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¿Qué es la música comercial?

Si bien los límites pueden parecer claros, la diferencia entre la música comercial y la música no
comercial puede ser difícil de precisar. Más claramente, la música para uso comercial está destinada
a proyectos con la intención de obtener ganancias de alguna forma.  Menos obviamente, incluso la
música que se usa junto con el entrenamiento, los videos, los anuncios o la comunicación en general
se considera música comercial, porque en última instancia se está utilizando para avanzar en la
agenda de una empresa generadora de ganancias. 

Algunos se refieren a la música pop como música comercial. Otros piensan en cualquier cosa que
reciba una fuerte rotación en la radio. Cualquiera que sea su definición, a menudo se pasa por alto
una cosa: la música comercial es el corazón de la industria de la música que bombea la sangre que
la mantiene viva.

Cuando nos referimos a “música comercial”, hacemos alusión a aquellas canciones que se crearon
con el objetivo de conseguir éxito en sus ventas. La mayor parte de las manifestaciones Pop, se
engloban en este concepto. No obstante, cualquier pieza musical de cualquier estilo podría ser
clasificada como “comercial” pero, ¿Cómo estar seguros de cuando sí lo es?

Apoyándonos en un contexto más histórico, podemos dar algunas explicaciones: A finales del siglo
XIX, con una regulación más estricta de los derechos de autor, surge en Estados Unidos un interés
de asociación entre músicos, letristas y editores musicales. Ahora podrían vivir de lo que creaban,
teniendo un ingreso económico dependiente del alcance y popularidad de su creación.

Uno de estos grupos de productores (y probablemente el más importante), fue el Tin Pan Alley, que
dominó la producción y comercialización musical en los últimos años del siglo XIX y los
comienzos del siglo XX. Con el nacimiento de las industrias fonográficas y radiofónicas, el Tin Pan
Alley pudo comercializar música con éxito hasta 1950, y difundirse ampliamente gracias a la
televisión y el radio.

Durante la segunda mitad del siglo XX, los compositores conocían bien la forma de escribir
canciones, con la seguridad de que gustasen, desde luego interpretadas por cantantes con una
imagen adecuada para el agrado del público, produciendo durante años, los estereotipos de una
apariencia física atractiva.

Así que podríamos deducir que existen ciertas estructuras musicales que tienen la cualidad de
agradar al público en general. Siendo una de las más conocidas, la famosa “estructura de los 50´s”,
que es: I-VI-IV-V. (secuencia de acordes o grados tonales) dicho en lenguaje mas común, C-Am-F-
G.

Para entender la secuencia de acordes mencionada anteriormente, ver el video de jaime


altozano. adjunto en los materiales de clase. https://youtu.be/6R6GdaRYiUQ

Con todo esto podríamos entrar en un conflicto más relacionado con la ética artística, es decir
¿dónde termina la canción como expresión artística de sentimientos humanos sublimados, y dónde
empieza la canción como fórmula explotable económicamente? ¿Es posible que ambos conceptos
vengan unidos?

La comercialidad y la calidad, nunca deben estar reñidas, por el contrario, resultaría lógico pensar
que entre más calidad tenga una canción, mas debería ser consumida por la gente. Sin embargo
observamos miles de casos en que no es así, ¿la razón? La gran sobre-saturación de propuestas
musicales en el mercado, hace que los productores entren en una necesidad de convertirse en un
centro de atención entre miles de producciones musicales. Mermando así la calidad del trabajo
musical, y nivelándolo con la increíble publicidad que le proporcionan al artista. De esta forma la
población se ha acostumbrado a percibir la música como un “producto”, y ya no tanto como una
forma artística apreciable. Es labor de todos contribuir a contrarrestar esta situación, que
seguramente no tendrá una solución pronta.

PUBLICIDAD
Otra variante de la música comercial es la música para publicidad.
La publicidad actual no es comprensible sin el preceptivo acompañamiento musical, al menos en los
soportes en los que el público puede oír los mensajes publicitarios (televisión, radio, Internet…).
La música en la publicidad es una garantía de éxito porque despierta conexiones emocionales muy
íntimas en los oyentes. Mientras una voz en ‘off’ procede a narrar las virtudes del producto, el hilo
musical va despertando el interés del público hasta que este acaba asociando la empresa anunciante
con la música. Para lograr tal efecto, las marcas deben recurrir siempre a la misma melodía. Este el
origen de los jingles, pequeñas piezas musicales compuestas expresamente para la publicidad.

No obstante, las empresas no tardaron en descubrir que no era necesario contar con música creada
ex profeso para sus anuncios. Es más, en ocasiones podría llegar a ser más sugestivo presentar el
producto con una melodía muy conocida como fondo, usando a su favor la popularidad de la música
escogida. Las grandes piezas clásicas fueron un reclamo inmediato (muchas de ellas estaban,
además, libres de derechos de autor) pero también la música popular acabó entrando en este ámbito.
Hoy día, más del 90% de los anuncios incluyen música.

ver el video adjunto los 25 jingles que hicieron historia : https://youtu.be/T_QKr1C0Ips

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