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ALFONSO VASQUEZ ARRIETA

CANTO ÍNTIMO A CANCHAQUE


(En homenaje a Pepe Ramírez
Vásquez)

EDITORIAL "FLORESTA"
PIURA - PERÚ
1971
José Ernesto Ramírez Vásquez
El gran ausente desde el 18 de Julio de 1967
Si de la vida quieres gozar
y ser a cada instante feliz
vive todo el tiempo que puedas en Canchaque
cuyas mujeres gustan más que las de París.

Es mi Canchaque
el mejor naranjal del mundo,
donde yo nací,
sus azahares prendí,
con sus avecillas canté,
en sus jardines soñé.
Recorrí todos tus caminos y a mi encuentro asomaban
como serpentinas las begonias.
Ascendí a las cimas y pude tocar tu cuello
alborotado de jazmines.
Adelantándome al crepúsculo que me ataba al vientre
/de la pradera
acampé en el seno tibio de tus hondonadas
-para otear tu arcano-
que rezuma las esencias anímicas del paisaje.
Lumbre. Soplo impetuoso. Constante fuga de tinieblas.
Hálito creador. Rebosante. Creciente que arrasa el mal.
¡Imperio de mi lira! Abarca en tus dominios la dicha de vivir
al conjuro del tono que integra el diapasón del alma uncida
a tu panorama sin paralelos
y el latido indomeñable del hombre que no sucumbe
ante la envestida ciega del instinto protervo y débil
para carcomer. Que no transige ni se amilana
con la cornada artera del ambicioso
que gusta de oropeles y acaba atrapado
en la corriente del morboso delirio
que lo arrojó a su loca carrera de desmanes.
¡Ay, Canchaque de mis amores!
Verde cuna de mis esperanzas,
a las sombras de tus cafetales,
o entre los jazmines -dulce regazo de las riberas-
canté mis alegrías y mis pesares,
mientras las cholitas enamoradas,
tejían mis primeras ilusiones en sus telares.

Tierra prodigiosa que no tiene par.


Esmeralda que s olo cabes en mi corazón.
Qué otra cosa podría yo darte,
sino el cofre de mis versos,
que tienen el sabor de tus frutales
y las frescuras de tus aguas
brotadas de las espigas de tus mágicas esencias
cuando el aroma de tus bosques embriaga
y la primavera nos envuelve con el efluvio de sus quenas.

¡Canchaque, tierra de caballeros!


Ellos me enseñaron a amar el bien
y a ser valiente cuando se defiende el honor o un ideal.
En sus briosos potros
que se llaman el “Zarandaja", el “Overo",
riegan el amor por donde pasan.
Yo fui chalán, como don José Santos Vásquez Vilela,
mi padre -el mejor chalán del pueblo-,
y cada vez que monté el potro "Mazapán" o mi "Moro Fiero"
rapté por puro gusto a la mocita más disputada
y me la llevé al trapiche de La Afiladera
a beber el más rico guarapo.
Hoy que he vuelto después de obligada ausencia
encuentro todas las cosas envueltas en un manto gris.
El sol ha tendido sus cortinas de bruma a todos los horizontes
para no colorearse con la púrpura fresca
de la sangre derramada en el borde de la carretera
como collares de rubíes olvidados por el alba.
Quietos están los pájaros en los naranjales pródigos
como adivinando la expresión lacerante del lenguaje
del silencio que imprime la tragedia.
El corazón partido en llanto pesa en el rebozo y alforja
de campesinas y campesinos que lo amaron porque fue
/brazo redentor.
Empieza a parpadear una luz mortecina en el aula otrora
/alborozada.
Sus alumnos desbordantes de aspiraciones
que él canalizó con sus ojos avizores fijos en un mañana
sin rosas mustias, con la mar de posibilidades,
evaluaron el desastre que acarreó la pérdida del maestro
/austero.
Pueblos gemelos de gran preponderancia: Canchaque, Palambla,
/El Faique,
comprendieron aterrados la magnitud de una vida truncada
en pleno prodigarse,
sembrando inquietudes,
plasmando ideales,
conciliando antagonismos,
convirtiendo remotos sueños
en obras perdurables.

Lugar donde la inteligencia ha florecido.


¡Atenas envuelta en constante arrullo
/de cordillera!
¡Suiza peruana sin lagos!
Sus profesionales le han dado lustre y nombradía.
Pero quien más por su progreso bregó
fue ¡José Ernesto Ramírez Vásquez!
cuya temprana muerte a todos conmovió.
Artista de asombrosa sensibilidad. ¡Cómo padecerás por haberse
quebrado tu pincel cargado de ambiciones!
Educador admirable y ferviente político fue.
Persuasivo, vivaz, combativo y sagaz.
Sus encendidas proclamas y el éxito alcanzado
el odio del adversario alharaquero desató.
De sus amenazas se mofó con brío y gran denuedo.
Su rebeldía jamás se menguó.
Hoy, sus espléndidas ideas bullen
en el corazón de cuantos con él lucharon con tesón
por surcar de carreteras sus deliciosas campiñas,
fomentar el deporte
e irradiar la cultura en todos sus ámbitos.
El nombre de este joven, gallardo,
altivo, de sorprendente vitalidad,
los campos deportivos llevan
en homenaje a su desprendimiento y bondad.
A sus funerales asistieron parlamentarios
que ayer escucharon sus exposiciones de clarividente.
Horas antes, en una convención departamental partidaria,
/cosechó aplausos
con un célebre discurso abogando por la desviación
de las fraganciosas aguas del Huancabamba a la costa piurana.

Para el aniversario de su penosa partida,


instituciones culturales y deportivas
se aprestan a rendirle el tributo imperecedero de su recuerdo.
Que su aplaudida obra sin modelo sirva de ejemplo
a las generaciones futuras
para que el pueblo que tanto amó
colme su meta favorita
elevándose a la categoría de provincia,
anhelo multánime que fue su dorado sueño.
El mejor homenaje a su ínclito hijo,
trágicamente desaparecido,
nacido para "enderezar entuertos y desfacer agravios",
será luchar sin descanso como él luchó
para que todos sus portentosos sueños
se materialicen en lo que menos canta un gallo.

Recordad, sin embargo, que la tarea es de titanes


y de todos en igual medida
no detenernos ante el efímero vendaval.
Salvad de la tormenta a los niños
que no duermen, sin bocado ni juguete.
Jinetes sin escapulario
conducen a vuestra heredad
hambre y sed.
Se escapa la madera. Se agrama el hilo.
Aroma y savia la vida escurre
entre los pilares que se alejan de la trilla.

Hombre, enemigo del hombre,


pega un salto gigante a los escollos
y ven hacia mí, trémulo, agobiado de quehaceres
y sobremesas,
con tus quebrantos y sin coronas,
acezando por darme un abrazo
a cambio de un durazno y quién sabe de cuántas cosas más.
Acezando para darte mi luz en mil torrentes.

Ven hombre. Buen hombre. Acércate a mis racimos.


Que yo quiero encontrar contigo
las raíces que nos den tregua,
agua fresca de la encañada
y los botones que nos hagan sentir
sinceros en cualquier paraje. Fuertes
en cualquier bastión.
Tiernos cuando la víbora huye del rocío.
Con la mente clara cuando el niño ría.
Cuando sintamos alivio con la madurez del fruto.

Hombre de cualquier latitud. Combatiente, atleta,


monarca, adorable princesa. Asalariado agrícola.
Floricultor. Escritor encadenado en tu patria amada.
¡Tiéndeme tu mano para quererte aunque me reseque como el
/manantial sin fronda!
Alejados del campanario del títere omnipotente,
de sus gruñidos desorbitados y ademanes simiescos.
Felinos del papel objeto de burla y compasión
-que se asustan de su propia sombra-
y no dudes que con este credo la vida recobre el fulgor
perdido.

Y, mientras tanto, con la sonrisa dibujada en los labios,


que nunca en él se apartó,
brindemos con bravura
un vaso de rompope 1
con la mejor primera 2
por los triunfos de la acción constructiva
de este milagro de la creación que es
Canchaque:
¡Tierra que jalas con tus guirnaldas de primavera,
como ninguna otra de esta época!

1
B ebi da hecha con aguardi ent e, huevos y ….
2
Dest i l ado de l a caña de azúca r en t rapi che …..

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