luce aseado y ordenado, más,
infantil; habitualmente viste de blanco y tonos claros. En el transcurso de su carrera como bailarina
asume un papel importante para interpretar la danza del “cisne negro” seguido de lo cual comienza
a manifestar una serie de sintomatologías prodrómicas.

Su comportamiento se vuelve cada vez más perfeccionista, ensayando de forma infatigable,


compulsiva y rígida, a fin de poder representar el papel del “cisne negro” y el “cisne blanco” en un
solo personaje. De a poco muestra comportamientos autolesivos contra su espalda y extremidades
de los pies, así como también comportamientos anoréxicos incluyendo vómitos, restricción y
reducción de alimentos; limita su desayuno a comer media naranja y cuando la madre le trae
pastel, lo rechaza. Entre otros comportamientos anómalos, roba elementos de maquillaje de una
bailarina renombrada, y más tarde consume drogas inducida por una compañera a quien el director
tenía en alta estima por ser representativa del “cisne negro” el cual ella no alcanzaba a representar.

Progresivamente van apareciendo ideas delirantes respecto a su entorno, especialmente


referenciales y persecutorias. El día de la obra, alucina que es sustituida por Lily, su compañera de
danza, lo cual percibe como una confabulación en su contra y la asesina dentro de la alucinación.
Reclama al director que Lili no puede ser su sustituta, porque siempre ha tramado robarle su papel.
En cuanto al control del pensamiento, las ideas sobre la danza y su papel en el cisne negro
devienen de forma obsesiva, persistente, penetrante y repetitivas. Poco a poco van causando
malestar y desintegrando a la protagonista.

Mientras el curso de la patología avanza, Nina se va mostrando emocionalmente cada vez más
lábil y disfórica, va pasando poco a poco de la ansiedad al llanto y del llanto a la irritabilidad. Luego
de consumir éxtasis se muestra constantemente llorando por los pasillos, el baño, el salón o su
habitación, así como también, —muchas veces— exasperada e irritable.

Mas tarde comienzan los primeros síntomas psicóticos. Su conciencia y sensopercepción


comienzan a alterarse de forma significativa. Nina va perdiendo la capacidad de distinguir la
realidad de sus fantasías, ilusiones y alucinaciones. Devienen obnubilaciones, flashbacks de su
madre, amnesias confabulativas, despersonalización y experiencias extracorporales. Se confunde
sin saber si asesinó o no a Lili, o si tuvo o no relaciones sexuales con ella. Se despersonaliza al
observase a sí misma en el espejo, viendo como si su figura se moviese con independencia.
Alucina que de su cuerpo comienzan a crecer escamas, como si fuera un cisne. Aumentan sus
delirios y alucinaciones. Al entrar en su casa los cuadros de pintura se ríen de ella y entra en un
estado psicótico donde agrede físicamente a su madre, golpeándola y luego cerrando la puerta tres

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veces sobre sus dedos (sin embargo, debido a la naturaleza de la película no se logra distinguir
con claridad si esta agresión es o no parte de la alucinación). Su personalidad tímida, introvertida y
temerosa comienza a transformarse de forma disruptiva, su aspecto comienza a cambiar en la
medida en que avanza la enfermedad, su vestimenta es cada vez más oscura, pasa de vestirse de
blanco a negro. En la alucinación del último día entierra un cuchillo en el estómago a Lili, su
compañera de danza, sin embargo, luego se da cuenta que Lili está viva y que quien tiene una
puñalada en el estómago es ella; aun así, sale al escenario y representa su papel: mientras está
bailando alucina ver al cisne negro. Al finalizar se muestra satisfecha llegando al punto máximo de
su delirio, cuya idea central sostenía que para trascender debía morir; tal sucedió por el derrame
del cuchillo en su estómago.

Identificación de factores protectores y de riesgo

Es posible identificar diferentes factores de riesgo en este caso. En primer lugar, existen
factores predisponentes y psicosociales que disponen la posibilidad de la patología: por un
lado, la madre de Nina muestra rasgos de personalidad obsesivos, ermitaños y atípicos que
podrían configurar un trastorno de la personalidad. Este antecedente no se debe valorar
solamente en términos de la herencia genética, sino también de los niveles de ansiedad que
implica en el ambiente del hogar, convirtiéndose a su vez, en un factor mantenedor y
agravante. Ello nos lleva a los factores ambientales, entre los cuales se puede observar que
la madre de Nina es excesivamente controladora y sobreprotectora: no permite que ella salga
ni tenga interacciones sociales, la llama constantemente por teléfono, la viste, e incluso le
corta las uñas de los pies. Debido a que su sueño siempre fue ser bailarina, pero no lo logró,
impulsó en Nina todas sus fantasías y anhelos frustrados, forjando en ella la obediencia,
excelencia, disciplina y pureza. Dichas cuestiones coartan la independencia y autonomía de
Nina, manteniendo un mecanismo sintomático. En sumo, la poca interacción social de la
protagonista se suma como un factor de riesgo ambiental tanto predisponente como
mantenedor, debido a que no tiene nadie a su lado que la acompañe en su proceso
profesional, ni tampoco en quien apoyarse cuando las cosas salen de control. Además, su
edad (26 años) y su sexo (mujer) se deben considerar como factores de riesgo
sociodemográficos, debido a que la mayoría de los brotes psicóticos se dan en esa edad, así
como también la depresión y rasgos obsesivos en mujeres.

El estrés de Nina al haber asumido el papel en la obra del cisne negro es otro factor de
riesgo relevante, de naturaleza precipitante. Tal alteración fisiológica la llevó a trabajar
infatigablemente y precipitó una serie de sintomatologías ya descritas. Así también, el
incremento del mismo estrés sumado a la privación del sueño, el alimento y el descanso, se

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convirtieron en factores que terminaron por agravar los síntomas hasta el punto de verse
afectada su conciencia y sensopercepción.

Reflexión normalidad/anormalidad

La cuestión por el binario normalidad-anormalidad en el caso de Nina resulta interesante, pues


al descomponer su comportamiento y rasgos de personalidad prodrómicos, muchos de ellos
relucen tensionalmente como cualidades habituales que mancomunan a una extensa cantidad de
personas, desafiando la norma ideal, pero no necesariamente la estadística.

Tomemos en consideración el siguiente ejemplo. Si bien el pensamiento delirante y las


alucinaciones de Nina escapan de lo que idealmente se espera del funcionamiento biopsicologico
de un individuo, el camino mediante el cual llegó hasta ahí fue la búsqueda del éxito profesional,
expectativa por antonomasia que se tiene de cualquier joven de su edad, y que estadísticamente el
mayor conjunto busca.

En este punto habría entonces que hacer una meticulosa diferenciación en nuestro análisis:
según la norma ideal la búsqueda del éxito profesional debiese ser un cometido óptimo, pero al
mismo tiempo distingue la anomalía cuando el empeño relativo que se ponga en marcha para
alcanzar dicha cota de éxito incluya unos elementos que amenacen otras cuestiones esperadas,
valga el ejemplo de su disminución en las relaciones sociales y malnutrición.

El dilema filosófico del asunto resulta de la relación causal entre una cosa y otra, y de la
comprensión holística o no de como entonces se produce una psicopatología, y si acaso la
normalidad y la anormalidad son o no autoproducciones bidireccionales, esto es, que una conlleve
a la otra, afectando el espectro en una oscilación difícil de describir, aunque con consideración de
las variables que se han acentuado en la literatura hasta el momento, como por ejemplo el
sufrimiento, la situación se ha vuelto más clara.

Pero dejando esto atrás, consideremos el asunto en sus términos. Desde la norma ideal, tanto
Nina como su madre mantendrían un comportamiento anormal, pues, teniendo 26 años, su madre
aún le viste, corta las uñas, regula el tiempo que permanece en el baño, fija horas de llegada, priva
de interacciones sociales y le mantiene una habitación pueril con peluches y tonos pálidos, es
decir, no es autónoma, ni independiente, ni madura a pesar de su edad. La norma estadística no
hace la excepción: la excentricidad del comportamiento atípico de Nina está muy por fuera del
rango promedio, las chicas a su edad tienen un funcionamiento psicológico diferente, así como
también intereses más diversificados y relaciones sociales amplias, ella por el contrario tiene un
funcionamiento psicológico alterado en distintas dimensiones de la cognición, no tiene amigos y
sus intereses son estrictamente restrictivos: la danza. Los rasgos psicóticos más acentuados
(como los delirios y alucinaciones) son claramente anómalos tanto desde un horizonte ideal como
estadístico: el mayor conjunto de personas posee una adaptación a la realidad no interrumpida por

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alteraciones de la conciencia, y se espera de un organismo psiconeuronal, que funcione según los
principios de la realidad externa, es decir, de los estímulos empíricos que convenimos todos en
procesar.

Hipótesis diagnóstica

Marcada por rasgos fuertemente obsesivos y una madre controladora, invasiva y


sobreprotectora, la protagonista de la película, Nina, desarrolla un comportamiento excéntrico
donde predomina una baja interacción social, un aspecto pueril y una búsqueda infatigable
por la perfección (que incluye entre otras cosas conductas anoréxicas e intensas horas de
trabajo). La presión externa, tanto de su madre como de su director, van elevando sus niveles
de activación, llevándola a un alto estrés y estado de alerta. Bajo este contexto, Nina
manifiesta delirios, alucinaciones y comportamientos desorganizados que se acercan a una
hipótesis diagnostica más del orden de la esquizofrenia. Sin embargo, los cambios de
identidad entre el “cisne blanco” (representado por la belleza, excelencia, obediencia y
pureza) y el “cisne negro” (representado por la sexualidad, malicia y agresividad) construyen
más un trastorno de identidad disociativa donde la protagonista se ve inmersa en el papel que
representa, siendo, en relativa acepción, poseída por él, tal como se visualiza gráficamente
en el drama cineasta; considérese además los episodios de desrealización y alucinaciones
visuales donde se ve a ella misma transformándose en un animal, así como también el
episodio sexual con Lili donde padece una amnesia confabulativa, y los episodios de
flashback donde a modo de trauma deviene la imagen de su madre. El conjunto de estos
síntomas cumple con los criterios A, B y C de un trastorno de identidad disociativa. Pero su
estrecho contacto social, inestabilidad en la autoimagen, conducta impulsiva, automutilativa y
emocionalidad disfórica, consignan más un cuadro esquizotípico, por cuanto a los síntomas
psicóticos se le añaden lo excéntrico de su comportamiento. Los delirios, tanto erotomaníacos
como de persecución, son los síntomas más pronunciados en la patología de la protagonista,
y que están presente tanto en la esquizofrenia como en la disociación y en el trastorno
esquizotípico. El consumo de sustancia que ingiere en la fiesta nocturna no justifica ninguno
de los síntomas, por cuanto estos aparecieron con anterioridad. Sin embargo, la conducta de
consumo de sustancia puede ser consignada como parte de un comportamiento anómalo e
impulsivo, propios de la patología en curso. Por lo demás, no queda claro si el consumo de
sustancia fue real o fue parte de los síntomas psicóticos de la protagonista, puesto que su
delirio de persecución está enfáticamente fijado en que Lili, —quien aparentemente colocó
éxtasis en su vaso— quiere arrebatarle su papel en la obra del cisne negro. No obstante, de
ser así, es posible hipotetizar que la psicopatología de Nina fue agravante por este factor,
dado que, desde una lógica temporal, tras el consumo de sustancia se logra apreciar una
desintegración y disfuncionalidad cada vez más prominente.

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